Minieven Caos y locura de san Valentin:"una pareja de tres"(Natsuki, Craneo, lacroix)

"ES UNA LOCURA AMAR, A MENOS DE QUE SE AME CON LOCURA"


Repentinamente  aquel día que podía considerarse para el mundo el mas romántico  un espectáculo muy hermoso se vio en el cielo cientos de lo que eran para las personas  hermosas estrellas se veían con luminosidad Como si fueran un sol en el cielo lo que nadie sabía era  que aquello eran las famosas flecha de amor de Cupido que se liberaron sobre la tierra, Lo que era Peor estas caían No en humanos comunes sino en Los llamados héroes y villanos La receta para el desastre estaba hecha solo quedaba que pobre Cupido intentare que no se desate un caos total.

Johann Schmidt caminaba entre las gentes de Central City viendo la decadencia a la que el país de las libertades había llegado, pequeños delincuentes esperando en cada esquina, jóvenes violentos que no hacían sino aumentar el desorden publico con sus drogas, sus patines y sus pintadas, ¿como podían haber perdido una guerra contra un enemigo así? Un enemigo que ni siquiera era capaz de controlar a esos estúpidos mocosos sin respeto por nada ni nadie, maldito fuera Steve Rogers y todo lo que él representaba.


El Cráneo había decidido que esa ciudad sería en breve el objetivo de uno de sus equipos, se había estado documentando y finalmente había decidido venir a verla personalmente, a pesar de ser una capital relativamente importante no parecía haber tenido mucha actividad superhumana desde la colisión, más bien ninguna, por lo que sería fácil infiltrar unos cuantos grupos en el gobierno local y hacerse con el control, pero había cometido un terrible error de cálculo.

El consumismo y la estupidez que alimentaba el corazón y el escaso cerebro de los norteamericanos era increíble, más aún en un día como San Valentín, una de las muchas fiestas comerciales que no buscaban sino provocar un gasto excesivo y superfluo en cuanta gente pudieran, mal día para pasear por una gran ciudad como esta, le daban ganas de tomar por el cuello a esos estúpidos y estrangularlos a ver si así se daban cuenta de lo miserables que eran sus vidas.

De repente la gente se paró y se quedo mirando el cielo y señalando, en contra de lo que hubiera hecho normalmente Schmidt también se detuvo y miró a donde señalaban, algún estúpido había decidido que la celebración requería algo más y que sería una buena idea lanzar fuegos artificiales en pleno día, por si no fuera suficientemente estúpido lanzarlos durante la noche, malditos estúpidos fuegos, estúpidos ciudadanos y estupi...

Un chaval se tropezó accidentalmente con el Cráneo y distraídamente trató de tomar prestada su cartera aprovechando su momentánea distracción, No vas a vivir mucho para lamentar tu decisión jovencito, le dijo tras arrojarlo al suelo de una bofetada, el chaval se levantó y salió corriendo al reconocer la muerte en los ojos de Schmidt, que empezó a correr tras él para darle caza.

No se habían alejado demasiado cuando el joven tropezó con una mujer que se encontraba en la zona, lo que le permitió agarrarlo por el cuello de su chaqueta y levantarlo, apenas dedicó un instante a la chicha que había sido derribada, pero ese instante fue suficiente, un rostro angelical, un cuerpo pequeño y atlético, una mirada dura, de puro odio hacia el pequeño delincuente que colgaba entre ellos, Schmidt arrojó al chico contra la pared donde se golpeó y quedo inconsciente y le tendió la mano a la joven, Señorita ¿se encuentra bien?, no podía apartar de su mente una frase que no recordaba donde había oído.. Japonesa, una raza cruel, sonrió mientras la ayudaba a levantarse.

San Valentín, una de las fechas que Natsuki más odiaba, una festividad comercial que se había ganado a pulso el desprecio de la japonesa; en ese día las parejas se hacían regalos estúpidos y los que no tenían la buscaban desesperadamente. Un día en el que su abuela solía presentarle a algún parguela repeinado del club de golf, como si fuera una solterona desesperada por encontrar pareja. Joder, como odiaba San Valentín. Tenía motivos de sobra para salir, no quería que nadie le recordara que estaba soltera, como si eso fuera algo malo, y tampoco quería encontrarse con Gabriel aquel día; podía enviarle un mensaje equivocado y ella no quería que malinterpretara su amabilidad, le caía bien y su compañía era agradable, pero no había nada más. No es que le pareciera feo, todo lo contrario, es sólo que… ¡Que no quería parejas!

Central City era un buen sitio para esconderse del fanatismo romántico que había a su alrededor, y sería aún mejor sitio si no hubiera tantos corazones en los escaparates y tantas parejitas mirándose estúpidamente en las cafeterías, aun así, seguía siendo un estupendo día para hacer algunas compras, aprovechándose de los románticos descuentos. No quería un jersey con corazones, ni una cristalería rojo pasión, pero aprovecharía para haber dos de las cosas que más le gustaban, llenar su casa de lirios e hincharse a bombones y fresas hasta empacharse. Hay había visitado una floristería y salía de la primera cafetería-chocolatería con gesto de absoluto deleite cuando un adolescente la embistió desde atrás, tirándola al suelo. ¡Que poca educación! Aquel enano iba a pagar cara su insolencia, pero cuando se dio la vuelta para hacer nudos marineros con su columna vertebral, se encontró con algo que la dejó clavada en el suelo, completamente absorta. Ante ella había un hombre, elegante, atractivo, rudo, sexy; le tendió la mano para ayudarla y ella la tomó, sintiendo el contacto electrizante de su piel. En ese momento comprendió a su abuela, comprendía a todo el mundo y se olvidó completamente de Gabriel, no debía estar sola aquel día, no debía estar sola nunca más.

- Si, estoy bien, muchas gracias.

No soltó su mano, no inmediatamente, quería alargar aquel contacto, perderse en esos ojos crueles y sentir el calor del contacto humano que aquel día, parecía necesitar más que nunca. Estúpido San Valentín, todos con pareja, y ella allí, plantada como un champiñón y más sola que la una.

- Me llamo Natsuki. ¿Cuál es tu nombre?

Su acento alemán era fascinante, no le extrañaba que Japón los hubieran apoyado en la guerra, esa forma tan despótica de pronunciar las palabras conquistaría a cualquiera y había tomado la firme decisión de no quedarse sola aquel día de San Valentín, Iba a tener una cita e iba a tenerla con el sexy alemán de manos fuertes.

