Golpe nocturno. [Pre Omega] (Joker, Harley Quinn, Selina Kyle, Jonathan Crane)

El Acertijo era una persona muy lista. Tan lista como para reconocer que fisicamente, Batman acabaria con el, pero lo suficientemente astuta como para nunca enfrentarse directamente. Sentia la necesidad de cometer un crimen increiblemente aclamado. Algo que sacudiera las mismas entrañas de Gotham.

Comenzo a investigar, y a planear sus fechorias, ¿por que no? El banco de Gotham. Sabia muy bien que cambiarian los codigos de seguridad en la noche que jurase el nuevo alcalde de Gotham City, y por cuestiones de seguridad, el banco no abriria todo ese dia. Faltaba poco menos de dos semanas, lo suficiente para planear especificamente cada parte del plan, y poder robarse el mayor botin que quisiera. Pero algo tenia muy claro, y es que el solo y sus matones espia no iban a marcar una diferencia.

Recurrio entonces a su astucia, y envio cartas y mensajes a los principales villanos de Gotham City. Penso la posibilidad de invitar a Pamela, pero desde hacia tiempo que no sabia de ella; Cobblepot pudiera ser invitado, pero si estaba el Joker dentro de su lista, preferiria tenerlos separados antes que juntarlos; Mascara Negra y Victor Fries eran demasiado peligrosos para juntarlos con el Joker, y Bane no recibiria las ordenes de Nigma. Era un bruto. Asi que penso en una lista de invitados, y la mejor combinacion que pudo obtener fue: Joker, Harley Quinn (La pareja de payasos siempre eran el alma del caos en todas las fiestas), Catwoman (habia que tener cuidado con esa gata. El botin seria para todos, no para un solo malhechor que viste con ropas que poco cubren y el Espantapajaros. Joker y el se entenderian, por lo que, considero esa una lista segura.

Habiendo terminado su lista de grandes invitados, envio un mensaje, escrito con una tinta verde similar a la de sus acertijos por las paredes. Los mensajes decian asi:

-¡Correo, Correo! ¿Que es mejor que un nuevo alcalde en Gotham? ¡El Acertijo! Reunanse conmigo en el lugar donde los ángeles cantan. Les gustara.

Ya habia preparado todo para sus grandiosos invitados. Puso diez matones armados sentados en la Iglesia, mirando hacia al frente mientras el se sentaba frente al atril, en su trono hecho con un gran "?" verde. Habia tenido que secuestrar a la esposa del carpintero que lo hizo para que trabajara gratis. Lo ultimo que queria era un tiroteo, por lo que coloco guardias en la entrada de la Iglesia, e indico que vigilaran que quien entrara no portase armas... A menos que sea uno de los invitados principales. No iba a ponerse a discutir con ninguno de esos peligrosos ineptos.

Ahora, sentado, y esperando, miro hacia los vitrales. Posiblemente, Catwoman entrara por arriba o por alguna entrada secreta. Los gatos no sabian de modales, eso estaba seguro. Los matones dentro de la iglesia vigilaban que las ventanas estuvieran abiertas, pero tambien que nadie mas que la gata entraran. No querian ni a Batman ni a su familia reunida en ese lugar. Si algo salia mal, posiblemente los villanos se desquitarian con el, y no necesitaba mas enemigos por ahora. Tomo su baston, y lo comenzo a girar, esperando pacientemente la llegada de sus invitados.

Orden de posteo:

Llegué a mi apartamento después de un largo día de compras. Llevaba conmigo más de diez bolsas de diferentes tiendas ¡, bastante caras todas. El último golpe que dí me había salido bastante bien, pero tenía que gastar una cantidad considerable de dinero antes de que la policía de Gotham empezará a sospechar, ¿y qué mejor que gastar todo ese dinero en ropa y joyas?

