Invasion Zombie en Tokio

Todos los días es lo mismo, llevo acabo la misma rutina, despertar, comer, salir a hacer mi papel de vigilante, volver y comer más, aveces tomar un baño y dormir, excepto por una cosa, Sayumi Kimi esta niña no me deja ser tan mecánico, siempre me obliga a jugar con ella o simplemente ver algo en la televisión, el día de hoy robé un banco y al volver miré la televisión con Sayumi hasta qur se quedó dormida, la llevé a su cama y la arropé.

Pasé mucho tiempo dando vueltas en mi cama, no podía dormir mi conciencia estaba limpia pero aun así algo no me dejaba dormir, me levanté sin hacer ningún ruido y salí de la habitación sin haber despertado a Sayumi, por suerte esa noche había dejado mi ropa y equipo de vigilante en la sala, no tendría que entrar a la habitación denuevo.

Finalmente estaba en las calles, corrí por callejones, azoteas, incluso por las aceras, pero hay algo extraño hoy, no hay ningún solo criminal nisiquiera hay mucha gente común, me aburrí sinceramente así que me senté sobre un edificio a pensar.

"¿porque? ¿abrá un festival, una fiesta, un funeral del padre de la ciudad?"


Tras pensar esa larga reflexión  fui por un raspado y me senté en una acera, cuando de pronto mucha gente sale de la nada gritando y corriendo, obviamente llamó mi atención y fui en dirección opuesta a ellos, al alzar la cabeza miré a una persona caminando lentamente, despues de verlo con atención exclamé.


Eso es ¿¡un muerto viviente!?

Idiotas!!—les grito en japonés solo para cabrearlos por diversión, no tienen una pizca de habilidad y ni en sus sueños podrán capturarme.

Estoy viendo bien, estoy seguro de que estoy viendo bien, un maldito zombie en la vida real y lo peor de todo es que esta paseando muy tranquilamente en mi ciudad, asustando a gente inocente, tengo que hacer algo. Mi respiración agitada contra el casco produce un sonido desesperante, tomo los mangos de mis katanas y estoy a punto de sacarlas pero me detengo, pienso mejor las cosas, ¿qué pasaría si le corto la cabeza o simplemente se la atravieso y resulta ser un chico disfrazado haciendo una broma que quizás suba a Youtube?, en lugar de un vigilante sería un asesino por ello me acerco mas a Él pero sin soltar los mangos de mis katanas (Tampoco soy idiota) sinceramente la vista atreves de el casco y la máscara no es muy clara y menos de noche, pero no necesito acercarme más sino alejarme y es lo que hago, esa cosa ya no es un humano, sus heridas, su suciedad, sus miembros torcidos y ese escalofriante sonidito de "Aaaahg", saco mis katanas y ataco tu cuello con ambas pero me sorprendo cuando mis katanas se detienen a la mitad de su cuello, mi fuerza no fue lo suficiente como para hacer rodar su cabeza, las retiro y vuelvo a atacar en el mismo lugar haciendo que esta vez su cabeza caiga y ruede un poco por el suelo.


*guarda ambas katanas pero no sin antes limpiarlas con la ropa del zombie* jamás había cortado una cabeza, es mas difícil de lo que pensé

Pero tras pronunciar esas palabras miro algo inquietante a lo lejos, un grupo de personas, que se mueven lento.

¿Qué está pasando aquí?

Estaba golpeando y empujando a aquellas cosas, cuando escucho la voz de un chico, Estatura promedio, delgado, joven y cabello color blanco, fue lo que alcancé a distinguir, pero no estaba solo, tenía unos cuantos seguidores.

¡No soy un héroe!

Dije al dar un golpe y comenzar a acercarme a ellos, la situación no estaba a mi favor, ni tampoco a el de pelo blanco o a su equipo, por eso decidí aceptar su petición, aún así sus palabras le cayeron mal a mi "estomago mental", quería golpearlo por decir que aquella gente no tenía salvación y a la vez quería preguntarle porque lo creía, ¿sabía algo que yo no o estaba igual de Confundido?, estas situaciones me desesperan mucho, me divido, siento que no es bueno aliarme a un desconocido, pero también siento que no está de más una mano extra, pero da igual, en estos momentos lo único que importa es salir con vida. Me e integrado a ellos y entonces expreso mi punto de vista.

¿No tienen salvación, porqué rayos lo dices con tanta seguridad? *corriendo al lado de todos*

Al correr mi mirada se centra en el tipo de pelo blanco y mientras espero su respuesta giro la cabeza hacia atrás mirando a los zombies y al verlos noto que en realidad no son muchos, parece que no se superan los 300 individuos, la respuesta del tipo tarda y justo cuando separa sus labios el ruido de balas siendo disparadas me obliga a voltear hacía atrás, son el equipo del de pelo blanco, le disparan a los zombies.

