Cinema Paradiso (Eclipse, Planaria) [08/11/2018]

Eclipse había esperado realizar el entrenamiento en la Sala del Peligro. Por eso, cuando le dijeron que Logan le estaría esperando en el viejo almacén del sótano, se sorprendió. Cuando vio que las puertas que tenía que atravesar para llegar estaban cerradas con llave, aún se sorprendió más. Y cuando llegó finalmente al aula y pudo ver el mobiliario dispuesto entornó levemente las cejas con gesto incrédulo.

- ¿Dos sillas, una mesa y un cuaderno? ¿Qué es esto, un examen sorpresa? -inquirió en tono de broma-. Sé que ayer te dije que no podía moverme mucho, pero tampoco es como para ésto, creo...

Miró a su alrededor, no muy convencido y algo preocupado.

- ¿Estás seguro de que no sería preferible ir a la Sala del Peligro? El entorno estaría más controlado. Aquí podría destrozarlo todo...

- No, está bien así, me parece perfecta tu idea. Plana, puedes coger un asiento de la sala anexa, si quieres quedarte. Me vendría bien contar con tu experiencia. Le comentaba a Logan que no estaba llevando bien la convalecencia en la cama, pero tampoco puedo moverme mucho hasta como mínimo una semana por culpa de la costilla rota, así que me propuso iniciar un entrenamiento que no fuera físico.

>> Durante el tiempo que llevamos juntos me has visto en acción varias veces y ya sabes cómo es mi estilo de combate. Me apoyo principalmente en invisibilidad e ilusiones para finalmente llegar al cuerpo a cuerpo porque mis ataques a distancia siempre habían sido letales, pero la noche de Halloween descubrí algo que aún no había podido mostraros, ya que hasta hoy no me habían permitido salir de la habitación. ¿Recuerdas que pensaba que mi poder era el control de la oscuridad, y que mi forma mutante era aterradora? Pues mira...

Eclipse permitió que la ilusión que cubría su cuerpo desapareciese, revelando su auténtica forma; su cuerpo comenzó a brillar con intensidad, iluminando el aula con la potencia de una decena de lámparas, irradiando llamaradas que no despedían calor en lugar de sombras, y donde antaño había habido tentáculos que emergían de su cuerpo ahora había haces de luz que lo rodeaban formando anillos gravitacionales.


- Ésta es mi verdadera forma mutante -le explicó a Planaria-. Me transformo en ésto cuando uso mis poderes, que han resultado ser de manipulación del espectro lumínico, de la misma manera que Peter se transforma en el coloso de metal cuando activa su gen X. Y sé lo que me vas a decir, pues me has visto mostrar un aspecto muy diferente en combate (ver imagen de la firma), pero al parecer, por alguna razón que no alcanzo a comprender, la manifestación de mis poderes ha estado siempre influenciada por mi mundo simbólico y los temores de mi subconsciente.

Se detuvo, dándose cuenta de que iba a tener que contarles lo que no le había contado nunca a nadie si quería avanzar en la explicación, e iba a ser necesario decirlo para que pudieran entender el funcionamiento de sus poderes y así ayudarle...

- Yo antes era cazarecompensas -explicó sucintamente-. Hace trece años, un grupo paramilitar asociado a un cártel de droga al que había estado persiguiendo durante meses me acabó cazando en Colombia a causa de un descuido. No estaban... nada contentos porque les había ocasionado muchas pérdidas, tanto de hombres como de dinero -su mirada se perdió en algún punto indeterminado más allá de sus dos compañeros, evocando lejanos acontecimientos-. Me torturaron durante días y, al final, provocaron que despertara mi gen mutante.

No les dijo que le habían arrancado los ojos porque no necesitaban saberlo. Ya le había costado bastante revelar esa parte de su historia como para profundizar demasiado.

- En ese momento... fue como... si una parte de mí no pudiera aceptar lo que había pasado, y lo olvidé... Sufrí un episodio de amnesia disociativa. Cuando desperté me encontraba en medio de un mar de cadáveres a los que había destrozado con mis poderes. Le tengo fobia a la oscuridad -admitió abiertamente-. Supongo que es lo que hizo que me cubriera con la ilusión de oscuridad desde un principio, considerando la situación en la que me encontraba... Quise inspirar terror y utilicé aquello que me causaba terror a mí. Vi de lo que ahora era capaz, vi la forma de oscuridad que me recubría y pensé que había muerto a causa de las torturas y que era alguna clase de ángel al que habían enviado para vengar mi muerte. Cuando el Profesor me encontró, ocho años atrás, me explicó que en realidad era un mutante y que mi poder era el de controlar la luz, pero no quise creerle. ¿Cómo podría, si yo mismo me veía como un monstruo? Pero el pasado Halloween, cuando la Diosa de la Noche cubrió la ciudad con su cúpula de oscuridad y todas las luces quedaron eclipsadas... No tenía ninguna fuente de luz para absorber, estaba indefenso... Y entonces fue cuando la pude sentir en mi interior. Y pasó algo maravilloso: generé luz propia, y mi cuerpo se mostró tal como lo veis ahora. Y mis ataques a distancia ya no tenían la forma de demonios de oscuridad que devoraban todo a su paso, sino que eran simples haces de luz... Ahora me doy cuenta de que, efectivamente, he estado encubriendo mis verdaderos poderes a través de ilusiones de manera inconsciente, y que éstos no eran sino la manifestación de lo que yo creía que era, un monstruo de oscuridad. Si habitualmente me veías con aspecto humano era porque me ocultaba bajo una ilusión de normalidad para no llamar la atención y no aterrorizar a la gente.

