Y Dios dijo: Hágase la luz... [Gothamitas][DC, Pre-Omega]

Fecha:

Los Narrows, 11:17 P.M.

El barrio más pobre y marginal de Gotham no era un buen lugar por el que pasear de noche, eso era de dominio público. No digamos ya en una noche de lluvia. Aún peor durante un apagón.

-Por Dios, ¿es que en esta ciudad siempre llueve o nieva? -bufó Peters mientras intentaba vislumbrar algo a través del parabrisas empañado.

-Ten cuidado, te ha faltado poco para no darte contra ese contenedor -Newman había retirado la ventanilla para ver mejor, aunque eso significara calarse hasta los huesos con la lluvia.

-Contenedor, sí... ¿Estás seguro de que eso no era una vagabunda durmiendo?

-No exageres, tío... -Newman se tomó a broma el comentario.

-Sí, tú que eres novato puedes permitirte reírte... Ya verás cuando pases un par de meses de servicio. Sobre todo cuando conozcas a cierto payaso. No tendrás tantas ganas de reírte entonces.

El novato parecía nervioso, pero tal y como estaría cualquier otra persona en su situación, en medio de uno de los rincones más deprimentes de la ciudad con mayor índice de criminalidad de América, con tormenta y sin luz. Peters lo estaba de verdad. Había participado en redadas en varios alijos de Máscara Negra, había participado en tiroteos contra las bandas de Dos Caras y El Pingüino, y había formado parte de la escolta que trasladó por primera vez al Joker desde la comisaría de Gotham hasta Arkham.

-Es sólo un apagón, Peters. ¿Qué es lo peor que puede pasar, un grupo de vándalos que decidan aprovechar la oscuridad para saquear locales? Ya he visto cosas similares en Winsconsin, nada que requiera la atención de uno de tus super-frikis.

El coche patrulla pasó de largo una farola cuya bombilla había estallado tal vez a causa de un cortocircuito provocado por el apagón, y desapareció al dar la vuelta a la esquina.

-No has visto nada aún de esta ciudad, Newman -el policía aferró el volante como si le fuera la vida en ello-. Y cuando lo hagas... Dios quiera que no te dejes llevar por el pánico.



Veinte minutos antes.

Deshacerse de los guardias del turno de noche había sido pan comido. La fórmula inicial del gas aún hacía milagros. Se había abierto camino sin problemas hasta el tejado de la central eléctrica, dejando atrás a un puñado de monos en uniforme que ahora temblaban en el suelo, babeando, sin dejar de gritar acerca de arañas y reptiles. Aracnofobia y herpetofobia. Qué simples... Últimamente se empezaba a aburrir de las fobias comunes. Eran tan mecánicas, tan monótonas, siempre basadas en un patrón constante. Sus recientes días en Arkham le habían generado un hambre voraz por algo más creativo. Una nueva clase de miedo, uno que pudiera retroalimentar su interés en la materia. ¿Cómo lo denominó Freud? Lo siniestro. El miedo a algo que crees conocer muy bien, y ante tus ojos se transforma en algo extraño. Qué poco se podía imaginar el pobre de Carlson que al permitirle leer al maestro del psicoanálisis le había hecho tener una revelación.

Gotham debía transformarse de los pies a la cabeza. Convertirse en algo ajeno a sí misma. Sólo entonces el miedo, el verdadero miedo, despertaría en los corazones de sus ciudadanos.

¿Y quién sería el desencadenante de esta nueva ola? Él, por supuesto. Jonathan Crane. No... El Espantapájaros.

Como en el inicio de una tópica novela de terror, la tormenta le dio la bienvenida. Desde las alturas contempló la silueta cancerígena de Los Narrows, elevándose sobre uno de los muchos islotes de Gotham, conectada a la ciudad mediante puentes levadizos. Un barrio siempre deprimido, un cúmulo de almas insignificantes, víctimas constantes de su propia miseria. Seres que vivían creyendo que no tenían nada que perder. La desesperación y el conformismo habían tejido un velo que les tapaba los ojos y les hacía caminar por el borde del abismo, sin ser realmente conscientes de lo que les esperaba al mirar abajo. Sólo bastaba un empujón, un tirón a tiempo, y el velo se desgarraba. Y el abismo les devolvía la mirada.

Toda gran metamorfosis debía tener un comienzo. Y a menudo éste solía ser humilde.

-Y Dios dijo: hágase la luz...

Tras calcular una vez más la distancia del salto, empujó la palanca del detonador. Cinco segundos después las explosiones atronaron bajo sus pies.