¡Hey! *Se detiene* ¡alto! *Digo acercándome a ellos tumbándoles las armas* ¡no les disparen!

}Esta gente está loca, admito que le corté la cabeza a uno, pero fue un impulso, después opté por pelear a golpes, pero ellos los estaban asesinando directamente, sin pensar siquiera en alguna otra opción, sin siquiera saber si aun tienen alguna salvación, no tengo experiencia con cosas de este tipo, pero mi cabeza me hace pensar en que pueden tener salvación, aun sabiendo que me pueden matar.

El tipo de pelo blanco tiene razón, quizás estas personas ya no tienen salvación, pero, aun me cuesta la idea de asesinar a alguien, aunque sean al parece zombies, lo que si podemos hacer es buscar la fuente del problema ¿pero cómo? ¿De dónde salieron estas criaturas? tenemos que averiguarlo y evitar que más personas salgan afectadas.

No me cuesta admitir que tienes razón, quizás ya no puedan ser salvadas, pero… *arroja su mano contra el cuello de Arturo, tomándolo de su ropa y jalándolo hacía el, estrellándole la cabeza contra el casco*¿¡no sientes nada al asesinar!? ¡Tengan o no tengan salvación deberías tener más humanidad! *lo separa de si, soltándolo y empujándolo ligeramente*

Mi mente, no me lo permite, puedo hacerlo como lo hice hace un momento, le corté la cabeza a aquella persona y aunque sea un zombie, no estoy seguro de que sea lo correcto.

Y tienes razón, no quiero hacerme tu enemigo, lo que quiero es que encontremos el origen de esto, para ponerle un alto.

Tras completar esa frase voltee, viendo como la multitud de zombies estaba a unos pasos de nosotros, debido a esto di un ligero brinco y comencé a correr de nuevo, en ese instante mis oídos dejaron de funcionar, no escuchaba nada, solo a mi corazón latiendo, mi sangre corriendo por mis venas, me hundí en mi mente, no sabía qué era lo correcto ¿buscar el origen era lo correcto? quizás no, quizás matarlos a todos era lo correcto, pero ¿tengo las agallas de asesinar a mas sin recibir un daño mayor?
Sacudí mi cabeza y volví al mundo real, comencé a oír los pasos de todos corriendo, los murmullos de quienes nos seguían y la voz del tipo de pelo blanco, que comenzaba a responder mis preguntas.

Corría con el grupo cuando algo llamó mi atención, dos personas corriendo en unas cuadras más al este, los demás no las vieron quizás porque yo iba más apegado a ese lado y no paraba de voltear la cabeza cerciorándome de que los zombies estuvieran en su debido lugar, sin avisar me detuve y fui en aquella dirección, aumentando mi velocidad, al momento de girar en la esquina por donde pasaron observé a otra pero mucho más pequeña multitud de mounstros. Seguí la calle hasta alcanzar a verlos, que alivio parecen ser personas sanas pero no salvas, ya que aparentemente también huyen de la gente "enferma". Aún quiero creer eso. Dando mi mayor esfuerzo los alcanzo.

- Hey, ustedes -jadeando debido al cansancio- esperen esperen

Los individuos me observan asustados, lo más probable por mi casco y máscara.

- ¿eres uno de ellos? -pregunta un joven moreno y delgado-

- no Dylan, creo que no hablaría tan claramente -aclara una muchacha caucásica y un poco mas rellenita-

- ella está en lo correcto, supongo -digo volteando hacía atrás-

Las criaturas se acercan a su paso lento pero constante, por suerte a la distancia logré observar un callejón, sin decir palabra alguna corrí hacía allá haciéndole señas al muchacho y muchacha para que estos siguieran mis pisadas. Los 3 recuperamos el aliento para seguir nuestra plática.

- Me alegra que estén bien muchachos, hace un rato me topé con estas cosas en las calles, quiero ponerles un freno pero no sé nada al respecto, nada de dichas y horrendas criaturas -observándoles a ambos-

- Bueno... -dice la muchacha frotándose un brazo-

- nosotros podríamos ayudar... fuimos al hospital en busca de un doctor para que atendiera a Conny, el nos dio una receta para el medicamento pero no fuimos a la hora indicada, así que buscamos otro hospital, el más cercano, sin embargo no tenían el medicamento, a todos les llegaría la semana próxima -suspira- entonces entramos a este, todo estaba destrozado y había sangre en el suelo además de estar muy sucio -frota su rostro- y entonces llegamos aquí, de tanto miedo ni siquiera tomamos el auto, solo corrimos...

- ¿dónde está ese hospital?

Después de recibir una dirección les ayude a subir a uno de los edificios, así estarían seguros, mientras yo me dirigía a la siguiente dirección: :6-20-2, Shinkawa, Mitaka.

