Un truco barato (Arturo Lizarraga, El apóstol) [5 - Octubre - 2018]

Ya estamos en el mes que mas trabajo da, y no me malinterpreten no es que odie las fechas finales, cuando te pagan por cazar demonios o cualquier ente sobrenatural, este mes uno hace su agosto, pero de vez en cuando algún idiota se le ocurre tratar de hacer una locura de las gordas, desde adelgazar el velo entre nuestro mundo y el mas allá, mas de lo que ya esta en esos días, hasta hacer invocaciones con mas facilidad de lo normal y sin tanto uso de magia para realizara, es por esos casos que Halloween y en general el mes de Octubre las cosas se complican innecesariamente, a pesar de la paga....salvo en mi caso, que aunque ya tengo trabajo, nadie me llamara y menos pagarme para deshacerme de algún hechicero de pacotilla con la idea de traer demonios y otros horrores a nuestro mundo, una lastima, por lo menos la cuota de pedidos para cazar fantasmas esta a tope y algún que otro duende.

Pero para llegar a fin de mes afilado hasta los dientes, debo prepararme, pero para mi mala fortuna no he encontrado el Mercado Troll que he estado escuchando por ahí, un lugar así me serviría de pelos para lo que necesito, pero no, mi única fuente de contactos o ayudas es en los bares de mala muerte, donde hay tanto humo de cigarrillo puede provocar neumonia o cáncer de pulmón de una sola bocanada de aire...si es que todavía hay espacio para ello claro, no dudo que en el menú también haya cosas que te hagan alucinar, si es que saben a lo que me refiero, pero la cereza del pastel son los rudos (y no tan rudos) pobladores del recinto, la mayoría solo es pura apariencia, los reservados son los que debes de cuidarte, aunque también puede haber algún que otro puberto que solo quiere estar ahí para sentirse un verdadero hombre.

¿Yo como encajo en toda esa fauna? Solo mi gabardina ya indica que algo no esta bien conmigo, los bordados tienen un aire de misticismo y nadie quiere a un tipo con una pinta así, alguien con esas características solo parece atraer problemas, incluso si mi rostro no refleja una rudeza certificada (salvo el parche), no podría decir que intimido y menos con una paleta tutsi pop en la boca,  pero no soy de los que intimida a simple vista, pero si gustan descubrirlo, tendrán que esperar un buen rato para ello.

Así que aquí estoy, a punto de entrar a un bar que he tenido que venir de vez en cuando, siguen las miradas funestas, pero parece que ya están tolerando mis visitas, no es que haya causado un revuelo en algún momento, pero los rumores surgen por ahí, reales o inventados para tener algún objetivo contra el cual desquitarse, pero pocos se han atrevido a entablar una lucha conmigo, no luego de lo Boris, no es que acabase llorando como un marica, pero ahora sabe con quien no meterse, vaya mis tatuajes empiezan a brillar, los puntos tatuados en mis dedos ahora se miran como anillos dignos de un rapero podrido de dinero, sutilmente muevo la mano para que el radar haga su trabajo, y mira, mis ojos ven una hermosa dama con aspecto rockero, las únicas mujeres que hay aquí o son las empleadas del local o alguna pobre chica que tiene la desgracia de tomar la calle equivocada y por ende preguntar en el bar equivocado, no se preocupen, me ocupe de que no sufrieran ningún daño hasta el metro, volviendo al presente, yo no voy a caer tan fácilmente, las experiencias del pasado te pueden dar un zape de vez en cuando para ayudarte a no cometer un mismo error, así que...¿se acuerdan de lo que comente sobre quienes son los mas peligrosos en estos sitios? yo soy de los reservados jejeje.

Me voy a un lugar tranquilo, pido algo no muy fuerte, tengo un contacto que esperar y a la vez a una misteriosa mujer que vigilar desde un lugar discreto, ella parece dialogar con un hombre que si observas bien, se esta cagando los pantalones...ustedes saben lo que quiero decir, así que ni se les ocurra mentar madres sobre mi comentario.

OOC:

El dios transfigurado levantó la cabeza, y mirando en dirección a la puerta apareció un tipo con una gabardina de lo más peculiar, llena de espirales y filigranas, que entró al bar echando una ojeada, y digo solo una, al bar. El parche le hacía parecer mucho más rudo de lo que realmente fuera, y esa gabardina mezcla de templario extraño con toques asiáticos hizo reír a la chica al otro lado del bar. No una risa ofensiva sino curiosa.