-Y Moisés levantó su brazo hacia el cielo y hubo una oscuridad tan grande en todo Egipto que, durante tres días, nadie podía ver a su vecino ni moverse de su lugar.

La tercera explosión. El Espantapájaros saltó al vacío. Tres segundos después su mano atrapó el cable del tendedero bajo sus pies, y se dejó caer hacia un tejado más bajo. La última explosión destruyó el generador oeste de la central. Cinco segundos exactos tardó Los Narrows en sumirse en la oscuridad.

-Es la Noche de Walpurgis... Despertad, mis queridos fantasmas.

En uno de los callejones vacíos de Los Narrows, en medio de todo el silencio, se escuchó un breve crujido que provenía de la tapa de una de las alcantarillas. El disco de metal se movió hacia un lado, y la luz de las farolas reveló una cabeza rubia con dos coletas, con las puntas teñidas de rojo y negro, que salía del agujero oscuro y profundo de las cloacas.

Las manos de la chica se apoyaron en la calle mojada por la lluvia y esta dejó escapar una pequeña queja, mientras los murmuros empezaban a aumentar en el callejón.

-¡Que sitio tan asqueroso! - replicó Harley Quinn. La joven se llevó las manos a los pantalones rojos y negros que llevaba puestos y se limpió del barro y la suciedad. - Crock podría tener una casa más limpia dónde poder charlar...- entonces dejó escapar un pequeño pequeño chillido de frustración- ¿Y Ahora que voy a hacer si Mr. J me ve echa un asco? - dijo mirándose el corsé rojo y negro que marcaba su cintura y resaltaba sus escote.

Detrás de ella, subieron por las escaleras tres matones del Joker, fuertes y armados con pistolas. Tenían la cara pintada de payaso y la enorme sonrisa roja marcada en los labios.

-Que miedo de tío, espero no volver nunca más. - dijo uno de ellos.

-¡Has tenido suerte de que no nos hayamos encontrado al murciélago todavía! - dijo Harley -Vamos, ¡moved el culo!¡Aún tenemos cosas que hacer! La chica caminó con elegancia hasta la esquina que doblaba el callejón, pero antes de que pudiera continuar todas las luces de su alrededor se apagaron.

-¿Qué clase de broma es esta? - preguntó Harley, ya enfadada del todo. Llevaba toda la noche fuera de la base y tenía ganas de regresar a casa. El Joker le había pedido que fuera a hablar con Killer Crock y a entregarle un paquete. Estaba molesta de que su pastelito no le había querido contar qué tramaba y encima se había manchado uno de sus conjuntos favoritos en aquellas alcantarillas asquerosas. ¿Qué más iba a pasarle aquella noche?

-¡Encontrad una luz, cualquier cosa! ¡Rápido! - Los tres matones obedecieron al instante, y se dispersaron en diferentes direcciones buscando algo de luz o al culpable de aquel apagón. Harley se quedó quieta en su sitio, esperando a que regresaran pronto con una linterna o algo parecido, no le gustaba la idea no poder ver NADA.

Off Rol: Me interesaba rolear en tercera persona en este post para introducir mejor a Harley, me imagino que a partir de ahora pasaré a primera persona, que el personaje será más divertido de llevar xD

¿Cuál era el miedo más básico de todo ser humano, el miedo más ancestral que todos conservaban en sus genes? El miedo a la oscuridad. Un campo perfecto para abonar sus pequeñas semillas. Mientras descendía a la calle aferrándose a las tuberías, el Espantapájaros pensaba cuidadosamente en cada detalle de su plan perfecto. La cosecha no se recogía en una sola noche. Primero había que plantar las semillas, abonarlas cuidadosamente, protegerlas de las inclemencias. Y cuando llegase el momento, dejar que brotasen y recoger los frutos.

Una noche de tinieblas en el barrio más pobre de Gotham bastaría para sembrar el desconcierto, la incertidumbre y el caos entre sus gentes, demasiado acostumbradas a que la mala suerte se cebara con ellas. Muchos se esconderían, temerosos de los vándalos y matones que harían la noche suya. Entonces todos, vagabundos, prostitutas y miserables, alzarían sus miradas hacia el cielo, implorarían a su eterno símbolo de esperanza y gritarían: "¡Sálvanos!".

Y él no les respondería. Otra voz lo haría en su lugar. Una voz que no caería del cielo, sino que sisearía desde la tierra. Una voz tan enraizada a las entrañas de la ciudad como ellos mismos.

