[Viernes, 22 de Junio] ¿Plan perfecto? (Frost, Shiro, Gabriel, Venom)

Para Louise este seria su primer trabajo como miembro de un grupo. Ya había trabajado en casos puntuales con gente, pero nunca como miembro de un grupo. Por eso cuando la dulce pero loca Harley le propuso unirse a las sirenas tuvo sus dudas, pero finalmente acepto, sentía que con ese grupo de chicas lograría hacer un gran trabajo. Sabía que como era la nueva tendría que ayudar a sus veteranas, pero nunca pensó que fuera tan pronto. El plan que le propuso Pamela le pareció muy interesante, hacia mucho que no pisaba unos laboratorios, que recuerdos de juventud. Por eso fue puntual a la hora acordada, por suerte la persona que le alquilaba su piso no hacia muchas preguntas sobre su vida privada, la gente solía ser demasiado curiosa, tanto que jugaban con morir congelados. Al parecer Ivy también era puntural, eso le gusto.

Buenas noches… ¿Para robar? Siempre lo estoy.

No solía mostrar efecto ni piropos, seguramente porque era fría como el hielo la falta de calor humano ¿a quien le importaba? Esperaba que no se tomara a mal que no le hubiera dicho cariño o algo por le estilo. Sonrió con malicia a esa pregunta y escucho atentamente el plan, ya lo sabia pero no iba mal recordarlo. Le siguió y observo como las plantas se movían por voluntad propia, aunque ella pudiera hacer cosas espectaculares con el hielo aun le impresionaba ver a las plantas bailar, esperaba que su compañera no se diera cuenta.

He estado casi toda mi vida a la sombra viendo como mis superiores se atribuían las investigaciones que hacía, ya es hora que la gente sepa hasta dónde puedo llegar ¿tú no crees lo mismo?

Sonrió a su compañera paro enseguida ponerse en marcha, andando por esos oscuros y vacios pasillos, todo parecía bastante tranquilo. Frost también comenzó a susurrar.

Separarse suena muy estúpido teniendo en cuenta que no contamos con los planos, apoyo tu idea… Según como me lo describes la muestra… debe de estar en una cámara bien protegida, ya que esos tipos de muestra necesitan unas condiciones especiales para su análisis, así que la primera puerta sospechosa que veamos podríamos entrar a buscar.

Eso le hacia pensar en sus días como doctora bioquímica ¿Qué habría sido de ella si no se hubiera trasformado en Killer Frost? No entendía porque ahora le venía en mente esa pregunta, estaba muy bien como estaba ahora, solo le faltaba matar al asesino de su maestra para lograr el objetivo de su vida.

La noche había caído hacía bastante rato sobre la ciudad más famosa del mundo, tiñiendo los cristales y edificios de negro. El cielo estaba parcialmente cubierto de nubes, que se movían con gran velocidad, dejando ver el rostro blanco de la luna entre ellas de vez en cuando, iluminando con un tono azulado las calles y el mar, que se veía desde lo alto del edificio colindante al que nos dirigíamos. Nuestra negra piel brillaba ligeramente con la luz lunar, mientras nuestra lengua se movía en el interior de nuestra boca y se asomaba entre los largos y afilados colmillos, roja como la sangre, observando con cautela la fachada del enorme edificio.

"¿Estás seguro? ¿Es este el edificio?" "Totalmente. Puedo notarlo dentro, luchando por escapar." "Bien, entonces vamos allá." Un par de semanas atrás habíamos sido separados por unos seres mucho más poderosos que ninguno al que nos habíamos enfrentado hasta la fecha, que usaron fuego y hielo contra nosotros. Le atraparon en un frasco y lo llevaron a un lugar oscuro y lleno de extrañas criaturas. Gracias a la incompetencia del tipo que lo llevaba a un laboratorio consiguió huir, y volvió a reunirse conmigo. Por desgracia fue atacado por algo mientras me buscaba, perdiendo un pequeño trozo de sí mismo. Este trozo fue capturado por aquellos que le habían atacado y llevado a un nuevo laboratorio, y ahora íbamos a recuperarlo. Tras leer un poco resultaba que quien tenía una parte de nosotros no era otro que William Striker, un famoso científico que había mostrado en público varias veces su odio y repulsión hacia los mutantes, y constantemente intentaba demostrar lo peligrosos que eran. Pero, ¿por qué iba a querer parte del simbionte? Desde luego para nada bueno, y pensar que alguien más pudiese ser como nosotros no nos gustaba, y menos sin saber cómo usaría ese poder. Podíamos sentir parte de nosotros allí dentro, pero no podíamos controlarlo. Tal vez porque era demasiado pequeño o porque ese lugar tenía algún tipo de energía que evitaba un ataque externo. Fuera como fuese nos importaba bien poco. Teníamos que recuperarlo.

De un salto cruzamos volando la distancia que nos separaba de nuestro objetivo, chocando con fuerza contra la fachada. Clavamos las garras en esta, reventando muchos ladrillos y cristales, pero frenando a los pocos metros. Escalamos a toda velocidad, usando nuestras garras y las telarañas que podíamos disparar desde nuestras manos. En cuestión de segundos estábamos en la azotea. Ocultos en medio de la oscuridad nos movimos con agilidad y silencio hasta uno de los respiraderos, el cual arrancamos con fuerza, creando una entrada para nosotros lo suficientemente grande como para entrar sin problema. Moldeamos nuestra forma, convirtiéndonos en una especie de serpiente y nos deslizamos por el hueco. Viajamos por ahí buscando el pequeño trozo que nos faltaba, que echábamos de menos como si fuese parte de nuestra alma. Notamos algunas amenazas allí dentro. Llegamos a una bifurcación, y ambas direcciones nos alejaban de nuestro objetivo, muchas plantas por debajo. Sería más rápido coger el ascensor, así que reventamos la pared de la tubería y salimos al interior del edificio. La luz era tenue. Seguramente no habría casi nadie allí dentro, lo cual haría que nuestra infiltración fuese menos escandalosa y sencilla. Y si alguien se hacía el héroe... Siempre teníamos hambre.

