Así comienza [Libre]

El evento Omega cambió el mundo de un modo insospechable; mucho más allá de lo que podía percibir a simple vista aún quedaban por descubrir las verdaderas implicaciones de esa particularidad. De lo que no cabía duda es que la Colisión iba a marcar un antes y un después en las aceleradas vidas de los habitantes del pequeño planeta azul. Y él estaba allí para ser testigo del cambio.
El universo parecía decidido a dar una vuelta más de tuerca a la civilización “dominante” haciendo que esta manifestara espontáneamente más dones y mutaciones, un detonante para su nuevo resurgimiento o el empujoncito que necesitaban para caer por el precipicio. Sería interesante sin duda, cualquiera de los dos resultados.

Como una más de las rarezas que acostumbraban a aparecer cada cierto tiempo (resultando por lo tanto, menos anormales), un hombre metálico deambulaba distraídamente por las calles de la ciudad, reflejando en colores psicodélicos las miradas que con él se cruzaban sin corresponder con un rostro tras su lisa cabeza que les indicara cuáles eran sus intenciones.
Era miércoles. Los miércoles eran buenos días, o al menos eso debían pensar los atracadores que con precisión alemana hacían saltar por los aires las puertas traseras del furgón blindado que se disponía a trasladar los fondos del banco. A la detonación se sucedió lo que cabía esperar: gritos, pánico, gente corriendo, una escueta lluvia de dólares que regó las inmediaciones y algún que otro avaro o desesperado se apremió a recoger antes de la llegada de los coches policía y el consecuente intercambio de tiros que iniciaron los ladrones.
Con su huida frustrada por el cordón de agentes, a los delincuentes no les quedó más remedio que retroceder hasta una posición más segura. ¡Y todo el mundo sabe que uno de los lugares más seguros son los bancos! (salvo los miércoles). Contaban en esa retirada con la ventaja estratégica que suponían un buen número de rehenes inocentes con los que distraer a los negociadores mientras planeaban su huída.

“Todo iba a ir bien”, se decían entre ellos y a sí mismos los encapuchados mientras eran testigos de cómo su plan maestro se iba a la basura. Estaban armados, eran inteligentes (menos de lo que creían) y tenían secuestrados a varias cajeras y trabajadores de la sucursal incluyendo al director, también clientes asustados que se quedaron dentro al escuchar la explosión y un tío sin cara, con traje negro que los observaba sin la menor intención de hacer nada.

“¡¿…?!”

Las balas cortaron el aire con intención de liquidar a la posible amenaza metahumana que se erguía impasible ante los asaltantes. La que se llevó la peor parte sin duda fue la pared tras Kosh el cual, siguió inexpresivo ladeando a penas la cabeza tras recibir los disparos como si tratara de entender el motivo de ese ataque.
De hecho, los ligeros movimientos que realizaba para seguirlos con la mirada, daban pie a considerarlo alguna especie de animatronic con fines publicitarios. Sin duda y en cualquier caso, los francotiradores que debían estar posicionando las fuerzas del orden eran más preocupantes que ese ser extraño.

Luego de Omega, era todo un caos. Nueva York, como ciudad super-poblada, no se quedo atrás. Coches que chocaban, accidentes por donde veas... ¡Edificios de dos universos, distintos pero iguales, chocándose y mezclándose! Una mierda, la verdad.

Aunque, no era del todo malo. Le había agregado acción, sabor... Y una cacería inolvidable. Aunque, últimamente tenia mas trabajo que nunca... Ladrones que aprovechaban el caos para robar, matar o yo que se, muertes por que si, accidentes, mafiosos nuevos potenciales... Ay, era todo un lió. Y por supuesto, hoy no seria excepción, pero, no hablare de todos los malditos casos y asesinos asquerosos que atrape hoy, nah.

Un minuto de paz luego de Omega, y en una vida como la mía, vale oro. Y mas, mi tiempo para comer lo hacia. No había nada mas que deseara en ese momento, que ir a la cafetería cerca del banco, y comerme hasta las mesas.
Mi estomago rugía como nunca, y era como si el maldito tigre se me hubiera metido en el estomago a rugir, aunque claro, metafóricamente hablando. Bueno, dejando los metafóricos, me acerque al local... O mas bien, lo que pude, antes de que un maldito furgón blindado, casualmente del banco, explotara, o mas bien sus puertas de atrás salieron volando, pero da igual, la explosión estuvo.

