¿No van a dejar de venir nunca? (Alatariel) [29-03-2018] [+18]

Señor, no creo que esto sea una buena idea, en algún momento hay que probar el prototipo Jarvis y este es tan bueno como cualquier otro, sabe perfectamente que no me refiero a eso, Señor, Tony ignoró las palabras de la IA y siguió acelerando para poner al límite la armadura, viajando durante varias horas  en silencio, Señor, como me temía tiene una llamada urgente de la señorita Potts, dile que estoy salvando al mundo o algo así, seguro que lo entiende, Señor, me temo que insiste, y hace referencia al fin de semana en el que ya se ha... y cito palabras textuales, “escaqueado de su trabajo para andar con cualquier fulana”, dile que eso esta muy feo de su parte Jarvis, Zatanna no es ninguna pelandrusca, dígaselo usted mismo, Señor.

¿Tony?, te odio Jarvis, gracias, Señor, Tony, maldita sea, la reunión empieza en diez minutos y me prometiste que estarías aquí, bueno, estoy a varias horas de Nueva York así que veo difícil poder estar presente Pepper, prometiste estar aquí hoy por la mañana si te dejaba en paz el fin de semana Tony, es tu empresa, ¿no puedes preocuparte un poco por ella?, ¡hey! He estado ahí esta mañana, pero salí temprano y me preocupo por la empresa, ahora mismo estoy probando una tecnología que puede revolucionar... no se, algo, ¡Tony!, no puedes hacerme esto siempre que... , Perdona tengo otra llamada, dijo cortando la conexión.

¿Como lo ha sabido, Señor?, ¿que?, tengo a la señorita Zatara en la otra linea, Señor, ¿se la paso ya?, no, joder, solo era una excusa Jarvis, ¿Tony?, ¡emm! Hola Zatanna, ¿como estas?, Bien, me preguntaba..., mira, lo siento pero ahora mismo estoy un poco liado... yo... creo que..., ¿Tony pasa algo?, bueno, no se como decirlo, no es por ti, es que... creo que buscamos cosas distintas y esto no nos lleva a ninguna parte, creo que mejor sería dejar las cosas como están, me encantaría que pudiéramos ser amigos, Señor, ahora no Jarvis, no creo que debamos hablar esto por teléfono Tony, estoy de acuerdo, en cuanto solucione lo que tengo entre manos iré a verte y nos tomamos un café ¿te parece?, ¡Señor!, ahora no Jarvis, ¡SEÑOR! Un campo de distorsión, nos aproximamos rápidamente y esta interfiriendo con...

Apagado de emergencia iniciado, ¿que?, reinicio en 5, 4, 3..., ¡NO, NO, NO!, 2, 1, reiniciando, la armadura se quedo bloqueada y todos los sistemas se apagaron, vamos, vamos ¡VAMOS JODER!, el suelo se acercaba peligrosamente y a esa velocidad todo lo que quedaría de Tony seria una mancha dentro de la armadura de Iron Man, reiniciando todos los sistemas, prioridad a los repulsores, prioridad a los repulsores, código rojo, prioridad a los repulsores, identidad confirmada: Tony Stark, código rojo prioridad de encendido de repulsores, era tarde para evitar el impacto pero al menos el millonario consiguió frenar lo suficiente para no quedar hecho pedazos.

Reiniciando el resto de sistemas, Tony empezó a incorporarse y vio el rastro que había dejado en el suelo, por suerte había conseguido modificar lo suficiente el vector para no incrustarse en el suelo y el terreno era lo suficientemente blando para no haber recibido daños serios, la pregunta es ¿por que cojones se ha apagado?, pero cuando terminó de incorporarse pudo ver la respuesta, un extraño portal dimensional que emitía rayos de energía multicolores, ya se había encontrado varios antes y en ocasiones habían interferido con los controles de la armadura, pero este debía de ser de los gordos o llevar a un sitio muy chungo... o ambas cosas para haberlo apagado en vuelo a esa distancia, Señor, ya está compensada la radiación producida por la apertura del portal, lamento haber sido desconectado

Tony estaba a punto de darle alguna réplica ingeniosa a la IA, pero cuando iba a hacerlo algo empezó a salir del portal... y le dejó con la palabra en la boca.


Vamos no me jodas, ¿no empieza a ser demasiado para un solo día?, un par de rayos repulsores se encargaron de las dos criaturas antes de que pudieran saber que estaba pasando pero empezaron a salir más rápidamente procedentes del portal y el Vengador empezaba a tener serios problemas, láseres, repulsores y algún cohete hacían su trabajo destrozando a esos seres infernales, pero su número seguía aumentando y pronto conseguirían rebasar la línea.

No sabía porque estaba haciendo eso, ni que tuviera interés alguno en salvar a la humanidad o algo así, porque joder, si fuera por ella, podrían irse todos a tomar por culo, de hecho, sería una gran noticia si se extinguieran todos ellos. Era un hecho que como raza, eran una puta lacra para la creación, pero claro, la vez que se había atrevido a luchar por lo que ella creía que debía ser protegido, la cosa había acabado en guerra civil y exilio. No tenía ganas alguna de ir a resolver los marrones que la propia humanidad había causado, porque si algo tenía claro, es que había sido un humano quien había hecho eso, sólo un humano sería capaz de cagarla en aquellas proporciones. Fusionando universos que deberían estar separados. Como si no tuviera ya suficiente marrón con los humanos de uno, ahora tenía humanos de otro. Y lo peor es que no le dejaban prenderle fuego a ninguno.

Sabía que se había abierto otro portal en mitad de la amazonia, y por alguna causa que desconocía, su conciencia le quemaba con la idea de dejar que la zona se llenara de demonios, a fin de cuentas a ellos los odiaba más que a los humanos, y si entraban, no sólo arrasarían con la especie que tanto odiaba, sino con todo lo demás, y eso no podía permitirlo. Sin perder el tiempo, emprendió el vuelo para dirigirse al lugar, el portal todavía no había terminado de abrirse, no era más que una brecha incipiente, lo sentía, pero si no se daba prisa, las consecuencias serían fatales.

Cuando llegó al lugar, ya lucía su armadura, y pudo ver desde las alturas, como una figura metálica roja y dorada, luchaba contra los demonios que intentaban atravesar el velo del portal. Sabía quien era, veía las noticias y leía los periódicos, Tony Stark, uno de los autodenominados héroes y salvadores del mundo. Otro humano arrogante que según ella, no merecía otra cosa, sino arder en el fuego sagrado. Cuando aterrizó, le propinó un fuerte empujón con sus alas con el objetivo de apartarlo, y ejecutó un barrido circular con su espada llameante, mucho más efectiva contra las criaturas de aquella calaña que sus inútiles artefactos explosivos.