>> Resulta que ayer, hablando con Logan, me hizo pensar en algo en lo que hasta ahora no había caído... Si mostraba al mundo, no la realidad, sino lo que yo creía en mi interior, si mi aspecto físico no es el que yo pensaba y todo ha estado siempre influenciado por mi psique... Quizá mis ataques a distancia sólo eran letales porque yo estaba convencido de que lo eran. Quizá ahora podría llegar a entrenarlos para alcanzar un mayor control y poder así utilizarlos en combate sin matar a nadie... Eso era algo que podíamos hacer sin demasiado esfuerzo físico, y es la razón por la que nos hemos reunido aquí, con el permiso del Profesor. Tú eres un proyector de energía como yo, y se me ocurre que quizás podrías tener alguna idea de cómo ayudarme. Por el momento, me parece bien la idea de Logan de ir ensayando todos mis poderes para ver si algo más ha cambiado. Veamos...

Eclipse hizo que la luz se mitigara, cubriendo de nuevo la suya bajo la ilusión de su aspecto humano y sumiendo el aula en una agradable semipenumbra para, a continuación, comenzar a crear en torno a los tres mutantes varias figuras que caminaban y se movían con total naturalidad a su alrededor, como si se encontraran en el centro de un estroboscopio gigante: personas, pequeños animales... Todos parecían absolutamente reales, tanto en la fluidez de sus movimientos como en los tamaños y colores, salvo porque ninguna de las imágenes generaba el menor sonido.

- Controlo la luz, pero no el sonido -explicó el mutante-. Puedo generar cualquier ilusión, o incluso cambiar de aspecto -mientras hablaba su figura varió a la de un niño, un anciano, un ejecutivo, un hombre de color-, pero no modificar mi voz. Puedo simular ser una mujer, un niño o un anciano siempre que no hable, de lo contrario la ilusión no se mantendría. De la misma manera puedo "plegar" la luz como si de un telescopio se tratase, permitiéndome ver a largas distancias, pero no podría escuchar una conversación lejana. También puedo crear distorsiones en la luz -unas pequeñas huellas borrosas se generaron en el aire, a distintas alturas-, que funcionan como espejos. La luz rebota en ellas y llega finalmente hasta mí, permitiéndome por ejemplo observar desde ángulos en los que normalmente no sería capaz, como desde detrás de una esquina. También puedo distribuir estas distorsiones en espacios abiertos, permitiéndome "controlar" o monitorizar grandes áreas de terreno por el mismo sistema de espejos. Puedo mantener las ilusiones siempre y cuando permanezcan en mi rango de visión, y lo mismo para el control de la luz. En el momento en que abandone una habitación, dejo de tener control sobre la luz dentro de ésta. Todo eso sigue más o menos igual, salvo porque antes los "espejos" tenían la forma ilusoria de pequeñas gárgolas y ahora puedo ver las distorsiones como realmente son... Lo que más me preocupa es la manifestación ofensiva de mis poderes, los rayos, pues hasta ahora siempre habían sido letales y me da miedo utilizarlos en un entorno cerrado. Aparte de eso, ¿hay algo concreto que queráis que haga o alguna pregunta que me queráis hacer?

La propuesta de Planaria le tomó por sorpresa, pero una vez lo hubo explicado, resultaba una opción muy razonable para un primer acercamiento a sus poderes. A Drago nunca se le habría ocurrido utilizar un enfoque científico, pero por eso estaba bien contar con la experiencia y los conocimientos de otras personas, y tal como lo explicaba Planaria parecía que podía funcionar.

- Me parece bien -dijo en respuesta a su propuesta-. Y no te preocupes por aburrirme. Aunque puedo manipular de manera instintiva el espectro de la luz, no tengo ni idea de física o matemáticas, y la verdad es que me resulta interesante la idea de aprender algo más sobre la naturaleza de mis poderes.

Se quedó mirando la bola de papel que Logan había dejado sobre la mesa, con expresión confundida.

- ¿Qué es lo que tendría que hacer? -inquirió-. ¿Empujarla? No puedo mover un objeto sólido utilizando luz, creo que lo único que podría hacer sería quemarla...

Resultaba terriblemente frustrante. Llevaba ocho años haciendo de profesor en esa escuela y ahora se sentía tan inexperto y perdido como uno de sus alumnos. Era una sensación muy desagradable, esperaba que sus compañeros no le tomaran por un inútil...

