La Verde, el Rojo y el Violeta ( Artemis, Roy y Clint )

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Clint se lo había pasado muy bien ayer hablando con esa guapísima pelirroja, gracias a eso no se estaba comiendo la cabeza por su amnesia. Se levanto y se pego una buena ducha, hoy también iba a salir. Mientras desayunaba le comentaba a su compañero de piso que si quería ir con él a ver alguna película, el cual se negó. Bufo enfadado, Loki era un hombre muy aburrido. Lucia unos zapatos negros, un pantalón marrón y una camiseta violeta, para luego colocarse una chupa negra y salir del piso bien equipado, colocándose unas gafas de sol violetas. Mientras iba en metro pensaba que tipo de película podría ir, a lo mejor iría donde hubiera mas gente. Por sus pensamientos por poco pierde la parada y salió corriendo del vagón, arreglándose la ropa y empezar a andar como si no hubiera pasado nada.

Después de subir y bajar escaleras llego al gran multicine, con tantas salas que no era extraño perderse. Se quedo mirando la cartelera y leyendo un poco el resumen de que iba la película, una vez decidido se puso en la cola. Se sentía extraño de ser el único soltero, todos iban en pareja o en grupo de amigo, si su amigo no fuera tan antisocial no le estarían pasando estas cosas.

Artemis había arqueado una ceja con expresión crítica mientras leía el contenido de la nota por segunda vez.


- Otra charla encubierta no, por favor... - resopló, aunque una media sonrisa amenazaba con curvar la comisura de sus labios. Al menos la había escuchado hablar de la película, en vez de limitarse a tener la cabeza llena de canariospájaros, como siempre

Claro que sería una excusa más para que Oliver intentara hacerle de padre. Si quería hijos, ¿por qué no se ponía manos a la obra con Dinah y la dejaba tranquila a ella? No era que su propio padre tuviera mucho que aportar, y tampoco era exactamente que le desagradara el cariño de su mentor. Bueno, a veces era bastante pesado. Pero la cuestión era que tenía que arreglárselas para ver la película sin tener una conversación existencial llena de batallitas.

Ah, y no soportaba que la llamara "Arty".

Con un suspiro, Artemis dejó la nota y el sobre con la entrada sobre el escritorio, y se tendió en la cama, agotada tras una larga noche de patrulla en Happy Harbor. Muy bien, iría al cine... al fin y al cabo, Ollie pagaba, y no tenía mucho que perder.

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- ¡Los tenemos!- exclamó Kid Flash, con una sonrisa de oreja a oreja - ¡Eh, Artemis! ¿Vamos a celebrarlo?

- No puedo, Bart, hoy tengo...- empezó Artemis, y alzó la cabeza para mirar el reloj de un edificio cercano - ¿Ya es esta hora? - exclamó, horrorizada.

No era por Oliver; él tenía la costumbre de llegar siempre tarde. Pero la película empezaba a las seis en punto, y se la iba a perder. Maldiciendo, Tigress se despidió de Bart, tomó los tubos zeta, se despojó del uniforme a todo correr y, poniéndose lo primero que encontró (que resultó ser una camiseta gris y unos vaqueros, con su fiel chupa por encima), volvió a usar el teletransporte para plantarse en la ciudad escogida.

Cuando llegó al cine, jadeando, se había perdido los tráilers y la película acababa de empezar. Buscó su asiento en la penumbra de la sala, descubriendo que Oliver ya estaba allí. O, al menos, su butaca estaba ocupada.

Sólo que no era Oliver.

- ¿Roy?- exclamó, incrédula, aunque era demasiado tarde para huir. Ya se había sentado. - ¿Qué estás haciendo aquí?

Un coro de "shhhhhh" indignados procedente del resto de espectadores obligó a Artemis a guardar silencio. La chica se cruzó de brazos, molesta.

Oliver iba a oírla por esto.