Instintivamente me cubrí, y al intentar ver, los criminales ya eran perseguidos por la policía. Quizá un trabajo del que no tenia que encargarme yo, que por cierto eran pocos esos. La policía no hacia un carajo. Ay... Pero no, obviamente estaba equivocado. Donde voy yo, ahí va la mala suerte, la maldad, y toda la mierda junta... Pero bueno, ¿Como me divertiría de otra forma, no?  Para cuando quise actuar, los ladrones, rateros, delincuentes o como se llamen a si mismos, ya se habían encerrado en el banco, y con varios rehenes. Que mas daba. Me acerque al oficial de policía, quizás el jefe, quizás no, aun así le dije.

-Entrare, oficial. ¿Alguna recomendación? Puedo entrar por delante, pero morirán rehenes. O puedo entrar por la entrada trasera, de donde sacaron esa furgoneta infernal. Mejor por atrás, si. Gracias poli, no se que haría sin usted...

El policía distraído dando ordenes, se paro un segundo para escuchar la voz del hombre al lado suyo, obviamente la mía, pero sin mirarme, y sin sacar la mirada del banco. Asintió a todo lo que dije, como si yo fuera un policía mas, luego de unos segundos de que yo me callara, puso cara rara, y se dio vuelta, para ver quien le hablaba.

- ¿Y tu quien coño eres? Este es un asunto policial, has el favor de seguir tu camino y no molestar. Ademas... Te mataran al entrar, o te tomaran de rehén, ninguna de las dos me sirve. En caso de que te dejara entrar, claramente, cosa que chiflado hago.

Mientras el policía seguía hablando, me tome la molestia de tomar mi forma cazador, en este caso elegí al lobo. Mientras algunos oficiales me veían aterrados, otros solo se impresionaban un poco, acostumbrados a los raritos de este mundo, o mejor dicho nuevo mundo.

-Entrare. En unos minutos saco a los rehenes. No garantizo que los ladrones sigan con vida, o en caso de estar vivos, sin problemas mentales, traumas o alguna extremidad perdida. ¿De acuerdo? ¿Si? No me importa, entrare de todas formas.

En cuatro patas comencé a correr, solo haciendo una parada para rascarme las pulgas. Dioses, que molestas eran cuando querían. Al llegar a la puerta trasera, parecía que aun había uno de los ladrones vigilando. Ja! Si fuera un policía común, quizá podía hacer algo, pero por favor, era un maldito hombre lobo.
Me acerque a el, y me ocultaba entre camión y camión. El estaba nervioso, podía olerlo, tenia miedo, de las consecuencias. Seguro una familia... Bah, no se ni por que lo pensaba tanto.

Me seguí acercando cada vez mas, hasta que el comenzó a escuchar mi respiración, mis gruñidos. Sus brazos comenzaron a temblar, tenia mucho miedo, lo olía.  De pronto, una sombra tapo toda luz sobre el, y se vio tapado como un árbol en el que te refugias en verano. Lastima que, a diferencia de los arboles, no soy para nada pacifico.
La sonrisa se me dibujo en el rostro, y el hombre estaba mas asustado que niño en confesionario con un cura. Quiso dar vuelta su cabeza, una parte de el le decía que no lo hiciera, que moriría, y otra, decía que la curiosidad le podía, y yo digo que, la curiosidad mato al gato. Lo intento, seguía dudando, hasta darla vuelta de un golpe, y abrir los ojos como platos al verme allí parado, sonriendo, con mi forma lupina.

-Bo.

El hombre tiro inmediatamente el arma y salio a correr, mientras en cuatro patas daba saltos para alcanzarlos, hasta tirarme encima de el, un zarpaso en la espalda, tomarlo de su camisa, y tirarlo con desprecio hacia afuera del deposito de camiones. Lo dejaría escapar, esta vez. Si la policía lo detenía, no era problema mio.

Me acerque al lugar principal, donde los criminales se mantenían en guardia junto a los rehenes. Justo a tiempo, diria yo. Justo para ver como disparaban a aquel hombre, si se le podía llamar así... ¿Que carajos era? Para nada humano, y juraría que era un integrante de Daft Punk... Y las balas le atravesaban, ¿Dije eso? Bueno, lo hacían. No era humano, eso estaba claro, tampoco mutante... Ni idea, pero era mi oportunidad para atacar a los criminales, mientras estaban distraídos. No... No podía todavía, eran demasiados, hasta en mi forma me destruirían. Volví a tomar mi forma humana, y con sigilo me oculte. Si tenia suerte, podía eliminarlos uno a uno, y sin gastar demasiada energía. El depredador acechando a su presa, como tigre con gacela.