Local atrincherado listo, sobrevivientes caídos 1, llanto por el caído….¿continuo o seguimos siendo amigos?. Descansábamos hasta que se escuchó un tumulto en el frente del local.

Corría por las calles con la dirección en mente, tardé un poco pero logré encontrar el hospital mencionado por la pareja joven, al llegar no había ningún muerto viviente a la vista así que entré sin complicaciones, las palabras del chico eran ciertas aquel lugar era una porquería, vidrios rotos, estantes y sillas volcadas, sangre y mugre por todos lados. Abrí cada una de las puertas de la primera planta, todas estaban vacías menos una, en una esquina se encontraba una enfermera abrazando sus rodillas y temblando, en cuanto abrí la puerta está volteó en dirección mía con rapidez, asustándose, suplicándome que no le hiciera daño.

- Tranquila tranquila -dice quitándose el casco y acercándosele-

Tal parece que el casco asusta a todo mundo, en lugar de brindarles "seguridad". La mujer de piel como la nieve y ojos como el chocolate me sonríe aliviada de que no sea una bestia.

- Por Dios estaba esperándote -le abraza el cuello-

¿La chica y yo nos conocemos? no, seguro lo dijo porque soy el único tipo que no a intentado matarla, esperé a que dejara de abrazar mi cuello para hablar.

- ¿cuál es tu nombre? -dice seriamente-

- Me llamo Sanae -sonríe dulcemente-

Sanae está tranquila con mi presencia, será mejor que no sepa que detrás de toda esta seriedad estoy muerto de miedo.

- Bien Sanae, ocupo que me digas hay alguien más en este edificio

- No lo sé, yo estaba en esta habitación lavando unos utensilios cuando de pronto escuché los gritos, cerré la puerta y me senté en esta esquina asustadísima, ni siquiera puse el cerrojo

- entiendo -se pone el casco nuevamente- ven

Nos pusimos de pie, ella recargándose en mi hombro, no me molestaba pero me sentía como si fuera una cita aún estando en una situación así de terrorífica, caminamos hasta salir a la sala de espera y entonces el elevador se abrió dejando ver una sorpresa. Un perro infectado, esta criatura aún mas intimidante que las otras pues este a diferencia las tortugas aquellas se movía como un perro normal, "nieve de chocolate" entró en pánico gritando "¿¡Q-que es eso!?" quería decirle que huyera hacía afuera pero con los zombies por allá no me pareció conveniente, el mejor lugar en que podía estar era conmigo, creo. Desenvainé ambas Katanas corriendo contra el can, este corrió hacía mi y como era de esperar dio un gran salto intentando morderme, momento en el que una de mis katanas entró por su boca y otra por su pecho, mientras soltaba unos ruidos extraños saqué ambas espadas envainándolas nuevamente, "nieve de chocolate" me miraba asustada y tiesa, me acerqué hasta ella y decidí cargarla para subir por las escaleras, claro estaba alguien sabia que pasaba y no solo eso, alguien sabía que yo estaba allí, de otra manera  ¿cómo llegó ese perro hasta aquí por el elevador? ¿Porqué no se habían visto perros antes? además había cámaras de seguridad herramientas perfectas para saber quién entra al lugar y mandarle un "regalito"

Sin embargo eso no me detuvo yo seguí subiendo y revisando piso tras piso en compañía de "nieve de chocolate"

Buscaba cualquier cosa que nos pudiera ser útil, archivos, sueros, etc. Pero la búsqueda fue larga e infructífera, no había absolutamente nada útil en aquellas habitaciones, hasta que entramos en una llena de escritorios, volteados y/o destrozados. Nieve de chocolate estaba temblando aún, dejé que se sentara en la esquina de la habitación mientras yo buscaba, por suerte no tardé mucho en conseguir lo que deseaba saber.

Tomura Shigaraki, ese el nombre del que está detrás de todo, parece ser que fue un científico muy reconocido hace años, sin embargo se volvió un fantasma ante la sociedad después de su último proyecto: "Cura contra la muerte".

Tenía la idea de no solo brindar la inmortalidad a los humanos, sino también devolverle la vida a los ya muertos, su proyecto fue cancelado después de una prueba en animales, los huéspedes vivos comenzaron a enloquecer, perdieron la razón y adoptaron una agresividad nunca antes vista, rechazaban cualquier alimento que no fuera carne recién cortada, no les importaba ser cortados o golpeados a fin de comer, aunque algo atacarles seguían presentando indicios de dolor. Los especímenes muertos milagrosamente comenzaron a moverse, sin embargo adoptaron el mismo instinto asesino que los vivos, lógicamente la "cura contra la muerte" fue un rotundo fracaso.

Nadie obligó a Tomura a que renunciara, ni nada parecido, solo querían que no hubiera rastro de dicha sustancia, el científico molesto aceptó pero también renunció a su trabajo, más tarde se notificó su muerte. Él y su familia fueron incinerados.