- ¡Aparta estúpido!

Afortunadamente el portal no estaría mucho tiempo abierto, desde la colisión, cosas había habían sucedido con relativa frecuencia, portales que aparecían y tal como lo hacía, se cerraban. El tejido de la realidad se había rasgado, y los engendros con los que ahora estaba luchando, eran viejos conocidos, con la diferencia de que no solían asaltar las fronteras de la tierra, hacía milenios habían tratado de sobrepasar las fronteras del cielo. Eran demonios que provenían de su misma dimensión, de otro mundo; carroñeros que arrasaban con todo lo que veían a su paso y expulsaban un veneno urticante bastante potente que extraían de su sangre. Le daban asco.

Tan concentrado estaba en matar a aquellos seres infernales que casi ni se dio cuenta de la llegada de una hermosa mujer alada que descendió a su lado... y lo apartó de un empujón, ¿en serio? Como una tía que estaba tan buena podía ser tan borde y maleducada, al menos esa espada que se gastaba la tipa estaba siendo bastante eficaz contra aquellos bichos con media cabeza, estaba rodeada de ellos y seguían saliendo, pero no parecía que fueran a darle muchos problemas, y si se los daban los tendría bien merecidos, por borde.

Tony caminó tranquilamente y apoyó la espalda contra un árbol, dejando que la armadura se recargase y reparase los daños sufridos tras el impacto, esos bichos apenas habían logrado más que un par de arañones en el blindaje externo, nada que una manita de pintura no pudiera solucionar, la verdad era agradable ver que por una vez no le tocaba a él salvar el día, que no era él el que recibía las bofetadas para variar, con el extra de que la tía rara con seis alas a pesar de ser una maleducada estaba como un queso, alta, guapa, y bastante bien servida.

Señor, tengo la frecuencia del portal, puede proceder cuando desee, no parece ser necesario Jarvis, dejemos que la cosa siga su curso a ver que tal sale, como usted diga, Señor, aunque pienso que no es la estrategia más acertada, por ahí podrían salir seres mucho mas peligrosos que esos pequeños demonios soldado, y podríamos ver como esa tía se las apaña entonces, espero que no tenga que arrepentirse de esta decisión, Señor, pero en cuanto la IA dijo estas palabras Tony comenzó a arrepentirse, del portal salió un ser descomunal, cubierto de pinchos que le surgían de varias zonas de su cuerpo.

¡Eh! ¡rubia! ¿Necesitas ayuda para encargarte de ese tipo grandote que quiere unirse a la fiesta?, la mujer ni se molestó en girarse, y el no que dio por respuesta debieron haberlo oído incluso en los pueblos de la costa, no sabía si era desprecio o ira lo que acompañaba a aquella escueta palabra, pero estaba claro que la pregunta no le había hecho demasiada gracia a la modelo con alas, el millonario había empezado a levantarse pero se volvió a reclinar ante el desdén de la joven.

Pero pronto quedo claro que ese adversario era demasiado para ella, tras un corto intercambio de golpes el bicharraco le pegó una bofetada con una de sus manos, que era casi del tamaño de la mujer, haciéndola caer de boca al suelo, y lanzandole varios de sus pinchos cuando se encontraba allí, Tony no pudo reaccionar a tiempo para impedirlo, pero no iba a dejar que el demonio se cebara en la mujer alegremente, aceleró todo lo que pudo en el corto espacio que los separaba e impactó como un ariete contra la mandíbula de aquel ser gigantesco con sus dos puños, sorprendiéndolo y haciéndolo retroceder un par de pasos, haciendo un bucle cerrado giró en el aire y se lanzó contra el estómago de la bestia, no le estaba causando verdadero daño, pero gracias a la sorpresa y la velocidad había conseguido desestabilizarlo lo suficiente, un par de misiles surgieron entonces de los antebrazos de Tony e impactaron en el pie izquierdo del ser, haciendo que perdiera definitivamente el equilibrio y cayera de espaldas, cruzando el portal con la mitad superior de su cuerpo.

Ahora Jarvis, dijo el millonario disparando el rayo central de su armadura a plena potencia en la frecuencia exacta del portal al inframundo, haciendo que este colapsara y se cerrara en un instante, antes de que aquella descomunal criatura pudiera cruzarlo en uno u otro sentido, dejando una parte de su repugnante cuerpo allí tendida, inerte, Tony descendió entonces junto a la mujer, Tierra 1 – Demonios 0, ¿está bien señorita?, preguntó en cuanto llegó al suelo.

Uno nunca olvida su verdadera naturaleza, el propósito para el que ha sido creado. Alatariel había abierto sus ojos al mundo para dirigir ejércitos, para luchar contra repugnantes bichos y demonios de otros planos, para mantener segura la creación y su propio hogar, pero desde su exilio, las oportunidades de hacer aquello, se habían visto mermadas, casi todo se había reducido a eliminar las incursiones de su hermano en la tierra, que tampoco es que hubieran sido demasiadas, las puertas del infierno tenían un sólo sentido, se abrían hacia adentro, no hacia afuera. Por mucho que lo intentara, no podría salir, a menos que encontrara una forma de burlar su encarcelamiento, y por eso estaba ella allí. No en ese lugar, claro, en ese preciso instante, estaba conteniendo una horda de demonios soldado que intentaban herirla, como si eso fuera posible...

Atacaba con su espada cubierta de llamas, se defendía con sus alas, y el computo de cadáveres que la rodeaban aumentaba con rapidez. Parecía que el portal colapsaría sobre sí mismo antes de que la cosa se pudiera poner verdaderamente complicada, pero pronto dejó de parecer eso. Uno de los jefes de aquellas cosas atravesó el portal, no era el primero que veía, pero si hacía el suficiente tiempo que no veía uno como para tomarse dos segundos para valorar la situación. Tiempo en el que el idiota de atrás le preguntó si necesitaba ayuda. Era una pregunta que no necesitaba respuesta, claro que no necesitaba ayuda, había matado docenas de esos, pero aun así supuso que en su escasa percepción humana, necesitaría una respuesta, después comenzó una danza con aquel demonio jefe, intercambiaban golpes. El tanteaba las defensas de ella, y ella buscaba un hueco por el que asestar un golpe definitivo, creía haber encontrado una vía despejada por la que atacar, cuando su manaza se estrelló contra ella, sin darle tiempo a cubrirse con sus alas, el golpe la tendió sobre el suelo, momento que aprovechó para lanzar sus púas, una de ellas le causó un dolor terrible, arrancando un alarido de dolor de sus labios. Por el rabillo del ojo, pudo ver como el estúpido humano se lanzaba a por él como una bala, sin táctica y sin nada. No le estaba haciendo nada, por supuesto, pero consiguió desestabilizarle justo cuando el portal colapsaba, dejando su mitad inferior en plena selva amazónica. Bueno, con un poco de suerte la naturaleza haría su trabajo, o no, quizás le tocara retirar a ella los restos, pero en ese momento estaba más preocupada de quitarse las púas que se le habían clavado en la espalda, tanto, que ni se dio cuenta cuando el humano se acercó hasta ella.

