La persefone moderna 5 de febrero 2019 (Pamela isley)

OOC: Ya que no se pueden abrir posts después de Marzo de 2019 te propongo 5 de Febrero de 2019 como fecha, si la aceptas cámbiala del título por favor.

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Tras el curioso encuentro con los villanos en la sombra y la mujer curiosa de aquel juego, decidí descansar en el centro urbano de la ciudad, al menos una temporada. Poco a poco mi cabeza se amueblaba y ganaba sitio entre el temor y la pérdida que sufrí el pasado Halloween con Crane y su plan. Reflexioné incontables veces con qué tipo de trato o interés me había llevado a participar en el montaje que sabía que iba a volverse en mi contra. La desconfianza es sabia, y advierte. ¿Qué me había hecho convertirla en muda?

Durante mi jornada de reflexión estuve en el parque, una zona verde como un pulmón en medio de una ciudad asfixiada que luchaba por respirar. Acomodé el interior del parque a mi placer y descansé durante unos días. Necesitaba estar mas cerca del ambiente. Saber en qué había quedado todo.

Hasta que súbitamente me dio un escalofrío. Un arma, cortante. El filo segador de una posible mortalidad temprana para cualquiera de mis pequeñas. Y antes de tener tiempo para pensarlo, corrí sin pensarlo a su origen. Otro escalofrío, segundo filo. Los susurros temerosos de mis chicas me impulsaban a correr más rápido, aun a pesar de mis capacidades mejoradas y acelerar el paso mientras las hojas de Hedera se pegaban a mi cuerpo en forma de body sin tirantes. Unos protectores en el antebrazo y unas botas.

Chirridos de murciélagos... ¿¡El murciélago estaba aquí!? Corrí el último tramo en sprint antes de reflexionar sobre la última jornada que había vivido con él. Vi a una joven de rasgos asiáticos detenida con una katana en las manos. Fruncí el ceño acercándome a ella sin miedo. Estaba en mis dominios.

-¿Quién eres y qué haces aquí? Acabarás haciendo daño a cualquiera con eso- dije inquisidora señalando con la cabeza su arma - Lárgate antes de que me encargue de ti- advertí con los brazos cruzados apoyada sobre una pierna. No me importaba en absoluto su historia, en realidad. Pero saber el nombre de la gente armada siempre puede ser una buena fuente de información.

Su primer aviso es de paz y advertencia. No venía a herir... o eso decía. Si me creyese todo lo que me dicen estaría muerta ya. Arqueé una ceja y sonreí de medio lado. Que no dañarían a nadie... pobre ilusa. Aunque con la referencia medicinal y de belleza tenía toda la razón... ¿Quién era esta chica?

Espera, me acaba de comparar con ¿Perséfone...? Me mantuve cruzada de brazos y me apoyé con el hombro en el tronco de un Ulmus que había cerca, cruzando mis piernas de pie. Cuando empezó a hablar de las plantas como si las conociera mejor que yo fruncí el ceño. -Créeme... Si hay alguien que sabe de lo que son capaces, soy yo- contesté seca y distante. ¿Qué se había creído esa niña?

Observé el gesto de la pequeña Erodium cicutarum que yacía asfixiada entre dos piedras. Sabía tratarlas, y parecía conocerlas, pero dudé mucho que pudiese comunicarse con ellas como yo hacía.

Luego pidió conocer mi nombre. Cualquiera que investigase en los papeles de Arkham o en ficheros de la policía de Gotham podría saber mi nombre...¿De verdad se lo diría a una desconocida? - Un placer, May, soy Ivy- No era mentira.

Aunque la muchacha sabía adular a una flor...-Gracias por el cumplido, May Sheen Woo...- Katana, las flores, ascendencia asiática.. ¿Liga de las sombras quizá? - Conozco el mito de Perséfone.- dije sonriendo por primera vez mientras clavaba la mirada en esas facciones oscuras y tranquilas. Era muy raro que alguien no me conociese, estando por aquí... Definitivamente debía mantenerme alerta. Ningún perro viejo confía a la primera en un trozo de carne que le ofrezcan.

Me dieron ganas de aplaudir sarcásticamente con la metáfora de la rosa. ¿Qué será lo siguiente, llamarme ensalada o lechuga? Era lo más típico. - No, no es lo más común- añadí interrumpiéndola a la observación de la espada.

Espera. Poderes. No sólo sabía manejar un arma sino que tenía poderes... No me daba ningún motivo para fiarme de ella.