Tiré todas las bolsas por el suelo del cuarto y me cambié rápidamente colocándome un pijama corto. Me dirigí a la cocina para prepararme algo de cenar y decidí hacerme una ensalada, al fin y al cabo; este cuerpazo no se mantiene solo. Cogí todos los ingredientes: lechuga, tomate, maíz... Pero cuando fui a coger el atún, me llevé una gran sorpresa al encontrar justo encima de este un sobre con un gran signo de interrogación verde.

"¡Correo, Correo! ¿Que es mejor que un nuevo alcalde en Gotham? ¡El Acertijo! Reunanse conmigo en el lugar donde los ángeles cantan. Les gustara"

Leí un par de veces la carta y dudé un poco. Podía ser peligroso, muy peligroso; pero, ¿qué es la vida sin riesgos? Tenía ganas de marcha. Salí corriendo a mi cuarto y volví a quitarme la ropa para, ahora, colocarme el traje de Catwoman. Cogí mi látigo y salí por la ventana, enganchandome a un saliente, emprendiendo el camino hacía la iglesia más importante de Gotham.

El ambiente era extraño, había seguratas, peor yo estaba en la lista V.I.P. Aún así, preferí trepar hasta lo alto del techo de la iglesia y entrar con un par de giros en el aire, haciendo una entrada digna de mi.

Por lo que veía, era la primera en la fiesta. Vi a Enigma sentado en un gran trono con un signo de interrogación enorme. Que excéntrico. Ande unos pasos hasta quedarme en frente de los cuatro escalones que nos separaban.

- Cuánto tiempo, Enigma. Gracias por invitarme a tu fiesta. Aunque supongo que no seré la única invitada, ¿me equivoco?

(FDI: ¡Buenas! El Joker me ha cedido su turno, así que con permiso... XD)

¿Qué podía haber mejor que autoproclamarse el Amo del Miedo? Que el resto de aquellos payasos se lo tomasen en serio.

La última guarida de Crane había sido habilitada a imagen y semejanza de su propietario, como dictaba la norma no escrita. Bueno, en realidad sí estaba escrita, principalmente por el ego de quienes hacían de la villanía una forma de vida. El viejo matadero del barrio italiano del casco antiguo de Gotham era un lugar perfecto. Un espacio donde se habían ejecutado a tantas reses de ganado para el consumo humano, abarrotado de instrumental oxidado llenos de cadenas y cuchillas que recordaba a las cámaras de tortura medievales, con las manchas aún resecas de la sangre de los ejecutados sobre las hojas... La mente humana era tan fácilmente sugestionable con tales imágenes. No pocos artistas se habían inspirado en los mataderos y las carnicerías para recrear su propia visión del Infierno. Y aún más eran los asesinos en serie que utilizaban tal instrumental para sus retorcidos propósitos. La casa del miedo, sin duda.

Y allí estaba él, sentado sobre su trono destartalado hecho de trozos de madera claveteados sobre una pila de basura. Sus matones, todos protegidos con máscaras de gas para no ser víctimas del arma predilecta de su jefe, custodiaban la sala del "trono". Una noche más, el Espantapájaros meditaba su nuevo plan diabólico para aterrorizar Gotham.

-Veamos... ¿Qué creéis que sería más adecuado? ¿Empezar por envenenar la comida del orfanato Christine Blessing? Ah, los niños, unas víctimas tan prematuras del miedo... Sólo una dosis suficiente para que todos sueñen con el Hombre del Saco durante una semana. O dos.

-Eh, jefe...

-O esperad... ¿Por qué hacerlo ilusorio? ¿Y si viniese a verles el Hombre del Saco de verdad? ¡Sería aún más fascinante! Y de paso podríamos chantajear a unos cuantos peces gordos para que empiecen a soltar pasta. A fin de cuentas, con algo tendré que pagaros, ¿no?

-Jefe, verá...

-No, no, no, eso es demasiado previsible. Demasiado chabacano. No basta sólo con los niños. Hay que hacer algo gordo, algo realmente grande. Esta ciudad debe aprender a tomar en serio al Espantapájaros...

