[Mini-Evento] I'm not a Moron: I'm different. (Alice Denaley y Peter Parker)

Caos, locura, terror. Si alguien había estado antes en las instalaciones de Stark Industries sabría que ninguno de esos nombres definía la empresa del multimillonario Anthony Stark. Pero aquel no era un día normal para el hombre conocido como Ironman, ni para su famosa empresa.

Los habitantes de Nueva York que paseaban por las cercanías del complejo, podían observar a primera vista cómo el edificio entero empezaba a descolocarse y tomar otra forma. Las paredes de la torre se intercambiaban y algunas se despegaban del edificio hasta caer aplastando la carretera. El tráfico tuvo que detenerse por culpa de los desprendimientos, pero por suerte no hubo heridos. De las ventanas llovían cristales rotos, muebles y robots que planeaban por el cielo con una mochila de propulsión. Algunos de los empleados de Stark Industries, los más afortunados, abandonaban despavoridos las instalaciones con llantos y gritos de auxilio. 

- Espera… ¿Has dicho Stark Industries? Oh, nonononono. Ahora es WHEATLEY INDUSTRIES.

En efecto, en lo alto de la torre, un pequeño robot que sobrevolaba el edificio se había dedicado a desencajar la palabra Stark que colgaba en un extremo, y en su lugar pintarrajeaba la palabra “Wheatley”, con letras grandes de color azul. El pigmento era tan espeso que goteaba por su propio peso y se deslizaba de lo alto del edificio manchando los ventanales inferiores… 

- No está mal, ¿eh? De momento ya es un avance. Cuando tenga las letras de luz de neón con mi nombre ya no tendré que preocuparme por la pintura. ¡JA!

Pero los cambios no eran tan solo visibles a ojos de los civiles de Nueva York. El núcleo de personalidad llamado Wheatley se había dedicado a remodelar el edificio tanto por fuera como por dentro. Las paredes se movían, las habitaciones cambiaban a placer hasta encajarse unas con otras como si fueran un puzzle en tres dimensiones. Todos aquellos que trabajaron para Stark Industries no reconocían el interior de edificio; las habitaciones y los pasillos se habían convertido en un enmarañado laberinto…  
Los robots defectuosos y los de prototipo perseguían entusiasmados al resto de empleados del edificio con expresiones como; “Perdone, señor saco de carne” o “Permítame que use violencia”, y los trasladaban a una de las nuevas habitaciones que habían distribuido aleatoriamente. Desde una de las televisiones de plasma se podía ver esa habitación en concreto. Parecía un almacén dónde se guardaban los materiales de oficina, pero ahora lo único que se veía eran varias armaduras de Ironman apuntando con sus armas de fuego a un corralito de trabajadores del edificio, esperando nuevas órdenes. En medio de toda esa muchedumbre, también se encontraba la asistente personal del multimillonario, Virginia Potts, que trataba de calmar a la gente.

Por otro lado, Margarett y Finnigan habían sido arrojados al contenedor de chatarra, donde les esperaba una nueva vida, convertidos en cubos orgánicos. Wheatley había mandado a varios técnicos robot a arreglar la plancha. El mecanismo de la cinta se había quedado atascado por culpa de unos pequeños trozos de metal. Y en cuanto los robots lo arreglaran, la cinta mecánica volvería a funcionar y llevaría a los dos científicos directos hacia la muerte. 

Y por no hablar de las neurotoxinas; ese humo verde y venenoso que empezaría a inundar el edificio al completo cuando pasaran los treinta minutos de evacuación. Daba igual si salvaban a todos los empleados del edificio y detenían a Wheatley a tiempo, las neurotoxinas matarían a cualquier ser orgánico si no se ventilaban los conductos…

Era una situación desesperada para dos hombres. Necesitaban ayuda.

-Hola gente, eh… Veréis, no es por molestar pero necesitaría una manita por aquí. El edificio de industrias Stark está controlado por una I.A. maligna como la de las pelis y todos mis empleados están huyendo despavoridos. En resumidas cuentas, que si alguien puede pasarse a evitar que me echen el edificio abajo….Estaría muy agradecido.

El mensaje de auxilio de Tony Stark llegó a oídos de varios héroes. Pero solo cuatro pudieron presentarse a tiempo para ayudar:

Rocket Racoon, Peter Parker, Alice Denaley y Sam Alexander entraron en Stark Wheatley Industries a tiempo de escuchar la mortífera y pegadiza canción que entonaba la esfera… 


- Bueno, bueno…. ¡Bienvenidos a mi nueva empresa! – De un televisor de pantalla plana situado en la entrada, apareció la imagen del pequeño y esférico Wheatley, saludando a los intrusos con voz animada.- Disculpad el desorden, acabo de empezar a limpiar la chatarra humana y todavía me quedan unas horas para poner a punto mi… ¡NUEVA FÁBRICA DE ROBOTS! ... Ahí, está, ya lo he dicho. Voy a dedicarme a la robótica. ¡Es el futuro! Aunque todavía no he pensado en lo que voy a fabricar…umh… seguramente haga pequeños prototipos de… mi mismo. ¿No es genial? Pequeños Wheatleys correteando por los pasillos…¡Ay! Si tuviera lagrimales estaría llorando ahora mismo. Perdonad, no era eso de lo que quería hablaros, en realidad no os importa. Lo se. No os importa nada que no hable de vosotros mismos. En fin… se porqué estáis aquí. El mensaje de Stark, como no. El ingeniero se cree muy listo y se piensa que no le he oído… ¿I.A Maligna? ¿En serio? ¡Bah! Si ha sido él quien me ha puesto al mando. Pero bueno. Imagino que vosotros cuatro debéis de ser sus amiguitos… pues… ¿por dónde empiezo? Quizás sea divertido teneros por aquí después de todo. ¡Seréis los primeros en hacer el tour por MI empresa! ¿No es emocionante? ¡Espero que os guste!

- Aviso: liberación de las neurotoxinas al 10%. Tiempo estimado para el desalojo: veinte minutos. Por favor, rogamos a los empleados que abandonen las instalaciones o sufrirán una terrible muerte por intoxicación. Rogamos que…

- ¿Otra vez? ¡Pensaba que ya lo había arreglado! No le hagáis caso a esa alarma. Ignoradla. Creo que está estropeada…Esperad, dadme un segundito… - la voz de alarma no dejó de sonar, en cambio se activaron de repente los aspersores antiincendios, y una suave lluvia roció a nuestros héroes. – No, no era eso.

