Las desventuras de un héroe (Alice Delaney) [20/01/2019]

Hace ya un tiempo desde mi vuelta a Terra, mi planeta natal. Desde entoncés, muchas cosas han ocurrido: La colisión de mundos, el viaje desde Xandar con la Milano y su posterior devolución a los Guardianes, el reencuentro con estos...
Y aquí estoy, en una de las ciudades más pobladas de todo el globo, haciendo mi trabajo como Nova encargado del sector perteneciente al Sistema Solar; siendo un héroe.

- Si voy a buscar emergencias, necesito escanear las frecuencias de comunicaciones o algo - me digo a mi mismo mientras sobrevuelo el cielo

En ese momento, un característico chirrido emana de mi casco.



Velozmente me encamino hasta el primero de los avisos, el incendio, y no tardo demasiado en encontrarme con este. Una vez allí, comienzo a sobrevolar el lugar en busca de gente atrapada en edificios en llamas y cosas así.

FDI::

Alice estaba buscando un lugar donde poder parar a relajarse, cuando alguien gritó en plena calle, señalando un edificio cercano. Llevada por el tono de alarma de la voz, la morena alzó la mirada a comprobar el humo que emanaba de los pisos superiores, mientras el marco de las ventanas se ennegrecía por las lenguas de fuego nacidas en el interior.
Sin pensarselo dos veces, Alice descolgó la mochila de sus hombros y buscó el teléfono móvil en su interior, tecleando el 911, alertándo del incidente e indicando la dirección para que las autoridades pudieran acudir al lugar, y justo al colgar el teléfono lo vió. En uno de los pisos superiores, había aparecido una sábana blanca, señal inequívoca de alguien que no podía abandonar el edificio y pedía auxilio.

Guardó el móvil en la mochila y se lanzó a los pies del edificio, parándose ante la puerta de entrada. La parte superior de la hoja era de cristal, y Alice preparó el codo para golpear el cristal, contando que la chaqueta y las capas de ropa de debajo fueran a prevenirla de cortarse. El cuarto impacto rompió el cristal, y pasó la mano al interior para abrir la puerta desde dentro y colarse en su interior.

Una vez en el rellano, confirmó que se trataba de un edificio de viviendas, y se lanzó a la carrera escaleras arriba hasta que llegó a la última planta, y una vez ahí observó las puertas. Ninguna de ellas parecía hechar humo y no lograba saber a qué apartamento en concreto habían colgado la sábana, así que caminó de uno a otro colocando la mano plana sobre la superficie lisa de la puerta, hasta que encontró una que parecía ligeramente más cálida a las demás.  Al poner la mano sobre el pomo comprobó que este ardía. "Si hay sábana, es que no pueden salir, y el pomo caliente parece corroborarlo..."

Volvió a deshacer lo andado, apretándo todos los timbres de la planta, esperando a que hubiera al menos un rostro curioso que le abriera la puerta. Y así fue. Una mujer de mediana edad asomó unos ojos oscuros buscando a quien hubiera llamado a su casa y Alice corrió a su lado, intentando mantener la calma pero imprimiendo en su voz el tono severo requerido por la urgencia de la situación.

- Disculpe señora, pero hay un incendio en el edificio, deberían evacuar.

La mujer se quedó mirando a Alice, atónita, sin saber cómo reaccionar y consciente del poco tiempo que tenía entre sus manos, la joven morena apartó a la anfitriona y se coló en el hogar. La mujer gritó a sus espaldas y la amenazó con llamar a la policía, pero ella no se detuvo, buscando una terraza por la cual poder asomarse, y cuando lo logró, se arrimó a la barandilla. Había un metro y medio aproximadamente entre un balcón y el vecino, y desde ahí podía ver cómo el fuego estaba ganando terreno, la fachada del edificio ennegrecida por las llamas y el hollín. Una rápida mirada le bastó para confirmar que ni la policia ni los bomberos habían llegado todavía. Alice se miró las manos, y tras respirar profundamente un par de veces, se subió a la barandilla, levemente consciente de que estaba en un cuarto o quinto piso y que abajo, en la calle se empezaban a reunir transeúntes contemplando la escena. A su espalda escuchó un grito y giró levemente la cabeza para ver a la mujer de ojos oscuros, quien tras salir a la terraza y ver el fuego parecía haber creído por fin las palabras de Alice. Ella sonrió, le pasó su mochila y se alzó decidida, encarándose al apartamento en llamas. Saltó al balcón vecino, sus manos cerrándose alrededor de la barandilla, sus pies buscando afianzarse en el suelo de la terraza, y hábilmente saltó sobre la estructura metálica, colándose en el balcón del apartamento en llamas. En la calle escuchó los gritos de los transeúntes que la habían observado saltar de balcón a balcón, pero no les prestó atención alguna. De espaldas a ellos, Alice se agarró a la barandilla y empezó a patear la puerta del balcón hasta que el cristal cedió bajo sus botas y se hizo añicos, y penetró en el interior de la vivienda, dispuesta a encontrar y poner a buen recaudo a quien hubiera en su interior... Tenía poco tiempo, demasiado poco como para permitirse vacilar sobre lo que estaba haciendo, así que agachándose para no respirar, empezó a gritar, buscando a quien pudiera seguir ahí dentro.

