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| Reavivando viejos recuerdos (Alice Delaney, libre) [21 de diciembre, 2018 ] | |
| | Autor | Mensaje |
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Edi Marvel Universe
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Mensajes : 17 Fecha de inscripción : 23/11/2015
Ficha de Personaje Alias: Prince Nombre real: Albert Prescott Universo: Marvel
| Tema: Reavivando viejos recuerdos (Alice Delaney, libre) [21 de diciembre, 2018 ] 24th Noviembre 2015, 05:13 | |
| Albert había hablado con los padres de Alice para conseguir la información del lugar dónde se encontraba ahora su hija. Estuvo conversando brevemente con ellos, y estos le confesaron que su hija había pasado por momentos muy difíciles y que en aquellos últimos 3 años apenas se había relacionado con alguien más que no fuesen ellos mismos. Prescott podía hacerse una idea del motivo de sufrimiento de la joven y sin poder evitarlo, se sintió culpable. Keith y Regina, le explicaron que Alice había conocido a alguien que la había ayudado de un modo que ellos por más que intentaron, no pudieron. Se trataba del profesor Charles Xavier. Albert ya conocía mucha información acerca del profesor, pues mientras trabajó para Magneto había ido obteniendo información acerca del mismo, pero las palabras tan humildes y cercanas de los padres de la que había sido la primera y única chica en ocupar su corazón, le hicieron terminar de posicionarse con la forma de pensar del profesor. Aquella conversación unida a un fuerte sentimiento de culpa, por lo sucedido a Delaney, hizo que se decidiera de manera firme a visitarla al lugar donde parecía sentirse más cómoda ahora; la Mansión-X. Además, pensó que sería un buen ejercicio de “desintoxicación criminal”, pasar una pequeña o larga temporada allí. De paso, podría intentar recuperar la amistad que un día les unió. A fin de cuentas, todavía recordaba el lenguaje de signos que aprendió por ella… Así pues, el día 21 de diciembre, acudió a la mansión en una limusina de color blanco níveo. Vestía con unos elegantes guantes de piel de color negro a juego con un largo abrigo abotonado del mismo color, un jersey de color stracciatella, que cubría una cara camisa abotonada hasta el cuello; completando el look con unos pantalones negros de tiro recto, ligeramente ajustados a sus piernas y unos elegantes zapatos tipo oxford en el mismo tono. Lucía el pelo perfectamente engominado y una cara fragancia que le seguía por allí dónde pasaba. Esconderse bajo aquella fachada soberbia y excéntrica, le ayudaba a sobrellevar mejor aquel tipo de situaciones; principalmente su miedo al rechazo. Aquella máscara le otorgaba una falsa sensación de seguridad con la que se sentía más cómodo. Cuando hubo bajado del vehículo, después de que un chófer le abriese la puerta, permaneció unos instantes callado mientras contemplaba, la imponente arquitectura que se alzaba frente a él. Fue en aquél preciso instante, cuando una sensación de angustia comenzó a florecer desde el centro de su estómago. Pese a que sentía la necesidad de reencontrarse con Alice y pedirle disculpas, el miedo al rechazo era cada vez más latente en él. Finalmente, tomó aire y se adentró más allá de la puerta de hierro que precedía a la mansión que desde fuera, parecía recibirle con los brazos abiertos. De pronto una voz sonó en su cabeza. “Me alegro de que finalmente te decidieras a venir, Albert.” Un escalofrío recorrió, de manera inmediata, toda su espalda. Prescott desconocía por completo la procedencia de aquella voz. Una voz bondadosa, de alguien que parecía estar esperándole. Alzó la vista y frente a él, divisó a un hombre en una silla de ruedas. El hombre tenía su mirada puesta en Albert y parecía sonreírle de forma benévolente, dándole la bienvenida aguardando bajo el umbral de la puerta. Por su parte, Prescott frunció el ceño y fijó su mirada en aquella silueta. — ¿Profesor Xavier? -musitó algo inseguro-. De nuevo, aquella voz resonó en su mente. “Así es. Te estábamos esperando, joven Prescott.” Albert se apresuró en llegar hasta la puerta y cuando llegó a la altura del profesor, no pudo hacer más que preguntar por aquella persona que tantas ganas tenía de volver a ver. — ¿Dónde está? Necesito hablar con ella… Quiero…Antes de que pudiera tan siquier acabar la frase, Charles terminó la frase por él. — Pedirle disculpas, ¿verdad? -sonrió afablemente- Nunca es tarde para remediar nuestros errores. Aquella última frase parecía desnudarle interiormente. Pues había resumido a la perfección el motivo de su llegada a la Mansión. — Te llevaré hasta ella. Pero antes, ¿por qué no pasas y me lo explicas mejor?
