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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 21st Enero 2016, 13:29
-Creo que tienes razón, Drago. Quizá esto se nos escape, Zatanna puede ser de mayor ayuda...- coincidí con él en eso. No parecía que pudiéramos indagar más, y Fénix, que pareció reconocerla y sentirla, tampoco me decía nada.
En ese momento, la Dama se despertó, provocando una serie de confusiones en mí, que no supe qué decir. Menos mal que Drago sí, quien acudió a ella preguntándole cómo se encontraba, si recordaba algo. Ella se erigió sobre la camilla, débil y frágil, hablando con una voz igual a ella: débil y frágil. Aseguró haberlo visto todo... Clavé mi mirada en ella, con el ceño algo fruncido, sin llegar a comprender del todo. ¿Lo ha visto todo? ¿La Colisión? ¿La vida? ¿Qué? Temía hacerle esas preguntas por la reacción que tuvo minutos antes cuando le pregunté sobre la Colisión de los mundos. Llevé una de mis manos en mis labios y comencé a morderme brevemente las uñas. Y entonces...
Henry retrocedió unos pasos, asombrado apuesto por las repentinas palabras de la mujer, golpeando sin querer la bandeja que soportaba las herramientas médicas, como bisturí, escalpelo... El cual, en un intento de Henry por no dejar que cayera al suelo creando más ruido, cortó en la mano derecha a nuestro azul compañero. Mi primera reacción fue ir a ayudar a recoger el material, pero me quedé quieta al sentir a la Dama, concentrada, haciendo chirriar sus dientes del esfuerzo mientras intentaba curar la herida de Henry, que no dejaba de sangrar. Hasta que paró y la piel de Henry volvió a su estado original, sin cortes.
Dejé lo que estaba haciendo y cogí la mano de Henry, observándola con evidente asombro. Era increíble lo que esa muchacha era capaz de hacer, de ver, de sentir y no sentir... Esa muchacha era increíble toda ella en sí. Me acerqué lentamente hacia ella, con cuidado y alargué mi mano para coger la suya, esperando que me diera permiso para observar su piel y su tacto, si podía llamarlo así.
-¿Cómo...? Ha sido... ¿Te encuentras bien?- estaba realmente preocupada por ella, por lo que le podría pasar en ese momento, siendo una mártir, no quería imaginarlo. Miré a Drago y a Henry, a la mascota de la Dama... No sabía qué decir.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 10th Febrero 2016, 01:01
Drago permaneció en silencio observando el increíble milagro. En un momento dado la mano de Henry presentaba un feo corte y, al momento siguiente, el corte había desaparecido para teñir de carmesí la blanca piel de la Dama, exactamente en el mismo punto, un segundo antes de que la herida se cerrara como por arte de magia. Había visto algo muy parecido antes... en aquella Titán de Happy Harbor.
El poder de la Dama parecía mayor, y desde luego carecía de la presencia inquietante que tenía Raven, pero quizá la Titán podría saber algo más acerca de sus orígenes, y lo importante era encontrar la mejor manera de ayudarla.
Con delicadeza tomó la blanca mano de la mujer y la sostuvo entre las suyas, acariciando levemente el lugar en donde debería haberse encontrado la herida y en el que ahora no podía observarse la más mínima cicatriz. Después, la miró a los ojos con su mirada ilusoria.
- Conozco a alguien que es capaz de hacer algo muy parecido a lo que haces tú, Osiria -musitó, recordando la manera en que la había llamado el Profesor-. No creo que seáis exactamente lo mismo, pero es posible que ella pueda aportar un poco más de luz en todo ésto. Disculpadme un momento, voy a hablar con el Profesor. Ahora vuelvo.
Eclipse salió de la enfermería cerrando la puerta tras de sí para regresar al cabo de algunos minutos.
- El Profesor se ha mostrado de acuerdo en contactar con nuestros nuevos aliados, los Titanes. Si ellos no averiguan cómo ayudarla, llamaremos a Zatanna. Mientras esperamos... ¿qué te parece si te enseñamos un poco el lugar, Osiria?
Le tendió la mano a modo de invitación y esperó a que la Dama les siguiera a Jean y a él fuera de la enfermería.
- Gracias por todo, Henry -se despidió antes de salir-. Bien... ¿dónde creéis que deberíamos ir? Los jardines ya los conoces... Mmmm... Jean, ¿podrías ir a la cafetería a traer algo de comer y de beber para nuestra invitada? No sé si tendrá hambre o sed, pero tampoco me parece prudente pasarnos por la cafetería y llamar aún más la atención de los curiosos.
Además, prefería no alterar más a la muchacha; bastantes cosas tenía ya para asimilar.
- Te esperaremos en el aula de música. Ven, Osiria...
El aula de música era grande, aunque no tanto como las demás aulas del instituto, ya que se trataba de una asignatura extraescolar y no contaba con demasiados alumnos. Contaba con tres pianos, violines, violonchelos, contrabajos, e incluso instrumentos de percusión, y las sillas estaban situadas de manera que pudieran rodear los instrumentos.
- Dime, Osiria, ¿te gusta la música? -inquirió Drago, tratando de establecer un ambiente distendido para facilitar que la muchacha se relajara-. ¿Cuál es tu instrumento favorito?
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 21st Marzo 2016, 20:18
Al sesgar de la carne acudía la acuciante sensación que la asediaba, lágrimas rojas vertidas a través de cada sección de carne contraída en torno a algún elemento externo que la abría de manera lacerante siempre en contra de la natural voluntad de permanecer entretejida en su estado mas saludable. Impelida por una urgencia mayor que cuantas hubiera experimentado hasta ese instante, su respuesta instintiva esencial había sido la de acariciar la hendidura sangrante de su herida, carente de la consabida educación derivada de la preocupante situación que en la actualidad conceptos como la transmisión de enfermedades o la potencial peligrosidad del intercambio de fluidos suponían...
En contra de su propia voluntad su instinto se impuso a cuanto la razón desdeñaba por la antítesis del bienestar, e impregnando de piel blanca su carne ultramar abierta había adherido el padecimiento de él transcribiendo en la perfección de su superficie argenta un reflejo terrible...
Mostrando a pesar de sus reservas que sobre poso constante e inalterable de sufrimiento que nunca acallaba su peso sobre su conciencia frágil siempre había una nota que cimbreaba sobre las demás, que atraía su desenvoltura como justificación con el único motivo de hallar arreglo a cuanto estaba quebrado...
Tras el terrible dolor...
Manifiesto alivio...
El descubrimiento fue de una sencillez abrumadora de tal magnitud que durante un instante tan breve como el latido del corazón de un ratón, más que latido arrullo a causa de su brutal velocidad, descubrió en el escaso saber inculto de su sentir el resultado de saberse ultrajada...
Que infausto terror residía el dolor...
Mas cuan simple podía llegar a ser su atenuación o su marcha...
Su delicada mano de falanges argentas despuntadas sobre lágrimas de cristal fueron acogidas por dos parejas nuevas. Suspicaces buscadoras trataban de hallar la abertura que se había manifestado en su palma sin resultado puesto que tras el desgarrador escozor preliminar, su carne había vuelto a su ser original...
Músculos inmersos en un mal de piel blanca...
- Ahora... si...- un pestañeo lánguido permitió la ejecución de una pausa en la que se deleitó el asombro de los presentes. Sus orbes rubí engarzado devolvieron a Henry una pacificadora expresión...- Lamento... que hayas tenido que sufrir...- su voz de dos tonos retornó a la vibración temprana de la juventud femenina enfrentada al eco grave y masculino que resonaba en los rescoldos de su conversación en un velado susurro al oído...
Anonadado por el acto de su sanación, contempló su mano azul profundo mientras el Vidente Aciago acudía al encuentro de su idea...
- Así que... puede haber... ¿Más como yo?...- el matiz esperanzador se decantó en sus vibraciones como un licor de dulce sabor, a pesar de lo cual el hieratismo del rostro de la Dama Nívea no desapareció...
Regusto agridulce al alcanzar la perspectiva real de la consecuencia que suponía la existencia de dichas criaturas...
Polynach se posicionó sobre sus muslos y acarició con su bulbosa nariz la delicada arcada invertida de su barbilla en un gesto de familiaridad que el espectador atribuiría a su supuesta conexión recíproca, la mano se elevó como impelida por una fuerza externa pues tal era su delicaleza al moverse que cada uno de sus movimientos parecía realizado por un ejecutor invisible que manejaba con mimo las extremidades de La Mujer Sin Sombra, devolviendo a modo de sutil caricia con el reverso de su dedo índice deslizando en el pelaje albar del cuello de la criatura un gesto agradecido...
Encontraría ayuda...
Comprendería al fin...
Matiz escondido, reencontrado a pesar de ser experimentado por vez primera...
¿Qué es... esperanza?...
Con el retorno del Vidente Aciago su marcha halló renovada voluntad de continuidad. Pies posicionados sobre el suelo sin marca alguna de presión o calor seguidos por la delicada cascada hilada de roja fibra que arrancaba destellos cobres sobre la salpicadura floreada de formación vegetal suspendida...
Detenidos en el habitáculo plagado de objetos de maravilla, se adentró a través de la puerta abierta ofrecida por quienes entregaban en buena disposición sus numerosos conocimientos básicos, que a sus ojos de joya roja se tornaban misterios insondables...
Virtió sin concierto su fisonomía hacia el suelo, sustentada en las descarnadas rodillas y delgados brazos capturada en una fascinación superior hacia la forma específica delatada en lo que veía. De diversas dimensiones, disposiciones y formas, algunos de ellos hermanados en esencia...
Complejos...
Parecidos pero diferentes...
El Olfateador vagabundeó por la sala con aparente desidia incapaz de encontrar cuanto para él resultaba de importancia esencial...