La ayudó a levantarse alargando al máximo el tiempo durante el que podía sostener su mano sin que pareciera algo extraño, jamás se había sentido tan bien en presencia de otra persona y quería que ese momento durara eternamente, cerca de ellos una persona se detuvo a ayudar al joven inconsciente que yacía olvidado a unos metros de allí tras el fuerte golpe contra la pared, Un verdadero placer poder servirle de ayuda a tan hermosa dama, dijo el Cráneo Rojo con una leve inclinación, casi marcial, de su cabeza en dirección a Natsuki, estaban de pie el uno frente al otro, ella apenas le llegaba al pecho, él la miraba desde arriba, sin atreverse a soltar su mano por si no podía volverla a tocar.

Johann Schmidt, Natsuki-Sama, respondió inmediatamente a la pregunta de la joven y hermosa mujer que se encontraba frente a él, ¿cómo un ser tan bello y tan duro podía no tener a cientos de hombres tras ella en un día como este?, se preguntaba el Cráneo, eso no hubiera sido un problema en realidad, los podría convertir en cadáveres rápidamente y sin que ella se diera cuenta por supuesto, y luego consolar a la joven, por un instante pensó que quizás no debería haberle dado su verdadero nombre, pero ese instante de lucidez pasó pronto y se volvió a perder en los ojos de la joven, ignorando todo a su alrededor.

Le ruego disculpe mi atrevimiento, dijo pasado un rato, cuando ya no era posible alargar más el contacto sin que ella pudiera tomárselo como algo extraño, pero me permitiría invitarla a un café para pedirle disculpas por lo ocurrido, esta claro que los padres de ese joven delincuente deberían haber sido esterilizados antes de que fuera concebido, pero ya que él no se ha disculpado alguien debería compensarla por la caída, el desprecio rebosaba en su voz cuando habló del joven, pero se torno más cálido poco a poco al hacerle el ofrecimiento.

El joven canadiense caminaba por las calles de Central City con curiosidad. Aquellas ciudades que habían aparecido por la colisión de los mundos siempre le llamaban la atención. Todas aquellas marcas, nombres desconocidos, eran cuanto menos para observarlas unos segundos. Además era San Valentín, todos esas decoraciones muy cargadas hacían que todo pareciera navidad. Suspiró levemente al pensar que era un día muy triste para estar sólo. Aunque tenía muchos amigos, no tenía a su persona especial.

Al poco se reprendió porque estaba en una misión. En S.H.I.E.L.D. habían conseguido la información de que Hydra estaba pensando en establecer una base en aquella ciudad. Tenía que conseguir información sobre su paradero o al menos algún indicio. Se rascó la nuca mientras se dirigía hacia uno de los lugares que había habido actividad de Hydra.

Estaba perdido en sus pensamientos cuando oyó una pequeña conmoción. Vio a un joven correr perseguido por un hombre con traje de chaqueta. Se acercó a ayudar. Entonces el ladrón se chocó contra una joven cayendo los dos al suelo. En cuestión de segundos el ladrón fue reducido por el ejecutivo con fuerza contra una pared.

Ethan tenía un par de esposas de emergencia así que fue hacia el atracador a usarlas. El ladrón estaba totalmente K.O. Miró de reojo al ejecutivo que ayudaba a la mujer, sin duda tenía mucha fuerza bajo aquel traje elegante. Lo esposó mientras lo incorporaba y pensó en llamar a la policía para que vinieran a recogerlo. Se acercó al hombre que fue atracado.

- Señor... ¿quiere que se llame a la policía para que se lo lleven? - preguntó mientras su mirada iba de uno a la otra. - Y usted señorita, ¿se en-- -

Otro escalofrío le recorrió el cuerpo. Esta vez era un escalofrío agradable, cómo el que tienes cuando comes tu comida favorita la cual llevas mucho tiempo sin probar. La cara de la joven era una preciosidad y sus ojos brillaban cómo si hubiera una primavera verde en sus ojos. Su pelo algo desordenado por la caída le daban un aspecto de belleza natural de la cual no podía despegar su mirada. Ethan estaba sin palabras, permaneció unos segundos con la boca abierta. La misión se había olvidado, aquel hombre que necesitaba ayuda. Era sólo él y aquella chica de ojos verdes.

- ¿Se encuentra bien? - al poco tras reaccionar. - ¿Necesita ayuda de alguna manera? No tiene ninguna contusión ¿verdad? Puedo llevarla volando al hospital. - Balbuceó.

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//off-rol - editado: porque leo a lo loco y creía que le había quitado la cartera

Estaba encantada, encantada de haberse y haberle conocido. Por primera vez en su vida, agradeció que alguien la considerara hermosa, el mayor piropo que podía haber recibido, viniendo de alguien como él, que seguramente tendría cientos de mujeres a sus pies, ella no era lo suficientemente bonita para alguien como él, pero la había llamado hermosa y había sonado a música celestial en sus oídos. No sonó tan bien la nota discordante de una tercera voz que los interrumpió cuando el contacto cesó, como un balde de agua fría en el peor momento posible; pero no pudo enfadarse con él, en cuanto fijó su mirada, se perdió en la inmensidad de sus ojos oscuros, en la calidez de su voz y su sonrisa, y de repente, se encontró dividida y con el corazón roto, no podía evitarlo, quería, anhelaba, necesitaba, la calidez de sus brazos y la dura imposición de los ojos de Johann.

- Nunca he volado, no sin un avión, pero podría ir donde me llevaras. Estoy bien, gracias por preocuparte.

Le sonrió, obnubilada por su amabilidad, casi había olvidado la sensación de saber que le importaba a alguien, y un sentimiento cálido se extendió por su pecho, inundando todos sus sentidos, nunca había sentido nada igual y todo su pasado se le antojaba un borrón gris y oscuro en comparación con lo que sentía en aquel momento, su cuerpo tomaba vida propia, su rostro se coloreaba de carmesí como un farolillo chino y unas manos titubeantes se acercaban hasta el rostro del desconocido, seguido del resto de su cuerpo, para depositar un suave beso en su mejilla.

En ese momento, su dura realidad la golpeó, tenía que alejarlos de su vida, a ambos, había sido maravilloso conocerlos, pero no podía permitirse algo así, no podría soportar perderlos, que algo malo les pasara por su culpa, no quería pasar por aquello de nuevo, se volvería loca de dolor, lo mejor, lo más seguro para todos, es que no volviera a verlos, así que se alejó un par de pasos, y con las manos entrelazadas en su regazo para contener las ganas de tocarlos se dirigió a ellos.