Albert accedió y pronto se encontraba en un amplio salón con sofás muy acogedores. Uno de los mutantes le trajo un café a fin de que se sintiera más cómodo y éste lo aceptó de buena gana. — Muchas gracias -dijo Albert dedicándole una elegante sonrisa a la mutante que ya se alejaba-. — A ti -contestó educadamente Charles-. Tras tomar un ligero sorbo para comprobar la temperatura del café, posó nuevamente su mirada en el profesor. — ¿Por dónde quiere que empiece? -preguntó algo nervioso todavía-. — Tranquilo, he pensado que será más cómodo para ti que no me lo digas, sino que me lo escribas. — ¿Cómo dice? -preguntó Albert, algo confundido-. — Tómalo como un ejercicio de autoreflexión. Escribir tu historia, hará que tomes plena consciencia de todo cuanto te rodea. Incluyendo tu situación actual y el motivo que te ha traído hasta aquí.Xavier, profirió a Albert de unos folios y una plumilla de elegantes ornamentaciones. Y prosiguió su discurso. — Para que te sea más fácil, te dejaré aquí solo a fin de que nada te moleste. Cuando termines puedes dejarlo sobre mi mesa, allí encontrarás anotado en un documento dónde se encuentra Alice. Claro que también puedes tomarlo directamente y escribir tu historia después. Aunque algo me dice que no me decepcionarás…Albert observó cómo el profesor cerraba la puerta tras de sí, dejándole a solas en aquella enorme estancia. Por un instante tuvo la tentación de tomar el documento e ir de inmediato junto a Alice, pero pensó que no debía desperdiciar la oportunidad que claramente le estaba otorgando el profesor, por lo que se puso a escribir de inmediato. Dibujar cada una de las palabras sobre el papel, le resultó un ejercicio más difícil de lo que esperaba, pues cada palabra que anotaba, era un recuerdo que avivaba. A medida que escribía en el folio, sentía como el peso de sus hombros se iba desvaneciendo...
Última edición por Albert Prescott el 26th Noviembre 2015, 05:56, editado 1 vez | |
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| Tema: Re: Reavivando viejos recuerdos (Alice Delaney, libre) [21 de diciembre, 2018 ] 24th Noviembre 2015, 12:55 | |
| No se había levantado de la cama. Seguia dándo vueltas entre sábanas, planteándose el día que le esperaba por delante. Era viernes y el día anterior había pasado la tarde en el gimnásio, practicando con el profesor Glámez, y eso significaba que hoy le tocaba carrera y resistencia, como le había indicado Logan. Gruñó en voz baja, cubriéndose la cabeza con el edredón y mirando con hastío por la ventana de la habitación. "Otro frío día de Diciembre.". Se arrastró fuera de la cama y se fue directamente al servicio todavía más dormida que despierta, y contando con que asearse y cepillarse el cabello la ayudara a adentrarse todavía más en el "mundo de los vivos".
Una vez ataviada con su ropa de deporte, su reproductor de música, una botella de agua y una pequeña toalla, salió decidida a los terrenos, y tras unos breves calentamientos, empezó el verdadero entrenamiento. Cuatro días a la semana, se dedicaba a fortalezer su resistencia. Se encontraba al final de la segunda semana, y no podía negar que pese a la dureza inicial del entrenamiento, una gran parte de su ser disfrutaba con ver los resultados. Poco a poco, podía correr un poco más. Un poco más rápido, durante un poco más de tiempo. No le costaba tanto recobrar el aliento, y podía controlar mejor su respiración durante la carrera.
Glámez tenía razón. Más allá de lograr sus objetivos, ejercitarse día a día le estaba haciendo sentir mejor consigo misma. Tenía más apetito, más energía y ganas de hacer cosas, y para que negarlo, tonificar su cuerpo la estaba haciendo gustarse más. ¡Todo ventajas! Y hacía que mereciera la pena pasar esas horas de sufrimiento mañanero.
Una vez completada la rutina, como cada día Alice volvió a su habitación, se dio un buen baño de agua caliente para relajar los músculos. Una vez vestida y mochila en hombro, bajó al salón de la mansión, donde algunos estudiantes se sentaban en los sofás a ver la tele. Se acercó a uno de los sillones desocupados, y se descalzó, sentándose en el con los pies apoyados en el borde y usando sus rodillas de soporte para la libreta. Se le había ocurrido la letra perfecta para una canción, y aunque componer no se le daba especialmente bien, necesitaba mantener la mente distraída en algo más allá de estudios y los entrenamientos o temía acabar saturada. | |
| | | Edi Marvel Universe
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| Tema: Re: Reavivando viejos recuerdos (Alice Delaney, libre) [21 de diciembre, 2018 ] 26th Noviembre 2015, 06:53 | |
| Después de escribir largo y tendido todo lo que le había ocurrido desde el "incidente" con Alice, Prescott dejó las hojas sobre la mesa que le había indicado el profesor. Era curioso como aquel ejercicio de reflexión narrativa, le había hecho descargar el peso que había llevado sobre sus espaldas durante todo este tiempo. Parecía que Charles era tan bueno como había leído sobre él.