- Mú...sica...- apuntalado su rostro ebrio de sorpresa descubrió la novedad de la palabra, de instante fugaz instaurado en una cadencia de ritmo superior en la aureola estrellada que dibujaba su órbita sobre la Dama Nívea...- ¿Que... que es?... Música...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 13th Abril 2016, 01:07
Nota:
La user de Jean me ha dado permiso para saltarla éste turno
La muchacha no sabía lo que era la música.
No lo sabía.
No había palabras para describir la manera en la que dicho conocimiento afectó a Drago.
La música había sido su tabla de salvación cuando la vida que conocía había desaparecido en una tumba comunal en Bosnia.
La música era la que apaciguaba las voces, la que había impedido que se volviera loco durante todos esos años.
La música era su refugio, su vía de escape, la única manera que tenía de dejar salir sus emociones cuando las reprimía ante todos los demás.
Podía decirse que existían dos Dragos: el que la gente conocía y el que se dejaba ver a través de la música.
Era por ésta razón que el mutante jamás tocaba personalmente para nadie, ni siquiera durante las clases. Le había costado mucho labrarse una fama y una reputación, y sabía que, cuando se sentaba ante el teclado, su verdadero ser salía a relucir y todos podrían averiguar cómo era en realidad, acceder a su lado más vulnerable. Había pocas cosas que lo aterrorizaran más.
Pero Jean no estaba; había salido al comedor a buscar algo de comida, y aquella niña, aquella criatura maravillosa que era capaz de absorber el dolor de los demás, carecía del conocimiento esencial de algo tan increíble como la música... No podía permitirlo. Todo dentro de él se revelaba ante la idea.
Así que se sentó al piano, indicándole a ella que se sentara a su lado.
- La música... ¿cómo puedo describírtela utilizando sólo palabras? -musitó, abrumado-. Hay tanto que contar en tan sólo siete notas... La música es... algo que brota desde el corazón de quien la toca, hasta el punto en que, si el músico es bueno, puede llegar a transmitirte las emociones que se agolpan en su interior. Tristeza... alegría... La música puede hacerte derramar lágrimas, y puede también encender el amor en tu corazón. La única manera que tengo de expresar... lo que oigo aquí en mi interior... -se llevó la mano al pecho-. Deja que te lo muestre... con mis propias palabras.
Las expertas manos del mutante se situaron sobre el teclado y una hermosísima melodía preñada de tristeza comenzó a sonar, reflejando la verdadera intensidad de su sentir, la verdadera cara que nunca mostraba ante nadie. Aquella canción hablaba de fragilidad, de nostalgia, de anhelo... el de alguien que ansía algo que sabe que jamás podrá conseguir. Amor, quizás una familia, una vida normal... Notas que hablaban de recuerdos que nunca existieron, de viajes jamás realizados, de vivencias jamás experimentadas...
Cuando hubo terminado, se detuvo un instante para observar a la muchacha sentada a su lado, como si estuviera meditando algo.
- Antes dijiste... que no tenías "vibraciones" apropiadas para ti -dijo, recordando como ella se había referido antes al nombre-. Yo podría proporcionarte unas... Vibraciones de música. ¿Te gustaría? Podría tratar de reflejar... lo que me inspiras... Mi particular regalo.
Drago cerró los ojos para que la muchacha no se asustara ante la visión de sus cicatrices y desactivó su poder, regresando a su forma humana. Era algo que por lo general evitaba, a causa de su fobia a la oscuridad, pero necesitaba estar totalmente aislado de estímulos para poder recordar cómo la había visto, cuando había aparecido ante ellos enmarcada en aquél hermoso cristal rojo, o la manera en la que su sangre se había elevado desde su cuerpo para formar una mística nebulosa...
Y, poco a poco, la música comenzó a surgir, tímidamente al principio y añadiéndose después sutiles variaciones que conformaban ecos que sugerían la visión de estrellas fugaces desplazándose por el firmamento en una noche tranquila y sosegada. La música poseía una belleza serena, con un matiz de tristeza, pero a la vez resultaba fuerte, y a medida que aumentaba en intensidad, las imágenes que transmitía se asemejaban más a la grandiosa infinitud del universo...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 20th Mayo 2016, 03:24
Enfrentado al libre fluir de un pensamiento que era inherente a su naturaleza contra la repercusión de la devastadora manifestación que había descubierto en la carencia de La Dama Nívea, revolvió en su interior inquietud de quien contempla tamaña injusticia que resulta imposible para el espíritu benévolo la intervención en pos de equilibrar el sutil desajuste de cuanto a su primaria consideración resulta adecuado u oportuno...
Aposenta su presencia valiente frente al titán blanquinegro, su tapa, boca de bostezo plagada de lenguas tensadas esperando en silente armonía la única directriz de una huella sobre sus dientes bicolores para alzar su canto a turno de un ritmo construido por el latido de su tacto...
Música...
Paladeó la esencia del Deja vu, las vibraciones que Vidente Aciago vertía en sus oídos manipulando la eternidad roja obnubilada que enturbiaba cuanto ya había experimentado... Sus iris de joya sangrante se salpicaron de lluvia de estrellas rosa zarzi al acceder como si por vez primera experimentara en la escasa carne de sus huesos el efecto de esa palabra...
La Creadora de Vida...
Cantar...
Junto al Fiel Devoto...
Así ateza su dolor...
Evoca del timbre emitido del deslizar de sus dedos danzarines el ballet estudiado resultante de la perfecta fusión en equilibrio del constante aprendiz disciplinado con el desenfrenado genio inspirado, surcan las yemas la pulida superficie alba percutiendo la oquedad oculta bajo su regular superficie, piezas negras encajan en el espacio destinado al yacer que la presión de sus dedos...
Emula de selecto sentir al que sólo en la matriz de cristal carmín tiene acceso sus múltiples segmentos, haciendo que la Dama Nívea pierda la inalterable serenidad de su rostro transfigurado en arrebatado embeleso...
Convertida en la quietud de una estatua de talla exquisita como si el menor de sus gestos fuese a quebrar esa evocación milagrosa pasea sus iris por la superficie plegada al mando de los expertos dedos sincopados del Vidente Aciago, dura su magia mas allá del tañido persistente de un eco susurrado en la vibración de sus últimas notas desvanecidas sobre el ambiente...
- ¿Acaso existiría... tal belleza... para mí?- cubrió el atardecer de sus orbes carmín la nevada capa de sus párpados, expectación sincera de un deseo incumplido que se materializaba en La Mujer Sin Sombra desde el emerger primordial de su conciencia esparcida mas allá de la maternal cubierta de Narina...
Accede de nuevo a la esencia del sentir evocando el origen... la única verdad que es para sí inalterable y eterna...
"Púlsar...
Enlaza...
Construye...
Recrea...
Diez subalternos, intermediarios últimos y únicos, entretejen los segmentos de todo cuanto representa en la conformación de múltiples escalas tañendo la esencia que evoca una imagen de quien es...
Lo que Dragoslav Katisch siente cuando contempla a través de su ineludible sensibilidad la criatura con quien se decidió a compartir el don que considera primordial...
La frágil elevación de sus manos níveas despuntadas de lágrimas cristalinas surcan el espacio con la lentitud del envejecer universal anclado a todo ser vivo, embebida de un conocimiento arraigado al que ha accedido por la vicisitud del acontecimiento que dio origen a todo... A cuanto la invitó a nacer... Surca con sus puntas afiladas la piel del Vidente Aciago, rúbricas sin tinta se dibujan con tacto de pluma, hormigueo cálido, deshace su caricia sobre la mano de él reclamando las que, con nostálgica certeza reconoce como últimas notas ofrendadas de magnificencia milagrosa...
El silencio ateza el entorno con suma reverencia convirtiéndose en improvisado protector, dota la intimidad compartida en perpetua reminiscencia futura, indoblegable al olvido...
- A cuanto llamas música... yo... lo llamo... - la inquietud primigenia se suspende en la pausa tras la vibración que anhela expectante su libertad, vaticinando la llegada de tan inmensa complejidad que amenaza con quedar atascada en las lindes de pétalo de sus finos labios...- ....Púlsar...- del impulso lozano que impele a la criatura mas primitiva a la búsqueda constante de asegurar su supervivencia, emerge con la potencia de la imparable existencia misma extendida sobre sí desde el origen...
Condensada en la sutil presión de una vibración desdibujada, de la que el Vidente Aciago es incapaz de recordar siquiera parte, brota la esencia de íntegra realidad viva... Instaura su latir evocando lo que ha sido... Modelando lo que es... Profetizando lo que sera...
Construye para él el Todo...
- Deja que te muestre...- desliza el blanco rocío tranquilizador del reverso delgado sus nudillos cubiertos de piel translúcida, riega de ellos la mejilla del hombre que le ha entregado su pronunciación compartida...- Lo que veo... en ti... - cuerpo erguido en un esfuerzo liviano de apariencia antinatural, como si la alzara en su contra la gravedad que aferra sin descanso a cuanto ser vivo puebla el mundo en que es liberada, e introduce una de sus manos por la abertura paciente del instrumento... Labios entreabiertos, preparados para sacar de su interior las vibraciones elegidas... Percute las suaves cuerdas tensadas, vibra con sus tonos rasgados la aureola estelar que sobre su cabeza adquiere un devenir rítmico alterno distorsionando el sonido hasta adquirir su nombre en silencio... Convierte en percusionista escaso a su otra mano, tejiendo cuanto es capaz de percibir hermanado al ser a su lado...
Sus orbes plagados de éxtasis recién descubierto contemplan al Vidente Aciago, sus comisuras espejismo de sonrisa al ofrecer la sección del Púlsar que le pertenece...