- Lo siento, no puedo ir con vosotros, no está bien, no es seguro. No debéis volver a verme…

Se dio la vuelta y echo a andar a paso ligero. Ella había elegido su vida y las consecuencias de ésta, había elegido un camino que sólo podría recorrer sola, porque si había alguien a su lado, si tenía que proteger a alguien, el miedo podría con ella, el miedo a herirle, a herirles, y esa era una culpa que no podía ni quería soportar.

Todo marchaba de maravilla hasta la intervención de ese estúpido, esa escoria humana que le había robado la atención de aquel ángel vengador, aquella mujer tan hermosa que había acelerado su corazón como si fuera un simple colegial, no contento con interrumpirles el muy inepto la había asustado, la estaba haciendo irse de allí, su mirada al apartarse era de autentico dolor... no toleraría eso, nadie, NADIE le haría daño a Natsuki mientras el viviese, en cuanto la joven se dio la vuelta dispuesta a irse el Cráneo Rojo desató toda su furia en un movimiento rapidísimo, un golpe descendente con el dorso de la mano al cuello del indeseable.

Un golpe así con la fuerza y la velocidad de Schmidt le podría arrancar la cabeza a una persona normal, que era exactamente lo que pretendía hacerle al repugnante sujeto que no solo había herido a Natsuki, sino que la había apartado de su lado, siempre había estado solo, era una sensación que ya conocía, como el frio cuando ya te ha calado hasta los huesos, de pronto había sentido la llama de la compañía de la más hermosa de las mujeres y este gusano anormal le había devuelto al frio, pagaría por ello con su vida.

El movimiento era rápido, certero y silencioso, cuando el tipejo estuviera muerto correría tras ella y le diría cualquier cosa, que se había ido a entregar al delincuente a la policía o lo que fuera, y ella le permitiría estar unos segundos más a su lado, y quizás, solo quizás, le diera una oportunidad, solo era una pequeña esperanza, pero le daba más fuerza de la que nunca había sentido.

OFF:

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'Dado de 10' : 5

Su cuerpo se notaba flotar, sentía que iba a volar al oír la voz aterciopelada de la joven y casi lo hace, ya que estaba tan absorto que su poder se descontroló un poco, notándose más ligero de lo normal.

- Me alegro de que esté bien señorita... Haría cualquier cosa por ayudarla. - confesó con todo su corazón.

Iba a decir algo más cuando la desconocida con rubor en sus mejillas, alzó sus manos y las posó sobre su cara. Su mero roce fue cómo una suave y agradable tela que lo arropó con mimo, y el beso que le dio en la mejilla a continuación sólo hizo aumentar aquellos sentimientos que se abrían a pasos agigantados en su corazón. Hacía mucho que no sentía aquello, el estar en sintonía con alguien, alguien que entendía y compartía lo que había dentro de él. Lo haría todo por ella.

Su suave voz comenzó a hablar de nuevo pero fue un cambio extraño. Se iba. ¿No podía estar con ella más? No lo entendía. Él sólo quería estar con ella y verla siempre sonreír. Se dio tan rápido la vuelta que no pudo hacer nada. Dio un paso en busca de ella cuando vio algo por el rabillo del ojo. Su entrenamiento actuó por él y se agachó antes de que le alcanzara el puño de hombre que estaba a su lado y que había olvidado por completo. Lo miró desde el suelo y vio en sus ojos brillar el odio y los celos. Sus ojos miraron por unos segundos como la joven se marchaba.

- Así que es eso... - dijo mientras se retiraba del hombre y se incorporaba. - ¡No voy a perder! - alzó la voz mientras señalaba al hombre del traje. - ¡Lo daré todo por ella! -

No se daba cuenta de cómo sonaba todo aquello. La gente de alrededor los miraba sorprendido y algunas mujeres reían en voz baja. Pero era lo que albergaba su corazón y no podía negarlo. Fue hacia el ejecutivo con intención de darle una patada baja para derribarlo y cuando estuviera en el suelo derrotado marcharse con su amada. No podía perder el tiempo con todo aquello.

El miembro 'Ethan Lacroix' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'Dado de 10' : 10

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#2 'Dado de 10' : 8

Se había alejado ya bastante trecho cuando escuchó voces a su espalda, en condiciones normales, no se habría girado a ver, pero aquello era una situación excepcional, estaba preocupada por los hombres que se habían quedado atrás. Nunca había sentido algo tan intenso por nadie, y en su infinita mala suerte, ahora lo sentía por dos hombres a los que nunca debía volver a ver, la vida le había demostrado en varias ocasiones que destruiría a todos los que amara, y no podía cargar con esa culpa. Cuando se dio la vuelta vio al policía agachado, dispuesto a atacar a Johann, asegurando a grito pelado que lo daría todo por ella; la angustia creció en su pecho, no podía dejar que se molieran a golpes por su culpa. Corrió los metros que los separaban hasta llegar a ellos y se situó entre ambos, veía venir la patada del policía, pero no tuvo tiempo de esquivarla del todo, tropezándose con sus propios pies y cayendo hacia atrás, donde estaba Johann.

- ¡Parad!

Era malo que otros los atacaran para hacerla daño, pero tampoco estaba bien que se partieran la cara entre ellos. Natsuki nunca había rechazado un enfrentamiento , y por supuesto no veía mal que cada uno defendiera lo que quería, pero no consideraba que ella fuera algo a defender con tanto ahínco. No era alguien que mereciera ser protegida de esa manera, había hecho cosas demasiado terribles. Ellos se merecían alguien mejor, una buena chica que no les pusiera en peligro, que cuando les contara su día hablara de cotilleos y aburridas historias de oficina, no de muertos, de sangre, de guerras, armas y territorios en disputa. Ambos debían estar con alguien mejor que ella y ella debía estar sola

El miembro 'Natsuki Aoki' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Dado de 10' : 8

OFF:

Cuando aquel idiota logró esquivar el golpe y le contestó furioso atrayendo la atención de Natsuki, el Cráneo Rojo cambió inmediatamente de táctica, ya no podría matar al tipo sin que ella se diera cuenta, pero la furia con la que su contrincante había respondido jugaba a su favor, Johann solo tenía que dejar que el muy imbécil le golpeara y luego hacerse el ofendido por haber sido atacado sin mediar provocación, entonces podría darle su merecido al tipo, tuvo que hacer un esfuerzo para evitar sonreír mientras se preparaba para encajar el golpe, si había sido capaz de esquivarle podía ser más duro de lo que aparentaba.