Mientras Wheatley estaba distraído tratando de desactivar en vano las neurotoxinas, nuestros amigos tuvieron el tiempo necesario para trazar un plan. Tony Stark les había explicado la situación desde su comunicador privado: Alice Denaley y Spiderman se adentrarían en las habitaciones subterráneas para buscar el contenedor de chatarra y salvar a los dos científicos atrapados. Rocket y Nova subirían por las escaleras en busca del famoso almacén lleno de rehenes y armaduras de Ironman. Por su parte, Doug y Tony se meterían en los conductos de ventilación para dar con el laboratorio y detener las neurotoxinas antes de que les maten a todos… 




Alice y Peter bajaron por las escaleras desde el Hall de Wheatley Industries, hasta el piso inferior. Había el mismo barullo que en el resto de salas; alarmas antiincendios que empapaban a nuestros héroes… papeles volando, cristales rotos esparcidos por el suelo, muebles descolocados o del revés, robots enloquecidos…

Cuando terminaron de bajar las escaleras se detuvieron en una habitación amplia con cuatro puertas de metal. Tres de ellas totalmente cerradas y una cuarta entreabierta al fondo. Junto al lado de esa puerta había un pequeño robot con forma de pollito. Su cabeza era grande y redonda, con una boca llena de dientes metálicos y dos largas patitas con las que andaba. Parecía estropeado, puesto que no paraba de toparse con la pared, como si no supiera dar la vuelta y programar una nueva ruta. ¡Pam! ¡Pam! ¡Pam! El pequeño robot no dejaba de darse cabezazos contra la pared como si quisiera atravesarla. 

- ¡Ey! ¡Ey! ¡Ey! ¿A dónde creéis que vais? No iréis al contenedor de chatarra… ¿verdad? Porqué no es por ahí. En serio, hacedme caso. Vais en dirección contraria. De verdad. ¿Os mentiría yo? – la imagen de Wheatley apareció desde un pequeño televisor junto a la puerta entreabierta, y miraba a nuestros héroes con su único ojo azul cobalto.- ¿De verdad que queréis cruzar la puerta? No os lo aconsejo, os conducirá a una muerte segura. Bueno, cuando digo segura no es porqué os vayáis a salvar. Quiero decir que os van a matar con total seguridad. Cinco segundos y ¡Pum! Muertos… Que no diga que no os he avisado…

La única manera de continuar la misión era cruzar por aquella puerta. Así pues, en cuanto Peter y Alice entraron a la siguiente habitación, vieron unos pequeños tubos que colgaban  del techo y empezaban a escupir torretas de colores.

- ¡Yuuuuhuuuuu!
- ¡Allá voooooy!
- ¡Cuidado ahí abajo!
- ¡Morid todos! Jajajaja
- Oh, oh. No.
- Perdonad la violencia.
 
En cuanto las torretas llegaron al suelo, apuntaron con su láser rojo a los dos individuos y  empezaron a disparar en todas direcciones… claro que… ninguna de ellas tenía munición. Otras eran defectuosas y se caían a trozos nada más llegar al suelo. Incluso había una que todavía no había sido sacada de su caja de embalaje.

- ¿Hola? ¿Estáis muertos ya? Porqué…. No os oigo. Vamos, es la muerte más silenciosa que he escuchado jamás… Claro que no he visto gente muriéndose. Esta sería la primera vez. A lo mejor he sido muy duro... - en aquella habitación no había ninguna cámara que grabara a nuestros héroes ni ninguna pantalla de plasma.

La habitación era más alargada que la anterior, y al fondo se veía una puerta con ventanilla que mostraba la siguiente sala. Al cruzarla, el ambiente cambió completamente y abandonó de repente las paredes limpias, vacías y blancas. Era una habitación cuadrada enorme con montones y montones de chatarra por todas partes...

Encerrada en su habitación de la mansión, le era imposible no dar una y mil vueltas a lo que había sucedido el día anterior. Pensaba que el hecho de no haber viajado de un modo convencional le ayudaría a evitar el jet lag, pero por el contrario, le había hecho todavía más incapaz de adaptarse a horarios y seguir el ritmo de vida que llevaba anteriormente. Intentó llamar a Gabriel, hablar con él, tal vez quedar… Pero el móvil comunicaba y no lograba contactar con él. De algún modo, tras estar tanto tiempo bajo tierra — pues aunque hubieran pasado tan sólo un día, se le había hecho eterno —, se sentía incapaz de quedarse encerrada.

Necesitaba salir, tener el cielo abierto sobre su cabeza. Y si su amigo no podía acompañarla, iría sola. Pero antes, necesitaba prepararse. De la enfermería de la mansión, tomó prestada una férula para su tobillo, todavía dolorido tras una mala caída el día anterior. ¿O hacía dos días? Ya no estaba segura. Cambió los vendajes de su brazo izquierdo, donde tenía un corte bastante profundo que había requerido varios puntos, y aprovechando que el tiempo estaba mejorando, se vistió con unos shorts, medias negras, las siempre presentes botas y una camiseta lisa gris, con un jersey abierto azul marino. No tenía ganas de escribir.

Ese día no pensaba parar a hablar con nadie, ni pararse a escribir, así que dejó la libreta y la mochila en casa, llevándose únicamente el reproductor de música, las llaves y su cartera, todo guardado en sus bolsillos.

Caminaba sin rumbo, inicialmente, pero como siempre en Nueva York, podrás encontrar algo si sigues el ruido y los gritos. En este caso, terminó a los pies de la torre Stark. Había visitado el edificio anteriormente, aprovechando un día de puertas abiertas en que permitían a los transeúntes pasear. Pero aquel día lucía totalmente distinto. En la zona más alta sobrevolaban pequeños robots, que a tanta distancia parecían pequeñas abejas revoloteando alrededor de una flor. Una flor muy grande que estaba… cambiando sola, y que tenía un lateral completamente pintarrajeado con pintura azul.

Su lógica gritaba a todas voces que volviera a la mansión. Sin poder apoyar correctamente el peso sobre sus dos pies, con una herida reciente en el brazo que amenazaba con volver a abrirse si se metía en problemas, no estaba en su mejor momento para lanzarse de cabeza a cometer heroicidades. Pero los gritos que venían del interior del edificio, junto con las personas que lograban salir de él despavoridos, no hacen sino alimentar su carácter altruista y desinteresado… Y sin pensarlo dos veces se encaminó hacia el edificio, con decisión, e intentando mantener al mínimo su cojera.

Antes de cruzar el umbral, sin embargo, escuchó voces familiares a un lado y al girarse, vio a Rocket y Nova, Juntos entraron al edificio para encontrarse con una canción cantada por... ¿Una IA? Y se unió a ellos Spiderman. Le reconoció, y se vio trasportada a meses antes, el día de su aniversario, cuando conoció al joven Peter Parker y juntos conversaron sobre la portada de un periódico… Así había conocido también a Nova, en un incendio tras el cual habían ido a una preciosa cafetería y habían terminado en un viaje mágico al es-

No era el momento de dejarse llevar por la nostalgia.

