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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.
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Kim HwaJae Marvel Universe
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Mensajes : 405 Fecha de inscripción : 07/01/2015 Empleo /Ocio : Vengadora Infernal Humor : Reirse de mis sandalias, golpe de remo.
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 18th Mayo 2015, 23:48
Pescadito chivato. El hecho de que el tal Johan pasara de largo esas preguntas sólo confirmaba lo que yo ya sabía. Ese tipo azul tenía que ser algún tipo de poder de lectura aureal, o precognición. En nuestro primer encuentro hacía unas horas había advertido cómo ponía sobre aviso al demonio que le acompañaba de que no era lo que parecía. Una advertencia mas bien genérica si lo piensas, porque nunca nadie es lo que parece. Sabía de mi, aunque solo fuera por el aura que impregnaba los lugares cuando Mephisto aparecía. Supo presentir a los tíndalos sin haberlos visto antes. Yo podía. El no debería, salvo que ya los hubiera visto. No era difícil suponer que debía tratarse de algún tipo de magia o cualidad similar. A saber qué mas información había sido capaz de sacar mientras estaba inconsciente. Una de las peores ideas preconcebidas que podías tener respecto a mí, subestimar mi inteligencia por mi apariencia o por mi carácter. Mas de uno se llevaría una sorpresa de lo espabilado que te vuelves cuando tienes que apañártelas sólo.
El discurso del pez y del alemán me llegaron a los oídos, y como respuesta, coloqué las manos palpando la superficie de madera. Luego me puse de rodillas sobre la silla, apoyé los codos sobre la tabla de la mesa, uniendo los dedos con un pequeño reajuste y permanecí en esa posición durante unos segundos, antes de romper el silencio sepulcral que se había creado, y que sin duda, añadía un punto de dramatismo al siguiente alegato que pensaba soltar, y que me iba a salir desde lo mas hondo del hígado.
- ¿Que tal si hacemos una pausa en este punto, para refrescar la situación, os parece? - dije con una sonrisa que resulto incluso amable. - Después de inmiscuiros directamente en mis asuntos, lo cual no voy a cuestionar, me colocáis en la obligación de defender a dos de vuestros compañeros de una muerte segura, por lo cual me quedo totalmente ciega. Tras repetidas negativas, uno de ellos me trae contra mi voluntad, y una vez aquí se me lleva a lo que imagino será una celda de aislamiento de seguridad para salvaguardar vuestra integridad mientras me sometéis al tercer grado, después de informar a quienes me imagino habrán sido unos cuantos superiores, miembros de seguridad, y otros muchos que hayan oído el modo en que os dirigíais a mi como Ghostrider, poniendo en conocimiento general que tengo esa cosa dentro. Imagino que en ningún momento os habéis cuestionado el hecho de que yo no quisiera que fuera de conocimiento general, o que para vosotros, vuestra gente es de total confianza. - dije, valorando hasta entonces de manera objetiva mi punto de vista. - Pues os haré saber algo. Para mí no lo son. Ninguno de vosotros. Es más, os explicaré cómo funciona la situación a partir de este momento. Estoy ciega. Mi percepción está gravemente mermada. El primer demonio que conocí me metió esta cosa dentro, y he vivido lo suficiente como para saber que esto podría ser tan real como esta mesa, o que podría ser una elaborada ilusión de un demonio que utiliza cadáveres mediante la nigromancia para convencerme de que hay mas gente, y que me ha hecho comer restos de su madre haciéndome creer que es comida para demostrarme que quiere ayudarme cuando lo que quiere es sacarme información para joder a Mephisto o a algún otro hijo de la gran puta. ¿Hasta aquí nos entendemos?- Pregunté ladeando la cabeza, esperando algún tipo de respuesta. Mi frialdad a la hora de exponer esos hechos sólo secundó lo que Abe había intentado demostrar. Una madurez tan amarga sólo era posible si realmente se había vivido tanto tiempo. Imposible fingir con la intensidad con que yo me expresaba.
La realidad era que no podía confiar, y menos en una gente que me retenía contra mi voluntad y que estaba ansiosa de saber cosas de mi. Automáticamente rechazaba a cualquiera que pretendiera adentrarse lo suficiente en los datos de importancia. Podrían preguntarme cosas sobre el Vengador Fantasma, pero no sobre mi misma. Eso era un terreno tan vetado, como lo era mi nombre real.
- Así que, ¿Porque no te pones durante un rato en mi pellejo, Johan? - pregunté haciendo que su nombre sonara insultante, separé las yemas de mis dedos las coloqué sobre la mesa y las deslicé despacio, permitiendo que ese sonido marcara un silencio suficiente como para pensar en lo que había dicho. Volví a sentarme sobre la silla, entrelazando los dedos. - ¿Qué harías tu en mi lugar?- solté una carcajada aún mas amarga - Y procura no mentirme, porque muy pronto, lo sabré. - sonreí sin mostrar los dientes.
Comenzaba a sentir un fuerte martilleo, sobretodo en la zona de los ojos. El momento se acercaba, poco a poco, y nada podría hacer para evitarlo.
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 19th Mayo 2015, 10:15
Tras el discurso de la pequeña todos se quedaron bastante bloqueados, especialmente el alemán. Abe frunció ligeramente los labios y Liz negó con la cabeza mientras murmuraba algo ininteligible. El único que no parecía triste era Hellboy, puesto que tenía en la cabeza otras cosas. Como el numerito que estaba a punto de hacer. Dio un puñetazo a la pared y se dirigió al interior sin dejar de mirar por el espejo.
- Se acabó. Voy a entrar.-
- Rojo, ¿qué vas a hacer? ¡Rojo!- Pero el demonio no escuchaba a nadie. Abrió la puerta con violencia provocando que ambos miembros del interior de la sala mirasen hacia el origen del ruido. El demonio entró con el rostro oscurecido y la boca apretada. Dejó la puerta abierta y miró a Krauss.
- Johann, fuera.-
- ¡Agente Hellboy! No puede entrrarr así en mitad de un...-
- Te lo repetiré por si esa escafandra espacial no te deja escuchar con claridad. He dicho que fuera. Y no es una opción, es que te vayas. No me obligues a usar la violencia porque sabes que lo haré... ¡Vamos!- Krauss salió a regañadientes de la sala, mascullando cosas en alemán. Cuando la puerta se cerró tras él, el demonio se volvió hacia la niña. Apretó los puños y aspiró con fuerza.- ¿Sabes cuál es tu problema Tortita? Que eres incapaz de enteneder que no eres la única jodida persona del universo con problemas. ¡Qué cojones! ¡Ni siquiera eres la que peor lo tienes de esta sala joder! ¿Crees que esta mano de piedra la llevo por gusto? ¿Que es algún tipo de fetiche o algo? ¿Que me pone cachondo llevarla? ¡Es una jodida llave! Yo fui creado única y exclusivamente para destruir el mundo, para traer el jodido apocalipsis a este. Cada día cuando me levanto y veo mi mano me recuerda lo que soy, que estoy condenado a traer el fin del mundo algún día. Y lo único que deseo es que encuentre algún monstruo o demonio infernal lo suficientemente fuerte como para matarme y que nunca pueda hacerlo. ¡Mírame! Mido más de dos metros y soy de color rojo, con unos cuernos que cada día crecen y tengo que limármelos para intentar parecer normal. ¿De qué cojones te quejas tú? Liz. Ella tiene algo muy parecido a lo tuyo en el cuerpo, y cuando quiso darse cuenta había arrasado una manzana entera, abrasando a niños y civiles que paseaban por ahí cuando apenas tenía ocho años. ¡Niños maldita sea! Y durante todos estos años ha intentado encontrar una manera de arreglar eso, de buscar el origen de sus poderes para entenderlos y conseguir controlarlos, sin apenas éxito. Se ha tirado toda la vida en orfanatos y psiquiátricos, alejada de cualquier persona a la que ame tan solo por el hecho de que no quiere matarlos como ya ha hecho otras veces.
