Pelea de enamorados (Natsuki) [28-02-2019]

Lady Hydra se recostó en la silla de su despacho sonriendo, cruzó las piernas y volvió a poner el vídeo, la grabación de sus agentes era mucho más clara y disponía de audio, pero no le enseñaría ese vídeo a Johann por dos motivos, el primero porque sería mostrar sus cartas, descubrir que tenía a uno de los grupos de infiltración tras los pasos de su prometida, eso podría predisponerlo en su contra en este tema, el segundo y mas importante era que en el vídeo de sus agentes la japonesa parecía demasiado inocente, y todo esto perdería su gracia si Schmidt no cogía uno de sus cabreos monumentales.

Viper apuró el tiempo al máximo y fue a ver a Cráneo Rojo cuando este estaba a punto de salir, sabía que eso lo molestaría y eso haría que aumentara su furia cuando viese el vídeo, ahí estaba, poniéndose aquella estúpida máscara que ocultaba el monstruo que era al mundo, le costó contener la sonrisa, pero debía aparentar seriedad si quería conseguir que Johann se enfadara de verdad, General Schmidt, dijo con voz seca, ese tono tan poco habitual en ella y el titulo al dirigirse a su superior hicieron mella en el Cráneo, que la miro sin decir nada.

Señor, acaba de llegarme este vídeo de seguridad de una cafetería, una vigilancia rutinaria de un agente de SHIELD, pero..., hizo una pausa dramática que logró su función, Schmidt no era un tipo con mucha paciencia y esas pausas lo molestaban sobremanera, creo que debería verlo, señor, dijo finalmente poniendo el vídeo que había seleccionado, Lacroix entraba en la cafetería, su mera imagen hizo que los ojos del Cráneo relampaguearan, pero el premio gordo fue la mesa a la que se dirigió y la reacción de su ocupante, Viper podía ver como la vena del cuello de Johann palpitaba, le parecía increíble que aún no hubiera arrancado el monitor o lo hubiera golpeado, pero se contuvo, mejor así, cuanto más almacenara su furia mayor sería el estallido, algo que sería digno de verse.

El vídeo terminó y Johann se levantó sin decir nada, deteniéndose justo antes de salir, Quiero un informe completo de ese... “agente” sobre mi mesa cuando regrese, quien es, nivel de seguridad, familiares, amigos, ¡TODO!, su voz era fuego puro, Viper solo esperaba que el trayecto hasta el restaurante no mitigara su furia, tranquilo, me encargaré personalmente de ello, con un poco de suerte esa sucia perra japo moriría hoy, e incluso cabía la posibilidad de que le dejara jugar con el mutante que había propiciado todo, no estaba mal, le daría unas cuantas horas de diversión.


El tiempo no había contribuido a aplacar la ira del Cráneo Rojo, más bien al contrario, el mero hecho de llegar tarde, casi medio minuto tarde, ya le enfurecía, pero no era nada en comparación con el torrente de furia que le recorría, esa furia le nutria, le fortalecía, aunque en ciertas ocasiones le había hecho actuar de manera impulsiva él no la rechazaba, sino que la abrazaba y se dejaba henchir por ella, esa furia le permitía superar a todos sus adversarios, le preparaba para el dolor y el sufrimiento de la lucha, y ahora necesitaba toda su fuerza para enfrentarse a aquella mujer que le desarmaba con tanta facilidad.

Odiaba llegar tarde, pero odiaba aún más tener que disculparse cuando el motivo del retraso era culpa de la persona que tenía frente a él, cuando llego y le dijeron que la señorita había llegado hacía unos minutos a punto estuvo de marcharse de allí o de simplemente destrozar el edificio completo hasta los cimientos, con todos los que había en el interior gritando y suplicando piedad, la imagen mental lo aplacó lo suficiente para dirigirse al lugar en el que lo esperaba su prometida, destilando su furia se acercó y la saludó, disculpa el retraso querida, se obligo a decir con una calma que no sentía, cuando me disponía a salir me han entregado un informe... un tanto extraño, ¿que tal tu día?, le pregunto sutilmente, dándole una oportunidad de reconocer su culpa antes de hacer caer sobre ella toda su furia.

Natsuki no tenía muy claras cuales eran las costumbres de horarios de Johann, pero por lo que había podido ver hasta el momento, era extremadamente puntual, por eso, aquel retraso se le hizo extraño, lo suficientemente extraño como para que mirara su reloj más de dos veces y comparara la hora con la de su teléfono, a fin de asegurarse de que había llegado a la hora correcta. Aunque sabiendo que era un hombre ocupado, seguramente le habría surgido algún imprevisto de última hora, quizás SHIELD estaba metiendo las narices más de lo que ella había supuesto. Eso sería un problema...

