[Mini-evento]Las profundidades del lenguaje [Lilith, Alice, Elissa, Deadpool, Elektra] (03-03-2019)

¡Una misión! ¡Mi primera misión! Bueno, sin contar la casual lucha contra Ultron en la que me vi envuelta... Y sin contar tampoco con que Sloan me pidió que no fuera... A la mierda, había pedido ayuda a Eldritch y a la Mansión X entre otros, y yo pertenezco y pertenecí a ellos durante años. ¿Peligroso? Bien. ¿Que algunos probablemente mueran? Bueno, intentaríamos que no fuese así.

El caso es que ahí estaba yo con mis pintas y mi coleta alta llegando a Central Park y buscando a mi chico, lo cual no fue difícil: Cloe estaba con él. Suspiré y puse los ojos en blanco y una gran sonrisa.

-Oh, mi caballero! ¡Has venido a salvarme!- le saludé imitando los gestos que tendría una princesita de cuento cuando su príncipe llegaba para salvarla. Después miré a Cloe de arriba a abajo sin mover un dedo, leyendo una revista, y de nuevo al moreno, que estaba sirviendo perritos.

-Cloe- dije con sequedad. No es que nos odiáramos, pero nuestra relación era complicada. -¿Por qué no estás ayudando a Sloan? ¿Y por qué estás vendiendo perritos?- pregunté algo molesta. Miré en los recuerdos más recientes de Sloan sin su permiso para averiguarlo pero lo que vi me hizo encenderme e hice un puchero, cruzándome de brazos.

-Es gracioso que me consideres su perrita cuando eres tú la parásita en todo esto, o puede que sólo sea envidia- le dije con una sonrisa falsa, señalando con la mirada el espacio entre los tres. -Y son falsas, como las tuyas- sentencié, colocándome al lado de mi chico y ayudándole a vender perritos.

-¿Quién más va a venir?- esperaba sinceramente que apareciera alguien a quien yo conociera.

¡Oh, si! Un nuevo encargo estaba en camino, y uno que tenía pinta que iba a ser más que divertido.
No había hecho falta mucho más que leer, en el anuncio, para convencerme de aceptarla. Solo que se trataba de una misión tan peligrosa que no se garantizaba el regreso; algo que, por costumbre, no sorprendió al viejo Patch.

Como buen seguidor del genero de aventuras, sé perfectamente todo lo que necesitaré en mi tan largo viaje; así que me he preparado más que a conciencia para ello. Un buen sombrero, un látigo, un mapa de algún sitio (aunque no recuerdo de cual), un cinturón lleno de bolsillos innecesarios que he llenado con todo lo que he encontrado por casa, algo de provisiones, y todas las armas que puedo cargar.



- Que te jodan, Indiana Jones

Una vez listo, me presento en el lugar indicado; donde logro vislumbrar a Elektra, conversando con un tipo en una gigantesca armadura, rollo Halo, que vende perritos.

- ¿Tú también lo ves, querida? ¿O es parte de la Pool-O-Vision? - le pregunto a la sensual ninja, mientras me acerco a ella y observo al tipo; de cuyo interior emerge el humo de lo que parece ser un cigarrillo

Iba ataviada en sus fieles botas militares, con unos tejanos ceñidos bastante desgastados y su chaqueta roja de cuadros. Caminaba nerviosa, aunque bien podía atribuirse los pasos apresurados de la joven al frío. La melodía de la música atrajo sus pasos hasta el claro donde, según le habían índicado debía reunirse con el grupo de gente a la que iba a acompañar.
Llevaba una mochila en la espalda, totalmente negra y poco llamativa. En su interior descansaban algunos de los objetos que había decidido llevar consigo, entre los cuales descansaban un botiquín de primeros auxilios y... La razón de su nerviosismo. Hacía prácticamente un mes que las había adquirido pero nunca jamás, a excepción del día en que las compró, las había sacado de la mansión. Y ahí descansaban, en el fondo de la mochila, dos perneras, con sus pistolas a juego, dos compensadores, un silenciador y una pequeña caja de balas. Todo cortesía de su padre. No había sido demasiado difícil, convencer al jefe de policía que había estado a punto de esconder un arma en el equipaje de su hija cuando se mudó a América. Pensar en ello la irritaba por algúna razón por bien que había sido idea suya. El hecho de llevar un arma, le hacía ser muy consciente de sí misma y de su entorno, así que no dejaba de dar vueltas a las razones que la habían llevado a embarcarse en semejante aventura.