Cuando se compro la entrada se fue a comprar palomitas y refresco, tenia tiempo de sobras. Se quedo admirando el entorno. Pensaba que la vida de superhéroe no podría hacer todas estas cosas de hombre normal, ahora tenia libertad de disfrutar de la vida, aunque donde vivía no era ninguna maravilla. Una vez bien servido se metió dentro de la sala, reviso unas cuantas veces el ticket para comprobar que ese asiento era el suyo. Como no había nadie a su alrededor de momento dejo las cosas en los sillones de al lado para acomodarse mejor. El primero en llegar fue un pelirrojo y luego una rubia que había llegado a los trailers. Estar rodeado de jóvenes le hacía sentir rejuvenecer.

La mirada de la muchacha le puso algo nervioso, al parecer esperaba alguien que no era el. Sus ojos pasaron por la camiseta y sonrió, le gusto.

Bonita camiseta ¿Dónde la has comprado?

El dibujo de la flecha le hizo gracia ¿le gustaría el tiro al arco como a el? La peli empezó y se dispuso a comerse las palomitas, que se las había estado guardando, porque si no, se las habría zampado antes que empezara de verdad.

- Obviamente ver una película.

Obviamente. Claro. ¿Pero por qué en el asiento de Oliver? ¿Y por qué no estaba Oliver allí? ¿Sería otro intento encubierto para que el pelirrojo y ella se llevaran bien? Desde luego, no era la primera vez que lo intentaba, pero Artemis pensaba que se le había pasado un poco la fiebre después de la Colisión.

- Espera un momento, encanto- continuó Roy, con una sonrisa, y eso hizo saltar todas las alarmas de Artemis. ¿Encanto? ¿De veras? - Hace tiempo se vio a GA se le ha visto acompañado de una sidekick femenina de una estructura muy similar. – ignorando los tráilers, el pelirrojo empezó a leer en voz alta lo que decía su teléfono móvil.

- Eh, deja de hablar de mí como si no estuviera aquí... - empezó.

- Oliver Queen en compañía de la joven Artemis Crook. Umm- continuó él, ignorando su protesta - Oye, Eres la nueva novia de Ollie. ¿Verdad?.

Artemis se quedó completamente en blanco.

- ¿¡Qué!? ¡¡¡Puaj!!! - exclamó, sin poder evitarlo. ¿Oliver, su novio? ¡Pero si podría ser su padre! ¿Qué tornillo se le habría aflojado ahora a Roy?

- Un placer, Roy Harper.- dijo entonces, tendiéndole la mano.

- Para el carro, tú y yo ya nos conoc... - empezó a decir la chica, pero se detuvo a mitad de la frase, perpleja, mirando la mano que él le ofrecía.

De acuerdo. Un momento. Oliver había mencionado algo acerca de Roy. De la Colisión. Tal vez Artemis no le había prestado toda la atención que debería, pero su mente intentaba compensarlo ahora, trabajando a marchas forzadas. ¿No había pasado lo mismo con Ollie y Dinah? No eran los mismos que ella había conocido en su universo de origen. Parecidos, sí, pero no idénticos. Eran más jóvenes, más inexpertos y, desde luego, tenían serios problemas para mantener la tensión sexual controlada. Batman había hablado de eso en la Atalaya, cuando les mostró el fenómeno Omega. Realidades paralelas. ¿Y si aquel Roy no era su Roy? Claro que no. El hecho de que acabar de consultar su móvil para saber quién era ella, por no hablar de la presentación formal (apretón de manos incluido), lo decían a gritos.

Bueno, aquél Harper parecía tener mejor carácter (y mejor peinado) que el que ella había tenido el gusto de conocer.

Tras el instante de vacilación que acompañó a todas aquellas reflexiones, la rubia tendió la mano derecha y la estrechó con la del pelirrojo. Un segundo más, y probablemente él la hubiera retirado por puro agotamiento.

- Artemis Crock - dijo, brevemente.

Bonita camiseta ¿Dónde la has comprado?

La pregunta provenía del hombre sentado a su otro lado; tenía un corte de pelo parecido al de (su) Roy, pero a la luz de los tráilers era castaño, no pelirrojo. Artemis no supo muy bien cómo interpretar el comentario. ¿Era una frase de ligoteo? ¿Le estaba mirando las letras, u otra cosa? En otras circunstancias (y otro humor), tal vez le hubiera dicho al viejo verde que podía meterse en sus asuntos.

