[Mini-evento] - La Tierra Salvaje - Aliados inesperados (Plana) [12-12-18]

Según las indicaciones de Tony había una buena cantidad de aldeas nativas, y la mayoría estaban en guerra unas con otras, desde hombres gorila a una especie de pterodáctilos mutantes que absorben la energía vital, sin olvidar un puñado de tribus humanas e incluso algunos atlantes, sería imposible llegar a todos, pero con un poco de suerte eso no sería necesario, por lo que sabían de HYDRA no dividirían sus fuerzas en territorio hostil, más aún teniendo en cuenta que incluso las tribus humanas podían ser peligrosas si enviaban una fuerza demasiado reducida, el único problema sería saber a donde se dirigirían primero, sin contar con el hecho de enfrentarse en solitario a un nutrido ejercito con armamento tecnología punta...

El calor era asfixiante y la humedad reinante extrema, Planaria apenas había recorrido unos kilómetros y se encontraba físicamente exhausto, seguramente incluso el contenido de oxígeno en el aire fuera menor de lo que debería, todo eso además agravado por la sensación de que no había ni la menor fuente de electricidad en cientos de kilómetros a la redonda; el mutante sentía que le faltaba aire y el cuerpo pesado, pero no era momento de pararse a descansar, cientos de vidas dependían de que interceptara a las fuerzas de HYDRA, pero su avance por aquella jungla era pesado y lento.

El inconfundible sonido de los disparos atrajo su atención y lo sacó de sus pensamientos, era bastante cerca, así que se internó en la espesura para detener a los soldados antes de que lograran su objetivo, cuando llegó al lugar se encontró con algo sorprendente, varios hombres de HYDRA yacían en el suelo aparentemente muertos y los que quedaban en pie disparaban en todas direcciones, uno más cayó abatido por lo que parecía un cuchillo de piedra que le había arrojado desde la copa de uno de los enormes árboles y sus compañeros empezaron a disparar hacia el origen del ataque.

Entonces una impresionante bestia surgió a la espalda del grupo y saltó sobre ellos, era un jodido tigre dientes de sable, debía pesar al menos una tonelada y partió literalmente a uno de los hombres por la mitad, pero antes de que pudieran responder se había alejado de allí con un ágil salto y volvía a estar oculto, tanto el que hubiera lanzado el cuchillo como el animal estaban perfectamente coordinados, pero los soldados empezaban a reorganizarse, quizás la cobertura de los arboles fuera suficiente para proteger a sus atacantes de las balas, pero no lo haría de los explosivos que dos de ellos estaban preparando.

No recordaba haber pasado más calor ni más agobio en toda mi vida. Aquella maldita jungla me estaba jodiendo pero bien. Los goterones de sudor me caían por todo el cuerpo, incluso las palmas de las manos. ¿Alguna vez habéis sudado por las manos? Bien, pues yo aquel día sí. Y creedme, no es nada agradable. Tuve que parar un par de veces a recuperar el aliento, puesto que la cantidad de árboles que allí había dificultaba la respiración. Sentía como si hubiese corrido la maratón, y eso que yo tenía un aguante algo superior al de una persona normal gracias a la electricidad que recorría mis músculos. No quería imaginar cómo podría estar Tony con su traje en ese sitio. Pamela estarái encantada, pero yo... Joder, que alguien me matase. ¿Lo único bueno de todo aquello? Que había tanta humedad que enormes gotas de agua se condensaban en todos lados, dejando la ropa calada. Me resultaría mucho más fácil golpear a alguien con uno de mis relámpagos llegado el momento. Pero tampoco podía abusar de ellos. Después de todo, estaba en mitad de la jungla. Allí no había ni una sola fuente de energía para recargarme, y no llevaba comida encima como para poder generarla por mi cuenta.

