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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
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Ficha de Personaje Alias: Mártir Nombre real: OmegaDust Universo:
Tema: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 5th Marzo 2015, 23:26
Sintió la sutileza de la hierba bajo sus pies, miles de fibras vivientes cuya superficie hacía resbalar las suaves gotas de rocío aposentadas en ellas, plegándolas bajo el peso del deslizante cristal líquido que contribuía a alimentarlas, a mantenerlas con vida junto a los nutrientes de la tierra, de la luz del sol. Diversos colores se arremolinaban sobre los tallos, envolviéndolos en halos de las mas variadas tonalidades, a medida que el Astro flotante emergía desde un lado del mundo, y se perdía en una incesante marcha que volvía a acontecer, constante e inagotable, en un ritmo perfecto y sincopado que no era si no la muestra en visiones de la sinfonía de la que hacía gala la vida de las criaturas que hasta entonces había conocido. Contemplaba el Astro rey, alargando las manos hacia el cielo, tratando de sujetarlo entre ellas, pero no era capaz de alcanzarlo...
Recordaba el curioso aroma de la criatura aterrada, disgustada. Era predadora. Sentía predilección por cazar. Estaba tan habituada a su mundo, que había perdido en algún momento del que no tenía consciencia, que ahora que no era capaz de comprender cuanto la rodeaba se sentía confundida y asustada, incluso a pesar de que nada tuviera que temer de los débiles seres que convivían en su nuevo plano... La habían capturado, enjaulado en un lugar diminuto, privada de la libertad de la que se había alimentado desde que era un simple cachorro al cuidado de sus progenitores, y ahora, aislada del mundo, no tenía posibilidad de hacer cuanto la naturaleza le dictaba que debía hacer. No podía alimentarse por su cuenta, ni tampoco compartir su vida con un macho de su misma especie, ahora que su periodo fértil se aproximaba, necesitaba su presencia para aparearse y continuar su línea genética...
Sintió diversas punzadas, una humeante niebla envolviéndola...
Una canción...
"Púlsar"
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La piedra situada en medio del jardín llamó la atención de diversos estudiantes. No estaba allí el día anterior, y les parecía poco probable que hubiese brotado sola, de la nada. Parecía más lógico que o bien alguien la hubiese colocado allí, o bien se hubiera caído desde algún lugar, quizá un transporte aéreo, y se había clavado en algún punto de los enormes jardines de los que disfrutaba la increíble instalación que daba nombre al movimiento mutante más importante ubicado en Estados Unidos...
Ante la asombrada mirada de un par de alumnos, que habían investigado el mineral rojizo con curiosidad durante un tiempo, sin convencerse a sí mismos, ni al otro, de que podía resultar inocuo al tacto, el cristal, con un crujido, comenzó a rajarse...
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La conciencia retomó el cuerpo de la dama Nívea, haciendo que sus ojos de largas pestañas se abrieran con el sutil movimiento del primer aleteo de una mariposa, y liberaron así sus iris plagados de cristal rosa zarci, matices de suaves violetas y rojos ribeteando esa única, recién nacida, manera de mirar... Sus piernas aún a medio atrapar por la matriz del mineral que la envolvía, deshaciéndose a medida que su nacimiento comenzaba de nuevo, una y otra vez, con el costumbrista coro similar al de la aparición del sol, que derramaba su luz sobre sus cabezas, como siempre, sin arrancar a su cuerpo sombra alguna...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 12th Marzo 2015, 02:37
OOC: Perdona la tardanza, estaba esperando a ver si respondía algún alumno antes de intervenir yo como profesor. Me encanta que hayas decidido aparecer en la mansión. Seguro que a Drago le va a venir muy bien tu influencia
La punta del lápiz perfectamente afilado dibujó la esbelta silueta de una semicorchea en el pentagrama. Una tras otra, las elegantes figuras musicales fueron ocupando su lugar en la partitura hasta que, de nuevo, surgió el vacío.
El frustrado profesor se quedó contemplando el hueco en blanco mientras, sentado al piano, trataba de encontrar aquella nota esquiva que se resistía a tomar forma, rehuyendo el alado toque de la inspiración.
Había una gran agitación en el patio, un profundo revuelo mayor al usual que acabó por quebrar totalmente la concentración del profesor, que se levantó para asomarse a la ventana. Esperaba alguno de los clásicos problemas que uno podría llegar a encontrarse en una escuela de aquellas características; un conflicto entre dos alumnos que habían pasado sus diferencias a las manos, un partido de basketball que había provocado una excesiva rivalidad, o alguna demostración de poderes o habilidades que había ido excesivamente lejos. Cualquier cosa típica de un grupo de adolescentes que tenían que pasar demasiado tiempo juntos. Desde luego lo que no se esperaba fue la maravilla de color rojo sangre que se encontró flotando en el jardín de la mansión.
La sorpresa le impidió reaccionar de inmediato, pero entonces vio cómo el cristal comenzaba a resquebrajarse y salió corriendo del aula de música, bajando a toda velocidad las escaleras que conducían a la planta inferior y salvando la distancia que le separaba del patio de entrada. Una vez allí se dirigió rápidamente hacia el camino que conducía hasta el jardín y se abrió paso por entre el grupo de curiosos que se había reunido en torno al cristal, poniéndose delante de los dos muchachos que habían sido lo suficientemente osados como para acercarse más en ademán protector.
- ¡Atrás! -ordenó a los alumnos-. ¡Apartaos del cristal! ¡No sabemos lo que puede salir de ahí!
A decir verdad, un sinfín de confusas teorías se agolpaban en aquellos momentos en la cabeza del profesor; ¿un ataque de Magneto y su Hermandad de Mutantes Diabólicos? ¿Una versión mejorada de Centinela? ¿Un ataque terrorista anti mutante? ¿Una nueva iniciativa del Gobierno para mantenerlos a raya? Y para colmo, desde que se había producido la Colisión, casi todos los miembros de la Patrulla estaban ocupados resolviendo las diversas catástrofes naturales que se habían estado produciendo a lo largo del globo. Si aquello era realmente un ataque estaría solo para defender a los chicos...
Pero entonces una conocida voz se abrió paso en su mente, calmando sus pensamientos:
Tranquilo, Drago, no es un enemigo -dijo la voz de Xavier, y fue casi como si pudiera ver la sonrisa en el rostro del Profesor cuando el cristal terminó de fragmentarse revelando la figura que se ocultaba en su interior, la de una joven cuya pureza era tal que, por primera vez desde la Colisión, las sombras del interior de su mente guardaron pleno silencio. No había nada... más que ella... y su luz... Una luz pura, radiante y hermosa como nunca antes había percibido en otro corazón...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 15th Marzo 2015, 14:37
Sus ojos se posaron sobre aquellos que la rodeaban, en cada rostro miradas plagadas de curiosa reciprocidad, pues era tan nueva su presencia para esos seres, como lo era para la joven su compañía. Vio sus rostros jóvenes, y el torrente cimbreante de pulsaciones recobró su ser con tanta fuerza como jamás la había sentido hasta entonces... El dolor constriñó su rostro en un fugaz instante apenas perceptible hasta que diseminó en su interior cada hebra, cada fino hilo que construía toda su percepción por separado, para que fuese mas llevadero sentir con mayor intensidad, uno a uno...
Sus piernas liberadas dejaron restos de cristal sobre el suelo, esquirlas y grandes totems que se quebraron, conformando nuevas esculturas calcáreas, indivisibles, como si siempre hubieran estado unidas a pesar de que cualquier observador tendría la certeza de que no había sido así...
Del último pedazo, surgió un hocico bulboso y pequeño, urgido por una gran necesidad de salir de entre los plisados de piedra carmesí, sacudió su pelaje albo, removiéndolo, su larga cola sufrió un espasmo propio del de un felino al jugar, ahora de nuevo libre. Así correteó entre los presentes, olfateando sus pies, sus piernas, y perdiéndose luego tras una estela de nuevos olores que eran para él dignos de su máxima atención...
La mujer sin sombra no se movió...
Contemplo, estoica, cual estatua de mármol blanco, su melena roja, cascada de flores inmensas y abiertas hacia el sol, reposando sobre el suelo, bañando sus hombros y su espalda. No había motivo alguno que alterara a los presentes, ni tan siquiera su desnudez. Una banda abrazaba el torso bajo sus brazos, sobre sus muñecas y rodillas, pero nada más. Con la naturalidad magnífica con que se observa el pelaje de un animal, su piel, sus escamas o sus esqueletos externos, la visión del cuerpo de la dama nívea producía tan sólo una creciente sensación de que todo era como debía ser. Que así era como el mundo deseaba que fuera...
Era incapaz de provocar excitación sexual de ningún tipo, pero el enigmatismo que la envolvía causaba innegable fascinación...
Sus ojos se posaron entonces en el hombre que permanecía ante los mas jóvenes, su preocupación latía con fuerza, temía... Temía, como la dama nívea ya lo había hecho, el posible dolor que pudera causarles a los que le acompañaban o a él mismo, pero otra sensación arrebató a esa el dominio de sus pensamientos, la más fuerte, la más intensa que podía experimentar...
El deseo de saber...
Los labios rosados de la joven se entreabrieron, permitiendo que brotaran de ellos las vibraciones que servían para comunicarse, llamadas palabras. Las notaba reberverar en el interior de su tórax, haciendo eco en las paredes internas de su ser, hasta que les dieran la oportunidad de salir despedidas. Jamas las escogía. Brotaban por si mismas acorde con la ocasión, a veces, débiles, a veces con tanta fuerza que era incapaz de frenarlas aunque lo hubiese intentado. Tal era la consideración que tenía del lenguaje, por el momento...
- Gracias...- el significado de la palabra timbreó en su voz de dos tonos, el de una mujer joven, de dulzura inimaginable, y el coro de una voz masculina, grave, casi anciana, que parecía susurrar en exclusiva a quien la oía - por... recibirme...- sus orbes de tonos rosados, con brillos de estrellas violáceas contemplaron a los presentes, y de ellos percibió sus vibraciones, aquellas que les pertenecían...- Doug... Sofia...- los más jóvenes sufrieron un respingo al oír sus nombres. La aureola sobre su cabeza osciló con un ritmo acompasado, hipnótico. - Dragoslav...- podía sentir que eran suyas... ¿Porqué entonces aún desconocía la propia?
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 19th Marzo 2015, 12:09
El proceso se completó, liberando al fin el cuerpo al completo de la angelical criatura, y con el último fragmento de cristal apareció un diminuto y curioso ser que atrajo de inmediato la atención de los presentes.
- ¡Lockheed, no! ¡Aquí! -gritó una voz femenina por entre el gentío.
El sonido pesado del batir de unas alas membranosas precedió a la aparición de lo que a primera vista parecía un pequeño dragón de piel violácea que se quedó mirando fijamente al polynach manteniéndose en suspensión por encima suyo, con, al parecer, sincera curiosidad como única motivación. De vez en cuando emitía una serie de curiosos gruñiditos y chasquidos, con la intención, quizá, de comunicarse con el otro ser...
Por su parte, Drago no podía apartar la mirada de la mujer. Normalmente en este tipo de situaciones las sombras le habrían hablado, susurrándole palabras de precaución o advertencia, pero en aquél momento, por primera vez desde que sus poderes mutantes habían despertado, no era capaz de escuchar nada... nada en absoluto. Su mente se encontraba en completa paz. Silencio... Y entonces ella habló; les dio las gracias y demostró estar en conocimiento de sus nombres. ¿Es que acaso era telépata?
- Me temo que es un poco más complicado que eso, Drago... -dijo la voz del Profesor a su espalda.
Charles Xavier se acercaba caminando desde la mansión, mirando a la recién llegada con obvia fascinación, aunque parecía en mayor control de la situación que todos los demás. Se detuvo al quedar frente a OmegaDust mirándola con amabilidad a los ojos.
- Gracias a ti por honrarnos con vuestra visita. Mi nombre es Charles Xavier, y estoy al frente de ésta institución. Tu mente es un misterio para mí... inaccesible. Pero siento algo... algo que ya he sentido antes. Eres una especie de émpata, ¿verdad?
Tras él, el pequeño Lockheed emitió una serie de graznidos al tiempo que asentía enfáticamente con la cabeza. Después de todo, él mismo era un émpata, por lo que parecía natural que pudiera reconocer a alguien que tuviera la misma capacidad...
Notas:
El Charles Xavier de esta dimensión no va en silla de ruedas. Al menos así lo definió inicialmente su user. En cuanto a Lockheed, posee la capacidad de comprender casi cualquier idioma, y también conoce varios idiomas alienígenas. Lo digo por si te resulta interesante de aprovechar a la hora de comunicarse con el Polynach
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 31st Marzo 2015, 13:46
La dama nívea se mantuvo hierática, tanto como para dejar notar uno de los factores que trascendían más perturbadores en su naturaleza, pues si bien es cierto que el hecho de carecer de sombra resultaba inquietante, no solía ser algo que los que la contemplaran fuesen capaces de percibir desde el primer momento. Permanecía de pie, expectante, aguardando paciente mientras el Olfateador continuaba adueñándose de un sinfín de olores que lo mantenían inquieto y excitado. En su torso, bajo la albar superficie de su piel perfecta, carente de marcas, lunares o cualquier otro detrimento propio del lenguaje con que se narra el paso del tiempo que delata las memorias de lo acontecido en toda una vida, no había movimiento alguno. El hálito unánime de los vivos, subestimado gesto, primordial y definitorio, no estaba presente en ella. No necesitaba de aliento, mas allí estaba…
La pequeña criatura nival de hocico bulboso se alzó sobre sus patas traseras, elevando el morro tratando de alcanzar cada sutil matiz desprendido por la criatura purpúrea que lo sobrevolaba. Chasquidos emergieron de sus labios, y estos atisbaron de lejos los sentidos de Polynach, cuyas orejas enhiestas delataban su atención. La larga cola se meció en espasmos, su cabeza ladeada en síntoma de supino interés…
“Me gustaría olfatearte bien, criatura púrpura.” dio a entender, hablando en aquel extraño idioma propio de los animales. Su pupila abriéndose paso sobre sus iris causada por la tremenda impresión que producía en él la presencia del ser cárdeno. “De ti tomare la esencia, y jamás tendrás que temer al olvido.” todo su idioma rehuía al peligro, la posible violencia que surgía del conflicto entre especies estaba suspendida en el vacío de la inexistencia. No había cabida para ella en el Polynach, como tampoco parecía reflejarla su nívea compañera. Con la protección propia de una madre le rogaba su presencia cercana, para así cumplir el cometido que había comprendido al emerger de la inmensa roca, matriz de cristal protectora que les había cedido a ellos el deber de ser cuanto debían ser…
Conversaciones mudas a oídos del resto entre los dos seres, mientras la joven recibía con inalterable expresión a aquel que por sí mismo se presentaba, a pesar de lo cual fue capaz de percibir que su nombre era el que ahora le ofrecía, pudiendo ella misma haberlo tomado…
Su nueva capacidad para comprender los sutiles tonos de cada hebra era suficiente sorpresa para alentarle a continuar su aprendizaje, aquel que se le permitía con cada contacto con el mundo al que era liberada tras la ruptura de la gema…
- ¿Qué es un… émpata? …- su rostro era una máscara de confusión... No recordaba haber escuchado aquella vibración nunca, y su significado era difuso, como una neblina que era capaz de ver pero no discernir su forma…
La criatura cárdena asintió con la cabeza, seguidos sus gestos de cerca por los orbes escarlata capaces de emular un cielo plagado de rojos, rosados y añiles, centelleando sobre ellos como una nebulosa cambiante, a medida que se familiarizaba con las presencias que habían acudido a recibirla… En el fluir de miradas se encontraron, y ante la sorpresa de todos, la joven entreabrió los labios, y una composición de complejos gruñidos y chasquidos muy distintos a la voz de dos tonos que habían escuchado llamó la atención de ambas criaturas. Una secreta conversación tuvo lugar entre ellos, y tras acabar, la dama nívea volvió a mirar, uno a uno, a los componentes de la multitud…
- LookHeed… cree que lo soy…- sus párpados descendieron sobre sus ojos, con la delicadeza de una hoja al caer en otoño. – Confío… en su criterio…- la dama nívea dio un paso entonces hacia los presentes, ávida de avanzar… de ver… de conocer…
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 8th Abril 2015, 01:02
Sentí su llegada tan pronto como lo hizo Charles. Estábamos cada uno en una estancia diferente de la mansión y nos comunicamos telepáticamente: él iría antes que yo, que tenía que terminar mi clase. El Profesor me mantendría al tanto, aunque yo podría estar perfectamente atenta a lo que ocurriera en torno a ese cristal que había aparecido en el jardín.
Drogo acudió de inmediato y fue él solo, los demás miembros de la Patrulla estaban ocupados atendiendo a los altercados que pudiera haber causado la colisión... La colisión... De pronto me sentí arder por dentro, pero no lo exterioricé. Aún estaba trabajando con Charles sobre qué es lo que había pasado antes de mi llegada y a mi llegada, seguía muy confusa al respecto.
Cuando quise darme cuenta la clase había terminado.
-Bien, muchachos. Para la próxima clase me gustaría que me trajerais una descripción detallada de vuestras teorías acerca de la tan presente aparición de personajes en este hasta hace poco "nuestro" mundo. Muchas gracias-. Recogí mis papeles mientras los alumnos salían despedidos del aula para disfrutar de su bien merecido descanso hasta que me quedé sola y pensativa. ¿Quién era aquel ser que había aparecido en el jardín? Podía sentirla, casi podía abrazar su aura...
Todo esto es gracias a ti...
-No... ¡Cállate!- le chisté en un susurro a Fénix mientras me sujetaba la sien con una mano y cerraba mis ojos con fuerza. No podía dejar que se apareciera así de fácil en mí. Tenía que controlarla, si bien aún estaba débil. No quise darle más vueltas y fui a reunirme con Drago y el Profesor para saber de primera mano qué es lo que ocurría. Cuando llegué ayudé a dispersar a los alumnos rezagados y curiosos sin dejar de notar la penetrante y dulce mirada rosada de aquella mujer que estaba ahí observándolo todo, observándonos a todos. Estaba tranquila por su presencia porque Charles no mostró ningún indicio de que fuera peligrosa e incluso le agradeció su presencia y, hasta que yo no posé mis ojos en ella no pude decir lo mismo: sentía toda su paz y todas sus diferencias y podía ver en su mente que no quería hacer daño. Au contraire, estaba ávida de conocimiento, quería saber más, aprender, conocer, observar... Era fascinante y temible a la vez, lo que le otorgaba esa atracción fascinante que te hacía desear saber más de ella.
En ese momento entendí lo que me dijo Fénix y por primera vez desde mi vuelta, su comentario no fue hiriente sino empático. Fue sincero. La llegada de este ser de luz que tanto nos fascinaba y que dejaba a Drago en un estado de paz sin sombras no era más que una oportunidad recíproca de conocimiento... Pero, ¿sería bueno tanto conocimiento?
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 15th Abril 2015, 02:01
No tenía sombra. Aquella mujer no tenía sombra. No se había dado cuenta en un principio, pues estaba demasiado asombrado por todo lo demás (una mujer angelical emergiendo del interior de un cristal que había surgido de la nada no era algo que se veía todos los días), pero ahora que la muchacha había salido por completo de entre los restos de su prisión carmesí, sus aturdidos sentidos comenzaron a reaccionar y a registrar tanto ese como otros pequeños detalles igualmente inquietantes, como el de que su pecho no mostrase señal alguna de respiración ni ninguna de las clásicas imperfecciones que caracterizan la piel humana, o el color antinatural de sus ojos, a juego con la piedra que la había visto nacer, o el hecho de que pareciera hablar en dos tonos, masculino y femenino, joven y anciano, todo a la vez...