Me encontraba en un ordinario día ordinariamente valga la redundancia, estaba en una cafetería cerca del banco principal de la ciudad, pedí mi menú de siempre y estaba ahora disfrutándolo, todo tranquilo, lejos de S.H.I.E.L.D., de los vengadores, lejos de criminales, entidades, demonios, y súper villanos  empeñados con todas las bolas en conquistar este pobre mundo que de por si tiene suficientes problemas, en fin, solo era Clint Barton en este momento, aunque como de costumbre llevaba mi armamento en su funda deportiva, me gustaba mucho, cualquiera piensa que soy un deportista tomándome un buen almuerzo.

El plato iba por la mitad, cuando estaba a punto de tomarme un trago de cola para pasar un atragantamiento que tuve de repente

KaBoOooooom!!!

Una furgoneta exploto formando un caos en la calle, pude ver que salía del banco, luego acto seguido unos criminales salieron y entraron al banco, querían hacer de las suyas…

-Rayos, esto luce mal…

Dije en voz alta, mire mi almuerzo y el resto de mi cola…

-¡Es hora de ser Ojo de Halcón!-Tome el resto de mi cola de un solo trago lo cual me produjo unas nauseas pero en seguida saque mi arco y me coloque mis flechas en la espalda. Asimilando la escena pude ver como un sujeto pelirrojo vestido con una playera roja desabotonada discutía con un oficial…

-Vaya la gente está más loca cada día… -El sujeto parecía drogado, primeramente ¿porque andaría así en plena ciudad? Y segundo ¿porque discutía tanto con ese oficial? No creo que lo fueran a arrestar por eso, al fin y al cabo tenían otro asunto más urgente que atender, de seguro era un Hippie….

Luego no pude cerrar mis ojos después de ver lo que había visto…. ¡El hippie se había convertido en una especia de hombre lobo!

-¡¿Pero qué demonios?! ¡Y yo que pensé que me había alejado de los bichos raros!-Rápidamente fije la mira de mi arco hacia la bestia pero después pude notar por la forma en la que actuaba, tenía intenciones de ayudar así que me quede observándolo y procedí a acercarme más a la escena, me mantuve a una distancia prudencial, un oficial me miro y le mostré mi insignia de S.H.I.E.L.D. y me dejaron trabajar, el animal entro en la escena y yo pensé en darle apoyo, pude notar que estaba escondido porque nadie había gritado, el tipo impresionaba de verdad…

-Vamos a ver si ayudamos a nuestro héroe…-Cargue una flecha de humo y la lancé dentro del banco, sabía que mi nuevo amiguito aprovecharía la situación, así que si hablábamos el mismo idioma, no perdería el tiempo. La flecha llego a su destino y el humo empezó a salir despedido de ella, pude notar cierta alteración dentro, si las cosas se ponían feas, tendría que intervenir de lleno…

Los sollozos de las personas secuestradas no ayudaban en nada a que los nervios de los ladrones se calmaran, como tampoco contribuía el alboroto de fuera o el ser extraño que tenían ante sí. Después de tratar de abatirlo lo observaron con más precaución, sin acercarse por el momento… y al cabo de un rato tras comprobar que no mostraba el menor interés por ellos ni por los ciudadanos atrapados allí dentro, el androide descendió en su escala de prioridades.
Para empezar, tenían un surtido grupo de policías en la calle, así que lo primero que hicieron fue correr las persianas de plástico para dejar de ser blancos fáciles. De momento tenían algo de tiempo antes que llegaran los S.W.A.T. y entraran con gafas de visión nocturna tras dejarlos a oscuras cortando la corriente.
En segundo lugar a punta de pistola se hicieron con los móviles (no es bueno tener chismosos entre los rehenes) y arrinconaron a la mayor parte de la gente en una esquina, tras sendos escritorios para tenerlos de momento a la vista. Siempre podían encerrarlos en algún despacho o quizás…
El director del banco por el momento fue premiado para ocupar el puesto de escudo humano mientras lo interrogaban inútilmente sobre el modo de salir de allí por alguna puerta trasera.
Finalmente, cuando la situación estaba mínimamente controlada, llamaron al hombre que tenían fuera.