Y luego me dio explicaciones sobre Perséfone y dándome datos sueltos de su vida. Pero lo de su madre me detuvo un instante. Si era su madre biológica debía compartir los rasgos y origen asiático que ella tenía, al menos un mínimo. Como por impulso, empecé a repasar la lista de nombres femeninos de las más potentes investigadoras y expertas de la zona asiática del este. No recordaba el apellido Sheen Woo en ella.

Sabía que mi nombre no era Ivy... Bienvenida a Gotham, querida. Sin embargo intentó que me relajase con ella ¿Qué buscaba de mi? Tal vez trabajo gratis, solucionar algún problema que su madre tuviese a medias... Había dicho "era", di por hecho que estaba muerta.
Mientras le daba vueltas a la cabeza inició una danza con un pétalo. Contemplé con cuidado cómo usaba su cuerpo para impulsar el aire y que el pétalo se moviese libre sobre los canales de aire que generaba su coreografía. Sonreí de medio lado. La chica se estaba esforzando... Así que me relajé ligeramente.

-Precioso- contesté con sinceridad. Extendí la mano y el pétalo cayó sobre la palma de mi mano. No hacía falta ser experta para detectar el tipo de planta, y menos cuando la había creado yo. La humedad, las vetas, la ligera hidrofobia de la capa externa del pétalo... Nelumbo nucifera blanca. Esparcí unas cuantas por el lago del parque cuando vine aquí, consideré que no tener ninguna planta acuática mataba este lugar desde sus entrañas - Pertenece a una flor de Loto blanco, de las que reposan en el lago. Este fragmento ha volado para dar paso a un nuevo miembro de la composición de la flor. Está contenta, feliz de existir y tener un espacio propio para ella. Tiene un uso muy extendido en jardinería para cubrimiento de superficies de agua, a pesar de que mal cuidadas son efímeras. Los rizomas y semillas se pueden comer tostadas o cocidas. También se usa en medicina popular. Se considera planta sagrada en la India y China, así como lo fue en el Antiguo Egipto.- dije contenta observando el pétalo, apretando el puño y generando otra flor nueva a base de ese pétalo. Abrí la mano y eché la flor en un pequeño charco que había junto a la raíz del árbol.

¿Satisfecha?

OOC: No tiene mucho sentido que May sepa que utiliza feromonas si no la conoce, así lo de " obligarme a hacer su voluntad" haré como que no está.

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No era de mi sorpresa saber que era de China, sólo había que observar su mirada. Mansión Woo... La muchacha tenía dinero al parecer. Quizá fuese bueno tenerle cerca, al fin y al cabo... Parecía muy entregada a la causa de las flores, ya que alardeaba tanto de conocerlas, y me gustaría poder dejar de manipular y tocar a hombres para que me den su dinero. Tal vez un patrocinio a mis investigadores de parte de los "Woo"...

-Conozco la rosa dorada de Pekín- alegué echando un rápido vistazo a sus ropas. Criminal... ¿Su madre era una criminal? Definitivamente quería ese patrocinio...
Aunque antes de pensar en ello debo decir que me pareció curioso el hecho de que su madre tuviese apellido Alemán, o lo parecía, y ella tuviese tanto rastro asiático en su presencia. Extraña mezcla...
Hablaba de su padre sin cariño alguno, supongo que compartíamos pasión por los hombres o sería una de estas niñas ricas a las que no hicieron demasiado caso y le guarda rencor por ello.

-Está bien. Te mostraré mi jardín, pero la katana no entra en él.- dije dándole la espalda y echando a caminar hacia el interior del bosque improvisado que había construido en el parque central de Gotham. Reconocía mi belleza y la de mis pequeñas... A veces a una le vienen bien la atención de los fans y no puede hacer mucho daño ¿Verdad?

OOC: Ok, May, sin problema entonces

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Contemplé el resplandor de la katana justo antes de darme la vuelta. Al parecer esta chica, May, sabía lo que hacía. Caminé sin tener claro un propósito o un rumbo fijo, simplemente quería caminar y enseñarle mi hogar, que lo viese y quizá conseguir ese patrocinio que tan dulce se me antojaba.

-Así es... Edelweiss, tienen un tacto y un aroma muy particular, tienes buen olfato,May... Son flores esculpidas en un algodón perfectamente trenzado que conforma los pétalos de su silueta. Es curiosa, distinta...- estiré una mano hacia el suelo, inclinándome, y una de las Leontopodium alpinum que bordeaba el camino, o como ella las había llamado, Edelweiss, creció hasta posarse en mi mano, separándose de su tallo. Detuve la caminata y me situé detrás de ella. - y exótica... como tú- susurré poniéndome tras su espalda. Coloqué una de las manos en sus moños recogidos y con mucha delicadeza, se lo solté viendo cómo su liso y fino cabello negro se desenvolvía natural y libre. -Podría ser tu flor- sonreí tranquila, encontrándome poco a poco con la situación en la palma de mi mano.

