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| Caos y locura de San Valentin Pt2 +18 (Cráneo Rojo 15-2-2019) | |
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Natsuki Aoki
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Mensajes : 248 Fecha de inscripción : 22/12/2014
| Tema: Caos y locura de San Valentin Pt2 +18 (Cráneo Rojo 15-2-2019) 20th Marzo 2015, 19:45 | |
| Se removió, incómoda, le pesaban los párpados, le pesaba el cuerpo y en su mente se mezclaban recuerdos confusos. Recordaba un beso, un dolor intenso, voces apagadas y una luz cegadora. Tenía la boca pastosa y la sensación de llevar durmiendo una semana; su cuerpo estaba entumecido, pero poco a poco fue tomando conciencia de donde se encontraba. Era una cama, amplia, estaba arropada y alguien había tenido la delicadeza de descalzarla y quitarle los calcetines. Poco a poco fue abriendo los ojos, estaba en una habitación en penumbra con una lámpara de noche como único punto de luz que la cegaba
No estaba sola, había una sombra moviéndose por la habitación, no podía distinguir quien era, pero tampoco sentía miedo, algo en su subconsciente le decía que no debía sentirlo, que estaba segura. Se incorporó con dificultad, luchando contra el entumecimiento de su cuerpo y se percató de dos cosas, una, que le dolía todo en general y el labio inferior en particular, y dos, que la ropa que llevaba no era la suya. Alguien había cambiado su ropa, sus vaqueros, su camisa, habían sido reemplazados por una simple camisa, de buena manufactura, con ojales para gemelos, que por el tamaño, y si fuera un poco más larga podría haberle servido de camisón. Enrojeció al instante por la vergüenza que suponía que alguien la hubiera desnudado, aunque fuera para vestirla después.
- ¿Dónde estoy? ¿Qué día es?
Su cabeza comenzaba a despejarse poco a poco, los pensamientos se hilaban con los recuerdos. Estaba en Central City, huyendo de los comentarios sobre su soltería, con la única previsión de atiborrarse de chocolate, pero les había conocido a ambos y todo su mundo había cambiado en un instante. Recordaba los fuertes brazos de Johann a su alrededor, las suaves manos de Ethan sobre las suyas, recordaba como los había retado a ambos, con el objetivo de que sus habilidades tomaran la decisión que su corazón no podía. Había derrotado a Ethan, le había regalado un beso, magro consuelo por su derrota, todavía sentía el sabor de su boca… No, otro recuerdo llegó a su mente, no eran sus labios los que todavía paladeaba, eran los de Johann, la había derrotado, se había sentido terriblemente cansada, es cierto, pero incluso si no hubiera sido así, habría acabado perdiendo.
Había vencido, asestando el golpe final en forma de aquel puñetazo que le había partido el labio, y después había reclamado su premio. El resto no eran más que imágenes sueltas, fogonazos de memoria que no conseguía hilar, debía de haber perdido el conocimiento en algún momento. Se tocó el labio, alguien la había tratado y colocado unas suturas de aproximación, no le dolía demasiado, así que no debía ser grave. Y en ese instante, supo quien la estaba observando desde la penumbra.
- Ganaste… Nunca había visto a nadie pelear como tu. A propósito… ¿Dónde está Ethan?
Decidió preocuparse por su policía amado, ya que la otra opción era seguir pensando en que la habían desnudado y vestido, y la simple idea de que Johann la hubiera despojado de su ropa y la hubiera visto desnuda, la hacía sentir expuesta e indefensa. ¿Qué opinaría de sus cicatrices? ¿Se habría sentido asqueado? Un montón de preguntas que quedaban sin respuesta, y la verdad, no sabía si estaba preparada para escucharlas. Prefería preocuparse por Ethan, por el dolor de su labio, o por donde se encontraba que por su pudor. Estaba demasiado atontada como para enfrentarse a eso ahora mismo.
Última edición por Natsuki Aoki el 25th Marzo 2015, 12:55, editado 2 veces | |
| | | Cráneo Rojo
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| Tema: Re: Caos y locura de San Valentin Pt2 +18 (Cráneo Rojo 15-2-2019) 21st Marzo 2015, 11:38 | |
| Johann había llevado a la joven a su vehículo y allí había apagado el móvil de Natsuki y comprobado que no tuviera ningún localizador o sistema de seguimiento, repasando también su propia ropa por si aquel tipo le había colocado algo, resulto que el muy incompetente era un miembro de SHIELD, poco después de salir del edificio había recibido un aviso de que la organización había mandado un equipo hacia allí, cada día los agentes de SHIELD eran más y más estúpidos.
Tras conducir hasta la ciudad vecina se dirigió a una de las últimas bases de HYDRA, oculta bajo unos aparcamientos subterráneos de reciente construcción, allí atendieron inmediatamente a la japonesa y trataron sus heridas, tomando también muestras de su sangre en el proceso, cuando acabaron él personalmente la traslado a sus habitaciones, le puso una de sus camisas y la acostó en su cama, dejando sus efectos personales en la mesita de noche, después se quedó allí, de pie, analizando la situación.
Jamás había sentido algo así por nadie, ni siquiera en su juventud antes de que Hitler le descubriera su verdadero destino, era un sentimiento extraño, a la vez una debilidad y una fortaleza, ¿como afectaría esto a su labor?, no podía abandonar todos estos años de duro esfuerzo por una mujer, pero a la vez no podía alejarse de ella, ¿que podía hacer?, quizás debería haberla dejado con aquel estúpido, hubiera sido lo mejor para ella, lo mejor para sus objetivos, lo mejor para la humanidad, pero por una vez actuó sin pensar, se rebajó a dejarse guiar por sus sentimientos, estaba furioso consigo mismo.
Las horas pasaban y Johann seguía dándole vueltas a la situación, en ese tiempo se había duchado y puesto su uniforme, había leído los informes médicos sobre su invitada y había tomado una decisión, estaba de pie junto a su cama, sin poder apartar los ojos de ella cuando por fin se despertó, ¿Dónde estoy? ¿Qué día es?, has dormido unas quince horas, estas..., había tomado la decisión pensando con fría lógica, pero ahora era difícil llevarlo a cabo, ¿y si le rechazaba? Muchos no comprendían la nobleza de sus intenciones, las malinterpretaban, pero él no podía renunciar a su labor ni a Natsuki, por lo que tragó saliva dispuesto a continuar cuando ella volvió a hablar, Ganaste… Nunca había visto a nadie pelear como tu. A propósito… ¿Dónde está Ethan?