FDI:

El preocupante incendio se esparce por el edificio, violentamente; mientras el humo se hace cada vez más denso. Debo actuar rápido, o alguien podría pagarlo.
Para mi suerte, la gente atrapada, o al menos casi la aparente totalidad de ella, comienza a asomarse a los balcones en busca de aire limpio y, quizás, la ayuda de algún bombero subido en una escalera de uno de esos gigantescos camiones rojos.

- Tranquilos, ciudadanos, vuestro héroe Nova ya está aquí para salvaros - grito, con actitud chulesca, mientras apunto el pulgar de mi mano derecha contra mi pecho

Tras estas palabras, vuelo velozmente hasta uno de los residentes y, agarrandolo con firmeza, lo hago bajar hasta un lugar seguro; repitiendo este proceso una y otra vez, hasta que todas las personas a la vista están a salvo.
Una vez hecho esto, me aventuro al interior del edificio en busca de gente atrapada; no pienso abandonar a nadie.

Escuchó una leve explosión y supuso que uno de los electrodomésticos del hogar podía haber provocado la pequeña detonación al entrar en contacto con el fuego y se centró en seguir avanzando al interior del apartamento. Escuchó un llanto y se guió por la voz, intentando discernirla entre el crepitar de las llamas que seguía avanzando a su espalda. Tossió y buscó a su alrededor, tomando al final un salvamanteles de tela que encontró por el comedor, esperando que le ayudara a respirar menos humo.

Cuando finalmente llegó a una habitación que parecía ser de una niña, encontró efectivamente a una chica que no debía de contar más de siete años. Cerró los ojos un instante, intentando controlar su poder para poder modular tanta calma como le fuera posible y tendió la mano a la pequeña.

- Hey, ¿Estás bien? Me llamo Alice... ¿Quieres venir conmigo y salimos de aquí? Vamos, ven.

Alice contempló como la pequeña niña salía de debajo de la cama y se acercaba a ella hasta tomarle de la mano, y a su lado había un perro. Le dio una breve caricia a la niña, antes de tirar de ella de nuevo hacia el comedor, cada vez más lleno de humo. Se retiró el salvamanteles para atarlo alrededor de la cabeza de la pequeña para proteger sus pequeños pulmones, y todavía agachadas, la llevó hasta un balcón, donde pudieron respirar con algo más de calma y volvieron a ver la gente del exterior y cómo había incrementado su número.

Hubo otra explosión dentro del edificio, y Alice se agachó para cubrir la cabeza de la niña y su pequeño cuerpo. Tras de sí, las llamas se propagaron rápidamente por el comedor del apartamento. Actuando por un impulso se abalanzó sobre la barandilla de la terraza y una vez al otro lado, se giró a pronunciar una orden para la niña.

- Ven aquí, corre.

Cuando la niña se acercó lo suficiente, la cogio en brazos contra su pecho. La pequeña rodeo el cuello de Delaney y escondió el rostro en su cabello, aferrándose con fuerza la una a la otra.

- Pase lo que pase, que no se te ocurra soltarte.

Alice observó como las primeras lenguas de fuego alcanzaban el balcón y dió gracias a que la niña estuviera de espaldas y no pudiera verlo. Observó de nuevo la calle, y se mordió la lengua para no maldecir en voz baja. Los bomberos todavía no habían llegado y se les acababa el tiempo. Miró por encima de su hombro la estructura del edificio, buscando algún saliente o algún modo de salir de ahí, y finalmente y aunque fuera arriesgado, intentó saltar de la barandilla al parapeto del edificio, con la niña todavía colgando, los brazos aferrándose a su cuello, las piernas de la pequeña apretando firmemente su cintura...