Al cabo de unos minutos escuché sonidos de disparos a lo lejos. Hice un esfuerzo sobrehumano y conseguí alcanzar a divisar un claro del que parecían provenir los tiros. Allí encontré un montón de soldados que parecían enfrentarse a algo, aunque no pude ver qué. Gritaban diciendo que disparasen a los árboles mientras se movían entre los cuerpos de sus compañeros caídos. Uno de ellos fue derribado lo suficientemente cerca como para ver que, lo que lo había dejado fuera de combate, era un enorme cuchillo de piedra, como los que solían llevar los indígenas. Acto seguido miré a mi alrededor intentando localizar a cualquiera que pudiese estar entre los árboles. Me concentré y usé mi poder de localización de centros eléctricos, totalmente en vano. La madera que me rodeaba hacía de aislante provocando que mis ondas electromagnéticas se perdiesen a tan solo un par de metros de distancia. Sin embargo, por fortuna o desgracia, conseguí ver lo que les estaba atacando. Fue prácticamente visto y no visto. Un enorme tigre dientes de sable, de unos cuatro o cinco metros de longitud saltó de entre los árboles, partió a un soldado por la mitad y regresó a la maleza. Una arcada me cubrió el rostro debido a la violencia del ataque, pero no me dejé amedrentar. Ese animal no podía haber lanzado el cuchillo, de manera que tenía que haber alguien o algo más, seguramente humano o humanoide. Intenté localizar dónde se encontraba pero era totalmente imposible entre tanto griterío y jaleo. Por suerte ese ataque me mantendría a salvo mientras no llamase la atención. Ellos estaban más preocupados buscando al enorme tigre que a un tipo agachado entre las hojas. Sus balas parecían estrellarse contra los árboles y quedarse allí. Alguna pasaba entre la maleza, pero no llegaba muy lejos. Era un buen muro tras el que protegerse.

Hasta que, después de que comenzasen a organizarse y preparar lo que parecía un ataque coordinado, pude ver como dos de los soldados preparaban unos explosivos con un lanzagranadas. Eso ya era otra historia. Con un disparo de esos podrían derribar varios árboles de un golpe, lo cual aumentaría la distancia entre estos y el grupo y seguramente comenzaría un incendio después de varios disparos. Apreté los dientes y decidí actuar. Puede que me ganase la atención de todos los soldados e incluso de la del tigre, quien me preocupaba mucho más que unos pocos tíos armados, pero si pretendía desactivar todo aquello no podía dejar que consiguiesen la ventaja que habían perdido. Me arrastré hasta acercarme al límite de la maleza, y calculé mi disparo para acertar de lleno. Desde ahí abajo era imposible golpear a los artificieros. Necesitaba subirme a algo. ¿Pero a qué? ¿A un árbol? Eso era pedir a gritos que me volasen la tapa de los sesos. Joder, maldita jungla. Maté un mosquito que se había posado en mi cuello y negué con la cabeza.

- A la mierda tío. Ojalá tuviese una idea mejor.- Corrí hacia un árbol cercano y lo escalé a toda velocidad. Gracias a mis años como el Guardián de Ginebra había desarrollado una capacidad innata para la escalada por muros y edificios, gracias a lo cual subir un árbol lleno de rugosidades y ramas fue pan comido. Hice equilibrio sobre una rama, lo cual era verdaderamente sencillo comparado con hacer equilibrio en un cable, y me preparé para disparar contra los dos soldados que preparaban los explosivos. Lancé un potente relámpago que dio a uno de ellos de lleno, provocando que todos los soldados se volviesen hacia mí y gritasen. Di un salto justo en el momento en el que la rama donde me había apoyado se convertía en una diana de tiro, destrozándola por completo y dejándola deshecha. Caí con fuerza contra las raíces, haciéndome daño en el costado, pero nada demasiado grave. Me asomé por detrás de unas enormes hojas verdes y vi como algunos señalaban hacia mi posición y preparaban un mortero.- Me cago en la leche.-

Los soldados de HYDRA se disponían a disparar contra Planaria, pero cuando uno de ellos introdujo el proyectil en el mortero un nuevo cuchillo apareció en escena, clavándose profundamente en la espalda y derribandolo sobre el arma, que una vez cargada y preparada abrió fuego automáticamente, dejando un profundo cráter en el lugar donde antes se encontraban los soldados, el X-Men contempló la escena con asco, incluso había algunos trozos de aquellos hombres en el árbol que había usado como cobertura, aunque puestos a elegir, mejor ellos que él ¿no?