-Jefe...

Crane se crispó y dio un topetazo sobre el reposabrazos de su improvisado trono.

-¿¡Es que no ves que estoy intentando pensar, especie de babuino oligofrénico!? ¡¡Es una tarea más compleja de lo que piensas, y tus constantes balbuceos sin sentido no ayudan en nada!!

El matón se encogió de miedo. Puede que su jefe pareciera un tipo esmirriado que no aguantaba ni media torta, pero sabía muy bien cómo se las gastaba cuando se enfadaba. Y NO quería verle enfadado.

-Es que... Ha llegado esto para usted.

Le tendió un sobre pintado de verde con una interrogación en medio. Crane se lo arrebató sin mediar palabra y revisó su contenido. Su cara forrada de tela de saco mostró indiferencia al principio, luego molestia, y finalmente una perturbadora mueca de complacencia.

-Así que Nygma quiere jugar a uno de sus jueguecitos, ¿eh? Bien... Esto puede ser interesante, siempre y cuando le deje claro a ese monigote amante de la confusión que no es buena idea pasarse de listo con el Amo del Miedo. -miró a sus matones y saltó del trono con agilidad pasmosa-. -¿Se puede saber qué estáis mirando, cretinos? ¡En marcha! Hoy tendremos reunión familiar.

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La llegada a la iglesia no fue problemática. Un par de coches patrulla se interpusieron, pero el gas del miedo dejó a los agentes ocupados con su aracnofobia. Resultaba hasta insultante ver a cuánta gente de Gotham le afectaba una fobia tan común y absurda.

Como era de esperar, El Acertijo había preparado una suntuosa bienvenida para sus compañeros de celda y fechorías. El Espantapájaros entró acompañado de sus matones enmascarados, que miraron inquietos a los contratados por Enigma, con las manos acariciando sus escopetas. Crane pasó en primer lugar, de modo que la luz que entraba por el rosetón de la fachada de la iglesia iluminó su figura espigada y delgaducha por detrás y proyectó una sombra siniestra que cubrió los bancos a su paso. El miedo seguía de cerca a su amo.

-Cuánto tiempo sin vernos, ¿verdad, amante de la incógnita? No creas que he venido solo; tengo una adivinanza sólo para ti. Adivina, adivinanza: ¿a qué tiene miedo el hombre con el ego más grande del mundo?

Giró la cabeza enmascarada y posó los ojos penetrantes e inquietantes sobre la primera visita que había recibido Enigma, justo delante de los escalones sobre los que se alzaba el podio.

-Enigma, pero qué falta de precauciones. ¿No sabes lo que pasa si dejas que un gato negro se cruce en tu camino? ¡Y encima ante una escalera! En fin, espero que no seas supersticioso...

Harley Quinn llegaba algo tarde a su cita con Enigma, ¿pero acaso eso no la hacía quedar elegante? 
Esperaba haber podido entrar a la iglesia del brazo de su novio y con un espectáculo digno, pero aquella noche el Joker tenía planes que atender antes de venir, así que la Arlequín decidió llegar antes por su cuenta y esperarle allí dentro. La noche era fría y oscura y no quería alertar al murciélago que acechaba.

La mujer aparcó su moto fuera, había venido sola para llamar menos la atención por las calles. Su pastelito ya traería el champán y los camareros para la fiesta.

Los matones de Enigma dejaron pasar a Harley que los iba apartando de su camino, chuleándose un poco mientras contorneaba sensualmente las caderas al caminar.

-¡Apartaros, pringados! - dijo y después abrió las puertas de la iglesia de par en par para reconocer a varios de los villanos más famosos de todo Gotham. Al parecer la reunión no solo era de ellos tres, pero aún faltaba el alma de la fiesta.

-Veo veo... - canturreó mientras se acercaba a sus compañeros de Crimen. 