Ya tenía planeado como iba a desarrollarse el combate, pero la mujer trató de situarse entre ellos y aquel inútil no supo darse cuenta a tiempo, desde su posición no podía evitar que la golpeara, pero si podía intentar evitar que ademas de la patada el frágil cuerpo de la asiática saliera despedido, por suerte el impacto no fue directo y Schmidt pudo atraparla a tiempo, los dos cayeron al suelo, pero Johann pudo proteger con su cuerpo a Natsuki, su mero contacto aceleró su corazón, haciendo desaparecer los planes que estaba trazando para derrotar a aquel estúpido bajo el fuego del odio, jamás se había sentido así de furioso, ni siquiera Rogers lo había enfurecido así.

Pero sucumbir a ese odio podía significar perder a la joven que tenía entre sus brazos y no podía permitir eso, se puso en pie ayudando a la joven y protegiéndola con su cuerpo por si el imbécil trataba de golpearla de nuevo, una vez erguido lo miró con la muerte reflejándose en su mirada, Vete ahora y te perdonare la vida cachorro, quédate, atrévete a tocarla de nuevo y seras pasto de los gusanos, casi sin poder contener la necesidad de sacar su arma y vaciar el cargador sobre aquel iluso giró de nuevo la cabeza hacia la joven que reposaba entre sus brazos, ¿estás bien mi pequeña flor de cerezo?, solo mirarla le aplacó hasta el punto de incluso pensar en cumplir su palabra en lo de dejarlo vivo si se iba.

El miembro 'Tony Stark' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Dado de 10' : 5

La furia lo cegó y su movimiento fue preciso. No tenía más que dejarlo en el suelo y marcharse, pero las cosas no salieron cómo debían. Mientras su pierna se desplazaba para derribar a aquel hombre que lo quería separar de aquella maravillosa mujer, su respiración se cortó al ver cómo la propia joven se interponía entre los dos. Todo se cerebro le gritaba en aquellas milésimas de segundo que se detuviera pero no podía. Le golpeó en las piernas y la derribó, al igual que quería haber hecho con el otro sujeto.

El hombre del traje rápidamente la agarró entre sus brazos y evitó que se golpeara contra el suelo. Pero ahí estaba él, él que la había golpeado agachado observándola mientras un dolor en su pecho aumentaba por segundos. ¿Qué había hecho? ¿Cómo podía haber golpeado a la persona a la que profesaba tanto amor y por la que quería pelearse? Su cuerpo empezó a temblar levemente y cayó de rodillas. El ejecutivo no dudo en mirarlo con odio y amenazarlo con matarlo si no se marchaba.

Ethan posó su mirada del hombre a la joven. Se merecía todo aquel odio. No había hecho las cosas bien y la había herido. Pero y sin embargo no podía dejarla. Era demasiada la confusión en su cabeza y en su corazón. Se acercó a la joven y la tomó de la mano con expresión lastimera.

- Perdonadme... perdonadme por favor... - bajó la mirada avergonzada. - Nunca fue mi intención hacerle daño. Sólo lo hice por que no podía pensar en que otro estuviera con usted. Es tan horrible el dolor en mi corazón que tuve que hacer algo. Por favor. Si no quereís verme más lo entenderé... decídmelo y me marcharé para siempre. Nunca os olvidaré, pero por favor... perdonadme. -

No sabía si tendría el valor para marcharse y no verla nunca más. Pero si ella lo decidía estaba dispuesto a aceptarlo. Tragó saliva mientras esperaba expectante la respuesta.

Natsuki pronto se vio rodeada por los brazos de Johann, que la protegió del golpe como si fuera algo valioso, y vale, estaba bien sentirse amada y protegida y valorada, pero no era una delicada muñeca de porcelana, tenía cicatrices en su cuerpo que lo atestiguaban y estaba empezando a cansarse de estar entre tantos algodones, nunca lo había llevado bien, no le gustaba ser subestimada. Había llegado hasta donde estaba a sangre y fuego, no con sonrisas y el batir de sus pestañas y aquellas chorradas de pelearse por su amor se iban a acabar si o si. Ella los quería a ambos, deseaba estar con ambos y sonreír junto a ambos, pero ellos no parecía que fueran a ponérselo fácil. Así que recurriría a lo mismo que ya usó hace años, era un plan sin fisuras, y esta vez no tenía a su primo para drogarla como aquella vez, esta vez, sería justo, el mérito sería todo suyo.

Lanzó un codazo a su espalda para soltarse del abrazo de Johann y con gesto serio pero comprensivo se acercó hasta el policía arrodillado, levantando su rostro para mirarle mejor, con una suave caricia.

- No me hables de usted, no soy tan mayor. Puedes llamarme Natsuki.

Le ayudó a levantarse, no quería verlo arrodillado, a ninguno de los dos, quería verlos triunfantes y gloriosos, quería amar a los dos, pero sabía que no podía, no estaría bien hacerlos sufrir por su egoísmo, y no se le ocurría otra manera mejor de solucionar el conflicto, desde luego, era mejor que dejarlos que se mataran entre ellos.

- Prestadme atención, los dos. No soy ninguna delicada flor, que debáis proteger a toda costa, cuando las niñas de mi edad todavía jugaban con muñecas, yo ya me jugaba el pellejo. No he logrado lo que tengo siendo frágil. Os amo a ambos y no váis a conseguir que elija peleándoos entre vosotros. Así que seguidme.

Natsu caminó hasta el final del callejon por el que había salido el ratero, conocía ligeramente aquella zona, cerca había unos almacenes abandonados, y cuando llegó frente a la puerta de los mismos, pegó una patada a la puerta para abrirlos y entrar.

- Ya que no deseo renunciar a ninguno de vosotros, pero tampoco puedo estar con los dos, sólo el que me derrote, tendrá el derecho a volver a tocarme, así que más vale que os esforcéis, porque no pienso tener piedad. ¿Quien es el primero?

No era la primera vez que había hecho eso, no para escoger, por supuesto, sino más bien para librarse de idiotas indeseados. Hasta el momento, ninguno había sido capaz de vencerla limpiamente. Ahora vería cual de los dos se ganaría el derecho de poder volverla a tocar. El tiempo de juegos, ahora había llegado el momento de ponerse seria; adoptó una postura de combate atenta por ver cual sería el primero que atacaría.