-Despertad, mis niños... El Espantapájaros os espera.

Aterrizó en el suelo con un buen salto, impulsado por sus piernas largas y escuálidas. Se deleitaba sólo de pensar en todo lo que le aguardaba aquella noche.

Lo que menos se esperaba era encontrarse ante sus narices a la meretriz del Joker.

-¿Qué dem...? ¿¡Qué diantres haces tú aquí!?

Raven podía sentirlo con claridad meridiana. Había miedo en el aire, confusión, desconcierto. Toda esa zona de Gotham estaba sumida en la oscuridad, y eso había afectado al ya de por sí ánimo deprimente de sus habitantes.

Por un momento, la mujer empezó a temer sufrir una sobrecarga emocional, pero finalmente la desagradable sensación cesó, al menos lo suficiente como para ver de refilón a... ¿Un matón vestido de payaso? y estaba entrando en un callejón.

La hija de Trigon dudó por unos instantes. Gotham era el territorio de Batman, y no era conocido por tener mucho cariño a los intrusos (especialmente si eran hijos de demonios), pero por otro lado, estaba ahí, en ese momento. Si podía parar alguno de los planes de un villano... ¿No se supone que era su deber hacerlo? Era una heroína después de todo, aunque algunos llegasen a dudarlo.

Así pues, extendió su espíritu por el suelo, que reptó como una sombra, hasta el callejón donde Harley y el Espantapájaros se encontraban. Podía percibir el miedo de los tres matones que acompañaban a la arlequina, y el claro desagrado que sentían ambos villanos el uno por el otro.

Parece que hay dos por uno en delincuentes esta noche pensó para sí la émpata, mientras empezaba a emerger de entre las sombras, inmediatamente detrás de los tres matones. Si Jonathan tenía algo para ver en la oscuridad podría percibir fácilmente como alguien emergía del suelo, y cómo segundos después abría los brazos, mostrando que bajo la capa no había... nada.

Segundos después, uno de los matones empezó a aullar de terror mientras intentaba por todos los medios luchar contra la fuerza que le estaba introduciendo dentro de la capa de la justiciera, pataleando, aullando y manoteando en el aire, con la mirada perdida de puro terror. Y después, el silencio

Creo que la pregunta correcta sería qué hacéis al otro lado de las rejas la voz de Raven sonó en ese mismo instante, algo desagradable y cascada, recordando el graznido de un cuervo. Sólo se veían con claridad meridiana los ojos de la hechicera, brillantes y blancos en ese momento por estar usando sus poderes. E inmediatamente después, con un sonido sordo, el cuerpo del matón que había absorbido antes cayó al suelo de entre los pliegues de la ropa de la hechicera, con los ojos en blanco, espumarrajos en la boca y con leves estertores.

Crane reconocería fácilmente esos síntomas: Había quedado inconsciente de puro terror

Off Rol: Creo que seguiré en tercera persona, me parece que puedo hablar mejor así con Harley.


Harley se llevó las manos a los brazos, y sus guantes rasparon ligeramente la piel erizada de la chica, creando un poco de calor en aquella fría oscuridad.

-Malditos inútiles... ¿porqué tardan tanto? - susurró la rubia para si misma mientras le castañeaban los dientes. Aquella noche hacía frío, y en vez de bajar a las alcantarillas con un abrigo calentito y poco atractivo había preferido congelarse de forma elegante.

Sus pupilas empezaron a dilatarse, y se sus ojos fueron adaptando lentamente a la intensa oscuridad. Empezó a distinguir algunas figuras cercanas y después consiguió ver con algo más de profundidad. Justo en ese momento, algo golpeó el suelo cerca de ella y la muchacha se alteró, dando dos pasos hacia atrás y desenfundando el revólver mientras apuntaba en todas direcciones.

-¿Quién anda ahí? - preguntó sin poder evitar sonar histérica y entonces reconoció el sombrero del espantapájaros. Estaba bastante claro, ¡para no verle!, con esa máscara deshilachada y desgastada y ese cuerpo tan estirado y enclenque.

-¡Podría decirte lo mismo!- espetó la muchacha. ¿Qué hacía el espantapájaros en aquel barrio? El profesor solía frecuentar otros territorios de Gotham, claro que ella también, así que había sido una terrible casualidad. 

Antes de que el señor del miedo pudiera contestarle, Harley escuchó la voz agónica de uno de sus matones, y una capucha flotante surgió detrás de ella.

Sin pensarlo dos veces, Harley se posicionó al lado del Espantapájaros casi de un salto y empezó a disparar a esa figura encantada.