Pensar aquello le hizo esbozar una sonrisa. Inmediatamente recordó las instrucciones del profesor, por lo que depositó las hojas sobre su escritorio, tal y como le había indicado. Tras hacerlo, se detuvo a pensar sobre qué sería lo más adecuado. ¿Buscar en el cajón indicado el número de habitación de Alice? ¿O esperar a que Charles regresara?
Después de unos largos segundos dubitativos, Prescott optó por una decisión salomónica. Buscó en los informes el nombre de Alice. Tras localizar el número de su habitación, decidió retener aquella información en la memoria y esperar pacientemente unos minutos, a que regresara el profesor.
Pasaron diez minutos, y Albert imaginó que el profesor podría tardar en volver. Sus ganas de volver a ver a Alice le hicieron levantarse e irse de aquella sala, para dirigirse directamente a la habitación de Delaney.
A medida que avanzaba por los pasillos de la mansión, no podía evitar sentir cada vez más y más nervios. Sabía que después de todos estos años la vería y probablemente, seguiría siendo igual de hermosa que lo era en su día. Su corazón marcaba un ritmo animoso dentro de su pecho. Al cerrar los ojos, el sonido de sus férreos latidos era lo único que podía escuchar. Poca atención prestó a los diferentes mutantes con los que se iba cruzando. Algunos se le quedaban mirando, otros simplemente parecían extrañarse al no resultarles familiar.
Cinco pasos más y se encontraba frente al número de habitación de Alice. Permaneció quieto. Pensativo, frente a la puerta. Sus puños, cerrados a ambos lados de su cuerpo, parecían carentes de valor para llamar a la puerta. Un suspiro y finalmente sus nudillos besaron la noble madera de la puerta. Tres toques sobre esta y unos segundos de incertidumbre. ¿Estaría allí dentro? Y de ser así, ¿cómo reaccionaría al abrir la puerta y verle allí? Todas aquellas preguntas se agolparon en su mente y por más que quiso, Albert fue incapaz de pronunciar el nombre de Alice para resolver la duda de si se encontraba allí. Al ver que no obtuvo respuesta, decidió ir a esperar a un salón que había visto al entrar en la mansión.
Volvió sobre sus pasos durante un trozo, para después girar en uno de los pasillos, algo perdido al principio, pero mucho más aliviado al final tras ver que había escogido el camino correcto. Al parecer haber trabajado de ladrón durante tanto tiempo, le había servido para ejercitar su observación, especialmente en lo referente a vías de escape. Finalmente encontró la sala que buscaba. Allí se encontraban muchos mutantes jóvenes, que parecían buscar -del mismo modo que él- un lugar dónde desconectar y relajarse. La contemplación de aquella escena por unos segundos, le trajo a la mente recuerdos de una vida pasada, dónde se reunía con un grupo de amigos para salir a dar una vuelta o compartir cualquier tipo de afición conjunta.
Escudriñó con la mirada la sala a fin de encontrar algo que hacer allí. Por lo general no le gustaba socializarse; a menos que fuera en una fiesta benéfica o una reunión con personas que de verdad le importasen -aunque de estas últimas ya le quedasen pocas-. Es por eso que optó por entrar sin hacerse notar, con el máximo sigilo -como quien entra en una biblioteca-, hasta tomar asiento en uno de los sillones situados junto a unas librerías. Se sentía cómodo en aquel sitio, pues desde aquel ángulo, podía controlar todo lo que sucedía a su alrededor, sin necesidad de llamar mucho la atención.
Reparó entonces en un pequeño grupo de jóvenes que miraban la tele entusiasmados, y junto a ellos, una chica especialmente interesante. Estaba sentada con las rodillas flexionadas a la altura del pecho y parecía anotar algo en una libreta enardecida; pero no podía verle la cara debido a que estaba inmersa en su escritura.