Seguía la conversación natural con el hombre a quien tenía que cobrar la deuda. Le miraba, le seducía, agravaba la voz para resultar más sensual... Hasta que el imbécil accedió a pagarle un reservado. Él se levantó, retiró la silla de la chica para que se levantase y caminó hasta una puerta, que abrió para que entrase primero.

Allí dentro echó el pestillo y se abalanzó sobre ella, agarrándola por las muñecas, intentando abrirle las piernas. Pero no recibió lo que esperaba. La mujer no se resistía.

- ¿De verdad? ¿Encima eres un violador? - Entonces aún cuando estaba siendo sujetado por las muñecas, el dios se metamorfoseó en su aspecto más utilizado, el varón de piel oscura, musculoso y de más de dos metros de altura. El cabronazo intentó gritar, pero la mano de la entidad se apresuró a cubrirle la boca. - Sh...sh... No, no, no...- dijo empezando a susurrar - Vas a morir aquí, y no queremos que nadie se entere, ¿A que no?- intentó morder la mano del dios, pegarle, resistirse... Pero fue todo en vano. No quería entretenerse más y aunque, le hubiera gustado hacer sufrir al deudor en vida, sabía que si terminaba el trabajo rápido tendría una eternidad para torturar su alma. Así que enroscó en torno al cuello del mortal su gran brazo, oprimiendo cada vez más y más y cuando supo que no era de ningún riesgo soltar la mano de los labios de su víctima, un sonoro CRACK, camuflado con el ruido de ambiente del bar, terminó con la vida de aquel pobre diablo.

Sin manchas, silencioso, y podría parecer un accidente. Era perfecto.

El dios dejó el cadáver desnudo de cintura para abajo, sentado sobre uno de los sofás que tenía el reservado. Volvió a tomar la forma de cuerpo femenino y abrió la puerta, haciendo como que se recolocaba la ropa y se peinaba. Avanzó entonces hacia la barra con seguridad, colocándose a propósito junto al hombre de pelo blanco.

- Un tequila, el más seco que tengas- dijo haciendo con los dedos un gesto del tamaño de la copa que quería, por cierto, bastante amplio. Entonces mientras esperaba apoyó un codo en la barra, sacó trasero a propósito y desvió su mirada hacia el ojo visible de quien estaba junto a él. - ¿Qué te ha pasado marinero? No tiene pinta de ser un ojo vago- dijo con su melódica voz femenina mientras recibía su copa helada de buena gana. Aprovechó para hacer un inciso al camarero. - Ah por cierto, Jimmy dice que se queda en el reservado un poco más... No aguanta mucho el pobrecillo y encima se queda exhausto- dijo llevando los gruesos labios a la pajita que le daría de beber, volviendo a mirar al curioso hombre de la gabardina -Ah, soy Roxanne, perdona mis modales- dije extendiendo una mano.

La puerta se abrió de nuevo, dando a la chica un escalofrío al espinazo, y apareció tras la puerta una especie de... ¿Van Hellsing moderno? A simple vista parecía un tarado que se tomaba demasiado en serio su disfraz, pero entre entes sobrenaturales todo queda en familia. Sabía que era algo más, pero no sabía el qué. Tal vez ese garito fuese reunión de criaturas, no le extrañaría nada. Desvió los ojos verdes para examinarle y luego volvió a dejarlos sobre el ojo del hombre que charlaba con él.

Bebida en mano y vigilando, la chica ríe al verme, ignoro la razón aunque puede ser por las pintas que llevo y no le culpo si tomamos en cuenta la curiosa población de esta ciudad, en cierto momento ellos se van, a pesar de lo que dije antes, el tipo le trata caballerosamente contrastando con su anterior comportamiento y eso mis lectores, es bastante sospechoso.

Pasan un par de minutos y la mujer sale como si lo que hubiera ocurrido adentro no sucedió realmente, ¿acaso es una prostituta? por estos lares no me sorprendería pero la ropa que trae aunque atrevida no creo que sea suficientemente ligera para el trabajo, que con estos tiempos las chicas "comunes" tienen tan poca ropa que se les puede confundir con una.

