[La Colisión de los Mundos] En caso de encontrarlo, llamen por favor a... (Hawkeye, Karen Starr, Krypto)

No era la primera vez que Krypto pasaba una temporada sin ver a su amo, pero esto era diferente, esta vez había pasado algo realmente malo. A su amo y al mundo entero.

A pesar de las catastrofes que encontró en su camino su instinto le guió como una flecha hacía Metrópolis, llegando justo a tiempo de evitar que uno de esas diversas cosas de metal que se movian solas se estrellase encima de un grupo de gente.

Krypto se limito a coger el coche con los dientes y dejarlo caer en otro lugar sin muchos miramientos, su atención totalmente centrada por las otras figuras que habían aparecido en el cielo.
Una era la-otra-joven-ama-no-tan-joven y el otro era su amo; o al menos olia como su amo pero estaba haciendo algo que su amo nunca haría.

El leal perro contemplo la escena unos instantes, totalmente confundido, buscando en vano un enemigo o amenaza que explicase por que su amo, siempre tan territorial con su ciudad humana, estuviese ahora atacandola.

Más al no encontrarla se abalanzó ladrando encima de su ¿amo?, tratando de hacer que entrase en razón.


[Of Rol]: ¿Entonces es el Superman de Injustice? ¿Uno de los robots? ¿Algo más raro todavía? Porque no me acaba de quedar claro   

"¿Está volviendo a pasar?". Karen, un poco confusa, observaba como el día y la noche se fundían, y la imagen de otro mundo aparecía en el cielo como el reflejo en la superficie de un estanque. "No puede ser... otra vez...". Observó a la gente de la ciudad de metrópolis debajo de ella, y al alzar la vista vio caer todo tipo de cosas desde la realidad invertida en la que se había convertido el cielo.

Ella estaba acostumbrada a aquello. De hecho, ya lo había vivido al menos en una ocasión, que recordara. Su memoria era una especie de cajón de sastre desde que el Psicopirata se la borró hacía ya unos años. Frunciendo el ceño, apretó los dientes. "No... esto no va a volver a pasar estando yo aquí", dijo. "Con un solo cataclismo he tenido suficiente".

Decidida a salvar a cuantos más mejor, salió disparada, volando como un cohete, hacia los fragmentos de la otra realidad que caían hacia Metrópolis. Abrió sus ojos azules como platos; en un segundo eran rojos, y en el siguiente despidieron un chorro de brillante energía que fundió y desintegró los restos de un edificio que se dirigía hacia el suelo. Un poco más allá, un chico rubio braceaba en el aire y un automóvil giraba sobre sí mismo en caída libre.

No tenía mucho tiempo para pensar, así que hizo lo que mejor sabía hacer: improvisar. Entrecerró sus ojos azules, y trazó una trayectoria hacia el coche que pasara junto a la primera víctima. Su musculosa forma salió despedida por el aire a toda velocidad.

Al pasar junto al muchacho rubio giró para placarlo mientras seguía volando hacia el coche, y notó convulsionarse su gigantesco pecho al recibir el impacto de Clint contra ella en un violento, aunque neumático, aterrizaje. Agarrando a su pasajero con un brazo de hierro volvió a girar en el aire, pero cuando dirigió su mirada hacia el coche que caía, resultó que ya no estaba allí.

Un animal blanco y volador, inmenso, lo aterrizaba suavemente llevándolo entre los dientes. Karen sonrió; "¡Kripto!, ¡buen perrito!", soltó alegre. Estaba suspendida en el aire, con el chico rubio agarrado de la cintura, y se dio cuenta de que estaba en una forma realmente excepcional, con unos músculos elásticos bajo su camiseta y sus tejanos. Medía un poco más que ella, y debía tener unos pocos años más, pero mirando sus ojos pronto se percató de que no era un muchacho normal. En su lugar, cualquier otro estaría gritando y agitándose. Él miraba fijamente a una figura que acababa de llegar, azul y roja, y que estaba tirando edificios en Metrópolis como el que derriba fichas de domino.

Citación :

“Gracias por la ayuda, ¿podrías dejarme en un sitio alto y estable? Parece que alguien busca pelea”

Con la media sonrisa patentada estilo Power girl, Karen decidió darle una oportunidad. Aunque estaba claro que solo era un humano, su visión de rayos X descubrió un arco plegado y muchas flechas ocultas, y ella conocía a humanos capaces de hacer virguerías con esas cosas. "Vaya, parece que he pescado un héroe", le dijo antes de aterrizar en una azotea más o menos estable. "Intenta no hacerte daño, ¿vale?. Puedes llamarme p.g, por cierto. Hazlo a toda voz si ves que estás en problemas y me necesitas". Con eso y un guiño de ojo se dio la vuelta, dirigiéndose a la nueva amenaza.

Karen frenó en seco al darse cuenta de a quién se enfrentaba. Sabía de la existencia de otras realidades. Ella venía de una de ellas, de hecho. Y aquel que estaba destrozándolo todo tenía que ser un Supermán malvado, proveniente de aquella tierra que descendía desde el cielo, o de un lugar todavía peor.

Era kriptoniano. Si su poder era como el del Supermán de este lugar, entonces ella podía sufrir auténtico daño en una pelea con él. Su pose de infalibilidad se quebró solo un segundo ante la posibilidad de acabar mal parada, pero al ver a Kripto lanzarse contra él apretó los labios. "¡Ríndete ahora mismo!", le dijo al extraño Superman, recuperada momentaneamente su confianza, "¡No dejaré que acabes con mi hogar!".

El imprudente aviso puso en guardia al Superman malvado, que acababa de recibir el mordisco del súper-perro cerrándose sobre su pantorrilla, y cuando ella le dirigió un tremendo puñetazo contra la mandíbula, él paró en seco el golpe con la palma de la mano, produciendo una honda expansiva que hizo estallar los cristales sanos del rascacielos en el que se había quedado Clint.

Karen agarró la mano que aprisionaba su puño intentando soltarse, pero pronto prefirió pasar a la ofensiva, y echó atrás el otro puño para soltarle un guantazo aprovechando el punto de apoyo. Mientras, Superman agitaba la pierna a la que Kripto se había aferrado a tanta velocidad que éste se convirtió en un borrón blanco. Power girl rogaba para que el perro continuara desviando la atención de un oponente tan peligroso. Si aguantaba la presa, ella podría golpear al falso Superman.

