Nueva York no es tan grande para los dos (Noah Hayden) [15/01/2019]

Lo malo de aprender algo que nunca antes habías hecho, era que no sabías cuando parar o cómo controlarlo. Era exáctamente lo que le estaba pasando a Sloan con el tema de dormir.

Ya habían pasado muchos días desde la intervención de Elissa con su mente y le había dado nuevas capacidades, incluso poder controlar sus propios instintos con su propia consciencia. Fue difícil los primeros días pero con el tiempo fue a mejor. Lo que sí que no pudo evitar fue el sueño: esos tremendos tiempos de sueño que se pegaba que duraban más horas de lo que debería dormir una persona normal, casi como si quisiera recuperar todas las horas de sueño que perdió desde que "nació" hasta el día de hoy.
Por ello cuando el móvil vibró, Sloan ni se dio cuenta. Estaba embutido entre el edredón y las sábanas en un perfecto capullo que no dejaba entrar ni la luz del sol ni el sonido de fuera. Estaba en su pequeña cámara de estásis cuando el ladrido de Ifrith hizo que se levantara de golpe.

- ¡¿EH?! ¡¿QUÉ?! - Sloan se levantó de golpe, con el pelo alborotado y miró a todas partes, hasta que bajó la cabeza y vio el peludo cuerpo del can, que lo miraba desde los pies de la cama. Otro gran cambio que había sufrido tras la intervención fue que los animales ya no le miraban mal... a menos que sacara su parte "exterior". La relación con Ifrith había mejorado, aunque éste seguía sin tragarse que durmiera con Lilith. - Ah... ya... buenos días para ti también... - le contestó con un tono rozando lo borde.

Bostezó, se estiró y puso los pies fuera de la cama, alargó la mano y miró el móvil: era ya hora de comer, y tenía un mensaje. Era de Lilith.
Por culpa de las legañas y los ojos a medio despertar sólo pudo leer el mensaje a medias, pero estaba claro que quería que bajara a la pizzería a comer. Bloqueó el móvil, se dio una ducha y se preparó para salir. SHIELD aun estaba al acecho por lo que se puso la chupa de cuero, un jersey debajo con capucha el cual tenía en el pecho una imagen de Deadpool promocionando sus cereales, se puso las gafas de sol, la capucha y salió a la calle.

Momentos después estaba cruzando la puerta de la pizzería, se quitó las gafas y reconoció el rosa cabello de su Lilith junto a... un tío... rubio.... de buen ver... y una chavala.... y parecían casi una familia...

Algo en la cabeza de Sloan saltó, como una alarma que sonaba a todo volumen. El moreno se puso tenso y se fue acercando poco a poco hasta ellos. Sentía que tenía ganas de darle una hostia al rubio y no comprendía por qué. Sentía miedo, eso lo entendía. Notaba que tenía el estómago apretado, la espalda dura como una roca y las manos se movían nerviosas. ¿Qué le estaba pasando? Sólo sabía que quería alejar a ese tío de Lilith, ¿pero por qué?
Se sentó junto a la pelirrosa, no sin antes inclinarse para saludarla y darle un beso de llegada.

- Siento llegar tarde: tuve un problema de nuevo con lo del sueño. - Luego miró al rubio con ojos inquisidores.

El moreno saludó al rubio, Hayden, estrechándole la mano cuando éste se la mostró, y de pasó saludó a su hija, cuyo nombre por ahora sería "la secretaria" (más que nada porque nadie le había dicho cómo se llamaba la joven). Sloan no pudo evitar hacer más fuerza de lo normal para un apretón de manos cuando se la estrechó a Hayden, producto de los nervios que le estaban atacando y carcomiendo por dentro. Se le podía ver en la cara que no estaba "del todo bien", ya que podía ser un libro abierto cuando no se daba cuenta.

Miró a Lilith, llena de energía y alegría cuando le contó lo del trabajo, y luego miró a Hayden cuando le habló sobre lo que haría Lilith con élNO! En su trabajo, en su nuevo trabajo. De hecho se alegraba por su novia, que tuviera un trabajo al lado de casa, que se la viera así de feliz y que dejara Arkham... pero por culpa de esos dichosos nervios no pudo mostrarlo ni en su cara, ni en sus ojos ni en sus palabras.