Mientras tanto, Lockheed, ajeno a los perturbadores interrogantes que comenzaban a hacerse forma en la mente del mutante, mantenía toda su atención fija en la criatura que había suscitado inicialmente su interés y descendía, dispuesto a concederle al Polynach su deseo de olisquearle desde más cerca. Tomando tierra se acercó hasta él con graciosos pasitos y le estudió con mayor atención, al tiempo que una curiosa y peculiar conversación se entablaba entre los dos.
Eclipse se encontraba profundamente confundido. Por un lado, todas las señales que había percibido en ella le decían que tendría que inquietarse, pero por otro, había algo en aquella criatura, un cierto halo de paz y tranquilidad, que le instaba a mantenerse calmado. Además, confiaba profundamente en la sabiduría de Xavier, y éste no parecía estar preocupado en lo más mínimo. Y para completar el extraño cuadro, la joven procedió a iniciar lo que parecía ser un diálogo con el pequeño Lockheed... Drago no recordaba a nadie que hubiera sido capaz de hacer tal cosa, ni tan siquiera Kitty, con quien el animal mantenía un vínculo tan estrecho.
En ese momento ella avanzó, dispuesta a conocer, y Jean, que no parecía tan afectada como él (¿en qué momento había llegado? tan absorto estaba en la contemplación de la inusitada criatura que no se había dado cuenta), ayudó a dispersar a los alumnos que se habían dado cita en el patio, gesto que le agradeció en lo más profundo de su ser aunque no lo expresara con palabras. ¿Qué demonios le pasaba? ¿Qué era aquello que experimentaba?
- Un émpata es alguien capaz de percibir y experimentar por sí mismo las emociones de los demás -explicó Xavier ofreciéndole a la dama su mano para guiarla hacia las verdes profundidades del jardín-. Se trata de una habilidad muy poderosa, ya que quien la posee puede ser capaz de influir sobre dichas emociones y manipularlas, para bien o para mal. Pero en ti no detecto maldad. Dime, chiquilla, ¿quién eres? ¿Tienes nombre? ¿Necesitas ayuda? Oh, éstos son dos de mis profesores: Dragoslav Katich y Jean Grey.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 21st Abril 2015, 00:55
Émpata...
Se sentía identificada con la vibración que componía todo ese significado... mas aún con la recién descubierta familiaridad que le transmitía dicho sonido, no la percibía como en los demás reverberaban las ondas que conformaban lo que, tras haber conocido a varias y muy diversas criaturas, se denominaba como Nombre...
Su sonoridad las convertía en algo único, y a sus propietarios, en ostentadores y dueños...
Definía quienes eran... y la dama nívea sentía tan grande anhelo por encontrar el que por fin le perteneciera... con el que conseguiría comprender quién era... pero no parecía corresponder con lo encontrado hasta entonces. La razón de su búsqueda, intacta, tan lejana, oculta tras un horizonte platónico del que aún no era capaz de vislumbrar cercanía o vestigio...
Su mano tendida le ofreció una invitación, e imitando su gesto la aceptó, dirigiendo su delicada mano inerte coronada en cúspides de lágrimas cristalinas, aposentándola sobre la del psíquico. Era su tacto muy diferente al que cualquiera se hubiera acostumbrado, pues no se percibía en ella peso, presencia ni calor... Al contrario, la vista ofrecía una certeza irrefutable en su presencia, pero la sensación, como la suavidad de una pluma recorriendo la piel, o la de las alas de una mariposa al alzar el vuelo sobre la superficie que envolvía cada rincón de sus cuerpos, que era también la traductora del más importante sentido, era lo único a lo que podía compararse el contacto con la dama nívea...
Se detuvo, ante la nueva presencia que se había personado en el jardín, y que con tranquilizador talante había conseguido eludir al resto. Su pacífica expresión inmersa en aquellos ojos que le devolvían su propia curiosidad...
- Jean Grey...- el parpadeo se suspendió en el tiempo, mientras la vibración le otorgaba todo cuanto era estandarte de su ser - Reside en tu interior... una intensa vibración... firme... tan fuerte...- sus ojos se elevaron hacia el cielo, su boca entreabierta evocaba la iluminación propia del mas antiguo oráculo jamás representado - Se pronuncia... eterna... revive... renace...es hermosa...- silencio... - Fénix...- sus ojos volvieron a abrirse, espejo de jaspeado rubí fijos en la compleja criatura enfrentada a la mujer sin sombra.
Silencio...
Sus rostros la contemplaron, impávida en su descubrimiento. Percibía el miedo como un velo ceñido a sus profundas y discordantes sensaciones, causadas por su presencia y la de su pequeño animal, que ahora, una vez finalizado el intercambio que era motivo único de su necesidad, alzó la vista hacia los integrantes del imperturbable coloquio propio del secreto, de sensaciones sucedidas a la espera de una oportunidad de rauda intervención...
Ausente dirigió su rostro a los presentes, y vertió las vibraciones de sus labios de sutil rosado propio del pétalo tierno, dirigidas a algún oído sin nombre concreto, sin dueño predeterminado...
- El miedo... mantiene a salvo... pero también... esclaviza...- su rostro delataba una inmensa incapacidad para comprender sus propias palabras - y perdura... hasta que sepulta...- Pestañeó, varias veces, incomprendida de sí misma. El mensaje inconcluso se elevó, difuminándose en el aire...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 6th Mayo 2015, 21:54
Charles le ofreció su mano y la dama que nos tenía absortos en sus reflejos, en su pelo, en sus manos y en sus ojos, la aceptó, repitiendo alguna palabra que escuchaba de Charles como si así la reconociera al fin y comprendiera su significado.
Sus ojos se cruzaron con los míos y entre la calma y la paz, algo se removió dentro mí. Sus palabras me dejaron clavada en el suelo, con la mirada perdida, mirando sin ver, mi respiración se aceleró, no entendía cómo podía saber tanto... de nosotras. Un escalofrío me recorrió por completo, haciendo que todo el vello de mi cuerpo se erizara como si reconociera su voz.
Fén-
Lo sé. No sé por qué te sorprendes tanto, Jean.
La dama hizo quedó en silencio, igual que nosotros. Mis ojos demostraban mi miedo, pero mi cuerpo parecía tranquilo. Y ella debió notarlo. Sus palabras... Me marcaron, me señalaron, me atacaron. Ya no sentía paz, ahora sentía nervios. Estaba insegura, miraba a Charles pero él seguía tranquilo y creo que intentó hacerme sentir bien, pero no lo recuerdo porque volví a hablar con ella.
Escúchala y nos irá mejor a las dos. A todos.
Pero yo no- mi temperatura corporal aumentó quizás un grado o dos más de lo habitual. Fénix estaba ganando fuerza y mi miedo no me estaba haciendo ningún favor. Se hizo otro silencio y aclaré mis pensamientos meneando ligeramente la cabeza.
-Sí, esa soy yo. Y yo- dijimos las dos. No entendía nada, pero no me importó demasiado que Fénix se pronunciase a través de mí con aquella aparición nívea que seguía de la mano de Charles, ni si quiera me inmuté al escucharla-. Quizás deberíamos ir lejos de miradas indiscretas, los alumnos deben de estar más que alborotados. ¿Qué recomienda hacer, Profesor?
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 7th Mayo 2015, 02:00
La mano de la dama blanca era tan grácil y liviana como su presencia sugería, pero no por ello dejaba de ser sorprendente. La miró, intrigado, pero entonces ella centró su atención en Jean y pronunció las temidas palabras... Se volvió hacia la que era como una hija para él, con la preocupación dibujada en el semblante.
- Jean... Jean, ¿estás bien?
Había sufrido tanto... Y cuando habló, su voz no era una, sino dos. ¿Aquello era bueno, o malo? Demasiado pronto para saberlo, pero no le gustaba lo más mínimo. Desde su vuelta, Jean no parecía la misma. Ella había muerto... lo sabía. Todos lo sabían. La estatua que se alzaba a la entrada del edificio de la mansión lo atestiguaba, pues la habían erigido en su memoria. Y sin embargo estaba allí, ante todos ellos... Y también estaba la otra. ¿Quién utilizaba a quién? ¿Y con qué propósito? Quizás la dama misteriosa tuviera la respuesta.
- Un lugar más discreto... desde luego. Vayamos a mi oficina. ¿Vienes, Drago? ¡Drago!
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Pudo notar los sutiles cambios que anunciaban en Jean lo mucho que le habían afectado las palabras de la dama. La mirada perdida, el incremento en su ritmo cardíaco traicionado por el agitado movimiento de su pecho, la respiración acelerada... Aunque su cuerpo permanecía tranquilo los síntomas estaban ahí para cualquier observador atento, y Drago era un experto en el miedo.
Entonces la dama habló de nuevo, como si le hubiera leído el pensamiento. Sus palabras, que no parecían dirigidas a nadie en particular, se quedaron flotando en el aire, dejándole sorprendido y pensativo.
¿Qué había querido decir? ¿Lo había dicho por Jean? ¿O por él? ¿Miedo? ¿Tenía él miedo? Si así era, desde luego no era consciente de ello, pero era el arma que había utilizado durante años para luchar contra sus enemigos...
- ¿Drago? ¡Drago! -la voz del profesor le hizo volver a la realidad-. Vamos a mi oficina, ¿vienes?
Eclipse se caracterizaba por ser el menos sociable de sus compañeros de la Patrulla, y por ende hasta hacía poco había sido el menos conocido. No salía casi nunca, y cuando tenía que desplazarse de un sitio a otro lo hacía invisible para evitar cualquier posible contacto (porque tienes miedo, susurró una voz) con profesores o alumnos. Sin embargo, los recientes acontecimientos derivados de la Colisión le habían obligado a tomar un rol más activo, ya que a menudo era el único miembro de la Patrulla que se encontraba disponible para asuntos de representación, y tras sus fructíferas negociaciones con diversos miembros de la Liga de la Justicia, los Jóvenes Titanes y Villa Fábula le habían nombrado líder en ausencia de Scott.
Hacía unos meses se habría marchado tan silenciosamente como había venido, dejando que Jean y el Profesor se ocuparan de la situación, pero ahora debía cumplir con sus obligaciones como líder de la Patrulla. Además, la chica misteriosa y sus ambiguas palabras habían capturado su atención. Tenía curiosidad... Por primera vez en años, había algo que le intrigaba.
- Sí -fue lo único que dijo-. Os sigo, Profesor.
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El despacho del Profesor se encontraba en la planta superior y tenía forma rectangular, con una claraboya enorme compuesta por tres ventanas rectangulares que filtraba la luz del sol sobre el escritorio de madera. Las paredes estaban forradas de estanterías repletas de libros, y había una mesita circular con dos cómodos sillones forrados en piel frente a éstas. Sobre la mesita había desplegado un tablero de ajedrez.
Xavier se sentó tras el escritorio y Lockheed, que les había seguido, se situó sobre el mismo con aire distinguido. Drago se quedó de pie junto a la puerta. Quedaban dos asientos frente a la mesa, además de las dos butacas. El Profesor invitó a las dos mujeres a sentarse con un gesto.
- Bien... aún no nos has dicho tu nombre, muchacha... ¿Para qué has venido? Asumo que sabes quiénes somos... ¿Hay algo que podamos hacer por ti? -después se volvió a mirar a su ahijada-. Jean... ¿hay algo que quieras preguntarle?
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 22nd Junio 2015, 23:36
Las palabras eran demasiado experimentadas para que la Dama Nívea poseyera capacidad de comprensión suficiente. Emergiendo ante aquel mundo de grandes descubrimientos e inabarcables expectativas, había asumido como habitual el hecho de que las vibraciones, según las circunstancias, fuesen capaces de encontrar fuerza inagotable hasta emerger de sus labios, a pesar de que su entendimiento lo encontrara imposible de desentrañar... Un mensaje inconcluso que no era capaz de completar a voluntad, pero que tan sólo emergía con la presencia de las criaturas idóneas, obligando a la Mujer Sin Sombra a aceptar sus limitaciones, y restringirse a ponerlas en su conocimiento cuando de su interior emergían a pesar de su desconocimiento...
Donde desearon llevarla, acudió. Permitió que toda sensibilidad susceptible de ser compartida mientras los seres que allí convivían se acercaban a su propia presencia quedara pronto circunscrita a la melodía, obligado su sentir a ceñirse a sus personales matices antes de que el gran número de notas que resonaban a su alrededor, interpretando la sinfonía eterna, pugnaran por ensordecerla...
Su caminar grácil, pausado, no tenía efecto alguno en cuanto la rodeaba. Apenas dejaba huella sobre el empedrado, la arena o la hierba. Como si de manera natural perturbar en lo más mínimo la magnificencia que la rodeaba fuese para su existencia un pecado imperdonable. Observó las curiosidades que se su visión alcanzaban, ávidos sus orbes perlados en vetas de rodocrosita inundada de una fascinación por lo cotidiano que, bajo un juicio externo, otorgaba a su rostro la frescura de un infante recién nacido...
Elementos para sus acompañantes vistos hasta la saciedad evocaban aún en su mente maravillas. Puertas diminutas asomadas a parajes naturales, rostros y objetos que en realidad no estaban allí, si no que, como una vez había observado el mundo, se trataba de una imagen fija. Había visto esos objetos en algún otro lugar, pero había suprimido su necesidad de preguntar sobre ellos. Impregnaba el aire un sentir disperso que no le dejaba comprender el alcance de cuanto vivía. Sensaciones que no habían cobrado forma se disgregaban, en una neblina, mezclándose con otros que había experimentado en otras ocasiones, guiada siempre por el reflejo de las criaturas con quienes se había encontrado... Miedo, Inseguridad, Desconfianza...
Recorrió su mirada las diminutas figuras sobre cuadros duotonales, erguidas, enhiestas, de alguna manera expectantes a pesar de que no poseían voluntad. La transmisión de dicha sensación provocó en su hierático rostro un tenue rastro de extrañeza...
Aposentó su cuerpo al lugar ofrecido, el mueble no reaccionó en modo alguno al peso que sin duda debería estar soportando. No pudo arrancar a su postura ni el más suave de los crujidos...
- No existe por el momento... vibración apropiada para mí...- parsimoniosa, su barbilla se inclinó apesadumbrando su inalterable expresión, volviéndola doliente...- Una criatura... pronunció una... en una ocasión...- ascendieron sus manos sobre el pecho, palpitante el recuerdo que causó su conocimiento, refrescando así su abatimiento...- pero... no soy capaz... - la fragilidad de su presencia se hizo aún más queda, como si disminuyera de tamaño ante la perspectiva de verse obligada a repetirla...- No es mi voluntad... acudo allá donde me lleva...- sus manos se dejaron reposar, lánguidas, sobre sus blancos muslos - No decido... donde... -Sus creencias eran infundadas. La Dama Nívea no elegía. La matriz de cristal Rojo se quebraba, y su única concesión, una vez liberada de la maternal eternidad carmín, era intentar encontrar el motivo que la había guiado hasta allí.- Hay algo... dentro de mí... No cesa de golpearme... Vuelve siempre con más fuerza... algo que he visto... algo que no soy capaz de resolver...- su mirada se perdió en las lindes de su propia piel, incapaz de hayar fuerza para corresponder a la mirada de las criaturas que la rodeaban. - ¿Quizá es eso... lo que me ha traído aquí?...- las vibraciones resbalaron entre sus labios, sin fuerza, se volatilizaron en el aire como un mensaje sin destinatario...- ¿Puede un ser... lamentar lo que otro es? - su mirada se encontró con el portavoz, y éste, de algún modo, hizo partícipes a sus subalternos del modo en que esos orbes le hicieron sentir al encontrarse...
Había en las gemas rosadas una tribulación que parecía imposible que una criatura de tal belleza debiera merecer, a pesar de no derramar lágrimas, ni el llanto habría podido expresar con más suplicio lo que esa pregunta, sencilla en apariencia, suponía para la Dama Nívea... Tal importancia parecía alcanzar el martirio que le producía su duda, que la respuesta que aguardaba hizo creer que tenía poder suficiente como para quebrarla...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 1st Agosto 2015, 19:05
Decía que no tenía nombre aún, y por sus palabras y su forma de hablar, se notaba que necesitaba aprender y recordar.
La mujer que teníamos delante hablaba abatida y sin fuerzas, parecía frágil, triste, sin conocer su rumbo. Y entonces lanzó la pregunta. ¿Puede un ser lamentar lo que otro es?
Por supuesto.
Fénix, no. No es el momento para hacer esto- ya estaba bastante alterada porque nos reconociera sólo con vernos. A las dos. ¿Qué es lo que la ha traído aquí? ¿Ella no decide a dónde va? -¿Por qué nos ha reconocido, Fénix?
Tiempo al tiempo, Jean. Aún... no...
-No. Eso sería... cruel- fue lo único que supe decir. En mi interior despertaban miles de preguntas sin respuesta, mucha curiosidad, y mucho miedo. ¿Tendría Fénix algo que ver en todo esto? ¿Podría otorgarle alguna respuesta a esta criatura tan frágil? -Has dicho que tú no decides dónde te lleva... no decides a dónde vas. ¿Has estado en otros lugares?- no he probado a usar mis poderes con ella, pero de todos modos no quería hacerlo, me aterraba descubrir lo que esa mente tan maravillosa escondía. Miré a Charles y a Drago con preocupación, sin saber muy bien qué decirle a la flor que teníamos delante más que lo que ya había comentado.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 9th Agosto 2015, 00:03
Tan vívido fue el recuerdo que asaltó a la Dama Nívea cuando le preguntaron acerca de su nombre, tan intenso el sentimiento, que a pesar de que no había sido capaz de indagar en su psique con anterioridad, una imagen nítida se formó en ese momento en la mente de Xavier: la de una hermosa mujer con la piel de color verde y cabellos de fuego ofreciendo sobre la palma de su mano una bellísima flor cuyos pétalos, blancos como la nieve, se teñían del color de la sangre en la parte superior, derramándose por la cara más externa de la rosa, como una analogía con la propia muchacha que se encontraba ante ellos: piel blanca como la nieve, cabellos de sangre.
- Osiria... -musitó el Profesor, asombrado ante aquella visión.
Escuchó con paciencia y comprensión el resto de vivencias e inquietudes que relataba la mujer, si es que podía llamársela así, y acabó levantándose de su asiento para dar algunos pasos por el despacho, pensativo.
- Así que no sabes por qué has venido aquí... Bueno, en ése caso, supongo que tendremos que ayudarte a averiguarlo. ¿Puede un ser lamentar lo que otro es? Indiscutiblemente, sí -afirmó fijando sus ojos castaños en los carmesíes de la Dama Nívea-. Se llama piedad, compasión, empatía. Ya hemos comprobado que eres una clase de émpata. ¿Eso es lo que te turba? ¿Deseas saber qué eres, de dónde procedes, cuál es tu razón de ser? Tenemos un médico en la escuela especializado en cuestiones de adn. Si me acompañas a la enfermería y accedes a darnos una muestra de sangre, quizá podamos averiguar algo más acerca de ti. Y respecto a eso que dices que hay dentro de ti... eso que has visto... Tanto Jean como yo somos telépatas. Podemos leer en el interior de las mentes. Si nos das tu permiso y te abres a nosotros, podríamos ser capaces de vislumbrar eso que tanto te perturba...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 16th Septiembre 2015, 00:58
Aún no había sido capaz de esclarecer la cualidad exacta que permitía que las vivencias antecedidas retornaran a modo de verídicas representaciones que emulaban todo en cuanto había participado desde que se quebrara a lo largo de sus múltiples experiencias la gema materna...
En las vibraciones que otros habían interpretado para ella se resguardaban matices tonales plagados de impresiones, sensibilidades e información a la que había accedido a través de cada criatura encontrada en el inacabable trayecto de crecimiento en que la naturaleza de su existencia la había inmiscuido... En su duración, había sido bautizada por diversas vibraciones que ausentadas de verdadera pertenencia por su parte, se esforzaba por aceptar en un empeño superior por esclarecer su comprensión de la interacción para cada ser, y facilitar el modo en que ser tratada por ellos acomodándose a las providencia de las circunstancias...
