En el Cubil de la Demencia [Omega][Lilith Belmont/Bruce Wayne]

Hacía varios días que las cosas en Arkham no andaban muy bien. Había secretismos, miradas de desconfianza, peleas entre los doctores y celadores, peleas entre los pacientes, heridos, muertos... Lo normal, pero multiplicado por tres. Oh, y estaban desapareciendo pacientes.

Nos obligaron a mantener silencio, a no decir nada pero, yo no pude resistirlo. Arkham decía que lo tenía todo bajo control si bien eso parecía hasta que el paciente Jones desapareció. Había dementes de todo tipo, asesinos había otros tantos, pero que Jones se hubiera ido no me gustó en absoluto ya que no era el primer peligro en desaparecer.

Alguien hizo sonar la alarma unos segundos y acto seguido sonó un disparo y todo quedó en silencio. Esa noche estaba de guardia en Arkham, hacía papeleo y rellenaba fichas de pacientes, volcaba mis recuerdos de las sesiones en el papel, pasaba el rato bebiendo café y estaba alcanzando el nivel máximo de concentración cuando alguien irrumpió en mi despacho. Era un hombre corpulento, grande, alto e iba de negro. Su máscara y su capa me revelaron todo lo que necesitaba saber.

-Gracias a todos los dioses... alguien con sentido común en esta institución- dije sentada en mi silla desde mi mesa, dejando el café a un lado y soltando los papeles sobre el escritorio sin mirar. Me levanté sin mirar a Batman y cerré la puerta tras él, asegurándome primero que nadie le había visto entrar-. Si estás aquí significa que has escuchado la alarma. ¿Alguien te ha dicho el por qué de esa alarma?- le pregunté a la vez que volvía a mi sitio y me sentaba para seguir tomando el café. No pude sacar nada en claro sobre qué es lo que ocultaba su mácara: confusión, certeza... Imposible. Yo estaba un tanto preocupada por los sucesos que estaban ocurriendo en Arkham, pero estaba tranquila, pues sabía que podría defenderme de algún modo, aunque ahora que Batman estaba allí me sentía bastante mejor. Él se quedó ahí parado mientras yo hablaba, y entonces caí en la cuenta de que quizás no se fiaba de mí pues no me había presentado.

-Soy la Doctora Belmont. Llevo un tiempo trabajando aquí aunque nunca hemos coincidido- me presenté con tranquilidad. Quizá así sería más fácil que hablara.

Nota:

Escuché con entrenada calma sus palabras, me entretenía observando su lenguaje corporal ya que su voz y su cara eran impasibles. Como era lógico nadie le había dicho nada, yo no sabía qué se estaba cociendo en Arkham pero no me gustaba nada... Tan poco me gustaba que hasta me planteé sacar a mis padres de allí.

Pude ver cómo miraba mi placa, colocada en mi bata encima del pecho derecho, seguramente cerciorándose que fuera quien decía ser. Ay, los hombres y sus "fugaces" vistazos. Cuando terminó de hablar me acomodé en mi silla y me apoyé en mis codos, inclinandome hacia mi escritorio.

-Bruce, los pacientes están desapareciendo. Croc no es el único, ni el primero. No tengo ni idea de a dónde van, o si alguien se los lleva, pero te aseguro que no es el primero que se va y desde que empezaron a irse cada vez se van más y hay más accidentes- le di un momento para asimilar esa información que seguro que no le hacía ninguna gracia-. Déjame adivinar, ¿ha sido Arkham quien te ha recibido? Siempre me responde con evasivas y me deja con la palabra en la boca cuando le saco el tema. Ese... hombre  sabe algo y se lo tiene bien guardado.

Me recliné en el asiento juntando mis manos en mi regazo dejándolas claramente a la vista para que no pensara nada sospechoso y me quedé sosteniendo la mirada a la espera de su respuesta.

Batman colaboró y habló conmigo. Y lo primero que me dijo era que no implicara a Wayne... En fin, ¡de acuerdo! Batman. Asentí en su dirección para hacerle saber que aceptaba su reprimenda.

Él comenzó a cavilar y a confirmarme con sus palabras que Arkham ocultaba algo. Se muestra demasiado calmado para con las cosas que estaban sucediendo allí... Arkham no era un lugar seguro, nunca lo fue, pero ahora menos todavía. Entonces, el hombre de negro que tenía delante dijo mi nombre y me ofreció ayuda, me dijo que tenía que irme, que no estaba segura allí, me dijo que fuera estaba el Batmobile y que podría buscar refugio allí... Y por un momento me lo planteé, quise ir, huir de Arkham y su locura, pero otra parte de mí detestaba huir, tener mied- *Knock knock* Miré fijamente a Batman, quien ya se había colocado detrás de la puerta para ocultarse si la abrían, cosa que ocurrió sin yo haber dado permiso para que entrara ...quien fuera que fuese. Jeremiah...

