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Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
 
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 Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.

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Hellboy
Dark Horse Universe
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Hellboy


Personaje No Jugador

Bando : Héroe

Grupo : B.P.R.D.

Insignia de Fidelidad : Año 1

Mensajes : 1081
Fecha de inscripción : 26/04/2014
Localización : Donde haya algún cabronazo
Empleo /Ocio : Pateador de culos sobrenaturales a jornada completa
Humor : ¡No juegues conmigo, mujer! ¡He estado bebiendo con esqueletos!

Ficha de Personaje
Alias: Hellboy.
Nombre real: Anung-Un-Rama.
Universo: Marvel

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MensajeTema: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime14th Abril 2015, 10:23

29 de Abril de 2018.
6:45 de la mañana.
Base del B.P.R.D.
Despacho del director Manning.



- ¡No pienso permitir esto Rojo! ¡Siempre haces lo que te da la gana! ¡Conoces a alguien nuevo y lo traes directamente a la base! ¡Las cosas no funcionan así! ¡Somos una organización gubernamental secreta! ¡Se supone que nuestra localización es un secreto también! ¡Y traes a otro invitado más!- Manning estaba hecho una furia. Se movía por su despacho con pasos largos y gesticulando con los brazos en señal de enfado. Hellboy le miraba con el rostro serio. Sabía que tenía razón, y que llevar allí a la pequeña era arriesgado, pero su corazón no le había permitido abandonarla a su suerte. Abe permanecía en silencio con los brazos cruzados apoyado junto a la puerta, pensativo.

- Sabes que no tenía otra opción... No podía dejarla allí sola. ¡Es una niña Manning por Dios!- Hacía rato que estaba dormidita, presa del cansancio y el esfuerzo de la noche. Apenas habían pasado unas pocas horas desde que consiguieron vencer al démecum*, y durante un largo rato había estado dañando al demonio en señal de protesta por llevársela de la calle. A decir verdad, Hellboy también estaba hecho una pena. Tenía la gabardina rota por varios sitios, quemada por otros y estaba bastante sucio. Liz entró por la puerta mientras el demonio terminaba de explicar la situación y miró a Abe. Él le indicó con un asentimiento que su compañero tenía a la niña. Se acercó a él, saludó a Rojo y cogió a la pequeña en brazos.- Cura sus heridas, ¿quieres? Y si puedes manda a limpiar sus ropas. Están hechas una auténtica pena...

- ¿Me estás escuchando Rojo? ¡Te estoy hablando! ¡No podemos seguir metiendo a quien te de la gana en la base! El día menos pensado nos va a estallar en la cara, ¿y entonces qué harás? ¿Dirás que lo sentías? ¿Que lo arreglarás? ¿Acaso no recuerdas lo que le pasó a tu padre? Metió a esa basura robótica de Karl Ruppert como-coño-se-llame y le mató. ¡Le mató!- Hellboy apretó los dientes ante esas últimas palabras del director. No le gustaba que le hablase de su padre. Pero por otra parte tenía razón. Le jodía en el alma que tuviese razón. Resopló y miró al director.

- Esa niña tiene el Espíritu de la Venganza con tan solo ocho años. ¡Ocho años Manning! ¿Crees que debería dejarla así como así como a un vulgar perro callejero? ¡Ni siquiera sabe en qué lío está metido seguramente! He visto a Mephisto hoy. Es él quien la engañó y la convirtió en lo que es ahora. No pienso dejarla de lado si puedo ayudarla de alguna manera. Es una de los nuestros. Una renegada del mundo sólo por ser lo que es, y no pienso dejar que se sienta sola ni abandonada mientras pueda evitarlo. Ya lo hicimos con Sloan y mira que buen aliado nos hemos sacado. No te pido que apruebes mi decisión, solo quiero que entiendas por qué lo he hecho.- Y abandonó el despacho junto con Liz, dejando al director a solas con Abe. Manning se pasó la mano por la cara, furioso, irritado. Sentía que allí nadie aceptaba la cadena de mando y que todos le tomaban por el pito del sereno. Al menos en estas cosas. Respiró profundamente y se quedó mirando por la ventana. Abe se acercó hasta él y apoyó su mano sobre el hombro del director.

- Esa niña ha sufrido mucho más de lo que seguramente ninguno de nosotros suframos nunca Manning. Que la hayamos encontrado es casi un milagro. Durante todos estos años ha pasado desapercibida a nuestros ojos. Seguramente porque el propio Mephisto puso algún tipo de glamour o algo así para evitar que la encontrásemos.

- ¿Todos estos años? ¿A qué te refieres con todos estos años Abe? No puede llevar más de uno o dos con eso dentro.

- Hay algo que debe saber director. Esto sólo lo sé yo debido a mi poder, y necesito pedirle que sea lo más discreto posible, especialmente con Rojo. La niña en realidad tiene treinta años. Su apariencia es de ocho debido a que no puede envejecer por el trato que hizo con Mephisto. No podía obtener su alma ya que era demasiado pequeña, y se la extrajo del cuerpo. Por eso tiene la misma apariencia que cuando ocurrió. Pero la verdad es que lleva veintidós años con esa maldición sobre su cuerpo. Tan solo imagínese lo que es para alguien de treinta años tener que vivir en un cuerpo de ocho...- Manning estaba a costumbrado a ver cosas raras o que allí dentro se llevasen seres extraños o criaturas sorprendentes. Las palabras de Abe le sorprendieron, pero no era lo más raro que había visto nunca. Frunció ligeramente el ceño y levantó un poco el labio inferior.

- Está bien... Puede quedarse por el momento. Pero que no haga nada malo ni rompa nada, ¿entendido? Y hazme un favor Azul, ve informándome de todo lo que pasa. Y que a esa niña no le falte nada.- Puede que el director fuese duro, que fuese agresivo y de vez en cuando borde, pero tenía un gran corazón en el fondo. El único problema era que la vida le había colocado en un sitio donde, o era así de agresivo y autoritario, o se lo comían vivo desde la capital del país. No pudo elegir ser como era. Tenía que ser así.

···

Hellboy aprovechó para ducharse y limpiarse después de la ajetreada noche. Liz curaba a la pequeña como podía, vendándole los ojos y cualquier corte o herida que tuviese. De vez en cuando, la pequeña niña fruncía el ceño o se movía en sueños, diciendo cosas en coreano o en inglés. La sensación que la mujer tuvo era de que estaba teniendo pesadillas, pero al menos podía descansar un poco. La desnudó y mandó a lavar toda su ropita, mojada y sucia de la persecución. Limpió su cuerpo con un poco de agua y una esponja, pero la niña no se despertó. Debía estar totalmente destrozada para no despertar ante el contacto con algo de agua caliente. Al cabo de una hora, estaba limpita y curada de todas sus heridas salvo los ojos, los cuales poco a poco iban mejorando, pero todavía tenían ese aspecto a quemado y destrozado. Rojo entró en la enfermería y saludó a Liz.

- ¡Eh! ¿Qué tal? ¿Cómo está?

- He hecho todo lo que he podido. Le he desinfectado las heridas y se las he limpiado. Los ojos no veo manera de curárselos. Parece que los tiene mejor que hace un rato, como si lentamente se le fuesen curando, pero no sé qué más hacer.- Rojo posó su mano sobre el hombro de la mujer y besó su cabeza con delicadeza, ofreciéndole una amplia sonrisa.

- Lo has hecho genial, ¿vale? Ahora lo único que necesita es descansar un poco. Está agotada la pobre. Yo la vigilaré. La llevaré a mi cuarto. Después de todo, es el sitio más seguro de la base. Podría resistir un ataque mío si me convirtiese en... Ya sabes.- E hizo un gesto explicando largos cuernos y una corona de fuego. Liz rió y asintió, dándole con cuidado a la niña. Se la llevó en su brazo de piedra, como si fuese una pequeña hamaca.

- ¿Sabes? Te pega bastante el rollito ese de padrazo.- Y con un guiño, dejó a Rojo con el ceño fruncido y a la pequeña en brazos.

Abrió la puerta de su cuarto con cuidado y la cerró tras de sí. Varios gatos saltaron y se le frotaron por las piernas mientras entraba. Los saludó y se dirigió a la cama. La abrió y colocó con sumo cuidado a Tortita en ella, tapándola hasta la base de la cabeza. La pequeña se revolvió un poco y dijo algo de nuevo, pero el demonio fue incapaz de saber qué decía. Negó con la cabeza y cogió una silla en la que sentarse junto a la cama. Buscó el mando a distancia y se puso a buscar entre las televisiones algo que mereciese la pena ver. Encontró en uno de los canales la película "Lo que el viento se llevó". Y la dejó. Hacía poco que acababa de empezar. Echó de menos unas palomitas, pero le daba demasiada pereza ir hasta la cocina para buscar unas. Echó un vistazo a la niña, cuya cara de paz acompañaba su ligera respiración. El demonio sonrió para sí y le quitó un par de mechones de la frente con la mano izquierda.

- Rollito de padrazo... Anda que... Menuda es esta.- Se apoyó en el respaldo de la silla, y en menos tiempo del que se pudo dar cuenta, se quedó totalmente dormido sobre la silla. Ambos necesitaban un poco de descanso después de la agitada noche que habían tenido.

* Véase en "El demonio encadenado".

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime14th Abril 2015, 23:41

Veía esas cosas retorcerse, en el fondo de su ojo. Dentro. No habría conseguido mandarla muy lejos, y siempre estarían allí para él. Tener que mirar uno había sido la cosa mas horrible que había hecho nunca, pero repetirlo había sido aún peor. Sólo servía para alimentar aún más el miedo que tenía por ellos. Después, hubo oscuridad. Los gritos me martilleaban la cabeza, y me vi en tercera persona, como suele pasar en los sueños. Me echaba las manos a las sienes, mientras mi cráneo se partía en mil pedazos, mis ojos y mi boca arrojaban fuego infernal, y de allí salían miles de seres de pesadilla, almas ardiendo, torturas y dolores innombrables.

Tuve un espasmo, mientras la chica me bañaba, pero nada más.

¿No era esa mi madre? Su figura, apoyada en las tablas que daban al jardín. Su pelo precioso, que siempre olía a flores. Quería mirarla a la cara. Pero algo me lo impedía. No podía moverme de donde estaba. Se giraba. Veía su sonrisa, ¿O sólo me la imaginaba? Por algún motivo no era capaz de ver su rostro. Sentí miedo, y una profunda tristeza, al darme cuenta de lo que eso podía significar. ¿Me estaba olvidando de ella? ¿Era eso? Estaba olvidando a mi propia madre.

- 엄마 ... 엄마 , 나 한테 엄마 의 모습...- musité, mientras el demonio me depositaba en su cama.

El resto de la mañana y la tarde, las pasé debatiéndome entre horribles pesadillas. Gritos de agonía, terribles recuerdos y retazos de la noche anterior. Me sacudía de vez en cuando, o se me escapaba alguna cosa en sueños, pero mi conciencia estaba ocupada torturándome como para darme cuenta de que hablaba en sueños. En ningún caso importaba, porque aunque de un tiempo a esta parte usaba mucho más el inglés, el koreano era y sería siempre mi lengua materna, así que todo lo que farfullaba era ininteligible para la mayoría. Era mejor así. Nadie querría saber qué tipo de cosas soñaba.

Arrugue el ceño, y apreté los ojos, recobrando la conciencia poco a poco. Algo me había acariciado la cara. Era húmedo y hacía cosquillas. El cuerpo me pesaba una tonelada. Moví mis manos, tanteando el terreno. Toqué algo peludo, algo peludo que se movió. Pegué un respingo y empujé a esa cosa, lo que quiera que fuera, mientras gritaba. Intenté abrir los ojos y me sobrevino un fuerte dolor. No podía ver nada. Me deshice de la manta que me cubría como pude, mientras escuchaba a mi alrededor maullidos y bufidos por todas partes. Un montón de patitas corriendo a mi alrededor.

- ¡FUERA! ¡FUERA! ¡NO ME TOQUÉIS!- grité.

El miedo hacía que tuviera la frente perlada en sudor, y que jadeara, mientras trataba de incorporarme. Me palpé la cara. Tenía los ojos tapados. Presa de la histeria quise quitarme lo que me los estaba cubriendo. Después de tirar la venda, abrí los ojos. Solo veía sombras, una bruma gris. Avancé, y abruptamente la cama se acabó, y me caí de morros contra el suelo. Empecé a gimotear, ya entrada en pánico. Palpé un hueco y me metí dentro, oyendo más maullidos y bufidos horribles. Para mi todo eso era completamente desconocido. No sabía dónde estaba, o si había alguien allí. Me hice una bola, sollozando, tapándome los oídos y empecé a llorar sin control.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime15th Abril 2015, 10:46

- Vaya, vaya, vaya... ¿Así que el demonio cree que puede ayudar a la pequeña Tortita, eh? Qué lástima que no puedas hacer nada... Su alma... Me pertenece, y así será para siempre.

Hellboy miró a su alrededor. Llamas, lava, rocas, gritos, dolor, sufrimiento... Se tocó la cabeza y notó sus enormes cuernos y la corona de fuego. Intentó arrancárselos, sin éxito. Lo volvió a intentar, pero era totalmente incapaz. La voz de Mephisto resonaba a su alrededor, riéndose, adoptando mil horrendas formas. El demonio se volvió hacia él y le señaló con la mano.

Hijo de puta... ¿Quién demonios te crees que eres para hacerle eso a una probre niña? Maldito cabrón... ¡Arderás en el infierno!

¿Y dónde te crees que estamos? Aquí yo soy el que manda Anung-Un-Rama. Aquí mi poder no conoce límites. No tienes ninguna posibilidad. Ni tampoco tienes forma alguna de pararme... De hecho... ¿Por qué no te relajas un poco y disfrutas de tu estancia aquí?

El escenario cambió, y Rojo apareció ante una puerta entreabierta. Del otro lado se veía una luz y risas de mujer. Sin poder evitar hacer otra cosa, abrió lentamente el pomo y se encontró un enorme cuarto blanco con una ancha cama en mitad de él. Sobre ella, dos mujeres parecían jugar con las almohadas y las mantas. Hellboy frunció el ceño mientras sus pasos le acercaban a ella. No era dueño de su cuerpo, y no podía evitar seguir avanzando. Cuando estuvo a una distancia mínima, ambas mujeres se volvieron hacia él con una sonrisa. Eran Rebecca y Liz, vestidas con unas ropas mucho más sugerentes de lo que al demonio le habría gustado.

¿Qué demonios...? ¿Qué leches es todo esto?

Hola vaquero... Te estábamos esperando... ¿Quieres unirte?

Vamos Rojo, ¡será divertido!

Podemos atarte... Yo sé hacer varios nudos...

Y luego jugar contigo a lo que nos pidas... Seremos muy delicadas contigo...

¿De qué cojones habláis? ¿Estáis locas? ¡Vestíos y dejad de hacer el capullo a la de ya mismo si no queréis que me cabree!

Pero el demonio no podía moverse. Su cuerpo estaba estático por mucha fuerza que hiciese. Ellas rieron y se acercaron hacia él, acariciando su pecho desnudo y gimiendo con dulzura. Hellboy les repetía una y otra vez que dejasen de hacer eso, que se apartasen, pero no podía moverse. Liz le cogió de una mejilla y Rebecca de la otra. Se miraron entre ellas y se acercaron a sus labios para besarle.

Basta... ¡Basta ya! ¡No me obliguéis a golpearos!


Hellboy se despertó con los labios húmedos y alguien besándoselos. Abrió los ojos de golpe y vio a uno de sus gatos lamiéndoselos.

- ¿Pero qué cojones?- Movió los brazos para quitarse al pequeño gato, y con los movimientos se desequilibró, y cayó de espaldas con la silla, golpeándose con fuerza en la cabeza. Se llevó las manos al lugar de impacto apretando los dientes y girándose hacia la cama.- ¡Ah, mierda! Solo era... Un mal sueño.

Entonces escuchó algo que hacía mucho tiempo que no escuchaba. Se concentró y creyó oír un llanto, una niña lloraba cerca de él. Cuando consiguió recordar dónde estaba y por qué estaba así, apoyó la mano de piedra en el borde de la cama y se ayudó de ella para levantarse y asomarse. Estaba vacía. Tortita no estaba allí, pero podía escuchar sus lloros.

- ¿Tortita? Tortita, ¿dónde estás? Soy yo, Hellboy. ¿Dónde estás?- Recorría la habitación a toda velocidad con la vista. Todavía estaba algo aturdido por el golpe y estar recién despierto. Se concentró para intentar localizar el foco de los quejidos, y se dio cuenta de que provenían de debajo de la cama. Levantó la manta que colgaba, impidiendo la vista, y allí la vio. Estaba hecha una bola, abrazándose las piernas, gimoteando, seguramente producido por el miedo y la desorientación. No sabía cuánto tiempo llevaría dormido, pero eso de poco le importaba ahora. Estiró el brazo de piedra hasta tocar la espalda de la pequeña, acariciándola con delicadeza. Ella dio un respingo y se le escapó un grito.- Shhh, Tortita, soy yo, Hellboy. Tranquila. Tranquila pequeña. Estás a salvo... Estoy aquí, ¿vale? No tengas miedo... Ven.

El demonio cogió a la pequeña con su brazo de piedra y la recostó sobre su pecho con cuidado. Subió a la cama con ella y le quitó los mechones de pelo que tenía por la cara. Se giró sobre sí mismo y cogió un pañuelo, secando el rostro de la pequeña con cuidado. Acarició su cabecita con la mano izquierda para no dañarla. El demonio se apoyó contra el cabecero de la cama con ella en brazos para que estuviese tranquila. Poco a poco, los gimoteos y los llantos se fueron apagando. Algunos gatos curiosos se acercaron a ellos, olisqueándolos con curiosidad.