- Estoy perfectamente, ahora vete y déjame en paz.

Sin embargo, el humano no parecía tener muchas ganas de obedecer, ni a ella ni a nadie, porque se asomó con curiosidad a su espalda a ver que hacía antes de rodearla y de un tirón poco elegante, sacar la púa que se había clavado en la base de sus alas. A punto estuvo de separarle la cabeza del cuerpo del dolor y la impresión, pero cuando se dio la vuelta para hacerlo, se dio cuenta de que en el fondo le había hecho un favor, y que no tenía el mejor de los aspectos, estaba agotado, se notaba a la legua, y tampoco quería que su padre pudiera acusarla de atentar en contra de la vida de un humano. Afortunadamente el portal se había abierto en una zona que ella conocía bastante bien, estaban en las estribaciones montañosas, cerca encontrarían refugio donde el humano enlatado podría descansar.

- Sígueme.

Comenzó a caminar a través de la selva, manteniendo un ritmo que Tony Stark pudiera seguir a través de la espesa vegetación, sus alas ya no aparecían a su espalda, estaban ocultas. En aquel momento, a ojos de casi cualquiera, no era más que una mujer atravesando la selva con un atuendo pasado de época; con un movimiento de su mano, su armadura desapareció dejando tan sólo la leve túnica que llevaba debajo. Un par de horas más tarde, llegaron a un pequeño claro, dominado por una cascada, a cuyos pies había un pequeño lago que se extendía por un riachuelo que se perdía en la espesura, junto a él, había una cabaña, sencilla, diáfana, con poco más que una cama, una mesa y una estantería con varios pergaminos y utensilios, hacía bastantes años que no se quedaba una buena temporada allí, pero procuraba mantenerla con regularidad, el techo estaba seco y su contenido en perfecto estado. Había algunos árboles frutales que prosperaban bajo el sol y con una fuente de agua cercana, Alatariel cogió un par de papayas y se las lanzó a Stark, no iba a dejarle morirse de agotamiento en la selva, seguramente desde arriba no lo verían muy bien. Así que repondría energías, descansaría y luego se iría por donde había vuelto.

- Come, necesitas reponerte.

Sin media más palabras, Alatariel se deshizo del broche que sujetaba su túnica y tras depositarlo sobre la mesa y la liviana prenda sobre la silla, se dirigió con paso firme hasta el lago, donde se sumergió para limpiarse los restos de sangre demoníaca que la habían salpicado durante el enfrentamiento anterior, empezaban a escocerle sobre su piel.

Estaba claro que la primera impresión había sido acertada, una borde, aquella mujer pese a tener clavada una de las desagradables espinas de ese demonio decía que estaba bien, y un cuerno, pensó el millonario y de un tirón menos delicado de lo que quería en un principio extrajo aquella cosa que tenía clavada en medio de la espalda, entre las alas, Puedes decirme algo de ella Jarvis, es una mujer muy desagradable, Señor, aparte de lo evidente, bien, Señor, es un poco complicado, el reconocimiento facial indica que es Alice Miller, con un permiso de conducir de Nueva York, pero en ningún lugar consta que disponga de algún poder, incluidas esas alas, Señor, a partir de aquí solo puedo hacer conjeturas.

No parecía ser una mujer de muchas palabras, el millonario estuvo tentado de dejarla marchar y simplemente buscar un lugar en que darle algún retoque a la armadura para que aguantara el viaje hasta casa, pero la situación era demasiado extraña y la tipa estaba muy buena, así que decidió seguirla mientras continuaba hablando con la IA, Vale, pues dime tus conjeturas, Jarvis, como desee, Señor, basándome en el numero de alas y su disposición creo que se trata de un arcángel, Señor, ¿un arcángel?, si, Señor, hay un 57% de posibilidades de que sea eso, Señor, otra posibilidad es un mutante, con un 29% de posibilidades, pero repito, el número de alas me hace inclinarme por la primera opción, y eso ¿por qué?, según diversas fuentes los ángeles suelen contar con dos alas, los querubines con cuatro y los arcángeles con seis, señor, interesante... gracias Jarvis, un placer liberarlo de su incultura, Señor, la próxima vez te va a dar las gracias Rita, graciosillo.

La arcángel le lanzó un par de papayas que el millonario atrapó al vuelo, se quitó la máscara y mordió una, no tenía muy claro como iniciar la conversación cuando ella empezó a quitarse la ropa, si no hubiera estado mordiendo la fruta seguramente se habría quedado con la boca abierta, Está buenísima, dijo el millonario sin referirse precisamente a la papaya, la mujer se dirigió entonces al agua sin el más mínimo pudor, Jarvis, inicia los protocolos de autorreparación, espero poder darte varias horas, Tony salió entonces de la armadura dejando las papayas sujetas por las manos metálicas mientras el mismo se quitaba la malla térmica, después recogió las papayas y dando otro mordisco se introdujo en el agua y se dirigió hacia el arcángel

Bueno, señorita Miller, lo ha hecho estupendamente allí abajo antes, sin su ayuda no se si hubiera podido cerrar el portal a tiempo de que no entraran más de esos bichejos a nuestro mundo, dio un nuevo mordisco a la fruta admirando el cuerpo de la mujer y su rostro de sorpresa al darse cuenta de que conocía su nombre, me llamo Anthony Edward Stark, pero puedes llamarme Tony preciosa, dijo acercándose un poco más a ella.

Se encontraba sumergida hasta el cuello cuando un ruido cerca de ella llamó su atención, Stark se había despojado de su armadura y sus ropas para meterse en el agua, seguramente para darse un refrescante baño, aquellas aguas eran verdaderamente vivificantes. El paisaje era perfecto y totalmente oculto de visitas indeseables, ya que la única ruta de acceso por tierra era siguiendo el curso del riachuelo en el que desembocaba la laguna que se formaba a los pies de la cascada. Aunque desde luego no esperaba que conociera su nombre, al menos era su nombre humano, lo que si hubiera sido realmente sorprendente es que supiera su nombre real. Aunque después de verla en acción, no tardaría demasiado en enterarse y atacar cabos, prefería decírselo ella misma, que convertirse en un objetivo de cada de aquella organización con la que trabajaba.