- La idea de Logan es buena -asintió, volviéndose hacia Planaria-. ¿Podríamos construir un regulador, o algo parecido a las gafas que lleva Scott? Se trataría de algo temporal, ya que lo ideal sería poder ajustarlos yo mismo sin tener que llegar a depender de ninguna muleta, pero estaría bien para empezar y asegurarme de que no hago daño a nadie. Y además, aún no conocemos la intensidad de mis rayos. Es posible que, al igual que los de Scott, no nos sea posible graduarlos.

Drago miró el pequeño aparato con cierta aprensión.

- Define "no muy potente" -el mutante esbozó una sonrisa de disculpa en dirección a Planaria-. Perdona... es que la razón de todo esto es precisamente que no sé si puedo graduar mis poderes. Voy a disparar contra la máquina. Trataré de no destrozarla, pero no prometo nada... Y por cierto, es "Drago", no "Drogo".

Era un error que la gente cometía a menudo, y no se lo reprochaba. Pronunciar el nombre completo solía costar mucho trabajo para un americano, y aunque el diminutivo resultaba más fácil, el idioma natal de Planaria era el francés (o al menos ése era el idioma que se hablaba en Ginebra), y ya se sabía que los franceses pronunciaban las vocales más cerradas que los americanos. Le pasaba continuamente cuando vivía en París.

Planaria y Logan salieron de la sala y el mutante realizó las pruebas. Al final, sus miedos resultaron injustificados, porque el cacharro de marras aguantó los disparos. Iba a ser verdad eso que decían de que la tecnología de antes era mucho más resistente que la moderna...

Entonces Planaria volvió a entrar y les explicó la naturaleza exacta de sus poderes.

- Nunca he tratado de crear una espada, pero éstas bellezas me vinieron de perlas cuando fui atacado por aquél depredador alienígena.

Mientras hablaba, dos haces de luz emergieron de sus nudillos, como si fueran katares láser, pero los reabsorbió poco después.

- No tiene gracia, Logan -dijo ante la broma de su compañero, pero la sonrisa de sus labios desmentía sus palabras. Después de todo la comparación no podía ser más acertada ahora que estaba ocupando el lugar de Scott-. Tengo una pregunta, Planaria; De acuerdo, mis rayos son luz a una intensidad tan potente que es capaz de fundir cosas, pero si la graduamos como tú dices, ¿qué efecto podríamos conseguir? Verás, me interesa su posible aplicación en batalla, descartando el efecto letal, y si lo único que voy a poder conseguir va a ser un efecto bronceado en el enemigo, entonces ni siquiera merece la pena intentar graduarlos. Ya puedo emitir estallidos intensos de luz capaces de cegar o aturdir momentáneamente al enemigo, pero siempre en corto alcance, proyectándolo desde mis manos o mi cuerpo. ¿Podría conseguir algo parecido a largo alcance? Para poder... deslumbrar y aturdir. ¿Crees que es posible? ¿Y cómo lo graduamos? ¿Mediante el dispositivo del que hemos hablado o de otra manera? Disculpadme, pero la asignatura que yo imparto es "defensa personal y combate cuerpo a cuerpo". Nunca antes he tenido que enseñar a nadie a controlar y modular sus poderes, y la verdad es que no tengo muy claro cómo hacerlo...

- ¿E-estás preparado, Eclipse?

La voz que salía de los altavoces pertenecía a Douglas Ramsey, uno de los Nuevos Mutantes, conocido también como Cifra. Tenía la habilidad de descifrar cualquier lenguaje, además de un grave complejo de inseguridad. Lobezno y Planaria se encontraban a su lado controlando los monitores de la Sala del Peligro.

- ¡Sí, Doug! ¡Adelante!

Los holoproyectores Shi'ar adheridos a los muros se activaron entonces, bañando toda la sala con una luz deslumbrante y haciendo que la habitación cambiara, inundándole de golpe con nuevas visiones, nuevas percepciones y nuevos olores. El efecto era tan bueno que incluso a pesar de ser perfectamente consciente de las modificaciones que se estaban realizando en los patrones lumínicos se sintió momentáneamente desorientado. Por supuesto al final no era más que manipulación de la luz (entre otras cosas), y de haberlo querido habría podido anular los efectos. ¿Pero qué gracia tendría el entrenamiento, entonces?

Se encontraba de pie al final de la avenida principal de lo que parecía ser un pueblo del antiguo oeste. Tenía edificaciones a ambos lados y un establo a su espalda. El olor a heno y excrementos de caballo era intenso, y el polvo se le metía por la nariz, haciéndole toser.

- ¿En serio, Doug? -clamó al aire-. ¿En serio? ¡Juro que ésta es la última vez que te cuento los detalles de una misión!

Sólo hacía dos días desde que el lunático Arcade había convertido Nueva York en un maldito parque de atracciones, y Eclipse se había visto junto con sus compañeros envuelto en un tiroteo del salvaje oeste en una calle que guardaba demasiadas similitudes con aquella. Estaba claro que Doug había utilizado su informe para inspirarse a la hora de recrear aquella prueba.

