La culpa es de esa señora de ahí. ¡De esa! [Peter Parker] - (17/04/2018)

Tras una sesión de malabares que llenó de gente una calle de Nueva York recogí las seis pelotas de malabares que había utilizado para entonces hacer una reverencia y seguidamente quitarme mi sombrero de bufón para recoger unas monedas. Una vez la gente me dio lo que consideraba que valía y se fueron, me dediqué a contarlas, con total tranquilidad en esa media jornada.

<< Veinte con cuarenta y siete. ¡Hasta ellos han sido más generosos que esa bruja! >>

Habrían pasado unos días desde una actuación en la que tuve que hacer de simple tipo gracioso de turno en un cumpleaños en el que me enfrenté a la peor jauría de menores de la historia. Menores que decidieron que era más divertido intentar golpearme a mí que a la piñata, entre otras cosas. Y la tipa solo me dio quince dólares por aguantarlos. ¡Quince! ¡La muy tacaña!

"Pero señora, ¡si esto no me da ni para el transporte!" - le dije yo, echando de nuevo una mirada a la mísera cantidad que me había dado.

"¿Y de qué piedra has salido para que no puedas volver a casa con quince dólares, bufón?" - me preguntó ella, toda prepotente.

"Del país más grande del mundo."

"Entonces eres de aquí, mentiroso."

"Por el país más grande del mundo me refería al de mayor extensión, señora. Rusia. No a la primera potencia económica. Quizá eso ser concepto dificil para capitalista como tú" - y con esas palabras me cerró la puerta en las narices. Oh, y me quitó antes los quince dólares, por cierto. Por ello decidí llevar a cabo un plan, aunque desde luego hacía falta esperar unos días para que no sospecharan de mí.

Pasado ese tiempo, lo que hice fue comprarme un paquetito de folios y un tirachinas. Volví hacia la casa de esa bruja tacaña y le tiré la bola de papel a una ventana que estaba encendida. En el trayecto la incendié antes de que se alejara y, al poco tiempo, hubo un bonito incendio con llamas multicolor en su casa. Sonreí antes de girarme para marcharme.

-Ya sabes lo que dicen; lo barato sale caro. Eso sí ser un concepto fácil para capitalista como tú.

OCC: Básicamente uno de los niños, que vive en la casa de al frente, te llegó a ver y me lo dijo. Si algo no te gusta o no te parece, dímelo y edito. Quizás me excedí escribiendo, igual también edito xD.

El fuego rápidamente se extendió por toda la casa, pero por fortuna, la mujer y su chico lograron salir ilesos. Durante el ajetreo, la mujer no llamó a los bomberos, si no que lo hizo el chico de la casa de al frente, el cual también había visto al causante de tan desgraciado incidente. Los bomberos no tardaron mucho en salir de sus instalaciones y por suerte el amistoso vecino estaba de patrullaje a esas horas del día. Apenas vio como tres camiones de bomberos se movilizaban, él los siguió columpiándose hasta el momento en que observó como los edificios disminuían. Seguramente se adentraban en una zona donde habían mas casas.

Por eso mejor se dejó caer suavemente en la parte de atrás de uno de aquellos camiones de bomberos y se volteó para ver a uno de los trabajadores, el cual estaba de pie agarrándose al camión. -¡Espero que no les importe darme un aventón!-  
Para cuando llegaron, ya habían llegado los dos camiones y los residentes de la casa estaban afuera. Pero había bastante alboroto ya que los bomberos parecían tener grandes dificultades a la hora de combatir aquel incendio tan simple.
- ¡Vamos gente! ¡No dejen que se extienda! -decía un bombero mientras usaba la manguera para apagar el fuego.
Por otro lado, la mujer dueña estaba entre lagrimas ya que por la prisa, también había olvidado liberar a la mascota de la familia ¿Qué clase de muerte horrible le podría esperar a aquel animal inocente?
-¡Nuestro perro Roger sigue allá dentro!-un bombero detenía a la mujer, que en su desesperación e impotencia forcejeaba contra él. -¡Es de la familia! ¡No dejen que muera allá! ¡Está en el primer piso, no le costará nada! -gritó la mujer, con actitud.
-¡No podemos entrar y usted tampoco! Es un suicidio. No arriesgaré la vida de mis hombres por un perro.

