La cazadora y el asesino en masa.(Helena Bertinelli)

Hacia unas pocas horas que la noche había descendido completamente sobre Gotham City. La luna lentamente había ido ganando terreno en el cielo estrellado mientras el sol lo había ido perdiendo. Las luces artificiales de los semáforos, postes y casas eran lo único que impedía que los peores callejones de Gothan se sumieran en la penumbra total. Ese día en particular, luz de las estrellas y de la propia luna había sido opacada por las grises nubes de tormenta; mal augurio para los pobres desamparados sin hogar. Una tormenta eléctrica azotaba las calles de la gran ciudad con gran fuerza; el agua caía desde el cielo sin piedad, sin distinción entre buenos y malos y el sonido estruendoso de los rayos, truenos y relámpagos podía escucharse desde casi cualquier lado. Afortunadamente yo no tenia ningún problema en cuanto al mal clima; me encontraba en el interior un bar de mala muerte, manchado con sangre ajena y rodeado de cadáveres destrozados. Ninguno de esos hombres eran inocentes; todos eran escoria que pululaba en un bar para gangsters. Enfrente mio se encontraba el único superviviente de la masacre: un joven de unos 30 años máximo, caucásico, vestido de traje negro. Estaba llorando y suplicando por su vida, diciéndome que él no tenia ni la mas pálida idea de quien yo estaba hablando. Su error era tratar de apelar a un lado humano que yo no tenia; una parte de mi que jamas existió. Creyó que cedería ante sus lloriqueos; primero intento amenazarme con su jefe, el clásico "no sabes quien soy, mi jefes es peligroso, estarás muerto en una semana" pero yo ya estaba acostumbrado a eso así que no le sirvió. Lo siguiente fue hablarme de una falsa familia que no tenia, incluso saco una foto de su billetera, mostrándome la imagen de una mujer con dos niños y diciendo que eran suyos; pero ya lo había investigado desde mucho antes de entrar al bar, su nombre era Luca Mancini, un soltero y sin hijos. Su ultimo intento de salvación, el cual por cierto también fracaso, fue decirme que no sabia nada, que esa era la verdad y que yo me había equivocado de objetivo. Yo nunca me equivoco de objetivo.

--------------------------------------------------Flashback----------------------------------------------------------

Hacia casi quince minutos había entrado a ese bar para preguntar por un capo mafia bastante importante en la familia Mancini; tenia intenciones de que me llevara a con su jefe y tío Alessandro Mancini, líder de la familia Mancini y responsable de la muerte de mas de cincuenta personas, según tenia entendido. No era de los mayores lideres criminales de la ciudad, como Falcone o incluso Black Mask, pero seguía siendo una familia de la mafia que tenia que erradicar. Mis ropas eran las mismas de siempre: chaqueta antibalas y con pantalón oscuro del mismo materia; sin embargo no tenia mi cinturón táctico y mi chaleco de Kevlar no llevaba ningún tipo de cargador o arma adheridos lo cual me facilito el ocultarlo con una remera blanca. La primera vez que entre fue para estudiar el lugar: nada excepcionalmente grande, un par de mesas de pool en el centro del lugar, ocupadas por un total de cuatro personas; otras 6 estaban distribuidas entre las mesas de los lados. En el centro de la barra se encontraba el hombre al que buscaba, junto con dos guardaespaldas grandes y corpulentos. Seguí avanzando por el lugar como si nada hasta la barra, mi mano derecha estaba metida en el interior de mi chaqueta; de un salto me coloque al lado del tabernero. Este se dispuso a quejarse pero antes de que el pobre pudiera articular palabra coloque mi mano libre en su nuca y con fuerza le golpee la cabeza contra la madera de la barra, dejándolo inconsciente sin mayores daños.

Obviamente los guardaespaldas y los hombres de la barra intentaron atacarme, algunos hasta hicieron ademan de sacar sus armas. Pero yo fui mas rápido; mi mano derecha había estado tapada por parte de mi chaqueta todo el tiempo por que estaba sosteniendo una Micro Uzi con silenciador. Todo ocurrió muy rápido. Logre desenfundar mi arma antes que nadie y solté una ráfaga de disparos de izquierda a derecha; desde luego no asesino a todos los presentes ni mucho menos, pero si basto para liquidar a todos los hombres de la barra que se encontraban cerca mio; el joven Luca no salio perjudicado debido a su baja estatura; su cabeza apenas llegaba a los hombres de los guardianes y se había agachado cuando me vio desenfundar el arma, de modo que se mantuvo a salvo mientras el plomo perforaba los cráneos de sus protectores. El siguiente movimiento fue rápido y fluido, ocurrió pocos segundos después. Me cubrí el rostro lo mejor que pude con mi antebrazo izquierdo, de modo que no comprometiera mi visión y al mismo tiempo me protegiera de posibles balas que impactaran ahí. Mientras con mi otro brazo me limite a disparar contra cualquier que tuviese un arma encima, que eran básicamente todos en es maldito bar. La primera oleada de balas los había tomado por sorpresa, de modo que muchos entraron en shock y no supieron como reaccionar. También ayudo que algunos estuviesen borrachos o muy drogados, de modo que su puntería era imprecisa y fallaron la mayoría de los disparos. Aun así pude sentir el impacto del plomo en mi cuerpo en mas de una ocasión: tres balas impactaron en mi estomago, una en mi brazo y otras dos cerca de mi cintura. Por suerte estaba protegido de los pies a la cabeza por material blindado especial de alta resistencia de modo que apenas sentí el impacto. Tuve que tomarme mi tiempo para apuntar pues las balas eran limitadas; solo tenia dos cargadores mas y eran para usarse en caso de emergencia. Usualmente no me expongo de ese modo a las balas pero dadas las circunstancias no me había quedado otra; el tipo estaba rodeado de aliados en un espacio reducido done cualquier sonido de disparo alertaría a las autoridades o peor aun, al murciélago. Asimismo no podía combatir con todos, no por falta de habilidad sino por cuestiones de tiempo y la posibilidad de que mi objetivo consiguiese escapar. Ademas, el dispararles a todos es mas efectivo y mas rápido.

El cargador de la Uzi tenia 30 balas; por suerte esa noche los visitantes eran pocos o sino habría estado en serias dificultades. Poco después de que la masacre terminara vi a Luca arrastrándose hacia la salida; creyó que no lo vería. Cuando me vio retirar el cargador vació empezó a corre hacia la salida, pero antes de que pudiera avanzar mucho coloque el cargador nuevo y le metí tres balas en la pierna; con una hubiese bastado pero es difícil controlar la cantidad de balas que salen del cañón de un arma automática y para ser honesto no me quise arriesgar. Corrió hacia él poco después y lo sujete de su pierna sana; solo para asegurarme que no se moviera levante su pie con fuerza, colocando una mano en su talón y la otra en la punta de su pie y de un giro brusco le fracture el tobillo, de esa forma no gastaría balas innecesariamente. El grito de dolor que siguió fue rápidamente censurado por mi mano en su boca. Llevaba un par de esposas de policía metidas adentro del pantalón; las saque y se las coloque tan apretadas como me fue posible. Entonces el interrogatorio comenzó. Debía apurarme; no podía desperdiciar ni otros tres minutos mas en ese antro de modo que si el chico no era capaz de decirme lo que necesitaba escuchar me lo tendría que llevar a otro lado.

----------------------------------------------Fin del Flashback----------------------------------------------------------

Desgraciadamente ya dos minutos habían pasado sin que escuchase nada útil: el maldito me había vendido hasta a sus propios hermanos, quienes también trabajan para Alessandro y cuyos nombres tenia anotados en la memoria, pero hasta el momento no había sido capaz de extraerle el nombre de su jefe; su lealtad con su tío al parecer era mucho mayor que con sus otros familiares y amigos. Finalmente se acabo el tiempo y ya no me pude permitir mas el lujo de permanecer en ese sitio. De un tirón me arranque la remera blanca que llevaba, dejando al descubierto mi chaleco antibalas para sorpresa de mi espectador. Hice un rollo con la remera y la envolví al rededor de su boca con un nudo en la nuca a modo de mordaza, para que no hiciera ruido. No me preocupe mucho por las piernas pues una de estas estaba llena de plomo y la otra tenia el pie torcido en un angulo antinatural. Lo sujete por la parte trasera del cuello de su traje y me dispuse a llevármelo lejos de ahí. Tenia una camioneta estacionada enfrente; mi plan era tirarlo adentro y conducir hacia mi casa segura en Gotham para poder torturarlo debidamente con métodos apropiados y sin la presión del reloj.

El agua recorria mi frente mientras observaba desde los tejados las calles. Otra tormenta atipica en Gotham, de esas que traen malos augurios para la gente supersticiosa. Habia tomado un par de dias seguirle la pista a los Mancini, antiguos socios de los Maroni. Habia golpeado a unos cuantos matones, asustado a los soplones y torturado a un policia corrupto asignado al barrio Italiano. Sabia bastante, ¿como no? Todos los policias de ese barrio estaban corruptos de una u otra manera. Pero no podia actuar tan salvajemente, tenia que actuar con precision quirurjica.

Salte hacia adelante y empece a correr con movimientos agiles de practicante profesional de Parkour. Los edificios no eran nada para mi, no cuando tenia un objetivo en mente, un punto que atacar. Si era la Cazadora era porque buscaba a mis presas hasta su ultimo escondite, y lo habia encontrado. Un Bar en el barrio industrial, lugar de trapicheo de cocaina, y el lugar perfecto para encontrar un contacto. Puedes encontrar desde tratantes de personas hasta vendedores de armas de fuego. Y esa noche se acabaria de una buena vez.

Llegue hasta el tejado del bar, detras del anuncio de luces de neon que adornaba la fachada principal. Habia un pequeño ducto de ventilacion, probablemente conectado a la cocina, asi que no me serviria para entrar. Me asome por el frente, pero algo llamo mi atencion. Escuche sonidos de disparos dentro del bar, ¿Que carajos habia pasado? Rapidamente, amarre mi virote cuerda en mi cinturon, lo clave detras del anuncio de neon y me colgue bocabajo mirando por la ventana. Un hombre estaba haciendo una verdadera masacre tras la barra del barman.

Rapidamente, volvi a escalar a mi lugar, guarde mi virote y me puse a observar la entrada. Habia una camioneta, rara a los autos de los mafiosos italianos. ¿Quizas fuera del asesino? Tome mi virote afilado y le dispare a la llanta de atras. No se clavo mucho, pues parece que eran llantas blindadas, sin embargo, el filo pudo clavarse en el caucho. Salte hacia adelante y rode por la calle para tomar mi virote, para luego clavarlo en la otra llanta. Una vez que el automovil habia quedado inutilizado, me cubri con este y espere a que abriera la puerta.

Cuando dio un piso en la calle, sali rodando frente a el y le apunte con mi ballesta, directo a la cara.

-Tienes 30 segundos para explicarme porque estas limpiando la escoria de mi ciudad. Si no me convence, acabas con una flecha entre las cejas. -Su mirada era fria y austera, como si no le impresionara, pero estaba matando gente, gente que me interesaba interrogar. Y claro, habia arruinado mi plan, llevandose a ese imbecil a quien sabe donde. Tenia suerte de que lo encontrara yo y no Batman - Si me convence... Quizas te deje ir. -Mire a su rehen. Era su botin, siguiendo la tradicion siliciana, pero tenia que saber mas de el.

No me esperaba ninguna interrupción esa noche. Desde antes de entrar al bar siquiera ya me había asegurado de que esa noche no tendría compañía no deseada. Esa misma noche el Joker se había encerrado junto con algunos de sus hombres en un hospital; estaban todos armados y las vidas de muchos rehenes estaban en juego. Estaba claro para todos que el murciélago se aparecería esa noche, simplemente no es algo que el podría ignorar. Su ausencia era todo lo que necesitaba para ejecutar mi plan, pero sabia que tenia que hacerlo rápido pues no tenia forma de saber cuanto se tardaría Batman en capturar al payaso psicótico. Por eso es que había estado tan apurado con mi escape, quería salir de ese maldito lugar y evitar encontrarme con el afamado vigilante. Podía soportar un encuentro con cualquiera de sus lacayos y por si acaso tenia que escapar, tenia un rehén en mis manos; todo seria simple cuestión de dispararle en el estomago y esperar a que tomaran la decisión de no matarme a la cárcel; aunque me mandaran ahí me las arreglaría para escapar, siempre lo hago. Le di las mismas opciones a Nightwing una vez y salio bien, gracias a eso aun sigo en las calles haciendo lo que mejor hago. Desgraciadamente no por que una operación este bien planificada significa que esta va a salir bien; los planes nunca sobreviven al primer contacto con el enemigo, dice un dicho. Hay ciertos factores que uno, por mas que se esfuerzo, no puede tener en cuenta; escenarios alternativos clasificados como "casi imposibles" pueden ocurrir. En mi caso particular, nunca considere la aparición de otro vigilante en Gotham que no fuese un esbirro del murciélago, así como tampoco considere que se me apareciera justo en la salida del bar, una vez terminada la masacre y con un arma letal apuntando directo a mi frente.

Tenia enfrente mio a una mujer caucásica de cabello negro y largo, a juzgar por lo que su mascara dejaba ver de su rostro era joven; no le daba menos de veinte y ni mas de veinticinco. Su traje era una combinación de negro con violeta oscuro y un poco de blanco en los bordes, formando una cruz; quizás estaba frente a algún tipo de vigilante con temática religiosa; su amenaza y las cosas que me dijo me indicaron que no estaba tratando con una mercenaria o supervillana: ningún villano llamaría a una ciudad suya y a sus criminales "escoria" a menos que fuese algún excepcional líder de la mafia. Desde luego esa teoría quedo descartada puesto que hasta la fecha no había conocido a ningún líder de la mafia que se presente personalmente y solo a la hora de asesinar personas como yo que resultan perjudiciales para sus intereses, seria demasiado estúpido aunque lo hubiese preferido pues me hubiese facilitado el trabajo. También cabía la posibilidad de que la mujer fuese una matona contratada, pero de nuevo, el lenguaje y las expresiones que utilizo me indicaron lo contrario . Pueden parecer como simples trivialidades o detalles sin importancia, pero son esos detalles los que me previenen de meterle una bala en el cerebro a una posible aliada. Desgraciadamente para ambos esa posible aliada estaba parada frente a mi apuntándome con un virote a la cara y exigiéndome hablar. No me gustan los interrogatorios, al menos no cuando yo las sufro. Según pude apreciar, su arma principal era aquella ballesta de mano con la que me estaba apuntando ¿Una discípula del tal Flecha Verde tal vez? Imposible, el hombre ya tenia de esos, lo había investigado y esa mujer no aparecía en la lista; tenia que ser un vigilante independiente. Perfecto.

Necesitaba aliados. Llevaba un tiempo considerándolo y finalmente había llegado a la conclusión de que necesitaba aliados fuera de los Wathcmens. Eran un gran equipo y la compaginan perfecta para alguien como yo por no mencionar que compartían mis ideales. Desgraciadamente el grupo se estaba desintegrando, por mas que no me gustase admitirlo. Rors fue el primero en desaparecer, luego Question y últimamente apenas veía a Jean; hasta tal punto se fueron las cosas que ahora pasaba mas tiempo patrullando solo que en el Watch Hover.  Por el momento no podía confiar en ella y no sabia si compartía mi visión sobre lo que es la justicia, pero era una vigilante posiblemente no afiliada a Batman que usaba armas letales y parecía no tener miedo de matar así que por el momento no tenia motivos para no contemplar la posibilidad de establecer buenas relaciones con ella. Entonces recordé que el tiempo estaba corriendo y no quise correr el riesgo de verla cumplir su amenaza; no es como si le tuviese miedo a su flecha pero seria una mala forma de empezar la charla y yo quería evitar una pelea tanto como fuera posible pues mi tiempo era limitado. Llevaba una Uzi en una mano y al tipo en la otra mientra que ella tenia ballesta; la cosa estaba pareja. - Esta bien- dije después de varios segundos. No era una respuesta en si a su pregunta pero al menos le indicaría que tenia intenciones de hablar. Sin embargo no podía dejar que pensara que tenia el control, simplemente no va conmigo y si creía que podía patearme o matarme cuando ella quisiera quizás lo intentara.

-Estoy buscando a Alessandro Mancini, líder de la familia Mancini y este pedazo de mierda- dije mientras lo soltaba, dejándolo caer de cara al suelo, provocando que soltase un apenas audible gemido de dolor. Después de todos los gritos que pego dentro del bar estaba seguro de que su garganta apenas le daba para hablar y a esas alturas el dolor físico y mental que estaba experimentando era suficiente como para que el caer de cara al suelo fuese casi una caricia.- es Luca Mancini, un capo importante de su familia.- Desde luego ella ya lo sabia, era la única explicación posible de que fuese a ese mismo bar, esa misma noche y casi a la misma hora que yo. -Planeaba interrogarlo para que me dijera la ubicación de su líder y así poder matarlo.- Información básica, nada realmente importante que valiese la pena ocultar o alterase el curso de mi misión, a menos claro que la mujer no fuese quien yo creía que era y decidía impedir que yo matara al hombre y eso también se podía solucionar simplemente dejándola fuera de combate.  Ademas, no había forma alguna en la que la mujer se creyera ninguna de mis mentiras, al menos no a esas alturas; tenia un cuerpo casi muerto en mis manos.

-Ahora escuchame, si yo fuera tu no usaría esta ballesta por que si lo haces esto es lo que ocurrirá: yo atrapare el virote con una mano- Soy capaz de detener balas con mis manos, las cuales son mucho mas pequeñas, mas duras, mas difíciles de agarrar y viajan a velocidades mucho mayores; estoy seguro de poder detener un virote con una mano.- y luego te llenare de plomo de la cintura para abajo con mi arma.- No estaba seguro en realidad de poder hacer tal cosa; quizás la mujer fuese tan rápida o ágil como Nightwing y entonces me encontraría en una situación muy complicada y peor aun sufriendo la frustración de disparar y fallar constantemente hasta agotar mi cargador. -¿Esa excusa te parece lo suficientemente buena?- Eso ultimo era una burla gratuita, tal vez se escapo de mi boca sin pensarlo. Mala idea.- Te propongo esto: te daré a este "hombre" sin pelear, esta muy vapuleado y en unos minutos estará listo para decirte lo que quieres. Pero tengo que ir contigo si vas a por el pez gordo - Aquella seria una oportunidad perfecta para averiguar en el campo de batalla sobre las habilidades de esa mujer y si era realmente confiable. Solo esperaba que no me pusiera la condición de "no matar" por que entonces tendríamos un problema.

Observe al sujeto, escuchando cada palabra que salia de su boca, observando su rostro, gesticulaciones neutras, un inconsiente dominado al cien por ciento. Tenia pintas de ser un mercenario o algo por el estilo, pues no parecia el tipico maton que te encontrabas matando gente en un bar. ¿Que clase de persona seria? Alto, fornido, con ropas no tan protegidas, ni un uniforme que lo identifique con algo. Podria suponer que o tiene poderes o simplemente es un arrogante de mierda que cree que no necesita nada mas que unas pistolas y sus ojos para empezar a jugar al gato cazando ratas en Gotham.


Me gustaban ese tipo de comediantes, esos que creian que la vida era una broma y se podia jugar por ella. Cada palabra que mencionaba indicaba que si, estaba confiado de sus habilidades, y hasta tenia la osadia de retarme, aun cuando estaba con una arma frente a el. Cuando menciono que podia detener mi virote, supe que era un arrogante. Aunque cupiese la posibilidad de que si tuviera poderes, a fin de cuentas, hasta Flash parecia "humano".

-El movimiento de un virote de una ballesta hecha de fibra de vidrio y metales flexibles, a la distancia a la que estamos, podria atravesar dos planchas de acero de 5 centimetros cada una. ¿Crees que tengo equipamento de la edad media? -Mencione, retadora. ¿Creia que me iba a disparar? Si quisiera, le dispararia una saeta directo al pecho, y si es que la puede detener, yo ya habria saltado para golpearle la cara. Mire al tipo durante un segundo, sin bajar mi ballesta, y luego mencione- ¿Crees que estas en una situacion de intercambio de rehenes? Este tipo es tuyo, no me interesa robarle el botin a nadie... Sin embargo, si me lo estas cediendo, te voy a decir algo: En una negociacion, ambas partes deben aceptar. ¿Crees que seria tan idiota de llevar a una persona que acabo de conocer a pelear contra un capo? -Baje rapidamente la ballesta y dispare el virote contra la pierna izquierda del mafioso. La saeta atraveso el hueso y se clavo dentro del concreto como si fuera un cuchillo sobre una sandia. Guarde mi ballesta, mientras escuchaba el grito agonico del tipo, mientras me arrodillaba a su lado para tocar el pulso- ¿Tienes calmantes? Si puedo evitar que entre en shock, te va a servir mas...

Claramente, habia disparado la saeta como un plan de intimidacion y subyugacion sobre la persona que tenia enfrente. Sabia que, quizas no lo iba a asustar, los tipos que asesinan no tienen tanto miedo, sin embargo, era una clara muestra de fuerzas. Si levantas la mano contra la cazadora, te golpea, por lo que, dañar su botin seria como arrojar una piedra contra su coche cuando estuviese estacionado. Probablemente, se preguntaria que le paso a las llantas de su automovil, asi que, tendria que conseguir otro vehiculo. Empezaria una tactica que mostraban los animales: Cuando un depredador amenaza, el otro se queda estatico, mimetizandose con el ambiente para evitar una confrontacion. Lo acompañaria, sacaria algunos datos del imbecil que tenia agonizando frente a mi, y probablemente, despues podria ir por mi lado a pelear contra el bastardo de Alessandro. Denotar cooperacion, y luego cortar para continuar con los objetivos, asi actuaba la gente solitaria, y asi actuaba la gente efectiva, la gente que no queria mostrar ninguno de sus secretos cuando no es necesario.

-Las planchas de acero no atrapan virotes con sus manos ¿O si?- respondí ante su comentario respecto a la calidad de su arma. A decir verdad no estaba seguro de que tan veloces serian sus proyectiles ni si en realidad eran mas rápidos en vuelo que una bala; a decir verdad ni siquiera sabia si podía atraparlos a esa escasa distancia. Pero no podía darme el lujo de mostrar ni un ápice de inseguridad en mis palabras o en mi actuar. Estábamos en una batalla de miradas intensas ella y yo, donde hasta el mas mínimo parpadeo podía desencadenar una pelea. Mi cuerpo se mantuvo completamente inmóvil, mi puño cerrado con fuerza y mis dedos envueltos en el mango de mi arma esperando cualquier señal de peligro para jalar del gatillo; mi mirada permanecía severa y mi rostro denotaba una seriedad inquebrantable y carencia de emoción alguna. Mi mano libre estaba ligeramente contraída, preparada para detener cualquier posible proyectil que viniera hacia mi. Mentiría si dijera que a pesar del estado de alerta constante en el que mantenía a mi cuerpo, en ese momento en particular, me alegre de escuchar sus palabras. Denotaba seguridad y fuerza, era una mujer con la cual uno simplemente no debe meterse; igual que yo pero de equipamiento mas precario. Ella era una heroína independiente, con su traje característico, su parafernalia característica y estaba seguro de que incluso tenia un nombre de vigilante; necesito conseguirme algunas de esas cosas , si algo he aprendido observando al murciélago hasta ahora es que, y debía reconocerle razón en eso, los malhechores necesitan un símbolo al cual temer y yo aun no era uno. Asimismo, la información que me dio respecto a la capacidad de penetración de su ballesta de mano dejo en claro que no se andaba con juegos; uno simplemente no usa un arma así para disparar a las ropas de los criminales y dejarlos atrapados en la pared. Uno usa un arma así para matar y ella estaba dispuesta a ir hasta ese limite sin problemas.

Otro punto positivo fue el que no accediera a llevarme con ella. Mentiría si dijera que esperaba que en realidad confiase en mi a la primera opción, pero también si dijera que todo era una orquestada prueba para ver si valía la pena respetar a aquella mujer como vigilante en su ley. Fue simplemente un intento desesperado para terminar aquella maldita negociación e irme a matar a los desgraciados mafiosos; no funciono aunque nunca tuvo muchas posibilidades a decir verdad. Me alegraba hasta cierto punto que ella haya decidido no confiar en alguien como yo, que tiene un arma en la mano y recién la acababa de conocer, pues eso demostró que lo precavida y cuidadosa que en realidad era. Yo se que no soy alguien en quien confiar, así como la chica aun no había demostrado ser alguien en quien confiar, pero por el momento iba demostrando ser muy buena en lo que hace.

