Himalaya, ubicacion desconocida.
Anochecer.
De pie, en uno de los balcones de mi templo, observaba el viento mover la nieve que caia del cielo, suave como la lluvia de primavera, pero incansable como el aguila cazando un leon. Y yo era mas que un pobre mortal, sentado a la espera de que ocurriese un verdadero cambio... Pero nunca ocurriria. No si no actuaba un grupo selecto, una elite, una verdadera fuerza del destino que hiciera que los problemas que habian aquejado a la humanidad se doblegaran.
Suspire, con impotencia. Mi causa, que llevaba años, lustros, ¡siglos! Jamas llegaba a su fin. Jamas terminaba, porque la Humanidad se negaba a cambiar. Se negaba a abandonar su pecado original, y se negaba a aceptar la salvacion del planeta. El Oscurantismo, el Renacimiento, la Ilustracion y la Revolucion Francesa. Todos los hombres que habian aprendido la filosofia que yo aprendi siglos antes... Todos ellos, todas sus ideas, jamas fueron respetadas.
Como jamas se respeto a la espada que los atravesaba como cerdos cuando suplicaban por sus vidas. Jamas se habia respetado al mito de Ra's al Ghul, hasta que decidi formar la Liga de Asesinos. En ese momento, mi nombre jamas volvio a ser pronunciado en vano, jamas se miraria una sombra sin tener un poco de miedo al no ver un asesino salir de ahi dispuesto a acabar tu vida.
Y habia sido asi, hasta que llegue a los Estados Unidos, y hasta que el tiempo me llevo a Gotham. Ahi, el tiempo, el destino (o quizas Dios mismo) me llevo ante El Detective. Uno de mis rivales mas dignos, a quien habia visto como mi heredero directo, a quien sabia que podia llevar a este mundo a un mejor recaudo... Pero que nunca pudo aceptar ese destino que le ofrecia. Todo por ese maldito honor autoimpuesto. Quizas fuese una promesa a sus padres muertos, quizas fuese algo que le dijo a su mayordomo. Ese hombre, su honor y su fuerza me llevaron a fallar mas de una ocasion, hicieron que mi nombre volviese a un peso menos... Y me causaba un odio venenoso, como aquel que odia a su madre, pero es tan inteligente que sabe que no podria subsitir sin ella durante unos años al menos.
Yo ya estaba viejo. Podia seguir usando mis pozos para darme vida otro milenio, pero creia que hasta yo deberia tener un fin. Mire por el borde del Himalaya, sopesando opciones. El miedo no era algo que me corrompiera, algo que hiciera que dudara de mi cruzada. Simplemente, sabia que mi legado, en algun momento, deberia ser olvidado. Quizas Talia podria intentar llevar esto tan bien como yo, o quizas mi nieto, Damian. Alguien podria seguir, a un lugar donde mis viejos huesos no podrian llegar.
-Supongo que las cosas acaban asi... -Di un paso adelante, caminando, pero, algo senti. Las piedras de la montaña misma se empezaban a mover, la nieve corria suavemente hacia abajo, aumentando su fuerza, como la tormenta que se formaba ante los mares. Me detuve, mirando con duda, con una duda que nunca habia sentido, o que habia olvidado sentir durante los años.
Y una luz se abrio en el cielo. Y a mi lado, y atras de mi, y debajo, y en cada lugar que veia, habia una luz, un circulo girando que emitia su propio brillo. ¿Habia muerto quizas? No lo creia, pero esas luces, esos brillos que giraban, se comian todo lo que estuvieran cerca. Sali corriendo a llamar a mi Ubu, a avisar a la Liga, pero fue demasiado tarde cuando uno de esos brillos me engulleron.
Al caer, estaba de vuelta en el suelo, en el mismo suelo que habia pisado antes... Pero no era el mismo lugar. No habia cosas, solo estaba mi balcon. Y como si el destino me dijiera que fuera paciente y no hiciera aseveraciones tan rapidas, porque mis muebles empezaron a aparecer, mi castillo parecia reconstruirse de la nada.
Estaba en un nuevo lugar, con un nuevo orden, y sabia que el destino no queria que mi cruzara se acabara. Me levante del suelo, sacudi mis rodillas, y me quede esperando a que todo volviera a la normalidad. Tristemente, Ra's al Ghul seguiria aqui.
Y haria que la Tierra, ese pozo inmundo y lleno de asquerosidades, se volviera el Eden que habia soñado durante siglos.