Brusca y desconfiada. Dos términos que había usado Aqualad para describirla tiempo atrás. Vale, Arty, se supone que has madurado. A lo mejor el tipo de lila no le estaba tirando la caña. Sólo parecía tener interés en comerse sus palomitas.

-Es verdad, la camisa mola- corroboró Roy.

- Fue un regalo de una amiga... Me gustan las flechas - dijo, encogiéndose de hombros.

En ese momento, la película empezó a proyectarse, y un nuevo coro de "sssshhhh" los instó a dejar su charla para más tarde. Artemis se echó hacia atrás para reclinarse en su butaca, aún procesando todo lo que acababa de ocurrir. No había tenido tiempo de comprar palomitas, y empezaba a envidiar al tipo de su derecha. Se obligó a concentrarse en el argumento para no pensar en el crujiente maíz.

Y aguantó un buen trecho de la película, hasta que una escena en concreto la hizo erguirse en el asiento, indignada.

- ¡Sí, hombre! ¡¡¡Eso es imposible!!! - exclamó, sin poder contenerse, al ver cómo uno de los protagonistas se ponía a disparar flechas a diestro y siniestro, de tres en tres, en pleno salto mortal.

El mayor tenia la sensación de estar en fuego cruzado, al parecer esos chicos tenían algo en común, un tan Oliver, que por las reacciones de la chica no le caía muy bien. ¿GA? Las iníciales de alguna estrella juvenil? Con la edad que tenía seguramente ni con su memoria restablecida sabría que diantres era. Sonrió cuando el chico le apoyo en su opinión, ante la respuesta de la chica se relajo al ver que habían relajado el ambiente.


Por cierto, soy Clint Barton, como os habéis presentado no quería ser maleducado.


Dicho eso se puso a ver la película bien contenta con sus palomitas, que cada vez iban quedando menos. Al ver que ningún joven traía chuches ni palomitas ofreció un poco a ambos, con la comida se ganan muchas amistades.


Va, coger un poco. Ir al cine a ver una película sin palomitas esta muy feo, hay que seguir las tradiciones. Por un lugar que te dejan comer sin ser de restauración hay que aprovechar.


Se le notaba animado por todas las sonrisas que reflejaba. Barton era un hombre nuevo sin preocupación. La película estaba interesante pero el momento clave llego cuando el arquero del grupo comenzó a lanzar flechas mientras saltaba, logrando que se arrancara a reír.


¡Si eso es posible yo soy la reina de Inglaterra! ¿No se le caen las flechas?¿y encima son ilimitadas? Yo quiero esa carcasa.

-

Roy Harper le explicó la cadena de deducciones que lo habían llevado a aquella (desafortunada) conclusión acerca de su relación con Oliver. La verdad es que, visto así, no resultaba tan descabellado. Y aquello le daba escalofríos. Se imaginó besando a Ollie, con su perilla rubia pasada de moda, y palideció en consecuencia. El Arquero Esmeralda no era para nada su tipo.

- Qué bonito nombre. Ahora comprendo que al igual que tu tocaya griega tengas ese encanto divino y parezcas inalcanzable como un hermoso sueño.

- ¿Cómo? - fue la respuesta refleja.

– Serás mi perdición como la fue la otra Artemis para Acteón. - continuó, sobreactuando de forma evidente.

Artemis no supo cómo reaccionar. A cualquier otro le hubiera cortado el rollo de inmediato, pero tenía que reconocer que nunca habían coqueteado con ella de una forma tan original, y que la actuación le había parecido divertida. Aquel Roy Harper no se parecía en nada al estirado que ella conocía. De hecho, había un riesgo nada despreciable de que le cayera bien (y no sabía si eso era bueno o malo).

Por cierto, soy Clint Barton, como os habéis presentado no quería ser maleducado.