Sin embargo tardo poco para demostrarme también que tal vez me había apresurado en juzgarla tan positivamente. Disparo su virote contra la pierna del malandrín que aun estaba tirado en el suelo agonizando lo suficiente como para que el dolor le impidiera moverse. El virote atravesó su pierna como un cuchillo caliente contra manteca y se incrusto en el suelo, dejando inmovilizado aun mas al pobre diablo y dejando en claro que al menos su comentario respecto de las capacidades de sus proyectiles habían sido verdad y no una bravuconada vacía. A pesar de todo el alarido que el hombre lanzo por su pierna aun mas lastimada no fue mas que un molesto sonido para mi; uno que acalle rápidamente pisando su cuello con la planta de mi pie, cortando el flujo de aire el tiempo suficiente como para que dejara de gritar y posteriormente soltándolo para que pudiese hablar. Aun así lo que realmente me molesto no fue el grito sino la acción de mujer; se había descuidado enormemente por hacer eso y me pareció algo bastante tonto, o tal vez ya había deducido que no le planeaba ningún mal en cuyo caso era astuta. -¿No confías en mi como para llevarme de cacería pero si lo suficiente como para disparar tu único proyectil y quedarte desarmada mientras yo tengo un cargador llego?- Fue una pregunta retorica. Puse el arma cerca de su cabeza con el cañón apuntando a su cien para enfatizar mi punto, pero rápidamente me la guarde pues ya no me serviría de nada por el momento.-Ese hombre tiene varias balas ubicada en una de sus piernas y la otra tiene el tobillo fracturado, de todos modos no se iba a mover.

-Si tuviese, no los desperdiciaría en este imbécil. Él me dio el nombre sus hermanos y su ubicación, así que se donde esta cada capo importante de la familia. El maldito vendió a sus familiares para prolongar su patética existencia.- Si hay algo que odio mas que un soldado cobarde es un soldado traidor. En una de mis operaciones en África entrenamos a un grupo de rebeldes para alzarse contra la dictadura de un país que había roto tratos con Francia; yo personalmente fusile y ordene fusilar a todo aquel que abandonara su puesto; después de que 20 personas murieron por intentar desertar la gente simplemente dejo de hacerlo.El hombre se dio cuenta de la soberana estupidez que había hecho. Al darme los nombres de sus familiares el creyó que lo dejaría por ir tras ellos o gente de mayor importancia en la jerarquía de los Mansini, fue un movimiento rastrero pero astuto; lo único que él no calculo fue que si su plan fallaba y yo no me alejaba, podría torturarlo todo lo que quisiera para extraerle los datos requeridos pues si moría en el proceso simplemente iría a por otro de sus familiares y probaría el mismo método hasta que alguien soltara la información. -Si este tipo se muriera ahora, yo podría seguir con mi camión y si tu quisieras cazar al viejo tendrías que seguirme a mi; así que salvo que tengas un buen informante te conviene mas a ti que a mi que siga con vida. Si lo tienes avísame para que acabe con su vida y no perdamos mas tiempo. Desde luego cabía la posibilidad de que ella no quisiera y simplemente lo dejara morir o de que tuviese buenos informantes capaces de darle la localisacion de otro miembro de la familia. En cualquiera de los dos casos no salia realmente perjudicado pues si bien un compañero no me hubiese caído mal y hubiese facilitado las cosas esa noche me había preparado para realizar la misión solo.

Camine lentamente hacia el hombre, rodeando a la mujer y yendo directamente a la zona de sus piernas. Había decido usar mi arma antes del o planeado. Con rapidez desenfunde y coloque el cañón de mi Uzi directo en su entrepierna, presionando un poco sus partes nobles. -¿Sabes lo que pasa si te doy en el perineo?- Por la cara del tarado me di cuenta de que no tenia ni idea de que es el perineo.- El perineo es la zona entre tu trasero y tus testículos idiota. Solo necesito un disparo en esa zona y morirás en menos de tres minutos. Asimismo, desde esta posición también seria capaz de castrarte con plomo, de modo que pasarías tus últimos minutos de vida desangrándote de forma lenta mientras experimentas uno de los peores dolores que puede sufrir un hombre.- Los lobos siempre atacan esa zona en el caso de las presas grandes como bisontes: se desangra fácil y una vez abierto ya casi puedes darte por muerto. Esperaba que esa explicación le bastase para entender que lo mejor que podía hacer era empezar a cooperar. Total ya estaba muerto, solo tenia que decidir entre si quería morir por la bala o por la hemorragia.

Respondiendo con preguntas retoricas denotaba o un tono sarcastico o una muestra debil de inseguridad. Lentamente, podia hacer un analisis de la persona con la que estaba discutiendo en terminos de espiritu, o de intimidacion. Estaba tenso, obviamente ante la posibilidad de que le de una golpiza mas horrible que la que podian recibir los mafiosos dentro de ese bar. Sostenia esa arma automatica con la posibilidad de levantarla y dispararme tantas balas como su gatillo le permitiese, pero no le daria esa oportunidad. Rodaria hacia adelante y la derecha, llegando a su pierna, permitiendome descargar un puñetazo con mi mano derecha en su estomago y con la mano izquierda jalar su pierna debajo de la rodilla para desviar su arma hacia el lado opuesto, de forma que en el forcejeo, probablemente tenga que presionar el gatillo y quedarse sin balas, dandome una ventanja sobre el combate, o en cualquier caso, siempre me quedan algunas bombas de humo que podia tirar al suelo y escapar para obtener una posicion estrategica en relacion a mi oponente, como suele ser la tecnica de los vigilantes de Gotham. Era algo que ya se habia visto, pero que indudablemente funcionaba.

Cuando su pistola apunto hacia mi frente, clave mi mirada sobre el rostro de mi agresor. Mi cuerpo se tenso, obviamente, habia corrido un riesgo innecesario, y en caso de que el sujeto fuese tan caotico como... El Joker, o alguien de ese estilo, ya estaria muerta, pero no, habia tenido suerte. En cuanto su arma se alejo, me relaje un poco. Tenia razon, el tipo no haria algo que no le convenia. ¿Matar a un vigilante nocturno? ¿Adjudicarle la muerte a una mafia en una especie de heroica muerte por un tiroteo? No, eso alzaria el valor de la escoria, creyendo en una falsa gloria que les haria pensar que podrian matar a cualquier otro encargado de patear sus asquerosos traseros. Si eso pasaba, la balanza del "equilibrio" de poderes se inclinaria demasiado para un lado, y habria caos, como siempre lo hay.

Me levante lentamente, dando un paso hacia atras mientras el tipo se acercaba al mafioso herido. Guarde silencio unos momentos, pensando en lo que me habia dicho: ¿Cree que posee algun poder sobre la informacion? En Gotham, con unos cuantos dolares, unos puños o un arma letal puedes obtener muchas cosas, y conocer acerca de alguien solamente es cuestion de buscar a la persona adecuada. Despues de que termino de amenazar al imbecil en el suelo, mire al pobre diablo. Quizas matarlo seria una buena idea, ¿que mas podia darnos de informacion?

-Su muerte no me causa ningun compromiso. Podria seguir con mi rutina y llegar con Massini tan rapido como me lo proponga. No intentes jugar conmigo, vaquero, o te vas a llevar mas de una sorpresa. -Mire de reojo su camioneta y luego lo volvi a ver a el- Hablando de tu camioneta, quizas tus planes no salgan tan bien esta noche... Tienes suerte, pude haberla explotado. -Me acerque rapidamente a la pierna del tipo, arrancando mi virote tras forcejear un poco y limpiandolo con la capa. Lo guarde rapidamente en su funda y mire al agresor. Quizas eso no le cayese bien, pero bueno, era parte de mi seguro para evitar que se escapase.

-Para cuando llegaras con Massini ya estaría muerto.- Le comente; la estaba desafiando abiertamente, una estrategia poco inteligente desde cualquier punto pero necesitaba comprobar algo respecto a ella. Por la forma en la cual me hablo me di cuenta de como era su temperamento. La había amenazado de muerte, había insultado su habilidad, puse un arma en su cabeza y le quite su botín. Y aun así se mantenía perfectamente controlada; estaba seguro de que otros tantos ya hubiesen estallado o intentado atacarme. Pero ella se mantenía quieta, sin cambiar su posición ni variar sus movimientos acorde a mis acciones; como si yo no existiera. Lejos de irritarme eso me alegro hasta cierto punto. Me transmitía una cierta sensación de seguridad el verla allí tan calmada. Aun cuando había rozado su pelo con el cañón de mi arma no se había movido ni intentado defenderse, pero estaba seguro de que, en caso de que yo hubiese decidido matarla, ella habría estado preparada para reaccionar justo a tiempo. Ese es el tipo de auto control que muy pocos son capaces de lograr tras mucho entrenamiento y disciplina. No estaba asustada ni enojada, estaba en perfecto equilibrio, era muy profesional. A decir verdad me inspiraba mas peligro ella que la propia Mujer Maravilla. Ademas tenia razón en lo que decía: Gotham esta lleno de informantes y una mujer así no debería tener problema alguno en conseguirse los datos necesarios.  Sin embargo estaba seguro de que ella sabia tan bien como yo que en cuestión de tiempo, en lo que a ella le tomaría encontrar un informante y viajar hasta la locación correspondiente yo ya habría llegado y los habría liquidado a todos ellos.

La mujer extirpo el virote de la pierna del hombre provocando que este soltara otro grito de dolor; a decir verdad me sorprendía que aun le quedara voluntad y vos como para hacer eso considerando todo el daño emocional y físico que había recibido, tenia que concederle que era uno de los hombres mas duros con los cuales me había topado. Pero volviendo a la mujer, esta me advirtió sobre las sorpresas que me aguardaban si jugaba con ella. Estaba a punto de responderle algo sobre por que yo tampoco debía ser subestimado cuando me llamaron la atención sus palabras sobre mi camioneta. "Tienes suerte, pude haberla explotado" esa frase sonó en mi cabeza. Instintivamente avance hacia mi vehículo a paso lento, aun sosteniendo mi arma con una mano y sin apartar el contacto visual de ella; solo lo suficiente necesario como para observar los daños de mi coche. En efecto, la desgraciada había perforado las ruedas blindadas de mi vehículo. En realidad, cuando estas reciben impactos, por ejemplo, de balas, se sellan inmediatamente y pueden seguir andando; el problema es que solo resistirían un par de kilómetros antes de ceder y que el vehículo quedara inutilizable; pinchadas solo sirven para escapes rápidos y no persecuciones o viajes largos. Para colmo me había pinchado dos de las ruedas. En efecto no me movería mucho esa noche.- De haberla hecho estallar me hubieses alertado de tu presencia, asi como a los vecinos quienes hubiesen llamado a la policía y estropeado tu misión. Ademas, no te preocupes por mi, tengo otras ideas...-

Afortunadamente aun tenia un haz bajo la manga, o mejor dicho mi rehén lo tenia. Me acerque lentamente de nuevo hacia el joven, por suerte tanto él como mi "competencia" seguían ahí. Sin media palabra alguna con nadie me agache junto a él otra vez y hurgue un poco en sus bolsillos; tuvo demasiado miedo de mi como para oponer resistencia.En poco tiempo encontré lo que buscaba: las llaves de su auto. Levante las llaves y dado que el bar no parecía tener estacionamiento las apunte hacia los autos de la calle ,esperando que alguno de esos fuera el que buscaba. Presione el botón para quitar la alarma y, en efecto, el sonido provocado por el coche del sujeto me indico que ahí estaba. Un auto hermoso a decir verdad: un Chysler 300C negro; clásico auto de mafioso italiano estereotipado. A decir verdad si algún día necesitaba conseguirme un vehículo "emblema" como el Batimovil de Batman ese estaría entre mis primera consideraciones, compitiendo con un Humvee militar y una Hummer. Volví a mirar a la mujer sin esbozar sonrisa alguna. Ahora tenia un nuevo coche y el rehén aun era mio; solo tenia que pasar mis armas de un lado al otro y listo.

Y hablando otra vez del mafioso cautivo; lo sujete de la camisa y lo arrastre toda la calle hasta su auto. Con sus llaves abrí el baúl y trate de ponerlo allí. Llevaba todo el camino suplicando por su vida, la cual por cierto no pensaba perdonar, así que al final me harto. Lo levante con ambas manos del suelo y antes de colocarlo dentro del baúl lo sujete con fuerza de la nuca y golpee su frente contra el auto; basto para noquearlo finalmente. Luego lo guarde adentro con cuidado; no podía permitir que dejara ningún rastro visible de que había alguien adentro. Solo para asegurarme saque una de mis jeringas y le inyecte el tranquilizante suficiente como para dejarlo dormido hasta llegar a la base. Sin embargo, aun tenia un asunto pendiente: la vigilante de la ballesta y la ropa violeta. Me acerque lentamente hacia ella, de modo que no percibiera ninguna actitud amenazante en mis movimientos. La mire al os ojos y le dije- Voy a llevarme a esa basura para interrogarlo. No me interesa si no confías en mi pero a cada segundo que perdemos es uno que Mansini sigue con vida y  y podría estar a punto de destruir la de alguien mas. Su familia esta armada y es muy peligrosa. No dudo que seas capaz de aguantarlo pero sabes que tenemos mas posibilidades de hacerlo juntos así que si pudieras cooperar conmigo por dos segundos me seria muy útil; y si ayuda te diré lo que quieras saber sobre mi.-Desde luego excluía cosas importantes o privadas sobre mi vida que pudieran influir en su decisión de acompañarme, al menos por el momento. Hice una breve pausa y me volví hacia mi auto. Todo había sido un juego de "yo soy mas malote que tu" pero todo tiene su limite y el tiempo no me sobraba. Ya había dado mi "discurso" si cabía llamarlo de ese modo y no tenia mas que hacer. Esperaba que no me atacara por la espalda ni intentara destrozar las ruedas de mi nuevo coche solo para mantenerme en ese lugar.

-Ademas...- dije sin detenerme- A estas alturas el murciélago debe estar luchando contra el Joker y sus payasos por la vida de unos cuantos rehenes, según me entere. Eso no dudara para siempre y no quiero estar por aquí para cuando llegue.- Todo lo que tenia que hacer para huir de él era mantenerme oculto. La única forma en la cual conseguiría atraparme algún día seria si tenia la mala suerte de encontrármelo en la calle. Aun considerando el hecho de que ya me vio varias veces y en caso de que revisara la escena del crimen y consiguiera muestras de mi ADN no podría compararlos con los datos de nadie puesto que legalmente yo no existo, salvo en registros confidenciales de las mayores agencias de seguridad del mundo. Él no tendría forma de saber que el mismo hombre que conoció en la guerra de Atlantis fue el mismo que asesino a una de las mas peligrosas familias de la mafia italiana en su ciudad. O tal vez si podría averiguarlo y yo subconscientemente lo sabia, por lo cual me había asegurado de no dejar ningún rastro de mi pasada por ese bar; al fin y al cabo tiene fama de ser el mejor detective del mundo.

Me tomo unos minutos transportar mi equipo desde mi camioneta hasta la parte trasera del auto del chico. Afortunadamente no habia llevado mucho equipo a esa misión debido a lo simple que esta había aparentado ser; al menos hasta la aparición de la nueva jugadora. Solo tenia un RPG-7 con algunos misiles, un par de granadas aturdidoras y de gas lacrimogeno y todo estaba dividido en dos bolsos negros. Todo cupo en la parte trasera del auto y debido a que este tenia las ventanas negras pasaban desapercibidos a simple vista; esperaba que mi ligero retraso no modificara mucho la decisión de la mujer.

Estaba contra un tipo que parecia profesional, que actuaba como profesional, y probablemente, disparaba como uno. Pero no habia visto la accion, ni siquiera, sus habilidades de lucha en relacion a otras personas mas peligrosas. Podra ser muy bueno con esa automatica, pero si se enfrentase contra algun otro vigilante de Gotham, no tendria posibilidades. Deathshot, Two Face, hasta el mismo Joker, son tiradores invaluables, asi, que si este tipo buscaba hacerse de un nombre, necesitaba tener algo mas que lo identificase frente a la basura que llena las calles de los barrios bajos.

-¿Te crees mas rapido que yo? -Respondi ante su burda amenaza de que mi objetivo habria muerto. Deberia estar fanfarroneando como un campeon. Podias tener toda la informacion que un soplon te de, pero este hombre, sin fama ni alguna linea de investigacion a su nombre, se perderia entre las verdaderas calles oscuras que tiene esta ciudad. Aunque usara GPS, no sabria donde hallar las cosas que hay que encontrar cuando se lucha contra los capos... Y si lo hace, debe ser alguien que conoce demasiado este lugar y ha estado en las sombras durante demasiados años, o al menos, fue un producto de esa mierda extraña que en la television llaman "Colision".

Si me enfrentaba entonces a un metahumano o a alguien que tuviese la forma de detener un virote en vuelo, entonces, deberia actuar con cuidado. Desarmar, tirar su pistola a la derecha, hacerme para atras evitando su ataque, girarme hacia la izquierda y responder con una patada en antebrazo para luego moverme hacia su izquierda y golpear con el codo su oido y desorientarlo. Despues esperia una defensa, y en ese momento, aprovecharia para barrerme debajo de sus piernas y golpear detras de sus rodillas, enredando mis piernas detras de su cintura para luego impulsarme hacia adelante y hacer que se caiga.

Todo funcionaria, si es que el sujeto no rompia mi plan y me planteaba nuevos problemas en mi estilo de combate. Pero estaba segura que si podria apañarme para acabar con el.

El sujeto se acerco lentamente a su vehiculo, andando como si estuviese en total concentracion. Estaba segura que por dentro tenia un severo problema para controlarse y no atacarme o desquitar su ira contra el rehen. Parecia que hizo una inspeccion leve de su vehiculo para determinar el daño. Lo mas gracioso, lo que me permitio sacar una sonrisa, fue cuando dijo que habria sido estupido explotar su auto porque habria alertado a los vecinos y a el mismo.

-¿Crees que no podria huir en menos de treinta segundos de este lugar mientras llegan los bomberos y la policia? ¿Que seria peor? ¿Que mi operacion se pusiese en riesgo o que otro vigilante como yo llegara y tuvieses menos posibilidades de enfrentarte a Masini? No eres el unico que tiene planes B, estupido. -Mencione con un tono neutro, aunque, inclinado hacia una agresión verbal directa. Mientras el se iba a buscar el vehiculo de su rehen, yo acomode mi virote de vuelta a mi ballesta, cargandolo. Tenia de nuevo, la ventaja de tener mi arma cargada. El bastardo que se llevaba cargando no tenia mas que mala suerte de no morirse ya y evitarse gastar mas oxigeno del que necesitan otras personas.

Mientras el tipo metia al mafioso en su baul, yo me acerque lentamente a observar. Le inyecto un liquido extraño, lo que me suponia que era un sedante o veneno. Tenia bastante equipamento, el cual podia deducir que: A) Se robo de la mafia y del crimen organizado o B)Tiene un patrocinio externo que le permite operar con distinta infraestructura. Necesitaba saber mas acerca de el, y un interrogatorio violento parecia muy buena opcion. Aunque, a juzgar por lo que me tocaria, probablemente sea como interrogar a los sovieticos en los años 70. Ningun tipo de dolor les haria daño y me tardaria horas en sacarle tan siquiera su nombre. Lo mejor era actuar de manera pasiva hasta que necesitara sacarle los dientes con una pinza.

-Probablemente me vas a mentir en todas las preguntas que me interese la respuesta, asi que, si te acompañare, sera unicamente para ver si no eres un idiota con una pistola que quiere hacerse un nombre en esta ciudad. Lo de conocer acerca tuyo es un plus muy volatil. -Mencione, en un tono monocorde, sosteniendole la mirada, mientras mi ballesta seguia apuntando hacia adelante, hacia mi interlocutor. El tipo se dio la vuelta hacia su camioneta, momento que yo aproveche para mirar las placas del automovil, cambiar mi virote rapidamente y colocar el virote garra que apunte hacia el tejado de un edificio, saliendo disparada hacia el. Al llegar, trepe por la pared con cuidado hasta llegar al tejado y salir corriendo por los edificios en direccion a donde deje mi motocicleta. Lo encontraria en el camino, probablemente. Y si no, sabria en que lugar reunirme con el.

¿Quien quiere hacerse un nombre? ¿En serio, de que sirve? Tal vez debí haberle contestado eso pero ya no importaba: su opinión de mi ya no era la prioridad por que había accedido a acompañarme y eso significaba que tendría toda una noche para formarsela; y si no pues que pena, de todos modos no planeaba volver mucho a Gotham, si los vigilantes ahí sobran, no hubiese ido a esa ciudad de no ser por mafiosos como Mansini que siendo tan poderosos establecieron ahí su base de operaciones por alguna razón. Cuando uno se hace de una reputación, al menos del tipo que alguien como yo se podría hacer, los criminales terminan aprendiendo y se vuelven mas cuidadosos: tendría que luchar contra mas y mejor armados hombres y no me seria tan fácil dar golpes al crimen organizado. Lo mejor es ser subestimado, si tus enemigos te creen poca cosa eso significa que no gastaran mucho de su esfuerzo en quitarte del medio y eso te acabara brindado la oportunidad perfecta para un ataque sorpresa. Tal vez ayude al factor psicológico en una guerra, pero en comparación creo que se pierde mas de lo que se gana. La primera vez que me encontré con Wonder Woman (*guiño* *guiño*) la derrote por que ella me subestimo, por que no me conocía pero yo a ella si.

Termine de cargar el equipo en el auto y me di vuelta solo para comprobar que la mujer no estaba. O se había ido a buscar su vehículo o simplemente no le gusto la idea de esperar. Según tengo entendido ese es un truco muy "Batman" ¿Estaría de moda entre los vigilantes de Gotham hacer ese acto ninja innecesario? Sin darle mucha importancia me subí a mi "nuevo auto" y arranque. Le llevo poco tiempo encontrarme en la carretera, iba conduciendo una motocicleta del mismo tono de color que su traje. No le preste mucha atención, tenia que fijarme en el camino. Había estudiado el mapa de la ciudad un par de veces, pero tenia que reconocer que aun no tenia el conocimiento de los callejones y barrios bajos que un guardián local. Por el camino me encontré una escena bastante conocida en Gotham. Un ladrón estaba amenazando a una señora mayor con lo que pareció ser una navaja para sacarle el bolso. De imprevisto gire hacia la izquierda, me subí a la vereda y lo atropelle a toda velocidad; trato de correr pero no llego muy lejos. Acto seguido volví hacia la calle y exclame un desinteresado "Ups".

Finalmente llegamos al lugar. Desde luego no era mi casa segura en Gotham; pues así como la mujer no confiaba aun lo suficiente en mi yo tampoco confiaba en ella. Era una bodega abandonada en la zona costera, uno se sorprendería de cuantas de esas hay. Ahí tenia unas cuantas armas ocultas en un contenedor. Tal vez pareciera estúpido pero en realidad es un lugar perfecto: los desposeídos solo van ahí para dormir, los criminales a traficar o a drogarse y cuando los policías vigilan la zona es para atrapar a algún narcotraficante; en resumen nadie revisas esos contenedores abandonados. Uno de ellos en particular, colocado en una de las esquinas, tenia un gran candado con contraseña. Lo abrí discretamente y entre. Ahí tenia unas cuantas armas, explosivos, una silla de metal y un par de cosas interesantes. Por el momento lo único que saque fue la silla me fui a buscar al mafioso para sentarlo ahí hasta que despertara. Le amarre piernas y brazos y me fui a buscar lo mio. Volví al poco tiempo con un soplete. Usualmente es lo mas efectivo; conozco mas de mil formas de lacerar un cuerpo humano de tal modo que puedas extraer cualquier información que desees, pero para cuando no hay tiempo ni se tienen los instrumentos necesarios, lo mejor es lo mas simple. Sopletes, baterías de auto conectadas a los testículos, tortura clásica de la CIA, golpes a lo Pakistán o una pequeña mutilación o castración con cuchillo por lo general son de los métodos mas sencillos de realizar y aun así muy efectivos. Esperaba que el soplete sirviera, no quería tener que recurrir a la batería de auto, la había estado usando mucho últimamente y esas cosas no duran para siempre.