Le pegó un sorbo a su copa de vino mientras él se sentaba y se disculpaba por el retraso, parecía que había tenido razón  con lo del imprevisto, y no pudo evitar sentirse ligeramente picada en su curiosidad cuando nombró el motivo de su retraso, pero prefirió responder primero a su pregunta, si algo tenía claro sobre su prometido, es que no hacía preguntas retóricas, cuando preguntaba algo, era porque esperaba obtener una respuesta a cambio, esperaba información. En este caso, sobre como había estado su día.

- Bastante tranquilo, estuve en la oficina un rato, arreglando unos asuntos, pronto empezaremos con la comercialización de los nuevos betabloqueantes, un producto que en un país con tanto índice de obesidad y enfermedades cardíacas, puede darnos unos beneficios increíbles. Aparte de eso, tenía que resolver unos asuntos sobre el próximo envío a áfrica, mi cliente tenía algunas prisas sobre su recepción, pero no creo que haya problemas con la entrega, si nuestros acuerdos se mantienen, pronto obtendré el control sobre la mitad de sus explotaciones mineras, las empresas tecnológicas tendrán que negociar conmigo si quieren sacar sus productos al mercado.

Tomó otro trago de su vino mientras miraba fijamente a Johann, sabía que lo próximo no sería precisamente de su agrado. Pero estaba convencida de que debía saberlo, a fin de cuentas él era el más interesado de la presencia de SHIELD en la ciudad, para ella era una inconveniencia de la que esperaba poder zafarse, pero para Johann, la situación podría llegar a ponerse complicada si los altos mandos se enteraban de su presencia allí. Había investigado lo suficiente sobre su situación, como para saber que el hombre bandera, el capitán bacon, el hombre hamburguesa que representaba todos los ideales de una nación con una historia de chiste, no hacía muy buenas migas con su prometido, y no le extrañaba. Por lo que había leído sobre él, a ella también le daban ganas de partirle la cara, por panoli.

- SHIELD está en la ciudad, y te están buscando, o mejor dicho nos están buscando. No tengo muy claro si está en misión oficial o extraoficial, pero Ethan, el agente que nos encontramos en Central City está aquí, con una versión ligeramente contradictoria de sus motivos; primeramente me dijo que había venido porque han sido informados de movimiento de tus hombres en la ciudad, luego me dijo que estaba preocupado por mi seguridad, ya que me golpeaste y me llevaste contigo. He intentado despistarle, pero no estoy segura de haberlo conseguido.

Se ahorró la insistencia de Ethan sobre su seguridad, sabía que no reaccionaría bien a aquello, Johann parecía haberse autoproclamado el único con derechos a opinar sobre su seguridad personal, aparte de Jason, al que en cierta manera respetaba, pero ignoraba prácticamente siempre. Saber que un agente de SHIELD dudaba de una manera tan profunda que ella estuviera segura por haber estado cerca de él, seguramente no le haría ni pizca de gracia, y prefería evitar una discusión que no iba a llevarlos a ningún lado durante el almuerzo.

- ¿Que tal fue tu mañana? ¿Era importante ese informe de última hora?

Preguntó por fin mientras pegaba otro nuevo trago a su copa de vino y recibía su almuerzo, ensalada templada de queso de cabra y nueces, era prácticamente lo más ligero que le permitía Johann en su menú, y no iba a desaprovechar la oportunidad de poder comer algo que no la hiciera sentirse como una vaca frisona que es engordada antes de llevar al matadero.

En realidad... bastante, dijo Johann tras una pequeña pausa, precisamente el informe trataba acerca de ese agente que acabas de nombrar, Ethan, dijo el nombre rebosando de desprecio, como es lógico se le estaba sometiendo a cierto grado de vigilancia después de nuestro último encuentro, me sorprendí bastante al ver que en la grabación que lo invitabas a sentarse a tu mesa, el tono de voz era acero puro, Natsuki había visto a Johann enfadado, ya que era un estado de animo habitual en él, tendía a perder los estribos con facilidad cuando eso ocurría, descargando su furia, pero en sus ojos podía ver que estaba más furioso de lo que ella nunca había visto y que el hecho de que mantubiera su colera contralada era aún más peligroso.

Por suerte parece que ese agente efectivamente esta de baja según los informes de SHIELD, lo que quiere decir que o bien esta en una misión que ese cerdo tuerto mantiene en secreto incluso a su propia organización, o bien que ese Ethan es un estúpido redomado, en cualquier caso creo que ha llegado el momento de encargarme de él como debí de haber hecho en su momento, la miró un momento a los ojos, esperando su reacción, ¿que opinas al respecto querida?.

Pegó otro sorbo a su copa, no le sorprendía que vigilara a los agentes de SHIELD, y menos a éste en particular después de lo sucedido en Central City. No lo sabía, pero no la sorprendía. Cráneo no era un hombre que llevara muy bien eso de tener competencia en algo, y aquel día, Ethan había sido un escollo importante, no llevó bien el beso que le dio y comprendía que después de un encontronazo así con un enemigo, decidiera tenerlo vigilado, por si le daba por tomar represalias. Al parecer no se había equivocado, aunque Natsuki se preguntaba que tipo de represalias podía tomar un hombre en su estado contra Johann.