La rubia despampanante le dejó en la azotea de un rascacielos, mientras le llevaba volando Clint se percató de su fuerza, esa chica le llevaba como si nada, aunque tampoco se sorprendió especialmente, algunas de sus compañeras Vengadoras eran increíblemente fuertes aunque no lo aparentaran.

Citación :

"Vaya, parece que he pescado un héroe"

Le sonrió, “Mira quién habla, la chica que vuela”.

Mientras Clint analizaba la azotea dónde le había dejado y buscaba el mejor sitio para atacar, ella siguió hablándole.

Citación :

"Intenta no hacerte daño, ¿vale?. Puedes llamarme p.g, por cierto. Hazlo a toda voz si ves que estás en problemas y me necesitas"

“Lo tendré en cuenta, llámame Hawkeye” dijo sin prestar mucha atención a lo que decía, había encontrado el sitio perfecto y necesitaba preparar su arco.
La chica, p.g., le guiñó un ojo y se fue en dirección al hombre que amenazaba en destruir toda la ciudad. A Clint le hizo gracia ese gesto, p.g. transpiraba seguridad en sí misma.
Clint había montado el arco, pensaba lanzarle una flecha boleadora, eso lo ataría y seguramente le haría perder suficientemente el equilibrio para que se despistara, entonces le tiraría una flecha explosiva. Si esto no funcionaba le tiraría una flecha sonora para aturdirlo, o una de humo….no, mejor la sonora, y después la explosiva o la eléctrica, su instinto le guiaría.

Cuando ya tenía la flecha boleadora preparada en el arco y estaba apuntando a su blanco, vio que el perro que había atrapado su coche en el aire se lanzaba contra ese hombre. “¡Mierda!” pensó Clint, ya no podía lanzarle la flecha boleadora sin arriesgarse a hacerle daño al perro, y menos una flecha agresiva o aturdidora. No conocía a nadie allí, ni a la chica, ni al tío que intentaba cargarse esa ciudad, ni a ese perro; pero una cosa la tenía clara, el hombre ése no parecía tener buenas intenciones, y el perro y p.g. parecían querer detenerlo, así que probablemente fueran de los buenos. Además, la chica parecía conocer al perro, puede que fueran aliados o que fuera su perro.

Mientras pensaba qué flecha sería la que debería lanzar, vio como p.g. se lanzaba también contra el hombre y le gritaba

Citación :

"¡Ríndete ahora mismo!¡No dejaré que acabes con mi hogar!"

La cosa se complicaba, ella se había lanzado contra él y asestó un puñetazo en la mandíbula mientras el perro parecía morderle, pero Clint no pudo ver bien lo que pasaba, porque una onda expansiva se cargó los cristales del edificio donde estaba y le aturdió por unos momentos.
Clint recuperó los sentidos y preparó una flecha boomerang, era de las pocas flechas que podía lanzar sin comprometer a p.g. y el perro, no sabía si le haría suficiente daño ni si podría despistarle lo suficiente para crear una posibilidad de ataque conjunto que asegurara su victoria, mientras apuntaba con su arco vio que el puñetazo de la chica no parecía haberle afectado en nada, ¿lo habría parado?
Clint lanzó su flecha boomerang cerca de la cabeza del hombre, él estaba tan entretenido con los otros dos que cuando la flecha pasó por  su lado, le desconcertó un momento. La flecha boomerang era una de las favoritas de Clint, ya que daba la impresión de que hubiera fallado, pero nada más lejos de la realidad, ahora solo faltaba que diera la vuelta y se le clavara en la espalda.

“No me falles” musitó, mientras miraba su carcaj pensando en que flechas podría tirar después.


[Off rol] Yo no tengo ni idea de Superman ni nada, así que si creeis que algo que hago no haría el efecto que digo que hace, decídmelo y lo cambio o algo, gracias!

Krypto trató de llamar la atención de su ¿amo? ladrandole y cortandole el paso, solo para verse ignorado mientras la figura de azul y rojo continuaba destruyendo la ciudad.

Finalmente el confuso y leal perro le aferró la pierna, con fuerza pero sin llegar a clavarle los dientes, e intentó en vano arrastrale lejos de allí hasta que entrase en razón. Sus esfuerzos se vieron truncados tanto por la resistencia de su ¿amo? como por la intervención de la no-tan-joven-ama atacando violentamente a su ¿amo?.
La situación era tan confusa que el pobre Krypto aflojo su presa durante apenas un instante, tiempo más que suficiente para que la pierna se soltase y le propinase una brutal patada que le envió dando vueltas por el aire.

El sabueso se repuso de inmediato, dolido pero ya no más confuso. El mismo instinto que en el pasado le confirmase que efectivamente había dos jovenes amas en lugar de una le gritaba ahora que, por mucho que sus supersentidos opinasen lo contrario, aquel NO era su amo. Y no iba a dejar que destruyese la ciudad-territorio de este.

Aprovechando la distracción provocada por la flecha del ¿humano? Krypto se abalanzó gruñendo contra el no-amo, derribandole y apartándole de la no-tan-joven-ama, decidido a impedir que hiciese ningún daño a alguien de su familia-manada.
Pero aunque aquel ser no tueviese el corazón de su amo si tenía su cuerpo. Más rápido de lo que los ojos podían distinguir el malvado Superman agarró al leal perro, giró sobre si mismo y le arrojó contra los edificios de Metropolis, haciendole atravesar un par de ellos antes de estrellarse contra el suelo.


[Off rol] Yo tampoco soy ningún experto, pero supongo que tu mejor opción para fastidiarle es tirarle flechas que le distraigan y/o sobrecarguen sus supersentidos. Al menos sin usar puntas de Adamantium o Vibranium o algo así XD

Todo pasó muy rápido. Aquel Superman malvado me aprisionaba el puño, y aprovechando aquel agarre yo intentaba golpearle con todas las fuerzas que tenía en mi mano izquierda, que claro, era menos que la derecha.