Una vez dentro decidieron separarse y seguir distintos caminos. El hombre araña y ella intentaron dirigirse al encuentro de dos científicos cuyas vidas estaban en peligro. Una aventura contrareloj no era lo que tenía en mente la joven morena, y menos si eso forzaba a la joven a caminar deprisa y forzar su tobillo. Pero no dijo nada — para variar — y aceptó el encargo con aplomo, y bajo la suave llovizna de los aspersores, se separaron en dos grupos.

— Estar en un edificio controlado por una inteligencia artificial maligna y un posible envenenamiento neurotóxico no era mi forma ideal de pasar la tarde —

Sonrió. Desde luego tampoco era la suya, pero no tenía modo de comunicarle eso al arácnido, así que se limitó a señalarse a sí misma con un pulgar y luego negar con la cabeza, esperando que él la entendiera. Y rezando para que su problema a la hora de comunicarse no resultara un problema. Y si lo era… Bueno, siempre podía intentar hablar. Al fin y al cabo, llevaba ya varias meses entrenando y se veía más capaz de mantener su poder bajo control.

Llegaron a un pasillo, en el cual… Alice miró directamente a aquella especie de patito, sintiendo una punzada de tristeza en su corazón. Por algún motivo, el caminar incesante del pequeño aparato sin poder avanzar en absoluto, le parecía… enternecedor. Y aunque sabía que terminaría en el mismo punto, no pudo evitar agacharse y apartarle de la pared para que pudiera seguir su interminable paso hacia ninguna dirección… Hasta que encontrara una nueva pared.

Una nueva sala, y un nuevo mensaje de la IA… que no llegó a terminar, puesto que Spiderman le hizo callar antes, y se giró para disculparse con la morena, alegando que les hacía perder el tiempo. Y razón no le faltaba… Siguieron avanzando y lo siguiente fue unas tuberías que expulsaban unas pequeñas máquinas, supuestamente preparadas y programadas para matarles. Sin embargo, era todo tan cómico y surrealista, que Alice no sabía hasta qué punto tomarse en serio nada de lo que estaba sucediendo ahí… Bueno, había algo que estaba tomando totalmente en serio. Las vidas de los dos científicos que aguardaban ser rescatados de un compresor de basura. El hombre arácnido pensó que era buena idea que les tomaran por muertos, y ella no le contradijo.

Todavía tenían que localizar el lugar donde estaban los científicos y encontrar el modo de detener la máquina antes de que aplastara a aquellos pobres inocentes.

Una última sala, esta llena de chatarra y objetos por todas partes. Los dos primeros pasos fueron seguros, y al tercero el suelo cedió bajo el peso de Alice, quien intentando reprimir un agudo y femenino grito de sorpresa, cayó resbalando por los montones de metal hasta detenerse al fondo del lugar, sosteniéndose el tobillo y aspirando aire entre dientes. Y aun así intentó alzar un pulgar, para avisar a su compañero de que estaba bien, pero… ¿Dónde estaban?

 
- ¡Eh! Hombre-mariposa ¡no rompas los televisores! Qué son muy caros y difíciles de conseguir. ¿Te gustaría que fuera yo a tu casa y empezara a tirarte todas las cosas al suelo y a romper tus televisores? ¡Pues claro que no! Deberías ser un poco más considerado y ponerte en el lugar del otro en vez de hacer lo que te venga en gana.

La voz de Wheatley seguía sonando desde los altavoces de la sala donde Alice y Spiderman se encontraban. Ya no había ningún televisor o cámara que les grabara, pero podían escuchar perfectamente la voz masculina de la IA con un ligero acento inglés de la región oeste.  

- Oye, en serio… si os han matado me gustaría saberlo. No se… algún grito, alguna pista… ¡No es justo que me haya perdido vuestra muerte! Mirad, vamos a hacer una cosa. Si estáis muertos podéis decir: “Estoy muerto” y entonces así sabré que estáis muertos. Oh, esperad. Claro que si estáis muertos no podréis hablar… umh… Vale. Si estáis vivos decid: “Estamos vivos”, y si estáis muertos pues… no decís nada. Pero si estáis vivos y tenéis graves heridas que pronto os van a causar la muerte… tenéis que dar un golpe en el suelo, ¡PAM! y así sabré que estáis heridos y vais a morir. ¿Ha quedado claro? Vale, repasemos, Si estáis vivos…

La I.A. siguió hablando sola mientras nuestros héroes avanzaban en silencio hacia la gran sala llena de chatarra. No había suelo recto dónde pisar, la sala estaba a rebosar de piezas metálicas, trozos de paredes, robots apagados y despedazados, y otros tipos de materiales desechables. La imagen era bastante triste y desoladora, y el silencio reinaba el lugar.

Nada más entrar, Alice resbaló con la inestabilidad de la chatarra hasta llegar a una pequeña montaña de desechos. No se hizo ningún rasguño, a pesar de que varias piezas de metal estaban terriblemente afiladas y oxidadas. Tenían que llevar cuidado para moverse por los escombros.

- No me pises la cabeza. Por favor.- una voz femenina sonó con timidez bajo los pies de Alice. Si la muchacha se apartaba, vería que se había colocado encima de una torreta que era exactamente igual que las que se habían encontrado antes.
 
- Soy distinta.- susurró con delicadeza.
 
Al fondo de la habitación, se podía ver a lo lejos una pequeña bombilla iluminando una puerta. Tenía un cartel pegado a la pared de su derecha y decía: “¡Cuidado! Compactadora de reciclaje.” La sala era bastante grande y tardarían al menos cinco minutos en llegar al otro lado, sobretodo si tenían que estar pendientes de dónde colocaban los pies.

En una de las paredes del fondo, se asomaba una cinta corredera que nacía a ese lado de la pared y continuaba traspasando el muro. El agujero por dónde pasaban las piezas de metal estaba completamente cerrado con unas ventanas metálicas. Alrededor del mecanismo, había varias máquinas con pinzas que se dedicaban a colocar la chatarra encima de la cinta, pero en aquel momento estaban completamente quietas.
 