- Mi nombre real es Alatariel, no Alice Miller y no he hecho nada extraordinario, aunque los tuyos no estén acostumbrados; y eso no eran bichejos, son demonios planares, unos de los muchos que existen, éstos en específico no son demasiado inteligentes, pero son bastante fuertes y son muchos. El grande era una de sus bestias de asalto, las crían y educan para el combate. Los que intentaron cruzar no eran demasiados, seguramente sólo una avanzadilla, no deberían haber sido capaces de crear un portal, éstas fronteras siempre han sido las más seguras, está claro que la colisión ha debilitado su seguridad.

Estaba molesta con ese hecho, durante mucho tiempo había trabajo en diseñar junto con sus hermanos una seguridad impenetrable para albergar aquel mundo y sus maravillas. Cada día las palabras de sus hermanos tenían más sentido, pero no iba a agachar la cabeza, su opinión seguía siendo la misma.

- No te equivoques humano, no quiero tus agradecimientos y si por mí fuera, este no sería vuestro mundo. No sois dignos. Debes descansar, estás exhausto. Come.

Señaló la fruta antes de darse la vuelta, saliendo del lago con paso tranquilo y firme, de nuevo hasta la cabaña, donde cogió un trozo de carbón quemado y una pluma de aspecto extraño, era más grande que una pluma normal, y parecía transparente, etérea e iridiscente, pero a la vez increíblemente sólida. Se sentó en una roca, humedeció el carbón e impregnando la pluma con la tinta comenzó a dibujarse en el antebrazo un complicado diseño de runas que parecían tener algún significado incomprensible a los ojos mortales, cuando terminó de dibujar, una luz blanca y dorada se extendió por el mismo hasta su espalda, cerrando sus heridas sin dejar marcas.

Así que Alatariel, es un nombre bonito, dijo reduciendo aún más la distancia entre ambos, ya suponía que esos seres eran demonios, últimamente se han colado muchos con todo el tema de la colisión, supongo que las barreras que separan nuestro mundo del suyo se habrán quedado hechas una pena después del choque de universos y tal, se la notaba enfadada y empezó a marcharse, Tony estuvo a punto de sujetarla de los hombros para evitarlo, pero algo en su mirada le hizo contenerse, ¿acaso iba a dejarlo así? ¿había cambiado de idea? ¿o es que le gustaba dejar a los tíos con la lanza en ristre?

Y dale con la fruta, ¿que tenía que ver la fruta en todo esto?, el clima era agradable, por lo que cuando salió del agua no hacía frío y la verdad se estaba bastante a gusto con toda esa “libertad”, por no hablar del rollo borde y yo que creía que lo había triunfado..., al menos la fruta está rica, Sabes, trataba de ser amable, pero ya veo que eso no va contigo, los agradecimientos, por definición, no pueden rechazarse encanto, son un sentimiento y aunque no te guste te estoy agradecido por lo que has hecho, y quizás tu también lo estés aunque no quieras admitirlo, dijo el millonario dando otro bocado a la jugosa fruta, no creo que compartas tus dulces papayas con el primero que pase, finalizó con voz picante, además los humanos no somos tan blanditos como pareces creer, vale que eso no ha sido un juego de niños, pero tampoco ha sido especialmente duro, estoy listo para el segundo round cuando quieras, o cualquier otra cosa que se te ocurra.

Alatariel se sentó y trazó una serie de runas en su brazo, recuperándose visiblemente, ¿Eso de las runas funciona también con personas?, preguntó Tony con sincera curiosidad, ¿cual es el límite de las heridas que puede curar? Porque verás, tengo unas cuantas esquirlas de una aleación rara de metales aquí incrustada, dijo señalando con el dedo alrededor del generador ARK de su pecho, y solo este pequeñín que diseñé es capaz de mantenerme con vida, no es el peor de los destinos, pero duele bastante y es un poco coñazo, y aunque no quieras mi agradecimiento te aseguro que si lo pudieras solucionar te lo agradecería hasta el fin de mis días.

Alatariel arqueó una ceja ante sus palabras. ¿De verdad le estaba soltando aquel sermón un humano? Estaba completamente anonadada ante sus palabras y su actitud, nunca, ningún humano que la hubiera mirado a los ojos se había atrevido a hablarla así, estaba claro que aquel humano en específico o era idiota de nacimiento o se había quedado idiota. Su alusión a las papayas de aquella manera le hizo arrugar el ceño. ¿De verdad se pensaba que tenía alguna intención sexual hacia él? ¿Hacia un humano? Se levantó, estirándose todo lo alta que era, desplegando sus alas y tomando una postura amenazante.

- Si supieras quien soy, no tratarías de que fuera amable contigo, suplicarías por misericordia, y sabrías que no la tendría contigo. También sabrías que nunca agradeceré nada a un humano, yo se lo que has hecho y tu sabes lo que has hecho, confórmate con eso. Y aunque creas lo contrario, sois más débiles de lo que pensáis, vuestra mente es débil y vuestro cuerpo le sigue, puedes pensar lo que quieras, pero vosotros, los humanos, no tenéis nada que hacer contra ninguno de los ángeles, mucho menos contra mí y mis hermanos. Pero tienes suerte humano, no voy a hacerte daño.

Fijó su mirada en el reactor de su pecho ante sus palabras, la magia de runas seráficas era un misterio para los humanos, la magia en general era un misterio poco comprensible para los humanos, pero estaba ahí. En este caso, no era una magia, como muchos humanos pensaban, pero el lenguaje de los ángeles, era un lenguaje poderoso, sus palabras eran capaces de herir, capaces de sanar, capaces de dar vida y capaces de arrebatarla, todos los diseños que los ángeles usaban para hacer lo que los humanos consideraban “magia” se basaban en el poder de las palabras que contenían. Posó una mano sobre el corazón de Tony, concentrándose en percibir el daño de sus tejidos, no era especialmente buena en eso, ese era el campo de Rafael y de Uriel, sus hermanos, y dudaba mucho de que pudiera ponerse en contacto con ellos para conseguir una mandala lo suficientemente poderosa como para sanar el daño de su corazón.

- No puedo hacer nada, tus heridas son graves y mis conocimientos en ese campo son escasos, mi dominio es la guerra y el combate, no la sanación, los expertos en eso son Uriel y Rafael, mis hermanos. Si alguna vez te encuentras con alguno de ellos, quizás quieran ayudarte, mis habilidades de sanación no van más allá de primeros auxilios y heridas leves.