- Está bien Tortita. Está bien... Estoy aquí contigo. Estás a salvo. Te quedaste dormida y te traje a la base. Esto es el B.P.R.D. Es mi casa, donde yo vivo. Aquí nadie puede entrar a por ti. Mephisto no te podrá encontrar. Tenemos poderosos campos mágicos y arcanos que nos protegen. Te curamos las heridas y te limpiamos un poco. La ropa que llevas es un pequeño pijama que teníamos por ahí guardad. La tuya está siendo lavada y secada. Estaba hecha un asco la verdad. Oye... ¿Te gustan los gatitos? Mira, este se llama Rudy.- Uno de los gatos, el más simpático y cariñoso de todos, se había acercado a ellos, frotándose contra el demonio. Con cuidado, indicó a la niña dónde estaba el pequeño animal. Este la olfateó ligeramente y luego se frotó contra su pequeña mano, maullando en un tono bajo, en señal de comodidad. Hellboy sonrió al ver que la pequeña parecía estar algo mejor. Al menos, el disgusto y el susto inicial parecía haber pasado. Ahora pensaba en cómo podría ayudar a la pequeña, o en qué podría hacer para intentar animarla aunque sólo fuese un poco.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime15th Abril 2015, 21:41

No quería salir de donde estuviera. Sólo quedarme allí hasta que esas cosas se fueran. Luego encontraría la forma de volver a casa. Traté de mantener la calma, pero sólo conseguí hipar menos fuerte, mientras se me escapaban quejidos. Me escocían los ojos, tenía la cara empapada y se me estaba empezando a caer el moquillo. Me limpié con el dorso de la mano, y luego la restregué contra lo que me vestía. No llevaba puesta mi ropa. Era como un vestido o una camiseta enorme. No lo sabía bien. Tampoco iba a pensarlo. Seguí llorando desconsoladamente, hasta que escuché una voz. Me quedé totalmente parada, levanté la cabeza hasta chocar con el somier, pero no me hice daño.  Hice algo parecido a un animal que oye un ruido, y quiere prestar la máxima atención, porque no sabe si es de una cría suya, o de algún indeseable de la manada contraria.

Era una voz conocida. Grave e irritante. Una que había oído la otra noche. Aún tenía los ojos muy afectados, y aunque seguía sin ser capaz de ver nada mas allá de manchas informes, el cerebro me impactó con un pantallazo de color rojo.

- ¿Hellboy?- pregunté, temblando.

Noté que algo se agachaba y me agazapé contra el suelo, escurriéndome más hacia adentro, aún desconfiada. Había aprendido a no fiarme de mis ojos, de nada, ni nadie. Pero una cosa es no fiarte de lo que ves, y otra literalmente no poder ver de lo que no te puedes fiar. Noté un contacto por la espalda, y después de otro respingo y otro grito, conseguí centrarme en su voz, y dejar que me afectara su tono, que procuraba ser tranquilizador. Era el demonio rojo. El mamá gorila. Aunque no terminaba de acordarme de cómo me había quedado dormida ni de qué hacía todavía con él allí. ¿Qué habían hecho? Primero la fábrica, los tíndalos, Mephisto. ¿y luego? Luego qué. ¡Ah, sí! El démecum.  Me pareció curioso no poder acordarme bien de eso. Quizá mi memoria funcionaba mucho mejor cuando mis ojos también lo hacían.

Demonio estúpido, asqueroso, cabezón y gordo. ¡Gilipollas comemierda! ¿Como se le ocurría hacerme eso? ¿Qué quería, matarme de un infarto? ¡Le odiaba! ¡Le odiaba con todas mis fuerzas!

Cuando noté que me levantaba no me resistí. Me acercó hacia su pecho, que ya conocía bien después de toda la noche apoyándome allí, y me dejé abrazar sin hacer ningún aspaviento. Coloqué mis manos en su piel, hechas un puño y hundí en él mi cara, aún llorosa. Me secó la cara y me acarició la frente. Yo me apoyé en su pecho, escuchando los latidos de su corazón, y me abracé un poco a él. Pero poco. Muy poco. Igual ni lo notaba. ¿Qué porqué hice eso? Pues...Bueno, soy una tía muy complicada, ¿vale?

Me quedé callada mientras me explicaba cómo había llegado a parar allí. Poco a poco se me fueron quitando las ganas de llorar, y dejé de hacerlo. Me sequé otra vez los ojos con las manos, con mucho cuidado claro, porque escocían como meterse un chili pelado en el culo. Por el momento prefería no pensar en nada, y esperar a que se me pasara el susto que me había llevado.

- ¿Gatitos?- pregunté. Así que eso era lo que me había olfateado. Había dado un golpe a un gatito. Estupendo. Ahora me sentía fatal. Pobres bichos. Aunque ahora que me daba cuenta debía haberlo supuesto. Olía bastante fuerte en la habitación. Ni siquiera sabía a qué gatito le había dado. - ¿Rudy?- volví a preguntar, al tiempo que notaba que la mano del cabezón agarraba la mía y la llevaba hacia algún sitio. Noté unas cosquillas fresquitas, y luego un ronroneo mientras algo peludo se me frotaba en la mano. Sin darme cuenta sonreí, y tanteé un poco con las manos encontrando la cabeza. Parecía la cabeza. Tenía bigotes y dos cosas picudas, imaginé que las orejas. - Hola, Rudy. - acaricié suavemente su cabeza, sonriendo aún mas. - Siento haberte pegado. Bueno, no se si te he pegado. A lo mejor no eras tu. ¿Pero puedes disculparme con tus amigos? Le he dado a alguno y no he visto a cual. - dije mientras notaba que se movía, y subía sobre el torso de Hellboy caminando por él.

- Toc, Toc. - dijo una voz desde la puerta. Me giré instintivamente hacia el sonido, con el ceño fruncido. Aún alerta. - Menuda escena. Estáis de postal. ¿Qué tal está la enfermita? ¿Mejor? - preguntó una voz femenina. Liz observaba desde la puerta, y caminó hacia el interior, dispuesta a acercarse a la cama. Yo me encogí un poco. No sabía quién era esa mujer o qué quería, y tampoco confiaba en que el lugar fuese tan seguro como me habían dicho. Al fin y al cabo ¿Qué tipo de compañías pueden ser las que se muevan con un demonio?

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime16th Abril 2015, 10:07

- Tranquila, no te guardan rencor. No sé a cuál habrás pegado pero son bastante mansos así que no te preocupes. ¿Te sientes mejor pequeña?- Ahora que ella parecía estar más tranquila y relajada acariciando al gatito, el demonio pasó su brazo de piedra por detrás de su cabeza y se apoyó tranquilamente, dejando que el gato y la niña correteasen sobre él y a sus lados. Escuchó entonces a alguien llamar desde la puerta, y levantó ligeramente la cabeza para ver quién entraba. Allí estaba Liz, quien aparentemente se alegró de ver que la pequeña correteaba un poco. Aún no podía ver, por eso se extrañó al escuchar una nueva voz que no reconocía. El demonio se apoyó sobre los codos para poder ver bien a su amiga.- De postal navideña, sí... ¿Qué tal Liz? Tortita, esta de aquí es Liz, una amiga mía. Es la que te ha curado las heridas y te ha limpiado. Es buena chica, y muy amable. Pero si la enfadas, se vuelve un poco como tú, solo que ella controla el fuego. Por cierto Liz, ¿cuánto hemos dormido?

Ella se sentó junto a los dos personajes y el pequeño gatito. Acarició el pelo de la pequeña con una sonrisa. Hellboy recordó el sueño que había tenido, y un escalofrío le recorrió el cuerpo. ¡No! No debía pensar en eso. Sería peor. "Vamos Rojo, piensa en otra cosa... ¡Gatitos! Esa es una buena cosa en la que pensar." Miró de reojo a Liz mientras ella seguía entretenida con la pequeña, esperando que no se hubiese dado cuenta.

- Llegasteis hace unas diez horas aproximadamente. Entre que os limpiasteis y curamos a la pequeña no llegó a pasar una hora, así que yo diría que unas nueve horas del tirón. Y sí, entré aquí para ver si estabais bien un rato después de que os metieseis. Estabais los dos roncando como troncos.- Liz sonrió. La escena había sido verdaderamente divertida. Él medio tirado en la silla como si acabase de caer desde el cielo, y la pequeña tapada hasta las orejas casi. Una imagen muy dulce, más de lo que ella se imaginaba que sería ver al demonio dormir junto a una niña.- Bueno Tortita, apuesto a que tienes hambre, ¿verdad? ¿Te gustan los macarrones con tomate? O también podemos hacerte unas hamburguesitas. Tenemos cualquier cosa que te apetezca pequeña, tan solo pídelo, ¿vale? Nuestra casa es tu casa.

- ¡Eh! ¿Y para mí qué? ¿No hay macarrones o hamburguesas? También tengo hambre. Yo también he estado toda la noche por ahí haciendo cosas, ¿sabes?

- Tú ya eres mayorcito para coger lo que quieras sin que te lo tenga que ofrecer. ¡Ay! Perdona al cabeza cuadrada de Rojo Tortita, a veces se comporta un poco como un niño... ¿No te habrá molestado ni te habrá hecho nada malo? No se lo tengas en cuenta. En el fondo tiene un gran corazón.- Y acarició el vientre del demonio con una sonrisa. Él le hizo una mueca con la boca ante sus últimas palabras, imitándola hablar. Suspiró y negó con la cabeza. La verdad es que él también tenía hambre. Bastante de hecho. Llevaban casi quince horas sin probar bocado, y apostaba a que la pequeña estaría igual de famélica que él.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime16th Abril 2015, 14:03

Cuando preguntó si me encontraba mejor, me limité a encogerme de hombros. Tenía la boca un poco hecha puchero, pero no lloraba ni nada así. La verdad es que había estado bien dormir en una cama grande y cómoda, con una manta suave y calentita. A pesar de mis heridas, me notaba como nueva. Había llegado a dormir en sitios de los que, al día siguiente, te levantabas como si te hubieran pegado una paliza. La chica se acercó y noté como el colchón se hundía por un sitio. Una mano me acarició el pelo. ¿PERO PORQUE? ¿¡PORQUE SIEMPRE EL PELO?! fruncí el ceño un momento, pero luego enseguida se me paso, en cuanto me hablaron de comida. La verdad es que tenía un hambre que me moría.

- Me gustan mas con queso. ¿Hay con queso?- pregunté con un tono que resultó adorable, debido a la emoción. Pero de verdad que tenía mucha hambre. Otra cosa que odio, por cierto, es que me hablen con diminutivos. Joder, ODIO los DIMINUTIVOS. - Bueno. Me trajo aquí contra mi voluntad. ¿Eso no es una violación a los derechos humanos o algo? - pregunté, picajosa.

Secuestro, también me hubiera valido. Ahora me acordaba. Había intentado marcharme después de lo del Démecum, y al señor mama gorila le había parecido inapropiado dejarme en paz, me había cogido como llevaba haciendo toda la noche hasta que... no se. Me habría quedado dormida o algo, porque ahora si que si que no era capaz de recordar absolutamente nada más. Me acerqué un poco hacia donde pensé que estaba la chica, tanteando con la mano. De camino acaricié muchas mas cosas con pelos. Aparentemente ese demonio sentía predilección por los gatitos. Por cosas como estas son por las que te das cuenta de que estás literalmente harta de ver cosas raras.

- Buen corazón. Ya. - musite entre dientes. Todo el mundo podía parecer bueno. A ella Mephisto se lo pareció. Sólo habría que ver cuánto había que esperar hasta que fiarte de un demonio te acabara mordiendo en el culo. - ¿Puedo tocarte la cara? - le pregunté a la chica.

Después de lo que pareció unos segundos en silencio, creo que le pareció bien, porque me cogió las manos y empezó a pasarlas por su cara. Tenía el pelo largo. Los ojos almendrados. Dos. Una nariz. Una boca. Su piel era suave. Insistí bastante en la zona de la frente. Si tengo que ser sincera me esperaba un par de cuernos, o alguna cosa así, también. fruncí un poco el ceño. Tampoco tenía nada raro en el cuello, ni en los hombros. Después de eso, volví a sentarme en la cama. Quizá pareciera decepcionada, pero en realidad estaba algo confundida. Según Hellboy, ella también tenía un ente demoníaco, pero quizá se refiriera a que, como yo, estaba en su interior. Así que en realidad era más parecida a mi que a él.

- No entiendo. No tienes cuernos ni nada así. ¿Cómo te dejas ver con este por ahí? Seguro que una chica guapa como tu encuentra un montón de tíos dispuestos a pagarle las copas. - le dije. No la había visto, realmente no podía saber si era quasimodo o una supermodelo. Pero claro en comparación con él. En fin. - ¿Sois novios o algo así?- pregunté. Por cómo se hablaban lo parecían. Además, estaba empezando a sentirme incómoda, y había comprobado que la única manera de sentirse mejor, era hacer que los demás se sintieran incómodos también.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime17th Abril 2015, 09:58

- Em... Sí, claro. Por qué no.- Liz se encogió de hombros y miró con una sonrisa a Rojo antes de cerrar los ojos inconscientemente y dejar que la pequeña le tocase la cara. Todavía no debía ver bien y seguramente querría saber cómo era ella. Encontraría unos rasgos finos y una piel suave, una nariz pequeña y unos ojos almendrados, un largo y sedoso pelo y unas orejas pequeñas. La niña parecía extrañada según recorría el rostro de Liz. Cuando por fin pareció darse por satisfecha con el análisis a pesar de su ceño fruncido, dijo que no entendía que ella no tuviese ni cuernos ni nada por el estilo, que cómo se dejaba ver con alguien como Hellboy por ahí. Ella no pudo evitar una risa y Rojo la miró con el ceño fruncido.

- ¿De qué vas tía? ¡Estoy como un queso de bueno! Además, el físico no lo es todo niña.- Estas palabras las dijo medio en tono de burla y Liz le dio un golpe en la pierna mientras reía.

- ¡Rojo! Deja de ser un borde. La verdad es que sí que podría conseguir varias copas cuando quisiera... Pero nadie me cuida mejor que él. Puede que su aspecto de miedo de vez en cuando, que alguien pueda asustarse por sus cuernos o su mano... Pero la realidad es que nadie nos cuida más y mejor que Hellboy.- Sonrió a su compañero y le guiñó un ojo. Hellboy le hizo una mueca pero también se le escapó una sonrisa. Sí que era cierto que era un gran protector. No sólo por que fuese muy difícil dañarle o golpearle, sino porque era alguien que no dudaría ni un momento en sacrificarse por aquellos a los que amaba. Liz, Abe, Rebecca, Sloan... Tenía una lista no muy larga, pero confiaba en todos y cada uno de ellos. Incluso habría protegido con su vida a Manning o a Johann, a pesar de las discusiones que mantenía con ellos. Él era un protector. Un guardián del mundo.

La siguiente pregunta pilló a ambos por sorpresa, y sus rostros sonrientes cambiaron casi al instante.

- ¿Qué? ¿Novios? ¡No, no! Somos... Somos amigos. Compañeros. Él es como un hermano para mí...-

- ¿Novios? ¿Qué? ¡No! Trabajamos juntos. Además, yo soy más un espíritu libre que lucha contra el mal...- Liz alzó las cejas y miró a Hellboy con cara de "¿me estás vacilando?", pero con una sonrisa y una negación. Ambos recordaron aquel fin de año de 2015, cuando ambos se besaron y pasaron una maravillosa noche juntos charlando de todo y nada en el observatorio del B.P.R.D. Sin embargo, al final todo quedó en una simple noche para el recuerdo. Rojo había conseguido dejar de ver a Liz como una posible futura de algo, pero su cerebro de vez en cuando le seguía metiendo imágenes como la de hace un rato, lo cual le hacía muy difícil conseguir evitar pensar en ella como algo más. Tal vez fuese mejor así. Tal vez algún día encontraría a alguien, tal vez no. El propio tiempo lo diría. Rojo pensó en que la precipitada contestación que ambos le habían dado podía haber levantado sospechas sobre Tortita. Los niños no son nada estúpidos. La gente cree que no se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor, pero la verdad es que son como esponjas. Y sobre todo, MUY molestos cuando quieren. La niña les saltaría con varias preguntas incómodas seguro más de una vez, claro como el agua.

Rojo se levantó de la cama y se estiró, haciendo que su espalda crujiese sonoramente y volviéndose a las dos chicas. No llevaba puesta la gabardina. Únicamente sus pequeños pantalones negros y el cinturón que estaba vacío. De su mano izquierda colgaba el rosario de su padre, pero eso no se lo quitaba nunca.

- Bueno, no sé vosotras, pero yo tengo más hambre que dientes. Así que voy a irme al comedor a ver si puedo comer algo. Como la señorita está un poco harta de que aquí el menda la lleve en brazos como una mamá gorila, como ella dice, tal vez puedas llevarla tú Liz. Lo mismo hasta le coge cariño al final con tal de joderme.- Apretó ligeramente los dientes sin mirarlas y negó con la cabeza ante ese último pensamiento. Sabía que Tortita no le perdonaría que la arrastrase hasta allí porque sí, pero era lo que tenía que hacer. El problema de alguien como Hellboy es que hacía las cosas que debía hacer, aunque esto le supusiese el odio de alguien en concreto o de un grupo de personas. Siempre tenía que haber alguien así, capaz de superar las barreras del querer por las del deber. No era fácil, y la mayoría de las veces se llevaba la peor parte. Pero él era capaz de aguantar con aquello. Por eso lo hacía. Porque su corazón, a pesar de ser mitad demoníaco, había sido moldeado por un hombre cuya comprensión y amor no tuvo límites para con él. Y por ello, él podía soportar que le mirasen mal o le odiasen por la calle. Porque sabía que el bien que hacía con sus actos compensaba cualquier odio o mal trato que pudiese sufrir.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime18th Abril 2015, 14:12

VAYA CANTEO. Ahí había temita clarísimo. Los dos negándolo como si les fuera la vida en ello. Había dado en el clavo. Sólo se me ocurrían dos opciones, y había pasado y había salido estrepitosamente mal, lo cual no era difícil porque él tenía un carácter de mil demonios (JAAAAAAAAAAAAAAA, que humor mas fino tengo a veces) o que había estado a punto de pasar algo y no habían acabado con ello. Estuve tentada de hacer cierta pregunta, pero preferí dejarlo por el momento. Pero luego lo pensé mejor. En cuanto pudiera ver, me marcharía, y seguramente no volvería a verles, así que, ¿Por qué callarme?

- Ninguno llevábais goma, ¿eh?- pregunté con una sonrisa traviesa, para luego soltar una risa entre dientes.

Trataron de esquivarme la pregunta, hablando de comida. Como siempre, funcionó. De verdad creo que tengo un problema gravísimo con eso. A lo mejor es porque como no se cuándo volveré a comer, me crea ansiedad no aprovechar las situaciones en las que si voy a poder hacerlo. Oí como Hellboy se levantaba de la cama, haciéndola crujir, yo me levanté también con cuidado, poniendo los pies por delante para comprobar cuándo me colgaban. De un saltito me puse de pié, y un gato chilló. Di un salto. Pobre bicho. Le habría pisado la cola o algo. Que rabia.