– Roy Harper

- Artemis Crock - se sintió algo estúpida por decir su nombre por segunda vez; había mimetizado inconscientemente a Roy. Por cierto, ¿de qué se reía el pelirrojo?

Va, coged un poco. Ir al cine a ver una película sin palomitas esta muy feo, hay que seguir las tradiciones. Por un lugar que te dejan comer sin ser de restauración hay que aprovechar.

Roy aceptó la oferta de inmediato y sin ninguna reticencia. ¿Qué era aquello? ¿El Día Mundial de los Desconocidos Amables? ¿Sería posible que en apenas unos minutos se pudiera conocer a un Harper simpático y a un señor que te invita a palomitas? Si realmente era un congreso de gente encantadora, no cabía duda de que en algún momento se presentaría Seguridad para llevarse a la rubia.

O, bien pensado, tal vez fuera un congreso de arqueros. Cuando hizo el primer comentario acerca del Robin Hood de la pantalla, el tal Clint y el antiguo Speedy se unieron rápidamente a la crítica.

¡Si eso es posible yo soy la reina de Inglaterra! ¿No se le caen las flechas?¿y encima son ilimitadas? Yo quiero esa carcasa.

- Y yo - apostilló Artemis, en voz baja.

-Ya, tío, como  se flipan con el arquero. Si yo hago sólo la mitad de lo que hace el tío ese y me considero mejor que un medallista olímpico. Además la postura es mala y con la dirección de aire no le podía haber dado en ese punto.

- ¿Verdad? - exclamó.

Se había dado cuenta de que los dos hablaban con conocimiento; sabían exactamente a qué se referían. Artemis sabía que (al menos un) Roy disparaba, pero... ¿aquel desconocido también? El mundo era mucho más pequeño de lo que suponía.

- Pero hay que reconocer que hacerle disparar sin camiseta fue una buena decisión - se sintió obligada a señalar.

Los del alrededor les mandaron a callar ya que con sus exageraciones estaban rompiendo un momento épico de la película, llena de acción y cosas imposibles pero que quedaban perfectas en la gran pantalla. Clint se rio ante la ocurrencia de la muchacha.

Supongo que sus perfectos abdominales crearan una barrera mágica que impide que el enemigo le dañe o esos orcos no tienen puntería.

Nunca entendió porque en las pelis los malos tenían la puntería en el culo. Cuando más observaba la película más recuerdos le llegaban a la mente de cómo se utiliza el arco, de cómo preparar diferentes puntas de flechas con múltiples efectos. En mitad de la película se le acabaron las palomitas, así que ahora solo le quedaba el refresco.Después de una larga hora de interesante película llego a su final, abriendo las luces para que la gente saliera tranquilamente comentando la película. El mayor se volteo a mirar a los jóvenes con una sonrisa.

Veo que os gusta la arquería tanto como a mí. Hace poco han abierto una tienda de deportes que tiene una excelente apartado de arquería. Si queréis os la enseño.

Se sentía algo extraño invitando a unos muchachos a dar una especie de vuelta. Le hacía sentirse mas joven de lo que aparentaba. Se llevó las manos a la cintura esperando la respuesta de esos jóvenes.

Los comentarios de Clint (acerca de la armadura de abdominales) y Roy (cuando habló de "la ropa de hoy en día", que se rompía con tanta facilidad) la hicieron reír. Se sintió algo fuera de lugar. Desde que Wally había desaparecido, apenas se divertía con nada, y se le hizo extraño volver a sonreír. Era casi como si hubiera olvidado cómo se hacía.

-Te puedo hacer el favor de quitarme la camisa y disparar el arco cuando quieras guapa.- Roy le guiñó el ojo, y Artemis se sintió inmediatamente culpable. No solamente porque ella se debiera a otro pelirrojo, sino porque aquel arquero en concreto era el favorito de su hermana, Jade.

- No será necesario - aclaró, más rápido de lo que debería. Se preguntó si habría sonado borde. - Además, mi hermana me mataría.

