[Prologo] Con un poco de ayuda de mis amigos (Blancanieves y quien esté en la zona) [24-02-2019]

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Las cosas iban de mal en peor con los Estados Unidos, o mejor dicho, con sus dirigentes. Al principio se dedicaban a lanzar amenazas e intentos vanos de redactar un nuevo estatuto en que Villa Fábula fuera un barrio de Nueva York con sus propias normativas. Lo que también decía la letra pequeña era que dichas normativas estarían supervisadas por los Estados Unidos. Dicho de otra forma, pasarían a formar parte de los Estados Unidos, con sus líderes por cabeza y sus obligaciones como pueblo estadounidense. Eso tiraba por tierra cualquier negociación pues uno era incapaz de saber cuan suyas eran las fábulas. Pedirles que firmaran un tratado para entrar dentro de los Estados Unidos era como una orden para que dejaran de ser el pueblo exiliado de las Tierras Natales.

Orgullo y prejuicios.

Ahora, Blanca se encontraba casi sola en El Bosque, la sede central de Villa Fábula. El piso 13 echaba humo con tantos sortilegios de protección que se habían lanzado en todos los lugares pertenecientes a Villa Fábula: en la Granja su hermana Rosa Roja mantenía el orden y se preparaban para lo peor, cubiertos con un manto invisible y un círculo de alejamiento. Por suerte pocos conocían la existencia de la Granja y los dirigentes militares no entraban dentro de esa lista, al igual que la mansión Feroz, con sus hijos escondidos y cuidados por Bella, Bestia y Zarzarrosa. Jamás encontrarían esos lugares por lo que se centrarían en Villa Fábula y nada más que Villa Fábula.
Blanca miraba el horizonte neoyorquino desde el ático de Cole, intentando apartar la mirada de esos robots que los vigilaban constantemente al igual que los militares. Las brujas del piso 13 aseguraron que las protecciones de Villa Fábula estaban levantadas, y que cualquier atentado contra el barrio sería detenido. Además el plan B también estaba en marcha, por si el A fracasaba. Para eso Cenicienta había ido como emisaria al reino de las nubes, para asegurar la jugada y proteger a todas las fábulas de la villa.
El que más le preocupaba era Lobo. Salió hacia las Tierras Natales por uno de sus portales privados, asegurando que volvería con ayuda. Cuando Blanca le preguntó le contestó que fue a hablar con su padre. Todo el mundo en las Tierras Natales sabía de las volubles decisiones del Viento del Norte y lo rápido que cambiaba. Pero era el abuelo de sus hijos, y eso sí que nunca cambiaba.

A Blanca le llamó la atención ver acercarse una armadura conocida por todos: Iron Man. Había ayudado a Villa Fábula en el pasado, y lo tenían como uno de los pocos amigos que tenían en el mundo mundano. Verlo aparecer era un alivio pero a la vez una crispación. Blanca no podía quitarse de encima la tensión del cuerpo. No podía ni debía, porque toda Villa Fábula dependía de sus decisiones.


- John, cuando entre el señor Stark, dígale que suba al ático.
- Si señora.

Esperaba que le diera razones para no estar en tensión ante su presencia. Se terminó el vaso de whisky que tenía entre las manos, un hábito odioso que le había pegado su marido, y se sirvió de nuevo, llenando otro vaso más por las formas que por amabilidad. Había escuchado las tendencias alcohólicas del vengador. ¿Y quién no? Pero también había escuchado que se había reformado de su propia boca el día de año nuevo.
El ding del ascensor sonó y Blanca esperó junto a la barandilla, sujetando su vaso y pensando si debía darle un nuevo sorbo o esperar.

- Buenas tardes, Tony - respondió Blanca a su saludo, y con una media sonrisa a su comentario. La morena no estaba de humor para los chistes, pero tampoco estaba tan sumergida en la "trama" como para no aportar un poco de calor a una conversación. - Estamos como podemos estar: sitiados, pero bien al menos. - Ante la petición del millonario, Blanca asiente, coge el vaso de Tony y vierte su contenido en el suyo propio. Después se acerca a la pequeña nevera que tiene Cole cerca de la piscina y saca una botella transparente. - Tendrá que ser agua fresca, me temo - y se la extiende a Stark.