La luna hacia rato que brillaba en el firmamento y aunque apenas podia verse desde el suelo a vista de pajaro, era bella y hermosa como un gran orbe brillante. Recordé de nuevo a Leyu, ella adoraba las lunas como esa y sonreí mientras dejaba caer mis piernas hacia el vacio desde una de las azoteas de los edificios me toque el pecho donde el simbolo del sol refulgia cuando estaba encendido recordando aquella vieja leyenda sobre la hermandad entre los dos grandes astros de nuestro planeta. El sol y la luna, hermanos...como lo eramos nosotros, me recoste hacia atras dispuesto a observarla cuando escuche un sonido penetrante en la distancia y sirenas de policia entre las calles. Algo habia pasado, no solia actuar como heroe de nadie, al menos en asuntos cuotidianos de la policia, yo me dedicaba a los asuntos serios grandes con organizaciones criminales asi que me recosté de nuevo a mirar al astro de la noche...pero algo no iba bien, en el veia el rostro de Leyu que me miraba circunspecta como siempre que me echaba un sermón por mi cabezoneria.

- Aaaaah no...No me mires asi...no es asunto mio...ni hablar se lo que piensas y te equivocas....no creas que.... - hicé una pausa al ver que la mirada seguia tal cual - no me mires asi...te digo que no, entiendes??!! No, no iré...NO!!... - volvi a parar a recostarme y cerrar los ojos unos segundos, pero me levanté después gruñendo aun seguia con esa imagen en la cabeza - grrraaaaahh, hai hai wakaru wakaruuuu!! - y me encendí volando por encima de los coches en dirección a la fuente de ese sonido.

Pronto me encontré que el sonido era una alarma de lo que parecia un gran laboratorio, la policia estaba acordonando la zona así que yo detuve la marcha en un edifició cercano para hechar una ojeada, y lo sobrevolé para estudiar el perimetro. Al poco rato, me di cuenta de algo raro y baje a ver de cerca una de las paredes de la fachada del laboratorio...unas profundas marcas de lo que parecian garras de algun...animal o algo por el estilo se habian dejado caer desde las inmediaciones y subian hasta la azotea. Volé hasta allí solo para encontrar que uno de los respiraderos habia sido arrancado de cuajo y doblado y tirado como si fuera de goma a mi lado. Lo que sea que fuera que habia escalado el edificio estaba dentro...seria eso lo que habia hecho saltar las alarmas?

Me cruji los nudillos y mirando a la luna una vez mas antes de soltar un gruñido de pereza baje volando hasta la calle y me presenté delante de la policia esquivando a los curiosos , y aunque alguno de ellos me gritó que no podia hacerlo no me importo, en el interior del edificio habia actividad y los trabajadores salian por las puertas de emergencia.
Ni corto ni perezoso fui a hablar con uno el jefe de los agentes que se encontraba cerca del cordón policial dando instrucciones, encendiendome un momento a modo de presentación, lo cual acalló los gritos de los otros agentes que me decian que no podia estar allí. Pregunte al hombe cual era la situación y me informó que se trataba de una alarma disparada en el sector central y que algunos de sus hombres habian entrado a vigilar todas las salidas y evacuar a los trabajadores por si acaso, podia ser una falsa alarma pero al parecer preferian ir sobre seguro y investigar a fondo....y justo en ese momento, una transmision de radió de un guardia le indico al jefe que habia algún intruso detras de esa alarma y que lo estaban siguiendo....No escuché toda la transmision. Negué con la cabeza, antes de dirigirme a la entrada y una vez allí, tracé una linea con plasma en el suelo dirigiendome a los agentes de fuera.

- Que nadie cruce esa raya para entrar al edificio hasta que vuelva, sea civil o policia, no me hago cargo de lo que le pase al que la ignore... - lentamente entré al laboratorio, evitando a la muchedumbre alzando la vista buscando alguna pista que me indicara hacia donde debia moverme cuando uno de los empleados de seguridad trato de echarme fuera.

"Marchese señor, tenemos a dos intrusos en el edificio y son peligrosos" me dijo el tipo algo presuroso, eso me dio que pensar...dos intrusos? eso queria decir que habia dos bichos dentro del laboratorio...o que habian mas intrusos que no tenian que ver con ello?...la cosa pintaba peor de lo que parecia en un principio.

- Calmate yanqui, estoy para ayudar no para entorpecer, si quereis hacer algo de provecho evacuad el edificio, incluido el personal de seguridad y dejadme los intrusos a mi, los teneis ubicados? - le espeté y me encendí otra vez para que entendiera porque le decia todo aquello. El hombre se sorprendió pero alcanzo a tartamudear "..e-en...los...últimos pisos...". Escuchado eso salí fuera de nuevo y me encendí para subir hasta los ultimos pisos. Aproveche para colarme por una ventana rota. Aun me quedaba un trecho para llegar a los últimos pisos pero, a partir de ahí la zona estaba mas o menos en silencio. Salí de la habitación apagado y eche a andar por el pasillo cuando escuche gritos de agentes en las plantas superiores, seguramente aquellos locos iba a tirarse de cara contra lo que fuera que estaba ahi...y una vez mas me tocaba hacer de canguro, por lo que salí corriendo en dirección a los pisos superiores. Iba a ser una noche movidita.