-Hiiiiiiiiiiiiiii - dejó escapar sin querer, la Arlequinada. - Dime que no es amiga tuya.-

Odiaba tener que tratar siempre con gente tan rara. Desde la colisión de los mundos, los extraños con superpoderes habían aumentado en Gotham. Si ya era peligroso encontrarse al murciélago por la noche, no quería saber cuán peligroso podía ser encontrarse a uno de sus amiguitos de la liga.

Crane gruñó, y el sonido distorsionado por el filtro de su máscara lo hizo bastante acongojante. Por desgracia para él, Harley era del tipo de personas demasiado frívolas para tener miedo de verdad. Eso por no hablar a la inmunidad a las toxinas que le había regalado Miss Macetero. Lo último que necesitaba era a una chica metomentodo cabeza de chorlito que metiera las narices en su plan.

-No es asunto tuyo, payasa! ¡Tengo asuntos que atender, y tú no entras en mi agenda! ¿Por qué no me haces un favor y te largas a hacerle pastelitos a tu novio el bufón?

La respuesta de Harley, si es que tenía alguna en mente, quedó cortada por un repentino grito de terror. Crane se volvió en redondo, y olvidó en el acto la presencia de la Arlequina. Sólo tenía ojos para el pobre matón tirado en el suelo, bañado en la espuma de su propio miedo, y en la entidad responsable. El Espantapájaros estaba lo bastante informado para reconocer a uno de los miembros fundadores de los Young Titans, otro grupo de adolescentes botarates que querían jugar al mismo juego que los mayorcitos de la Liga. Pero aquella era distinta. Irradiaba poder, y ese poder estaba íntimamente ligado a una emoción que él conocía y admiraba demasiado.

Crane extendió sus manos cubiertas de arpillera y sonrió como si se le hubiese aparecido un ángel.

-Ah, bendita criatura... ¿Qué es eso que me ofreces? ¿Acaso una revelación? ¿Es miedo eso que siento, la pura esencia de ese sentimiento que domina todos los espectros emocionales del hombre? Recuerdo tu nombre... Raven, ¿es así? Como el mismo Cuervo que atormentó los sueños de Edgar Allan Poe... ¡El Cuervo que es portador de desdichas y desgracia, el Cuervo que consume la carroña!

Hablaba con tal emoción que parecía haberse olvidado del hecho de que ese "Cuervo" no estaba precisamente de su parte.

Obviamente, Harley Quinn no iba a dejarse capturar así como así, y pronto abrió fuego contra la hechicera, que rápidamente había abierto de nuevo su capa. Los otros dos matones empezaron a disparar hasta que sus pistolas dejaron de emitir balas con unos sonoros "clic clic" que sonaban a condenación en los oídos de los matones

¡Jefa! ¡No nos quedan balas!

Si tanto las queréis... os las dev- sin embargo, tanto la réplica como la lluvia de balas devueltas por medio de telequinesis fueron cortados bruscamente por la reacción de Crane, que parecía... ¿encandilado? Las emociones del loco fluyeron con tanta naturalidad y tanta claridad que la propia hija de Trigon se quedó paralizada de la sorpresa, sus ojos brillantes abiertos en una mueca de contenida sorpresa

-Ah, bendita criatura... ¿Qué es eso que me ofreces? ¿Acaso una revelación? ¿Es miedo eso que siento, la pura esencia de ese sentimiento que domina todos los espectros emocionales del hombre? Recuerdo tu nombre... Raven, ¿es así? Como el mismo Cuervo que atormentó los sueños de Edgar Allan Poe... ¡El Cuervo que es portador de desdichas y desgracia, el Cuervo que consume la carroña!

¿Pero qué demonios? murmuró, antes de negar con la cabeza, frunciendo el ceño. Parecía muy incómoda ante la situación, y los matones de Harley parecían demasiado interesados en huir. Con un rápido movimiento de sus manos, la muchacha las extendió, envolviendo a ambos delincuentes con energía oscura, y los atrajo hacia sí, con los ojos brillando. Los hombretones patalearon e intentaron escapar, pero finalmente se encontraron cara a cara con la mujer. Aullaron, se retorcieron y patalearon aún más...

Hasta que finalmente perdieron la consciencia, de nuevo, por un ataque de puro pavor. Raven los dejó caer con indiferencia, centrando sus ojos en la arlequina y el loco vestido de arpillera

Vuestro turno...

Los matones del Joker que había traído Harley para protegerla en caso de que Killer Crock se volviera violento, habían resultado ser tres bolsas de músculos sin cerebro que apestaban a miedo.