>>Abe Sapiens, el hombre pez del que tanto te quejas. Lo encontraron en un tanque de agua con tan solo la inscripición "Abraham Sapiens". No sabe lo que es ni de dónde viene. No tiene familia ni historia, salvo la que él ha podido crearse durante toda su vida. Y mírale. Apenas puede aguantar las altas temperaturas y tiene pinta de pez con patas, con un color azul y esos ojos negros. Y para terminar Johann Krauss, un hombre que murió incinerado pero debido a una maldición su alma no fue destruída, convirtiéndole en lo que es a día de hoy, una masa gaseosa que no puede vivir si no está en un recipiente. ¿Crees que eres la única con problemas? ¿Que eres la única a la que la vida ha jodido desde que nació? No eres ni la que peor mierda tiene encima en esta sala. ¿Treinta años? ¡Y una mierda! ¡No has dejado de ser en tu vida una cría que piensa que nadie ha sufrido tanto como ella ni que lo hará jamás! ¡Pues te voy a decir una cosa Tortita, nosotros también hemos sufrido desde el día en que nacimos! La única diferencia entre nosotros y tú es que hicimos algo para remediar las maldiciones que tuvimos. Tanto quejarte de Mephisto y jamás le has plantado cara ni te has planteado usar lo que tienes para el bien. ¡Uuuu pobrecita yo, que tengo un ser dentro de mi cuerpo que me convierte en un esqueleto de fuego! ¡Qué cojones! ¡Yo tengo a todo el puto infierno entero en mi contra, y aun así ahí sigo cada día luchando por hacer de este mundo un lugar mejor! ¿Sabes lo que pasará el día en que muera? ¡Que me iré directo al infierno sin poder hacer nada al respecto! Al menos tú puedes salvarte e ir al cielo, al menos tienes la posibilidad de que tu alma no arda para siempre. Yo no. Da igual las buenas acciones que haga, los demonios que mande de vuelta ahí abajo o lo que cojones sea, estoy condenado desde el mismísimo día en que fui creado. A diferencia de ti, que puedes librarte de tu maldición en cualquier momento. ¿Sabes cuántos de nosotros podemos liberarnos de lo que nos ha tocado? ¿Eh? ¡Ninguno! ¡Ninguno de nosotros podemos reparar el daño que nos han hecho! Tú aún puedes enfrentarte a Mephisto o encontrar una manera de liberarte del espíritu de la Venganza. Oh, sí, perdona, lo he vuelto a decir en voz alta, ¡como si la gente que está aquí en esta puta organización no hubiese visto cosas diez veces peores a lo que eres tú! No le has plantado cara a tu creador ni una sola vez en estos últimos veinte años. ¡Ni una! Porque si lo hubieses hecho te aseguro que se cuidaría muy bien de como te trata o como te usa. Tú eres más poderosa que él en la tierra, y sin embargo sigues acatando sus órdenes como si nada. ¿Quieres marcharte? ¿Quieres volver a las calles? Adelante, ¡vete!- Dijo mientras abría la puerta. La violencia y la fuerza con que hablaba iba en aumento según avanzaba su discurso, acelerándole el pulso y la respiración. Señaló hacia el exterior de la sala con la mano de piedra y miró de nuevo a la pequeña.- Nadie te retiene aquí. Lárgate si quieres. Pero si lo haces, JAMÁS vuelvas a decir que estás sola en este mundo y que nadie te comprende, porque si estás sola es porque tú lo has elegido. Y ni se te ocurra decir alguna gilipollez como que no tenías otra opción o que el mundo te ha rechazado, porque yo soy un claro ejemplo de que incluso los seres más oscuros y terribles tienen su hueco si eres lo suficientemente humilde como para admitir lo que eres.-
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 27th Mayo 2015, 03:14
Se creó uno de esos silencios densos, tanto que el sonido de los respiradores del alemán apenas fueron capaces de alterarlo en nada. Me parece que habían empezado a entender quién era quién en esa situación, cuando de pronto escuché un ruido tremendo que provino de lo que, supuse, era la puerta. Por como sonó, no la sacó de las bisagras de milagro, el puto loco. Entró como un elefante en una cacharrería y echó a Johan de la manera más cortante que recordaba haber oído en mucho tiempo, sobretodo teniendo en cuenta que, por lo que me habían dado a entender, ese tipo era su superior, o como quiera que lo llamaran en ese sitio. Di un respingo al oír el ruido, pero luego me obligué a serenarme. No estaba allí por gusto, eso ya lo he dejado claro, pero incluso así, tenía que pensar con la cabeza fría. No podía dejarme intimidar por tonterías, aunque estuviera ciega y no pudiera ver la que se me venía encima, trataría de aguantar el chaparrón lo máximo posible.
Escuché, sin decir palabra. No interrumpí, por mucho que me doliera lo que estaba diciendo... algunas de las cosas eran tan terribles que me hicieron apretar los dientes hasta que me hice daño, adoptando un rictus de severidad que nadie me habría visto hasta entonces. En circunstancias normales, llevada por mi carácter explosivo, no hubiera tardado en hacerle callar, en gritarle hasta qué punto estaba equivocado. Pero no en esa situación. No cuando llevaba un buen rato preparándome mentalmente para enfrentarme a algo que requería de toda la frialdad que había acumulado durante estos años. Toda la que puede darte el haber estado matando seres desde los ocho años...
Cuando abrió la puerta de golpe para que me marchara, me quedé estática. Me quedé allí sentada, con las manos apretadas en dos puños, tratando por todos los medios de posponer un poco la ardiente necesidad de curarme los ojos, que estaba a poco más de un estallido, y una pérdida de conciencia de distancia. Respiré profundamente hasta que creí que iba a reventar, luego solté todo el aire de golpe. Volví a hacerlo, siendo mi respiración lo único que sonó durante un rato en la sala, mientras volvía a instalarse ese silencio, y cuando tuve fuerza para tragar, humecté mi lengua para que me permitiera comenzar a hablar, lo cual, por cierto, me costó lo que no está en los escritos. Levanté la cabeza intentando ubicarlo por el sonido y encontrarme con él.
- ¿Sabes que es lo más penoso de todo lo que me has dicho? - pregunté, permitiéndole asimilar la pregunta. - Que realmente te crees que es cierto...- y en ese momento, sin poder evitarlo, una risa se escapó de entre mis dientes. Fué seca, corta, pero en cuanto gané fuerza, empezó a salirme sola mientras negaba con la cabeza, en un tono tan amargo y tan deprimente que habría hecho llorar a cualquiera que la escuchara y tuviera un mínimo de sentido común. Era como hablar de hambre a media África. Como hablar de la terrible tragedia de quedarte encerrado en un armario a un superviviente de Auswitch. - ¿Cuándo mataste a tu primer demonio? - pregunté, haciendo una pausa lo suficientemente larga para que entendiera, pero no para responder - Yo tenía siete años - Abe tensó los labios - dos meses - Krauss apretó sus manos tras la espalda - cuatro días - Lyz hizo una mueca de dolor antes de taparse la cara con las manos - y dieciséis horas. - me quedé durante unos segundos en silencio, mientras destensaba las manos sobre la mesa. Durante unos instantes no dije nada, pero luego, retomé la conversación. - ¿Y tu primer intento de suicidio? - volví a dejar la misma pausa que en la primera pregunta. - El mío, con doce años. Fue el primero y el último.- sonreí, casi nostálgica, al hablar de ello. - ¿Y sabes porqué? Por que cuando estaba a punto, recordé... que los suicidas van directos al infierno. - volví a soltar esa risa. Esa risa amarga y horrible. Esa que siempre me salía cuando ya no me quedaban fuerzas para llorar.
Tras el cristal, por el marco de la puerta, pude oír a la chica gimotear, intentando contener el llanto. Dar pena era una de las cosas que a mí mas me dolían, pero en ese momento ni siquiera se me pasó por la cabeza. Estaba demasiado inmersa en lo que estaba intentando explicar. En mi postura.