La invitación de Clint llegó en un buen momento para interrumpir el tema. Roy la aceptó por ella y Artemis arqueó las cejas, pero se dejó llevar. Lo cierto era que no tenía nada mejor que hacer, y se sentía extrañamente cómoda en compañía de dos tiradores como ella. Cuando había colgado su traje verde, también había sustituido su viejo arco por una ballesta, y no podía negar que echaba de menos la sensación de la cuerda tensándose bajo sus dedos, o el silbido de la flecha abriéndose paso a través del aire. Supuso que, en el fondo, no tenía superada aquella etapa ni todo lo que había significado para ella.

Emprendieron el camino hacia la tienda, hablando de la película y de lo que encontrarían a la venta. Artemis se preguntó cuándo llegaría la inevitable pregunta de Roy. El haber mencionado a una hermana interesada en él tendría, seguro, alguna consecuencia...

Se quedó viendo ese par de enérgicos jóvenes como hablaban de una forma algo cercana que le hacía evidente que tenían algo de relación como amigos. Cuando la rubia nombro a su hermana pensó que ella sería la novia del pelirrojo o una chica tan conservadora que no toleraba ese tipo de bromas. Una vez decidieron acompañarles les guio por todas las calles que les separaba de su destino. Aunque ellos eran mucho más jóvenes de él no se sentía desplazado cuando hablaban de arquería, hablar con esos chicos le hacía volver a la mente toda su experiencia perdida por la amnesia. Ahora Clint se plantaba ir al gimnasio para mantenerse al ciento por ciento.

Aquí esta, es bastante grande y por eso tienen de todo.

Dicho eso paso dentro abriéndose las puertas mecánicas mostrando un lugar nuevo y fresco. Había algún que otro cliente siendo atendido por uno de los expertos empleados. Pasaron un par de pasillos para llegar a la sección de arquería.

Ahora lo que seria genial es encontrar un lugar para practicarla, aquí no tienen ninguna instalación por el estilo. Aunque yo conozco un escampado…

Se rasco la nuca al no recordar nada de la ciudad que en teoría había crecido o al menos había vivido suficiente tiempo para aprenderse cada esquina.

La tienda que Clint conocía estaba mejor provista de lo que Artemis había esperado, y la antigua arquera disfrutó deslizando los dedos por los penachos de pluma de las distintas flechas, tensando los arcos deportivos que había de muestra y preguntando a Roy y a Clint por sus preferencias en materiales y en técnica. El rato se le pasó volando. Y la pregunta del pelirrojo terminó tomando forma.

- ¿Conozco a tu hermana? Porque no te saco parecido con ninguna mujer que tenga el gusto de conocer.

Artemis se preguntó cómo abordaría el tema. Fingió interesarse en un juego de cuerdas para ganar un poco de tiempo mientras aclaraba y ordenaba sus ideas.

- Tengo una hermana mayor llamada Jade, aunque muchos la conocen como Cheshire. - dijo, finalmente. No estaba especialmente orgullosa de ser la hermana de una villana reconocida, pero Jade no era precisamente la peor de los Crock - Ella estuvo... uhm... tuvo un... idilio con un Roy Harper. Quiero decir antes de la Colisión. Un idilio bastante serio...

"Del tipo: También tengo una sobrina llamada Lian, hija de los dos", pensó, aunque no se lo dijo en voz alta. Era una noticia demasiado impactante para soltarla allí, de repente y delante de Clint, a quien también acababa de conocer.

Hacía mucho que Artemis no veía a la niña, a quien su madre se había llevado para criar en secreto. Tampoco sabía nada de Jade. Suponía que estaba bien; al fin y al cabo, su hermana era una superviviente nata.

Nunca se había parado a pensar en todas las implicaciones de conocer a otro Roy. Aunque Lian no fuera hija suya, era probable que sintiera curiosidad, incluso verdadero interés por la pequeña. Todas las versiones de Roy que Artemis había conocido eran, en el fondo, entregadas y protectoras. Sentía que tendría que tener una larga conversación con aquel pelirrojo muy pronto, hablarle de su relación con Wally y el resto de los Titanes y, por supuesto, darle detalles de la relación de su otro yo con su hermana. Arty puso los ojos en blanco. Realmente tendrían tema de qué hablar durante horas.