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Última edición por OmegaDust el 29th Junio 2016, 21:45, editado 1 vez
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 25th Mayo 2016, 00:41
Absorto como estaba en la tarea de otorgar forma a la melodía que sonaba en su interior, tardó unos instantes en darse cuenta de que la muchacha había posado sus nacarados dedos sobre los suyos y completaba las notas incluso antes de que él iniciara el movimiento. Atónito, dejó de tocar sólo para contemplar con incredulidad cómo ella continuaba su obra, dando vida a la que, hasta hacía escasos segundos, no había existido más que en su cabeza. ¿Cómo podía ser? ¿Acaso le había leído el pensamiento? Ya Charles le dijo una vez que había podido escuchar a través de su poder las melodías que celosamente se negaba a revelar, averiguando de ésta manera que el sombrío ex soldado era infinitamente más de lo que se esforzaba por mostrar ante los demás.
Cuando el eco de las últimas notas se apagó al fin, se sucedieron unos instantes de sorprendido silencio hasta que la Dama lo quebró una vez más...
- A cuanto llamas música... yo... lo llamo...
....Púlsar...
Y, al tiempo que la palabra emergía de los sonrosados labios de la criatura, fue como si algo golpeara al mutante con la intensidad de mil vidas, y un inmenso cúmulo de imágenes y sensaciones le desbordaron como el caudal de un río en una crecida.
Contempló las verdes tierras de su Srebrenica natal, rodeada de montañas florecientes, con sus iglesias y sus mezquitas conviviendo en armonía, la ciudad antigua y el castillo medieval que se erigía vigilante en la colina. Se vio a sí mismo corriendo y jugando junto al manantial de aguas cristalinas mientras su madre le seguía con la mirada y se reía, feliz. Acto seguido la vio morir a manos de los soldados serbios, después de haber sido violada. Vio el cadáver de su hermana, que había sido incapaz de soportar la desnutrición por el asedio, y presenció la ingente cantidad de lápidas que pasó a decorar las antaño verdes praderas. Le vio a él, al líder de los Escorpiones, mientras le torturaba en aquél destartalado almacén de Colombia. La vio a ella, Nadine, la bondadosa y caritativa prostituta que había recogido su cuerpo moribundo y ciego de las calles y había sanado las heridas de su cuerpo y su espíritu. Presenció su renacer como Ángel de las Tinieblas nacido para vengar la muerte de sus seres queridos, y los rostros de las víctimas que habían perecido bajo sus manos danzaron ante él. Se vio a sí mismo abandonando a Nadine por pensar que un alma luminosa como la suya no merecía a un ser oscuro como él. Se vio a sí mismo mientras la vigilaba desde las sombras, pendiente de que no le faltara de nada. También estuvo allí cuando conoció al que, al final, se convertiría en su marido... Aquél que podría haber sido él pero ya nunca sería...
Revivió el momento en el que Xavier y los X-Men se enfrentaron contra él para impedir que matara a uno de los responsables de la matanza de Srebrenica, así como las semanas y los meses posteriores a su despertar, cuando el Profesor le ayudó a comprender lo que era y a aceptar aquello en lo que se había convertido, haciéndole ver que no era ningún ángel, que no tenía derecho a juzgar quién vivía y quién moría. El Profesor le había ayudado a recuperar sus recuerdos y le había devuelto su humanidad, ofreciéndole un hogar en la mansión, junto a quienes, con el paso de los años, acabarían por ser más que sus compañeros, pasando a ser prácticamente como la familia que le fue arrebatada...
Incluso vio a su perrita, Luna, cuando la había recogido malherida de un contenedor de basura siendo un cachorro a la que nadie quería.
Y vio más allá... Vio... Incontables amaneceres junto a Nadine, besos compartidos a la intimidad cómplice del fuego de una chimenea, y a sí mismo... sosteniendo a un bebé sonriendo en un rostro en el que no tenía cabida la oscuridad... Sólo la luz... Cuánta luz... Se volvió a ver más adelante, sosteniendo a su hija más joven entre sus brazos mientras las risas de sus hijos mayores alegraban los pasillos y escaleras de un hogar que rebosaba luz... Nada de oscuridad... Sólo blanca y resplandeciente luz... Tanta... luz...
Boqueó, sintiendo que le faltaba el aire. Se llevó las manos a las sienes y trastabilló al tratar de levantarse del banco. Tuvo que apoyarse en el piano ante el riesgo de caer al suelo, y su cuerpo entero se convulsionó mientras las lágrimas fluían libremente por sus mejillas, incapaz de soportar el devastador torrente de sentimientos que le había inundado de golpe.
Después sería incapaz de comprender lo que había sucedido, de la misma manera que le resultaría imposible recordar la palabra que había sido la causante de todo...
Mientras pugnaba por recuperar el aliento y tranquilizar su desbocado corazón, se sobresaltó al sentir el roce suave de los dedos níveos de la muchacha sobre la humedad de sus mejillas.
- Deja que te muestre... Lo que veo... en ti...
Demasiado aturdido aún como para reaccionar o articular alguna palabra coherente no dijo nada. Se limitó a observar cómo la criatura que minutos antes había asegurado no saber lo que era la música se adueñaba del instrumento con la naturalidad de quien lleva años practicando. Sus dedos de blanco marfil se introdujeron dentro de la caja para acariciar el cordal con una pericia que eclipsaba a la suya. Y la distorsión, hermosa y etérea como en un sueño, emergió para definir el alma de Dragoslav Katich.
Estaba todo allí... emociones tumultuosas, pasión encerrada, claros y oscuros, luces y sombras, la melodía más dulce encerrada bajo una máscara de notas discordantes que reflejaban una realidad oculta...
- Pero... ¿cómo...? -¿Cómo sabes tanto de mí? ¿Cómo puedes saber los anhelos y deseos que albergo en mi corazón? Es lo que le habría gustado preguntar, pero no fue capaz de completar la frase-. ¿Quién... qué eres tú?
Repentinamente cayó de rodillas ante ella, observándola con veneración.
- En verdad eres un ángel...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 12th Junio 2016, 12:19
Sonreí más calmada ante la respuesta de la mujer que hasta hace unos segundos manchaba su piel de sangre, aliviada porque nadie está herido ya, confusa por lo que acababa de ver. ¿Hasta dónde llegaría el sufrimiento que ha experimentado la pobre muchacha? No podía ni imaginarlo, y tampoco sabía si quería saber la respuesta. No dejaba de recordarme a cuando no sabía mantener a raya los pensamientos de la gente que me rodeaba, sus problemas y sus alegrías, tantas voces... O a mi vuelta a la vida, todo ese sufrimiento que experimenté, los llantos que escuchaba, el miedo...
La voz de Drago me devolvió al presente y me pidió que fuese a la cafetería a por algo para beber y comer para no llamar más la atención de los estudiantes y los curiosos, me esperarían en el aula de música y empezaríamos el "tour" desde allí.
-Claro, nos vemos allí- sin más me puse en camino a paso rápido para alcanzar a Henry y agradecerle su ayuda.
Una vez llegué a la cafetería me alegré mucho por la ocurrencia de Drago, porque estaba repleta de alumnos que se giraron hacia mí en cuanto me vieron. Muchos saben que yo había sido quien se había quedado con Drago y la Dama cuando apareció en su crisálida en los jardines, por no hablar de lo mucho que se comentaba mi vuelta a la vida entre los jóvenes. No les culpaba, no podía hacerlo. Puse mi mejor sonrisa y fui directa a por bebidas y algo de comida. ¿Qué podría llevar? Agua, eso seguro. No sabía si la mujer que nos había visitado tomaría algo más complicado que eso como una soda, y lo cierto es que no sabía cómo reaccionaría a sus burbujas por lo que esperaría a otro momento para darle a probar. Mantuve el menú simple: agua y algunos snacks como patatas, sándwiches y dulces.
Según me acercaba al aula de música podía diferenciar unas notas, una melodía bellísima inundaba mis oídos y no pude sino pensar que Drago estaba mostrándole a la mujer su música. Sonaba como Drago, las notas emitidas por el instrumento me hicieron pensar en Drago. Sonreí para mis adentros consciente de que Drago evitaba tocar para nadie, se reservaba su música para él...
Mi sorpresa no hizo más que aumentar cuando abrí la puerta del aula y vi la escena que allí se estaba llevando a cabo: mi compañero mutante estaba arrodillado ante la Dama Nívea, llorando, mostrando su aspecto real. La mujer de piel pálida era la que tocaba la música, rasgando las cuerdas del instrumento... Dejé lo que traía conmigo en una mesita y me acerqué a ellos con cautela.
En verdad eres un ángel...
-...- no supe qué decirle a Drago, así que me agaché a su lado y le abracé, en silencio, tratando de transmitirle cierta calma a su alma. Podía ver en él que estaba lleno de sentimientos encontrados y sentimientos que aún no había encontrado. Observaba a la Dama Nívea, no. Drago le llamaba Osiria. Osiria. -¿Qué ha ocurrido, Osiria?- le pregunté a la mujer, enlazando mi mano con la suya con suavidad, sin hostilidad. -Muéstramelo- dijo Fénix a través de mí, mostrándose de nuevo ante ella.
Temía la reacción de la muchacha, pero necesitaba entender para poder ayudar.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 4th Julio 2016, 13:01
Emergen de sus ojos en colapso de emociones las estrellas saladas que delinean la escarpada curvatura de sus pómulos ... Rebosan de los orbes vacíos del Vidente Aciago, en muda procesión penan sobre la suave piel castigada de experiencias... Amenazan sus múltiples padecimientos toda comprensión posible que La Dama Nívea pueda llegar a albergar hacia las terribles vivencias que castigaron la delicada esencia de quien comparte su conocimiento y maestría haciéndola partícipe... Atorgándole así la oportunidad de comprender cuanto para él es tónica única, esencial e indiscutible de la experiencia del ser...