Mientras analizaba a aquella chica, un pensamiento le vino a la mente... ¿Dónde estaría Alice? Suspiró, mientras mordía su labio inferior un tanto intranquilo. | |
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| Tema: Re: Reavivando viejos recuerdos (Alice Delaney, libre) [21 de diciembre, 2018 ] 26th Noviembre 2015, 11:54 | |
| No lograba que nada le quedara como a ella quería. La letra no le disgustaba, por el contrario le agradaba cómo lo había salido, pero no conseguía dar con la melodía perfecta para acompañarla. Cuando había pensado en la canción, melodía y letra habían acudido en conjunto en su mente, donde habían sonado con total claridad, pero ahora, simplemente, era incapaz de plasmarla en papel. Había terminado por dibujar cualquier cosa en los bordes de la página. Un gatito. Una flor. Una piruleta. Un caramelo. Otro suspiro. No era ninguna artista en lo que a dibujar se refería y los dibujillos parecían más bien arte abstracto. Cerró la libreta, y arqueó la espalda hacia atrás, estirando los brazos y las piernas, intentando desencarcarar su cuerpo tras demasiado rato encogida sobre sí misma. Finalmente se pasó las manos por el rostro, apartándo el flequillo tras las orejas y recogiéndose la melena en una coleta.
Era imposible. Forzar la canción sólo iba a hacer... pues eso, que fuera forzada. No valía la pena seguir dándole vueltas en aquél momento. Por un instante se quedó mirando al televisor sin ver realmente lo que se proyectaba en la pantalla. ¿Qué podía hacer? Contuvo un escalofrío. Se sentía de algún modo observada. "Ya me he dejado ver suficiente por hoy", pensó, alzándose del sillón y recogiendo todas sus cosas dentro de la mochila, para después colgársela de un hombro, y dirigirse a la salida del salón. Antes de cruzar el umbral y casi por costumbre se giró a observar el sofá donde había estado sentada, para comprobar que no se había dejado nada tras ella. En un rincón de la habitación había una cara nueva. Un rostro que no había visto antes en la mansión... Ni siquiera esa misma mañana cuando había entrado en el salón. Ladeó la cabeza levementre, entrecerrando los ojos, pues aquél hombre le resultaba extrañamente familiar...
Cruzaron miradas, y sintió que el corazón le daba un vuelco. Tratando de mantener una mirada inexpresiva, giró sobre sus talones y abandonó la sala. En el pasillo, sus pasos se habían vuelto inseguros. ¿Le conocía? Incluso antes de hacerse esa pregunta a sí misma, sabía la respuesta. Su cuerpo había reaccionado instintivamente, y su imaginación se había desvocado. Recuerdos de su infancia, momentos en que había herido a sus seres queridos, y miedo, sobretodo miedo. El miedo a que su poder se descontrolara, a que en un momento dado la situación se escapara de sus manos... ¿Cuánta gente había reunida en la mansión? Y en el centro ella, una persona cuya voz podía rescatar de la memória los peores sentimientos...
En mitad del pasillo, sintió que la angustia y la ansiedad empeoraban. Miró a ambos lados y tras comprobar que estaba sola, descolgó la mochila de su espalda y se agachó en el suelo, y tras desabrochar los cordones de las botas para atarlas nuevamente en un patrón distinto y totalmente simétrico, se quedó un instante sentada en el suelo intentando recuperar la respiración pausada de siempre y contener los pensmientos invasivos que solían acosarla en esas situaciones. Deshizo la coleta y la volvió a peinar, esta vez en una trenza que dejó caer a un lado de su rostro, hasta por debajo del pecho. Buscó en su mochila su gorro y se lo encajó en la cabeza, para luego peinar el flequillo tras las orejas. Una vez todo estuvo en orden, volvió a levantarse, se colocó la mochila debidamente en la espalda y siguió caminando en dirección a su habitación.
Pero algo no acababa de funcionar. Caminaba estirando las mangas de su jersey con creciente nerviosismo. ¿Porqué le resultaba tan familiar? ¿Quién era aquél hombre? Entre todos los recuerdos que su trastorno le había traído a la mente, uno brilló con dolorosa nitidez. Iba a hacer tres años de aquello, y sin embargo... Albert. Inconscientemente se abrazó a sí misma, y se paró en mitad del pasillo, confundida. ¡Por eso le había resultado tan familiar, y por eso se había asustado tanto! Aquél hombre era la viva imagen de Albert. Pero era imposible, no podía ser él, y aquella certeza logró calmar su ánimo. Porque era imposible que ese hombre fuera Albert Prescott, ¿verdad?
Una parte de ella quería volver al salón y confirmarlo. Pero por otro lado, tenía demasiado miedo. Miedo a enfrentarse a su pasado a todo lo que aquél hombre significaba. ¿Qué significaba para ella? Nunca se había enamorado y nunca había correspondido lo que su joven amiga sentía por ella. Seguía sintiéndo lo mismo en ese momento. El cariño que sentía por Albert... Que había sentido en su niñez, había sido la más inocente amistad. Y luego se había quedado en nada. En un dolor sordo escondido en algún lugar de su corazón que a menudo (demasiado a menudo) volvía a su memória en forma de obsesión al miedo que sentía por su poder. Eso significaba Albert para ella. La representación del daño que su poder podía dar a las personas que ella quería. Y eso la asustaba, ¡por supuesto que la asustaba! y enfrentarse a él...