La oleada de celos que le produjo el nombre le dio fuerzas de nuevo, definitivamente estos sentimientos eran positivos en ocasiones, Ethan está bien, no le hice nada por mucho que lo mereciera porque sabía que no lo aprobarías, sus amigos se lo llevaron de allí poco después de que saliéramos, no se si sabías que es agente de SHIELD, esa organización corrupta, pasado el arrebato de odio se sentó junto a ella en la cama y continuó, en realidad no tenías ninguna oportunidad al enfrentarte a mi querida, pocos en el mundo pueden derrotarme, el suero del supersoldado recorre mis venas, se quedó callado un momento y se retiró la mascara, soy Johann Schmidt, el Cráneo Rojo, líder de HYDRA.
Johann dejó un momento a Natsuki para que asimilara lo que acababa de decirle y continuó, Te traje a una base oculta para sanar tus heridas, pero eres libre de irte si lo deseas, te amo Natsuki-hime, pero entenderé que te marches si te desagrada mi aspecto, he hecho ya muchos sacrificios por liberar al mundo de la corrupción y el mal, pero este es el más duro, dijo depositando un suave beso en los tiernos labios de la japonesa, por favor, quédate a mi lado, hasta que te conocí no me había dado cuenta de lo solo que estaba, pero no puedo renunciar al trabajo que me fue encomendado, el deber pesa demasiado. | |
| | | Natsuki Aoki
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| Tema: Re: Caos y locura de San Valentin Pt2 +18 (Cráneo Rojo 15-2-2019) 21st Marzo 2015, 13:25 | |
| Había dormido mucho, demasiado, incluso para estar inconsciente, así que dedujo que en algún momento la habían sedado, por algún motivo eso le horrorizaba menos de lo que debería, quizás su cerebro estaba todavía demasiado adormilado para darse cuenta de su situación, pero estaba tranquila; todo lo tranquila que ella podía estar teniendo en cuenta que probablemente Johann la había quitado la ropa, la había visto desnuda y la había puesto una de sus camisas, las implicaciones, a todos los niveles que tenía aquello, hacían que su rostro tomara un intenso color carmesí, como si fuera a entrar en combustión expontánea en cualquier momento, cosa que no descartaba.
Sin embargo había algo extraño en todo aquello, algo que no cuadraba en las narcotizadas neuronas de la japonesa. Johann no era así. No es que le conociera demasiado, pero, hasta el momento se había mostrado atrevido, sin ningún ápice de duda y de repente parecía perdido en sus pensamientos, la sombra de la duda recorría su rostro. Se sentó en la cama, sin despejar sus ojos de él, subiéndose bien las mantas, el pudor podía más que cualquier otra cosa en aquel momento. Le informó que Ethan era un agente de SHIELD, no lo sabía, apenas conocía la organización, era uno de esos nuevos nombres que había aparecido tras la colisión, y la verdad, no se sentía muy complacida de su actitud de sacarse la chorra y mear encima de todos en pos del bien de la humanidad. No había que ser muy listo para darse cuenta que nadie los controlaba y hacían lo que les venía en gana, sin embargo, su tarea era innegable; su malestar, simplemente era fruto de su aprecio por su intimidad, el hecho de que una organización de inteligencia todopoderosa metiera los hocicos en sus asuntos la desagradaba en extremo.
Se sentó a su lado en la cama y reculó un poco, no es que le asqueara, nada de eso, es sólo que... él era un hombre, ella una mujer y aparte de una camisa que no era suya, no llevaba otra cosa puesta. ¿Acaso necesitaba más razones para poner una distancia prudencial? ¡Cualquier otra ya se hubiera tirado al cuello de aquel adonis! Que por si fuera poco, era el tipo más fuerte que había conocido, por lo que le estaba contando, había tenido algo de ayuda externa, no sabía que puñetas era aquello del suero del supersoldado, pero joder era efectivo, muy efectivo... Hasta que se quitó la máscara, en ese momento, supo que aquello era efectivo y peligroso. Su mandíbula se descolgó al instante, por la sorpresa y el miedo, era una visión absolutamente aterradora. Su piel roja, su rostro anguloso como el de una calavera, sus ojos que la taladraban, como si quisieran abrirse paso hasta lo más profundo de su ser. Escuchaba atentamente, no podía hacer otra cosa y cada palabra de Johann era como una pesada losa en su corazón. ¿Cómo iba a rechazarle cuando ella misma estaba desfigurada? Ella también cargaba con el precio de lo que era, el precio de sobrevivir un día más, de desafiar a todos aquellos que querían arrebatarle lo que por derecho era suyo. Comprendía sus palabras, comprendía como se sentía, porque ella misma estaba ligada por el deber y el honor a su familia, no podía exigirle que dejara todo atrás, no podía hacer otra cosa que aceptarle tal cual era, con sus cargas, con su deber, con sus heridas.
Alargó una mano, dubitativa, hasta su rostro, y le acarició en la mejila, no quería hacerle daño y aquello tenía un aspecto parecido al de una herida fresca, deslizó las yemas de su dedos por la roja piel de su rostro, su cabeza, su nuca, con la misma delicadeza con la que antes había sentido sus labios sobre ella. Era una visión aterradora, pero sabia que no debía tener miedo, ella, entre todas las personas del mundo, no debía temer ese rostro. Sus manos recorrían su rostro con delicadeza y curiosidad, no se sentía asqueada, era impresionante, por supuesto, pero no podía sentir asco por la ternura con la que sus ojos le miraban, sólo podía amarle, amar sus ojos que ahondaban en ella, amar su fuerza, amar su rojo rostro que la suplicaba que no se marchara.
- ¿Te duele?
En ese momento, una chispa de reconocimiento alcanzó a Natsuki y la luz se hizo en su cabeza, miró el símbolo del uniforme de Johann y a él alternativamente unas cuantas veces, hasta que al final estalló en carcajadas, su camisa, más grande que ella, se deslizó siguiendo los movimientos de su risa, dejando uno de sus hombros al descubierto, mientras se arrodillaba frente a él. Joder, eso si que era gracioso, era la monda... lo que se iba a reír, o quizás no... Al menos a ella le resultaba gracioso.
- ¡Ya se quien eres! ¡Tu organización montó una base secreta en Japón a principios de año! Yo fui la que se infiltró para hacerla explotar, pero claro, el encargado activó la autodestrucción. ¡Le robé la cápsula de escape del submarino y el Schnapps de su despacho, le dejé una nota ridícula, me estuve riendo una semana. Tenía que haber visto su cara de idiota al ver aquella nota... ¡Le dejé besos y abrazos! ¡Es ridículo!
No todos los días te enamorabas del jefe de aquella organización a la que habías robado escapando de una explosión nuclear... la verdad, lo del Schnapps había sido abusar de su generosidad, pero estaba ahí, solito, le hacía ojitos e iba a meterse en una cápsula enana con otros seis hombretones enormes, necesitaba alcohol. Así acabaron, llegando a la isla más cercana a la que la radiación no había llegado, casi sin oxígeno y en la fase de los cantos regionales. Debía reconocerlo, los alemanes sabían destilar buenos licores. Le miró a los ojos, con una sonrisa divertida, de vez en cuando alguna risita se escapaba de sus labios, que acabó por juntar con los de Johann en un delicado beso.