Le arranque la camisa de un tirón, dejando al descubierto la parte superior de su cuerpo. Acto seguido le di una breve descarga con el Tazer, basto para despertarlo de un grito. No le di tiempo a empezar a preguntarse donde estaba. Lo sujete del mentón con mi mano para asegurarme de que me mirara a los ojos cuando hablara.-¿Donde esta Mansini?- Dijo un par de groserías en italiano y me escupió en la cara; curioso, había mas sangre que saliva en su escupitajo. Me limpie la frente. Mucha gente habla durante la tortura, para desmoralizar a su victima y hacerle saber cual sera su triste futuro; como una suerte de tortura psicológica y física, muy efectiva. Yo por mi parte prefiero ser claro a la primera, decirles a las personas lo que necesito, darles una oportunidad y si no la aprovechan, causarles un poco de dolor; por un poco me refiero a mucho. Coloque el soplete frente a su cara y lo encendí lo suficientemente lejos como para que me viera sin quemarse, que supiera cual era su destino pero aun así me preguntara que haría con él. Soy un hombre inclinado a las demostraciones por lo cual coloque el pico del soplete encendido pegado a su pecho, tomándome mi tiempo para ver los estragos que provocaba en el interrogado. Desde luego intento soltar gritos, pero estos murieron en su garganta que ya no daba para mas. La mas dañada resulto ser su mente. Los primeros segundos cuando el soplete entra en contacto con la piel se siente un frió intento, como si estuviese atacándolo con hielo; eso es por que el fuego quema las terminaciones nerviosas. Solo después de unos pocos segundos se puede sentir el verdadero dolor de las quemaduras en la piel. El hombre gritaba por que sabia lo que estaba ocurriendo y los efectos del fuego sobre la carne humana, no por que en realidad sintiera tanto dolor; el daño era mas mental que físico.

Desde luego eso no me detuvo. Continué pasando el soplete de forma moderadamente rápida al rededor de su pecho y estomago, trazando lineas de quemaduras en su cuerpo con forma de garabato, esperando a que finalmente se rindiera. Mientras que la batalla tiene que ser rápida y fluida, en la tortura es donde uno realmente debe tomarse su tiempo y asegurarse de hacer sufrir lo mas posible a la victima. Lo suficiente para que diga todo, pero sin pasarse o podrías acabar con un cautivo puerto. Comencé a sentir el olor a carne quemada al poco tiempo pero el hombre seguía sin hablar; tal vez había gritado demasiado y se había quedado mudo o simplemente estaba muy ocupado gritando como para responder. Sostuve la flama unos segundos en el interior de su ombligo. Parecerá ridículo pero es la parte externa del cuerpo mas cercana al estomago, por lo que el dolor es mayor, como lo demostró su cara; sumado al hecho de que ya comenzaba a sentir la verdadera agonía de las quemaduras en su piel. Mierda que el tipo aguanta.

Finalmente detuve la flama y le tape la boca al tipo para dejara de hacer ruido y me escuchara.- Cinco segundos.- le dije.- Eso es todo lo que tienes hasta que me canse y decida quemar mas abajo.- Los sabíamos a que me refería, cosa de hombres. Se ve que eso si lo asusto; no importa lo que diga la gente no hay punto mas sensible, mas doloroso y menos apto para recibir golpes en el cuerpo de un hombre que sus testículos. No importa con que te des ahí, te dolerá como el infierno. Comencé a apartar la flama de su ombligo, descendiendo lentamente hasta su entrepierna, dejando una nítida linea de piel quemada como indicio de que me estaba acercando. -Cinco...cuatro...tres...- Me iba acercando un poco mas por cada segundo que pasaba.-...dos...uno...- Y fue ahí, cuando empece a quemar los primeros indicios de bello púbico y la piel que jamas recibe la luz del Sol que el hombre rindió. Al fin lo había roto. Lo dijo, lo escupió todo junto con un poco de sangre. La cantidad de hombres, la localización de su tío, las armas, el negocio pendiente. Usualmente la gente que encuentro en la calle suelta todo a cambio de dinero o unos pocos golpes, pero este tipo había aguantado hasta las quemaduras de soplete.- Me voy a buscar equipo, si hay algo que no escuchaste pregunta de nuevo, seguro él te lo dirá.- Comente mientras me iba a la bodega a sacar un par de cosas. Salí con una escopeta de combate Armsel Striker y un rifle Heckler & Koch SL8 colgados de la espalda en forma de X y un rifle de asalto L85A1 en las manos. Ademas tenia dos pistolas Pistola Heckler & Koch Mark 23 en las fundas y varias granadas de fragmentacion puestas en un cinturón que recorría mi pecho en diagonal, desde mi hombro hasta mi cintura. Muchos dirían que estaba excesivamente armado, incluso yo mismo estaría de acuerdo con esa afirmación; usualmente no me armo tanto excepto casos especiales. Este era un caso especial, íbamos a la guerra con una familia poderosa y con muchos amigos. Como dice la frase "mejor tener y no necesitarla que necesitarla y no tenerla". Las pistolas 93R que usualmente llevaba fueron extraídas para colocar cargadores. De mas esta decir que me tomo mi tiempo, pero jamas cerré la puerta, me mantuve siempre vigilando a la mujer, quien por suerte no se fue.

-Tu ciudad, tu guías.- Comente mientras colocaba un cargador nuevo en el rifle de asalto mientras salia. Desde luego metí una bala en la nuca del hombre antes de salir de la bodega. Considerando todo el dolor por el que estaba pasando casi podría considerarlo un acto de piedad. Mientras salíamos le pregunte.- ¿Todos los italianos son así de duros? Si es así necesitare empezar a salir con un soplete.- Y esa era mi triste imitación de lo que las personas llaman "un chiste".

Llegue a mi motocicleta, estacionada en el mismo lugar donde la habia dejado. Busque en el asiento mi casco, el cual coloque por encima de mi mascara. Aunque mi vida era extrema, en muchos sentidos, tener un poco de seguridad de vez en cuando no se malagradecia. Y era logico que, al conducir, perseguir coches o simplemente, escapar de la policia, tener un casco que cubre mi identidad por encima de la mascara era muchisimo mejor que ir al aire.

Acomodandome hacia adelante, sali hacia donde estaba el coche. Sin embargo, no habia nadie, por lo que segui hacia adelante, a donde estaban unas luces alejandose hacia el infinito. No tarde en acercarme, saltandome altos, esquivando los pocos coches que a esa hora se dignaban a pasar y sobretodo, evitando cualquier contacto con algun vagabundo o drogadicto que a esa hora pudiera verme. Todos los que andabamos en moto vigilando la ciudad sabiamos que la principal regla al movernos era nunca ser visto. Nunca paso el coche, no vieron a ese motociclista, jamas apuntaron las placas. Ninguna camara que no tuviese instalacion militar jamas te deberia pillar, y las camaras de seguridad del estado servian lo mismo que medidas higienicas en una guarida de drogadictos.


Mientras avanzaba siguiendo al tipo este, pude ver como atropello a un asaltante. Gire bruscamente para evitar aplastarlo yo tambien, casi tomandolo de improvisto, por lo que, lo unico que pude hacer para darle respuesta era estirar mi brazo derecho, cerrar mi puño y mostrarle el dedo corazon, indicandole un hermoso "Jodete". ¿Quien se creia? ¿Buscaba demostrarme que era un malote conduciendo y que iba a atropellar asi como asi a un ladron? Por dios, lo mas probable es que el tarado recibiria atencion social por un accidente, si tenia un buen seguro lo indemnizaran y despues, en ocho meses, saliera a repetir lo mismo. A esos cabrones hay que arrancarles los dientes a puñetazos, romperle los huesos de la mano, y si aun les quedaba un poco de testosterona en los testiculos, dejarle la cara hecha una obra de Picasso. De esa manera, te asegurabas de que cada que sintieran una brisa fria, o una sombra se moviese abruptamente, sus pantalones se mojaran por el susto.

Llegamos por fin a los muelles. El frio arreciaba un poco, por lo que solo me tape un poco mas con mi capa. Estacione la moto al lado del nuevo vehiculo, mientras observaba la operacion del sujeto. El casco se quedo en el cajon de la motocicleta bajo el asiento, asi que, solo estaba yo, mi ballesta, y todos los trucos que este desconocido podia mostrarme. Entramos hacia una especie de contenedor, donde con un candado que el abrio, nos metimos, coloco una silla y amarro al mafioso. Mire cada uno de sus instrumentos, que por lo general, sabia usar. Algunos mas efectivos, unos mas placenteros, unos simplemente, necesarios. Al final, el tipo se decidio por el soplete.

Me hice hacia un lado, observando el desarrollo del interrogatorio. Necio. Despues de tanta violencia, de probablemente, quedar invalido de por vida, con la peor golpiza que alguien le podria dar, se negaba a colaborar. Simplemente me rei, en voz baja, como quien mira a alguien resbalarse con una cascara de platano. Era gracioso pensar que todo lo que esta escoria tenia era un simple orgullo, o un par de pelotas pese a que su situacion era la mas lamentable. Y hablando de pelotas, fue ahi donde fue a terminar el soplete. En ese momento, empezo a sufrir como llora un bambino que se ha perdido en un centro comercial y no encuentra a sus padres. Cada nombre, localizacion, por dios, me diria hasta el tono exacto del cuarto par de zapatos que tuviera cualquiera de sus familiares con tal de que este tipo parara.

Cuando termino, me indico que se iria a buscar sus herramientas para el trabajo. Encogi mis hombros y me acerque a la mesa de torturas, donde tome unas pinzas medianas. Una de las cosas mas practicas y multiusos cuando de tortura se trata. ¿Que mas le podia pedir? ¿Alguna informacion? Y de pronto, sabia muy bien que preguntarle. Entone mi mas marcado italiano, buscando que el tipo no entendiese, y acerque mis pinzas al lobulo de su oreja izquierda, mientras mis labios se acercaban a su oido derecho.

-Me vas a contar en treinta segundos como es que opero en ese bar este tipo. Resumelo, rapido. Y me lo vas a decir en tu gloriosa lengua, o vas a desear no haber nacido con musculos en la boca.

Probablemente se volvio a mear en los pantalones. Conte hasta treinta muy lentamente, mientras el narraba nerviosamente lo que habia visto dentro del bar. Se cortaba como por dos segundos en las partes violentas, pero era todo lo que necesitaba saber. Cuando acabo, tome las pinzas por la parte del mango y lo golpee en la boca con estas. Tire posteriormente las pinzas al suelo y le propine un puñetazo en la boca. No me interesaba en lo mas minimo que le pasara de ahora en adelante.

Camine hacia afuera, estirandome, pero siempre con un gesto serio. Probablemente, la teoria de que este fuese un profesional nunca antes visto adquiria mas puntos, y me convenia que el fuese mi vanguardia en esto de recibir balas cuando me enfrentase a Masini.

-La verdad, quedan pocos italianos con tantos pantalones como para aguantar esa golpiza. Acabas de acabar con uno, asi que... No. -Mencione en un tono serio, casi sarcastico. Saque mi casco, me lo coloque y me subi a la motocicleta para salir a toda maquina cuando el tipo prendio el motor. El viaje no tardaria mucho, pero, aproveche para llevarlo por vias rapidas, lugares donde me fuese mas rapido maniobrar a mi que a el. Las calles eran atajos, pero el poder sortearse entre vehiculos y poner un atasco, que, premeditadamente atrasaria a mi acompañante, era un placer delicioso.

No pasaron mas de diez minutos, pues la autopista no estaba tan llena, cuando llegamos a un edificio de no mas de 12 pisos. Un hotel, el Luxor. Congal de 4 estrellas donde se reunian de vez en cuando los mafiosos a charlar, beber, follar a unas prostitutas e intercambiarse maletines con dinero. Estacione la moto a una cuadra, y el camino hasta el hotel lo cruce corriendo. Al llegar ahi, me detuve en una esquina, vigilando.

-Escuchame bien. Hay camaras que vigilan todas las entradas, aparte de varios guardias con sistemas de alarma. Seria muy facil entrar por el tejado, pero dudo mucho que tengas la manera de escalar, asi que, debemos entrar por el estacionamiento sin ser vistos por las camaras. Desde adentro, podemos tomar el elevador y subir por los rieles para no ser vistos hasta el cuarto piso, donde creo que esta Masini. Es el piso donde trabaja Roxxane, una de sus chicas favoritas.... -Escupi al suelo, mientras cargaba mi ballesta con el virote contundente. Era momento de un trabajo duro, Huntress.

El viaje hasta la guarida de los Mansini fue, cuanto menos irritante. EL problema en si no fue la distancia sino el camino que tuvimos que recorrer, al menos en mi caso. Comprendí al poco tiempo que había sido un error confiarle la dirección del lugar a la mujer por que al hacerlo me había vuelto prescindible; ella seguro podría hacer el trabajo sola, no me necesitaba; no tengo que volver a cometer ese error. No se si su intención era solo molestarme, cosa que le estaba saliendo de maravilla, o perderme en el camino para poder ir sola, pero fuera como fuese estaba seguro de que si daba una vuelta equivocada ella no lo lamentaría. La peor parte del recorrido fue cuando se meto en varios callejones. Por suerte mi coche era cabía casi perfectamente en ellos dado que no es muy ancho precisamente; tal vez al final me quedara con el Chysler por sobre la Humvee y el Hummer, aunque desde luego los últimos dos me ofrecían mas posibilidades para un asalto frontal destructivo así que tal vez me quede con los tres. Sin embargo, por mas que mi vehículo cupiera en los angostos callejones de la ciudad sin muchas dificultades, eso no implicaba que no tuviese que vérmelas con cosas como rayones en las puertas, ligeros golpes derribando tachos de basura y demás, y en mas de una ocasión tener que tocar la bocina para que algún pobre vagabundo que pasaba por ahí no viera su vida terminada esa noche. No fue precisamente el mejor viaje de mi vida pero ahí es cuando mi entrenamiento como conductor en zonas urbanas dio buenos frutos: conseguí doblar bien en cada esquina y mas haya de una luz frontal rota y un par de rayones la perseguí todo el camino hasta llegar al lugar lugar destinado.

Sin embargo había otra cosa en mi cabeza que me estaba quitando parte de mi atención, aun cuando fuese tan necesaria en esos momentos. Se que ella converso sobre algo con el hombre antes de que yo lo matara. Pude verla preguntándole algo al mafioso mientras lo amenazaba con un par de pinzas. Esa lengua es italiano, desgraciadamente no puedo hablarlo pero reconozco el acento, aunque en esos momentos me hubiese encantado que me lo hubiese enseñado, para haber podido entender que le pregunto al hombre. Otra cosa de menor relevancia que descubrí de la mujer fue que había grandes posibilidades de que fuese italiana; usualmente la gente habla en otro idioma cuando no quieren que te enteres de lo que están hablando y el italiano no es precisamente la lengua mas común, a menos que sea tu lengua madre claro. Lo que realmente me importaba en realidad era que le comento, que era tan importante mantener secreto que yo no podía saberlo. Tal vez estuviese preguntando sobre otros negocios de Mansini, para poder irlos a buscar sin la información que yo tenia o tal vez le había preguntado si sabia algo de mi; demasiadas posibilidades se agolparon en mi cabeza mientras conduje por la oscura Gotham tratando de no estrellarme.

Finalmente llegamos al lugar: Hotel Luxor. Había escuchado un poco sobre el y tenia planeado hacerle una visita algún día; supongo que yendo ahora mataría dos pájaros de un tiro. Otro nido de ratas en Gotham para que se reúna la escoria. La verdad es que odio esos lugares por que es muy fácil hacerlos fortalezas, mas aun edificios como aquel. Un gran lugar en una zona no tan urbanizada, solo hay una terraza y no es accesible por ninguno de los edificios circundantes. Tiene muchas ventanas por lo cual pueden colocarse muchos francotiradores, varios pisos y la única salida es bajando. Incluso aunque no hubiese demasiada seguridad visible en el exterior, como era el caso, bien puede haber una red de cámaras y guardias en su interior mucho mas compleja de lo que parece.

Preste atención a las palabras de la mujer, confirmando que, en efecto, la seguridad del local era mucho mas sofisticada de lo que parecía. Tal y como ella dijo, el techo parecía se la mejor opción pero asimismo yo no podría llegar. En ese momento maldije internamente por haberme dejado la pistola de gancho en casa, creyendo que esa noche no haría falta. Desde luego, pude haberla agarrado de haber pasado por mi verdadera casa segura en Gotham, pero no confiaba lo suficiente en la mujer todavía como para mostrarle donde vivo; es decir, es como si yo le pidiera a ella que me mostrara su identidad secreta que seguro tenia. Debido a mis problemas de peso actuales y la falta de un gancho la mejor opción disponible fue entrar por el estacionamiento y utilizar el ascensor. Vigilamos el lugar desde lejos, solo había un guardia en la cabina, pero había una cámara de seguridad en el techo de la misma, así como de seguro habría en otras esquinas del lugar. Entrar sin ser vistos ya quedaba descartado para mi. Deje mi fusil de asalto en el suelo y saque mi rifle para tener una mejor vista; el SL8 es bueno para tiros certeros. Me coloque en posición: apoyado sobre la rodilla derecha mientras mi pierna izquierda estaba en el suelo. El hombre no era un guardia de seguridad, no uno corriente al menos: ni siquiera llevaba el uniforme, era un matón pagado. Dispare antes de darle tiempo a localizarme; el vidrio era antibalas pero tres tiros en el mismo lugar de forma consecutiva y rápida pueden penetrarlo. De mas esta decir el pulso y la puntera que necesite para ubicar las balas tan milimetricamente cerca, a tal punto que cuando termine, por mas que le diera poca importancia, tenia la muñeca derecha (con la que sostuve mi rifle) estaba muy adolorida. La gire un par de veces para comprobar y escuche el ligero sonido del traqueteo de mis huesos mientras avanzaba.

Guarde el rifle en mi espalda y volví a por el fusil. Cuando ase junto a la cabina del hombre pude notar una pequeña cámara que estaba pobre el techo de esta; la volé de un disparo. No es que tuviese importancia, total ya nos habían visto, pero mientras menos tuvieran mejor. Avance a paso rápido hacia el ascensor y lo llame. -Espero que venga parido, algo me dice que pronto tendremos compañía.- Ya nos habían visto, las camaras nos detectaron así que la entrada sorpresa estaba descartada. Me posicione arrodillado con el rifle apoyado en la parte trasera de un auto, apuntando hacia la rampa de bajada del lugar por su decidían venir, sin restarle atención al elevador. Si aparecían hombres armados seria por alguno de esos dos lugares.

El sujeto mato al vigilante de la entrada con un par de tiros. ¿Como habia hecho eso? Habia visto como la bala se incrusto en el cristal, pero dos disparos mas atravesaron el cristal, eliminando al maton. Vaya punteria. Si que tenia que tener cuidado por si mi acompañante se ponia tonto y se le ocurria probar su punteria conmigo. Cuando el volvio por su rifle, le acompañe hasta la puerta del elevador, donde espere junto a el.

-Probablemente ya tengan algo para nosotros... -Cargue mi ballesta con cuidado, colocando un virote explosivo. El indicador de que piso iba el elevador marcaba segundo, luego primero, y alli estaba en la planta baja... Las puertas se empezaron a abrir, y los disparos sonaron, atravesando el pequeño espacio que se abria. Yo rapidamente me cubri, mientras los idiotas descargaban toda su municion en dispararle al aire. Tome una bomba de humo y la tire dentro del elevador, momento que mi acompañante aprovecho para fusilarlos con su rifle. Cuando cayeron al suelo, asenti y entre al elevador.

Presione el boton del cuarto piso, pues fue el primero que mi mano toco. Habia una camara dentro, la cual pude romper con el mango de mi ballesta, y en ese momento, presione el boton de cerrar la puerta. Tenia que separarme, o quizas no lograriamos resultados tan rapido como esperaba.

-Escuchame bien. Vamos a separarnos. Yo me voy a ir por un lado, y tu por otro. Nos veremos en treinta minutos en este mismo elevador. Si ya encontraste a Mansini, felicidades. Si uno de los dos necesita ayuda, no regreses por el, sigue con el objetivo. En caso de no estar aqui en esos veinte minutos, mala suerte para el impuntual. -Trepe por la pared, mientras el lento elevador subia. Pude trepar por una rejilla, y de ahi, saltar hacia adelante por un ducto, metiendome rapidamente para gatear antes de que mis piernas se quedaran atrapadas.

Cuando llegue al ducto, empece a andar, prendiendo mis lentes de vision nocturna, hasta que pude llegar a una rendija. Estaba en el tercer piso, o los letreros de la habitacion 304 y 305 estaban equivocados. Escuchaba unos pasos debajo de mi, y no fue hasta que senti que se alejaron que abri la rendija y baje de un salto, colocandome de cuclillas para buscar a alguien a quien interrogar.

Llegando a una esquina, mire para un lado y para el otro, encontrando a dos matones que me daban la espalda. Bien. Apunte a uno con mi ballesta y le dispare, clavando el virote en su espalda, que a los pocos segundos exploto. El otro salio volando, salpicado de sangre y entrañas, contra la pared, momento que aproveche para correr hacia el y patearle el rostro. Estaba babeando en el suelo, donde aproveche para colocar mis rodillas en sus hombros y empezar a golpearlo con fuerza en la cara.

-¡¿Donde esta Mansini?!
-¡AH! ¡No lo se! ¡Sueltame maldita loca!
-¡¿DONDE ESTA?! -Tome su cabeza y la estrelle contra el suelo, para luego propinarle un codazo bajo el ojo.
-¡Ya, ya! ¡Esta en el septimo piso, habitacion 709!

Me levante y le di un rodillazo en la cara que lo dejo noqueado, aprovechando ese momento para revisarlo y sacar todo objeto que considerase importante. Unas llaves de coche, una cartera y una pistola, la cual guarde en mi cinturon, junto con las cositas chicas en mis cangureras.

Corri, hacia el cuarto piso, donde esperaba encontrarme con mi acompañante.

OFF:

No tuvimos que esperar mucho tiempo para que llegara el primer escuadrón de esbirros con intenciones asesinas. Los disparos no tardaron en hacerse oír apenas las puertas del ascensor comenzaron a abrirse. Por fortuna yo había estado atento a su movimiento y, apenas las puestas se habían abierto un poquito, permitiéndome vislumbrar la presencia de uno de los matones, había sido capaz de ocultarme tras uno de los autos para usarlo de barricada. También ayudo mucho que los hombres que habían mandado a asesinarnos fuesen un grupete de novatos sin experiencia: se pusieron a disparar contra lo primero que vieron apenas tuvieron la oportunidad, sin esforzarse realmente en coordinarse ni tomarse el tiempo de apuntar correctamente. Se limitaron a desperdiciar munición contra un blanco que ni siquiera estaba a su alcance. Si hubiesen hecho un esfuerzo mejor organizado y coordinado o mandado un segundo grupo por la rampa de bajada tal vez hubiesen tenido mejores posibilidades. Sin embargo ese no fue el caso, lo cual nos dio la oportunidad de contraatacar. Mi compañera tomo la iniciativa lanzando una bomba de humo hacia el ascensor, la cual basto para confundir a los criminales dado que ni siquiera se habían molestado en moverse ni buscar una buena posición sino que se habían quedado quietos en un lugar completamente expuesto y donde su numero les jugaba en contra por su escasa capacidad de movilidad. Desde luego aproveche la distracción para salir de mi cobertura y descargar una ráfaga de disparos contra ellos. Me fue muy sencillo acabarlos dado que en el lugar donde estaban les fue imposible buscar una cobertura y el poco espacio que tenían sumado a la confusión provocada por la bomba de humo simplemente hizo imposible que pudieran protegerse. Me gaste todo un cargador pero conseguimos resistir el primer asalto.

Comencé a colocar el segundo mientras avanzaba hacia el ascensor. La mujer marco el cuarto piso y, una vez que el ascensor se puso a andar, elimino la cámara de seguridad que ahí se encontraba. Supuse que su plan era el hacerles creer que íbamos a un lugar donde en realidad no íbamos para que concentraran en el cuarto piso su principal armamento y dejasen los otros casi mas desprotegidos; muy astuta tuve que admitir. Paso seguido paso a explicarme su plan de acción. Era bastante simple en teoría. Tal y como había predicho, nos separaríamos permitiéndonos explorar una mayor par del edificio en menos tiempo y aumentando nuestras posibilidades de encontrar a Mansini. También nos permitiría acabar con mas soldados. Luego de eso nos volveríamos a encontrar en el ascensor. Sin embargo, lo que me llamo la atención de su plan fueron sus ultimas palabras. Ella me dijo con total claridad que no me ayudaría si estaba en problemas, como era de esperarse, pero a su vez que yo no la ayudara a ella si se encontraba en una situación similar. Había establecido un limite de tiempo y tenia intenciones de que el objetivo fuese eliminado sin importar el costo, aun cuando ese costo fuese su propia vida.