No podía. Simplemente no podía. Pero... Eso hubiera sido si Albert estuviera ahí. Y no estaba. Aquél hombre sólo se parecía mucho, demasiado, a su amigo de la infancia. Intentó convencerse a sí misma de esa idea. Sólo había mutantes en la mansión, ahí estaba entre gente de su misma... condición. Un humano no tendría cabida en ese lugar, ¿verdad? Era hasta cierto punto peligroso, tantos mutantes aprendiendo a usar sus poderes en un lugar, no, un humano no tenía cabida en aquél lugar. De nuevo volvió la sensación de sentirse observada, parte tal vez de la paranoia de su trastorno.
No se sentía con ánimo de entrenar ese día, así que decidió que esa tarde la tendría de descanso. Empezó a caminar, lentamente, primero en dirección al comedor, pero de hecho, hasta había perdido el apetito. Pensó en volver a su habitación y llamar a sus padres, con la ilusa idea de que charlar un rato con las personas que amaba la ayudarían a dejar de sentirse perseguida por sus fantasmas, y con esa pequeña esperanza en mente, cambió la dirección de sus pasos hacia el piso superior. | |
| | | Edi Marvel Universe
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| Tema: Re: Reavivando viejos recuerdos (Alice Delaney, libre) [21 de diciembre, 2018 ] 2nd Diciembre 2015, 23:18 | |
| La joven permanecía concentrada en su trabajo. Apenas separaba la vista del papel y de vez en cuando su bolígrafo parecía descansar en algún punto invisible del aire. Entre tanto, la morena lanzaba algún que otro suspiro de frustración, como si no terminase de concentrarse o no estuviera a gusto con lo que quisiera que fuese que estaba anotando. Hubo unos momentos en que pareció relajarse y mover el bolígrafo por los márgenes de la hoja de forma segura. Tras unos minutos así, dónde la chica ya parecía más distraída que otra cosa, desistió cerrando la libreta. Fue entonces cuando finalmente corrigió por completo su postura y decidió entonces que le resultaba más productivo ver la televisión; aunque a juzgar por su expresión corporal, más bien parecía que estuviese mirando la tele y no viendo nada.
A medida que iba observando cada vez más a la muchacha, podía contemplar pequeños gestos en ella que le recordaban a alguien… Hasta la fecha sólo había conocido a una persona con aquel tipo de microgestos tan característicos. Alice.
Quiso aguardar unos instantes, por prudencia, hasta conseguir asegurarse plenamente. No quería llevarse otro chasco ahora que podría tenerla tan cerca. Un golpe del destino a su favor quiso que la chica se levantase y de marchase de la sala. No sin antes girarse hacia su dirección dónde tuvieron un cruce fugaz de miradas. Fue entonces cuando despejó todas sus dudas. Se trataba de Alice. Seguía tan preciosa como la recordaba. Ella pareció ponerse algo nerviosa, o eso pensó él; pues se marchó rápidamente de la sala dando la media vuelta.
Albert, se mantuvo reflexivo durante unos minutos, sin saber muy bien qué debía hacer. Sus impulsos le incitaban a correr tras ella, más su juicio le advertía que aquella acción podría desencadenar en una reacción como la de hace unos años… Y Prescott no quería importunarla de nuevo. Tras sus reflexiones optó por la opción que le resultaba más cómoda y lógica. Seguirla —tarea que no le supondría ningún esfuerzo ya que estaba acostumbrado a jugar con la policía en sus días como ladrón—, pero tomando cierta distancia para observar todos sus movimientos, lo que permitía tener el tiempo suficiente para ir pensando sus palabras, sin perderle el rastro a la morena.
Empezó entonces una calculada persecución por los pasillos de la Mansión-X. Hecho que le sirvió, además, para conocer mejor la zona. Por cada lugar nuevo que pasaba, Albert lo anotaba en su mente, como si tratase de hacerse un esquema o mapa mental de la residencia. Estudiaba a fondo cada una de las posibilidades. Posibles atajos o incluso pasillos que condujeran al punto hacia el que caminaba Alice. Algo que le hizo perderse hasta en un par de ocasiones; y casi darse de bruces con ella de no haberse escondido a tiempo tras alguna columna o en el giro de alguna pared.