Off::

El codazo fue incluso molesto, era una mujer fuerte y eso le gustaba aún más, con carácter, decidida, jamás había encontrado a una joven así, solo eso explicaba que la japonesa le inspirara estos sentimientos, Boku no Natsuki-hime, aishiteru, dijo Schmidt, tras sus palabras duras, te seguiré al mismo infierno si es necesario, en ningún momento he pensado que necesitases protección, aún así el mero hecho de pensar en que sufras daño... simplemente no podía permitirlo, las palabras surgieron desde lo más profundo de su ser, ¿eso era el amor? ¿realmente estaba sintiéndose así? ¿como era posible? Alguna vez había mantenido relaciones sexuales por supuesto, pero era algo físico, una necesidad fisiológica como cualquier otra, algo que no tenía nada que ver con lo que sentía ahora mismo.

La siguió, aquella piltrafa humana no sería capaz de arrebatarle a esta mujer ahora que la había encontrado, nadie lo haría, la conseguiría de una forma o de otra, mientras caminaba tras ella no dejaba de admirar su diminuto cuerpo, los mejores venenos vienen en frascos pequeños... ya había comprobado que a pesar de su tamaño era fuerte, ademas parecía inteligente y sin duda era dura, ni por un instante dudó de sus palabras al decir a lo que se había enfrentado, eso solo le colmó más de amor, superaría cualquier prueba que ella pusiera, CUALQUIERA.

El Cráneo Rojo sonrió, dura y atrevida, buena combinación, no quería hacerle daño, así que tendría que contenerse, pero ese imbécil podría aprovecharse de su buena fe para arrebatársela, eso no era una opción, no podía permitirlo..., su furia pasó rápido y volvió a sonreír, saco uno de sus cigarrillos, y lo encendió, respirando profundamente y lanzandole el humo a su rival a la cara de la manera despectiva posible, Tu primero niñato, pero te advierto que como le hagas daño de verdad te mataré, tras decir esto se apoyó en una de las columnas desde la que poder ver el combate y siguió fumando tranquilamente, a la espera de ver un desenlace que ya conocía.

Si su plan fallaba el tipo siempre podría sufrir un desgraciado accidente y acabar con una bala en su estúpida e inútil cabezota, pero Natsuki podía tomárselo a mal, así que por ahora tendría que conformarse con esto, estaba de muy buen humor por otro lado, era imposible que el perdiera, pero con esta pequeña ayuda ni siquiera debería causarle ningún daño a la joven Natsu.

OFF:

La joven se apartó del ejecutivo con cierta brusquedad y se acercó a Ethan con algo de seriedad. El mutante había estado conteniendo la respiración esperando la respuesta a su sincera disculpa. Cuando le tocó la cara notó otro escalofrío por el cuerpo. La conocía de hace sólo unos minutos y ya lo era todo para él. En lugar de desecharlo cómo esperaba que hiciera por haberla hecho caerse, ella le regaló indicándole que podía llamarla por su nombre. Ethan se sentía otra vez en una nube.

- De acuerdo, Natsuki... - dijo mientras pronunciaba su nombre lentamente. Le sonaba perfecto. - Discúlpame por mi torpeza... soy Ethan. - Balbuceó.

Se alzó junto a ella sin dejar de mirar sus preciosos ojos verdes. La hubiera abrazado y perderse entre sus caricias a las que se estaba volviendo adicto. Todo aquello parecía demasiado bueno para ser verdad. Les habló a los dos. Le recordó lo que en cierta ocasión había leído sobre las flores del cerezo, que aunque eran agradables a la vista, en su interior se escondían un secreto sangriento. Pero no le importaba lo que hubiera hecho, ella estaba ahí ahora y eso era lo importante.

Aquel hombre dijo unas palabras y siguió a Natsuki. Ethan los siguió tras asentir ya que poco podía añadir, él también sentía lo mismo por ella. La gente a su alrededor los miraba curiosos, algunos se preguntaban si eran parte de una película o representación de teatro. Pero él no apartaba sus ojos de ella. A medida que iban avanzando siguiéndola había menos gente, hasta que llegaron a una especie de depósito abandonado. Sea lo que fuera que tenía pensado, no quería espectadores.

La miró extrañado por el giro de acontecimientos. Ella quería enfrentarse a ambos y el ganador sería el que podría caminar de su mano fuera de aquel desamparado lugar. Aunque al principio pensó que no quería hacerle daño, después la miró y supo que ella tenía todo el derecho ponerles a prueba, al fin y al cabo no era un trofeo que pudieran agarrar con una mano y salir triunfantes. Aquel ejecutivo sonrió y se encendió un cigarro. Parecía tan seguro de si mismo, que se dedicó a molestar a Ethan echándole el humo a la cara.

Al mutante le pilló algo desprevenido y lo inhaló todo de golpe. Era un olor desagradable pero a la vez dulzón y que le inundó los pulmones. Comenzó a toser y sus ojos se volvieron vidriosos. Mientras apartaba con la mano aquel nauseabundo humo, le oyó decir que le cedía el turno y lo amenazó con matarlo si le hacía algo a la joven.

- De acuerdo, viejales. - dijo entre toses. No quedaba tan heróico cómo la amenaza anterior pero no podía callarse. - No soy estúpido... no voy a hacerle daño. -

Se acercó a Natsuki y adoptó una postura de combate. No sabía cómo de buena era ella pero él también había hecho sus deberes y había aprendido artes marciales y defensa personal de buenos agentes de S.H.I.E.L.D. La miró y notó algo extraño. Su visión se volvía borrosa y no enfocaba bien. Parpadeó levemente un par de veces y trató de mirar hacia sus puños. También los veía borrosos. Abrió y cerró los puños para encontrarlos entumecidos. No sabía lo que pasaba, estaba perfectamente hace unos segundos. Intentó concentrarse en lo que iba a hacer. No quería perderla y daría lo que tuviera aunque no se encontrara bien.

- ¿Preparada? - comentó mientras su ojos se entrecerraban intentando enfocar.

Lanzó su puño hacia delante intentado buscar un hueco en su defensa pero tuvo la sensación de ir a camara lenta. No podía acertar. Lo intentaba una y otra vez, sin éxito. ¿Qué le ocurría? Empezó a preocuparse y el sudor empezó a enmarcar su cara. Se sentía cada vez más débil. No se encontraba bien y no podía explicarlo.

