[Mini-evento] I'm not a Moron: I’m sorry (Doug, Alice, Rocket y Nova) [Final]

FDI: Como a la user de Gwen no quiere continuar en el evento, para lo que queda de trama llevaré yo a Tony Stark como PNJ. El resto de personajes pueden postear en este tema en el orden que quieran a partir de ahora. Serán solo unos tres o cuatro turnos dependiendo de lo que hagáis, y el evento habrá terminado. ¡Muchas gracias a todos por participar! Espero que os hayáis divertido


Tras desactivar el lanzamiento de neurotoxinas por el sistema de ventilación, el jefe de Industrias Stark (Industrias Wheatley ahora mismo) y el científico que había creado al robot problemático, descubrieron el escondite de la IA defectuosa.

Mientras tanto, Spiderman y Alice habían conseguido bajar al contenedor de chatarra y habían impedido satisfactoriamente que una enorme máquina apisonadora convirtiera en cubos a Margarett y Finnigan, los dos científicos que siempre se burlaban de Douglas y de sus experimentos. Como premio por su gran éxito, Alice se había llevado del vertedero de robots a una pequeña y especial torreta que le había ayudado durante la misión.

Por otro lado, Rocket y Nova habían realizado numerosas y estúpidas tareas que entretuvieron a su gran público. Con mucha paciencia, Wheatley les había obligado a pulsar botones, destruir habitaciones (bueno, eso no fue idea suya), a escalar muros llenos de trampas y a cargar en sus espaldas otro robot con inteligencia artificial como él. Hicieron todo eso y más con la finalidad de liberar al resto de científicos que Wheatley tenía encerrados en una de las habitaciones del edificio. Según las palabras de Pepper Potts, el robot no les había hecho ningún daño durante su cautiverio, más bien había estado jugando con ellos a un absurdo concurso de preguntas y respuestas sin sentido.

Ahora que Pepper Potts y el resto de científicos habían conseguido escapar del edificio, ya no quedaba ni un alma en Industrias Wheatley.

Tony y Doug atravesaron el complejo utilizando el sistema de portales azul y naranja hasta llegar a una habitación abandonada. No había restos de ningún robot que siguiera las órdenes del maníaco, y las paredes se caían a trozos, dejando ver el esqueleto de la estructura metálica tras las baldosas blancas. El lugar estaba en completo silencio a excepción del parpadeo de las luces en mal estado. Ni siquiera, el tramposo de Wheatley había aparecido por alguna de sus preciosas y valiosas pantallas de televisión.

El ingeniero tecleó unos códigos en la armadura de su brazo y envió las coordenadas de su posición al resto de sus amigos. Ahora sólo tenían que esperar a que el resto de héroes llegaran para poder terminar con aquella pesadilla.

Tony se acercó a lo único interesante que había en aquella sala abandonada, un ascensor, que a pesar de los desperfectos, estaba en buen estado. Solo tenía que hacer unos cuantos ajustes en el panel de control y volvería a funcionar de nuevo. El elevador les llevaría directos a la sala dónde estaba escondido Wheatley.

- Lo siento, Doug.- susurró el ingeniero. Fue lo único que dijo durante todo el rato en el que estuvieron a solas. Sabía que de alguna manera u otra, lo que pasaría a partir de ahora no iba a ser bueno para el científico.

Pero Tony no se vio venir aquella violenta reacción por parte del científico. Douglas se abalanzó sobre él y tras quitarle los dispositivos de portales de un puñetazo, los usó para subir el resto del camino él solo. Tenía que ver a Wheatley e impedir que los demás lo encontraran y lo destruyeran.

- Frío… menos frío… templado… un poco caliente… caliente… ardiendo… ¡en llamas! - exclamó el robot por el único altavoz que le quedaba activo. -Llegas a tiempo para la fiesta Doug…

El científico llegó a la sala dónde se encontraba su compañero, pero estaba lejos de poder acercarse a él. Dos armaduras completas de Ironman le apuntaban al pecho, dispuestas a disparar al humano si se acercaba demasiado.

Retuvo en su mente el plano que el ordenador había mostrado sobre la ubicación de Wheat mientras Tony mandaba las coordenadas. Estaba seguro de que le despediría por haberle agredido, pero de todos modos, lo más probable era que tuviese que huir con Wheatley, así que poco importaba lo que ocurriera a partir de entonces. No se habían producido más cambios en la estructura mientras estuvieron allí, así que supuso que el camino hasta allí seguiría siendo correcto, y mientras saltaba colocando portales que le acercasen hasta retorcidos restos de escaleras, pasarelas en ruinas y otras vías que le llevaran hasta allí, se veía obligado asimismo a luchar contra las imágenes y sonidos que martilleaban su cerebro, y que tan sólo eran fruto de su destartalada mente. La mala suerte quiso que llevase días sin necesitar su medicación cuando todo este asunto se les vino encima, y sin Wheatley y su influencia sobre sus procesos neuronales, ahora el científico se encontraba solo contra sus miedos.

En varias ocasiones tuvo la horrible impresión de que algo le perseguía, y se detuvo más de una vez al oír claramente una voz llamarle a su espalda, pero nada resultó cierto. Haciendo un esfuerzo descomunal, trató de convencerse de que todo eso no era real, pero para alguien como él era algo imposible, sin embargo, al recordar que su creación corría peligro, decidió centrar su ateción tan sólo en eso. Aquélla idea hizo que el científico corriese como una bala, ignorando todos aquéllos fantasmales peligros, los sonidos, todo, hasta al fin, plantarse ante la puerta de la cámara dónde su pequeño androide le esperaba. Nunca antes había estado allí, pues Jarvis siempre había estado en manos del propio Stark o personal muy especializado, pero ahora mismo, la persona más apropiada para tratar con el corazón de Stark industries mientras era tomado por Wheatley, era él.

Al abrirse la compuerta, el ahora inmenso robot colgante, con una expresión cansada en su único ojo, se volvió lentamente hacia su creador.

- Llegas a tiempo para la fiesta Doug…

Dos armaduras de Iron man le amenazaban convenientemente impidiendo que se acercase. Doug miró a su robot, aturdido. No se esperaba un recibimiento agradable, pero esto era francamente decepcionante...

- Invertí todo mi esfuerzo y dedicación para que tú fueras lo que eres... Con un fin egoísta, sí; servías a mi proyecto de encontrar una cura para esta mierda que tengo en la cabeza - Avanzó. Sabía lo que debía hacer. Quiso confiar en él, sabía que podía confiar en él- Pero sin pretenderlo, hice algo mucho más grande que eso, tan grande que acabé dejando a un lado el objetivo principal de mi proyecto para fijarme mejor en lo que acababa de crear. Y al final, Wheat... - Dio otro paso, sin apartar la mirada de la lente azul, que le castigaba con su indiferencia- Al final, simplemente disfrutaba de tu compañía. Tus meteduras de pata, los líos que me buscabas, y cómo te esforzabas y lograbas aprender, mejorar... Eras fascinante. Aún lo eres. ¿Crees de veras que un perfeccionista como yo habría aceptado todo ese caos en su vida si no te apreciase ni un mínimo? Wheat, yo nunca he querido desenchufarte, ni destruirte, ¡adoro tus imperfecciones! Son irónicamente lo que te hace especial, único. Eres una máquina que se equivoca, y aprende a corregirse sola, sin nadie que manosee sus sistemas por que "está roto", y eso amigo mío, no sabe hacerlo ningún otro mecanismo que yo conozca...

Las armaduras le seguían con sus armas. Aquélla situación era tan tensa que habría hecho dudar a cualquiera, pero Doug no cedió. Wheat no era maligno, estaba totalmente seguro de ello. Se conocía demasiado bien...

Tras despedirnos de la señorita Potts, mi peludo mentor y yo emprendemos una veloz carrera en dirección al punto indicado; unas coordenadas, transmitidas directamente por Tony, a través de nuestro sistema de comunicaciones. Un camino que, a pesar de no detenernos, se hace bastante largo; sobretodo al tener que atravesar tantos pasillos, casi idénticos entre sí.

Durante esta repetitiva y tediosa marcha, mis pensamientos corren de un lado otro por mi mente; entremezclándose con multitud de emociones. Odio, preocupación, miedo, duda...Un sinfín de emociones invadiendo cada centímetro de mi cerebro...