Desde la distancia, el joven ex-ladrón, no perdía ni uno de los movimientos de Delaney de vista. No pudo evitar sonreír ante alguno de los gestos nerviosos que nacían de Alice de forma involuntaria. Aquellos gestos que durante tanto tiempo había visto y había memorizado día tras día. Demonios Albert, se supone que ya lo has superado…¿por qué te pones así ahora? —pensó confuso—. Rápidamente apartó aquellos pensamientos de su mente. Pues sabía que si seguía pensando en ellos, muchos sentimientos y emociones saldrían de nuevo a flote y no quería caer en el mismo error. No una segunda vez. Tan sólo tienes que hablar con ella y pedirle disculpas...Decirle que te va todo bien y que lo has superado…¡eso es todo! —se decía a sí mismo para animarse de una vez a terminar con aquel juego del gato y el ratón—.
Tenía la situación bajo control, o eso creía él. En uno de sus pensamientos, Alice actuó de forma imprevisible, pues al parecer volvió por el mismo punto dónde había venido; hecho que le impidió esconderse de algún modo, pues para cuando quiso darse cuenta, los pasos de esta se acercaban a las escaleras que conducían al piso superior. Las mismas que, desde su posición se encontraban a tan sólo 2 metros.
Prescott decidió dejarse de juegos y se sentó en las escaleras a esperarla. Con la cabeza gacha y las manos entrelazadas tapando su boca en un gesto paciente, apoyando los codos en sus rodillas. Los pasos se escuchaban cada vez más cerca. Su corazón también latía con más intensidad. BUM, BUM, BUM, BUM…
Última edición por Albert Prescott el 15th Diciembre 2015, 22:18, editado 1 vez | |
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| Tema: Re: Reavivando viejos recuerdos (Alice Delaney, libre) [21 de diciembre, 2018 ] 3rd Diciembre 2015, 20:31 | |
| Cuando se giro para volver sobre sus pasos descubrió que había alguien nuevo ahí, que no había estado cuando segundos antes había pasado por delante de la escalera que conducía al segundo piso. Era la viva imagen de Albert. Era...
Era Albert.
Por un instante se quedo inmóvil en el lugar, incapaz de creer lo que veían sus ojos. Pero en cuanto recuperó la compostura todos los pensamientos que la habían asediado al salir del salón la golpearon en El pecho. ¿Debía sentir miedo? ¿Rabia? ¿Tristeza? Lo sentía todo a la vez y de repente tuvo la sensación de que se podía marear y perder el equilibria. Las paredes de la mansión de repente se le quedaban pequeñas, como si estuvieran cerrándose a su alrededor.
Son proponérselo, hechó a correr en dirección a los terrenos. "¿Qué hace él aquí?" Le pareció esuchar su voz, llamándola, pero fué incapaz de aminorar el paso. "¿Cómo me ha encontrado?" Se cruzó con otros alumnos que se giraban al verla correr por los pasillos "¿...qué quiere de mí?" Cruzó a la carrera las puertas que llevaban al exterior. Pero no se detuvo, pasó veloz junto a la estatua de Fénix y siguió corriendo hasta que se sintió suficientemente lejos de la mansión para dejarse caer de rodillas al suelo, dejándose llevar finalmente por el pequeño ataque de ansiedad que le había causado el encuentro con Albert.
Arrodillada en el suelo, tratando con todas sus fuerzas de no hiperventilar, su mente volvió a la presencia de Prescott en la mansión. Sabía que no era justo para él, pero Alice había pasado los últimos años huyendo de su recuerdo y no estaba preparada para enfrentarse a él. Si Albert le recriminaba lo que sucedió en ese preciso momento en que estaba ganando confianza en si misma y venciendo el en su poder...
Podía arruinarlo todo. A medida que su respiración se calmó, se encogió sobre sí misma, abrazándose la cabeza con ambas manos y pensando frenéticamente qué opciones le quedaban, ahora que la realidad llamaba a la puerta del único refugio que conocía.
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| Tema: Re: Reavivando viejos recuerdos (Alice Delaney, libre) [21 de diciembre, 2018 ] 15th Diciembre 2015, 22:04 | |
| Sentado desde su posición, podía contemplar con total claridad la figura de Alice acercándose hacia él. Su mente trabajaba rápido pensando en las palabras más adecuadas para dirigirse a ella después de todo este tiempo.
Hola Alice, ¿te acuerdas de mí? «¡Eso es Albert! Que piense que eres un acosador o un maniático o algo por el estilo» —suspiró e intentó pensar algo distinto esta vez—. ¿Alice…? «¡No! Tu tía Grace si te parece...» Alice, he venido hasta aquí porque quería hablar contigo... «Vamos Prescott, puedes pensar algo mejor...»
