Jonathan Crane, "El Espantapájaros"

Nombre: Jonathan Crane

Alias: El Espantapájaros

Edad: Ronda los 30 años.

Universo de Origen: DC

Nacionalidad: Estadounidense.

Raza: Humano.

Mentor: No tiene.

Bando: Villanos.

Ocupación: Psicólogo devenido en psicópata.

Descripción Física: Crane es un individuo algo, espigado y delgaducho, no precisamente el ideal de hombre atlético. No es deforme, pero su extrema delgadez provoca la sensación de que sus brazos y piernas son más largos de lo normal. Su cara acompaña al resto del cuerpo, con una nariz pronunciada y aguileña, ojos saltones y en general aspecto de ratón de biblioteca. Cuando viste con ropa de calle generalmente lleva una vestimenta muy desfasada o apolillada, algo que subraya aún más su impresión de individuo taciturno e inadaptado social.

Cuando se pone el traje, Jonathan Crane se transforma por completo. Se cubre con tela de arpillera, mechones de paja y utilería de laboratorio acoplada a su diseño. Lo que más destaca, sin duda, es su máscara de tela de saco, con filtros de gas acoplados a ella, tan demacrada y sucia que despierta inconscientemente una sensación de desagrado y temor en todo aquel que la contempla. Su voz suena distorsionada gracias a la ayuda de un filtro fabricado por él mismo, y sus ojos y boca refulgen gracias a pequeñas linternas de luz roja camufladas dentro de la máscara. Crane lleva años usándola y le ha ido incorporando toda clase de añadidos sólo para enfatizar su aspecto aterrador. Cuando camina por las noches de Gotham con el traje, ya no es el enclenque y petimetre Jonathan Crane, sino el autoproclamado amo del miedo: el Espantapájaros.



Descripción Psicológica: Crane se ha forjado una personalidad retraída e introvertida a raíz de toda una infancia de abusos escolares, inadaptabilidad social y aislamiento en los libros, y seguramente nunca se hubiese planteado una carrera criminal si no fuera por sus peculiares circunstancias personales. Ahora es el perfecto ejemplo de la víctima convertida en verdugo. Crane es un individuo resentido con el mundo, se ve a sí mismo como un genio incomprendido y está obsesionado por demostrar la validez del rol que ejerce el miedo en todas las facetas de su vida.

Como todos los villanos obsesivos, el Espantapájaros es petulante y teatral, y generalmente no acaba con sus víctimas de golpe, sino que le gusta tomarse su tiempo y disfrutar haciendo sufrir al pobre desdichado utilizando su gas del miedo y la mente de su víctima en su contra.  Generalmente trabaja solo, aunque no tiene reparos en utilizar matones para las tareas más complejas. No obstante, Crane aborrece el uso de la fuerza bruta, y no duda en pisotear y humillar a sus propios matones cuando considera que es intelectualmente superior a ellos (o sea, el 99% de las veces), o en insultar a sus enemigos heroicos cuando hacen gala de su mayor talento para las habilidades atléticas y de combate.

Historia: La vida de Jonathan Crane no se distingue de la de cualquier otro muchacho con problemas de sociabilización a su edad. Antes de llegar a los 17 años era víctima constante de las burlas y abusos de sus compañeros, que por sus andares desgarbados y su aspecto flacucho le llamaban "Espantapájaros" o "Ichabod Crane", el protagonista de La Leyenda de Sleepy Hollow. Al no tener amigos, Crane se volcó en los libros y desarrolló su intelecto por encima del resto de sus compañeros de clase. Un día decidió ojear el famoso relato de Washington Irving y comprobar hasta qué punto podía realmente identificarse con el personaje literario con el que todos le asociaban. Al principio admiró la excentricidad de Ichabod, que por su propio aspecto espigado y sus andares extravagantes estuvo a punto de cortejar a la hermosa Katrina van Tassel, la hija del alcalde del pueblo. Pero se horrorizó al llegar al final de la obra, en la que Ichabod huía del pueblo aterrado, perseguido por el terrible Jinete sin Cabeza, icono tradicional del miedo en la literatura estadounidense... y el Jinete se retiró la capa, revelando ser el odioso Brom, el mozo que cortejaba a Katrina, y que con sus burlas logró librarse del héroe intelectual. Aquel duro golpe moral fue demasiado para Crane. ¿Así que ése era su sino? ¿Ser el eterno triste Espantapájaros, el blanco de todas las burlas de los matones? No, se juró a sí mismo... Esto no será así. Algún día, el Espantapájaros se alzará con la victoria. ¡Y quien ría el último, reirá mejor!