Ella se acerca hacia mi sitio pidiendo un tequila, vaya lo ha pedido bastante grande, se acomoda de modo algo sugerente y me pregunta--¿eh? No, claro que no, el ojo vago suelen padecerlo mas los niños y pubertos, es raro que suceda en adultos--¿Jimmy? ¿el tipo que no ha salido? Bueno parece que las apariencias engañan, pero eso lo sé desde que mis tatuajes empezaron a brillar--Un gusto conocerte Roxanne, me llamo Antonio--respondo de cortesía y con una mentira común de mi parte, ya saben los hábitos que uno se genera con mi trabajo, le devuelvo el saludo con la mano pero el ambiente es interrumpido la entrada de otro tipo con pintas de cazador de brujas de hace un par de siglos, y mis tatuajes vuelven a reaccionar, espero que la chica no los note, aunque solo mis dedos están expuestos los tatuajes en este momento, puesto que suelo llevar unos guantes sin dedos. Nuestras miradas se cruzan poco después de haber revisado al nuevo tipo, tiene una especie de mirada cómplice o algo parecido, esta mujer o es una maga o mi próximo pago por mi duro mi trabajo.

El hombre de pelo puro le extendió la mano en contraste a la delicadeza de los dedos de la mujer, que contestó mirando su mano enguantada por un segundo y sonriendo. En los dedos tenía raíces de unos tatuajes tapados por esos guantes estilo mendigo, y la curiosidad invadió al dios sobre esas marcas. ¿Algún significado familiar? ¿Vida en un ambiente no muy recomendable? Quizá algo que hiciese que su alma aumentase en valor... Ella sonrió encantadora, mostrando que sus labios permanecían gruesos aun cuando los estiraba para sonreír. Antonio... No tenía pinta de ascendencia hispana de ningún tipo. -Es un verdadero placer- dijo soltándole la mano y dando un amplio trago a la bebida que permanecía frente a ella.

De nuevo la puerta y una presencia cuanto menos peculiar. Sonrió al verle. Había oído hablar de él, de su caza y su necesidad. Era una de esas almas que le llamaban la atención y de la que había querido averiguar pero no había tenido la oportunidad hasta ahora. Pero su lenguaje y su actitud, todo le dio asco en ese instante. - Relájate Van Helsing, he venido a hacer un trabajo que ya he terminado. Ahora sólo quiero charlar con mi amigo Antonio - dijo sonriente mirando al ojo del mismo para luego girarse al hombre de negro que acababa de entrar. -Soy Roxanne... ¿Y tú eres...?- dijo esta vez sin tenderle la mano a nadie, observando desde la distancia mientras pegaba otro trago largo.

Mentiría el dios si dijese que no estaba incómodo. La verdad era que la presencia de el Apóstol le ponía de los nervios. ¿Por qué últimamente todo el mundo quería ponerse en contacto con él, curiosamente para intentar reprimir a la entidad? Su objetivo en ese instante simplemente era distraerse del trabajo y a ser posible mandar a paseo cuanto antes al hombre del sombrero, o bien... si él se mostraba interesado, obtener información. Valiosa información con la que comerciaba.

Ella responde el saludo, me ofrece una sonrisa y comienzo a conversar un rato con Roxanne, al poco tiempo se acerca el tipo raro que hace unos momentos y me advierte de la dama a mi lado--¿En serio? ¿acabas de delatarme ante un posible amenaza?--pregunto con incredulidad y el con indiferencia se dirige con Roxanne para darle una advertencia mas agresiva, el tipo tiene cojones de sobra para a hacer eso sin información para la batalla.

A ella tampoco le agrada, hasta comenta que acaba de terminar un trabajo, ¿qué le habrá sucedido al tipo de hace rato? Bueno, ya no tiene caso, el "trabajo" ha terminado, y ahora un sutil cazador junto con una entidad desconocida. ¿Que podía salir mal?.

--El hecho de que no nos ataques al momento  de nosostros saber que por lo menos no eres humano, no sé si tranquilizarme o ponerme más alerta--si no era neutral al menos, solo significaba que era una entidad de gran poder para estar tan calmado en vez de hacer un relajo--pero antes de cualquier desmadre, ¿dejarían que la chusma se valla?--señalo a los demás--No es que sean de mi devoción a la hora de proteger, pero lamentablemente es mi trabajo.