No es como si eso fuese algo muy extraño para mi. Toda mi vida me han entrenado para poder cuidarme solo. He realizado operaciones clandestinas y misiones prácticamente suicidas sin necesidad de ayuda ajena. Jamas tuve problema con arriesgar mi vida en pos de mi objetivo. El poder arriesgar todo lo que se tiene incluyendo tu propia es una característica fundamental que todo buen soldado poseer, es el tipo de cosas pequeñas que definen guerras enteras; es el motivo por el cual Estados Unidos aun no ha podido doblegar a los fanáticos extremistas y a los terroristas de África y Medio Oriente (cuando no los están apoyando), por que esos soldados están dispuestos a sacrificarlo todo por la causa que ellos consideran justa. El darme cuenta de que ella capaz de arriesgar su propia vida por el bien la misión, de establecer y cumplir con horarios inflexibles pero necesarios para la buena organización de un equipo. Me había dicho que no debía ayudarla si necesitaba ayuda, que no la esperara si se demoraba demasiado, que pasara lo que pasara quería que aquella operación se completara; no pude hacer mas que identificarme con ella y sentir un ligero respeto hacia su persona, al menos por un momento. Con personas así tras de él, Mansini debía saber que ya estaba muerto. No paso mucho tiempo antes de que ella subiera por la rendija del ascensor y se fuera por su lado. Al final parecía que seria yo el que se enfrentaría a la mayoría de los guardias en el cuarto piso; no es que me hubiesen dejado mucho tiempo para quejas pero era una decisión lógica considerando que yo era el de las armas de fuego y por ende tenia mas probabilidades de terminar con múltiples enemigos rápido que ella.

Una vez llegue a mi piso correspondiente, salí por el elevador y avance lentamente hasta posicionarme en una esquina del corredor que daba a un largo pasillo con varias habitaciones numeradas. Sorprendentemente no había nadie esperándome, al parecer la seguridad de Mansini y su sistema de re distribución de guardias no eran tan buenos; quizás habíamos matado a la mayoría de sus hombres en el estacionamiento y ahora no le quedaba mucho que mandar. Frente a mi había dos guardias, uno de ellos parecía tener un cuchillo (a Mansini no debía irle muy bien si equipaba a sus guardias con ese tipo de armas) y otro, mejor preparado, con una ametrallador. Estaban demasiado ocupados con sus conversaciones como para darme importancia. Opte por cambiar de arma, colocando el fusil en mi espalda y reemplazándolo con la escopeta Striker; me pareció la mejor para esa situación dado que no había demasiados hombres juntos y preferí guardar las municiones del fusil de asalto por si debía volver a enfrentarme con un grupo considerablemente grande de hombres. Una vez estuve listo salí de mi escondite y corrí hacia ellos. Apunte primero al de la metralleta, quien no se esperaba mi ataque y por lo tanto no pudo hacer nada para evitar que le destrozara el pecho con la primera carga de perdigones. El segundo sin embargo, intento correr, pero no fue lo suficientemente rápido y lo alcance con una segunda descarga en la espalda. Dos muertos, pero nadie para interrogar. Entonces, respondiendo a mis plegarias, unas de las puertas que estaban detrás de mi se abrió de golpe y un hombre armado con un cuchillo se abalanzo contra mi, intentando clavármelo en el hombro con un golpe descendente. Levante el arma hacia arriba con ambas manos, deteniendo su ataque en seco dado que su muñeca choco contra ella. Sin darle tiempo a reaccionar le di un puntapié en las pelotas (que por algún motivo parecían ser mi objetivo predilecto esa noche) provocando que, por mero instinto, se doblara de dolor y dándome el tiempo suficiente para presionar mi talón izquierdo contra el suelo de modo que activé el mecanismo de la suela de mis botas, provocando una navaja oculta saliera de la punta de mi bota. Entonces le propine otra patada de punta, esta vez apuntando directo al estomago, el cual ahora tenia un poco mas cerca; el hombre soltó el cuchillo y callo arrodillado, sosteniéndose la herida con ambas manos mientras su mueca de dolor se hacia presente en su rostro. Todo esto paso en segundos.

Le apunte con mi escopeta directo a la cara y le hice una pregunta muy simple- ¿Donde esta Mansini?- Pero antes de que me pudiese responder, otra puerta se abrió, esta vez al otro lado del pasillo, y un hombre desarmado, salio de la habitación. Se quedo pasmado ante el grotesco espectáculo de los cadáveres destrozados.  Por unos segundos simplemente se limito a quedarse para do sin saber que hacer; entonces su compañero, quien aun estaba tirado en el suelo, le grito- Corre-. El hombre tardo un poco en reaccionar, pero eso me fue mas que suficiente. Libere una de mis manos del agarre de mi escopeta, la que no estaba sosteniendo el gatillo, y la use para desenfundar una de mis pistolas, disparando contra el que intentaba escapar. Fueron tres balas, de las cuales al menos una le dio en la parte baja de la espalda y basto para derribarlo. Volviéndome entonces ami cautivo me percate de que ya no me hacia falta, de modo que use la escopeta para destrozar su cráneo, pintando las pareces y el suelo ademas de parte de mi traje con una capa de rojo carmesí y rosa por los trozos de sus sesos. Me acerque lentamente al hombre que agonizaba en el suelo,quien intentaba desesperadamente mover sus piernas pero sin éxito.

-¿Donde esta Mansini?- pregunte mientras colocaba el cañón de mi escopeta a milímetros de sus dientes.
-Viejo, me estoy desangrando aquí, necesito ayuda medica.- Ignoro completamente mi amenaza, pero estaba bien, es normal; estaba mas preocupado por su propia vida que por lo que le fuera a pasar a su jefe y en su estado solo podía pensar en aliviar su condición.
-Te ayudare a aliviar tu dolor pero solo si me dices donde esta Mansini; soy experto en medicina.- Comente mientras alejaba mi arma de su boca.
- Séptimo piso, habitación 709. Ahora por favor...- No llego a decir mas antes de que le diera el mismo trato que le había dado a su amigo unos segundos antes y me fuera del lugar. Técnicamente había cumplido: ya no sentía mas dolor.

Escuche unos pasos acercándose por las escaleras. Mantuve mi arma preparada por las dudas, esperaba que fuese mi compañera.

Empece a subir por las escaleras, con la ballesta en la mano ante la posibilidad de encontrarme con cualquier enemigo. Era mejor estar siempre preparada que lamentarse despues con tres balas en los pulmones. Subi los escalones casi saltando, y me detuve al llegar al cuarto piso pues me encontre a mi socio. Estaba ahi, con manchas de sangre en el traje, y uno que otro pedacito de carne en los pantalones. Bueno, supongo que habia encontrado respuestas.

-Habitacion 709. Vamos.

Le espete, llamando el elevador. Le hice un gesto para que esperara, y cuando las puertas del elevador se abrieron entre rapidamente. Presione el boton del quinto, sexto y septimo piso antes de salir corriendo para no quedarme encerrada. Eso los distraeria los suficiente con la gente que estuviese en el elevador, aunque esperaba claramente, hubiese gente en las escaleras. Bueno, habia tenido oportunidad de luchar en terrenos igual de complicados que un corredor de escaleras, asi que solo me quedaba confiar en mis habilidades.

Corri hacia arriba, encabezando la marcha hacia la muerte de Mansini. Mientras subia las escaleras, escuche los pasos apresrados de uno de los matones bajar. Al verme, solto un grito de alarma, a lo cual yo respondi con un codazo en el estomago, aplicando una llave para empujarlo escaleras abajo para que mi compañero lo rematara o lo dejar noqueado. No tenia intencion de detenerme a pelear en unas escaleras.

Llegamos al quinto piso, y ahi venian tres hombres, dos armados con pistolas automaticas y otro con un viejo revolver. Me lance agilmente mientras las balas volaban hacia el tipo del revolver, propinando una patada en sus rodillas que lo hizo tambalear, para luego, usar mi capa para darle un puñetazo en la barbilla y taclearlo por el estomago hacia adelante, permitiendole a mi compañero tener angulo de tiro. Por poco y esas balas me daban a mi.

-Si vamos a subir asi dos pisos mas, mas te vale tener punteria. -Me levante y le dispare al maton que tenia debajo mio mi virote en el pecho. Auch. Su gemido fulminante indico que pronto dejaria de respirar, asi que, espere un par de segundos hasta que me arrodille sobre su abdomen y arranque el virote de un tiron, limpiando la sangre con su capa. -Vamonos.

Volvi a correr hacia las escaleras, subiendo estas sin ningun contratiempo. Al llegar al sexto piso no habia gente esperandonos, lo cual se me hizo raro. Pero era logico, quizas ya no habia gente en este hotel, o quizas los pocos que quedasen estuviesen encerrados con Mansini esperando que vengan mas refuerzos de otro lugar. Nuestra operacion tenia que ser rapida, o nos meteriamos en severos problemas al huir. Refunfuñe un poco y corri hacia las escaleras del septimo piso, donde cargue mi ballesta y me cubri en una esquina antes de llegar a la planta indicada.

-Ya casi estamos con nuestro objetivo, y no se a cuantas personas nos vamos a enfrentar. Es momento de que uses el poco arsenal con el que cuentes o las cosas se van a poner bastante jodidas... -Le hice un gesto y le indique que el fuera primero. Probablemente, tuviese un chaleco antibalas, y con su rifle podria acabar con los primeros tipos que nos encontremos.

Al parecer las cosas habian salido muy bien tambien para ella. Volvio al ultimo piso con su traje ligeramente manchado con sangre, seguramente ajena dado que no tenia heridas visibles en el cuerpo. Tenia la ubicacion, de modo que continuamos nuestro avance sin mayores percances. Esta vez, sin embargo, ella tomo la precaucion de marcar un piso con los botones del asensor y luego mandarlo vacio para distraer a los hombres de Mancini; tal vez debio haberlo hecho antes cuando nos toco separarnos pero mas vale tarde que nunca. El señuelo ya estaba puesto, ahora solo quedaba esperar que Mancini fuese lo suficientemente estupido o estuviese lo suficientemente desesperado como para mandara a la mayoria de sus tropas a por la pista falsa, quedando el mas expuesto. En lo personal no tenia problema con liquidar a mas de sus hombres, un par de muertos mas un par de muertos no era mucha diferencia para mi: ellos eligieron servirle a ese cerdo desgraciado y a mi me tocaba ponerle fin a sus vidas; simple. Sin desperdiciar un solo segundo subimos por las escaleras, directo hacia Mancini. La mujer iba primero aunque yo tenia mi rifle preparado por si venian mas de los uqe ella pudiera manejar.

En un momento aparecio el primero de los guardias de Mancini, quien al vernos avanzando pego un grito; curioso, yo en su lugar hubiese al menos disparado mientras gritaba. Entonces la mujer demostro que sus habilidades no se limitaban a una ballesta. Ataco primero al estomago, aprovechando el hecho de que lo tenia a perfecto alcance por encontrarse un par de escalones abajo. Luego lo lanzo escaleras a bajo con una llave, estaba claro que queria que yo lo rematara, no tenia tiempo que perder en una pelea en las escaleras y yo tampoco. Lo ultimo que ese hombre vio antes de morir fue mi pie: sin detenerme mas de lo necesario le pise la cabeza con un poco de fuerza y contine mi camino: habia caido de tal forma que la parte trasera de su cuello estaba justo por encima de la punta de un escalon, de modo que le rompi la serbical y termine con su vida sin perder mucho impulso. Asi llegamos sin interrupciones hasta el quinto piso, donde nos encontramos a un par de hombres, tres de hecho, bien armados. La mujer fue la primera en avanzar, directo hacia quien iba armado con un revolver y por ende representaba una menor amenaza para ella. Haciendo gala de una gran agilidad esquivo, aunque por poco, las balas que ibanm dirigidas hacia ella. En cuestion de segundos domino a su objetivo, dejandome libertad para rematar a los otros, quienes habian estado tan distraidos intentando darle aella que no se habian percatado de mi presencia. Apenas alcanzaron a levantar la cabeza antes de que yo eliminara al primero. El segundo fue mas rapido, pero no alcanzo a levantar totalmente su arma antes de que tres balas le atravesaran el pecho.- Mancini deberia invertir en un poco de Kevlar para sus hombres.- Comente mientras avanzaba.

Medio sonrei mentalmente al escuchar su comentario, mientras la veia eliminar al unico maton que quedaba en la sala. Todo lo que habia ocurrido en ese piso, los hombres que habian muerto; eso habia sido cuestion de un parpadeo. Ella y yo nos entendiamos, mas o menos, bueno de hecho tal vez no mucho pero podia decir que ella era profesional como yo, los profesionales nos entendemos. Todo lo lejos que habiamos llegado hasta el momento, lo habiamos conseguido sin mediar mucha palabra. Nuestros roles estaban establecidos ya desde antes de entrar al edificio, no hubo que hablar mucho entre nosotros pues cada uno sabia lo que le tocaba y tenia sus formas de hacerlo. Asi es como se distingue a un equipo de expertos de uno de novatos, no solo la habilidad en combate sino el desempeño y la comunicacion, o mejor dicho la falta de necesidad de esta en algunos casos.

Asi continuamos subiendo hasta el septimo piso. Por algun motivo en el sexto no nos encontramos ningun percance ni tampoco en las escaleras que recorrimos a pàrtir del quinto piso. Pareciera como si al mafioso ya no le quedasen mas hombres en el edificio, lo cual de hecho era una posibilidad aunque muy lejana: el viejo, a pesar de ser practicamente un desconocido en comparacion con otros jefes de la mafia de Gotham, tenia sus muchos recursos, por ende tenia mas hombres a su disposicion de los que habia mostrado hasta ahora. Por otra parte puede que todo ese dinero que ganaba con el trafico de armas, las drogas y la prostitucion se lo gastara en lujosas casas de playa y autos ultimo modelo, al fin y al cabo ni siquiera podia contratar hombres decentes, puesto que hasta el momento ninguno de sus lacayos nos habia presentado la menor oposicion. Otra cosa a destacar es que estos mismos no estaban bien armados, habia visto a algunos de ellos con revolveres viejos o incluso navajas; su falta de proteccion apropiada tambien fue un factor decisivo que facilito todo, en resumen Mancini no habia conseguido buenos soldados y eso le iba a costar muy caro. Tal vez el viejo se creia invulnerable o en realidad no era tan peligroso como su reputacion decia. Por otra parte eera posible que los ultimos reductos de sus fuerzas estuviesen abarrotados en su oficina junto con èl. o en realidad nuestra trampa hubiese funcionado y la mayoria de sus tropas restantes habian ido al asensor. Fuera como fuese lo estabamos a punto de descubrir.

Llegamos al septimo piso, esta vez yo iba adelante y ella atras, supongo que si hay que luchar contra tantos hombres es mejor que el de la armadura de Crisat vaya primero. Asome ligeramente la cabeza por la esquina de la pared donde estabamos escondidos para comprobar que no hubiese "moros en la costa". Desgraciadamente si habian, muchos de ellos, todos armados con automaticas y chalecos blindados.-Veo un mar de AR-15, un par de M4A1, varios subfusiles P90 y creo que algunas escopetas Mossberg. Todos los hombres llevan Kevlar; el hijo de puta guardo lo mejor de su ejercito para el ultimo piso.- Astuto, tuve que reconocerle: distribuyo a sus miembros mas jovenes y posiblemente inexpertos en los primeros pisos, sin proteccion y muy poco armamento, de ese modo quien entrara alli intentando eliminarlo se acabaria topando con un grupete de novatos mal equipados y no pensaria en la posibilidad de que Mancini tuviese mejor seguridad de lo que aparentaba ¿Lo que habiamos enfrentado hasta ahora? Carne de cañon para aparentar una falsa debilidad. Todo habia sido orquestado para que nos confiasemos y cometieramos algun error fatal, pero eso no iba a suceder. Estaba seguro de que no tenia que comentarle eso a mi compañera, pues de seguro ya lo habia deducido. -El viejo no es tan estupido.- Comente mientras pensaba en algo.

Por suerte tuve una idea rapido. Deje mi arma en el suelo, de modo que tuviese las manos libres. Entonces sujete los extremos del cinturon donde llevaba las granadas y lo desabroche; guarde una por las dudas. Lo doble lo mas que pude para hacer que ganara peso y lo prepare en una mano. Acto seguido y en muy poco tiempo, extraje los seguros de una de las granadas y lance el cinturon completo por el pasillo hacia sus hombres con toda la fuerza que fui capaz de reunir en ese brazo. Acto seguido me cubri contra la pared y tome mi rifle. Unos segundos despues se escucharon varioas gritos de sorpresay un par de advertencias antes de una poderosa explosion en el edificio, seguida por varias exclamaciones y gemidos de agonia de quienes habian sido alcanzados por la metralla. Sin darles tiempo a reagruparse rode por el suelo hasta el otro extremo de la pared para dejarle a mi compañera mayor espaso de maniobra. Comence a disparar y elimine a otros tres: dos que no llegaron a cubrirse y otro que se estaba levantando. Entonces avance hacia la derecha, dejandole a ella la izquierda.

La subida se desarrollo sin problemas. Estaba actuando con una persona que no tenia piedad alguna ante los criminales, y golpeaba en el momento que tenia que golpear, como un profesional. Me estaba cayendo bien, como si cierta sintonia uniese nuestros movimientos para hacer justicia en esta noche. Con pocos justicieros se logra eso, ni siquiera, cuando patrulle con Nightwing o con Batman, por lo que deberia aprovechar para charlar con este tipo cuando Mancini ya estuviese bien muerto, de modo que podria tomarme un "respiro". Cuando estabamos arriba, el hombre se asomo para ver y me relato lo que nos encontrariamos.

El enemigo estaba preparado para nosotros, y tenia buenas armas ahi dentro. Los mejores hombres con el mejor entrenamiento de la mafia que veriamos esta noche, asi que, tendriamos bastante diversion para domar a las bestias del crimen. Me cubri contra la pared, mientras mi socio se quitaba su cinturon para arrojar unas granadas contra los criminales, cargando un cinturon que facilmente volaria por los aires una habitacion. Me pregunte si no tendria una pequeña carga de C4 o algo por el estilo, porque definitivamente, la explosion que acontecio fue memorable. Los gritos y los gemidos de los que fueron alcanzados por la metralla corrieron por todo el piso, mientras en mi ballesta se colocaba el virote explosivo, justamente, lo que necesitaba para grandes agrupaciones.

El tipo se hizo a un lado, dejandome el flanco izquierdo para que yo me encargase de este. El tomo su arma y se lanzo hacia adelante, corriendo para rematar a todo aquel que se cruzara en nuestro camino. Yo tambien emprendi marcha, pegando un salto para caer frente a un herido, al cual levante y agarre por la espalda, utilizandolo como escudo humano. Los disparos volaron, pero casi todos iban impactandose en el pobre idiota que tenia la mala suerte que ni su cadaver podia descansar en paz. Cuando llegue a la puerta, le di una patada y esta cedio. Sin titubear un momento, dispare dentro a un grupo de matones, clavando la ballesta en una television que exploto frente a ellos. No creo que hubiesen muerto, pero eso los dejaria inconscientes para el resto de la batalla.

Un maton salio por uno de los pasillos, casi apunto de dispararme, pero con un movimiento rapido de mi mano izquierda, desvie el cañon hacia una pared. Despues, mi golpe se dirigio hacia el cuello del hombre para rematarlo con un rodillazo en la boca del estomago. Cuando se doblo, mi codo termino en su oido, haciendo que cayera, aturdido por el dolor. Guarde mi ballesta en la cintura y tome la Colt .45 con la que el hombre me habia intentado disparar. Bien, esto me permitiria trabajar con mas rapidez en este escenario tan estrecho, sin contar el hecho que no hay nada mas humillante que vencer a un enemigo usando sus propias herramientas.

Revise el cargador y tenia 6 balas. Ajuste, quite el seguro y tome la pistola con la mano derecha, para seguir cubriendo a mi compañero, hasta que por fin, llegamos a la habitacion 709. Habiamos dejado un rastro de muertos, tiros en la pared y explosivos dificil de imitar, pero no importaba, estabamos apunto de llegar con nuestro objetivo. Mire a los ojos a mi compañero y asenti, apuntando al seguro de la puerta. Dispare dos veces, y luego, le di una patada para quebrarlo. La puerta se abrio lentamente y yo me cubri contra la pared, hasta que le señale con la mano, y ambos entramos.

Las luces estaban encedidas. Habia una habitacion con un gran escritorio, una alfombra arabe tejida a mano con vistosos colores, muebles de caoba y roble de primera calidad, una mesa con una botella de cristal que parecia contener Whisky, y varios cuadros de Art Decó de bastante mal gusto. En la sala solo habia cinco personas: Mancini, yo, mi socio y dos prostitutas. Una estaba en los brazos del italiano, que tenia un cuchillo en el cuello de la mujer. La otra estaba temblando de miedo en una esquina de la habitacion, mientras sollozaba asustada. Mansini nos veia, y sabia que estaba perdido.

-¡Atras, imbeciles! ¡Un paso mas y voy a matar a esta puta y luego ire yo! ¡No me meteran a prision, no lo haran! -Mire a mi compañero, y el cruzo su mirada un segundo. El sabia lo que habia que hacer, y confiaria en su punteria. Simplemente, baje mi pistola lentamente para distraer a Mansini, cuando el tiro sono. La prostituta se quedo congelada en el acto, como si buscase sentir algun dolor... Pero no habia nada. La bala ni siquiera la toco. Mansini cayo hacia atras, quebrando el gran ventanal de la habitacion y atravesandolo para caer en su balcon.

-Largo de aqui. Si les preguntan, no vieron nada. -Les dije a las mujeres, y despues, guarde la pistola en mi cinturon. Mire al tipo y estire mi mano para estrecharsela- Lo hiciste bien... Gracias, supongo.

Nuestro último avance fue el mas rápido y brutal de todos, e irónicamente aquel en el que más enemigos tuvimos que llevarnos por delante. La explosión que provoque para abrirnos camino al inicio el combate fue muy poderosa, tanto que me sorprendió que no dañase la estructura de ese piso al menos, aunque no quedo ventana en pie después de que el humo se hubiese disipado. No hubo más de que decir después de eso: mi compañera comenzó a avanzar por el lado derecho que le había dejado del corredor mientras yo hacía lo propio con el izquierdo. Me asegure de apuntar únicamente a los que se encontraban parados y en condiciones de disparar, pues eran los más peligrosos de momento, ya después remataríamos a los heridos. Los matones tenían buen equipo y de seguro también estaban entrenados pero sencillamente no había nada que pudiesen hacer a estas alturas: nosotros estábamos mejor entrenados, mejor armados y los habíamos tomado por sorpresa. Su número se redujo abruptamente antes de que siquiera supieran como reaccionar ante la situación, y cuando supieron cómo hacerlo muchos pensaron que su vida valía más que la de un futuro cadáver e intentaron escapar, aunque desde luego no se los permitamos. Mientras que ella avanzaba cubriéndose del plomo con un escudo humano que había sujetado por el camino, yo no tenía necesidad de cubrirme puesto que mi traje me protegía de todos los proyectiles que me pudiesen arrojar; el hecho de que mantuviese mi rifle a la altura de mi cara mientras disparaba solo les dificultaba darme en una zona descubierta y aun si alguno consiguiese apuntar lo suficiente, tenía mis reflejos. Desde luego, a ninguno le deje la oportunidad. Normalmente evitaría convertirme en un blanco móvil tan fácil, pero en esta ocasión no estaba yendo solo, sino con una compañera y estaba seguro de que mi traje especial soportaría más precio que la carne y huesos del mafioso con el que se escudaba. A mitad del avance las balas del rifle se acabaron; eran demasiados. Con un rápido movimiento me agache al mismo tiempo que soltaba mi rifle, el cual quedo colgando de mi hombro por la correa. Con una mano sujete la escopeta automática y en cosa de un parpadeo ya estaba en mis manos, descargando munición sobre los pocos que quedaban dispersos.

Luego llegamos a una de las últimas habitaciones de piso antes de la oficina principal del jefe. Ella entro primero, con su ballesta en mano. Derribo la puerta de una patada y, con excelente puntería, encajo uno de sus virotes en el televisor que estaba en medio de la sala, casualmente rodeado de hombres armados. No pasó ni un segundo después de que comenzara a preguntarme el por qué de esa acción hasta que el familiar sonido de una explosión me respondió: al parecer había lanzado una especie de virote explosivo. Sobra decir que basto para dejar fuera de combate a todos los que allí se encontraban. Por un momento me replantee lanzar mi última granada en la habitación, pero rápidamente me di vuelta y continúe avanzando. No podía perder ni un segundo en esos momentos y menos desperdiciar mi última granada para rematar un grupo de personas que ya estaban incapacitadas para seguir luchando. De seguro para cuando se recuperaran la policía ya estaría allí, al fin y al cabo me sorprendería que aun en Gotham nadie la llamara considerando todo el escándalo que habíamos estado armando; lo único que deseaba era que el Joker consiguiese mantener entretenido al murciélago un poco más, no fuera a ser que él también se presentara y nos cagara la huida.