Se acercó de nuevo a uno de los frutales, para coger un mango, que empezó a comer cuando regresó junto a Stark y le dedicó una mirada más suave, menos hostil que la anterior, aquel humano le causaba una cierta curiosidad, sus heridas, aquella falta de ese estúpido pudor que toda su especie tenía, le resultaban interesantes. No es que tuviera alguna fe en él como ser humano, simplemente, tenía curiosidad por aquel que pertenecía a un universo que no era el suyo.

- ¿Cómo te hiciste esas heridas? Las de tu corazón. Tengo curiosidad por saber que lleva a un humano a implantarse un invento tecnológico en el pecho.

Ya que iban a estar allí hasta que pudiera regresar a su casa volando con su armadura, esperaba que al menos su historia la mantuviera entretenida, nunca había llevado a un mortal, y menos a un humano a aquel sitio, y no tenía muy claro como pasar el tiempo en aquel lugar sin que le entraran ganas de matarle o él se muriera de hambre, así que lo mejor que podía hacer era mantener sus pensamientos en la tierra y su atención puesta en sus necesidades humanas, no quería ni pensar en lo que harían sus hermanos o su Padre después de la conversación que había tenido con Miguel, Gabriel y Metatrón, si a aquel humano le pasaba algo bajo sus custodia.

Y si tu me conocieras a mí, dijo el millonario en respuesta, sabrías que solo he suplicado una vez, no sirvió de mucho y un amigo murió a manos de muy mala gente, desde entonces no he vuelto a suplicar nada, simplemente hago lo que debo hasta conseguir lo que me propongo, eso es lo que funciona, las suplicas son para los necios o los pusilánimes, y no soy ninguna de las dos cosas preciosa, su sonrisa pícara seguía en su rostro, ya no esperaba llevársela a la cama, pero la conversación le estaba resultando entretenida, nada menos que un arcángel echando pestes de la humanidad pero que sabía perfectamente que sin él le habrían dado la paliza de su vida y un montón de demonios andarían por la zona pululando.

Había sido un intento, aunque en realidad ya estaba acostumbrado al reactor y dudaba que Alatariel hubiera podido ayudarle en ese aspecto, Bueno, en realidad prefiero no encontrármelos, no me gusta deberle nada a nadie y los arcángeles no sois famosos por vuestra bondad para con los humanos precisamente, dijo admirando su cuerpo mientras se alejaba a por más fruta, lo que hizo que tuviera que cambiar un poco de posición para evitar cierta incomodidad, exponiendo aún más su erección y sin ningún intento de ocultarla cuando Alatariel se giro para volver.

Es una historia un poco larga, pero si quieres te daré la versión resumida, como parece que sabes yo antes era el fabricante de armas más importante del mundo... bueno, al menos de mi mundo, los mejores diseños, la mayor calidad, la mayor efectividad... lo que se traducía en la mayor cantidad de muerte para aquellos que pudieran pagarla, contó entonces como le habían capturado tras la prueba del misil Jericó, como pretendían obligarle a fabricar armas para los terroristas, como se dio cuenta de sus errores anteriores y como murió aquel que había salvado su vida y le había ayudado a crear a Iron Man, como incluso ahora aquellas esquirlas seguían alrededor de su corazón, demasiado profundas como para extraerlas, y como solo gracias al poderoso electroimán instalado en su pecho y alimentado por el generador ARK que había diseñado esas esquirlas no se abrían paso hacia adentro y terminaban con su vida.

No espero que lo entiendas Alatariel, pero por muy débiles que nos consideres no puedes sino reconocernos al menos eso a los humanos, si nos lo proponemos somos capaces de lograr grandes cosas, finalizó su historia y se recostó sobre el suelo, mirando el cielo, no siempre buenas, es cierto, pero grandes, dijo casi en un murmullo dándole el último bocado a la papaya, con la mano derecha hizo cinco pequeños agujeros y fue introduciendo distraídamente las pequeñas semillas en ellos.

¿Y cual es tu historia? ¿que hace un arcángel guerrero en aquí abajo? Porque ya has dejado claro lo que opinas de nosotros, así que no creo que sea un retiro voluntario, preguntó incorporándose un poco de nuevo y mirando a Alatariel a la cara.

Le miró directamente a los ojos cuando habló sobre las súplicas, no era una bravuconería cualquiera, no estaba intentando hacerse el gallito, realmente tenía valor, había tenido que ver la muerte cerca de él, pero lo había encontrado, una cualidad rara, increíblemente escasa entre los de su especie, y una de las que ellas más valoraba siempre. Tenía el valor de hacer lo que era necesario hacer y había tenido el valor de decírselo a la cara, a ojos del arcángel, aquel simple humano acababa de ganar puntos en su valoración y por su reacción corporal, parecía que ella también ganaba puntos para él, pero decidió no decir nada al respecto, a juzgar por cómo estaban diseñados los humanos, seguramente se trataría de una de sus reacciones fisiológicas involuntarias, y tampoco parecía querer ocultarlo, por algún motivo, carecía del característico pudor humano.

- Eres valiente, para decir lo que opinas y hacer lo que debes, no muchos lo son, no realmente. Puedes estar bastante tranquilo con respecto a mis hermanos, sólo mi hermano Lucifer y yo somos los únicos famosos por no ser amables con los humanos. Uriel es... es demasiado bueno.

Escuchó su historia atentamente, quedaba claro que era una víctima de la mezquindad y la corrupción de la raza humana, aunque él había colaborado activamente a ello. Así eran los humanos, se atacaban entre ellos como animales rabiosos, sin mayor finalidad que la de causar el mayor daño posible. Querían conquistar un mundo que ya era suyo, eran ignorantes y eso los llevaba a cometer atrocidades contra sus semejantes como aquella. Que Miguel le preguntara el porqué de su odio a la humanidad tan sólo le dejaba claro lo ciego que estaba ante el juguete favorito de su padre.

- Lo entiendo mejor de lo que puedas imaginarte, fuisteis creados con esa finalidad. La de hacer cosas increíbles, de lograr todo lo que vuestra mente fuera capaz de imaginar, y se os dotó con una gran mente.

No le miró a los ojos, hablar de aquello, desenterraba recuerdos muy dolorosos para ella, pero él le había contado su historia, había sido sincero, y le tocaba el momento a ella de serlo. Quizás, ya era hora de que algún humano conociera realmente su historia, contada por ella, quizás había llegado el momento de que la humanidad supiera quien era ella realmente. Se abrazó a sus piernas flexionadas y apoyando la cabeza sobre sus rodillas comenzó a hablar, con la mirada perdida, como si él no estuviera allí, pero claramente, hablándole a él.