OFF:

El miembro 'Ethan Lacroix' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Dado de 10' : 4

Frunció el ceño disgustada, mirando a uno y otro. No era una delicada florecilla, andarse con esos miramientos con ella, sólo les llevaría a la derrota y se lo iba a demostrar, no tendría consideración, si es que alguna vez la había tenido con alguien. Algunos terapeutas estúpidos e ignorantes aseguraban que tenía problemas de control de la ira; no, su problema es que había mucho gilipollas y todos pedían una hostia a gritos, nunca había tenido consideración con ellos, no la iba a empezar a tenerla ahora, con dos idiotas que se empeñaban en hacerla ver como una figurita de porcelana, por mucho que les amara a los dos.

Observo a Ethan, ese era el nombre del policía, tomar el primer turno y ponerse en posición, aunque no era una posición muy buena, así a primera vista, tenía tres aberturas por las que atacarle, sin contar la clásica "patada en las nueces", pero él se decantó por los puñetazos, así que... bueno, la verdad es que se lo estaba poniendo fácil, le recordaba a cuando luchaba con su primo, era igual de lento e igual de flojo, claro que la especialidad de Naito era usar ese cerebrito que los dioses le habían dado para por ejemplo... drogarla... Todavía escupía sobre su tumba por aquello. Al muy cabrón casi le sale bien la jugada, pero claro, afortunadamente su abuela se contentó con esperar a que el roce del curso escolar hiciera su jugada, si hubiera tomado la delantera, seguramente ya estaría casada; una suerte que no fuera así, las últimas noticias que tuvo de su compañero Kyo es que había acabado con una camisa de fuerza tras varios asesinatos múltiples.

Esquivó sus puñetazos con facilidad, desviándolos con sus manos, sus movimientos eran fluidos, sus pies se deslizaban por el suelo, sin perder contacto con él. Natsuki seguía los principios del aikido, su centro de gravedad era bajo, sus movimientos armónicos y hacer que su cuerpo dejara de hacer contacto con el suelo simplemente parecía imposible, esquivaba y cansaba a su oponente, si es que hacerlo más era posible, pero tampoco quería jugar con él, quería derrotarlo, todavía le quedaba otro oponente y no subestimaba a ninguno de los dos, su abrazo había sido fuerte, sabía que le costaría trabajo vencerlo. Cuando vio la oportunidad de golpearle, esquivó su puñetazo, clavando el canto de su mano justo bajo sus costillas, mientras con un pierna hacía un barrido a sus pies para desequilibrarle

Esperó a que se levantara, esperando para defender de nuevo, y sus ojos se dirigieron brevemente hacia Johann, que observaba el combate fumándose un cigarrillo, exhalando el humo cerca de ella, olía extraño, pero tampoco se percató, nunca había disfrutado del olor del tabaco. Su mirada se centró de nuevo en Ethan, era él con quien estaba luchando en aquel momento.

- Me has subestimado, prometiste no hacerme daño y ya has pagado por ello. ¿Vas a seguir cometiendo el mismo error?

Off::

Casi podía oír al agente Ryan a su lado enfadado. Parecía que todo lo que había aprendido no le servía para nada.

- ¡Levántate Lacroix! - la voz de su entrenador se mezclaba entre sus golpes torpes que eran fácilmente esquivados por la joven. - ¡Ese torso inclinado! ¡Cúbrete! -

Estaba mareado y se sentía como si alguien estuviera usando su propio poder contra él. Le pesaban los brazos y las piernas, no entendía porqué. Estaba frustrado y se debatía entre unos golpes que no expresaban para nada su verdadero potencial. La joven evidentemente muy preparada lo esquivaba todo y buscaba sus debilidades. Aquello parecía cómo un juego para ella, tan fácil cómo abrir una lata de refresco y eso era lo peor para él.

Se suponía que iba enseñarle de lo que era capaz, de que viera que él no era sólo una cara simpática y amable, al igual que ella se había quejado de no ser una flor delicada. Quería mostrarle esa parte de él también. Nada estaba saliendo bien. Fácilmente Natsuki encontró un hueco en sus defensas golpeándole en el costado y haciéndolo caer al suelo con una patada baja.

Allí en el suelo derrotado, los mareos eran peores. Todo le daba vueltas y empezó a ver luces de colores por el golpe. Escuchó la voz de la joven reprochándole que por no hacerle daño estaba fallando en todo. Ethan cerró los ojos, pero aquello fue una mala idea. Se movió cómo pudo quedándose a gatas y respirando muy cansado.

- No es eso... - dijo mientras intentaba enfocar el suelo con la mirada. - Quería enseñarte de lo que era capaz, pero sin hacerte mucho daño... No soy así... no se que me pasa. - Se apoyó cómo pudo en una rodilla para levantarse. - Me siento muy mareado y pesado... -

Miró al hombre que estaba cerca de ellos fumando con una sonrisa en sus labios. Una idea había surgido en su mente, pero no podía ser. Se suponía que era una persona normal. ¿No?

- Pero no quiero que eso sea una excusa... - volvió a adoptar una postura defensiva torpe. - Sea lo que sea... no quiero desperdiciar esta oportunidad de poder luchar contigo. -

Intentó con todas su fuerzas pelear con todo su cuerpo pero no podía alzar las piernas sin perder fácilmente el equilibrio, así que sólo utilizaba sus brazos y de manera incorrecta. Cada vez que ella lo bloqueaba sentía sus manos y brazos entumecidos y sin fuerza.

OFF:

Aquello no parecía normal, Natsuki había luchado con muchos inútiles, o quizás sería más apropiado decir que había barrido el suelo con ellos, pero aquello era diferente, la verdad es que no tenía buen aspecto; tampoco podía culparle por no querer partirla al medio, que aquel era un asunto serio, pero no un combate a muerte, eso sería bastante poco práctico y muy contraproducente. Estaba preocupada por él, no podía continuar luchando así y lo único que conseguiría es acabar peor de lo que ya estaba, ella incluso empezaba a sentirse algo cansada, parecía que había algo que no la había sentado demasiado bien, podía ganar, eso no marcaba una gran diferencia, pero no se imaginó que aquello podía haberla agotado de tal manera. ¿Estaría en baja forma?