Entonces un hombre armado con una pistola salió corriendo de otra de las habitaciones; yo en su lugar me hubiese mantenido escondido debajo de la cama rezando por que llegara la policía de una vez. Levante ligeramente la ceja al ver, entre tiro y tiro, como mi compañera se adueñaba de su arma.- Si querías una pistola me hubieses pedido una.- Comente mientras le daba de lleno en el pecho con la escopeta a un hombre, dejándoselo con mas agujeros que un queso. A decir verdad, aun no había tenido tiempo de utilizar mis pistolas, pues las balas del rifle y la escopeta habían durado más de lo esperado y, a pesar de que nos habíamos enfrentados con un gran número de enemigos, había ido preparado para luchar incluso contra mas, cosa que ya había hecho en realidad contra líderes de la mafia de mayor calibre. Otro aspecto a considerar es que había ido preparado por si mi acompañante demostraba no estar a la altura de la situación y debía continuar solo; por suerte lo que paso fue exactamente lo contrario, ella actuó de maravilla, y yo no soy de dar cumplidos....jamás. Después de que todo acabara definitivamente teníamos que hablar. En una ciudad como Gotham, o mejor dicho en un mundo como el que nos tocaba vivir ahora, lo que más me convendría seria tener una aliada como ella. Si, definitivamente teníamos que charlar después.

Finalmente llegamos a la habitación 709, el actual escondite de Mansini. Voltee ligeramente antes de entrar, solo para confirmar que no hubiese nadie detrás de nosotros, y de paso pude comprobar el rastro de muerte y destrucción que habíamos dejado; la policía necesaria horas solo para averiguar que pierna pertenecía a que cuerpo; ni hablar de limpiar ese desastre, pero no encontrarían nada que probara nuestra presencia allí. Esta vez la entrada fue más meticulosa: ella no se arriesgo a entrar partiendo la puerta de una patada, pues era en este punto donde más cuidado había que poner. Le disparo al seguro y abrió la puerta. Entramos de un modo similar al de los agentes de SWAT en la habitación. Me prepare para abatir a quien tuviese enfrente, solo que no encontré a nadie en la habitación. Bueno, en realidad si: estaban Mansini y dos prostitutas, una de ellas llorando desconsolada en una esquina del cuarto y la otra sostenida por el cuello con el filo de un cuchillo en su garganta; no hace falta decir que Mansini sostenía el cuchillo. Estaba desesperado y con toda razón. No tenia mas guardias en todo el edificio, estaba solo y se enfrentaba contra dos personas perfectamente capaces de matarlo, que venían a hacer exactamente eso. Después de varios minutos de escuchar explosiones, tiros y constantes gritos de agonía de algunos de sus mejores y más cercanos hombres, pero ninguno proveniente de sus atacantes, era de esperar que el pobre ya estuviese al borde de la locura. Pero aun no se rendía, como es típico de la gente de su calaña. Los grandes jefes nunca quieren morir sin dar una pelea, como si de algo les sirviese al final. Sin embargo tenía una civil inocente en brazos, y eso complicaba un poco las cosas.

Intercambie una mirada con mi compañera. Fue cosa de un segundo o menos, pero nos vimos a los ojos y, como si ese solo segundo hubiese bastado para que nos dijéramos lo que pensábamos, volvimos a mirarlo a él. No hizo falta nada, ningún tipo de señal ni afirmación, solo ese segundo para mirarnos y ya ambos teníamos claro que hacer. Sostuve mi escopeta con una mano y la comencé a bajar con lentitud, mientras ella hacía lo propio con su pistola, buscando distraer a Mansini, lo cual surtió efecto. Se distrajo por un segundo mirando a la mujer, y no necesite nada más. En, literalmente, un parpadeo, mi mano libre descendió hasta mi cinturón, tomo una de mis pistolas y la disparo. Todo estaba calculado, la bala entro de forma limpia por su cabeza y salió por el otro lado, sin tocarle ni un pelo a la prostituta. Mansini se condeno solo al no llevar un arma de fuego. No importa la habilidad, excepto por casos extremadamente especiales, en general es más rápida que un cuchillo. Si a eso le sumas una vida de entrenamiento, familiaridad con las armas y reflejos sobrehumanos, no había forma de que Mansini deslizara su cuchillo por el cuello de la mujer antes de que mi bala impactara en su cabeza. El hombre cayó de espaldas al suelo, obviamente muerto, mientras la pobre mujer intentaba procesar lo que acababa de ocurrir.

Mire a mi compañera una vez mas mientras les advertía a las prostitutas de alejarse, y luego se volteaba hacia mí para estrecharme la mano. Nunca en mi vida había sentido tal conexión a la hora de entablar combate con una persona, ni siquiera con militares entrenados en ninguna de mis anteriores operaciones. Nuestros movimientos fueron rápidos, nuestra comunicación mínima y nuestra sincronía perfecta. Si no supiese que nos acabábamos de conocer, lo cual solo hacia toda la situación aun más impresionante, hubiese creído que éramos un equipo de toda la vida, comparable tal vez incluso con Hawkeye y Black Widow de SHIELD. Le estreche la mano sin problema ni vacilación, gesto completamente extraño en mi, aunque ella no lo supiera.- Gracias a ti también....supongo- Hice una pausa antes de volver a hablar.- Diré lo que ambos pensamos, que esta noche fuimos un equipo imbatible y eso que hace unas horas pensábamos volarnos la cabeza entre nosotros.- Comente sin problema antes de alejarme un momento a ver por la ventana de la oficina. Divise luces azules y rojas, y el sonido ya conocido de una sirena de policía.- La policía está viniendo...para ser honesto se tomaron su tiempo.- El fastidio en mi voz era ya evidente.- Sera mejor que continuemos esta conversación en otra parte.- Dicho eso me volví hacia ella para esperar a que me guiara a la salida, al fin y al cabo ella conocía mejor este edificio.

El tipo tenia toda la razon. Hacia unas horas estabamos por matarnos, pero habiamos trabajado como pocos dúos en la lucha contra el crimen. Es curioso pensar en eso, ya que no conocia a nadie del gobierno, la mafia o los superheroes con las cualidades que tenia este hombre. Ni siquiera Deathstroke, al cual siempre trataba de mantener alejado para que no me atacase: No queria enfrentarme a un mercenario de Elite, porque siempre traian mas problemas de lo esperado. ¿Quizas este sujeto sea del otro universo? Dios bendito, si hay gente como esa en los mundos que chocaron con el nuestro, habria mas personas con las que quisiera (o no) trabajar para eliminar el crimen de esta ciudad. Era una necesidad imperante, y no tenia motivos para fallar en ella.

Avance hacia la ventana donde fue a asomarse el sujeto y comprobe las luces rojiazules que venian de la calle. Demonios, seguramente viniese el equipo antidrogas o las fuerzas especiales de la Policia de Gotham. No estaba como para enfrentarme a policias en este momento, asi que me puse a pensar en un metodo de escape. Teniamos que regresar por los vehiculos, pero la unica forma era alcanzarlos por tierra. El tipo no tenia una manera de pasar de un edificio a otro con un equipo especial como el mio... ¿O si?

-Sigueme. -Le mencione. Si bien, la tecnica era arriesgada, seguramente podria hacerla sin ningun problema. Consistiria en subir hasta el decimo piso, lo suficientemente alto para que la policia tarde un poco mas en subir y usar mi virote de alta tension para engancharme hacia un edificio mas bajo frente al hotel. El podria pasar colgandose con los propios ganchos de la ballesta, pero supongo que por su peso, se inclinaria hacia abajo y tendria que atravesar una de las ventanas de un piso inferior. Por mi parte, usando el virote garra podria deslizarme sin mucho problema por el cable hasta caer detras de el. Claro, si todo esto funcionaba. -Espero que no tengas vertigo, por que entonces estaras muy jodido.

Pase saltando entre los restos sangrantes de los matones del septimo piso hacia las escaleras superiores, mientras corria a toda velocidad intentando llegar al decimo piso. No sabia si en los pisos superiores todavia encontraba personas, pero lo dudaba. El Luxor se conocia por ser un hotel para mafiosos, administrado por mafiosos y utilizado por los mismos. Ya habiamos matado a unos cuantos como para los pocos valientes que quedasen saliesen de sus habitaciones. Y si alguno salia, aun tenia mi pistola con unas cuantas balas para llenarlos de plomo. Una bala puede acabar con un estupido sentido de valentia y falsa lealtad de esta escoria mucho antes de que fuesen un verdadero problema para la sociedad.

Cuando por fin llegue al piso diez, tome mi ballesta y coloque el virote de alta tension. De una patada quebre el ventanal del pasillo, y a la segunda, este cedio, quebrandose lo suficiente como para que pudieramos pasar. Apunte con cuidado al edificio de enfrente, y cuando todo estaba listo, dispare. El virote clavo su punta en la estructura de concreto que sostenia el techo del ultimo piso y el suelo del tejado. La otra punta de virote quedo en la ballesta, la cual, tirando con un poco de esfuerzo, enganche en uno de los seguros de una puerta. La ballesta quedo libre, y solo tuve que colocarle el disparador a la altura del cable para que este se ensartara.

-Usalo como un riel y deslizate. Tu propio peso hara que bajes, y si tienes que saltar, solo suelta la ballesta. -El tipo obviamente era mas pesado que yo, y no sabia si estaba acostumbrado a hacer esto, pero bueno, no hay tiempo para practica cuando tienes a quince policias buscandote en un mismo edificio. -¡Te veo ahi!

El tipo lo hizo, deslizandose por el cable que se inclinaba ligeramente como un resorte hasta que salto y rompio con la energia cinetica un cristal. Hm. Edificio de oficinas, a juzgar por los muebles que pude ver desde la abertura. Me permiti una sonrisa leve y le hice un gesto de aprobacion cuando volteo. En ese momento, saque de mi traje mi virote garra y ensarte las garras de la punta en el cable, sobre el cual me deslice. La inclina de este no era tanta como la del hombre, por lo que pude llegar hasta el punto final donde estaba mi ballesta, la cual tome con la mano izquierda, y despues, me deje caer. Con toda la adrenalina y el vigor al maximo, pude sostener mi brazo clavado con las garras de mi virote en la misma ventana donde mi compañero habia entrado. Respire, agitada, y empece a hacer fuerza para subirme y poder entrar al edificio.

-Perfecto... -Sacudi mi traje un poco- Si nos movemos de prisa, les daremos la espalda a los policias y podremos ir por los vehiculos. ¿Quieres venir en mi moto? Conozco un lugar mas tranquilo donde podamos continuar nuestra conversacion.

La seguí sin preguntar hacia donde ella quería, estaba seguro de que tenía tanta prisa como yo por evitar a la policía. Quizás antes le hubiese cuestionado su actuar, o preguntado sus motivos para ir hacia arriba, pero después de todo lo que habíamos pasado esa noche, ya no tenía dudas de que podía confiar en ella. Había demostrado no solo ser una mujer con una destreza marcial digna de admiración, sino también una aliada excepcional. Eliminamos a un líder la mafia en cosa de nada, avanzamos por su base haciendo lo que nos viniese en gana y apenas intercambiamos palabra. Mi confianza es un "regalo" que otorgo solo a aquellos que considero merecedores de recibirla; esa mujer ya se la había ganado. Usualmente soy menos descuidado, y me lo planteo bastante antes de confiarle mi seguridad a una desconocida, mas aun a alguien cuyo rostro ni siquiera había visto, pero ella era un caso especial. La conexión que demostramos en el campo de batalla en nuestra primera misión fue algo que no se ve todos los días, y esto lo dice alguien que personalmente ha entrenado a docenas de personas en el arte del asesinato y la infiltración. Nuestra actuación hacia unas horas hubiese sido el ejemplo perfecto de cómo trabajar en equipo con alguien, de lo que pasa cuando absolutamente todo lo que se tiene que hacer se hace bien, y todo lo que supones que pasara acaba pasando; básicamente el mejor ejemplo de todo lo que hay que hacer bien.

Por eso fue que la seguí hasta arriba sin rechistar. Los policías de seguro entraron cuando nosotros aun estábamos subiendo, pero asumo que a varios les tomo un tiempo avanzar entre tantos cadáveres, descontando las unidades que tuvieron que dejar en cada piso para buscar sobrevivientes. La necesidad de avanzar con cuidado para evitar borrar cualquier clase de pista que pudiera servirle posteriormente a los forenses sin duda les jugo en contra, mientras que nosotros solo tuvimos que evitar tropezar con algún cadáver de por ahí, total ya estábamos bastante arriba de por si cuando ellos llegaron. -No te preocupes, he caído de alturas mas grandes.- Respondí ante su advertencia. Varias imágenes mentales de mí saltando en paracaídas desde alturas increíblemente altas pasaron por mi mente todas de golpe. Supongo que era una forma que tenía mi mente de decirme "Ya has pasado por peores cosas y estás vivo todavía". Sobra decir que funciono de maravilla.

Llegamos al piso 10 sien complicaciones, ya fuera porque habíamos acabado con todos los mafiosos del hotel o porque los pocos que quedaban ya estaban lo suficientemente cagados encima como para no pensar ni una sola vez en enfrentarse a nosotros. Aun así por el camino me vi obligado a dejar equipo atrás. Tuve que hacerlo a los apurones antes de que los policías llegaran, pero de nuevo, ya les llevábamos mucha ventaja y ellos de seguro se tardarían bastante antes de entrar al edificio siquiera. Deseche mis rifles y mi escopeta, asegurándome de dejarlos entre las manos de algunos matones muertos, de modo que pareciera que ellos los habían usado contra su atacante misterioso y habían fallado. Tampoco es como si me hubiese preocupado demasiado por perder armas irreemplazables: conozco a los suficientes traficantes de armas y tengo mis contactos en el ejército; podía conseguir tres de cada una con accesorios y en colores diferentes en menos de una semana si quería. Tuve que descartarlas porque eran muy pesadas y ya habían cumplido su propósito. Habían sido esenciales a la hora de entrar al edificio, así como para el combate contra el último grupo de matones, pero eso fue cuando necesitaba ser un tanque, y el peso no importaba demasiado. Ahora por otro lado necesitaba moverme lo más rápido posible y eso implicaba eliminar el peso muerto en el que se habían convertido mis armas. Ya no tenía un uso para ellas, de modo que debieron irse.

Para cuando llegamos a nuestro destino, solo conservaba las dos pistolas y la granada, además del equipo ligero que había llevado. El hecho de solo tener un par de pistolas me ayudaría a pasar desapercibido cuando nos fuésemos del edificio. No dudaba en que habría algún policía por ahí patrullando y las pistolas que llevaba encima eran lo suficientemente fáciles de esconder como para pasar desapercibido; asimismo si la cosa se ponía fea y tenía que disparar, no estaría desarmado completamente. Ella rompió una ventana a patadas y entonces disparo uno de sus virotes hacia el edificio de enfrente. Este en particular estaba amarrado a un cable de acero, de modo que cuando el proyectil estuvo bien enganchado a la pared el edificio, engancho el otro extremo del cable a una de las puertas del pasillo. Era obvio que su plan era deslizarnos en riel hasta el edificio de enfrente y luego salir disimuladamente. Solo esperaba que no hubiese nadie en la habitación en la que estaba a punto de irrumpir o tendríamos un problema. Acto seguido me colgué del gancho que me habían dispuesto y me deslice por el cable hacia mi destino. Tal y como había dicho la mujer, mi peso me hizo descender hasta la ventana debajo del techo. Estire ambos pies juntos, de modo que mis piernas absorbieran la fuerza del impacto y partieran la ventana sin problemas. Usualmente este tipo de cosas se hacen con casco o hacia una ventana abierta, de modo que tuve que improvisar. Un segundo antes de que mis pies tocaran el vidrio, me solté del gancho y utilice mis brazos para cubrirme la cara, de modo que esta no se viera alcanzada por ningún trozo de vidrio. Mi traje de combate y el blindaje que llevaba encima me protegieron del impacto y ni un solo cristal llego a tocar mi piel.

Al parecer había caído en una habitación vacía, por fortuna cerrada. A juzgar por el decorado diría que estaba en un edificio de oficinas, lo cual era genial dado que usualmente a esas horas estaban cerradas, a excepción por los guardias de seguridad, pero para cuando ellos llegaran ya nos habríamos ido. La mujer utilizo una especie de garra para colgarse de la misma ventana que yo había atravesado; simplemente se dejo caer y se colgó del marco de madera, después de lo cual empezó a subir. Quizás hubiese sido más fácil que me tirase un cable para poder yo subir por el techo, pero no le iba a cuestionar eso ahora. Retrocedí para que recuperase el aliento y se sacudiera los trozos de vidrio de su traje, cosa que yo mismo comencé a hacer. Sopese por un momento su invitación a acompañarla a un lugar más privado. Ciertamente, y como ya había dicho, después de todo lo que acabamos de vivir, y más aun ahora que me había ayudado a escapar de la policía, no podía poner en duda sus intenciones. Estaba claro para mí que, al menos por el momento, no me había dado ninguna señal de que no podía confiar en ella sino todo lo contrario. Era fría, determinada, obstinada, ingeniosa, hábil, carecía de trabas morales; realmente podía sentirme cómodo trabajando con alguien como ella. Pero por otra parte, aun sabía tan poco de ella. No sabía si estaba listo para seguirla a un lugar que me sería completamente desconocido, donde estaría prácticamente a su merced.

-Esta bien, tu guías.- Comente finalmente. Al final me había decantado por aceptar su oferta. Quizás no sabía nada demasiado de ella, pero nuestra pelea juntos había bastado como para dejarme en claro una sola cosa, que era lo realmente importante: ella no iba a hacerme daño. Y con eso en mente, la posibilidad de acompañarla a un lugar donde pudiésemos tener una conversación sin miedo a la mafia o las fuerzas de la ley, para poder establecer lo que mínimamente esperaba que fueran las bases de una alianza, era una oportunidad demasiado buena para desperdiciarla. Y ya sin más tiempo que perder los dos partimos de allí, antes de que llegaran los guardias o los policías.

Apenas entre a la habitacion, sacudi los cristales de mi capa. Normalmente estaba acostumbrada a entrar por ventanas con los pies por delante, asi que, esto era algo rutinario. Para irrumpir en negocios, secuestros, o simplemente, para golpear a algun idiota que hubiese cometido un crimen recientemente. Quizas el tambien tuviese ese mismo entrenamiento en atravesar cristales, porque estaba como si nada. Me preguntaba si el hubiese estado implicado en el asalto a algun mafioso importante o algo que haya salido en las noticias, pero a juzgar por su metodo de actuar, el no daba muchas pistas de su actuacion en el mundo del hampa.

-Entonces vamonos. -Camine a paso calmado hacia el elevador, al cual llame presionando el boton un par de veces. Mientras venia, me gire para mirar a mi compañero- Estuvimos tanto tiempo y aun no se tu nombre... Si quieres decirmelo aqui, seria bueno. Yo te dire el mio en cuanto lleguemos. Por cierto, no nos tardaremos mucho. -Tome en cuenta que el Luxor estaba relativamente cerca de mi departamento, como a unos 10 minutos en coche, 30 o 40 a pie. Si nos ibamos en mi moto, llegariamos mucho antes.

El elevador llego, asi que me meti, espere a que el se metiera y presione la planta baja. Mire la camara del elevador y le pegue con la ballesta para romperla. La verdad es que seria muy molesto que despues revisaran las grabaciones del elevador y nos empezaran a buscar unicamente por romper una ventana del edificio. Mejor no dejar tantos cabos sueltos, aunque despues habria repercusiones, lo mejor era mantener un bajo perfil un buen tiempo mientras las aguas se calmaban.

Mientras estabamos bajando en el elevador, me quede callada, mientras alternaba la mirada entre el y la puerta. Estaba en silencio, pensando en todo lo que habiamos hecho esta noche, como habiamos detenido a un cacique de la mafia, como habiamos viajado de un punto a otro de Gotham dejando una lista de muertos bastante interesante. Me senti un poco mal, a decir verdad, nunca habia estado en una masacre de tal cantidad en una sola noche. Pero bueno, supongo que a lo hecho pecho. Ya no tenia sentido arrepentirme en estos momentos.

El elevador acompañado de una musiquita generica, se quedo quieto por fin en la planta baja. Al llegar, habia un policia gordito esperandonos con una linterna.

-¡Alto ahi!

Me le quede viendo, mire a mi compañero, y con tan solo apuntarle con la Colt e indicarle que se moviera a un lado, el tipo se quedo paralizado y se movio en un notable gesto de miedo. Vaya, que tipo mas cobarde para el turno en el que le habia tocado trabajar. Alce los hombros y sali caminando a paso rapido por la puerta principal, la cual se abrio a nuestro paso. Afuera estaban las patrullas de policia con los oficiales preparados... pero mirando para el lado opuesto. Sonrei muy levemente y corri rapidamente hacia la calle donde deje la motocicleta, evitando por completo a la policia de la ciudad. Un escape sencillo, sin muchas complicaciones.

Al llegar a mi moto y al vehiculo que mi compañero habia tomado "prestado", le hice un gesto para que me siguiera. Me coloque mi casco, prendi el motor del vehiculo y voltee hacia atras, donde estaba el prendiendo el motor. Levante el pulgar hacia el, y cuando vi que estaba todo listo, arranque. A diferencia de la otra vez, no opte por salir a toda maquina por las calles para llegar yo solo, si no que mi velocidad era moderada, lo suficiente como para que me pudiese seguir sin ningun problema. Ya habia comprobado que sabia moverse bien en las calles, asi que, hacerlo solo seria molestarlo innecesariamente.

El viaje por las calles poco transitadas de noche fue rapido. A los 5 minutos ya estabamos en la zona residencial, donde se encontraba el edificio donde estaba mi departamento. Bien, estaba en un problema: Yo normalmente estacionaba mi moto fuera, pues cuando entraba como justiciera, lo hacia por la entrada de mantenimiento, pero el coche que tenia mi compañero llamaba mucho la atencion. No habia problema con los vigilantes, eran personas discretas, pero no le permitirian entrar sin un permiso o con un soborno, lo cual no creo que sea lo mas adecuado.

Frene al lado del vehiculo y le pase una credencial de acceso. La credencial tenia unicamente los datos del edificio y el departamento del cual era dueña.

-Presentasela al vigilante del estacionamiento, no te va a hacer muchas preguntas, asi que no te preocupes... Intenta esconder las armas, y sobretodo, no hagas muchos comentarios. Te veo en el segundo cuarto piso. -Mencione, antes de estacionar la moto junto a uno de los faroles, donde normalmente la dejaba.

Al llegar ahi, solamente sali corriendo para meterme detras de unos arbustos discretamente, correr por una pequeña area verde y llegar a donde estaba la entrada de los trabajadores de mantenimiento. Tenia una copia de la llave, asi que abri la puerta, entre, y corri por toda la seccion hasta llegar a las escaleras, donde subi corriendo al cuarto piso. Al llegar ahi, note lo cansada que estaba, pero no importaba, por fin estaba en mi casa.

El cuarto piso estaba compuesto por las escaleras, el elevador y dos puertas. Mi parte del piso, y el vecino de adelante, con el cual nunca tenia trato. Por lo que habia investigado no era una mala persona, pero uno nunca sabe. Simplemente, me quede a esperar junto al elevador, hasta que mi socio subiese.

Fue extraño que me preguntara mi nombre en medio del elevador. Es decir, no del todo consdierando que despues de todo lo que habia pasado supongo que ya estabamos en confianza suficiente como para saber al menos nuestros respectivos nombres, solo que esa no es usualmente la forma en la que acostumbro a trabajar. No tengo mucha experiencia precisametne en esto del trabajo en equipo con vigilantes enmascarados, pero habia supuesto que lo maximo que puede llegara saber uno de su compañero en la priemra mision es su alias de "justiciero". Tal vez estaba equivocado y en Gotham las cosas no eran tan formales, o quzias esta mujer en particular fues de ese modo y le gustaba saber lo mas posible de aquellos con los que trabajaba; la comprendia en ese aspecto. Al final opte por decirle mi nombre, esperando que eso solo facilitara nuestro trato cordial.- Jonathan Smith, las personas me dicen Smith.- De hecho son muy pocas las personas que me dicen Smith, la mayoria se limitan a llamarme con apodos despectivos o cualquier insulto posible de encontrar en el alfabeto; desde hijo de puta hasta desgraciado. Puede que para mas de uno resultase poco precavido de mi parte revelar mi identiad ante una completa desconocida, quien dicho sea de paso ni siquiera me habia dicho aun su nombre, pero para mi no. Tampoco es como si tuviera una identidad secreta que pudiera verse perjudicada, ni amigos o familiares a los que alguien pudiese atacar. No me preocupaba el decirle mi nombre a una mujer que, a efectos practicos, era una completa desconocida. Lo peor que podia pasar, que esperaba no fuese el caso, era que ella buscara mi nombre en alguna base de datos del gobierno o registro civil, en cuyo caso la mujer no encontraria nada. Legalmente hablando, yo no existo. Tengo muchos documentos falsos que me permiten vivir en el pais, pero en realidad cualquiera que me busque por mi nombre no me podra encontrar a no ser que tenga muy buenas conexiones con el gobierno; mi mera existencia es practicamente un secreto de Estado del mas alto nivel, y son muy pocas las personas que siquiera saben que sigo vivo.