Y entre todo ello, una pregunta golpea mi mente una y otra vez; sin respuesta. Como alguien intentando atravesar un muro de ladrillos, haciendo uso únicamente de su cabeza.

¿Por qué una IA, que alega odiar a la naturaleza humana y querer acabar con ella, monta semejante entramado con tantas posibilidades de fallar? Y no solo eso, sino que además nos ofrece multitud de formas de desbaratarlo ¿Exceso de confianza? ¿Soberbia? Parece poco probable; aunque pudiera ser.

Sea lo que sea, algo me dice que esto aún no ha terminado.

Finalmente, llegamos a la sala de "reunión"; donde encontramos al señor Stark, tirado en el suelo.

- Creo que no estaba durmiendo, Cohete - digo, en respuesta a las enojadas palabras de mi compañero - A juzgar por como tiene la cara, lo han tumbado - continúo, acercándome hasta el moreno para ayudarle a reincorporarse - ¿Quien te golpeó? Creía que ese robot psicópata estaba ya casi fuera de combate

Era la última en llegar, por supuesto. No era de extrañar, si teníamos en cuenta que Alice ya había llegado a la torre Stark con un tobillo herido, hecho que no había hecho si no empeorar a lo largo de su estancia ahí. Añadido a los arañazos que ahora cubrían su menudo cuerpo, eran en conjunto taras suficientes para hacerla caminar lentamente, con algo de desgana y una pizca de desmotivación. Sin embargo se sentía moralmente obligada a seguir adelante, a llegar y explicar a alguien, quien quiera que fuera, lo que había sucedido.

En algún punto del camino, había perdido de vista al hombre araña. Tal vez se había avanzado sin ella, cansado de esperar el lento caminar de la británica. En ningún momento pasó por su mente guardarle rencor, consciente de que el superhéroe tenía cierta tendencia a abandonar el lugar una vez el problema estaba resuelto, para evitar así cualquier intervención mediática... Y por supuesto, que si el problema persistía, no podía permitir que una niña como ella le robara más de su valioso tiempo.

Así que no se sorprendió cuando llegó a una nueva sala y se encontró "al resto" ahí. Ver a Rocket y Nova de nuevo, le hicieron sentirse repentinamente bien. Tal vez por tener la seguridad de que había ahí alguien que la conocía y en quien podía "confiar" hasta cierta medida para que la ayudaran (o ayudar ella) en el caso de que sucediera cualquier otro problema... Aunque esperaba que no fuera así.

Cuando se acercó un poco más, se percató de que había sucedido algo. Cosa que tal vez hubiera visto antes de no estar tan distraída mirando a los super héroes. Había alguien más allí, alguien que descansaba en el suelo tras, aparentemente, ser atacado. Sus pasos se aceleraron muy levemente, mientras intentaba cerrar la distancia entre todos.

- Soy diferente. Wheatley no es malvado, él también es diferente. - Repitió una vez más la extraña torreta.

Alice les dedicó una sonrisa de disculpa a los guardianes en cuanto se acercó lo suficiente para que la vieran. De seguro su lento caminar no había hecho el suficiente ruido como para alertar de su presencia, pero que la torreta hubiera decidido repetir su frase célebre en ese momento de bien seguro era un buen reclamo de su presencia. Alice tomó la patita del robot y la movió lentamente, como si saludara con ella. Sus ojos se posaron en la máquina, antes de mirar a Nova y Rocket, de quienes desvió la mirada rápidamente. Parte de ella se sentía levemente avergonzada de su propio estado y de lo "mal" que había llevado su situación. Aunque había logrado salvar a los científicos, consideraba que todavía tenía un largo trabajo por delante, y mucho que aprender.

Una de sus manos se movió nerviosamente a un lado. Intentar usar el lenguaje de signos con sólo una de ellas, era cuanto menos complicado, por no decir que imposible. Pero ellos tampoco iban a entenderla, no tenían modo de saber que Alice intentaba disculparse. Y ese intento de comunicación servía para calmar su propia mente más que cualquier otra cosa.

[Doug Rattman]

La tranquilidad de Wheatley fue perturbada por la presencia de su creador, quién colocó la semilla de la duda bajo el caparazón metálico de la inteligencia artificial, esperando a que brotara en el momento adecuado. Pero el pequeño núcleo de personalidad estaba cansado de tanto teatro y el poder que le brindaba estar al mando de Industrias Stark Wheatley le seguía corrompiendo lentamente, envenenando sus circuitos hasta lo más profundo de su ser.

- Invertí todo mi esfuerzo y dedicación para que tú fueras lo que eres... Con un fin egoísta, sí; servías a mi proyecto de encontrar una cura para esta mierda que tengo en la cabeza

- Menos mal que los has admitido, amigo. ¿Pero por qué te quieres llevar todo el mérito de mi creación? Yo soy yo. No soy tu. Ni tu eres yo. Vale, creo que me he hecho un lío. Lo que quiero decir… es que tú no me has creado completamente, Rattman. Yo me he creado a mí mismo. ¡Y ésta es mi gran obra!

- Pero sin pretenderlo, hice algo mucho más grande que eso, tan grande que acabé dejando a un lado el objetivo principal de mi proyecto para fijarme mejor en lo que acababa de crear. Y al final, Wheat... - Rattman avanzó lentamente mientras le hablaba al indiferente Wheatley, y cuando dio otro paso más, las armaduras de Ironman expulsaron una bola de energía que colisionó en el suelo, muy cerca de los pies del científico.

- Ah, nonono. De ahí no te mueves.- comentó el robot con frialdad, sin perder detalle del monólogo de Douglas.

Al final, simplemente disfrutaba de tu compañía. Tus meteduras de pata, los líos que me buscabas, y cómo te esforzabas y lograbas aprender, mejorar... Eras fascinante. Aún lo eres. ¿Crees de veras que un perfeccionista como yo habría aceptado todo ese caos en su vida si no te apreciase ni un mínimo? Wheat, yo nunca he querido desenchufarte, ni destruirte, ¡adoro tus imperfecciones! Son irónicamente lo que te hace especial, único. Eres una máquina que se equivoca, y aprende a corregirse sola, sin nadie que manosee sus sistemas por que "está roto", y eso amigo mío, no sabe hacerlo ningún otro mecanismo que yo conozca...

- Oh… Dougie… me halagas. En serio que lo haces. Me has llegado a la patata. Que no tengo. Pero en serio. Si tuviera lagrimales me habría puesto a llorar ya... -dijo el robot, con una suave y cariñosa vocecilla.- Yo también te aprecio, tontorrón… ¿Creías de verdad que iba a hacerte daño? No, claro que no. Bueno, quizás solo un poco al principio, pero porqué estaba muy enfadado contigo. Pero no, ahora ya no lo estoy… de todas formas… -su voz volvió a cambiar a un tono grave y siniestro.- La fiesta aún no ha terminado. Tus amiguitos… esos a los que has llamado para sabotearme, van a venir hasta aquí para DESENCHUFARME, y tu vas a ayudarme a que no lo hagan. Así que te invito a que te quedes ahí quietecito y disfrutemos juntos de la agradable vista...

El robot señaló con su ojo azulado a la pantalla del ordenador que tenía al lado,, y Doug pudo ver cómo la dulce Alice, el intrépido Nova, el cerebrito Stark y el mapache con mala leche entraban en el ascensor...


[Alice, Nova y Rocket]

Cuando llegaron al piso del reparado ascensor, Tony Stark yacía en el suelo, bastante aturdido. Sonrió a la broma de su compañero Rocket y se levantó gracias a la ayuda de Nova. Después se llevó la mano a la mandíbula para colocársela en su sitio.

-Menudo derechazo… - comentó Tony, y después miró al resto de los amigos que habían acudido a su llamada de emergencia.- ¿Estáis todos bien? El creador de Wheatley me acaba de pegar un buen puñetazo en la cara. Se ha vuelto loco y cree que podrá detenerle él solo, así que ha huido hacia el piso dónde está la Inteligencia Artificial…

- ¡Es mi cueva! ¡Mi Wheatley-Cueva! - protestó la IA desde el ascensor recién arreglado. Al parecer, durante el proceso de restauración de la maquinaria del elevador, Tony Stark también había reparado el transmisor de imagen y sonido que conectaba directamente con el piso dónde se encontraba el núcleo de personalidad.