- Oh... oh, qué bien. Si, si... muy bien... si... - Miró a Lilith, miró a Hayden, miró a la secretaria... algo no encajaba ahí y en su interior se decía que era él. ¿Pero por qué no encajaba ahí? ¿Qué pasaba, que después de tanto tiempo resulta que ya no era apto para tener pareja?... Y con esos pensamientos Sloan decidió que sería mejor dejar de pensar durante un buen rato, porque no le hacía ningún bien.

Algo le rozó la pierna, y frunció un poco el entrecejo. Miró hacia abajo y vio esa cosa peluda con rabo que solían llamarlo gato, paseándose por ahí como si nada. ¿De dónde habían salido? Le dedicó una mirada de incomprensión a su novia y luego... luego puso los brazos sobre la mesa, apoyó la cabeza y miró a Hayden a los ojos.

- El protocolo social me obliga a pedirte perdón de antemano por soltarlo pero... es que siento que si no lo hago reviento. Verás................ ¿tienes alguna intención de acostarte con Lilith? ¿O de tener algo con Lilith además de una relación laboral? - Sin quererlo se puso algo tenso. Ya está, ya lo había soltado. ¡Venga, ALEGRÍA! Que no se diga, claro que si.

Lilith parecía no entender a qué había venido esa salida del moreno y, siendo sinceros, ni siquiera el propio Sloan sabía el por qué. Tenía la cabeza como un bombo y las ideas iban y venían como si fuera un tío-vivo. ¿Qué le pasaba? Tenía que calmarse. Tenía que calmarse y pensar con lógica y la cabeza fría, como siempre había hecho. Analizar los hechos. Sí, analizar los hechos. ¿Qué acababa de soltar? Una pregunta directa. Si Hayden se quería beneficiar a Lilith. ¿Cómo se sentía? No lo sabía. Era una mezcla entre ansioso, rabia, temor, nerviosismo... Era un cúmulo de sensaciones pero, viéndolo desde fuera, podía tener una respuesta. ¿Podía? Pues claro que podía. Todo en el universo tiene una respuesta, por muy enrevesada que ésta sea.
Sloan se giró un momento hacia Lilith cuando ésta le preguntó en susurros, y él le contestó del mismo modo:

- Perdona pero... creo... creo que tengo celos de Hayden. - Era lo más lógico que podía decir viendo cómo estaba.

Hayden por su parte se lo tomó con mucha calma. Se quitó las gafas de sol (¿gafas de sol dentro de un establecimiento? ¿Era una de esas celebridades?) y le respondió con un tono tranquilo y bastante comprensivo. En verdad, la forma de hablar de Hayden era muy respetuosa a pesar de lo que le acababa de soltar el moreno. Éste dio gracias a todo cuanto conocía por no haber cabreado al actual jefe de Lilith, y que por su culpa tuviera problemas en un trabajo que parecía que le gustaba.

- Bien... bien... Ehmmm... Perdonad que haya salido con éstas. Ésto es nuevo para mí, ¿sabéis? - Se estaba excusando tanto con el padre como con la hija. Pero sobretodo, con Lilith. - Al entrar por la puerta me ha entrado un ataque de... celos creo que han sido, al veros los tres juntos, como si fuerais una familia y... bueno, mi cabeza se ha ido por un sitio y mi cuerpo por otro. Por favor, no me lo tengáis en cuenta. Lilith, en serio, me alegra mucho que tengas éste trabajo cerca de casa. Así no vas a tener que desplazarte tanto y, por lo que veo, tienes mucha ilusión con el tema. Me alegro por ti.

Sloan rodeó a Lilith con su brazo por la espalda y le dejó un tierno beso en la frente, de cariño, y luego otro en los labios. Sonrió y volvió la vista hacia el dúo padre e hija que tenían delante.

- Perdonad pero... creo que no conozco tu nombre. No creo que llamarte "secretaria" o "hija del jefe" sea una buena forma de decirte hola - le dijo Sloan a la hija de Hayden.

- Así que Eileen, ¿eh? Es un nombre bastante bonito, por no decir mucho. Qué demonios, es un nombre muy bonito. - El moreno sonrió a la joven e hizo un leve gesto con la cabeza, entre asentimiento y saludándola. Un gesto algo anticuado pero que siempre queda bien delante de una señorita, o eso dicen algunas normas sociales.