Salimos del ascensor despues de que ella destruyera la camara de seguridad para evitarnos mas problemas de los necesarios; aun asi tenia que considerar la opcion de empezar a llevar una mascara. No tuve mucho tiempo de pensar en eso esta vez, sin embargo, dado que justo cuando las puertas del ascensor se abrieron, salio a recivirnos un policia con bastante sobrepeso, apuntandonos con su linterna como si algo pudiese hacer. Intecambiamos una mirada con mi compañera y un segundo despues ya le estabamos apuntando al tipo. La cosa acabo siendo muy simple en realidad: el hombre, que casi se mea encima del susto, retrocedio rapidamente y se hiso a un lado para dejarnos pasar. Ella paso directo hacia la puerta, pero yo hise una pequeña parada para quitarle su telefono y su "Walkie Talkie", para asegurarme de que no pudiese llamar a nadie. Los deje tirados detras de una maceta en la entrada principal del edificio. Afortunadamente para nosotros, al salir, la policia de Gotham ya estaba amontonada contra el edificio, pero tal y como habia pensado se tardaron demasiado en llegar; para cuando llegasen al ultimo puso y vieran las ventanas rotas, ya nos habriamos ido.

Llegamos hasta donde habiamos estacionado nuestros vehiculos sin ningun tipo de contratiempo, ella se subio a su moto y yo a mi coche robado de la mafia. Esta vez, a diferencia nuestra llegada al edificio, nuestra ida fue mucho mas tranquila. Influyo mucho el hecho de que la mujer, en lugar de conducir a toda velocidad con su motocicleta como la primera vez, fuese a un ritmo ligeramente mas lento, permitiendome alcanzarla con facilidad sin perderme; esta vez pretendia que la siguiera, no dejarme atras. Otro gesto que aprecie fue el hecho de que esta vez no tomara callejones oscuros ni curbas cerradas del tipo que un auto a duras penas puede atravesar, sino que me guiara por las calles de la ciudad para facilitarme el seguirla. El recorrido termina al llegar a un edificio alto, de aspecto bastante lujoso, donde al parecer ella vivia. Me dio lo que deduje era uan credencial de acceso y me dijo que entrara despues de esconder el auto. Sin hacer mas preguntas de las necesarias (osea ninguna) tome la tarjeta y me fui hacia el estacionamiento. Di un par de vueltas hasta encontrar un lugar decente donde dejar el coche y revise mi armamento. Abri la guantera y meti adentro mi cinturon tactico; no tenia problema en dejarlo ahi metido pues le instale hace poco un localizador GPS para conocer su posicion en todo momento en caso de extraviarlo. Tambien tuve que dejar adentro toda piesa de equipo de combate que llevase. Solo concerbe mi cuchillo oculto bajo la pierna de mi pantalon y una pistola, la cual guarde en la parte trasera del mismo pantalon, de modo que pudiese taparse discretamente con la chaqueta. No es que no confiase en ella, solo que es mi protocolo estandar: cada vez que entro a territorio desconocido tengo que llevar al menos un arma conmigo por cuestiones de seguridad. Todo podia pasar ahi arriba, y siempre tengo que estar preparado para lo peor. No creia para nada que la mujer pudiese atacarme a traicion o algo por el estilo, pero estaba seguro de que, si por obra de la mala suerte sucedia algo arriba y necesitaba estar equipado, lamentaria haber dejado todas mis armas abajo. Ademas, si salgo armado hasta para ir a hacer las compras, llevar una pistola al departamento de una mujer no era nada.

Una vez preparado, me dirigi hacia la entrada. Al principio el guardia se mostro exceptico sobre si dejarme entrar o no, pero cuando le presente el carnet no tuvo mas que hacer que dejarme entrar. Una vez alli me dedique a buscar el departamento que ella me habia asignado. Tome el elevador, marque los botones indicados y la subida comenzo. En cosa de nada ya estaba arriba, y mi compañera al lado de la puerta esperando a que saliera. Sali del lugar y me quede parado esperando alguna señal de su parte indicandome que podia pasar al departamento, pues la puerta cerrada y forzar la cerradura frente a ella no tenia mucho sentido. -Entonces...¿Entramos?- dije despues de un rato, intentando generar alguna accion por suparte.

Asi que, Jonathan Smith. Mientras esperaba junto al elevador me puse a pensar en todo lo que habia hecho esta noche. Habia salido a buscar a un mafioso y me encontre con una masacre organizada con Smith. Intente pelear con Smith pero tenia objetivos en comun, asi que viaje con Smith a un hotel donde organizamos una carniceria aun mayor. Y lleve a Smith a mi casa. Parecia ser la noche de Smith y Bertinelli, sin embargo, el no era de Gotham, ni sabia de lo que se trataba esta ciudad... Lo mas logico era pensar que era de otro universo, porque pocos americanos no sabian lo que pasaba en Gotham, por mas que ignores el crimen, te enterabas del deporte o la cultura que la ciudad tenia. Era extraño los vinculos que se hacen en cuestion de una noche, y mucho mas, cuando estos vinculos se hacen en un bautizo de sangre y plomo.

Al salir, me le quede viendo en silencio, como si esperase a que me dijera algo, algun comentario acerca del edificio, algun problema con el vigilante de la puerta... Pero nada. Bastante profesional, a decir verdad. No hay nada que comentar si no es necesario, seguramente ese era su codigo, y probablemente, no tendria que mostrarse mas sociable aunque no estuviese en una mision en estos momentos. En fin, no tenia nada que quejarme... A veces me molestaba tener que escuchar todo el tiempo a los hombres hablar.

-Si, por favor... -Me acerque a la puerta de mi departamento y la abri con mi llave. Al entrar, prendi la luz para mostrar la recepcion. La estancia mostraba unos sillones de cuero sintetico negro, a la par de una mesita de centro color cafe, con un aspecto moderno. Las lamparas eran focos blancos de bajo consumo, sin muchos adornos mas que la estructura que las rodeaba, en una suerte de aspecto moderno y vanguardista en cuanto al diseño. Habia un mueble donde estaba una pantalla plana mediana, no muy grande ni muy pequeña, junto a un pequeño video para correr peliculas y un sonido para la musica. Al lado de la sala estaba el comedor, con grandes ventanales junto a una mesa pequeña, donde a lo mucho cabrian cuatro sillas y las personas algo apretadas. En la mesa habia una bandeja con unas frutas de plastico como objeto decorativo, que parecia discordar con lo que habia en las paredes: Un poster de Frank Sinatra, una cruz de madera con un cristo clavado junto a la puerta y algunos paisajes fotografiados de verdes campiñas. Quizas Smith reconociera como campiñas italianas, aunque, para un hombre como pensaba que era, los viajes turisticos no deberian estar en su vocabulario.

-Bienvenido a mi casa. Sientete comodo. -Me acerque a la mesa, donde deje mi pistola, la ballesta y mi cinturon. Al voltear a ver a Jonathan, vi que el no tenia su cinturon, lo cual se me hizo extraño, pero no le di mucha importancia. Tome una silla de la mesa y la lleve a la estancia, donde me sente. El parecia extraño, como si no supiera sentarse... O no quisiera hacerlo. -Sientate si quieres, o quedate de pie, no lo se. -Sonrei ligeramente y me quite el antifaz frente a el, mostrandole mi rostro. Ahi estaba, Helena, la verdadera cara detras del antifaz de la cazadora.

-Bueno, tu me dijiste como te llamabas. Yo me llamo Helena Rose Bertinelli... Llamame Helena, odio que me digan Rose.-Me le quede viendo a los ojos- Quizas has oido ese apellido en alguna de tus misiones, y es que no te he sido del todo honesta. -Cruce mis piernas, mientras recargaba mi espalda a la silla. -Mi familia estaba dedicada a la mafia en Gotham durante años, hasta que desaparecieron del negocio -Omiti directamente la parte de su asesinato a gran escala, donde fui la unica superviviente de todos los Bertinelli de todo el mundo- Yo fui la unica heredera, y me encargo del negocio... -Dudo mucho que me haga algun tipo de juicio moral, no despues de todo lo que organizamos esa noche, sin embargo, creia que ser honesta con el era lo mejor... o no- Si, llevo mis estudios, la actividad criminal y la vigilancia en mi vida. Quizas por eso no llevo las mejores calificaciones ni tengo muchos amigos. -Mencione, en un tono ironico- Por favor, cuentame algo mas de ti.

Me resulto bastante curioso el interior del departamento de la mujer, no por que hubiese algo particularmente perturbador o llamativo sino justamente por la falta de algo así. Realmente no sabía que esperar a la hora de entrar; por lo general no acostumbro a ir a casas ajenas...al menos no con permiso desde luego. Su casa en cuestión parecía la típica imagen del departamento clase media-elevada con amueblado cotidiano, electrodomésticos clásicos y un interesante decorado. Ni siquiera era un departamento excepcionalmente grande ni de pinta lujosa. Dada mi escasa, en realidad nula, vida social soy precisamente el tipo de personas que hace tiempo para ir a visitar a una amigo a su casa, o que tenga algún amigo cuya casa visitar. No tenía realmente muchos puntos de comparación ni algún criterio de medición para determinar como era su casa, así que opte por no hacer ningún comentario al respecto de su fachada del estilo "que lindo lugar", ya fuese bueno o malo. Simplemente acepte su invitación para que me acomodara y, después de quedarme una buena cantidad de tiempo contemplando mis alrededores en busca de cualquier detalle de interés más allá de su decoración, opte por arrastrar una de las sillas que había y colocarme allí. La verdad no tenía ni idea que hacer mas allá de seguir sus comandos cada cierta cantidad de tiempo, no acostumbro este tipo de reuniones.

Entonces ella se quito el antifaz, dejando a la vista su rostro, al mismo tiempo que me mostraba una sonrisa que, a pesar de carecer una vez más de un parámetro de comparación eficiente, describiría como bonita. El hecho de que lo haya hecho, por mas mundano que pareciera, tenía un gran significado en sí mismo. Yo no llevaba antifaz, ni mascara, ni casco, ni nada que me permitiese ocultar mi cara al público; desde el inicio ella ya había tenido una imagen perfecta de quién era yo mientras que yo no. Ahora tenía una vista completa y perfectamente detallada de sus facciones, las cuales ya se encontraban alojadas en lo más hondo de mi memoria fotográfica. Por otra parte tampoco es como si hubiese mucho a destacar que no hubiese sabido a simple vista: su pelo y sus ojos eran del mismo color y de la boca para abajo ya la tenía identificada. El punto culminante de todo fue cuando me conto su nombre: Helena Rose Bertinelli.....Helena Rose Bertinelli...ese nombre me sonaba de algo, pero no podía ubicar de que. Para cuando había hecho memoria de su nombre ella ya me había dicho de que se trataba todo, y ciertamente algo de ella había escuchado pero nada destacable. Sus padres fueron líderes de la mafia italiana en Gotham hasta que fueron asesinados a traición; Helena fue la única sobreviviente de la masacre. Me sorprendió mucho el enterarme de esa información, y a juzgar por la mirada que me dedico supuse que ella ya había esperado ese tipo de reacción de mi parte.

Tal vez se cruzo por su mente que yo intentaría atacarla o algo así, solo por tener relaciones con la mafia o ser ella misma una mafiosa, pero en realidad eso nunca se me ocurrió. No después de verla en acción esa noche, eliminando mafiosos con sus propias manos. Ciertamente había una posibilidad de que solo estuviese eliminando a sus competidores en el negocio, pero para ello había otras formas mucho menos peligrosas, y de ser así no me hubiese dicho su identidad y domicilio después de ver lo que le hice a los hombres de Mansini. Me quede unos segundos observándola mientras sopesaba toda la información recibida y le dedicaba una mirada de "se lo que sientes". Sin embargo ahora que ella me había contado esto de su vida, la balanza de la información se inclinaba a su favor. Entonces obviamente, yo tenía que comentar algo de mi vida; tampoco es como si me viese obligado o algo, pero para establecer una relación de confianza entre "colegas" lo mejor sería que yo le comentara algo. Era obvio lo que tenía que decirle, aunque tampoco tenía por qué ser cien por ciento honesto o revelador, que para eso todavía quedaba tiempo.- Yo trabaje muchos años como agente gubernamental. - Comente finalmente, dejando escapar un inaudible suspiro por entre mis labios.- Soy el típico soldado de operaciones especiales, las personas como yo hacíamos cosas que nadie mas quería hacer, ni quería ser visto haciendo. Una dictadura derrocada por aquí, otra instaurada por allá; rebeldes muertos en África, testigos asesinados en Asia, etc. Cuando algún gobernante de algún lado tenía problemas de índole fuera de lo normal, de la clase que no quieres que nadie descubra, me llamaban a mí, y siempre los resolvía.- ¿Seria esa la forma correcta de explicarlo? Ni idea, hasta la fecha jamás me había visto forzado a contarle sobre mi pasado a nadie que no lo supiera realmente, por lo que compartir aunque fuera esa parte tan pequeña, oculta y resumida de la historia de mi vida con esta mujer acabo resultando mucho mas incomodo de lo esperado, pero lo hecho, hecho estaba. Tampoco es como si ela estuviera en posicion de juzgarme.

off: disculpa lo corto, no tenia idea de que mas poner.

Se sento en una silla, mientras veia sus facciones. En realidad era dificil averiguar que era lo que estaba pensando o como estaba reaccionando a la informacion que le estaba dando acerca de mi. Note un atisbo de sorpresa cuando le dije a que me dedicaba, sin embargo, no estaba del todo segura. ¿Pero porque? No creo que el en este momento este actuando de manera profesional, si no que tengo la sospecha de que no sabe que hacer. De algun modo me parecia divertido, pero a la vez, era perturbador si lo miraba desde otra optica. En fin, la mitad de mi trabajo es perturbador y parece sadico en cuanto yo lo realizo, asi que no estaba en una verdadera posicion para juzgarlo a el.

Empece a escuchar todo aquello que el me contaba sobre su vida. ¿Un agente del gobierno? Era logico, ese entrenamiento y esa capacidad que tenia era increible, realmente pocos podrian llegar a eso sin ser fuerzas elite. Pero no puedo negar que eso me sorprendia. Hay mafias pequeñas o "negras" que actuan vendiendo drogas y armas dentro de un pais, un negocio de corrupcion y destruccion a la sociedad. Pero esos gobiernos eran algo superior, hasta para mi. Yo jamas habia pensado que el gobierno deberia tener alguna fuerza por encima del ciudadano, y creo que nuestro gobierno se volvia cada vez mas rapido en una dictadura vestida de democracia. Sin embargo, no creo que discutir con el acerca de politica deberia ser bueno.

-¿Africa? -Le pregunte, en un tono entre ironia y sorpresa- Pense que te dedicabas unicamente a eliminar criminales, pero comprendo. -Estuve apunto de mencionar que el no se dedicaba a eliminarlos, si no a poner a otros mas poderosos y mas terribles- No te preocupes... Supongo que lo que hagas para los gobiernos no es de mi incumbencia. Yo no me meto en esos aspectos, la politica es una degradacion a todo lo que realmente hace bien a nuestra sociedad. -Levante los hombros y sonrei un poco-

Me pare de mi silla y camine hacia la cocina, mientras volvi a hablar.

-¿Sabes? Me caes bien. En Gotham es dificil encontrar a alguien que tenga metodos similares a los tuyos. Los otros vigilantes tienen como codigo no matar, pero yo creo que para eliminar los problemas que no conocen limites es mejor no tener limites. -Abri mis estantes mientras buscaba algo para prepararle. Seguramente no fuese muy quisquilloso con la comida, pero no tenia la menor idea de que hacer- [color=#990099]¿Quieres que te prepare algo? Se hacer pasta... -Saque unos paquetes con spaguetti que le mostre, y luego segui buscando cosas- [i]Como te decia. ¿Tu eres del otro universo, no? En Gotham nunca tuvimos nadie como tu, y los mas radicales ya se habian peleado con Batman. Evitalo a toda costa, si puedes. Es un idiota, pero parece que es el mas efectivo para luchar contra los locos con poderes. -Le hice un gesto con la mano para que se pudiera acercar a la cocina si queria, no me gustaba gritar mucho en mi departamento.

Al final, decidi sacar unos spaguettis, un bote con pure de tomate y algunas hierbas para preparar una pasta.

-Si ya aceptaste venir aqui, al menos come algo. -Solte un gruñido- Despues de todo lo que hicimos, seguramente tienes hambre, y no creo que quieras pedir una pizza... A estas horas, no hay reparto. -Habia ya tomado la decision arbitrariamente de que Smith se quedara a cenar conmigo. Supongo que era lo unico que podia darle como agradecimiento al ayudarme en esta noche y para cubrirlo un poco de la busqueda de la policia que estaria bastante pesada esta noche. Pose mi mirada en sus ojos, mientras recargaba mi espalda sobre mi refrigerador - Cuentame mas de ti. ¿Que te gusta? -Algo me hacia pensar que el no tenia una vida comun, no creo que tuviese un platillo favorito o una cancion que le gustase... Vaya, esa posibilidad me daba en cierto modo algo de pena. -A mi me gusta el pescado, los embutidos, la carne asada. ¿Te gusta la musica?

Sentia que lo estaba atiborrando con preguntas, pero me desataba mucha curiosidad, era como pensar en un extranjero que jamas habia salido de su pueblo y de pronto se enfrenta a la modernidad. Deberia ser terrible, y quizas el se sienta incomodo, pero quizas a veces era un poco invasiva con la gente que conocia. Sali a la sala de nuevo y camine hacia el sonido, donde me agache para tomar un disco de musica y lo coloque, presionando una cancion que me encantaba.

-Escucha esto...


La musica empezo a sonar, mientras mantenia el ritmo con un bamboleo suave de la cabeza. "Two coffins to sleep..."

Capte a la perfección lo que ella quiso intentar decir, aunque no lo haya dicho. Había un sentido más profundo en su comentario que lo quejo entrever a simple vista. Es cuestión de detalles. Si ella hubiese dicho que creyó que solo me dedicaba a eliminar mafiosos o drogadictos, como lo que habíamos echo esa noche, hubiese creído que su comentario hiso alusión a la simple sorpresa de descubrir que tuve un segundo "oficio". Pero ella no dijo mafiosos, sino criminales, y por más estúpido que pareciera ese detalle, implicaba un significado más profundo en su comentario. Lo que ella quiso decir en realidad no fue solo "pensé que te dedicabas a eliminar criminales", sino "pensé que te dedicabas únicamente a eliminarlos, no a hacerles un favor". Y tenía razón, en realidad, aunque dudaba que fuera por los mismos motivos que yo tenía en mente. Yo le había dado suficiente información como para que ella intuyera la línea general de mi trabajo, pero nada más. No le dije ni la mitad de las cosas que hice, o por que las hice. No le conté de los experimentos al os que me sometieron, ni de toda la sangre que tengo en las manos, seguramente mucha más de la que ella pudiera creer. No le conté que yo literalmente me di la mano con algunos de los caudillos, dictadores y criminales más sádicos y violentos que el mundo contemporáneo ha conocido, ni que yo los ayude de manera directa a solucionar cualquier tipo de problema que tuvieran solo por cumplir sin cuestionar órdenes de mis superiores. No le conté nada de eso, y no tenía pensado hacerlo, al menos no de momento; quizás algún día, cuando tuviese más confianza con ella. Pero por otra parte ¿Que tanta más confianza podía tener con una persona? Hasta el momento, ella había sido la persona que más confianza había puesto en mi: me mostro su cara, su hogar, su identidad secreta, me dijo su verdadero trabajo ¿Realmente hay algo más que pueda hacer para demostrarme que confiaba en mi después de todos los secretos que me había develado, que probablemente nadie más sabia? No acostumbro relacionarme con nadie, jamás lo hice, por eso no tenía ni idea que hacer ¿Que podía hacer para asegurarme de que realmente podría manejar la situación? ¿Por qué la televisión y el cine lo hacen ver tan fácil?

Al menos se mostro comprensiva cuando le conté esa versión resumida de mi trabajo, lo suficiente como para no reprocharme nada, y simplemente desentenderse del asunto, así como yo lo había hecho cuando ella me hablo de su vida como mafiosa. Finalmente una persona que reconocía cuando algo no era de su incumbencia, en vez de simplemente indagar más en el asunto; me estaba cayendo mejor, a decir verdad. No preste mucha atención respecto a su comentario sobre la política, pues a decir verdad no me consideraba lo suficientemente versado en esos temas como para emitir una opinión que diera lugar a una charla mínimamente interesante, y tampoco era precisamente de los temas que más me interesaban. Su siguiente comentario, sin embargo, realmente me sorprendió. Y cuando digo me sorprendió me refiero a que eta vez no pude evitar abrir la boca ligeramente en señal de sorpresa, y reflejarlo en mi mirada desconcertada. "Me caes bien". Eso fue lo que dijo; tres simples palabras, que jamás había escuchado. Bueno, en realidad si las había escuchado, pero nunca dirigidas hacia mí, sino más bien todo lo contrario- Apenas nos conocemos...¿Por qué te caigo bien?- El tono de duda de mi voz no pudo haber sido más evidente. Mi inexperiencia y mi curiosidad sacaron lo mejor de mí. Tenía sentido que le cayera bien, dado su comentario respecto de cómo era difícil encontrar en Gotham a personas como yo, que compartiesen sus métodos, pero aun así me vi en la necesidad de comprobar inclusive esa teoría. Quizás incluso podía brindarme alguna pista respecto a esa prueba de confianza que tanto andaba buscando para determinar si ella era realmente digna de la confianza suficiente como para enterarse de todo mi pasado; uno que, de todos modos, no tenía prisa por compartir con nadie.

Entones la escuche ofreciéndome comida y, por primera vez en mucho tiempo, actué sin pensar.- Si.- Dije a secas, solo para darme cuenta unos segundos después de lo que había dicho, pero siendo ya demasiado tarde como para modificar mi respuesta. Tampoco es que me molestara comer algo que no fuese comidas enlatadas o cenas congeladas de bandeja, es solo que no acostumbro pasar la noche afuera de uno de mis escondites a no ser que este en un operativo, y jamás había cenado solo con nadie con quien no me relacionara de un modo exclusivamente profesional, como otro agente en medio de una misión encubierta. -Se podría decir que si, nunca escuche de nadie como tú, o de Gotham para empezar, en la Tierra de donde yo vengo, así que supongo que sí, somos de diferentes Universos.- Comente mientras me sentaba en la primera silla vacía que encontré. Ignore sus comentarios sobre Batman, pues no me develo nada que yo no hubiese sabido de antemano sobre el vigilante, incluido el hecho de que debía mantenerme alejado de él. Tampoco respondí en un principio a las preguntas que comenzó a hacerme, pero no por el hecho de que no quisiese hacerlo, sino porque realmente no tenía ni idea de que responder. En realidad ni siquiera pude evitar volver a mirarla a la cara con una expresión de completa incomodidad, mezclada con algo de duda, porque una vez mas no sabía cómo reaccionar ¿Era algo normal hacer ese tipo de preguntas a los recién conocidos? Ni idea, al final supongo que solo hay una forma de averiguarlo. Intente mantener mi mente fría y continúe escuchando a su "interrogatorio" mientras la comida se hacía.