- La verdad es que me sorprendió mucho verlo en aquel lugar. Después de San Valentín, no esperaba volver a verle nunca, pero me reconoció y preferí evitar levantar más sospechas. Me dijo que había ido porque había tenido noticias de HYDRA en la ciudad, si reconocía mi relación contigo, ahora mismo estaría en un cuartel de SHIELD mientras la ciudad es peinada por mil agentes para buscarte. Así que tuve que disimular, le dije que había escapado y que desde aquel día no te había vuelto a ver, que seguramente querrías matarme y que no había tenido ninguna noticia de tí. Intenté sacarle información de hasta donde llegaba lo que sabía dentro de SHIELD, pero no me dijo gran cosa, sin embargo, estoy bastante segura que ha venido por su propia iniciativa.

Hizo una pausa en la conversación para comprobar que no había oídos extraños puestos en la conversación. Odiaría que por una indiscreción en un restaurante tuvieran problemas, pero Johann estaba muy molesto, mucho más de lo que había visto otras veces y seguramente bastante preocupado por aquel asunto. Ella también lo estaría en su lugar, tener a un agente de SHIELD en la ciudad era una mala señal, y sobre todo si le seguían más. Lo último que necesitaban era un asedio sobre Blüdhaven, primero tenía que hacerse cargo de todos los problemas que aquella ciudad le estaba dando, entre otros aquel estúpido en mallas.

- Nadie en su sano juicio enviaría una expedición con un agente herido, todo el mundo sabe que a ese tipo de cosas siempre envías a los hombres más preparados, no a aquellos que todavía se están recuperando de la última paliza. Espero sinceramente que no vuelva por aquí, pero matarle no es la mejor opción, llamaría innecesariamente la atención sobre la ciudad, y que SHIELD venga con el grueso de sus hombres es lo último que necesitamos ahora Johann. No dudo que su insistencia puede ser peligrosa, pero de buenas a primeras un cadáver de SHIELD puede ser demasiado llamativo.

Rellenó su copa de vino y le pegó otro trago, convencida de que un agente solitario que metía las narices por su cuenta, en aquel momento era más peligroso muerto que vivo. Si ese tan Furia como Johann lo describía, no lo quería cerca de su territorio, ni a él ni a sus agentes estrella, esos que estaban en los Vengadores. Tan sólo esperaba que Johann lo entendiera, aunque no tenía muchas esperanzas, había demostrado ser bastante modorro cuando algo se le metía en la cabeza.

¡Oh! Querida, se ve que no conoces a Nick Furia, la mitad de lo que hace parece una locura, pero siempre hay planes dentro de planes, espías e información secreta que solo él conoce, más de una vez ha desbaratado meses de trabajo con enervante facilidad, una lástima que ese cerdo eligiera el bando equivocado, pero pronto, muy pronto, recibirá el justo pago a todas sus intromisiones, Johann se permitió una sonrisa que disipó levemente su furia por un instante al pensar en lo que le tenia reservado a Nick y a su maldita organización, un momento que pasó rápidamente cuando se dio cuenta de que estaba a punto de revelar una información que nadie debía escuchar.

El Cráneo miro con fiereza a Natsuki, como si ella fuera la culpable de su leve desliz, como si ella estuviera tratando de sonsacarle información, pero eso no era posible, no podía empezar a pensar como sus enemigos, ella se había ganado su confianza... más o menos, su versión era posible, aunque la que le había presentado Viper era mucho más creíble, Johann tenía dudas, y eso era algo que lo enfurecía aun más, notaba como la sangre hervía en su interior, solo su férrea voluntad le permitía mantener el control, si durante un instante se dejara llevar dudaba que nadie saliera vivo del restaurante.

La muerte de un agente no me preocupa Natsu, la muerte de todos los agentes de SHIELD leales a Furia es uno de mis sueños querida, el y su corrupta organización caerán y yo bailaré sobre su tumba, y la de todos sus malditos agentes, no es necesario que te preocupes por mi querida, su muerte será un desgraciado accidente y nadie sabrá que HYDRA esta detrás de ella, entonces los ojos de Johann miraron directamente a los de Natsuki, la máscara aliviaba un poco la sensación, aunque seguía siendo una de las miradas más intensas que habían puesto sobre ella, creo que su muerte durante sus vacaciones no atraerá demasiada atención, y si la atrae podemos centrarnos en otros proyectos fuera de esta... “ciudad”, si es que merece ese nombre.

Si, dijo observando atentamente la reacción de Natsuki, creo que enviaré una partida a que de caza en cuanto regrese a la base, elegiré personalmente a los integrantes, ya sabes, no son solo negocios, es personal, dijo dándole la vuelta a una frase que a los americanos les encantaba utilizar.