Su queja obtuvo respuesta, sólo que no era la que hubiera esperado. Una de las contraventanas de la casa que tenía justo a su derecha se abrió con un quejido de goznes oxidados y un vaquero armado con un rifle se asomó para dispararle. Por suerte Eclipse había podido oír el sonido delator de los goznes, por lo que se volvió rápidamente para disparar un rayo láser al tirador. El rayo le impactó de lleno en el pecho y le hizo caer rodando por el antepecho de la ventana. No eran humanos, desde luego. Los adversarios de la Sala del Peligro eran tan androides como los que les habían atacado dos días antes en aquél parque de atracciones infernal, y habían sido programados para registrar y medir las intensidades de sus rayos. Llevaba dos meses entrenando con Planaria y Logan para hacerlos menos ofensivos, de manera que pudiera utilizarlos en combate sin matar a nadie, y en el transcurso de las últimas semanas había hecho grandes progresos.

En concreto había conseguido calibrar la intensidad de sus rayos para que produjeran efectos de aturdimiento, y a la potencia adecuada podían incluso dejar inconsciente a un adversario, pero tenía que tener mucho cuidado, pues si se pasaba sólo un poco podía empezar a producir quemaduras y laceraciones graves en el contrario, y si se pasaba demasiado podía llegar a cortar a un hombre por la mitad. Se trataba de algo muy delicado, y necesitaba estar plenamente concentrado para controlar totalmente su poder. En situaciones más tranquilas lo lograba casi siempre, pero Planaria y Logan habían querido someterlo a una situación de mayor estrés para ver cómo reaccionaba. En mitad de un tiroteo iban a ser necesarias respuestas muy rápidas, y por tanto era posible que en un momento dado le pudiera el instinto, o que se le fuera la mano. Por así decirlo, aquella era la prueba de fuego (y nunca mejor dicho) antes de probarlo en una situación de combate real.

El cuerpo del androide se estrelló contra el suelo, y, como si se tratase de alguna clase de señal, todas las demás ventanas se abrieron y comenzó la lluvia de fuego contra el mutante, quien rápidamente se volvió, apoyó las manos en la valla que le separaba del establo y se impulsó para caer de espaldas sobre el heno con una ágil voltereta mientras las balas impactaban contra el lugar en el que se había encontrado unos segundos antes. Incluso a pesar de los fuertes olores del establo fue capaz de captar el penetrante y característico aroma acre del narcótico químico del que estaban compuestas las balas. No se trataba de munición real, lógicamente. La única herida que producían al impactar eran unos desagradables cardenales que servían para recordar durante unos días el descuido cometido, además de dejarte inconsciente durante un rato.

Aquél sería el momento en el que, en condiciones normales, se habría vuelto invisible o habría cubierto la zona con un manto de oscuridad y habría ido uno por uno a buscar a los tiradores para dejarlos fuera de combate, un procedimiento tan lento como engorroso y poco práctico, pues muchos de ellos podrían llegar a escapar en el tiempo que le llevara alcanzarlos. Resultaba que no podía usar los rayos y las ilusiones al mismo tiempo, pues cada poder requería una manipulación muy diferente del espectro lumínico, por lo que siempre se decantaba por la invisibilidad al no ser capaz de controlar la potencia de ataque de sus rayos. Por eso ahora tuvo que reprimir su primer impulso y obligarse a buscar cobijo tras la valla. Si conseguía controlar los rayos podría acabar con aquella situación de una manera mucho más rápida y efectiva. Sólo era cuestión de concentrarse...

Vale, yo tengo el control, se dijo mientras miraba a un tipo que le estaba disparando desde detrás de un abrevadero. Disparó varias cargas hacia él, pero el vaquero fue más rápido y se agachó, provocando que el primer disparo diera contra la puerta de la casa que tenía detrás y el segundo contra el agua del abrevadero. Bien, la buena noticia era que la puerta parecía intacta, sin ninguna marca que ennegreciera el marco, lo cual significaba que no había sido letal, y el chorro que se había levantado del abrevadero tras el impacto indicaba que había sido algo más que simple luz. El problema es que no tuvo mucho tiempo para alegrarse porque tuvo que volver a ocultarse  a causa de los disparos. Eclipse se desplazó por el interior del establo hasta alcanzar un ángulo diferente; con suerte, las sombras del interior de la edificación les impediría encontrar a tiempo el lugar desde el que se agazapaba ahora. Su nueva posición le dejaba algo más lejos del tirador más cercano, pero eso no era problema para él. Con la pericia de la práctica dobló la luz hasta acortar la distancia que le separaba de su adversario, como si estuviera utilizando prismáticos, y disparó un rayo que dejó al hombre inconsciente y apoyado contra la ventana con el rifle en su regazo.