De pronto el sonido de los pasos de Alice acercándose se detuvo en seco. Aquél silencio hizo saltar la voz de alarma en el interior de Albert. Alzó la vista para contemplarla. Parecía asustada -como un cervatillo perdido en medio de una carretera-, inmóvil en el centro de aquel enorme pasillo. Al observar su expresión supo que debía decirle algo para tranquilizarla, más no le dió tiempo. Justo en el instante en que se dispuso a hablarle para tranquilizarla, Alice se marchó corriendo en la dirección opuesta a él. Pero esta vez no iba a dejar que se escapase; no había llegado hasta allí para nada.
Se puso en pié como activado por un resorte y alzó su mano con los dedos extendidos frente a sí como si tratase de retener a Alice con aquel gesto.
—¡Alice! —gritó— ¡espera!
Pero Alice ya se encontraba cruzando la puerta de la mansión y pareció no escucharle. En el mismo instante comenzó a generarse en la boca de su estómago un sentimiento de temor e incertidumbre que le impulsaron hasta un estado de agitación que activó su adrenalina. Llevándole a iniciar una persecución infatigable tras ella.
Le resultó fácil adivinar el recorrido que había usado la jóven; pues había dejado tras de sí un rastro de miradas indiscretas que murmuraban y observaban extrañados hacia la dirección que había ido. Cruzó las puertas y unos metros más adelante se topó con la estatua de Fénix, se detuvo unos instantes para observar con detenimiento el horizonte y entonces la localizó con la mirada. Se trataba de Delaney, le sacaba unos diez metros de distancia aproximadamente, pero parecía no mostrar atisbo alguno de cesar su huída.
Prescott suspiró y retomó su carrera por explicarle a Alice el motivo de su visita. Para cuando llegó a la altura de la morena, ésta se encontraba arrodillada en el suelo abrazándose la cabeza con ambas manos en un estado casi de conmoción. Aquella imagen de Alice hizo que se quebrara algo en su interior. Una punzada. Un sentimiento de angustia que le llevó a morderse el labio inferior con gesto preocupado. Respiró hondo y decidió acercarse con sumo cuidado a la joven, posando su mano izquierda sobre el mismo hombro de ésta con intención sosegadora.
—Alice —su tono era afable y pausado—. Tránquila, no quiero hacerte daño.
Albert hizo una breve pausa. Lanzó un hastío suspiro y se colocó frente a ella, para después flexionar las rodillas y situarse a su misma altura.
—He venido a disculparme —aclaró en el mismo tono, mirándole a los ojos con una sonrisa ladina posando esta vez su mano sobre una de las rodillas de Alice—. | |
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| Tema: Re: Reavivando viejos recuerdos (Alice Delaney, libre) [21 de diciembre, 2018 ] 15th Diciembre 2015, 23:41 | |
| Sintió una mano en el hombro y lejos de correr o huir de miedo se tensó todavía más con los ojos muy abiertos. La voz de Albert mostraba un tono pausado y se forzó a sí misma a mantenerse inmóvil, sin apartar los ojos de un brillante tono esmeralda del joven Prescott. Albert se agachó ante ella, y se miraron a los ojos. Su voz, calmada, le dijo que no quería hacerla daño y que había venido a…
A disculparse.
Aspiró entre dientes, intentando contener la sorpresa. Pestañeó varias veces en rápida sucesión, intentando evitar que empezaran a brotar las lágrimas. Se esperaba cualquier cosa menos eso. Buscó con la mirada su mochila, queriendo tomar la libreta para comunicarse con él cuando recordó que Albert sabía… Al menos en el pasado, sabía el lenguaje de signos. Disculparse, dijeron sus manos, primero con timidez e inseguridad, como si quisieran tantear el terreno, intentar recordar lo que era hablar así con un amigo.
Finalmente, lo volvió a intentar, comunicando la incertidumbre, puesto que Alice estaba convencida de que él estaba enfadado con ella, y que le tenía rencor. Interpretar esos gestos le dolía y finalmente una pequeña lágrima encontró el camino hasta su barbilla y se la secó con el dorso del jersey, sonriendo tímidamente mientras sus ojos recuperaban el tono almendrado más típico en ella. Ese leve gesto hizo que se desbocaran algunas lágrimas más, y volvió a gesticular, esta vez algo abochornada, diciéndole al joven que no había cambiado, para luego reírse mientras se secaba las lágrimas. | |
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| Tema: Re: Reavivando viejos recuerdos (Alice Delaney, libre) [21 de diciembre, 2018 ] 16th Diciembre 2015, 05:19 | |
| Albert se mostró sumamente atento a cada gesto de la joven. No quería asustarla más de lo que, al parecer, ya había hecho. No quería perderla otra vez, ahora que la tenía tan cerca. Actuaba con sumo cuidado, como si Alice se hubiese tornado de cristal.