De nuevo Ethan hacía gala de sus puños después de levantarse con dificultad, aquello le costaba un mundo y lo más piadoso sería terminarlo rápidamente, así que cuando lanzó sus puños hacia ella, le agarró de la muñeca y con un elegante movimiento se situó a su espalda, todavía sosteniendo su brazo y con una suave patada tras sus rodillas cayó al suelo mientras ella tiraba hacia atrás. El desagradable chasquido de su hombro no se hizo esperar, resonó por toda la sala, marcando el final del combate, sabía que el dolor no le dejaría continuar y con el hombro fuera de su articulación, dudaba que siquiera pudiera levantarlo para golpear. Cuando quedó claro el vencedor, se acercó hasta él.

- Lo siento, no podías seguir luchando en esas condiciones, pero no te preocupes, ha salido limpiamente, no te quedarán secuelas.

De un movimiento rápido y certero, devolvió el brazo de Ethan a su sitio, estaría dolorido unos cuantos días, pero aparte de la contusión, no habría nada grave. Le daba pemna que las cosas hubieran acabado dándose de aquella manera, pero no tenía otra forma de elegir que fuera justa, y su corazón se partía sabiendo que le había hecho daño, tanto físico como anímico, quería repararlo de alguna manera, decir algo que expresara cuánto lo sentía, pero no encontraba las palabras, por eso, en un gesto que en otro momento habría sido impensable para ella, unió sus labios a los de Ethan, diciéndole con aquel beso, todo lo que sus palabras no podían expresar.

Cuando sus lenguas dejaron de bailar al ritmo que les marcaban sus corazones y sus labios se separaron se despidió de Ethan con una promesa no pronunciada, volverían a encontrarse. Después se levantó y se encaró a Johann, él era el siguiente y tampoco iba a ponerle las cosas fáciles, estaba cansada, pero no tenía intención de perder. Quizás eso fuera lo mejor, derrotarles a ambos y volver sola a casa, guardando un hermoso recuerdo de ese día, alejándolos del caos y la devastación de su existencia.

- Es tu turno Johann, espero que estés dispuesto a morder el polvo.

No iba a perder, no le dejaría ganar, daba igual lo cansada que estuviera, en peores condiciones había peleado y había vencido. Una vez más la victoria sería suya, y no volvería a verlos, ninguno tendría que presenciar, horrorizado, lo manchadas de sangre que estaban sus manos. Guardarían un buen recuerdo de ella y nunca volverían a verse, congelando aquel instante perfecto en el tiempo. Ellos volverían a su feliz rutina y ella a su oscura realidad.

Ni siquiera hubiera sido necesario drogar al pobre imbécil, era un inútil por si mismo, un debilucho que no dudaba en quejarse y compadecerse de si mismo por su propia ineptitud, pero Johann no era alguien que corriese riesgos a la ligera, le gustaba jugar siempre sobre seguro, sacar todos los ases de la bajara y tenerlos listos por si fuesen necesarios, el premio era esa adorable mujer y no iba a arriesgarse a perderla por un golpe de suerte de un estúpido que se creía al mismo nivel que él o su amada.

Su sonrisa se fue acrecentando conforme el combate avanzaba, Natsuki hubiera sido una digna rival, hubiera podido aguantarle varios asaltos, era rápida, fuerte y sin duda una experta luchadora, una maravilla de mujer, pero con el narcótico recorriendo su cuerpo no tendría ninguna oportunidad, empezó a trazar el combate en su mente, incluso permitiría que ella le diera algún golpe para no herir su orgullo, trataría de no hacerle demasiado daño...

El combate terminó como cabía esperar, con el inútil tirado en el suelo suplicando piedad y dejándole a él el turno para medirse con ese pequeño y letal ángel japones, pero entonces ocurrió algo que destrozó el autocontrol del Cráneo, uno de sus legendarios ataques de furia tomo el control en el momento en que los labios de la oriental tocaron los de esa escoria que creía ser digno de ella, ¿ACASO NINGUNO DE LOS DOS SE DABA CUENTA DE QUE ELLA LE PERTENECIA?, pronto ambos los sabrían, ambos pagarían por ese insulto.

Apenas escuchó las palabras de la joven mientras pisaba los restos de su cigarrillo y se encaminaba hacia ella, pero estas terminaron de inflamar su ira, Estás seguro de esto Natsuki-hime, dijo con una voz mucho más calmada de lo que en realidad se sentía, si hacemos esto no pienso contenerme, no después de lo que me has hecho presenciar, la japonesa le instó a continuar, bien, pensó Johann, eso me permitirá enseñarle una lección importante, no es bueno provocar al Cráneo Rojo.

Con su increíble velocidad Schmidt lanzó una patada al tobillo de Natsuki que la desestabilizó y mientras caía la golpeó en el estómago, la instó entonces a levantarse y cuando lo hizo aprovechó para golpearla con toda su fuerza en brazos con los que intentaba cubrirse de los ataques del alemán, su cuerpo era duro, pero no soportaría mucho tiempo ese castigo, cuando ella trataba de devolver algún ataque el se limitaba a golpearle en el brazo o en la pierna, ya cubiertos de moratones, se estaba cebando en ella, golpeándola donde más pudiera dolerle, conteniéndose a duras penas de partirle todos los huesos del cuerpo, estaba furioso, pero la amaba, no podía causarle un verdadero daño, el dolor la fortalecería, le haría darse cuenta de hasta donde sería capaz de llegar por ella.

Finalmente fintó un par de ataques, provocando que la joven cambiara su guardia y le lanzó un gancho rápido a la mandíbula, que le partió el labio y la hizo volver a aullar de dolor, pero esta vez no la dejo caer, la tomó entre sus brazos, Hermosa Natsuki, por favor, no me pidas que haga esto de nuevo, le dijo con un tono tierno, un tono que jamás había usado, toda la furia se había disuelto, la beso entonces con cuidado de no causarle más dolor, los restos del narcótico que habían impregnado la boca de Schmidt combinados con el dolor que sentía la joven fueron suficientes para sumirla en un estado de inconsciencia, la abrazó y la cargó con delicadeza sobre su hombro izquierdo, girándose entonces hacia el patán que se encontraba recostado contra una de las columnas.

Introdujo su mano derecha en su chaqueta y saco su pistola, una Luger que le regaló el mismísimo Hitler y que la división científica de HYDRA había modificado en diversas ocasiones, Si vuelvo a verte morirás, ¿entendido?, dijo disparando justo junto a su cabeza y destrozando un buen trozo de la columna, algunas esquirlas se incrustaron en la carne de Ethan, nada grave, pero era muy doloroso, y si vuelves a tocarla te buscaré y te ahorcaré con tus propias tripas bastardo, solo le quedaba dejarlo solo con su miseria y llevar a su trofeo a un lugar seguro donde pudieran atenderla.