Un potente y largo gruñido le saco de sus pensamientos, el tigre gigante se encontraba justo detrás de él, cada uno de sus dos colmillos podía medir con facilidad tanto como el antebrazo del joven mutante, seguramente algo más, era una imagen que despertaba un miedo primigenio, ¿de verdad habían existido en el pasado bichos así de grandes? ¿como coño un tigre de una tonelada era capaz de moverse tan sigilosamente como este? Y lo más importante ¿tendría hambre?


Tú atacar a hombres de verde y ellos atacar a ti, escucho Planaria justo sobre él, Ka-Zar no estar seguro de si tu ser amigo o enemigo, ¿que decir tú Chico-Rayo? ¿Ka-Zar debe pedir a Zabu que comer tú o no?, pero antes de que el mutante pudiera responder el autodenominado Ka-Zar estalló en carcajadas y bajó de un salto junto al felino, ser broma, no preocupar, Zabu no comer carne humana, salvo si quedarle un trozo entre sus dientes al matar a estos hombres serpiente, dijo el atractivo y musculoso joven aún sonriendo, Zabu aún no fiarse de ti, pero él nunca fiarse de nadie, ahora muchos de ellos por aquí, cualquiera que combatir a ellos ser amigo, en un torpe gesto extendió la mano, tendiéndosela al mutante.

Ellos llevar semanas por aquí, pero no acercarse tanto antes, y no usar armas contra gente hasta ahora, Ka-Zar Guardián de esta tierra, no permitir hombres de verde más aquí, ¿querer ayudar?, la verdad es que el tipo recordaba un montón a Tarzán... claro que cambiando a la mona chita por un tigre tamaño rinoceronte y el pelo negro por una impresionante melena rubia.

El hombre que estaba cargando el mortero cayó sobre él y voló literalmente por los aires. Tuve que ahogar una arcada al ver como trocitos de esos tíos volaron estrellándose a mi alrededor. Joder... Qué delicia. Una buena sesión de vísceras para desayunar. Me percaté entonces de que el tigre ya había acabado con los soldados que quedaban y le tenía delante de mí, mirándome como solo un animal salvaje puede mirarte. Sonreí nervioso y comencé a andar lentamente hacia atrás, sin darle la espalda, estirando las manos hacia él, mostrándole las palmas. Qué absurdo. Si ese bicho quería matarme poco iba a poder hacer contra él. Bueno a ver, un buen calambrazo y correr. No quería matarlo, pero si no me quedaba otra opción...

- Tranquilo bonito... Tranquilo... Tigre bonito...- La verdad es que era enorme. No tan grande como un elefante obviamente, pero no os imagináis lo que imponía. Cuando tu ves una jirafa o un elefante te quedas alucinando por su tamaño, pero no dejan de ser hervíboros. A menos que los cabrees no deberías correr peligro. Pero un depredador de ese tamaño era algo totalmente distinto. Me imaginaba a los dinosaurios y se me helaba la sangre. Tal vez no fuese tan divertido como siempre había pensado yo.- No vas a comerme, ¿verdad?-

El tigre iba lentamente avanzando hacia mí, mostrándome esos gigantescos colmillos y ese ceño fruncido. Un sonido gutural salía de su garganta, parecido al de los leones pero más grave y fuerte. Tragué saliva y me detuve al escuchar una voz sobre mí. Eché un rápido vistazo y vi lo que parecía un hombre. "¿QUÉ? ¡NO, NO! ¡SOY DE LOS BUENOS!" Pero no tuve tiempo de responder a sus palabras ya que con una carcajada bajó de un salto de un árbol cayendo frente a mí. Era lo más parecido a Tarzán que había visto en mi vida. Alto, musculoso, con un taparrabos y una larga melena que ondeaba al viento. Se presentó como Ka-Zar y dijo que era el guardián de esa tierra. Me ofreció su mano para estrechársela, lo cual hice aún flipando por la situación.