[…]
- ¡Mierda! Jimmy no contesta.
- ¿Lo habrán cogido?
- O se habrá meado en los pantalones y ha echado a correr.
- Hijo de puta…
- Aún tenemos a éstos – dijo señalando a los clientes y trabajadores con la pistola -, no se atreverán a hace…
- ¡Ey! Mirad que está haciendo el maniquí.

El “maniquí” en cuestión estaba teniendo una ilustrativa charla con una computadora del banco. De pie, sin gesticular ni arrugar su elegante traje negro, la pantalla del ordenador de sobremesa le mostraba la información a una velocidad de vértigo. Los datos de las cuentas corrientes de esta sucursal y muchas otras se reflejaban en su cara liza y cromada.
- No me jodas que has hackeado al banco… ¿podrías vaciar las cuentas dónde te diga?

-  Podría. – Respondió con aire ausente y vos metalizada, sin dirigirle la mirada al ladronzuelo que parecía mostrar un mínimo de luces.

- ¡Pues ya estás desviando los fondos a mi cuenta Cara-lata! – Como acostumbran a hacer los delincuentes impulsivos y con escasa tolerancia a la frustración, su orden fue subrayada por el cañón del arma en lo que debía ser la sien de Kosh.

Realmente no le estaba pidiendo nada fuera de sus capacidades. ¿Qué era el dinero hoy en día en que se compraba la deuda de un país al mejor postor y el dinero virtual era tan real como lo certificase un ordenador? Perfectamente podía crear un buvle de cuentas infinito y pedirle a una máquina que cambiase un cero por un uno seguido de muchos ceros.

- ¿Para qué? – Quiso saber con la misma parsimonia de antes, sin inmutarse por el arma.

- ¡Porque te lo estoy mandando YO! Pedazo de… de… lo que seas.

- Mal.

Y se hizo el silencio mientras seguía con sus quehaceres informáticos. En algún momento las neuronas del delincuente debieron darse cuenta que lo estaba ignorando adrede, como si hubiese estimado que no era posible mantener una conversación racional con ese homosapiens en concreto.
Sin pensar en que se podrían oír de nuevo los disparos fuera y que por lo tanto la policía se alarmaría más, apretó el gatillo una única vez a escasos centímetros de la cabeza del visitante, produciendo un agudo sonido metálico al rebotar en ella antes de hacer estallar una lámpara y una foto enmarcada sobre el escritorio.

- Insolente. –  Dijo Kosh esta vez dignándose a voltearse hacia el ladrón quizás porque no solía ver tanta estupidez junta.
Éste retrocedió aún apuntándolo, pero un par de pasos atrás su pistola empezó a caer hecha pedazos del mismo modo que un relojero desarmaría un cuco.
Kosh siguió a lo suyo, casi ausente incluso cuando una flecha se clavó en la taquilla y empezó a llenar la sala de un espeso humo blanco.

Me quede observando desde las sombras, y examinando la situación. Poco podía hacer si estaban tan dispersos, en un banco tan grande.... Pero yo siempre podía hacer algo. Comencé a moverme entre las sombras, con mi forma de lobo e intentar eliminarlos en silencio. Pocos podían hablar con una mano gigantesca cubriéndote casi todo el rostro, o mejor, con un cuello quebrado.

A medida que iban perdiendo contacto con sus amigos, notaba el nerviosismo en todo su cuerpo, y lo mejor de todo... Podía oler su miedo. Su transpiración, su agotamiento. Era mi momento. Cuando... La cosa rara empezó a hacer sus rarezas otra vez...
Si mal no me equivoco, estaba hablando con una puta computadora. ¿Que tiene de raro? Todo. Ni sabia ni me interesaba como lo hacia, pero al parecer nuestros amigos criminales vieron una oportunidad única aquí, la que obviamente con su naturaleza estúpida, desperdiciaron.

¿Lo amenazaron se preguntaran? ¡¿Pues que pregunta es esa?! Claro que si. Un arma en la sien, o lo que sea que tenga esa cosa, fue lo que hicieron. Obviamente, estaban asustados hasta los huevos, y el robot le respondió. Mal, insolente... El hombresito comenzó a alejarse aun apuntándole, y la pistola comenzó a desarmarse... Este tío era raro de los cojones, pero humano era, eso quedo claro.