Sonrió con algo de melancolía a la pregunta de su compañera, nunca había hablado de su pasado, ya era hora de que lo hiciera.

Se lo robaron mejor dicho a mi mentora, Crystal Frost, como éramos mujeres y el científico que nos robo era prestigioso no nos hicieron caso. Era un trabajo sobre las micro moléculas frías de la atmosfera.  Por lo cual Frost repitió el experimento pero algo salió mal y se trasformo en Killer Frost. Pero el maldito de Firestorm la mato, así que para vengarme repetí el experimento para transformarme en la nueva Killer Frost. Por supuesto el científico que nos robo fue de mis primeras víctimas. ¿A ti también te han robado algo? y no me refiero a estas muestras…

Al principio del relato se le notaba algo afectada el recordar su mentora, pero también su mejor amiga. La ira le invadió cuando nombro al flamante hombre, al cual no descansaría hasta acabar con él. Para finalizar sonrió con malicia, recordar sus primeros asesinatos le hizo sentirse algo más joven. Ante el inesperado ruido miro a su compañera, el sepulcral silencio se rompió, era de ponerse las pilas, así que empezar a crear pequeños cristales de hielo en sus manos para poder atacar a la mínima amenaza.

A lo mejor no somos las únicas que las buscamos… oh, guardias.

No rechisto a la hora de escoger victima, era una profesional a si que rápidamente congelo el gatillo de la escopeta para aprovechar el descuido del guarda. Cuando se quedo mirando que le pasaba a su escopeta fue corriendo a golpearle en el corazón, congelándolo inmediatamente cuando lo toco, quedando muerto inmediatamente. Comparando con la técnica de su compañera, la suya era más limpia.

Me gusta tu forma de matar, me alegro que no te de miedo la sangre.

Sonrió algo cínica, ahora sabia que podría explayarse a la hora de matar a sus víctimas si iba con ella. Memorizo en seguida el código para ponerse a buscar enseguida, pero las cosas no podían ser tan fáciles. La muestra no se encontraba en esa sala, a si que tuvieron que correr a otra. No había tiempo límite pero esos ruidos y la luz tan efímera  no anunciaban nada bueno, tal como dijo su amiga; no se iban a quedar para investigarlo. Tan pronto como vio a los guardias ataco al de la escopeta con finas dagas, que al clavarse en su cuerpo comenzó a congelarlo, trasformando lo en una estatua de hielo. Lincoln solo tuvo que empujarlo para que se rompiera en múltiples pedazos, acabando definitivamente con su víctima. Se cruzo de brazos al ver como actuaba su compañera, había sido una buena táctica. Cuando el guardia se fue a buscar las muestras se acerco a Poison.

Espero que no tarde en volver con ellas, no sabia que las plantas pudieran controlar la mente de las personas.

Frost ignoraba la existencia de las feromonas, bueno, si las conocía pero no el que su amiga pudiera utilizar a su voluntad.

Los finos dedos se metieron por la rendija que había entre las dos puertas del ascensor. Con un rápido y violento movimiento, las abrimos con fuerza, asomándonos por el hueco de este. Una caída de más de veinte pisos iluminada por las luces de emergencia que lo recorrían en cada planta. Cerramos los ojos y aspiramos ese aroma de nuestra parte, nuestro trozo que faltaba. Una sonrisa y nos dejamos caer a través de él, bajando a toda velocidad. Abrimos los ojos tras casi todas las plantas y nuestras garras se clavaron con fuerza en las paredes del hueco del ascensor, produciendo un fuerte estruendo metálico que arrancó un par de vigas y dejó unas marcas de garras por toda la pared en un tramo de unos seis metros que habíamos necesitado para frenar. Descolgamos una de las manos y arrancamos una pequeña compuerta que daba al sistema de ventilación. Vuelta a serpentear por él para buscar el lugar donde encerraban esa parte de mí que intentaba salir desesperadamente de la prisión que le retenía.

De repente, un fuerte olor inconfundible seguido de un grito seco nos llegó de cara. Ese olor a hierro, a fluidos... Sangre. Alguien acababa de recibir una herida que seguramente estaría siendo muy escandalosa a juzgar por la fuerza del olor. Eso o habían agujereado todas las muestras de sangre. Nos deslizamos siguiendo ese olor, como un sabueso que busca el origen de la comida o un rastro. Al cabo de unos segundos lo encontramos. Un par de guardias tirados en el suelo. Uno tenía una herida en el cuello que sangraba con violencia, la fuente sin duda que habíamos seguido. Escuchamos voces y con cuidado abrimos la rejilla, dejándola en el suelo con una proyección de nuestros dedos como si fuese un chicle que se estira. Caímos tan ligeros como una pluma al interior del laboratorio, y buscamos el origen de las voces. Dos mujeres estaban de espaldas a nosotros, y parecían hablar entre ellas y con un hombre que tenían frente a él. Caminamos con cuidado, cruzando la puerta. De un salto nos encaramamos al techo, justo por encima de ellas. Ahora que las teníamos delante pude observarlas mejor. Una parecía tener plantas por el cuerpo, y su color era verdoso. Los largos cabellos carmesíes caían por sus hombros hasta alcanzar casi su cintura. La otra mujer era de un azul eléctrico con un traje oscuro, y emanaba un frío que nos obligó a abrir la boca y sisear muy levemente. Avanzamos por el techo con cuidado hasta situarnos justo sobre el hombre que parecía abstraído. El corazón a mil, los nervios a flor de piel... No parecía trabajar con ellas. Al menos esa fue la sensación que nos dio. Tampoco nos importó mucho. Abrimos la boca y un par de gotas de saliva resbalaron por nuestra larga lengua, cayendo sobre su cabeza. El hombre agitó la cabeza y miró hacia arriba.