Sloan sintió como si alguien quisiera meterlo en una estufa y cerrarla hasta el día del juicio final, bajó la mirada para ver qué demonios era cuando Hayden le habló, lo que le obligó a devolverle la atención. Si la clínica estaba tan cerca de casa pues sí, no dudaría en pasarse... aunque sólo fuera para recoger a Lilith... pero también para curiosear. Luego llegó el tema del por qué al comentario de Sloan. Miró a Lilith como buscando su aprobación, pero en verdad lo iba a decir de todas maneras. No le hacía ningún disgusto a contar quién era o lo que le habían tenido que hacer.

- No, tener novia no es algo que no me sea familiar. De hecho... hace tiempo estuve casado, y tuve un hijo pero... las cosas no salieron bien: perdí a mi hijo y mi mujer fue internada en un psiquiátrico, donde también murió... Pero bueno, de eso hace ya mucho tiempo y como se suele decir, la vida sigue. - Llegaron las pizzas que habían pedido y a Sloan se le abrió un agujero enorme en el estómago cuando las olió. Madre mía, se las habría comido todas enteras y la mesa incluida si fuera necesario. Pero se contuvo porque no había terminado de hablar con Hayden. Primero: quedar bien delante del nuevo jefe de Lilith. Segundo: papear. - Hasta hace poco, concrétamente a finales del año pasado tenía cierto problema dentro de mi cabeza: mi consciencia se veía superada por mis instintos y lo que vienen siendo los sentimientos no los podía... sentir, valga la redundancia. Los comprendía, entendía a las personas pero... no era capaz de sentir esos mismos sentimientos. Pero gracias a Lilith pude controlar un poco dicho problema con los instintos y después, gracias a la intervención de Lissa pudo anteponer mi consciencia sobre mis instintos y... me hice más humano. - Terminó girando la cabeza y mirando a Lilith, guiñándole un ojo y rugiendo por lo bajo.

Cogiendo uno de los trozos de pizza vio como el padre amedrentaba a la hija, y algo hizo clic en la cabeza de Sloan.

- Vale, es decir.... los gatos eran reales y no me lo estaba imaginando. Gracias.

Sloan observó la reprimenda que le soltó el padre a la niña sin intervenir. No iba a decirle al padre cómo debía hacer su "trabajo" como padre y tampoco iba a defender ninguna de las dos partes. Si algo había aprendido durante todo el tiempo que había convivido en la sociedad humana era que, si te metías entre un padre y una hija, salías escaldado.
Y si te metías entre un hijo y un padre.
Y un hijo y una madre.
Y entre hermanos.
Y entre un padre y una madre.
Y.... En fin, que eso: mejor mantener las distancias.

- No, a ver, no hace falta que pidas disculpas. No nos ha ofendido ni mucho menos. Entiendo el entusiasmo que tiene tu hija para con los gatos. Es más, por cómo habla sobre ellos me supongo que le gustaría normalizar su don y su relación con los gatos y presentarlos como amigos. Y dime si me equivoco, Eileen, que yo me pongo a hablar y no hay quien me pare si nadie me dice nada. Además, como ha dicho, yo no soy normal, y os puedo asegurar que delante de mí como si de repente me decís que no sois humanos y que en realidad sois gatos disfrazados, que me lo tomaré como si me estuvierais contando una anécdota interesante.

Tras tanto hablar, Sloan cogió su bebida y se bebió algo más de la mitad. Es lo que tiene si te pones a hablar sin parar y sin descanso, que se te seca la boca o te crea una masa pegajosa. En cualquiera de ambos casos, no es agradable.

- Mira, justamente yo creé una especie de refugio para aquellos que no encuentran un lugar donde encajar. Somos como una extraña familia, y nos une lo mismo: ser distintos. Si os gusta podría enseñaros la familia y nuestro propio refugio. Siempre lo llevo conmigo.

Sloan dio un manotazo sobre la mesa y empezó a reír por el chiste que acababa de soltar.

Si, aun estaba algo nervioso por los sentimientos encontrados dentro de su cabeza. Es lo que tiene no estar acostumbrado a esas subidas y bajadas sentimentales...