Tras agitar la pierna con mucha violencia, un último impulso apartó al súper-perro del enemigo al mismo tiempo que una flecha volaba por el aire bastante lejos de él. No pude evitar que una mueca de "geniaal" apareciera en mi cara. Resulta que había salvado al hermano estrábico de flecha verde.

Lancé mi puño contra él, pero estaba claro que no conseguiría mucho. Las rodillas empezaban a temblarme, pensando en el momento en el que aquel súper me pegara por mi atrevimiento. No le fue difícil apartar la cabeza, y hubiera esquivado fácilmente mi golpe si la flecha que había visto pasar perdiéndose en el espacio no hubiera girado en el aire y le hubiera alcanzado en la nuca.

Claro, no le hizo mucho daño. Es Supermán, aunque sea malo. Sonó un "toc", la flecha se rompió, y él notó la típica llamada de atención que alguien te hace con un dedo para que te gires. De hecho, giró la cabeza preparado para defenderse de un ataque por la retaguardia, cosa que aproveché para estrellar mi puño enguantado de azul contra su mejilla.

¡Booom!. Dando vueltas sobre sí mismo como una peonza, aquel vándalo destroza ciudades se separó de mi intentando agarrarse el careto. "¡Ja!, ¡Chúpate ésa!", sonreí apretando los dientes. No pude evitar mirar al arquero, (Hawkeye, se había presentado), y lanzarle un beso en el aire. "No lo necesitaba, pero gracias", mentí escandalosamente. "Nunca había visto una flecha de ida y vuelta".

En realidad, si aquel Superman tenía el mismo poder que el nuestro yo sabía que seguramente me había salvado la vida, pero en fin. Una tiene su orgullo, y tal. Cuando volví a mirarle, sin embargo, se me quitaron las ganas de bromear. Había dejado de girar, y mi tremendo golpe, que había resonado en todo el Estado, le había causado un moratón bastante feo, pero poco más. Su mirada roja y brillante decía algo así como, "Ahora te voy a coger y voy a convertirte en una cabeza disecada sobre la chimenea", así que no pude evitar empezar a retroceder en el aire con una mueca de sorpresa y valentía, que enmascaraba otra de miedo, más bien terror, bastante justificada.

En ese momento Kripto vino al rescate, y yo decidí que en realidad no estaba retrocediendo, sino tomando carrerilla. ¿Quién se creía que era ese para asustarme a mí?. El animal estaba rabioso, y yo también, así que no nos coordinamos demasiado bien. Simplemente atacamos a la vez, lo cual fue de lo más conveniente. Para él.

Agarró al súper-perro en cuanto lo tuvo a mano, y giró sobre sí mismo como cuando le había pegado, pero con peores intenciones. En la primera vuelta me golpeó con el animal en la cara, dejándome totalmente aturdida. Os juro que han pegado con balas más blandas que ese perro.

Después giró una vez más, pero esta vez usó la fuerza centrífuga para lanzarlo a la misma velocidad que un jet. O sea, Kripto atravesó un bloque de viviendas, un edificio de oficinas, una fábrica de trombones, una autocaravana sobre el asfalto, los túneles del metro, las alcantarillas de Metrópolis, y finalmente terminó alojado con el culo parriba en el interior de una tuneladora que estaba trabajando a setenta metros de profundidad para montar un paso subterráneo. Pero que se paró porque tenía un perro en el carburador.

Todo eso lo veía yo con mi súper visión a cámara lenta, mientras me tambaleaba en el aire con la parte derecha de mi cara más colorada que un tomate cherry, y mis ideas divagando entre qué barra de labios había usado hoy, y porqué tenía la impresión de que estaba en peligro.

La segunda cuestión se resolvió cuando vi a aquel Superman terrorífico a mi lado, y noté el impacto de su puño en mi estómago. Una se cuida mucho, y tiene unas abdominales fuertes perfectamente marcadas capaces de soportar balas sin más que una leve molestia. Pero en este caso las abdominales notaron el golpe. Y las tripas de debajo también, cuando las sacudió un terremoto de diez en la escala Ritcher. Eso fue lo último que noté antes de perder la consciencia, y antes de desaparecer en el cielo con destino a quién sabe dónde.

Afortunadamente me despertó el golpe contra la superficie de aquella realidad invertida que se acercaba a la mía, y tras despedirme del desayuno y la comida de hoy y arreglarme un poco el uniforme, (desventajas de tantos agujeros), mi primera reacción fue largarme de allí a toda velocidad. O al menos, a la velocidad a la que me permitieran marcharme mis tres... no, cuatro costillas rotas. Estaba aterrada, aunque jamás se lo confesaría a nadie.

En eso pensaba cuando vi, (con mi visión telescópica), que el terrorífico Superman se dirigía hacia el chico arquero. Que, por cierto, no estaba nada mal. Sus flechas con marcha atrás no podían competir con el ser más poderoso que yo había combatido nunca, así que una, que es una romántica empedernida, (en realidad no, pero en fin), se lanzó de nuevo hacia el enemigo esperando poder cogerlo por sorpresa.

Yo ya sé que normalmente es el príncipe azul el que rescata a la princesa, pero en este caso, teniendo en cuenta que la princesa puede levantar cien mil toneladas de peso, pensé que podría ser al revés. Siempre y cuando aquel chico de las flechas del revés me viera acercarme, y consiguiera darme una oportunidad de atacar por sorpresa. Si no, me temía, moriríamos todos.

Hawkeye veía a Supermán sonriente, seguro de sí mismo y con la marca de un puño en la mejilla izquierda y la bota derecha mordisqueada. El horrible kriptoniano tenía una mirada realmente malvada, y flotaba lentamente hacia él, como sabiendo que no tenía ninguna posibilidad de superarlo. Pensaba haber acabado con las dos amenazas más peligrosas, y pensaba que un simple humano no supondría desafío alguno. Pero detrás de él, en el cielo, (y quizás desde la tierra), se acercaba una amenaza para él, que solo podría triunfar si atacaba por sorpresa.