- Tengo un sinfín de preguntas más, pero no te interesarían. Porque estás demasiado obcecado en ver que la gente te odia por tu físico como para darte cuenta de que eso existe mucho antes de que tu estuvieras aquí. De que no es algo contra tí. Aquello a lo que tu te enfrentas no es distinto de cualquier otro odio racial que lleva existiendo siglos en esta tierra. Chinos, Negros, Gitanos... el odio por el color de su piel no es distinto del que sienten hacia ti, y hay gente que ha luchado para librarse de él cada día. - expliqué con un tono tan severo y maduro, que incluso con mis treinta años sonaba demasiado experimentado en los golpes que podías recibir de la vida. - Te lo advierto. No me des lecciones de moral y de lo que debería hacer con Mephisto. Tu no me conoces, no tienes ni idea de lo que he hecho ni dejado de hacer, pero tengo una cosa muy clara, y mas vale que todos la tengáis también. Yo NO soy esa cosa. - dije haciendo que esa afirmación pesara mas que cualquier otra. En ese momento, no me di cuenta de que quizá estaba siendo mas reveladora de lo que pretendía. Les había dejado comprender que aunque hubiera podido, no habría usado al GhostRider contra él. Que hacerlo, habría supuesto para mi una derrota. Que ni siquiera contemplaba esa posibilidad. Que había aguantado durante veinte años, porque la única manera de vencerlo, de sentirme realmente libre, era hacerlo por mis propios medios, y no utilizando el poder que ÉL me había dado. Me levanté entonces sobre la silla, quedando de pié en ella. Mi postura era rígida, mi expresión, adusta. - Por último, me vas a permitir darte un consejo. Deberías dejar de mentirte, Anung un Rama. Puedes engañarlos a ellos, pero no a mi. Yo te he visto...- dije, sin poder evitar un tono agrio en la voz - Te he visto.- añadí, haciendo que comprendiera a qué me refería. Incluso aunque para mi el Fantasma de la venganza no fuese parte de mi, compartíamos recuerdos, y lo que él veía, yo podía verlo la mayoría del tiempo. - Acércate y te diré la verdad, si es que quieres oírla. - esperé, hasta que creí que estaba cerca de mi, cuando estuvo a mi altura - Mientes al decir que tu único propósito en esta vida es encontrar a un monstruo que te mate antes de desatar el fin del mundo. Por mucho que trates de convencerte, jamás has querido eso. Si alguien se quiere dejar morir, puede, y tu has tenido un sin fin de oportunidades. Anoche mismo, podrías haber sido devorado por los Tíndalos y luchaste contra ellos para evitarlo... ¿Quieres saber porque?- pregunté dibujando una sonrisa consternada en mi rostro. Odiaba tener que hacer eso. Aprovechar aquello que había visto cuando esa cosa estaba allí. Lo odiaba con todas mis fuerzas. - No es porque quieras proteger al mundo de ellos. No es porque temas que estemos perdidos sin tí. En el fondo de tu corazón sabes que hay otros muchos que podrían ocupar tu lugar. Ni siquiera es porque temas perder a aquellos que te importan. No. ¿Sabes cual es la verdadera razón? - susurré delatando sin querer hasta qué punto podía llegar a afectar el poder del GhostRider a la manera de percibir a los demás - Te aterra pensar que no tienes libre albedrío. Que no tendrás voluntad suficiente como para demostrar por tus propios medios que todos aquellos que te crearon estaban equivocados.- resumí, conteniendo en aquellas sencillas frases la esencia de su alma. Permití que el silencio se abriera paso, instaurándose entre los dos, tras el instante en que leí su sentencia. - Por eso jamás te dejarás matar. Por eso nunca te cortarás ese brazo... - añadí, sin dejar que el desconsuelo que eso me provocaba se entreviera en ello.
No pude soportarlo más. Me eché las manos a los ojos, y después de una luz, todo se volvió negro.
La deflagración golpeó a cualquier persona que estuviera en el interior de la sala, incontrolable. Incluso aunque se fuese resistente al fuego, aquel quemaba, debido a la magia demoníaca. No había sido suficientemente fuerte como para causar heridas graves, pero si lo suficiente para tirar a un hombre medio al suelo. Encima de un montón de carbonilla que antes había sido una silla, y un círculo ennegrecido causado por el estallido, se encontraba nuestra silueta de hueso blanco, hendiduras en la cabeza, mirada vacía. Contemplamos la figura del inmenso demonio que tenía delante, clavando en él nuestra mirada negra, alterada tan sólo por un brillo punzante, sutil pero insistente, como la punta de una aguja. Con una voz que solo podría imitar la mismísima parca, dijimos:
- Estaba ciego... - un vapor ígneo salió desprendido de nuestra siempre sonriente boca - Y ahora ya veo...
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 3rd Julio 2015, 12:32
Hubo dos sentimientos encontrados en el corazón del demonio tras las palabras de la pequeña Tortita. Una parte de él habría golpeado aquella calavera ardiente que le miraba fijamente hasta partirla en dos, hasta dejarla hecha migas y apagar esos ojos de fuego infernal. No le habría matado. El espíritu de Venganza era casi inmortal. Aquel sentimiento era de rabia, de odio, incluso, en parte, de impotencia por las cosas que dijo Tortita. Parte de lo que dijo era verdad, pero otras no, y las que no lo eran le enfurecieron como pocas veces recordaba. Se pudo escuchar el crujir del puño de piedra mientras lo apretaba con una fuerza sobrehumana. Habría partido una pared, un árbol, una montaña incluso. Lo único que en ese momento le pasaba por la cabeza era pura ira, puro odio hacia sí mismo y hacia las palabras de la niña.
La otra parte que latía en su corazón en aquel momento sólo deseaba desplomarse sobre la silla, sentir como las palabras que habían salido de la boca de la pequeña y dejar que estas le enseñasen una vez más lo que él era. Aquel ser que debía seguir luchando como le dijo su padre muchos años antes, mucho antes incluso de que el demonio se convirtiese en un agente del B.P.R.D. Él siempre le había dicho que, pasara lo que pasase, siempre debería luchar por lo que era correcto y por el bien. Suficiente mal había en el mundo como para convertirse él en uno más.
Ambas partes lucharon por lo que pareció una eternidad, aunque apenas fuesen unos pocos segundos. La tensión se palpó en el ambiente mientras unos se miraban a otros. Abe y Lyz no sabían muy bien por dónde saldría Hellboy. Parecía que sólo había dos opciones. O se iba de la sala sin mediar palabra o comenzarían a partirse mutuamente la cara. Como Tortita, el demonio jamás le habría puesto un dedo encima. Pero si era el Ghost Rider el que le miraba desde el otro lado de la mesa, la cosa cambiaba por completo. Ya no tenía que reprimirse ni tener cuidado con ella, ante la posibilidad de romperle algo o hacerle daño. El motorista estaba a su mismo nivel, y por tanto una pelea entre ambos habría podido acabar con toda esa sala y gran parte de la base.
Sin embargo, para sorpresa de todos, no pasó ninguna de esas. Al contrario de lo que todos se esperaban, al contrario de lo que cualquiera habría sido capaz de imaginar, Hellboy apoyó ambos puños sobre los nudillos en la mesa y asintió lentamente.