La existencia misma, contemplada a través de su sentido impedido...
En melodía gemela y silenciosa manan de sus orbes de atardecer lágrimas reflejas a causa de la emoción que embarga a la criatura convirtiéndola en conocedora del poder de la vibración que resuena constante en el interior de la matriz rojiza... Reverbera continua en su interior, conforma todo cuanto mueve su deseo de conocer, su anhelo por volver a abrirse paso el mundo den torno al cual se desprenden las capas de cristal rojo, permitiendo su fugaz liberación...
Tan esencial como es el pulso, síntoma inequívoco de la vida que dota a la materia de un objetivo, y del sentido a la carne...
Así mientras tañe su esencia percibe la humedad desprendida de sus pestañas, hoja de otoño que cede a la imperiosidad de privar su sentido de la vista, para reflejar en mayor profundidad la verdad de su trémulo sentir, asediado por un sin número de futuribles compartidos que amenazan con privarla del habla, de respiración, de la percepción misma de una realidad que culmina con todo cuanto el deseo subtérfugo del artista invidente materializa como posibilidad perdida...
Aferrada en los recovecos de su mente castigada, acosado por las decisiones que le convirtieron en quien era...
Hunde de su estructura falta de fuerza sus rodillas, impacta contra el suelo produciendo esa sutil punzada de dolor contra sus descarnadas articulaciones que estremecen su menudo cuerpo albugíneo, desvanece de su voz distorsionada hasta convertirla en eco extinto de las últimas notas que tañen lo que es huella última de la esencia del Vidente Aciago...
- Otros... antes que tu... me ofrecieron ese nombre...- de lágrimas translúcidas despuntadas surca su diestra delgada hebras negras, sumerge el blanco de sus finos dedos como náufragos en un mar azabache procurando su consuelo... - Desearía... poder aceptarlo...- de su calmo tono emerge una tristeza mayor y mas profunda que la que se evidenciara hasta entonces... vieja como la del hombre que renuncia a alcanzar el sol, sin poder olvidar el anhelo de si brillo...
Irrumpe en la sala con la voluntad inquebrantable, Dualidad Ardiente...
Aposenta sus brazos sobre la silueta de la fragilidad desvaída sobre el suelo... Entorna sus límites con el cariñoso primor del que la naturaleza ha dotado a muchas de sus criaturas, evidenciando la preocupación acusadora que experimenta por él...
Experimenta la genuina sacudida de la epifanía... Su mente encendida de sentidos inquisitivos efectúa una interrelación curiosa e inesperada... ¿No actúa la Dualidad Ardiente... como para ella lo hace su silente matriz rojiza?...
Arrodilla su presencia blanca sobre las rótulas ascéticas vertiendo la nube de sangre hecha hebras sobre el suelo conformando el paisaje de un volcán de mármol del que emergen las cascadas grana salpicadas de flores. Contempla en la cercanía el rostro lozano de la criatura que exige un conocimiento que ha sido vetado a su capacidad de comprensión... Mas haciendo el esfuerzo en encontrar el modo de entender su petición, concluye por vez primera en una muestra de aprendizaje y propio raciocinio que cuanto desea la Dualidad Ardiente no es más que la ofrenda remitida a quien regaló a la Mujer Sin Sombra...
De sus ojos de joya roja engarzada brotan sobre sus iris polvo de estrellas cárdenas y rosa zarzi suspendidas sobre el inalterable carmesí...
- Si... deseas conocer... cuanto veo en ti... - eleva con una fuerza que no parece provenir de la Dama Nívea la hoja blanquecina de su mano, como sentir acorpóreo de pluma se desliza sobre la mejilla de la Dualidad Ardiente...- Helo aquí...- los delgados pétalos rosados de sus labios se entreabren, emerge con fuerza una voz joven de mujer, tañe su órbita el cambio de ritmo que propicia una rapidez sincopada. Parte su presencia en dos voces gemelas que interpretan cuanto percibe de la hebra del púlsar que conforma la criatura que anhela el conocimiento de su propia existencia...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 8th Julio 2016, 00:53
La Dama también lloraba, en sintiente reflejo de su penar, más él apenas fue consciente de ello en su afán por mantenerse a flote en aquél caudal de sentimientos que amenazaba con ahogarle.
Cayendo de rodillas frente a él, hundió los blancos dedos entre sus cabellos, y, tomando su rostro (gentil consuelo) entre sus manos, habló:
- Otros... antes que tu... me ofrecieron ese nombre... Desearía... poder aceptarlo...
Una tristeza pareja a la suya se desbordaba de sus palabras, subrayada por un profundo anhelo. ¿Qué era entonces? Drago no acertaba a encontrar palabras para describirla, y no creía que nunca pudiera.
Apenas fue consciente de la entrada de Jean, pero sí que notó el abrazo, un abrazo que le reconfortó más de lo que se habría atrevido a reconocer. Él, que rehuía el contacto físico, que llevaba ocho años recluyéndose y labrándose una reputación, se entregó al mudo consuelo que le brindaban los brazos de la que desde entonces consideraría una amiga, pues le había visto en uno de sus momentos más vulnerables.
Ella realizó la pregunta más lógica en aquella situación, pero la Dama no pareció entender la verdadera finalidad del cuestionamiento, y reaccionó haciéndole entrega del mismo regalo que le había hecho a él... su canción. Dos voces, dos identidades en continua lucha consigo misma:
"I suffocate And right before I´m about to drown She resucitates me She fucking hates me and I love it"
¿Había algo que pudiera describir mejor al Fénix? ¿Y cómo podía aquella mujer saber tanto de ella? Ni siquiera él, con todo el tiempo que hacía desde que conocía a Jean, estaba seguro de comprender bien lo que le había ocurrido desde que había experimentado su... transformación. ¿Cómo lo sabía Osiria? ¿Y cómo reaccionaría Jean?
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 9th Agosto 2016, 17:20
La mano de la dama se alzó hasta mi rostro posándose en mi mejilla, dejándome ya sin palabras. Sus movimientos y su tacto, si se le podía llamar así, seguían sorprendiéndome. Su voz me indicó que me mostraría lo que veía en mí... y se rompió en dos. Su voz se dividió en dos voces, comenzaron una canción. ¿Era eso lo que le había mostrado a Drago? ...No exactamente. A él le mostró su canción, y a nosotras...
Me quedé mirando sus ojos, sin poder moverme, me temblaba el labio inferior y sentía cómo se me llenaban los ojos de lágrimas. Su canción me abrazaba como lo hace una madre, y me golpeaba como lo haría mi peor enemigo... Y era precioso...
Según las voces y los acordes subían, Fénix también. Mi pelo se encendió, irradiaba una luz propia, igual que mis ojos mostraban un reflejo rojizo entre los tonos esmeralda que tenían siempre y empezaba a hacer calor a mi alrededor. Yo sólo pude derramar una lágrima, sentada en el suelo aún... Llevé mis manos a la suya, la que tenía sobre mi rostro.
-¿Eso es lo que ves de mí? ...De Fénix...- busqué con la mirada a Drago, pensando en lo irónico que resultaba que hace unos minutos era él el que estaba arrodillado en el suelo llorando por los milagros de la criatura que nos había visitado.
Después volví a mirar a Osiria, pensando que era maravillosa, y que me asustaba. Sorbí por la nariz y me miré las manos, confusa por los sentimientos que la joven había despertado en mi interior.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 1st Noviembre 2016, 20:03
Del entendimiento escaso sobre la contextualidad de la inquisitiva petición de Dualidad Ardiente derivaba la inocente respuesta de la Dama Nívea, centralizada en exceso sobre cuanto creía que le había sido preguntado, y no sobre la auténtica realidad de lo que deseaban saber. Su virginal conocimiento alcanzó tan sólo la superficial significación cuya remisión causó el impacto in cresscendo en la paridad de consciencias contenidas en la inquisitiva criatura, otorgándole con íntima benevolencia la resolución de sus múltiples dudas, en forma del tañido elemental que en instantes predecesores había conmovido al Vidente Aciago...
De voces dispares de nuevo unidas, entona la vibración de un latido tumultuoso en forma de crepitar, que produce turbación, mas del fondo del pavor que genera el conocimiento, emerge de nuevo incandescente de renovada curiosidad...
Distorsiona de su magnificencia a modo de ilusorio espejo cuanto la rodea dotándolo de un brillo cegador, retuerce en torno a si la vívida expresión del aire, que parece retirarse cuando renace su fuerza elevando el fino filamento de sus cabellos como una lluvia de estrellas iridisadas que conforman la flama misma que con cada marcha diaria aterciopela el mundo bañado de calidez...
Fuerza indómita y libre...
De muda profesión impelen las joyas de mar salada que descienden sobre las suaves cumbres delicadas de sus pómulos, proyectan de los orbes plagados de estrellas cárdenas simétrica precipitación, descienden hasta perderse en el escarpado precipicio de sus barbillas...
Un instante de tres lágrimas, en perfecta conjunción...
El Vidente Aciago, La Dualidad Ardiente, La Mujer Sin Sombra...
Calma su fuego desvanecido en la incesante tormenta interna que amenaza con sacudir el entendimiento que hasta entonces ostentaba de su propio ser, vibraciones trémulas a efecto de una disculpa aderezan con un tono nostálgico su marcha, alejándola de quienes primero compartieron la verdad esencial de su ser...
Silencio aposentado en equilibrio sobre el vulnerable estado en que se han visto inmersos, a causa de cuanto púlsar les ha ofrendado...