Entonces, Clint les propuso ir a hacer prácticas con el arco, y Roy se mostró rápidamente de acuerdo, aunque los dos parecieron algo confusos a la hora de pensar en un destino. Artemis esbozó una media sonrisa (que se acentuó con las "tendencias nudistas" de Roy) y se cruzó de brazos ante su confusión.

- Hay un descampado a unos quince minutos de aquí - ofreció. Aunque vivía en Gotham, la arquera había pasado por el famoso descampado en su camino entre la salida de los Tubos Z y el cine, y no había podido evitar fijarse en él - Pero ninguno de nosotros llevamos el arco encima. - añadió, planteando la dificultad que le parecía más obvia.

Otra vez se sintió algo apartado de la conversación, no sabía si era porque ya se conocían o por el hecho de que eran muchísimo más jóvenes que él ¿alguien pensaría que él era el padre o el hermano mayor de este par? Se puso a mirar materiales de arquería dándoles intimidad a los chicos, además que tampoco sabría cómo entrar por su problema de memoria. El mayor se rio de la ocurrencia nudista del chaval, no supo porque pero aquel sentido del humor le era muy familiar.

Yo nunca he ido a un sitio naturalista o nudista… que yo recuerde claro. Debería ir a uno.

Se rasco la mejilla algo cortado al darse cuenta que no tenia recuerdos para expresar sus experiencias, haciendo que se sintiera algo triste. Que la chica supiera un lugar le alegro el día pero lo que dijo le volvió a la realidad, no había caído en algo tan básico como que no llevaban ningún arco y menos una flecha.

Que no tengamos arco va a ser un problema ya que no nos vamos a comprar uno ahora para lanzar cuatro flechas.

Clint sabia que si traía visitas al piso, aunque solo fuera un minuto para coger el arco, su amigo Loki se enfadaría una barbaridad. Muchas veces no le entendía, para ser su colega era muy reservado, suponía que los polos opuestos se llevan bien pero solo lo había oído en las parejas no en los amigos. Ese tema lo dejaba tan confundido que lo dejo aparte, ahora lo importante era encontrare un plan de arqueros o que cada uno vaya por su cuenta. Clint quería estar con esos chicos, le hacían sentir vivo además de poder hablar largo y tendido sobre arquería, haciéndole llegar un montón de recuerdos y experiencias sobre el tema.

La reacción de Roy la sorprendió un poco. Jade no era ninguna santa, pero el pelirrojo parecía especialmente cohibido al hablar de ella, por lo que debía de haber tenido más de una experiencia desagradable con ella. Bueno, al menos en su mundo no parecían estar en el punto de... tener bebés. La carita de Lian se apareció por un momento en la mente de Artemis, y la arquera pensó, con cariño, que era imposible no adorar a aquella bolita de pelo negro. Y después se preguntó cómo se sentiría ella si de repente apareciera alguien asegurando ser su hijo en otro universo, o si le pusieran de repente un bebé en el regazo diciéndole que ella era su madre. De nuevo, el recuerdo de Wally recorrió su cabeza con la velocidad de un relámpago. Su rostro se ensombreció y sus ojos se apagaron. El pelirrojo quería ser padre; ella no estaba tan segura. ¿Cómo iba a ser una buena madre si sus únicos referentes eran dos villanos de categoría? Ahora, nunca tendría la oportunidad de...

Sacudió la cabeza. La hija de Jade ya tenía un huequito en su corazón, y eso lo hacía todo más fácil. Pensó en presentársela a Roy, si el tiempo y las circunstancias lo permitían. Podía decirle que era su sobrina, y guardar las explicaciones para más tarde. Sí, eso haría.

Cuando reconectó con la conversación, los chicos seguían hablando de desnudarse. Arty alzó una ceja. Después, Roy comentó que llevaba su arco encima, y que podría preparar unas flechas para practicar.

- Entonces, ¿podemos usar tu arco? - preguntó. El Roy que ella había conocido no era muy partidario de prestar sus cosas pero, si ambos se parecían en algo, el pelirrojo que tenía delante debía de ser un manitas. Era perfectamente creíble que pudiera tallar unas cuantas piezas de munición para todos.