El día de la fiesta de fin de curso fue el primer día que el mundo vio en acción al Espantapájaros. Sherry Squires había roto con su novio, Bo Griggs, el matón número uno del instituto, y Jonathan Crane pensó que era una gran oportunidad para cortejarla. Acudió a la fiesta y buscó a Sherry, que le pidió tener un momento a solas. Lo acompañó hasta un aula abandonada, donde le pidió su primer beso... pero antes de que Crane pudiese probar sus labios, un ser fantasmagórico emergió de las sombras y lo aterrorizó hasta el punto de hacerle huir de terror. A sus espaldas, las carcajadas de Sherry y Griggs se unieron a las del resto de la clase, que se rieron a su costa. Lo habían engañado, sólo para burlarse de él. Pero sería la última vez.

Sherry y Griggs regresaron a su coche tras la fiesta, ya a altas horas de la noche, y celebraron su pequeña victoria con un poco de coqueteo. De pronto una espesa humareda cubrió el coche y las ventanillas. No tuvieron tiempo de reaccionar antes de que, de la nada, una espantosa figura vestida como un espantapájaros saltara sobre el parabrisas del coche y les amenazara con una pistola. Los chicos gritaron de terror y aceleraron, con tan mala suerte que se salieron de la carretera con un volantazo y se estrellaron contra un árbol. Griggs quedó paralítico de cintura para abajo, y Sherry no sobrevivió. El Espantapájaros se había cobrado sus primeras víctimas.

Años después, Crane accedió a la Universidad de Gotham, donde se especializó en psicología y logró un puesto como profesor tras una carrera brillante. Pero una cuestión daba vueltas a su cabeza. ¿Por qué él, una mente intelectualmente superior a todos aquellos babuinos con traje, había sentido miedo de sus abusos durante tantos años? ¿Por qué las personas, normalmente tan racionales y cuerdas, pueden llegar a perder la compostura y convertirse en animales al caer presa del miedo? ¿Cuál es la verdadera causa de que tantas sociedades, modelos de gobierno y religiones se basen fundamentalmente en el miedo para controlar a sus feligreses? El miedo, su origen y sus consecuencias, fueron motivo de estudio para Crane, y no tuvo el menor reparo en tirarse a la piscina en sus investigaciones y demostraciones en clase. Un día, contrariado porque dos de sus alumnos pusieran en tela de juicio sus afirmaciones, quiso demostrar la validez de sus teorías disparando a un jarrón ante sus atónitos alumnos. Con esto quería demostrar que el miedo condicionaba todo acto humano, pues en un sólo instante habían tenido lugar tres clases distintas de miedo: miedo a un objeto de poder destructor (la pistola), miedo a sus intenciones desconocidas y seguramente malintencionadas, y miedo provocado por el estruendo del disparo del arma.

Por desgracia para Crane, la bala rebotó y no alcanzó a una alumna de milagro, pero para los decanos aquello fue la gota que colmó el vaso. Despidieron a Crane y le retiraron los fondos para sus investigaciones. Crane no lo podía creer. ¿Hacía una demostración sencilla y efectiva en el aula, ejercía su profesión con dedicación, y ésa era su recompensa? De acuerdo... Si así estaban las cosas, ya no había marcha atrás.

Incapaz de superar el trauma causado por los años de abuso, Crane decidió abrazarlo. Si el mundo le veía como un petimetre y enclenque Espantapájaros, eso sería... Pero abrazaría su nueva identidad para convertirse en algo más. Demostraría a todos que tenía razón, y les obligaría a postrarse ante sus pies. Les haría temblar de miedo, pues eso había decidido ser ahora. Jonathan Crane, el patético profesor, había muerto. Una nueva criatura había nacido de sus cenizas: el amo del miedo, el soberano del terror... ¡El Espantapájaros!

Poderes: Los excelsos conocimientos en el campo de la psicología y la farmacología han dado frutos monstruosos a manos del Espantapájaros. Sin duda el más infame de todos es el gas el miedo, una sustancia psicotrópica que, aplicada por vía respiratoria o intravenosa, afecta directamente a la parte más primaria del cerebro, y provoca en su víctima alucinaciones relacionadas con sus más profundos miedos. Aunque la dosis no es necesariamente mortal, las víctimas del gas del miedo generalmente no pueden hacer nada más allá de gritar, patalear y correr despavoridos para huir de la imaginaria fuente de su miedo. Sólo una férrea fuerza de voluntad puede ayudar a una víctima del gas del Espantapájaros a resistir sus efectos.