Tan pronto como se les acabaron las balas, el resto de guardaespaldas quedaron K.O. en cuanto Raven los atrajo a ella con energía oscura.

-Panda de maricas... - Harley chasqueó la lengua y bajó la pistola. No servía de nada luchar contra una telépata que detenía las balas antes de que la alcanzaran. La novia del Joker no tenía posibilidades de ganar esa batalla, así que solo le quedaba una opción.

-Seguro que tu novia y tú tenéis mucho de lo que hablar - comentó burlona al Espantapájaros. - ¡Yo me largo!

Y dicho esto, Harley corrió a su máxima velocidad en la dirección contraria a sus dos enemigos, esperando a que la dejaran escapar.

Crane ignoró por completo la acción de evasión de Harley. Al diablo la payasa, una criatura tan básica era incapaz de entender la magnitud de lo que él mismo estaba observando. Cuando los matones de Harley fueron engullidos por la capa de Raven y cayeron de nuevo, presa del pánico, el Espantapájaros se relamió. Se permitió incluso agacharse y analizar el rictus en la cara de uno de los pobres hombres, acariciando las arrugas de la frente y los párpados con sus dedos recubiertos de arpillera.

-Fascinante... Años de trabajo e investigación y apenas he llegado a acercarme a la superficie de la perfección que esto representa...

Alzó de nuevo la cara hacia Raven. Si estaba él mismo asustado, no lo mostraba. En el fondo lo estaba, sí. ¿Pero acaso no había decidido él asumir su identidad como representante del miedo años atrás? ¿Qué triste paradoja sería sentir miedo ante un avatar de tal emoción? No debía resistirse al miedo, no... Sólo dejarse llevar.

-Y aún así, decides jugar a ser una heroína. A apalear a los "malos", tal vez en busca de un aplauso o un reconocimiento general. Dime, criatura, ¿has probado alguna vez a sentarte junto a uno de los pobres idiotas que te comprometiste a defender? ¿Has intentado hablar con ellos, ver cómo se sienten? ¿Te han dado alguna vez esa oportunidad? O... ¿Te tenían demasiado miedo?

Mientras sonreía, la máscara de paja se deformaba para adaptarse a sus facciones, lo que resaltaba su aspecto siniestro. Era sólo un mortal, eso bien podía saberlo Raven, pero estaba tan decidido a abrazar un concepto tan universal que poco a poco se estaba apartando de su propia humanidad. Una mente tan perturbada, tan enamorada de su propia emoción, que parecía inmune a todo intento de intimidación.

Como si no fuese consciente del peligro que corría al azuzar así a Raven, Crane siguió acercándose con los brazos extendidos, como un beato frente a una efigie de la Virgen.

-No perteneces a este mundo, criatura, no importa cuánto te esfuerces. Perteneces a una esfera muy diferente. Una esfera donde un sólo sentimiento es el rey. Yo soy el Amo del Miedo, sí... Pero tú eres su Emperatriz. ¿Por qué contenerlo más? Libérate de tus cadenas. ¡Sé libre! ¡Desata el miedo! ¡Juntos mostraremos la verdadera cara del terror a esta ciudad autocomplaciente!

Sus dedos temblaban de emoción, los ojos enrojecidos por las pequeñas bombillas de la máscara miraban fijamente a la chica y reclamaban una respuesta.

La arlequina parecía dispuesta a huir mientras insultaba a los matones. No podía reprochárselo, a nadie le gustaba ver que los músculos contratados resultaban ser sólo buenos en combate cuerpo a cuerpo y que no eran muy capaces de soportar un asalto mental. Era una pena que la buena mano de obra escasease últimamente, especialmente cuando te dedicabas a eso de la delincuencia, pero la híbrida tenía que reconocer que eso le resultaba mucho más cómodo: Pocos villanos contrataban mano de obra dando prioridad al músculo respecto a la mente, lo que le daba ventaja.

Con una mano, extendió su alma por el empedrado del suelo, arrancando varios adoquines envueltos en energía, elevándola con suavidad mientras calculaba la trayectoria perfecta para pararla en seco, o, al menos, retrasarla lo suficiente, sí, pero sin excederse. Richard se enfurecería si la mataba con una lluvia de piedras, y Zatanna posiblemente volvería a despotricar en su contra si le daba la oportunidad.