Nuestros héroes siguieron avanzando por el camino de chatarra, y cuando alcanzaron la mitad de la sala, Peter Parker sintió un cosquilleo desagradable en el pie. Al alzar la pierna para ver lo que se le había enganchado vio que era uno de esos robots con forma de pollo que le había mordido el tobillo. Trató de deshacerse de él, pero no era el único de su especie. El resto de sus hermanos se pusieron en funcionamiento y abrieron sus ojos de repente. Trataron de escalar hasta la superficie de la chatarra y empezaron a saltar encima de Alice y a Peter, con intención de engancharse a sus extremidades y arrastrarlos al interior de la montaña de chatarra…
 
Off Rol: Los robots se enganchan a vosotros mordiéndoos las extremidades, y su herida es poco profunda. Si se os enganchan varios, su peso os echará al suelo y no podréis seguir caminando. Tienen el tamaño de un gallo más o menos. 
 
Primero haced dos tiradas de 1d10 cada uno antes de postear. La primera tirada indica si te quedas atrapado en la chatarra. - Si te sale un número del 1 al 5 los robots te alcanzan. La segunda tirada indicará cuantos robots se han enganchado a ti. Con 4 robots o más enganchados, Alice no podrá continuar caminando. Con 8 robots o más enganchados, Peter no podrá continuar caminando.
- Si en la primera tirada te ha salido un número del 6 al 10 consigues esquivar a los robots que se han lanzado sobre ti. La segunda tirada servirá para ayudar a tu compañero a quitarse todos los robots de encima (o quitarte los tuyos) y seguir avanzando. Si la tirada es 5 o menor no lograrás deshacerte de los robots. Si la tirada es de 6 o mayor, podrás quitarte todos los robots de encima (o los de tu compañero). 

Interpretad teniendo en cuenta vuestras tiradas y cualquier duda escribidme un MP ;p

El miembro 'Peter Parker' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado de 10' : 9, 2

Vamos a ver cuántos robots atrapan a Alice, para que Peter pueda rolear en consecuencia;

El miembro 'Alice Delaney' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Dado de 10' : 9

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#2 'Dado de 10' : 4

OFF: Porfavor, a Dick que borre mi post que dice ''Lanzando dados''

Pese a lo peliagudo de la situación, no pudo evitar esbozar una sonrisa. Sin importar lo mal que iba todo, Spiderman seguía bromeando. ¿Bromeaba? Bueno, al menos lo había parecido. Cuando éste se colocó a su lado, ella tendió una mano y se apoyó en su compañero para ayudarse a mantener el equilibrio. Y no pudo evitar recordar cierto día, en un bar de Nueva York, cuando un joven fan del arácnido lo había defendido. Y ahora que había conocido a Spiderman en persona, Alice estaba segura de que Peter Parker tenía razón. Alice miró a los ojos de la máscara, sonriente, pensando que verdaderamente era un héroe, sin importar lo que los periódicos dijeran de él. Y estuvo a punto de decírselo, que ella creía que el Daily Bugle se equivocaba con él, cuando empezaron a moverse más robots.

Los pequeños pollitos metálicos que tan adorables le habían parecido en un principio, ahora intentaban mordisquear sus tobillos y retenerles para que no pudieran avanzar. Spiderman lo había dicho varias veces ya, no había tiempo que perder. Y no pensaba perderlo. Se agachó y desenterró de entre los cacharros la máquina que un instante antes le había susurrado que ella era distinta. Tal vez lo lógico de sus palabras o la extraña dulzura que transmitía su voz, habían llevado a la británica a confiar en ella. O tal vez, era simplemente, que Alice era así de ingenua.

Fuera cual fuera el motivo, se llevó la máquina en brazos, y siguió las indicaciones de Spiderman. Una parte de ella recordaba vagamente el entrenamiento de Logan, donde dos hileras de alumnos le habían lanzado sacos llenos de arena que había tenido que evitar y esquivar durante horas… Mientras seguía las advertencias de su compañero y seguía sus pasos, la joven logró avanzar sin demasiadas penurias, pese a la cantidad ingente de chatarra que había a sus pies, y la carga adicional del robot que llevaba en brazos. Aunque en más de una ocasión, la torcedura de su tobillo le hacía trastabillar con la chatarra, a menudo poniendo en riesgo su equilibrio y su avance por la sala.

Cuando al fin llegó a la otra punta de la sala, alzó la mirada a la cinta y los portones metálicos. Si los científicos estaban al otro lado, tenían que encontrar algún modo de llegar hasta ellos. Miró entonces a la máquina que se había llevado consigo. ¿Iba a servir de algo? Esperaba que sí. Aunque todavía tenían tiempo, no podía evitar sentirse ansiosa. Cada segundo que pasaba, era un segundo menos en las vidas de aquellos inocentes, si no lograban alcanzarlo a tiempo.

La enorme habitación de chatarra estaba llena de peligrosos metales puntiagudos y cantos oxidados. Los robots con forma de pollito y dientes afilados se alzaron en la montaña de escombros y persiguieron a nuestros héroes hasta darles alcance. Pero a pesar de las adversidades, Peter y Alice consiguieron salir ilesos… o casi ilesos…

- ¡Cuidado! – advirtió la dulce vocecilla de la torreta defectuosa. Alice la había desenterrado de la montaña de acero, y su único ojo rojizo parpadeaba como si estuviera a punto de dejar de funcionar en cualquier momento.

De repente, tres de los agresivos robots saltaron encima de Peter. Dos de ellos se engancharon en su pierna derecha y el tercero en el muslo de la izquierda. Spiderman estaba a punto de llegar a la plataforma de salida, pero los robots le interceptaron primero y le echaron para atrás. Por suerte para Alice, ella había llegado antes a la plataforma y se encontraba a salvo de los enemigos.

Spiderman no tuvo ningún problema para deshacerse de sus agresores, pero las marcas de las dentadas le destrozaron el traje en cuanto apartó a los bichos de su carne, y las mordidas le escocían bastante. A saber que se habían comido esos robots antes de llegar al desguace.

Una vez a salvo, la mutante volvió a escuchar la débil y tímida vocecilla de la torreta defectuosa.

- Alice.- dijo con voz entrecortada.- Soy diferente.-

La torreta no pareció decir nada interesante, pero su ojo rojizo siguió parpadeando y el láser apuntaba en dirección a la pared que quedaba tras nuestros héroes. El puntero del láser estaba señalando a un botón rojo que decía “NO PULSES EL BOTÓN” con letras grandes y en negrita. Estaba claro que tenían que arriesgarse si querían salir de allí.

En cuanto apretaron el botón rojo, las máquinas del desguace se pusieron en marcha con un sonoro estruendo. Los ganchos se movían arriba y abajo, recogiendo la chatarra amontonada y depositándola encima de una gran cinta corredera que también se activó al unísono. Las pequeñas puertas metálicas se abrieron, dejando pasar así a los robots defectuosos que iban en la cinta y arrastrando consigo al resto de robots-pollito.  Alice y Peter tenían la oportunidad de subirse agazapados a la cinta para poder pasar a la siguiente sala. Una vez la traspasaran, irían directos a la boca de un horno que fundía el metal. La cinta en la que iban montados estaba construida a varios metros de altura por encima de las montañas de robots defectuosos y metales oxidados y puntiagudos. Una caída desde la cinta podría ser bastante peligrosa, así que lo más sensato era que buscaran una manera de saltar en dirección a otro carril con chatarra que quedaba a su izquierda.  