Blanca asiente cordialmente ante la ayuda de Tony. Era cierto que desde que se descubrieron a los Vengadores había sido un buen amigo de Villa Fábula, pero en la situación en la que estaban poco podría hacer Iron Man para Villa Fábula, a parte de darles su apoyo. La revelación siguiente sin embargo, dibujó en la cara de Blanca una sombra: ministro de defensa por parte del presidente de los Estados Unidos. Todavía no había tenido el "placer" de conocer al presidente, pero con las malas experiencias que había tenido con los miembros del gobierno que habían ido a "parlamentar" con ella se le quitaban las ganas de conocerle.
La morena no era ajena a todo lo que había dicho Tony. Estaba claro que las cosas solo podían ir a peor tal y como circulaban los acontecimientos. Villa Fábula aun estaba buscando al culpable de la infiltración, pero era demasiado bueno para las poco refinadas dotes informáticas que tenían la mayoría de las fábulas. Habían hecho un pequeño equipo con gente de fuera, pero aun así...

- Te podría nombrar a unos cuantos, Tony, y la lista sería muy, pero que muy larga. Los he conocido de primera mano viniendo aquí como si ésto fuera su casa y pidiéndonos que cortáramos su césped a cambio de dejarnos vivir en chozas de acogida. - Blanca se encaró a Tony para seguir con la conversación. - El problema es que esos mismos capullos quieren que ésto estalle cuanto antes, por si no te habías fijado. Se creen que somos extranjeros que no conocemos sus leyes y su política, y que pueden hacer con nosotros lo que quieran porque son la primera potencia mundial. Tony, ya nos conoces, y sabes lo orgullosos que somos. Todo cuanto nos han propuesto ha sido servidumbre, pasando por alto que el legado de éstas tierras a Villa Fábula fueron legales y siguen en vigor hoy en día. Lo que están haciendo es una expropiación encubierta por todos los medios así que, sabiendo que todo ésto va a estallar si no bajamos la cabeza, ¿qué es lo que propones?

La verdad es que era una buena idea. Blanca sonrió levemente al imaginarse a sí misma frente a las cámaras junto a Tony Stark y "mostrando su mejor sonrisa". Era un cuadro bastante caricaturesco si uno se paraba a pensarlo, y sacaba a relucir lo pretenciosa que era ésta sociedad que quería expulsarlos machacándolos de todas las maneras posibles. Pero eso si, siempre con una gran y grata sonrisa.

- Me parece bien Tony, siempre y cuando no me toque subirme la falda. Estoy un poco cansada que se tomen mi voto a debatir como una especie de rendición a la bandera de los Estados Unidos. Si de verdad quieren llegar a un acuerdo mutuo, estoy dispuesta a hablar, pero lo advierto de antemano: a la primera que me tomen por tonta, se acabaron las negociaciones.

Era lo de siempre: por ser unos "recién llegados", aunque éstos recién llegados estuvieran mucho antes de que nacieran los actuales líderes, se creían que podían hacer con ellos cuanto quisiesen, porque eran "los otros" y ellos Los Estados Unidos de América, siempre en mayúsculas. Blanca empezó a ser implacable cuando le tocó "dirigir" El Bosque, y si creían que era dura, aun no sabían hasta qué punto lo era. Atrás se quedó el cuento de la bella y dulce princesa envenenada por una manzana.

- No. Aún no sabemos quién ha sido, pero si quieres un culpable estamos casi seguros que ha sido algún agente del Adversario. - Era lo más lógico teniendo en cuenta que era su enemigo número uno. Pero si había sido otro entonces... Esa vía siempre estaría abierta.