- Agradecería que dejaras de tratarme como una lisiada. Puedo andar perfectamente. Solo estoy ciega. - le recriminé, aunque no se si lo conseguí, por que no veía donde estaba - ¿Puedes darme mi palo? ¿Dónde esta mi palo?- alguien me alcanzó la vara, que cogí firmemente con la mano derecha. - Ea, vamos. - dije empezando a moverlo de un lado a otro, haciéndolo rebotar.

Con el primer chasquido, los gatos se separaron de mi todo lo que pudieron. Creo que ya habían aprendido que yo era un peligro en potencia, y que era mejor evitarme, sobretodo ahora que llevaba un palo que movía de un lado a otro. Después de unos pocos escalones, nos pusimos en camino. Por lo que podía escuchar ellos me iban siguiendo. Pronto entramos en una zona en la que había más eco, y en la que se oían mas pasos. Empecé a ampliar la zona de la vara, a un lado y a otro.

- Paso. Paso. Dejen paso. Tensión sexual no resuelta. Dejad pasar a la pareja. - iba diciendo en voz alta, encabezando la marcha, mientras a mi alrededor se escuchaban varios "¡AY!, ¡OUCH!, ¡AUUUSH!" y demás onomatopeyas similares, seguidas de un chasqueo del palo dando a algo. Casi todos los que tuvieron la mala suerte de ir ocupados mirando sus papeles, sus móviles o bebiendo café se llevaron un bonito moratón a la altura de las espinillas ese día. - Paso. - dije, golpeando algo otra vez.

- ¡AU!- gritó una voz conocida.

El hombre pez se acuclilló para sujetarse la espinilla derecha, que le escocía horrores. Después de fortársela un poco, se le pasó. Acababa de salir de una puerta lateral al pasillo y no había tenido opciones de esquive, porque prácticamente ya estaba encima de él. Me detuve, al escucharle, y el resto se detuvo conmigo.

- ¿Pescailla? ¿Eres tu? - le dije ladeando la cabeza.

- ¡Si, soy yo! Ah...Que daño.- se quejó, mientras se levantaba.

- Perdona. No te había visto. - dije, con un tono realmente arrepentido.

- ¿A donde vais?

- Vamos al comedor. A comer algo. ¿Porque no te vienes?- preguntó Liz, entrando en la conversación.

- Tengo que hablar con Johan. Manning le ha dicho lo de que ella está aquí, y está bastante ofuscado con eso de que nadie se lo ha dicho. - contestó, preocupado.

Yo no podía verle la cara, pero parecía bastante agobiado. De todas maneras, aquello me hizo pensar en algo. ¿cuánta gente más se había enterado de que estaba allí? Aún peor. ¿Les habrían dicho algo sobre esa cosa?

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime20th Abril 2015, 11:30

Las palabras de la pequeña dejaron a Hellboy con los ojos muy abiertos y a Liz completamente sin habla. El demonio frunció el ceño y se acercó a la niña.

- ¿Q... Qué has dicho?-

- Tortita, ¿qué te había dicho de usar ese vocabulario? Al final vas a hacer que me cabree de verdad contigo.-

- ¿Ese vocabulario? Pero... ¿Se puede saber qué ha dicho esta niña?

- Y no es lo peor que le he visto decir. Cuando nos la encontramos Abe y yo dijo que era prostituta, y que a menos que tuviésemos dinero ya podíamos largarnos.- Liz tenía los ojos como platos y la boca fruncida. En realidad era lógico. Después de todo, a pesar de que Kim tuviese treinta años ninguno de ellos lo sabía, y su aspecto físico era el de una cría de apenas 8 años. Imaginaos la cara que se os quedaría si una niña así os dijese esas cosas. La mujer negó con la cabeza llevándose los dedos a las sienes.

- Eh... ¿Quién te ha dicho esas cosas? ¿Cómo sabes lo que es...?-

- Liz, ¿de verdad quieres saber eso? No preguntes, en serio...- Hellboy frunció el ceño mientras le daba el pequeño palo a Tortita, después de que le dijes que estaba harto de que le tratase como a una lisiada. ¿Qué esperaba? Estaba ciega, magullada y herida la noche anterior.- Claro, adelante. Por mí no te cortes. Estoy seguro de que la señorita se puede valer por sí misma sin ver un pimiento y con el cuerpo como si le hubiese pasado un camión por encima. No te digo...-

Salieron del cuarto después de que Liz consiguiese recobrar un poco el sentido. Su cara era la misma que si hubiese visto un fantasma y negaba ligeramente con la cabeza. Rojo le pasó el brazo izquierdo por encima y le dio un par de toques para tranquilizarla. La niña avanzaba por el pasillo diciendo que había cierta "tensión sexual" entre los que le seguían. La mayoría de los agentes los miraban y se reían ante la situación. Hellboy se paró ante uno y le miró con el ceño fruncido y los labios apretados.

- ¿Te parece gracioso amigo?

- ¿Qué? ¡No, no! En absoluto Hellboy... Me hace gracia ella... Es tan... Mona y graciosa.- El tío lo dijo con cierto nerviosismo, mirando de reojo a la niña y con una sonrisa medio forzada hacia el demonio.

- Pues quita esa sonrisilla de tu cara antes de que te la quite yo... No te jode, aquí el personal descojonándose... ¡¿Y tú qué miras?!- Liz agarró a Hellboy por el brazo al tiempo que embroncaba a otro de los agentes que les miraban, sin apartar la vista de la niña.

- Rojo, ¿qué demonios es esta niña? ¿Cómo sabe esas cosas? ¿Cómo sabe lo que es una... Ya sabes?-

- ¿Tengo cara de saberlo? Me dejó tan espantado como a ti. Supongo que el dichoso motorista fantasma te hará decir esas cosas, ¡qué se yo! Nunca he tenido uno dentro, pero ya sabes cómo son los demonios de palabroteros.-

- Tranquilo, te conozco de hace bastante...- Liz echó una sonrisa socarrona hacia el demonio, quien le devolvió una mueca con la boca.- De todas formas... Joder, ¡si solo tiene ocho años! ¿Cómo es posible que haya sufrido algo así?

- Eso es precisamente lo que quiero averiguar. Por eso ella está aquí. Mephisto está detrás de todo esto, y estoy dispuesto a llegar hasta donde haga falta para saber qué le hace ahora a este cabrón aprovecharse de niñas inocentes para sus propósitos. Sabía que era rastrero, pero esto es bajo hasta para él.- Encontraron entonces a Abe, quien se llevó un fuerte golpe por parte de la niña en la espinilla. Johann cabreado. Genial. Las buenas noticias se iban sucediendo aquella mañana. Primero todos los agentes se descojonan de el demonio y la chica de fuego por culpa de Tortita. Ahora el cara-humo estaba hecho una furia. Pues lo mismo no era mala idea cogerle y ponerle delante de Tortita un rato, a ver cuánto era capaz de aguantar antes de que le estallase el traje.- Sea lo que sea, que venga a buscarnos y a hablar con nosotros. Estaremos comiendo algo. La pequeña y yo lo necesitamos.-

- Por cierto Rojo. En cuanto tengas un hueco, me gustaría hablar contigo acerca de ella.- Esto último lo dijo muy bajito para evitar que nadie salvo el demonio le escuchase. Hellboy frunció el ceño y se acercó hasta Abe.

- ¿De qué se trata?-

- Luego te lo digo. Por el momento cuidar de ella y que se sienta a gusto, ¿vale?

- Si bueno... Ya veremos cómo van sucediendo las cosas, porque la tía suelte cada perla que no tiene desperdicio.- Y después de despedirse de su amigo, entraron en el enorme comedor. Llevaron a la niña a una mesa y Liz se acercó a coger algunos platos para ella. Pasta con queso y tomate, filetes empanados, agua, alguna croqueta... Lo típico que les gustaba a los niños. ¡Ah! Y por supuesto patatas fritas. A todo el mundo le gustaban las patatas fritas, pero a los niños era una de las cosas que más les podían gustar. Hellboy aprovechó que Liz se había ido para echarse sobre la mesa y susurrar a la pequeña.- Escucha, lo que pasó entre Liz y yo fue algo bastante doloroso, así que te agradecería que no volvieses a sacar el tema. Obviamente no fue nada de falta de gomas ni mierdas de esas. Fue algo más profundo, así que si puedes ser algo más discretita con ese tema sería de mucha ayuda. Especialmente porque no es agradable para nadie. ¿Entendido? Si prometes no volver a darnos la matraca con eso yo prometo no hacerte preguntas incómodas, como el hecho de cómo coño eres capaz de saber cosas de esas. Sé que tal vez no somos tus favoritos, pero tú tampoco estás en mi lista de Navidad, así que por lo menos, de momento, y ya que nos toca tener que aguantarnos un poco el uno al otro al menos que sea más sencillo.

Liz alcanzó la mesa con una enorme bandeja llena de cosas. Sonrió a los dos y puso los platos frente a la pequeña.

- Bueno Tortita, te he traído un poco de todo. Tienes macarrones con queso, filetes empanados, croquetas, patatas fritas, agua... Pero si hay algo que quieras no tienes más que pedirlo, ¿vale? Lo que sea. Tenemos de todo así que no te cortes guapa.- La mujer intentó normalizar la situación lo más que pudo, aunque en su interior aún le seguía dando vueltas a las palabras de la niña. Hellboy la miró con el ceño fruncido y entreabrió la boca.

- ¿En serio a mí no me has traído nada? Vale, vale. Ya iré yo...- Y se levantó, dejando a las dos chicas solas en la mesa mientras iba a por algo que llevarse a la boca.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime27th Abril 2015, 21:46

- Es por culpa de la FOX y la MTV, y el cine, y los videojuegos, y... la tuba.- dije muy segura, encogiéndome de hombros cuando se me acabaron los tópicos a los que recurrir.

Les oía cuchichear a mis espaldas. Como he dicho, estaba ciega, no sorda. Traté de enterarme todo lo que pude entre los gritos y el jaleo que me rodeaba mientras andaba por pasillos de los que no tenía idea, y me iban dando tironcitos todos los músculos del cuerpo recordándome que existían con una dosis de revitalizante e insufrible dolor.

Más conversaciones que ni me iban, ni me venían, pero escuchaba por si acaso. Johann. BUUUUUFFF. Sonaba duro. Como ese profesor estirado con un bigote a lo Gómez Adams, peinado con gomina, llevando unas gafas de Bitnick y una regla mas larga que su brazo dispuesta a estamparse en tu pupitre y joderle la siesta al estalentao de la última fila. No sabía porqué tenía nadie que cabrearse por el hecho de que yo estuviera allí, y en cualquier caso, podía venir y decírmelo a la cara, porque de buena gana le contestaría que de ser por mí, ni habría pisado ese cutre sitio. ¿Cómo tenía que decirlo? De todas maneras, que se cabreara como una mona. Que venga y me eche. A mi que.

- Dile al tal Johann que si quiere algo, que venga y me lo diga a la cara. ¡Que no me gustan los cotilleos de vieja! - dije burlona, hacia el sitio por el que pensé que se había ido Abe, mas o menos.

Tras abrirme unas puertas, un bofetón de olor a comida me cruzó la nariz de lado a lado. Me paré en seco obligando a los dos que venían detrás a dar un frenazo si no querían llevárseme por delante, y no querrían, porque iban de buenitos. Abrí los brazos a lo director de orquesta, me agaché hacia delante y con toda mi potencia pulmonar, me levanté hacia arriba alzando las cejas en una expresión de satisfacción, y aspiré el olor. SNIFFFFFFFF AHHHHH. COMIDA CALIENTE. Me acompañaron a una mesa a la que me negué que me subieran, ayudándome del tacto para localizar el asiento, impulsarme con los brazos y acomodarme. Alguien se marchó, y por la voz de ducados que se quedó, supuse que la chica se había ido a por comida.

Escucha, lo que pasó entre Liz y yo fue algo bastante doloroso, así que te agradecería que no volvieses a sacar el tema. Obviamente no fue nada de falta de gomas ni mierdas de esas. -Ajá. Si claro.- Fue algo más profundo-mmMM- así que si puedes ser algo más discretita con ese tema sería de mucha ayuda. Especialmente porque no es agradable para nadie. ¿Entendido?- Ajá. Vale. ¿Sabes? ¡Tiene gracia! Lo dices como si hubiera roto tu pequeño y maltrecho corazoncito. - dije con sorna. Claro. Como que los demonios tenían corazón. - ¿Navidad? ¿qué navidad? - fue todo lo que respondí a modo de sarcasmo con su última parrafada.

La vuelta de la chica hizo que se callara. Benditas tetas. Hacen que un hombre cierre la boca mas rápido que el loctite en el bocata.

- ¡Vaya, gracias! Te diría guapa también, pero no puedo estar segura hasta que se me curen los ojos. De momento sólo sé que no tienes cuernos. - le dije con una sonrisa mellada, encogiéndome de hombros, como si tuviera las manos atadas al respecto.

En cuanto me puso la bandeja delante, empecé a toquetearlo todo con las manos, buscando por el plato. Algo pringoso, algo arenoso, algo harinoso por fuera y pegajoso por dentro. ¿Qué era eso? ¿CROQUETAS? Me llevé a la boca la bola amasada que había aplastado con la mano, dejándome restos por los carrillos. Es difícil comer cuando no puedes ver la comida acercándose a la boca. Ahora se quedó la voz de flautín, y cuando Hellboy se levantó del asiento que hizo una oración a todos sus dioses en forma de crujido aliviado, me habló enseguida.

- A lo mejor no soy quién para preguntártelo, pero de verdad necesito saber quien te enseña todas esas cosas. - preguntó con urgencia. Yo estiré la mano, buscando otra croqueta y la mastiqué con calma y la boca abierta. Dirán lo que quieran, pero es como mejor sabe la comida.

- Las putas. - dije en tono neutro, después de tragar. Entonces comenzó la búsqueda de los cubiertos. Hubo un rato de silencio en el que sólo se oyó el cacharrear.

- Estoy hablando en serio. - dijo ella en un tono más firme. Me detuve un momento y volví a girar hacia su lado.

- Yo también. - más silencio.

Éste segundo duró un buen rato. Me imagino que porque o estaba sacando conclusiones que la habían dejado sin habla, o porque había llegado a pensar que no merecía la pena seguir discutiendo con una niña de ocho años. Seguro que creía que no se lo quería decir. Qué estupidez. Hundí la cuchara en el plato de macarrones y me metí una bocanada que casi no me cabía en la boca. La salsa de queso me empapó las comisuras y estuve tirando de un hilito de queso fundido hasta que por fin se partió, y lo sorbí a bocados.

- Oye, ¿puedo pedirte una cosa? - giré la cara hacia la procedencia de la voz, aunque seguramente no atinaría a mirarla - Está claro que Rojo no te cae muy bien, pero por favor olvida el tema de... el nuestro... nuestro tema. - carraspeó, incómoda, y yo no pude evitar sonreír un segundo, antes de ponerme seria otra vez.- Es cierto que pasó algo ¿Vale? Pero no ha sido fácil para ninguno, y para él menos aún. - hubo un momento de silencio. ¿Le estaría mirando a él o a mi? Entorné los ojos quemados, obligándome a sisear de dolor. Nota mental. Nada de extrañarse tanto. - Sé que da miedo, que es un bruto y un palabrotero, pero te aseguro que hace más por el mundo de lo que tu crees. Así que por favor, por favor, no le hagas mas daño. - pidió.

Más silencio. No pude evitar hacer un movimiento hacia atrás, aún más extrañada. ¿Estaba hablando en serio? Me quedé allí, sin saber qué decir. Lo cual, por cierto, era todo un logro. ¿Es que nadie tenía ojos allí? ¡Estaban hablando de un demonio! ¿No? ¡Porqué todo el mundo se empeñaba en ponerle como una hermanita de la caridad! ¡Los demonios no son así! ¡No ayudan al resto, no tienen buenos sentimientos, y mucho menos buenas intenciones! ¿Y entonces a qué venía toda esa preocupación? Sólo se me ocurría una cosa. Tenía que ser muy bueno mintiendo. Muy, pero que muy bueno. Pero a mi no. No otra vez.

A pesar de todo, al oír el tono de ella hacia él, no pude evitar sentir, durante un microsegundo, una pequeñita, diminuta, minúscula y microscópica punzada de culpabilidad. Me quedé allí sentada, con expresión mas apenada de la que me gustaría, inclinada hacia delante y sin comer, totalmente estática. ¿Qué te esta pasando Kim? ¡Un demonio es un demonio, por mucha piel de cordero que lleve!

Céntrate, Kim. CÉNTRATE.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime28th Abril 2015, 12:11

- La MTV, la Fox... "Mírame, soy una enana que me creo muy mayor sólo por que he vivido en la calle, mimimi"... Qué puñeta de niña.- Hellboy murmuraba para sí, aún enfadado por la actitud de Tortita. Vale, sí, puede que sus métodos no hubiesen sido los más apropiados arrastrándola hasta allí. Pero, ¿qué iba a hacer? ¿Dejarla a su suerte? No iba con su forma de ser. Sin embargo, la poca paciencia que el demonio tenía mermaba por momentos a medida que la pequeña abría la boca. Negó con la cabeza mientras se llenaba su bandeja con comida. No fue consciente hasta qué punto necesitaba llevarse algo a la boca hasta que el delicioso olor invadió sus fosas nasales. Necesitaba comer y recuperarse de toda la paliza que se habían metido en el cuerpo. Sujetó las cosas con la mano de piedra y llenó hasta arriba su bandeja. Cuando volvió a la mesa al cabo de un rato, encontró a ambas chicas hablando entre sí. No pudo evitar conmoverse un segundo con la imagen. Liz parecía conectar algo mejor con la pequeña que él, lo cual no era complicado. Después de todo, su carácter era difícil para quienes no le conociesen. Al menos si su compañera se llevaba mejor sería más sencillo acceder a ella. Liz miró al demonio mientras este regresaba a la mesa.

- ¿Está el señor ya más contento o va a seguir quejándose por no tener qué comer?-

- Eso dependerá de si puedo sentarme a comer tranquilamente.- El demonio depositó la bandeja y se llevó un buen bocado de pasta y pan, llenando sus carrillos.- Bue'o, ¿de qué hablabaij?

- De no mucho. La pobre Tortita estaba famélica. ¿Hacía cuánto no comías pequeña?- La charla no se alargó mucho más ya que, de repente, un golpe metálico resonó por todo el comedor al abrirse la puerta de golpe. Hellboy y Liz levantaron la cabeza y miraron en la dirección del sonido.