- No quiero irme a ningún sitio, ambos hemos hecho sacrificios por nuestro deber, y seguramente tengamos que hacer muchos más, no somos tan diferentes. Quiero dejar de tener que hacer sacrificios por lo que soy, quiero apartar de mí el miedo que siempre me acompaña, quiero dejar de perder a quienes aprecio.
En un alarde de valentía y escaso pudor, se abrazó a él, aferrándose a su chaqueta y su camisa, procurando no pensar en su escasez de ropa y que estaban a solas, y así, arrodillada junto a él, agarrándose a su uniforme como una niña pequeña muerta de miedo, se quedó, acomodando la cabeza en su pecho, quieta, muy quieta, tensa como un animalillo que da un paso hacia el humano que le tiende la mano, quería hacerle saber que le aceptaba, que no sentía asco de su rostro, que no le temía, que no se iría a ningún lugar. | |
| | | Cráneo Rojo
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| Tema: Re: Caos y locura de San Valentin Pt2 +18 (Cráneo Rojo 15-2-2019) 22nd Marzo 2015, 16:55 | |
| Al sentarse junto a su amada en la cama ella se apartó, a punto estuvo de levantarse y marcharse, pero se obligó a quedarse y tratar de acercarse a ella una última vez, a intentar que ella le comprendiera y le aceptase por lo que era, tras tantos años de servicio ininterrumpido ¿no se merecía al menos un momento para si mismo? ¿un momento para tratar de obtener un poco de felicidad en este mundo de dolor y sufrimiento? ¿no se merecía alguien de sus capacidades un poco de amor? Siempre lo había dado todo por la causa, siempre, lo había sacrificado todo por HYDRA y por sus objetivos, tenía derecho a reclamar algo para sí mismo.
Ella alargo una mano y le acarició la mejilla, disipando todas sus dudas y tribulaciones, dejó que ella le acariciase, tomando su mano cuando ella iba a retirarla, Siempre duele, pero ya estoy tan acostumbrado que casi ni lo noto, sabía que esto podría ocurrir cuando me sometí al proceso, pero solo la sangre de mi enemigo me daría la capacidad de enfrentarme a él, un sacrificio pequeño para lograr salvar al mundo de la corrupción y la decadencia, entonces ella le miró a los ojos y empezó a reír, una risa limpia, sin rastro de burla, una risa que le hizo sonreír y desear besarla de nuevo.
Tras escuchar sus palabras Johann no pudo evitar unirse a ella y reír también como no había hecho hace años, Es pues el destino querida Natsuki, intentó reunirnos entonces y ahora por fin lo ha conseguido, he de decir que cuando leí la nota deseé estrangular a quien me había robado, pero estoy seguro de que al ver tu delicado rostro, al tocar tu suave piel, dijo deslizando su mano sobre el hombro desnudo de la japonesa en una tierna caricia, estoy seguro de que no hubiera podido resistirme a tus encantos, deslizo entonces la mano hacia su cuello y la atrajo hacia sí con delicadeza besándola de nuevo.
Apenas sus labios se separaron Natsuki le habló, No quiero irme a ningún sitio, ambos hemos hecho sacrificios por nuestro deber, y seguramente tengamos que hacer muchos más, no somos tan diferentes. Quiero dejar de tener que hacer sacrificios por lo que soy, quiero apartar de mí el miedo que siempre me acompaña, quiero dejar de perder a quienes aprecio., abrazándolo, con la cabeza apoyada en su pecho, inundándolo de sensaciones antes desconocidas para él, haciendo crecer el deseo que sentía por el pequeño cuerpo de la japonesa.
La abrazó entonces con fuerza sintiendo el calor de su cuerpo, los pequeños, firmes y perfectos pechos de Natsuki apretados contra sus poderosos pectorales, volviendo a besarla esta vez con más pasión, Johann deseaba que este momento nunca acabara, que el tiempo se detuviera en este beso, en este abrazo, que durara para siempre, lentamente, casi sin pretenderlo, las manos del alemán se introdujeron por debajo de la camisa para acariciar la espalda de la mujer que había sido capaz de derretir el hielo de su corazón, una mujer que además reunía todas las características que el podría desear, fuerza, carácter, comprensión e inteligencia, su belleza era solo la guinda sobre el pastel, Quédate a mi lado, quédate a mi lado amor mío y juntos liberaremos al mundo de todos los males que lo afligen. | |
| | | Natsuki Aoki
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| Tema: Re: Caos y locura de San Valentin Pt2 +18 (Cráneo Rojo 15-2-2019) 22nd Marzo 2015, 21:12 | |
| Sus dedos se entrelazaron y rió con ella, divertido por la situación, nunca hubiera imaginado que aquel hombre al que había deseado destruir, y había estado a punto de hacer volar en pedazos, despertaría en ella un amor tan intenso, aquella necesidad de tocar y ser tocada, algo que incluso vencía su reticencia; no se dio cuenta de aquel fragmento de piel desnuda hasta que sus dedos recorrieron su piel con suavidad, una leve caricia que erizó su piel al completo, haciendo que pegara un pequeño respingo antes de enrojecer por completo y en un gesto inconsciente, ladear su cabeza, ofreciéndole su cuello que recorrió antes de atraparlo para acercarla a sus labios, no podía negarse a sus besos, no podía oponer resistencia al contacto de aquella piel descarnada que la acariciaba con pasión, de aquella lengua que exploraba su boca, la paladeaba, aguijoneaba hasta encontrar una respuesta a su altura, y ella cedía, a todas y cada una de sus exigencias, no necesitaba pronunciarlas con su voz, las imponía con su boca y ella, aceptaba cada una de las condiciones de su rendición. Johann había tomado posesión de su corazón y de sus labios, y ya nunca ambos podrían ser de nadie que no fuera él.
Sus brazos la rodearon, la apretaron contra su cuerpo, un cuerpo grande comparado con ella, fuerte, poderoso, sentía su calor a través de la ropa, su respiración cálida en su nuca, sentía el latido rítmico de su corazón contra su mejilla, nunca imaginó que aquel pudiera ser un sonido tan relajante, tan tranquilizador, se sentía segura, se sentía a salvo, se sentía amada. Sin intereses, sin acuerdos, sin contratos, no había nada más que un encuentro fortuito, era una sensación liberadora tal que se entregó sin reparos, respondiendo con la misma pasión a aquel segundo choque de bocas, la temperatura de sus cuerpos subían, Natsuki cada vez más se acercaba a él. De repente, sintió el cálido tacto de su manos ascender por los costados de su espalda, en una caricia que la hizo suspirar, jadear y tensarse como la cuerda de un violín, las sensaciones la abrumaban, nunca, nadie, la había tocado de aquella manera y por un instante pensó que podría perder el conocimiento de nuevo, al menos hasta que habló de nuevo.