Cuando el robot quiso seguir haciendo lo que sea que hacia, una flecha se clavo en la taquilla, y humo comenzo a salir.

-Refuerzos.- Pensé con una sonrisa en el rostro, o al menos lo mas parecido a una sonrisa, siendo un lobo.

Lo mas que podía hacer, era aprovechar la situación. Humo, par de garras, y una caza esperándome.

De una columna a otra, de una pared a la otra, y entre el humo, mis garras desgarraban y cortaban el humo, solo dejando chorros de sangre que salían hacia arriba, y volvían a bajar, junto con el cuerpo muerto de los criminales. Intente terminarlos a todos, o al menos a su mayoría, mientras el humo durara. Una vez dispersado, volvería a esconderme, y los cuerpos estarían muertos en el suelo, con los rehenes intactos.

Aun asi, y aunque fuera trabajo facil... Me intrigaba profundamente lo que sea esa cosa, la cual le atravesaban balas, era de metal, o eso parecia, podia comunicarse con computadoras, y desarmar armas... De todas formas, si podia, ya iba a tener unas palabras de el, cuando la gente este segura.

Las cosas parecían no mejorar, seguí escuchando gritos y unos cuantos disparos dentro del edificio, ya no podía ver nada tampoco por mi flecha de humo, solo estaba echado en el piso mientras observaba todo…

-Esto luce mal… demonios…

De repente un policía acudió a mí, de seguro por mi insignia de S.H.I.E.L.D. sentía algo de paz pero de todos modos los problemas aun seguían adentro, de repente el oficial me habla…

-Señor…

-Clint Barton…

-¡Ah sí! Discúlpeme Agente Barton, ¿ha pensado en entrar y echar una mano adentro? Es un ataque al banco central, y esto puede afectar gravemente la bolsa de valores, y será perjudicial para la economía de país…

-Está bien oficial… entrare…- No quería entrar, de verdad no quería hacerlo, pensé que todo se iba a solucionar pronto, pero aunque así fuera no tenía ni la más remota idea de que sucediera, no podía quedarme allí sin hacer nada, era el momento de intervenir y ahora que una pantalla de humo inundó el lugar era el momento perfecto, ademas... lo menos que quiero es que me tilden de cobarde... primero muerto...

-¡Es ahora o nunca!-Dije en voz alta, me dirigí corriendo hacia el banco y justo al frente de la puerta entre girando por el piso pasando de ser percibido por la pantalla de humo, todo fue muy rápido...

Una vez dentro pude varias cosas extrañas, con lo poco que me dejaba ver el humo observe a unos cuantos criminales discutiendo con alguien, procedí a acercarme más con cautela y pude ver una extraña… persona…si se puede llamar, con una cabeza metálica dando destellos, decidí ver a través  de la mira de mi arco con un mejor aumento y note mejor que no se trataba de un humano, sea lo que fuese estaba interviniendo con las cuentas de la entidad bancaria y no sabía si tenía buenas intenciones o no, y tampoco sabía si se trataba de otro criminal o si trabajaba para ellos, lo dudo mucho porque uno de ellos estaba en el piso asustado.

-¿Qué caraj…? ¿El Hippie?-Dije mirando como la bestia empezó a devorar a cada uno de los criminales sigilosamente, de seguro me las pensare antes de meterme con ese sujeto, pero al parecer tenía todo controlado, y estaba en el lado bueno, así que decidí acercarme más hacia el extraño ser, y escuche como el sujeto que estaba en el piso se estaba quejando de que su arma estaba hecha trizas.

-Su arma…- susurre mientras contemple el arma en el suelo hecha pedazos, así que improvisando, me echa para atrás, localice una conexión de energía del banco y le lance una flecha eléctrica haciendo un corto circuito y dejando sin luz el lugar, no podía arriesgarme, la bestia parecía buena persona, los criminales eran malvados pero no tenia remota idea de quién era el otro personaje luego me le pare en frente apuntándole con mi arco y le dije…

-¡Aquí S.H.I.E.L.D.! ¡Identifíquese! ¡Y ponga las manos en alto!

Ya la pantalla de humo se estaba disipando y toda la situación se estaba poniendo bajo control, ya era hora de la verdad..