- ... Tan solo le pido que no se enoje doctor. No le hemos ocultado nada. Hellboy ha llegado esta mañana a primera hora y ha despertado hace relativamente poco...-

- ¡Agente Sapiens! No me haga enojarr más de lo que ya estoy. Esto es un insulto a mi perrsona. ¿Acaso soy el último de la base que se ha enterrado de la nueva inquilina? Además, ¡no se trrata de una cualquierra! Esta niña que tenemos aquí tiene el Espírritu de la Venganza en su interriorr. ¡Es una amenaza parra todos nosotrros!- Todos los agentes que había allí dentro miraron primero al doctor, y acto seguido a la pequeña que estaba junto al demonio y la mujer. Hellboy se levantó con el ceño fruncido mientras terminaba de masticar, dejando un pañuelo que estaba usando de servilleta sobre la mesa y se dirigió hacia Abe y el doctor.

- ¿Qué hay doctor Krauss? Me alegra saber que está usted bien...-

- Agente Hellboy, ¡esto es una desobediencia en toda regla! Sabe que no debe trraerr más serres a esta instalación. ¡Es un secrreto mundial! Si no deja de trraerr a quien le de la gana prronto todo el mundo sabrrá que existimos. Y entonces, ¿qué sucederrá? ¿Crree que le aplaudirrán porr la calle cuando le vean?- Hellboy no recordaba haber visto tan furioso al alemán en su vida. Gesticulaba, su traje silbaba y humeaba por todos lados. Casi parecía una olla a presión. El demonio tragó y levantó su dedo de piedra hacia el rostro inexistente del doctor.

- Oye cachimba con patas. Tú no mandas sobre mí. Y si la he traído es porque he considerado que necesitaba nuestra ayuda. ¿Recuerda a Sloan y a Rebecca? También puso pegas porque les hubiese hablado de este lugar y ahora son buenos aliados. ¿Cree que traigo aquí a cualquiera con el que me cruzo? Se supone que somos la organización de investigación y defensa d elo paranormal más importante del mundo. Y esta niña tiene en su interior un ente diabólico extremadamente poderoso, pero al mismo tiempo bastante inestable y peligroso. La necesitamos de nuestro bando. Además, no es algo que ella haya elegido así porque sí. Es una maldición que se le impuso, y no pienso dejarla a merced de Mephisto y sus ansias de hacer el mal por el mundo. Ella no es peligrosa, lo más probable es que estuviese en el lugar equivocado en el momento menos apropiado. Y por mucho que le pese no voy a permitir que sea tratada como un monstruo o una amenaza. Y eso no pienso discutirlo.- Los amarillos ojos del demonio miraron fijamente la nube de humo que flotaba en el interior de la máscara del alemán. Este se llevó las manos a la espalda, cruzando las manos y resoplando por los orificios en forma de conductos de ventilación que había alrededor de la escafandra.

- Agente, no le estoy pidiendo perrmiso parra llevarrme a la niña. Le estoy inforrmando de lo que voy a hacerr.-

- Doctor Krauss, por favor. No entiende la situación. Ella no es una amenaza como usted cree. Es mucho más consciente de lo que cree y podemos hablar con ella. Sea comprensible, no podemos..-

- ¿Comprrensible? ¡He sido más que comprrensible con nuestrro agente durrante todo este tiempo! Si él piensa hacerr lo que le de la gana, no voy a serr menos. La niña se viene conmigo.- Liz se levantó entonces, y sus ojos se tornaron amarillentos y ambas manos se le llenaron de fuego.

- Johann, lo siento, pero no podemos permitirle que la trate como algo qu eno es. TAnto si le gusta como si no. ella no es un monstruo. Es igual que usted o Rojo o yo. Un ser sobrenatural que no eligió su forma de ser. Así que trátela con respeto o tendremos un problema.- Hellboy y ella cubrían a la niña, y Abe intentaba hacer entrar en razón al alemán, quien parecía estar dispuesto a llevarse a la niña, sin importarle lo que el resto opinase.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime5th Mayo 2015, 23:01

La mejor manera de dejar de pensar, cuando no puedes fumarte un porro o emborracharte hasta vomitar bilis, es comer. Concentrarse en la comida, en su sabor, en su textura, en lo buena y caliente que está. Eso fue lo que hice para apartar ideas peligrosas de la cabeza. No más cuestionarme los cuentos con que intentaban lavarme el cerebro, ni preocuparme por lo que se podía o no decir. Ni una sola duda. Yo no iba a quedarme allí más de lo estrictamente necesario. Ellos desaparecerían de mi vida en un visto y no visto. Era cuestión de aguantar un poco más. Al contrario que las personas, la comida no te abandonaba, y rara vez te hacía daño. Se gastaba, si, pero eso era todo. Cuanto tenías hambre, te la quitaba. Cumplía un cometido claro, uno en el que podía abstraerme. No tenía opción de comer tan a menudo como me gustaría, y eso era algo que sí podía aprovechar. Los macarrones estaban allí, delante de mí. Hundí en silencio otra cucharada cuando el demonio volvió, como si con su diálogo ininteligible y seguramente cargado de perdigones hubiera dado algún tipo de pistoletazo de salida. Continué masticando en silencio, con expresión concentrada, como si tuviera que estar atenta a cualquier sonido a mi alrededor que indicara que alguien se acercaba a choricearme la comida.

- No se. ¿Las galletas rancias cuentan? - pregunté, en respuesta.

No me olvidaba de que el demonio, después de nuestro encuentro con los Tíndalos, me había dado una bolsita de galletas. No es que fueran lo peor del mundo, pero todo sabe mejor cuando hay hambre. Es de sabiduría popular.

Alguien tiró una puerta de una patada, o al menos por el jaleo lo pareció. Alcé la cabeza en dirección al ruido, aunque inútilmente, porque tampoco podía ver quién o qué había producido el escándalo. Oí un montón de voces airadas que se acercaban hacia mí, hice muecas, intentando diferenciarlas por el jaleo que había en la cafetería, aunque algo me quedó claro como el agua, cuando el alemán alzó la voz para hablarles a todos de mí. Lo había hecho refiriéndose a esa cosa. Todos los presentes lo habían oído. Todos los presentes lo sabían. Aquello casi me hizo atragantarme. Detuve mi masticar, y me aferré a la cuchara con tanta fuerza que se me clavó en la mano. Incliné la cabeza hacia delante, haciendo que el flequillo me cubriera los doloridos ojos. Tuve que hacer acopio de cada gota de autocontrol para no montar en cólera allí mismo, y por primera vez en mucho tiempo, la voz de la razón que tanto censuraba, me susurró al oído. Respiré profundamente, una vez tras otra, mientras escuchaba una discusión que me era ajena, pero de la que mi presencia era la causa. Noté el calor a mi lado, la tensión... oí el crepitar del fuego.

- Vale ya. - dije, severa, en un tono de voz que parecía mas propio de una madre que echa la bronca a sus hijos pequeños, que al de la niña de ocho años que desde hace veinte parecía ser.

Me puse de rodillas encima del asiento, y me erguí sobre el en silencio, sin ser consciente por mi ceguera de que aquello había atraído todas las miradas sobre mí. Sin saber hacia dónde dirigir mi rostro, lo moví hacia el lugar del que creí, provenía la voz del alemán. Después de unos instantes de tenso silencio, tomé aire, obligándome por todos los medios a mantener un tono calmado.

- ¿Podría terminar de comer, por favor?- fue lo único que dije.

El silencio siguiente se hizo eterno. Numerosos ceños se fruncieron, bocas se entreabrieron, y miradas surcaron rápidamente al grupo que había ahora frente a mi mesa. Después de un rato interminable, se volvió a escuchar el sonido de las cucharas, las bandejas, lo vasos. Me tomé eso como un sí, a pesar de que lo que realmente estaba pasando es que el cabreado hectoplásmico no salía de su asombro. Liz detuvo su fuego, y Azul, respiró con alivio, pero también incredulidad. De la reacción de Rojo, bueno, era mejor no hablar. Volví a sentarme sobre el asiento, así la cuchara con menos fuerza, y continué comiendo los macarrones. No volví a intercambiar una sola palabra con nadie, salvo para pedir más macarrones a Liz. La chica tuvo la amabilidad de traerme además, unas natillas de chocolate como postre. Me pareció que tenían un toque mas amargo de lo que era habitual. Con la última bocanada de natillas, me limpié los restos en la camiseta que llevaba, y luego, echando mano a mi bastón, bajé del asiento y comencé a caminar rodeando la mesa que palpé con las manos. Oí varios cuchicheos, cuya intención era disuadir a Krauss. Mi vara chocó contra algo metálico, y allí me detuve. El alemán me examinó, mi expresión era una máscara de gravedad.

- No puedes encerrarme. Tú lo sabes. - le dije entonces muy severa. - Pero estas en tu derecho, si quieres intentarlo. - por primera vez, levanté la barbilla. - ¿A dónde me llevas? - pregunté, aunque en el fondo no tenía necesidad de saberlo, y eso le llegó claro al alemán. Era curiosidad y no preocupación, o miedo, lo que había sacado a la luz esa duda.

- Es porr Prrevención. Te mantendrremos alejada del rresto hasta que estemos segurros de que no erres una amenaza. - explicó, cuadrándose y mirando luego mas allá de ella, hacia sus agentes. Unos cuantos hombres trajeados formaron una escolta a su alrededor.

Evidentemente Krauss no había ido solo a cumplir su objetivo. Aquello no era como meter a unos desconocidos a comer, o encerrar en su jaula a alguna criatura difícil. Aquello era una entidad de alta peligrosidad, y Rojo había violado todos los protocolos con su manera de proceder. No podían seguir permitiéndose que el demonio actuara por cuenta propia. Puede que protegiera a sus seres queridos con todas sus fuerzas, pero olvidaba con facilidad que al contrario que él, no todos tenían su misma resistencia. Era cierto que estaba convencido de poder hacer frente a cualquier cosa, y esa era precisamente su mayor debilidad. No le cabía en la cabeza que algo pudiera pasar al resto si el estaba allí, y la lamentable verdad era que sí podía. La experiencia así lo dictaba, como había sucedido con la muerte de su padre. Un primordial momento del que, por su bien, nunca le dejaban olvidarse, tratando de sanar esa impulsividad, y su fobia al procedimiento.

Dirigió una última mirada al grupo, antes de indicarme que lo siguiera. Asentí con la cabeza, y empecé a marcar el camino, guiada por mi bastón y el sonido de sus botas, que me ayudaba a ubicarle. Oí sonidos a mi espalda, producidos seguramente por una desbandada de Rojo, Liz y Azul, que empezaron a seguirnos. No repliqué. No fui mordaz. Andé en silencio, haciendo lo que me pedían, mientras mantenía la cabeza fría, y pensaba, durante todo el camino, actuando por primera vez en mucho tiempo como la mujer de casi treinta años que vivía en realidad dentro de mí...

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime6th Mayo 2015, 10:49

Aquello era un caos y una situación casi insostenible. Parecía como si en cualquier momento todos se pudiesen empezar a pelear sin remedio, dejándolo todo hecho un auténtico desastre. Sin embargo, cuando Liz empezaba a mostrar fuego en su mano en señal de advertencia, Hellboy apretaba los dientes y Abe se llevaba las manos a la cabeza sin saber cómo acabaría todo aquello, la pequeña niña habló con un tono que sorprendió a todos los presentes. Nadie se esperaba esa fuerza proveniendo de alguien tan pequeño y aparentemente frágil. Sin embargo, su forma de decir que ya estaba bien y de preguntar si podía terminar de comer hizo que todo el silencio sepulcral y cada uno volviese lentamente a sus quehaceres. Hellboy sin embargo no. Él seguía enfadado por la actitud de Johann hacia él. No por lo de la niña, eso era sólo una cosa más en la lista. Desde que enroló en el B.P.R.D, el alemán había puesto en duda los métodos del demonio en numerosas ocasiones. Siempre por lo mismo. Pensaba que no sabía lo que hacía, que no sabía trabajar con cabeza y que siempre se dejaba llevar por sus impulsos más primitivos. Aquello no era ni remotamente cercano a la realidad que el demonio vivía cada día. Él protegía a todos de seres que habrían asolado el mundo, de criaturas que sólo vivían en las pesadillas más oscuras y terribles de la gente que paseaba por las calles como si nada fuese con ellos. Y hacerlo solo era una carga aún mayor. Bien era cierto que de vez en cuando Abe y Liz le acompañaban, pero no era ni remotamente igual a tener un aliado como Sloan, tan duro como él y capaz de pegarse con lo que les echasen sin rechistar. En lo más profundo de su corazón, aunque jamás lo diría en voz alta, el demonio se sentía extremadamente solo.

Al cabo de un rato, en el cual Liz estuvo ayudando a la pequeña y donde Hellboy comió entre maldiciones, la pequeña se levantó, acercándose hasta Johann. La metería en una celda de alta seguridad más como una medida preventiva que otra cosa. No pretendía tenerla allí encerrada para siempre, entre otras cosas porque aquello era imposible, y sobre todo por el hecho de que Mephisto tenía un trato con ella, gracias al cual podía localizarla prácticamente en cualquier momento o lugar. No podían mantenerla allí dentro mucho tiempo puesto que Mephisto terminaría por encontrarla, y si hallaba el lugar donde estaba la organización instalada podrían tener a la mañana siguiente a todos y cada uno de los seres mágicos o sobrenaturales que habían en el mundo llamando a la puerta. Hellboy apretó los dientes e hizo ademán de levantarse.

- Rojo, no. No empeoremos las cosas...- Ella miró por encima de su hombro a la pequeña Tortita abandonando el comedor detrás del alemán y un séquito que bien podría haberse tratado de un miembro de la realeza.

- No pienso quedarme cruzado de brazos. Voy a ir, te guste o no.-

- No me malinterpretes, yo también voy a ir. Tan solo... Intenta no ser tan tú, ¿vale? ¿Lo harás por mí?- Liz odiaba tener que jugar aquella carta, pero era la única forma que veía de que el demonio se tranquilizase un poco. En el fondo le entendía. Se veía a sí mismo reflejado, tratado como un monstruo y encerrado en un lugar oscuro simplemente porque no entendían lo que era. De no haber sido por el profesor Broom, Tortita bien habría podido ser él al entrar en el mundo setenta años antes. Asustado, sin un lugar al que ir, repudiado solo por una naturaleza que nunca eligió. Aquello era posiblemente lo que más dolía a Hellboy. Él podría ser el profesor Broom de Tortita. Él podría ser el ser que le enseñase el camino del bien entre toda la oscuridad que irradiaba su ser. Sabía que podría ayudarla, que podría echarle un cable si se lo proponía. Recordaba el cariño con que su padre le había tratado, y estaba seguro de poder plasmarlo en ella. Pero si desde el primer momento le quitaban esa opción, ¿qué demonios iba a hacer salvo mirar impotente lo que sucedía a su alrededor? Y esque había pocas cosas que cabreasen más a Rojo que la sensación de impotencia.

- Rojo, debes entender que Johann solo intenta...-

- Tu futuro depende de que continúes esa frase... ¿Cómo te sientes Abe? ¿No te ves reflejado en esa pequeña niña? Porque yo sí. Veo como hace setenta años un demonio del tamaño de un chimpancé entraba en el mundo, y gracias a que un sabio hombre lo cuidó y le enseñó que a pesar de su naturaleza podía hacer el bien ese demonio pudo convertirse en lo que es a día de hoy. Esa niña, a la que se llevan por la fuerza, es lo mismo que fui yo en su día. Podría ayudarla. Sí vale, "oh mira, Rojo intentando ayudar a alguien cuando sólo sabe golpear". Esto es serio Abe. ¿Qué crees que habría pasado si papá no hubiese estado ahí para enseñarme el buen camino? ¿Crees que el mundo seguiría tal y como está?- Abe suspiró, se miró las manos y luego muy serio a los dos.

- Ella tiene veintiocho años. Es de corea. Su verdadero nombre no sé cuál es, pero he visto lo que le ocurrió. Su madre murió cuando ella acababa de cumplir los ocho años. Mephisto aprovechó la situación e hizo el pacto con ella. Debido a que no era más que una niña, no pudo obtener su alma, sino que esta está en algún lugar. No está en su cuerpo desde luego. Esa es la razón por la cual tiene esa apariencia de niña. Durante todo ese tiempo no ha crecido, salvo en su mente, y no de la manera que debería. Después de todo, no deja de tener la apariencia de una niña de ocho años, lo cual le ha brindado muchos dolores y situaciones extremadamente incómodas. Esa es la razón por la cual sabe tantos tacos y habla de términos sexuales como lo haría una persona adulta. Tortita no sólo está maldita con el Motorista, sino con no poder llevar una vida normal nunca...- Liz se llevó una mano a la boca, al tiempo que una lágrima resbalaba por su mejilla. Hellboy se quedó totalmente catatónico. Abrió los ojos, frunció el ceño, entreabrió la boca, intentó formular alguna palabra... Pero nada. Justo se había levantado y todavía sujetaba con una mano la silla para acercarla a la mesa. Miró por encima de su hombro hacia la pequeña, que arrastraba los pies y daba pequeños y suaves golpes con el bastón ante ella. Sin pensarlo dos veces, metió la silla de un golpe y corrió hacia ellos.