Al escuchar las palabras del Apóstol, ella sonrió con superioridad y satisfacción. La satisfacción de quien sabe que acaba de ganar algo de ventaja en el terreno de la información. Sonrió entornando los ojos ligeramente clavando la mirada sobre el ojo del mago peliblanco. -Querido... El hecho de que no os ataque al momento de saber que vosotros sabéis que no soy humana es lo normal. La información es poder. ¿Por qué debería mataros?- comentó con una calma sorpresivamente peculiar. Era para ella una conversación habitual. - Además, sigo ganando yo. A él le conozco- dijo haciendo un gesto con la cabeza que señalaba al Apóstol - Y tú, eres un mago...- sonrió con malicia justo antes de desaparecer en una voluta de humo que fue desapareciendo poco a poco, aunque la voz parecía seguir presente. - Pero yo... ¿Qué soy...?[/b]- comentó risueña y juguetona mientras en forma de humo se desplazaba libremente atravesando a algunas personas y objetos. Era una táctica vieja de protección, de resguardarse las espaldas y disfrutar del "show" a la vez.

Apareció de nuevo frente al Apóstol mientras el humo se concretaba en torno a ella hasta formar su cuerpo por completo - Bú- y sonrió dándole otra calada al habano que había encendido hace poco.
Él, sin embargo no reaccionó todo lo bien que debería y frunciendo ligeramente el ceño bajo el sombrero, empezó a desenvainar la espada. La mujer sonrió ampliamente y giró su cuello, somo si le sirviese para algo, a modo de relajante. Cuando estaba desenvainando, listo para cargar y la gente en el bar montó círculo a su alrededor, se abrió la puerta justo detrás de él. Unas garras, características de un Nosferatu anciano abrieron la puerta y se lo llevaron del hombro en un abrir y cerrar de ojos.

Y hablando de ojos, para los pares perplejos que quedaban en el local, ahora miraban la puerta cerrada, escuchando desde dentro, tensos e inseguros los ruidos que se percibían desde dentro. Varios golpes, un grito desgarrador, sonido metálico de la espada del caballero chocando contra todo. El grito desgarrador del vampiro y del hombre alejándose cada vez más y más.

Ella, se encogió de hombros y miró al hombre del parche, apoyando ambas manos sobre sus hombros, sintiendo su potencial mágico. - Un problema menos... Ahora dime- echó un vistazo al local, sin perder la felicidad de su rostro y mirando las expresiones temerosas de la gente - ¿Quieres que nos conozcamos más o empezamos a partirnos la cara directamente?- añadió mirándole fijamente sin soltar el contacto con sus hombros. En la mente de la diosa se plantearon las posibilidades peores. Que le atacase directamente con un hechizo, que le quemase, si sabía cómo, que fuese directamente a por ella. Así que en un parpadeo estableció conexión con los tres grandes, por si acaso, y estos le devolvieron la respuesta, afirmando que le vigilaban y estaban pendientes.
Si algo había claro, era que Van Hellsing no volvería. Y que iba a pasar algo interesante.

Hablando de poder con información, el tipo loco de aquí me llamo mago, ella le conoce y le cree con la afirmación sobre mí, solo puedo sonreír ligeramente unos momentos antes de volver a la seriedad por la sorpresiva muestra de misticismo al transformarse en humo junto con una presencial voz general  se escuchaba en los alrededores mientras el humo atravesaba por igual objetos como personas que se asustaban como es debido.

Poniéndonos alerta, aunque yo ya he tenido experiencias similares antes, no está demás ser un poco precavido. Vuelve a la corporeidad con un inútil intento de asustar al otro, aunque era más que obvio que no lo haría, parece que esta jugando con nosotros más que nada. Esto hace que solo él intente atacarle por la cercanía como si de una ofensa se tratase, pero ella actúa mas rápido al torcerle el cuello, cosa que no parece afectarle, pues seguía moviéndose el bastardo, ya veo que también saque conclusiones erróneas con él. Y para sorprender más, unas alargadas manos se lo llevaron hacia una puerta detrás del tipo,  aumentando la tensión y terror entre los presentes al escuchar gritos de dolor, espadazos a mansalva y una agonía que se apagaba o eso parecía, dando a entender un fatal destino.