Sus palabras se clavaban en su alma como cuchillas que abrían heridas en lo más profundo de su ser, no se lo merecía, no merecía sus besos, sus caricias, sus atenciones, su protección, no merecía nada de aquello, porque él era un hombre con una visión elevada y ella una de las criminales que él pretendía erradicar de la tierra. Soltó su mano, se soltó de su abrazo y se alejó de él, para mirar a otro lado, no podría sostenerle la mirada cuando él se la devolviera con decepción y repugnancia mientras soltaba aquellas palabras que tanto dolor le causaban.
- ¿Incluso si yo soy uno de esos males? No te merezco, no os merezco a ninguno de los dos, ni a Ethan ni a ti, lo más prudente que hice con él fue apartarme, y debería hacer lo mismo contigo. Tu has sido sincero y me has dicho quien eres, debería hacer lo mismo. Soy Natsuki Aoki, cabeza de familia del Clan Aoki, una de las organizaciones más importantes del crimen organizado de toda Asia. Yo formo parte del mal que aflige el mundo, ese que tu quieres erradicar.
Se levantó, nerviosa, triste, buscando su ropa por todos lados para largarse de allí antes de tener que escuchar sus gritos, no quería, pero prefería irse por su cuenta antes de que la echara con cascos destemplados, y encima sus pantalones no aparecían por ningún lado. ¿Donde estaban sus estúpidos pantalones? Daba igual... Tiró para abajo de la camisa, intentando que la tapara las piernas lo más posible, dejando a la vista su escote, y se dirigió a la puerta, enfadada, triste, y con el corazón herido, pero prefería eso a enfrentarse con su mirada de decepción y rechazo. Prefería cualquier cosa, incluso la muerte, antes que eso. | |
| | | Cráneo Rojo
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| Tema: Re: Caos y locura de San Valentin Pt2 +18 (Cráneo Rojo 15-2-2019) 24th Marzo 2015, 05:49 | |
| De repente ella reaccionó como un cervatillo asustado, retiró su mano, se apartó de él, se habría dado cuenta de con quien estaba hablando, habría sido incapaz de contener más la repugnancia que él debía inspirarle, pero sus palabras no encajaron con los pensamientos de Johann, ¿como podía pensar ella así? ¿como podía pensar que ella no era digna de él? Aunque la mención de ese nombre le aguijoneó el alma no pudo evitar ver el conflicto entre lo que ella consideraba justo y sus sentimientos.
El se acerco lentamente a ella mientras se dirigía a la puerta, tomándola con suavidad por los los hombros, besándola en la nuca y luego abrazándola desde detrás, Pero amor, ¿no te das cuenta? Tú no eres uno de sus males sino una de las soluciones, eres buena, justa y leal, tu corazón es puro, al igual que yo estás dispuesta a hacer lo necesario, estás dispuesta a sacrificarte por aquello que consideras justo, le dijo mientras depositaba suaves besos en su cuello, después con suavidad pero con firmeza la hizo girarse y levantó su rostro desde la barbilla para que le mirara a los ojos.
El mundo es un lugar cruel e injusto, los malvados triunfan allí donde los que solo buscamos el bien fracasan, plagado de inútiles que viven sus estúpidas vidas sin saber como es el mundo en realidad, sin comprender hasta donde llega la corrupción de sus gobernantes, si hubiéramos triunfado en la Gran Guerra todo sería diferente, el mundo sería un lugar mejor, Japón y Alemania hubieran creado un estado de verdadero bienestar, pero la traición triunfó y esto es lo que nos queda, dolor y sacrificio, rebajarnos a usar sus armas contra ellos, el Cráneo Rojo hablaba con pasión, sin apartar sus ojos de los de ella.
De nuevo depositó un beso en sus labios, Estoy dispuesto a aceptar que te marches, que me dejes, me romperías el corazón, pero recogería los pedazos y seguiría con mi labor, dijo con tristeza, pero no estoy dispuesto a que me abandones por las razones equivocadas, eres lo mejor que me ha pasado en mi larga vida, he sido derrotado y humillado, he muerto en dos ocasiones, me han traicionado y he tenido que matar a algunos que había considerado amigos y aliados, ahora por fin encuentro a alguien a quien amar, alguien con quien compartir mi visión del mundo, alguien con quien gobernarlo cuando HYDRA obtenga su merecida victoria y ¿quieres irte porque no te consideras digna? ¿acaso yo era digno cuando Hitler me encontró? Era un joven camarero sin aspiraciones Natsu, no era nadie, él me enseño que cualquier persona es capaz de superar su mediocridad, sobreviví a su entrenamiento porque encontré dentro de mí aquello que me hacía digno de servir a una causa superior.
Ella trató de retroceder hasta que su espalda llegó a la pared, se dio la vuelta para acceder al picaporte y abrir la puerta, pero Schmidt volvió a abrazarla y a besarla desde detrás, No me dejes mi preciosa flor de loto, no se que haría sin ti, no era un experto en mujeres, nunca le habían interesado lo más mínimo más allá de satisfacer sus bajos instintos, pero la mera presencia de la japonesa incendiaba su alma, si ella se marchaba ahora no quedarían más que cenizas. | |
| | | Natsuki Aoki
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| Tema: Re: Caos y locura de San Valentin Pt2 +18 (Cráneo Rojo 15-2-2019) 24th Marzo 2015, 20:13 | |
| Algo le decía que no encontraría sus pantalones en aquella habitación, es más, es probable que ni siquiera se encontraran en el edificio, lo cual era un problema, no podía huir sin pantalones, al menos no con un mínimo de dignidad. Una dignidad que fue rápidamente olvidada cuando un brazo cruzó por su pecho, acercándola al cuerpo de Johann, y su propio cuerpo, débil y traicionero, le ofreció su cuello a sus labios que lo recorrieron con suavidad, pero tenía que ser fuerte, debía resistirse a aquellas sensaciones que la embargaban, a la corriente eléctrica que recorría su cuerpo cada vez que él la tocaba, pero por mucho que luchara, había una parte de ella que sucumbía a sus demandas, a sus exigencias, cada fibra de su ser, cada parte inconsciente de su cuerpo, le decía que dejara de luchar, que se entregara, dócil, a la caricia de sus manos, al aliento de sus besos.