Delaney le observaba con expresión de incredulidad e incluso se podía percibir en sus ojos un atisbo de fragilidad a punto de quebrarse en su interior. Desvió la mirada para buscar algo en su mochila. ¿Querría darle algo? ¿Enseñarle alguna cosa? No podía saberlo, pero el caso es que fuera lo que fuese no pareció encontrarlo o bien prefirió no mostrarlo. En su lugar, realizó unos gestos tímidos con sus manos. Unos gestos que Albert recordaba perfectamente. Se trataba del lenguaje de signos que tiempo atrás había aprendido por ella.
“Disculparse” —parecía indicar con sus gestos algo torpes, probablemente todavía se sentía insegura o incómoda.
Prescott se mantuvo expectante, dejándole tiempo para asimilar toda aquella situación. Entonces lo volvió a intentar. Ésta vez, manifestó sus sentimientos de incertidumbre explicándole que ella temía que Albert le guardase todavía algún tipo de rencor. Albert no pudo hacer más que negar con la cabeza ante aquella insinuación. Observó entonces como una fugaz lágrima se deslizaba por la mejilla de Alice, encontrando su muerte en la manga de aquel jersey. Alice volvió a sonreír, por suerte para Albert; quien no soportaba verla de aquella forma, pues le hacía sentir impotente y culpable.
Tras la sonrisa, unas perlas cristalinas volvieron a brotar por aquellas dulces mejillas tan características de Alice. La joven estaba visiblemente nerviosa y ligeramente sonrojada, algo que despertó en Albert muchísima ternura. Mediante gestos, Delaney le dijo que seguía igual y entonces empezó a reírse mientras secaba sus lágrimas.
Prescott, no quitó en ningún momento su mano izquierda de la rodilla de Alice; quería demostrarle su afecto a fin de tranquilizarla. Al verla en ese estado tan agitado, llevó la mano que tenía libre —la cual había permanecido reposando en su propio regazo— a su cabeza, revolviendole el pelo de forma cariñosa. Le dedicó entonces una afable sonrisa.
—Tu tampoco has cambiado, Quiet… —su voz sonó especialmente afectuosa—. ¿Y sabes qué? Me gusta que así sea…
El chico ladeó la cabeza y se mantuvo unos instantes pensativo, observándola. Ahora que había pasado por todo lo que había pasado, podía llegar a hacerse una idea de lo mal que lo debió pasar Alice en su día. Y se culpó por no saber cómo actuar en su momento. Se arrepintió entonces de tomar la decisión que tomó.
Sintió como un mar de lágrimas luchaban en su interior por salir a la luz. Pero se contuvo, no con demasiado éxito, pues una lágrima rebelde escapó a través de su propia mejilla, cruzándose casi de forma provocativa con la sonrisa —esta vez fingida— que pretendía mantener frente a ella. | |
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| Tema: Re: Reavivando viejos recuerdos (Alice Delaney, libre) [21 de diciembre, 2018 ] 16th Diciembre 2015, 21:51 | |
| A medida que se tranquilizó otros pensamientos volvieron a su mente, y no todos ellos agradables. ¿Qué estaba haciendo Albert ahí? ¿Cómo la había localizado? Efectuó ambas preguntas con sus manos y brazos mientras ladeaba levemente la cabeza con curiosidad, no sin antes volver a enjuagar las lágrimas y frotarse los ojos.
Algo más tranquila, se alzó del césped y sacudió las pequeñas manchas verdes de sus rodillas, antes de volver a mirar a Albert. "Hay una cafetería dentro, podemos ir y hablar ahí con más calma, si te parece correcto" gesticuló. Entonces se retiró el flequillo del rostro y recolocó las mangas de su jersey antes de volver a gesticular. "Y... Gracias por perdonarme. Pero, ¿porqué?"
Recogió su mochila y se quedó de pie, inmóvil, esperando la respuesta de su compañero, mientras en su cabeza volvían a formularse mil incógnitas. Para empezar, aunque fuera verdad que sólo le moviera la motivación de perdonarla, ¿Quién iba a viajar tan lejos por un gesto tan sencillo? ¿Porqué ahora? ¿Tenía Albert idea alguna de dónde se había metido? Tal vez, con todo el tema de la colisión, Albert hubiera entendido que Alice no era... humana...
Entonces, ¿Se había plantado ahí consciente de ello? ¿Era ese el motivo por el cual la había ido a buscar? ¿Querría él usar su poder? Nerviosamente, Alice empezó a juguetear con la manga de su jersey, como siempre que sus obsesiones tomaban rienda suelta en su mente. | |
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| Tema: Re: Reavivando viejos recuerdos (Alice Delaney, libre) [21 de diciembre, 2018 ] | |
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