No conocía personalmente a ese Nick Furia, pero desde luego, estaba impresionada, que alguien se hubiera ganado tal odio de Johann era algo a tener en cuenta. Ignoraba que había hecho para ganarse tan apreciación, pero desde luego no deseaba estar en su lugar. Pero tampoco deseaba estar en el que se encontraba en aquel momento, no le gustaba un pelo la forma en la que Johann la estaba mirando, con esa desconfianza, como si tuviera que contenerse para no desatar su ira en aquel momento. Había algo en todo aquello que no le gustaba, y sospechaba que había más en todo aquello de lo que él le estaba contando.

Sostuvo su mirada con dignidad, sin achantarse. No era estúpida y tenía el suficiente instinto de autopreservación como para temer lo que pudiera hacer, pero todo lo que le inspiraba era temor, no miedo, podía parecer lo mismo, pero distaba mucho de serlo. Temía lo que Johann pudiera hacer porque no tenía ningún interés en presenciar o sufrir alguno de sus accesos de violencia, pero no le tenía miedo. Hacía tiempo que había dejado atrás el miedo y nunca le había asustado lo que pudiera pasarle. Así que le devolvió la mirada, con dureza, porque parecía tan perdido en sus propios asuntos que sin duda se había olvidado que ya no estaba sólo él, y tampoco le gustaba esa actitud, como si ella fuera otra de sus subordinados a la que podía ordenar que hacer y dónde hacerlo. Bajó el tono de su voz hasta convertirlo en un acerado susurro.

- ¿Tengo cara de que me importe lo que quieras hacerle a Furia y su organización? Pero si es la mitad de bueno de lo que dices, mandará más hombres y esos hombres husmearán en MI ciudad donde tengo MIS negocios. Negocios en los que no me interesa que nadie meta las narices, y menos una agencia de inteligencia. Esta ciudad es mi puto proyecto y no voy a dejarlo porque tengas celos de un hombre al que diste una paliza.

Se levantó de la mesa antes de que pudiera llegar su segundo plato, y se plantó ante su prometido antes de dirigirse a la salida.

- Haz lo que te salga de los cojones, como siempre, pero conmigo no cuentes para esto. Al contrario que tu, para mi, matarle si son negocios. Hoy te he guardado las espaldas frente a SHIELD, y ya que tu no vas a tener la misma deferencia hacia mí no me esperes para cenar; si vas a dejarme con el culo al aire frente a una de las mayores agencias de inteligencia del mundo, tengo mucho trabajo que hacer.

Sin más que añadir, Natsuki se dirigió a la salida pisando fuerte con sus zapatos de tacón, que después de haber mentido a aquel agente, de haberse arriesgado para sacarle información, ahora decidiera dejarla al descubierto, que decidiera que era más importante su venganza personal que el cubrirse mutuamente, la había llevado de cero a cien sin escalas previas. Ella le amaba, y precisamente por eso, nunca haría nada que pudiera perjudicarle a él o a sus planes, pero él pensaba matar a un agente que llenaría su ciudad de agentes encubiertos y de policía, y eso, dadas las circunstancias era lo último que necesitaba en aquellos momentos, no cuando todavía no tenía el control completo de la ciudad. ¿Centrarse en otros proyectos fuera de Blüdhaven? ¿Que otros putos proyectos? Acababa de construir un puto edificio de miles de millones de dólares para albergar la sede americana de su empresa y él de verdad le estaba hablando de trasladarse de nuevo? ¿Cuando todavía no había amortizado la inversión inicial? ¿Que cojones se había pensado que era ella? ¿Su puto perro faldero?

Había intentado hacerle entrar en razón, que observara la opción más lógica y sin embargo, había sido cegado por sus sentimientos personales, por su odio, por sus celos. Y encima, lo que lo empeoraba todo, es que iba a arriesgar todo su trabajo allí para eliminar a un tipo que ni siquiera era uno de los agentes estrella de la organización, alguien que hubieran asimilado en su sistema y fuera una pieza clave. Era sólo un maldito pardillo que había aceptado aquello a la espera de poder ser un jodido pastelero famoso. Iba a dejarla al descubierto por un puto pastelero.

Pidió su abrigo pensando que en aquel momento sólo le apetecía matarlos a ambos, a Johann y al pastelero, porque entre los dos iban a joderla bien jodida. En aquel momento, extrañó con una inusitada fuerza los tiempos en los que se mantenía alejada de cualquier relación personal, al menos, en esos días nadie le daba tantos quebraderos de cabeza.

Johann vio como su prometida se levantaba y se marchaba, había conseguido contenerse de abofetearla allí mismo a duras penas, la ira bullía en su interior, necesitaba destrozar algo, no solo le había dejado con la palabra en la boca, sino que le había insultado no solo con sus ridículas palabras, sino también marchándose así... ¿Desea el caballero que le sirva el postre?, el Cráneo giró su rostro hacia el desdichado camarero y sonrió, acababa de perder el control de su ira y esta se desbordó como si de un embalse roto se tratase.