- ¿Pero qué...?- Fueron las únicas palabras que consiguió pronunciar antes de ser aplastado por nosotros con la misma facilidad con que una bola de demolición habría aplastado una naranja. Un fuerte crujido anunció la rotura de todos sus huesos, y ahogó un grito antes de que se hiciese el más absoluto silencio. Nos erguimos lentamente de espaldas a ellas, con el nuevo olor a sangre en el ambiente. Casi tocábamos el techo con la cabeza, y la oscuridad casi absoluta que había en el laboratorio hizo que seguramente pareciésemos más grandes. Las largas y anchas marcas blancas era de lo poco que ellas habrían sido capaces de diferenciar entre toda la negrura.

- Al parecer, no somos los únicos hoy aquí, ¿verdad? Desde luego no sois de aquí, y por lo que vemos no os importa mancharos las manos si hace falta... Lo cual nos agrada...- Lentamente nos dimos la vuelta, mostrando aquella sonrisa que tantas pesadillas traía, aquella larga lengua y esos afiladísimos dientes que parecían no tener principio ordenado. La señal de la araña blanca se dibujaba en nuestro pecho y los enormes brazos descansaban a nuestro lado. No quería matarlas, al menos no de momento. Venom siempre quería matar, pero mis sentimientos de curiosidad le invadieron y decidió esperar a ver qué sucedía. Arrastramos la mano por la mesa más cercana, con ese chirrido agudo y desagradable que recordaba a una pizarra. Un frío escalofrío nos recorrío, recordando que odiábamos esa clase de sonidos, pero el dramatismo de la situación lo mereció. Notamos que ambas eran más de lo que mostraban, pero no el qué. Los sentidos arácnidos que habíamos heredado de Peter solo mostraban posibles amenazas o variaciones de poder normal.- Bueno... ¿Qué hacéis aquí entonces? Porque es posible que podamos pasarlo muy bien todos...-

Seguí corriendo, hacia arriba fastidiado por el tema de ir a pie, pero por desgracia los pisos de arriba estaban a rebosar de agentes que ignorando mis indicaciones al personal de abajo no habian acatado mi consejo de desalojar completamente el edificio, con lo cual no podia arriesgarme a atravesar el techo fundiendolo por riesgo de no dañarlos a ellos. Cuando llegué a su altura, algunos me apuntarón pero un par de ellos gritaron un "NO DISPAREIS", saliendo de entre sus filas. Al parecer el jefe de policia los habia avisado de que estaba en camino.

- Que coño haceis aqui? He dicho que todo el mundo evacue el edificio, esto no es un juego!! - le dije algo molesto, sabia que sus intenciones eran buenas pero estaban entorpeciendo mi paso y yo no sabia a que nos enfrentabamos. El que parecia el agente con mas experiencia, salió de entre ellos me dirigió una mirada de desdén.

"Tenemos gente ahí arriba aun, hay un par de trabajadores inocentes y algunos agentes de seguridad que aun no han salido. Esta es nuestra jurisdicción, si quieres ayudar eres bienvenido, pero no eres quien para darnos ordenes..." dijo airado. Estaba seguro que de ser en otra ocasión o de no tener orden expresa aquel guardia veterano me habria disparado con todo lo que llevaba ahí mismo sin dudarlo, seguramente ese guardia habria vivido en sus carnes lo que traté de hacer hacia unos pocos años atras...y por las indicaciones dadas por su jefe, ya sabria quien era yo. Intenté suavizar el tono reprimiendome.

- Cht....iré a buscarlos, pero...en cuanto estén a salvo los civiles, salid de aqui....por favor.. - me forcé a decir cerrando los ojos un momento serio - no se que o quien se ha metido aqui dentro pero...si se...que no es precisamente un pequinés...

El policia refunfuñó un momento y parecia que iba a negarse y darse la vuelta, pero en esos momentos se escuchó un golpe muy fuerte en el ascensor, seguido de varios golpes mas, muy estruendosos como si se hubiera derrumbado desde dentro algo extremadamente pesado, precipitandose hacia abajo. En ese preciso momento también los dos civiles que quedaban salieron de las escaleras aterrorizados y pidieron mas ayuda a los agentes. El oficial veterano, me miró y resignado exclamó "dejadle pasar y evacuad el edificio por completo, proteged a los civiles y TODOS FUERA!!" iba a subir esta vez si volando cuando el oficial me llamó la atención..."Eh!! tengo a tres agentes de seguridad ahí arriba aun...si puedes...sacalos de ahí...por favor" dijo también forzado y de mala gana antes de bajar por la escalera.