Todo era inútil no tenía ningún control sobre su cuerpo y ella lo sabía. Era cuestión de tiempo de que Natsuki con total tranquilidad agarrara su brazo y para hacerle una llave colocando su brazo en su espalda. Apretó con fuerza y oyó un chasquido. Ethan soltó un gemido de dolor tras caer de rodillas. El tormento de su hombro le recorrió todo el cuerpo. Apretó los dientes y cerro los ojos aguantando el suplicio. Oyó la suave voz de la joven de fondo pero el daño era más fuerte y apenas la oía.

De nuevo otro chasquido y de nuevo otro gemido de dolor. Tenía el hombro de nuevo donde tenía que estar pero eso no aliviaba el sufrimiento que estaba teniendo. Entre los mareos, la falta de control y el hombro dislocado poco le faltó para perder el conocimiento. Pero ahí estaba frente a la mujer que quería y la cual la había derrotado por completo. La miró a los ojos y vio que su cara estaba triste por lo ocurrido. No tenía porque estarlo, él no había estado a la altura. En parte se lo merecía, pero no quería verla triste. Esbozó una leve sonrisa entre espasmos de dolor mientras se agarraba el brazo.

- Buena pelea... al menos por tu parte. - bromeó intentando coger aire. - Gracias por la oportunidad de pelear por ti. -

En un parpadeo notó sus manos sobre su cara y vio como el rostro de ella se acercó al de él. Su beso fue cargado de dulzura y atrevimiento. ¿Cuanto tiempo hacía que no recibía y sentía un beso así? Le parecían años y seguramente lo eran. Era un beso por misericordia. Él lo sabía, pero eso no quitaba que fuera lo mejor que le había pasado en mucho tiempo. Mientras duró el beso, su dolor desapareció y se sentía en paz consigo. Pero aquello no iba a durar eternamente. La miró a los ojos y deseó volver a verla en un futuro.

Natsuki se giró hacia el hombre del traje que tenía en su cara una expresión de ira contenida. Ethan frunció el ceño mirándolo fijamente mientras se movía a un lado apoyarse en una de las columnas de aquel lugar. Ambos se acercaron para empezar la pelea. El tal Johann dijo que no contendría debido al beso. Y no lo hizo. El mutante abrió los ojos sorprendido por la velocidad con la que el hombre se movió, le costaba seguir el combate en parte por su entumecimiento pero aquello no tenía lógica.

Vio como la joven era golpeada una y otra vez con fuerza. Apretó los dientes e intentó levantarse pero no podía. Quería salvarla pero le era imposible. ¿Quién era aquel ejecutivo? Su fuerza era brutal y no tenía piedad. Vio la sangre de la joven caer en el suelo entre dolorosos golpes.

- ¡Estás loco! - gritó alarmado. - ¡Detente! ¡La vas a matar! -

En un rápido agarre, la abrazó y tras decirle unas supuestas palabras de amor, la besó. Natsuki se quedó entre sus brazos medio resistiéndose hasta que se quedó quieta. Ethan la miró preocupado, no sabía si estaba inconsciente o algo peor. Pero el hombre se la cargó cómo si nada en su hombro y se acercó hacia él. Se llevó la mano hacia su chaqueta y sacó una pistola. El mutante tragó saliva y se llevó la mano hacia el brazo dolorido cómo si lo estuviera aguantando para pulsar dos botones en su reloj.

La señal llegó a uno de los monitores del equipo de apoyo de S.H.I.E.L.D. que estaban supervisando la misión de Ethan. Aparte de activarse la señal de emergencia, también se activó la cámara del reloj. Los agentes al ver el arma se movilizaron inmediatamente. El joven calculó mientras aquel hombre le apuntaba con la pistola, que sus compañeros llegarían en unos minutos. Quizás ya sería demasiado tarde pero al menos, habrían visto su cara. Lo miró fijamente y le escuchó empezar a amenazarlo pero no lo terminó de oír debido al disparo. Cerró los ojos y notó un dolor punzante por todo su brazo sano.

Lentamente abrió los ojos y miró a su lado para ver a pocos centímetros de él, un enorme hueco de bala. Estaba vivo pero tenía ambos brazos destrozados. Apretó los dientes dolorido. Aquel hombre se había salido con la suya, y se la llevaba mientras él estaba ahí derrotado sin poder moverse. Pero quizás podría retenerlo un poco antes de que llegara la caballería.

- El bastardo lo serás tú... - dijo sin miramientos mientras tragaba saliva y aliento. - Si no la has matado casi lo has hecho. Menos mal que la querías. - lo miró fijamente con expresión de enfado. - ¿Cómo has podido hacerle eso? ¿Quién eres con esa fuerza? -

No sabía si se iba a ganar un disparo en alguna parte del cuerpo pero valía la pena intentarlo.

En el momento en que Ethan activó la alarma la escolta que le había acompañado a la ciudad se puso en contacto con el Cráneo Rojo para avisarle y todas las piezas encajaron, Veo que cada vez es más fácil conseguir una de esas placas, pardillo, yo soy el motivo por el que tu organización existe, saluda a Rogers de mi parte, dile... dile que estoy deseando estrangularle personalmente, que no se deje matar antes de que nos crucemos de nuevo.

Johann se dio la vuelta riéndose con esa risa maníaca tan desconcertante, dejando allí al agente herido, Acabad con el equipo de rescate, pero no toquéis a este, tiene un mensaje que entregar a sus superiores, ordenó Schmidt por el comunicador, algunos de sus hombres caerían sin duda, pero acabar con el equipo de SHIELD era prioritario, dejaría claro a sus enemigos que no se podía jugar con él, ademas les daría tiempo para desaparecer de allí, para llevarla a un lugar seguro.

OFF:

Cupido llego al lugar donde se encontraba uno de los que poseía su flecha por lo visto no había terminado bien la cosa llego al lugar Para comprobar el estado del que había recibido su flecha, sabía que Zeus Lo retaría aunque al menos no había muerto.

Espero que esto No termine en problemas mayores o Zeus me castigara terriblemente por esto aun que esto después de todo no es mi culpa, por esta fusión de mundo Todo se ha vuelto un caos pero será mejor ponerme a trabajar rápido.

Aprovechando la confusión Le quito la flecha y lo dejo inconsciente uno menos pensó pero todavía tenía muchas que sacar esto era solo el comienzo.