- Quizá... me he equivocado?...- intercambia la luz extinta en duda de sus orbes enjoyados con la entristecida expresión del Vidente Aciago...- ... - la duda resbala sobre el silencio en los pétalos rosados de sus labios entreabiertos...- Sois... criaturas complejas... cada uno de vosotros... vuestro ser... cambiante cada instante...- Recobra la aureola dorada el rítmo calmo de sus orbitaciones, posa su mejilla regada aún por la marcha de las lágrimas sobre el hombro de Dragoslav Katich... Inmóvil...
Confusa...
Temerosa...
El golpeteo incesante de la puerta rompe la serenidad certera establecida en el silencio del instante compartido...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 18th Noviembre 2016, 22:54
Hay momentos en la vida en los que el tiempo se detiene en un instante maravilloso y eterno, como los preciados momentos que quedan para siempre atesorados en forma de marco de fotos recordando aquél acontecimiento especial: el primer beso, el baile de graduación, tu primer amor, el día de tu boda, los primeros pasos de tus hijos...
Aquél fue uno de esos momentos, y Drago tuvo claro que, aunque no hubiera ninguna cámara para inmortalizar el recuerdo, el gesto de aquella niña, criatura divina, al recostar su mejilla perlada de lágrimas sobre su hombro sería algo que no olvidaría jamás. La piedad y bondad de su mirada, su comprensión, aún teñida de confusión... Ella era especial, y tuvo claro que siempre estaría para ayudarla, siempre. Porque había mirado en su corazón y había sido testigo de sus deseos y anhelos. Porque le conocía mejor que él mismo.
- No, no te has equivocado -le respondió con dulzura acariciando sus cabellos en una actitud que posiblemente nadie habría creído capaz en él-. No te has equivocado en nada... Pero, como dices, el ser humano es complejo. A menudo nos engañamos y nos ocultamos la realidad a nosotros mismos. Tú me has mostrado algo que hasta ahora me resistía a ver: mi mayor deseo. Ha sido esa comprensión lo que me ha afectado, no tú.
En ese momento, llamaron a la puerta...
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Continuará con la cuenta de Raven...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 22nd Noviembre 2016, 12:44
Fracaso. Últimamente no dejaba de darle vueltas a la misma palabra. Una y otra vez. ¿De qué tienes miedo, Grayson? De perder a los que quiero. Scarecrow ya me mostró mis mayores miedos una vez… también aquella entidad que se coló en mis sueños y se alimentaba de mis pesadillas… ¿Pero eso ocurrió de verdad? En el sueño querían matar a Barbara, a Bruce, a Clark… Tim ya no estaba. Había otro Robin en mis sueños, bajito, con el ceño fruncido. Le conocía, pero no sabía quién era. El fantasma había matado a Wally, a Helena, y al agente Tiger. ¿Quién demonios era Tiger? Ya no entendía ni mis propios sueños. No, estaba seguro de que no eran mis sueños.
Las pesadillas habían aumentado desde la colisión de los mundos. Yo ya no era yo, era un todo. Un amasijo de recuerdos de otros yo que se habían instalado en mi cabeza sin pedirme permiso. Cuando estaba despierto podía mantener la cordura, palpar la realidad. Pero cuando me sumergía en el mundo de los sueños el caos volvía a reinar dentro de mi cabeza. ¿Cuándo iban a parar las pesadillas? Desde que estoy bajo la sombra del murciélago he olvidado lo que es tener una noche tranquila.
- Richard…
La voz de Raven me sacó de mis pensamientos. Seguía dándole infinitas vueltas al café con la cucharilla. Ya estaba frío, y el reloj de mi muñeca parpadeaba en rojo.
- Es Dragoslav, nos necesita en la Mansión X. Tienen a alguien muy especial con ellos…
- ¿Cómo lo…? – pero mi pregunta era una tontería. Los poderes de Raven siempre me sorprendían. – Pongámonos en marcha.
Mientras me vestía con el traje de Nightwing, seguí pensando en la misma palabra. Fracaso. Esa fue la conclusión final de nuestro viaje en busca de Wally West. ¿Cómo lo habíamos dejado escapar? Juraría haber visto a mi mejor amigo a la lejanía, verle desaparecer delante de mis ojos en aquel desierto de la India. Se había ido sin que pudiera hacer nada por impedirlo. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que pasarme lo mismo una y otra vez?
- Cojamos la supermoto… - dije haciendo referencia a La Esfera. Raven no dijo nada durante el viaje, pero estaba seguro de que había intentado meterse en mi cabeza. Siempre lo hace. Entiendo que esté preocupada por mi, pero estaré bien. Siempre lo hago, ¿no? Después de todo soy el siempre optimista Dick Grayson.
No tardamos en llegar a la Mansión de jóvenes talentos. Aparcamos la Supermoto en el jardín, y ésta se recogió por si sola hasta convertirse en una pequeña Esfera. Me adelanté a mi compañera y piqué al timbre.
- ¿Alguien ha pedido una pizza? – sonreí al ver el rostro de mi amigo Drago tras abrirnos la puerta.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 20th Enero 2017, 00:34
Wallace había vuelto a desaparecer. Otra vez. Richard le había contado cómo había estado a punto de alcanzarlo sólo para que el pelirrojo se desvaneciera justo delante de sus narices por segunda vez.
Raven no podía permitirse sentir, pero una vez el joven llamado Wallace West había sido muy importante para ella, y aquellos sentimientos que no podrían ser clasificados de ninguna manera siempre permanecerían en su interior. Se preocupaba por Wallace, y en aquél momento llevaba a su modo el pesar por su ausencia.
Habían sido dos meses horriblemente estresantes para ella. Primero la Colisión de Mundos le había supuesto un desgaste terrible a nivel físico y emocional. Había caído en coma durante casi una semana, y al despertar había descubierto que la Raven que conocían sus compañeros se había fusionado con ella. En cierto modo, había sido la responsable de su "muerte", y, para colmo, de la desaparición del joven conocido como Brian Bird, que se había desvanecido junto con la otra versión de su ser. Y aquella no había sido más que la primera de una larga sucesión de malas noticias: Al parecer, Donna y Kory habían dejado de existir, Joseph estaba muerto, Garfield albergaba hacia ella sentimientos que no podía corresponder ni entender, Wallace estaba perdido, Víctor estaba con la Liga de la Justicia, la Torre había sido destruida y había nuevos miembros en el grupo a los que no conocía, como Superboy o Artemis. Siendo tímida como ella era, la aparición repentina de varios desconocidos con los que no tenía confianza pero se veía obligada a convivir no había resultado nada fácil.
Sí, habían sido dos meses repletos de situaciones estresantes en los que había tenido que pasar la mayor parte de su tiempo entregada a la meditación para evitar que las emociones la desbordasen. Por eso, cuando había sonado el teléfono de la base lo había agradecido. En realidad, en su estado actual era delicado salir fuera y enfrentarse a las innumerables posibilidades de sobrecarga emocional que acechaban en el mundo real, pero para ser honestos le apetecía un cambio de aires, y el caso que le había comentado el líder de la Patrulla X le había interesado muchísimo. Otra émpata como ella. ¿Quizá procedía también de Azarath? No podía esperar a conocerla y averiguarlo.
Richard también estaba preocupado, lo supo en cuanto fue a comunicarle la noticia. Estaba más disgustado aún que ella por lo de Wallace, y no era de extrañar. A fin de cuentas llevaba dos años intentando recuperar a su amigo. Podría haberle quitado todo su pesar con un simple roce, pero no lo hizo. Durante su tiempo de convivencia y aprendizaje con los Titanes había aprendido que había algunas emociones negativas de las que las personas no deseaban desprenderse; Que los sentimientos de dolor les volvían más fuertes, el fracaso les hacía crecer y la sensación de pérdida ayudaba a recordar al ser querido. Todas esas emociones en conjunto eran lo que les volvía, precisamente, humanos.
Y había algo más... La desaparición de Kory, Víctor, Joseph y Donna dejaba a Richard como el único amigo que le quedaba, el único al que de verdad conocía y con el que tenía confianza, y eso había provocado que en los últimos dos meses se apegara más a él de lo habitual, en una búsqueda inconsciente de estabilidad provocada por sus múltiples inseguridades. Richard siempre había cuidado de ella, siempre la había protegido, y tenía miedo de que toda aquella situación de locos estuviese haciendo que se apegara demasiado a él. Ya le había sucedido con Wallace, y había sido un error que no deseaba volver a repetir. Tenía que tener cuidado, y eso implicaba no acercarse demasiado; mantener las distancias.
Por todo ello se mantuvo en silencio durante todo el viaje, sumida en sus pensamientos. Cuando llegaron a la mansión, Richard se adelantó para tocar al timbre. Les recibió uno de los alumnos, que les dijo que el profesor Dragoslav les estaba esperando en el aula de música.
Richard se adelantó en actitud jovial y bromista como de costumbre, pero para Raven resultó evidente que la situación dentro del aula de música era cualquier cosa menos cómica. Había tantas emociones allí volcadas, y tan poderosas, que hubieran resultado dolorosas de llegar a ser negativas. Pero no lo eran, aunque tampoco eran positivas, no del todo. Eran más bien una confusa amalgama de sentimientos contradictorios. Agridulce e intensa, como un bombón relleno de licor.
- Richard... -musitó para hacerle ver que el momento no era el más propicio para bromas. Los tres, el hombre, la mujer y la niña estaban llorando, aunque en el caso de ésta última sus emociones parecían más un reflejo de las que mostraban los dos mutantes antes que una sensación propia, como un espejo. Lo que percibía de ella era algo extraño. Por un lado le recordaba a sí misma, pero por el otro le resultaba completamente ajena. No sabía qué pensar-. Tú debes de ser Osiria... -musitó, avanzando hacia ella y tendiéndole su mano-. Yo me llamo Raven y soy una émpata, como tú. Mi amigo se llama Richard. Él es de la Tierra y yo de Azarath. Dime, ¿de dónde vienes tú?