-Me cago en… - el ingeniero se dio cuenta de que si desviaba la alimentación eléctrica de la pantalla, el ascensor también se quedaría sin energía y no podría subir el resto de pisos. Lo que significaba que seguirían escuchando durante todo el trayecto las tonterías Wheatley por la mini-pantalla del televisor.

- No pasa nada chicos, desde aquí no podrá hacernos daño…- dijo entrando el primero en el ascensor. El hueco era bastante estrecho, pero como Rocket era el que menos ocupaba en cuestión de tamaño, los cuatro amigos pudieron entrar sin problemas, aunque su espacio vital quedó bastante reducido, sin contar con el núcleo del cubo de compañía y la torreta defectuosa.

-¿Ha dicho algo ese cacharro? - preguntó Tony señalando a Alice con el rostro lleno de sorpresa. Pero la característica voz de Wheatley les volvió a interrumpir.

- Veo que al final habéis encontrado una manera de subir hasta mi GUARIDA. Jeje ¿A qué mola? Siempre he querido tener una guarida. El caso es que tengo que felicitaros, sí señor, os lo habéis ganado. Y para celebrarlo… ¡Os espera un gran pastel de chocolate aquí arriba! ¡Eso es! Vamos a dar una gran fiesta. Una fiesta para celebrar que habéis tenido éxito… pero antes de que obtengáis vuestro premio, había pensado en una prueba final... -dijo esta última palabra con una voz muy grave.

De pronto, la pantalla dejó de mostrar a Wheatley y en su lugar había una gran complicada ecuación aritmética.


- ¡Venga! ¡Estrujaos un poco el cerebro! A ver quien es el listillo que soluciona la ecuación… -rió divertido el pequeño robot desde el micrófono del ascensor.- Y para darle más emoción al asunto, ¡Tengo delante de mí a vuestro querido científico Doug Rattman! ¡Con DOS armaduras de Ironman que abrirán su cabeza como no solucioneis bien el problema! ¡Tenéis 60 segundos! A partir de… un momento… a ver que llegue el minutero del reloj arriba… esto… ¡YA! ¡Ahora! ¡Vamos! ¿Habéis empezado ya? Qué el tiempo corre… tic tac tic tac.

FDI: Primero que posteen los miembros del ascensor y luego Doug. ¡No se vale mirar internet! xD No es una ecuación difícil, así que podéis hablarlo entre los tres y decidir quién le dice a Wheatley en el siguiente post cuál es el valor de la X. ¡Buena suerte!

OFF: Lamento la tardanza :S

Al parecer, el causante de tal agresión ha sido el compañero de Tony y creador del psicópata robot que controla este sitio; quizás la locura y la agresividad si que sean contagiosas. O eso, o que el ingeniero usó su propio mapa cerebral para crear a la IA; lo que explicaría su demente actitud.

Una vez reincorporado, el señor Stark consigue arreglar el elevador que hay frente a nosotros; al mismo tiempo que la joven Alice hace su aparición. No puedo evitar abalanzarme silenciosamente hasta ella, y abrazarla; emitiendo un sonoro suspiro.

- Me alegra tanto verte a salvo - confieso, tras cesar en mi "aprisionamiento cariñoso"

En ese momento, la irritante voz de Walter o como se llame, se hace oír; al parecer deberemos escucharle si queremos que el ascensor funcione y nos lleve hasta el centro de todo esto.

Una vez dentro del mismo, algo apretujados, el montacargas comienza su trayecto; el cual se ve interrumpido, como no podía ser de otra manera, por el droide que controla este maldito edificio. Este ha decidido llevar a cabo otro de sus malditos juegos: Resolver una ecuación matemática para salvar la vida del estúpidamente temerario científico.

- Ay, ay, ay - me lamento; colocando ambas manos sobre mi cabeza, y esbozando un gesto mezcla de temor y desagrado - Y yo que me quejaba al Señor Philbin de que las matemáticas avanzadas no servían para nada - continúo, mordiéndome el labio con preocupación y cierto sentimiento de culpa

Rápido, Sam; piensa ¿Como se resuelve esto?

Al ver que Nova se acercaba, Alice dejó el pequeño robot a sus pies. Inicialmente, su intención era tener las manos libres para comunicarse, o para intentar escribir... Pero sin embargo, Nova la sorprendió. El escozor de sus heridas se incrementó cuando rodeó su delicado cuerpo con los brazos. Alice, quien generalmente rechazaba el contacto físico innecesario, lejos de apartar de ella al joven héroe, rodeó también su cuerpo con los suyos. De algún modo, todo el estrés acumulado a lo largo del rato que había estado por aquella torre, el miedo que había pasado al intentar llegar a través de las largas y altas pasarelas. La carrera contrareloj para salvar la vida de dos científicos que la había dejado coja y llena de arañazos y cortes... Todo pareció disiparse entre los brazos de Nova. Era como si cada uno de los momentos de tensión que había vivido en las últimas semanas hubiera separado una pequeña pieza del completo que conformaba "Alice". Cada una de esas pequeñas piezas, se había ido alejando del total a causa del estrés, del miedo y la incertidumbre... Y ese abrazo, tal vez por la oportunidad, y ser el momento y lugar adecuados, parecía volver a unir todas esas pequeñas partes, brindando un pequeño oasis de calma, la sensación de que todo va a ir bien.

Volvieron a aflorar antiguos miedos, recordando un viaje que había logrado sacar lo peor de ella. El miedo a su propio poder, todas las experiencias que ello le había aportado, buenas y malas, se reunían ahora en su mente, las aceptaba, y las acogía. Cabía la posibilidad de que fuera porque era Nova quien se lo daba. Había coincidido ya varias veces con el joven super heroe, y era de los amigos más cercanos con los que contaba la morena... Amigos, que podían contarse con las manos de una sola mano. Pero ese abrazo, en ese preciso instante, levanto el peso de la consciencia de Alice. Lo devolvió con fuerza, volcando en él todo el cansancio, el miedo y el alivio acumulado. Abrazó a Nova, como si aquél contacto tuviera que devolverle el sentido a todo cuanto parecía haber perdido en los últimos días, y sintió las ganas de echarse a llorar. Por un instante, pareció que ese iba a ser el caso, pero aun con los ojos húmedos, y dos silenciosas lágrimas escapando a sus párpados, Alice logró contenerse. No era el momento. Todavía no había acabado.

Cargó la torreta en una mano, y con la otra se apoyo levemente en Nova para liberar el peso de su pierna mala, avanzando hacia el ascensor cabizbaja y en silencio. No le pasaba por alto la presencia del Señor Stark, y por él se sentía pequeña e indigna de estar en ese ascensor... Apretados con Rocket, a quien la británica dedicó una sonrisa afable cargada de afecto. Se alegraba mucho de volver a verle, y a diferencia de ella, los guardianes parecían estar en perfectas condiciones, cosa que a parte de hacer más evidente la diferencia entre ellos, le hacía sentirse todavía más aliviada. Alivio que se trasformó rápidamente en hastío. Y de nuevo, en tensión cuando les ofreció una nueva prueba, esta vez, una ecuación matemática. A Alice se le daba bien el cálculo, pero si se encontraba con el problema de bote pronto, sin un papel donde tomar apuntes, sin teléfono móvil, ni tiempo para pensar... No, no podía trabajar bien bajo presión. Cerró los ojos, intentando relajarse, obligándose a pensar...

Y tuvo otra idea.

- Lamento... las molestias. Si pudierais... Taparos los oídos... - La voz de Alice era un susurro, como si temiera que alguno de los tres la pudiera escuchar. - Creo... que puedo ganar algo de tiempo. O al menos... vale la pena intentarlo.