Aquella lucha entre el deber y el deseo debía materializarse en los ojos de ella cuando la giró hasta tenerla de frente, la obligó a mirarle, sujetando su barbilla, e inmediatamente se vio absorbida por la pasión y la vehemencia de sus palabras, por sus argumentos, con una extraña lógica que no podía negar. No, nadie sabia cómo era el mundo, nadie sabía la corrupción que anidaba en los corazones de las personas, en los estamentos políticos, en el núcleo de las grandes empresas, los ciudadanos eran ciegos, sordos y gilipollas, no querían ver, no querían saber, no querían escuchar lo que las grandes empresas hacían a sus iguales. No querían saber cuánta gente moría a manos de multinacionales y gobiernos extranjeros, no querían saber el verdadero motivo de las guerras, y cuando éstas cosas llegaban a sus oídos, rápidamente se indignaban, colgando sus ofendidas opiniones en las redes sociales, a través de sus teléfonos de última generación, construidos con la sangre de los trabajadores esclavos que morían en las minas de coltan del Congo. Las mujeres lucían los diamantes que costaban la vida a niños en Sierra Leona, y a nadie le importaba. La sociedad estaba podrida desde sus verdaderos cimientos y lo único que podría solucionarlo, era prenderle fuego a todos aquellos monos amaestrados, ciegos, sordos y gilipollas, junto con sus gordos dirigentes. Pero mientras aquello fuera imposible, ella seguiría ganando dinero con esas guerras injustas, con esos ejércitos sublevados que recibían armas de gobiernos que juraban y perjuraban no haberlas entregado nunca. Si no... ¿Cómo se explicaba que en los medios de comunicación siempre se viera a insurgentes con completas y modernas equipaciones estadounidenses? No había más ciego que el que no quería ver.
Sus labios la rozaron de nuevo, tras haberla inflamado con sus palabras, no podía rebatir sus argumentos, no podía negar la verdad en las palabras de alguien que se había hecho y descubierto a sí mismo. Lo dejaba claro en cada movimiento, en cada gesto, en cada palabra y en cada silencio, se había hecho a sí mismo, había llegado donde estaba con su propio esfuerzo y había sacrificado mucho para llegar a ser quien era. Un sentimiento de empatía se extendía en su interior, ella, que había tenido que demostrar que su género no era un impedimento para ser lo que estaba destinada a ser, que era digna de lo que le correspondía por derecho. Había heredado el cargo que ostentaba, pero había tenido que trabajar tan duro para ser respetada como si hubiera salido de la nada, comprendía a Johann, sabía lo que era el trabajo duro y los sacrificios, sabía lo que era la soledad del poder.
Aun así, estaba decidida, no podía ceder a sus instintos, en algún momento él se daría cuenta que lo que hacía no estaba bien, que estaba demasiado metida en la corrupción de la sociedad que tanto quería eliminar, que no tenía, ni deseaba salvación posible. Se había convertido en uno más de los engranajes de aquella podrida sociedad y no había manera de cambiar aquello; había renunciado ya a muchas cosas por su familia, había apartado a muchas personas por lo que ella era, no iba a notarse demasiada diferencia por apartar a una más. Su mano alcanzó el picaporte, pero su muñeca no llegó a girarse nunca, nuevamente un brazo rodeó su pecho, mientras otro rodeaba su cintura, atrapándola contra él, sus labios buscaron la blanca piel de su cuello, y no tardaron en encontrarla. Su cuerpo, traicionero, se la jugaba de nuevo, dejándola sola en aquella guerra que su voluntad libraba con sus sentidos, y fue en aquel instante, en ese preciso instante en el que su lengua brevemente rozó la piel que unía su cuello y su hombro, en ese segundo en el que sus labios se entreabrieron en un jadeo sorprendido, en el que sus rodillas fallaron, que perdió aquella guerra. No podía luchar contra las sensaciones que la abrumaban, no podía sino entregarse dócil a aquellas manos que se aferraban a su cuerpo, a su cintura, a aquellos labios que inflamaban su piel, a aquel aliento que prendía fuego a su alma. Su cabeza se ladeó, exponiendo la piel de su cuello y escote, su cuerpo se recostó contra el pecho del hombre que la sostenía, se aferró a sus brazos y cerró los párpados en un mudo y a la vez locuaz gesto de entrega de su cuerpo, de su alma. En aquel instante, ninguno de los dos pertenecía ya más a ella, en aquel mismo instante, Johann Schmidt se convertía en el único poseedor de lo que ningún otro jamás había logrado, su amor, su cuerpo, y su alma. | |
| | | Cráneo Rojo
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| Tema: Re: Caos y locura de San Valentin Pt2 +18 (Cráneo Rojo 15-2-2019) 25th Marzo 2015, 13:00 | |
| El Cráneo Rojo tomó con facilidad el cuerpo de Natsuki, sosteniéndolo contra la pared, sin dejar de besarla introdujo las manos bajo la camisa acariciando la firme carne de la japonesa, explorando cada centímetro de su piel, la mano derecha bajó más allá del vientre de Natsu mientras la izquierda subía hacia los pequeños pechos de la joven, la respiración de ambos se aceleraba, sus corazones latían con fuerza y sus labios volvieron a encontrarse en esa forzada posición.
La mujer se dio la vuelta y le devolvió el beso con pasión, ya olvidada su ansia de escapar y reemplazada por otra muy distinta, Natsuki a su vez empezó a devolverle al fin las caricias, ayudandole a quitarse la pesada gabardina mientras seguían besándose casi sin respiración, la camisa se le resistía a la japonesa y Johann tomó el camino más corto, arrancándosela y dejando su tatuado cuerpo a la vista.
Segundos después ambas camisas destrozadas cubrían el suelo, olvidadas, los cuerpos desnudos del alemán y la japonesa se apretaban el uno contra otro, mientras que los labios de Johann volvían a recorrer el cuello de Natsuki, sus hombros, sus pequeños senos y las delicadas durezas que los coronaban, arrancándole gemidos de placer, pero sin detenerse mientras seguía descendiendo, llegando más allá del ombligo, al llegar a ese punto las piernas de la japonesa no pudieron sostenerla por más tiempo, quedando a merced de los brazos del Cráneo, con la espalda apoyada con fuerza contra la pared y casi perdiendo la consciencia por el placer que que le llegaba en oleadas.
Johann aumentó la presión, poniéndose en pie con las piernas de Natsuki sobre sus hombros, lo que le faltaba de experiencia en estas lides lo compensaba con pasión, deseo y amor, un amor que jamás pensó que pudiese sentir por nadie, solo buscaba darle placer a ella, esforzándose al máximo para ello, las piernas de la japonesa apretaban con fuerza la cabeza de Johann mientras él se abría camino dentro de ella, las manos de la joven arañaban el rojo cráneo sin control consciente de su dueña cuyos gemidos de placer resonaban con fuerza en la habitación, alcanzando el clímax y quedando completamente inconsciente.