¡¡¿¿CELOS??!!, estalló por fin Johann, el grito hizo girarse justo a tiempo a Natsuki que pudo evitar el proyectil que le había arrojado su prometido, el crujido de huesos al impactar contra la pared dejó bastante claras las posibilidades de supervivencia del infortunado camarero que había tenido la genial idea de interrumpir a Johann en sus pensamientos, ¡SI FUERAN CELOS QUERIDA AHORA MISMO LOS DOS ESTARIAIS MUERTOS!, volvió a gritar el Cráneo mientras que de un ágil salto cruzó por encima de la mesa y acortó las distancias entre ambos, arrojando en el mismo movimiento el cuchillo hacia el pie de Natsuki, una herida que no sería grave pero que le impediría volver a huir.

Era mucho más rápido que cualquier atleta olímpico y quienes se encontraban en su camino descubrieron con dolor que tenia la fuerza de varios hombres y que avanzaba como una apisonadora, apartando personas y mobiliario con la misma facilidad que otro hombre rasgaría una hoja de papel, un imbécil trató de agarrar su brazo y Johann simplemente le hundió la cara de un puñetazo, destrozándole el cráneo y salpicando fluidos rojos y grises varios metros alrededor.


Prometiste no volver a marcharte ¿eso es lo que vale la palabra de una Aoki?, le dijo cuando ya estaba casi sobre ella, todos sus instintos le animaban a combatir, su cuerpo y su mente le pedían a gritos que le arrancara la cabeza a aquella mujer que tantos problemas le estaba causando, pero una parte de él aún le gritaba que no le hiciera daño, que todo podría arreglarse, que sin ella estaría perdido... y eso le enfurecía cada vez más, y saber que esa pequeña parte posiblemente triunfara sobre su furia era lo peor de todo.

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'Dado de 10' : 1

Natsuki esquivó con facilidad el cuchillo que iba dirigido a su pie, parecía que la furia o los obstáculos que había ante él le habían restado puntería, mejor para ella, que recogió el cuchillo sin molestarse en limpiar los restos de sangre y masa cerebral que le habían salpicado la cara. Había una mujer a su lado montando un escándalo, chillando como una descosida sobre si Johann era un psicópata o no se que más cosas; debía concederle a la señora que no andaba muy desencaminada, pero ella no tenía ningún derecho a decir aquellas cosas, así que la encaró con una mirada fulminante.

- A callar señora, mejor controle a su marido y las putas a las que se folla.

Y es que, en aquella mesa, se encontraban sentados el concejal de urbanismo y su mujer, un hombre generoso con las propinas, los camareros de sus locales estaban muy contentos con él, y las chicas también, pero sobre todo, quien estaba contenta, era ella y las fotos que guardaba en su despacho. Quizás no había sido el mejor momento de usar aquella baza, pero estaba demasiado preocupada por su propia rabia y la de su prometido como para preocuparse del matrimonio de otros. Cada cual que aguantara su vela. Sin disminuir su ira, se dirigió a Johann, demasiado molesta como para preocuparse de hablar en inglés, y todo lo que salió de su boca, fue en su idioma natal.

- Mi palabra sigue firme, pero tu juraste protegerme, te dije que no era de tu propiedad y que haces? ¡Lo que te sale de los santos cojones! ¡No pasa nada si viene SHIELD a darnos por culo aquí, cariño! ¡Nos vamos de ciudad! ¿Has pensado por un segundo en lo que yo querría hacer a ese respecto? ¿Te has planteado que quizás yo no quiera llamar la atención porque no quiero cambiar de ciudad? Es muy fácil decir que nos vamos, pero no tienes ni puñetera idea del esfuerzo que me ha costado todo esto. ¿Crees que me bajé del puto avión y ya lo tenía todo montado y listo? ¿Crees que es tan fácil desmontarlo todo y largarme?

No había contado con ella, había pensado que podría moverla de un sitio a otro como quien mueve un mueble y ella le había dejado claro que no era propiedad de nadie. Una cosa era estar abierta al diálogo, otra muy distinta era ceder a todo lo que él imponía y que podía afectarla, afectarlos a ambos. Enfurecida por aquello, intentó golpearle con el mango del cuchillo, darle directamente un puñetazo era asegurarse a romperse la mano en mil pedazos.

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#1 'Dado de 10' : 6

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#2 'Dado de 10' : 2

Natsuki era muy rápida y estaba bien entrenada, pero la ira alimentaba la fuerza del Cráneo, que sujetó con firmeza su mano y la retorció, girando él en el sentido contrario y sujetando en un experto movimiento cuello de su prometida, el cuchillo que ella misma sujetaba queda pegado a su garganta, presionando sin llegar a cortar, No empuñes un arma contra mi si no vas a utilizarla querida, le susurró junto al oído antes de empujarla de nuevo lejos de él.

La mujer seguía gritando histérica a pesar de que el resto de los de su mesa habían huido, un plato se incrustó contra el pecho de la mujer del concejal, silenciandola permanentemente, Johann tomo otro plato, Natsuki ya había tenido tiempo de ponerse en pié y no podría quejarse de que la atacara cuando no estaba preparada, una cortesía que jamás había tenido con otra persona, pero ella era incapaz de verlo.