- Venid, es por aquí- dijo, guiándolos al lugar que había visto al llegar.

El descampado era el clásico solar donde habían derruido algo para construir otro algo, pero digamos que este último "algo" brillaba por su ausencia. En el terreno habían crecido hierbajos de todo tipo, había latas vacías y botellas de plástico, y los muros que quedaban habían sido decorados con una buena dosis de graffitti. A aquella hora no había nadie por allí. Las vallas que rodeaban el terreno eran muy endebles y no resultaba difícil pasar por los huecos o trepar por ellas.

- Los caballeros primero- sonrió Artemis tras empujar una de las vallas, abriendo un hueco por el que pasaría cualquiera de los tres.

Entró la última y ayudó a Clint y a Roy a montar varias dianas improvisadas. También encontró un par de ramas que podrían servirle al pelirrojo.

Dedicaron un buen rato a disparar. La vietnamita se fijó con atención y cierta admiración en la habilidad de sus compañeros. Ambos eran arqueros expertos, cada uno con su propio estilo. La posición de su cuerpo hablaba claramente de distintas escuelas. Artemis reconoció en Roy los movimientos de Oliver, y observó en Clint un patrón ágil, preciso y contundente. Jugaron varias rondas; compitiendo por puntos, presumiendo de disparos complicados y picándose sanamente. Artemis perdió pronto la cuenta de los puntos.

Mientras preparaban una nueva ronda, el teléfono de Artemis empezó a sonar. La rubia se disculpó y miró la pantalla, donde se leía con claridad el nombre de Dinah.

- Uh... disculpadme un momento- pidió, retirándose un poco para coger la llamada. - ¿Dinah?- preguntó, tras dar al botón de descolgar.

- Artemis, ¿estás ocupada? - preguntó la voz de Canario al otro lado de la línea.

Artemis consideró la respuesta.

- Eh... no, no mucho, estoy con unos amigos. ¿Qué ocurre?

La voz de Canario sonó algo más aliviada.

- Emergencia de la Liga. Tengo que marcharme.

- ¿No era tu día libre?

Dinah resopló, divertida.

- A estas alturas ya deberías saber que los héroes no tenemos días libres.

- Lo sé, lo sé... ¿qué necesitas? - Artemis se preguntó si la Liga necesitaría también a Tigress. Mientras lo consideraba, llegó a sus oídos un gorgorito infantil.

Y tuvo un mal presentimiento, porque Dinah no tenía hijos.

- Eh... verás. Jade ha estado aquí. - le llegó la voz de Canario, con cierto deje de culpabilidad.

Artemis miró a los chicos, horrorizada. ¿La habría invocado por el hecho de pensar en ella unas horas antes?

- ¿Qué? ¿Cuándo?

- Anoche. Y, uhm... - de nuevo se oyó la voz del bebé; no era necesario que Dinah explicara nada más; la mente de Artemis ya había atado cabos.

- ¿Te dejó a Lian?

- En realidad te buscaba a ti, pero no te encontró en casa. Está metida en algo y no puede llevar a la niña con ella. Después desapareció, ya sabes, bomba de humo y todo eso. Y no tengo ni idea de cuándo va a volver.

- Estupendo - dijo Artemis, levantando la mirada al cielo.

- Arty, necesito que te hagas cargo de ella. No puede quedarse sola.

- ¿Qué? Dinah, no es un buen momento - bajó la voz, intentando evitar llamar la atención de Roy - ¿No hay nadie más?

- Emergencia de la Liga - repitió Canario, y Artemis casi pudo oírla poniendo los ojos en blanco - Ollie se viene conmigo. Hazme el favor, ¿vale? Pueden venir tus amigos, si quieres. No será mucho rato. Espero haber salvado el mundo antes de las seis.

Canario colgó, y Artemis se quedó mirando la pantalla, algo bloqueada.

- Ehm... chicos. Ha habido un cambio de planes. Tengo que irme... - dijo.