Mientras hablaba se concentró para ver si podía captar alguna imagen de su lugar de procedencia en la mente de la criatura, o al menos algo que ayudase a aclarar cuál era su naturaleza.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 9th Julio 2017, 15:29
[Salud, seres vivientes... Os profeso mi más sentida disculpa ante la imperdonable tardanza que, aspiro, no vuelva a repetirse jamás...]
Removido sobre el eco de la profusa confusión que mantenía cautivo su virginal entendimiento emergió cargado de voluntad férrea un sentir característico que acometido de la creciente imperiosidad que otorgaba la necesidad de saber encubrió la turbación que reverberaba en el interior del diminuto cuerpo albugíneo de la Dama Nívea, liberada su mente de la incesante constricción que causaba la amarga culpa que les había hecho presa hasta desbordar de sus ojos las lágrimas que compartían...
Mas era su curiosidad mayor que ningún otro de sus sentires, lastrada tan sólo por la principal esencia que tañía en su interior, colmándolo de una instintiva necesidad de suplir su presencia con el alivio que las criaturas delataban al compartir en su compañía su aflicción...
Condenando de una existencia sumergida en la lástima refleja sobre las acuosas gotas formadas en los ojos que la contemplaban, inundados de sinceras piedades...
Acuciante curiosidad, sólo por el dolor superada...
Ascendió ascética figura en liviana extensión de sus descarnadas articulaciones, erigida por completo en la fragilidad de su ser de una delgadez tal que amenazaba la constante certeza de la gravedad, creando la ilusión de la posible ingravidez que sería capaz de adquirir con tan sólo la distancia de un pestañeo. Cascadas de sangre hiladas esculpían las colinas salpicadas por la belleza de nieve abierta de la flor de Mathaêr que en labor de refugio entretejía enderredor la maternal guarda del Olfateador asomado entre las delgadas piernas de la Mujer Sin Sombra, donde siempre alcanzaba el consuelo de la tan anhelada protección...
Irrumpieron ambas presencias en el improvisado santuario del sentir reflejo que habían compartido Vidente Aciago y Dualidad Ardiente embebidos de una emocionalidad rebosante...
Intensidad desmedida...
La lluvia de estrellas iridiscente de sus ojos descendieron despeñándose sobre el color carmesí de un atardecer que en sus orbes de gema parecía suspendido en el tiempo, inmersos sus cálidos colores en la contemplación de los recién llegados...
Richard... turbación adolorida en el límite de su conciencia tras la cual se distorsionaba cuanto consideraba cuanto en tiempo pasado asumiera como conocimiento verdadero...
Y Raven...
De inerte tórax carente de latido emergió la necesidad inenarrable de henchirse hasta una capacidad imposible para su limitada proporción en el devenir de los pasos que en su consecución aventuraban la cercanía de ambos sentires...
Esculpida del grácil mármol blanco de su piel translúcida retiene su figura, impertérrita de la parálisis que la contemplación de la criatura de pura sensibilidad sublevada bajo el oscuro protector con que priva a la visión externa la belleza oculta tras sus magnánimos dones evoca en su sentir...
Embebida de la piedad que a cualquiera supondría conocer la intimidad oculta en la sensibilidad de cada criatura de una forma tan profunda, es para la Dama Nívea bálsamo capaz de responder a cada una de las inquietudes que reverberan en el rojo poso de su subconsciente...
Incapaz de comprender la palabra que resuena en el interior de sus labios, revuelta manifestación que permanece resguardada en la cavernosa salvaguarda de su lengua, sin ser oída, sin manifestar en voz alta la configuración de un concepto que se escapa al entendimiento y que sin embargo, llena el ligero tórax de La Mujer Sin Sombra privándola de cualquier sentir ajeno al alivio de su presencia...
"Que es.... hermana..."
Tendida su mano en el ofrecimiento de un contacto liviano capaz de proporcionar el alivio que formaba parte esencial, expresión misma de lo que conformaba su ser y todo lo que era capaz de alcanzar con la sencilla existencia de su propio sentir extralimitado... Sobre él, el resto de criaturas que convivían enderredor asfixiaban en la ignorancia el silenciado grito constante de auxilio que desprendía a través de su ennegrecida cobertura la dulzura de Sentir Secreto...
Contempló su mano tendida, vista elevada derramándose con intensidad sobre los orbes de su sentir gemelo...
- No deseo... producirte dolor...- la extensión del ala de sus falanges se recogió hacia su carente pecho blanquecino, terror infalible que resguardaba las innumerables posibilidades de dañar a quien sabía que disponía de la capacidad de adentrarse en su propia sensibilidad, adueñándose de lo que no le correspondía convirtiéndolo en suyo por derecho...- La Narina... recubre... protege... resguarda...- vívido recuerdo de lo acontecido en el resbalar de los minutos, deslizados sobre su paso imparable...- El Mar... el mar es de cristal...- reminiscencia de un instante que se deshacía y recreaba en el rojizo interior de sus recuerdos...
Como una hoja desprendida de invierno, La Dama nívea tembló trémula desfallecida en la necesidad de entrar en contacto con la criatura que parecía capaz de percibir el reflejo de su sensibilidad...
De una sensación tan rotunda que capaz era de quebrarla...
Comprensión compartida...
Rendida de la posibilidad remota de auxiliar sus mutuas percepciones, desplegó de nuevo la delgada estructura de sus falanges hacia la que Sentir Secreto ofrecía de manera desprendida...
Sobre su cabeza, la aureola timbró con un sutil campaneo, acelerando en vórtice desenfrenado a medida que las distancias eran recortadas entre los dos seres de sentir hermanado...
Raven, contemplativa en la distancia que auguraba el contacto con la mano de la Mujer Sin Sombra fue capaz de percibir el ruido ensordecedor de mil voces que tomaban todo el aliento del que eran capaces, augurando un grito de una proporción inmensa, cuya extensión tenía suficiente potencia para convertir el mundo mismo en polvo...
Pánico de proporción desmedida....
Un único instante...
Encontradas sus manos, tacto liviano como de pluma surcando la sutileza de las superficies de la piel que se perdía en el océano negro de su cobertura, cosquilleo cálido, volátil como para sembrar la duda de si era con certeza la piel translúcida de la Mujer Sin Sombra cuanto había entrado en contacto al fin...
Inundó de alivio propio la percepción embotada de Sentir Secreto, anegando cada resquicio de su ser con la esperanza desmedida de saberse acompañada por quien tenía cualidad de compartir la pesada carga cuyos límites desconocía, mas le había sido impuesta por algún motivo...
Escapó de los tiernos pétalos de sus labios un suspiro prolongado que competía con la duración misma del tiempo...
La aureola delectó sus oídos de un tono sutil, ritmo apacigueado que a sus ojos aparentaba levitar en la ingravidez de un estado propio de equilibrio antinatural...
Percibió el eco sangrante... ramificación eterna inacabada...
Por vez primera presenciando, mas no absorbiendo o sintiendo en carne propia...
El dolor a través del cual emergía la gota blanca conformada de cuerpo, vegetal y animal, del interior de la guarda enjoyada del carmesí reconfortante... Padecimiento extendido mas allá de los presentes, de la mansión... trenzados sobre un núcleo que permitía con dedicación y paciencia desgranarlos en la individualidad de sus respectivos pesares, sustentándolos juntos para que no amenazaran con quebrarse por sí solos...
Y contempló su propio pesar, nítido como nadie jamás desearía afrontarlo...
Supo que lo drenaba de su ser conociendo la verdad de su interior, necesidad encarcelada bajo el peso del deber que le imponía su propia naturaleza.. Enfrentamiento constante de su deseo de explorar, y su frustrada renuncia en pos del bien común, de salvaguardar lo que era... De su decisión acatada hasta el último límite, que ahora la obligaba a concienciarse sobre la necesidad de saberse útil, aunque con ello se destinara... a estar sola...
La Dama Nívea lo sentía con claridad... compartía ahora todo cuanto Sentir Secreto se esmeraba en enterrar bajo la intimidad de su frágil sensibilidad...
Así supo Raven que jamás volvería a sentirse sola, pues percibía en La Dama Nívea la inquebrantable promesa de que lo haría... siempre que lo necesitara...
- En tu compañía... Raven... por vez primera...- el espejismo de una sonrisa se posó sobre las delicadas comisuras de quien, enaltecida de experimentar sentir gemelo, suma su otra mano al contacto con el que experimenta la novedad de saberse acompañada...- ... me siento... al fin... completa...- nadie había sentido la carga... Nadie había desvelado a su sentir virginal los múltiples desconciertos que generaba su propia existencia...
Incluso si Sentir Secreto no la comprendía... había traducido para ella los sentimientos y emociones que confrontaba, dándoles significado, validez y nombre...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 11th Julio 2017, 17:57
Las voces... Podía sentirlas debatiéndose y gritando de dolor. Luchaban... luchaban... pero Raven sabía que no triunfarían.
Por un momento vaciló, temerosa de lo que podría llegar a percibir si el contacto se completaba e insegura sobre si sería capaz de soportarlo. Parecían cientos, quizá miles de almas debatiéndose en agonía, y todavía no se había recuperado de los efectos que la Colisión había provocado en ella. Aún tenía fresco el recuerdo de cuando había estado a punto de perder el control sobre su mitad demoníaca al absorber el dolor de las heridas de Roy hacía algo más de un mes.
- No deseo... producirte dolor... -musitó la chica apartando la mano como si pudiera captar los miedos que la acuciaban.
Las siguientes palabras que pronunció después debían ser la respuesta a la pregunta de la azariana, pero más parecían acertijos que explicaciones comprensibles: La Narina... recubre... protege... resguarda... El Mar... el mar es de cristal...