Hubo un incendio en su hogar, todo apunta a que en la noche, por ello la ayuda llegó demasiado tarde, nadie sabe exactamente qué fue lo que ocurrió, si en verdad fue un incendio accidental o el mismo suicidio de Shigaraki. Aunque ¿quién sería tan cruel como para matar a su familia?  Esta última información me hizo dudar en que fuera Tomura, quizás solo es otro loco quien encontró el suero y juega con la vida.
No termino de leer los papeles cuando soy interrumpido por un destello luminoso, volteo al tiempo en que me acerco a Sanae, ella suelta un grito agudo y se cubre los ojos, escucho que me dirigen la palabra… esa voz… es  el tipo del parche.

- Encontré a una pareja asustada, ellos me mandaron aquí -dice como si le hablara a cualquier persona, tranquilo y despreocupado, de momento- Parece ser que todo esto lo hizo una persona -guarda los documentos en los bolsillos de su sudadera- quizás esté en la...

Gritos escalofriantes pausaron mi habla, mis ojos se ensancharon y no pude parar mi cuerpo, haciendo a un lado al de pelo blanco grité: "cuida a Sanae, veré que pasa" Los gritos venían desde abajo por ello fui directo a las escaleras, cuando llegué a la primera planta todo estaba muy tranquilo, ni un solo ruido se hacía presente, caminé con cuidado en completo silencio hasta toparme con una escena repugnante. Un grupo de perros devorando a varios sujetos asiáticos, probando sus interiores y arrancándoles las extremidades, los perros eran intimidantes pero el asco me dominó, contuve el vómito, dando media vuelta para subir de nuevo, llegué a las escaleras y resbalé en el primer escalón, mis costillas impactaron en el borde de estos provocándome dolor, por ende grité algo alto. Un "Aquí estoy perritos". Sabiendo el resultado de mi torpeza, no tardé en ponerme de pie y subir por las escaleras, los caninos ladraban detrás de mí, acelerando mí respiración y ritmo cardíaco, me volvía a sentir asustando, en poco tiempo sería alcanzado y devorado, necesitaba ayuda y la necesitaba ya.

- ¡¡¡SANAEEE!!! -gritó a los cuatro vientos, envuelto en miedo y desesperación-

Corría por aquellas escaleras sin voltear hacía atrás, eso solo me haría caer y como resultado, ser comida para perros zombies.  Mi intención al gritar el nombre de Sanae, no era precisamente que "ella" acudiera en mi auxilio, tenía claro que la había dejado en cuidado del sujeto de pelo blanco, era obvio entonces que él reaccionara ante mi grito y fuera a ayudarme, claro, eso o que fuera un cobarde y me dejara morir. Para mí alivio logro verlo aparecer frente a mí, paso corriendo a su lado, pero no me detengo, sigo corriendo hasta que me alerta de un peligro.  "CUIDADO" es lo único que escucho antes de darme la vuelta y en el movimiento caer al suelo de espaldas, puedo admirar al perro pasar sobre mí mientras yo llego al suelo, seguro pensaba tumbarme pero mi torpeza salvó mi vida esta vez, sin perder tiempo y agradecido por seguir vivo,  desenvaino mis katanas, las echo hacía atrás y le hago cortes en el cuello hasta dejarlo inmóvil.

El ambiente de pronto entra en un estado raramente pacífico, me acerco al salvador al mismo tiempo que Sanae, los 3 formamos un triangulo.


- Debo darte las gracias -no muestra emoción alguna en sus palabras ni en su rostro, aunque eso última jamás lo percibirá con el casco encima- veo que eres, en cierta forma... "de los buenos" -le acerca la palma de la mano- Soy Daika Spiguelman y creo que empezamos con el pie derecho -espera a que le salude-

Después de las cursilerías miró en direcciones opuestas un rato, entonces habló.

- Arturo, esos perros no llegaron solos a nosotros, alguien sabe que estamos aquí -señala el suelo en que están por pura costumbre- tenemos que buscarle, quizás esté en la planta superior, pero no estoy seguro de nada en este momento, jamás creí ver gente en ese estado moviéndose -traga saliva intentando detener las nauseas- busquemos en todos los pisos y cuidemos nuestras espaldas y narices. -le tiende la mano a Sanae y en segundos siente como lo sujeta con fuerza-

No le quedaba de otra más que hacernos compañía, supongo que aún para alguien de su clase es mejor andar acompañado que solo. Empezamos a husmear en cada pasillo, cuarto, escalera, cada rincón, pero no hubo nada interesante. Lo interesante se encontraba en la última puerta que daba a la única habitación de la planta superior.

- Sanae... deberías quedarte aquí... abajo no hay peligro y dudo que un zombie se tome la molestia de subir 30 pisos.