- Planaria Glámez... Yo vengo de la ciudad, de muy lejos de aquí. Estábamos luchando contra estos soldados porque quieren crear algo peligroso, no sé muy bien el qué aún. Y claro que te ayudaré.- Obviamente no iba a decirle que no le ayudaría. Era un potencial aliado y conocía la jungla seguramente como la palma de su mano. Habría sido una estupidez rechazar una oferta así de buena. Además, con él a mi lado tendría muchísimas más posibilidades de sobrevivir.- Estaba buscando a unos nativos para salvarlos, aunque supongo que tú eres uno de ellos... ¿Sabes dónde están?-

Ka-Zar se apresuró a responder para que pudieran trazar un curso de acción lo más rápidamente posible, Haber muchos nativos aunque mi no ser exactamente uno, contestó sonriendo, la aldea más cerca ser la de los hombres del pantano, pero si hombres serpientes intentan atacar ellos encontrar con serio problema, mi no gustar los mutados, pero desde que quedar libres de Magneto ser muy fuertes, haberme enfrentado a ellos antes y estos, dijo señalando los restos de los soldados de HYDRA, no ser rival para ellos, al norte estar la tribu de los hombres Gorila, ellos saber defenderse bien, ser fuertes y no soler recibir bien la ayuda salvo que ellos pedir.

El musculoso rubio parecía estar meditando las opciones, Mi creer que las dos tribus que poder necesitar más ayuda ser los Lemuranos y los Hombres de los Árboles, dijo al fin, Leanne prohibirme volver allí, así que mi suponer mejor opción es aldea de los Hombres de los Arboles, ademas ser más cerca, Ka-Zar subió de un ágil movimiento y tendió una mano a Planaria, que no contento con tener un nombre extraño y casi impronunciable tenía dos, subir atrás y agarrarte fuerte amigo, Zabú ser muy rápido, seguro que ser más rápido que ningún animal tu haber montado antes, en cuanto el mutante se decidió a subir el Smilodon de más de quinientos kilos de peso emprendió una veloz carrera.

Nada que Planaria hubiera hecho antes podía compararse a esto, era más parecido a montar en una motocicleta que a hacerlo en un caballo, ya que el lomo del tigre apenas se movía y no hacía apenas ruido, pero el inmenso felino se encontraba tan cómodo corriendo en tierra firme como saltando entre las ramas de árbol en árbol para evitar los pequeños cañones o cruzar los ríos que discurrían por el valle, la vegetación que les rodeaba era poco más que borrones para el mutante y cuando saltaron a pocos metros de un gigantesco T-Rex casi pierde el agarre al lomo del felino, si el X-Men no hubiera estado entrenado como lo estaba seguramente habría echado la primera papilla, pero conociéndolo era posible que incluso hubiera disfrutado de esta experiencia extrema.

No más de veinte minutos después escucharon de nuevo disparos y como si de una señal se tratase Zabú dio un gran salto contra un inmenso tronco frente a ellos y tras subir casi en línea recta otros treinta o cuarenta metros volvió a saltar hacia otro de aquellos descomunales árboles, Planaria no estaba seguro de cuanto habrían subido pero seguro que no menos de cien o ciento cincuenta metros, el tigre por fin detuvo su ascensión sobre una pasarela de cuerda y madera que unía dos de aquellos árboles y les daba una buena perspectiva de la situación.

Unos hombres armados con lanzas de piedra y una indumentaria muy similar a la de Ka-Zar dirigían al parecer la evacuación del poblado que colgaba de los arboles, podrían haber pasado por humanos si no fuera por la larga cola simiesca que surgía al final de su espalda, en las distintas pasarelas reinaba el caos y los moradores huían sin una dirección clara, los disparos provenían del otro lado del poblado, lo que junto a las diversas columnas de humo que surgían de aquella zona dejaba bastante claro el lugar en el que habría más atacantes, todos parecían aterrados, incluso el propio Planaria sentía algo de miedo, ¿miedo a qué? podría estar preguntándose el mutante, no había una amenaza clara, ¿por qué entonces se sentía así?

Zabú gruñía y Ka-Zar negó con la cabeza, No Zabú, no ser Chico Listo, él no atacaría aquí así, el combatiría a los hombres serpientes, tener que ser otro como él, dijo el hombretón mientras palmeaba el lomo del gran tigre antes de girarse hacia el mutante, tener cuidado amigo, entre los hombres serpiente haber uno que estar jugando con nuestras cabezas, si tú creer que no poder enfrentar a él mejor irte a ayudar a los Lemuranos, como tú querer, no ser lejos de aquí.