En un triste lamento interno resguardaba el desconsuelo que tañía el hecho de desconocer su nombre...
Alzó su afilado rostro pálido, encontrando sus ojos rojos veteados de cálidos minerales preciosos, vertiendo su cabello sobre uno de los desnudos hombros descarnados, acariciando con él los pétalos de una de las flores de Mathâer suspendidas en las hebras de su melena sangrante...
- La Creadora de Vida... me cedió esa vibración... - su pestañeo planeó el tiempo, emuló bajo la blanca piel de sus párpados su presencia confeccionada por los más hermosos retazos de su evocación... - Posó su mano... sobre el lecho de la tierra...- a pesar de que su presencia no era habitual, una inspiración profunda colmó la cúpula de hueso y piel que conformaba su torso...- Y de ella... emergió la vida... - con inusitada rapidez, abrió los ojos revelando el encantamiento que sufría ante semejante concepción de lo experimentado, en forma de milagrosa eclosión...
En un alarde de fragilidad, abrazó sus delgadas piernas envolviéndolas con sus quebradizos brazos, inclinándose hacia delante hasta hallar el límite de su rostro en sus propias rodillas, acortando las limitaciones de su ser a la mínima expresión de su silueta corpórea, asimilando las palabras que la Reencarnada había compartido...
En su vibrante interior apareció el vívido dolor de la estaca atravesando su pecho...
Aún no estaba preparada para recordar siquiera la presencia que componía la única vibración que había llegado a proclamar su esencia, escuchada de los labios del Sufriente Añil...
De las lindes de la sagaz introspección causada por el mensaje del Fénix, brotó una renovada avidez causada por las vibraciones que acariciaron sus oídos con la lozanía de un bálsamo...
- Piedad...- su sola pronunciación elevaba un sentir que dormitaba en el fondo de su inexplorada comprensión...- y... compasión...- su carencia de experiencia la impulsó a concebir que cuanto había acontecido con el Gigante Rojo y el Sufriente Añil era fruto de una crueldad sin nombre... el indefinido límite cobró peso al delimitar con las nuevas vibraciones su sentido...
Acaso... podía estar mas errada...
Extensa de nuevo en su silueta sentada, la imagen de la Dama Nívea había perdido la pesadumbre que la había sumido en el recogimiento, ahora liberada de su pesar... El descubrimiento del factor desconocido teñía su semblante con la pincelada de la genialidad que resguardaba en su fugaz aparición perdurable sabiduría...
- Si con ello... encontráis el modo de hacerme saber...- orbes rojizos delimitaron de nuevo con su propio ser, como en su nacimiento hubo reconocido en aquella extensión que eran sus manos una parte de sí misma...- haced... cuanto os impulse a conocerme...- aquellas vibraciones emergieron de su torso con inmensa perseverancia paciente... Estaban pigmentadas por la voluntad de entrega...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 1st Octubre 2015, 00:36
El Profesor se adentró en aquella mente voluntariosa que se abría a él, mas a pesar de sus muchos años de experiencia, nada podría haberlo preparado para lo que allí se encontró: Una amalgama de dolorosas sensaciones que parecía brotar de todo un mar de sufrientes almas que chillaban todas a la vez, y cada una de esas almas pertenecía a una persona concreta y definida, como pequeñas islas que flotaban en un océano carmesí de infinito dolor. Era demasiado para poder soportarlo, únicamente comparable a las veces que había utilizado Cerebro, sólo que amplificando por cien (o por mil) la intensidad de las emociones que experimentaba.
Al principio, el choque fue tan intenso, tan abrumador, que estuvo a punto de expulsarlo de vuelta, pero logró reafirmarse focalizándose en una de aquellas islas. Presenció el "nacimiento" de la joven, cuando por vez primera había emergido del rojo cristal que le daba la vida en el desierto de Arizona hacía justo un mes, y contempló el frágil cuerpo de una mujer mientras se convulsionaba, atravesada por las balas, y la blanca bata que vestía se iba tiñendo de rojo... y cómo las mismas heridas se abrían, cual siniestro reflejo en un espejo, sobre la blanca carne de la Dama Nívea.
Y, entonces, el milagro... la sangre se condensó y cristalizó hasta formar pequeñas flores carmesíes, del mismo material que la estructura que le había dado vida, y de los labios de la científica, a su espalda, brotó un quedo suspiro... Estaba viva. Pero entonces el dolor de OmegaDust fue demasiado, y al tiempo que se veía confinada de nuevo en el cristal, el Profesor fue expulsado y obligado a saltar hasta una nueva isla.
Vio a la dama de verde, la "Creadora de Vida", como la chiquilla la había llamado, y sintió en su propia carne la conexión que ella sentía con las plantas. Y, por un instante, su sangre se tornó savia, y su piel se estremeció como la hierba ante la caricia del viento.
Después vio a un gigantesco demonio rojo acompañado de un homínido de color azul que recordaba vagamente a un pez, y fue como si un dolor terrible, que apenas alcanzaba a comprender, le partiera por la mitad el corazón. Y de nuevo la dama se refugió en el cristal, expulsando al Profesor hacia la isla más cercana.
¿Ese era... Planaria? Pudo sentir su preocupación, su dolor y su confusión al tiempo que una dulce y suave nana resonaba en sus oídos, acunándole, meciéndole, serenándole...
Y, de repente, el sonido de los frenos chirriando sobre el asfalto, el grito terrible, la moto... La sangre extendiéndose como un macabro manto sobre el empedrado... Y de nuevo el cristal que le expulsaba de la escena.
¿Qué es esto? ¿Esta triste y patética criatura? Sintió su dolor, su soledad, su... hambre. Y la conexión que se establecía con la mujer de rojo.
Pero había más, mucho más...
Podía sentir el grito silencioso de Jean, la inmensa desesperación que embargaba su alma, las dos... Y el mar de voces que inundaba la mente de Drago, sus miedos irracionales, sus temores... su soledad.
Su propio sufrimiento resultó entonces dolorosamente visible, no por él, sino por aquellos a los que consideraba sus hijos, repartidos a lo largo del globo. Su dolor era su dolor, su sufrimiento el suyo propio, y sin poderlo evitar se encontró pensando en Sasha y en los recuerdos que se había visto obligado a reprimirle, por su propio bien, y en el peso que llevaba arrastrando desde entonces, mezcla de culpa, arrepentimiento, pesar...
- El mar... el mar es el cristal... -musitó, como sumido en un trance.
Casi todos los recuerdos de la Dama Nívea aparecían teñidos del color rojo que decoraba sus cabellos y sus ojos. Era el cristal. La mayor parte de su vida la pasaba encerrada en él, y comprendió, porque lo había visto en la práctica totalidad de sus recuerdos, que era la fuente y el origen de sus poderes curativos. Cada vez que la muchacha hacía uso de su poder se veía obligada a pasar una temporada en el cristal, como si hibernara, para recuperarse de las consecuencias físicas que tenía sobre ella. Y es que podía curar a otros seres... "absorbiendo" en su propia carne su dolor, y Charles supo entonces que la chiquilla de frágil apariencia era mucho más que una émpata...
- Mártir -volvió a susurrar cuando por fin fue capaz de escapar del influjo de su consciencia, abriendo enormemente sus ojos marrones al mirarla, en una mezcla de sorpresa, estupor y reverencia-. Eres una mártir...
Había conocido a una persona similar procedente del otro universo: Raven, de los Nuevos Titanes, pero aquella muchacha era medio demonio. En cambio, el origen de OmegaDust continuaba siendo un completo misterio... Aunque quizás un análisis de adn pudiera revelar algo más.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 27th Octubre 2015, 14:47
La límites de su sensibilidad emergieron suspendidos en el horizonte de un eco rojizo inabarcable, la conciencia externa penetró en la basta extensión fluyendo a través de las canalizaciones de los miles de millares de conciencias que conformaban sus estadios receptivos, convirtiendo su búsqueda en el análisis que surcaba la inacabable red sinárgica que se construía y nutría en diversos estímulos que en la totalidad de los casos estaban conformados con un amalgama de diversos estímulos cambiantes en tonos de intensidad que lindaban con una sola emoción primigenia e inherente a toda criatura viviente...
El dolor...
Su forzosa experiencia adquirida por el repetido uso de la maquinaria construida con el objetivo de localizar a las criaturas que en necesidad de ayuda pudieran presentarse permitió que la infinita extensión que abarcaba el pensamiento de la Dama Nívea no quebrara su espíritu y le forzara a evadirse de la lacerante visión que el entendimiento de su esencia habría supuesto para cualquier otro ser...
El autocontrol de sus capacidades permitió que la percepción del foráneo enfrentara su paternal inquisición, atrapado en el influjo de las recreadas vivencias que habían acontecido en un lapso escaso suficiente como para bautizarlo como virginal...
A causa de la inhumana visión que proporcionaba la búsqueda de la verdad respecto al objetivo y origen de La Mujer Sin Sombra, la permanencia del intruso rozaba el fútil transcurso esencial, suficiente para construir la imagen de un concepto desdibujado que, en cada transcurso volátil, amenazaba con desvanecerse volviendo a dejar su comprensión insatisfecha...
La vibración que por primera vez había tañido su esencia reverberó en el aire, no una, si no dos veces...
Volviendo a plegar todos sus límites sobre sí, su aureola orbitó sobre su cabeza coronada en un ritmo rápido y de ritmo regular, mientras su tórax albugíneo expulsaba todo el aire que resguardaba, con la necesidad de reducir el espacio que ocupaba a la mas mínima expresión de su persona... Las delgadas extremidades sostuvieron sus descarnadas rodillas, y sus ojos se sellaron en un pestañeo torturado por la certeza de la verdad...
- Esa palabra...- suspendida en la tristeza de su voz había plañideras, su llanto de una claridad inobjetable, a pesar de que en las plumas de sus pestañas rojizas no pendía una sola lágrima - Duele...- tembló con la fragilidad de la última hoja del otoño, intentando postergar la inevitable llegada de la frialdad invernal...
El silencio quedó suspendido en el tiempo, mientras buscaba consolador refugio en su menuda fragilidad...
- ¿Porque...- apenas audible, tonalidad fútil mas propia de rumor...- ¿Porque... yo?... ¿Porqué... Mártir? - su rostro de nuevo elevado, inocente expresión blanca pintada de un desconsuelo que no encontraba sentido a la propia existencia...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 14th Noviembre 2015, 18:28
La mente de la dama que teníamos delante era como un frágil cristal rojizo, lleno de recuerdos y momentos vividos. Pude ver a mucha gente, personas a las que ni siquiera conocía y otras a las que sí: una mujer que creaba vida, a Planaria. A mí... Verme en su mente me produjo un sentimiento de confusión muy grande, ¿qué hacía yo ahí? ¿Sabría ella algo de lo qué me pasó? ¿Tendría ella algo que ver? Pude sentir las pesadillas de Drago, el encuentro de la pelirroja con el profesor Xavier...
Las palabras del profesor me sacaron de mi ensimismamiento, sacudiendo ligeramente mi cabeza de manera casi imperceptible. ¿Mártir? Miré al profesor y después a la muchacha. Por último, me miré las manos como si las viera por primera vez, girándolas para observar tanto la palma como el dorso. Apreté éstas en puños y la miré, llena de compasión.
La expresión que nos ofreció me rompió el alma. Pensar que quizás yo tenía algo que ver con ella... A lo mejor no era así en absoluto, pero nadie sabía decirme nada más. Era la única información que tenía respecto a la colisión.
-...- no dije nada en ese momento. Sólo pude abrazar a la Dama Nívea, porque me salió de dentro, porque creí que era lo correcto en ese momento. No podía evitar pensar que ella sufría por culpa mía. No en el sentido victimista, pero sí que sentía que yo tenía algo que ver. Que de veras tenía algo que ver. Que las dos teníamos algo que ver...
Su piel al tacto de mi abrazo no me sorprendió, en cierto modo esperaba que fuera así: como un cosquilleo, como si me rozara, como si apenas me tocara.
-Lo siento...- le dijo Fénix, sincera. Dejé que Fénix hablara sin darle mayor importancia, sabía que no pasaría nada si la dejaba "libre" en ese momento.
-¿Qué recuerdas de la colisión? No guardo ningún recuerdo de lo que pasó... Sólo que aparecí de nuevo aquí, viva- le pregunté, necesitaba respuestas que Fénix no me estaba dando.
OFF:
Siento la tardanza, me cuesta responder a este hilo (no porque no me guste, si no porque me parece un hilo complicado), espero que no se repita, aunque estoy teniendo problemas de inspiración últimamente con Jean u-u
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 17th Noviembre 2015, 14:30
Hasta aquél momento, Drago no había entendido absolutamente nada de lo que estaba pasando. No entendía qué era aquella niña, ni por qué suscitaba aquellas extrañas emociones en él, ni qué estaba haciendo dentro de aquél cristal, ni cómo había llegado hasta allí. Y cuando el Profesor mencionó la palabra "mártir", su confusión no hizo sino aumentar.
Drago era un hombre profundamente religioso, y la palabra "mártir" tenía un sentido muy concreto en la religión, pero con un importante matiz, y es que Drago era musulmán, y las implicaciones que venían con la palabra eran considerablemente diferentes con respecto al cristianismo.
Para un musulmán, el prototipo de inocente mártir cristiano que se ofrece al tormento antes que renunciar a su fe era más un modelo de masoquismo sagrado que algo digno de ser santificado y honrado.
La Shahâda (el ‘martirio’) musulmán era otra cosa; significaba luchar hasta el extremo de morir por una causa justa, e implicaba valor y arrojo, no como negación de la vida sino como afirmación de la dignidad. La Shahâda por tanto sólo era posible en el campo de batalla. El shahîd renunciaba a su vida porque realmente vivía en Allah, y Allah es la Verdad. Su causa es la Verdad, y por ella se defiende, protege su casa, lucha por los suyos, combate por su tierra, hace cara a los tiranos y se presenta sin miedo ante los farsantes. El shahîd, por tanto, no era el clásico mártir cristiano, sino un guerrero, y si podía haber una imagen más alejada de lo que aparentaba esa chica, seguramente sería esa.
Aquella delicada flor blanca, etérea y de mirada triste que se acurrucaba en el asiento como si tuviera frío, no tenía precisamente aspecto de ser una guerrera, pero tampoco parecía alguien que se sacrifica por fé como hacían los cristianos, y por desgracia las únicas acepciones a la palabra "mártir" que conocía el mutante venían inevitablemente ligadas a la religión.
Pero el Profesor parecía estar hablando de otra cosa, de un poder que iba más allá de la empatía, hasta el punto de absorber los dolores físicos o emocionales que padecían otras personas, experimentándolos en la propia carne. Algo así como la facultad de absorber la vida que tenía Pícara, sólo que mucho más hermoso por lo que implicaba, pero a la vez espantoso para la muchacha. Parecía increíble que una criatura de apariencia tan frágil tuviera la capacidad de absorber el dolor ajeno, pero como persona creyente, y también como ser humano, no tuvo más remedio que apiadarse de ella, aunque como siempre su total carencia de habilidades sociales se puso de manifiesto en su clara ignorancia acerca de cómo debía reaccionar, o qué debía hacer.
Él no podía soportar que la gente se apiadara de él, o las expresiones de lástima y asco de los demás al descubrir las vacías cuencas de sus ojos o las cicatrices que cubrían su cuerpo, razón por las que nunca las mostraba, ocultando su aspecto real bajo una ilusión de normalidad. Muy poca gente en la mansión (el Profesor, Bobby, Tormenta, Jean y pocos más) sabían el aspecto real que se ocultaba bajo la máscara. Entonces... ¿debía mostrar compasión hacia la niña o debía aparentar normalidad y restarle importancia? No tenía ni idea de lo que ella necesitaba en aquél momento, y como siempre ante aquella clase de situaciones, se sintió incómodo y sin saber cómo reaccionar. Jean no pareció tener tantos problemas, ya que no dudó en arrodillarse para abrazar a la pequeña, y también el Profesor parecía afectado.
- No lo sé -tuvo que admitir Xavier ante la pregunta de la muchacha-. No sé si es un poder específico tuyo, como los poderes que se manifiestan en los mutantes, o si se trata de algo inherente a tu especie. ¿No sabes de dónde vienes ni cómo llegaste hasta aquí, o si hay otros como tú? Deberíamos hacerte ahora una prueba de adn para averiguar si perteneces a alguna especie conocida; eso quizás podría despejar muchas dudas. Lo único que podría ofrecerte es mantenerte en un entorno de aislamiento que bloqueara los estímulos externos para impedir el dolor, pero si no se trata de algo temporal, sino de una característica intrínseca a tu naturaleza, implicaría estar toda tu vida encerrada, y no creo que quieras pasar por eso. De hecho es incluso posible que el cristal del que saliste cumpla una función parecida. También tendríamos que analizarlo para averiguar de qué está hecho. Jean y Drago te acompañarán ahora al laboratorio para hacer los análisis pertinentes, pero no te preocupes, porque incluso aunque no logremos averiguar nada, existe una muchacha llamada Raven que posee una habilidad parecida, y quizá ella podría ayudarte.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 25th Noviembre 2015, 17:43
Con la meridiana claridad con que era capaz de percibir en las criaturas que la rodearan independiente a su naturaleza la facultad del dolor, llegaba hasta la Dama Nívea la nítida percepción que impulsaba en ellos un sentimiento reflejo al que por vez primera le supusiera el triste conocimiento que había impuesto su previo rechazo, tratando de esclarecer así su disconformidad pronunciado la pregunta de la que había obtenido respuesta a modo de un nuevo paradigma de la comprensión que había encontrado forma en modo de vibraciones que entretejidas construían una pacificación que sólo había llegado a alcanzar suspendida en la matriz de rojizo cristal protector...
Piedad...
Compasión...
Empatía...
Todas, cada una de ellas, tañía en el fondo de sus múltiples melodías trenzadas la esencia misma de lo único irrevocable que la Mujer Sin Sombra conocía...
"Púlsar"
Reconoció el afán de curioso altruismo salvaguardado en las palabras de Xavier, a pesar de que su virginal inexperiencia del entendimiento no le permitía acceder a su significado contextual dificultando su comprensión, resolución única en forma de dos miradas entrecruzas de pacífica madera cargada de vida una, otra de estrellas rosadas cristalinas suspendidas sobre un universo rojo. Su muda sapiencia interpretó la disposición de la Dama Nívea a obedecer sus desinteresadas sugerencias en pos de cuanto le brindaba una oportunidad de autoconocimiento...
La repentina constricción de unos brazos sobre su fragilidad, descarnado cuerpo blanco ceñido bajo la dulce presión de una nueva piel que envolvía su presencia obligó a su rostro a construir arcos de estupor con sus cejas, abriendo con levedad sus labios de pálida rosa a causa del momentáneo desconcierto que provocaba ese gesto...
Su torso vacuo inició una oscilación profunda cuando el aire se adentró en su tórax produciendo el efecto de una abisal respiración sin fin, desprendidos sus párpados con la delicadeza de dos copos de nieve sobre tierra nueva privando a las criaturas circundantes la visión de sus ojos. La aureola cimbreó esgrimiendo arcos circulares que hacían elevarse sus extremos. Sus estilizadas manos ascendieron hasta depositarse con liviano gesto sobre la espalda de la Dualidad Ardiente, deslizando la superficie de sus yemas despuntadas en lágrimas cristalinas transparentes sobre la curvatura de su espalda, leyendo con delicadeza sobrehumana el Braille que construía el raíl de su columna vertebral...
Fénix realizó su pregunta...