- A un cuervo - pasó sonriente al lado del espantapájaros y le lanzó un beso al aire de forma burlona y después dejó escapar una carcajada.

- Una gata... - continuó, mientras sus pasos se detenían para quedarse a al lado de su amiga Selina y le dio un pequeño e intenso abrazo. Entonces miró a Enigma, que estaba sentado en su trono con la cabeza bien alta, como si realmente creyera que era una persona importante.

-¡Y un acertijo! - terminó, sin dejar que sus sonrisa burlona se apagara.

 - El señor J vendrá de aquí un rato, así que me ha mandado a mí venir aquí antes. Si ya estamos todos, puedes empezar a hablar cuando quieras, Enigma, ¿porqué nos has reunido aquí? - Preguntó Harley, cruzándose de brazos y mirando a Enigma con curiosidad.

Los guardias se alertaron y apuntaron a Catwoman cuando entro por la ventana, sin embargo, Nigma les señalo y les hizo una seña para que bajaran las armas.

-¿Que no saben que las gatas nunca entran por la puerta grande? - Sonrio con esa prepotencia tipica de el.

- Cuánto tiempo, Enigma. Gracias por invitarme a tu fiesta. Aunque supongo que no seré la única invitada, ¿me equivoco?

-Claro que no, claro que no. Toma asiento, adelante, ¿Quieres vino, leche, o atun? - Se ajusto su bombin y abrio los labios- ¿Como... (esta Pamela)? -guardo silencio antes de terminar la pregunta, y le indico a uno de sus matones que prepara un asiento entre las sillas de la iglesia. Despues, le arrojo una mascara de gas. - ¿Quien es el mas gaseoso de Gotham? ¿Scarecrow o el paya...

Corto su dialogo cuando Jonathan Crane entro. "Hablando del terror de Roma..."

-Cuánto tiempo sin vernos, ¿verdad, amante de la incógnita? No creas que he venido solo; tengo una adivinanza sólo para ti. Adivina, adivinanza: ¿a qué tiene miedo el hombre con el ego más grande del mundo?

-¡Amante de la incognita dices! Pero si no soy mas que el esposo de la señorita misterio. -Se guardo una sonrisa ante el comentario que hizo sobre Catwoman, haciendole una seña al guardia junto a la puerta. El maton se acerco a los de Jonathan, y les indico que debian dejar las armas, por las buenas. Otro mas se acerco temeroso a Jonathan, y le indico en un murmullo "ahi esta su silla... señor" -¡Vamos, maldito cobarde! ¡Dile donde puede sentarse!

Mientras el maton le indicaba a Scarecrow donde estaba su asiento, Harley Quinn entro a la iglesia como si fuera la reina del lugar. Maldita mujer, entrando a uno de sus palacios con los modales de una mandril en celo. Pero, por alguna razon, se sorprendio de que el Joker no entrara con ella.

- El señor J vendrá de aquí un rato, así que me ha mandado a mí venir aquí antes. Si ya estamos todos, puedes empezar a hablar cuando quieras, Enigma, ¿porqué nos has reunido aquí?

-¡Tomen asiento, que este es mi palacio, y ustedes son los invitados! ¡Presencien un misterio! -Apago las luces de la iglesia, y levanto su baston, señalando a una de las paredes, donde se recorrio una tela blanca y un proyector empezo a mostrar el video. Era el banco de Gotham, y Nigma lo explicaba en un audiovisual bastante entretenido-

"¡El banco central de Gotham! Cofre escondido de las fortunas familiares de personajes como Oswald Cobblepot, o nuestro adoradisimo magnate filantropo Bruce Wayne. Su boveda central, donde se guarda mas dinero del que ninguno de ustedes juntos podran tener en su vida, estara por una noche libre de proteccion. ¡Esa noche es la misma que el nuevo Alcalde de Gotham tome poder y su nuevo gabinete de seguridad entre en labor! ¡Durante una noche, todos tendran la oportunidad de ser tan maravillosamente ricos y poderosos que podran hacer hasta su sueño mas grande!"