El tío pareció bastante amable, incluso parecía estar diviritiéndose con la situación. Yo seguí mirando de reojo al tigre con bastante respeto. Ese bicho acojonaba de lo lindo. Me explicó la situación de los distintos poblados que había en las imnediaciones y de qué se podría hacer en cada uno. Los gorilas eran los únicos que no necesitarían ayuda, y que de hecho seguramente no agradecerían la ayuda, incluso la rechazarían, y a saber si con violencia. Los lemuranos y los hombres árbol necesitarían más ayuda. Ese sería un buen lugar por el que comenzar. Tal vez luego podría ir yo a los lemuranos si me explicaba dónde era, porque yo no tenía ni papa en aquella jungla que me parecía compeltamente igual en todas las direcciones. Además, a su lado tendría más oportunidad de sobrevivir a un ataque o a perderme. No tenía ni cobertura ni nada allí, así que era mejor estar junto a alguien que supiese dónde estaba cada cosa. Me ofreció subirme al tigre, y aunque me dio un poco de reparo, asentí y me coloqué detrás de él y me agarré donde pude.

He conducido motos, surfeado por cables y saltado desde alturas superiores a un edificio de treinta plantas. Pero a día de hoy, pocas cosas han sido tan espectaculares como ir sobre aquel animal. Era totalmente distinto a lo que me habría imaginado. Los caballos al cabalgar suelen ser complicados, y algo incómodo incluso. Sin embargo, el lomo de ese felino apenas se movía y era de las cosas más estables en las que me había subido. Era muy parecido a una moto, salvo que escalaba por árboles y pegaba saltos de varios metros de distancia y altura. A pesar de que al principio estaba algo asustado e impresionado por el tamaño del bicho, ahora que estaba sobre él y nos movíamos por la jungla como yo por la ciudad cuando me subía a los cables o iba con mi moto. Se notaba ágil y seguro, y decidí disfrutar de la experiencia como si fuese un niño al subirse a una atracción. Abrí los brazos y dejé que el viento me golpease con fuerza.

- ¡Esto es increíble! ¡Es una pasada!- Subimos por un árbol tan alto como un edificio, y llegamos a una enorme plataforma donde vimos varias columnas de humo saliendo de una aldea que estaba a lo lejos. Eran los hombres árbol. Otros tíos parecidos al Tarzán ayudaban a los miembros de la aldea a huir de allí. Un extraño miedo que no habría sido capaz de explicar se apoderó de mí. Me miré las manos y a mi alrededor, pero no vi nada extraño. Era parecido a lo que sucedió a finales de octubre cuando todo el país se sumió en una especie de frenesí de pavor inexplicable, pero bastante menos intenso. Ka-Zar me dijo que podía ir a ayudar a los lemuranos si no me sentía capaz de luchar contra aquel que jugaba con nuestras cabezas, pero negué.- No. Os ayudaré a salvara a estos aldeanos y luego iremos a por los lemuranos. He luchado contra cosas peores, podré resistirlo. ¿Qué debemos hacer?-

Desenvainé mi arma y me preparé para luchar contra aquellos soldados sin tregua alguna. Sin darles muerte, pero tampoco dejándoles sin una buena descarga que los friese por completo. Fuera como fuese, la situación era bastante peli aguda, y requería concentración y toda la calma que fuese capaz de conseguir. Solo esperaba que Tony y Hiedra estuviesen bien y no les pasase nada malo.

Ka Zar no conocer bien a los soldados serpiente, pero parece que estar atacando por allí, dijo el atlético y apuesto rubio señalando en la dirección del humo, Ka Zar tampoco ser genio estratega pero pensar que deber ir allí y patear culos ¿decirse así verdad?, preguntó a Planaria con una sonrisa, mientras el tigre desaparecía en la espesura de las copas de los árboles y el joven agarraba una de las decenas de lianas que colgaban desde las alturas, mi creer que lo mejor es que tu avanzar directo y distraer al grupo principal mientras Zabu y Ka Zar atacan sus flancos, luego los tres ir por el que intenta asustarnos.