Al menos, hasta que Crane empezó a hablar. Raven intentaba ignorarle, de verdad, pero sus palabras se clavaban como alfileres en su corazón, justo donde más le dolía. Justo donde más insegura se sentía. ¿Realmente Garfield la amaba? Podía sentirlo sí, pero también podían engañarla pensando en alguien a quien amase de verdad, más sabiendo que la hija de Trigon era empática. ¿Realmente los Titanes creían en ella? Después de todo, muchos la miraban con recelo o la trataban con incomodidad.

Un par de adoquines explotaron en el aire mientras una de las cejas de la mujer parecía empezar a bailar, una brecha en su perfecta máscara que pronto fue corregida y retomada bajo control

Oigo una mosca, pero no entiendo sus palabras musitó, molesta, antes de lanzar con más fuerza de la debida la lluvia de adoquines tanto contra la arlequina, que se alejaba peligrosamente de su alcance como contra el Espantapájaros. Entonces centró su mirada en él mientras cogía con fuerza su capa, dándole un verdadero aire de emperatriz o de dirigente, elevando levemente su mentón, mirando con altivez a esa criatura que había osado resquebrajar su perfecta máscara.

El enloquecido hombre vestido de arpillera podría jurar que dos nuevos focos de luz habían emergido sobre los ojos brillantes de la titán durante unos instantes, pero bien podría haber sido una mera ilusión... Nadie tenía dos pares de ojos, ¿verdad?

No vuelvas a dirigirme la palabra, mortal. Aún perteneces al mundo que tanto rechazas como para saberte por encima del resto

El espantapájaros era el billete perfecto para salir por patas de aquella situación. A Harley le importaba bien poco, nunca se habían llevado bien del todo. Únicamente le respetaba por intentar acabar con Batman, era una de esas leyes no escritas que tenían los villanos.

La rubia corrió todo lo más lejos que pudo, intentando perder de vista a los dos conocidos, y cuando estuvo a varios metros lejos de allí, escuchó como el suelo empezaba a levantarse a su alrededor con la magia de la encapuchada. ¿iba a lanzarle todo eso? ¡qué horror!

Tragó saliva, nerviosa, no quería volver a Arkham, detestaba aquel sitio. Pero sobretodo detestaba a la gente con poderes ¡eso no era justo! al menos Batman era humano y podía defenderse de él.

Se llevó una mano a su cinturón y sacó una de las bombas de humo que siempre llevaba por si las cosas se ponían feas. La lanzó contra el suelo y su cuerpo se perdió entre la niebla blanca.

Aprovechó la confusión y volvió a meterse en las alcantarillas. Esta vez iría caminando a casa por debajo de Gotham. No era lo más adecuado pero por ahora era lo más seguro. 

Ya estaba hecha un asco por culpa de la visita a Mister Corck, y ahora el vestido se le iba a poner mucho peor. ¿Qué diría el Joker cuando la viera tan echa polvo? y encima había perdido a tres miembros de su banda...

-¡Que asco! - gritó al sentir el barro de las alcantarillas en sus pantorrillas - El Sr. J va a matarme... - dijo suspirando, mientras se adentraba en la oscuridad de las alcantarillas.


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FDI: Termino aquí con Harley

Quizás Raven pudo haber apreciado un atisbo de satisfacción en los ojos de Crane. Bajo su máscara grotesca el villano sonreía. ¿Era eso una fractura en su máscara de frialdad lo que había sentido? ¿Aquella criatura que aparentaba ser de otro mundo era tan vulnerable a la inquietud del corazón humano como cualquier mortal?

Pero no le duró demasiado la satisfacción. La lluvia de adoquines y pequeños objetos contundentes descargó con violencia sobre él y su inoportuna compañera Harley. Aunque la máscara y el traje amortiguaron parte del daño, el impacto tuvo suficiente fuerza para arrojarlo varios metros por el suelo y hacerle rodar. A duras penas se levantó entre quejidos de dolor, sintiendo el sabor de su propia sangre entre sus dientes. Cuando quiso darse cuenta, la payasa había desaparecido. Típico de ella, escurrir el bulto cuando las cosas se le ponían feas. Al diablo, no la necesitaba para nada.

Se puso en pie para retomar su discurso y se encontró de frente con la gélida mirada de Raven. O mejor dicho, las gélidas miradas. ¿Eso era un segundo par de ojos? No podía estar seguro, pero no le cabía la menor duda de que aquella era una criatura que irradiaba poder.

No vuelvas a dirigirme la palabra, mortal. Aún perteneces al mundo que tanto rechazas como para saberte por encima del resto.