Y mientras se alejaba lentamente del fuego, buscando un balcón en el que poder dejarse caer, rezaba por que al fin llegaran los bomberos o alguien que pudiera ayudarla a descolgarse del edificio.

Camino por los pasillos del edificio, revisando dentro de cada puerta que encuentro; destruyendo más de una, al encontrarlas cerradas. Al fín y al cabo, el edificio se vendrá abajo en cualquier momento por el fuego si los bomberos no llegan pronto; así que un par de desperfectos más no creo que se noten demasiado.

Conforme me adentro más por el interior del edificio, el aire comienza a ser más impuro; el humo es cada vez más abundante, denso y oscuro. Lo que provoca que deba activar el sistema de respiración del casco, para que filtre el dióxido de carbono en el aire; no quiero acabar asfixiandome en medio del pasillo.

- Dios mio, esto pinta cada vez peor. Debo salir de aquí - digo en voz alta mientras me esfuerzo por distinguir algo entre el humo

En ese momento, un grito llama mi atención; lo que hace que me apresure a seguir con mi camino. Tras unos desesperantes minutos, logro alcanzar el lugar desde el que proceden los gritos; frente a mi, una mujer llora y grita desesperadamente.

- Tranquila, señora. Estoy aquí para ayudarla

- ¡¡NO, NO!!...¡¡MI NIÑA!!¡¡ESTÁ AHÍ!!...¡¡DENTRO!!¡¡SOLA!!...¡¡¡TENGO QUE SACARLA!!! - grita aporreando la puerta

- Lo siento, señora...Ese es mi trabajo - le contesto, mientras la agarro y me la llevo volando hacia el final del pasillo, alcanzando la ventana de este y atravesandola; dando así al exterior de la calle

La mujer empieza a revolverse, intentando zafarse de mi y volver al interior del edificio; pero por suerte, logro agarrarla lo suficiente para dejarla en el suelo. En ese instante, la mujer aterrorizada observa hacia el edificio y señala.

- ¡¡¡MI NIÑA, MI NIÑA!!! - dice señalando a una niña agarrada a una joven de oscuros cabellos quien se encuentra apenas colgada de una barandilla

Rapidamente, me lanzo hacia ellas; agarrandolas, por suerte, antes de que acaben estampandose contra el suelo.

- ¡Nova al rescate! - grito con la joven en brazos, quien aún carga a la pequeña

Entonces, cual héroe galactico, me poso suavemente junto a la mujer que antes salvé; provocando que la pequeña se suelte de la joven y corra en brazos de su madre.

Mantener el peso de la niña, además del suyo propio aferrada al parapeto era todavía más difícil de lo que había calculado y la joven Alice se aferraba a ese edificio rozando la desesperación, cuando apareció tras de ella, ¡un niño!

Un niño con mallas y casco. ¿Sería uno de los superhéroes que habían aparecido tras la colisión? Fuera como fuere, lo cierto es que se encontraba en un momento en que no podía rechazar ayuda alguna, y cuando el joven con casco se acercó a ella, intentó ayudarle para que tomara a la niña en brazos. Sin embargo el héroe parecía tener otros planes para ellas, puesto que cargó incluso el peso de Alice en brazos, y aunque normalmente ella habría intentado negarse, lo cierto es que aquella situación era demasiado precaria como para hacerlo, así que cerró los ojos con fuerza y se aferró al niño que, volando las depositó a ambas sanas y salvas sobre el asfalto.

Alice se irguió, contemplando al joven moreno y sonrió agradecida, dejando caer los hombros en un suspiro de alivio para luego girarse a observar como la niña corría a los brazos de la madre y se abrazaban con profundo amor paterno filial. Entonces se unieron a la escena las sirenas y las luces propias de los bomberos y la policía y la morena recibió su llegada entornando los ojos para después buscar con la mirada a la mujer del primer apartamento en el que había entrado.
Mientras la buscaba, los transeúntes del lugar empezaron a aplaudir y vitorear al joven héroe y Alice miró de nuevo a Nova, alzando la mano izquierda para rozarse la barbilla y luego bajarla, en un signo que, ignorando si el chico iba a entender, significaba "Gracias".