Con la misma suavidad le quité el otro moño entregándole las cintas que los sostenían y recolocándole el pelo para que le quedase un mechón sobre el hombro izquierdo y el resto descansando sobre su espalda. Hundí mis dedos en su sien, tocando sólo el cabello de su lado derecho y le entrelacé la blanca flor, que sostenía parte de su pelo echado ligeramente hacia atrás, mostrando su oreja. -Así... Mucho mejor- volví a caminar. Mi siguiente movimiento era hablar de ese dinero, y no podía llevarlo a cabo sin tener cierta cercanía con ella.

-Poca gente tiene tu olfato, ¿sabes? A la mayoría le abruma la cantidad de olores que encuentra aquí... Simplemente los respira todos a la vez y alegan que es el aroma de la naturaleza. Pero Gaia siempre tiene muchos olores...- Miro distraída el resto de blancas que bordeaban nuestro camino. El parque estaba tranquilo y la noche se antojaba tranquila, al menos en mis terrenos. Por un instante casi se me olvidó que me encontraba en Gotham.

Cuando retomé camino percibí el tono elevado de sus mejillas a pesar de la poca luz nocturna. Al utilizar las feromonas en mi rutina, aunque a veces no fuese mi plan preferido, era de vital necesidad en la mayoría de casos estar atenta a las reacciones que se producían en los demás para variar el nivel de las producidas, cortarlo, graduarlo... Y no había usado feromonas, así que supuse, ya que no se había mostrado tímida en ningún momento, que la muchacha había tenido poca experiencia en el contacto físico y se había sobresaltado o bien que sentía una atracción directa hacia mí sin necesidad de usar mis feromonas generativas. Al parecer las que segregaba como propio ser vivo eran suficientes.

Fruncí el ceño levemente cuando confesó su naturaleza -¿Y qué eres, si no humana?- pregunté directa. Hablaba de la naturaleza y del curso de las cosas y de la vida, supuse que alguien con esa filosofía tendría la capacidad de asumir su condición en caso de que le hubiese tocado sufrir un destino similar al mío o fuese diferente en un sentido radical, como lo era yo. La muchacha de forma inconsciente había pronunciado un deseo en alto, sus ansias de ver un Agathis en persona.

El cumplido fue lo de menos, el sonrojo ya me había explicado lo que sentía por mí. Mientras ella recita ese pequeño fragmento de expresión libre sobre mi paraje y habilidades, a pocos metros de nosotras entre crujidos secos de madera y las ramas rozándose entre sí, creció un espécimen de árbol de cristal que se irguió orgulloso y feliz frente a la mujer asiática. -Ese árbol crece feliz, todos tendrán y cumplirán dichas vivencias. Su meta, ahora mismo, solo es poder vivir en paz- expliqué deteniéndome en el camino entre ella y el nuevo ser, mirándole firme a los ojos. - Hay una cosa que quiero comentar, May...- Probé a acercarme a ella, sin tocarla, mirando fijamente esos ojos oscuros - Has dicho que tu familia tiene mansión, terrenos, gran patrimonio... Mis experimentos están sufriendo una estampida de patrocinadores de gran importancia. Se me había ocurrido, ya que te veo tan entregada a la causa...- acaricié uno de sus largos cabellos hasta el final - que quizá querrías colaborar como patrocinadora en nombre tu nombre o el de tu familia, y ayudarme en mis investigaciones- sonreí aparentando una inocencia que nunca había estado en mí. Esperando esa respuesta que haría que la echase del bosque o alargase su compañía.

Escuché su naturaleza. Una hibridación... Resultaba curioso cuanto menos, tal vez pudiese experimentar más adelante sobre ella y las reactivas patógenas en la piel. Lo que no comprendería jamás ni sería capaz de defender es que una madre deje a cargo a su hija de su propia carga. ¿A quién se le ocurriría dejar a una niña a cargo de un hombre? No se pueden cuidar por sí mismos, ¿cómo iba a hacerlo ella? Qué desconsideración... A ninguna madre se le pasa por la cabeza algo así. -Nadie tiene lo que quiere sin su propia libertad...- murmuré mientras me explicaba su historia.
El abuso y sólo la idea de imaginarme a ese padre me revolvió el estómago y proyectó en mi rostro un gesto puramente sincero de asco absoluto. -Era un hombre. Cabía de esperar algo así... No te sientas mal por ello en ningún momento. No deberían existir- dije sencilla y tajante.