Y es que... El retrato frente a ellos eres horroroso. El lienzo muestra una escena espantosa. Un montón de órganos, unos aplastados y reventados, otros recién "sacados del horno", unos más invadidos por gusanos pequeños y blancos, simplemente asquerosos. Charcos de sangre les hacen compañía. La puerta y las paredes están salpicadas por la sustancia carmesí y una severa suciedad que se entremezcla con la sangre. El olor a podredumbre y las enormes cantidades de moscas rondando en el lugar son alarmantes.

Aún así debemos avanzar y abrir aquella puerta, con lentitud me acerco hasta allá, gracias a mi casco no puedo ver a Arturo por el rabillo del ojo, pero imagino que viene a lado mío. Mis dedos hacen contacto con la perilla y un escalofrío recorre mi espalda, no puedo evitar sacudirme un poco, con el miedo alojado dentro de mí,  giro la perilla y le doy un empujón a la puerta, las bisagras de esta crean un chirrido inquietante. Sin más,  veo el interior de la habitación. Es enorme, no logra verse nada en su alrededor, solo un pequeño foco cuelga del centro de la habitación, posiciono mis pies justo frente a la puerta y de pronto, una voz digna de un lunático, hace acto de presencia.

- Invitados... je... je... je. -aplaude durante un tiempo "considerable" al tiempo que ríe- No me esperaba visitas, uy, ji ji, disculpen la suciedad, disculpen disculpen -suspira- pero bueno...

- Tomura... Shigaraki -interrumpe la voz que emana de entre las sombras-

- Que invitados tan insolentes -su voz es un tono completamente distinto, uno más grueso, aparentando estar poseído por un demonio- Parece ser que... ya sabes mi historia.

- No... No del todo -afirmo "tranquilo"-

- ja...jaja...jajaja...jajajaJA...JA-JA-JA...ja... déjame contarte entonces: Yo era un científico respetado, hice grandes logros en mi vida, hasta que el gobierno no valoró mi esfuerzo -sus manos tiemblan, llevándoselas al cuello para rascarse, rascarse como un desquiciado- mandó destruir mi mayor creación, la cura contra la muerte... ¡ERA TAN PROMETEDOR...LOS RESULTADOS... LO ERAAAN AAAHG! -se priva de hablar por unos segundo- Pero tuve que obedecer sus peticiones...no... ¡NO TENÍA, A JAJAJA! -hace una pausa y su tono de voz cambia al del inicio, esta vez muy acelerado y sin hacer pausas- ROBÉ UNA DOSIS DE MI PROPIA FORMULA PARA SEGUIR EXPERIMENTANDO CON ELLA EN MI HOGAR Y LOS RESULTADOS FUERON MAS MÁS MÁS... -se le termina el aire y suelta una risita- más que hermosos, pero era obvio, algo tenía que salir mal... Mientras experimentaba ocupé animales, al comprar demasiados alguien sospecho y se metió en lo que no importaba, yo por mi parte nunca noté a esa persona. Finalmente me arrestaron por experimentar con animales, pero para mí fortuna conseguí reducir mi condena a muy pocos años, y allí, en prisión descubrí como lidiar con la desesperación -sigue rascándose el cuello- en ocasiones llegué a cortarme de tanto rascarme... pero eso no importa ya... lo importante es lo que hice después... yo... yo regresé a casa. Asesiné a mi esposa e hijas, porque ellas jamás me apoyaron... aún así, sabía que les extrañaría, por eso, ji, ji, tomé algo de ellas, algo que me hará recordarlas por siempre...

Sus pasos resonaron el lugar, se acercaba a nosotros, yo en ese punto estaba boquiabierto, paralizado al escuchar las atrocidades que llevó a cabo. Y el verle la "cara" solo me incomodó más. Una mano se aferraba a su rostro y uno de sus ojos saltones asomaba por entre sus dedos.



- ... Los tontos policías destruyeron mi suero, pero no mis muestras ocultas debajo del sótano, sin duda me creyeron loco, pero ¿cómo pudieron créeme tonto? "pobres ignorantes" -dice esa última frase con su segundo tono de voz- Inyecté una dosis en mí y los resultados son asombrosos... pude clavar las manos de mi familia en mi cuerpo, sintiendo poco dolor, pero sin morir.... con el tiempo estas se adhirieron a mi piel. ¡Y SOY FELIZ...MUY FELIZ JAJAJAJAJAJA! ahora que nadie puede hacerme daño, decidí vengarme de esos bastardos, ¿¡Y porqué no de todos ustedes, jodidos mortales!? Haré que todos tengan mi primer creación, un virus que les convertirá en mis marionetas -levanta su brazo derecho a la altura de su cabeza, mantiene su puño cerrado y de su muñeca una mano pequeña se sujeta-

El psicópata mantenía esa postura y yo quería orinarme en los pantalones, no tuve ni la más mínima idea de qué hacer, porque, ¿Para qué atacarle si es inmortal? y tampoco tenía palabras. Por ello, sentí un alivio al escuchar la voz de Lizárraga. No estaba solo.