- Tienes razón. Nunca me dejaré matar ni me cortaré este brazo. El mundo necesita a alguien como yo. Alguien que esté dispuesto a romperse la cara por los demás. Y el mundo también necesita a alguien como tú. Por cada ser como tú y yo que está dispuesto a defender hay miles de seres esperando destruirlo y esclavizarlo. Tú y yo no somos tan distintos como piensas, pero yo tuve más suerte. A diferencia de ti, tuve a alguien que cuidó de mí y me enseñó el buen camino cuando todo a mi alrededor era dolor y soledad. De no haber sido por mi padre, yo estaría más perdido que tú. De hecho, el mundo no existiría, ya que quien me trajo a este mundo me habría usado para acabar con él. Y por eso no puedo ver cómo tu forma de vida se limita a vivir en las calles intentando sobrevivir cada día como puedas, sufriendo, pasando hambre, frío, dolor, soledad... Suficiente soledad tienes con la maldición que cargas como para encima seguir sin dejar que aquellos que intentamos echarte una mano podamos hacerlo. Sé que tú no quieres vernos y que odias estar aquí. Sientes que no tenemos ni idea de lo que te pasa, y la respuesta es que es cierto. Yo no tengo ni idea de lo que te pasa por la cabeza, pero podríamos saberlo si tú nos permitieses. Nadie te obligará, y ahora sí que te digo sinceramente, que si quieres irte puedes hacerlo. Ya me encargaré yo de cumplir por los dos cuando llegue el momento.- Y se levantó, apartando ligeramente la silla, abandonando la sala. Cuando Lyz y Abe se acercaron para hablar con él, negó con la cabeza levantando la mano hacia ellos. No quería compañía en ese momento. Simplemente soledad para pensar con tranquilidad. Buscar algún libro en la biblioteca, leer alguna de las cartas o explicaciones de su padre... Algo con lo que desconectar de toda la montaña rusa de emociones encontradas que en ese momento vivían en su interior.
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 21st Julio 2015, 17:31
La tensión del ambiente anunciaba desgracias. A causa de nuestra aparición, la temperatura de la habitación se había elevado varios grados centígrados, y así lo delataba el vaho que enturbiaba el cristal por el que, momentos antes habían estado mirándonos aquellos que nos mantenían retenidos en contra de nuestra voluntad. Las palabras del demonio impactaron en el interior de nuestro cerebro compartido, sin ser conscientes de hasta qué punto estábamos inmersos dos seres en uno sólo. Nuestra postura se mantuvo firme, severa, con aquella sonrisa mellada y las cuencas vacías apuntando a la inmensa figura roja que instantes antes había estado discutiendo con nosotros, compartiendo las circunstancias de un mundo ignorante que no estaba preparado para comprender nuestra presencia, el motivo por el cual salíamos cada noche a cumplir nuestro deber y mucho menos lo que éramos.
- Lo que... me pasa...- por un instante, se oyó claramente la voz infantil.
El sistema de ventilación reaccionó ante la subida de temperatura, accionando el aire acondicionado, y a medida que la habitación comenzó a bajar su temperatura, y Hellboy salía a pasos calmados de la habitación, una imagen comenzó a dibujarse frente nuestras cuencas vacías, reflejada por el cristal tintado. Las llamas crepitaban, envolviendo una estructura ósea envuelta en ropa carbonizada. Le negrura que nos remitieron aquellos ojos huecos nos aterró el tiempo suficiente como para darnos cuenta... de que estábamos allí.
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!- el grito provocó que varios agentes se dirigieran hacia allí a la carrera.
Ante los asombrados ojos de los agentes, la figura del Ghost Rider, envuelta en llamas descontroladas, se contempló las manos y se echó hacia atrás, hasta empotrarse contra el muro, provocando en este un sin número de grietas. En lugar de salir de ahí, comenzó a darse cabezazos con violencia, mientras se deshacía en gritos de angustia distorsionados por esa extraña voz de ultratumba. Su cráneo se quebró contra los muros reforzados, pero volvía a reconstruirse a medida que hacía el boquete cada vez más grande. Cayó, desequilibrándose, sujetándose un brazo con una mano y tirando de él, como si quisiese arrancárselo. Repitió la operación un par de veces, hasta que los observadores fueron capaz de darse cuenta de que no pretendía arrancar el miembro, si no extinguir el fuego que lo envolvía. Con un ultimo grito agónico, volvió a contemplarse contra el cristal, y una lengua de fuego lo hizo estallar en mil pedazos, obligando al equipo a retirarse haciendo cuerpo a tierra, mientras escombros de cristales en llamas caían sobre sus cabezas. El esqueleto en llamas cayó de rodillas, y cubrió su blanca expresión con sus huesudas falanges, tratando de ocultar las cuencas de sus ojos. Con una última deflagración, el descontrol desapareció.
El Ghostrider aguardó en silencio, en esa postura, y luego, como si nada de lo anterior hubiese ocurrido, se levantó sobre sus piernas. No era posible comprobar cambios en su rostro, pues carecía de expresión, pero en aquella tenebrosa negrura del interior de sus cuencas parecía resplandecer el filo de un bisturí, afilado e irrompible. Comenzó a andar hacia la puerta fundida, y pasó a la sala contigua, donde el alemán y algunos otros ayudaban a Abe Sapiens a levantarse. Todos estaban ilesos salvo por pequeños rasguños, pero el calor no le sentaba nada bien al hombre pez. Liz, en una reacción instintiva, se interpuso entonces entre el espectro vengador y sus compañeros, haciendo brotar de su interior el fuego que tanto la aterraba. Contempló al fantasma con la determinación en el rostro e intercambió una profunda mirada, que se suspendió en el tiempo. Tras un largo momento, su fuego se desvaneció, mientras ella entreabría la boca.
- ¡Apaguen esos fuegos, inmediatamente!- ordenó el alemán, mientras señalaba pequeños focos de fuego que había por la habitación.
La calavera abrió la boca, exhalando y los pocos focos disgregados que quedaban se extinguieron con unos hilos de humo blanquecino. Algunos de los agentes apuntaron con sus armas al jinete fantasma.
- Anung Un-Rama - llamó, con aquella voz capaz de causar pesadillas incluso al demonio más curtido. Al fin y al cabo, matarlos era su deber. Era lo que le impulsaba a existir. - No puedes contar con alguien a quien no puedes controlar. - dijo el Ghost Rider, clavando aquel filo azulado en los ojos amarillos. Hellboy no tendría problema en discernir que era el espectro quien hablaba, y que no era a él a quien se refería, si no a la mujer atrapada en la niña que le había repudiado durante casi veinte años.
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 3rd Agosto 2015, 23:49
Según abandonó la sala, el demonio pudo escuchar fuertes golpes que delataban a la niña golpeando las paredes. Con los puños, con la cabeza, con lo que fuese. Seguramente fuese con los puños ya que los ruidos eran muy fuertes y profundos. Si lo hacía con la cabeza se la rompería en cuestión de dos o tres golpes más. Pero ya no le importaba. Ya le daba igual lo qu ehiciese la chica. Que se fuese a su casa, al lugar donde durmiese, a donde narices fuera. Ya no era de su incumbencia. Suficiente había intentado hacer para ayudarla sin éxito. Tenía otras cosas en las que preocuparse, como en Victoria. Habían perdido su pista un par de veces desde peste, y la habían reencontrado. El último sitio donde parecía estar era el norte de África, pero no habían sido capaces de concretar el lugar exacto. Además, ya le estaba empezando a cansar a base de bien conversar con la niña, quien era todavía más cabezota que él, si eso era posible.
Abe y Liz se miraron el uno al otro, preocupados, frunciendo los labios. Hacía mucho tiempo que no veían así a su compañero, desde que el profesor Broom había muerto. Desde luego la niña había conseguido tocarle la fibra sensible, seguramente al verse reflejado en ella y pensar en qué habría sido del mundo de no haberle rescatado el profesor setenta años atrás. Un fuerte ruido captó entonces la antención de ambos, volviéndose a la pared que tenían a su lado. El aire acondicionado se había encendido repentinamente y el frío les rodeó. Abe se frotó ligeramente los brazos con las manos, y Liz no se inmutó. Ella tenía el poder del fuego en su interior, de manera que era más complicado que ella tuviese frío. Sin embargo, cuando la pared se vino abajo y fue destruida por el calor que emanaba de dentro y los golpes que había estrellado la pequeña contra esta, un calor abrasador invadió la sala donde ellos estaban. Liz se colocó entre la pequeña niña y sus compañeros, especialmente entre Abe, quien era el que más sufría de todos. La mujer encendió sus brazos con unas llamas azules, pero su rostro no era el de alguien que está dispuesta a luchar, sino que suplicaba con su mirada a la niña, ahora convertida en un pequeño esqueleto, que no hiciese ninguna locura ni atacase a sus amigos. La pequeña le devolvió la mirada, mostrándole que ella tenía las mismas ganas de luchar que la mujer de fuego. Entonces se volvió al demonio y gritó.