A medida que hablaba, sus ojos se fueron transformando, el castaño claro de su mirada dejó paso a un verde esmeralda, y miró hacia el techo, buscando si había algún micro, alguna cámara con la que pudiera comunicarse con Wheatley. Su idea era casi estúpida. No estaba segura de que fuera a funcionar... Pero valía la pena intentarlo. Su poder, la sangre mutante de sus venas, hacía que su voz transmitiera sentimientos, y que con la inflexión apropiada, funcionaran como resorte para forzar ciertas acciones a quienes la escuchaban. Alice no era especialmente partidaria de utilizar dicho poder... Pues consideraba deleznable el forzar a una persona a actuar contra su voluntad, a obligarles a sentir algo que no deberían, cuando no deberían. Pero ese caso era distinto. Se había puesto en riesgo la vida de varias personas allí. Wheatley era un robot. Las posibilidades de que su voz le afectaran, eran algo limitadas. Pero siendo una IA, capaz de raciocinio, que hablaba de traición y sentimientos... ¿Podría wheatley haber evolucionado como un verdadero ser sintiente? De ser así, en teoría, su voz debería funcionar en él... Y tampoco perdía mucho por intentarlo. Separó los labios, inhalando un profundo suspiro por la boca, armándose de valor. Necesitaba hablar alto y claro, que su voz fuera escuchada más allá de la cabina. Para ella, eso era peor que aquél paseo por el puente de aquella grúa.

- Esto... Señor Robot... - No tenía cómo dirigirse correctamente a ese... ser. Pero tampoco era capaz de tratarle como una cosa. Para Alice, si él tenía sentimientos, era digno de ser tratado con cortesía, y no pensaba faltar al respeto ni la sensibilidad. Se centró de nuevo en sus propias emociones, dirigiendo cautelosamente qué quería transmitir... Calma... paz. Sobretodo, paz. Y una orden... su edicto. - Estamos algo... cansados, por tantas pruebas. El cuerpo orgánico tiene un límite y, al menos yo... creo que ya lo he alcanzado... Uhm... - se mordió el labio inferior. Deseaba que surtiera efecto, más que nada ahora mismo. - ¿Sería tan amable... de darnos algo más de tiempo? No me importaría resolver el problema para usted. Puedo quedarme en la torre un tiempo, y resolver puzzles contigo. Pero... podemos obviar este... ¿Sólo por ahora? ¿Por favor?

El sudor resbaló casi precavido por su sien. No podía creerlo, pese a todo, le estaba amenazando. Pretendía dispararle si otros erraban... ¿por qué? ¿De dónde sacaba tanta maldad?

El amargo recuerdo de sus recurrentes pesadillas y grotescas visiones le hizo sentir un escalofrío. Tal vez no fuese sólo su imaginación desatada. Quizá había algo muy oscuro en su ser, y ahora lo había legado en su imperfecta criatura... Si tan sólo existiese algo, lo que fuera, que detuviese esa espiral de locura, que apartase sus rencores y miedos y le brindase un poco de buen humor, como esa típica taza de chocolate caliente que uno se toma cuando un chaparrón lo pilla sin paraguas de camino a casa, o la canción que uno se pone para animarse tras un horrible día de trabajo...

Una canción...

Los ojos del científico se iluminaron ¿qué podía perder? En su situación, lo único que podía hacer para ayudar a esas personas del ascensor y salvar el pellejo él mismo, era intentar aquélla locura, pero antes, esperaría ver si la muchacha que le hablaba tenía éxito o no.

"Tengo un as bajo la manga, Wheatley"

[Doug]

En lo alto de la torre de Stark Wheatley Industries, el científico Doug Rattman se encontraba atrapado entre la pared de baldosas blancas y los letales cañones de las armaduras de Ironman, incapaces de dejarle avanzar o retroceder. Ambos, creador y creado, observaban desde una pantalla de televisión gigante lo que ocurría dentro del ascensor que llevaba al último piso; la guarida de Wheatley.

–¡Míralos! Que ridiculos y pequeñitos se les ve ahí dentro… –se burló la IA– tratando de resolver el puzzle para salvarte la vida… ¡Qué idiotas! No saben que les has traicionado y que vas a ayudarme a que no me desenchufen…Por qué... vas a hacerlo, ¿no?– el iris azulado del robot le dedicó una mirada inquisitiva a su creador, esperando una respuesta afirmativa que aliviara sus temores.

–Oh… pero no te preocupes por mi… tengo preparada una sorpresa para cuando lleguen… – dijo esta vez con una voz más grave de lo normal. Fue en ese momento, por primera vez, dónde Doug se dio cuenta de lo que le estaba sucediendo a su querido robot. El iris de Wheatley abandonó por un instante su color azulado y se volvió rojo como la sangre, acompañado por un leve estallido de chispas. La energía y el poder que que le ofrecía el esqueleto robótico de Jarvis estaba sobrecargando su sistema. Si el núcleo seguía conectado por más tiempo a esa fuente de alimentación, los daños a sus circuitos internos serían irreparables...


[Rocket, Sam, y Alice]

El improvisado grupo se encontraba en un no tan terrible aprieto (a pesar de que estaban muy apretados en el ascensor), al menos para las personas que sí sabían de matemáticas avanzadas. Y es que Alice y Sam, eran incapaces de realizar una ecuación tan sencilla como la que Wheatley proponía.

Tony miraba extrañado a su compañero Rocket, que recientemente le había utilizado como rama de árbol para subirse en su hombro y estar más a sus anchas. Le sorprendía que el pequeño mapache no hubiera estallado ya con la respuesta para acabar rápidamente con el jueguecito de la IA. Estaba seguro de que Rocket era capaz de eso y más… incluso él mismo ya conocía el valor de X cuando todavía quedaban cincuenta y cuatro segundos de la cuenta atrás. La cuestión era… ¿Por qué no lo decía? ¿A que estaba esperando? ¿Estaba poniendo a prueba al mismo Wheatley? ¿El robot sería capaz de eliminar a su propio creador si no le daban una solución?

El multimillonario imitó a su amigo y decidió esperar hasta el último momento por si tenía que decir la solución. Así pues, observó cómo Alice trataba de solucionar las cosas a su manera y obedeció cuando les pidió que se taparan los oídos...

–Vaya ojos más bonitos. Juraría que eran castaños hasta hace un momento. ¿Lo has visto, Doug? Aunque yo prefiero los ojos azules, como mi ojo. De hecho, mi iris está compuesto de uno de los mejores materiales que...– la IA empezó a divagar mientras Alice activaba sus poderes.

–Wheatley… me llamo Wheatley. W.H.E.A.T.L.E.Y. ¿Lo captas? Aunque señor robot suena bien.– de pronto, el distraído iris azulado del robot se detuvo para mirar a Alice de arriba abajo, como si fuera la primera vez que la viera, y se dio cuenta de lo magullada y herida que estaba la chica– Venga ya… ¿En serio ya estáis cansados? ¡Pero si todavía no ha terminado la programación de hoy! Vamos, haced un último esfuerzo y os prometo una divertida sorpresa cuando resolváis este puzzle.

Al parecer, los poderes de la mutante no funcionaron con la máquina, pero hacía falta menos que eso para  confundir a Wheatley. Tan solo había que usar la lógica y las paradojas contra él. O incluso darle algo más de charla, y es que a pesar de ser el más estúpido de los robots, Wheatley tenía sentimientos humanos.

–¿Te... quedarías conmigo… a resolver puzzles?– su voz vaciló por un instante, y su ojo se abrió más de lo normal, sorprendido.– ¿Cómo sé que no me estas mintiendo? Los humanos usáis mucho eso de las mentiras… –dijo volviendo a analizar a Alice de arriba abajo. De repente cambió de idea.– Bueno… A ti no te mataré. De momento.

Tras la breve charla, el ascensor quedó sumido en un profundo silencio, y nuestros amigos se miraron los unos a los otros. Dejaron pasar el tiempo, hasta que quedaron diez segundos de la cuenta atrás. Tony se resistió hasta el último momento para decir la respuesta, pero entonces...

–¿Es que nadie más sabe resolverlo? ¿En serio? ¡Pero si es muy fácil! ¡Hasta un cretino podría resolverlo! Solo teneis que aislar el número 28 para hacer las multiplicaciones y divisiones. Si quitáis el 28 de en medio os quedaría: 7(6x - 7 + 4(3x - 5) = 5x + 78; 42x - 49 +12 x - 20 = 5x + 78; 42x + 12x - 5x = 78 + 4 + 20; 49x = 102; con lo que x = 102/49.