Bufó y enseñó los dientes. Empezó a percibir que no le gustaba el giro de los eventos. Sí, era poderosa, pero ejercía su poder del mismo modo que todos los demás. No era distinta de los matones que doblegaban a los débiles simplemente por no querer comprenderlos. Se sintió furioso, menospreciado... Asustado en el fondo.

-Te equivocas... ¡Te equivocas por completo! ¡Yo no me parezco en nada a ellos! ¡Yo comprendo, sé la verdad que ellos se empeñan en negar! ¡Somos criaturas asustadizas, gobernadas por una pulsión que controla todos y cada uno de nuestros movimientos! ¡He pasado toda la vida estudiando la naturaleza del miedo, conozco todo sobre sus mecanismos y los dispositivos mentales que lo accionan! ¡La existencia de alguien como tú no hace más que corroborar mis teorías: los seres como tú pertenecéis al colectivo que os asocia con todo aquello que el ser humano teme! ¡Sois las encarnaciones vivientes del miedo! ¡Y yo aprenderé todo de vosotros! ¡Entenderé cómo funcionáis y me convertiré en el único y verdadero Amo del Miedo! ¡Y entonces incluso vosotros tendréis que aceptarme o temblar de temor!

Sin dudarlo, agarró dos granadas de humo cargadas con su infame gas del miedo y las arrojó a los pies de Raven. El psicotrópico formó una espesa nube verdosa entre los dos. La mística percibiría cómo su visión del Espantapájaros quedaba distorsionada por el efecto de la droga, convirtiéndolo en un ser terrorífico a ojos humanos. Pero su naturaleza era inmune a sus efectos más nocivos. Tan sólo pudo apreciar la ilusión sin dejarse afectar por ella.

Cosa de la que Crane no estaba siendo consciente, poseído como estaba por su propia neura.

-¡No me llames "mortal"! ¡Llámame por mi verdadero nombre: llámame Terror, llámame Pánico, llámame Escalofrío! ¡Llámame... Espantapájaros!

-Te equivocas... ¡Te equivocas por completo! ¡Yo no me parezco en nada a ellos! ¡Yo comprendo, sé la verdad que ellos se empeñan en negar! ¡Somos criaturas asustadizas, gobernadas por una pulsión que controla todos y cada uno de nuestros movimientos! ¡He pasado toda la vida estudiando la naturaleza del miedo, conozco todo sobre sus mecanismos y los dispositivos mentales que lo accionan! ¡La existencia de alguien como tú no hace más que corroborar mis teorías: los seres como tú pertenecéis al colectivo que os asocia con todo aquello que el ser humano teme! ¡Sois las encarnaciones vivientes del miedo! ¡Y yo aprenderé todo de vosotros! ¡Entenderé cómo funcionáis y me convertiré en el único y verdadero Amo del Miedo! ¡Y entonces incluso vosotros tendréis que aceptarme o temblar de temor!

Raven observó al humano incorporarse, con gelidez, altiva, observando cómo este empezaba a hablar, profundamente molesta con la clara inestabilidad mental del hombre al que había golpeado escasos segundos antes. Eran ese tipo de gente la que terminaba sirviendo a Hermano Sangre, la que facilitaba la entrada de su padre al mundo que había adoptado como su propio hogar, y era por esa razón por la que los despreciaba con tanta furia, tanto ahínco.

El hombre sacó dos granadas de humo y las arrojó a los pies de la titán, que simplemente miró con desdén al suelo, sospechando que se tratarían de unos artefactos que harían uso de ese peculiar gas del que tanto hacía gala el propio espantapájaros. Afortunadamente, así era, pues de haberse tratado de unas granadas más convencionales, posiblemente tanto heroína como villana se encontrarían ahora mismo en el suelo con horrendas heridas.

Y el miedo la invadió, por supuesto, pero no era una emoción nueva, pues el miedo era algo que la joven siempre tenían en su mente. Miedo a fracasar, a perder a los suyos, incluso miedo a sí misma. El hombre empezó a deformarse, convirtiéndose en una caricatura de la propia Raven, una imagen que a veces recordaba en sueños. Su mismo aspecto que cuando había interrumpido la boda de Richard y Kory.

-¡No me llames "mortal"! ¡Llámame por mi verdadero nombre: llámame Terror, llámame Pánico, llámame Escalofrío! ¡Llámame... Espantapájaros!

Fueron unos segundos de silencio en los que la mujer miraba fijamente a la figura del espantapájaros, aún con un claro desdén en su rostro. Pronto el miedo amainó, pues... ¿Qué era una emoción para aquella que puede dominarlas con su voluntad? Aquella que puede disiparlas con un chasquido de dedo o potenciarlas hasta límites que ninguna droga pudiera conseguir.