Y todo quedó en silencio, salvo una palabra que cobró fuerza suficiente como para obligar a la Dama Nívea a abrir los ojos hasta su propio límite. Una vibración profunda emergió de su torso como una canción ancestral cantada por miles de voces, y produjo un pulso que se transmitió a través de las presentes criaturas con una certeza inamovible, comparable solo al conocimiento aceptado de la propia mortalidad. El Polynach se hundió a través de la cortina roja salpicada de flores, encajando su menudo cuerpo albar entre los tobillos de la Mujer Sin Sombra. Un tañido de campana de cristal marcó la detención absoluta de la aureola, que quedó suspendida sobre su cabeza. Un viento imposible golpeó a los presentes sin producir el menor daño, sacudiendo de modo antinatural el cabello de danzante flora abierta. Sus ojos cristalinos vertieron hacia su interior las vetas rosas, como la precipitación de una lluvia de estrellas sobre un agujero de llamas grana cárdeno que comenzó a devorarlas hasta cubrirlos con precipitada inconsciencia...
Lánguida presencia espectral, atravesó al levantarse la física oposición que suponía el cuerpo del Fénix que había estado constriñendo los límites de su ser antes de ejecutar la pregunta que había inducido la conciencia de la Dama Nívea a un estado de conocimiento anterior, olvidado en la carencia de sabia experiencia...
Erguida sobre sus finos tobillos blancos, labios entreabiertos y párpados carentes de fuerza a medio situar sobre sus orbes encarnados, su perfecta piel nívea abrió surcos en su superficie dibujando ínfimos puntos como millones de cuchilladas de agujas atravesando su carne salpicada de rocío sangriento, brotaron sobre sus manos cascadas de sangre que desafiando toda física plausible renegaron del cruento impacto que les aguardaba contra el suelo al obedecer la universal ley de gravedad, y ascendieron flotando desprendidas de yagas tiernas abiertas en pétalos de piel...
La materia que componía la sala entera perdió a plena vista su forma en una neblina ascendente de chispas rojas que conformaba la nebulosa de un fondo inalcanzable sumiendo a los presentes en una sensación de eterna suspensión que sólo Fénix y Xavier habrían podido percibir a través del análisis de su inocua sensibilidad...
- Al delicado equilibrio mantenido confronta siempre el destino... - como galaxias diminutas las gotas de sangre orbitaron sobre ellos en un movimiento plagado de vida, desarrollo y evolución...- Mayor que ninguna fuerza el cambio imperecedero impulsa... - Cada una aun ritmo distinto, integradas sin embargo en un solo mapa viviente... - Del fragmento mismo de un tiempo extinto... - una onda recorrió las gotas de sangre alterando su forma, impulsándolas a unirse o dividirse sin aparente sentido...- Cuanto participó de la existencia, deshecho o dañino... - Las lágrimas de sangre implosionaron, explosionaron, entremezclando la esencia del origen universal representado en el firmamento de la niebla roja... - En uno solo serán reconstruido...- las últimas vibraciones desprendidas de sus labios atrajeron hacia sí la esencia grana suspendida en el aire, la habitación sin cambio perceptible para quienes la reconocían como parte de su entorno, las gotas de sangre conformaron una suave película sobre la piel translúcida de la Dama Nívea, tornándola por un instante joya escultórica carmín, antes de que con un nuevo tañido la aureola volviera a ejercer su paso acompasado haciendo vibrar la cobertura sangrante hasta desintegrarse en un mar de perlas casi invisibles volatilizadas en el aire...
Con una exhalación digna de último aliento su exiguo cuerpo albugíneo sin rastro alguno de herida desfalleció hacia delante...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 26th Noviembre 2015, 12:31
Mi abrazo no pareció alterar el estado de la Dama, no pareció molestarle.
Lo que sí supuso un cambio en ella fue mi pregunta. Miles de voces inundaron la habitación, pero no venían de ninguna parte sino de la Dama; una pulsación agitó el despacho del profesor, creando un viento de la nada que lo revolvió todo sin dañar nada; los ojos de la Dama cambiaron también, su aspecto, su mirada, se irguió atravesándome, haciendo que ignorara cómo mi cabello y el de ella se revolvían sin sentido... ¿Qué estaba pasando?
Mi confusión no terminó ahí, la Dama estaba expuesta por completo, en pié, dejándome en una posición de inferioridad, clavada en el suelo apoyada en mis rodillas. Su piel... Miles de diminutas heridas aparecieron en su piel, arruinándola, manchándola... Sangrando... Pero su sangre no llegó a tocarme, la sala se volvió imperceptible, me recordó a una sala blanca... pero esta era roja.
En ese momento la Dama habló y me heló la sangre, ¿quería decir eso que los mundos terminarían por colisionar del todo? ¿Que todo cuanto conocíamos desaparecería? ¿Qué? Su sangre danzaba a su alrededor sin caer al suelo con movimientos erráticos para al terminar de hablar ella cubrirla con delicadeza, convirtiéndola en una flor de color escarlata. Exhaló y todo terminó. Me levanté a tiempo para cogerla y evitar que se desplomara en el suelo, inconsciente.
-¡Profesor!- grité, abrazándola. -¡Dragoslav, ayúdame!- le pedí. Podía con ella, pero a él no le costaría cargarla hasta el laboratorio. -Hay que analizarla, hay que saber qué ha pasado. Su consciencia... Ella entera cambió, Profesor. Usted también ha tenido que sentirlo, no sólo el entorno: su voz, su aspecto, su conocimiento parecía... diferente...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 2nd Diciembre 2015, 17:43
Todo iba bien hasta que Jean planteó su pregunta y, de buenas a primeras, una especie de salmo gutural entonado por mil voces distintas emergió de la Dama Nívea, abrumándolos a todos por lo inesperado, al tiempo que una repentina ráfaga de viento surgida de no se sabía dónde los golpeaba con violencia. Eclipse se cubrió por reflejo, mas al ver que no ocurría nada, rápidamente centró su atención en quien parecía ser la causante de todo, mientras los alarmados gritos de Jean y las advertencias del Profesor resonaban en el aire. ¡La niña! ¿Qué le pasaba a sus ojos? ¿De dónde había salido toda esa sangre? ¿Y por qué flotaba en el aire? ¿Qué estaba pasando?
En ese momento, las palabras de Xavier reverberaron en su mente:
Está creando un mapa de la Colisión, creo que ha sido la palabra que ha desencadenado ésta reacción. Llevadla a la enfermería, creo... Creo que ésta criatura está relacionada de algún modo con el fenómeno que ha sacudido nuestro universo. ¡Quizás incluso forme parte de él!
Drago entendió que Jean había recibido el mismo mensaje en su mente, de la misma manera que supuso que había escogido la vía telepática para transmitirlo por temor a volver a suscitar alguna otra reacción imprevisible en la muchacha.
Asintió y, sin ningún esfuerzo aparente, tomó entre sus brazos el frágil y liviano cuerpo de la muchacha inconsciente, alzándola en el aire para llevarla lo más rápido que pudo hasta el laboratorio, seguido de cerca por Jean.
Bestia les esperaba con una camilla preparada. El Profesor debía de haberle dado ya todas las indicaciones pertinentes para ahorrar tiempo. Depositó con cuidado el cuerpo de la muchacha en la camilla y Henry le puso el pulgar en la muñeca para medir la frecuencia cardíaca.
- ¡No tiene pulso! -exclamó-. ¡Drago, rápido, el desfibrilador! ¡Tenemos que reanimar el corazón!
El doctor de azulado pelaje le abrió la boca a la niña para despejar las vías aéreas y se dispuso a darle un masaje cardíaco, pero, al poner las manos sobre el esternón se dio cuenta de que éste subía y bajaba de manera normal.
- Qué raro... -musitó, volviendo a sujetarle la muñeca de la misma manera-. Vuelve a tener pulso. Drago, traéme el estetoscopio.
Una vez lo tuvo en sus manos, se lo colocó y comprobó que, efectivamente, el corazón parecía latir de manera regular.
- Parece fuera de peligro -dijo quitándose el aparato y dejándolo sobre una mesa cercana-. Aunque... no lo entiendo muy bien. Voy a hacerle un análisis de adn y sangre y la pasaré por el aparato de rayos x para comprobar su fisiología interna -anunció mientras recogía de una vitrina unos tubos de muestra-. Podéis esperar fuera, si queréis.
Fdi: dejo los resultados de los análisis en manos de OmegaDust. Si he descrito o interpretado algo mal, comunicádmelo y edito
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 21st Diciembre 2015, 02:58
Desacostumbrado para las criaturas que poblaban el mundo resultaba el tacto particular que advertían al roce de la translúcida piel albar de la Mujer Sin Sombra... Un cosquilleo volátil apenas ostensible a causa de la ausencia de calidez que sus sentidos acostumbraban, percepción etérea de una pluma mecida por sutiles soplos de aliento sobre un párpado dormido acaso resultara una comparación acertada. La sensación de peso estimada mientras Dragoslav sostenía su exánime silueta enmarcada sobre la firmeza de sus brazos clamaba irrealidad...
Su suspensión en nada exigía esfuerzo al Vidente Aciago...
El cuerpo lánguido de la Dama Nívea reposado sobre la camilla soslayó su aparición con el imperturbable descaro con que lo hacían el resto de objetos con los que intervenía su presencia. Dispuesto para el examen que descubrió sus innumerables carencias, respiración ausente y un son de pulsaciones fugadas de temeroso emerger tardío inspiraron en el ser que la auscultaba suspicaces inquisiciones a las que se acondicionó a hallar clarividente respuesta...
Junto al marco que notificaba la salida de la estancia, una pequeña criatura de pelaje albugíneo marcaba un paso indolente examinando el entorno con su bulbosa nariz. Alzó el morro, enhiestas las orejas al comprobar como ninguna de las criaturas era la que pertenecía a su propio ser, se aproximó hasta la puerta y alzándose sobre sus patas traseras apoyó las delanteras sobre la madera con el anhelo de asomar su merodeadora necesidad al interior del habitáculo, mas su tentativa persistió frustrada relegado a permanecer en la quietud del pasillo en que se prorrogaba la espera...
Impulsada por la decisión de una gran mano ultramar extendida, la criatura albar espantada por el repentino movimiento de las hojas de las puertas buscó resguardarse serpenteando entre los pies de las dos criaturas que albergaban sentimientos encontrados respecto a la Dama Nívea a causa de lo que en su compañía había acontecido...
- Jean, Drago. Pasad. No vais a creerlo...- en sus facciones endurecidas podía observarse un escepticismo inherente a los seres entregados a la erudición de la ciencia...
Dentro del laboratorio, el cuerpo de la Dama Nívea permanecía inerte. Alrededor de la menuda delgadez de su blanco brazo de sílfide había una ínfima correa de goma cuyo objetivo era el de dificultar la circulación obligando a las venas a evidenciar su presencia. Las robustas garras de tono garzo sostenían en la instruida posición una jeringa de aguja fina, su émbolo percutido hasta el extremo denotaba la carencia de contenido. Sus rostros de impávidos orbes advirtieron como la fina muñeca era atrapada en un engarce de falanges zarco, y el filo diagonal de la aguja penetraba en la carne del pronador de la Mujer Sin Sombra...
En la culminación del gesto, el retroceso hizo su carga obligando a la varilla de metal a abandonar la natural posición que había adquirido al efectuar el pinchazo...
De ninguna de las superficies brotó gota alguna de sangre...
- No he sido capaz de sacar muestras, ni con bastoncillo ni con raspado. Su pulso es tenue, pero aunque localice la vena, es como si desapareciera. No hay sangre. No se trata de regeneración, como Logan. Esto es otra cosa. - inmerso en el frenesí de la evidencia, sostuvo entre sus dedos de añil el mango del bisturí. Su aguzada aleta metálica debió morder la carne del brazo de la Dama Nívea abriendo abismos de piel y músculo salpicados de bruma sangrante, mas nada de eso ocurrió... su dermis de argenta blanca persistió colmada de intacta perfección...- Es como si nada consiguiese alcanzarla...y echad un vistazo a esto... - dirigiendo sus pasos presto hacia una pantalla de luz accionó con prontitud el interruptor, mostrando en su cubierta luminosa una serie de láminas que posicionó en paralelo hasta configurar toda una construcción horizontal de encarnado aspecto difuso... - Su radiografía. - inmerso en la fascinación compartida se arrimó de nuevo en torno al cuerpo tendido de la Mujer Sin sombra...- Están repitiéndola otra vez. Pero no hay explicación científica por la cual aparezca ese color rojo. No es posible... o la máquina está muy estropeada, o esto es algo que jamás había visto antes. - la aseveración reverberó en el interior del laboratorio...
Con una inspiración interminable de descarnado tórax henchido, las mariposas de sus párpados aletearon confusas devolviendo la consciencia a la criatura yacente...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 21st Diciembre 2015, 10:52
Henry nos dijo que podíamos esperar fuera si queríamos mientras le realizaba unas pruebas más a la Dama, después de haber entrado en paro y repentinamente tener pulso de nuevo. Todo estaba resultando muy extraño, desde la Colisión, todo era un caos, nadie sabía nada, todo eran sorpresas y violencia, confusión... Y, después, estaba ella. Su reacción ante mi pregunta me asustó y no quise decir nada más por si acaso, me sentía nerviosa y puede que algo culpable de su estado en ese momento. Estaba apoyada en la pared cambiando el peso de pierna a cada momento, cada minuto que pasaba me movía impaciente, me sujeté los brazos como abrazándome para calmarme un poco justo en el momento en el que Henry se dispuso a salir e invitarnos a entrar de nuevo.
Antes de que sus palabras resonaran en la sala, fruncí el ceño leyendo su pensamiento. Lo que había descubierto no era normal. Nada en ella era normal, pero... aún así...
Entramos en el laboratorio detrás de él y me coloqué al lado de la camilla donde reposaba la Dama, dormida, tranquila, parecía estar incluso en paz.
-No puede ser. Acabamos de ver cómo la sangre abandonaba su cuerpo y... danzaba errática a su alrededor... ¿Cómo es posible?- pregunté casi hablándome a mí misma en voz alta más que a mis compañeros. Me llevé una mano a la boca cuando Henry nos hizo la demostración de lo que ocurría cuando la cortaba con el bisturí y...
-Parece una galaxia- asombrada como estaba, no era capaz de pensar con claridad. Su radiografía mostraba algo parecido a una galaxia, nombrar la Colisión desencadenó esta situación, una reacción inesperada en la Dama Nívea... ¿Y si...? -¿Y si de veras formara parte de la Colisión? ¿Y si fuera parte del resultado de la Colisión? Como una de las consecuencias...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 15th Enero 2016, 00:50
OOC:
Perdón por la tardanza, he estado un poco liada estas vacaciones pero ya estoy de vuelta
Todo había sido tan confuso y sorprendente que había resultado sencillo olvidarse del pequeño animalillo, mas, en los tensos y largos minutos que duró la espera en el pasillo, Drago lo vio alzarse sobre las patas traseras para apoyarse en la puerta con el deseo de reunirse con su dueña y la ternura se apoderó de él al pensar en Luna, su propia perra. Los perros eran, posiblemente, de las criaturas más nobles que había en el universo. De ellos no podías esperar maldad alguna, sólo lealtad, luz y amor incondicional.
- Hey, compañero... -susurró con dulzura, doblando una rodilla a su lado para poder acariciarlo-. Estás preocupado por tu dueña, ¿verdad? Verás como no es nada...
Lo cierto era que no estaba muy seguro de que aquél curioso ser fuese realmente un perro, pero se parecía lo suficiente como para tratarlo como tal, así que le dio unas palmaditas reconfortantes en el lomo un segundo antes de que se abriera la puerta y la criatura buscara cobijo entre sus pies.
En el umbral se encontraba Henry, con una cara que le recordaba a la manera en la que les había explicado lo sucedido cuando se había producido la Colisión, como si no pudiera creerse lo que sus aparatos habían registrado. Cogiendo a la pequeña criaturilla entre sus brazos, Drago siguió a Henry y a Jean al interior del laboratorio.
Observó atónito cómo la aguja penetraba la blanca carne sin que el émbolo consiguiese arrancar una sóla gota de sangre. Al principio pensó que se trataba de algo como la capacidad de Coloso al transformarse, pero no... Todos habían visto cómo la aguja había atravesado limpiamente la piel. Y lo que sucedió con el bisturí...
- No lo entiendo... -musitó, confuso-. ¿Cómo lo hace si no es una mutante?
Y, entonces, vio la radiografía.
- Bismi llāh*-musitó en árabe sin darse cuenta, absolutamente maravillado.
¿Qué era aquella mujer? ¿Acaso era un ángel? ¿O...?
Por fortuna, Jean habló, interrumpiendo sus divagaciones religiosas para razonar una conclusión que, mal que le pesara, sonaba mucho más razonable.
¿Una galaxia? Sí... Parecía una galaxia. Y era cierto que la mujer había sufrido el ataque al mencionarle la Colisión...
- Se puso en éste estado cuando mencionamos lo ocurrido durante el choque de universos -le explicó a Henry, completando la información aportada por su compañera-. La sangre comenzó a brotar de su cuerpo y a levitar a su alrededor, como formando una especie de mapa cósmico... El Profesor dijo que creía que tenía algo que ver con la Colisión. Quizás tendríamos que enviarla con Zatanna. Tal vez haga falta magia para entender lo que a nosotros se nos escapa.
Al ver que la doncella abría los ojos, se volvió hacia ella y soltó al perrito sobre la camilla para que corriera a saludarla.
- ¿Cómo estás? ¿Qué tal te encuentras? Sufriste una especie de desmayo... ¿Qué es lo último que recuerdas?
*:
"En el nombre de Dios", en árabe
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 20th Enero 2016, 21:27
Escurriéndose sobre sus diminutas zarpas de tres dedos, la criatura rehuyó el contacto del Vidente Aciago cuyo único propósito residía en procurar reconfortar al ser de albino pelaje que se separó en intrépido trote. Desandando lo andado a posteriori, elevó sus orejas en el síntoma inequívoco de alerta haciéndolas aletear en descendente mientras aproximaba su bulbosa nariz hacia la palma expuesta del hombre que pretendía iniciar su contacto con él. Analizó con su hocico la superficie surcada de sutiles arrugas y líneas en un par de ocasiones rozó contra su piel la delicada cubierta húmeda que cubría su sentido primordial...
Se encogió sobre sí cuando detectó el movimiento de la mano mas no volvió a huir permitiendo que la trabajada palma se adentrara en la límpida superficie de cabello albar cuyo tacto refractaba la delicadeza similar de un manto de nieve virgen...
Finalizado el contacto los goznes de la puerta chirriaron al abrirse provocando en Polynach la búsqueda de indulgencia propia de la protección que le otorgó su subterfugio entre las piernas del ser que, eludido por la imperioso reclamo de su compañero fue alzado sobre sus patas y guiado hacia el interior de la habitación donde reposaban los restantes segmentos que componían la totalidad de su esencia existencial...
Depositado sobre la camilla en la que aposentó los cuartos traseros aguardó reacción de la Dama Nívea cuya silueta se izó sobre la estructura metálica, su expresión propia de la marcha del desvanecimiento que la había privado de voluntad...
Los pétalos sonrosados de sus labios entreabiertos temblaron cuando el tórax abarcó el aire que alimentaba el recobramiento de su conciencia, gesto no dictado por la excepcional necesidad impuesta de la natural respiración del resto de criaturas presentes en la sala. La aureola cimbreó sobre su cabeza con oscilante cadencia mientras sus pupilas de piedra preciosa engarzada de cuarzo cárdeno se fijaba en las criaturas que la rodeaban ostentando en su voluntariosa avidez de respuesta su preocupación...
- ... - - de mirada atribulada plagó la Dama Nívea su enderredor, en una búsqueda vacua de comprensión digna tan sólo de la primordial cuestión metafísica. - he... visto...- proyectó su voz un tinte de ancianidad desconocida para cuantas criaturas habitaran la existencia finita.- ... Todo...- su cuerpo frágil parecía sostenerse de manera milagrosa, pronunciar ese susurro vibrante amenazaba con arrebatar la escasa fuerza que la mantenía consciente...