En base a las respuestas que ella me dio, deduje que quería saber respecto de mis platillos favoritos, y del tipo de música que me gustaba. Eso presentaba un problema. Para empezar pase toda mi infancia preparándome para comer y digerir cosas que la gran mayoría de las personas encontrarían repulsivas, y en lo que concierne a la música realmente jamás había encontrado el tiempo de escuchar una canción por voluntad propia; aunque hubiese querido jamás no hubiese tenido idea de cómo integrarme en ese mundo. Sin embargo, algo tenía que contestar, así que comencé pensando en mis mejores experiencias "culinarias" hasta que al final respondí.- Me gustan los cocos.- en un modo casi escueto. De todas las comidas que me había tocado engullir hasta la fecha, la mayor variedad de ellas debido a motivos de supervivencia, los cocos habían sido mis preferidos; eso incluye también toda la comida precocinada que se vende en las tiendas, aunque para ser justo he comido inclusive insectos que tienen más sabor que varios de esos productos. E varios cursos de supervivencia, simulacros de choque y misiones de infiltración que requirieran el pasar varios días seguidos en la intemperie, recuerdo que los cocos siempre se habían encontrado entre mis prioridades de búsqueda una vez que tuviese una fuente de agua asegurada. En una ocasión en particular yo iba en un barco pesquero que me transporta de manera ilegal hacia una isla caribeña donde supuestamente vivía un importante traficante de drogas con quien fui mandado a negociar; una tormenta inesperada destruyo el barco y quede a la deriva. Pase varios días a la deriva sujetándome de un trozo de madera flotante hasta que finalmente llegue a una isla tropical deshabitada. La primera y más dulce comida que disfrute durante los cinco días que pase perdido en acción fueron aquellos frutos de cocotero que me encontré por casualidad mientras exploraba la playa.

Habiendo cubierto ya un aspecto del tema, a pesar de que quizás no en el modo en el que Helena quisiera que hubiese sido, me dispuse a indagar en mi memoria en busca de alguna canción que valiera la pena recordar, pero sin éxito. Por fortuna ella tenía su propia música, y coloco una canción para que pudiera escucharla y darle mi opinión. La escuchamos y a decir verdad no supe qué decir de ella. No por que fuese mala sin por qué no tenía idea de que decir respecto de la canción. Por su letra deduje que se trataba de una canción romántica o del estilo, y la melodía en si no me había molestado; era mucho más armoniosa que todos esos festivales de ruido ensordecedor que pasan todo el tiempo en los clubes nocturnos y bares donde se reúnen los mafiosos, ni hablar de esa cosa...¿Como se llamaba? ¿Dubstep?

-Es bonita...supongo.- Estaba claro para ambos que no encontraba esa acción para nada natural.-No es que no me guste; no me disgusto si eso es lo que quieres saber.- Y para mí eso era el equivalente a algo muy bueno, pues se expresar disgusto por algo de muchas formas, pero esa la única que conocía de expresar mi agrado hacia algo como la música, porque no tenia ningún referente positivo de ese arte en particular en mis memorias, como con la escultura o la pintura; simplemente estaban demasiado alejadas de mi área habitual de trabajo. -Nunca tuve mucho tiempo en mi vida para disfrutar de cosas como la comida exótica...o la música.- O muchas otras cosas que a día de hoy parecían requisitos indispensables de cultura general para cualquiera que pretendiese graduarse de primaria.

Vaya que Jonathan era un hombre callado. No habia mostrado muchas reacciones ante mis ofertas de comer, al menos, en palabras. Cuando se lo ofreci, su rostro estaba condicionado entre la duda, la sorpresa y la incredulidad. ¿Qué tan raro podria ser que alguien que acabas de conocer en una matanza de criminales te invitase una cena en su departamento? Me pareceria muy gracioso que no pudiera tener tanta seguridad con mi persona a la hora de hacer algo tan comun como comer y se desenvuelva como nadie para matar personas. Probablemente, esto era lo mas raro que habia hecho en mucho tiempo.

-¿Asi que te gustan los cocos? Si tuviese pastel o gelatina de esa fruta te daria... Pero ahora no tengo nada, si quieres, en otra ocasion te puedo invitar algo... -Le sonrei, mientras me acercaba a el para tomar su mano y llevarlo a la cocina. ¿Le gustarian los vestidos hawaianos con sostenes hechos de cocos? Por dentro me parecia muy gracioso, pero no hice ninguna muestra para que el se enterara de lo que estaba pensando. Solamente tenia que enterarse de lo que yo quisiera que se enterara... Lo lleve a la cocina, mientras la musica seguia sonando. Era un disco de musica que habia hecho yo en mi computadora para cuando estaba sola, por lo que tenia mucha musica variada, pero todo girando en torno al rock o al metal ligero.

Al llegar a la cocina, lo solte y me agache para tomar un par de ollas donde podria preparar toda la comida. Tenia ya fuera el spaguetti, la salsa y algunas hierbas, asi que me gire para verlo a los ojos. -Te voy a preparar espaguetti con albondigas, ¿esta bien? -Fui al refrigerador y saque la carne molida para solamente tener que amoldarla en esferas. Mientras tanto, puse el spaguetti en una olla con agua y sal para que se empezara a preparar a fuego lento. La carne ya venia con algunos ingredientes, por lo que solamente tenia que ponerlo a freir para agregarlo a la pasta despues.

Mientras las cosas se preparaban bajo la llama lenta de mi estufa, me gire para poder verlo, con las manos recargadas en el borde de las repisas de mi cocina. Estaba con un hombre que apenas y sabia su edad, no habia visto mas que la forma en la que luchaba, y lo mas destacable que podia recordar sobre su rostro es una barba bastante varonil. Su barba me llamaba la atencion, es decir, si el era una especie de soldado-esclavo-maquina para matar, ¿Por que no tenia impuesta la disciplina de rasurarse como los militares? ¿Acaso esa era una muestra de su espiritu rebelde que intenta alejarse de todo lo malo que le han hecho? ¿O solamente es una forma mas facil de estar sin tener que gastar mucho en rasurarse? Tenia que ser como mis maestros de pedagogia decian: "Paciente y perseverante para lograr buenos resultados".

-Bueno, si tu no tuviste mucho tiempo para disfrutar de las cosas buenas de la vida, puedes contarme... ¿Qué te gusta? ¿Tienes alguna pelicula favorita? ¿Te gusta algun deporte como las carreras de autos o algo por el estilo? Seguramente tienes un hobby aparte de... tu trabajo. -Le sonrei. Quizas estaba siendo un poco invasiva, pero sabia que si hacia las preguntas adecuadas o al menos golpeaba en algun lugar que el se sintiese familiarizado, podria tener una mayor conexion con el. El me llamaba la atencion , y sabia que si me esforzaba en escucharlo, podria acercarme mas a su pasado y lo que lo estaba formando.

¿Y por que no? Quizas el era una persona que no sabia mucho del mundo y el mundo lo habia formado de una manera cruel con un fin de venganza para la sociedad, como me habia pasado a mi. Pero me causaba conflicto no saber mucho de su pasado, ni de sus gustos, ni sobre el mas que su nombre y su habilidad para luchar en contra del hampa. ¿Qué podria hacer? ¿Esperar y confiar en volver a verlo, pensar que quizas el no es una persona que pueda comprender mis demonios y todo lo que he sufrido o arriesgarme e intentar aprovechar el tiempo de esta noche? Oh... al demonio. Son mas de las dos de la mañana, le estoy haciendo la cena y estamos escuchando musica en un departamento que pocos de mis amigos conocen. Ya no tenia mucho mas que arriesgar.

Me le acerque mientras las cosas seguian en el fuego y le di un suave abrazo. Quizas el no se esperaba eso, ni tampoco cuando recargue mi cabeza en su pecho. Pasaron un par de segundos asi, hasta que me separe un poco, levante la cabeza y elevandome de puntillas, deposite un suave beso en sus labios mientras cerraba los ojos. Parecia que el daba su primer beso, no sentia mucha experiencia por su parte, ni tampoco nada mas que sorpresa. Intento alejarse, pero mi mano derecha rodeo su espalda y mi mano izquierda atrajo con un poco de fuerza su cuello hacia mi para mantener el beso. El tacto de su barba era delicioso, y aunque no estaba con un experto del beso, sentia tanta ternura por Jonathan que tenia intenciones de mantenerlo durante tanto tiempo como sea posible.

Al final, tuve que separarme, sonrojandome un poco al ser tan sorpresiva en mi modo de actuar.

-Lo siento... Fue mas... ¿curiosidad? No lo se.... -Ojala el no se ofendiese y se largara de mi departamento, no queria que el se sintiera tan mal por lo que habia hecho ni se asustara o respondiera de manera violenta.

Nunca dejan de asombrarme las cosas que me pueden ocurrir. Yo siempre me considere como la clase de persona que ha visto todo y hecho de todo, en el peor de los sentidos desde luego. He luchado en cada terreno conocido por el hombre, he asesinado a personas de todas las edades, géneros y nacionalidades; he cazado y acabado con objetivos que van desde humanos hasta metahumanos, así como monstruos o criaturas cuyos hábitos y apariencia escapan a la imaginación de cualquier persona que se considere mentalmente sana. He leído los archivos de cada superhumano registrado, incluyendo a muchos de los mismos Vengadores, en mi Universo; lo mismo hice al llegar a Omega, cuando comencé a recopilar datos sobre los nuevos héroes que no conocía de mi Universo de origen. Así fue como me entere de la historia de alienígenas, robots y androides, seres similares a muertos vivientes, mutantes de toda clase, humanos convertidos en monstruos, entidades cósmicas, dioses, y un amplio y en extremo variopinto etcétera. Yo mismo he visto cara a cara a una mujer, actual princesa de las amazonas, cuya mera existencia ya es un desafío a la concepción común de lo que es la “mitología”. Sin embargo, es curioso cómo, cada vez que empiezo a creerme esto, la vida encuentra una nueva forma de sorprenderme, en modos que jamás creí posibles.

Y en esta ocasión en particular, estaba más sorprendido, inquietado y hasta perturbado, de lo que jamás había estado, o volvería a estar, en toda mi vida. Y no era por alguna clase de evento cósmico, un nuevo objetivo superpoderoso, algún personaje nuevo de la literatura que resulto real, o por ninguna de las hostilidades que esta amalgama universal que llamamos Omega tuviera para ofrecerme. No, esta vez mí los escalofríos que recorrían mi espalda se debían a algo diametralmente opuesto a todo lo que había enfrentado en mi vida: la amabilidad de una mujer, que era prácticamente una desconocida. Sobra decir que ninguna mujer me ha mostrado jamás esa clase de amabilidad en mi vida. Lo más acercado a eso es cuando me encuentro con Blair para entrenar, pero con ella es diferente: nuestros encuentros no son más que parte de mi misión, nos desenvolvemos en un ámbito en el que ya estoy acostumbrado a moverme, y lo que siento cuando estoy junto a ella no se compara con lo que me hacía sentir Helena; esa incomodidad extrema y la sensación (muy certera) de saber que no estoy haciendo las cosas bien.  Quizás por que con la congresista las cosas nunca dejaron de sentirse formales, a pesar de sus intentos de romper el hielo y mis intentos de no ser demasiado duro con ella en las rutinas para evitar que se fracturara un hueso o algo. A Helena por el contrario había tenido la oportunidad de verla en acción, cuando su temperamento sale a relucir, pude ver su ira, el enojo y el odio que guían sus acciones a cada paso que da, pero sin nublar su mente lo suficiente como para conducirla en un espiral de furia ciega, sino más bien brindándole la determinación necesaria para seguir adelante.

Por eso era tan extraño verla de repente tan sonriente para conmigo. Antes de entrar al edificio, apenas había mostrado algún tipo de sentimiento más allá de los antes mencionados, y cuando nos encontramos por primera vez, supe por su mirada que no tendría problemas en jalar del gatillo y clavarme un virote entre las cejas. Y a pesar de todo, ahora se encontraba… ¿Feliz? ¿Por qué? ¿Yo tendría algo que ver? Imposible, las personas usualmente no están demasiado felices cuando están cerca mío, sino lo contrario ¿Pero qué otra explicación podría haber? ¿Tal vez fuese alguna clase de bipolaridad o trastorno de personalidad múltiple? Era una posibilidad perfectamente razonable, pero aun así había algo en todo eso que no me terminaba de cerrar, aún tenía que descartar completamente otra teoría para eso: la de que realmente yo influía en su cambio de estado de ánimo, que de algún modo yo era la causa de su repentina felicidad. El solo pensar en eso bastaba para hacerme temblar. Hasta el momento creí que el momento más incómodo que me había tocado vivir fue la fiesta de políticos en conmemoración de la victoria de la congresista Van Der Woodsen, pero esto le ganaba por mucho. Su ofrecimiento de hacerme una cena en otra ocasión solo empeoro las cosas para mi ¿Cómo que en otra ocasión? ¿Se refería a vernos otra vez? Pues sí, en realidad tenía pensado fomentar las bases de una alianza con ella, o al menos un tratado de mutua cooperación cuando esta fuera solicitada, pero eso había sido cuando únicamente conocía su faceta de vigilante; ahora que estaba comenzando a observar a la mujer detrás del antifaz, realmente no me sentía tan seguro de cuáles serían sus intenciones para nuestro próximo encuentro, ni que tan cerca estarían del tipo de situaciones que en las cuales yo había planeado que nos volviésemos a encontrar: ya comenzaba a tener mis dudas respecto a si ella planeaba volver a verme para cortar la cabeza de otro líder de la mafia, o solo por querer verme. El solo pensar que ella tendría algún motivo para querer verme por motivos que no fuesen estrictamente profesionales o concernientes a un objetivo en general me hacía sentir como si una granada hubiese explotado en mi estómago. Esto hiso del contacto entre nuestras manos algo mucho más incómodo. Técnicamente ella toco el guante de cuero negro que envuelve mi mano, pero eso no hiso del breve contacto entre estas menos extraño para mí. Ni siquiera preste atención al momento en el cual me pregunto sobre si quería comer espagueti, estaba demasiado ocupado intentando descifrar el porqué de sus cambios de conducta, de modo que solo afirme levemente con la cabeza antes de darme cuenta de lo que había aceptado, aunque no por eso rechace la oferta. Necesitaba quedarme más tiempo para poder averiguar más, todo esto comenzaba a intrigarme.

Casi agradecí cuando volvió al interrogatorio, al fin algo que si sabía que le quería responder. Lamentablemente sus preguntas eran de respuesta fácil, así que no pude hacer mucho tiempo para distraerme de…todo lo demás. –No, no, y…no.- Fueron mis respuestas. Como le dije antes, nunca tuve tiempo para hacer nada de eso. Toda mi vida fue orientada a una causa: acabar con el objetivo, y eso fue todo lo que hice desde mí nacimiento hasta hace un par de años atrás, cuando me di cuenta de todo. Y desde ese momento, no había hecho más que ir de una pelea a otra, de una garganta a otra, por el simple hecho de no saber que más hacer. Desde el día cero de mi existencia estuve entre en una guerra, y aun hoy en día, ese conflicto no ha acabado para mí. Sé que nunca acabara, sé que es posible que ni siquiera termine cuando haya muerto el último de los desgraciados que me hicieron lo que soy, por el simple hecho de que no tengo nada por que vivir, ni nada más allá del combate, porque ya es demasiado tarde para mí como para enfocar mi vida en cualquier otra cosa. En mi vida no hay tiempo para pasatiempos, nada además de la guerra.

Con eso en mente fue que me dispuse a decirle que ya no podría seguir perdiendo el tiempo en su departamento, que le agradecía por todo y darle un numero al que pudiera llamarme si las cosas se ponían peligrosas en su vecindario. Ya solo quería irme de allí y dejar de sentir esa incomodidad ridícula. Desgraciadamente ella no me dio tiempo de hacerlo. Para cuando yo quise abrir la boca y comentarle todo, ella ya estaba a centímetros de mí. Casi reacciono para apartar sus brazos cuando estos comenzaron a rodearme por mero instinto de combate, pero no lo hice. Frene cuando note que sus intenciones no eran hostiles, que sus muñecas estaban demasiado lejos de mi cervical o la parte baja de mi columna como para representar una amenaza. De alguna forma, el pensar que estaba rodeando mi cuerpo con sus brazos solo por placer me asusto más que cualquier intento de ataque a traición. Y mejor ni hablar de que me paso cuando sentir su cabeza en mi pecho. Sobra decir que nunca había estado en contacto tan cercano, ni duradero,  no solo con una mujer, sino con nadie. De nuevo, no podía sentir su pelo o su piel sobre la mía por el chaleco anti balas y el traje que cubrían mi torso, pero eso no impidió que sintiera la pesadez de su tacto sobre mi cuerpo. Sus acciones parecían estar cargadas de… ¿Cómo se llamaba?... ¿Cariño? ¿Por qué tendría tanto cariño conmigo? Ni siquiera me conocía muy bien, apenas sabia quien yo era, nada de lo que hacía tenía sentido.
Y entonces sucedió, lo que por lejos, por muy, muy, muy lejos, fue la experiencia más…indescriptible de mi vida. Solo eso, indescriptible, porque no sabría cómo describir en palabras lo que sentí en ese momento. Apenas se cómo comenzó. En un momento ella tenía sus brazos envueltos en mi espalda y su cabeza apoyada sobre mi pecho, y al otro, su frente se levantaba y…sus labios se posaban en los míos. No soy estúpido, se lo que es un beso, solo que ese era el primero que recibía. Intente retroceder impulsivamente, para evitar el contacto mutuo y pedirle explicaciones de que estaba ocurriendo, pero para cuando reaccione su brazo ya había envuelto mi cintura y me presionaba con una fuerza secreta que no sabía que tenía, para que poco después otra mano se moviera a mi nuca, para presionar mis labios con los suyos con más fuerza, y asegurar un agarre firme que me impidiera separarme al menos por lo pronto ¿Pero qué mierdas fue eso? ¿Mis reflejos acababan de…fallar? Imposible. Sabía que tenía que haber alguna causa para todo eso, pero me era desconocida en ese momento; tenía que seguir con el beso para averiguar más. La gente tiende a pensar que ese debe ser un momento culminante en la vida de toda persona, que debes sentir como si un montón de mariposas estuvieran revoloteando en tu estómago, que a tus piernas se les va la fuerza de repente, que todo a tu alrededor se vuelve un espacio rosa lleno de flores y Sol, y el sonido del canto de los pájaros, y música romántica sonando en tus oídos a pesar de que sabes que sigues en el mismo puto lugar en el que estabas hace dos minutos. Yo solo sentí como dos labios ajenos, increíblemente suaves y húmedos, entraban en contacto con los míos, y se entremezclaban en un movimiento del cual no podría encontrar símil alguno aunque quisiera, mientras nuestra saliva se entremezclaba. Eso del primer beso no se parece en nada a como lo pintan. No sabría decir si lo disfrute o no, pero no lo odie, y para mi caso particular, no sabría si identificar la sensación que sentí en ese momento con placer o no. Era tan ajeno al placer, por no mencionar que más aun a ese tipo de placer, que, honestamente, no sabía si eso que estaba sintiendo era “placer”. Solo sé que no quería que terminase, no aun, no hasta que hubiese descifrado que era eso ¿Así es como se supone que debe sentirse uno durante un beso para que sea” correcto”? Intente hacer que mis labios se movieran al mismo ritmo de los suyos, pero no hiso falta ningún comentario para saber que falle miserablemente en disimular mi inexperiencia en la materia.
Ese momento entre los dos, que de seguro duro nada más que segundos aunque para mi pasaron como horas, finalmente termino, cuando ella separo su boca de la mía y se alejó ligeramente hacia atrás, dejándome con cara de tonto, sin poder disimular el asombro el desconcierto en mi rostro, mientras pedía explicaciones de lo sucedido, pero solo con mi gesto, pues no podía articular palabra alguna en ese momento. –No te…disculpes- Fue todo lo que llegue a decir, bastante tiempo  después de escuchar su intento de explicación. Mi pecho se sentía raro, no adolorido o acalorado, solo extraño, igual que mi estómago. No sabía qué hacer, estaba auténticamente en blanco, y eso me espantaba.. El solo contemplar siquiera las implicaciones de todo lo que acababa de suceder me causaba un dolor de cabeza. Por eso opte por hacer algo que no había hecho hace mucho tiempo: ignore mi cabeza, ignore mi cerebro y a mi sentido común, y hable sin pensar.- No sé lo que sentí, ni que fue, ni que debería pasar ahora- Sonaba incomodo, y la duda estaba presente en mi voz, cosa insólita para quien me conocería lo suficiente.- Pe-pero…quiero…saber com-como se…siente. No lo sé…ahora.- Hablaba entrecortado, sentía como se me iba el aire, como estaba a punto de colapsar verbalmente, y sentía la necesidad de apurarme antes de que pasara.-

Quiero…saberlo.- Quería descubrir si al final resultaba placentero, o que pasaba. Necesitaba experimentar esa sensación de nuevo, para saber si me hacía bien o no, esta vez por más tiempo, de otro modo. Esperaba que así al menos pudiera descubrir algo sobre el estado antinatural en el que mi cuerpo y mente se encontraban en ese momento. Por eso fue que la tome por los hombros, sin molestarme en ser cuidadoso producto de los nervios, y me toco a mi besarla a ella. Aun no puedo creer que use esa palabra, besar. Deposite mis labios en los suyos, e intente emular, esta vez con un poco más de éxito, sus movimientos, pero esta vez en su boca. La presione con fuerza contra mí, para que no pudiera zafarse, mientras mis brazos rodeaban su espalda y se envolvían en ella, asegurando que nuestros cuerpos se unieran. No preste atención al como nuestros sus pechos se unieron al mío, ni a la sensación del latido de su corazón unirse al mío como si fuesen uno mientras la sostenía contra mí; de esas cosas me percate solo después, de un rato, por el momento estaba ocupado con el segundo beso.

No sabía si lo que estaba haciendo debía ser considerado como algo romántico o intento de abuso, pero no podía importarme menos.

No esperaba que reaccionase tan bien. Cuando el se quedo quieto, tratando de calmarse y de pensarlo, sabia que algo habia despertado en el, algo innato a todas las personas: El deseo de querer a alguien mas, aun en momentos peligrosos. Quizas el por su vida y por sus experiencias nunca habia tenido esa capacidad desarrollada o desinhibida, pero cuando algo te despertaba subitamente, tenias que actuar con lo que sabias y rezar por no equivocarte. Esperaba que el no se equivocase, aunque tampoco importaria mucho, pues no esperaba que el fuese un amante bandido como esos de las peliculas, seria como... ¿lo mas extraño que he hecho en mi vida? ¿Qué mas da? Me la estaba pasando bien.

Le sonrei, algo apiadada de su condicion tan avergonzada, como un colegial tras su primer beso, que solamente me pude hacer un poco para atras y estirar mis manos para que las tomara. El probablemente era mas grande que yo, pero si hablabamos de experiencias... Seguramente era la primera vez para muchisimas cosas. ¿A cuantas casas habia entrado con invitacion sin la necesidad de matar o para que le encargasen matar a alguien? ¿Cuantos vasos de agua le habian ofrecido por amabilidad en toda su vida? Era tan complicado pensar en lo que le habia pasado a Jonathan que sentia muchisima compasion por el, como si el tambien sintiese un poco de lo que fue mi infancia perdida por mi pasado... Vaya, no quiero pensar en eso, lo mejor seria concentrarse en el...

-¿Ahora? -Levante un poco los ojos, algo sorprendida. El me tomo por los hombros con fuerza, mientras sentia el peso de sus manos en mis claviculas, bajo la cabeza un poco y me empezo a besar. Vaya, esa iniciativa viniendo de el me sorprendio bastante, asi que cerre los ojos mientras disfrutaba el beso y me pegaba a el. Lo empuje un poco con mis brazos hacia el refrigerador, mientras seguiamos besandonos hasta que senti mis manos tocar con el respaldo de las puertas del refrigerador. Seguia besandolo, con los ojos cerrados mientras mis dientes servian para morder con fuerza sus labios y posteriormente, su lengua. Morder su lengua duro unos cuantos segundos hasta que lo solte para que no estuviera muy adolorido, pero mantuve mis labios junto a los suyos otros segundos mas, hasta que nos separamos. Levante mis brazos, recostandolos encima de sus hombros para juntar mis dedos detras de su cabeza y sonreirle con las pupilas ligeramente dilatadas. No sabia que decir, ni como decirlo, ni absolutamente nada... solo hablaba sin pensar, diciendo lo primero que se me ocurria.- ¿Y si te quedas a dormir conmigo? En mi cama cabemos los dos...

OH.
Vaya.

Abri los ojos con la boca abierta, algo impactada por lo que yo misma habia dicho. Eso no estaba nada bien. ¿O si? ¿Que mas daba? Me estaba gustando pasar tiempo con Jonathan, y aunque no tenia nada que contar, si tenia la posibilidad de hacer todo lo que se propusiese. ¿Y si el se proponia aprender a querer a otra persona? Seguramente lo lograria y lograria aprender a vivir una vida normal muy a la sombra de su trabajo, lo cual no estaria nada mal. Baje mi mano derecha y acaricia su mejilla un momento antes de volver a besarlo, ignorando el sonido del agua que empezaba a burbujear. Me separe un momento, gire la cabeza al fuego y levante los hombros, realmente no me importaba. -¿Quieres comer o lo dejamos para después? -Le sonrei y tome sus manos para que las bajara a la altura de mi cintura y me pegara a el, sin embargo, no deje que me agarrara, si no que jale sus manos para llevarlo a la sala, donde casi lo arroje para que se sentara y despues, a horcajadas me sentara encima de el para empezar a besar su cuello mientras lo abrazaba. Parecia que tenia que enseñarle casi todo lo que habia que hacer... o podria sorprenderme con la misma fuerza con la que quiso responder mi beso. Parecia que cuando trabajaba con un asesino como el tenia que esperar cualquier sorpresa de su parte.