- Yo estaba allí, cuando se creó este mundo, yo lo vi nacer de la nada, cómo fue moldeado y fue tomando forma, vi como la vida comenzó a crecer sobre él, a los primeros animales. En aquel entonces, bajábamos muy a menudo, era como nuestro patio de juegos, era maravilloso, hermoso, no puedes imaginarte cuánto. Nos divertíamos y reíamos y todo era perfecto. También estuve allí cuando los humanos fuisteis creados, cuando abristeis los ojos por primera vez a un mundo que era vuestro, y os amé, os amé de verdad, érais perfectos, teníais ante vosotros, infinitas posibilidades para lograr cosas nunca vistas antes, vuestros sentimientos eran fuertes, eran puros. Pero todo se estropeó, mi hermano Lucifer no podía soportar ver el mundo que había ayudado a crear en manos de otros, lo quería para sí, ansiaba gobernarlo, quería ocupar el lugar de nuestro padre, dominar sobre todas las cosas, no quería dejaros a vuestro libre albedrío, como estaba destinado, quería ser vuestro dios y vuestro rey, e hizo todo lo que pudo para lograrlo. Vuestra especie se corrompió, envió a la serpiente para tentaros, y caísteis, ahí fracasásteis como especie, perdísteis todo lo que podíais haber tenido, y Lucifer aprovechó vuestra caída para convencerme de unirse a su rebelión, usó vuestro fracaso, que él mismo había orquestado, para usar mi reciente decepción a su favor. Y luché junto a mi hermano, porque le amaba, porque era mi hermano y confiaba en él, porque para eso había sido creada, para luchar, para proteger, yo hice que las fronteras del cielo fueran seguras ante el ataque de demonios de otros planos, yo hice que las fronteras de la tierra fueran seguras. Luché y maté, a muchos ángeles, hermanos míos a fin de cuentas, incontables, diezmé legiones enteras con una sola bajo mi mando, no libré una guerra civil, Anthony, llevé a cabo una masacre, cometí el mayor pecado que se puede cometer, y finalmente, fui traicionada por mi hermano, me enteré de su verdadero objetivo, y quise volverme contra él, pero ya era tarde, el daño ya estaba hecho, la guerra que él me había convencido para ganar, estaba perdida, Mi padre había tomado cartas en el asunto, a él, le exilió fuera del cielo, fuera de la tierra, nunca, jamás, podría volver, podría ser perdonado, a mí, me envió aquí hasta que mi visión sobre vosotros cambiara, hasta que recapacitara sobre mis sentimientos hacia vosotros. No estoy aquí porque quiera, estoy exiliada, castigada a vivir entre aquellos que odio y desprecio sin poder levantar una mano contra ellos. Mi padre es famoso por sus castigos.

Cuando terminó de hablar le miró de nuevo a los ojos, visiblemente emocionados, exudaban un dolor indescriptible largamente guardado, el dolor de la traición, de la muerte, de la lejanía de su hogar. Una lágrima solitaria, se escapó de sus brillantes ojos, que reflejaban en aquel momento la inmensidad del universo, la pureza del cielo, y esbozó una sonrisa amarga antes de dirigir su mirada al cielo y cerrar los ojos inspirando profundamente, como queriendo insuflarse calma.

Tony escuchó con atención a la arcángel, su historia era conmovedora, pero no tenía sentido, como podía no darse cuenta de la incongruencia de lo que estaba diciendo, cuando terminó, el millonario estiró el brazo y con delicadeza tomó la lágrima con la punta del dedo indice, ¿Sabes? Estoy seguro de que más de uno pagaría una fortuna por la lágrima de un arcángel, dijo dejando caer la solitaria gota de agua sobre una flor, nosotros los humanos tenemos muchos defectos eso lo sabemos, pero los aceptamos hace mucho y hemos aprendido a vivir con ello, somos lo que somos, pero la mayoría aspiramos a más, por desgracia de esa mayoría hay muchos que no les importa pasar por encima de sus semejantes para lograrlo, Tony la miro a los ojos, con un aire desafiante.

Pero tu historia tiene un grave fallo de apreciación Alatariel, dijo en un tono menos duro que su mirada, nos acusas a nosotros de tu caída, dices que por nuestra culpa se inició la guerra, que no eramos dignos, que tomamos aquella famosa manzana o lo que fuera y que por culpa de ello os masacrasteis... eso no tiene sentido Alatariel, te agradezco que te hayas sincerado conmigo y no digo que estés mintiendo porque supongo que realmente crees en lo que estás diciendo, lo que no entiendo es como alguien puede estar tan ciego como tú, ¿como no has podido verlo en estos miles de años?, le pregunto Tony incrédulo.

El millonario se incorporó un poco quedando sentado justo enfrente del arcángel, ¿De verdad no te das cuenta todavía? Tu hermano, El Portador De La Luz, engañó a los primeros hombres haciéndoles cometer un terrible pecado, que hubiera sido muy fácil de evitar por otra parte, pero no voy a entrar en eso ahora, mis ancestros no habían cometido el mal hasta que Lucifer los provocó, luego ese pecado fue culpa de él y no deberían haber sido castigados por ello, mucho menos sus descendientes, toda mi raza fue engañada por un ángel y expulsados del paraíso por su culpa, ¿os culpamos de ello?, la retórica pregunta quedó en el aire, en cambio tú culpas a toda la humanidad por una guerra con la que en realidad no tenemos nada que ver, tú cometiste el mismo pecado que nosotros, dejarte engañar por él, aún así sigues considerándote moralmente superior.

Tony sonrió de nuevo, No causamos tu guerra, no te hicimos matar a tus hermanos, no puedes condenar a toda una raza por lo que algunos individuos hagan, tú y solo tú eres la responsable de tus actos, fuiste egoísta y orgullosa, y por eso consiguió engañarte, incluso a pesar de haber visto tu error sigues cometiendolo, eres demasiado orgullosa para darte cuenta de que no eres mejor que los humanos a los que criticas, puedes ser más fuerte y tener ciertos poderes, pero como habrás comprobado algunos humanos también los poseemos, hizo una pequeña pausa antes de continuar, yo no estoy libre de pecado, soy un egocéntrico cargado de lujuria y no voy a negarlo, pero me juego el tipo continuamente e incluso he llegado a morir por salvar a mis semejantes, muchos no lo merecen, estoy de acuerdo contigo en eso, pero salvar solo a uno que lo merezca es suficiente, y no lo hago porque tenga que hacerlo, lo hago porque considero que debo hacerlo.