Fue en ése momento cuando percibió el sutil sonido de unos pasos desplazándose con sigilo sobre el heno y se ocultó tras una pila de cajas. Uno de los androides había conseguido llegar hasta el establo mientras él estaba distraído con el tirador de la ventana. Bien, tendría que quitárselo de en medio antes de que llegaran más. Cuando el hombre pasó junto a su posición, salió inesperadamente de detrás de las cajas y saltó sobre él, haciéndole caer al suelo y que perdiera la pistola por el camino. El androide intentó recuperarla, pero él le pateó en el costado, arrojándole nuevamente contra el suelo. Por el rabillo del ojo vio que otro tirador había conseguido llegar hasta el establo, y le disparó justo cuando se disponía a saltar la valla, acertándole entre los omóplatos. El tipo que estaba en el suelo aprovechó ese momento para lanzarse sobre él, empujándole contra la pequeña puerta que separaba uno de los compartimentos de los caballos. El mutante perdió el equilibrio, y el peso combinado de los dos hombres hizo que la valla se viniera abajo, arrojándoles debajo de los cascos del encabritado animal. Eclipse deslumbró a su enemigo con un potente fogonazo de luz que lo hizo apartarse con un grito de dolor, permitiéndole incorporarse y ponerse fuera del alcance de los cascos del animal. El vaquero no tuvo tanta suerte; cegado como estaba no supo ver hacia dónde se dirigía y no pudo evitar que el caballo le coceara en el pecho, arrojándolo contra el suelo, inconsciente. Eclipse supuso que una coz como aquella podía tener la capacidad de hundirle el pecho a una persona real, y se preguntó si había sido demasiado descuidado. Quizá tendría que haber utilizado otra estrategia que los pusiera a salvo a los dos...

En cualquier caso, no había tiempo para aquella clase de consideraciones. El establo había demostrado ser una ratonera, y era demasiado grande como para poder defenderlo él solo. Tenía que salir de allí y buscar al líder de los androides, así que saltó nuevamente la valla y corrió hacia la cobertura que le ofrecía uno de los muros sin dejar de disparar sus rayos. Aguardó hasta que el vaquero que tenía justo enfrente se detuvo para recargar el revólver y aprovechó ese momento para abandonar la cobertura y correr rápidamente en su dirección, saltando las vallas que delimitaban los soportales de las casas sin la menor dificultad. Acertó al hombre antes de que consiguiera dispararle de nuevo, dejándolo atravesado sobre la valla, y enfocó el rayo hacia el techo, en el punto exacto en el que sabía que se encontraba otro de los tiradores. Aumentó la temperatura del rayo hasta crear un láser capaz de penetrar limpiamente la madera y lo utilizó para hacer que aquella sección del techo se viniera abajo, llevando consigo al tirador. El androide cayó al suelo entre una montaña de maderos, y antes de que pudiera reaccionar, Eclipse estaba sobre él y le había dejado fuera de combate de un puñetazo. En ese momento, una bala le impactó en el hombro derecho y fue como si, durante un doloroso instante, el cuerpo entero le ardiera, como si las cápsulas que disparaban los androides no estuvieran cargadas de narcótico, sino de fuego líquido. Piadosamente, la inconsciencia reemplazó seguidamente al dolor, sumergiéndolo en la oscuridad.

Lo primero, como siempre, fueron las tinieblas, hasta que adoptó por impulso su forma mutante y la oscuridad fue reemplazada por la luz. Sentía un molesto zumbido en la cabeza y la sensación de haber sido la estrella invitada en una explosión nuclear. Caramba, la maldita droga era fuerte, aunque sabía por experiencia que los efectos se pasarían rápido. Todo tenía que ser siempre lo más realista posible en la Sala del Peligro, porque era la mejor manera de preparar a los alumnos para la vida real. Los dardos sobretodo venían bien para las secuencias de combate en equipo, donde, si uno de los miembros del grupo caía, los demás tenían que ser capaces de resolver la situación sin su ayuda.

Se cubrió a sí mismo con la ilusión de normalidad, apagando la forma de luz, y se puso de pie con algo de dificultad. El decorado seguía siendo el mismo. Los robots caídos habían desaparecido y los hologramas habían restaurado todos los daños. Nunca entendería cómo la tecnología Shi'ar era capaz de convertir en energía sólida simples proyecciones de luz*. ¿Qué iba a pasar ahora? ¿Iban a correr el mismo programa de antes o habrían añadido modificaciones? Por instinto dirigió la mirada hacia la ventana de la derecha que se había abierto al principio del ejercicio anterior, pero ningún tirador apareció para amenazarle. Bueno, lo que estaba claro era que el establo no era un buen lugar para defender, así que se volvió invisible y corrió hasta ocultarse detrás de una de las casas, en un ángulo desde el que no podrían acertarle desde ninguna ventana. Si querían ir a por él, tendrían que encontrarle primero, y dado que por norma general Doug programaba a los androides para que se comportaran exactamente igual que aquello que estuviesen emulando, dudaba mucho que aquellos cowboys dispusieran de sensores de movimiento que pudieran revelarles su posición. A menos, claro está, que Ramsey hubiera hecho trampas para aumentar la dificultad del ejercicio, que todo podía ser... Bueno, fuera lo que fuese que hubiesen pensado ésta vez, pronto lo descubriría.