Segundos después Natsuki despertó tumbada en la cama con un preocupado Johann Schmidt aún desnudo a su lado, ¿Te encuentras bien cariño? Me has preocupado. | |
| | | Natsuki Aoki
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| Tema: Re: Caos y locura de San Valentin Pt2 +18 (Cráneo Rojo 15-2-2019) 25th Marzo 2015, 16:48 | |
| La guerra había sido perdida y el sentido común cedía su plaza al placer, a los sentimientos, al deseo que se apoderaba de ella, sentía como si su corazón fuera a salirse se su pecho, abriéndose camino a través de la boca, sus manos dejaban regueros de puro fuego en su piel a su paso, y pronto alcanzaron zonas prohibidas, sus piernas temblaban, ignoraba por cuanto tiempo más podrían sostenerla, pero no le importaba, sabía que no caería, no más profundo de lo que ya había caído en aquel pozo de placer incontenible que se había convertido su cuerpo, aquella habitación. Echó la cabeza hacia atrás, con un quedo gemido que fue ahogado por sus labios. No podía soportarlo más, necesitaba aquella piel, aquel cuerpo poderoso, necesitaba más de sus caricias, más de sus besos, sentía que en aquel momento, eran necesarios, imprescindibles, para mantenerla con vida; con un esfuerzo hercúleo se puso de puntillas y unió sus labios a los de él, se entregaba y tomaba, exigía, demandaba, quería algo, necesitaba algo, a él, sólo a él.
Pero sus manos eran torpes, sus dedos inexpertos, su mente, apartada de cualquier pensamiento coherente, embargada por el placer, no tenía prisa, un pequeño latigazo de su pudor, la impulsaba a ser cauta, a ir despacio, pero él no parecía pensar lo mismo, y pronto la prenda que sus manos peleaban por retirar, desapareció en un rincón, fue tragada por el olvido; sus manos recorrieron su torso, delinearon la curva de sus músculos, la línea de sus tatuajes, pero fue interrumpida, sus manos fueron apartadas con brusquedad y antes de que pudiera darse cuenta, otro sonido agudo, brusco, violento, y se encontró sin la parte de arriba que antes la había cubierto, su única prenda. La tela, inservible, fue desechada, había sido una molestia hasta entonces y ahora por fin se había vengado de ella, había cometido el sacrilegio de cubrir el cuerpo deseado y ahora, por fin, recibía su justo castigo. No hubo lágrimas por ella. Sus cuerpos se encontraban, por fin, dispuestos a ser recorridos, explorados, descubiertos y reclamados; sus manos, sus labios, sus lenguas, eran conquistadores en terreno inexplorado, querían conocer, querían poseer y reclamar propiedad. Sus manos ya nunca acariciarían otros pechos que no fueran los de ella, sus labios ya no inflamarían otra piel que no fuera la de él. Sin saberlo, se adentraban en un terreno pantanoso del que ninguno ya podría escapar.
Cupido había tenido una misión, y había cometido un error, y de todas las flechas que se le habían escapado, ninguna había acertado más certera y profundamente que las que ahora se hundían en lo más profundo de sus almas, diluyéndose poco a poco. Nunca, nadie, sabría si aquellos dos cuerpos que ahora se amaban en la penumbra, aquellos dos corazones que se entregaban sin reservas eran el verdadero objetivo de Cupido o simplemente otro de tantos daños colaterales, lo que si estaba claro, es que la conexión formada entre ellos, era demasiado profunda, demasiado sincera para romperse sin matarlos a ambos en el proceso.
Sus labios descendían por su cuerpo, arrancando jadeos y gemidos de sus labios, rojos como pétalos de una flor, entreabiertos, ocultando el dulce misterio de su boca, nunca, ningún sonido humano carente de palabras había sonado tan dulce a sus oídos como los sonidos de su placer, nunca un conjunto de aromas jamás había sido tan atrayente como los que desprendía su cuerpo, un sonido que le seguiría en sueños, un recuerdo olfativo que le seguiría en la soledad. Ella era perfecta, él era perfecto, la forma en la que sus manos la abarcaban, la manera en la que al curvarse su cuerpo encajaba por el suyo, nunca habría nada más hermoso, ni más perfecto. Su piel blanca, enrojecía bajo el fuerte contacto de sus manos, sus pezones se oscurecían bajo las caricias de su boca, le desafiaban, como toda ella, y él respondía a sus provocaciones. Sus piernas flaquearon, sus rodillas temblaban en espasmos incontrolados, pero su rostro, aquel gesto de placer, seguía incitándole, seguía provocándole, sus besos, sus manos acariciando sus brazos, su pecho, arañándole, demandando y exigiendo algo a lo que ella no podía poner nombre, no se atrevía, había cruzado cualquier línea que se había marcado y no se atrevía a pensar, tampoco podía. Sólo podía amarle, acariciarle, suplicar por el calor de su cuerpo.
Maldita última prenda, odiada, detestada, despreciada, tanto o más que su enemigo acérrimo, porque en aquel momento, ese delicado fragmento de lencería que cubría la intimidad de Natsuki, era su verdadero enemigo, la barrera que le impedía llegar hasta lo más profundo de ella, y sin miramientos, con el mismo odio con el que estrangularía a sus enemigos de SHIELD, estrujó la prenda entre sus manos y de un tirón, la arrancó, sin miramientos. Un acto que dejaría marca, pero en aquel momento no se detuvo a pensar en aquello, le daban igual las marcas, es más, anhelaba que aquello le dejara claro a ella, que no podía, no debía cubrirse en su presencia, era suya, solo suya y negarle lo que le pertenecía era algo que no iba a tolerar. La tomó por las piernas, tomando el tesoro tanto anhelado, que tanto tiempo se le había negado, sólo pensar que aquel bastardo había estado a punto de robárselo sólo hacía aumentar su deseo, su frenesí, la victoria era suya y sus gemidos y gritos extasiados eran la sinfonía compuesta en su honor; cada uno de sus arañazos era una medalla al valor. Nunca la victoria había sabido tan dulce, nunca un cuerpo femenino había despertado aquello en él, cada pliegue de suave piel, cada recodo de su intimidad apenas mancillada. Se sentía eufórico, lo sentía, lo notaba, todos sus sentidos se lo gritaban, apenas la habían tocado. Y ahora, era suya para moldearla a su gusto, a sus deseos, luego... buscaría y mataría al bastardo que había osado tomar primeramente algo que era suyo, aunque no lo supiera todavía. Había sido suya, desde su nacimiento, desde su concepción, una fuerza mayor la había creado y templado para él. Nunca, nadie, jamás, tendría el derecho de alargar su mano hacia ella. Nunca, jamás, tendría permitido alejarse de su lado, no ahora que había recibido lo que por derecho le pertenecía. Habían sido creados para encontrarse el uno al otro.