Hellboy se detuvo en seco al escuchar su verdadero nombre tras de sí con aquella voz profunda y gutural. El demonio no se giró, sino que escuchó a la niña diciéndole que no podía contar con alguien a quien no era capaz de controlar. Pero no eran palabras para él, sino para Tortita, o la mujer que vivía encerrada en aquel pequeño cuerpo de niña. Negó con la cabeza y suspiró.
- Hay muchas cosas que no se pueden controlar. Simplemente tienes que aprender a convivir con ellas, pues no te queda otra opción.- Dijo sin volverse a la niña, claramente refiriéndose a sí mismo y a Anung Un-Rama. Las veces que se había transformado en él no había sido del todo dueño de sus actos. Su verdadera forma intentaba encontrar una manera de cumplir con su deber. Después de unos largos años alejado de todo contacto conocido, vagando por el mundo, aprendió a invocar parte de su verdadera forma y controlarla hasta cierto punto, pero no podía pasar demasiado tiempo en ella. Si lo hacía, corría el riesgo de que la maldad le corrompiese del todo y terminase por poseerle del todo, y entonces sería imposible frenarlo.- Si no estás dispuesta a aceptar eso, a aceptar esa parte de ti que ahora vive a tu lado, entonces no hay nada más que podamos hablar.-
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 6th Agosto 2015, 13:57
El espectro permaneció impasible, mientras el demonio le respondía. Aunque aquella respuesta estaba muy lejos de la realidad que vivían. Sin decir una palabra, el vengador se aproximó a la mujer que se había delatado utilizando el fuego interno que residía en ella. Cuando la calavera la contempló con sus cuencas vacías, fue incapaz de mantener esos ojos huecos y giró la cara mordiéndose el labio por dentro. Johan Krauss y Abe sapiens se acercaron, aún sin saber qué debían hacer respecto a la presencia que se había materializado ahora que sin duda había caído la noche.
- Tu y yo no somos lo mismo, Anung- un Rama. - murmuró el espectro, dándose entonces la vuelta para mirarlo. - La parte interna de ti mismo que tu temes siempre ha estado ahí. Tu naciste así. - por mucho que le doliera, no podía negar que aquello era cierto. Todo a lo que el temía residía únicamente en su interior. - Yo fui otorgado a un ser que me repudia. Un ser que ha luchado contra mi durante veinte años. Yo no puedo ayudarla a comprender lo que soy. No quiere escucharme. Así que cada uno linda en la existencia del otro. Es ella de día, y yo de noche. Cada vez que he conseguido aproximarme a nuestro verdadero ser, no es distinto a lo que acabas de ver. - explicó el Ghost Rider, mientras se miraba las manos ardientes de hueso desnudo. - Para ella, no soy más que un parásito. no ha asumido que ahora somos mas que eso. No puedes juzgar nuestra circunstancia como si fuera la tuya, por que no lo es. - advirtió, cargado de esa voz vieja que le proporcionaba, además de terror, sabiduría.
Hubo un instante de tenso silencio. El demonio sabía que tenía razón. A diferencia de él, Tortita había sido una niña normal, con padre, madre y una familia. Había crecido viendo dibujos animados, ajena a todo ese mundo que ellos se esmeraban en mantener bajo control, y a poder ser, lejos de los ojos de aquellos que se habrían aterrado al comprender la verdad, intentando no sumir el mundo en el éxtasis natural de locura que hubiera provocado el hecho de que la gente normal supiera todo lo que diariamente los amenazaba hasta la extinción.
- Crees que tiene algo contra ti, y no te equivocas. Lo tiene contra tí, contra mí, contra todo lo que proviene de un mundo que según ella la ha dejado sin nada. Cuando hablas conmigo, aún te refieres a ella, y ese es tu problema. Yo no soy ella. Todavía no. Pero no tiene más opción. Acabará aceptándome o perdiendo la cordura. Si quieres estar seguro de lo que digo, pregúntale a ella. - dijo entonces, girándose hacia Lyz, que quedó totalmente sorprendida, sin saber qué decir. - ¿Que es lo que ocurre si intentas ocultar tu poder? ¿Qué pasa cuando lo encierras y tratas de exterminarlo para pretender ser normal? - preguntó, haciendo que a Lyz se le pusiera el vello de punta.
No hacía falta contestar. Todos lo sabían bien. Las recaídas de Lyz solían suceder mucho tiempo después de que ella hubiera dejado de usar sus poderes, llamándolo autocontrol. Pero al final, eso acababa estallando por algún sitio. Su último ingreso había sido el mejor ejemplo. La tragedia de pequeña, sólo un número más de intentos.
- Yo no tengo nada en tu contra, Anung- un Rama. Sé quién eres, y lo que haces aquí. Pero mi apoyo no hará más que dificultarte las cosas para acercarte a ella. - añadió, volviendo a contemplar al inmenso demonio, que por mucho que aparentara, continuaba dudando, reticente a dejar las cosas tal y como habían quedado.
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 6th Agosto 2015, 17:10
- Muy bien listillo, ¿entonces qué se supone que debo hacer, eh? Vamos, dímelo. ¿Acaso tengo cara de puto psicólogo? Lo digo porque me tenéis harto. Los dos. Que si uno me odia, el otro dice que no somos lo mismo y debería intentar comunicarme con ella... Te lo voy a decir bien claro. ¡Me importa una mierda qué hagáis con vuestra vida! Ella no quiere ni verme porque odia a los demonios. ¡Oh, vaya! ¡Pues fíjate por donde yo soy uno y nunca voy a dejar de serlo, como bien dices! Así que, ¿qué puto sentido tiene intentar seguir hablando con ella? ¿Sabes? Ella ha sufrido todo un infierno, pero yo también, y a diferencia de ella no sigo autocompadeciéndome por ello. ¡Qué coño! Podría haber rehecho su vida perfectamente. ¡Perfectamente! Se puede. Otra cosa es que no haya querido, porque que si iba a hacer daño a sus seres queridos, que si nunca podría llevar una vida normal, que si no se qué... Pero no. Es mucho más fácil vivir como la víctima, y que nadie entienda tu dolor ni nadie entienda lo que ha pasado ella o lo que pasas tú, porque si alguien lo pasase le estallaría la cabeza. Pero ya me da igual. Que haga lo que quiera. Y tú lo mismo. No soy el terapeuta de nadie. A mí me pagan por matar demonios, no por estudiar su forma de ser. Si esque me pagasen algo, claro está. Así que, si me disculpas, o me disculpáis, me largo de aquí.- Y el demonio se volvió a dar la vuelta, abandonando aquella sala. Se acercaron entonces Liz y Abe al pequeño esqueleto llameante, suspirando y viendo como Hellboy se marchaba.
- No debes tenérselo en cuenta. No actúa así por nada. Simplemente no se le dan muy bien las relaciones sociales... Tal vez podrías hablar conmigo, al menos hasta que se le pase el cabreo. Yo ya sabía que erais dos. Después de todo, es mi poder. Ser capaz de ver cómo es la gente. Puede que a veces sea un incordio, y que parezca que no respeto la intimidad, y créeme, a veces lo intento de verdad, pero no es tan sencillo cuando es un poder que no puedes controlar.- Liz se acercó también al pequeño esqueleto, llenando sus manos de llamas azules, y acariciando el cráneo de la niña, convertida ahora en el vengador fantasma. Le quemó un poco, pero no tanto como le habría quemado a cualquier otro. Después de todo, aunque ambos fuegos eran sobrenaturales, el del motorista era lo suficientemente poderoso como para destruir demonios y ángeles. El suyo podía acabar con criaturas mágicas y sobrenaturales, pero no algo tan poderoso como un demonio o un ángel, a menos que tuviesen una forma corpórea. En ese caso, podía llegar a quemarlos.