Acompaño a Daika mientras alumbro la inquietante escena que se cierne ante nosotros, al avanzar un poco se escucha la voz de quien obviamente ya perdió los cabales. Daika pronuncia un nombre que presumo es la de quien acaba de hacer acto de presencia. Tomura cambia de tono al verse interrumpido, intuyendo que le conocemos, pero parece que Daika sabe algo más de lo que me conto hace unos minutos. Y como era de esperarse, los clichés se perpetúan, en esta ocasión se trata de la historia de Tomura. Nos cuenta sus inicios como un distinguido científico, al que el gobierno le frustra su mayor logro, entre todo el palabrerío el se rasca diversas partes del cuerpo, especialmente el cuello, en cualquier momento empezara a sangrar, remarcando lo ya evidente, es más que apto para ser ingresado al Asilo Arkham, Sigue con su historia, donde cuenta que roba su propia fórmula para experimentar con animales, es arrestado por lo mismo, pero de alguna forma se las ingenia para reducir su condena, de alguna manera se hace el cuerdo por ese lapso de tiempo, porque al volver a la libertad con su familia, solo para asesinarles.

- jajaja... -baja su brazo derecho, enfocando la vista en el dragón del este- patético, además de no tener un ojo, eres sordo -entrecierra los ojos- no me compares con esas criaturas fantasiosas... a diferencia de ellas yo soy real y jamás moriré JAJAJAJAJAJAJAJA –es interrumpido-

Mi cuerpo estaba tenso, el sujeto estaba tan confiado que la bala que penetró por su frente me asustó, este la recibió meciendo el cuerpo un poco hacia atrás y adelante, por ultimo quedó encorvado. Inmóvil.

- ji...ji ji ji ihg ihg -su espalda da brincos por la risa- no eres más que un terco... -levanta la vista y la herida se va cerrando- voy a matar... ¡MATARLOS!


Me sorprendió la facilidad con que Arturo jaló el gatillo, quizás deba hacer lo que él, se ve y a mencionado en diversas ocasiones que ha tratado con cosas parecidas e incluso peores. Decidido ser de ayuda y reconociendo que el tipo no tiene, ni tendrá remedio, doy un paso atrás y desenvaino ambas katanas.

- Falle o acierte, dispara a discreción después de mi primer ataque.

Dije aquello sin pensar bien, al ser inmortal no sabía si espadas o balas servirían, pero quería mantenerme ocupado y no dejarme paralizar por el temor, además Arturo había dicho que nadie tiene la inmortalidad por completo. No tenia presente que el acatara mi orden, podría optar por cualquier otra cosa. Me muevo con rapidez, semi agachado y con el filo de las espadas siguiéndome, una vez cerca, brinco por los aires, dirigiendo las espadas a su cuello, pero este evade el corte agachándose y conmigo aun en el aire aprovecha para darme un puñetazo que me saca el aire, cayendo de espalda al suelo. Ruedo un poco y espero oír los disparos y gritos de dolor.

- nadie ataca a TOMURA -brinca para arrancar el foco colgante, la única luz en la enorme y hedionda habitación-

No podía respirar bien, el golpe en la boca de mi estómago fue bastante duro, hasta que después de un momento conseguí tomar una bocanada de aire, incluso, para respirar mejor, me saqué el casco de la cabeza, trayéndome resultados positivos. Al intentar estabilizarme, solo pensaba en una cosa: ¿Por qué Arturo, tarda tanto en gastar sus cartuchos?, pero en instantes comprendí. Tomura se disponía a apagar las luces. Aún agitado, voltee a los lados, con los ojos bien abiertos, prestando atención a mi entorno con mis oídos, algo difícil para mi persona. Yo creí que los disparos aún sonarían, pero fue otra cosa la que se escuchó.

Fuego. El sonido de las llamas ardiendo, y estas, yendo de la mano de una esplendorosa luz.

De pronto se escucha un ruido mayor, que no identifico, seguido del crujir de una ventana. A continuación, Arturo aparece frente a mí, para darme instrucciones, de las cuales no tengo tiempo de negociar.
Debo poner a salvo a Sanae y después bajar a ayudarle, claramente yo no bajaré por donde él o Tomura, ni inmortal soy ni poderes tengo, pero sí un casco, estiro mi brazo para tomarlo y acto seguido correr hacia la puerta antes de que las llamas que iluminan el cuarto se apaguen.

Mis pies resbalan un poco con la sangre de la entrada, pero mantengo el equilibrio y sigo, sigo por las escaleras dando saltos largos y seguros, finalmente miro a Sanae, sentada en una esquina con los ojos cerrados. Me pongo frente a ella en cuclillas tomando una de sus muñecas.