Henry prodigó su figura hacia atrás...
Con el sobresalto propio de la exclamada intromisión la mesa plagada de herramientas metálicas trastabilló sobre su soporte contagiando la inquietante alteración del estruendoso sonido. En la infructuosa tentativa del impedimento basó su siguiente movimiento el fascinado ser azul que alargó su mano hacia la bandeja, intentando cogerla...
Quejidos gemelos asediados por el dolor se suspendieron en el aire cuando el fino escalpelo mordió la cubierta ultramar emergiendo sobre los mares de piel abierta el líquido motor nutriente de la existencia orgánica...
Henry contempló en silencio la descubierta llaga de su mano derecha, en símil resentimiento observó La Mujer Sin Sombra la perfección de la piel translúcida inalterable de su mano temblorosa...
De sus orbes amarillos brotó la maravilla devolviendo en un instante suspendido de comprensión mutua la conciencia de quien en calidad de entrometida parecía haber reaccionado a los actos cometidos por su torpeza...
Mudo diálogo establecido en el silencio de las insondables miradas enfrentadas, ojos de estrellas corinto contemplaron la veladura vertida entre la piel abierta que lagrimeaba su esencia tintando en cada pulsación el suelo bajo sus pies. Los dedos despuntados de lágrimas cristalinas alargaron su límite hacia la extremidad de la criatura, que embelesada en las numerosas esquirlas cambiantes que como meteoritos de colas fugaces depositaban la variedad de color en el interior de sus iris de joya encarnada ofreció la fragilidad de su carne floreciente...
Selló la dama Nívea con su propia piel la cubierta seccionada, frunciendo su ceño en la concentración del sufriente apuntalando sus dientes unos contra otros sin impedir que un delicado siseo se escurriera flotando entre sus labios tirantes derramando en sus sencillas notas el aguijón del escozor...
Retiró su contacto en el frágil tornamiento de una muñeca deshuesada exponiendo entonces la abrupta fisura mielga que hendía la carne de su mano argenta, evidenciando en simultánea revelación la reconstruida extremidad sin tara del Erudito Ultramar...
Hasta que su carne se selló por completo sin imperfección...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 21st Enero 2016, 13:29
-Creo que tienes razón, Drago. Quizá esto se nos escape, Zatanna puede ser de mayor ayuda...- coincidí con él en eso. No parecía que pudiéramos indagar más, y Fénix, que pareció reconocerla y sentirla, tampoco me decía nada.
En ese momento, la Dama se despertó, provocando una serie de confusiones en mí, que no supe qué decir. Menos mal que Drago sí, quien acudió a ella preguntándole cómo se encontraba, si recordaba algo. Ella se erigió sobre la camilla, débil y frágil, hablando con una voz igual a ella: débil y frágil. Aseguró haberlo visto todo... Clavé mi mirada en ella, con el ceño algo fruncido, sin llegar a comprender del todo. ¿Lo ha visto todo? ¿La Colisión? ¿La vida? ¿Qué? Temía hacerle esas preguntas por la reacción que tuvo minutos antes cuando le pregunté sobre la Colisión de los mundos. Llevé una de mis manos en mis labios y comencé a morderme brevemente las uñas. Y entonces...
Henry retrocedió unos pasos, asombrado apuesto por las repentinas palabras de la mujer, golpeando sin querer la bandeja que soportaba las herramientas médicas, como bisturí, escalpelo... El cual, en un intento de Henry por no dejar que cayera al suelo creando más ruido, cortó en la mano derecha a nuestro azul compañero. Mi primera reacción fue ir a ayudar a recoger el material, pero me quedé quieta al sentir a la Dama, concentrada, haciendo chirriar sus dientes del esfuerzo mientras intentaba curar la herida de Henry, que no dejaba de sangrar. Hasta que paró y la piel de Henry volvió a su estado original, sin cortes.
Dejé lo que estaba haciendo y cogí la mano de Henry, observándola con evidente asombro. Era increíble lo que esa muchacha era capaz de hacer, de ver, de sentir y no sentir... Esa muchacha era increíble toda ella en sí. Me acerqué lentamente hacia ella, con cuidado y alargué mi mano para coger la suya, esperando que me diera permiso para observar su piel y su tacto, si podía llamarlo así.
-¿Cómo...? Ha sido... ¿Te encuentras bien?- estaba realmente preocupada por ella, por lo que le podría pasar en ese momento, siendo una mártir, no quería imaginarlo. Miré a Drago y a Henry, a la mascota de la Dama... No sabía qué decir.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 10th Febrero 2016, 01:01
Drago permaneció en silencio observando el increíble milagro. En un momento dado la mano de Henry presentaba un feo corte y, al momento siguiente, el corte había desaparecido para teñir de carmesí la blanca piel de la Dama, exactamente en el mismo punto, un segundo antes de que la herida se cerrara como por arte de magia. Había visto algo muy parecido antes... en aquella Titán de Happy Harbor.
El poder de la Dama parecía mayor, y desde luego carecía de la presencia inquietante que tenía Raven, pero quizá la Titán podría saber algo más acerca de sus orígenes, y lo importante era encontrar la mejor manera de ayudarla.
Con delicadeza tomó la blanca mano de la mujer y la sostuvo entre las suyas, acariciando levemente el lugar en donde debería haberse encontrado la herida y en el que ahora no podía observarse la más mínima cicatriz. Después, la miró a los ojos con su mirada ilusoria.
- Conozco a alguien que es capaz de hacer algo muy parecido a lo que haces tú, Osiria -musitó, recordando la manera en que la había llamado el Profesor-. No creo que seáis exactamente lo mismo, pero es posible que ella pueda aportar un poco más de luz en todo ésto. Disculpadme un momento, voy a hablar con el Profesor. Ahora vuelvo.
Eclipse salió de la enfermería cerrando la puerta tras de sí para regresar al cabo de algunos minutos.
- El Profesor se ha mostrado de acuerdo en contactar con nuestros nuevos aliados, los Titanes. Si ellos no averiguan cómo ayudarla, llamaremos a Zatanna. Mientras esperamos... ¿qué te parece si te enseñamos un poco el lugar, Osiria?
Le tendió la mano a modo de invitación y esperó a que la Dama les siguiera a Jean y a él fuera de la enfermería.
- Gracias por todo, Henry -se despidió antes de salir-. Bien... ¿dónde creéis que deberíamos ir? Los jardines ya los conoces... Mmmm... Jean, ¿podrías ir a la cafetería a traer algo de comer y de beber para nuestra invitada? No sé si tendrá hambre o sed, pero tampoco me parece prudente pasarnos por la cafetería y llamar aún más la atención de los curiosos.
Además, prefería no alterar más a la muchacha; bastantes cosas tenía ya para asimilar.
- Te esperaremos en el aula de música. Ven, Osiria...
El aula de música era grande, aunque no tanto como las demás aulas del instituto, ya que se trataba de una asignatura extraescolar y no contaba con demasiados alumnos. Contaba con tres pianos, violines, violonchelos, contrabajos, e incluso instrumentos de percusión, y las sillas estaban situadas de manera que pudieran rodear los instrumentos.
- Dime, Osiria, ¿te gusta la música? -inquirió Drago, tratando de establecer un ambiente distendido para facilitar que la muchacha se relajara-. ¿Cuál es tu instrumento favorito?
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 21st Marzo 2016, 20:18
Al sesgar de la carne acudía la acuciante sensación que la asediaba, lágrimas rojas vertidas a través de cada sección de carne contraída en torno a algún elemento externo que la abría de manera lacerante siempre en contra de la natural voluntad de permanecer entretejida en su estado mas saludable. Impelida por una urgencia mayor que cuantas hubiera experimentado hasta ese instante, su respuesta instintiva esencial había sido la de acariciar la hendidura sangrante de su herida, carente de la consabida educación derivada de la preocupante situación que en la actualidad conceptos como la transmisión de enfermedades o la potencial peligrosidad del intercambio de fluidos suponían...
En contra de su propia voluntad su instinto se impuso a cuanto la razón desdeñaba por la antítesis del bienestar, e impregnando de piel blanca su carne ultramar abierta había adherido el padecimiento de él transcribiendo en la perfección de su superficie argenta un reflejo terrible...
Mostrando a pesar de sus reservas que sobre poso constante e inalterable de sufrimiento que nunca acallaba su peso sobre su conciencia frágil siempre había una nota que cimbreaba sobre las demás, que atraía su desenvoltura como justificación con el único motivo de hallar arreglo a cuanto estaba quebrado...
Tras el terrible dolor...
Manifiesto alivio...
El descubrimiento fue de una sencillez abrumadora de tal magnitud que durante un instante tan breve como el latido del corazón de un ratón, más que latido arrullo a causa de su brutal velocidad, descubrió en el escaso saber inculto de su sentir el resultado de saberse ultrajada...
Que infausto terror residía el dolor...
Mas cuan simple podía llegar a ser su atenuación o su marcha...
Su delicada mano de falanges argentas despuntadas sobre lágrimas de cristal fueron acogidas por dos parejas nuevas. Suspicaces buscadoras trataban de hallar la abertura que se había manifestado en su palma sin resultado puesto que tras el desgarrador escozor preliminar, su carne había vuelto a su ser original...
Músculos inmersos en un mal de piel blanca...
- Ahora... si...- un pestañeo lánguido permitió la ejecución de una pausa en la que se deleitó el asombro de los presentes. Sus orbes rubí engarzado devolvieron a Henry una pacificadora expresión...- Lamento... que hayas tenido que sufrir...- su voz de dos tonos retornó a la vibración temprana de la juventud femenina enfrentada al eco grave y masculino que resonaba en los rescoldos de su conversación en un velado susurro al oído...
Anonadado por el acto de su sanación, contempló su mano azul profundo mientras el Vidente Aciago acudía al encuentro de su idea...
- Así que... puede haber... ¿Más como yo?...- el matiz esperanzador se decantó en sus vibraciones como un licor de dulce sabor, a pesar de lo cual el hieratismo del rostro de la Dama Nívea no desapareció...
Regusto agridulce al alcanzar la perspectiva real de la consecuencia que suponía la existencia de dichas criaturas...
Polynach se posicionó sobre sus muslos y acarició con su bulbosa nariz la delicada arcada invertida de su barbilla en un gesto de familiaridad que el espectador atribuiría a su supuesta conexión recíproca, la mano se elevó como impelida por una fuerza externa pues tal era su delicaleza al moverse que cada uno de sus movimientos parecía realizado por un ejecutor invisible que manejaba con mimo las extremidades de La Mujer Sin Sombra, devolviendo a modo de sutil caricia con el reverso de su dedo índice deslizando en el pelaje albar del cuello de la criatura un gesto agradecido...
Encontraría ayuda...
Comprendería al fin...
Matiz escondido, reencontrado a pesar de ser experimentado por vez primera...
¿Qué es... esperanza?...
Con el retorno del Vidente Aciago su marcha halló renovada voluntad de continuidad. Pies posicionados sobre el suelo sin marca alguna de presión o calor seguidos por la delicada cascada hilada de roja fibra que arrancaba destellos cobres sobre la salpicadura floreada de formación vegetal suspendida...
Detenidos en el habitáculo plagado de objetos de maravilla, se adentró a través de la puerta abierta ofrecida por quienes entregaban en buena disposición sus numerosos conocimientos básicos, que a sus ojos de joya roja se tornaban misterios insondables...
Virtió sin concierto su fisonomía hacia el suelo, sustentada en las descarnadas rodillas y delgados brazos capturada en una fascinación superior hacia la forma específica delatada en lo que veía. De diversas dimensiones, disposiciones y formas, algunos de ellos hermanados en esencia...
Complejos...
Parecidos pero diferentes...
El Olfateador vagabundeó por la sala con aparente desidia incapaz de encontrar cuanto para él resultaba de importancia esencial...
- Mú...sica...- apuntalado su rostro ebrio de sorpresa descubrió la novedad de la palabra, de instante fugaz instaurado en una cadencia de ritmo superior en la aureola estrellada que dibujaba su órbita sobre la Dama Nívea...- ¿Que... que es?... Música...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 13th Abril 2016, 01:07
Nota:
La user de Jean me ha dado permiso para saltarla éste turno
La muchacha no sabía lo que era la música.
No lo sabía.
No había palabras para describir la manera en la que dicho conocimiento afectó a Drago.
La música había sido su tabla de salvación cuando la vida que conocía había desaparecido en una tumba comunal en Bosnia.
La música era la que apaciguaba las voces, la que había impedido que se volviera loco durante todos esos años.
La música era su refugio, su vía de escape, la única manera que tenía de dejar salir sus emociones cuando las reprimía ante todos los demás.
Podía decirse que existían dos Dragos: el que la gente conocía y el que se dejaba ver a través de la música.
Era por ésta razón que el mutante jamás tocaba personalmente para nadie, ni siquiera durante las clases. Le había costado mucho labrarse una fama y una reputación, y sabía que, cuando se sentaba ante el teclado, su verdadero ser salía a relucir y todos podrían averiguar cómo era en realidad, acceder a su lado más vulnerable. Había pocas cosas que lo aterrorizaran más.
Pero Jean no estaba; había salido al comedor a buscar algo de comida, y aquella niña, aquella criatura maravillosa que era capaz de absorber el dolor de los demás, carecía del conocimiento esencial de algo tan increíble como la música... No podía permitirlo. Todo dentro de él se revelaba ante la idea.
Así que se sentó al piano, indicándole a ella que se sentara a su lado.
- La música... ¿cómo puedo describírtela utilizando sólo palabras? -musitó, abrumado-. Hay tanto que contar en tan sólo siete notas... La música es... algo que brota desde el corazón de quien la toca, hasta el punto en que, si el músico es bueno, puede llegar a transmitirte las emociones que se agolpan en su interior. Tristeza... alegría... La música puede hacerte derramar lágrimas, y puede también encender el amor en tu corazón. La única manera que tengo de expresar... lo que oigo aquí en mi interior... -se llevó la mano al pecho-. Deja que te lo muestre... con mis propias palabras.
Las expertas manos del mutante se situaron sobre el teclado y una hermosísima melodía preñada de tristeza comenzó a sonar, reflejando la verdadera intensidad de su sentir, la verdadera cara que nunca mostraba ante nadie. Aquella canción hablaba de fragilidad, de nostalgia, de anhelo... el de alguien que ansía algo que sabe que jamás podrá conseguir. Amor, quizás una familia, una vida normal... Notas que hablaban de recuerdos que nunca existieron, de viajes jamás realizados, de vivencias jamás experimentadas...
Cuando hubo terminado, se detuvo un instante para observar a la muchacha sentada a su lado, como si estuviera meditando algo.
- Antes dijiste... que no tenías "vibraciones" apropiadas para ti -dijo, recordando como ella se había referido antes al nombre-. Yo podría proporcionarte unas... Vibraciones de música. ¿Te gustaría? Podría tratar de reflejar... lo que me inspiras... Mi particular regalo.
Drago cerró los ojos para que la muchacha no se asustara ante la visión de sus cicatrices y desactivó su poder, regresando a su forma humana. Era algo que por lo general evitaba, a causa de su fobia a la oscuridad, pero necesitaba estar totalmente aislado de estímulos para poder recordar cómo la había visto, cuando había aparecido ante ellos enmarcada en aquél hermoso cristal rojo, o la manera en la que su sangre se había elevado desde su cuerpo para formar una mística nebulosa...
Y, poco a poco, la música comenzó a surgir, tímidamente al principio y añadiéndose después sutiles variaciones que conformaban ecos que sugerían la visión de estrellas fugaces desplazándose por el firmamento en una noche tranquila y sosegada. La música poseía una belleza serena, con un matiz de tristeza, pero a la vez resultaba fuerte, y a medida que aumentaba en intensidad, las imágenes que transmitía se asemejaban más a la grandiosa infinitud del universo...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 20th Mayo 2016, 03:24
Enfrentado al libre fluir de un pensamiento que era inherente a su naturaleza contra la repercusión de la devastadora manifestación que había descubierto en la carencia de La Dama Nívea, revolvió en su interior inquietud de quien contempla tamaña injusticia que resulta imposible para el espíritu benévolo la intervención en pos de equilibrar el sutil desajuste de cuanto a su primaria consideración resulta adecuado u oportuno...
Aposenta su presencia valiente frente al titán blanquinegro, su tapa, boca de bostezo plagada de lenguas tensadas esperando en silente armonía la única directriz de una huella sobre sus dientes bicolores para alzar su canto a turno de un ritmo construido por el latido de su tacto...
Música...
Paladeó la esencia del Deja vu, las vibraciones que Vidente Aciago vertía en sus oídos manipulando la eternidad roja obnubilada que enturbiaba cuanto ya había experimentado... Sus iris de joya sangrante se salpicaron de lluvia de estrellas rosa zarzi al acceder como si por vez primera experimentara en la escasa carne de sus huesos el efecto de esa palabra...
La Creadora de Vida...
Cantar...
Junto al Fiel Devoto...
Así ateza su dolor...
Evoca del timbre emitido del deslizar de sus dedos danzarines el ballet estudiado resultante de la perfecta fusión en equilibrio del constante aprendiz disciplinado con el desenfrenado genio inspirado, surcan las yemas la pulida superficie alba percutiendo la oquedad oculta bajo su regular superficie, piezas negras encajan en el espacio destinado al yacer que la presión de sus dedos...
Emula de selecto sentir al que sólo en la matriz de cristal carmín tiene acceso sus múltiples segmentos, haciendo que la Dama Nívea pierda la inalterable serenidad de su rostro transfigurado en arrebatado embeleso...
Convertida en la quietud de una estatua de talla exquisita como si el menor de sus gestos fuese a quebrar esa evocación milagrosa pasea sus iris por la superficie plegada al mando de los expertos dedos sincopados del Vidente Aciago, dura su magia mas allá del tañido persistente de un eco susurrado en la vibración de sus últimas notas desvanecidas sobre el ambiente...
- ¿Acaso existiría... tal belleza... para mí?- cubrió el atardecer de sus orbes carmín la nevada capa de sus párpados, expectación sincera de un deseo incumplido que se materializaba en La Mujer Sin Sombra desde el emerger primordial de su conciencia esparcida mas allá de la maternal cubierta de Narina...
Accede de nuevo a la esencia del sentir evocando el origen... la única verdad que es para sí inalterable y eterna...
"Púlsar...
Enlaza...
Construye...
Recrea...
Diez subalternos, intermediarios últimos y únicos, entretejen los segmentos de todo cuanto representa en la conformación de múltiples escalas tañendo la esencia que evoca una imagen de quien es...
Lo que Dragoslav Katisch siente cuando contempla a través de su ineludible sensibilidad la criatura con quien se decidió a compartir el don que considera primordial...
La frágil elevación de sus manos níveas despuntadas de lágrimas cristalinas surcan el espacio con la lentitud del envejecer universal anclado a todo ser vivo, embebida de un conocimiento arraigado al que ha accedido por la vicisitud del acontecimiento que dio origen a todo... A cuanto la invitó a nacer... Surca con sus puntas afiladas la piel del Vidente Aciago, rúbricas sin tinta se dibujan con tacto de pluma, hormigueo cálido, deshace su caricia sobre la mano de él reclamando las que, con nostálgica certeza reconoce como últimas notas ofrendadas de magnificencia milagrosa...
El silencio ateza el entorno con suma reverencia convirtiéndose en improvisado protector, dota la intimidad compartida en perpetua reminiscencia futura, indoblegable al olvido...
- A cuanto llamas música... yo... lo llamo... - la inquietud primigenia se suspende en la pausa tras la vibración que anhela expectante su libertad, vaticinando la llegada de tan inmensa complejidad que amenaza con quedar atascada en las lindes de pétalo de sus finos labios...- ....Púlsar...- del impulso lozano que impele a la criatura mas primitiva a la búsqueda constante de asegurar su supervivencia, emerge con la potencia de la imparable existencia misma extendida sobre sí desde el origen...