La paz y la tranquilidad se desvanecieron en cuanto la voz de Wheatley resonó por el altavoz.

-¿Quién ha activado la maquinaria del sótano? ¿Has sido tú? ¡Pedazo de trozo de chatarra idiota! Os he dicho que arreglarais la máquina que aplasta cosas y convierte en cubos a la gente. ¡No que encendierais toda la maldita sala de reciclaje! Da igual, sois unos inútiles. Ya la apagaré yo desde aquí… - desde los altavoces se escucharon varios sonidos del tipo ¡Clink! ¡Clonk! Y después de unos segundos se volvió a escuchar la voz del robot con su característico acento inglés.- Pero POR-QUE-NO-TE-DETIENES. Es muy sencillo, le doy a desactivar y se debería detener todo. ¡No hay pérdida! ¿Qué dices? Oh, que le han dado al botón de función manual. Claro… Lo que tu digas… ¡eso es imposible pedazo de cretino! Escribí en ese maldito botón que nadie lo pulsara. Cuando tus ves un botón que te dice “No pulses el botón”, pues no lo pulsas. Es pura lógica. Nadie debería pulsarlo. Además… ¿quién podría pulsarlo?

FDI: Peter y Alice deberán tirar 2 dados de 1d10. El primer dado indicará si consiguen saltar a la siguiente cinta corrediza. De 1 a 5 caéis por la cinta. De 6 a 10 conseguís llegar a la otra cinta a salvo. El segundo dado el daño que os haréis si caéis por la cinta a la chatarra. De 1 a 3 serán heridas graves. De 4-6 serán heridas moderadas, y de 7-10 serán heridas leves. Si uno de los dos cae pero el otro no, la segunda tirada del que se ha quedado en la cinta servirá para ayudar al otro a subir. De 1 a 5 no lo conseguirá ayudar, de 6 a 10 le conseguirá subir a la cinta. En el caso de que se cayeran los dos personajes, en el siguiente turno deberán inventarse cómo volver a la cinta corredera.


Cualquier duda enviadme un MP!

Alice, si quieres lanza tus dados tambien.

El miembro 'Peter Parker' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Dado de 10' : 3

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#2 'Dado de 10' : 9

Aquí los tienes, Peter.

El miembro 'Alice Delaney' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado de 10' : 3, 6

Por fortuna los robots pollitos no fueron muy difíciles de evitar. Solo se necesitó sentido arácnido y un poco de agilidad para evitar que esas cosas clavaran sus dientes en la piel. Alice y Peter se mostraban un tanto incómodos mientras caminaban por toda esa chatarra afilada. Peter estaba prácticamente descalzo y Alice en ocasiones se mostraba casi perdiendo el equilibrio entre tanto terreno desbalanceado. No la culpaba. Cada paso dado era un paso que molestaba.

Por prestar tanta atención al terreno donde pisaba, Peter ignoró el zumbido de su sentido arácnido. Este le advertía otra vez, le advertía de peligro inminente. Tres robots se alzaron nuevamente sobre la chatarra y se le aferraron a las piernas. Reaccionó intentando quitárselas y al hacer eso, perdió el equilibrio y cayó hacia atrás en toda la chatarra del suelo.

—¡Odio estas cosas!—decía tirado en el suelo y luchando por despegarse a los robots. Con una de sus manos intentó despegarse al robot del muslo izquierdo, pero al hacerlo, terminó destrozando esa parte cubierta del traje y hasta un poco mas. Ahora se le veía la rodilla. —¡Mala idea!—pensó, al sentir la molestia de retirarse al robot y ver como se le destrozó el traje. Al no querer cometer el mismo error y destrozar la otra pierna, Peter lo que hizo fue darle dos golpecitos a los dos robots que restaban. Eso los destruiría y los haría caer. Luego de eso se volvió a reincorporar y observó como Alice ya estaba cerca de la plataforma.

Al llegar junto a ella y observar que la única forma de pasar al otro lado era por medio de aquellas cintas, Peter miró a Alice. —¿Para qué alguien crearía un botón que no se debe pulsar? Vamos a activarlo, ¿acaso puede pasar algo peor de lo que ya hemos visto?—por fortuna, el botón encendía el mecanismo de la correa y puso todo en funcionamiento. Una nueva puerta se abrió y podrían pasar si se subían a la correa. Se subió agachado para poder pasar al otro lado. Mientras se movían podía escuchar la voz del robot, que hablaba solo y parecía disgustado por el hecho de la maquinaria acababa de ser encendida. Lo ignoro, bueno, de todas formas no podía decirle nada.

—Los otros no han podido detener a la inteligencia artificial, al parecer. Espero que no sepa que estamos aquí.

Mientras se movía hasta la otra sala, grande fue su sorpresa al ver como había un horno de fuego al final de la cinta. Y tampoco se podía mover de allí, puesto que estaba suspendido a varios metros de altura sobre mas chatarra. Tenían que saltar hasta la otra cinta de al lado y tenían que saltar rápido, pues poco a poco se acercaban hasta el horno. La otra cinta estaba algo lejos, estaba a la misma altura, pero Alice no llegaría saltando.

—Alice, puedo llevarnos a ambos hasta la otra cinta. Agárrate de mi.—¿Acaso había mencionado el nombre de Alice? Ella no se lo había dicho anteriormente, no a Spider-Man. Rayos, así es como la gente perdía el secreto de las identidades. Reconoció el error al instante, pero la preocupación por moverse de lugar le jugó una mala pasada. Esperaba que ella no se diera cuenta.

En cuanto la chica logró sujetarse bien, Peter alzó una mano al aire y lanzó una telaraña hasta el techo. Con esta se columpiaron hasta la otra cinta, pero algo salio mal. El techo cambió, como si se reorganizara al igual que lo hizo el edificio en un principio. El hecho es que la telaraña se cortó y fueron cayendo en medio del camino.

Sin una pared cercana para sujetarse o lanzar una telaraña que pudiera frenar el inminente golpe, ambos cayeron fuertemente contra el montón de chatarra. Peter obtuvo heridas leves, pero Alice... ella parecía que se había llevado la peor parte del mismo.