Drago se hizo visible de nuevo cuando escuchó que Planaria le llamaba, aunque ya Logan se había ocupado de localizarle. No lo hubiera admitido, pero agradeció el descanso. En aquél momento, la adrenalina era lo único que le impedía notar lo mucho que le dolía todo el cuerpo. Aceptó las barritas reconstituyentes. Si, como decía Planaria, iban a continuar con el entrenamiento, le iba a venir bien recuperar energías. Las noticias que traían sus compañeros le animaron bastante.

- ¿De verdad? -inquirió, sin poder contener una sonrisa, mientras se secaba el sudor del rostro con una toalla que le ofrecieron-. No creo que tenga necesidad de establecer sobre nadie una exposición prolongada. Con los robots no hizo falta -señaló-. Estoy bien. Cuando haya descansado un poco, podemos continuar. Adelante, cambia el escenario y modifica los parámetros que necesites. Puedes pedirle ayuda a Cifra si te hace falta.

El escenario cambió para situarle en una ciudad genérica bajo una copiosa lluvia. Genial. No es que fuera un gran problema, ya que podía modificar la ilusión que le cubría para que no pareciera que las gotas rebotaban sobre él, sino que se viera cómo pasaban a través de su cuerpo, como si no estuviera allí, y de la misma manera podía disimular el efecto de sus pisadas sobre el agua, pero era más trabajo porque tenía que estar pendiente de más variables. Bueno, no importaba. Una vez estuvieran fuera los robots ya no tendría necesidad de ocultarse, ya que de todos modos no podía usar a la vez la invisibilidad y los rayos.

Empezó a moverse muy lentamente por el escenario de la ciudad bajo la lluvia, preguntándose cuál sería la nueva sorpresa que le había preparado Doug. ¿Qué sería ésta vez? ¿Replicantes al estilo Bladerunner? ¿Zombies? Supuso que todo dependería de cuál fuera la última película que había visto, así que prestó mucha atención a los escasos viandantes que pasaban a su lado por la calle. No podía atacar a ciudadanos inocentes o la penalización constaría en su registro de la Sala del Peligro. La cuestión era que, si Doug había programado correctamente a los robots, los supuestos enemigos no tendrían manera de verle, a menos que contaran con habilidades específicas, como...

Un rayo de electricidad le impactó de lleno, disipando la invisibilidad y haciéndole caer al suelo mojado. La descarga no había sido muy potente, pero nunca era agradable que te sacudieran con electricidad, y se encontraba un poco aturdido. Aquello sólo podía significar...

- ¿En serio? -gritó, descargando un rayo de luz, también de baja intensidad, hacia el lugar de donde había provenido el rayo-. ¿Vosotros sois los enemigos? ¡No sé si es seguro, Plana!

Drago no daba crédito a lo que estaba viendo, y por un instante hasta pensó que aquél no era realmente Planaria, sino un robot programado con el guión de algún folletín barato de los años cuarenta, pero el desarrollo del discurso de su compañero le demostró que Planaria sólo estaba bromeando. Caramba, al final iba a resultar que Doug no era el único aficionado al cine de mala calidad de la sala. Su argumento, no obstante, tenía su parte de lógica. Estaba claro que una persona de carne y hueso siempre iba a resultar mucho más impredecible y resolutiva que un robot programado, y el enfrentarse contra otros mutantes siempre supondría una experiencia mucho más completa y parecida a lo que sería un combate de verdad, lo cual le venía bien. Y puestos a elegir candidatos, suponía que los que tenían factor de curación eran los más adecuados.

- Está bien, pero si en algún momento te hago daño, lo paramos.

De nuevo en su papel de villano, arrojó una descarga eléctrica a sus pies que le obligó a retroceder un paso antes de empezar a correr hacia él. Drago se hizo invisible al momento y se apartó de la trayectoria del mutante, quitándose de en medio para refugiarse tras la columna de unos soportales. Había descubierto que Planaria era capaz de localizarlo estando invisible, pero calculó que dispondría aún de unos segundos. Escuchó lo que le decía mientras le buscaba entre los escombros de unas obras y se concentró para crear unas sutiles distorsiones en el espectro electromagnético que, distribuidas a lo largo de la Sala del Peligro, le permitirían reflejar la luz y enviarla hacia él como si se tratara de espejos, permitiéndole así tener una perspectiva de toda la habitación, como si se encontrara delante de un panel con múltiples pantallas que mantuvieran vigilada cada una una sección distinta de la Sala.

Antaño, a estas distorsiones les había dado involuntariamente la forma de pequeñas gárgolas de oscuridad que se colaban por los rincones que deseaba espiar, pero desde que estaba al tanto de cuáles eran sus auténticos poderes y ya no usaba sus ilusiones de manera inconsciente para enmascararlos, se veían, simplemente, como pequeñas zonas borrosas en el aire que era muy fácil que pasaran inadvertidas si no las buscabas activamente.

De ésta manera pudo ver a su compañero desde un plano aéreo por encima de su cabeza, y se le ocurrió una cosa, algo que nunca antes había probado, pues hasta ahora no había sido consciente de cuáles eran sus verdaderos poderes. Si él podía controlar la luz, y si aquellas distorsiones funcionaban como espejos... ¿no podría acaso enviar un rayo de energía para que rebotase en los espejos, dibujando en el aire un zig-zag imposible hasta acertar en su adversario? Decidió probar suerte, a ver si funcionaba.