El ritmo fue aumentando, las sensaciones llegaban en oleadas incontenibles, casi dolorosas, podía sentirlo por todo su cuerpo, no podía contenerlo, sentía, que en cualquier momento su cuerpo estallaría de placer, y en un último gemido extático, una última nota de aquella oda al amor y al placer, su cerebro se apagó, un mecanismo de defensa, pues en ella, la expresión “enloquecer de placer” podía llegar a tomar tintes verdaderamente literales. Sus labios, amoratados por la escasez de oxígeno en su hiperventilación errática, sus párpados semicerrados, temblorosos, sus conexiones nerviosas se habían protegido de la sobrecarga de sensaciones. Su cuerpo, laxo, se desplomó, siendo sostenida a tiempo por las manos de Johann, que la observaba con gesto preocupado mientras la llevaba hasta el lecho como si fuera una delicada princesa; no, no una princesa, una reina, una reina de carácter fuerte y cuerpo perfecto y frágil. La observaba, tumbado a su lado, recorriendo su perfil con sus dedos, su frente, su nariz, sus labios rojizos, pasó su mano por el hueco de su esternón y por la cumbre de sus pechos, bajó por su abdomen hasta su vientre, sus dedos apenas rozaron su intimidad, se desviaron hacia sus caderas, y en ese momento, lo tuvo claro, supo lo que quería, lo que deseaba, lo que anhelaba.
Quería sonreír, despertarse por las mañanas a su lado, quería escuchar risas infantiles. Nunca pensó que aquella idea se le pudiera pasar por la mente, nunca imaginó que aquello fuera siquiera una opción para él, tenía mejores cosas que hacer que formar una familia, pero ahora, lo veía todo claro. Eso reforzaría su posición, Hydra nunca más estaría sin cabeza, su legado se mantendría por siempre. Su vientre alumbraría sus hijos, aunque ella todavía no lo supiera, pero tampoco era necesario, ella era suya. Depositó un suave beso en aquel altar de la fertilidad al que ahora rezaba cuando una inspiración profunda llamó su atención, su amada recuperaba el conocimiento. Se había preocupado, por un momento pensó que estaba enferma. Instintivamente, cubrió, avergonzada, su desnudez, mientras escuchaba como la preocupación de su amante moría en el aire. Se incorporó, sentándose, cubriendo su pecho pudorosamente con las sábanas; no estaba enferma, le explicó que su piel, era más sensible que otras, que cada caricia, para ella era una dulce tortura, que por alguna razón que desconocía, sus receptores, sus conexiones nerviosas, emitían bajo el tacto, señales más intensas de lo que deberían, y en ocasiones, como aquella, su sistema se apagaba para protegerse de la sobrecarga.
Sonrió aliviado, no estaba enferma, no tenía ninguna anomalía congénita, sólo una pequeña peculiaridad que jugaba a su favor, quería complacerla, y ahora, con aquella información, sabía que podía darle más placer del que ninguna otra mujer jamás experimentaría. Ella era única y lo era en todo. La abrazó, lleno de un profundo amor, cada detalle que descubría de ella, le hacía conocedor de detalles que no sabía siquiera que entraban dentro de sus exigencias para una mujer, pero que sin ellos, sabía que no se sentiría complacido. Ella a su vez, con cada caricia, con cada beso, con cada susurro de amor, se sentía más plena de una felicidad hasta entonces desconocida, no era sólo pasión, no era sólo deseo y placer, se sentía segura en sus brazos, se sentía amada y feliz. Sus labios correspondían sus caricias con besos, sus dedos correspondían sus besos con caricias, y esta vez, pudo reclamar lo que anhelaba, su piel, sus dedos recorrieron cada ángulo, cada recodo de su anatomía, sus labios acariciaron el contorno de sus poderosos músculos y su lengua delineó la línea de sus tatuajes. Quería amarle, quería reclamar lo que era suyo, pues ella también tomaba posesión de cuanto veía y tocaba, inundaba sus sentidos con las sensaciones que su cuerpo despertaba en ella, acariciaba con inusitada suavidad la roja piel de su rostro, y hundía sus dedos en su espalda mientras le besaba, mientras apretaba su pecho contra él, mientras sus piernas se enredaban en una danza sublime.
Sus cuerpos rodaban, luchaban, pujaban por dominarse el uno al otro, pero era difícil saber quien ganaba y quien perdía cuando ambos demandaban, cuando ambos tomaban y ambos ofrecían, ella negaba, provocaba, aguijoneaba y tomaba, no tenía experiencia en las artes amatorias, pero su pudor y su instinto hacían solos el trabajo, hasta que finalmente y enredando las piernas de ella con una mano a su cadera, entró en su cuerpo entre gemidos que murieron contra sus lenguas en un apasionado beso, la sensación era indescriptible, nunca antes había sentido aquello, era tan intenso, tan perfecto, tan real, que podía tocar el cielo con la punta de sus dedos, nunca, jamás, había sentido aquella plenitud tan dentro de su ser, nunca había pensado que aquello pudiera ser así, sus caderas se movían, inconscientemente contra las suyas, movidas por una fuerza superior a ella, por un instinto natural, movida por el placer y el amor, quería entregarle todo lo que ella estaba recibiendo. Johann nunca pensó que una mujer pudiera parecerle un acto tan perfecto de la naturaleza, nunca pensó que existiría un cuerpo que encajara de aquella manera tan perfecta al suyo, era cálida y suave, era apasionada e indómita como el fuego y tierna como una madre, era todo a la vez y todo se lo ofrecía a él, moviéndose despacio contra su cuerpo. La abrazó, enamorado como nunca, y la embistió con suavidad y potencia, sin dejar de mirarla a los ojos, la sentó sobre su cadera, sin soltar el abrazo, sin dejar de mirarla a los ojos, agarró su pelo, recogiendo su espesa melena negra con una mano, quería perderse en aquella mirada verde intenso, quería aspirar su aliento, perderse en sus besos y su cuerpo.
Su espalda se arqueaba, acoplándose a su movimiento, a sus caderas, a sus manos, él guiaba y ella se dejaba malear como un pedazo de arcilla, la construía con cada movimiento, cada beso, cada caricia, cada susurro, sus ojos se inundaban de lágrimas de felicidad y placer que él bebía cuando caían, mientras ella gemía su nombre, sólo su nombre; se dejaba hacer, dócil, no había otra salida cuando no tenia fuerzas de enfrentarse a nada más, cuando no sentía más que un profundo amor. Aquella noche, la habitación que durante muchas noches había sido testigo de la frustración y el odio, presenció el amor más puro y absoluto, la entrega más incondicional. Sus cuerpos bailaron al son de sus jadeos y sus caricias durante largas horas hasta que finalmente ambos, derrotados por el agotamiento, cayeron en un plácido sueño, ella apoyada sobre su pecho, abrazados, sus piernas entrelazadas, las sábanas, empapadas en su sudor y su placer, arrugadas a un extremo de la cama, no necesitaban más que sus cuerpos para darse calor.