Llevaba casi medio año en América. Varios meses de los cuales había dedicado enteramente a entrenarse, a estar preparada… Para situaciones como esa.
Vale, como esa no. Lo que la había llevado a embarcarse en esta aventura suicida… El rostro de Albert volvió a su mente, y sus pasos pasaron de nerviosos a iracundos. Su antiguo amigo había vuelto por Navidad, y desde entonces habían mantenido contacto. Pero se habían discutido. La pequeña chispa de furia contenida volvió a arder en su pecho. “Yo te voy a enseñar de lo que soy capaz. Sólo porque has vivido más situaciones peligrosas que yo, no significa que no sea capaz de cuidarme sola, o cuidar a otras personas.”
Pero a medida que se acercaba al claro, esa determinación minaba, dejándola nerviosa e insegura. Ahora veía con claridad de dónde provenía la música, y el puesto de perritos calientes, y el variopinto grupo que esperaba frente al mismo. Un hombre con una armadura. Un hombre con un traje completo y encapuchado. “Superheroes…” pensó ensimismada, y los nervios se cambiaron repentinamente por la misma sensación de exaltación y emoción que la invadió al conocer a Rocket y Groot. ¡Se encontraba frente a seres dignos de ser contados en historias! Y junto a ellos, una despampanante morena y…

Apretó al paso y corrió hasta ponerse cerca del grupo, donde alzó una mano para saludar a Lilith, con una sonrisa de oreja a oreja. Era imposible olvidar aquella melena rosa y aquel rostro níveo. Tras colocarse junto al único rostro conocido, se giró al resto del grupo y llevándose ambos manos en el regazo les dedico una leve reverencia, agachando suavemente la cabeza.
No estaba muy segura de cuál debía ser el proceder en esas situaciones, pero decidió mantener secreto que era su primera misión. Al menos la emoción de encontrarse entre ese grupo había logrado sobreponerse a los nervios y ahora era capaz de mantenerse firme.

Llevar un reloj de cadena al cuello te hace infinitamente más consciente de cuándo estás siendo impuntual.

Elissa cubrió corriendo el último trecho hasta el lugar de la cita, aferrando el colgante para que no le golpeara el rostro. Se detuvo poco antes de aproximarse al puesto de los perritos calientes, recuperando el aliento. La congregación que había en el lugar parecía lo bastante estrafalaria como para ser la que ella buscaba, pero en un primer vistazo no había captado a nadie familiar. Bueno, al menos hasta que el tipo vestido de rojo y con un sombrero de Indiana Jones se movió ligeramente, permitiéndole ver a los "dependientes".

No hubiera reconocido a Sloan aunque hubiera querido; no sepultado debajo de aquella especie de... ¿armadura negra? Por suerte, los cabellos rosas de Lilith eran un rasgo demasiado característico como para pasarlo por alto. Más segura ahora, Elissa se aproximó al grupo.
El resto eran gente a quien no conocía. El mencionado tipo de rojo, dos morenas que parecían salidas de algún tipo de revista, y una chica de grandes ojos castaños.

La griega tenía sus propias razones para asistir a aquella reunión, y ninguna de ellas era económica. Sin embargo, se sentía fuera de su elemento, tan lejos de su consulta y con todas las dudas que la acompañaban a causa de su recientemente recuperada identidad de Psique. Tomó aire, nerviosa, y finalmente se aproximó al grupo, esbozando aquella sonrisa tranquila que solía ponerse, como una máscara, al abrir la puerta del despacho.

- Lilith... ¿Sloan? - empezó por las caras conocidas; era más fácil. Después saludó al resto. - Siento llegar tarde... Me he entretenido en el trabajo.

Puse los ojos en blanco ante el comentario de Cloe y seguí ayudando al moreno a servir un perrito a una morena que había llegado al puestecillo. La amiga de Sloan dijo que no le sirviéramos nada, que era como una contraseña para unirse a la misión... ¿Quiero un perrito caliente? ¿En serio?

El siguiente en venir fue un tipo cuanto menos extravagante pero oye, se le veía seguro de sí mismo, y la siguiente fue...

-Alice...- la recibí con una sonrisa y cuando vino a mi lado la abracé amistosamente. Me alegraba de verla. Y la siguiente en llegar fue... Lissa. Ahí sí que no supe decir nada al escuchar mi nombre salir de su boca. Lissa. ¿Qué hacía aquí? No me malinterpretéis, me alegraba de verla y de que viniera a ayudar a Sloan y Eldritch pero... no me la esperaba. La saludé con la misma efusividad que a Alice y escuché al moreno hablar diciendo que ya estábamos todos.

-Yo voy contigo, Sloan. Ya lo sabes- le dije segura, poniéndome a su lado. No iba a echarme a atrás, iba a hacer con él lo que sea que hubiera que hacer porque él necesitaba la ayuda. Y menos cuando ya había encontrado a alguien que quería quedarse a mi lado.

-Sólo una: ¿cuándo salimos?