Tony puso sus manos en los hombros del arcángel, Alatariel, no estas exiliada en la Tierra porque nos odies a nosotros, sino porque te odias a ti misma, tu padre puede ser famoso por sus castigos, pero también por su capacidad de perdonar si el arrepentimiento es sincero, incluso mando a su hijo entre nosotros para mostrar el camino del perdón, al menos en teoría, yo nunca me he metido demasiado en esos temas, ya tendré tiempo de preocuparme cuando muera, dijo con una de sus sonrisas, el caso es que tú misma has tenido siempre la respuesta y al parecer no has podido verlo porque estas demasiado hundida en tu odio para darte cuenta de ello, originalmente no nos odiabas, sino que nos envidiabas, durante todos estos años solo has proyectado sobre nosotros el odio que sientes por haberte dejado engañar y la culpabilidad por tus actos, en realidad no nos odias, nunca nos has odiado, pero has sido demasiado orgullosa para darte cuenta, ¿vas a seguir siéndolo?

Tony no tenía miedo, aunque sabía que estaba tentando su suerte, si Alatariel se cabreaba y le daba una buena hostia tendría que buscar dientes durante una temporada, Acepta lo que hiciste, acepta tu culpa, analiza lo que sientes y porque lo sientes, sabes que tengo razón.

El arcángel le dirigió una mirada de rabia a Tony Stark. La metralla de su corazón estaba claro que no sólo le había matado, sino que además le había dejado tonto, pero tampoco había esperado que un humano la entendiera, no por completo. ¿Acaso la habría escuchado? ¿O sólo había fingido hacerlo mientras pensaba en otras cosas? Daba la impresión de que sencillamente se había quedado en blanco. Sin pensárselo demasiado, alzó su mano y la estrelló contra la mejilla de él en un sonoro bofetón.

- ¿Acaso tu escuchas cuando la gente habla? No culpo a tu gente de la guerra, porque el culpable de aquello fue mi hermano y sólo mi hermano, él me traicionó y a quien culpo es a él, pero yo soy la única responsable de todas las muertes que mi espada causó. Yo hice todo aquello. Pero os culpo a vosotros por vuestra corrupción, por vuestra miseria, fallasteis aquel día y lo habéis seguido haciendo una y otra y otra vez sin descanso desde entonces. No os envidiaba, os amaba, erais los destinados a este mundo, para disfrutar de él y cuidarlo, sólo deseaba protegeros. ¡Me decepcionásteis! ¡Y el precio por mi dolor e inocencia fue la traición! ¡No os odio por fallar una vez! ¡Os odio porque desde entonces no habéis parado de equivocaros! ¡Os matáis entre vosotros, destrozáis vuestro mundo! No habéis hecho otra cosa desde aquel día que destruiros y destruir todo lo que tocáis, no me vengas con esa mierda de los pecados capitales, vuestras religiones no son más que bazofia creada para tener otra excusa para destruiros en nombre de mi padre. Torturáis en nombre de mi padre, matáis en nombre de mi padre, os atacáis los unos a los otros como bestias salvajes por cosas que os habéis inventado que mi padre querría. ¿Lujuria? ¿Gula? ¿Pereza? Mierdas que os habéis inventado para poder destruiros los unos a los otros hasta que no quede de vosotros. Yo no levantaré una mano contra vosotros. Hacéis muy bien solos el trabajo de exterminaros. Soy orgullosa, pero llevo milenios viendo vuestros errores, y todo lo que hoy amas, mañana serán cenizas, porque tú y todos los que te rodean, lo haréis arder y avivaréis el fuego hasta que un día no quedará NADA.

Alatariel se levantó, dispuesta a meterse de nuevo en el agua e ignorarle hasta que desapareciera de allí, después, desmantelaría la cabaña y la cambiaría de lugar para que nunca más pudiera encontrarla de nuevo. No le odiaba, no personalmente, pero sabía que era mejor que nunca volvieran a verse, ni siquiera tenía porque abandonar su vida, Nueva York era una ciudad lo suficientemente grande, y si no, podía deshacerse en cualquier momento de Alice Sutton y desaparecer en cualquier otro lugar del mundo, quizás Rusia o Groenlandia, de éste último sitio añoraba el frío intenso, sus lagos termales y sus amplias explanadas heladas, fantásticas para caminar en la más absoluta soledad.

La bofetada de Alatariel casi le desencaja la mandíbula, pero no era mala señal, podía haberle arrancado la cabeza si hubiera querido, Tony se sujetó la cara con la mano izquierda pero sonrió, Y de nuevo caes en lo mismo, juzgas a la humanidad por los delitos de algunos o de muchos hombres, pero mientras haya un inocente no puedes juzgarnos a todos por igual, hasta tu padre sacó al único hombre puro de Sodoma antes de la lluvia de fuego y todo ese lío, el millonario la rodeó, situándose de nuevo frente a ella, con sus cuerpos desnudos casi en contacto, si yo siguiera tus mismas reglas para juzgar a tu raza, podría decir que los ángeles nos engañaron para expulsarnos del paraíso y desde entonces han seguido tentándonos y haciéndonos caer más y más bajo, Tony la miraba desafiante con la mano de la arcángel perfectamente marcada en su rostro, y sería verdad, pues tu hermano y sus secuaces han seguido trabajando en ese sentido y tú y los tuyos se lo habéis permitido, cada uno es culpable de sus acciones, pero también de sus omisiones y eso pareces haberlo olvidado.

La segunda bofetada sonó aún mas fuerte que la primera y casi derribó al millonario, pero este siguió sin dar ninguna muestra de miedo, Bueno... ya he puesto la otra mejilla, ahora me toca a mi, pero yo solo recurro a la violencia cuando no me queda otro camino, soy más de hacer el amor y no la guerra, dijo agarrándola y besándola, pillándola totalmente por sorpresa con su reacción, ahora o bien le daba la tercera y le partía el cuello o aún podría salir algo productivo de todo esto.

Nunca lo reconocería, nunca reconocería que aquel humano había desmontado sus argumentos, que le había dado más razones de peso que cualquiera de sus hermanos para reconciliarse con la humanidad, pero nunca lo haría, porque si lo hiciera, eso significaría que aceptaba su discurso, el razonamiento de un humano, significaría que todos esos largos milenios que ha pasado lejos de su hogar han sido inútiles porque siempre estuvo equivocada, que su hermano no sólo la traicionó, sino que también la engañó, que nubló su juicio, y aquello era mucho más de lo que estaba dispuesta a admitir Alatariel en aquel momento y en aquel lugar.