La gente, cuando mira al demonio, lo único que ve es a un ser enorme, rojo, con grandes cuernos y una mano de piedra. Ve esos ojos amarillos, refulgir como los faros de un coche en la noche. Ve una criatura aterradora, con una cola que se mueve y bastante mal genio. Pero si eres capaz de superar esa barrera, si eres capaz de ir más allá de lo que tus ojos son capaces de mostrarte, si viajas hasta lo más profundo de su corazón, encontrarás una enorme muralla hasta donde alcanza la vista. Pero si por algún casual eres capaz de superar esa muralla, de asomarte por encima de ella, de ver a través de alguna pequeña grieta dibujada sobre su superficie, verías algo que jamás podrías creer. Verías algo como una imagen a cámara lenta, como en las películas, donde la gigantesca mole roja corre hacia una niña de poco más de un metro de estatura, quien escucha los acelerados pasos de alguien que se dirige hacia ella, notaría como este se agacharía, y la acercaría hacia él, abrazándola con la mano izquierda, y susurrándole unas palabras al oído. "Juro que no descansaré hasta devolverte la vida que Mephisto te arrebató..." Y dejar de sentir ese cálido abrazo, para volver a caminar siguiendo los pasos metálicos de quien se la llevaba. Pues para el demonio no era una simple niña maldita por el capricho de un ser despiadado. Se veía reflejado a sí mismo. Veía las palabras de su padre resonar en su cabeza, de cómo su amor y su comprensión le llevaron a cuidar de él y tratarle con respeto. Puede que le costase la vida, la paciencia y la cordura, pero si podía hacer sentir a esa niña lo que el profesor Broom le hizo sentir a él, sabía que habría merecido la pena el sacrificio.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime14th Mayo 2015, 02:09

De la conversación que estaba teniendo lugar mesas mas allá, no tenía ni idea. Entre el barullo general, el sonido metálico de las botas del alemán y el resto de zapatos de los que me rodeaban, bastante tenía con concentrarme en el sonido del bastón, que me iba indicando si chocaba contra algo o no. El anochecer estaba empezando a acercarse, podía notarlo. Empezaba a dolerme la cabeza, era un hormigueo muy tenue, pero siempre empezaba así. Sabía que hoy no podría controlarlo aunque quisiera. Normalmente salía sin previo aviso cuando estaba herida, como si fuera algún tipo de impulso reflejo. No si me pelaba las rodillas, o los nudillos, e incluso en esas circunstancias me costaba controlarlo, pero cuando el daño era algo importante no tenía opción. Esa cosa aparecía.

Perdida en mis pensamientos, en el hecho de que todo el mundo en ese antro sabía de la existencia del Jinete Fantasma, que no tenía idea de donde estaba, y el importantísimo factor de que no estaba segura de lo que podrían llegar a hacerme si esa cosa se presentaba por allí, no oí que el demonio se dirigía a mí a toda velocidad. Toda mi línea de pensamiento se fue al traste cuando sin previo aviso noté que me levantaban del suelo, y así, mi primer impulso fue el de agarrarme a algo, a cualquier cosa en realidad, tanto me daba. Eso acabó siendo las solapas de una gabardina que ya empezaba a hacérseme hasta familiar. Noté que todo el torso entraba en contacto conmigo, y me trajo recuerdos, si es que podía llamarse así a algo que has vivido la noche anterior. Me mostré confusa, y aturdida por un momento, sin saber a qué había venido esa muestra repentina de contacto físico. Entonces escuché su voz, grave como una picadora de piedras, en mi oído.

No se exactamente qué me pasó por la cabeza en ese momento. Puede que el abrazo me pillara con la guardia baja. Que me sintiera desprotegida y fuera de mi medio en ese lugar extraño y desconocido al que me habían trasladado. Que me sintiera adormilada por que había comido mucho. Que estuviera cabreada porque me trataran como a un perro con la rabia. Puede que pasara otra cosa distinta a todas estas. Algo que jamás sería capaz de admitir, ni en voz alta, ni para conmigo misma, en mi fuero mas interno. Puede que simplemente olvidara, por unos pocos segundos, que la criatura que me mantenía contra su pecho, abrazándome, era un demonio...

Una vez caí en esa torpeza, lo demás vino sin pensarlo, de manera totalmente inconsciente. Me quedé allí, de pie, notando el tacto de su piel. El calor de otro ser humano era algo que había conseguido sentir como extraño a base de esforzarme, así había tenido que ser. Empezó igual que siempre, quedándome inmóvil por completo los primeros dos segundos. Luego, aunque fuese con un gesto pequeño, que cualquiera tomaría como sin importancia, evidencié mi propia muestra de desespero y debilidad. Lo hice inclinando la cabeza, apoyando mi sien contra su clavícula, encajé mi cabeza bajo su barbilla. Suerte de tener los ojos cerrados todo el tiempo, así nadie se daría cuenta de que los habría cerrado de todas maneras. Con el tiempo me daría cuenta de hasta qué punto era irónico el hecho de que fuera un demonio el que me dijera las palabras que necesitaba oír, cuando la anterior vez que había sucedido, había acabado tan escarmentada. Pero en ese momento, todo eso me pasó desapercibido. Una vez me soltó no le retuve. Volví a mi andar diligente tras Johann Krauss, mientras recorría esos pasillos camino a las celdas, por lo que estaba convencida que sería primera y última vez.

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- Nombrre.

- Tortita.

-Nombrre real.

- Tortita.

Hubo un extenso silencio mientras valoraba lo que le estaba diciendo, y no tardo mucho en hacer una especie de carraspeo. Poco imaginaba yo que, teniendo en cuenta el hombre del que venía, eso no procedía de una garganta. Lo que si escuchaba a menudo eran silbidos, como si llevara algún tipo de aparato de respiración. Al menos así lo parecía.

- Me refierro al que sale en los documentos y acrreditaciones oficiales.- insistió el alemán.  

-- No tengo ni lo uno ni lo otro. Continúe. - respondí, tajante. De nuevo, una pausa.

- ¿Edad?

- Irrelevante.

- ¿Procedencia?

- Irrelevante. - mis respuestas eran medidas, mi tono de voz, controlados.

- No se lo está poniendo fácil. - murmuró Azul en voz baja, inclinándose para hablar en confianza con Hellboy y Liz.

Desde el otro lado del cristal de la improvisada sala de interrogatorios que Krauss había hecho montar en una de celdas de máxima seguridad, ellos formaban parte de los varios espectadores silenciosos que comprobaban las labores identificativas del alemán, que se limitaba a hacer las primeras preguntas de rigor sobre los datos personales. La sala no era tan amplia como otras, y había hecho que llevaran allí una mesa metálica, dos sillas, un vaso de agua, y una carpeta donde él iba apuntando todo lo de utilidad que pretendía sonsacarme. Uno frente a otro, estudiando al adversario. El juego estaba servido, con público y todo.

- ¿Quien es tu máximo responsable?- preguntó, con un tono apremiante en la voz.

- ¿Cómo? - pregunté. Realmente no había creído entender bien.

- ¿Parra quién trrabajas?- preguntó, carraspeando después.

Yo me incliné en ese momento hacia atrás, dejándome caer en un gesto de hastío.

- ¿Qué se supone que estamos haciendo aquí?- pregunté, directa. Volví a apoyar las manos en la mesa, una sobre otra, tratando de encontrar mi mirada hinchada con la del alemán, aunque dudo que lo consiguiera. - Me estás haciendo preguntas de las que ya sabes respuesta. ¿Porqué?- pregunté.

- Así lo dicta el prrotocolo. - objetó él, sin darme mas explicaciones.

Así que eso es lo que pasaba. Era un cabeza cuadrada. Sin más. Uno de esos adoradores del protocolo, y del método. Esto se hace así porque lo pone aquí. Pero en este caso no. No iba a dejar que malgastara mi tiempo y me tuviera recluida sólo para hacer una copia de lo que ya sabían.

-Seguro que todas esas cosas te las podría decir tu amiguito el pez. Así que si puedes, sáltate todo el preámbulo. Ve a lo que te interesa. - fuí directa, hasta tal punto que conseguí sonar un poco hiriente. Si le supuso alguna molestia o contrariedad, no lo demostró.

- ¿Cuánto hace que tienes el espírritu de la venganza en tu interriorr?- preguntó el alemán, sorprendiendo a los presentes. Que Krauss se saltara su método debía significar algo. Quizá era una táctica para conseguir que yo hablara, ahora que parecía más comunicativa. Respecto a eso, me mantuve en silencio unos segundos, paladeando la respuesta.

- Más de lo que parece. He visto más de lo que me gustaría, y más de lo que voy a poder olvidar. No necesitas más.- añadí.

Ahora el que se mantuvo en silencio fue él. Aquello sólo estaba empezando, y tenía pinta de ir a ponerse aún mas pesado, antes de mejorar.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime18th Mayo 2015, 10:53

- No se lo está poniendo fácil.-

- Yo tampoco lo haría... Y menos aún con un tío como Krauss... Deberías estar tú ahí dentro, o Liz. Esto es ridículo, ella no va a decir nada.- El demonio ni siquiera estaba observando a través del falso espejo como sus dos compañeros. Tenía la vista perdida, sumido en sus pensamientos, sintiéndose identificado con la pequeña Tortita. ¿Y si el profesor no le hubiese cuidado? ¿Y si hubiese tenido que valerse por sí mismo durante toda su vida como había hecho ella? No habría durado ni tres años antes de que Rasputín o quien fuese le hubiese capturado para que cumpliese su cometido. Eso o que el gobierno de los Estados Unidos le tuviese retenido en alguna celda sin dejarle hacer absolutamente nada salvo pasar los días ahí metido para evitar que causase daño. Ellos tenían algunas criaturas en los sótanos del B.P.R.D, pero aquellos seres eran distintos. No eran razonables, sino criaturas semejantes a animales. Era cierto que seguramente solo querían cazar, pero su fuerza, poder o capacidad de destrucción era tal que la necesidad de retenerlos era imperiosa.

- Yo... Todavía sigo sin creerme lo que has dicho antes.-

- A ver que yo me entere Abe... Dices que ella tiene treinta años, ¿cierto?-

- Técnicamente tiene veintiocho. Nació en 1990. Cuando tenía apenas ocho años Mephisto usó sus artimañas para quedarse con su alma y proporcionarse a sí mismo un espíritu de la venganza. Sin embargo, por alguna extraña razón, ella no tiene su alma en su cuerpo. A diferencia de Johny Blaze, no encuentro ninguna esencia vital en su cuerpo. Johny sí tenía el alma dentro de su cuerpo, lo cual me hace preguntarme muchas cosas acerca de nuestra pequeña Tortita...- Abe se pasó la mano por el rostro mientras seguía escuchando los vanos intentos del alemán de entablar algún tipo de conversación con la pequeña, sin éxito aparente.

- ¿Pero cómo podría hacer algo así Mephisto? ¿No se supone que los demonios sólo atacan a personas que los invocan o consienten un trato?-

- Ese es el problema, que seguramente la engañase de alguna manera para que, a pesar de ser tan solo una niña, consiguiese su alma. Al no tener alma en su cuerpo este no ha crecido en los últimos veinte años, razón por la cual su apariencia es la de una niña pequeña.-

- ¿Y todo eso lo has sabido sólo tocándola?-

- No. Sólo que no tiene alma y su verdadera edad. El resto es suposición mía, pero una suposición bastante acertada, o eso quiero creer. Después de todo, recordad que estoy acostumbrado a leer entre líneas con criaturas y seres sobrenaturales a diario. Además, te tengo a ti, que a pesar de que tengas setenta años tu edad mental es la de un veinteañero.- En cualquier otra situación Liz habría hecho algún tipo de chiste acerca de esto, alegando que decir que era como un veinteañero era demasiado presuntuoso, como un adolescente si acaso. Pero no en aquel momento. Ella estaba hecha polvo y no podía entender como un ser tan aparentemente dulce y pequeño como Tortita podía tener semejante marrón encima. Era algo que la estaba matando por dentro.

- Pues parece que te tiene calado... Ya sabe que eres capaz de ver a través de las personas con solo tocarlas...-

Abe presionó un pequeño botón en que tenía ante él y habló a través de un pequeño micrófono.

- Tortita, no estamos aquí para causarte ningún tipo de daño. Tan solo queremos ayudarte. Pero necesitamos que colabores un poco. No pretendemos ser tus enemigos ni que tengas más problemas de los que ya tienes. Queremos echarte una mano. Sé que no te gusta eso, y que eres más de comerte tus propios problemas tú sola, pero créeme, aquí estás a salvo...- O eso quería pensar Abe. Al fin y al cabo, le gustaba pensar que no sólo se enfrentaban a las criaturas avernales que asolaban el mundo, sino que además también podían echar un cable a los seres mágicos o sobrenaturales que no encontraban su sitio en el mundo.

- Señorrita Torrtita, debe saberr que nosotrros no estamos aquí parra causarrle daño ni porrque pensemos que sea usted una amenaza, sino porrque querremos ayudarrla. Perro si no intenta cooperrarr nos serrá imposible hacerrlo, de manerra que se lo prreguntarré de nuevo. ¿Desde hace cuanto y porr qué tiene el Espírritu de la Venganza en su interriorr?-

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime18th Mayo 2015, 23:48

Pescadito chivato. El hecho de que el tal Johan pasara de largo esas preguntas sólo confirmaba lo que yo ya sabía. Ese tipo azul tenía que ser algún tipo de poder de lectura aureal, o precognición. En nuestro primer encuentro hacía unas horas había advertido cómo ponía sobre aviso al demonio que le acompañaba de que no era lo que parecía. Una advertencia mas bien genérica si lo piensas, porque nunca nadie es lo que parece. Sabía de mi, aunque solo fuera por el aura que impregnaba los lugares cuando Mephisto aparecía. Supo presentir a los tíndalos sin haberlos visto antes. Yo podía. El no debería, salvo que ya los hubiera visto. No era difícil suponer que debía tratarse de algún tipo de magia o cualidad similar. A saber qué mas información había sido capaz de sacar mientras estaba inconsciente. Una de las peores ideas preconcebidas que podías tener respecto a mí, subestimar mi inteligencia por mi apariencia o por mi carácter. Mas de uno se llevaría una sorpresa de lo espabilado que te vuelves cuando tienes que apañártelas sólo.

El discurso del pez y del alemán me llegaron a los oídos, y como respuesta, coloqué las manos palpando la superficie de madera. Luego me puse de rodillas sobre la silla, apoyé los codos sobre la tabla de la mesa, uniendo los dedos con un pequeño reajuste y permanecí en esa posición durante unos segundos, antes de romper el silencio sepulcral que se había creado, y que sin duda, añadía un punto de dramatismo al siguiente alegato que pensaba soltar, y que me iba a salir desde lo mas hondo del hígado.

- ¿Que tal si hacemos una pausa en este punto, para refrescar la situación, os parece? - dije con una sonrisa que resulto incluso amable. - Después de inmiscuiros directamente en mis asuntos, lo cual no voy a cuestionar, me colocáis en la obligación de defender a dos de vuestros compañeros de una muerte segura, por lo cual me quedo totalmente ciega. Tras repetidas negativas, uno de ellos me trae contra mi voluntad, y una vez aquí se me lleva a lo que imagino será una celda de aislamiento de seguridad para salvaguardar vuestra integridad mientras me sometéis al tercer grado, después de informar a quienes me imagino habrán sido unos cuantos superiores, miembros de seguridad, y otros muchos que hayan oído el modo en que os dirigíais a mi como Ghostrider, poniendo en conocimiento general que tengo esa cosa dentro. Imagino que en ningún momento os habéis cuestionado el hecho de que yo no quisiera que fuera de conocimiento general, o que para vosotros, vuestra gente es de total confianza. - dije, valorando hasta entonces de manera objetiva mi punto de vista. -  Pues os haré saber algo. Para mí no lo son. Ninguno de vosotros. Es más, os explicaré cómo funciona la situación a partir de este momento. Estoy ciega. Mi percepción está gravemente mermada. El primer demonio que conocí me metió esta cosa dentro, y he vivido lo suficiente como para saber que esto podría ser tan real como esta mesa, o que podría ser una elaborada ilusión de un demonio que utiliza cadáveres mediante la nigromancia para convencerme de que hay mas gente, y que me ha hecho comer restos de su madre haciéndome creer que es comida para demostrarme que quiere ayudarme cuando lo que quiere es sacarme información para joder a Mephisto o a algún otro hijo de la gran puta. ¿Hasta aquí nos entendemos?- Pregunté ladeando la cabeza, esperando algún tipo de respuesta. Mi frialdad a la hora de exponer esos hechos sólo secundó lo que Abe había intentado demostrar. Una madurez tan amarga sólo era posible si realmente se había vivido tanto tiempo. Imposible fingir con la intensidad con que yo me expresaba.

La realidad era que no podía confiar, y menos en una gente que me retenía contra mi voluntad y que estaba ansiosa de saber cosas de mi. Automáticamente rechazaba a cualquiera que pretendiera adentrarse lo suficiente en los datos de importancia. Podrían preguntarme cosas sobre el Vengador Fantasma, pero no sobre mi misma. Eso era un terreno tan vetado, como lo era mi nombre real.

- Así que, ¿Porque no te pones durante un rato en mi pellejo, Johan? - pregunté haciendo que su nombre sonara insultante, separé las yemas de mis dedos las coloqué sobre la mesa y las deslicé despacio, permitiendo que ese sonido marcara un silencio suficiente como para pensar en lo que había dicho. Volví a sentarme sobre la silla, entrelazando los dedos. - ¿Qué harías tu en mi lugar?- solté una carcajada aún mas amarga - Y procura no mentirme, porque muy pronto, lo sabré. - sonreí sin mostrar los dientes.

Comenzaba a sentir un fuerte martilleo, sobretodo en la zona de los ojos. El momento se acercaba, poco a poco, y nada podría hacer para evitarlo.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime19th Mayo 2015, 10:15

Tras el discurso de la pequeña todos se quedaron bastante bloqueados, especialmente el alemán. Abe frunció ligeramente los labios y Liz negó con la cabeza mientras murmuraba algo ininteligible. El único que no parecía triste era Hellboy, puesto que tenía en la cabeza otras cosas. Como el numerito que estaba a punto de hacer. Dio un puñetazo a la pared y se dirigió al interior sin dejar de mirar por el espejo.

- Se acabó. Voy a entrar.-

- Rojo, ¿qué vas a hacer? ¡Rojo!- Pero el demonio no escuchaba a nadie. Abrió la puerta con violencia provocando que ambos miembros del interior de la sala mirasen hacia el origen del ruido. El demonio entró con el rostro oscurecido y la boca apretada. Dejó la puerta abierta y miró a Krauss.