Condensada en la sutil presión de una vibración desdibujada, de la que el Vidente Aciago es incapaz de recordar siquiera parte, brota la esencia de íntegra realidad viva... Instaura su latir evocando lo que ha sido... Modelando lo que es... Profetizando lo que sera...
Construye para él el Todo...
- Deja que te muestre...- desliza el blanco rocío tranquilizador del reverso delgado sus nudillos cubiertos de piel translúcida, riega de ellos la mejilla del hombre que le ha entregado su pronunciación compartida...- Lo que veo... en ti... - cuerpo erguido en un esfuerzo liviano de apariencia antinatural, como si la alzara en su contra la gravedad que aferra sin descanso a cuanto ser vivo puebla el mundo en que es liberada, e introduce una de sus manos por la abertura paciente del instrumento... Labios entreabiertos, preparados para sacar de su interior las vibraciones elegidas... Percute las suaves cuerdas tensadas, vibra con sus tonos rasgados la aureola estelar que sobre su cabeza adquiere un devenir rítmico alterno distorsionando el sonido hasta adquirir su nombre en silencio... Convierte en percusionista escaso a su otra mano, tejiendo cuanto es capaz de percibir hermanado al ser a su lado...
Sus orbes plagados de éxtasis recién descubierto contemplan al Vidente Aciago, sus comisuras espejismo de sonrisa al ofrecer la sección del Púlsar que le pertenece...
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Última edición por OmegaDust el 29th Junio 2016, 21:45, editado 1 vez
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 25th Mayo 2016, 00:41
Absorto como estaba en la tarea de otorgar forma a la melodía que sonaba en su interior, tardó unos instantes en darse cuenta de que la muchacha había posado sus nacarados dedos sobre los suyos y completaba las notas incluso antes de que él iniciara el movimiento. Atónito, dejó de tocar sólo para contemplar con incredulidad cómo ella continuaba su obra, dando vida a la que, hasta hacía escasos segundos, no había existido más que en su cabeza. ¿Cómo podía ser? ¿Acaso le había leído el pensamiento? Ya Charles le dijo una vez que había podido escuchar a través de su poder las melodías que celosamente se negaba a revelar, averiguando de ésta manera que el sombrío ex soldado era infinitamente más de lo que se esforzaba por mostrar ante los demás.
Cuando el eco de las últimas notas se apagó al fin, se sucedieron unos instantes de sorprendido silencio hasta que la Dama lo quebró una vez más...
- A cuanto llamas música... yo... lo llamo...
....Púlsar...
Y, al tiempo que la palabra emergía de los sonrosados labios de la criatura, fue como si algo golpeara al mutante con la intensidad de mil vidas, y un inmenso cúmulo de imágenes y sensaciones le desbordaron como el caudal de un río en una crecida.
Contempló las verdes tierras de su Srebrenica natal, rodeada de montañas florecientes, con sus iglesias y sus mezquitas conviviendo en armonía, la ciudad antigua y el castillo medieval que se erigía vigilante en la colina. Se vio a sí mismo corriendo y jugando junto al manantial de aguas cristalinas mientras su madre le seguía con la mirada y se reía, feliz. Acto seguido la vio morir a manos de los soldados serbios, después de haber sido violada. Vio el cadáver de su hermana, que había sido incapaz de soportar la desnutrición por el asedio, y presenció la ingente cantidad de lápidas que pasó a decorar las antaño verdes praderas. Le vio a él, al líder de los Escorpiones, mientras le torturaba en aquél destartalado almacén de Colombia. La vio a ella, Nadine, la bondadosa y caritativa prostituta que había recogido su cuerpo moribundo y ciego de las calles y había sanado las heridas de su cuerpo y su espíritu. Presenció su renacer como Ángel de las Tinieblas nacido para vengar la muerte de sus seres queridos, y los rostros de las víctimas que habían perecido bajo sus manos danzaron ante él. Se vio a sí mismo abandonando a Nadine por pensar que un alma luminosa como la suya no merecía a un ser oscuro como él. Se vio a sí mismo mientras la vigilaba desde las sombras, pendiente de que no le faltara de nada. También estuvo allí cuando conoció al que, al final, se convertiría en su marido... Aquél que podría haber sido él pero ya nunca sería...
Revivió el momento en el que Xavier y los X-Men se enfrentaron contra él para impedir que matara a uno de los responsables de la matanza de Srebrenica, así como las semanas y los meses posteriores a su despertar, cuando el Profesor le ayudó a comprender lo que era y a aceptar aquello en lo que se había convertido, haciéndole ver que no era ningún ángel, que no tenía derecho a juzgar quién vivía y quién moría. El Profesor le había ayudado a recuperar sus recuerdos y le había devuelto su humanidad, ofreciéndole un hogar en la mansión, junto a quienes, con el paso de los años, acabarían por ser más que sus compañeros, pasando a ser prácticamente como la familia que le fue arrebatada...
Incluso vio a su perrita, Luna, cuando la había recogido malherida de un contenedor de basura siendo un cachorro a la que nadie quería.
Y vio más allá... Vio... Incontables amaneceres junto a Nadine, besos compartidos a la intimidad cómplice del fuego de una chimenea, y a sí mismo... sosteniendo a un bebé sonriendo en un rostro en el que no tenía cabida la oscuridad... Sólo la luz... Cuánta luz... Se volvió a ver más adelante, sosteniendo a su hija más joven entre sus brazos mientras las risas de sus hijos mayores alegraban los pasillos y escaleras de un hogar que rebosaba luz... Nada de oscuridad... Sólo blanca y resplandeciente luz... Tanta... luz...
Boqueó, sintiendo que le faltaba el aire. Se llevó las manos a las sienes y trastabilló al tratar de levantarse del banco. Tuvo que apoyarse en el piano ante el riesgo de caer al suelo, y su cuerpo entero se convulsionó mientras las lágrimas fluían libremente por sus mejillas, incapaz de soportar el devastador torrente de sentimientos que le había inundado de golpe.
Después sería incapaz de comprender lo que había sucedido, de la misma manera que le resultaría imposible recordar la palabra que había sido la causante de todo...
Mientras pugnaba por recuperar el aliento y tranquilizar su desbocado corazón, se sobresaltó al sentir el roce suave de los dedos níveos de la muchacha sobre la humedad de sus mejillas.
- Deja que te muestre... Lo que veo... en ti...
Demasiado aturdido aún como para reaccionar o articular alguna palabra coherente no dijo nada. Se limitó a observar cómo la criatura que minutos antes había asegurado no saber lo que era la música se adueñaba del instrumento con la naturalidad de quien lleva años practicando. Sus dedos de blanco marfil se introdujeron dentro de la caja para acariciar el cordal con una pericia que eclipsaba a la suya. Y la distorsión, hermosa y etérea como en un sueño, emergió para definir el alma de Dragoslav Katich.
Estaba todo allí... emociones tumultuosas, pasión encerrada, claros y oscuros, luces y sombras, la melodía más dulce encerrada bajo una máscara de notas discordantes que reflejaban una realidad oculta...
- Pero... ¿cómo...? -¿Cómo sabes tanto de mí? ¿Cómo puedes saber los anhelos y deseos que albergo en mi corazón? Es lo que le habría gustado preguntar, pero no fue capaz de completar la frase-. ¿Quién... qué eres tú?
Repentinamente cayó de rodillas ante ella, observándola con veneración.
- En verdad eres un ángel...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 12th Junio 2016, 12:19
Sonreí más calmada ante la respuesta de la mujer que hasta hace unos segundos manchaba su piel de sangre, aliviada porque nadie está herido ya, confusa por lo que acababa de ver. ¿Hasta dónde llegaría el sufrimiento que ha experimentado la pobre muchacha? No podía ni imaginarlo, y tampoco sabía si quería saber la respuesta. No dejaba de recordarme a cuando no sabía mantener a raya los pensamientos de la gente que me rodeaba, sus problemas y sus alegrías, tantas voces... O a mi vuelta a la vida, todo ese sufrimiento que experimenté, los llantos que escuchaba, el miedo...
La voz de Drago me devolvió al presente y me pidió que fuese a la cafetería a por algo para beber y comer para no llamar más la atención de los estudiantes y los curiosos, me esperarían en el aula de música y empezaríamos el "tour" desde allí.
-Claro, nos vemos allí- sin más me puse en camino a paso rápido para alcanzar a Henry y agradecerle su ayuda.
Una vez llegué a la cafetería me alegré mucho por la ocurrencia de Drago, porque estaba repleta de alumnos que se giraron hacia mí en cuanto me vieron. Muchos saben que yo había sido quien se había quedado con Drago y la Dama cuando apareció en su crisálida en los jardines, por no hablar de lo mucho que se comentaba mi vuelta a la vida entre los jóvenes. No les culpaba, no podía hacerlo. Puse mi mejor sonrisa y fui directa a por bebidas y algo de comida. ¿Qué podría llevar? Agua, eso seguro. No sabía si la mujer que nos había visitado tomaría algo más complicado que eso como una soda, y lo cierto es que no sabía cómo reaccionaría a sus burbujas por lo que esperaría a otro momento para darle a probar. Mantuve el menú simple: agua y algunos snacks como patatas, sándwiches y dulces.
Según me acercaba al aula de música podía diferenciar unas notas, una melodía bellísima inundaba mis oídos y no pude sino pensar que Drago estaba mostrándole a la mujer su música. Sonaba como Drago, las notas emitidas por el instrumento me hicieron pensar en Drago. Sonreí para mis adentros consciente de que Drago evitaba tocar para nadie, se reservaba su música para él...
Mi sorpresa no hizo más que aumentar cuando abrí la puerta del aula y vi la escena que allí se estaba llevando a cabo: mi compañero mutante estaba arrodillado ante la Dama Nívea, llorando, mostrando su aspecto real. La mujer de piel pálida era la que tocaba la música, rasgando las cuerdas del instrumento... Dejé lo que traía conmigo en una mesita y me acerqué a ellos con cautela.
En verdad eres un ángel...
-...- no supe qué decirle a Drago, así que me agaché a su lado y le abracé, en silencio, tratando de transmitirle cierta calma a su alma. Podía ver en él que estaba lleno de sentimientos encontrados y sentimientos que aún no había encontrado. Observaba a la Dama Nívea, no. Drago le llamaba Osiria. Osiria. -¿Qué ha ocurrido, Osiria?- le pregunté a la mujer, enlazando mi mano con la suya con suavidad, sin hostilidad. -Muéstramelo- dijo Fénix a través de mí, mostrándose de nuevo ante ella.
Temía la reacción de la muchacha, pero necesitaba entender para poder ayudar.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 4th Julio 2016, 13:01
Emergen de sus ojos en colapso de emociones las estrellas saladas que delinean la escarpada curvatura de sus pómulos ... Rebosan de los orbes vacíos del Vidente Aciago, en muda procesión penan sobre la suave piel castigada de experiencias... Amenazan sus múltiples padecimientos toda comprensión posible que La Dama Nívea pueda llegar a albergar hacia las terribles vivencias que castigaron la delicada esencia de quien comparte su conocimiento y maestría haciéndola partícipe... Atorgándole así la oportunidad de comprender cuanto para él es tónica única, esencial e indiscutible de la experiencia del ser...
La existencia misma, contemplada a través de su sentido impedido...
En melodía gemela y silenciosa manan de sus orbes de atardecer lágrimas reflejas a causa de la emoción que embarga a la criatura convirtiéndola en conocedora del poder de la vibración que resuena constante en el interior de la matriz rojiza... Reverbera continua en su interior, conforma todo cuanto mueve su deseo de conocer, su anhelo por volver a abrirse paso el mundo den torno al cual se desprenden las capas de cristal rojo, permitiendo su fugaz liberación...
Tan esencial como es el pulso, síntoma inequívoco de la vida que dota a la materia de un objetivo, y del sentido a la carne...
Así mientras tañe su esencia percibe la humedad desprendida de sus pestañas, hoja de otoño que cede a la imperiosidad de privar su sentido de la vista, para reflejar en mayor profundidad la verdad de su trémulo sentir, asediado por un sin número de futuribles compartidos que amenazan con privarla del habla, de respiración, de la percepción misma de una realidad que culmina con todo cuanto el deseo subtérfugo del artista invidente materializa como posibilidad perdida...
Aferrada en los recovecos de su mente castigada, acosado por las decisiones que le convirtieron en quien era...
Hunde de su estructura falta de fuerza sus rodillas, impacta contra el suelo produciendo esa sutil punzada de dolor contra sus descarnadas articulaciones que estremecen su menudo cuerpo albugíneo, desvanece de su voz distorsionada hasta convertirla en eco extinto de las últimas notas que tañen lo que es huella última de la esencia del Vidente Aciago...
- Otros... antes que tu... me ofrecieron ese nombre...- de lágrimas translúcidas despuntadas surca su diestra delgada hebras negras, sumerge el blanco de sus finos dedos como náufragos en un mar azabache procurando su consuelo... - Desearía... poder aceptarlo...- de su calmo tono emerge una tristeza mayor y mas profunda que la que se evidenciara hasta entonces... vieja como la del hombre que renuncia a alcanzar el sol, sin poder olvidar el anhelo de si brillo...
Irrumpe en la sala con la voluntad inquebrantable, Dualidad Ardiente...
Aposenta sus brazos sobre la silueta de la fragilidad desvaída sobre el suelo... Entorna sus límites con el cariñoso primor del que la naturaleza ha dotado a muchas de sus criaturas, evidenciando la preocupación acusadora que experimenta por él...
Experimenta la genuina sacudida de la epifanía... Su mente encendida de sentidos inquisitivos efectúa una interrelación curiosa e inesperada... ¿No actúa la Dualidad Ardiente... como para ella lo hace su silente matriz rojiza?...
Arrodilla su presencia blanca sobre las rótulas ascéticas vertiendo la nube de sangre hecha hebras sobre el suelo conformando el paisaje de un volcán de mármol del que emergen las cascadas grana salpicadas de flores. Contempla en la cercanía el rostro lozano de la criatura que exige un conocimiento que ha sido vetado a su capacidad de comprensión... Mas haciendo el esfuerzo en encontrar el modo de entender su petición, concluye por vez primera en una muestra de aprendizaje y propio raciocinio que cuanto desea la Dualidad Ardiente no es más que la ofrenda remitida a quien regaló a la Mujer Sin Sombra...
De sus ojos de joya roja engarzada brotan sobre sus iris polvo de estrellas cárdenas y rosa zarzi suspendidas sobre el inalterable carmesí...
- Si... deseas conocer... cuanto veo en ti... - eleva con una fuerza que no parece provenir de la Dama Nívea la hoja blanquecina de su mano, como sentir acorpóreo de pluma se desliza sobre la mejilla de la Dualidad Ardiente...- Helo aquí...- los delgados pétalos rosados de sus labios se entreabren, emerge con fuerza una voz joven de mujer, tañe su órbita el cambio de ritmo que propicia una rapidez sincopada. Parte su presencia en dos voces gemelas que interpretan cuanto percibe de la hebra del púlsar que conforma la criatura que anhela el conocimiento de su propia existencia...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 8th Julio 2016, 00:53
La Dama también lloraba, en sintiente reflejo de su penar, más él apenas fue consciente de ello en su afán por mantenerse a flote en aquél caudal de sentimientos que amenazaba con ahogarle.
Cayendo de rodillas frente a él, hundió los blancos dedos entre sus cabellos, y, tomando su rostro (gentil consuelo) entre sus manos, habló:
- Otros... antes que tu... me ofrecieron ese nombre... Desearía... poder aceptarlo...
Una tristeza pareja a la suya se desbordaba de sus palabras, subrayada por un profundo anhelo. ¿Qué era entonces? Drago no acertaba a encontrar palabras para describirla, y no creía que nunca pudiera.
Apenas fue consciente de la entrada de Jean, pero sí que notó el abrazo, un abrazo que le reconfortó más de lo que se habría atrevido a reconocer. Él, que rehuía el contacto físico, que llevaba ocho años recluyéndose y labrándose una reputación, se entregó al mudo consuelo que le brindaban los brazos de la que desde entonces consideraría una amiga, pues le había visto en uno de sus momentos más vulnerables.
Ella realizó la pregunta más lógica en aquella situación, pero la Dama no pareció entender la verdadera finalidad del cuestionamiento, y reaccionó haciéndole entrega del mismo regalo que le había hecho a él... su canción. Dos voces, dos identidades en continua lucha consigo misma:
"I suffocate And right before I´m about to drown She resucitates me She fucking hates me and I love it"
¿Había algo que pudiera describir mejor al Fénix? ¿Y cómo podía aquella mujer saber tanto de ella? Ni siquiera él, con todo el tiempo que hacía desde que conocía a Jean, estaba seguro de comprender bien lo que le había ocurrido desde que había experimentado su... transformación. ¿Cómo lo sabía Osiria? ¿Y cómo reaccionaría Jean?
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 9th Agosto 2016, 17:20
La mano de la dama se alzó hasta mi rostro posándose en mi mejilla, dejándome ya sin palabras. Sus movimientos y su tacto, si se le podía llamar así, seguían sorprendiéndome. Su voz me indicó que me mostraría lo que veía en mí... y se rompió en dos. Su voz se dividió en dos voces, comenzaron una canción. ¿Era eso lo que le había mostrado a Drago? ...No exactamente. A él le mostró su canción, y a nosotras...
Me quedé mirando sus ojos, sin poder moverme, me temblaba el labio inferior y sentía cómo se me llenaban los ojos de lágrimas. Su canción me abrazaba como lo hace una madre, y me golpeaba como lo haría mi peor enemigo... Y era precioso...
Según las voces y los acordes subían, Fénix también. Mi pelo se encendió, irradiaba una luz propia, igual que mis ojos mostraban un reflejo rojizo entre los tonos esmeralda que tenían siempre y empezaba a hacer calor a mi alrededor. Yo sólo pude derramar una lágrima, sentada en el suelo aún... Llevé mis manos a la suya, la que tenía sobre mi rostro.
-¿Eso es lo que ves de mí? ...De Fénix...- busqué con la mirada a Drago, pensando en lo irónico que resultaba que hace unos minutos era él el que estaba arrodillado en el suelo llorando por los milagros de la criatura que nos había visitado.
Después volví a mirar a Osiria, pensando que era maravillosa, y que me asustaba. Sorbí por la nariz y me miré las manos, confusa por los sentimientos que la joven había despertado en mi interior.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 1st Noviembre 2016, 20:03
Del entendimiento escaso sobre la contextualidad de la inquisitiva petición de Dualidad Ardiente derivaba la inocente respuesta de la Dama Nívea, centralizada en exceso sobre cuanto creía que le había sido preguntado, y no sobre la auténtica realidad de lo que deseaban saber. Su virginal conocimiento alcanzó tan sólo la superficial significación cuya remisión causó el impacto in cresscendo en la paridad de consciencias contenidas en la inquisitiva criatura, otorgándole con íntima benevolencia la resolución de sus múltiples dudas, en forma del tañido elemental que en instantes predecesores había conmovido al Vidente Aciago...
De voces dispares de nuevo unidas, entona la vibración de un latido tumultuoso en forma de crepitar, que produce turbación, mas del fondo del pavor que genera el conocimiento, emerge de nuevo incandescente de renovada curiosidad...
Distorsiona de su magnificencia a modo de ilusorio espejo cuanto la rodea dotándolo de un brillo cegador, retuerce en torno a si la vívida expresión del aire, que parece retirarse cuando renace su fuerza elevando el fino filamento de sus cabellos como una lluvia de estrellas iridisadas que conforman la flama misma que con cada marcha diaria aterciopela el mundo bañado de calidez...
Fuerza indómita y libre...