¡Había funcionado! No se lo podía creer. ¡Había funcionado! Eso le habría todo un abanico de nuevas posibilidades en la lucha cuerpo a cuerpo. Podría dejar de arriesgarse tanto y de salir casi siempre malherido. Se encontraba muy emocionado (y agradecido) a la luz de los nuevos descubrimientos que estaba haciendo en virtud a las enseñanzas de Planaria y Logan. Poder combatir a distancia, noquear a los enemigos antes de que llegaran a alcanzarle, hacerse cargo de todo un grupo al mismo tiempo sin mayores riesgos... ¡Era increíble! Aquello sin duda facilitaba muchísimo las cosas.

Se encontraba todavía asimilando lo que había conseguido, como un niño que por primera vez logra mantenerse derecho sobre la bicicleta, cuando su compañero le obligó a regresar a la realidad con una espectacular tormenta eléctrica que comenzó a azotar todo el decorado con sus rayos. ¡Maldición! ¿Usar sus poderes como defensa? ¿Qué...? ¿Cómo...? Un rayo impactó en el soportal tras el cual se ocultaba, dejando una pequeña muesca acompañada de una leve humareda y obligándole a retroceder unos pasos con inquietud. Defensa... Poderes como defensa...

Miró rápidamente a su alrededor buscando un lugar que pudiera servirle de cobertura, pero el lugar en el que se encontraba estaba expuesto por los laterales y fuera arreciaban los rayos. Si trataba de salir para encontrar un lugar mejor le alcanzarían. Sólo le quedaba una cosa por hacer, una medida desesperada...

Se concentró en generar una onda expansiva de luz desde su interior y en solidificarla como le había visto hacer a Irene, pero lo único que consiguió fue que el escudo que le envolvió crepitase con un brillante resplandor azulado. El escudo no era sólido, ni mucho menos; estaba hecho de puro láser, como las espadas de La Guerra de las Galaxias. Si algo o alguien trataba de atravesarlo terminaría cortado por la mitad, lo cual lo volvía peligroso, pero había conseguido su objetivo; la esfera estaba desviando los rayos.

- ¡Yuuhuu! -exclamó, totalmente pletórico al ver que podía mantenerse incólume en el centro de una tormenta como aquella-. ¡Esto es increíble, Plana!

Lo que no sabía era por cuanto tiempo podría seguir manteniéndola...

Soportó el impacto de la descarga contra el escudo, casi sintiendo cómo los zizagueantes rayos la recorrían entre pequeños chispazos morados, como un cosquilleo. El siguiente impacto fue mucho peor; el escudo aguantó inicialmente, aunque poniendo a prueba la concentración de Eclipse para mantenerlo, pero a medida que la intensidad aumentaba le iba costando más y más, hasta que finalmente el escudo reventó en una explosión de energía que le envió volando varios metros hacia atrás hasta dar con la espalda en la pared que tenía justo detrás. Cayó aturdido al suelo y los sensores inteligentes de la Sala del Peligro interrumpieron la secuencia de entrenamiento, haciendo desaparecer el decorado.

- Uf -musitó el mutante apoyándose una mano en la sien y tratando de ponerse torpemente en pie-. Supongo que ésto significa que has ganado, ya que conseguiste dejarme fuera de combate... ¿Nos tomamos unos segundos de descanso antes de empezar con la próxima secuencia?

- ¿Medio millón de voltios? -si Eclipse hubiera tenido ojos, los habría abierto como platos-. ¿Una bomba de un megatón? Eso son 1000 kilotones, y la bomba de Hiroshima era de 15 o 16. ¿Estás seguro de lo que dices? No tenía ni idea de que pudiera llegar a ser tan poderoso.

Y todo por culpa de su inusitada limitación psicológica que gracias a la doctora Stavridis estaba empezando a superar. Pero no era tan sencillo generar un escudo de esas capacidades; No podía mantenerlo durante demasiado tiempo y consumía una abrumadora cantidad de luz, dejándolo exhausto, por lo que tendría que reservarlo como último recurso para situaciones de verdadera emergencia. Dianne podía generar escudos con mucha más facilidad y menor consumo energético porque su poder estaba especializado en ellos, pero lo suyo era realmente la invisibilidad y las ilusiones. Todas las aplicaciones ofensivas que estaba descubriendo con la ayuda de Planaria y Logan eran algo que aún tendría que trabajar y perfeccionar.

Descansaron durante un par de horas, para dar lugar a que el mutante se recuperase por completo, y pasaron al siguiente escenario que, como no podía ser menos viniendo de Logan, recreaba una espesa y opresiva jungla que nada tenía que ver con la moderna ciudad que había escogido Planaria.


Genial. Ahora que se había puesto ropa seca pasaban a un entorno húmedo y asfixiante. ¿Aquél maldito calor era una cuestión psicológica o formaba parte del elaborado engaño a los sentidos que conseguía la tecnología Shi'ar? En fin...