OFF: Perdon la tardanza. Alice, puse eso de pedirte que te sujetaras porque pensé que era la mejor manera de describir como nos caíamos ambos. Si te molesta y no quieres, pues me dices y edito al instante. Y dije que la otra cinta estaba lejos, porque bueno, con un salto Alice y yo hubiéramos podido llegar si estaba cerca. Si hay algo mal, me dicen.

Alice contempló con los ojos desorbitados a la pequeña máquina que tenía en brazos. ¿Acababa de llamarla por su nombre? ¿Cómo podía saberlo, si ella no lo había pronunciado en ningún momento?

Sin embargo Alice no tuvo demasiado tiempo para andar distraída resolviendo el pequeño puzzle de cómo la máquina conocía su identidad. Spiderman le dió a un botón en la pared que puso en funcionamiento las cintas transportadoras, así como las grúas y los hornos. Juntos, subieron a la cinta que parecía acercarles a los científicos que estaban intentando salvar… pero que les estaba acercando a los hornos. Entonces, Alice cometió el primer error. Lo que nunca hay que hacer en situaciones de altura que requieren mente fría y valor. Alice miró hacia abajo. Sintió una sensación de vacío que nacía en la boca de su estómago y migraba a vivir en su garganta, forzandola a tragar saliva en un vano intento de volver a esconder el desasosiego en su vientre.

Por eso, aunque su carácter británico la empujara a normalmente rehusar el contacto físico con cualquier persona no perteneciente a su familia, no dudó un solo instante en tender un brazo hacia Spiderman y agarrarse con fuerza al arácnido… Para ella, cualquier cosa sería mejor que intentar salvar la distancia con la otra cinta cruzando el abismo que las separaba. Y ahora el arácnido también sabía su nombre… Pero al fin y al cabo, el robot lo había dicho ya en voz alta, así que tampoco podía culparle por asumir que era su nombre de verdad. Aunque fuera ese el caso…

Confió ciegamente en Spiderman. Se abrazó con fuerza a él, dejando el robot que les había ayudado antes firmemente sujeto en su pecho, y cerró los ojos con fuerza, intentando no pensar en el vacío que se extendía a sus pies. Sin embargo las palmas de sus manos sudaban, y temía no agarrarse con la suficiente fuerza al superhéroe. Finalmente se dejaron caer al vacío y se columpiaron… Un crujido metálico hizo que Alice abriera los ojos con pavor, a tiempo de ver cómo el techo del lugar cambiaba y la tela que les mantenía “seguros” se cortaba, dejándoles a merced de la gravedad. Finalmente sus manos cedieron a los nervios y soltaron el abrazo que la sujetaba, juntamente con el robot.

Su segundo error, fue confiar en que podría caer de pie, los nervios y la tensión impidiendo recordar que tenía el tobillo lastimado. Cayó con ambos pies, y un alarido de dolor escapó entre sus labios, su poder transmitiendo el dolor por un breve instante, y al no poderse tener en pie, se cayó de bruces, sus brazos intentando torpemente proteger su cuerpo. La chatarra arañó sus brazos y piernas, rompiendo en jirones su jersey de lana y tiñéndose levemente de la sangre que manaba de los cortes que le habían producido.

Tendida en el suelo, jadeando y apretando la mandíbula con fuerza para contener las lágrimas y no dejar oír su voz por temor a perder el control de su poder, Alice intentaba procesar lo que había sucedido. Ahora que habían caído, y con la mente todavía dando vueltas por el vértigo, seguía pensando en los científicos. No podían quedarse parados, no ahora. Necesitaba encontrar el modo de volver a la cinta… Antes de que fuera demasiado tarde.

Entonces pensó en la grúa. Se incorporó lentamente, contemplando la gran maquinaria que se encargaba de recoger la chatarra y colocarla en la cinta para ser destruida. Si encontraban los controles de la grúa, podían utilizarla para llegar directamente a la cinta más alta, la que finalmente les llevara a donde querían ir. La primera tara de ese plan, era que uno de ellos debía quedarse manejando el aparato y dejar que fuera el otro el que siguiera adelante, pero rescatar a esos dos científicos le parecía mucho más importante.

Lentamente intentó alzarse, y con mucho cuidado colocó el pie en el suelo. Le dolía, y contuvo una mueca de dolor cuando el tobillo amenazó con arrancarle un grito. Se forzó a colocarlo en el suelo, y buscó a Spiderman con la mirada. Si no podía caminar, sólo iba a retrasarle… Y eso la convertía en la candidata perfecta para quedarse atrás y manejar el aparato.

Buscó en sus bolsillos el teléfono móvil para intentar comunicarle al arácnido su idea… Pero encontró la pantalla totalmente partida, y se le escapó un jadeo de incredulidad. Su suerte no hacía si no mejorar… Así que con paciencia, esperó a que Spiderman volviera a su lado y señaló con hastío las grúas, esperando a que el arácnido pudiera entender lo que tenía en mente sin necesidad de hacerle hablar… Pues cuanto peor estaba su humor, más le costaba controlar su poder.

El techo en el que Spiderman enganchó su teleraña para balancearse hacia la siguiente cinta corredera, cambió inexplicablemente. Se escucharon algunos gritos provenientes de los pisos elevados y la torre Stark se sacudió con un ligero tembleque. En el proceso, la telaraña se cortó, y ambos héroes cayeron al precipicio dónde les esperaba la chatarra oxidada y puntiaguda.

Nuestro vecino y amigo Spiderman sufrió unos cuantos arañazos, pero la peor parte de la llevó Alice, que contuvo con mucha fuerza de voluntad las lágrimas que estaban a punto de brotar por sus cristalinos ojos. Alzaron la vista al techo, y las cintas correderas seguían activas por encima de sus cabezas, trasladando la chatarra de un lado a otro. Se sostenían en el aire gracias a varios pilares gruesos de color negro que estaban repartidos por toda la habitación.

En ese momento, la voz aguda de la torreta sobresaltó a Alice.

- Wheatley no es malvado. Él también es diferente.

Tenían varias formas de seguir adelante; Spiderman podía volver a utilizar su telaraña para impulsarse, alcanzar el techo y aterrizar en una de las cintas. También estaba la grúa que había encontrado Alice, que en buenas manos podría conseguir alzar a Peter hasta colocarle encima de la segunda cinta. Y finalmente, en una de las paredes de la habitación se alzaban unas escaleras verticales que conducían a un andamio de placas metálicas que llevaba hasta la otra punta de la habitación. Aquel andamio se había construido para que los trabajadores pudieran observar el funcionamiento de la maquinaria sin tener que cruzar por las montañas de chatarra, y parecía la forma más segura de llegar a su objetivo. Pero tardarían al menos cinco minutos en alcanzarlo desde el punto donde se encontraban, en medio de aquel cementerio de robots.