- Johann, fuera.-

- ¡Agente Hellboy! No puede entrrarr así en mitad de un...-

- Te lo repetiré por si esa escafandra espacial no te deja escuchar con claridad. He dicho que fuera. Y no es una opción, es que te vayas. No me obligues a usar la violencia porque sabes que lo haré... ¡Vamos!- Krauss salió a regañadientes de la sala, mascullando cosas en alemán. Cuando la puerta se cerró tras él, el demonio se volvió hacia la niña. Apretó los puños y aspiró con fuerza.- ¿Sabes cuál es tu problema Tortita? Que eres incapaz de enteneder que no eres la única jodida persona del universo con problemas. ¡Qué cojones! ¡Ni siquiera eres la que peor lo tienes de esta sala joder! ¿Crees que esta mano de piedra la llevo por gusto? ¿Que es algún tipo de fetiche o algo? ¿Que me pone cachondo llevarla? ¡Es una jodida llave! Yo fui creado única y exclusivamente para destruir el mundo, para traer el jodido apocalipsis a este. Cada día cuando me levanto y veo mi mano me recuerda lo que soy, que estoy condenado a traer el fin del mundo algún día. Y lo único que deseo es que encuentre algún monstruo o demonio infernal lo suficientemente fuerte como para matarme y que nunca pueda hacerlo. ¡Mírame! Mido más de dos metros y soy de color rojo, con unos cuernos que cada día crecen y tengo que limármelos para intentar parecer normal. ¿De qué cojones te quejas tú? Liz. Ella tiene algo muy parecido a lo tuyo en el cuerpo, y cuando quiso darse cuenta había arrasado una manzana entera, abrasando a niños y civiles que paseaban por ahí cuando apenas tenía ocho años. ¡Niños maldita sea! Y durante todos estos años ha intentado encontrar una manera de arreglar eso, de buscar el origen de sus poderes para entenderlos y conseguir controlarlos, sin apenas éxito. Se ha tirado toda la vida en orfanatos y psiquiátricos, alejada de cualquier persona a la que ame tan solo por el hecho de que no quiere matarlos como ya ha hecho otras veces.

>>Abe Sapiens, el hombre pez del que tanto te quejas. Lo encontraron en un tanque de agua con tan solo la inscripición "Abraham Sapiens". No sabe lo que es ni de dónde viene. No tiene familia ni historia, salvo la que él ha podido crearse durante toda su vida. Y mírale. Apenas puede aguantar las altas temperaturas y tiene pinta de pez con patas, con un color azul y esos ojos negros. Y para terminar Johann Krauss, un hombre que murió incinerado pero debido a una maldición su alma no fue destruída, convirtiéndole en lo que es a día de hoy, una masa gaseosa que no puede vivir si no está en un recipiente. ¿Crees que eres la única con problemas? ¿Que eres la única a la que la vida ha jodido desde que nació? No eres ni la que peor mierda tiene encima en esta sala. ¿Treinta años? ¡Y una mierda! ¡No has dejado de ser en tu vida una cría que piensa que nadie ha sufrido tanto como ella ni que lo hará jamás! ¡Pues te voy a decir una cosa Tortita, nosotros también hemos sufrido desde el día en que nacimos! La única diferencia entre nosotros y tú es que hicimos algo para remediar las maldiciones que tuvimos. Tanto quejarte de Mephisto y jamás le has plantado cara ni te has planteado usar lo que tienes para el bien. ¡Uuuu pobrecita yo, que tengo un ser dentro de mi cuerpo que me convierte en un esqueleto de fuego! ¡Qué cojones! ¡Yo tengo a todo el puto infierno entero en mi contra, y aun así ahí sigo cada día luchando por hacer de este mundo un lugar mejor! ¿Sabes lo que pasará el día en que muera? ¡Que me iré directo al infierno sin poder hacer nada al respecto! Al menos tú puedes salvarte e ir al cielo, al menos tienes la posibilidad de que tu alma no arda para siempre. Yo no. Da igual las buenas acciones que haga, los demonios que mande de vuelta ahí abajo o lo que cojones sea, estoy condenado desde el mismísimo día en que fui creado. A diferencia de ti, que puedes librarte de tu maldición en cualquier momento. ¿Sabes cuántos de nosotros podemos liberarnos de lo que nos ha tocado? ¿Eh? ¡Ninguno! ¡Ninguno de nosotros podemos reparar el daño que nos han hecho! Tú aún puedes enfrentarte a Mephisto o encontrar una manera de liberarte del espíritu de la Venganza. Oh, sí, perdona, lo he vuelto a decir en voz alta, ¡como si la gente que está aquí en esta puta organización no hubiese visto cosas diez veces peores a lo que eres tú! No le has plantado cara a tu creador ni una sola vez en estos últimos veinte años. ¡Ni una! Porque si lo hubieses hecho te aseguro que se cuidaría muy bien de como te trata o como te usa. Tú eres más poderosa que él en la tierra, y sin embargo sigues acatando sus órdenes como si nada. ¿Quieres marcharte? ¿Quieres volver a las calles? Adelante, ¡vete!-
Dijo mientras abría la puerta. La violencia y la fuerza con que hablaba iba en aumento según avanzaba su discurso, acelerándole el pulso y la respiración. Señaló hacia el exterior de la sala con la mano de piedra y miró de nuevo a la pequeña.- Nadie te retiene aquí. Lárgate si quieres. Pero si lo haces, JAMÁS vuelvas a decir que estás sola en este mundo y que nadie te comprende, porque si estás sola es porque tú lo has elegido. Y ni se te ocurra decir alguna gilipollez como que no tenías otra opción o que el mundo te ha rechazado, porque yo soy un claro ejemplo de que incluso los seres más oscuros y terribles tienen su hueco si eres lo suficientemente humilde como para admitir lo que eres.-

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime27th Mayo 2015, 03:14

Se creó uno de esos silencios densos, tanto que el sonido de los respiradores del alemán apenas fueron capaces de alterarlo en nada. Me parece que habían empezado a entender quién era quién en esa situación, cuando de pronto escuché un ruido tremendo que provino de lo que, supuse, era la puerta. Por como sonó, no la sacó de las bisagras de milagro, el puto loco. Entró como un elefante en una cacharrería y echó a Johan de la manera más cortante que recordaba haber oído en mucho tiempo, sobretodo teniendo en cuenta que, por lo que me habían dado a entender, ese tipo era su superior, o como quiera que lo llamaran en ese sitio. Di un respingo al oír el ruido, pero luego me obligué a serenarme. No estaba allí por gusto, eso ya lo he dejado claro, pero incluso así, tenía que pensar con la cabeza fría. No podía dejarme intimidar por tonterías, aunque estuviera ciega y no pudiera ver la que se me venía encima, trataría de aguantar el chaparrón lo máximo posible.

Escuché, sin decir palabra. No interrumpí, por mucho que me doliera lo que estaba diciendo... algunas de las cosas eran tan terribles que me hicieron apretar los dientes hasta que me hice daño, adoptando un rictus de severidad que nadie me habría visto hasta entonces. En circunstancias normales, llevada por mi carácter explosivo, no hubiera tardado en hacerle callar, en gritarle hasta qué punto estaba equivocado. Pero no en esa situación. No cuando llevaba un buen rato preparándome mentalmente para enfrentarme a algo que requería de toda la frialdad que había acumulado durante estos años. Toda la que puede darte el haber estado matando seres desde los ocho años...

Cuando abrió la puerta de golpe para que me marchara, me quedé estática. Me quedé allí sentada, con las manos apretadas en dos puños, tratando por todos los medios de posponer un poco la ardiente necesidad de curarme los ojos, que estaba a poco más de un estallido, y una pérdida de conciencia de distancia. Respiré profundamente hasta que creí que iba a reventar, luego solté todo el aire de golpe. Volví a hacerlo, siendo mi respiración lo único que sonó durante un rato en la sala, mientras volvía a instalarse ese silencio, y cuando tuve fuerza para tragar, humecté mi lengua para que me permitiera comenzar a hablar, lo cual, por cierto, me costó lo que no está en los escritos. Levanté la cabeza intentando ubicarlo por el sonido y encontrarme con él.

- ¿Sabes que es lo más penoso de todo lo que me has dicho? - pregunté, permitiéndole asimilar la pregunta. - Que realmente te crees que es cierto...- y en ese momento, sin poder evitarlo, una risa se escapó de entre mis dientes. Fué seca, corta, pero en cuanto gané fuerza, empezó a salirme sola mientras negaba con la cabeza, en un tono tan amargo y tan deprimente que habría hecho llorar a cualquiera que la escuchara y tuviera un mínimo de sentido común. Era como hablar de hambre a media África. Como hablar de la terrible tragedia de quedarte encerrado en un armario a un superviviente de Auswitch. - ¿Cuándo mataste a tu primer demonio? - pregunté, haciendo una pausa lo suficientemente larga para que entendiera, pero no para responder - Yo tenía siete años - Abe tensó los labios - dos meses - Krauss apretó sus manos tras la espalda - cuatro días - Lyz hizo una mueca de dolor antes de taparse la cara con las manos - y dieciséis horas. - me quedé durante unos segundos en silencio, mientras destensaba las manos sobre la mesa. Durante unos instantes no dije nada, pero luego, retomé la conversación. - ¿Y tu primer intento de suicidio? - volví a dejar la misma pausa que en la primera pregunta. - El mío, con doce años. Fue el primero y el último.- sonreí, casi nostálgica, al hablar de ello. - ¿Y sabes porqué? Por que cuando estaba a punto, recordé... que los suicidas van directos al infierno. - volví a soltar esa risa. Esa risa amarga y horrible. Esa que siempre me salía cuando ya no me quedaban fuerzas para llorar.

Tras el cristal, por el marco de la puerta, pude oír a la chica gimotear, intentando contener el llanto. Dar pena era una de las cosas que a mí mas me dolían, pero en ese momento ni siquiera se me pasó por la cabeza. Estaba demasiado inmersa en lo que estaba intentando explicar. En mi postura.

- Tengo un sinfín de preguntas más, pero no te interesarían. Porque estás demasiado obcecado en ver que la gente te odia por tu físico como para darte cuenta de que eso existe mucho antes de que tu estuvieras aquí. De que no es algo contra tí. Aquello a lo que tu te enfrentas no es distinto de cualquier otro odio racial que lleva existiendo siglos en esta tierra. Chinos, Negros, Gitanos... el odio por el color de su piel no es distinto del que sienten hacia ti, y hay gente que ha luchado para librarse de él cada día. - expliqué con un tono tan severo y maduro, que incluso con mis treinta años sonaba demasiado experimentado en los golpes que podías recibir de la vida. - Te lo advierto. No me des lecciones de moral y de lo que debería hacer con Mephisto. Tu no me conoces, no tienes ni idea de lo que he hecho ni dejado de hacer, pero tengo una cosa muy clara, y mas vale que todos la tengáis también. Yo NO soy esa cosa. - dije haciendo que esa afirmación pesara mas que cualquier otra. En ese momento, no me di cuenta de que quizá estaba siendo mas reveladora de lo que pretendía. Les había dejado comprender que aunque hubiera podido, no habría usado al GhostRider contra él. Que hacerlo, habría supuesto para mi una derrota. Que ni siquiera contemplaba esa posibilidad. Que había aguantado durante veinte años, porque la única manera de vencerlo, de sentirme realmente libre, era hacerlo por mis propios medios, y no utilizando el poder que ÉL me había dado. Me levanté entonces sobre la silla, quedando de pié en ella. Mi postura era rígida, mi expresión, adusta. - Por último, me vas a permitir darte un consejo. Deberías dejar de mentirte, Anung un Rama. Puedes engañarlos a ellos, pero no a mi. Yo te he visto...- dije, sin poder evitar un tono agrio en la voz - Te he visto.- añadí, haciendo que comprendiera a qué me refería. Incluso aunque para mi el Fantasma de la venganza no fuese parte de mi, compartíamos recuerdos, y lo que él veía, yo podía verlo la mayoría del tiempo. - Acércate y te diré la verdad, si es que quieres oírla. - esperé, hasta que creí que estaba cerca de mi, cuando estuvo a mi altura - Mientes al decir que tu único propósito en esta vida es encontrar a un monstruo que te mate antes de desatar el fin del mundo. Por mucho que trates de convencerte, jamás has querido eso. Si alguien se quiere dejar morir, puede, y tu has tenido un sin fin de oportunidades. Anoche mismo, podrías haber sido devorado por los Tíndalos y luchaste contra ellos para evitarlo... ¿Quieres saber porque?- pregunté dibujando una sonrisa consternada en mi rostro. Odiaba tener que hacer eso. Aprovechar aquello que había visto cuando esa cosa estaba allí. Lo odiaba con todas mis fuerzas. - No es porque quieras proteger al mundo de ellos. No es porque temas que estemos perdidos sin tí. En el fondo de tu corazón sabes que hay otros muchos que podrían ocupar tu lugar. Ni siquiera es porque temas perder a aquellos que te importan. No. ¿Sabes cual es la verdadera razón? - susurré delatando sin querer hasta qué punto podía llegar a afectar el poder del GhostRider a la manera de percibir a los demás - Te aterra pensar que no tienes libre albedrío. Que no tendrás voluntad suficiente como para demostrar por tus propios medios que todos aquellos que te crearon estaban equivocados.- resumí, conteniendo en aquellas sencillas frases la esencia de su alma. Permití que el silencio se abriera paso, instaurándose entre los dos, tras el instante en que leí su sentencia. - Por eso jamás te dejarás matar. Por eso nunca te cortarás ese brazo... - añadí, sin dejar que el desconsuelo que eso me provocaba se entreviera en ello.

No pude soportarlo más. Me eché las manos a los ojos, y después de una luz, todo se volvió negro.

La deflagración golpeó a cualquier persona que estuviera en el interior de la sala, incontrolable. Incluso aunque se fuese resistente al fuego, aquel quemaba, debido a la magia demoníaca. No había sido suficientemente fuerte como para causar heridas graves, pero si lo suficiente para tirar a un hombre medio al suelo. Encima de un montón de carbonilla que antes había sido una silla, y un círculo ennegrecido causado por el estallido, se encontraba nuestra silueta de hueso blanco, hendiduras en la cabeza, mirada vacía. Contemplamos la figura del inmenso demonio que tenía delante, clavando en él nuestra mirada negra, alterada tan sólo por un brillo punzante, sutil pero insistente, como la punta de una aguja. Con una voz que solo podría imitar la mismísima parca, dijimos:

- Estaba ciego... - un vapor ígneo salió desprendido de nuestra siempre sonriente boca - Y ahora ya veo...

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime3rd Julio 2015, 12:32

Hubo dos sentimientos encontrados en el corazón del demonio tras las palabras de la pequeña Tortita. Una parte de él habría golpeado aquella calavera ardiente que le miraba fijamente hasta partirla en dos, hasta dejarla hecha migas y apagar esos ojos de fuego infernal. No le habría matado. El espíritu de Venganza era casi inmortal. Aquel sentimiento era de rabia, de odio, incluso, en parte, de impotencia por las cosas que dijo Tortita. Parte de lo que dijo era verdad, pero otras no, y las que no lo eran le enfurecieron como pocas veces recordaba. Se pudo escuchar el crujir del puño de piedra mientras lo apretaba con una fuerza sobrehumana. Habría partido una pared, un árbol, una montaña incluso. Lo único que en ese momento le pasaba por la cabeza era pura ira, puro odio hacia sí mismo y hacia las palabras de la niña.

La otra parte que latía en su corazón en aquel momento sólo deseaba desplomarse sobre la silla, sentir como las palabras que habían salido de la boca de la pequeña y dejar que estas le enseñasen una vez más lo que él era. Aquel ser que debía seguir luchando como le dijo su padre muchos años antes, mucho antes incluso de que el demonio se convirtiese en un agente del B.P.R.D. Él siempre le había dicho que, pasara lo que pasase, siempre debería luchar por lo que era correcto y por el bien. Suficiente mal había en el mundo como para convertirse él en uno más.

Ambas partes lucharon por lo que pareció una eternidad, aunque apenas fuesen unos pocos segundos. La tensión se palpó en el ambiente mientras unos se miraban a otros. Abe y Lyz no sabían muy bien por dónde saldría Hellboy. Parecía que sólo había dos opciones. O se iba de la sala sin mediar palabra o comenzarían a partirse mutuamente la cara. Como Tortita, el demonio jamás le habría puesto un dedo encima. Pero si era el Ghost Rider el que le miraba desde el otro lado de la mesa, la cosa cambiaba por completo. Ya no tenía que reprimirse ni tener cuidado con ella, ante la posibilidad de romperle algo o hacerle daño. El motorista estaba a su mismo nivel, y por tanto una pelea entre ambos habría podido acabar con toda esa sala y gran parte de la base.

Sin embargo, para sorpresa de todos, no pasó ninguna de esas. Al contrario de lo que todos se esperaban, al contrario de lo que cualquiera habría sido capaz de imaginar, Hellboy apoyó ambos puños sobre los nudillos en la mesa y asintió lentamente.

- Tienes razón. Nunca me dejaré matar ni me cortaré este brazo. El mundo necesita a alguien como yo. Alguien que esté dispuesto a romperse la cara por los demás. Y el mundo también necesita a alguien como tú. Por cada ser como tú y yo que está dispuesto a defender hay miles de seres esperando destruirlo y esclavizarlo. Tú y yo no somos tan distintos como piensas, pero yo tuve más suerte. A diferencia de ti, tuve a alguien que cuidó de mí y me enseñó el buen camino cuando todo a mi alrededor era dolor y soledad. De no haber sido por mi padre, yo estaría más perdido que tú. De hecho, el mundo no existiría, ya que quien me trajo a este mundo me habría usado para acabar con él. Y por eso no puedo ver cómo tu forma de vida se limita a vivir en las calles intentando sobrevivir cada día como puedas, sufriendo, pasando hambre, frío, dolor, soledad... Suficiente soledad tienes con la maldición que cargas como para encima seguir sin dejar que aquellos que intentamos echarte una mano podamos hacerlo. Sé que tú no quieres vernos y que odias estar aquí. Sientes que no tenemos ni idea de lo que te pasa, y la respuesta es que es cierto. Yo no tengo ni idea de lo que te pasa por la cabeza, pero podríamos saberlo si tú nos permitieses. Nadie te obligará, y ahora sí que te digo sinceramente, que si quieres irte puedes hacerlo. Ya me encargaré yo de cumplir por los dos cuando llegue el momento.- Y se levantó, apartando ligeramente la silla, abandonando la sala. Cuando Lyz y Abe se acercaron para hablar con él, negó con la cabeza levantando la mano hacia ellos. No quería compañía en ese momento. Simplemente soledad para pensar con tranquilidad. Buscar algún libro en la biblioteca, leer alguna de las cartas o explicaciones de su padre... Algo con lo que desconectar de toda la montaña rusa de emociones encontradas que en ese momento vivían en su interior.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime21st Julio 2015, 17:31

La tensión del ambiente anunciaba desgracias. A causa de nuestra aparición, la temperatura de la habitación se había elevado varios grados centígrados, y así lo delataba el vaho que enturbiaba el cristal por el que, momentos antes habían estado mirándonos aquellos que nos mantenían retenidos en contra de nuestra voluntad. Las palabras del demonio impactaron en el interior de nuestro cerebro compartido, sin ser conscientes de hasta qué punto estábamos inmersos dos seres en uno sólo. Nuestra postura se mantuvo firme, severa, con aquella sonrisa mellada y las cuencas vacías apuntando a la inmensa figura roja que instantes antes había estado discutiendo con nosotros, compartiendo las circunstancias de un mundo ignorante que no estaba preparado para comprender nuestra presencia, el motivo por el cual salíamos cada noche a cumplir nuestro deber y mucho menos lo que éramos.