La ardiente ira que fluía en el interior del Cráneo Rojo se manifestó de nuevo a través de sus labios, ya que ella había hablado en Japonés él también lo hizo, era un idioma que dominaba con facilidad desde que se infiltró hacia casi un siglo en HYDRA, Juré protegerte a ti, no a tu capricho de quedarte esta asquerosa pocilga que esos imbéciles llaman ciudad, pero eso no tiene nada que ver ahora, SHIELD no me preocupa porque esta a punto de desaparecer para siempre, voy a acabar con esa maldita organización, voy a descuartizar personalmente a Nick Furia y le voy a arrancar con mis propias manos el corazón a Steve Rogers y a todo su maldito equipo de Vengadores, había dicho mucho más de lo que debería y era consciente de ello, todos sus agentes serán ejecutados o ingresarán en HYDRA querida, pero tu enamorado correrá un destino peor y antes que sus compañeros, me aseguraré de ello.

Con la última palabra le arrojo el plato con todas sus fuerzas, con todo su odio, su odio por SHIELD, su odio por Rogers, su odio por haber revelado demasiado, su odio porque ella parecía poner aquella ridícula ciudad por delante de él... esta vez el tiro había sido más certero y el improvisado proyectil se acercaba a gran velocidad hacia la japonesa ¿sería capaz de evitar el impacto?

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'Dado de 10' : 4, 6

Los gritos de la mujer cesaron en un gorgoteo sorprendido, cuando Natsuki se levantó vio un plato de porcelana clavado en su pecho de manera grotesca, en el fondo tenía razón, Johann no había firmado nada sobre proteger sus intereses, no había firmado nada en realidad, y ella lo prefería así, saberse atada a alguien de una manera tan absoluta... habría sido claustrofóbico. No es que fuera a huir de él, había aceptado sus sentimientos, había aceptado que se había colado en su corazón de una manera brutal y definitiva, había intentado luchar contra aquellos sentimientos como había hecho tantas otras veces, pero en esta ocasión había sido inútil. El nunca la dejaría escapar y en lo más profundo de su alma, ella sabía que nunca podría hacerlo, no del todo, había dejado una marca permanente, de alguna forma, él la poseía de un modo que daba miedo.

- ¿Y que esperas? ¿Que adivine tus planes? Como mucho llegas a ser críptico, y eso cuando dices algo, generalmente te limitas a decirme un “No son asuntos que te incumban” ¿Pero sabes que? Si lo hacen. ¿Cuando vas a confiar en mí? ¿Cuando vas a darte cuenta que no voy a poner en peligro tu organización? En el fondo, para tí y para todos los que te rodean no soy más que un fallo de seguridad, alguien que un día llevaste y de quien nadie se fía.

Tenía miedo, por supuesto, miedo de los sentimientos que la embargaban, sentía amor, un amor inmenso que la llevaba a no querer abandonarle nunca, a cuidar siempre de él, una lealtad como sólo guardaría a su propia familia, y rechazo, sentía su rechazo a involucrarla en su vida, en sus asuntos, sentía el rechazo de todos aquellos que le rodeaban, desde su mano derecha, Ophelia, hasta el último de sus agentes, para ellos no era más que una extraña que no debería estar allí, y en ocasiones, no podía evitar sentir que para él no era más que lo mismo, una desconocida con la que sólo tenía ansias reproductivas, pero en la que no confiaba, alguien a quien no hacía partícipe de su vida, como ella había hecho con él. Y ese rechazo le daba aún más miedo, porque abría una aterradora posibilidad ante ella, la posibilidad de no ser amada, la posibilidad de ser alguien pasajero en su vida. Y eso, le causaba un dolor en el pecho aún mayor que cualquiera de los golpes que había recibido a lo largo de su vida, aún mayor que el plato que la había golpeado con fuerza en el pecho, pero las cosas no quedarían así, tras una breve tos acompañada de algo de sangre, ejecutó su ataque, y desenfundando el tanto que siempre llevaba oculto, atacó, lanzando un tajo a su abdomen

- Ethan no es mi enamorado, creo, que a estas alturas, te he demostrado de sobra cuáles son mis lealtades, cuáles son mis sentimientos. Pero puedes pensar lo que te de la gana, porque eso es lo que has hecho siempre, verdad. El gran Johann Schmidt, el hombre al que nunca nadie le ha dicho que hacer o que pensar, el hombre que no confía ni siquiera en su prometida. ¿¡Y así de verdad esperas que formemos una familia?! Las familias se basan en la confianza, y eso, tu no lo tienes.

El no confiaba en nadie más que en su círculo interno, y cada día dejaba claro que ella se situaba fuera de él, mientras que ella no había dudado nunca. ¿Y se atrevía a criticarla por no confiar ahora en unos planes que desconocía? Tenía derecho a muchas cosas, pero no tenía derecho a aquello.