No había pasado mucho tiempo, cuando Natsuki se desperezó, satisfecha, sobre el pecho de Johann, aun profundamente dormido, era insomne, necesitaba pocas horas de sueño, aunque todavía sentía su cuerpo agotado, húmedo, y dolorido en algunas zonas. Y en aquel momento, en el que su mente despejada hizo recuento de daños, en su rostro se dibujó una mueca de horror ante lo sucedido, había pasado toda la noche acostándose con un hombre, si, pero le amaba, ese no era el problema. El problema era... la inconsciencia de ambos que manchaba las sábanas y se había escurrido, pegajosa, entre sus muslos. Asustada, en pánico, aturdida, avergonzada y sobre todo, desesperada, se levantó como un resorte de la cama, no podía seguir allí, no podía hacerle entender lo que había pasado y porque desde cualquier punto de vista, aquello era una locura y un suicidio. No, no podía seguir a su lado, atarle a un destino horrible, convertirle en un simple esclavo a las órdenes del apellido Aoki, y con el corazón en un puño, envolvió su cuerpo con la sábana que antes había sido inservible y huyó, las piernas le temblaban todavía, por el esfuerzo físico de la noche anterior, varios hombres intentaron detenerla, todos acabaron vapuleados aprendiendo una importante lección, nunca te enfrentes a una mujer desesperada por huir y que sabe como, donde y cuando pegar para dejarte hecho un cromo en la pared. Una vez hubo conseguido un coche que la llevara fuera de la base, uno de los primeros soldados que recuperó el conocimiento, aporreó la puerta del temible Cráneo Rojo, para comunicarle que su “invitada” “detenida” o lo que fuera, porque nadie tenía muy claro en calidad de que, aquella mujer había llegado hasta allí, había tumbado a la mitad de los guardias de la base envuelta en una sábana y se había desvanecido como el humo. | |
| | | Cráneo Rojo
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| Tema: Re: Caos y locura de San Valentin Pt2 +18 (Cráneo Rojo 15-2-2019) 28th Marzo 2015, 19:14 | |
| La puerta de la habitación del Cráneo Rojo se abrió, dejando pasar a la única mujer que quedaba en la base que se hubiera podido tomar esa libertad sin miedo a morir, se acercó a él y deslizó con suavidad la mano por la fina piel de su cabeza, suave como el hueso pulido, Johann sonrió aún medio dormido y tomó la mano que le acariciaba, estrechándola, inmediatamente Schmidt se dio cuenta de que esa no era la mano de su amada, pegó un fuerte tirón sorprendiendo a la mujer, aprovechando el movimiento para situarse sobre ella y apretándole el cuello con la otra mano.
La risa ahogada de Lady Hydra le terminó de despertar, Querido, deberías vestirte, hay un par de asuntos que tratar, dijo Viper con un hilo de voz, pero consiguiendo que incluso en esas condiciones sonara seductor, ¿Donde esta Natsuki Ophelia? No estoy para tus jueguecitos, le respondió con furia aún sin soltarla, Johann, Johann, Johann, precisamente ella es uno de los asuntos, ahora suéltame si no quieres despedirte de tus dos mejores amigas, la mano izquierda de la mujer se movió levemente y el Cráneo sintió el filo de uno de los cuchillos que ella siempre mantenía ocultos apoyado contra su ingle.
Johann sonrió antes de soltarla y levantarse, Sabes que no pretendía hacerte daño, pero no me gusta que me sorprendan mientras duermo, dijo mientras se ponía su uniforme, la ducha tendría que esperar al parecer, contigo nunca se sabe querido, eso es lo que lo hace tan emocionante, le dijo ella con un guiño y pose seductora desde la cama, parece que te han sacado bien el jugo ¿no?, dijo riéndose al ver los destrozos en la habitación y el estado de la cama, él la miró con furia, te he dicho que no estoy de humor Ophelia, ya, ya, me he enterado, pero estas tan guapo cuando te enfadas.
Bueno, te haré un resumen, no se si sabes quien es tu amiguita, pero hace cosa como de una hora se envolvió en la sabana que te falta y se largo dando mamporros a todo el que se puso en su camino, robó un vehículo y se marchó, por supuesto que podía haberla detenido, pero sin conocer tus planes para ella no quise arriesgarme a hacerle daño, de hecho prohibí que abrieran fuego y la dejé “escapar”, gracias, bien, una vez dicho esto y antes de que salgamos ahí fuera, dime tu plan, ¿por que traer a una importante Yakuza a la base y follártela como si no hubiera un mañana? Eso sin tener en cuenta haber atraído la atención de SHIELD sobre el proyecto de Central City.
No hay plan..., dijo en un susurro Johann, esta vez no es ningún plan, la mujer le miró incrédula, ¿en serio?, completamente, no se como ha ocurrido, pero... pero creo que..., no me jodas Johann, ¿esa niñata te ha encandilado?, preguntó entre risas, la cara del Cráneo reflejaba su furia pero no dijo nada, pero si podrías ser su abuelo Johann, continuó ya más comedida al ver que el hombre estaba siendo sincero.
Tengo claras mis prioridades Ophelia, lo primero es HYDRA, pero ¿acaso tengo prohibido tratar de perpetuar mi legado?, ella le miró evaluando la situación, el despiadado Cráneo Rojo, el terror de los aliados, el azote de Norteamérica, el indiscutible líder de HYDRA se ha enamorado... tendrás que llevar esto con mucho cuidado Johann, tienes muchos enemigos dentro y fuera de la organización, tras una pequeña pausa continuó de nuevo en un tono menos serio, incluso yo lo usaría contra ti si fuese necesario querido, lo se “querida”, no dejaré que esto se transforme en una debilidad, antes de eso me cortaría un brazo y lo sabes.
Viper se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta, No te precipites, te necesito con los dos brazos en el timón de HYDRA, no quiero ningún inútil dándome órdenes y sabes que no me gustaría ocupar tu puesto, demasiado papeleo, dijo volviendo a reír, vamos, seguro que algún imbécil esta intentando sacar tajada de esto, Johann se quedó un momento parado en la puerta, mirando la cama vacía, ¿por que se habría ido?, el Cráneo dejó que la furia creciese en su interior, ya se encargaría de averiguar eso después, si Viper había venido a verlo debía ser importante, pensó cerrando de un portazo. | |
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| Tema: Re: Caos y locura de San Valentin Pt2 +18 (Cráneo Rojo 15-2-2019) | |
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