Me encendí esta vez si y empecé a atravesar el suelo rumbo al último piso, saliendo al final a unos escasos metros de donde estaban los intrusos y cayendo al suelo, de pie mirandoles. El peor panorama se hallaba ante mi: los guardias muertos, uno atravesado por algo en la garganta, otro hecho pedacitos de hielo por el suelo y el último aplastado bajo el peso de aquella cosa enorme tras dos mujeres a juzgar por lo que habia visto en mi entrada.
Al usar mi visión termica en aquel momento comprobé que una de ellas no parecia desprender apenas un apice de calor, como si no fuera humana...una mutante o algo asi? ...Y luego estaba aquella cosa gigantesca que habia sido iluminada de golpe por la luz de mis llamas, tampoco despedia calor alguno...pero no era lo mas inquietante...aquella cosa tenia un rostro sin duda temible, media el doble que las mujeres tanto de alto como de ancho, parecia tener el simbolo de una araña cruzandole todo el pecho y esa boca plagada de colmillos, como si fuera una versión grotesca y monstuosa del propio Spiderman....definitivamente eso si que no era humano...

No hice nada durante unos segundos, me limité a observar sus reacciones ante mi entrada súbita y observar a los pobres diablos muertos cerrando los ojos y honrandolos en mi memoria un segundo antes de musitar un sarcastico - Buenas noches.. - dije aumentando la luz del lugar con el fulgor de mi propio cuerpo, listo para cualquier cosa.

Estaba bien eso de contar tus vivencias a la gente porque denomina que confías en aquella persona que te ha estado escuchando. Se podía decir que Pamela se estaba acercando a lo más cercano a una amiga que Louise había tenido durante hace mucho tiempo. Esperaba poder llegar a tener esta confianza con las demás Syren. Se rio dulcemente al alago de la pelirroja, trabajar con ella era todo un placer, si seguían en esa dirección no le costaría para nada considerarla una amiga.
Chasqueo los labios con fastidio al comentario de su compañera referido a los hombres.

Te doy toda la razón, se creen que todo les pertenece por derecho… que equivocado están. Aun espero algún hombre que me sorprenda.

En su juventud como humana Lincoln había salido con bastantes chicos, completamente diferentes entre ellos. Pero desde el mismo momento que adquirió los poderes de Killer Frost sus relaciones amorosas se habían congelado, como ella. Sonrió picara al escuchar que la dama de las plantas le explicaría como funciona esa química que desprenden las plantas. Como científica que fue todo ese tema le fascinaba, dar explicaciones sobre hechos que parecían magia era una sensación que parecía olvidada.

La grotesca entrada de Venom saco de sus pensamientos la gélida científica chasqueada, que se maldecía por haber bajado la guardia en horario laboral. Muy mal Killer Frost, esperemos que no se vuelva a repetir. Afilo la mirada al nuevo integrante, no se podía creer que fuera un hombre de fuego, por sus facciones asiáticas podía descartar que fuera aquel hombre que tantas ansias buscaba. Entendió perfectamente la mirada de su amiga, este contacto con aquel muchacho le serviría de entrenamiento para cuando luchara contra Firestorm.

Buenas noches guapo… ¿se te ha perdido algo por aquí?

Se acerco a él con pasos tranquilos pero firmes mientras se llevaba sus manos tras su melena y la soltó, creando un efecto bastante seductor, al menos ella lo veía así ya que nunca le había fallado. De golpe una descabellada idea se le paso por la cabeza, sabía que no funcionaria pero al menos se aseguraría de su error.

Estas que ardes ¿te ayudo a apagarte?

En un rápido movimiento le cogió de la cara y le planto un beso en sus labios. Al ser de hielo su fuego abrazador no le afecto de entrada. Al cabo de unos segundos se aparto de él mientras se lamia sus labios.

Vaya, no he podido congelarte la cabeza, es una pena.

Se rio de forma coqueta. Su beso de hielo era una técnica que frecuentaba a utilizar contra enemigos que pensaban que se había dejado seducir. Dicha técnica consiste en congelar la cabeza del enemigo y luego hacer que se rompiera, matándolo al instante. Pero como había previsto a un metahumano de fuego esta simple técnica no le serviría, ahora ya sabía desde que temperatura tenía que atacarle para dañarle. Comenzó a concentrar frio en su cuerpo para prepararse de un posible contraataque.

"Te diré cómo piensas arreglarlo...". Claro guapa, ahora mismo. Después de que te parta todos los huesos. Reímos con malicia y nos volvimos al fichero. Apoyamos la mano sobre él y lo volcamos contra el suelo, dejándolo boca arriba. Las miramos entonces, con el gesto compungido.

- ¡Uy! ¡Qué torpe! ¿Era este el fichero?- Y volvimos a reír con fuerza. Pero esta segunda carcajada quedó en el aire cuando vimos entrar a aquel tipo cubierto en llamas. Vaya, al parecer eso era toda una congregación de mutantes. Una mujer con plantas por el cuerpo, una tía de hielo y el idiota del fuego. No conocía a ninguno de los tres, pero por el gesto que se les quedó a las mujeres ellas tampoco sabían quién era el tío que acababa de entrar. Mejor, más diversión para mí. Soportábamos bien las altas temperaturas, a menos claro está que creasen un sol en la tierra. Eso obviamente no lo resistía nadie. Pero parecía más bien interesado en la situación que se había encontrado, tal y como nos había pasado a nosotros... Aunque a decir verdad, se nos habían quitado las ganas de jugar. Matar a esos tres sería pan comido. Y después a recuperar nuestra pequeña parte que sólo deseaba volver con papá.