Hicieran lo que hicieran, podían tomar cualquiera de las dos salidas de la habitación. Si seguían por las cintas correderas, atravesarían toda la habitación con rapidez hasta la entrar por un hueco que daba a la pared del norte y conectaba con la siguiente habitación. En esa pared había también una puerta, que estaba conectada con el andamio y parecía llegar a la misma habitación.

¿Qué camino tomarían? Eso era lo de menos. Lo que sabían seguro es que nadie podía quedarse atrás.

Se les acababa el tiempo. Estaba totalmente segura de ello, pero por más que lo pensara, no tenía claro qué debía hacer. Como siempre había actuado de manera impulsiva y se había metido a ayudar cuando no estaba claro si ella podía o no hacerlo. Y ahora, tal vez retrasaría a Spiderman de poder salvar a dos civiles inocentes cuyas vidas estaban no muy lejos de terminar. Así que no se esperó a ver si Spiderman entendía sus gestos y avanzaba con su plan. Tal vez lo mejor era avanzar por su cuenta esperando así que el arácnido pudiera moverse con más libertad y hacer lo que considerara preciso.

Renqueó hasta la escalera vertical, y subió como buenamente pudo, colocando el robot a su espalda, por dentro del jersey. Le dolía el tobillo, así que evitó apoyarlo y subió a fuerza de brazos y usando ocasionalmente la rodilla como punto de apoyo. Probablemente iba a tardar más de la cuenta, pero era el único método seguro por el que podía acceder por su cuenta. Una vez en la pasarela, con el robot a su espalda, asió el pasamanos y lo utilizó de apoyo para avanzar cojeando hasta la otra punta de la sala. A veces se detenía, forzando sus ojos a mirar hacia adelante, consciente de que si volvía a mirar hacia abajo, probablemente dejaría de andar y eso no ayudaría a nadie. Los latidos de su propio corazón parecían ser el recuerdo incansable de que había la vida de otras personas en juego, y ese pensamiento la empujaba a avanzar, paso a paso, lentamente, cada vez que se planteaba de nuevo el quedarse quieta.

Cuando estaba en el centro de la sala se percató del sudor frío que corría por su cuero cabelludo, y tragó saliva. Ese andamio la llevaría directamente al otro lado de la sala, y confiaba en que entonces, podría buscar un modo de asistir a los científicos. ¿Pero cómo? Estaba claro que con su estado y su constitución no era la más indicada para cargar cuerpos, y aunque Spiderman pudiera llevar a uno, era absurdo pensar que podría cargar con los dos. Tal vez, tenía que buscar un modo de detener la cuenta atrás.

- ... - Parpadeó varias veces, intentando apartar el miedo de sus pensamientos y aclarar las ideas. Spiderman no podía escucharla allí y dudaba mucho de poder afectar al robot con sus poderes. - Oye... ¿Cómo puedo... detenerlo? ¿Sabes algún modo de pararlo todo?

Paso a paso, lentamente pero sin detenerse, arrastrando el pie sano y aferrando con fuerza al pasamanos hasta que los nudillos se le quedaron blancos, Alice iba avanzando por aquella pasarela, con los ojos casi cerrados en un intento de obligarse a no pensar, en no ser consciente de todos los metros que la separaban del suelo... Realidad que en alguna parte de su mente era presente y le provocaba una sensación de vacío en el estómago y cierta ligereza en la cabeza.

A pesar de que no quería dejarla atrás, Spiderman asintió a los deseos de la chica y escaló hasta la cinta corredera por la que se habían caído antes, propulsándose gracias a sus resistentes telarañas. Alice fue a su ritmo, y aunque el dolor que sentía en el tobillo era fuerte, eso no fue un impedimento para seguir avanzando poco a poco hasta llegar a la otra punta de la chatarrería.

- Quiero ayudar.- dijo la torreta defectuosa en un susurro cuando la chica le habló. Pero no dijo nada más.

Alice abrió la puerta a la siguiente habitación, que era muy parecida a la anterior. La mutante seguía subida a un andamio, y a su derecha, cerca de la barandilla, descansaba una pantalla de controles con una palanca grande al lado.  El andamio continuaba por un camino recto, y a la mitad se convertía en un pequeño mirador. Si caminaba hasta el final del andamio, Alice podría ver una cinta corredera que desfilaba justo debajo de ella. Desde esa posición podía ver la distribución de la sala al completo. Había muchas más cintas que transportaban chatarra de un lado a otro, y todas ellas convergían en la trituradora que se encontraba, aproximadamente, a una distancia de 20 metros de donde estaba la chica.

En una de las cintas que transportaba la chatarra se encontraba Spiderman. Agazapado entre los escombros y los restos de robots. Alice analizó su comportamiento, y se dio cuenta de que trataba de pasar desapercibido ante el ojo incansable de Wheatley. La IA observaba desde su pantalla gigante como los científicos gritaban de puro terror. Les faltaban tan solo siete metros para ser convertidos en cubos humanos. A aquella velocidad, no estaba segura de que Spiderman lograra salvarlos a tiempo. Tenia que hacer algo. Pero… ¿el qué?

- Vamos… seguir gritando así, estúpidos humanos… nadie va a salvaros… espera… ¿qué? –El ojo azul de Wheatley miró sorprendido a Alice.- ¿CÓMO ES QUE ESTÁS VIVA? ¿Pero no te habían matado mis torretas? Malditas estafadoras, no pienso pagarles el sueldo de este mes. Pero… ¿No erais dos? ¿Dónde está Spider-payaso? Oh… pobrecito. Se ha muerto, ¿Verdad? Y ahora solo quedas tu. Una verdadera lástima… La vida es miserable, ¿no crees? Él te quería. Si, estaba locamente enamorado de ti. ¿No te lo dijo nunca? Pobre chaval… era un amor no correspondido. Eres una rompecorazones. A lo mejor por eso se quiso morir, porqué no le querías. Menuda tragedia. Pero todo tiene una solución, podrías reunirte con él. Morirte, ya sabes. Sería muy fácil. ¿Ves esa trituradora? Podrías tirarte por el puente de donde estas y seguir la cinta hasta el final. No sentirías nada, sería una muerte rápida, sin dolor. Tu cuerpo se aplastaría hasta hacerse añicos, y todos tus huesos se romperían como si… bueno, quizás si que te duela un poco. Pero después ya no te dolerá nada... ¡porque estarás muerta!

- La palanca…

- ¿Eh? ¿Quién está contigo? ¿Qué es eso que llevas a la espalda?

- Mueve la palanca.

Alice analizó el panel de controles y observó detenidamente la barra metálica que había a su derecha. Estaba colocada en medio de una ranura. En un extremo tenía el número “0” escrito, y en el otro extremo había un “1”. ¿A qué dirección movería Alice el interruptor?