Sin embargo, en cuanto Anthony Stark la tomó de la cintura y la besó, tuvo que admitirse algo a sí misma, y es que para ser humano, besaba con cierta destreza, su habilidad le recordaba ciertos tiempos pasados, no mejores, no peores, simplemente diferentes y a la vez bastante parecidos; tuvo que reconocerse que era un humano atractivo y deseable, y que aunque fuera un humano, en aquel momento le deseaba. O quizás simplemente deseaba algo de contacto físico, después de haber visto sus argumentos derribados de aquella manera tan brutal por un simple hombre moribundo, se había sentido desamparada, expuesta, le había recordado que ni ella ni sus hermanos habían actuado contra las tropelías de Lucifer, en su indolencia y desprecio, había permitido que su hermano extendiera sus tentáculos por toda la creación en sus intentos de corromperla y poseerla.

Se dejó besar, y pronto respondió con pasión, con desesperación, quería comprobar si lo que le había dicho era cierto, si de verdad existía todavía el bien entre los seres humanos, si eran capaces de amar sin destruir, quería comprobar que era eso que aun con su corrupción y defectos, los hacía seguir siendo los favoritos de su padre y sus hermanos. Jamás lo diría, pero en aquel momento, en aquel lugar, mientras unas manos mortales apretaban su cintura, Alatariel deseaba ser capaz de volver a amar a los seres humanos, aunque no tenía demasiadas esperanzas en aquello sucediera.

Tony hubiera preferido que la Arcángel llevara ropa para poder ir quitándosela lentamente, pero por desgracia no se puede tener todo en esta vida, tendría que conformarse con acariciar aquella sedosa piel, con abrazar aquel cuerpo perfecto, con sentir aquellos firmes pechos apretados contra él. Quizás ella pretendiera negárselo a si misma, pero su cuerpo la traicionaba, el millonario sentía como el corazón se le aceleraba a Alatariel con cada nueva caricia, con cada nuevo beso, con cada nuevo avance de las expertas manos de Tony en aquel cuerpo firme y excitante.

El primer beso llegó a su fin sin que Alatariel lo interrumpiera antes de tiempo, lo que le dio confianza suficiente a Tony para seguir adelante, con suavidad, como si aquel cuerpo no fuera capaz de soportar ni siquiera el roce de una pluma, la besó en el cuello mientras acariciaba la parte baja de su espalda, adentrándose en terrenos en los que quizás Alatariel tuviera algo que decir, pero al parecer el millonario había calculado bien su jugada y la Arcángel o bien no se dio cuenta de la caída de una nueva barrera o ella misma había ayudado a derribarla, en cualquiera de los dos casos eso no hacía sino inflamar aún más la pasión del humano que no hubiera podido ocultar su excitación aunque lo hubiese deseado ya que Alatariel no podría ignorar el duro contacto que sentía mientras permanecían abrazados.

Alatariel comenzó a devolver las caricias y Tony pasó entonces a mayores, comenzó a descender con sus labios, recorriendo las curvas de la Arcángel, sin olvidar detenerse en ambas cumbres, arrancándole algún gemido de placer mientras continuaba el descenso hacia su objetivo, al parecer las diferencias entre una humana y una inmortal no eran tan grandes y el millonario pudo hacer gala de su amplia experiencia, abriéndose camino con su lengua allí donde un simple beso no sería suficiente, compartiendo su humedad con la de ella y logrando en poco tiempo que incluso le fallaran las piernas, pero aquello no había sido más que el principio.

Volvió entonces a levantarse apretando su cuerpo contra el de la Arcángel y tomándola de la cintura la apoyó contra su cuerpo, cargando el peso de los dos, que quedaron unidos en un nuevo abrazo, la Arcángel no pudo sino rodearle con sus piernas, dejando que el se abriera paso hacia su interior, colmándola de placer, como uno solo ambos comenzaron a moverse lentamente, explorándose el uno al otro, acariciándose, besándose, acelerando poco a poco el ritmo, casi no eran ya conscientes de lo que ocurría a su alrededor, fundidos en el éxtasis al que ambos estaban llegando, hasta que finalmente se detuvieron, aún abrazados y tratando de recuperar el aliento, pero aún sin ser capaces de separarse por completo.

Tony la dejo con delicadeza en el mullido césped, tumbándose a su lado y mirándola a la cara aún sonrosada por lo que acababa de ocurrir, sabía que una mala elección de palabras podía ser incluso peligrosa, así que dejo que fuera ella la que hablara, a ver que tenía que decir ahora de él y de su raza.

Sin embargo, Alatariel, un arcángel que tenía incontables milenios de antigüedad, sabía que había momentos en los que las palabras simplemente eran innecesarias. Sus cuerpos acababan de hablarse mucho más claro de lo que lo habían hecho antes sus palabras, pero para ella no era suficiente, sus manos otorgaban caricias expertas, su lengua sin duda sabía como complacer, pero Alatariel quería más, deseaba más. Sentía curiosidad por aquel humano valiente en sus palabras y sus actos, por el dolor que había conocido su corazón malherido, por el vacío que reflejaban sus ojos. Aquel humano, que tanto defendía a los suyos, blindaba su corazón, y ella quería mirar dentro, quería ver que es lo que lo hacía tan valioso.

- Tus manos son expertas, pero no es eso lo que quiero. Has hablado de los humanos, has ensalzado sus virtudes, sus almas. Yo quiero ver la tuya, quiero ver que hay en tu corazón moribundo, que es eso que os hace tan especiales a pesar de todo, que es eso que te hace tan importante. Muéstramelo.

Las alas del arcángel se habían extendido de nuevo, cubriéndolos a ambos en una coraza protectora, mientras su mano se deslizaba con delicadeza sobre su pecho rozando apenas el metal del reactor. Lo estrechó entre sus brazos, acariciándole con sus manos mientras le susurraba al oído en su lengua natal, una y otra vez las mismas palabras “Muéstrame tu alma, enséñame tu corazón”. Por primera vez en muchos siglos, parecía que había algo que podría devolverle la fe en el ser humano, al menos en uno de ellos, quería ver si eso era cierto, si no era un espejismo lo que sentía. Sus labios probaron su piel, su lengua humedeció la piel de su pecho antes de fundirse con él en un nuevo beso mientras se sentaba sobre él. Ya había comprobado la maestría de sus manos, ahora quería comprobar si era cierto lo que decían del legendario amor de los humanos, sobre su alma, sobre su espíritu. Quería saber si la había mentido, o le decía la verdad.

Con cada suave movimiento de sus caderas sus deseos se hacían más fuertes, y por encima de todos, uno prevalecía. Quería deshacerse del dolor.