La mujer de verde nos miró con cara seductora, meneándose con aquellas largas piernas y anchas caderas mientras se acercaba lentamente hacia nosotros. Bueno, siempre alguien tiene que ser el primero, y si te acercas para que podamos aplastarte de un golpe mejor que mejor. La miramos con nuestra sonrisa, relamiendo cada diente de nuestra boca. A decir verdad la mujer estaba tremenda, y no recordaba la última vez que había echado un polvo. De buena gana la habría puesto contra una de aquellas mesas y... Recordé inevitablemente a Anne, mi ex-mujer. La imagen de ella aplastada contra el suelo después de haberse dejado caer presa de la desesperación... La furia nos invadió de una forma más violenta. Miramos a aquella mujer y apretamos el puño, dispuestos a atravesarla de parte a parte. Pero... Pero no podíamos... ¿POR QUÉ? Esa maldita zorra iba de creída, moviendo esas... Perfectas caderas y susurrando con esa voz sensual y... No podíamos dejar que le pasase nada... Se abrazó a nuestro cuerpo, y dimos un pequeño respingo. ¿Por qué no la habíamos aplastado ya? Nos estaba tocando, casi nos abrazaba... No... Era frágil, podíamos sentirlo. Era frágil, estaba asustada, nos necesitaba... Ambos lo sabíamos. Podíamos notar ese escalofrío que te recorre la columna cuando te encuentras con un ser tan atractivo y sensual que desearías poseerlo de tantas maneras como fuese posible. Casi sentía cómo el simbionte quería unirse a ella, formar un uno con ella. Lo deseaba... Los dos lo deseábamos... No importaba lo que me pasase a mí, a Eddie. Ambos queríamos satisfacerla, y sabía que él la deseaba tanto como yo. Apoyamos la mano en su espalda, y el simbionte formó pequeños charcos alrededor de mis yemas y mano, sintiéndola más, deseándola.

- Nosotros... Sí... Es-t... No está aquí... Lo que buscas no está aquí... Yo te llevaré. Os llevaremos a las dos... Por ti.- La ayudaríamos a bajar, a encontrar lo suyo, y entonces nos uniríamos a ella.

No parecí despertar demasiada atención al principio, ambas se quedaron mirandose como si esperaran comunicarse de algún modo. La planta se dirigó al monstruo el cual al principio parecia jugar con ellas a su antojo pero subitamente vi que me equivocaba, pronto dejo la actitud agresiva y se mostró dispuesto a ayudar a la mujer planta...quise seguirlos pero pronto la mujer de hielo se adelantó a su compañera y se dirigó a mi con un aire de suficiencia mientras se acercaba lentamente a pasos algo lentos, lanzandome algunos comentarios coquetos. Era...una mujer hermosa la verdad que fuera mi enemiga no restaba importancia a ese hecho, pero no dejaba de ser un enemigo y uno ademas mortal si me descuidaba en pleno combate.
Era como si intentara captar mi atención de manera seductora...en serio? me tomaba por estupido? Craso error si asi era..mis llamas se avivaron mas al instante pero ella no se detuvo, pronto estuvo a mi altura y cruce los brazos en una postura defensiva de combate pero de improvisto me cogio de la cabeza y...me beso en los labios.

Pude sentir un frio glaciar desde la boca hasta mi medula intentando congelarme por entero, extendiendose a cada una de mis extremidades, senti que mis llamas se apagaban de forma progresiva unos segundos pero al final del beso le mordi el labio inferior con fuerza a ella y luego se aparto justo a tiempo para ella pues produje un estallido de llamas mucho mas potente que los anteriores motivado ahora por la furia, y que incendió algunas puertas a los lados y peto algunos cristales. Como se atrevia esa mujer a besarme? Intentaba dejarme en ridiculo? Seguro que era eso...tenia que ser eso.

- Que coño crees que haces?? Crees que puedes reducir a polvo de hielo al sol naciente??!!! O peor detenerme con unos simples pasos seductores y un beso a traición?? Me has subestimado entonces...una técnica tan deshonrosa y vulgar no va a poder eliminar mi fulgor!!!

Y dicho esto concentré energia para lanzar una gran llamarada que se prolongó varios segundos hacia los tres rivales de golpe con un grito de furia esperando que quedaran reducidos a cenizas. Quise liquidar el asunto de una buena vez y ahora que no habia gente en el edificio poco me importaba si dañaba los materiales a mi alrededor, simplemente me harté de juegos arderian los tres: el monstruo, la planta y el hielo.
Aun así no baje la guardia no eran rivales simples, me acerqué lentamente hacia donde estaban para asegurarme de que mis llamas hacian su trabajo y si no lo habian conseguido...yo lo acabaria.

Sol naciente… poco le falto a Frost reírse antes tal palabras, pero no quitaba que le mirara sorprendida. Era la primera vez que un hombre no cayera en esa trampa, siempre había funcionado y el resultado era la muerte. Ya sabia que no lo iba a matar, solo analizaba al hombre de fuego para cuando se las viera con Firestrom, pero lo que no se esperaba era que se rebotara de aquella manera. ¿Honor? ¿un hombre está hablando de honor? Esa palabra comenzó a encender a la dama de hielo y eso hizo reaccionar para crear un poderoso muro de hielo para proteger a su compañera y al otro, absorbiendo un poco el calor del ataque, volviéndola levemente mas poderosa.

Traición, deshonra… que bien te conoces esas las palabras. Todos los hombres sois iguales: vais de santos pero sois el mismo diablo. !¿Y luego somos nosotras las malas?! ¡Te voy a bajar los humos chaval, no se te ha perdido nada aquí!

Lanzo unas dagas de hielo que todo lo que tocaban una gran parte del área se congelaba, mientras que por las suelas de sus botas salía una fina capa de hielo que lo congelaba todo, lentamente estaba congelando la habitación para aprovecharse del entorno.  Con esto intentaba darle tiempo a su amiga, esperando con ansias la dichosa muestra para congelarla y largarse de ahí.