- Lo que... me pasa...- por un instante, se oyó claramente la voz infantil.

El sistema de ventilación reaccionó ante la subida de temperatura, accionando el aire acondicionado, y a medida que la habitación comenzó a bajar su temperatura, y Hellboy salía a pasos calmados de la habitación, una imagen comenzó a dibujarse frente nuestras cuencas vacías, reflejada por el cristal tintado. Las llamas crepitaban, envolviendo una estructura ósea envuelta en ropa carbonizada. Le negrura que nos remitieron aquellos ojos huecos nos aterró el tiempo suficiente como para darnos cuenta... de que estábamos allí.

- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!- el grito provocó que varios agentes se dirigieran hacia allí a la carrera.

Ante los asombrados ojos de los agentes, la figura del Ghost Rider, envuelta en llamas descontroladas, se contempló las manos y se echó hacia atrás, hasta empotrarse contra el muro, provocando en este un sin número de grietas. En lugar de salir de ahí, comenzó a darse cabezazos con violencia, mientras se deshacía en gritos de angustia distorsionados por esa extraña voz de ultratumba. Su cráneo se quebró contra los muros reforzados, pero volvía a reconstruirse a medida que hacía el boquete cada vez más grande. Cayó, desequilibrándose, sujetándose un brazo con una mano y tirando de él, como si quisiese arrancárselo. Repitió la operación un par de veces, hasta que los observadores fueron capaz de darse cuenta de que no pretendía arrancar el miembro, si no extinguir el fuego que lo envolvía. Con un ultimo grito agónico, volvió a contemplarse contra el cristal, y una lengua de fuego lo hizo estallar en mil pedazos, obligando al equipo a retirarse haciendo cuerpo a tierra, mientras escombros de cristales en llamas caían sobre sus cabezas. El esqueleto en llamas cayó de rodillas, y cubrió su blanca expresión con sus huesudas falanges, tratando de ocultar las cuencas de sus ojos. Con una última deflagración, el descontrol desapareció.

El Ghostrider aguardó en silencio, en esa postura, y luego, como si nada de lo anterior hubiese ocurrido, se levantó sobre sus piernas. No era posible comprobar cambios en su rostro, pues carecía de expresión, pero en aquella tenebrosa negrura del interior de sus cuencas parecía resplandecer el filo de un bisturí, afilado e irrompible. Comenzó a andar hacia la puerta fundida, y pasó a la sala contigua, donde el alemán y algunos otros ayudaban a Abe Sapiens a levantarse. Todos estaban ilesos salvo por pequeños rasguños, pero el calor no le sentaba nada bien al hombre pez. Liz, en una reacción instintiva, se interpuso entonces entre el espectro vengador y sus compañeros, haciendo brotar de su interior el fuego que tanto la aterraba. Contempló al fantasma con la determinación en el rostro e intercambió una profunda mirada, que se suspendió en el tiempo. Tras un largo momento, su fuego se desvaneció, mientras ella entreabría la boca.

- ¡Apaguen esos fuegos, inmediatamente!- ordenó el alemán, mientras señalaba pequeños focos de fuego que había por la habitación.

La calavera abrió la boca, exhalando y los pocos focos disgregados que quedaban se extinguieron con unos hilos de humo blanquecino. Algunos de los agentes apuntaron con sus armas al jinete fantasma.

- Anung Un-Rama - llamó, con aquella voz capaz de causar pesadillas incluso al demonio más curtido. Al fin y al cabo, matarlos era su deber. Era lo que le impulsaba a existir. - No puedes contar con alguien a quien no puedes controlar. - dijo el Ghost Rider, clavando aquel filo azulado en los ojos amarillos. Hellboy no tendría problema en discernir que era el espectro quien hablaba, y que no era a él a quien se refería, si no a la mujer atrapada en la niña que le había repudiado durante casi veinte años.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime3rd Agosto 2015, 23:49

Según abandonó la sala, el demonio pudo escuchar fuertes golpes que delataban a la niña golpeando las paredes. Con los puños, con la cabeza, con lo que fuese. Seguramente fuese con los puños ya que los ruidos eran muy fuertes y profundos. Si lo hacía con la cabeza se la rompería en cuestión de dos o tres golpes más. Pero ya no le importaba. Ya le daba igual lo qu ehiciese la chica. Que se fuese a su casa, al lugar donde durmiese, a donde narices fuera. Ya no era de su incumbencia. Suficiente había intentado hacer para ayudarla sin éxito. Tenía otras cosas en las que preocuparse, como en Victoria. Habían perdido su pista un par de veces desde peste, y la habían reencontrado. El último sitio donde parecía estar era el norte de África, pero no habían sido capaces de concretar el lugar exacto. Además, ya le estaba empezando a cansar a base de bien conversar con la niña, quien era todavía más cabezota que él, si eso era posible.

Abe y Liz se miraron el uno al otro, preocupados, frunciendo los labios. Hacía mucho tiempo que no veían así a su compañero, desde que el profesor Broom había muerto. Desde luego la niña había conseguido tocarle la fibra sensible, seguramente al verse reflejado en ella y pensar en qué habría sido del mundo de no haberle rescatado el profesor setenta años atrás. Un fuerte ruido captó entonces la antención de ambos, volviéndose a la pared que tenían a su lado. El aire acondicionado se había encendido repentinamente y el frío les rodeó. Abe se frotó ligeramente los brazos con las manos, y Liz no se inmutó. Ella tenía el poder del fuego en su interior, de manera que era más complicado que ella tuviese frío. Sin embargo, cuando la pared se vino abajo y fue destruida por el calor que emanaba de dentro y los golpes que había estrellado la pequeña contra esta, un calor abrasador invadió la sala donde ellos estaban. Liz se colocó entre la pequeña niña y sus compañeros, especialmente entre Abe, quien era el que más sufría de todos. La mujer encendió sus brazos con unas llamas azules, pero su rostro no era el de alguien que está dispuesta a luchar, sino que suplicaba con su mirada a la niña, ahora convertida en un pequeño esqueleto, que no hiciese ninguna locura ni atacase a sus amigos. La pequeña le devolvió la mirada, mostrándole que ella tenía las mismas ganas de luchar que la mujer de fuego. Entonces se volvió al demonio y gritó.

Hellboy se detuvo en seco al escuchar su verdadero nombre tras de sí con aquella voz profunda y gutural. El demonio no se giró, sino que escuchó a la niña diciéndole que no podía contar con alguien a quien no era capaz de controlar. Pero no eran palabras para él, sino para Tortita, o la mujer que vivía encerrada en aquel pequeño cuerpo de niña. Negó con la cabeza y suspiró.

- Hay muchas cosas que no se pueden controlar. Simplemente tienes que aprender a convivir con ellas, pues no te queda otra opción.- Dijo sin volverse a la niña, claramente refiriéndose a sí mismo y a Anung Un-Rama. Las veces que se había transformado en él no había sido del todo dueño de sus actos. Su verdadera forma intentaba encontrar una manera de cumplir con su deber. Después de unos largos años alejado de todo contacto conocido, vagando por el mundo, aprendió a invocar parte de su verdadera forma y controlarla hasta cierto punto, pero no podía pasar demasiado tiempo en ella. Si lo hacía, corría el riesgo de que la maldad le corrompiese del todo y terminase por poseerle del todo, y entonces sería imposible frenarlo.- Si no estás dispuesta a aceptar eso, a aceptar esa parte de ti que ahora vive a tu lado, entonces no hay nada más que podamos hablar.-

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime6th Agosto 2015, 13:57

El espectro permaneció impasible, mientras el demonio le respondía. Aunque aquella respuesta estaba muy lejos de la realidad que vivían. Sin decir una palabra, el vengador se aproximó a la mujer que se había delatado utilizando el fuego interno que residía en ella. Cuando la calavera la contempló con sus cuencas vacías, fue incapaz de mantener esos ojos huecos y giró la cara mordiéndose el labio por dentro. Johan Krauss y Abe sapiens se acercaron, aún sin saber qué debían hacer respecto a la presencia que se había materializado ahora que sin duda había caído la noche.

- Tu y yo no somos lo mismo, Anung- un Rama. - murmuró el espectro, dándose entonces la vuelta para mirarlo. - La parte interna de ti mismo que tu temes siempre ha estado ahí. Tu naciste así. - por mucho que le doliera, no podía negar que aquello era cierto. Todo a lo que el temía residía únicamente en su interior. - Yo fui otorgado a un ser que me repudia. Un ser que ha luchado contra mi durante veinte años. Yo no puedo ayudarla a comprender lo que soy. No quiere escucharme. Así que cada uno linda en la existencia del otro. Es ella de día, y yo de noche. Cada vez que he conseguido aproximarme a nuestro verdadero ser, no es distinto a lo que acabas de ver. - explicó el Ghost Rider, mientras se miraba las manos ardientes de hueso desnudo. - Para ella, no soy más que un parásito. no ha asumido que ahora somos mas que eso. No puedes juzgar nuestra circunstancia como si fuera la tuya, por que no lo es. - advirtió, cargado de esa voz vieja que le proporcionaba, además de terror, sabiduría.

Hubo un instante de tenso silencio. El demonio sabía que tenía razón. A diferencia de él, Tortita había sido una niña normal, con padre, madre y una familia. Había crecido viendo dibujos animados, ajena a todo ese mundo que ellos se esmeraban en mantener bajo control, y a poder ser, lejos de los ojos de aquellos que se habrían aterrado al comprender la verdad, intentando no sumir el mundo en el éxtasis natural de locura que hubiera provocado el hecho de que la gente normal supiera todo lo que diariamente los amenazaba hasta la extinción.

- Crees que tiene algo contra ti, y no te equivocas. Lo tiene contra tí, contra mí, contra todo lo que proviene de un mundo que según ella la ha dejado sin nada. Cuando hablas conmigo, aún te refieres a ella, y ese es tu problema. Yo no soy ella. Todavía no. Pero no tiene más opción. Acabará aceptándome o perdiendo la cordura. Si quieres estar seguro de lo que digo, pregúntale a ella. - dijo entonces, girándose hacia Lyz, que quedó totalmente sorprendida, sin saber qué decir. - ¿Que es lo que ocurre si intentas ocultar tu poder? ¿Qué pasa cuando lo encierras y tratas de exterminarlo para pretender ser normal? - preguntó, haciendo que a Lyz se le pusiera el vello de punta.

No hacía falta contestar. Todos lo sabían bien. Las recaídas de Lyz solían suceder mucho tiempo después de que ella hubiera dejado de usar sus poderes, llamándolo autocontrol. Pero al final, eso acababa estallando por algún sitio. Su último ingreso había sido el mejor ejemplo. La tragedia de pequeña, sólo un número más de intentos.

- Yo no tengo nada en tu contra, Anung- un Rama. Sé quién eres, y lo que haces aquí. Pero mi apoyo no hará más que dificultarte las cosas para acercarte a ella. - añadió, volviendo a contemplar al inmenso demonio, que por mucho que aparentara, continuaba dudando, reticente a dejar las cosas tal y como habían quedado.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime6th Agosto 2015, 17:10

- Muy bien listillo, ¿entonces qué se supone que debo hacer, eh? Vamos, dímelo. ¿Acaso tengo cara de puto psicólogo? Lo digo porque me tenéis harto. Los dos. Que si uno me odia, el otro dice que no somos lo mismo y debería intentar comunicarme con ella... Te lo voy a decir bien claro. ¡Me importa una mierda qué hagáis con vuestra vida! Ella no quiere ni verme porque odia a los demonios. ¡Oh, vaya! ¡Pues fíjate por donde yo soy uno y nunca voy a dejar de serlo, como bien dices! Así que, ¿qué puto sentido tiene intentar seguir hablando con ella? ¿Sabes? Ella ha sufrido todo un infierno, pero yo también, y a diferencia de ella no sigo autocompadeciéndome por ello. ¡Qué coño! Podría haber rehecho su vida perfectamente. ¡Perfectamente! Se puede. Otra cosa es que no haya querido, porque que si iba a hacer daño a sus seres queridos, que si nunca podría llevar una vida normal, que si no se qué... Pero no. Es mucho más fácil vivir como la víctima, y que nadie entienda tu dolor ni nadie entienda lo que ha pasado ella o lo que pasas tú, porque si alguien lo pasase le estallaría la cabeza. Pero ya me da igual. Que haga lo que quiera. Y tú lo mismo. No soy el terapeuta de nadie. A mí me pagan por matar demonios, no por estudiar su forma de ser. Si esque me pagasen algo, claro está. Así que, si me disculpas, o me disculpáis, me largo de aquí.- Y el demonio se volvió a dar la vuelta, abandonando aquella sala. Se acercaron entonces Liz y Abe al pequeño esqueleto llameante, suspirando y viendo como Hellboy se marchaba.

- No debes tenérselo en cuenta. No actúa así por nada. Simplemente no se le dan muy bien las relaciones sociales... Tal vez podrías hablar conmigo, al menos hasta que se le pase el cabreo. Yo ya sabía que erais dos. Después de todo, es mi poder. Ser capaz de ver cómo es la gente. Puede que a veces sea un incordio, y que parezca que no respeto la intimidad, y créeme, a veces lo intento de verdad, pero no es tan sencillo cuando es un poder que no puedes controlar.- Liz se acercó también al pequeño esqueleto, llenando sus manos de llamas azules, y acariciando el cráneo de la niña, convertida ahora en el vengador fantasma. Le quemó un poco, pero no tanto como le habría quemado a cualquier otro. Después de todo, aunque ambos fuegos eran sobrenaturales, el del motorista era lo suficientemente poderoso como para destruir demonios y ángeles. El suyo podía acabar con criaturas mágicas y sobrenaturales, pero no algo tan poderoso como un demonio o un ángel, a menos que tuviesen una forma corpórea. En ese caso, podía llegar a quemarlos.

Los dedos de Liz notaron el cráneo sorprendentemente frío para estar envuelto en llamas. No es que estuviese helado, pero habría jurado que habría estado a mucha mayor temperatura. Y era suave, mucho más de lo que aparentaba. Suspiró largamente sin dejar de mirar al esqueleto.

- Él es así... No tiene maldad en su alma, pero tampoco tiene mucha paciencia. Odia las cosas que no entiende, y se frustra cuando intenta hacer el bien y parece que todo el mundo a su alrededor le rechaza. Es cierto que él y tú no sois lo mismo, y que tú eres un ente que ha sido rechazado por su portadora, como si fueses una lacra o basura... Pero tampoco él lo ha tenido fácil. Siempre tiene que llevar ese aspecto, ser él en todo momento. Tú mismo lo has dicho, él siempre ha estado ahí. Anung-Un Rama. Dará igual lo que haga, lo que se esconda, lo que intente ocultarse, siempre será él. Rojo, grande, con esa enorme mano de piedra. Así que, si estás ahí Tortita, y eres sincera contigo misma, entenderás por qué hace lo que hace. ¿Hay algo que podamos hacer nosotros? Después de todo, Abe y yo no somos demonios. Tal vez ella esté más dispuesta a comunicarse con nosotros. Quién sabe, tal vez encontremos una forma... Espera, ¿tú sabes cómo podríamos liberarla de ti? Si lo hiciésemos, tú tampoco tendrías que soportar esta situación. Dices que para ti es doloroso porque ella te rechaza y no quiere aceptarte, pero tal vez haya alguna forma de liberaros a los dos. ¿Hay algo que tú sepas que pueda servirnos de ayuda?- ¿Podría funcionar? No tenía ni idea. Ella se había pasado los últimos meses en el hospital psiquiátrico donde intentaba aprender a controlar sus poderes. No tenía ni idea de cómo funcionaba el Motorista Fantasma, pero tal vez el propio espíritu pudiese echarle una mano con eso. Y sino, bueno, tampoco perdían nada, ¿no?

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime3rd Septiembre 2015, 20:21

- Aún es joven. - respondió el fantasma vengador a la afirmación de Abraham Sapiens. Era difícil comprender qué se la pasaría por la cabeza, puesto que no tenía rostro que pudiera reflejarlo. Tan sólo podían contar con el tono de su voz, que casi siempre era gutural hasta el terror mas absoluto, y con su modo de dirigirse a sus interlocutores. - Aprenderá con el tiempo. Está dolido con ella. Cree que no es mas que otra que le odia por su aspecto, aunque no es del todo cierto. Al final lo entenderá. - asintió.

La mujer acarició la cabeza del Ghostrider, haciendo que sus fuegos infernales se mezclaran. Al hacer contacto, este reaccionó echando suaves chispas, como con un crepitar de leña en el fuego. La calavera le devolvió la mirada, intensa, con esas dos puntas de aguja brillando en su interior. Esas que te invitaban a verter tu conciencia en el hueco pozo hondo de sus cuencas vacías.

- Cometéis el mismo error que todos aquellos que me juzgan por el tamaño. - a pesar del contenido de su mensaje, no suena molesto - Tengo muchos mas años que tu, chiquilla. Muchos mas que él, incluso que la mayoría de cosas a las que os habéis enfrentado. - añadió.

Su petición era razonable. En cierto modo nunca había estado en un cuerpo que no presentara cierta resistencia. Sus anteriores portadores tenían reservas respecto a su existencia, su presencia e incluso la extraña moralidad que se veía obligado a adoptar. Pero siempre había conseguido, con el tiempo suficiente, que sus portadores le reconocieran. Aquella niña estaba siendo, salvo por otros dos portadores anteriores, la que más había resistido. Al final, le aceptaría. Todos lo hacían. En el fondo, eso era lo único que el espectro esperaba. Su estancia en el infierno era la de un fugitivo, y a pesar de recrudecerse más y mas con el paso de los siglos, continuaba existiendo.

- Yo compartiré con vosotros lo que sé. Pero no renunciaré a ella. - sentenció, dejando claro su propósito de continuar poseyéndola. - El único modo de liberarla, es cumpliendo el contrato. Pero este caso es extremadamente complicado. Por eso ha traído consigo tantos efectos secundarios. Por eso la niña no crece, y Mephisto tampoco tiene su alma. - añadió, al tiempo que comenzaba a caminar.