Su vergüenza le ponía algún que otro gesto adorable en el rostro. Era muy insegura, o eso aparentaba... Algo de lo que poder sacar tajada.

Luego mi mente volvió a centrarse en su patrocinio. Simple y llanamente, buscando lo que quería haciéndome sonreír de medio lado cuando afirmó y vi la puerta abierta- Sería un patrocinio sencillo... Si necesito investigar algo parte de la capacidad monetaria o la totalidad, eso queda a tu elección, la pondrás tú. En tu propio nombre o en el de tu empresa o familia, eso no me importa- dije susurrando poco a poco dando un último paso hacia ella, mirándola desde arriba con la sonrisa - Y... me gustaría saber que puedo contar con tu dinero en mis investigaciones- Con eso sería más que suficiente para lo que yo quería. Con que todos los meses me pasase una cantidad podría llevar a cabo lo que quisiera. Tal vez fuese momento de empezar a florecer de nuevo.

OOC: Perdona la tardanza May, posteé ausencia y eso.

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"Trato poco con los hombres"... qué ricura... si supiera una quinta parte de lo que trato yo con ellos... Sé lo que es tener un padre descarado, agresivo, abusón e intolerante. Lo sé de primera mano, nunca mejor dicho. Cuando me convertí en lo que soy fue mi primer punto de mira. El centro de mi diana.

¿La pequeña asiática me estaba confesando su orientación sexual? ¿Para qué demonios me contaba eso? Me parece estupendo, come lo que quieras, pero ¿para qué publicaba su vida de esa manera?. -A veces hay que soltar lastre para seguir subiendo. Deshacerte de tu padre sería la mejor opción para el mundo, sin duda- dije con un cierto toque de indiferencia en mi voz. - Intolerancia contra el intolerante- terminé tajante, aprovechando el contacto visual intenso entre pupilas que tenía con ella tan de cerca.

-Entonces tenemos un trato. ¿No? Tú me harás llegar una cantidad de dinero generosa todos los meses para mis investigaciones.- concluí cerrando puertas cada vez más rápidamente. Sus mejillas brillaban en el rubor propio de los que me ven, y sonriendo extendí dos dedos para coger la tarjeta que cayó en varios movimientos armónicos hasta el suelo. Iba a recogerla cuando vi que ella se agachaba para recogerla. Luego, no sabría muy bien cómo explicar, acabó en una postura la mar de cómica, pero contuve la carcajada. - ¿Te encuentras bien...?- pregunté inclinándome para recoger la tarjeta, deslizándola en mi escote, y luego enguantando mi mano diestra hasta el codo para tendérsela y ayudarla a levantarse. - Cuidado, pequeño loto..- Susurré sonriendo. Había conseguido lo que quería, hora de zanjar este asunto.

La pequeña chica asiática no paraba de dar vueltas y parecía feliz sólo de mi presencia. Aunque a quién le extrañaría esa actitud... Una vez ya estuvo en pie le recoloqué un mechón de su cabello negro que había decidido tomar su propio camino tras la caída. Le sonreí y dediqué una mirada ambiciosa directa a su oscura pupila.
-Hemos hecho negocio entonces...- dije enseñando los dientes terminando de acercarme a ella. Terminando de acariciarle la nuca con mis dedos acerqué mis labios a los suyos, sin tocarlos, para susurrarle. -Señorita May... ha sido un placer tenerla aquí conmigo... - Poco a poco me distancié, alejando primero el cuerpo y por último los labios, haciendo que los suyos se quedasen ansiosos por un beso mío.

-Ahora, si me disculpa, tengo sitios a los que ir, experimentos que hacer, tésis que comprobar...- Una vez me alejé de ella lo suficiente me fui caminando de espaldas hacia el bosque, sin perderla de vista. Con una carcajada me deslicé entre la maleza hasta que me perdió de vista.

A solas, cuando ya me encontraba en mi zona de confort, saqué la tarjeta del escote y eché un vistazo, dejándola a buen recaudo con mis niñas. -Interesante...- Murmuré pensando en los grandes planes que podría hacer ahora que contaba con su patrocinio.

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Ooc: ¡Gracias May! Podemos cerrarlo aquí, no hace falta que contestes. Avísame si te parece bien.