No tenía más remedio, ¿verdad? No tenía otra salida. Una émpata no podía elegir... El dolor la llamaba, la obligaba a ir hasta su origen y Raven sentía como una especie de compulsión que la impelía a completar el contacto, a calmar la agonía que atormentaba a OmegaDust. Quizá la exposición a todo ese dolor que era capaz de intuir la destruyera... pero, si no lo intentaba, si no hacía algo para tratar de calmarlo, igualmente moriría...
La aureola que giraba en torno a la cabeza de la muchacha pálida vibró y timbró, girando cada vez más deprisa conforme la distancia que las separaba se reducía, hasta que, finalmente...
Estaba en un océano, un mar rojo como la sangre, y flotaba mansamente, sumergida en una gota blanca que la nutría como a un bebé en el vientre de su madre, manteniéndola cálida y a salvo. Pero no había paz; a través de aquél gran mar podía sentir perfectamente aquellos gritos de dolor, sólo que, por primera vez en su existencia, Raven no lo estaba absorbiendo sino que parecía fluir a su alrededor, rebotando en la gota blanca que la protegía como si de un escudo se tratara. Por primera vez era una simple espectadora de los acontecimientos en lugar de experimentarlos en su propia carne.
Y, como una simple espectadora, fue testigo de la potencia destructora de aquellos gritos, de cómo uno especialmente fuerte provocaba que el océano se quebrara con un crujido ominoso que resultó en la cristalización de la Narina... y OmegaDust llegó al mundo.
Y Raven la tocó, tocó su esencia y su ser de la misma manera en la que sus dedos habían trabado contacto con la pálida piel de la muchacha, y su conciencia empática se fusionó con la suya, y su alma navegó por los hilos infinitos que conformaban la inmensa raíz que era su ser. Y cada uno de esos hilos eran como las cuerdas de un piano gigante y, al tocarlos, resonaban las melodías que daban vida a todos los seres del universo... o, al menos, los que se encontraban más cercanos a ellas. A través de aquellos hilos Raven tocó las conciencias de todos los seres vivos que se encontraban en, al menos, cien kilómetros a la redonda, y, durante un brevísimo instante que en realidad se le antojó como una eternidad, fue testigo de cada una de esas humildes vidas, todas ellas víctimas del sufrimiento en cualquiera de sus formas: físico, emocional, psicológico, sensorial... Mirara donde mirara, sólo veía dolor, sólo tocaba dolor.
Raven podía percibir el dolor de las personas que se encontraban a su alrededor, e incluso el de aquellos con los que compartía un nivel de vinculación más profundo cuando se encontraban separados, pero aquella chica... aquella chica era más, mucho más. Era mucho más poderosa de lo que cualquiera de los monjes de Azarath había sido jamás, el radio al que era capaz de llegar y percibir era enorme... Tanto que para conseguir aislarla habría que transportarla al espacio. Y, por alguna razón inexplicable, sólo se centraba en el dolor. Al igual que ella, podía sentir otra clase de emociones, como la alegría o el amor, pero mientras que ella se permitía disfrutar de las emociones positivas que captaba en los demás, la misma existencia y razón de ser de la otra émpata parecía ligada únicamente al dolor, y además no podía desconectar de su poder ni un sólo segundo para encontrar algo de paz. Raven no quería ni plantearse lo que sería de ella si no pudiera aislarse en sus habitaciones de la base y meditar para otorgar un respiro a su mente, y una profunda piedad y comprensión se apoderó de ella, sobretodo cuando entendió que, si no pudiera captar el dolor, si consiguieran aislarla lo suficiente como para ello, ninguna otra emoción sería lo suficientemente poderosa como para hacerla emerger, condenándola a pasar la eternidad encerrada en aquella piedra...
Allí metida, dentro de las raíces que conformaban el ser de OmegaDust, pudo sentir la batalla interior que libraba Jean Grey con Fénix, el dolor que atormentaba el alma de Drago y la tortura que había supuesto para Dick tener que lidiar con los recuerdos y los sueños de todas las versiones de él mismo de todas las dimensiones, sin ser capaz de distinguir cuáles de esos recuerdos y sueños eran suyos y cuáles no... Y también se vio a si misma, y, desde fuera, fue dolorosamente consciente de todo lo que significaba para ella el tener que renunciar a todas las cosas a las que había renunciado en Azarath, todos sus sueños y deseos truncados, el temor y el miedo a perder el control y la terrible responsabilidad de saber lo que le ocurriría al mundo si eso llegaba a ocurrir...
Y había más cosas; al integrarse con la esencia de la Dama sin Sombra Raven adquirió de inmediato consciencia de todo cuanto ella conocía. Y supo lo que eran las flores de su cabello, aquellas a las que la muchacha llamaba Mathaer. Y supo que estaban vivas, y que, de alguna manera misteriosa e incomprensible eran capaces de sentir, y albergar recuerdos. La azariana extendió los dedos de su consciencia hacia las flores rojas y al fusionarse con ellas se encontró de repente en un montón de lugares del mundo a la vez, y supo que existían en otros rincones del planeta, y pudo ver a través de ellas como si ella misma hubiera echado raíces en la tierra. Existían en el campo, en jardines botánicos, bosques y toda suerte de parajes naturales de increíble belleza, tanta que le costó desprender su consciencia del verde y tocar ahora al pequeño animal que la acompañaba, aquél al que ella denominaba "Olfateador".
Pronto descubrió que el nombre no podía ser más acertado, pues para él todo era como humo de diversos colores. Por lo general, Raven percibía imágenes y sentimientos cuando tocaba a un ser vivo, pero en el caso del pequeño animal todo lo que era capaz de percibir eran olores... Veía un cielo infinito de nubes que tenían sombra, peso y sustancia, y cada uno de esos olores definía la misma esencia de cada ser. Concentrándose, Raven fue capaz de percibir esos aromas tal y como él los percibía, apreciando sus matices y diferencias. Empezó con una nube majestuosa, grande y pesada, de color anaranjado con rayas negras y con olor almizcleño fuerte y condensado que poco a poco fue definiendo en su mente la figura de un tigre. A continuación notó un aroma distinto en una nube alargada de color gris; más refrescante y algo picante, divertido y musical, que transmitía una sensación de paz y serenidad, hasta que en su mente se formó la figura de un alegre delfín. Todos esos aromas flotaban en la mente del pequeño animal como si de un mapa de carreteras se tratara, dibujando senderos y caminos que el ser podría seguir en cualquier momento para localizar a alguno de los seres específicos que había tenido la ocasión de oler. ¡Era increíble! Tanto el ser como su dueña eran, en esencia, localizadores; de criaturas uno, de dolor la otra, y actuaban en consecuencia, guiándose y dejándose llevar de la misma manera que ella se sentía atraída por el dolor.
Y, por primera vez, Raven había podido sentir todo ésto sin experimentar sufrimiento o dolor. Por primera vez... no estaba sola.
Pero, a diferencia de ella, aquella chica nunca había sido abrazada. A diferencia de ella, no tenía un lugar al que llamar hogar. A diferencia de ella, nunca le había sido dado un nombre que pudiera entender como propio. A diferencia de ella, nunca había tenido una identidad ni una vida más allá del cristal al que estaba ligada, como una tumba.
"Puedo ayudarte... si me lo permites". El pensamiento, sin palabras, se abrió camino en la consciencia de Osiria. "Deja que comparta tu dolor. Deja que seamos una... hermana".
Y, por primera vez en toda su vida, Raven hizo algo que no había hecho jamás... inclinarse para abrazarla.
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Dick Grayson DC Universe
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 12th Julio 2017, 13:22
Mi amplia sonrisa se aligeró nada más llegar a la sala de música. En cuanto puse un pie dentro noté el ambiente tenso y cargado que emanaba de su interior. Mentiría si dijera que el silencio reinaba, pero el ligero llanto de la más pequeña se escuchaba con claridad.
Dentro de la habitación distinguí la figura de tres personas: La primera era la de mi amigo Dragoslav, el calmado y responsable líder de la mansión de los mutantes. A su lado estaba una preciosa mujer de ojos verdes y cabello ardiente como el fuego. Y por último estaba la chiquilla de piel de porcelana y cabellos rojos que llegaban hasta el suelo. Los tres estaban conteniendo las lágrimas en vano, y lo primero que pensé es que alguien muy querido se había muerto.
Raven se adelantó y se acercó a hablar directamente la más joven. Yo decidí no interrumpir el encuentro y me dediqué a saludar en silencio y con un movimiento de cabeza a los otros dos mutantes. Ni siquiera me acerqué, simplemente me quedé cerca del marco de la puerta, y me apoyé en la pared para descansar la espalda.
Lo siguiente que ocurrió fue bastante confuso. La chica de cuerpo frágil y semidesnuda (¿En serio nadie ha pensado en prestarle una manta? ¡Se estará helando!), rechazó en un principio el contacto de Raven, con cierto temor a hacerla daño. Pero cuando sus manos se juntaron, las dos mujeres perdieron el sentido de la realidad y se quedaron quietas como dos estatuas, sumidas en el interior de un torrente de emociones y sensaciones.
No perdí detalle de la conversación de ambas émpatas, aunque podría decirse que en realidad solo intercambiaron cuatro palabras. Y de esas cuatro, sólo entendí lo de “hermana”.
Estaba sobretodo preocupado por Raven. La vida de mi amiga había cambiado radicalmente al llegar a esta dimensión conocida como Omega, y sabía que se le hacía difícil adaptarse a la nueva rutina. La émpata era una mujer sufridora que inspiraba fragilidad, y temía que una experiencia de tal calibre terminara por desestabilizarla emocionalmente.