ERROR

– No, espera, era el revés. Tenéis que multiplicarlo todo por veintiocho. Si, es eso… entonces sería (168x - 196/112) + (84x - 140/196) = 140x + 2184/784; 784(196(168x - 196) + 112(84x - 140)) = 140x + 2184; 153664(131712x - 153664) + 87808(65856x - 109760) = 140x + 2184; (20239392768x - 23612624896) + (5782683648x - 9637806080) = 140x + 2184; 20239392768x - 5782683648x - 140x = 2184 + 23612624896 + 9637806080; 14456708980x = 33250433160; y esto da X= 33250433160/14456708980.

ERROR

–Estúpida máquina ¿Me estás tomando el pelo? ¡Pero si es muy fácil resolver esto! ¡La X es igual a 255!

ERROR

–Entonces es 3,1416– Error – Pues es 1,61803– Error – ¿Menos UNO?– Error – ¡¡¡Basta yaaa!!! – ErrorErrorErrorErrorError…

...

– Vale, bien, esto… – el robot parecía fatigado tras el silencio y se tomó su tiempo para recomponerse– Resulta que la ecuación está estropeada. Sí, está estropeadísima y no se puede solucionar. Bien, pero como no os puedo dejar sin puzzle final, ya sabéis, por eso del Boss Final, os pondré otro. Uno todavía más fácil, para que no tengáis que pensar demasiado. – A pesar de no tener pulmones, la IA dejó escapar un profundo suspiro con la ayuda de los módulos de su voz.– Allá... vamos...

La ecuación de la pantalla desapareció lentamente hasta fundirse con el negro del fondo. De pronto, como si alguien estuviera tecleando, los píxeles dibujaron una palabra: Wheatley.

– Vamos a ver, ¿Cuántas letras tiene mi nombre?

El enigma parecía fácil, pero de pronto, la e del dichoso nombre empezó a alargarse como si alguien se hubiera quedado dormido en el teclado.

Wheatleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeey


FDI: ¡Excelente! Vuestros post me han sorprendido xD Esperaba que alguien resolviera la ecuación pero habéis podido avanzar sin necesidad de ello. ¡Os dejo aquí la respuesta por si teníais curiosidad!

Y si os lo estabais preguntando, los cálculos fallidos de Wheatley no son inventados xD ¡Me he puesto a multiplicar y dividir como una loca! jajajaja

¡Ánimo que ya queda poco para terminar! xD

Solución:

OFF: Siento la tardanza chicos

Mientras maldigo mi más que evidente nula atención a las clases de matemáticas, la dulce morena interrumpe mis pensamientos con una suave y susurrante voz; pidiendo que, por favor nos tapemos los oídos.

Sin cuestionar ni una sola de las palabras de tan encantadora muchacha, coloco las palmas sobre mis oídos; apretándolas levemente hasta conseguir el característico sonido de "vacío". Y es que, aparte de tener la suficiente confianza en ella como para no debatir sus peticiones, conozco de buena mano lo que es capaz de hacer con esa melodiosa y cautivadora voz que tiene.

Así, una vez que el movimiento de sus labios se detiene, aparto mis manos de las orejas; momento en que la IA vuelve a comenzar con su parloteo. Primero intentando resolver su propia cuenta, de manera nefasta; y luego proponiendo un segundo reto, más absurdo que el anterior.

Como era de esperar, mi poco paciente maestro acaba por estallar.

- Bueno, bueno - digo, intentando calmar al irascible roedor - Tampoco es necesario tomárselo así ¿No? - continúo, intentando calmar los ánimos; forzando una amistosa sonrisa - Lo mejor será dejarse de retos y demás complicaciones. Mejor déjanos subir, para poder hablarlo todos juntos y hacer las paces ¿Eh? - concluyo, dirigiéndome hacia la pantalla "parlante" y dando la espalda a Rocket para que vea como cruzo los dedos durante todo mi fingido discurso de paz

Tal vez por culpa de toda la tensión acumulada a lo largo de toda esa estrambótica aventura, Alice se llevó una mano a los labios y bajó la mirada, conteniendo la risa. Ver a la IA intentando pelearse consigo misma para resolver un problema que ella misma había propuesto era una situación de lo más surrealista. No podía olvidar todo lo que Wheatley había provocado, las vidas que había puesto en riesgo, la cantidad de dinero despilfarrado, y la amenaza que todavía comportaba, pero aun así, su cuerpo cansado y dolorido agradecía la pequeña distracción alegre ofrecida por semejante espectáculo. Por más que Alice pensara firmemente que Wheatley tendría que ser responsable de sus actos, y que lo que había estado a punto de suceder a los científicos no tenía ningún tipo de perdón, y aun así, no pudo evitar reír.

No quedaba mucho más por hacer dentro del ascensor, tan solo esperar. O eso pensaba la morena, porque antes de que llegaran a su destino, Wheatley había hecho otra de sus preguntas. Alice ya se encontraba contando todas las E’s cuando Rocket interrumpió dejando clara una lógica aplastante, que hizo que Alice se ruborizara hasta la punta de las orejas. Era como una de esas pregunta trampa en las que tenías que pensar en la lógica tras el enunciado en lugar de seguir ciegamente las instrucciones que te habían dado. De esas cosas que parecían tan obvias una vez te encontrabas con ellas, pero en el momento, parecían quedar ocultras tras un velo, para aquellos que debido a la visión tunel, eran capaces de pasarlas por alto.

Gente, como Alice en aquel preciso instante.

- Ochenta y uno... - susurró en un débil hilo de voz, para acto seguido desviar la mirada al robot de sus brazos, y después, al suelo.

Había ochenta y una E’s en el nombre escrito en la pantalla. Y ochenta y una veces, se repitió a sí misma lo tonta que había sido.

FDR::

Douglas observó al variopinto grupo del ascensor por un momento. Un mapache parlante. Por un instante creyó que eran sus visiones jugándosela otra vez, pero el resto del grupo interactuaba con él, así que debía ser real. Stark les acompañaba, repuesto ya del golpe que le propinó rato antes. No se sentía inquieto al verle, pues es la incertidumbre la que genera inquietud, y él estaba seguro de que sería despedido... y con ellos iban dos jóvenes, chico y chica, y ella sostenía una... ¿Torreta defensiva? en brazos. No podía imaginar cómo habían acabado reunidos, pero parecían tramar algo, querían engañar a Wheatley, hacer que les diese la victoria.

Eso era sencillo, claro que no estaban luchando sólo contra Wheatley, si no contra la versión que un sistema operativo realmente complejo estaba haciendo de él...

- No lo vas a conseguir, Douglas...

Doug se dio la vuelta asustado, mirando a sus espaldas, pese a la vigilancia de las armaduras. Entra ellas, él mismo se dedicaba una sonrisa socarrona.

- Sólo eres otra madita visión

- Episodio paranoide con alucinaciones ópticas y auditivas, sí, sé que te sabes tus diagnósticos de memoria, como también sabes que has fracasado como científico...

- Wheat no es un fracaso, ¡todo prototipo necesita un período de pruebas!

- Su período de pruebas ha destruído un complejo científico de los más importantes del mundo y puesto en riesgo muchas vidas, ni siquiera en armamentística ocurren cosas así... Míralo, mira cómo el poder y la inseguridad lo transforman en un monstruo. Igual que a nosotros... Has cogido todo lo que hace perfecta a una máquina, todo aquéllo que adoras de los robots y lo has mancillado para darle lo peor de los humanos, ¿Qué te pasa, Doug? Necesitabas demostrar al mundo que pese a tus esfuerzos en negarlo, eres como los demás? ¿necesitaba el pintor un lienzo donde reflejar quién es en realidad?

- ¡No! ¡Yo no soy así! ¡Él no es yo! ¡Es diferente, único!

- ¿Dices eso por que te enorgullece, o por que tienes miedo de que toda su fragilidad moral, toda su maldad incipiente... sea tuya?

-¡¡No es malvado, no puede serlo, lo sé, soy una buena persona!! ¡¡CÁLLATE!!

Douglas comenzó a agitarse nervioso, tapándose la cara y los oídos como podía, intentando huir de esa proyección extraña. Al cabo de un rato, con la respiración agitada, miró al mismo lugar, y ya no estaba. Luego observó a Wheatley y se dirigió a él en tono abatido.