-! Aaah ¡-Su grito es agudo como comúnmente, gritan las mujeres y reacciona de manera violenta, soltándole una bofetada al del casco-

- Sanae... Ven conmigo, por favor

La chica parece avergonzada por su acción, sin embargo, yo la entiendo, ¿Quién no estaría aterrado? después de caminar un poco, le meto en una habitación con muchos muebles grandes.

-Volveré por ti, solo aguarda, no habrá riesgos aquí -cierra la puerta con fuerza, no debe perder más tiempo-

Tercera persona:

Mientras Daika corría hacia la primera planta del edificio, Tomura se reincorporaba con dificultad, pues sus huesos se regeneraban, así es, la caída de 70 metros le destrozo las piernas y otros huesos, pero estos no tardaron más de un minuto en regenerarse casi por completo. Soltaba gritos y palabras vulgares. estaba molesto.

- AAAAAAH -su voz endemoniada vuelve- te cortaré la lengua y después te inyectare mi formula, de dicha forma podré golpearte una y otra vez sin que mueras... AJAJJAJAJAJAJJA -su voz "normal" regresa, mientras alza la vista y los brazos mientras ríe- pero ahora, juguemos... ¿Qué te parece el corte de cabeza? ji ji ji ji ji ihg ihg iihgg -no se nota, pero tiene una sonrisa escalofriante debajo de la mano que cubre su rostro-

Tomura corrió en dirección a Arturo, no tiene un plan, está confiado en su "poder", quizá demasiado.

Antes de intentar matarle, primero hay que debilitarle, ¿no creen?.

- "¿Qué se sentirá estar muerto y... vivo?"

No dejaba de preguntarme mientras descendía por los peldaños de aquel hospital.

Finalmente, después de atravesar el pasillo lleno de yakuzas desgarrados, llegué a la puerta principal, Pero para mi sorpresa, Arturo ni Tomura están ahí afuera. Quizás la pelea se extendió, quizá Tomura huyó o Arturo... aunque esa última suposición no es muy cuerda, al tipo no se le ve de esos cobardes, mucho menos débil.

Sin embargo antes de que pudiera dar un paso más, algo llama a gritos mi atención: un edificio de no más de 5 plantas, cayendo como una casa de naipes. La verdad es que, no me asusté, pero sin duda me sorprendió y me dejó atónito ver a Arturo salir de entre la nube de polvo creada por los escombros... ¿él hizo caer una estructura entera?

- ¡Arturo! -corriendo hasta el peliblanco- ¿derribaste... sin... y... y si había civiles dentro? -mira el rostro del albino y al mismo tiempo cómo se disipa el polvo, mostrando la gran pila de escombros-

De pronto, cuando la lluvia de escombros cesó, una risa irritante alcanzaba a oírse y el sonido de roquitas rodando también, la pila se movía; algo se movía dentro de ella: Ese maldito "inmortal".

- ¡Buena estrategia! -grita, sacando las manos y con ayuda de estas, poco a poco su cuerpo- no la vi venir, lo admito, pero no fue justo mencionar a tal idiotez, como un "Dios" - cuando su cuerpo sale completamente, está blanco y se mece de aquí para allá- ¡Lo único que merece ser alabado, soy yo! -puede oírse como sus huesos se acomodan, como su entero ser crujen, quedando como nuevo en segundos- Oh... vaya, tu amigo regresó -se masajea el cuello como si tan solo hubiera tenido un largo día de trabajo- lo hubieses dejado arriba, me es suficiente ver una cosa desagradable jajajaja -mientras reía echó un vistazo por su cuerpo y le faltaba algo- ¿¿¿¡¡¡E-ehhhhh!!!??? ¡La mano... mi pequeña! -hunde sus dedos en su cabello, oprimiendo su cráneo, sumamente enojado- ¡¡¡Ahhhh, tu maldita culpa, todo es tu maldita culpa, humano repugnante!!! -baja las manos al cuello, rascándose desenfrenadamente-

No soy un científico, pero puedo entender que una de las manos adheridas a su cuerpo se cayó, lógicamente por el edificio que lo aplastó y eso no le gustó. Doy un paso atrás, coloco mis manos sobre las empuñaduras de ambas katanas.

- ¿Qué hago? -algo nervioso-

Spoiler:

No sentía miedo del sujeto frente a mí. Me desconcertaba la idea de que fuese “inmortal”, pero no le temía. Solo me aterraba lo de siempre: una pesadilla atroz, eterna y real me ahoga en un océano de pavor morboso y esa pesadilla es, la muerte. ¿Por qué debemos morir? ¿Por qué no se le brinda la misma oportunidad que a Tomura a todo ser viviente? Me pregunto mientras escucho las órdenes del tuerto situado a mi derecha. A decir verdad, termina con prontitud de explicarme e instantáneamente origino ideas ya sea para elogiar o insultar a Shigaraki, admirando el vacío durante un corto espacio de tiempo.