Odiaba a los mentirosos... Ya... ¿Quién no los odiaba? Esa gente que busca quedar bien delante de otros, esas personas que dirían cualquier cosa por ser el centro de atención, incluso inventarse una historia para ser quien más periódicos y tiras vendía y convertirse en el número uno de una compañía, más famoso que el legendario Peter Parker y sus malditos escritos de Spiderman. Era tan complicado escribir cosas bonitas de uno mismo... Enclenque entrometido. Lo mataré algún día. Pero no hoy. Hoy tenía que ayudar a aquella mujer. De hecho... ¿Por qué estaba en aquel edificio? Ya ni nos acordábamos. Lo único que nos interesaba era ayudarla, protegerla, encontrar lo que andaba buscando para ella. Oh, sí, de eso éramos muy capaces. Tan sencillo como seguir nuestro rastro... Aunque a decir verdad ya no estábamos seguros de si lo que ella buscaba tenía que ver con lo que buscábamos nosotros. ¡Ah, era eso lo que habíamos ido a buscar! Bueno, podía esperar. Ella no.

Tras comprobar que no mentíamos sonreímos con satisfacción. Confiaba en nosotros. Podíamos sentirlo. Una llamarada se lanzó hacia nosotros y nos interpusimos entre esta y la mujer. El fuego no nos afectaba demasiado, al menos no a tan poca temperatura. Era lo bueno de él. Era resistente al frío y al fuego que me habrían matado de lo contrario. Pero todo tenía un límite, y su orden fue directa y concisa. Se abrazó a nosotros y sonreímos de nuevo, rugiendo y con la lengua serpenteando. De habernos pedido que hubiésemos matado al tipo aquel lo habríamos hecho con gusto. Tal vez arrancarle los brazos de cuajo o la columna como si fuese la raspa de una sardina. Pero ella quería salir rápido, y así lo hicimos. Embestimos con toda nuestra fuerza, pasando cerca de aquel tipo tal y como nos pidió, protegiéndola con nuestro enorme cuerpo de las llamas. Le dejé un recado al no esquivarlo, obligándole a hacerlo él o de lo contrario se toparía con nuestro enorme brazo izquierdo golpeándole como un camión. De un salto salimos de aquella habitación, dejando a la mujer de hielo peleando con el tipo de fuego. No sabía si se las apañaría, pero nos daba igual. Ahora teníamos otras cosas en la cabeza.

Una vez en mitad del pasillo alzamos la cabeza y olimos el ambiente. Sonreímos y comenzamos a correr.

- Es por aquí... Lo notamos... Está cerca...- Las alarmas sonaban ya con fuerza, y algo de agua cayó sobre nosotros debido a las llamas del laboratorio. Nuestra piel negra brillaba con tonos azules mientras las gotas resbalaban por ella, con patrones distintos cada vez debido a las pulsaciones. Llegamos a un nuevo ascensor y arrancamos la puerta con fuerza, con cuidado de no hacer daño a nuestra acompañante. Nos asomamos y sonreímos, ofreciéndole nuestro brazo.- Hay que bajar...-

Su belleza era increíble. Con el agua resbalando por su melena y aquellos verdes ojos que brillaban como dos soles no podía negarme a nada que nos pidiese. No le habríamos dicho no a absolutamente nada. Solo teníamos que bajar unos pisos más, abrir la puerta, matar a los científicos que allí hubiese o a los guardas y luego coger su muestra... Era todo muy sencillo... Estaba al alcance de la mano... Un juego de niños. Pero debíamos darnos prisa. No quería que el maldito teje-redes llegase para hacerse el héroe y salvar el día. Solo de pensar en él me hervía la sangre.

Para mi disgusto la mujer de hielo habia levantado un muro de ese mismo elemento que atenuó mi ataque en el último segundo y maldecí por lo bajo en mi propia lengua, me hastiaba tener que lidiar mucho rato con el mismo oponente y peor aun si dominaba un elemento contrario a mis llamas pero, solo era cuestión de tiempo que se diera cuenta de que el hielo solo no le bastaria para vencerme a mi y avancé un par de pasos mas hacia el muro....

Y de pronto, el monstruo salio del muro haciendolo añicos con los brazos por sorpresa, cargando contra mi como un ariete de guerra y llevando a sus espaldas a la mujer planta. Tuve que saltar hacia atras impulsandome con una leve llamarada y luego hacia delante de nuevo para pasar sobre su brazo envuelto en mi elemento haciendo una voltereta y lanzando un par de bolas de fuego a ambos antes de caer al suelo. Una dio en el blanco en la piel del bicho pero no parecio afectarle demasiado y la otra fue directa a una pared que se incendió: si no me daba prisa se escaparian.

-VOLVED AQUI HIJOS DE P....- dije antes de que la frase quedara cortada por un silbido en el aire y un gesto de dolor en mi hombro.

Eché a correr en dirección a ellos pero justo entonces un par de dagas de hielo me rozaron el hombro y cayeron unos metros mas alla congelando el suelo y los alrededores. Por suerte mi temperatura corporal me evito el mismo destino que la planta donde se clavaron pero el corte que me produjo era cuanto menos molesto, y me giré a confrotarla para acabar el asunto lo antes posible. Es increible que una mujer me estuviera reteniendo....a MI...una mujer....bellisima..., poderosa...y ardiente de espiritu...pero fria...me estaba...

Las llamas de mi cuerpo se atenuaron un poco y sin darme cuenta me acerque a ella lentamente..