Con serenidad, la mujer se posó en el suelo, erguida, mirando con sus refulgentes ojos fijamente al humano.

Espantapájaros es un nombre que te evoca perfectamente, pues sólo eres una caricatura de un hombre, y una caricatura del miedo. Asustas a las aves menores, pero hay algo con lo que no has contado, pues yo soy el cuervo, aquél que trae la locura encima de la cabeza de Palas. Soy aquél que augura un destino cruel e incierto. Y no mereces que te muestre lo que el miedo realmente es la mujer se acercó con parsimonia, como si no temiese absolutamente nada del hombre, como si realmente lo considerase poco más que un insecto.

[FDI: Acción pactada con el usuario]

Justo cuando estaba delante de él ya, el hombre pareció darse cuenta de que el gas del miedo no había surtido el efecto deseado, e intentó bloquear el ataque que Raven parecía estar dispuesta a dirigir contra él.

Entonces notó un golpe seco en la nuca, con fuerza, y mientras caía a los pies de la titán, pudo oírla decir una última frase

Por cierto... detrás de tí

Minutos después, los dos policías que patrullaban las calles se encontraron con que de la nada cayó un cuerpo vestido de arpillera sobre el capó del coche patrulla. Cuando salieron a mirar, pudieron ver el cuerpo inconsciente de Crane, y segundos después un par de matones del Joker aparecer de la nada, catatónicos. Uno de los policías juraría haber visto a una figura encapuchada vestida de color azul justo antes de desaparecer en la nada...

Crane seguía erguido frente a ella, con la cara descompuesta en una expresión ensayada mil veces, que sabía que sacaba de quicio a sus víctimas. Pero la chica no se inmutó. Avanzó lentamente hacia él, atravesando la cortina gaseosa como si ahora el Ama del Miedo fuese ella, y él un mero imitador.

Espantapájaros es un nombre que te evoca perfectamente, pues sólo eres una caricatura de un hombre, y una caricatura del miedo. Asustas a las aves menores, pero hay algo con lo que no has contado, pues yo soy el cuervo, aquél que trae la locura encima de la cabeza de Palas. Soy aquél que augura un destino cruel e incierto. Y no mereces que te muestre lo que el miedo realmente es.

El secreto mejor guardado del Espantapájaros era su profunda vulnerabilidad a su propia medicina. Generalmente lo disimulaba muy bien, pues siempre sabía hacer creer que mantenía el control de la situación. Pero aquello había escapado a su control desde el comienzo. Y ahora empezaba a sufrir los síntomas de su propia droga.

-No... ¡Tú no lo entiendes! ¡Yo soy el Espantapájaros! ¡El Amo del Miedo! ¡El...! ¡Atrás! ¡No te acerques a mí, criatura! ¡Yo te controlo! ¡Yo...!

Por cierto... detrás de tí.

Un golpe seco en la nuca acabó con todo intento de resistencia.

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-Te digo yo que estás exagerando, Peters. Ya llevamos cuarenta y cinco minutos de patrulla. ¿Y qué nos hemos encontrado? Una banda de yonquis con pintadas del Joker que estaban hasta arriba de lo que fuera que se hubiesen metido. Se deben de haber pegado un buen viaje por la cara que tenían...

-Cómo se nota que eres novato, Newman... ¿No les vistes las caras? Estaban aterrorizados ¿No te leíste los informes? Uno de nuestros viejos amigos del psiquiátrico es un experto en eso mismo, en crear drogas que alteran la mente y avivan los miedos de las personas. Un auténtico psicópata peligroso... Y estamos justo en su territorio.

-Ah, sí, el famoso Espantapájaros. Tío, no sé por qué le tenéis tanto miedo a un simple tarado. Ni que fuese a caer del cielo y...

El diálogo de los policías fue bruscamente interrumpido con el violento aterrizaje del inconsciente Crane sobre el capó del coche, seguidos de varios matones del Joker también catatónicos. Apuntaron con sus pistolas antes de asegurarse de que estaban todos K.O., y volvieron la mirada hacia el cielo, asustados e intrigados. Apenas alcanzaron a ver una sombra encapuchada por los tejados que no tardó en desaparecer.

-¿Q-qué cojones era eso?

Newman tuvo que tragar saliva para responder.

-Espero que no fuese Batman... Porque daba hasta más miedo que él.

(FDI: Y... ¿Fin del tema?)