Luego siento unas manos en mis hombros junto con una voz detrás, y mientras se da vuelta hacia mi frente le respondo—creo que me conviene una amena platica—digo sin titubear, no es la primera entidad que me amenaza, aunque su comentario no fue una propiamente dicha, su anterior acción era una muestra de ello.  Además no soy tan tonto como para pelear sin informarme de con quien estoy tratando—pero tú también tienes que hablar de ti, aunque sea un poco—con algo de coquetería en el tono dará algo interés a la situación, intentaría guiñar el ojo, pero no puedo, ya saben toy tuerto, solo espero le guste más platicar que despellejar a sus víctimas con manos que salen de ninguna parte para llevarte a un sitio oscuro.

El peliblanco sonrió. Ese fue un detalle que los ojos del dios no pasaron por alto y tuvo presente. ¿Sonreía por orgullo de su condición?, ¿Por ser un engaño bien disimulado? Quizá por pecar de soberbia... Ante ese gesto la mujer entornó sus ojos ligeramente, sin dejar de sospechar, pero sin perder su situación cómoda.

Ensanchó aún más la sonrisa mirándole a los ojos y relajando la presión que yacía sobre los hombros del tuerto, empezando a acariciar y relajando el gesto a uno de cercanía. Los ojos verdes de la morena se emborronaron un instante y se convirtieron de forma permanente en unos ojos brillantes en un iris de sangre que destacaban sobre el pelo y la piel oscuras de la joven.

-Bien... me gustan más valientes- y ella sí guiñó un ojo justo antes de darse la vuelta cogiéndole de la chaqueta para sacarle de aquel local. Es cierto que al dios le cayó en gracia. Que se hubiese achantado habría supuesto otro día de pérdida y aburrimiento, pero con un trabajo hecho. Ahora la noche estaba resultando productiva y con amplias posibilidades de que fuese muy divertida. Quién sabe. Quizás el peliblanco tuviese algo de información interesante.

Tirando del abrigo de él, salieron del local y echaron a caminar por la calle con total normalidad. Conducía Legba, sabiendo llevarle por el camino correcto donde una mafia le debía un favor. Y si la cosa se ponía difícil, la banda al completo podría salir a "socorrerla". Ay... los favores.
Las luces multicolor de la gran manzana resbalaban sobre los rostros de la peculiar pareja, que caminaban seguros de sí mismos, intercambiando miradas. -Bien. ¿Qué te parece un trato?- dijo con tono dulce sin dejar de caminar, mirándole al parche - Propongo lo siguiente. Una pregunta tú. Una yo. Hay que contestar diciendo la verdad. Si una respuesta no es cierta, lo sabremos. En cuanto uno no responda con sinceridad o quiera cortar el juego, se corta. Pero siempre y cuando se hayan hecho y respondido el mismo número de preguntas de un lado que de otro- El cuerpo femenino se detuvo un instante justo bajo un neón rojo que le acentuaba aún más el brillo de los ojos. Era un trato serio.

Extendió la mano, fina y femenina. - ¿Trato...?- automáticamente en su cabeza empezó la lista inagotable de preguntas que tenía para ese "supuesto mago". Los tratos siempre eran interesantes, los juegos siempre eran divertidos, y cuando los unías... Sólo de pensarlo daban escalofríos.

En cierto momento note que los ojos de la morena se volvieron de un rojo penetrante, no puedo decir que me tranquilice, pues suele ser un anticipo de un ataque, su tono de voz sigue algo pícaro y segura de sí misma, de hecho me guiña el ojo mientras recoge su chaqueta y me saca de ahí como trapo, lo cual dejo pasar, ¿Quién sabe lo que llegaría a pasar si se enoja y no tengo una maldita idea de cómo frenarle?

Primero me lleva por la calle entre los civiles tranquilamente como si de una pareja se tratase. Pero el paisaje cambia a una zona más sombría con un ambiente típico de lugares donde te van a asaltar. Pero mantengo la compostura y evito mostrar una actitud paranoica que suele apoderarse de mí en estas situaciones.