Blanca tomó con sus manos la carpeta que Tony le tendía y la abrió, leyendo los documentos de su interior y dándose un pequeño paseo mientras absorbía su contenido. Volvió a la página anterior una o dos veces, comparando ésta con la siguiente y con las anteriores, como si no acabara de creerse lo que estaba leyendo. Finalmente se paró ante Tony, cerró la carpeta y levantó la vista.

- Tony, ésto es... - Por un momento sus labios casi la traicionan, pero volvió a poner su semblante impertérrito. - Vuelven los viejos hábitos por lo que veo. Ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, y volverá a ocurrir ahora. - Miró de nuevo la carpeta. - Tony, ¿sabes lo que vais a hacer? Ésto no se puede contener una vez se firme. - Miró ésta vez más allá de Villa Fábula, hacia los golems de metal que los estaban observando. - No puedo garantizarte que no dejaremos entrar a nadie que no esté en éste acta, Tony. Somos un país independiente como bien hemos proclamado, y nuestras leyes no son las de los Estados Unidos ni de los demás países. Es más, personalmente, renegaría de todo país que apruebe ésta... cosa. Pero mi posición oficial es ésta: Villa Fábula no participará en el acta. Ningún miembro firmaría ésto ni para suavizar un conflicto cuyas llamas no dejan de avivar los que están más allá de nuestra frontera. No acogeremos a nadie en posición de refugiado, pero tampoco le negaremos la entrada a nadie que acepte nuestras leyes y no venga con intenciones bélicas. Villa Fábula es y será como siempre ha sido durante éstos últimos años: un mundo aparte. - Blanca le tendió la carpeta a Tony. Si no la cogía, se la quedaría.

Esa era la forma de hacer de Tony Stark, pensó Blanca, pero no la mía. Ya se mofaron suficiente con la pequeña princesa que tuvo que compartir casa con siete enanitos. No, esa parte de su vida ya pasó, y la nueva Blanca no iba a permitir que nadie más se convirtiera en su enanito particular, fueran personas o países.

- Gracias Tony, pero ésto lo tenemos que solucionar nosotros mismos. Y créeme cuando te digo que el Adversario puede reclutar buenos soldados en sus filas, y no necesitan espadas para hacer daño.

La voluntad de Tony Stark era por lo menos fascinante: estaba dispuesto a meterse en un marrón sin precedentes que le iba a salpicar si o si sólo para proteger a los suyos y que no fuera a más. Verdaderamente era fascinante, pero aun así Blanca no pudo evitar sentir pena por Tony, por lo que estaba a punto de hacer y todo el peso que descansaría en sus manos y en sus hombros. No pudo evitar ponerse en lo peor cuando imaginó un futuro posible si ese acta se llevara a cabo.

- Tienes mi apoyo Tony, pero oficialmente Villa Fábula se mantendrá aparte en todo ésto, como bien he dicho. Guárdate las espaldas porque, "bueno, tu me entiendes: harán lo que quieran y luego ya buscarán el medio de justificarlo todo. Así lo han hecho a lo largo de toda la historia ¿por que cambiar ahora?" - repitió Blanca usando las propias palabras de Vengador para referirse a los que gobernaban el país: por mucho que fuera el ministro de defensa y llevara las cartas en el asunto, ambos sabían que existían demasiadas fisuras por donde las ratas podían mordisquear su tan ansiado premio.

Blanca se echó sobre Tony al ver cómo se derrumbaba. La carpeta le cayó al suelo, esparciendo los folios que había en su interior. Parecía recuperarse y le ayudó a ponerse derecho de nuevo. ¿Qué demonios le había pasado? pensó Blanca. La profecía de Tony era lo que Blanca temía que pasaría, y al parecer le afectaba más de lo que uno podía pensar. La morena asintió ante la propuesta de ayuda de Stark, aceptando la rueda de prensa.

- Ven, deja que te ayude. - Blanca ayudaría a Tony para que pudiera llegar al ascensor y poder marcharse a su casa, a descansar. Mañana sería un día muy, muy complicado. Necesitaba ensayar su mejor sonrisa.