Arturo no impidió que yo siguiera en “campo de batalla” incluso después de haberlo cuestionado de manera estúpida y exagerada. Además, puedo ver que las personas le importan; no es como suele ser mi sensei… Algo drástico. Concluyo con que es una persona respetable, con experiencia, habilidades especiales, en fin, alguien digno de mi obediencia. No obstante, algo grosero diría yo. Volví la vista a donde él para asentir ante sus palabras, más no contemplé a nadie conmigo, de pronto estaba solo.

- Veo que tu amigo no es un cobarde como tú, lástima que no me dé la misma batalla que tú -guarda un silencio- … No, ese maldito sigue aquí ¿verdad? -deja de rascarse el cuello, con marcas profundas de las cuales apenas comienza a brotar sangre- ¡Maldito tuerto estúpido!

- ¡Oye, inmortal...

- ¿Ah? -detiene su explosión corporal para ver al único chico con casco-

Tenía una encomienda que realizar “cuando dejes de verme, intenta distraerlo” dijo mi superior. Y ciego no estoy, era momento de intervenir antes de que se pusiera a la defensiva, cosa que exige algo difícil a mi punto de vista. No soy de los que hablan mucho o con la voz en alto, a menos que mi espíritu, mis sentimientos, griten.

- … Ciertamente no te daré la misma batalla! -su vista enfoca al rostro ajeno- porque a diferencia del de pelo blanco ¡yo voy a vencerte!

El desenvaine de ambas espadas creó un muy singular sonido y por segundos dejó caer un gran peso sobre el ambiente. Un silencio escandaloso irrumpió, casi tan tajante como la ráfaga de viento que azotó al entorno. Estaba decidido a acabar con aquel despiadado científico.

- ¿Hablas en serio? AHHH JAJAJAJA -su risa es extremadamente sincera como repugnante- allá arriba dejé claro que eres un chiste contra mí -señala la planta alta, haciendo referencia al golpe que le impartió en el aire, justo en la boca del estómago- y aún si pudieras hacerme daño, terminarías cansándote e implorando piedad ante mi factor curativo, pero lógicamente te sacaría los ojos de las cuencas antes de partir tu columna en dos -logra verse parte de su enfermiza sonrisa, pareciera que imaginó gráficamente la escena-


- Dudo que me canse físicamente, creo que me cansaré más rápido de oír tus lloriqueos por esa mano insignificante…

Se sintió horrible decir esa frase, pues sabía bien el valor que representaba para él esa pequeña manita y, pensar que yo tengo a una niñita esperándome en casa me hizo sentir peor. Casi vomito por el mal sabor de mis palabras.

- ¿¡IN-SIGNIFICANTE!? -sus uñas inmediatamente buscan rasgar su propio cuello- ¡Tu maldita vida es la insignificante y pronto me encargaré de quitártela!

De pronto, estalla en cólera, saliendo como bala hasta mí, el tipo con espadas y un solo pensamiento: “Arturo, date prisa”. A continuación, la vida me sonríe. Lizárraga (creo que al presentarse dijeron nombre y apellido xD) me salva el pellejo con tres acciones inesperadas: el lanzar de su espada, el de varillas metálicas y chorros de fuego. El pobre de Tomura no tuvo tiempo de reaccionar gracias a su propia locura y obviamente terminó soltando gritos de dolor, parece ser que daños graves sí originan dolor en su cuerpo.

Entonces escucho un mandato más “corta la cabeza”.

- Eh… “¿Su cabeza? Maldición, pero, la última vez no fui capaz de hacerlo…” -su cuerpo se pone tenso, casi se paraliza por culpa de su mente, ese, su enemigo ataca de nuevo… la maldita duda- “si no lo logró jamás habrá otra oportunidad y todas las muertes que ocurran después serán culpa mía…” -sus oídos detectan a Shigaraki moviéndose, lo más probable que regenerándose mientras suelta quejidos- “pero, siquiera debo intentarlo” -toda la tensión recae en sus puños, los cuales empuñan dos katanas con toda la fuerza de esos brazos que tiene- adiós, Shigaraki Tomura.

Cerré bien los párpados antes de pasar el filo de mis armas por el cuello del enemigo, anhelando lo que terminó cumpliéndose. Corte perfecto. Su cráneo rodó por el suelo.

Parecía ser el fin, el hombre había sido hecho pedazos y quemados al grado de que en unas partes el hueso asomaba. Sin embargo, solo “parecía” ser el final, pues el que se pensaba muerto aún movía su cuerpo. Yo no pude hacer nada más que… morir en un inmenso asombro y terror.

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