Presiono unos botones en su trono, y dejo de correr la cinta que grabo, prendiendo de nuevo las luces. Marco un codigo, y varios matones escucharon esa señal, trayendo de un cuarto dentro de la iglesia cajas con mapas, papeles, documentos y codigos de seguridad, junto con todo lo necesario para hacer el padre de todos los planes en Gotham.


-¿Y bien, damas y caballero?

No lejos de la iglesia, el coche que había seguido a Harley hasta que aparcara junto a las puertas apareció de nuevo al otro lado de la calle para acabar parando justo enfrente del pórtico. Era un taxi algo abollado y que sonaba a cuatrolatas del 82, pero al menos funcionaba. De las puertas traseras bajaron varias personas, que en principio no se alejaron del vehículo. Sólo el conductor (vestido con una ropa bastante informal y una gorra calada hasta los ojos) cerró la puerta del coche y se acercó hasta la entrada del edificio. Los hombres de Nigma, que habían estado observando toda la maniobra, le miraron desconfiados y sin apartar las manos de sus armas. El hombre avanzaba a pasos tranquilos mientras silbaba una canción pegadiza.

-Eh, amigo, no se puede entrar.

-¿Oh? ¿Y eso por qué? - preguntó el recién llegado quedándose quieto en el sitio.

-La iglesia está hoy cerrada al público – contestó el primer sicario.

-Sí, la hemos alquilado para un bautizo. Lárgate de aquí si no quieres meterte en problemas.

El hombre se echó atrás un pasito que pareció mayor al inclinar hacia atrás la espalda. En realidad, seguía prácticamente en el mismo sitio. Al mismo tiempo levantó sus manos enguantadas en mitones.

-Eh, tranquilos, no voy buscando problemas, sólo quería preguntar una dirección. Nada más, en serio.

Los matones se miraron apenas un segundo antes de que uno de ellos intentara darle un empujón. Seguramente pensaba acompañarlo de una réplica aguda, pero no tuvo modo de hacerla con el diafragma atravesado por un cuchillo aparecido como por arte de magia en la mano levantada del taxista. Ésta, a su vez, se había deslizado entre los brazos estirados del sicario con la velocidad de una serpiente. Lo máximo que pudo hacer fue gorgotear de dolor. El otro echó mano de una pistola, pero un corte en los dedos le hizo tirarla. Antes de poder hacer nada más, cuatro manos salidas de la nada le sujetaron por la espalda.

El hombre de la gorra sonrió de oreja a oreja y se le acercó bailoteando. Lentamente puso su cara frente a la del matón, que pudo ver con claridad cómo bajo la gorra le miraban dos ojos fríos e inclementes. Su voz fue tan afilada como la propia navaja, cargada de socarronería.

-En realidad sólo quería saber cómo se entraba. Gracias por nada, y felices sueños.

Más hombres aparecieron por la esquina. Mientras rodeaban el edificio, se aseguraron de aparcar otros dos coches de manera que la salida fuera fácil y rápida. Entretanto, el hombre de la gorra se acercó a su taxi, posó el cuchillo ensangrentado sobre el capó y de una bolsa del asiento de atrás sacó unas prendas algo más acordes a su persona. Al regresar a la iglesia le tiró la gorra a uno de sus  propios hombres y atravesó las puertas como si fuera su casa mientras seguía silbando.

***

-Disculpad el retraso, amigos míos, tuve que dar una vuelta a la manzana para encontrar aparcamiento. No es propio de ti, Nigma. Para una vez que pones aparcacoches, la cosa ha resultado una decepción. Tras un pequeño malentendido con tus chicos he tenido que... cortar por lo sano. ¡Imagina! ¡Querían que les diera mi abrecartas! Y no puedo hacerlo, es un recuerdo de familia...