Abe Sapiens podía tener la certeza de que lo que el Ghostrider decía era cierto, no sólo por los poderes que su naturaleza le otorgaban, si no también por el hecho de que el espectro vengador, si bien permitía que sus actos dijeran de él más que sus palabras, con estas últimas era incapaz de mentir. Al verle, muchos agentes apartaban la vista, mientras él recibía la información necesaria con las cuencas de sus ojos. Muchos de ellos no eran mas que pecados menores, pero aún con todo, ninguno quería cruzar la mirada con él. Era algo que el espíritu de la venganza cargaba consigo. El producir terror a aquellos que al final, tendrían que ser juzgados.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime8th Septiembre 2015, 21:10

- No creo que sea por eso por lo que Hellboy está enfadado. Quiero decir, lo que yo creo que le pasa, por lo que he podido sentir en él, es que le duele que ella le rechace por ser un demonio. No es su aspecto, sino lo que es lo que hace que muchas veces la gente no quiera ni verle. Eso es lo que verdaderamente le duele. Por el hecho de ser un demonio ya le rechaza, lo cual es entendible después de lo que... El caso es... Que se le pasará, como tú bien dices.- Abe reculó justo a tiempo para no soltar alguna salida de tono en referencia al Motorista y que este se sintiese ofendido o dolido. Tal vez sería mejor aparcar de momento el tema y ya hablarían de ello más adelante, o con Rojo delante.

Avanzaron mientras el pequeño esqueleto les hablaba y les decía que no rechazaría a la niña, que seguiría con ella, y que librarla del contrato con Mephisto era mucho más complicado de lo que parecía, derivando en un montón de tensas situaciones que habían llevado a ambos a sufrir situaciones de lo más incómodas y a sufrir en si. Abe se rascó la cabeza, intentando comprender el por qué no era capaz de sentir el alma de la niña. Vale, estaba claro que esta no estaba en su cuerpo, pero tenía que haber algo más. Y si Mephisto no la tenía, ¿dónde estaba?

Liz suspiró y se pensó dos veces lo que iba a decir. El Motorista no tenía la culpa de estar con ella ni de ser rechazado, pero tenían que intentar salvarla de alguna manera. Si tan solo...

- ¿Cuál fue el contrato? Quiero decir, ¿qué fue lo que le dijo Mephisto a ella para volverla su esclava, por así decirlo? No... No lo digo en mal tono ni nada, simplemente queremos ayudar... No sabemos muy bien cómo, pero cualquier cosa que esté en nuestra mano será hecha sin dudar.- Abe se detuvo con el rostro más serio que de costumbre. La mujer se percató y se paró también, volviéndose a él, con el ceño fruncido y las dudas asaltándole la cabeza. No era normal ver así a Abe, lo cual preocupaba más todavía si cabía a la piromántica. Se mordió el labio inferior en señal de preocupación y cruzó los brazos.- ¿Qué ocurre Azul? ¿En qué piensas?-

- ¿Por qué no crece? ¿Y por qué no tiene Mephisto su alma? Me gustaría que explicases todo en detalle, pequeño Espectro. Me gustaría ver si soy capaz de entender la situación...-

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime10th Septiembre 2015, 17:07

- Él pretende que entienda que es distinto a los demás. Y lo es. - admitió la calavera, con un sentimiento prolongado.- Pero dime, ¿Cuántas oportunidades tenéis vosotros para comprobar si las criaturas que capturáis realmente tienen una naturaleza perversa y destructiva, o tan sólo están confundidas, hambrientas, o perdidas en un mundo que hace tiempo que dejó de ser suyo?- preguntó entonces, haciendo que Abe Sapiens desviara la mirada, reflexivo. - No te sientas culpable, Sapiens. La protección de inocentes trae consigo decisiones. - sentenció, dejando a Abe con aquella amarga concepción.

En cierta manera, el espectro tenía razón. Ellos capturaban criaturas mágicas, no sólo demoníacas. Las mantenían vigilados para que los humanos vivieran seguros, pero ese mundo era tan suyo como de los seres a los que mantenían a raya. Sólo cuando su supervivencia entraba el conflicto, se decantaba la balanza a favor del humano, y entonces el resto, relegados a vivir ocultando por siempre su verdadera naturaleza, se veían forzados a aceptar las condiciones, huir a un lugar apartado, o revelarse arriesgándose a morir. Todo para proteger la fragilidad de una especie que no tenía modo de defenderse por sí misma de los oscuros terribles que residían en la sombra.

- De la misma manera en que vosotros juzgáis para proteger, ella juzga para protegerse. Mephisto, cuando me otorgó, también disfrazó su gesto de buena intención. - aseveró, dejando que aquel mensaje llegara a Abe y a Liz, y al alemán, que hasta entonces se había mantenido en total silencio, salvo por las órdenes de reparar lo estropeado.

El espectro escuchó impasible sus dudas, todo lo que surcaba sus mentes atribuladas por la situación que estaban viendo. Es difícil para cualquier ser vivo comprender que su presencia no supone una diferencia. La impotencia llegaba a generar la autodestrucción.

- Si deseáis saber el término de su pacto, yo os lo diré. - dijo, haciendo que su voz cobrase un extraño tenebrismo. Sus cuencas vacías se clavaron en sus interlocutores, y detuvo su paso. - Te prometo que cuidaré de ti, hasta que encuentres a alguien que te quiera tanto como yo...Pero tú también tendrás que protegerme a mí. - repitió el espectro haciendo que a los presentes se les pusiera el vello de punta. Liz abrazó sus propìos brazos, y Azul le observó, incrédulo. - Eso es todo. No hay condiciones, ni limitaciones, ni cláusulas. Ella no accedió a venderle su alma, pero el único modo en que era útil y podía protegerle era utilizándome a través de ella. Su alma existe, en algún lugar al que él no tiene acceso. El vínculo que existe entre ellos no está cerrado, jamás había participado en un trato de estas características en toda mi existencia, y os aseguro que para criaturas como vosotros, eso es mucho tiempo. - explicó haciendo que su voz resonara en la habitación, para luego prolongar un silencio denso que parecía inacabable. - Yo soy inmortal, así lo es mi portador por extensión. Pero en general, es él quien decide cuándo bloquear el proceso de degradación de la vejez, o cómo ralentizarlo. En este caso, es distinto. Es posible que el hecho de que su alma se mantenga suspendida en algún limbo le haya bloqueado la capacidad para crecer. Todo esto no es más que la consecuencia de un intercambio sin condiciones. Nada ha quedado delimitado, así que sus consecuencias son impredecibles.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime14th Septiembre 2015, 10:46

El pequeño fantasma tenía un punto cuando dijo lo de las criaturas. Abe levantó ligeramente las cejas y frunció los labios. Visto así la pequeña tenía sus razones para odiar a Hellboy. Bien era cierto que ellos siempre intentaban ver hasta qué punto una criatura debía ser capturada o no, y si lo era siempre se intentaba llegar a un acuerdo con ella, la pequeña tenía que huir a diario de las criaturas sobrenaturales y mágicas, y enfrentarse a ellas sola. No tenía un equipo a su lado que pudiese echarle un cable. Convencerla de que Rojo era bueno iba a llevar mucho más tiempo del que pensaban originalmente. Puede que nunca lo consiguiesen.

Liz suspiró, mirando al pequeño esqueleto. Sólo de pensar en lo que le había hecho Mephisto le descorazonaba. ¿Cómo podía hacer algo así el demonio? ¿Robarle el alma a una niña? Había visto cosas rastreras y crueles, pero esa se llevaba sin dudarlo la palma. ¿Acaso eso era legal? Existían ciertas reglas por así decirlo entre el cielo y el infierno, pero no tenía ni idea de cómo funcionaban, y desde luego estaba convencida de que los demonios se las saltaban a la torera siempre que querían. Que su alma estuviese suspendida en algún tipo de limbo o en algún lugar que no se supiese arrancó a la mujer una pequeña lágrima que disimuló frotándose con cuidado la nariz, como si le picase. Se sintió mucho más comprometida con su causa después de aquello. Muchas veces se había preguntado por qué luchaban contra las criaturas avernales y sobrenaturales, si muchas veces estas sólo habían llegado a la tierra por accidente. Ahí estaba la respuesta: porque siempre hay alguien dispuesto a llegar más allá y acabar con los inocentes, sin importarle ni lo más mínimo lo que esto provocase o el sufrimiento que trajese con ello.

- Eso... No tiene mucho sentido... Quiero decir, el pacto del Espíritu de la Venganza sólo puede llevarse a cabo si el portador vende su alma al demonio en cuestión. Si ella no se la vendió no entiendo cómo podría haber hecho para poseerla... Es... Algo inaudito... Nunca habíamos visto nada así.- Abe se frotó la cara pensativo. No había duda de que el ser que tenían delante era el famoso Motorista Fantasma, pero si era cierto que no poseía su alma la cosa se complicaba mucho. La clausula era, como bien había dicho el pequeño esqueleto, muy poco precisa. "Alguien que te quiera tanto como yo...". ¿Quererla de qué forma? ¿Por medio del amor platónico de toda la vida? Además, como había explicado el Fantasma, el vínculo no estaba cerrado. ¿Cómo demonios lo había conseguido entonces?- Es imposible entender esto... No... Se escapa a mi comprensión. Tú mismo lo has dicho, es demasiado generalizado. Podría valer cualquier cosa prácticamente, y al mismo tiempo no valer nada. Debo... Debo meditar esto... Es demasiado complicado.-

Abe resopló, llevándose la mano a la cabeza. El problema más grande que tenía el hombre pez era que, al entender la naturaleza de los seres de manera casi automática por sus poderes, cuando aparecía algo así o demasiado poderoso le daban unos dolores de cabeza que habrían hecho a más de uno pegarse un tiro para evitar sufrirlos. Azul se sentó, recobrando ligeramente el aliento, provocando que Liz le cogiese del brazo y se agachase hasta estar a su altura.

- ¡Abe! Dios mío Abe, ¿estás bien?

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime30th Septiembre 2015, 12:11

- Ya te lo he dicho, Abraham. - dijo, haciendo que ese nombre alcanzara proporciones bíblicas - Protección recíproca. ¿Qué protección real podría haberle ofrecido una niña de siete años? - preguntó, dejando que lo pensaran. No le habría sido útil de ninguna manera, realmente. Una niña no habría podido protegerle contra los peligros que otros demonios suponían para Mephisto. - Solo conmigo podía llegar a resultar útil. No había otra manera. Sin mi, no podría cumplir su parte. - explicó el motorista.

Ahí quedaba clara una sola cosa, hasta qué punto, hablando de y con demonios, era tan importante lo que se decía como lo que no se decía. Él no le explicó que su trato atañera al motorista, y sin embargo, la había manipulado hasta arrinconarla para aceptarlo. Ni siquiera lo había hecho forzosamente. Lo había aceptado casi sin darse cuenta. Ese era el mayor peligro potencial, y por eso, jamás se debía pactar absolutamente nada con demonios. no había forma de esclarecer y delimitar las condiciones lo suficiente como para que ellos no encontraran el modo de usarlo en propio beneficio, siempre había alguna grieta, siempre algún resquicio. Hecha la ley, hecha la trampa, y moverse con las leyes avernales era sin lugar a dudas la cosa más complicada que podías intentar hacer. Sobretodo, si pretendías hacer trampas en tu propio beneficio. Eso jamás salía bien.

- No te esfuerces por tratar de resolver en un día un enigma de hace veinte años. - aseveró la calavera, mirando al hombre pez a los ojos. Negro contra negro. - No dejeis que os consuma. - fue lo último que dijo.

Luego puso camino hacia la puerta. No era seguro quedarse allí, tal cual estaban las cosas. Mephisto estaría buscándole, y si no le encontraba, despertaría sus sospechas. Puede que esa noche no le necesitara, pero eso no enmascaraba el hecho de que si quisiera localizarlo, las magias protectoras del B.P.R.D se lo impedirían, y eso sí que llamaría su atención. No estaba seguro de cómo encontraría la salida, pero sí de que en cuanto lo hiciera, se alejaría a algún lugar diametralmente opuesto de allí.

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime8th Octubre 2015, 23:18

La niña tenía razón. No tenía sentido intentar encontrar en pocos minutos algo que ella había sido incapaz de resolver por sí misma durante veinte años. Por mucho que Abe se esforzase las soluciones no iban a llegar como por arte de magia a su cabeza y sus pensamientos así como así. Necesitaría reposar lo que acababa de ingerir, meditar acerca de ello, y tranquilamente ver si, con la poca información que tenían, algo podrían sacar en claro de todo eso. Además, le gustaría hablar con Hellboy para explicarle las cosas nuevas que habían encontrado del trato y de lo que la chica era en realidad. Una portadora que carecía de alma en su cuerpo ya que el propio Mephisto no había podido hacerse con ella, pero que sin embargo llevaba en sus entrañas al Espíritu de la Venganza. Nunca se habían topado con algo así, en todos sus años de investigación y lucha contra el mal. El propio Johnny Blaze, el otro motorista fantasma, disponía de su alma en su cuerpo, aunque seguramente esta perteneciese al mismísimo diablo. Fuera como fuese, debían encontrar una solución o al menos buscar algo con lo que entender la situación que se les había planteado.

- Intentaremos encontrar una solución o una explicación. Tu caso es verdaderamente excepcional, en todos los sentidos, y capta mi atención como pocas cosas me he encontrado. No me malinterpretes, no deseo convertirte en una rata de laboratorio, pero saber que Mephisto es capaz de acceder a cuerpos a pesar de no disponer su alma es algo que, como comprenderás, hace saltar todas las alarmas de nuestra organización. Es un nuevo nivel de posesión del alma mucho más peligroso de lo que habíamos visto hasta ahora. Lo llevaremos con la mayor discreción posible, pero estaremos en contacto. Aunque sea conmigo y con Liz. Si deseáis dejar a Hellboy al margen así será.- No le gustaba tener que hacerlo, pero la niña no estaría dispuesta a hablar con el demonio por lo que había demostrado. Bien era cierto que Rojo jamás dañaría a alguien como ella, pero su único encuentro con un demonio en el que había confiado la convirtió su vida en un infierno.

- Y pase lo que pase, siempre tendrás aquí un lugar al que acudir si no tienes otro sitio donde ir... Nuestra base está protegida por una magia arcana muy poderosa. Incluso Mephisto tardaría en encontrarla y acceder a ella. Pero no podemos ofrecerte un asilo constante, no al menos hasta que sepamos cómo ayudarte...- Liz miró al pequeño esqueleto con cierta pena. Sabía que Rojo habría sido así o mucho peor de no haber tenido al profesor Broom para enseñarle el buen camino. El profesor... Cuanto le habían echado de menos desde su muerte. Un hombre sabio, valiente y que jamás dijo una mala palabra hacia nadie. Un verdadero ejemplo a seguir. Lástima que el destino, caprichoso, se lo arrebató a todos ellos, sin poder volver a disfrutar de aquella anciana sonrisa que tenía siempre para todo el mundo.

Acompañaron a la pequeña hasta la puerta y esta se abrió, dejando ver la noche, una noche más oscura que las normales. Unas pequeñas nubes de vaho salieron de los labios de Azul y Liz, quienes se frotaron los brazos para entrar en calor. Era primavera, pero todavía quedaban los últimos rastros del frío invernal. O tal vez fuese aquella noche.

- ¿Y qué vas a hacer ahora? ¿Dónde irás?-

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MensajeTema: Re: Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018.   Desencadenando al demonio. (Kim HwaJae). 29 de Abril de 2018. Icon_minitime21st Octubre 2015, 17:49

La calavera asintió con la cabeza. Era complicado saber en qué estado de ánimo se encontraba, aunque de algún modo ese cráneo neutral siempre parecía tener una expresión extraña, como de enfado continuo. No es que tuviera nada distinto a cualquier otra calavera, a parte de los claros síntomas de pelea que eran los agujeros y marcas repartidas por el cráneo. Pero la sensación seguía siendo la misma. Una vez las aclaraciones y advertencias fueron dichas, pusieron rumbo hacia la salida. Un recorrido de pisadas humeantes se abrió por el pasillo. Los agentes se apartaban del camino al ver a la calavera, dejándole sitio. Inconscientemente cualquiera habría decidido poner espacio entre él y el Ghost Rider.

Salieron a la noche despejada, con apenas nubes aisladas suspendidas en la cúpula celestial. Incluso bajo los focos que rodeaban el lugar, que se mantenía cerrado y vigilado, se veía más intenso el fuego que crepitaba en torno al cuerpo del fantasma vengador.

- Volveré a las calles. Ese es mi sitio. - dijimos, sabiendo que era lo que nos esperaba de un modo o de otro. De día, no estabamos atados a ningún lugar. De noche, no podíamos decidir nuestro destino. - Una cosa mas...- dijimos, dándonos la vuelta, encontrándonos con ellos.

Abe, Liz y Krauss nos observaron. Nosotros contemplamos la estructura del B.P.R.D. Algo en nuestro interior se encendió, como si por una vez tuviésemos derecho a experimentarlo de primera mano.


- ¿Cuánta gente diríais que trabaja en el B.P.R.D?- la pregunta pilló a los agentes por sorpresa, se miraron entre ellos, confundidos.

- Bueno, no lo sabemos con seguridad. Pero al menos 250 personas. - respondió Abe. Por su expresión, ni siquiera él era capaz de conocer qué estaba pensando el fantasma.

- ¿Conocéis la ley del Talión?- preguntamos, de nuevo.

Sus expresiones se volvieron aún mas incrédulas si cabe. Con una deflagración, el fantasma invocó sus cuchillas de fuego, realizó con rapidez un giro, y con un grito desgarrador que a todo el que lo oyó puso los pelos de punta invocó su fuego demoníaco. En el patio del B.P.R.D una columna de fuego de proporciones bíblicas se elevó en el aire hasta perderse en el cielo nocturno. Aquella señal fue visible a muchos, muchos kilómetros. Ante la asustada expresión de los presentes, la calavera les miró con dos soles diminutos brillando dentro de sus cuencas negras.

- Estamos en paz. - musitamos, antes de desaparecer a tal velocidad que, de no ser por nuestra estela, jamás habrían sabido en qué dirección fuimos.

Los días posteriores, Maning se dejó una importante cantidad de dinero en comprar los vídeos, responder a las preguntas y desmentir cualquier rumor sobre la inseguridad de su fábrica de tratamiento de residuos. No había habido ningún incendio, y desde luego no era posible que ningún residuo hiciera una columna de fuego como algunos juraban y perjuraban haber visto. Un par de días malos en los que todos mantuvieron la cabeza gacha y tres frascos de anti ácidos después, El B:P.R.D retomó su funcionamiento habitual.

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