Los bomberos no podrían entrar allá, era un suicidio, una muerte segura o al menos una vida en la cual mejor hubieras deseado no haberte querido hacer el héroe. Pero había alguien que si. Su responsabilidad era darle un uso correcto a sus poderes, pues si podías hacer algo bueno por los demás, entonces era tu obligación moral de hacerlo. El joven héroe, tan pronto supo sobre el perro, decidió correr hacia la casa y atravesar aquellas llamas multicolor -algo bastante raro, de hecho-. Su sentido arácnido no dejaba de zumbar. Había peligro por todas partes. De hecho, gracias a su sentido arácnido logró apartarse de un pedazo del techo que casi le cae encima mientras avanzaba por el lugar.
- ¡Oh rayos! ¡Entre mis poderes no destacan el ser ignífugo! Vamos perrito perrito, ¿donde estas? - completaba silbando ocasionalmente para ver si lograba atraerlo. Por suerte pudo escuchar los ladridos ahogados del perro y localizarlo. ¡El pobre estaba aun dentro de aquella jaula en la que se suelen meter a las mascotas! No tendria una oportunidad.

Sin mucha demora pudo sacar al pero de la casa y algunos bomberos se aproximaron a él. La mujer estaba llorando de alegría y el niño que la acompañaba se veía inmensamente feliz por ver a su amiguito de vuelta. Spider-Man lo que hizo fue meter sus dedos entre las rejas de la caja -la cual estaba caliente e hizo que apartara durante un segundo la mano- y de un leve tirón hizo que se rompieran los tornillos que la sujetaban. Dejo que los bomberos hicieran su trabajo, ya no había nadie mas a quien rescatar. Estaba a punto de irse cuando de pronto escucho la voz de otro niño que le llamaba.
- ¡Hombre Araña! ¡Yo se quien lo hizo! - un pequeño gritó con todas sus esfuerzas, esperando que el arácnido le notara entre tanto disturbio. El chico podría ser de mucha ayuda para atrapar a quien habia hecho tal balbaridad. Era importante que aquello no se volviese a repetir.
- ¿Enserio? Cuéntame, lo que puedas - dijo poniéndose de cuclillas, a la altura del muchacho.
- Lo hizo un tipo vestido de payaso, estaba mirando por la ventana y lo vi parado ahí como si nada viendo la casa de la vecina
- ¿Un payaso?
- Si, a decir verdad me daba algo de miedo. Se fue por allá, tenia rayas amarillas en su traje - dijo señalando en la dirección en la que había visto que se había ido el payaso. - ¡Corre! ¡Ve por él!

Asintió con la cabeza. - Lo encontraré. ¡Muchas gracias por tu ayuda! - corrió un poco hasta volver a alcanzar los edificios y comenzó a columpiarse con sus telarañas. - ¿Para donde habrá cogido este dichoso payaso? ¡Pudo haber cogido cualquier ruta y escapar impune!. Piensa, Peter, piensa, ¿si fueras un payaso incendiario por donde te irías?- pero logró localizarlo. Su traje resaltaba y estaba vestido exactamente como se lo describieron. Spider-Man se adherió a la pared de un edificio, poniéndose al lado del bufón.

- ¿Sabes? Si querías poder salirte con la tuya, usar un traje tan llamativo no te iba a servir de mucho.

Off:

Se armó un pandemónium solo por esa bolita de fuego, lo cual me congratulaba entre bastante y más de lo humanamente deseable. Pero es que esa bruja se lo tenía bien merecido. Escuché las sirenas de los camiones de bomberos que iban a toda velocidad a apagar esas llamas multicolor. ¡Suerte, campeones!

Mientras ellos se deslomaban por salvar un edificio insalvable, me decidí a pasear por un parque y un poco después de haberlo atravesado escuché una voz que me decía:

- ¿Sabes? Si querías poder salirte con la tuya, usar un traje tan llamativo no te iba a servir de mucho.

-Llegas tarde, ya me he salido con la mía. Lo único que quería era vengarme de esa vieja tacaña por haberme hecho sufrir a cambio de la módica cantidad de cero dólares. Además, ¿qué más te da si voy vestido de...?

Me giré entonces hacia donde estaba la voz y vi que quien se me plantó delante de las narices, pegado a un edificio, era un tipo vestido de rojo. Bueno, y azul. Había oído hablar de él, claro que sí. Vestido de ese llamativo color, solo podía ser...

-Anda, ¿eres Santa Claus? Te imaginaba más gordo... - de hecho no estaba ni en el lugar en el que tenía que estar para ser la época del año que era. Pero bueno, quizá era su primo el rarito que iba de aquí para allá subiéndose por las paredes. ¡Ja, toma chiste!