Un emotivo reencuentro se sucede ante nuestros ojos, donde madre e hija se abrazan entre lágrimas; mientras la madre agradece, en voz alta, que su pequeña se encuentre aún a salvo. Esto provoca en mi una leve sonrisa y un gran sentimiento de orgullo y satisfacción; el cual incrementa al escuchar los aplausos y el vitoreo de los transeúntes.
Por su parte, la joven de antes me hace un leve gesto con su mano izquierda; desconozco bastante sobre ello, pero creo que se trata de lenguaje de signos. Vaya, debí prestar mejor atención a la clase de integración social; ni siquiera entiendo que quiere decir con ese gesto ¿Tiene hambre? No seas estúpido Sam, seguro que tiene algo que ver con lo que acaba de suceder

- De nada - le digo a la joven, entendiendo que su gesto se trata de un agradecimiento; gesticulando notablemente cada silaba, por si se trata de una sordo-muda - Ha sido muy valiente lo que has hecho ahí arriba - continúo con una amplia sonrisa, agradeciendo su actitud - Mi nombre es S...Nova...Soy el guardián, Nova - digo de forma nerviosa; pues por poco desvelo mi identidad a una desconocida

Mientras tanto, la policía, los bomberos y demás fuerzas del orden que por fin se han personado en el lugar comienzan a actuar según el protocolo: Los bomberos encienden las mangueras para apagar el fuego, mientras que los policías acordonan la zona y acompañan a los supervivientes a las distintas ambulancias para su respectivo reconocimiento.

- ¿Cual es tu nombre?

Seguía levemente cohibida ante el hecho de que alguien que parecía más joven la hubiera cogido en brazos, pero cuando él la halagó ya no pudo evitar sonrojarse y desviar levemente la mirada, alzando una mano a su rostro para retirar de su frente las hebras de cabello y colocarlas tras su propia oreja. Cuando Nova se presentó, Alice le obsequió con una dulce sonrisa, pues pese al rubor se sentía muy agradecida para con el joven héroe... Y tal vez algo impresionada.

Pero luego él le preguntó su nombre y por un instanten la joven morena pareció desconcertada. Miró a su alrededor, buscando a alguien con la mirada, hasta que finalmente reconoció a la mujer a quien había entregado su mochila antes de saltar por el balcón, tras lo cual alzó el dedo índice hacia Nova pidiéndole un segundo antes de correr junto a la mujer y recuperar su pertenencias.

La policía empezaba a moverse por el lugar, interrogando a los testigos del incendio mientras los bomberos se ponían manos a la obra para apagar las llamas del lugar.

Una vez mochila en mano, Alice volvió a acercarse al joven Guardián, rebuscando en su mochila hasta encontrar su telefono móvil y le dedicó una breve sonrisa de disculpa, antes de buscar en el menú del aparato una aplicación de bloc de notas. Tras teclear un rato en la pantalla táctil, Alice gira el teléfono para que Nova pueda leer con facilidad el contenido del mensaje.

"Mi nombre es Alice Delaney. Gracias por salvarnos, Nova. Llegaste justo a tiempo n.n ."

Tras un instante, se escucha la bocina de un vehiculo y Alice se retira de la carretera, caminando hacia la acera para dejar que los agentes y los bomberos hagan su trabajo. Sin embargo al llegar ahí y antes de que Alice pueda girarse a decir nada a Nova, una pequeña multitud de gente rodea a Nova, entre los que hay tanto víctimas del incidente como algún periodista que se haya acercado a cubrir el lugar. Entre las cabezas de la gente, Alice ve a Nova y sonríe, negando suavemente con la cabeza.

La joven me dedica una amplia y sincera sonrisa, ante mis palabras; lo que demuestra que parezco haber acertado en mis suposiciones, y se encuentra bastante agradecida. Realmente tiene una sonrisa preciosa.

En ese momento, la joven se marcha unos segundos y vuelve con una mochila entre sus manos, de la que saca un pequeño móvil. Tras esto, vuelve a sonreírme y comienza a escribir en este.
Poco después, la joven lo voltea hacia mi; enseñando el texto "Mi nombre es Alice Delaney. Gracias por salvarnos, Nova. Llegaste justo a tiempo n.n ."

- Ha sido un placer, Alice - le contesto, devolviéndole una amplia sonrisa

Tras un instante, la pequeña multitud de gente comienza a rodearme; recibiendo entonces una ola de agradecimientos y preguntas, acompañados de numerosos flashes por parte de los fotógrafos llegados a cubrir la escena. Todo ello provoca que pierda casi la completa visión de mi nueva amiga.