Los dedos de Liz notaron el cráneo sorprendentemente frío para estar envuelto en llamas. No es que estuviese helado, pero habría jurado que habría estado a mucha mayor temperatura. Y era suave, mucho más de lo que aparentaba. Suspiró largamente sin dejar de mirar al esqueleto.
- Él es así... No tiene maldad en su alma, pero tampoco tiene mucha paciencia. Odia las cosas que no entiende, y se frustra cuando intenta hacer el bien y parece que todo el mundo a su alrededor le rechaza. Es cierto que él y tú no sois lo mismo, y que tú eres un ente que ha sido rechazado por su portadora, como si fueses una lacra o basura... Pero tampoco él lo ha tenido fácil. Siempre tiene que llevar ese aspecto, ser él en todo momento. Tú mismo lo has dicho, él siempre ha estado ahí. Anung-Un Rama. Dará igual lo que haga, lo que se esconda, lo que intente ocultarse, siempre será él. Rojo, grande, con esa enorme mano de piedra. Así que, si estás ahí Tortita, y eres sincera contigo misma, entenderás por qué hace lo que hace. ¿Hay algo que podamos hacer nosotros? Después de todo, Abe y yo no somos demonios. Tal vez ella esté más dispuesta a comunicarse con nosotros. Quién sabe, tal vez encontremos una forma... Espera, ¿tú sabes cómo podríamos liberarla de ti? Si lo hiciésemos, tú tampoco tendrías que soportar esta situación. Dices que para ti es doloroso porque ella te rechaza y no quiere aceptarte, pero tal vez haya alguna forma de liberaros a los dos. ¿Hay algo que tú sepas que pueda servirnos de ayuda?- ¿Podría funcionar? No tenía ni idea. Ella se había pasado los últimos meses en el hospital psiquiátrico donde intentaba aprender a controlar sus poderes. No tenía ni idea de cómo funcionaba el Motorista Fantasma, pero tal vez el propio espíritu pudiese echarle una mano con eso. Y sino, bueno, tampoco perdían nada, ¿no?
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 3rd Septiembre 2015, 20:21
- Aún es joven. - respondió el fantasma vengador a la afirmación de Abraham Sapiens. Era difícil comprender qué se la pasaría por la cabeza, puesto que no tenía rostro que pudiera reflejarlo. Tan sólo podían contar con el tono de su voz, que casi siempre era gutural hasta el terror mas absoluto, y con su modo de dirigirse a sus interlocutores. - Aprenderá con el tiempo. Está dolido con ella. Cree que no es mas que otra que le odia por su aspecto, aunque no es del todo cierto. Al final lo entenderá. - asintió.
La mujer acarició la cabeza del Ghostrider, haciendo que sus fuegos infernales se mezclaran. Al hacer contacto, este reaccionó echando suaves chispas, como con un crepitar de leña en el fuego. La calavera le devolvió la mirada, intensa, con esas dos puntas de aguja brillando en su interior. Esas que te invitaban a verter tu conciencia en el hueco pozo hondo de sus cuencas vacías.
- Cometéis el mismo error que todos aquellos que me juzgan por el tamaño. - a pesar del contenido de su mensaje, no suena molesto - Tengo muchos mas años que tu, chiquilla. Muchos mas que él, incluso que la mayoría de cosas a las que os habéis enfrentado. - añadió.
Su petición era razonable. En cierto modo nunca había estado en un cuerpo que no presentara cierta resistencia. Sus anteriores portadores tenían reservas respecto a su existencia, su presencia e incluso la extraña moralidad que se veía obligado a adoptar. Pero siempre había conseguido, con el tiempo suficiente, que sus portadores le reconocieran. Aquella niña estaba siendo, salvo por otros dos portadores anteriores, la que más había resistido. Al final, le aceptaría. Todos lo hacían. En el fondo, eso era lo único que el espectro esperaba. Su estancia en el infierno era la de un fugitivo, y a pesar de recrudecerse más y mas con el paso de los siglos, continuaba existiendo.
- Yo compartiré con vosotros lo que sé. Pero no renunciaré a ella. - sentenció, dejando claro su propósito de continuar poseyéndola. - El único modo de liberarla, es cumpliendo el contrato. Pero este caso es extremadamente complicado. Por eso ha traído consigo tantos efectos secundarios. Por eso la niña no crece, y Mephisto tampoco tiene su alma. - añadió, al tiempo que comenzaba a caminar.
Abe Sapiens podía tener la certeza de que lo que el Ghostrider decía era cierto, no sólo por los poderes que su naturaleza le otorgaban, si no también por el hecho de que el espectro vengador, si bien permitía que sus actos dijeran de él más que sus palabras, con estas últimas era incapaz de mentir. Al verle, muchos agentes apartaban la vista, mientras él recibía la información necesaria con las cuencas de sus ojos. Muchos de ellos no eran mas que pecados menores, pero aún con todo, ninguno quería cruzar la mirada con él. Era algo que el espíritu de la venganza cargaba consigo. El producir terror a aquellos que al final, tendrían que ser juzgados.
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 8th Septiembre 2015, 21:10
- No creo que sea por eso por lo que Hellboy está enfadado. Quiero decir, lo que yo creo que le pasa, por lo que he podido sentir en él, es que le duele que ella le rechace por ser un demonio. No es su aspecto, sino lo que es lo que hace que muchas veces la gente no quiera ni verle. Eso es lo que verdaderamente le duele. Por el hecho de ser un demonio ya le rechaza, lo cual es entendible después de lo que... El caso es... Que se le pasará, como tú bien dices.- Abe reculó justo a tiempo para no soltar alguna salida de tono en referencia al Motorista y que este se sintiese ofendido o dolido. Tal vez sería mejor aparcar de momento el tema y ya hablarían de ello más adelante, o con Rojo delante.
Avanzaron mientras el pequeño esqueleto les hablaba y les decía que no rechazaría a la niña, que seguiría con ella, y que librarla del contrato con Mephisto era mucho más complicado de lo que parecía, derivando en un montón de tensas situaciones que habían llevado a ambos a sufrir situaciones de lo más incómodas y a sufrir en si. Abe se rascó la cabeza, intentando comprender el por qué no era capaz de sentir el alma de la niña. Vale, estaba claro que esta no estaba en su cuerpo, pero tenía que haber algo más. Y si Mephisto no la tenía, ¿dónde estaba?
Liz suspiró y se pensó dos veces lo que iba a decir. El Motorista no tenía la culpa de estar con ella ni de ser rechazado, pero tenían que intentar salvarla de alguna manera. Si tan solo...
- ¿Cuál fue el contrato? Quiero decir, ¿qué fue lo que le dijo Mephisto a ella para volverla su esclava, por así decirlo? No... No lo digo en mal tono ni nada, simplemente queremos ayudar... No sabemos muy bien cómo, pero cualquier cosa que esté en nuestra mano será hecha sin dudar.- Abe se detuvo con el rostro más serio que de costumbre. La mujer se percató y se paró también, volviéndose a él, con el ceño fruncido y las dudas asaltándole la cabeza. No era normal ver así a Abe, lo cual preocupaba más todavía si cabía a la piromántica. Se mordió el labio inferior en señal de preocupación y cruzó los brazos.- ¿Qué ocurre Azul? ¿En qué piensas?-
- ¿Por qué no crece? ¿Y por qué no tiene Mephisto su alma? Me gustaría que explicases todo en detalle, pequeño Espectro. Me gustaría ver si soy capaz de entender la situación...-
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 10th Septiembre 2015, 17:07
- Él pretende que entienda que es distinto a los demás. Y lo es. - admitió la calavera, con un sentimiento prolongado.- Pero dime, ¿Cuántas oportunidades tenéis vosotros para comprobar si las criaturas que capturáis realmente tienen una naturaleza perversa y destructiva, o tan sólo están confundidas, hambrientas, o perdidas en un mundo que hace tiempo que dejó de ser suyo?- preguntó entonces, haciendo que Abe Sapiens desviara la mirada, reflexivo. - No te sientas culpable, Sapiens. La protección de inocentes trae consigo decisiones. - sentenció, dejando a Abe con aquella amarga concepción.