<< No, espera, Santa Claus no tiene azul en su traje... ¿no? >>

Sí, él mismo me confirmó que no era Santa Claus. Pero podría perfectamente haber sido la nueva generación, con un cambio de aspecto y de ropajes. Y quizá ahora no eran elfos los que tenían esclavizados, sino robots, o algo así. Pero bueno, dejemos el tema, no era Santa Claus. Sin embargo sí dijo tener un regalo para mí, pero no aceptaba regalos que no fueran de ese simpático gordo barbudo ni de sus herederos... si los tenía.

Por eso, al hablar antes de actuar, me puse en guardia y no tuve demasiados problemas en esquivar el golpe, que se limitó en un salto de araña y un puñetazo. Había estado demasiado en un circo como para no poder esquivar eso de una voltereta completa. Una vez tenía de nuevo la cabeza hacia arriba y los pies en el suelo, miré a ese justiciero.

-Calma, calma, calma... Calma. Nada de precipitarse - no es que no pensara que no tenía ninguna oportunidad, algo de guerra le daría al menos. Pero no tenía ganas de pelear aún -. ¿No crees que es un poco injusto que vayas a por mí cuando he sido la víctima? ¿Acaso no te enfadarías si por hacer tu trabajo como es debido no te den ni un centavo?

Era lo que me había pasado, y si no atendía a razones demostraría que era un tipo realmente despreciable para ser un héroe. Menudo justiciero.

OFF: Me avergüenza haber tardado tres meses y pico para responderte. Ya salí de clases, por los cual mis post serán mas rápidos en caso de que quieras continuar, cosa que entiendo si no.

Cayó con sus cuatro extremidades tocando el suelo. El sujeto le había esquivado el golpe al hacer una voltereta sobre si mismo. Era rápido. Spider-Man había quedado despaldas, por lo cual se dio la vuelta y escuchó lo que el individuo le estaba diciendo.

- Amigo, si me dieran un dolar por cada vez que no me recompensan bien por lo que hago, yo ya seria millonario - negó con la cabeza. ¿Qué clase de mente retorcida tenia ese sujeto? Creía firmemente en que era correcto ir e incendiarle la casa a todos los que no te recompensen de la manera que esperada. Las palabras del tipo hicieron que Peter recordara su servicio desinteresado a la comunidad y como a pesar de todo, la mayor parte de la ciudad le odiaba. Pero aun así seguía haciendo lo que pensaba que era correcto.

También recordaba a su jefe Jonah Jameson -director del periódico Daily Bugle-, quien en ocasiones le ofrecía menos del mínimo por las fotos vendidas. Fotos excelentes, quizás las mejores tomadas por sobre cualquier otro fotógrafo. Si bien su tacañeria y actitud era molesta, eso no era justificación para ir y emprender una venganza personal contra él. Al contrario, le había salvado en varias ocasiones.

- Casi matas a esas personas, posiblemente arruinaste sus vidas al quemar su hogar y pertenencias. ¿Acaso has visto a algún camarero que se haya molestado y se haya vuelto loco? Y ellos si que necesitan el dinero. - le explicó, haciendo referencia a las propinas de los camareros y a la gente que no las paga, al ser opcionales.  Pero dudaba que sus palabras fueran efectivas para hacer entrar en razón a un tipo cuyas justificaciones solo tenían sentido en su cabeza.

Off:

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Ese intento de héroe era realmente deplorable. ¿De verdad estaba tan feliz después de que le hubieran recompensado mal por sus acciones varias veces? Aunque, desde luego, si era un héroe, no podía pedirle mucho más. Me quedé quieto, mientras me intentaba hacer sentirme mal diciendo que casi mataba a esa bruja y a su estúpido hijo. Que les había arruinado la vida, decía. Y mencionó a los camareros. Ese último intento de que la culpabilidad me mellara fue muy gracioso. Demasiado incluso. ¡Si no pude ni evitar reírme en cuanto terminó!

-Ja... - en serio, intenté aguantarlo, pero es que era tan... -. ¡Ja, ja, ja...! - en serio, ¿cómo podía alguien de su edad vivir en un mundo de yupi, con tantos colorines y arcoíris? -. ¡JAAAAAAAAAAAAAA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! - había visto bebés más maduros.

Esa risa desquiciada se prolongó más de loque seguramente su infnatil mentalidad soportaría. Le empezaría a resultar inquietante. Me tomaría por loco. Pero... ¿sabéis qué? Quizá lo estaba. Pero no era culpa mía. Una vez me callé, la risa fue silenciosa durante un par de minutos más y, cuando me terminé de recomponer, con una sonrisilla de psicópata en mi rostro, me sequé las lágrimas con una mano y le apunté con un dedo de la otra.

-Hablas de arruinar las vidas de los demás. ¡Qué bonito es tu mundo! Pero esto es la realidad, amigo. Y en la realidad, todos sufrimos - me reí un poco más -. Yo no soy el culpable de que esa casa ardiera. ¿Sabes quién es el culpable? Vosotros, los héroes.

Una pausa dramática. Era el momento de que sintiera confuso y desprotegido.

-Sí... Vosotros y esos imbéciles trajeados con porras y pistolas que se hacen llamar policía. Vosotros lo arruinásteis todo - le incriminé -. Yo trabajaba en un circo, ¿sabes? - qué buena época aquella -. Me ganaba la vida con mis malabares, mis efectos especiales, y el jugarme la vida con el fuego. Una de las etapas más felices que podría haber pasado - aun podía recordar los aplausos, los ensayos, esa jefa de pista tan...

<< Uy, espera, que si sigo por ahí hay que marcarlo como +18. >>

En fin, que era genial...

-Y un día, en mitad de uno de los ensayos del espectáculo más ambicioso que concebimos jamás, vinisteis vosotros. Los héroes, escoltando la policía... Je... Y... ¿sabéis qué hicisteis? - le miré, con malicia -. Destruísteis el circo. Matásteis a todo lo que se os plantó delante. Adiós ensayos. Adiós compañeros. Adiós vítores. Adiós aplausos. Adiós jefa de pista atractiva. Adiós... vida. Escapé de la muerte, pero me condenásteis a algo peor. A tener que sufrir a los niños. A tener que hacer espectáculos en la calle. Y todo por unas miserables monedas que no siempre te dan. Vosotros sois los monstruos.

Dicho eso, le di la espalda, saqué unas pelotas de malabares y jugueteé con ellas mientras me quedaba absorto en mis pensamientos.

-Ha pasado tiempo desde entonces... He aguantado lo que he podido. Pero esta ha sido la gota que ha colmado el vaso. Y después apareces tú, intentando arruinarme lo poco que he podido construir con esfuerzo, defendiendo aquellos que, después de vosotros, han perpetrado esta vida como un infierno.

Paré de hacer las malabares y me giré hacia él, sombrío.

-Vosotros no sois mejores que yo.

No me tomaba en serio. Claro que no, nadie tomaba en serio a un pobre payaso que había prendido fuego a la casa de una vieja arpía. De hecho hasta se burló, pero no me importó. Al menos parecía haber desistido en el intento de golpearme para meterme en la cárcel o algo así. De hecho habría jurado que parecía un poco tenso al ver que comenzaba a aglomerarse gente.

<< Oooooh, así que tengo delante al típico justiciero que no recibe todo el cariño que debería de la gente que defiende. >>

Era tan bonito que vomitaría arcoíris si no hubiera echado ya toda la bilis con mi explicación. A cambio de eso, le miré, siendo yo el que tenía la expresión y el deje burlón en el habla.

-Dime, ¿qué se siente al no ser vitoreado por la gente de a pie? ¿Qué se siente al ver que tu esfuerzo no se ve recompensado? Ya me has dicho antes que te pasa a menudo, ¿no? - me acerqué entonces a él un poco más -. Te propongo un trato. ¿Quieres ser un famosillo de esos a los que todos quieren y se arrodillan ante él cuando se acercan? Si quieres eso me mudo. Pero con una condición; dame comisión de todo lo que ganes.

Me reí un poco más antes de continuar.

-Ahora en serio, te haría arder, pero me das mucha pena. ¿Qué tal si nos dejamos en paz como seres indignos que somos?

Era de esperar que declinara mi oferta. Pese a todo lo que había dicho, pese a que me había reconocido abiertamente que estaba harto de que su vida tuviera recompensas que no merecían sus acciones, seguía siendo una persona que apreciaba el "orden" y la "justicia" por encima de todo. Intentó pegarme de nuevo, pero lo único que encontró cuando su puño fue a alcanzar mi cuerpo fue simplemente aire.

Mientras se preguntara que había pasado, le di un par de palmaditas en el hombro izquierdo, para que se percatara de dónde me encontraba. Una vez le llamé la atención, le hice un gesto negativo con mi dedo índice derecho.

-No, amigo, no. ¿Pensabas que iba a quedarme como un pasmarote para recibir tus golpes como si nada? Lo siento, pero te vas a tener que esforzar más - miré a mi alrededor; había demasiado curioso -. Oye, ¿qué tal si practicas un poco con ese sentido arácnido del que he oído hablar?

Dicho aquello, con un leve "puf" hice aparecer una buena cantidad de copias mías. Estaba dispuesto a encajar el golpe si conseguía atinar a ver cuál era el verdadero. La probabilidad era una entre doce, pues doce imágenes mías eran las que tenía a la vista.