Catálogo de antigüedades (Garnet Brooks) (1-3-2019)

Había llamado a su abuela a Japón, su kimono había comenzado a ser preparado para la ocasión y la casa recibiría una limpieza exhaustiva, así como el templo, para albergar la ceremonia, ella había retrasado su vuelo un par de días. Era costumbre que en las bodas hubiera regalos, y ella quería tener un bonito detalle con Johann, a fin de cuentas, desde que se había enterado de la noticia se había deshecho en mimos y atenciones con ella, aunque también se había puesto mucho más estricto con la dieta y había asegurado que le pondría un tratamiento de vitaminas y otras cosas. Al parecer quería asegurarse de que su hijo naciera no sólo sano, sino también con todas las habilidades nuestras, en el fondo no era más que otro padre neurótico y preocupado, y le sorprendía que para ser alguien que ya había tenido varios hijos, se comportara casi como un padre primerizo, casi, ya que por otro lado, no paraba de hablarle de cómo debían ser educados los niños, ya que él tenía una gran experiencia en ello. La verdad es que no estaba de acuerdo en muchas cosas, pero se había limitado a fruncir el ceño, en pos de no desatar una nueva discusión.

Había quedado con alguien que se hacía llamar Shade, parecía que tenía bastante renombre entre el selecto círculo de “recuperadores”. Esa clase de personas que cogían cosas que no eran suyas para vendérselas a otras personas. Ladrones, si, pero no todos querían que los llamaran así. Habia quedado en una galería de arte de Blüdhaven, en la cafetería, un sitio perfecto para reunirse sin llamar demasiado la atención, por allí pasaba demasiada gente pendiente de sus cosas y de los cuadros como para fijarse en dos mujeres que se reunían en una mesa. Llegó pronto, se sentó en un sitio libre y pidió un te con limón y miel, desde el día anterior en adelante, tenía terminantemente prohibido el alcohol, y no es que fuera cosa de Cráneo, no era tan estúpida como para poner en riesgo la salud de su hijo por beberse un whisky, era novata, no gilipollas.

Pocas eran las veces que me citaban para hablar de cosas importantes.

Pero menos todavía eran las ocasiones en que citaban a Shade, y por bien que escasas siempre eran bienvenidas. Normalmente me habría vestido para la ocasión, pero mi nuevo y temporal jefe me había citado en un café. Y por bien que no me gustaba trabajar como Shade en la calle, me gustaba menos todavía impersonar mi personaje para algo tan trivial como una charla en un café. Shade era llamativa, Garnet también lo era, así que lo mejor para estas ocasiones era asimilar un aspecto lo más discreto posible, así que escogí unas lentillas oscuras, una peluca corta castaña y procedí a maquillarme para ocultar todas las cicatrices, tanto del rostro, el cuello y mis brazos.


Dedicaba horas a arreglarme pero es que no quería, bajo ningún concepto que pudieran relacionar mis identidades entre sí. A veces sentía un rumor sordo en el pecho, algo lejano parecido a la conciencia que se lamentaba de usar aquello que Brooks me había enseñado de una manera tan poco... digna. Pero era a penas un murmullo y siempre terminaba pasando desapercibido.

Así pues, cuando se me aceracron unos hombres tras uno de mis crímenes ofreciéndome un trabajo, había terminado viajando hasta Blüdhaven, donde en una pequeña habitación de hotel, me encontraba maquillándose para el inminente encuentro. En media hora debía estar en el café, y no pensaba llegar tarde.

Llegué a la hora citada, vestida con un jersey gris, pantalones tejanos y zapatillas converse. Lo más sencilla posible y ni siquiera me había molestado en llevar bolso. Busqué con la mirada hasta que encontré una mujer sóla, tomandose lo que parecía una infusión y me acerqué a ella, sonriendo con calma.

— Disculpe, ¿Señorita Aoki? — Esperé buscar la afirmación en su mirada, mientras me sentaba en su mesa, siendo la viva imagen de la inocencia y convencida de que nadie me relacionaría con una criminal.