Una vez me acerco a la sensual ninja, otras dos mujeres se acercan al puesto.

Voz de la mente de Wade Nº 2 escribió:

Como esto se siga animando; más que una expedición, va a parecer la mansión de Playboy

Entoncés, una joven tumbada en una hamaca, junto al puesto, sentencia que el equipo está al completo y se larga alegando que su trabajo ha acabado ¿Pero si se ha movido menos que un funcionario de administración? Ir a Babilonia, el hogar de los quesitos redondos; entrar en una torre, que espero no esté hecha del mismo queso pues olerá mucho; y sacar a un bicho, presumiblemente inmortal, a patadas.
La pelirrosa, junto al tipo que parece ser el lider, le pregunta que cuando salimos; mientras que mi compañera pregunta por el pago, y la seguridad de que lo recibiremos, y el transporte.

- ¿Como de "imposible" es eliminar a ese bicho? - pregunto remarcando las comillas con ambos dedos - ¿Imposible de verdad, o como la película?

Alice recibió el abrazo de Lilith y le correspondió con ternura. La presencia de la pelirosa había sido en sí un alivio para ella, y ese abrazo no había hecho si no que aumentar ese sentimiento. Durante los segundos que duró el contacto se regozijó de su calidez y sintió muchísimo más relajada.

La siguiente parte fue algo más complicada. La mención del caballero en armadura sobre cómo podían volver enviados en fascículos le devolvió parte de su nerviosismo e hizo rotar los hombros en un intento de relajarse. No se había traído la libreta, se palpó los bolsillos hasta encontrar su teléfono móvil y lo retiró, desbloqueando la pantalla. Su pregunta era similar a la del... Vaquero de rojo, pero pensó en formularla igualmente.

"Según la Cábala del nuevo testamento, son demonios y sus descendientes los que poblaban Babel. ¿Es eso lo que buscáis?"

Hubiera añadido que, de ser ese el caso, deberían buscar gente más preparada y no todo aquél dispuesto a arriesgar la vida, pero borró los primeros carácteres en cuanto empezó a escribirlas. Aunque dudaba que la gente que tratara con demonios fuera caminando por la calle con grandes armaduras negras, no tenía intención alguna de juzgar a toda esa gente sin realmente saber quienes eran.

Se acercó al chico de la armadura, y le ofreció el pequeño aparato para que pudiera leer la pantalla. Pensó en el resto del grupo pero no le pareció necesario mostrarles a todos el teléfono, sería un tanto raro y una situación más bien incómoda para ella, así que esperó que sólo con mostrarlo al que parecía ser el "lider" de la expedición, fuera suficiente.

Tras devolver el saludo a Lilith, Elissa tomó a la actitud que mejor se le daba: observar y escuchar. Se aprendía mucho de la gente a través de las preguntas; quién era práctico y quién idealista, quién estaba allí por el dinero y quién no, quién se había enfrentado a cosas así antes... y quién no. La chica a la que Mindy había abrazado fue la única que no habló; en lugar de eso, escribió algo en su teléfono y se lo mostró a Sloan para que lo leyera.

La griega guardó silencio un momento, pensando en todo lo que había dicho el líder de la expedición. Francamente, era una locura; otro ser, palabra que en boca de Sloan hacía que la psicóloga tuviera escalofríos, que además dormía en lo más profundo de una... torre invertida. Sintió una punzada de ansiedad, pero se contuvo. Claro que existía el riesgo de que no acabara bien; ya lo sabía cuando decidió venir. Pero había tomado la decisión de seguir las pistas que podían llevarla a su padre; maldito fuera Jake por eso.

Lo cierto era que sus compañeros habían cubierto casi todo el cupo de preguntas. Pero nadie, que ella supiera, había hecho la que a ella la preocupaba especialmente, y más después de dos "excursiones" al subconsciente de Sloan.

- ¿Puedes hablarnos más de esa criatura? - dijo. Viviendo en la ignorancia se es feliz, pero a veces vale más estar preparado - Quiero decir quién o qué es, no sólo si va a ser difícil o no matarlo. Bueno, tampoco queremos matarlo. Pero ya me entiendes. Estaría bien saberlo.

Sonreí a mi compañero y me coloqué a su lado, esperando las preguntas de los demás con trabajada paciencia. Podía resultar muy peligroso, podríamos morir, podría pasar cualquier cosa viniendo de Sloan pero...

La morena que llegó primero estaba preocupada por el pago, sobre las garantías de que lo recibirían; Deadpool fue el siguiente riéndose de la imposibilidad real que había para acabar con el demonio; después las cábalas tomaron parte de la conversación gracias a Alice; y Lissa preguntó qué podíamos saber del monstruo al que nos vamos a enfrentar.