Ka Zar saltó entonces sin mirar atrás usando la liana al más puro estilo de Tarzán, por si su parecido con la leyenda no fuera suficiente, el mutante no tardó en perderlo de vista, pero no le quedó demasiado tiempo para echarlo de menos antes de que la zona en la que se encontraba empezara a recibir disparos por parte de los soldados de HYDRA, la mayoría eran balas convencionales, pero muchos disparos, demasiados para el gusto de Planaria, eran letales rayos de energía que hacían explotar en mil pedazos aquello que golpeaban, ramas, pasarelas y personas por igual.

En cuanto los soldados vieron al Superhéroe en la zona concentraron sobre el la mayor parte de su fuego, la buena noticia era que en las copas de los arboles la artillería pesada que les atacó antes era completamente inútil y solo tendrían que enfrentarse a los soldados, la mala que parecía que había centenares de ellos, parecían bien entrenados y coordinados, no iba a ser un trabajo fácil.

Antes siquiera de que pudiese darme cuenta, el hombre había salido a toda velocidad descolgándose por las lianas al más puro estilo Tarzán en dirección a la nube de humo que salía del pueblo que estaba siendo atacado. Me disponía a seguirle pero en seguida un montón de disparos me rodearon. Los soldados atacaron de nuevo, viniendo a toda velocidad como alma que lleva el diablo y concentrando su fuego sobre mí. Cada disparo era un petardazo de deshacía todo lo que tocaba. Bloqueé uno de ellos con mi escudo, pero sufrí un empujón por el choque que me obligó a apagar el escudo y mirarme la mano. La tenía ligeramente chamuscada. Fuera lo que fuese que llevasen esos rayos era muy peligroso incluso para mí. Esquivé un par y comencé a trepar hacia las copas de los árboles, lugar que parecía ser algo más seguro. Tenía que distraerles lo suficiente como para que Ka Zar pudiese atacar por sus flancos. Me mordí el labio y negué con la cabeza.

- ¡A la mierda! ¡Eh, hijos de puta! ¡Aquí, aquí! ¡Venid a por mí cabrones!- Y comencé a correr por las ramas a toda velocidad. Noté los rayos a mi alrededor, silbando a toda velocidad y quemando la madera. Era incomodísimo para mí correr por ahí, ya que al ser un poderoso aislante, apenas notaba nada bajo mis pies. El equilibrio me iba a costar mucho más, y tendría suerte si no me caía al vacío. La leche habría sido buena sin duda. Intenté captar la atención todo lo que pude mientras me dirigía hacia el pueblo humeante. Esperaba que funcionase. Sino a saber qué podría hacer contra un ejército.

Los soldados de HYDRA no se esperaban algo así, desde que empezó esta ofensiva se habían enfrentado a unos débiles infrahumanos que huían en cuanto veían sus disparos, que alguien les plantase cara y se enfrentase a ellos era nuevo, docenas de soldados dejaron de perseguir a los nativos para centrarse en el nuevo objetivo, exactamente lo que pretendían, aunque quizás fueran demasiados para el gusto de Planaria.

Por suerte para él los años de entrenamiento le sirvieron bien, y a pesar de no sentir el entorno como normalmente ya que estaba rodeado de uno de los mejores aislantes naturales, parecía que las ramas habían sido cuidadas y preparadas para caminar por ellas, incluso las más pequeñas por las que dudaba si aguantarían su peso, parecía que estos tipos las usaban a diario para moverse entre los árboles.

Un atronador rugido le confirmó que estaba en marcha la segunda parte del plan y los disparos cesaron abruptamente, siendo sustituidos por los gritos de los soldados que caían o que habían sido apresados por las fauces del impresionante dientes de sable, entre sus dos nuevos amigos habían acabado con la casi totalidad del pequeño grupo de soldados, pero a buen seguro que quedaban más en el poblado, solo tenían que seguir el humo y los disparos.