- Debes haber conocido a autenticos estupidos....pero siendo sincero, creo que no has bajado mis humos sino que...los has encendido...sin que siquiera yo lo esperara...perdona antes de continuar con esto....podria decirme...como se llama...señorita? - es lo unico que atiné a preguntar en aquel momento con el máximo respeto que era capaz de dar a nadie, de hecho porque estaba allí en ese edificio? Ni idea...solo sabia que delante mio estaba la mujer mas hermosa y atractiva que habia visto nunca, una diosa era poco!! Necesitaba besarla, abrazarla...mi cuerpo solo pedia eso y estaba dispuesto a darselo sin duda alguna, si ella lo pedia haria cualquier cosa.

La mujer de hielo se quedo mirando de arriba abajo como el hombre de fuego se le acercaba, empezaba a notar que su calor no era tan molesto como pensaba, era bastante atrayente.

Si, no paro de conocer hombres estúpidos, son muy pocos los que me parecen interesantes ¿quieres entrar en ese pequeño grupo selecto?

Le sonrió de forma juguetona pero dulce, era inusual que en medio de una batalla parasen y se presentaban, en las de la mujer no había tiempo para hablar ya que todos acababan muertos por congelación.

Mi nombre es Killer Frost ¿y el tuyo chico enmascarado? Me gustaría ver tu rostro… me provocas bastante curiosidad por saber como es tu rostro ¿tienes alguna quemadura o algo por el estilo que no quieres que nadie te vea?

En estos momentos le gustaría tener un pinganillo con Pamela, para saber cómo va con la misión, si ya había terminado o necesitaba refuerzos. Lo extraño era que no le importaba que la misión se alargara mas de la cuenta, cosa muy rara en ella ya que ella prefería acabar cuando antes mejor, pero ahora se sentía bastante cómoda.

Bajar por el ascensor fue coser y cantar. Agarrada a nuestra cintura nos dejamos caer para aferrarnos entonces a las largas lianas de metal de las que colgaba el pequeño compartimento que se usaba de transporte entre plantas. Localizamos la planta y con otro fuerte puñetazo derribamos aquella puerta con la facilidad con la que cualquiera habría partido un trozo de cartón. Al otro lado guardias sobresaltados nos miraron, apuntándonos con sus armas y disparando. Estiramos el brazo para cubrir a la mujer de las balas, absorbiéndolas y dejándolas caer al suelo. Todo fue rápido y muy, muy violento. Ella creó una especie de bate espinado con el que golpeaba y arrancaba la carne de aquellos estúpidos que creían que podían frenarnos. Ver su temple, su sadismo, que disfrutase tanto como nosotros encargándose de esos seres era placentero, era delicioso. Era como ver una mortífera planta que se movía en una salvaje y letal danza de muerte y sangre. Su verde piel combinaba a la perfección con el carmesí de sus cabellos y de las salpicaduras que le cubrían con cada tirón de aquella arma. Agarramos a un tipo por el cuello, elevándolo del suelo. Sonreímos y meneamos la lengua roja entre él y nuestra cara. De nuestros dedos salieron pequeñas serpientes negras que se colaron a través de su boca y los orificios de su nariz mientras pataleaba e intentaba zafarse de nosotros. Movió los brazos y con un crujido sus movimientos cesaron. Lanzamos el cuerpo contra la pared. A nuestras espaldas el pasillo estaba lleno de sangre y trozos de los guardias. Nos soltó aquella frase y nos sentimos realmente bien, realizados. Sabíamos que lo estábamos haciendo bien y ella estaba contenta.

- Ayudarte es la mejor de las recompensas...- Una enorme y ancha puerta nos separaba de lo que buscaba, y sentimos esa pequeña parte de nosotros que también estaba al otro lado. Excelente, dos pájaros de un tiro, aunque en honor a la verdad hasta no estar ahí no lo recordaba. No recordaba que también queríamos algo de ese edificio. Con una sonrisa nos acercamos a la puerta y la observamos, mirando a la cámara a la que ella había mirado antes de pedirnos que hiciésemos los honores. Allí dentro seguro que había mucha más seguridad, posiblemente torres de vigilancia que habrían convertido a esa mujer en un colador. Siseamos y dimos un paso atrás.- Quédate detrás de nosotros querida. Esto se va a poner muy pero que muy interesante...-

Clavamos las garras en la puerta con un fuerte crujido metálico. Usamos toda nuestra fuerza para intentar moverla, pero el cierre hermético lo dificultó. Incluso nuestra brutalidad podía no ser suficiente. Pensamos durante unos segundos mirando aquella enorme entrada. Clavamos esta vez los dedos en las visagras, estirando nuestra negrura por el hueco hasta llegar al otro lado. Hicimos lo mismo por la parte que se abría. Empujamos con fuerza, con toda la que teníamos. Nuestros músculos se tensaron como piedras pero conseguimos tras unos segundos de esfuerzo titánico que esta fuese lentamente cediendo. Abrimos la puerta lo justo para que quedase un pequeño hueco lo suficientemente grande como para asomarnos, y así lo hicimos.

- ¡Aquí está Johnyyyyyyy!- Los disparos llegaron al instante, rebotando contra la puerta. Con un rugido la terminamos de arrancar y la lanzamos contra una de las torretas, partiendola al instante. Las balas por suerte para nosotros eran inefectivas contra nuestra gruesa piel. Lanzamos telas y cogimos a un par de agentes, tirando hacia nosotros y partiéndoles el cuello en cuanto estuvieron a nuestra altura. Derribamos con una mesa la otra torreta y les arrebatamos las pistolas a otros dos guardias.- Ya puedes pasar querida. Son todo tuyos encanto...-