De muda profesión impelen las joyas de mar salada que descienden sobre las suaves cumbres delicadas de sus pómulos, proyectan de los orbes plagados de estrellas cárdenas simétrica precipitación, descienden hasta perderse en el escarpado precipicio de sus barbillas...
Un instante de tres lágrimas, en perfecta conjunción...
El Vidente Aciago, La Dualidad Ardiente, La Mujer Sin Sombra...
Calma su fuego desvanecido en la incesante tormenta interna que amenaza con sacudir el entendimiento que hasta entonces ostentaba de su propio ser, vibraciones trémulas a efecto de una disculpa aderezan con un tono nostálgico su marcha, alejándola de quienes primero compartieron la verdad esencial de su ser...
Silencio aposentado en equilibrio sobre el vulnerable estado en que se han visto inmersos, a causa de cuanto púlsar les ha ofrendado...
- Quizá... me he equivocado?...- intercambia la luz extinta en duda de sus orbes enjoyados con la entristecida expresión del Vidente Aciago...- ... - la duda resbala sobre el silencio en los pétalos rosados de sus labios entreabiertos...- Sois... criaturas complejas... cada uno de vosotros... vuestro ser... cambiante cada instante...- Recobra la aureola dorada el rítmo calmo de sus orbitaciones, posa su mejilla regada aún por la marcha de las lágrimas sobre el hombro de Dragoslav Katich... Inmóvil...
Confusa...
Temerosa...
El golpeteo incesante de la puerta rompe la serenidad certera establecida en el silencio del instante compartido...
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Ficha de Personaje Alias: Eclipse Nombre real: Dragoslav Katich Universo: Marvel
Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 18th Noviembre 2016, 22:54
Hay momentos en la vida en los que el tiempo se detiene en un instante maravilloso y eterno, como los preciados momentos que quedan para siempre atesorados en forma de marco de fotos recordando aquél acontecimiento especial: el primer beso, el baile de graduación, tu primer amor, el día de tu boda, los primeros pasos de tus hijos...
Aquél fue uno de esos momentos, y Drago tuvo claro que, aunque no hubiera ninguna cámara para inmortalizar el recuerdo, el gesto de aquella niña, criatura divina, al recostar su mejilla perlada de lágrimas sobre su hombro sería algo que no olvidaría jamás. La piedad y bondad de su mirada, su comprensión, aún teñida de confusión... Ella era especial, y tuvo claro que siempre estaría para ayudarla, siempre. Porque había mirado en su corazón y había sido testigo de sus deseos y anhelos. Porque le conocía mejor que él mismo.
- No, no te has equivocado -le respondió con dulzura acariciando sus cabellos en una actitud que posiblemente nadie habría creído capaz en él-. No te has equivocado en nada... Pero, como dices, el ser humano es complejo. A menudo nos engañamos y nos ocultamos la realidad a nosotros mismos. Tú me has mostrado algo que hasta ahora me resistía a ver: mi mayor deseo. Ha sido esa comprensión lo que me ha afectado, no tú.
En ese momento, llamaron a la puerta...
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Continuará con la cuenta de Raven...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 22nd Noviembre 2016, 12:44
Fracaso. Últimamente no dejaba de darle vueltas a la misma palabra. Una y otra vez. ¿De qué tienes miedo, Grayson? De perder a los que quiero. Scarecrow ya me mostró mis mayores miedos una vez… también aquella entidad que se coló en mis sueños y se alimentaba de mis pesadillas… ¿Pero eso ocurrió de verdad? En el sueño querían matar a Barbara, a Bruce, a Clark… Tim ya no estaba. Había otro Robin en mis sueños, bajito, con el ceño fruncido. Le conocía, pero no sabía quién era. El fantasma había matado a Wally, a Helena, y al agente Tiger. ¿Quién demonios era Tiger? Ya no entendía ni mis propios sueños. No, estaba seguro de que no eran mis sueños.
Las pesadillas habían aumentado desde la colisión de los mundos. Yo ya no era yo, era un todo. Un amasijo de recuerdos de otros yo que se habían instalado en mi cabeza sin pedirme permiso. Cuando estaba despierto podía mantener la cordura, palpar la realidad. Pero cuando me sumergía en el mundo de los sueños el caos volvía a reinar dentro de mi cabeza. ¿Cuándo iban a parar las pesadillas? Desde que estoy bajo la sombra del murciélago he olvidado lo que es tener una noche tranquila.
- Richard…
La voz de Raven me sacó de mis pensamientos. Seguía dándole infinitas vueltas al café con la cucharilla. Ya estaba frío, y el reloj de mi muñeca parpadeaba en rojo.
- Es Dragoslav, nos necesita en la Mansión X. Tienen a alguien muy especial con ellos…
- ¿Cómo lo…? – pero mi pregunta era una tontería. Los poderes de Raven siempre me sorprendían. – Pongámonos en marcha.
Mientras me vestía con el traje de Nightwing, seguí pensando en la misma palabra. Fracaso. Esa fue la conclusión final de nuestro viaje en busca de Wally West. ¿Cómo lo habíamos dejado escapar? Juraría haber visto a mi mejor amigo a la lejanía, verle desaparecer delante de mis ojos en aquel desierto de la India. Se había ido sin que pudiera hacer nada por impedirlo. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que pasarme lo mismo una y otra vez?
- Cojamos la supermoto… - dije haciendo referencia a La Esfera. Raven no dijo nada durante el viaje, pero estaba seguro de que había intentado meterse en mi cabeza. Siempre lo hace. Entiendo que esté preocupada por mi, pero estaré bien. Siempre lo hago, ¿no? Después de todo soy el siempre optimista Dick Grayson.
No tardamos en llegar a la Mansión de jóvenes talentos. Aparcamos la Supermoto en el jardín, y ésta se recogió por si sola hasta convertirse en una pequeña Esfera. Me adelanté a mi compañera y piqué al timbre.
- ¿Alguien ha pedido una pizza? – sonreí al ver el rostro de mi amigo Drago tras abrirnos la puerta.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 20th Enero 2017, 00:34
Wallace había vuelto a desaparecer. Otra vez. Richard le había contado cómo había estado a punto de alcanzarlo sólo para que el pelirrojo se desvaneciera justo delante de sus narices por segunda vez.
Raven no podía permitirse sentir, pero una vez el joven llamado Wallace West había sido muy importante para ella, y aquellos sentimientos que no podrían ser clasificados de ninguna manera siempre permanecerían en su interior. Se preocupaba por Wallace, y en aquél momento llevaba a su modo el pesar por su ausencia.
Habían sido dos meses horriblemente estresantes para ella. Primero la Colisión de Mundos le había supuesto un desgaste terrible a nivel físico y emocional. Había caído en coma durante casi una semana, y al despertar había descubierto que la Raven que conocían sus compañeros se había fusionado con ella. En cierto modo, había sido la responsable de su "muerte", y, para colmo, de la desaparición del joven conocido como Brian Bird, que se había desvanecido junto con la otra versión de su ser. Y aquella no había sido más que la primera de una larga sucesión de malas noticias: Al parecer, Donna y Kory habían dejado de existir, Joseph estaba muerto, Garfield albergaba hacia ella sentimientos que no podía corresponder ni entender, Wallace estaba perdido, Víctor estaba con la Liga de la Justicia, la Torre había sido destruida y había nuevos miembros en el grupo a los que no conocía, como Superboy o Artemis. Siendo tímida como ella era, la aparición repentina de varios desconocidos con los que no tenía confianza pero se veía obligada a convivir no había resultado nada fácil.
Sí, habían sido dos meses repletos de situaciones estresantes en los que había tenido que pasar la mayor parte de su tiempo entregada a la meditación para evitar que las emociones la desbordasen. Por eso, cuando había sonado el teléfono de la base lo había agradecido. En realidad, en su estado actual era delicado salir fuera y enfrentarse a las innumerables posibilidades de sobrecarga emocional que acechaban en el mundo real, pero para ser honestos le apetecía un cambio de aires, y el caso que le había comentado el líder de la Patrulla X le había interesado muchísimo. Otra émpata como ella. ¿Quizá procedía también de Azarath? No podía esperar a conocerla y averiguarlo.
Richard también estaba preocupado, lo supo en cuanto fue a comunicarle la noticia. Estaba más disgustado aún que ella por lo de Wallace, y no era de extrañar. A fin de cuentas llevaba dos años intentando recuperar a su amigo. Podría haberle quitado todo su pesar con un simple roce, pero no lo hizo. Durante su tiempo de convivencia y aprendizaje con los Titanes había aprendido que había algunas emociones negativas de las que las personas no deseaban desprenderse; Que los sentimientos de dolor les volvían más fuertes, el fracaso les hacía crecer y la sensación de pérdida ayudaba a recordar al ser querido. Todas esas emociones en conjunto eran lo que les volvía, precisamente, humanos.
Y había algo más... La desaparición de Kory, Víctor, Joseph y Donna dejaba a Richard como el único amigo que le quedaba, el único al que de verdad conocía y con el que tenía confianza, y eso había provocado que en los últimos dos meses se apegara más a él de lo habitual, en una búsqueda inconsciente de estabilidad provocada por sus múltiples inseguridades. Richard siempre había cuidado de ella, siempre la había protegido, y tenía miedo de que toda aquella situación de locos estuviese haciendo que se apegara demasiado a él. Ya le había sucedido con Wallace, y había sido un error que no deseaba volver a repetir. Tenía que tener cuidado, y eso implicaba no acercarse demasiado; mantener las distancias.
Por todo ello se mantuvo en silencio durante todo el viaje, sumida en sus pensamientos. Cuando llegaron a la mansión, Richard se adelantó para tocar al timbre. Les recibió uno de los alumnos, que les dijo que el profesor Dragoslav les estaba esperando en el aula de música.
Richard se adelantó en actitud jovial y bromista como de costumbre, pero para Raven resultó evidente que la situación dentro del aula de música era cualquier cosa menos cómica. Había tantas emociones allí volcadas, y tan poderosas, que hubieran resultado dolorosas de llegar a ser negativas. Pero no lo eran, aunque tampoco eran positivas, no del todo. Eran más bien una confusa amalgama de sentimientos contradictorios. Agridulce e intensa, como un bombón relleno de licor.
- Richard... -musitó para hacerle ver que el momento no era el más propicio para bromas. Los tres, el hombre, la mujer y la niña estaban llorando, aunque en el caso de ésta última sus emociones parecían más un reflejo de las que mostraban los dos mutantes antes que una sensación propia, como un espejo. Lo que percibía de ella era algo extraño. Por un lado le recordaba a sí misma, pero por el otro le resultaba completamente ajena. No sabía qué pensar-. Tú debes de ser Osiria... -musitó, avanzando hacia ella y tendiéndole su mano-. Yo me llamo Raven y soy una émpata, como tú. Mi amigo se llama Richard. Él es de la Tierra y yo de Azarath. Dime, ¿de dónde vienes tú?
Mientras hablaba se concentró para ver si podía captar alguna imagen de su lugar de procedencia en la mente de la criatura, o al menos algo que ayudase a aclarar cuál era su naturaleza.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 9th Julio 2017, 15:29
[Salud, seres vivientes... Os profeso mi más sentida disculpa ante la imperdonable tardanza que, aspiro, no vuelva a repetirse jamás...]
Removido sobre el eco de la profusa confusión que mantenía cautivo su virginal entendimiento emergió cargado de voluntad férrea un sentir característico que acometido de la creciente imperiosidad que otorgaba la necesidad de saber encubrió la turbación que reverberaba en el interior del diminuto cuerpo albugíneo de la Dama Nívea, liberada su mente de la incesante constricción que causaba la amarga culpa que les había hecho presa hasta desbordar de sus ojos las lágrimas que compartían...
Mas era su curiosidad mayor que ningún otro de sus sentires, lastrada tan sólo por la principal esencia que tañía en su interior, colmándolo de una instintiva necesidad de suplir su presencia con el alivio que las criaturas delataban al compartir en su compañía su aflicción...
Condenando de una existencia sumergida en la lástima refleja sobre las acuosas gotas formadas en los ojos que la contemplaban, inundados de sinceras piedades...
Acuciante curiosidad, sólo por el dolor superada...
Ascendió ascética figura en liviana extensión de sus descarnadas articulaciones, erigida por completo en la fragilidad de su ser de una delgadez tal que amenazaba la constante certeza de la gravedad, creando la ilusión de la posible ingravidez que sería capaz de adquirir con tan sólo la distancia de un pestañeo. Cascadas de sangre hiladas esculpían las colinas salpicadas por la belleza de nieve abierta de la flor de Mathaêr que en labor de refugio entretejía enderredor la maternal guarda del Olfateador asomado entre las delgadas piernas de la Mujer Sin Sombra, donde siempre alcanzaba el consuelo de la tan anhelada protección...
Irrumpieron ambas presencias en el improvisado santuario del sentir reflejo que habían compartido Vidente Aciago y Dualidad Ardiente embebidos de una emocionalidad rebosante...
Intensidad desmedida...
La lluvia de estrellas iridiscente de sus ojos descendieron despeñándose sobre el color carmesí de un atardecer que en sus orbes de gema parecía suspendido en el tiempo, inmersos sus cálidos colores en la contemplación de los recién llegados...
Richard... turbación adolorida en el límite de su conciencia tras la cual se distorsionaba cuanto consideraba cuanto en tiempo pasado asumiera como conocimiento verdadero...
Y Raven...
De inerte tórax carente de latido emergió la necesidad inenarrable de henchirse hasta una capacidad imposible para su limitada proporción en el devenir de los pasos que en su consecución aventuraban la cercanía de ambos sentires...
Esculpida del grácil mármol blanco de su piel translúcida retiene su figura, impertérrita de la parálisis que la contemplación de la criatura de pura sensibilidad sublevada bajo el oscuro protector con que priva a la visión externa la belleza oculta tras sus magnánimos dones evoca en su sentir...
Embebida de la piedad que a cualquiera supondría conocer la intimidad oculta en la sensibilidad de cada criatura de una forma tan profunda, es para la Dama Nívea bálsamo capaz de responder a cada una de las inquietudes que reverberan en el rojo poso de su subconsciente...
Incapaz de comprender la palabra que resuena en el interior de sus labios, revuelta manifestación que permanece resguardada en la cavernosa salvaguarda de su lengua, sin ser oída, sin manifestar en voz alta la configuración de un concepto que se escapa al entendimiento y que sin embargo, llena el ligero tórax de La Mujer Sin Sombra privándola de cualquier sentir ajeno al alivio de su presencia...
"Que es.... hermana..."
Tendida su mano en el ofrecimiento de un contacto liviano capaz de proporcionar el alivio que formaba parte esencial, expresión misma de lo que conformaba su ser y todo lo que era capaz de alcanzar con la sencilla existencia de su propio sentir extralimitado... Sobre él, el resto de criaturas que convivían enderredor asfixiaban en la ignorancia el silenciado grito constante de auxilio que desprendía a través de su ennegrecida cobertura la dulzura de Sentir Secreto...
Contempló su mano tendida, vista elevada derramándose con intensidad sobre los orbes de su sentir gemelo...
- No deseo... producirte dolor...- la extensión del ala de sus falanges se recogió hacia su carente pecho blanquecino, terror infalible que resguardaba las innumerables posibilidades de dañar a quien sabía que disponía de la capacidad de adentrarse en su propia sensibilidad, adueñándose de lo que no le correspondía convirtiéndolo en suyo por derecho...- La Narina... recubre... protege... resguarda...- vívido recuerdo de lo acontecido en el resbalar de los minutos, deslizados sobre su paso imparable...- El Mar... el mar es de cristal...- reminiscencia de un instante que se deshacía y recreaba en el rojizo interior de sus recuerdos...
Como una hoja desprendida de invierno, La Dama nívea tembló trémula desfallecida en la necesidad de entrar en contacto con la criatura que parecía capaz de percibir el reflejo de su sensibilidad...
De una sensación tan rotunda que capaz era de quebrarla...
Comprensión compartida...
Rendida de la posibilidad remota de auxiliar sus mutuas percepciones, desplegó de nuevo la delgada estructura de sus falanges hacia la que Sentir Secreto ofrecía de manera desprendida...
Sobre su cabeza, la aureola timbró con un sutil campaneo, acelerando en vórtice desenfrenado a medida que las distancias eran recortadas entre los dos seres de sentir hermanado...
Raven, contemplativa en la distancia que auguraba el contacto con la mano de la Mujer Sin Sombra fue capaz de percibir el ruido ensordecedor de mil voces que tomaban todo el aliento del que eran capaces, augurando un grito de una proporción inmensa, cuya extensión tenía suficiente potencia para convertir el mundo mismo en polvo...
Pánico de proporción desmedida....
Un único instante...
Encontradas sus manos, tacto liviano como de pluma surcando la sutileza de las superficies de la piel que se perdía en el océano negro de su cobertura, cosquilleo cálido, volátil como para sembrar la duda de si era con certeza la piel translúcida de la Mujer Sin Sombra cuanto había entrado en contacto al fin...
Inundó de alivio propio la percepción embotada de Sentir Secreto, anegando cada resquicio de su ser con la esperanza desmedida de saberse acompañada por quien tenía cualidad de compartir la pesada carga cuyos límites desconocía, mas le había sido impuesta por algún motivo...
Escapó de los tiernos pétalos de sus labios un suspiro prolongado que competía con la duración misma del tiempo...
La aureola delectó sus oídos de un tono sutil, ritmo apacigueado que a sus ojos aparentaba levitar en la ingravidez de un estado propio de equilibrio antinatural...
Percibió el eco sangrante... ramificación eterna inacabada...
Por vez primera presenciando, mas no absorbiendo o sintiendo en carne propia...
El dolor a través del cual emergía la gota blanca conformada de cuerpo, vegetal y animal, del interior de la guarda enjoyada del carmesí reconfortante... Padecimiento extendido mas allá de los presentes, de la mansión... trenzados sobre un núcleo que permitía con dedicación y paciencia desgranarlos en la individualidad de sus respectivos pesares, sustentándolos juntos para que no amenazaran con quebrarse por sí solos...
Y contempló su propio pesar, nítido como nadie jamás desearía afrontarlo...
Supo que lo drenaba de su ser conociendo la verdad de su interior, necesidad encarcelada bajo el peso del deber que le imponía su propia naturaleza.. Enfrentamiento constante de su deseo de explorar, y su frustrada renuncia en pos del bien común, de salvaguardar lo que era... De su decisión acatada hasta el último límite, que ahora la obligaba a concienciarse sobre la necesidad de saberse útil, aunque con ello se destinara... a estar sola...
La Dama Nívea lo sentía con claridad... compartía ahora todo cuanto Sentir Secreto se esmeraba en enterrar bajo la intimidad de su frágil sensibilidad...
Así supo Raven que jamás volvería a sentirse sola, pues percibía en La Dama Nívea la inquebrantable promesa de que lo haría... siempre que lo necesitara...
- En tu compañía... Raven... por vez primera...- el espejismo de una sonrisa se posó sobre las delicadas comisuras de quien, enaltecida de experimentar sentir gemelo, suma su otra mano al contacto con el que experimenta la novedad de saberse acompañada...- ... me siento... al fin... completa...- nadie había sentido la carga... Nadie había desvelado a su sentir virginal los múltiples desconciertos que generaba su propia existencia...
Incluso si Sentir Secreto no la comprendía... había traducido para ella los sentimientos y emociones que confrontaba, dándoles significado, validez y nombre...
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 11th Julio 2017, 17:57
Las voces... Podía sentirlas debatiéndose y gritando de dolor. Luchaban... luchaban... pero Raven sabía que no triunfarían.
Por un momento vaciló, temerosa de lo que podría llegar a percibir si el contacto se completaba e insegura sobre si sería capaz de soportarlo. Parecían cientos, quizá miles de almas debatiéndose en agonía, y todavía no se había recuperado de los efectos que la Colisión había provocado en ella. Aún tenía fresco el recuerdo de cuando había estado a punto de perder el control sobre su mitad demoníaca al absorber el dolor de las heridas de Roy hacía algo más de un mes.