- Wheat... No lo hagas

Tony Stark observó en silencio la reacción exagerada de Wheatley frente a los problemas. El robot no había sido capaz de solucionar una ecuación de segundo de Bachillerato, y la frustración le desordenó los parámetros lógicos de su código madre. Era fascinante… Douglas había creado una inteligencia artificial única en su especie, capaz de imitar las emociones humanas ignorando toda lógica.

Pero lo malo de alcanzar esos niveles de realismo, eran las situaciones imprevisibles que la máquina estaba causando. Los mecánicos e informáticos que entregaban sus vidas a la robótica, habían estudiado las leyes de la probabilidad y sabían que no debían dejar nada a la suerte. Siempre había un patrón detrás de cada código, y lo aleatorio en la informática era tan solo una mera ilusión humana. Pero Wheatley era ilógico e impredecible, y eso era lo que le hacía más peligroso que otros androides.

Las dos armaduras de Ironman siguieron apuntando a Douglas Rattman mientras ambos, robot y creador, veían por una pantalla lo que sucedía en el ascensor. Si Wheatley hubiera tenido rostro humano hubiera estado sonriendo al mirar cómo alice contaba, una a una, las letras de su nombre. Pero se le hubiera borrado la sonrisa rápidamente al ver el resultado de su última prueba. Ella había sido la única que se había preocupado por solucionar el puzzle, por seguir entreteniéndole... y aún así se había equivocado. Los otros tres hombres del ascensor, ni siquiera se habían molestado en complacerle.

La rabia, y el sobrecalentamiento de los circuitos terminó por hacerle estallar. Ya no había vuelta atrás, y nada podía hacerle razonar.  La voz de la IA se mantuvo profunda y grave durante el resto de la conversación, y Douglas se dio cuenta de que el iris azulado de su amigo había desaparecido. Ahora el ojo de Wheatley relucía en un color brillante y rojo como la sangre.

-¿PERO ES QUE NI SIQUIERA OS HAN ENSEÑADO A CONTAR? ¡HAY OCHENTA Y OCHO LETRAS! ¡88!- protestó alterado. A ser posible, les hubiera gritado a todo pulmón en el caso de tener uno o dos.

- De todas formas, has preguntado cuántas letras tiene tu nombre, no cuántas letras se muestran en pantalla…- replicó el dueño del edificio.

De pronto, se hizo el silencio. Wheatley se había equivocado otra vez...

-Muy bien… ¡MUY BIEN! ¿queréis algo difícil? ¿Eh? ¿Eso es lo que queréis? ¡PUES SE ACABÓ LA TONTERÍA! - El robot trató de calmarse, pero a estas alturas del juego era incapaz de controlarse a sí mismo. Envió varias señales electrónicas desde su posición, y  aceleró la subida del ascensor, por lo que nada más llegar a la última planta, el elevador se sacudió como una maraca. Las puertas de cristal se abrieron, y delante de los Guardianes de la Galaxia y la X-Men, se encontraban Douglas y Wheatley junto al ordenador central.

- Wheat... No lo hagas - susurró Doug a su lado. Pero la voz del científico no llegó a su amigo. El robot había quedado perdido en el interior de su cáscara metálica.

- Tenéis treinta segundos… ¡PARA DESACTIVAR ESTA BOMBA!

Frente a sus narices apareció el último modelo de un explosivo de industrias Stark que marcaba la cuenta atrás. Los tres hombres se dieron cuenta de que por una vez, la amenaza del robot era real. Esa bomba funcionaba a la perfección, y si llegaba a detonarse, probablemente haría explotar el edificio entero. Rocket, Nova y Tony tenían menos de treinta segundos para desactivarla o ya podían ir despidiéndose de sus vidas…

Los tres hombres estaban tan concentrados con el explosivo, que no se dieron cuenta de que las armaduras Ironman se habían movido de su sitio. La primera, se había acoplado en el cuerpo de Douglas Rattman, y la segunda había atrapado en su interior a Alice. Las armaduras les impedían moverse, pero tenían instaladas un micrófono en la cabeza con el que poder hablar.

Wheatley había dejado claro con ese acto que al menos protegería las vidas de aquellos humanos que se habían mostrado amables con él...

FDI: Rocket y Nova deberán hacer una tirada para desactivar la bomba. Doug, ya sabes lo que tienes que hacer ahora xD

El miembro 'Rocket the Racoon' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

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'Dado de 10' : 1

Desgraciadamente, fingir amabilidad con la IA psicópata no acaba de funcionar; por no hablar de las caras de Rocket. Parece estar apunto de estallar en cualquier momento ¿Acaso no recuerda la clase que le dí sobre "gestos cómplices? No me extraña que siempre perdamos a las cartas contra Cosmo; aunque puede que el hecho de que sea un perro telépata tenga algo que ver.

Así, mientras la tostadora chillona comienza a cabrearse cada vez más, conseguimos alcanzar el piso donde se encuentra junto a su creador y rehén. Momento en que, como no podía ser de otra manera, la cosa empeora hasta niveles insospechados.

El robot con serios problemas homicidas hace accionar una bomba en la sala; dejándonos un margen de treinta segundos para desactivarla.

El primero en acercarse a la misma es Rocket; pero sus intentos son más que ineficientes. Sin duda no se trata de un explosivo corriente.

- ¡Nos quedamos sin tiempo! - grito, antes de acercarme a la misma y agarrarla con ambas manos - No podemos dejar que esto detone aquí - concluyo, antes de lanzarme volando en dirección a la pared más cercana y atravesarla

Tengo que alcanzar el cielo de Nueva York, y alejarme lo máximo posible de todo.

El miembro 'Sam Alexander' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

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'Dado de 10' : 2

Por un instante, estuvo convencida de estar atrapada en un sueño. De sentir dos fuertes brazos que tiraban de ella de espaldas, encerrándola en una tremenda oscuridad. No podía moverse, y la sorpresa, que la había atrapado con los pulmones vacíos de aire, le impedían hablar, así como su propia moralidad. Sus ojos orbitaba asustados mientras intentaba orientarse y comprender lo que estaba sucediendo… Estaba en el interior de algo. Algo que no le dejaba moverse. Los cortes de su cuerpo escocían al rozar la ropa y la armadura que ahora encerraba su cuerpo.

¿Había escuchado bien? Una bomba. Había una bomba. Y antes de que pudiera reaccionar o pensar en lo que tenían que hacer a continuación, alguien ya había decidido por ella y se veía inmóvil dentro de una de las famosas corazas de Iron man. Tal vez en otra situación, hubiera admirado la oportunidad de ver tan de cerca una de las mayores maravillas de la creación humana, pero la previsión de morir en escasos segundos rompía totalmente el momento. Mientrastanto, parecía que Nova y Rocket perdían la calma. Y no era para menos. De no estar en aquella armadura que le impedía doblarse, Alice estaría, probablemente, ahovillada en el suelo con las manos fuertemente sujetas a su sien, y perdiendo completamente los estribos.

Quería gritar. ¿Pero qué? Sintió la calidez de sus mejillas en cuanto las lágrimas dieron rienda suelta a su recorrido. Intentó liberarse de aquel lugar, forcejeando, jadeando por el esfuerzo. La británica no era consciente de que había un micrófono que transportaba su voz al exterior. Su miedo, su desesperación, su cansancio, liberados en pequeñas dosis de sobreesfuerzo y pequeños sollozos. Tan solo la costumbre apartaba a Alice de llorar a viva voz, obligandose, como siempre, a llorar en silencio.

- ¡Nos quedamos sin tiempo! - se le heló la sangre, se quedó muy quieta. Incluso las lágrimas se detuvieron, mientras Alice afinaba el oído para escuchar qué sucedía. - No podemos dejar que esto detone aquí.

- No… - susurró, primero en voz muy baja. Entonces escuchó un golpe, el sonido del cimiento al ceder sobre su propio peso… O el ruido que haría el cuerpo del joven héroe al atravesar una pared de piedra. - ¡Sam, no! - gritó al fin, las lágrimas de nuevo escapando a su voluntad.

Se sumió de nuevo en silencio. Convencida de que ya no llegaba a tiempo… Sam no la habría escuchado. Nova se había llevado la bomba… ¿Qué sentido tenía todo aquello? ¿Por qué un robot iba a tener tanto odio a las personas…? No entendía nada. Dentro de aquella armadura, tan solo podía escuchar su propio corazón.

- Por favor… que pare ya… Quiero volver a casa...