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#1 'Dado de 10' : 2

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#2 'Dado de 10' : 3

El tajo de Natsuki fue lento y mal dirigido, se notaba que ella no estaba acostumbrada a vivir con su furia, pero sus palabras si dieron en el blanco, lo que no sirvió sino para enfurecerle más, Johann tomo la mano de su prometida y la obligo a soltar el cuchillo al presionar los nervios de su muñeca con una fuerza que a cualquier otro le habria transformado los huesos en arenilla, amaba a esta mujer y temía hacerle daño, pero la respetaba demasiado para no esforzarse al máximo.

Utilizó no solo su fuerza, sino la de la carga que la propia Natsuki había realizado para girar sobre sí mismo y arrojar a su prometida sobre su hombro, mandandola a volar varios metros, no estaba orgulloso de ese movimiento, había empezado bien, pero había calculado mal la fuerza y la velocidad de su prometida, ademas pesaba mucho menos de lo que parecia, elevandola demasiado y dandole un tiempo antes del impacto que seguramente le permitiría aterrizar sin problemas.

Johann se quedo mirandola sin moverse, con el cuchillo aún en la mano, el resto de clientes ya habían huido y los que no lo habían hecho estaban inconscientes o al menos habían aprendido la lección, Nadie se fia de ti porque a pesar de conocer la nobleza de nuestros objetivos prefieres ser independiente Natsuki, todos en HYDRA le deben lealtad a unos ideales mas allá de su propia vida, incluido yo, si no te revelo ciertas cosas es porque aunque eres muy importante para mí no puedo permitir que sepas ciertas cosas mientras no seas una de los nuestros.

Pero en algo tienes razón querida, soy incapaz de confiar, y no podré hacerlo mientras quede un enemigo en pie, no sabes de que son capaces algunos, el engaño y la traición son las armas de mis enemigos y no me puedo permitir ni un segundo bajar la guardia o habrán vencido, confio en tí querida, pero no en ellos, podrían usar cualquier asqueroso mutante para alterar tu mente, construir un robot con tu aspecto para apuñalarme mientras duermo o mil cosas más.

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'Dado de 10' : 10, 2

La ira se apoderaba de su cuerpo, de sus movimientos, de su boca, su rostro estaba contraído y algunas lágrimas corrían por sus mejillas de pura rabia. ¿Donde quedaban las palabras de amor y las promesas que le había hecho la primera noche que pasaron juntos? ¿Tan pronto las había olvidado?. ¿Era eso lo que valía realmente la palabra de Johann Schmidt? Y luego se creía con derecho a echarle en cara a ella incumplir su palabra, a ella, que nunca le había dado ni un sólo motivo para dudar. Aterrizó suavemente en el suelo, afortunadamente, Johann no había calculado bien el impulso, lo que le había permitido caer de pie y girándose en un movimiento veloz, atacar a sus piernas con una patada.

- Dudas de mi palabra, pero me pregunto donde queda la tuya. ¿Donde están todas esas promesas que susurraste sobre mi piel? Sabías que era ambiciosa, sabías que no me conformaría con expandir mi pequeño territorio, y sin embargo, desde que me tienes lo único que has hecho ha sido abofetearme y desnudarme. ¿Eso es lo que soy para tí? Una mujer sumisa sin derecho a opinar, sin derecho a decidir. Eso es lo que soy para ti y para todos.

Se sentía sucia y mancillada, se sentía herida y decepcionada, lo había apostado todo por alguien que la había traicionado, le había hecho promesas que no pensaba cumplir. El sólo quería una hembra que perpetuara su linaje, pero ella tenía sus propios sueños, y no iba a renunciar a ellos.

- Aun con enemigos en pie, se necesita alguien en quien confiar, alguien que te cubra las espaldas. No soy quien para dar grandes lecciones, pero siempre he tenido a alguien a mi lado que pudiera hacerlo cuando lo necesitaba, alguien que lo hiciera por quien soy yo, no por miedo, obediencia o ambición. ¿Tu a quien tienes? Estás solo, estás más solo de lo que yo nunca he estado. Y podrías haberme tenido a mi lado, pero prefieres confiar en lo que harán tus enemigos que confiar en mí.

Era tan estúpido, tan subrealista todo; cierto es que ella siempre había apartado a todo el mundo, que siempre había querido estar sola, pero aun así, había personas que se habían ganado su total confianza, personas con las que sabía que podía contar, sin condiciones, a pesar de enemigos, a pesar de todo, Natsuki siempre había creído en ellos. En aquel momento, se dio cuenta de lo estúpida que había sido toda su vida, y lo inmensamente idiota que estaba siendo Johann.

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#1 'Dado de 10' : 4

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#2 'Dado de 10' : 5

Usuario erroneo:

Johann vio como Natsuki caía más cerca de lo previsto y supo enseguida cual iba a ser su siguiente movimiento, seguramente fuese un derribo contra su pierna adelantada, ella era más rápida, pero el era el más fuerte de los dos y tenía la ventaja del peso así que ni siquiera intentó evitar el golpe, simplemente bajó su centro de gravedad y afianzó las piernas, recibiendo de lleno un impacto que no logró desestabilizarle.