Crane no se limita sólo a este terrible fármaco, por supuesto. No hay día en que el Espantapájaros no estudie ni investigue en diseñar otros modelos de armas químicas, todas siempre enfocadas en despertar o incluso inhibir el impulso psicológico de todo hombre en sentir miedo. La mayoría de sus fórmulas previas han sido desechadas, especialmente tras fracasar sistemáticamente contra otros adversarios, como su eterna némesis Batman, pero Crane aún conserva algunas por si puede reutilizarlas de manera creativa más adelante. Dos ejemplos peculiares son el de una toxina que, si bien es inocua para quien la recibe en su organismo, despierta en todos los que le rodean un miedo irracional, o una droga que, en lugar de desatar el miedo, lo suprime por completo, con lo cual también anula el sentido del peligro y convierte a la víctima en un loco temerario que se tira de cabeza a una muerte segura sin preocupare por su seguridad.

Ni que decir tiene que los químicos del Espantapájaros tienen una base humana, por lo que no serán efectivos contra seres de naturaleza no humana, a menos que emplee compuestos específicos para ellos (se sabe que en una rara ocasión Crane llegó a diseñar una fórmula del gas del miedo con compuesto de kriptonita exclusivamente para Superman). Lograr los ingredientes necesarios para dichos compuestos y los recursos necesarios, no obstante, le llevaría demasiado tiempo en solitario, razón por la que suele asociarse con otros villanos para tales objetivos.

Habilidades: Como ya se ha dicho, Crane es un erudito en el campo de la psicología, y también ha llegado a dominar otros campos del saber como la medicina, la biología, la química y la física, aunque a última hora limita sus conocimientos al enfocarlos exclusivamente en el estudio del miedo y las formas de provocarlo.

A pesar de su total inadaptabilidad social, a día de hoy patológica, Crane ha ganado con su alter ego grandes dotes para la manipulación y la intimidación, y puede ser terriblemente inquietante y aterrador incluso sin ayuda de su gas ni de su máscara. Ve a las personas no como individuos con personalidad, sino como bolsas de miedos y demonios personales que puede explotar a su favor.

Aunque no gusta de pelear directamente, Crane ha desarrollado una extraña forma de lucha que recuerda vagamente a la capoeira, basada en saltos, contorsiones y patadas en el aire. No es especialmente fuerte pero sí muy escurridizo, y si tiene ocasión hará uso de armas blancas que hagan juego con su traje, especialmente si son guadañas, horcas o instrumental vario de granja. Igualmente no es su estilo abatir a su enemigo a golpes, así que empleará el combate directo sólo como último recurso.

Debilidades: Como todos los "genios incomprendidos", Crane está obsesionado con sus teorías y tiene la necesidad patológica de demostrar que siempre tiene razón. Para él, todos los demás son unos imbéciles que no entienden su genial punto de vista de las cosas, y por ello tratar con él se convierte en un dolor de muelas hasta para el villano más permisivo. Pero como víctima de abusos devenido en abusón, si hay algo que le crispa y le hace estallar en cólera es que alguien sea capaz de resistir a su droga del miedo y no se convierta en una marioneta llorona y temblorosa, algo que él espera de todo el mundo.

Lo que muy pocos llegan a intuir del amo del miedo es que posee un defecto tan común como fatal para él, uno que jamás se dignará a reconocer: como todos los manipuladores y tipos enclenques que someten a los demás mediante el terror, el Espantapájaros es muy vulnerable a su propia medicina.

Equipo y recursos: Desde que fue expulsado de la Universidad de Gotham, el Espantapájaros no ha tenido una base de operaciones fija. Va de acá para allá, adquiriendo apartamentos, cabañas en los descampados, sótanos abandonados... Cualquier rincón oscuro en el que trabajar en paz le vale. Sus recursos suelen ser limitados, y normalmente no se preocupa por ellos hasta que los necesita, momento en que asalta un banco para conseguir fondos, los extrae directamente de algún laboratorio químico, o sella un trato de conveniencia con cualquiera de los otros jefes criminales de Gotham. Debido a su movilidad, es difícil seguirle el rastro cada vez que se fuga de Arkham.

Su fiel compañero es un cuervo al que él llama Craw, y que suele emplear como mensajero o para pequeñas misiones de infiltración. Como ya se dijo antes, para cometer golpes a media o gran escala suele acudir a matones contratados, pero si la cosa se pone fea no duda en escurrir el bulto para salvar su miserable pellejo y dejar a sus hombres expuestos ante el peligro.