- Bueno, bueno...Tranquilos...No ha sido nada, solo hago mi trabajo -  digo en voz alta a mi alrededor, saludando con un leve gesto de mi mano a los que me rodean - Pero no sería justo llevarme todo el merito de esto, pues no he sido el único que ha ayudado hoy a que todo este incidente no acabase convertido en una catástrofe - digo mientras busco entre el bullicio a la joven de cabellos oscuros; visualizándola al fin - Esa joven a arriesgado su vida por salvar la vida de una pequeña...Todo un ejemplo de buena conducta e inspiración para los ciudadanos de Nueva York - digo señalándola para que los presentes giren sus rostros hacia ella - Al igual que lo hacen cada día, todos los policías y bomberos de esta hermosa ciudad...Son ellos quienes se merecen sus alabanzas y sus aplausos - digo empezando a aplaudir; iniciando así un generalizado aplauso entre los presentes

Si algo he aprendido de los auténticos héroes de Terra, y de mi madre, es que siempre hay que ser agradecido; y que la modestia debe ser siempre la mayor virtud de un héroe. Al fín y al cabo, no hacemos esto por dinero o por fama; sino por ayudar con todo lo que tenemos.

Cuando los periodistas se aconglomeraron alrededor del joven héroe, Alice dio media vuelta con la intención de perderse por las calles de Nueva York. La idea de encontrar un lugar donde tomar algo ya estaba descartada y en ese momento pensó que tal vez era mejor volver a casa a descansar.

Fue entonces cuando el primer periodista salió a su encuentro, plantando un micrófono a escasos centímetros de sus labios mientras un cámara acercaba la lente del video a su rostro, hasta el punto de verse reflejada en el cristal del objetivo. Incentivados por las palabras del joven Nova, algunos de los reporteros centraban su atención en la joven morena con la intención de cubrir todas las caras de la noticia.

Alice contempló con los ojos dilatados por el pánico cómo los periodístas se dirigían a ella atropellando las preguntas, mientras negaba la cabeza con vehemencia. Alzó ambas manos e intentó comunicarse con mensajes de símbolos pero pronto quedó patente que nadie de los ahí presentes entendía los gestos de la morena.
Aun así, algunos de los reporteros siguieron haciendole preguntas, tal vez planteándose que en edición ya encontrarían alguien que pudiera interpretar "sus palabras". Alice respondió lo mejor que pudo, hasta que minutos más tarde se fue disolviendo la multitud frente al edificio y suspiró, contemplando las ruinas que había dejado el fuego tras su paso.

Sus ojos volvieron a encontrarse con el casco del joven Nova y Alice le dedicó una sonrisa que en nada ocultaba el bochorno que acababa de pasar, bajando la mirada al asfalto con las mejillas todavía coloradas tras el apuro. Se apartó unas hebras de cabello de la frente, colocándolas detrás de su oreja, y alzó la mirada de nuevo a Nova, despidiéndose de él con una mano, antes de recoger su mochila y caminar en ninguna dirección en concreto.

Una parte de ella quería quedarse, intentar entablar conversación con el joven, descubrir quién era o cómo era tan fuerte. Pero se sentía demasiado pequeña a su lado. Al fin y al cabo, Nova había demostrado ser un verdadero héroe y a su lado ella era una simple humana... No. No era humana. Pero aun entre los de su raza, se sentía pequeña.

Como siempre, la boca del héroe ha sido más grande que su cerebro; y es que no he caído al hacer alarde de mi infinita modestia en que la joven parece ser muda. Así que ahí está, la pobre, contestando a todo un arsenal de preguntas periodísticas con solamente sus propias manos.
Ay, Sam. Un día de estos...

Por suerte, la joven parece desenvolverse con bastante maestría; y, en poco tiempo, las cámaras se dan por satisfechas. Es entonces cuando sus ojos vuelven a encontrarse con los míos, y la hermosa joven me dedica una sonrisa que refleja su notable vergüenza; marcando unas mejillas notablemente coloradas en su blanca tez.
Finalmente, la joven desvía su mirada hacia el suelo, se aparta unas hebras de cabello de la frente, colocándolas detrás de su oreja, y alza de nuevo la mirada hacia mi; despidiéndose con una mano y, mochila al hombro, emprendiendo la marcha.