“¡Sí! ¡Flecha boomerang!” gritó Clint con una gran sonrisa cuando vio la flecha acertar en la nuca de su oponente. Justo cuando acabó de decir eso, vio como la flecha se rompía y su objetivo se giraba, inmune al daño de la flecha, más bien como si le hubiera picado un mosquito. Pero había hecho suficiente, había distraído suficiente al oponente para que recibiera un puñetazo de la chica que tenía enfrente.
El punto malo fue que sólo le había dejado un moratón en la mejilla y que su enemigo se acercaba amenazadoramente a p.g.

En ese instante, el perro se abalanzó contra ese hombre que parecía que tuviera la piel hecha de adamantium, o algo parecido. Y la rubia también decidió lanzarse al ataque. El hombre con capa giró sobre sí mismo con el perro cogido, le dio un golpe con él a la chica, y lanzó al perro varios metros por el aire, hasta que se estalló contra un edificio y lo atravesó.

Clint no sabía qué hacer, no podía disparar ninguna flecha que comprometiera la seguridad de esa chica, que ahora parecía aturdida por el golpe,  ni del perro, aunque este ya no estuviera presente, pero tampoco servía de mucho la flecha boomerang.
Justo cuando decidió lanzarle una flecha con descarga eléctrica, su objetivo se movió velozmente hacia la chica, asestándole un golpe en el estómago. El golpe fue tan duro que lanzó a la chica tan lejos que no alcanzó a ver dónde aterrizaba.

En ese momento Clint maldijo todo lo que se podía maldecir en el mundo y en otras dimensiones, no sabía qué podía hacer, no parecía oponente ante tal enemigo pero aun así ahí estaba, solo ante el peligro. Sólo podía hacer una cosa, dispararle con su mejor arsenal.
Primero le lanzó su flecha con descarga eléctrica, pero le hizo poco más que la flecha normal, así que la descartó. Luego le lanzó la flecha de humo y la sonora, pero no parecieron aturdirle especialmente. Descartadas. “¿Pero quién &%$!& eres?” musitó mientras preparaba su flecha explosiva, se la lanzó sin muchas esperanzas, y efectivamente, sólo estaba consiguiendo que Tony Stark le recriminara el uso indiscriminado de flechas.

El desconocido se acercó aún más, realmente no sabía porque no había llegado hasta donde estaba antes, había visto lo rápido que era, por tanto sabía que no podría huir.  Seguía teniendo la marca en la cara del puñetazo de la chica, y tenía una bota medio destrozada por los mordiscos del perro, pero aparte de esto y de algunos desperfectos en su indumentaria a causa de las flechas que le había lanzado, parecía intacto.
Justo en ese momento se alegró de tener la buena visión que tenía. Fue solo un instante, pero estaba seguro de ello, alguien se acercaba, solo esperaba que fuera de ayuda…

Clint preparó su flecha con cuerdas boleadoras y se la lanzó sin pensárselo dos veces. El hombre no la esquivó, aunque hubiera podido, seguramente porque pensó que sería igual de inefectiva que las anteriores. En un instante se vio enredado entre cuerdas, Clint no perdió el tiempo y le lanzó su flecha pegajosa, deseando enlentecer un poco sus movimientos, y se preparó para lanzar su flecha red cuando vio quién era la persona que se acercaba, era la rubia, p.g.

Intentó mantener su cara de póker y disparó su flecha red, deseando que esto fuera el final para la amenaza que se cernía sobre ellos.

[Off rol] le llamo flecha con cuerda boleadora, pero a partir de ahora solo "boleadora", es una flecha que tiene tres bolas ligadas con cuerdas que se sueltan antes de impactar y enredan al objetivo.

El perro se puso en pie, tambaleante. Hacía tiempo que no se encaraba con algo que pudiese hacerle semejante daño y la sorpresa le aturdió casi tanto como los propios golpes. Pero algo así no iba a detenerle, no cuando aquel no-amo amenazaba con hacer daño a su familia-manada.
Ignorando el dolor que sentía Krypto se sacudió el polvo y corrió de vuelta a la lucha, un borrón blancuzco entre las calles de la vapuleada Metrópolis que apenas aminoró su velocidad para sacar a tres personas de un edificio en llamas y liberar a dos de unos escombros mientras volvía a la pelea.

El humano raro se las estaba arreglando bien, pero su oponente comenzaba a impacientarse. En apenas unos instantes se liberó de las cuerdas y el pegamento que habrían podido retener durante horas a un elefante y hechó hacia atras su puño derecho para aplastar al molesto humano, solo para ser interceptado por una exhalación nivea de ojos encendidos que saltó contra él.

Aquellos instantes habían sido suficientes para que Krypto, con mayor sigilo y velocidad que cualquier bipedo, subiese corriendo por la fachada posterior del rascacielos, abalanzandose sobre el no-amo por encima del humano.
El enfurecido perro cerró sus poderosas mandibulas sobre el biceps derecho del no-amo y, por primera vez desde que luchase contra los prisioneros de la zona fantasma en su planeta natal, Krypto mordío con todas sus fuerzas, sintiendo en su boca el sabor de la sangre kryptoniana.

Con un grito de dolor el no-amo se apartó del edificio, su puño izquierdo golpeando brutalmente la cabezota del perro una y otra vez con fuerza suficiente para hacer temblar una montaña.
Krypto apenas veía ya con su ojo derecho y sentía como si su cabeza fuese a estallar de un momento a otro, pero aún así mantuvo su presa, mordiendo y desgarrando con toda su furia y determinación de impedir a aquel ser hacerle más daño a su no-tan-joven-ama y a la ciudad-territorio de su auténtico amo.

Karen veía la escena intentando mantenerse entera a pesar del dolor de aquel golpe terrible que el enemigo le había dado. Las flechas del héroe que ella había rescatado apenas habían conseguido frenarlo, pero le habían dado tiempo a Krypto para lanzarse contra él y empezar a mordisquearlo un poco.

Y aquello podía darle tiempo a ella para atacarle. Era difícil percibirla mientras un perro gigante trataba de agujerearte con sus dientes, así que no vio llegar a Power girl hasta que fue demasiado tarde. Bajando a través del cielo, llegó a la velocidad del sonido antes de descargar sobre la cabeza del Superman malvado un puñetazo con los nudillos tan violento que hizo temblar la ciudad y que casi destroza su guante azul. Mientras el horrible kriptonianos se llevaba las manos a la cabeza, aturdido, Karen pasó de largo y aterrizó de cuclillas, (como Henry Cavill en su última película), y formando en la tierra a su alrededor una profunda depresión, salió de nuevo disparada hacia arriba contra su objetivo.