No hacía falta mucho para entender cómo había terminado el malentendido. No sólo porque la referencia era bastante clara, sino porque además, a la luz de las lámparas de la iglesia y de los cirios distribuidos a los lados de la nave central, se apreciaba claramente una mancha de sangre que poco a poco se iba deslizando por la hoja del cuchillo. Uno de los matones de Nigma se puso en pie, y al tiempo que se levantaba del banco empezó a sacar su arma. Al verlo, el Joker se apresuró a posar la suya sobre un banco.

-Oh, vamos, no te enfades. No ha sido tan grave. En realidad ha sido un cambio de impresiones muy interesante. Así he podido saber de qué pasta estáis hechos. El hombre de la izquierda gritó como un cerdo en el matadero, ¿sabes? El otro, por otra parte aguantó el tipo, casi como... san Sebastián - dijo señalando con la mano una de las múltiples vidrieras en un gesto teatral. Pocos se dieron cuenta de que otro filo asomaba veloz de la manga.

El hombre ni siquiera fue consciente de que giraba la cabeza para mirar a un lado. Fue más fuerte que él. Tuvo un atisbo del santo mártir que fuera condenado a morir asaetado, y lo siguiente fue notar el filo de un cuchillo en el pecho. Aún alcanzó a mirarlo, incrédulo, aunque sin duda de todos los presentes sólo disfrutó con la ironía entre el martirio del santo y la muerte del sicario. Éste cayó como una piedra primero sobre el reclinatorio, y luego resbalando hasta el suelo.

-Vaya, así que a esto se refiere la gente cuando dicen que uno se dedica a “mirar los santos”. ¡Jaaaa-jajajajaaaa!

El Joker siguió caminando entre los bancos, llenando el eco con su risa estridente y magnificada por las paredes de piedra. No fue necesario que se preocupase por nada más, ya que la puerta era ahora vigilada por un grupo de hombres encapuchados, con máscaras de payasos. Todos ellos armados, que habían aprovechado la distracción para colarse en el edificio y ahora apuntaban a los presentes con sus armas. No eran más numerosos que el resto, pero tenían la ventaja de estar ya de pie y con los cañones en ristre. Si alguno pestañeaba de más, tendría lugar el fusilamiento. Por su lado, que el jefe estuviera en la línea de fuego, justo entre Nigma y ellos, no parecía importarle lo más mínimo. Claro que nada parecía importarle lo más mínimo en realidad.

-Espero que no necesitaras muchos hombres para lo que sea que estés maquinando, Nigma. Su disponibilidad está empezando a decaer rápidamente. Y su número también. ¡Jaaa-jajajajaaa! Si esto sigue así tendré que prestarte a algunos de mis chicos, pero ya sabes que eso tiene un precio. Claro que...

Entonces el príncipe payaso del crimen pareció ser consciente de Harley, pero lo que atrajo su atención fue la pantalla desplegada ante él. No apartó la vista de ella mientras se guardaba en la chaqueta con aire despreocupado el cuchillo que empuñaba desde que hiciera su aparición. Cuando llegó a la altura a la que se encontraba Harley la rodeó con el brazo y abrió los ojos sorprendido mientras le daba un abrazo que en un escenario habría sido tildado de sobreactuación.

-¡Ah, así que era una fiesta sorpresa por mi cumpleaños! Gracias, querida, siempre piensas en todo. No veo las palomitas y el ponche, pero te has superado con la pantalla gigante. Ahora entiendo que Nigma esté aquí, es como una adivinanza para abrir boca. Espera, no me lo digas, déjame adivinar. Seguro que aquí hay pistas sobre qué vamos a ver esta noche...

El dedo enguantado del Joker se paseó por los matones en los bancos, pero al final se detuvo en la figura estilizada (algunos dirían escuálida) de Crane, sombrío y apartado, rodeado de sus propios seguidores.

-Un espantapájaros sin cerebro...

A continuación, sin reparar en la reacción que causaría atacar el ego de Crane, el índice hizo una floritura antes de detenerse en Catwoman.