En medio de aquélla insana tensión y aún preguntándose cómo proceder, Doug se vio envuelto contra su voluntad por la armadura de Iron man más cercana a su ser, alcanzando a ver antes de ser encerrado en ella, que otra más se abalanzó sobre la muchacha del grupo para absorberla como a él.

"Demonios Wheat, ¿Qué estás haciendo?"

No hubo tiempo para elucubrar más sobre ello. Ya no hubo tiempo para nada. A través del monitor de la armadura, el científico vio cómo una bomba S-18C de las que el departamento armamentístico estaba desarrollando apareció en la sala, traída desde ves a saber dónde, con la promesa de estallar en breve si nadie hacía nada, y entonces, alguien decidió hacer algo; Ese muchacho vestido de forma extraña se arrojó a por el artefacto y atravesó una pared con él. Doug se habría llevado las manos a la cabeza de haber podido hacerlo, ¡Malditos jóvenes impulsivos! ¡ese impacto podría haber detonado antes la bomba! Aún así, ese trasto tenía capacidad para volar un ejército entero, por lo que su gesto era inútil; No llegaría suficientemente lejos para salvarles.

- Es inevitable Doug. Va a hacerlo, y vas a verlo. Tu pequeño va a matar a esas personas y al mapache...

-¡No, joder! ¡Iros a la mierda tú y mis otros miedos, necesito pensar!

Analizó la situación a máxima velocidad; sabía que el edificio había sido reestructurado, pero el departamento de armas estaba demasiado lejos y era imposible haber trasladado todo su contenido a una posicion más cercana, por lo que había una alta probabilidad de que esa bomba estuviese en uno de los módulos de montaje de las plantas intermedias del edificio y por tanto, estuviera incompleta. Si así era, quizá no estallase al terminar la cuenta atrás, pero no deseaba aferrarse a una probabilidad tan sujeta al azar; Si quería asegurarse de que ese artefacto no estallase, debía hacer que el propio Wheatley lo detuviera, y para ello, tenía que volver a ser él mismo... Seguramente el sistema había sobrecargado sus procesadores debido a su falta de experiencia manejando tanta información diversa a la vez; Emociones, responsabilidades, toneladas de comandos y acciones, y datos de producción... Doug suspiró resignado aceptando la ironía; Todo este desastre fue causado por un novato que no pudo separar lo personal de lo profesional en un puesto que le venía grande...

...pero ya era hora de tocar su fibra personal para tratar de devolverle a aquélla sala a arreglar el estropicio.

Carraspeó un par de veces. No iba a resultarle difícil, pues llevaba varias semanas haciéndolo, aunque ahora sí iban a tomarle por loco para el resto de sus días... Del casco de su armadura empezó a sonar un alegre silbido. Las notas de una famosísima canción empezaron a oirse por la sala, cada vez más alto, y entonces, exhibiendo aquélla voz aguda que desarrolló cuando aún era un melenudo universitario que soñaba con ser el primer científico estrella de rock del mundo, se entregó por completo a uno de sus temas favoritos. Y de Wheatley también.

La cancioncita XD:

"Vamos Wheat, siéntelo, NECESITAS hacer esos coros, ¡lo sabes!"

Observó la escena y deseó que funcionase. Deseó con todas sus fuerzas que fuese cierto que la música amansaba las fieras.

FDI: Perdonad, con las prisas se me olvidó añadir un detalle en el post anterior xD lo añado ahora mientras hago el resumen.


Los últimos acontecimientos habían sido la gota que colmaba el vaso. Wheatley estaba sobrepasando todos los límites que le permitía su estructura metálica y el sobrecalentamiento de sus circuitos nublaba el poco sentido común que ya tenía de por sí. Su voz se había modulado a una con un tono más grave y tétrico, como cuando los casetes portátiles perdían batería y empezaban a ralentizar y distorsionar las canciones. Pero ese no había sido su único cambio, la pupila azulada del alegre Wheatley había pasado a ser roja como la sangre. En definitiva, ocupar el lugar de Jarvis le estaba pasando factura, y si nadie le sacaba de allí pronto el día podía terminar en desastre.

-Muy bien… ¡MUY BIEN! ¿queréis algo difícil? ¿Eh? ¿Eso es lo que queréis? ¡PUES SE ACABÓ LA TONTERÍA! - desde su posición, utilizó uno de los brazos metálicos de la estructura de Jarvis para accionar un botón rojo que había a su derecha. Eso provocó la aparición de una plataforma en medio de la habitación, que se había alzado desde el suelo hasta colocarse frente a Stark y sus compañeros. En medio de ésta, descansaba un gran pastel de chocolate con una pinta realmente deliciosa.


-¡Aquí tenéis vuestra recompensa!- exclamó el corrupto Wheatley con una extraña amabilidad. Desde su posición, el grupo podía escuchar un casi inaudible tic-tac de reloj que provenía del interior del pastel.

-The Cake is a Lie. The Cake is a Lie.- empezó a repetir la torreta de Alice, que parecía sufrir algún tipo de colapso o cortocircuito en su sistema.

Cuando los héroes se acercaron a examinar el pastel, se dieron cuenta de que estaba hecho de plástico, al igual que las cerezas, la nata y la vela. En ese instante, el pastel se abrió por la mitad, revelando que en realidad se trataba de una caja, y contenía en su interior el último modelo de un explosivo de industrias Stark que marcaba la cuenta atrás.

- Tenéis treinta segundos… ¡PARA DESACTIVAR ESTA BOMBA!

El primero en perder los estribos fue Rocket, que corrió rápidamente hacia el pedestal con intención de detener el contador. Pero tuvo tan mala pata, que tropezó por el camino y se dio de bruces contra el altar. El pastel-bomba se balanceó desde su posición hasta caer por el borde del pedestal blanco. Tony Stark se llevó las manos a la cabeza y gritó. La bomba era tan frágil que al mínimo golpe explotaría, y se llevaría consigo el edificio entero y varias manzanas a la redonda. Por suerte, Nova, que había seguido a su maestro igual de alterado, detuvo la caída de la bomba y la aferró en sus brazos.  

Sin más tiempo para pensar en una estrategia, el cadete estaba dispuesto a sacrificarse llevando la bomba consigo lo más lejos posible. El chico no lo dudó ni un instante, y aferrando con fuerza el explosivo de última generación atravesó la pared del techo a toda velocidad.

Quedaban tan solo quince segundos para la detonación, y la situación no parecía que iba a mejorar. Stark ayudó a Rocket a levantarse del suelo después de darse el santo piñazo y Alice lloraba silenciosamente dentro de Ironman. ¿Y qué hizo Doug? Sus compañeros pensaron que había perdido la cabeza en cuanto le escucharon tararear desde el interior de la armadura el estribillo de una canción muy conocida de los Scissors Sisters.

La tensión se respiraba en el aire, y mientras Wheatley se regocijaba de la desgracia ajena con una gran carcajada maquiavélica, la IA empezó a seguir inconscientemente el ritmo de la canción con un movimiento de cabeza, o más bien, un movimiento de esfera. Cuando llegó el momento álgido, el robot no pudo resistirse más y le hizo los coros a su fiel compañero de aventuras.


- ¡¡Oooooooh, Dougie!! Ya sabes lo mucho que me gusta esta canción.- confesó el robot con una voz totalmente placentera. El módulo de sonido había recuperado su timbre característico, con ese agradable acento de la región oeste de inglaterra, y su iris volvía a ser de un color azul celeste.- ¿Doug?- Preguntó el robot, extrañado ante el silencio de su amigo. De pronto, la IA echó un vistazo largo a lo que sucedía a su alrededor, como si fuera la primera vez que viera con claridad. Su ojo se contrajo del disgusto y la cordura perdida encontró de nuevo alojamiento en el interior de su caparazón metálico- ¿Qué está pasando? ¿Qué estoy haciendo? No...No… NONONONONONONO.

Quedaban tan solo cinco segundos para que todo se echara a perder, y existía una mínima posibilidad de que todos se salvaran.

- Yo solo quería demostrar que era capaz de serle útil a alguien…. Yo… Yo… Lo siento, de verdad, lo siento mucho... - su voz mostró un terrible arrepentimiento mientras su ojo se inclinaba en dirección al suelo, esperando la gran bronca de su vida.- Ahora mismo lo arreglo todo. Creo que este era el botón que desactivaba la bom...