-Buenas noches, Arkham. ¿Va todo bien?- le traté con toda la calma posible y evitando a toda costa lanzar miradas en dirección a Batman, por si acaso Jeremiah se percataba de su presencia en mi despacho. Ser de cabeza fría me ayudó bastante a no llamar la atención de mi invitado.

Arkham por su parte se mostró nervioso y exasperado por la presencia de Batman en las instalaciones, como si le molestara que controlara esto. Duh, está detrás tuyo.

-No, Jeremiah. Ni si quiera sabía que había venido Batman, llevo aquí dentro haciendo papeleo todo el turno. Escuché la alarma, pero como tú, no pensé que vendría nadie por una falsa alarma. ¿Quién es el nuevo paciente? ¿Puedo ofrecerte algo? ¿Agua?

Arkham parecía muy tranquilo, demasiado. Yo empezaba a medio relajarme, pues no parecía que este fuera a mirar hacia atrás, donde estaba Batman... Pero entonces un "¡Cuidado!" de Batman me alertó, lo suficiente para ver cómo la puerta de mi despacho salía volando hacia donde estaba yo. No me preocupó demasiado porque hice un escudo lo suficientemente rápido para parar el golpe y que Arkham no lo viera.

Batman usó sus bombas de humo para noquear a los guardias que entraban y el doctor aprovechó para escapar agazapado por el suelo. Sin más, Batman vino hacia mí en lo que yo me levantaba y me cogió del brazo para cubrirme al saltar los dos por la ventana. Nos ibamos a matar como no tuviera algún plan que, por suerte, tenía. Nos enganchamos a la fachada y entramos por la ventana del tercer piso. A Batman le había alcanzado una bala de los celadores, que... ¿Balas de verdad? Algo iba muy mal esa noche.

-Gracias, Batman- le agradecí que me sacara de allí y después le escuché con atención, levantandome con la ayuda de su mano y quitándome cristales de encima. -Abajo. Donde nadie podía ver ni por asomo cómo le reducían cuando se ponía violento- le dije, con seguridad. Me dirigí a la puerta para bajar al sótano, esperando que Batman me siguiera, aunque probablemente quisiera ir él delante por si acaso.

Avancé un poco hasta que Batman me paró y me dijo que esperara, que no estábamos seguros allí. ¿Por qué decía eso? Quiso buscar una forma de salir de allí, pero fue demasiado tarde: unas bestias monstruosas aparecieron rompiendo la pared decididos a atacarnos, pero Batman fue más rápido y yo no me amilané tampoco, decidida a defenderme.
Aunque agradecí que Bruce se diera prisa en recogerme y llevarnos fuera de allí bajando por el cable del ascensor, fue un movimiento muy rápido y no me lo esperaba, por lo que me agarré con fuerza a él. Esquivó varias cosas y cuando me quise dar cuenta estaba de nuevo de pie en suelo firme. Las luces parpadeaban.

Batman volvió a adelantarse a mí, por defenderme y controlar la situación, pero le salió caro. Un puñetazo que apareció de la nada le dio de lleno, empujándole y levantándolo del suelo. Entonces las luces dejaron de parpadear y ante nosotros apareció Strange... ¿Hugo Strange? Ahogué un grito y me tapé la boca con las manos, sobresaltada por el ataque.
Abrí mucho los ojos y fruncí el ceño, entre molesta y asustada, pues Hugo debía estar encerrado en su celda, no suelto a sus anchas. Y encima me lo agradeció diciendo que yo había facilitado todo aquello... Fui al lado de Batman para asegurarme de que estuviera bien, pero Strange era más importante y más peligroso en aquel momento, por lo que los dos centramos nuestra atención en él y Croc, y sus monstruos que empezaban a rodearnos.

-Confía en mí, te ganaré un poco de tiempo- le susurré a Batman antes de dirigirme a Strange. -Strange, tú no controlas este lugar... Y no adelantes acontecimientos, no vas a hacer nada conmigo-. En ese momento sus esbirros se lanzaron contra nosotros y yo no lo dudé ni un segundo, me acerqué más a Batman y creé un escudo para protegernos, aunque Batman debía darse prisa en recuperarse. Cuando explotase el escudo estallaría con la fuerza de todos los golpes que había recibido, haciéndoles daño, pero yo también recibiría parte de ese daño y dependiendo de cuánto fuese acabaría siendo útil o tan sólo una carga para el caballero oscuro.

Dentro de la cúpula que se había formado, ayudé a Batman a ponerse en pie y que no cayera al suelo, reflejando así que se estaba recuperando del golpe en la cabeza.

-¿Estás bien?- hice una mueca de fastidio y me llevé una mano a la cabeza, soportando el dolor. -Tenemos que darnos prisa en salir de aquí, puedo darnos un momento para huir, pero no más...