-Un felino cobarde que busca valor... o al menos cosas de valor...

Tampoco se entretuvo mucho con la ladrona. En lugar de eso vagó apuntando al techo, a las vidrieras, a los cirios, al retablo y finalmente, se detuvo frente al Acertijo sin dejar de esbozar su sonrisa maníaca.

-Y un tipo sin corazón con la cabeza llena de engranajes que chirrían como si necesitaran aceite... ¡Ya está, ya lo tengo! ¡Vamos a ver “El mago de Oz”! Estupendo, hace tiempo que no reviso los clásicos. La verdad es que puestos a ello, podríamos pasar de la pantalla y hacer algo de teatro. El papel de Dorothy te va como anillo al dedo, mi pichoncín. ¿Qué te parece? ¡JAAAA-JAJAJAJAJAAAAA!

Tome asiento como Nigma me indicó,  subiendo las piernas en el banco sagrado y mirando a todos lados, observando el lugar.  Iba a preguntarlea Nigma cuando llegarían los demás invitados a la fiesta cuando mi pregunta se respondió sola, al ver a Crane entrando por la puerta junto sus secuaces.

Solté una risita entre dientes ante el comentario del saco de paja, evitando entrar en su juego de puyitas. Tampoco podía negar que me había hecho gracias. La siguiente en entrar por la puerta fue la amorosa y mortal Harley, que se fue paseando por la iglesia nombrando a todos los presntes, como la niña chica que era. Retiré mis piernas y se sento a mi lado dándome un abrazo, al que correspondi gustosa.

Nigma llevaba mucho tiempo sin ser el centro de atención y su enorme ego ya empezaba a pitarle en su cabezita. Así que nos hizo observar una pantalla donde explicaba el motivo de esa pintoresca reunión. ¿Con qué el banco central de Gotham? No se podía negar que Nigma pensaba a lo grande.

Y por supuesto, no podía faltar el bufón de la corte, llamando la atención como siempre. Resople y gire los ojos ante su pequeño numerito que seguro que el calificaría como cómico.  Cuando se sento junto a Harley, me puse en pie casi al instante, acabando con sus pesadas bromas.

- Bueno, vamos a ver, ¿para qué se supone que estamos aquí? ¿para hacer planes de robo o para escuchar un monólogo de este subser? Vamos a ponernos serios, por favor.

[FDI: Mil perdones por mi exageradamente prolongado retraso. Me excusaría con mil argumentos, pero prefiero zanjarlo con el post que ya me iba tocando. Y lo siento, de verdad u_u]

¿Qué podía esperar del ego más grande de toda Gotham City? Por supuesto, un plan que girase en torno a su augusta persona. Por mucho que presumiese de mente brillante, Nigma era tan predecible como todos los demás. Se escudaba tras su soberbia y su necesidad patológica de llamar la atención, sin percatarse de que con ello revelaba su defecto más letal: el miedo al olvido. ¿Qué sería del pobre Acertijo sin una cámara que lo enfocase, sin un micrófono por el que hablar, sin un pobre diablo que escuchase sus interminables y cansinas monsergas?

Cuando empezó con su obvio plan de saquear las reservas del banco central de Gotham, Crane no reprimió un bostezo. Oro, fortuna, dinero. Era en lo único que pensaban. La riqueza como baremo para evaluar el valor de un hombre. América, la tierra de las oportunidades, donde un miserable criminal como ellos podía codearse con lo mejor de la sociedad, gracias al dinero. Gente como Al Capone y Sam Giancana les habían enseñado esa lección hacía décadas. ¿Pero de qué sirve el dinero cuando el único poder que no puedes comprar lo ejerce un mamarracho vestido de murciélago al que poco le importan las coberturas legales?

Oh, sí, Batman. No había que mentar al diablo para saber que todos estarían pensando en él. Ni siquiera Nigma era tan tonto como para descartar la más que probable intervención del murciélago. Y tenía ganas de averiguar qué pensaba él hacer al respecto.