Ante él discurría un río, así que se limitó a seguirlo sin saber a ciencia cierta dónde se escondería su adversario. El conjunto completo le recordó levemente a la angustiosa cacería de la que había sido objeto cuando aquellos extraños alienígenas depredadores habían visitado la Tierra en busca de nuevos retos hacía tres meses, sólo que el escenario de entonces había sido un bosque.

Trató de situar sus espejos por diversos puntos estratégicos como había hecho entonces, pero la vegetación era tan tupida que muy posiblemente no podría verlo ni aunque lo tuviera debajo de sus narices, y a diferencia de él, no podía valerse del resto de sus sentidos. En aquél entorno estaba completamente ciego, y tampoco podía volverse invisible como había hecho con Planaria, ya que sabía que no serviría de nada. Tendría que asumir que iba a tener que comerse el primer golpe, pensó con resignación. Su compañero era demasiado bueno, y en aquél tipo de escenarios se encontraba totalmente en su elemento.

Y tal como había predicho, el primer ataque llegó prácticamente de la nada y sin que pudiera hacer nada por evitarlo; Logan se dejó caer desde lo alto de un árbol a su espalda, lo inmovilizó con una poderosa llave y lo arrojó al suelo tras él. Eclipse resbaló por el barro de la ladera del río, preguntándose vagamente si Doug habría recreado también los animales de la jungla (como los cocodrilos) para hacerlo todo más realista, pero antes de que pudiera encontrar la manera de incorporarse, Lobezno se precipitó sobre él, sujetándolo en una posición realmente incómoda de la que era extremadamente difícil liberarse. Si intentaba forcejear o hacer fuerza, la cabeza y los hombros se le hundirían más aún en el barro, y podría llegar a resbalar hasta el río, pero además Lobezno era mucho más fuerte que él, por lo que ni con todo su entrenamiento conseguiría quitárselo de encima a no ser que recurriese a sus poderes.

Su primera reacción habría sido recurrir a la explosión de luz, pero el muy bastardo había cerrado los ojos en previsión, y Eclipse no estaba acostumbrado a utilizar rápidamente sus poderes en situaciones de estrés, ya que no se había visto hasta ahora en una situación semejante y normalmente salía de los enfrentamientos directos recurriendo al combate cuerpo a cuerpo, algo que en su situación actual era sencillamente imposible de plantear.

- Joder, Logan... -masculló apretando los dientes. Por el rabillo del ojo vio cómo una figura alargada y reptiliana comenzaba a arrastrarse hacia ellos por la ribera del río-. ¡Joder!

Su cuerpo comenzó a resplandecer al tiempo que acumulaba la luz, y finalmente la descargó sobre el cuerpo del mutante que le tenía inmovilizado, arrojándole varios metros hacia atrás, haciéndole caer al río. Al verlo, el cocodrilo decidió cambiar de rumbo para introducirse en el agua, pero un poderoso rayo letal de Eclipse lo dejó reducido a un amasijo de circuitos chamuscados.

- ¿Logan? -llamó metiéndose en el río, que por fortuna no era demasiado profundo, y escrutando las turbias aguas para localizar a su amigo-. Logan, ¿estás bien?

Puede que Lobezno consiguiera ocultar lo sucedido a los ojos de sus compañeros, pero no podía engañar a los sensores de la Sala del Peligro. Rápidamente las alarmas saltaron en los monitores de Doug, y cuando el mutante emergió del río, apenas un minuto después, la ilusión y los falsos estímulos se desvanecieron para ser reemplazados por la luz y las paredes de la conocida habitación.

- ¡Estás muerto, Logan! -anunció Douglas por el altavoz de la Sala del Peligro.

Daba igual que el mutante en cuestión tuviera un poder regenerativo a prueba de bombas, las sesiones de entrenamiento se interrumpían siempre que alguien recibía el equivalente a daño letal, aunque fuese con munición de pega. En esos casos lo único que faltaba era la musiquita de recreativos y el cartelito de Game Over flotando sobre tu cabeza para recordar que la cagaste, y que si se hubiera tratado de una situación real, probablemente ahora estarías muerto o en una situación extremadamente jodida.

Eclipse torció el gesto, disgustado. Había alcanzado a ver las burbujas que bullían en torno al cuerpo de su amigo y le conocía desde hacía demasiado como para no saber que significaba que se estaba regenerando. Las palabras de Cifra no hacían más que confirmar su sospecha.

- Bueno, se ve que aún tengo que trabajar el autocontrol en situaciones estresantes, pero gracias a vosotros he descubierto que efectivamente puedo modular la intensidad de los rayos. Por no hablar de los escudos -dijo mirando a Planaria desde la cabina-. Aún queda mucho camino por recorrer, pero creo que es suficiente entrenamiento por hoy. Yo al menos estoy exhausto. Venga -dijo, cogiendo una toalla limpia de un perchero y arrojándole la otra a Logan-, os invito a unas cervezas, ¿os parece?

Los mutantes salieron de la Sala del Peligro y la luz se apagó tras ellos, dando por finalizada la magia...