El sol busca respuestas (18 de marzo del 2018)

Al parecer las cosas estaban bastante más normalizadas desde el choque. Estaba siendo un mes tranquilo, de trabajar mucho en la mansión. Desde aquel día estaba llegando gente nueva a una velocidad estrepitosa hasta el punto en el que empezó a preocuparme el aforo de la mansión. Siempre abríamos la puerta a todo el mundo, bien visitantes, curiosos o interesados, pero me preocupaba que la situación nos desbordase o se nos fuese de las manos.

Pero lejos de eso, confiaba en el profesor y en todo el equipo. Siempre había opciones para ampliar la mansión como solución drástica. Así que aquella mañana, cuando recibí el aviso me preparé pronto. Me puse algo cómodo, el vestido aterciopelado rojo, los botines y mi chupa de siempre. Nada más llegar y soltar mis cosas en una taquilla, quedándome solo con mi cartera y mi teléfono, sonó el timbre de la mansión. El profesor me había comentado que pronto recibiríamos la visita de alguien especial, similar a mí, y que quizá mi perfil fuese el adecuado para darle la bienvenida. Así que cogí aire y... hice lo de siempre. Fui yo.

Abrí la puerta situándome junto a ella, dejando todo el amplio pasillo central detrás de mí. La mansión solía resultar acogedora ya solo por su modo de construcción, pero si te abren la puerta invitando a entrar en cualquier sitio, ayuda a que te sientas como en casa. Preparé la mejor de mis sonrisas, siendo natural y carraspeé antes de darle la bienvenida. - ¡Hola, buenos días! Debes ser Shiro, bienvenido a la mansión X- dije cerrando la puerta detrás de él, sin ser brusca y tendiéndole mi mano derecha -El profesor te esperaba. Mi nombre es Sasha, un placer tenerte aquí.- y después del apretón empecé a caminar por la mansión, directa al despacho del profesor, que si mal no recuerdo, por esa hora debía estar libre. No había mucha gente los domingos por la mañana.

- Charles te recibirá en unos minutos, te acompaño hasta su despacho, ¿Te parece?- siempre era bueno darles opción a responder incluso a las frases que no necesitaban respuesta. Ayuda a que la gente se suelte poco a poco. -Si quieres, cuando termine tu visita, puedes sentirte libre de curiosear la mansión, si me permites acompañarte. Tal vez disfrutar un café o un té en la cafetería, dar un paseo por las instalaciones...- dejé la oferta al aire. Tampoco era bueno agobiar.

En el trayecto de subida al despacho, pensé sobre lo que su cuerpo me decía. Aparentaba estar algo tenso, pero nada destacable. Para ser japonés, o tener esa ascendencia tenía un cuerpo bastante occidental, muy bien trabajado y atractivo. Sería el objetivo de la mirada de alguna alumna distraída que se perdiese por el pasillo.

OOC: Sasha tiene el pelo gris con las puntas granates/rojas. XDD Aclaro. Y si no necesitáis a Sasha para nada más, y Shiro no quiere socializar no sé muy bien qué pinto aquí, así que saco a Sasha del post si no hace falta y os quedáis solos. Que ya lo dije en su momento que veía un poco tonto que estuviera en este post. He empezado la acción con el profesor para que arranquéis y os animéis. No sé si teníais pensado que lo llevase alguien de administración o llevarlo de pnj, pero bueno. Si no os gusta lo omitís y ya.

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La expresión de su cara me bastó como indicativo de que no iba a estrechar mi mano, y la retiré cuanto antes para no hacerle sentir incómodo, pero manteniendo la sonrisa.

- Muchos vienen aquí en busca de respuestas y conclusiones… Espero que encuentre lo que busca- dije ante su respuesta igual de distante que su gesto inicial. Pero no por ello cesé en ser amable y mantener la compostura. La gente suele decir que soy de ese tipo de personas en las que es fácil confiar, y era justo lo que estaba intentando proyectarle a Shiro, aunque sabía que su cultura era muy cerrada para este tipo de cosas, y que rehuía el contacto físico.

Al llegar, llamé a la puerta en un par de golpes con los nudillos, y abrí. Allí estaba Jean, con la luz del sol realzándole el pelirrojo brillante. Junto a ella, de pie con las manos entrelazadas a su espalda, paciente, estaba el profesor X, que tomó asiento con calma en la silla de cuero negro del despacho, tras el escritorio.

- Jean- le devolví el saludo asintiendo con la cabeza. Dejé pasar a Shiro delante y me despedí, de nuevo, quedándome al margen de la puerta. La gente que llegaba confusa y con dudas a la mansión solía querer solo el amparo y las respuestas del profesor, y decidí dejar al trío a solas. - Os dejo tranquilos. Supongo que tenéis mucho de lo que hablar. Suerte, Shiro- y cerré la puerta escuchando las palabras de agradecimiento del profesor.

-Bienvenido, Shiro. Veo que necesitas paliar tu confusión. Siéntate por favor- dijo extendiendo su brazo trajeado hacia las dos butacas que se tendían al otro lado de la mesa, quedando frente a él. - Jean, creo que también deberías relajarte y tomar asiento - dijo sin girar el rostro. Su expresión reflejaba la sabiduría por la que era tan sabido, pero también el gesto amable de un buen amigo. - Creo que te vendrá bien contarme por tu propia voz las inquietudes que te traen aquí - añadió hundiendo su profunda mirada en los ojos oscuros de Shiro. - y tal vez luego quieras un momento de descanso y reencuentro con la señorita Grey- Aunque esa respuesta para él no era ningún misterio.