Combatieron algún grupo aislado hasta que quienquiera que coordinaba el ataque empezó a mover ficha y de improviso se vieron superados por la casi totalidad de los agentes de HYDRA que estaban atacando el poblado, más de un centenar de hombres que les habían cercado sin posibilidad de huir, todo había acabado para ellos, estaban heridos y agotados, incluso el inmenso felino apenas podía ya moverse debido a las múltiples heridas, Tú ser valiente hombre de ciudad, Ka-Zar estar orgulloso de haber combatido a tu lado.

Una fina llovizna empezó a caer, las nubes se arremolinaban rápidamente en el cielo sobre sus cabezas y un fuerte viento empezó a soplar mientras se intensificaban las lluvias, no pasaría mucho tiempo hasta que todo quedara empapado y que cambiaran las tornas, no muy lejos de allí un árbol se incendió por la caída de un poderoso rayo.

Mi plan funcionó, lo cual no sé si era algo bueno o malo. Tantos disparos y explosiones me obligaron a esforzarme todavía más de lo que ya tenía que hacer debido a la madera. Un latigazo me golpeó en el brazo, e inconscientemente me llevé la mano. Estaba teñida de rojo cuando la aparté y me la miré. Una bala me había atravesado. Apreté los dientes, y agradecí la cantidad de adrenalina que mi cuerpo estaba generando, ya que mitigó bastante el dolor del proyectil al atravesar mi piel. Las ramas eran finas, demasiado para mi gusto. Joder, como eso no aguantase mi peso iba a ir listo. Por suerte pude escuchar como los disparos cesaban y le seguían gritos de los soldados. Me paré para mirar y vi al Tarzán y a su fiel animal acabando con todos ellos. Como si nada los jodíos. Un grupo de soldados recucidos a un grupo de llorones que gritaban y huían en cuestión de segundos.

Le alcancé y me felicitó por mi trabajo, aunque una parte de mí pensaba en que lo único que había hecho era correr y distraer a los soldados. Bueno, a veces tocaba eso. Ser el cebo y la distracción. Le sonreí, recobrando un poco el aliento debido a la humedad tan exagerada que allí había.

- Ha sido un... Placer... ¿Y ahora? ¿Qué... Se supone que vamos a hacer?- Dije entrecortadamente. Algunas gotas comenzaron a caerme por la frente y los hombros, y estiré la mano, dejando la palma hacia arriba. Había comenzado a llover. Estupendo. Como no había suficiente humedad ahora esto. Bueno, al menos podía recargarme si conseguía atraer un rayo hacia mí. Y hablando del rey de Roma, uno se estrelló a unos metros de nosotros, captando nuestra atención. Un gran fuego comenzó a iluminar los troncos de los árboles colindantes. Sorbí la nariz debido al agua que caía y me sequé la cara con la mano como pude. Ni de coña me iba a secar allí. Pero bueno, ahora los soldados estarían calados hasta los huesos. PEgarles una buena descarga sería más sencillo.- ¿Deberíamos ir? Al lugar donde ha caído el rayo me refiero. Por cierto, ¿tu amigo está bien? Tiene heridas...-

El dientes de sable recobraba el aliento también, con algunas manchas de sangre en el costado, seguramente causadas por cortes o balas. Al menos parecía no estar malherido, lo cual me alegró, a decir verdad.

¿Algunas ultimas palabras perdedores?, pronunció una voz entre los soldados, el timbre de esa voz hacia al mutante y sus compañeros temblar, sin duda ese hombre era el que estaba inspirando ese miedo entre los nativos, pero ahora estaba concentrado en ellos tres, penetrando las duras defensas de Ka-Zar, del tigre y del propio Planaria, la sonrisa de ese hombre era inquietante y aterradora mientras tomaba una de las armas de los soldados, ¿quien va a ser el primero en morir?, preguntó mirándoles.


No había escapatoria posible, cientos de metros de caída eran quizás la salida menos dolorosa que les quedaba a los héroes, los soldados de HYDRA les apuntaban con sus armas, pero Mentallo había dado ordenes de que no abrieran fuego, quería disfrutar su momento, quería conseguir que aquella escoria que se había enfrentado a él y a su poder pagara semejante osadía, no era capaz de predecir el futuro, pero en el de ellos podía ver dolor... mucho dolor.