En cierta manera, el espectro tenía razón. Ellos capturaban criaturas mágicas, no sólo demoníacas. Las mantenían vigilados para que los humanos vivieran seguros, pero ese mundo era tan suyo como de los seres a los que mantenían a raya. Sólo cuando su supervivencia entraba el conflicto, se decantaba la balanza a favor del humano, y entonces el resto, relegados a vivir ocultando por siempre su verdadera naturaleza, se veían forzados a aceptar las condiciones, huir a un lugar apartado, o revelarse arriesgándose a morir. Todo para proteger la fragilidad de una especie que no tenía modo de defenderse por sí misma de los oscuros terribles que residían en la sombra.
- De la misma manera en que vosotros juzgáis para proteger, ella juzga para protegerse. Mephisto, cuando me otorgó, también disfrazó su gesto de buena intención. - aseveró, dejando que aquel mensaje llegara a Abe y a Liz, y al alemán, que hasta entonces se había mantenido en total silencio, salvo por las órdenes de reparar lo estropeado.
El espectro escuchó impasible sus dudas, todo lo que surcaba sus mentes atribuladas por la situación que estaban viendo. Es difícil para cualquier ser vivo comprender que su presencia no supone una diferencia. La impotencia llegaba a generar la autodestrucción.
- Si deseáis saber el término de su pacto, yo os lo diré. - dijo, haciendo que su voz cobrase un extraño tenebrismo. Sus cuencas vacías se clavaron en sus interlocutores, y detuvo su paso. - Te prometo que cuidaré de ti, hasta que encuentres a alguien que te quiera tanto como yo...Pero tú también tendrás que protegerme a mí. - repitió el espectro haciendo que a los presentes se les pusiera el vello de punta. Liz abrazó sus propìos brazos, y Azul le observó, incrédulo. - Eso es todo. No hay condiciones, ni limitaciones, ni cláusulas. Ella no accedió a venderle su alma, pero el único modo en que era útil y podía protegerle era utilizándome a través de ella. Su alma existe, en algún lugar al que él no tiene acceso. El vínculo que existe entre ellos no está cerrado, jamás había participado en un trato de estas características en toda mi existencia, y os aseguro que para criaturas como vosotros, eso es mucho tiempo. - explicó haciendo que su voz resonara en la habitación, para luego prolongar un silencio denso que parecía inacabable. - Yo soy inmortal, así lo es mi portador por extensión. Pero en general, es él quien decide cuándo bloquear el proceso de degradación de la vejez, o cómo ralentizarlo. En este caso, es distinto. Es posible que el hecho de que su alma se mantenga suspendida en algún limbo le haya bloqueado la capacidad para crecer. Todo esto no es más que la consecuencia de un intercambio sin condiciones. Nada ha quedado delimitado, así que sus consecuencias son impredecibles.
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 14th Septiembre 2015, 10:46
El pequeño fantasma tenía un punto cuando dijo lo de las criaturas. Abe levantó ligeramente las cejas y frunció los labios. Visto así la pequeña tenía sus razones para odiar a Hellboy. Bien era cierto que ellos siempre intentaban ver hasta qué punto una criatura debía ser capturada o no, y si lo era siempre se intentaba llegar a un acuerdo con ella, la pequeña tenía que huir a diario de las criaturas sobrenaturales y mágicas, y enfrentarse a ellas sola. No tenía un equipo a su lado que pudiese echarle un cable. Convencerla de que Rojo era bueno iba a llevar mucho más tiempo del que pensaban originalmente. Puede que nunca lo consiguiesen.
Liz suspiró, mirando al pequeño esqueleto. Sólo de pensar en lo que le había hecho Mephisto le descorazonaba. ¿Cómo podía hacer algo así el demonio? ¿Robarle el alma a una niña? Había visto cosas rastreras y crueles, pero esa se llevaba sin dudarlo la palma. ¿Acaso eso era legal? Existían ciertas reglas por así decirlo entre el cielo y el infierno, pero no tenía ni idea de cómo funcionaban, y desde luego estaba convencida de que los demonios se las saltaban a la torera siempre que querían. Que su alma estuviese suspendida en algún tipo de limbo o en algún lugar que no se supiese arrancó a la mujer una pequeña lágrima que disimuló frotándose con cuidado la nariz, como si le picase. Se sintió mucho más comprometida con su causa después de aquello. Muchas veces se había preguntado por qué luchaban contra las criaturas avernales y sobrenaturales, si muchas veces estas sólo habían llegado a la tierra por accidente. Ahí estaba la respuesta: porque siempre hay alguien dispuesto a llegar más allá y acabar con los inocentes, sin importarle ni lo más mínimo lo que esto provocase o el sufrimiento que trajese con ello.
- Eso... No tiene mucho sentido... Quiero decir, el pacto del Espíritu de la Venganza sólo puede llevarse a cabo si el portador vende su alma al demonio en cuestión. Si ella no se la vendió no entiendo cómo podría haber hecho para poseerla... Es... Algo inaudito... Nunca habíamos visto nada así.- Abe se frotó la cara pensativo. No había duda de que el ser que tenían delante era el famoso Motorista Fantasma, pero si era cierto que no poseía su alma la cosa se complicaba mucho. La clausula era, como bien había dicho el pequeño esqueleto, muy poco precisa. "Alguien que te quiera tanto como yo...". ¿Quererla de qué forma? ¿Por medio del amor platónico de toda la vida? Además, como había explicado el Fantasma, el vínculo no estaba cerrado. ¿Cómo demonios lo había conseguido entonces?- Es imposible entender esto... No... Se escapa a mi comprensión. Tú mismo lo has dicho, es demasiado generalizado. Podría valer cualquier cosa prácticamente, y al mismo tiempo no valer nada. Debo... Debo meditar esto... Es demasiado complicado.-
Abe resopló, llevándose la mano a la cabeza. El problema más grande que tenía el hombre pez era que, al entender la naturaleza de los seres de manera casi automática por sus poderes, cuando aparecía algo así o demasiado poderoso le daban unos dolores de cabeza que habrían hecho a más de uno pegarse un tiro para evitar sufrirlos. Azul se sentó, recobrando ligeramente el aliento, provocando que Liz le cogiese del brazo y se agachase hasta estar a su altura.
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 30th Septiembre 2015, 12:11
- Ya te lo he dicho, Abraham. - dijo, haciendo que ese nombre alcanzara proporciones bíblicas - Protección recíproca. ¿Qué protección real podría haberle ofrecido una niña de siete años? - preguntó, dejando que lo pensaran. No le habría sido útil de ninguna manera, realmente. Una niña no habría podido protegerle contra los peligros que otros demonios suponían para Mephisto. - Solo conmigo podía llegar a resultar útil. No había otra manera. Sin mi, no podría cumplir su parte. - explicó el motorista.
Ahí quedaba clara una sola cosa, hasta qué punto, hablando de y con demonios, era tan importante lo que se decía como lo que no se decía. Él no le explicó que su trato atañera al motorista, y sin embargo, la había manipulado hasta arrinconarla para aceptarlo. Ni siquiera lo había hecho forzosamente. Lo había aceptado casi sin darse cuenta. Ese era el mayor peligro potencial, y por eso, jamás se debía pactar absolutamente nada con demonios. no había forma de esclarecer y delimitar las condiciones lo suficiente como para que ellos no encontraran el modo de usarlo en propio beneficio, siempre había alguna grieta, siempre algún resquicio. Hecha la ley, hecha la trampa, y moverse con las leyes avernales era sin lugar a dudas la cosa más complicada que podías intentar hacer. Sobretodo, si pretendías hacer trampas en tu propio beneficio. Eso jamás salía bien.