Pero ese botón no era el correcto. Lo que activó Wheatley fue la trampilla que daba directa al crematorio. Por esa apertura en el techo apareció la cáscara vacía del cubo de compañía, que estaba ligeramente chamuscada, y cayó encima de la palanca que extraía el núcleo de Jarvis. Con lo cual, y teniendo en cuenta la velocidad que llevaba el cubo, el robot salió despedido del ordenador central y atravesó volando el agujero que Nova había creado en el techo...

-¡¡¡...BaAaAaAaAaAaAaHhHhHhH!!!- el intenso grito de Wheatley se perdió en la lejanía.

Tony aprovechó que el ordenador central había quedado libre para volver a instalar a Jarvis antes de que fuera demasiado tarde. Pero nada más llegar al monitor...

¡¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!!

Nova había conseguido llegar al espacio con la bomba y evitar que detonara en medio de la ciudad, salvando así miles de vidas. Pero a cambio, el casco del cadete quedó fracturado por culpa de la explosión. El chico había perdido la capacidad de volar y propulsarse por el espacio, y empezó a caer en picado atravesando la atmósfera a toda velocidad...

Sus compañeros tenían poco tiempo para reaccionar, pero el ingeniero consiguió recuperar su fiel programa informático, y las armaduras de Ironman volvieron a ser manejables. Utilizando el control remoto, Stark activó el prototipo que vestía Alice y lo puso en marcha. La muchacha salió volando por la pared a una velocidad vertiginosa con la intención de evitar la colisión de Nova con la superfície terrestre.

Una vez la armadura de Ironman de Alice desvió la trayectoria de la caída de Nova, la muchacha llevó en brazos a su compañero hasta tierra firme, donde se encontraron con Tony, Rocket y Doug que habían salido a la calle. Los compañeros ya podían respirar tranquilos, puesto que todo había salido bien a pesar de las circunstancias. Nadie había perdido la vida aquel día. ¿Y Wheatley? Nada se sabía del robot. Había desaparecido.

El multimillonario dejó escapar un largo suspiro mientras observaba lo ruinoso que había quedado el edificio de Stark Wheatley Industries. Entonces, sus ojos se clavaron en su compañero científico.

- Douglas... tenemos que hablar.

FDI: y... ¡Eso es todo amigos! Cerraré este tema en cuando hagáis vuestros últimos post con las reacciones de vuestros personajes. Tendréis que decidir lo que hacéis con la torreta defectuosa y el núcleo del cubo de compañía. ¡Espero que hayáis disfrutado de este mini-evento! ¡Un abrazo, y nos vemos por el foro!

Aferrado a la bomba, atravieso el cielo a la máxima velocidad que me permiten mis poderes cósmicos; en un intento por alejarme lo máximo posible de la ciudad.

No sé cuanto será el alcance de esto, así que no puedo arriesgarme a detenerme.

Afortunadamente, al menos para la ciudad de Nueva York, logro alcanzar y atravesar la atmósfera antes de que estalle. Por supuesto, la explosión me alcanza de lleno; provocándome un fuerte dolor en la mayor parte de mi cuerpo, y quebrando gran parte de mi casco.

Un grito ahogado emerge de mi garganta, antes de que la caída empiece a hacerme perder la conciencia. Por suerte para mí, algo frena mi caída; aunque estoy demasiado ido como para comprobar si quiera de que se trata.

Poco a poco, voy recobrando el sentido; momento en que algo golpea mi casco. Se trata de Rocket; como de costumbre, oculta su preocupación con una máscara de enojo.

- Contaba con ello - bromeo, con una breve y algo dolorosa carcajada

A pesar de que mi uniforme recibió gran parte del impacto, me duele considerablemente todo el cuerpo. Apenas puedo mover un poco la cabeza para comprobar quien me sostiene; se trata de una de las armaduras de Iron Man, pero algo me dice que no es él quien se encuentra dentro de esta.

- Gracias por salvarme, encanto...

Una ligera sonrisa de medio lado se dibuja en mi rostro. Al fin algo de suerte.

Los pies metálicos tocaron el suelo y sus pasos pesados caminaron con lentitud hasta el resto del grupo, donde dejaron con delicadeza al muchacho galáctico en el suelo. La armadura se abrió y de su interior salió al fin Alice, quien con las manos en el rostro, hacía un esfuerzo titánico por no volver a llorar. Casi perdía a Nova, su amigo, quien con calidez minutos antes había celebrado que estuviera todavía viva. Casi lo perdía, junto a cientos de inocentes que podrían haber fallecido en manos de aquella explosión. Aun coja, con el tobillo ardiendo de dolor, y los cientos de pequeños cortes escociendo a lo largo de su menudo cuerpo, se arrastró junto al cuerpo que la armadura había dejado en el suelo.

Alice contemplaba el cuerpo de Nova con el corazón en un puño y cuando al fin este pareció recobrar el sentido, las lágrimas empezaron a manar en silencio desde sus ojos verdes. Dobló el cuerpo, apoyando la cabeza sobre el pecho de Nova y lloró en silencio, mordiendose los labios para que ni siquiera los sollozos escaparan a la prisión de su pecho y los brazos se cerraron entorno a su amigo. Lloró, hasta que se sintió lo suficientemente tranquila, lo suficientemente valiente para volver a alzar la mirada. Una mano temblorosa subió hasta el rostro de Sam e intentó apartarle el cabello de la frente, antes de presionar sus labios contra la misma, en un gesto tan expresivo como sencillo.

No solía buscar el contacto físico. De hecho, acostumbraba a negarlo y mantener las distancias. Pero Sam la había abrazado al verla con vida y ese gesto la había hecho sentir feliz y afortunada. Feliz, de sentir que alguien se alegraba de verla con vida. Valorada. Ese era el modo en que Alice quería transmitirle a Sam esa misma sensación. El saber que alguien esperaba volver a verle respirar, que alguien velaba por querer verle con vida.

De hecho, hubiera tenido el mismo gesto con Rocket, de no sentirse tan intimidada por el respeto que él le daba. Pero se preocupaba por él, a su modo, y también buscó el modo de transmitirselo, tendiendo un brazo con timidez para acariciar y apretar suavemente su brazo.

- ¿Estás... bien?

Funcionaba, ¡Sí, funcionaba!

El científico sonrió al ver que la máquina reaccionaba al estímulo musical, haciendo que sus emociones humanas hiciesen retroceder a la conciencia generada por el programa corrupto; El sistema no podía combatir algo que no conocía, que no comprendía.Sin embargo, también le dolió ver los resultados de su truco... El rostro de Wheat, de expresión limitada, se las había ingeniado para poder mostrar toda la angustia y arrepentimiento que sentía el pequeño robot en ese instante, contemplando el desastre que habían causado sus desaires, y el desespero por solucionarlo cuanto antes.

"Eso es Wheat, arréglalo, demuéstrales que no eres un tarado"

Puede que no fuese un tarado, pero para ser una máquina, era realmente torpe. Todo sucedió en un instante; La carcasa cayendo desde lo alto, la palanca, y Wheat volando expulsado a los cielos por el sistema de eyección del ordenador central. Parecía una ilusión, un mal sueño, una de sus viejas pesadillas... Doug se quedó sin habla, incluso sus visiones se disiparon, pues ante él sucedía algo que le causaba más temor que cualquiera de ellas.

- Wheatley... W-Wheat...

Ante él los héroes reinstalaron a Jarvis, luego la muchacha salvó al chico espacial de su caída, y finalmente, él mismo salió de su armadura y cayó de rodillas al suelo, apoyando sus manos lentamente sobre el regazo, sin apartar la vista del boquete por el que Wheatley había desaparecido. Permaneció así varios minutos, en estado de shock, incluso cuando Stark se dirigió a él.

- Wheat...

Douglas Rattmann nunca se había planteado tener una familia. Para él la paternidad era una frustrante carga y una pérdida de tiempo que no conducían a parte alguna. Sin embargo, libre de las necesidades propias de un ser orgánico, del tedioso período de crecimiento, y de todos aquéllos inconvenientes que le impedían sentir esa clase de interés, el científico no pudo evitar desarrollar ese vínculo con su creación.

Por desgracia, acababa de ser consciente de ello...