Aprovechó el leve desconcierto de Natsuki para agarrarla del pecho de la camisa y levantarla del suelo, abofeteandola sonoramente con la otra mano, pero antes de que ella pudiera reaccionar a este último ataque, la acercó  hacia si, la abrazó y la besó con pasión, pocas mujeres en el mundo eran capaces de plantarle cara y seguir vivas, Querida, no discutamos más, encontraremos el modo de solucionar este malentendido, te amo y lo sabes, tu me amas y lo se, nada mas importa ahora, el resto es superfluo.

Las sirenas de la policía se empezaron a oír en la distancia, Ahora vete querida, yo me encargare de ellos y de cualquiera que pueda identificarte, será mejor que no te relacionen a ti con lo ocurrido, Johann sonrió a su prometida quitándose la maltrecha máscara que le había estado cubriendo el rostro, seria fácil eliminar a unos cuantos policías y aun más localizar a todos los posibles testigos y hacerles comprender el precio de su silencio... o de la falta de él.

El miembro 'Tony Stark' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'Dado de 10' : 8

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#2 'Dado de 10' : 6

Ella era más rápida, pero él era mucho más fuerte y tenía la ventaja del peso, era perfectamente consciente, de que al lado de su enorme constitución, ella no era más que una hoja al viento y como tal, la agarró por la ropa, y la alzó hasta quedar prácticamente a su altura. El bofetón no fue especialmente doloroso, dolía más el hecho de que la hubiera vencido, dolía más aquel simple gesto, que el golpe en sí, una vez más, él se imponía a ella y a todo lo que ella conocía. Sin embargo, su beso decía todo lo contrario, sus labios, su lengua, en aquel ardiente movimiento, hablaban de entendimiento, de comprensión, de paz, de amor y entrega; sus palabras posteriores confirmaban aquello, sin embargo, el único gesto que pudo hacer fue acariciar las líneas de su rostro, ocultas por su máscara. No sabía si había sido la forma tan brusca en la que Johann la había alzado, el caso, es que empezaba a perder contacto con la vertical, y el mundo a su alrededor comenzaba a volverse borroso.

Asintió a las instruciones de Johann, sabía que a pesar de todo, no le importaría cargar con la responsabilidad de todo aquello y descubrirse ante la policía, sabía que no descubriría su tapadera. Hasta el momento, siempre que habían aparecido juntos en algún sitio, se había esforzado por ser el hombre perfecto, por dejarla en buen lugar, y en aquel instante que la miró a los ojos, supo que nunca echaría por tierra sus esfuerzos de convertirse en la ciudadana más respetada de aquella ciudad. Se apartó de su cuerpo, se deshizo del abrazo y se encaminó a la salida, pero no pudo dar más que un par de pasos, antes de perder definitivamente el conocimiento, su rostro desprovisto de color, su respiración errática, y su mirada, perdida en un punto indeterminado detrás de sus párpados.

Natsuki pareció desvanecerse y caer al suelo, por suerte aún no se había alejado de su prometido que consiguió evitar que cayera, agarrándola, intentó que recuperara el conocimiento sin éxito pero la policía estaba demasiado cerca como para arriesgarse a algo más, quizás alguno de los golpes le había producido algún daño interno, debía sacarla de allí cuanto antes y llevarla a un lugar seguro en el que pudieran atenderla de inmediato.

Se cargó a la mujer al hombro y salió de alli con el arma desenfundada, un inutil de uniforme empezó a decir algo con un megafono, pero Johann no estaba para tonterías un disparo y el megafono estalló, la bala continuó el recorrido atravesando el cráneo del policia, otros dos rapidos disparos impactaron en el pecho de su compañero y en el motor del coche, que estalló en una bola de fuego, otros dos coches se aproximaban y no había tiempo que perder, el Cráneo Rojo vació el cargador mientras corría hacia el callejon y los dos coches siguieron el ejemplo del primero, iluminando la calle con las explosiones.

Podía correr durante horas, pero la vida de su prometida corría peligro y no tenia tiempo para divertirse con aquellos inutiles, asi que en cuanto encontro un rincon resguardado de la vista se puso en contacto con la base, Procedimiento de emergencia, necesito vehiculo seguro para extracción y ataque preventivo a las fuerzas locales para cubrir la retirada, recibido señor, en camino.

Con Natsuki aún sobre sus hombros comenzó a trepar la pared hasta situarse en la azotea del edificio, un par de minutos después empezó a escuchar más disparos y no tardo en recibir un aviso, el vehículo estaba justo sobre el, no podía verlo pero si notaba la pequeña distorsión que producía en el aire, la puerta se abrió y Johann saltó al interior con agilidad, Dese prisa, a la base, parece que está herida.