- No deseo... producirte dolor... -musitó la chica apartando la mano como si pudiera captar los miedos que la acuciaban.
Las siguientes palabras que pronunció después debían ser la respuesta a la pregunta de la azariana, pero más parecían acertijos que explicaciones comprensibles: La Narina... recubre... protege... resguarda... El Mar... el mar es de cristal...
No tenía más remedio, ¿verdad? No tenía otra salida. Una émpata no podía elegir... El dolor la llamaba, la obligaba a ir hasta su origen y Raven sentía como una especie de compulsión que la impelía a completar el contacto, a calmar la agonía que atormentaba a OmegaDust. Quizá la exposición a todo ese dolor que era capaz de intuir la destruyera... pero, si no lo intentaba, si no hacía algo para tratar de calmarlo, igualmente moriría...
La aureola que giraba en torno a la cabeza de la muchacha pálida vibró y timbró, girando cada vez más deprisa conforme la distancia que las separaba se reducía, hasta que, finalmente...
Estaba en un océano, un mar rojo como la sangre, y flotaba mansamente, sumergida en una gota blanca que la nutría como a un bebé en el vientre de su madre, manteniéndola cálida y a salvo. Pero no había paz; a través de aquél gran mar podía sentir perfectamente aquellos gritos de dolor, sólo que, por primera vez en su existencia, Raven no lo estaba absorbiendo sino que parecía fluir a su alrededor, rebotando en la gota blanca que la protegía como si de un escudo se tratara. Por primera vez era una simple espectadora de los acontecimientos en lugar de experimentarlos en su propia carne.
Y, como una simple espectadora, fue testigo de la potencia destructora de aquellos gritos, de cómo uno especialmente fuerte provocaba que el océano se quebrara con un crujido ominoso que resultó en la cristalización de la Narina... y OmegaDust llegó al mundo.
Y Raven la tocó, tocó su esencia y su ser de la misma manera en la que sus dedos habían trabado contacto con la pálida piel de la muchacha, y su conciencia empática se fusionó con la suya, y su alma navegó por los hilos infinitos que conformaban la inmensa raíz que era su ser. Y cada uno de esos hilos eran como las cuerdas de un piano gigante y, al tocarlos, resonaban las melodías que daban vida a todos los seres del universo... o, al menos, los que se encontraban más cercanos a ellas. A través de aquellos hilos Raven tocó las conciencias de todos los seres vivos que se encontraban en, al menos, cien kilómetros a la redonda, y, durante un brevísimo instante que en realidad se le antojó como una eternidad, fue testigo de cada una de esas humildes vidas, todas ellas víctimas del sufrimiento en cualquiera de sus formas: físico, emocional, psicológico, sensorial... Mirara donde mirara, sólo veía dolor, sólo tocaba dolor.
Raven podía percibir el dolor de las personas que se encontraban a su alrededor, e incluso el de aquellos con los que compartía un nivel de vinculación más profundo cuando se encontraban separados, pero aquella chica... aquella chica era más, mucho más. Era mucho más poderosa de lo que cualquiera de los monjes de Azarath había sido jamás, el radio al que era capaz de llegar y percibir era enorme... Tanto que para conseguir aislarla habría que transportarla al espacio. Y, por alguna razón inexplicable, sólo se centraba en el dolor. Al igual que ella, podía sentir otra clase de emociones, como la alegría o el amor, pero mientras que ella se permitía disfrutar de las emociones positivas que captaba en los demás, la misma existencia y razón de ser de la otra émpata parecía ligada únicamente al dolor, y además no podía desconectar de su poder ni un sólo segundo para encontrar algo de paz. Raven no quería ni plantearse lo que sería de ella si no pudiera aislarse en sus habitaciones de la base y meditar para otorgar un respiro a su mente, y una profunda piedad y comprensión se apoderó de ella, sobretodo cuando entendió que, si no pudiera captar el dolor, si consiguieran aislarla lo suficiente como para ello, ninguna otra emoción sería lo suficientemente poderosa como para hacerla emerger, condenándola a pasar la eternidad encerrada en aquella piedra...
Allí metida, dentro de las raíces que conformaban el ser de OmegaDust, pudo sentir la batalla interior que libraba Jean Grey con Fénix, el dolor que atormentaba el alma de Drago y la tortura que había supuesto para Dick tener que lidiar con los recuerdos y los sueños de todas las versiones de él mismo de todas las dimensiones, sin ser capaz de distinguir cuáles de esos recuerdos y sueños eran suyos y cuáles no... Y también se vio a si misma, y, desde fuera, fue dolorosamente consciente de todo lo que significaba para ella el tener que renunciar a todas las cosas a las que había renunciado en Azarath, todos sus sueños y deseos truncados, el temor y el miedo a perder el control y la terrible responsabilidad de saber lo que le ocurriría al mundo si eso llegaba a ocurrir...
Y había más cosas; al integrarse con la esencia de la Dama sin Sombra Raven adquirió de inmediato consciencia de todo cuanto ella conocía. Y supo lo que eran las flores de su cabello, aquellas a las que la muchacha llamaba Mathaer. Y supo que estaban vivas, y que, de alguna manera misteriosa e incomprensible eran capaces de sentir, y albergar recuerdos. La azariana extendió los dedos de su consciencia hacia las flores rojas y al fusionarse con ellas se encontró de repente en un montón de lugares del mundo a la vez, y supo que existían en otros rincones del planeta, y pudo ver a través de ellas como si ella misma hubiera echado raíces en la tierra. Existían en el campo, en jardines botánicos, bosques y toda suerte de parajes naturales de increíble belleza, tanta que le costó desprender su consciencia del verde y tocar ahora al pequeño animal que la acompañaba, aquél al que ella denominaba "Olfateador".
Pronto descubrió que el nombre no podía ser más acertado, pues para él todo era como humo de diversos colores. Por lo general, Raven percibía imágenes y sentimientos cuando tocaba a un ser vivo, pero en el caso del pequeño animal todo lo que era capaz de percibir eran olores... Veía un cielo infinito de nubes que tenían sombra, peso y sustancia, y cada uno de esos olores definía la misma esencia de cada ser. Concentrándose, Raven fue capaz de percibir esos aromas tal y como él los percibía, apreciando sus matices y diferencias. Empezó con una nube majestuosa, grande y pesada, de color anaranjado con rayas negras y con olor almizcleño fuerte y condensado que poco a poco fue definiendo en su mente la figura de un tigre. A continuación notó un aroma distinto en una nube alargada de color gris; más refrescante y algo picante, divertido y musical, que transmitía una sensación de paz y serenidad, hasta que en su mente se formó la figura de un alegre delfín. Todos esos aromas flotaban en la mente del pequeño animal como si de un mapa de carreteras se tratara, dibujando senderos y caminos que el ser podría seguir en cualquier momento para localizar a alguno de los seres específicos que había tenido la ocasión de oler. ¡Era increíble! Tanto el ser como su dueña eran, en esencia, localizadores; de criaturas uno, de dolor la otra, y actuaban en consecuencia, guiándose y dejándose llevar de la misma manera que ella se sentía atraída por el dolor.
Y, por primera vez, Raven había podido sentir todo ésto sin experimentar sufrimiento o dolor. Por primera vez... no estaba sola.
Pero, a diferencia de ella, aquella chica nunca había sido abrazada. A diferencia de ella, no tenía un lugar al que llamar hogar. A diferencia de ella, nunca le había sido dado un nombre que pudiera entender como propio. A diferencia de ella, nunca había tenido una identidad ni una vida más allá del cristal al que estaba ligada, como una tumba.
"Puedo ayudarte... si me lo permites". El pensamiento, sin palabras, se abrió camino en la consciencia de Osiria. "Deja que comparta tu dolor. Deja que seamos una... hermana".
Y, por primera vez en toda su vida, Raven hizo algo que no había hecho jamás... inclinarse para abrazarla.
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Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 12th Julio 2017, 13:22
Mi amplia sonrisa se aligeró nada más llegar a la sala de música. En cuanto puse un pie dentro noté el ambiente tenso y cargado que emanaba de su interior. Mentiría si dijera que el silencio reinaba, pero el ligero llanto de la más pequeña se escuchaba con claridad.
Dentro de la habitación distinguí la figura de tres personas: La primera era la de mi amigo Dragoslav, el calmado y responsable líder de la mansión de los mutantes. A su lado estaba una preciosa mujer de ojos verdes y cabello ardiente como el fuego. Y por último estaba la chiquilla de piel de porcelana y cabellos rojos que llegaban hasta el suelo. Los tres estaban conteniendo las lágrimas en vano, y lo primero que pensé es que alguien muy querido se había muerto.
Raven se adelantó y se acercó a hablar directamente la más joven. Yo decidí no interrumpir el encuentro y me dediqué a saludar en silencio y con un movimiento de cabeza a los otros dos mutantes. Ni siquiera me acerqué, simplemente me quedé cerca del marco de la puerta, y me apoyé en la pared para descansar la espalda.
Lo siguiente que ocurrió fue bastante confuso. La chica de cuerpo frágil y semidesnuda (¿En serio nadie ha pensado en prestarle una manta? ¡Se estará helando!), rechazó en un principio el contacto de Raven, con cierto temor a hacerla daño. Pero cuando sus manos se juntaron, las dos mujeres perdieron el sentido de la realidad y se quedaron quietas como dos estatuas, sumidas en el interior de un torrente de emociones y sensaciones.
No perdí detalle de la conversación de ambas émpatas, aunque podría decirse que en realidad solo intercambiaron cuatro palabras. Y de esas cuatro, sólo entendí lo de “hermana”.
Estaba sobretodo preocupado por Raven. La vida de mi amiga había cambiado radicalmente al llegar a esta dimensión conocida como Omega, y sabía que se le hacía difícil adaptarse a la nueva rutina. La émpata era una mujer sufridora que inspiraba fragilidad, y temía que una experiencia de tal calibre terminara por desestabilizarla emocionalmente.
Por eso cuando detecté el movimiento en el cuerpo de Raven, me separé de la pared y mis músculos se tensaron en un estado de alerta. Tenía que estar preparado por si a alguna de las dos mujeres se le iba la olla de repente, pero por suerte no fue así. Mi amiga simplemente se inclinó a darle un fuerte e intenso abrazo a la más pequeña.
Nunca había visto a Raven con la necesidad de realizar un contacto físico tan estrecho. Tenía la sensación de que había encontrado en la pelirroja un sentimiento de amistad y compasión.
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Ficha de Personaje Alias: Mártir Nombre real: OmegaDust Universo:
Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 24th Mayo 2018, 10:51
Surca si bien no perturba la presencia indescifrable del fantasma alas de cuervo la perpetua eternidad de mar rojo... Parten sus diferentes regueros nudos de caminos difusos a través de los cuales se enquistan las pequeñas lágrimas rojas que conforman las imágenes sobre las que Sentir Secreto percibe del resto sus agitadas turbaciones… Comparte en su don la interpretación de sus emociones embotadas de una sola fuente de la que la Dama Nívea sustenta su esencia misma, desunida de la posibilidad que reportaría el alivio de presentir la infinidad de riadas a las que su sentir gemelo si tiene acceso…
En la versada miseria que construye la mera existencia de La Mujer Sin Sombra quiebra el patrón de su bienhechora neutralidad, haciendo temblar la rutina de sus condensados sentimientos atemperados bajo el fuerte peso de su responsable diligencia…
Mensajes sellados en las pupilas amparadas por la sombra que bajo su influencia perecían asfixiados por la opresora garra de su titánico esfuerzo, reptaba el más implacable censor bajo los resquicios de su piel castigada de soledad…
“Púlsar…. comprende el reflejo de su sentir embriagado de piedad y lástima… Del pesar que le produce a Sentir secreto la cruel condena que implica su ser, su sentir… Quebrado el cristal, nacimiento al mundo… sufrir… o el alivio de un aislamiento que ni es voluntario ni puede escoger, pues por mucho que lo anhele, no perdura... “deja… que Raven comprenda…” asciende su petición en el silbante hálito de un suspiro que escapa de su delicado torso albar… … no está sola…ya no… nunca más…”
Dota la nueva perspectiva de visión desconocida, y predice en sus corrientes carmesíes el padecimiento... mas por vez primera, no lo siente en carne propia. Lo comprende, asume y contempla, con una cualidad excepcional sobre el resto, entiende lo que significa para la Mujer Sin Sombra...
La altiva impertinencia con que cada uno de los seres reflejados en las lágrimas rojas que conformaban el mar de joya sangrante enarbolaba su dolor convertido en un puñal implacable… Corte tras corte iban agrietando penetrantes heridas en la protectora gema que mantenía a la Dama Nívea resguardada bajo su maternal cuidado, dibujando su salida en torno a los horizontes puntiagudos de las paredes del cristal con la avidez que provocaba la posibilidad de encontrar alivio y consuelo… Así era como la reclamaban…
Acaricia su conciencia la dulce voz misericordiosa que calma como un bálsamo sus turbaciones, y en su rostro se esculpe una máscara de ternura que brota de su alma enternecida por las buenas intenciones con que resplandecen sus palabras. En la delicada comisura se posa el espectro ilusorio de la idea que inspira las sonrisas. Envuelve con la seda blanca de sus brazos el fino cuello encapuchado, su contacto como un suave soplo de brisa privado de peso y consistencia… Así Sentir Secreto atrapa en un abrazo el espejismo de su cuerpo argento, fundiendo su percepción en una sola, sabedora antes de que la pronuncie su respuesta…
- Tu presencia… - oscila en sus labios la palabra con la belleza de un presente ofrecido con primor desde el profundo afecto que le profesa… - En ella encuentro… el mayor consuelo… - estrecho enlace se cierra, sus ojos de gema entreabierta se dulcifican en iridiscentes cuarzos rosas… - mas ninguna… podremos en el resto… depositar nuestras cargas… - Pestañeo profundo sumido en un sueño que se extingue en la breve fugacidad de su gesto…- Las sombras… en las que te ves envuelta… no podrán encubrir… las maravillas q ue ocultas… - se vierte el susurro en la intimidad de su conciencia…- Es la pureza de tu ser… la que brilla con más fuerza…- las salpicaduras de sombría simiente tenebrosa en nada enturbiaban la representación que Sentir Secreto había construido en el sensible imaginario de la Mujer Sin sombra. La firme verdad con que percibía su dadivosa bondad impidió que renegara de su don escudándose en la humildad con que convertía la voluntad altruista de sus sentimientos en derecho y deber sagrado…
Destrenza su contacto en un poso sutil de pérdida contemplando a Bandada Azabache y con trémulo paso aderezado de la compañía vivaracha del Polynach, que trota en actitud curiosa siguiendo sus huellas, deambula su mirada de brotes cristalinos por su rostro, polvo de estrellas cárdeno se funde como la lluvia sobre el agua en los múltiples brillos grana de sus iris…
- El miedo… - en la búsqueda de sus propios límites abraza sus extremidades en la emulación de una contención que sólo ante la Narina recibe…- atenaza… paraliza… silencia… - levitan sus falanges blancas despuntadas de lágrimas cristalinas hacia el rostro y en su volátil tacto de la cosquilla de una pluma desafía los polvorientos restos de ceniza que enturbian sus pensamientos… - No para ti… en tu estruendo… no hay sosiego… - Remueve en su interior la inseguridad encapotada reptando sobre sus experiencias múltiples, recuerdos compartidos… De todos… De ninguno… - Tu voz… no se alzará sobre las suyas… - mueven en cascadas las hebras sangrantes de su lisa melena las salpicaduras blancas de Mathâer, cuando su fino rostro se inclina con levedad hacia un lado…- No grites… escucha…- la atenta mano de Sentir secreto se aposenta sobre su albar hombro descarnado…
A través de ese contacto, palpita…
Su rostro blanco se desencaja, orbes abiertos presa de la conmoción de ese latido, oscurecido el color encarnado de la virulencia purpúrea con que el cristal comienza a quebrarse en algún lugar… ”Púlsar…” lamenta así su marcha en una muda súplica…
Gruñe el terreno con urgencia cuando emerge de sus entrañas el pilar sangrante de joya carmín, con la crudeza de un empalamiento en un instante de pánico compartido simula atravesar la desfallecida fragilidad argenta… En el efímero transcurso de un guiño, la realidad se desvela bajo la capa iridiscente de cálida Narina....
Bajo esa cobertura diamantina de grana su rostro se convierte en la máxima expresión de una armonía pacífica que se funde hasta desdibujarse por completo…
La piedra de cristal encarnado cayó a pedazos, con los sutiles crujidos del hielo fundido bajo la influencia de los benevolente rayos cálidos del sol, convirtiendo su irrompible firmeza en brillante polvo que como las ascuas de la última llama se desvanecen, volatilizados en el suave hálito que proporciona la cortesía de la brisa…
[FDP: En profundo agradecida por la paciencia, la comprensión y la participación altruista de vuestra presencia en mi existencia... expectante aguardo en el futuro un reencuentro anhelado... que púlsar guíe vuestra suerte en el día de hoy...]
_________________ "Ashes to Ashes... Dust to Dust..."
Raven DC Universe
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Ficha de Personaje Alias: Rachel Roth Nombre real: Raven Universo: DC Universe
Tema: Re: El décimo día...(Libre)[10 de Mayo] 1st Junio 2018, 00:17
La muchacha era delicada, liviana y suave como una pluma, pero sus palabras tenían el peso y la consistencia de una roca.
- Las sombras… en las que te ves envuelta… no podrán encubrir… las maravillas que ocultas… Es la pureza de tu ser… la que brilla con más fuerza…
Raven se estremeció pensando en el cuervo negro de cuatro ojos que acechaba en su interior y la lucha constante con la otra mitad de su alma, aquella que era blanca y resplandeciente: la herencia humana de su madre.
Quería creer a OmegaDust, quería creer que era ésta última la mitad que prevalecería, que nunca podría ser corrompida por las tinieblas, mas no era así. Ojalá ella estuviera tan segura de lo que realmente era como parecía estarlo la otra mujer.
- Puedo ayudarte... Deja que te ayude -susurró una vez se hubieron separado del abrazo, y su ofrecimiento era sincero.
Realmente deseaba ayudarla más que nada en el mundo. Quizá en Azarath podrían encontrar la forma de aislarla de aquél dolor que amenazaba con destruirla. Ya lo habían hecho antes, cuando se llevaron a su madre. Azarath formaba su propia dimensión, y quienes allí vivían habían consagrado su vida al estudio, la paz y la meditación. OmegaDust no encontraría perturbaciones allí. No encontraría dolor. Podría vivir en paz...
Pero la chiquilla se apartó y, dirigiéndose hacia Dick, le dedicó unas enigmáticas y ambiguas palabras que la dejaron preguntándose qué habría querido decir. ¿Acaso entre sus dones también se encontraba la predicción del futuro?
Quiso preguntarle, pedirle que aclarara sus palabras, pero antes de que pudiera hacerlo, el místico cristal emergió de la tierra para encerrarla en su seno, disolviéndose en polvo justo a continuación, dejando a todos impactados y en silencio.
- ¿Está...? -empezó Eclipse.
El mutante no habría podido explicar lo que acababa de suceder ni aunque le hubieran ofrecido un millón de dólares. La presencia de Osiria les había afectado a todos, pero el nivel de intimidad que parecía haber alcanzado con la azariana había sido considerablemente más profundo que con el resto.
Raven, que observaba en silencio cómo los últimos restos del polvo carmesí se desvanecían, negó con la cabeza, recobrada ya la expresión imperturbable y neutra que se había visto comprometida tras las revelaciones compartidas.
- Ha sufrido mucho -fue cuanto dijo, volviendo a cubrirse el rostro con la capucha-. Le ha llegado el momento de descansar. Hasta pronto, hermana... Hasta que nos volvamos a ver, tu alma vivirá en mí...