¿Un trato?, me explica sobre un juego estilo “Verdad o Reto” pero por el modo como lo menciona ay magia implicada y eso siempre implica riesgo, la explicación termina con un fondo rojo que parecía alertarme sobre el peligro que esta frente mío—antes de aceptar cualquier cosa, me gustaría comprobar que yo sabré cuando tu no respondas honestamente, puesto que yo no tengo capacidad de leer la mente u otro poder que me lo indique—aunque ya conocí a cierto tipo que puede hacerlo con solo escuchar tu corazón—déjame hacerte una pregunta de prueba, ¿Qué te parece?.

Al peliblanco se le notan las dudas. Es un escéptico, un desconfiado de naturaleza y sabe por dónde se mueve y con qué tipo de seres. Es listo, inteligente... Tal vez pueda tener información de la que el dios careciera, y eso le interesaba. - A eso me refería...[/b]- dijo con un tono algo ronrroneante y entrecerrando los ojos - Me cambiarán los ojos de color con cada mentira. Y evidentemente te puedo devolver la pregunta de prueba- y estrechó su mano femenina contra la suya en un firme apretón.

- Bien... procede a tu pregunta- dijo carraspeando en mitad de la calle, viendo por un instante a la gente que caminaba por la calle de fondo y las unidades de emergencias que se acercaban a la calle donde estaba el local que acababan de abandonar.

Cuando recibió la pregunta, la mujer arqueó una ceja y sonrió de medio lado, elevando una sola comisura. ¿Acaso podría ver su cuerpo básico y había ido a propósito por ese camino? -Qué pregunta tan curiosa... Voy a dejar los ojos verdes, si miento, se volverán rojos - acotó cambiando sus ojos de nuevo al tono verde natural con el que la había conocido. Estaba engañando a alguien que vivía de la información y los tratos... No era tan fácil.

- La primera definición que da el diccionario sobre "hombre" es "Ser vivo que tiene capacidad para razonar, hablar y fabricar objetos que le son útiles ."... Así que sí, supongo que soy "hombre"- acotó feliz, ampliando la sonrisa y desviando la mirada a sus manos y de nuevo a su parche. - ¿Cuál es el motivo real por el que llevas un parche?- preguntó esperando averiguar si conservaba la visión, si tal vez fuese un ojo con alguna capacidad especial o si simplemente lo había perdido... pero su próxima pregunta, en caso de ser esto último, sería cómo había perdido el ojo que debería estar en su cuenca vacía.

Me asegura que si miente la magia también hará efecto en ella, y terminamos dando el apretón de manos. Jocosamente sigue su papel, mientras una ambulancia llegaba al local donde estábamos hace unos momentos, supongo que es por el tipo que entro con ella, mejor no pensar en ello.

Luego cambia el color en que cambiaran los ojos si miente, ¿es buena o mala señal que haya hecho ese cambio?, debo seguir alerta y estar más atento. Se dispone responder mi pregunta y la respuesta no pudo haber sido más impredecible, cosa que me saco de onda unos momentos, para luego reírme—jajajaja dios, no me esperaba eso, de casualidad….¿no eres una Djiin?, ya sabes esos genios que interpretan los deseos al pie de la letra, por ejemplo, si pidiera que las mujeres me deseasen, se me cumple pero solo es deseo sexual y no amor de por medio, que en teoría seria la razón principal del deseo.

Ella rápidamente tiene su pregunta para mí, no muy difícil y no compromete responder, supongo que quiere agarrar confianza con cosas fáciles, le daré el gusto de momento—no tiene una anécdota muy interesante detrás de ello, no lo perdí por alguna lucha de honor o el haberme enfrentando a una fiera bestia de las noches, fue por un vil y mundano accidente vehicular en mi niñez, nada espectacular—se quita el parche mostrando un vacío carnoso rosado que vendría siendo un injerto, cosa que no me molesta en enseñar, me suelen divertir las reacciones de las personas al verlo, siempre he dicho que debería disfrazarme de zombie algún día, a ver cuándo me agarro días libres.

Muy bien, mi turno, pero me temo que seré algo más directo, por lo que con un tono relajado y tal vez un poco desafiante pregunto—¿eres una entidad física o espiritual?—un dato de crucial importancia a la hora de deducir su posible debilidad.