- No te esfuerces por tratar de resolver en un día un enigma de hace veinte años. - aseveró la calavera, mirando al hombre pez a los ojos. Negro contra negro. - No dejeis que os consuma. - fue lo último que dijo.
Luego puso camino hacia la puerta. No era seguro quedarse allí, tal cual estaban las cosas. Mephisto estaría buscándole, y si no le encontraba, despertaría sus sospechas. Puede que esa noche no le necesitara, pero eso no enmascaraba el hecho de que si quisiera localizarlo, las magias protectoras del B.P.R.D se lo impedirían, y eso sí que llamaría su atención. No estaba seguro de cómo encontraría la salida, pero sí de que en cuanto lo hiciera, se alejaría a algún lugar diametralmente opuesto de allí.
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 8th Octubre 2015, 23:18
La niña tenía razón. No tenía sentido intentar encontrar en pocos minutos algo que ella había sido incapaz de resolver por sí misma durante veinte años. Por mucho que Abe se esforzase las soluciones no iban a llegar como por arte de magia a su cabeza y sus pensamientos así como así. Necesitaría reposar lo que acababa de ingerir, meditar acerca de ello, y tranquilamente ver si, con la poca información que tenían, algo podrían sacar en claro de todo eso. Además, le gustaría hablar con Hellboy para explicarle las cosas nuevas que habían encontrado del trato y de lo que la chica era en realidad. Una portadora que carecía de alma en su cuerpo ya que el propio Mephisto no había podido hacerse con ella, pero que sin embargo llevaba en sus entrañas al Espíritu de la Venganza. Nunca se habían topado con algo así, en todos sus años de investigación y lucha contra el mal. El propio Johnny Blaze, el otro motorista fantasma, disponía de su alma en su cuerpo, aunque seguramente esta perteneciese al mismísimo diablo. Fuera como fuese, debían encontrar una solución o al menos buscar algo con lo que entender la situación que se les había planteado.
- Intentaremos encontrar una solución o una explicación. Tu caso es verdaderamente excepcional, en todos los sentidos, y capta mi atención como pocas cosas me he encontrado. No me malinterpretes, no deseo convertirte en una rata de laboratorio, pero saber que Mephisto es capaz de acceder a cuerpos a pesar de no disponer su alma es algo que, como comprenderás, hace saltar todas las alarmas de nuestra organización. Es un nuevo nivel de posesión del alma mucho más peligroso de lo que habíamos visto hasta ahora. Lo llevaremos con la mayor discreción posible, pero estaremos en contacto. Aunque sea conmigo y con Liz. Si deseáis dejar a Hellboy al margen así será.- No le gustaba tener que hacerlo, pero la niña no estaría dispuesta a hablar con el demonio por lo que había demostrado. Bien era cierto que Rojo jamás dañaría a alguien como ella, pero su único encuentro con un demonio en el que había confiado la convirtió su vida en un infierno.
- Y pase lo que pase, siempre tendrás aquí un lugar al que acudir si no tienes otro sitio donde ir... Nuestra base está protegida por una magia arcana muy poderosa. Incluso Mephisto tardaría en encontrarla y acceder a ella. Pero no podemos ofrecerte un asilo constante, no al menos hasta que sepamos cómo ayudarte...- Liz miró al pequeño esqueleto con cierta pena. Sabía que Rojo habría sido así o mucho peor de no haber tenido al profesor Broom para enseñarle el buen camino. El profesor... Cuanto le habían echado de menos desde su muerte. Un hombre sabio, valiente y que jamás dijo una mala palabra hacia nadie. Un verdadero ejemplo a seguir. Lástima que el destino, caprichoso, se lo arrebató a todos ellos, sin poder volver a disfrutar de aquella anciana sonrisa que tenía siempre para todo el mundo.
Acompañaron a la pequeña hasta la puerta y esta se abrió, dejando ver la noche, una noche más oscura que las normales. Unas pequeñas nubes de vaho salieron de los labios de Azul y Liz, quienes se frotaron los brazos para entrar en calor. Era primavera, pero todavía quedaban los últimos rastros del frío invernal. O tal vez fuese aquella noche.
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Ficha de Personaje Alias: Tortita Nombre real: Kim HwaJae Universo: Marvel
Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. 21st Octubre 2015, 17:49
La calavera asintió con la cabeza. Era complicado saber en qué estado de ánimo se encontraba, aunque de algún modo ese cráneo neutral siempre parecía tener una expresión extraña, como de enfado continuo. No es que tuviera nada distinto a cualquier otra calavera, a parte de los claros síntomas de pelea que eran los agujeros y marcas repartidas por el cráneo. Pero la sensación seguía siendo la misma. Una vez las aclaraciones y advertencias fueron dichas, pusieron rumbo hacia la salida. Un recorrido de pisadas humeantes se abrió por el pasillo. Los agentes se apartaban del camino al ver a la calavera, dejándole sitio. Inconscientemente cualquiera habría decidido poner espacio entre él y el Ghost Rider.
Salieron a la noche despejada, con apenas nubes aisladas suspendidas en la cúpula celestial. Incluso bajo los focos que rodeaban el lugar, que se mantenía cerrado y vigilado, se veía más intenso el fuego que crepitaba en torno al cuerpo del fantasma vengador.
- Volveré a las calles. Ese es mi sitio. - dijimos, sabiendo que era lo que nos esperaba de un modo o de otro. De día, no estabamos atados a ningún lugar. De noche, no podíamos decidir nuestro destino. - Una cosa mas...- dijimos, dándonos la vuelta, encontrándonos con ellos.
Abe, Liz y Krauss nos observaron. Nosotros contemplamos la estructura del B.P.R.D. Algo en nuestro interior se encendió, como si por una vez tuviésemos derecho a experimentarlo de primera mano.
- ¿Cuánta gente diríais que trabaja en el B.P.R.D?- la pregunta pilló a los agentes por sorpresa, se miraron entre ellos, confundidos.
- Bueno, no lo sabemos con seguridad. Pero al menos 250 personas. - respondió Abe. Por su expresión, ni siquiera él era capaz de conocer qué estaba pensando el fantasma.
- ¿Conocéis la ley del Talión?- preguntamos, de nuevo.
Sus expresiones se volvieron aún mas incrédulas si cabe. Con una deflagración, el fantasma invocó sus cuchillas de fuego, realizó con rapidez un giro, y con un grito desgarrador que a todo el que lo oyó puso los pelos de punta invocó su fuego demoníaco. En el patio del B.P.R.D una columna de fuego de proporciones bíblicas se elevó en el aire hasta perderse en el cielo nocturno. Aquella señal fue visible a muchos, muchos kilómetros. Ante la asustada expresión de los presentes, la calavera les miró con dos soles diminutos brillando dentro de sus cuencas negras.
- Estamos en paz. - musitamos, antes de desaparecer a tal velocidad que, de no ser por nuestra estela, jamás habrían sabido en qué dirección fuimos.
Los días posteriores, Maning se dejó una importante cantidad de dinero en comprar los vídeos, responder a las preguntas y desmentir cualquier rumor sobre la inseguridad de su fábrica de tratamiento de residuos. No había habido ningún incendio, y desde luego no era posible que ningún residuo hiciera una columna de fuego como algunos juraban y perjuraban haber visto. Un par de días malos en los que todos mantuvieron la cabeza gacha y tres frascos de anti ácidos después, El B:P.R.D retomó su funcionamiento habitual.
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Viviendo un infierno en la tierra
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Tema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.
Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.