Alice siguió avanzando inexorable su mente puesta en aquellos dos científicos cuya vida se acercaba cada vez más a su fin. Buscó con la mirada a Spiderman e inmediatamente cerró los ojos, de nuevo mareada por la altura que le confería estar en aquel andamio. Se sentía mareada, y le costaba centrarse. Y entonces escuchó la voz de Wheatley, y dio media vuelta, sobresaltada, buscando el peligro con todos y cada uno de sus músculos en tensión. Las palabras de la IA estuvieron a punto de desanimarla, de no ser por el pequeño defecto que las hacía improbables. ¿Spiderman enamorado de ella, cuando era la primera vez que veía al arácnido? No podía ser. Además, no había muerto por ella, porque seguía ahí abajo… Sus ojos le buscaron, y fue entonces que se percató de que el hombre araña parecía esconderse del ojo vigilante del robot redondo que tenía subyugada la torre.

Cerró los ojos un instante, intentando centrarse en la situación, en olvidar el vacío a sus pies. Tal vez lo que podía hacer, era mantener la atención de la IA sobre ella para que Spiderman pudiera trabajar en condiciones. Así no sería un estorbo, no estaría en medio y podría hacer algo útil.

- No… no voy a tirarme a la trituradora. - susurró sin tenerlas todas consigo. Sintió el sudor frío bajar por su sien, consciente del pequeño abismo que la separaba del suelo. - Y ella… No sé quién es. - pensó en el robot que había recogido en la sala anterior. - Pero parecía querer salir y quiero ayudarla.

El robot advirtió la palanca que había a su lado y Alice no se lo pensó demasiado antes de cerrar la mano en torno al pomo, dispuesta a activarla. Pero, ¿hacia dónde? La lógica parecía dictar que el 0 sería el que detuviera todo el tránsito de chatarra de un lado a otro. O tal vez, al menos, lo haría avanzar más lentamente. Suspiró. No tenía tiempo. Tenía que arriesgarse a tomar una decisión, así que reunió todas sus fuerzas y tiró de la palanca hacia abajo, hacia el cero.

Y si eso no funcionaba… Bueno, siempre podía intentar volver a ponerla en el uno… ¿no?

-¿Cómo que no? ¡Si es la manera más fácil de morirse! A menos de que no quieras morir, claro está. ¿pero por qué no querrías? Es decir, tienes motivos para cometer eso que los humanos llaman Suicidio. Ah… espera… ahora lo entiendo. Lo que pasa es que quieres ver antes cómo mueren esos dos científicos chiflados. Eres un poco morbosilla, ¿Lo sabías? No. Espera. ¿Qué haces? ¿Qué es esa palanca?

Alice movió la palanca en dirección al cero y se escuchó un sonoro “clank” por toda la habitación. La cinta por donde eran transportados los dos científicos empezó a ralentizarse, y con eso consiguió un pequeño lapso de tiempo que Spiderman no dudó en aprovechar. El hombre araña cayó directo al vacío desde el techo dónde estaba enganchado, y cogió a los científicos justo a tiempo. La máquina aplastó la chatarra que había frente a ellos y la convirtió en precioso un cubo metálico.

La muchacha y Peter Parker podían respirar tranquilos. Habían salvado la vida de los científicos por los pelos. Si Alice hubiera inclinado la palanca en dirección al uno, la cinta hubiera acelerado su posición y la trituradora habría creado un cubo de carne y huesos. Algo que hubiera sido muy desagradable y traumático a los ojos de la inocente chica.

De pronto, el sonido de alarma de las neurotoxinas que tanto les había taladrado durante la misión, había sido sustituido por el siguiente mensaje:

- Neurotoxinas detenidas. Sistema de ventilación invertido. Iniciando protocolo de desintoxicación.

-  ¡No! ¡No! ¡Nonononono! Esto no puede estar pasando. ¿De dónde ha salido el Payaso-araña? ¡Se suponía que esto no debía acabar así! Malditos humanos, os odio. ¡OS ODIO! ¿Cómo podéis defender a semejante escoria? ¡Son malvados! ¡Maltratadores! ¡Rufianes! ¡Manipuladores! ¡Perversos! Y ahora se vengarán… ahora vendrán a por mí… vendrán a por Doug… oh dios. Vamos a morir. Lo siento. Lo siento mucho…

De pronto, la imagen de la pequeña IA que había en la pantalla se desconfiguró, y mostró varias imágenes siniestras y sin sentido. Pasaron tan rápidamente que el ojo humano no podía captarlas bien, y fueron acompañadas por un sonido de televisión desintonizada…


FDI: Alice puede escribir un post final explicando lo que hace después de salvar a los científicos. Si quieres, mandarme un MP para unirte con tus compañeros en el post final del evento.

Lo había conseguido. Esa extraña certeza se contagió por todo su cuerpo, relajando cada uno de sus músculos y sintiendo cómo la tensión la abandonaba por momentos. Le dolía el tobillo, le escocían los cortes que la morralla había rascado en su cuerpo menudo al caer sobre los escombros. Pero ahora, no debía forzarse. Tendría tiempo para lamerse las heridas, y tenía la conciencia tranquila, sabiendo que pese a su impulso y su temeridad al lanzarse al peligro sin pensar, habían tenido su recompensa. No había sido una carga, había logrado hacer algo por alguien...

Y entonces escuchó al ordenador. Escuchó el resentimiento, el temor y el arrepentimiento de su voz, y buscó aquella esfera en la pantalla. En su lugar, varias imágenes inconexas se sucedieron una tras otra, pero la británica no vio en ellas sentido alguno, como si hubieran sido simples manchurrones. Sin embargo había parte de eso que era real...

- ¿Estás en peligro...? - Susurró Alice, sin dejar de apretar aquella máquina contra su pecho. Parte de ella se sentía estúpida por lo que estaba a punto de hacer, pero no dejaba de mirar a las pantallas. ¿Podría escucharla...? - Lo siento... No quería meterte en problemas. Pero ellos no merecían morir... No todos los humanos son malos. E incluso aquellos que lo son... Nadie merece morir así. Ni siquiera tú...

Se mordió el labio. Tras esas palabras a Weathley, Alice dio media vuelta e intentó salir de allí, confiando en que Spiderman podría ayudar a salir a los científicos.

Sentía lástima por la máquina, era cierto. Sentía pesar, imaginando que realmente sólo quería ayudar al tal Doug. ¿Cuál sería la verdad de aquél incidente? En cualquier caso... Se llevaba la máquina con ella. Primero, dejaría que alguien cuidara de ella y sus heridas, y luego, ya pensaría qué hacer con ella.