Sloan respondió a todos con calma y, al final de las explicaciones, colocó su mano en el centro y nos invitó a cogerle y no soltarle. No lo dudé ni un segundo le cogí de la mano y de la cintura, segura de estar ahí pero algo nerviosa, por qué negarlo. Miré a todos por turnos mientras colocaban sus manos o si les entraban dudas, observé sus gestos y movimientos... Sonreí al recordar la primera vez que salté con Sloan, era un buen recuerdo, fue emocionante, rápido y confuso, pero fue una buena experiencia.

-Es importante que pase lo que pase no os soltéis, como ha dicho Sloan. Pero, es divertido...- les dije para animarles. Era muy posible que no hubieran probado ese medio de transporte en su vida, y a cualquiera le daría palo coger y desaparecer para aparecer en la milenaria Babilonia.

La chica de la chaqueta roja de cuadros y botas militares, parece ser muda o ha llevado su nivel de timidez a un extremo más que preocupante; pues decide realizar su pregunta a través de su telefono, acercando la pantalla al rostro del chico. Por su parte, la otra joven, pregunta algunas cosas más sobre la criatura.

Nuestro anfitrión, reponde a cada una de las preguntas con sumo detalle; dejándo claro que se trata de una misión completamente extraoficial. Sin contrato, sin informes...
Aunque yo no tengo ningún problema con nada de eso.
Al fín y al cabo, sé que cuando acabe el día recibiré todo mi pago; si quiere conservar los miembros y a la novia, claro.

- Si estáis preparados, poned vuestras manos sobre la mía y aseguraos de no soltarla o soltaros - concluye colocándo su mano en el centro de todos, con la palma hacia arriba

- Es importante que pase lo que pase no os soltéis, como ha dicho Sloan...Pero, es divertido - añade alegremente la pelirrosa, agarrándola

Luego le sigue Elektra, con su habitual actitud seria y fria, sin pronunciar palabra alguna.

- ¡¡¡POWER RANGERS, GO!!! - grito colocándo mi mano sobre la de la ninja griega

Estuvo escuchando a todo el mundo, totalmente atenta y en silencio.
No había seguridad de retorno, ni contrato ni nada que les vinculara al trabajo, y había muchísimo dinero involucrado. ¿Quién estaría financiando la misión? Pero el momento de las preguntas ya había pasado y todos estaban colocando sus manos en el centro, como lo haría un grupo de baloncesto profesional en el momento de darse ánimos para el partido que están a punto de jugar. Tras ese análisis, Alice contempló una última vez al grupo ahí reunido. Esos iban a ser sus compañeros para su misión. Se preguntó si alguno de ellos intentaría ayudarla si se veía en apuros, pero intentó descartar ese tipo de pensamientos. Esta vez iba a intentar hacer las cosas por sí misma y no depender de nadie más, aunque sabía a ciencia cierta que ella sí iba a ayudar si le era posible.

No podía negar que le preocupaba el tema de la criatura, pero Lilith parecía decidida, y el hombre de la armadura también parecía tranquilo y preparado para empezar. Alzó la mano lentamente, con algo de timidez, cuando el hombre de mallas rojas gritó a su lado y colocó su mano sobra la de los demás, rebosando energía. Sus ojos color miel se posaron en la máscara del curioso hombre durante un breve instante, frunciendo levemente el ceño sin tenerlas todas consigo, mientras lentamente colocaba la mano sobre la suya, y sólo las indicaciones de Lilith la llevaron a tomarla con firmeza, de lo contrario hubiera mantenido el contacto a un leve roce.

Entonces miró a la mujer que faltaba y sonrió brevemente antes de volver sus ojos hacia el hombre de la armadura, esperando la siguiente instrucción.

Bueno, allí estaba, el momento en que todo el mundo juntaba las manos y se obraba la magia... o eso era lo que Elissa supuso que sucedería. Nunca había "viajado" con Sloan, salvo para entrar en su mente, y tal y como lo definía Lilith sonaba... fascinante. Pero claro, hasta donde ella sabía (y veía), Lilith debía de encontrar muchas cosas de Sloan fascinantes. Que dicha fascinación fuera generalizable ya era otro tema.

La psicóloga suspiró; no era el momento de mostrarse indecisa y, de todos modos, ya había llegado hasta allí... hubiera sido estúpido echarse atrás ahora. Tras el grito de guerra del tipo de rojo y la breve sonrisa de la chica de pelo castaño (por alguna razón, ambas cosas le dieron un poco de ánimo), Elissa dio un paso para acortar la distancia que los separaba.

Y, finalmente, puso su mano encima de las de los demás.

Esperaba que Constantine tuviera razón, y que aquel viaje respondiera a sus preguntas... a ser posible sin consecuencias devastadoras.