La respuesta llegó con la repentina irrupción del último invitado a la fiesta. Con bombo y platillo, como le correspondía.

El Espantapájaros no movió un dedo cuando él y sus matones fueron rodeados por los hombres armados del payaso. Los suyos pusieron nerviosos las manos sobre sus armas, pero un simple gesto de la mano de su jefe les detuvo. No pensaba convertirse en un saco de prácticas por culpa de los descerebrados de sus sicarios. Después tocó tragarse la sarta de payasadas que escapaban de la boca del Joker. Crane gruñó bajo la máscara al escuchar lo de "espantapájaros sin cerebro". Maldito fuese... Lo despreciaba por su maldita capacidad (algunos dirían superpoder) de no tomarse jamás nada en serio. Una verdadera anomalía, una persona incapaz de sentir miedo sólo por el hecho de verlo todo como una broma. Y en el fondo, Crane sentía intriga... y cierta inquietud. ¿Qué hecho pasado en la vida del Joker había provocado semejante transformación? Sin duda un trauma, uno tan terrible y violento que había dejado tal impronta en su mente que ya nada le parecería aterrador en comparación.

Crane hubiese dado lo que fuese por averiguar tal secreto. Pero no era tan necio como para atreverse a jugar con la mente del Joker.

Por mucho que a él le divirtiese jugar con todos los demás.

-Ja. Ja. Ja. Muy gracioso, como siempre -apuntilló, con tono monótono-. Aunque la verdad, Joker, debería estarte agradecido. Al menos acabas de darle una nota de color a esta monocromática reunión. ¿Por qué no le dices a Nigma lo que piensas sobre su magnífico plan de asaltar la cámara acorazada del banco que más asaltos de media ha sufrido en toda la historia de los Estados Unidos? No sé, a lo mejor tiene miedo de que las cosas no le salgan como su mente preclara prevee...

No disimuló el tono de crueldad con el que cargó sus últimas palabras. A fin de cuentas, el Espantapájaros no era conocido por hacer amistades con nadie.

Había que reconocer que el plan de Nigma no era tan descabellado como parecía, aunque los planes descabellados le encantaban a Harley Quinn. 

Edward lo tenía todo bien pensado y colaborar con él para realizar el robo le parecía muy buena idea, claro que, tenía que espera a que el Joker apareciera. Por mucho que ella hubiera llegado antes que su novio el payaso, no le daba poder de decidir por él, y menos sabiendo cómo solía enfadarse si hacía cosas que le desagradaban.

- Esta muy bien eso de atracar el banco, ¿pero cómo lo piensas hacer? - preguntó intrigada al rey de los planes meticulosos. 

También tenía que pensar en las consecuencias. A demás de ella, en la sala también estaba su gran amiga Selina y el repulsivo de Crane. La gatita no le preocupaba, al fin y al cabo podía confiar en ella, claro que en temas de dinero y joyas era bastante más cuadriculada. En cambio Crane... no estaba segura de sus objetivos, pero si alguien traicionaba al grupo estaba claro que él daría el primer paso. 

Entonces, el rey de las bromas apareció en escena a lo grande, como siempre solía hacer. Edward y él tenían algo en común y es que no les gustaba pasar desapercibidos.

Harley Quinn escuchó atentamente el discurso de su amado mientras dejaba escapar algunos suspiros de joven enamorada. Ese porte, esa sonrisa, ese cabello verde, ese carisma... la volvían loca para su desgracia. 

-¡Hola Pastelito! <3 - dijo entusiasmada cuando el Joker la abrazó. ¡No podía sentirse mejor! Era una de las pocas muestras de cariño que él le regalaba y poco le faltaba a la Arlequina para que sus ojos se transformaran en corazones palpitantes.

Ella estaba dispuesta a convertirse en Dorothy o en lo que él quisiera para agradar a su novio.