Por eso cuando detecté el movimiento en el cuerpo de Raven, me separé de la pared y mis músculos se tensaron en un estado de alerta. Tenía que estar preparado por si a alguna de las dos mujeres se le iba la olla de repente, pero por suerte no fue así. Mi amiga simplemente se inclinó a darle un fuerte e intenso abrazo a la más pequeña.
Nunca había visto a Raven con la necesidad de realizar un contacto físico tan estrecho. Tenía la sensación de que había encontrado en la pelirroja un sentimiento de amistad y compasión.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 24th Mayo 2018, 10:51
Surca si bien no perturba la presencia indescifrable del fantasma alas de cuervo la perpetua eternidad de mar rojo... Parten sus diferentes regueros nudos de caminos difusos a través de los cuales se enquistan las pequeñas lágrimas rojas que conforman las imágenes sobre las que Sentir Secreto percibe del resto sus agitadas turbaciones… Comparte en su don la interpretación de sus emociones embotadas de una sola fuente de la que la Dama Nívea sustenta su esencia misma, desunida de la posibilidad que reportaría el alivio de presentir la infinidad de riadas a las que su sentir gemelo si tiene acceso…
En la versada miseria que construye la mera existencia de La Mujer Sin Sombra quiebra el patrón de su bienhechora neutralidad, haciendo temblar la rutina de sus condensados sentimientos atemperados bajo el fuerte peso de su responsable diligencia…
Mensajes sellados en las pupilas amparadas por la sombra que bajo su influencia perecían asfixiados por la opresora garra de su titánico esfuerzo, reptaba el más implacable censor bajo los resquicios de su piel castigada de soledad…
“Púlsar…. comprende el reflejo de su sentir embriagado de piedad y lástima… Del pesar que le produce a Sentir secreto la cruel condena que implica su ser, su sentir… Quebrado el cristal, nacimiento al mundo… sufrir… o el alivio de un aislamiento que ni es voluntario ni puede escoger, pues por mucho que lo anhele, no perdura... “deja… que Raven comprenda…” asciende su petición en el silbante hálito de un suspiro que escapa de su delicado torso albar… … no está sola…ya no… nunca más…”
Dota la nueva perspectiva de visión desconocida, y predice en sus corrientes carmesíes el padecimiento... mas por vez primera, no lo siente en carne propia. Lo comprende, asume y contempla, con una cualidad excepcional sobre el resto, entiende lo que significa para la Mujer Sin Sombra...
La altiva impertinencia con que cada uno de los seres reflejados en las lágrimas rojas que conformaban el mar de joya sangrante enarbolaba su dolor convertido en un puñal implacable… Corte tras corte iban agrietando penetrantes heridas en la protectora gema que mantenía a la Dama Nívea resguardada bajo su maternal cuidado, dibujando su salida en torno a los horizontes puntiagudos de las paredes del cristal con la avidez que provocaba la posibilidad de encontrar alivio y consuelo… Así era como la reclamaban…
Acaricia su conciencia la dulce voz misericordiosa que calma como un bálsamo sus turbaciones, y en su rostro se esculpe una máscara de ternura que brota de su alma enternecida por las buenas intenciones con que resplandecen sus palabras. En la delicada comisura se posa el espectro ilusorio de la idea que inspira las sonrisas. Envuelve con la seda blanca de sus brazos el fino cuello encapuchado, su contacto como un suave soplo de brisa privado de peso y consistencia… Así Sentir Secreto atrapa en un abrazo el espejismo de su cuerpo argento, fundiendo su percepción en una sola, sabedora antes de que la pronuncie su respuesta…
- Tu presencia… - oscila en sus labios la palabra con la belleza de un presente ofrecido con primor desde el profundo afecto que le profesa… - En ella encuentro… el mayor consuelo… - estrecho enlace se cierra, sus ojos de gema entreabierta se dulcifican en iridiscentes cuarzos rosas… - mas ninguna… podremos en el resto… depositar nuestras cargas… - Pestañeo profundo sumido en un sueño que se extingue en la breve fugacidad de su gesto…- Las sombras… en las que te ves envuelta… no podrán encubrir… las maravillas q ue ocultas… - se vierte el susurro en la intimidad de su conciencia…- Es la pureza de tu ser… la que brilla con más fuerza…- las salpicaduras de sombría simiente tenebrosa en nada enturbiaban la representación que Sentir Secreto había construido en el sensible imaginario de la Mujer Sin sombra. La firme verdad con que percibía su dadivosa bondad impidió que renegara de su don escudándose en la humildad con que convertía la voluntad altruista de sus sentimientos en derecho y deber sagrado…
Destrenza su contacto en un poso sutil de pérdida contemplando a Bandada Azabache y con trémulo paso aderezado de la compañía vivaracha del Polynach, que trota en actitud curiosa siguiendo sus huellas, deambula su mirada de brotes cristalinos por su rostro, polvo de estrellas cárdeno se funde como la lluvia sobre el agua en los múltiples brillos grana de sus iris…
- El miedo… - en la búsqueda de sus propios límites abraza sus extremidades en la emulación de una contención que sólo ante la Narina recibe…- atenaza… paraliza… silencia… - levitan sus falanges blancas despuntadas de lágrimas cristalinas hacia el rostro y en su volátil tacto de la cosquilla de una pluma desafía los polvorientos restos de ceniza que enturbian sus pensamientos… - No para ti… en tu estruendo… no hay sosiego… - Remueve en su interior la inseguridad encapotada reptando sobre sus experiencias múltiples, recuerdos compartidos… De todos… De ninguno… - Tu voz… no se alzará sobre las suyas… - mueven en cascadas las hebras sangrantes de su lisa melena las salpicaduras blancas de Mathâer, cuando su fino rostro se inclina con levedad hacia un lado…- No grites… escucha…- la atenta mano de Sentir secreto se aposenta sobre su albar hombro descarnado…
A través de ese contacto, palpita…
Su rostro blanco se desencaja, orbes abiertos presa de la conmoción de ese latido, oscurecido el color encarnado de la virulencia purpúrea con que el cristal comienza a quebrarse en algún lugar… ”Púlsar…” lamenta así su marcha en una muda súplica…
Gruñe el terreno con urgencia cuando emerge de sus entrañas el pilar sangrante de joya carmín, con la crudeza de un empalamiento en un instante de pánico compartido simula atravesar la desfallecida fragilidad argenta… En el efímero transcurso de un guiño, la realidad se desvela bajo la capa iridiscente de cálida Narina....
Bajo esa cobertura diamantina de grana su rostro se convierte en la máxima expresión de una armonía pacífica que se funde hasta desdibujarse por completo…
La piedra de cristal encarnado cayó a pedazos, con los sutiles crujidos del hielo fundido bajo la influencia de los benevolente rayos cálidos del sol, convirtiendo su irrompible firmeza en brillante polvo que como las ascuas de la última llama se desvanecen, volatilizados en el suave hálito que proporciona la cortesía de la brisa…
[FDP: En profundo agradecida por la paciencia, la comprensión y la participación altruista de vuestra presencia en mi existencia... expectante aguardo en el futuro un reencuentro anhelado... que púlsar guíe vuestra suerte en el día de hoy...]
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 1st Junio 2018, 00:17
La muchacha era delicada, liviana y suave como una pluma, pero sus palabras tenían el peso y la consistencia de una roca.
- Las sombras… en las que te ves envuelta… no podrán encubrir… las maravillas que ocultas… Es la pureza de tu ser… la que brilla con más fuerza…
Raven se estremeció pensando en el cuervo negro de cuatro ojos que acechaba en su interior y la lucha constante con la otra mitad de su alma, aquella que era blanca y resplandeciente: la herencia humana de su madre.
Quería creer a OmegaDust, quería creer que era ésta última la mitad que prevalecería, que nunca podría ser corrompida por las tinieblas, mas no era así. Ojalá ella estuviera tan segura de lo que realmente era como parecía estarlo la otra mujer.
- Puedo ayudarte... Deja que te ayude -susurró una vez se hubieron separado del abrazo, y su ofrecimiento era sincero.
Realmente deseaba ayudarla más que nada en el mundo. Quizá en Azarath podrían encontrar la forma de aislarla de aquél dolor que amenazaba con destruirla. Ya lo habían hecho antes, cuando se llevaron a su madre. Azarath formaba su propia dimensión, y quienes allí vivían habían consagrado su vida al estudio, la paz y la meditación. OmegaDust no encontraría perturbaciones allí. No encontraría dolor. Podría vivir en paz...
Pero la chiquilla se apartó y, dirigiéndose hacia Dick, le dedicó unas enigmáticas y ambiguas palabras que la dejaron preguntándose qué habría querido decir. ¿Acaso entre sus dones también se encontraba la predicción del futuro?
Quiso preguntarle, pedirle que aclarara sus palabras, pero antes de que pudiera hacerlo, el místico cristal emergió de la tierra para encerrarla en su seno, disolviéndose en polvo justo a continuación, dejando a todos impactados y en silencio.
- ¿Está...? -empezó Eclipse.
El mutante no habría podido explicar lo que acababa de suceder ni aunque le hubieran ofrecido un millón de dólares. La presencia de Osiria les había afectado a todos, pero el nivel de intimidad que parecía haber alcanzado con la azariana había sido considerablemente más profundo que con el resto.
Raven, que observaba en silencio cómo los últimos restos del polvo carmesí se desvanecían, negó con la cabeza, recobrada ya la expresión imperturbable y neutra que se había visto comprometida tras las revelaciones compartidas.
- Ha sufrido mucho -fue cuanto dijo, volviendo a cubrirse el rostro con la capucha-. Le ha llegado el momento de descansar. Hasta pronto, hermana... Hasta que nos volvamos a ver, tu alma vivirá en mí...