Empece a acariciar su cintura y senti detras de su espalda, por su cadera, algo bastante frio y duro. ¿Traia un arma? Le mordi el cuello con un poco de fuerza y saque la pistola que tenia en la parte trasera de su pantalon, debajo de la chaqueta y me rei un poco. -Vaya, ¿acaso eres el hombre siempre preparado? -Le guiñe un ojo y deje la pistola en el respaldo del sofa, un poco cercano a los dos. Tenia mucha adrenalina y era excitante pensar que en cualquier momento podriamos reaccionar de manera excesivamente violenta a nuestro cariño y tener una pelea similar a la que tuve con el cuando le conoci en la salida del bar donde habia matado a esos tipos.

Quizás presione demasiado las cosas; quizás debí haber dejado que todo terminase allí, o al menos que esa fuese la pausa antes de la siguiente interacción. Pero no pude. Aunque hubiese salido las consecuencias de mis acciones con tiempo y preparación, creo que lo hubiese hecho de todos modos; no por algún tipo de loco amor a primera vista ni nada de eso, sino por la necesidad ulterior que significaba para mí el saber que se sentía eso. No supuse que ella se pondría tan intensa después del segundo beso, mientras que yo aun seguía batallando para descifrar que carajos tenía que hacer. No podía hacer más que intentar bailar a su ritmo y rezar por que estuviese haciendo las cosas indiadas, en vez de solo estar haciendo cualquier cagada. Ella volvió a tomar la iniciativa con bastante rapidez, colocando mi espalda contra el refrigerador mientras sus brazos rodeaban los míos, aprisionándome contra el electrodoméstico. Sobra decir, que no me gusta sentirme aprisionado, sea como sea y en el contexto que sea. Me trae malas memorias, simplemente me pone incomodo, y no me gusta estar así por mucho tiempo. Incluso intente ignorar el hecho de que me estuviese mordiendo los labios, solo concentrándome en zafarme de esa posición lo más pronto posible, pero cuando me mordió la lengua, no pude evitar perder el tren del pensamiento por un momento. Esa acción suya me había tomado desprevenido. A decir verdad, todo su uso de los dientes me había desconcertado, pues según tenía entendido el acto de besar consistía en el uso de los labios y, en todo caso, de la lengua, pero nunca de los dientes. Y aun así estaba ella, mordiéndome la lengua; no pude evitar pensar en ella arrancándomela con los dientes, para ver cómo me desangraba hasta morir. Cosas de instinto paranoico supongo, aunque por suerte resultado estar equivocadas.

Y entonces soltó la bomba. Me invito a dormir a su cama con ella. Eso definitivamente me tomo por sorpresa, y por segunda vez en toda la noche, me quede helado, sin saber que hacer o decir a modo de respuesta. Quizás y0o estuviese siendo paranoico como siempre, quizás fuese solo mi inseguridad y esa era una simple y honesta invitación a dormir en su cama. Pero otra parte de mí, la menos inocente, me decía que sus verdaderas intenciones eran otras muy distintas; y en ese momento todo lo que quería escucharla, pues se me podían ocurrir un millón de excusas para rechazar amablemente su solicitud. Recuerdo muchas historias de mis días en el ejército, contadas por aquellos que por un tiempo fueron mis compañeros en zonas de combate peligrosas; es común que entre soldados se cuenten ese tipo de historias en esa clase de ambientes, ayuda a levantar la moral o les da algo en que ocuparse para que así no pasen su tiempo pensando en lo desesperada que es su situación. De todas esas historias, la mayoría eran respecto a sus novias, amantes o esposas y al como las conocieron. Si mal no recuerdo, basado en lo que puedo extraer de la mayoría de las historias que componían esa categoría particular, casi todas esas relaciones iniciaron con la invitación de uno u otro para “acompañarse en la cama”. Y a decir verdad, el solo hecho de que esa fuese una posibilidad real y existiese bastaba para convertirla en mi principal preocupación.

Tenía que pensar en un modo de decirle que no sin que se enojara o se sintiera mal, pues aun tenía intenciones de mantenerla como aliada a pesar de todo y no quería empezar con mal pie. Pero no podía quedarme en su casa. Podría haber dicho que fue por que no podía darme el lujo de invertir tanto tiempo como sería una noche en cualquier cosas que no estuviese estrictamente relacionada con mis operaciones, y quizás me hubiese creído, pero la verdad es que no era por eso. La verdad es que me encontraba perturbado por lo repentino de su petición, y de todas las implicaciones que podía tener. Me asustaba eso, por más que jamás se lo diría a nadie. Y por eso no podía acompañarla, al menos no por el momento. Primero tenía planeado hacer una investigación exhaustiva en el tema de las relaciones, de los actos sexuales, de las implicaciones de todo lo que había ocurrido en su casa, revisar pericias psicológicas y antecedentes, así como encuestas. No pensaba aceptar su invitación hasta que pudiese determinar con certeza todo lo que había ocurrido, y lo que debería ocurrir a partir de ese momento.

Tan enfrascado estaba intentando buscar una excusa para no aceptar que casi no pude notar cuando ella me tomaba por la cara y comenzaba besarme de nuevo; parece que la italiana tenia energía de sobra, o quizás hacía mucho tiempo que no tenía oportunidad de hacer algo como eso. Pero desde luego no paro ahí. Me tomo por las manos, me arrastro hasta el asiento más cercano y le tiro allí, solo para colocarse sobre mi segundos después. En un principio creí que volvería a colocar sus labios en los míos o sus dientes en mis labios…pero no. En realidad opto por colocar sus labios en mi… ¿Cuello? ¿Era esa otra forma de realizar un beso? Tendría mucho por investigar una vez que saliera de allí.

A pesar de todo, y de mi creciente incomodidad, las cosas estaban saliendo bien. Énfasis en “estaban” pues todo se fue a la mierda cuando saco mi arma de su escondite. No fue esa acción en su ola que me preocupo y me desconcertó, sino la acción posterior a esa: ella mordiendo mi cuello. Ni siquiera preste atención a sus palabras, solo me concentre en esa acción, y entonces todo se fue a la mierda. No pude evitarlo en realidad, fue un reflejo, producto de una vida de guerra y muerte; los veteranos como yo terminamos desarrollando esta clase de respuestas musculares ante las más mínimas provocaciones. Antes de que pudiese detenerme a mí mismo, mi brazo se estiro hacia su garganta, sujetándola en un parpadeo, con la misma velocidad que uso para atrapar balas y presionando con fuerza. No me di cuenta de que estaba presionando su tráquea con fuerza hasta unos segundos después, y entonces la solté, apartándome de ella con tal brusquedad que casi la tiro del sillón.- Lo siento…- Respondí, agitado, mientras respiraba de forma pesada.-El cuello no…se toca…- Intente recuperarme del sobresalto mientras hablaba, esperando que pudiese disculpar el sobresalto. Es solo que el cuello no se toca. No es que desconfiara de ella (demasiado) ni que creyese que pudiese matarme (demasiado), pero sus dientes en mi cuello me preocupaban. Principalmente por que en muchas ocasiones he asesinado gente cortando su yugular de una manera similar…con mis dientes. Recuerdo una vez en la que escape de un campo de prisioneros en Arabia. Estaba atado de manos de modo que tuve que cortar la yugular de mi carcelero clavando mis dientes en su cuello y haciendo que se desangrara hasta morir para robarle su llave. Luego de cosas como esa, solo digamos que uno se vuelve precavido para asegurarse de que no le pasen a uno mismo.

Y entonces se me ocurrió, aprovechar ese sobresalto como una excusa para declinar generosamente su oferta.- Creo que…después de todo esto.- comencé a decir, aun respirando a un ritmo bastante acelerado.- Lo mejor será que me vaya…- Recién entonces comencé a controlar un poco mi respiración, lo suficiente como para poder hablar sin tener que estar entrecortándome cada tres palabras.- Puedo cenar aquí, si tú quieres….pero creo que lo mejor sería irme después.- Quizás en una semana me odiaría por eso, pero de momento, solo quería terminar de cerrar el trato con ella e irme, investigar un poco del tema, y tal vez volver otro día…por curiosidad claro.

Mis besos siguieron, continuando aun pese a la inexperiencia de Jonathan. Me gustaba sentir el tacto de su barba sobre mis mejillas, lo que hacia que siguiera besandole pese a que sentia los nervios con los que el estaba actuando. Era dificil, lo sabia, yo tampoco tenia mucha experiencia en relaciones amorosas con nadie, siempre mi agresividad me aislaba de gente que se podia acercar a mi, y el hecho de que alguien viese todo lo que era capaz en accion y aun asi se quedase conmigo me hacia pensar que esto podria ser muy interesante si los dos poniamos de nuestra parte. Tambien influia el hecho de que hacia mucho tiempo no estaba en un momento intimo con ningun hombre y las perspectivas que tenia no eran para nada atractivas: Compañeros de clase que eran unos maricas, y mafiosos a mi alrededor que eran unos cerdos a los que no tocaria ni con un palo.

Despues de morder su cuello, su mano se estiro hacia mi y me tomo del cuello, apretandome alrededor de la traquea. Senti subitamente el dolor de no poder respirar ante la fuerza con la que me agarro y le di un par de golpes en los brazos para que me soltara, hasta que unos segundos despues, me solto y se retiro del sofa, mientras yo tomaba aire bastante agitada debido al ataque. ¿Qué demonios estaba pasando? Alce la vista y me le quede viendo mientras me levantaba de mi sillon, mirandole con una mirada asesina...

-Eres un... tarado. -Me puse de pie y fui a la cocina, bastante enojada ante lo mal que habia girado todo. De haber sido una invitacion bastante sensual a mi casa, ahora habia tenido que evitar que me matase por morderle el cuello... ¿Por que no puede reaccionar como una persona normal y soltar un gemido o apretarme una zona que no dificulte mi respiracion? Estaba bastante molesta con esto, y sobretodo por el hecho de que me estaba sintiendo tan feliz y tan comoda que de pronto, por sus tonterias, ahora me sentia extraña... Me detuve en la puerta de la cocina y me gire- Esta bien... quedate a cenar...

Y me meti a la cocina, apagando el fuego que hacia hervir el agua de la pasta para despues agacharme a tomar un colador de plastico donde vertir la pasta que habia puesto. Quedaria un poco suave por el tiempo que se quedo al calor de la llama, pero supongo que no estaria nada mal... En estos momentos, no me sentia con ganas de esmerarme para darle algo bueno a Smith por culpa de sus manos asfixiantes...

Off:

Me hubiese gustado poder culpar de todo aquello a la mala suerte que me había acompañado toda mi vida, desde el ceno materno hasta ese momento. Desgraciadamente no pude; bueno de poder, hubiese podido, pero sabia que, en realidad, no era enteramente culpa suya. A lo sumo diría que en un 80% la responsabilidad fue mía. Mis reflejos son muchísimo mas sensibles que los de cualquier humano normal, tal y como deben ser para que pueda ver las balas en el aire y evitarlas. A lo largo de mi existencia, mi experiencia militar me ha llevado a desarrollar no solo una "sana" paranoia y sentido de precaución hacia todo lo que me rodea, sino que ademas me ha acostumbrado a un modo de vida donde la clase de señales que Helena me había mandado durante toda la noche me eran completamente desconocidas. Jamas nadie había hecho eso conmigo, en mi cuello; no de esa forma al menos. El cuerpo tiene memoria eidética. La memoria muscular implica que nunca se olvida de determinados movimientos y los ejecuta mejor conforme mas se lleven a cabo. Asimismo, el cerebro tiende a recordar determinados momentos asosciados al dolor, propio o ajeno, y los guarda en su "banco de datos" para asegurarse de que no sean olvidados. Así es como nunca se olvida como andar en bicicleta, o como manejar un nunchaku sin romperte la cabeza.

Desgraciadamente eso no me sirve de excusa. La situación me había sobrepasado ya desde antes de que mordiese mi cuello. Me encontraba en terreno desconocido y jugando con fuerzas mas haya de mi comprensión. De nuevo, culpa mía. Quizás de haberme ido anteriormente, cuando tuve la oportunidad, eso se hubiese evitado. En retrospectiva y desde el punto de vista logico, nunca debi haberme quedado con ella. Si me hubiese limitado a darle un comunicador y listo, ya todo habría acabado. Eso era lo mas razonable. Y sin embargo estaba alegre de no haber hecho eso. Curioso; estaba alegre de no haber hecho eso. Algo dentro de mi me decía que, independientemente de todos los problemas que había ocasionado, estaría peor de lo que ya estaba en este momento. Una sensación extraña. Sin importar todo el lió y la incomodidad, yo quería seguir ahí, y no estaba realmente arrepentido de haber ido, no lo suficiente al menos. Si me hubiese retirado temprano, entonces jamas hubiese podido experimentar las cosas que hice con Helena. Que si, que ni puta idea de los besos ni las caricias ni todo eso que acabábamos de hacer, pero no me arrepentía de haberlo hecho a pesar de todo. Simplemente, disfrute intentarlo con ella. No se por que, ni a causa de que, solo fue así; una decisión ilógica cuya razón de ser no podía entender, y que aun así aceptaba y respaldaba. Extraño. Aun hoy pienso en ese momento, y no logro descifrar que era lo que me mantenía dentro del departamento. Habia arruinado todo, la mujer debía odiarme en ese momento; ya no había motivos para seguir intentando cumplir una misión fracasada. El comando que hay en mi me dijo muy claro: Solado, retírese, ya no tiene por que seguir aquí.

Creo que al "humano" que había dentro de mi le habían crecido finalmente las suficientes pelotas como para tomar el mando y decir "Vete a cagar, él se queda". O al menos así me lo imagino; eso paso en una caricatura que vi una vez en un noticiero mientras esperaba que apareciese algo el locutor.

Y al final este ultimo lado acabo siendo el mas fuerte de los dos, y me quede en el departamento, ya con mis ideas un poco mas claras. No quería aceptar ese odio, o al menos no podía. No tenia ganas de irme, al menos no todavía. Si me disculpaba o no, no podía forzarla a hacerlo, pero al menos tenia que decirle que lo sentía. Siempre hay una primera vez para disculparse, supongo. Tampoco es como si hubiese podido hacer mucho mas en ese momento: ni siquiera tenia del todo claro que estaba pasando con mi cerebro, menos aun lo que pasaba con mi cuerpo cuando la mujer estaba cerca. El simple hecho de que fuese capaz de llamar mi atención a tal grado que ni siquiera pude controlar mis propios reflejos a tiempo suficiente como para no intentar aplastar su traquea ya me tenia bastante desconcertado.

Finalmente la cena estuvo terminada. Llevo un plato de pasta a la mesa, y nos dispusimos a comer. Se notaba a la legua el odio, o al menos el enojo presente en su mirada cada vez que nuestros ojos se cruzaban. Estaba muy enojada, y tenia razón de estarlo. La tensión en el aire era tal que prácticamente podía cortarse con un cuchillo. Sabia que después de todo ella no me hablaría, que si quería iniciar otra conversación tendría que poner de mi parte, y eso hice. No sin mucho esfuerzo claro. Nunca me tembló el pulso a la hora de tirarme con un cuchillo contra diez enemigos armados con armas automáticas, y en ese momento estaba como si me faltase el aire para hablar con ella y disculparme. Ahora entiendo los comentarios de los soldados en Afganistán que se quejaban de lo complicadas que son las mujeres. Creo que lo que quiso decir es que los hombres tienen una dificultad natural para entenderlas. Fuera como fuese, estaba bastante nervioso. No se cuanto tiempo habré pasado mirándola a la cara como un tonto, pero cuando finalmente pude hablarle, lo único que me salio fue un -Discúlpame...- A lo que rápidamente agregue.- Por lo de antes.- Apenas fui consciente de que había dicho muy poco. Entonces junte un poco mas de valor y proseguí.- Nunca nadie me...me había tocado así el cuello. Soy...extraño a esas cosas. Lo siento, fue, como un reflejo. No sabia que hacer, ni como reaccionar; mi memoria muscular pensó antes que mi cerebro y...paso eso....discúlpame.- ¿Que mas podía decir? Realmente nada me venia a la mente para justificarme, solo esperar a que ella no me odiase demasiado como para siquiera responderme.

El hecho de que le cortase de pronto el deseo de estar con el no le molestaba tanto en comparación al hecho de que lo habia hecho casi matandola. Aun sentia el dolor en su cuello, la mano que se habia aferrado violentamente le pudo haber roto el diafragma o haber lastimado las venas que llevan a la cervical... Y eso no le parecia lo mejor que una persona podia hacer hacia su anfitriona que le estaba besando.

Si por mi fuese, ya le habria disparado en el riñon, pero decidi que su venganza seria mejor. Tenia que actuar con sabiduria, pues la desventaja de un tipo que no sabe estar con una mujer es que no hay formas faciles de hacerlo sentir mal y humillarlo. Ello requeria la mayor suma de ingenios que pudiese dar, pero cuando necesitaba ser creativa, una especie de luz de inspiración me asaltaba con mas frecuencia que en cualquier otro escenario. Mas le valia a Jonathan no encontrarme en esos cinco minutos.

Verti la pasta en el colador y empece a preparar el sazon para sofreir una salsa de tomate que venia en un bote de cristal. No, no por ser italiana tenia que perder el tiempo en una gastronomia gourmet cuando la persona que me habia hecho feliz me habia dejado en una ira venenosa sin ningun tipo de consideración. Pudo haberme hecho enojar en medio del tiroteo y no habria habido problema, pues me habria desquitado con otra persona. ¡Pero no! Tenia que hacerme enojar en mi casa cuando lo estaba con el.

Segui preparando la pasta, sacando cada ingrediente para que tuviese un poco de jamón. Conforme avanzaba en su preparación revisaba que la salsa se repartiese equitativamente por toda la olla y diese un buen sazon a las barras de espagueti. Cuando sentia que ya estaba preparada, servi una buena ración en un plato y agarre un cucharon con picos para que pudiesemos servirnos en la mesa, el cual lleve. Despues puse dos platos y un tenedor junto con un bote de queso parmesano.

Me sente violentamente y me servi espagueti sin pregunalre a el si queria que le sirviera. Estaba aun mas enojada, como una fiera que esta dispuesta a atacar en cualquier momento, cuando me pidio disculpas. Deje de comer y lo mire a los ojos, echando un mechon de cabello hacia un lado para que no interrumpiese mi visión sobre el. Cuando termino, mi ira se habia aplacado tan solo un poco, pero me daba la oportunidad de hablar con el sin tener que lanzarle un cuchillo al pecho.

-Eres un idiota, Smith. ¡Cuando una chica te invita a su casa en la madrugada despues de un subidon de adrenalina, normalmente no quiere que la asfixien! No se con cuantas personas has estado en tu vida, ni si has hablado con amigos sobre lo que debes o no hacer, pero trata de que cuando alguien te intenta dar un poco de afecto sin querer asesinarte no lo golpees. -Bufe molesta, dejando unos segundos de silencio- Cuando haces enojar a una mujer, normalmente deberias intentar conseguir algo que la haga feliz, como unos chocolates o unas flores... Me gustan las Dalias.

Estaba muy molesta conmigo, eso había quedado claro. En realidad supongo que molesta seria un eufemismo; reconocía las ansias de sangre en sus ojos. De seguro ya habría contemplado mínimo dos veces la posibilidad de asesinarme, y los modos de hacerlo. No hace falta ser un detective ni nada por el estilo para comprobar sus emociones. Se notaba por su modo tan violento de sentarse, su negativa a entablar cualquier tipo de conversación conmigo. No soy demasiado bueno en eso de "descifrar" las emociones ajenas, pero si hay una que puedo reconocer es la ira. En especial la ira centrada hacia mi persona. En mi linea de trabajo estoy acostumbrado a que las personas sientan ira hacia mi, o miedo, rencor, odio. Desde luego que no soy muy conocido precisamente por tener lo que se llamaría un "buen historial" en esa clase de cosas. Sin embargo, por algún motivo, la ira de Helena en particular me preocupaba. Es raro, nunca me había preocupado por como se sintiese la gente respecto de mi; todo lo contrario, el ser odiado/temido por todos aquellos que alguna vez conocí ya se me había hecho una costumbre, y nunca me perturbo el sueño precisamente. Y a pesar de todo aquí estaba, intentando, por algún motivo ajeno a mi conciencia, resolver las cosas con una vigilante enmascarada que había conocido recién esa misma noche.

Observe con cautela como terminaba de preparar la comida y la servia en la mesa. Se que tendría que estar confiando mas en ella, pero algunos instintos solo no se pueden ignorar. Siendo justo, hacia nada mas que unas horas la había visto volar en pedazos a un grupo de mafiosos, entre otras tantas cosas con una ballesta, así que ya tenia claro que esa mujer no tendría problema alguno con volver a ensuciarse las manos. Solo por eso preferí esperar a que ella degustara la comida primero, ya que toda la pasta provenía de la misma cacerola, y si la suya estaba bien pues la mía no debería tener veneno. Estoy familiarizado con el sabor particular que esa clase de "condimentos" dejan en la comida, por eso me calme un poco cuando comprobé que la pasta no tenia ninguna clase de droga o veneno, aunque no deje que dicha satisfacción se reflejara en mi gesto, y conserve la misma cara seria pero apenada que venia teniendo desde el momento en el que me senté a la mesa. No podía dejar que ella pensara que yo sospechaba que intento agregarle algo raro a mi comida, pero a juzgar por la mirada de ira fría que seguía recibiendo, de seguro le hubiese gustado hacerlo. Como dije antes, no hay que ser un genio para saber que en ese momento tenia ganas de matarme.

Entonces hablo; era de esperarse que empezara con un insulto, y supongo que el sermón que continuo también debería habérmelo visto venir. Su error fue considerar que estaba hablando con alguien en una posición similar a la de ella, al menos socialmente hablando; quizás creyó que mi pasado militar no era diferente al del típico soldado promedio, aunque no podía culparla por ello dado que fui yo quien opto por ocultarle esa información.-Yo no tengo amigos...- dije después de un rato; en este momento no estaba tan apenado, sino mas bien hablaba como quien señala un hecho objetivo sin importancia.- Nunca tuve amigos, ni familia. Nunca estuve con nadie, y desde que nací hasta este día tu eres la primer persona que me invita a su casa. Se podría decir...que no viví mucho en sociedad. Creo que hay mucho que no se...- No se en que punto había dejado de tratar de excusarme para pasar a autocompadecerme de la forma mas ridícula, pero en realidad creo que esa clase de cosas me afectaban mas de lo que quería admitir. Supongo que me afectaban a un nivel subconsciente. La verdad no suelo detenerme a pensar en todas las cosas que pude haber hecho y no hice debido a lo que ocurrió cuando nací. Era en esa clase de situaciones que tenia la oportunidad de lamentarme por todo lo que no experimente; pero lamentarme de verdad. A veces pienso como hubiese sido mi vida si las cosas hubiesen resultado diferentes. Quizás hubiese sido un terrorista como mis padres, asesinado en nombre de una causa que no comprendía. Tengo poderes mutantes, tal vez hubiese podido ser...un héroe, y no un soldado. Quizás podría haber sido un Avenger, o un X-Men. Quizás ahora podría estar luchando junto a la Liga, en vez de escapándome de ellos cada vez que se acercan. Quizás ahora mismo estaría acostado en la cama con Helena, y no intentando disculparme por cosas que hice cuando no sabia que hacer.

Pero lo hecho, hecho esta, y ahora no hay marcha atrás. Y soy un soldado, un genocida...un asesino en masa. Mis manos ya están manchadas. Ya soy un "villano" a ojos de los justos; ya no puedo ser un héroe, solo un vigilante. Los héroes me detestan, los villanos me temen, y no tengo los conocimientos sociales como para llevarme bien con aquellos de mi propio "alineamiento". Es lo que toca, supongo. Quiero pensar que existe un Universo paralelo, donde hay un Smith que consiguió esas metas, que logro ser un héroe, o al menos mas que un asesino. Y si es así, me encantaría conocerlo algún día, y ver el reflejo de lo que pude haber sido.

Desgraciadamente, yo no era ese caso, era lo que era ahora, y no podía ser otra cosa. Y lo que era ahora, era un idiota que necesitaba disculparse.-¿...Dalias dijiste?¿Son flores, verdad?....¿Donde se consiguen?- Ojala hubiese un florista abierto a esa hora.