Como un relámpago, lo embistió llevándoselo lejos del súper-perro y del arquero, y alcanzó de nuevo la velocidad del sonido mientras le pegaba una y otra vez a súper velocidad, fuera de sí, dirigiéndose hacia la superficie invertida del planeta que se acercaba a la tierra. Gritando, fuera de control, convirtió sus bonitos guantes en mitones de cuero a base de golpes contra el cuerpo del malvado. Sabía que debía darlo todo, porque si aquella cosa se levantaba acabaría con ella, y con todos los que le importaban en aquella nueva tierra que la había adoptado. "Otra vez no...", se decía a sí misma mientras estrellaba una y otra vez sus puños.

Finalmente, dio un último golpe que sonó como el último trueno de una tormenta, enviando el maltrecho cuerpo del atractivo y perverso moreno contra la superficie del planeta invertido, enterrándolo en su superficie y haciéndolo desaparecer entre toneladas de tierra, polvo, escombros y roca. Estaba segura de que seguiría vivo, pero esperaba que aquella cosa rara que fusionaba mundos desapareciera pronto, y se llevara a aquel peligro con él.

Lentamente, voló hacia la azotea en la que esperaba el héroe al que había salvado, con Krypto dando vueltas alrededor. No pudo sostenerse sobre sus musculosas piernas, así que se sentó agotada y levantó sus manos, observando sus guantes destrozados y sus dedos enrojecidos y amoratados.

"Oh, vaya", suspiró. "Mira, me he roto una uña", dijo antes de que todo se pusiera oscuro, y notara el suelo en su nuca al caer inconsciente.

Todo pasó demasiado rápido para los ojos de Clint. El perro se había lanzado contra el hombre que se acercaba a él de forma amenazante, y antes de que se diera cuenta, la chica rubia estaba dándole la paliza de su vida. O eso le pareció, porque lo único que fue capaz de ver fue como, después de oír un ruido similar al de un trueno, su enemigo fue lanzado a lo que parecía Baltimore.

No es que no se hubiera dado cuenta de que había caído de una ciudad a otra que estaba invertida, como si fuera el cielo. No es que no se hubiera fijado en lo extraño que era todo, y aterrador. Simplemente había preferido omitirlo porque tenía una amenaza delante de la que parecía que podía hacerse cargo, aunque después viera que sus ataques habían sido inútiles.
Pero ahora parecía que entre el perro y p.g. habían derrotado a ese hombre, y no pudo evitar pensar en lo que estaba viendo, ¿como podía ser posible lo que estaba viendo?

Pero antes de que empezara a filosofar sobre cosas que no entendía vio como el perro daba vueltas por la azotea dónde también se encontraba él. Clint no pudo evitar acercársele, era un perro increíblemente fuerte y resistente, pero adoraba los perros, así que se dispuso a rascarle detrás de las orejas.
En ese momento llegó p.g., parecía cansada después de la batalla.

Citación :

"Oh, vaya. Mira, me he roto una uña"

dijo, y se desplumó contra el suelo de la azotea.

"Supongo que cansada era poco..." dijo Clint mientras se acercaba a ella y la cogía en brazos. Dime, chico, ¿os conocéis vosotros?...Voy a buscar un sitio donde poder dejarla para que descanse, ¿vienes? le dijo al perro.

Clint observó des de la azotea si veía algun sitio donde poder ir, no conocía esa ciudad. Entonces vio un pequeño hotel, parecía sencillo, pero ya le iba bien, solo necesitaba una cama.

Abrió la puerta de la azotea que daba al interior del edificio, se alegraba de llevar consigo bastante dinero en efectivo, odiaba los cajeros automáticos, y se dirigió hacia el hotel.

La embestida de Power Girl hizo que el atontado Krypto soltase finalmente el brazo del falso Superman, ya bastante maltrecho, y que comenzase de inmediato a escupir entre arcadas; profundamente repugnado por sentir en su boca una sangre con exactamente el mismo olor que la de su amo.

El vapuleado sabueso acepto las caricias del humano-raro-amable-valiente que se había encarado sin temor con el no-amo, frotando levemente su hocico contra su mano para despues otear el cielo con preocupación, buscando a su no-tan-joven-ama. Fué entonces obvio para Hawkeye el collar que el perro llevaba al cuello, con exactamente el mismo simbolo que portase el metahumano al que se había enfrentado momentos antes.

Cuando Power Girl regresó "victoriosa" Krypto se acercó a ella de inmediato, lamiendola la cara y gimiendo con preocupación. Era obvio que el humano-amable también estaba preocupado por ella, así que el leal perro permitió que la levantase, gimoteando y mirando alternativamente a él y al cielo, como si quisiera decirle algo.
Y efectivamente Kyrpto queria decirle algo, decirle que la luz del gran-circulo-calido-brillante del cielo era buena para su familia-manada, que los curaba y les daba fuerzas y que su no-tan-joven-ama se repondría mucho antes si la llevaban cerca. Pero el humano no podía entenderle, el gran-circulo-calido-brillante estaba más allá de la nube-extraña que había aparecido en el cielo, y él mismo estaba demasiado debil como para llevarla atraves del vacio-oscuro-frio hasta el gran-gran-gran-circulo-calido-brillante.

Así que el perro se quedó esperando y siguiendo con su vista de rayos X a la pareja, desplazandose de un prodigioso salto a la nueva azotea del lugar en el que se encontraban.
Pasada la excitación del combate, Krypto sentía crecer el dolor de sus heridas, todo su cuerpo pidiendole a gritos que se rindiese y se tumbase a descansar en su casa, o con la no-tan-joven-ama, o incluso allí mismo. Pero no podía. Ignorando el dolor, ignorando el cansancio, el fiel perro montó guardia en la azotea del hotel, vigilante, igual de decidido que antes a impedir que el no-amo le hiciese daño a alguien más.

Ya entendía porqué me sentía tan mal. La razón me llegó entre sueños, como si hubiera salido de algún lugar recóndito. Seguro que a cualquiera se le hubiera ocurrido, incluso a aquel súper-perro. ¡No había sol!.

El sol me daba la vida y la fuerza que me curaba, y me ayudaba a recuperarme. Lo bueno, claro, era que con aquel majadero con capa al que había apalizado hacía un momento pasaba lo mismo. También era kriptoniano, como yo. Ahora estaría lamiéndose sus heridas, si es que se había despertado. Abrí los ojos.

¿Qué era aquello?. ¿Dónde estaba?. Por la ventana abierta se podía ver la calle en la que habíamos luchado, todo ruinas y ladrillos, y en la fachada del edificio en el que estábamos se veía una "H" gigante, de neón, que titilaba como si fuera apagarse de un momento a otro. Más abajo, me fijé al incorporarme, había una "O".

"Au...", gemí al sentir mis costillas rotas. Iba a volver a gemir, pero me di cuenta de que había alguien en aquella habitación conmigo, así que me contuve y puse mi rostro pétreo registrado de tipa-dura-que-puede-con-todo.

Un vistazo más a fondo me informó de que estaba sobre una cama, (ya lo había intuído, porque no se me clavaban los escombros en el trasero), y de que aquel chico del arco, el encanto rubio al que había salvado de la caída, me estaba observando. Intenté sonreir. "Ah, hola...", le dije. "Vaya... por las letras que veo ahí fuera, o esto es un hórreo o es un hotel. Supongo que se trata de lo segundo, porque no hay trigo y hay una cama...", dije mientras me levantaba rápidamente.

"Joder...", exclamé mientras me llevaba la mano al costado y me sentaba ruidosamente en la cama. "Ah...", no pude evitar un quejido. Lo miré con el ceño fruncido. "Vale, estoy herida... pero no te creas que te debo una, tú me has traído aquí, pero yo te salvé antes, cuando te caías de...". Antes de perder los estribos conseguí darme cuenta de que aquel muchacho me había ayudado desinteresadamente, y suspiré profundamente para calmarme.

"Perdona mi mal humor". Volví a sonreír. "¿De dónde te caías?. ¿Qué es ese planeta que hay allí arriba?". Entonces, mirando por la ventana para ver la superficie invertida de aquel mundo extraño, me fijé en que Kripto nos miraba desde una azotea. "¡Eh!, ¡perrito bueno, ven aquí!", le dije golpeando la cama con los restos de mi guante, ahora convertido en un humeante resto azulado.

Me giré hacia Clint de nuevo. "¿De dónde vienes?. Supongo que de otra realidad, yo sé mucho de eso. ¿Me conocías antes de venir?. ¿Conoces a Supermán, mi prim... er... un amigo muy famoso que tengo?. ¿Necesitas que te devuelva allí arriba?. Supongo que puedo volar, aunque no me pidas que haga piruetas", me reí.

La idea del hotel al principio le pareció genial, y se sintió afortunado de encontrar uno tan cerca y además tan barato.
Pero entonces vio que el sitio no era precisamente el lugar al que llevaría a una chica, aunque a ella solo la llevara para que estuviera en un lugar tranquilo para poder decidir cómo ayudarla.
La habitación era pequeña, con espacio justo para una cama doble (si cogia una individual no podían entrar dos personas, normas del hotel) y un baño con bañera incluida. El problema era que no era especialmente limpio, tampoco es que fuera sucio, pero no era limpio, se notaba en el aire.
Además, se dio cuenta que estaban en un hotel por horas, el típico lugar donde iban las parejitas cuando no tenían donde estar.

Dejó a P.G. cuidadosamente en la cama, se sentó en una silla que había y la observó mientras cogía el teléfono para pedir una ambulancia. Por suerte los de recepción no hicieron demasiadas preguntas sobre el estado de la chica, eso podría ser porque Clint les pidió el teléfono de urgencias o porque les daba igual mientras a ellos no les metieran en lios...Clint prefería la primera opción.

En ese momento la rubia se despertó y empezó a hablar, así que Clint colgó el teléfono sin pensar. P.G. parecía de mal humor, pero era comprensible, había recibido una buena paliza, aunque si no hubiera sido por ella y el perro no hubieran ganado. Hablaba bastante enérgicamente pero ambos notaron que seguía malherida, no engañaba a nadie. Aun así, parecía estar en mejor estado de lo que él creía anteriormente.
Justo cuando le iba a decir que llamaría a una ambulancía para que la trataran, P.G. dijo:

Citación :

"¿De dónde te caías?. ¿Qué es ese planeta que hay allí arriba?"

Esto le recordó a Clint la horrible imagen de esos dos mundos que parecía que fuesen a chocar en cualquier momento, uno era en el que estaba y el de arriba seguramente era el suyo, por eso había caído des del suelo...
Entonces P.G. llamó al perro, aunque le pareció un gesto bastante inútil porque estaba bastante lejos y había la ventana que nos separaba, pero Clint se lo pensó mejor, quizá el perro podía oír desde lejos.
La chica volvío a hablar,

Citación :

"¿De dónde vienes?. Supongo que de otra realidad, yo sé mucho de eso. ¿Me conocías antes de venir?. ¿Conoces a Supermán, mi prim... er... un amigo muy famoso que tengo?. ¿Necesitas que te devuelva allí arriba?. Supongo que puedo volar, aunque no me pidas que haga piruetas"

Todas esas preguntas dejaron un poco sorprendido a Clint, por lo que decía, ella sabía qué estaba pasando...¿Conocerla? No la había visto en su vida, de lo contrario era imposible que se hubiera olvidado de ella. ¿Que de dónde venía? Pues de la carretera en medio de la nada hacia Baltimore, ¿O se refería a su ciudad natal? Y otra pregunta le pasó por la cabeza...¿Superman? ¿Quién era este, su novio? Una cosa la tenía clara, ahora no podía volver a "su realidad" o lo que fuera el sitio de dónde venía, esta chica estaba malherida y no podía dejarla sola, y menos pedirle que hiciera el esfuerzo de llevarle.

"Haces muchas preguntas" dijo medio riendo, "Vengo de la carretera hacia Baltimore, creo que esta en el mundo este que tenemos arriba, por eso he caido...creo...Y no, no te conocía ni a ti, toda una lástima, ni a ese tal Superman del que hablas." Miró un momento la habitación y volvió a fijar sus ojos en ella. "Si sabes qué está pasando, me gustaría mucho que me lo explicaras, porque yo no entiendo nada. Y lo de volver al sitio de dónde venía...me encantaría pero odio la idea de dejarte aquí herida y encima pedirte el favor de que me lleves...Aunque cuando la situación se arregle un poco me harías un gran favor devolviéndome a Baltimore, o cerca de allí." Dijo con su mejor sonrisa, antes de dar un largo suspiro de cansancio.

No le importaba luchar contra HYDRA, o contra quién fuera, pero los temas de realidades y mundos alternativos, y cosas por el estilo, le agotaban, no eran su fuerte y se sentía tremendamente inútil. Sólo esperaba que todo se solucionase lo más rápido posible y poder darse una ducha bien caliente en su ático.

El oido de Kryto le informo de que su ama iba a despertarse incluso antes de que lo hiciera, pero el perro se alegró igualmente de verla de nuevo bien y en pie, o casi. Aquel humano-valiente parecía haber cuidado bien de ella, parecía de confianza.
Del mismo modo la llamada de Power Girl le llegó alta y clara, pero el superperro seguia sin poder acudir a su lado, pues había otra llamada que debía responder antes, una mucho más acuciante.

El no-amo había causado numerosos destrozos en la ciudad-territorio de su autentico amo, y, ahora que su ama había despertado y que sus propias fuerzas se habían recuperado parcialmente, Krypto pudo acudir por fin en ayuda de los necesitados ciudadanos.


A lo largo de los últimos años, desde que llegase a aquel planeta, Krypto se había enfrentado contra numerosos villanos, ya fuese a solas o apoyando a su amo; pero sin duda había sido su pericia con las labores de rescate lo que le había ganado el cariño de la gente de Metropolis.

Aquella vez no fué una excepción, y el superperro, maltrecho y dolorido, corrío por toda la urbe enderezando coches y autobuses, apagando incendios, excavando derrumbamientos y evacuando heridos; allí donde los sobrecargados cuerpos de bomberos y rescates no daban abasto.


Krypto seguia muy preocupado por la presencia del no-amo, pero aquella gente necesitaba su ayuda y sin duda su autentico amo habria opinado igual. El extraño mundo-nube que había aparecido en el cielo parecía estar desvaneciendose poco a poco y con suerte se llevaría al falso amo consigo. Y si no estaba seguro de que su ama le pararia de nuevo los pies, y él la ayudaría a hacerlo.

[Off-Rol: Siento mucho haber tardado tanto en constestar]

Estaba un poco confusa. Por alguna razón, me daba la impresión de que había pasado muchísimo tiempo desde que rescaté a aquel chico del planeta que caía hacia las calles de Metrópolis; era posible que me hubiera quedado traspuesta debido a mis heridas, no lo sabía.

La cuestión era que ya estaba de vuelta, y seguía plantada en aquella cama con las costillas haciendo ruiditos divertidos. El chico, Clint, me estaba diciendo que era de Baltimore, pero que no conocía a mi primo superman. Así que ya tenía una idea más o menos clara de lo que había pasado.

"¿Que no puedo llevarte?. ¡Ja!. ¡No estoy tan mal!. ¡Por supuesto que puedo llevarte!", dije levantándome dolorosamente e intentando que no se notara. "Al menos a nuestro Baltimore. Yo nunca estuve allí, pero estoy segura de que vas a ver algunas cosas distintas que en tu Baltimore, ahí arriba", dije señalando con el dedo desnudo que salía de mis nuevos mitones azules horriblemente chamuscados.

Me asomé a la ventana, viendo como Krypto se encargaba de todo por mí. Estaba arreglando un poco el estropicio que aquel super-malo había producido en la ciudad. Volví a mirarle, irguiéndome y tratando de sonreir. "Además así podré buscar un poco de sol. Me curo con él, y esa cosa de ahí arriba no me deja disfrutar de sus rayos. Así no te estaré haciendo un favor a tí solo; también me lo hago a mí".

Guiñándole un ojo, me levanté en el aire abriendo la ventana y le hice un gesto para que se acercara. Como no era mucho más alto que yo, no me costó cogerlo por la cintura y sentarlo sobre mi desnuda y magullada cadera derecha, manteniéndolo algo alejado de mis doloridas costillas y de mi gigantesco pecho. Salí flotando con él, y aceleré poco a poco para no hacerle daño; aunque estuviera muy en forma, no dejaba de ser humano.

Los edificios, y la gente que salía de ellos una vez pasado el ataque, se deslizaban bajo nosotros como un paisaje a medida que me alejaba del suelo y de la ciudad. En unos minutos ya viajaba a la misma velocidad que un helicóptero, y veía como el viento le agitaba el corto cabello a mi nuevo amigo arquero. "¡Avísame si voy demasiado rápido!", le dije algo sorprendida por el paisaje simétrico, arriba y abajo.

Aceleré más aún, hasta que finalmente la imagen en espejo que había arriba se difuminó y pareció perderse en el cielo azul. Un poco más allá estaba el sol, amarillo y saludable, y en cuanto noté sus rayos sobre mi piel suspiré tranquila. Podía notar, a medida que nos acercábamos a la ciudad de Clint, cómo mis heridas se cerraban y mis costillas se curaban. Miré sonriente a mi pasajero; "Dime, ¿hacia donde tengo que ir?. ¿Ves alguna autopista que lleve allí?. La verdad es que no he estado nunca...".

Clint no venía de Baltimore, pero es a dónde él quería ir y como P.G. estaba tan convencida de llevarle, él no se lo negó.
Le costó un poco al principio aceptar que una persona que acababa de recibir tal paliza (aunque hubiera ganado) le hiciera ese favor, pero quería volver, quería reconocer la ciudad de Baltimore y llamar a Stark o al Capitán, y comentarles lo que estaba pasando.

"¿Así que te curas con la luz solar? Entonces lo siento por haberte llevado a un sitio cerrado..." se sentía fatal por haberlo hecho, sabía lo que era estar hecho trizas y no recibir atención médica al momento.

Mientras volaban por la ciudad vio al perro que antes había luchado con ellos, y se acordó de su perro que ahora estaría en su piso, esperándole. Quizás Kate estubiera con él ahora...Cuando recuperara la cobertura debía llamar a Kate la primera...Luego a Stark...Todo esto le superaba.

Todo pasó muy rápido, mientras Clint seguía ensimismado observando la ciudad y estaba dispuesto a responder a P.G., una flecha les atacó. Una flecha dirigida a la rubia que lo llevaba, que pudo esquivarla lo suficiente para que no se le clavara en la cara, sino en el hombro.
Clint siguió la dirección de la flecha, un hombre vestido de verde (y con cierta similitud a Robin Hood) estaba preparado para lanzar otra flecha des de la terraza de enfrente del motel donde habían estado.

Todo esto impidió a Clint darse cuenta de que el paisaje había cambiado, él solo se dio cuenta del cambio de luz, omitió el resto de la información para cuando pudiera prestarle más atención.

¿Sería un amigo del tío de la capa? No había tiempo para pensarlo, Clint preparó su arco y buscó en su carcaj, esto era una prueba de velocidad y precisión, y no estaba dispuesto a perder contra nadie en este campo.
Y en ese instante vio cómo el hombre con capa que les había atacado antes, el supuesto amigo de Robin Hood, volvía a hacer su aparición.

Dejó escapar un suspiro de resignación, si antes había sido difícil, ahora no quería ni saberlo...

La cosa pintaba mal, muy mal.

Salí volando del hotel, alzándome en el aire mientras observaba ensimismada la desaparición de aquella tierra de espejo sobre nuestras cabezas. Mantuve a Clint sobre la cadera, abrazándolo con mi brazo derecho, mientras subíamos notando el viento que producía la huída de su realidad. No pude evitar fijarme en su buena fuerma, a pesar de ser un frágil humano, y sonreí lanzándole una mirada de soslayo.

"Uau... fíjate en eso, Clint... está desapareciendo, se marcha...", dije levantando el brazo izquierdo, señalando el cielo con una mueca de dolor. "Au... todavía no estoy curada, pero ahora que sale el sol podré...".

Todo sucedió muy rápido. Por el rabillo del ojo pude ver algo que venía casi a la velocidad de una bala. Lo hubiera esquivado, pero mis costillas rotas me jugaron una mala pasada y lo que fuera, (pronto vi que era una flecha), me acertó en el hombro. Normalmente, dispararme una flecha a mí sería como disparar un tirachinas contra un rinoceronte, pero estaba malherida y lejos del sol. Y además el material de la flecha era realmente bueno. Total, que se me clavó. Solté un grito de dolor y de pánico, girando sobre mí misma, antes de darme cuenta de hacerlo. Cuando me di cuenta dejé de gritar, claro. No quería darles esa satisfacción.

Con una flecha en mi hombro, las costillas rotas y la vida de Clint en mis manos, (o más bien en mi brazo derecho y la cadera contra el que lo mantenía), tosí un poco de sangre y descendí como pude, girando y girando como un molinillo. Miré a mi nuevo amigo, (no sabía si podía ser algo más), apretando los dientes para disimular mi debilidad. "Clint... huye...", susurré dándole un impulso de cadera y propulsándolo diez metros en el aire hasta una azotea cercana. Era un humano muy entrenado, y sabía que caería bien.

Después no pude evitar caer a plomo tres pisos hasta el suelo, y estrellarme de costado. "¡AAU!". Tengo que acordarme más a menudo de no gritar. Hecha cisco, me levanté como pude, tambaleante, antes de ver con una mueca de terror, (que en seguida cambié por otra de furia, una tiene su orgullo), como el Súper-Man malvado salía de los escombros como de un geiser, lanzando polvo y piedras en frente de mí, lleno de magulladuras, (aunque no tan malas como las mías), y despidiendo rayos láser por sus ojos escarlata.

El súper héroe más fuerte del universo en versión psicópata para mí solita.

No pude reaccionar. Creo que intenté decir "por favor", pero eso no lo confesaré delante de nadie. De todas formas sólo pude pronunciar la "P". En un microsegundo, un puño con la potencia de, no sé, una bomba atómica, o veinte, se estrelló contra mi cara.

Creo que pude percibir cómo la onda expansiva destrozaba parte del traje de mi rabioso adversario y el mío propio, convertía los automóviles aparcados cerca en tornillos y piezas para desguace, y derrumbaba las manzanas de edificios que teníamos alrededor. ¡Clint estaba en una de esas azoteas!, acerté a pensar.

Y luego sentí el golpe. Noté crugir mi cara, mi cráneo y mis hombros. Mis brazos y piernas se agitaron como los de un muñeco de trapo, mis costillas se convirtieron en pedacitos de dolor, y pensé que mis absurdos pechos iban a separarse de mi cuerpo. Recuerdo haber volado y atravesado un edificio de oficinas. Después me apagué, creo, y cuando volví a abrir mi ojo, (el otro estaba un poco roto), todavía me agitaba por el aire cruzando el mar. Aterricé sobre su superficie como una piedra lanzada a un estanque, y reboté una, dos, tres veces. Seguramente más, pero de eso ya no me acuerdo porque todo se convirtió en un oscuro y doloroso pozo de inconsciencia.

Off rol escribió:

Chicos, siento la ausencia, como esto no se movía se me olvidó y me fui de vacaciones. Con este último turno abandono el hilo, (y si me descuido la vida), y lo retomaré más adelante en otro lugar. A ver si se me ocurre dónde aterrizo y qué pasa con la piltrafa que ha quedado de mí . El supermán malvado no me perseguirá, porque pensará que he muerto. Y supongo que casi, casi tendrá razón. Es lo que tiene pegarse con el más duro del universo, que encima viene de otro universo. Si alguien quiere recoger mis pedazos y curarme, (o si es un villano capturarme, o lavarme el cerebro para que me pegue con los buenos, para que me case con él o cualquier otra cosa de cómic), que me escriba un privi. Si no haré que me recoja el 012 y postearé mi lenta y penosa recuperación...