- Espera, Alice - le digo en voz alta mientras me encamino apresuradamente a alcanzarla - Como te dije antes, has sido realmente valiente ahí arriba. No cualquiera se habría arriesgado de esa forma por completos desconocidos - continúo, con una amplia sonrisa en el rostro - Y creo que esa actitud tan maravillosa y altruista se merece al menos...un café - le digo con una mirada cómplice y un leve guiño - Si no andas muy ocupada, claro...

Nova la alcanzó en un instante y la joven morena se giró a observarle, con calma, escuchando sus palabras. Y a medida que él las pronunciaba, ella sonreía, visiblemente encantada ante la idea y  asintiendo fervientemente una vez Nova le propuse de ir a tomar un café juntos, aunque más tarde bajó la mirada buscando de nuevo su teléfono móvil, para comunicarse con Nova una vez más.

Miró fugazmenete el edificio calcinado y de nuevo a Nova, todavía preguntándose cual debía ser la raíz de sus poderes, cuál sería su reacción para con los mutantes. Tal vez, una vez estuvieran en el café podría intentar hablar con él utilizando su propia voz en lugar de la pantalla del móvil o una libreta. Ahora al menos se sentía más preparada para hablar con gente especial, como ella, puesto que ya había tenido experiencia con gente de otros planetas, con otros mutantes, con humanos con poderes mágicos e incluso gente como Natalia...

Sí, se sentía capaz de hablar de hablar con suficiente naturalidad con Nova, así que decidió dar el pequeño primer paso, y escribió una única linea en su teléfono movil antes de seguir caminando. ¿El porqué? Porque pese al poco rato que llevaba ahí, Nova había demostrado ser un joven noble y de buen corazón y confiaba en que si le contaba que tenía dificultades para comunicarse comprendería que hubiera reaccionado como lo había hecho. Así que finalmente le mostró a Nova la pantalla de su movil junto a una sonrisa de disculpa, y esperó a que el joven lo leyera, para luego irse juntos en busca de un local donde pararse a tomar algo.

La joven parece dispuesta a acompañarme, e incluso me dedica una sonrisa; lo que hace que yo también lo haga. Si algo recuerdo de las numerosos consejos de Quill sobre mujeres, es que si una chica te sonríe es que le gustas; aunque es lo que dice siempre de todas, y luego acaba huyendo para salvar los genitales...
El caso es que la joven muestra estar de acuerdo en tomarnos algo para conocernos un poco mejor; algo que deja bastante claro al asentir con la cabeza, y buscar de nuevo entre sus pertenencias su móvil. Como en anteriores ocasiones, la joven escribe en este y vuelve a mostrarme un texto a través de la pantalla: "Puedo hablar... Te lo explicaré todo, con esa taza de café."

- Vaya, eso suena interesante - comento en voz alta, casi más para mi mismo que como respuesta a la joven - Seguro que es una gran historia - le digo con una amplia sonrisa mientras me dispongo a emprender el camino en busca de un lugar donde charlar - Creo que conozco el sitio perfecto...

Tras estas palabras, marchamos juntos por las calles de Nueva York hasta llegar al, conocido por todos, "Central Tart"; una de las mejores cafeterías de la ciudad, o así la vendían Los Guardianes el primer día que me trajeron aquí. Al parecer, es un sitio muy concurrido por los héroes de la Gran Manzana; pues la dueña es de las personas que piensan que da igual las pintas que lleves, si eres educado y dejas una buena propina.

- No sé si habrás comido alguna vez aquí - le digo a la joven, deteniendo mi paso frente a la puerta del local  - Pero hacen unos pasteles, que te mueres - le comento, mientras noto como la boca se me hace agua solo de pensarlo - Entremos - le digo, abriendo la puerta y dejándola pasar en primer lugar

Una vez dentro, me dirijo hasta la barra; donde rápidamente una camarera se acerca para tomarnos nota. Su cara me es familiar, pero no recuerdo su nombre; pues apenas habré estado en esta cafetería un par de veces con los guardianes, y siempre nos atendía la dueña.

- Me encantaría un café, y uno de esos brownies que os salen tan ricos - digo señalando uno de la pequeña vitrina de cristal donde se muestran los pasteles y demás especialidades

Una vez pedido lo mío, espero a que la joven exprese a la camarera, o a mi, que es lo que desea tomar; para así luego, tomar asiento juntos en alguna de las mesas libres.

[Sigue aquí.]