Amplificando sus poderes al máximo y centrándolo en Planaria y sus compañeros los tenía prácticamente paralizados de terror, un disparó sonó a través de la tormenta, atravesando el corazón de Planaria, una herida que lo hubiera matado en el acto si no fuera por su poder; quizás fuese por el dolor de su pecho o por el hecho de que Mentallo dejara de prestarle atención creyéndole muerto, el caso es que durante un instante el mutante pudo recuperar el control de si mismo, ¿sería eso suficiente para sobrevivir?

- Ka... Ka-Zar, ¿estáis bien?- Una voz aguda, desagradable, verdaderamente heladora salió de entre todos los soldados. Un tipo con unas gafas que le cubrían totalmente los ojos nos miró. Un chasquido, un ruido fuerte como un trueno resonó alredor de nosotros, y sentí un dolor punzante y agudo en el pecho, a la par que un empujón como si una bola me hubiese golpeado el pecho me lanzó contra el suelo. Conocía aquel dolor como un cocinero reconoce los sabores u olores de un plato o una hierba aromática. Me habían alcanzado con un tiro de francotirador. Durante unos pocos segundos noté como mi cuerpo regeneraba la herida, en un dolor ácido mientras esta se cerraba y la bala salía de mi cuerpo. La sangre me manchó parte de la camiseta y la chaqueta. El tipo que me disparó debió pensar que estaba muerto, ya que se encontraba ocupado hablando con Ka-Zar. Apreté los dientes y miré a mi alrededor. Nos habían rodeado a base de bien... Estábamos jodidos...

A menos, claro está, que consiguiese que un rayo me impactase y consiguiese usar su potencia en forma de un gigantesco relámpago para dejarlos a todos fuera de combate. Miré hacia el cielo, cruzando los dedos. El problema de precedir un rayo es que no es posible. Tienes que jugártela. Pero claro, un trozo de metal super conductor en mitad de toda aquella madera era como un imán. Me concentré, agarré el Catalizador por el mango, y lo desenfundé, preparándome para elevarme todo lo que pudiese. Por suerte, pude conseguir impulsarme con fuerza, estiré el brazo hacia arriba, y recé para que tuviese la suerte de conseguir mi objetivo, concentrándome en ello, y electrificando en un tono morado mi arma. Eso atraería un rayo con mayor facilidad. Los gritos de los soldados se oyeron de fondo, y escuché las armas cargarse y apuntarme casi al instante. Pero no hay nada más rápido que la luz, y en el momento en que el rayo chocó contra mí, mi cuerpo se iluminó con un tono violáceo, creando una bola del mismo color a mi alrededor que bloqueó todos los proyectiles que me lanzaron. Caí al suelo y lancé una bola eléctrica contra todos los soldados, explotando en mitad de ellos y lanzándolos por los aires con una descarga que los habría dejado totalmente fuera de juego durante un par de horas. Me levanté y ayudé al rubio a recobrarse del estallido de luz. Cualquier persona no acostumbrada a él fliparía bastante, y segurametne se quedaría cegado un par de segundos. Le sonreí ofreciéndole la mano.- Yo también tengo mis truquillos en la manga. ¿Qué más queda por hacer? Yo creo que aquí estamos bastante despachados...-

Los restos de los soldados eran irreconocibles, trozos de personas yacían esparcidos por toda la zona, algunos aún se retorcían de dolor moribundos y los más afortunados habían caído por los bordes de las pasarelas a una muerte segura, si quedaban más soldados de HYDRA en la zona sin duda huían lejos de allí en estos momentos, el poblado estaba seguro.

Chico-rayo, Ka-Zar preferirte de amigo que de enemigo, dijo el hombretón con una risotada y una palmada en la espalda que hizo saltar chispas del mutante, un sonoro rugido proveniente del tigre sobresaltó por un instante a Planaria, Zabu también agradecer, aunque él pensar que tenía todo controlado, una sonrisa recorría el rostro del apuesto rubio, pero antes de que pudiera responderle el comunicador sonó y retransmitió el mensaje de Hiedra Venenosa, - Preparada para irme, os espero aquí.

Segundos después la voz de Stark se escuchó también por el transmisor, Aquí todo listo también, las tropas de HYDRA se retiran, ¿necesitas transporte Plana o nos vemos allí?

OFF: