Qué será de mí [Autoconclusivo] [17/03/2018]

17 de Marzo de 2018.
Mansión X.


Los meses se hicieron eternos, los días pasaban sin dejar ninguna huella, las horas se consumían como la ceniza de un cigarro sin ella. La habitación estaba horrible. Nunca subía las persianas, por lo que el cuarto se mantenía en una penumbra de tristeza y abandono. No toqué su lado de la habitación desde que me dejó: me limitaba a observarlo cada día, las arrugas que quedaron en sus sábanas, su libro en el suelo tras haberlo lanzado contra la pared, su olor... La había perdido y no pude hacer nada para evitarlo. Simplemente se había ido y me había dejado allí. Sola, de nuevo.

La gente a la que consideraba mi amiga se fue alejando de mí dejando bien claro que estaban conmigo porque Sasha estaba de por medio, que no se fiaban de mí y que tampoco parecían querer fiarse. No les caía bien, volvían a aislarme. Pues bien: no les necesitaba para nada. Estaba bien sola antes de conocer a Sasha y podía volver a estar bien sola sin la ayuda de nadie.

Mis notas se vieron perjudicadas con el tiempo. Dejé de estudiar tanto como lo hacía y me dedicaba un poco más a la vida nocturna, los clubes, y el alcohol. Xavier no lo aprobaba y aún, a día de hoy, no sé por qué me permitía escaparme. En una de esas escapadas me hice el tatuaje de la pica que tanto le comenté a Sasha que quería hacerme. Nadie más lo sabía. Sólo ella. Lloré como una condenada esa noche pensando en qué sería de ella, si estaría bien, si me echaría de menos, si pensaba también en mí...

Un tiempo más tarde...

Después de las horas lectivas de ese día, viernes en concreto, Ororo vino a buscarme a mi cuarto y me llevó al despacho del director Xavier. Ya era hora, al fin me llamaba la atención. Empezaba a creer que Sasha era la única que se había preocupado por mí.

-Lilith, no puedes seguir así. Te escapas de la escuela, cosa que te permito porque he sentido tu dolor, pero eso no es excusa para nada de lo que estás haciendo, o no haciendo: no estudias, te peleas, te aíslas, bebes aún siendo menor-
-Pues párame, Profesor- me crucé de brazos y miré a un lado.
-No me interrumpas; no es eso lo que te hemos enseñado aquí. Sabes que puedo continuar esta conversación por más que no quieras o que me interrumpas, Lilith...- sonaba triste y cansado en mi cabeza, pero no quería escucharle.
-Cállate...- murmuré con los ojos algo llorosos. Él no entendía lo que yo sentía, lo que estaba sufriendo.
-Lilith. Sé que la marcha de Sasha no te la esperabas y que cada noche ruegas a quién sea que está ahí arriba que vuelva y que todo lo que ha pasado haya sido una broma de mal gusto, pero no es así. Ella está haciendo las cosas lo mejor que puede e intenta vivir su vida lo mejor que puede, y sé que no le gustaría saber que estás autodestruyéndote de esta manera. Sé lo mucho que la querías, lo que habéis vivido juntas... Créeme, lo sé. Pero no puedes seguir así.
-No te habrás metido en mi cabeza, ¿no? ¡No tienes ningún derecho para ver eso!- eso significaba que sabía lo que pasó con Sasha esa noche, y  lo mucho que sentía por ella. Eso ERA privado, o eso me pensaba yo. Qué ilusa. Lágrimas empezaron a brotar de mis grises ojos como si no hubiera llorado ya bastante por ella. -¡Ella sabía que era lo único que tenía y me abandonó! ¡Me dejó aquí sola! ¿Sabe que la gente que estaba cerca de mí era por ella? No quieren ni verme, la vida que viví con ella se ha vuelto toda una mentira. No he vuelto a saber de ella desde que se fue y ya han pasado muchos meses, Profesor. ¿Te ha escrito a ti? Porque a mí no. Ni una mísera carta. Ni un mensaje a través de ti o algún profesor. Nada. NADA. Ella era lo único que importaba en mi vida y se ha ido y no parece preocuparle cómo estoy, así que, ¿qué más da? ¿A quién le importa?
-A ella le importa. A mí me importa. Me pidió que cuidara de ti, que no dejara que te ataques de este modo, que no te dejara hundirte. Ella sabe lo mucho que te importa y quería que estuvieras bien...
-Sal de mi cabeza... Sal...Sal...- lloraba arrodillada en el suelo del despacho, recordando cada segundo con ella, los sentimientos que desarrollé a su lado, la vez que entré en sus recuerdos y vi a su madre... Era más fácil odiar. El odio lo consumía todo, no me permitía sentir nada más: ni pena ni añoranza, ni amor... -¡BASTA! ¡No quiero oír nada de esto!- grité enfadada y llena de odio a Charles.

Me levanté y salí por la puerta dejando como única despedida un portazo. De camino a mi habitación de dos camas me crucé con varios de esos "amigos" contra los que quise usar mis poderes, pero no podía permitirme desmayarme ahí en medio. Ya en el cuarto cogí una mochila y la llené con objetos básicos y de primera necesidad, en especial ropa interior y camisetas. No podía dejar de llorar llenándome de odio durante todo el proceso, pensando en ella y lo que fuimos. Antes de irme di un último vistazo a la habitación y hubo algo que me llamó la atención. Su libro. Fruncí el ceño y fui a por él para guardarlo y llevarlo conmigo como único recuerdo.

Había luz cuando me marché, los profesores pudieron pararme sin problemas, pero no lo hicieron, consciente de que Xavier me estaba escuchando y que estaba pendiente de mí en ese momento.

Con las puertas de la Mansión X a mi espalda y la incertidumbre de no saber qué iba a hacer con mi vida delante de mí. Me comuniqué con Xavier. <<Me voy. Todo aquí me recuerda a ella, no lo soporto más. Encontraré la manera de vivir fuera de la Mansión, no debería ser complicado para mí... Hasta que volvamos a vernos, Profesor>>.