Una niñera para Robin (Damian y Dick)

Ya estaba otra vez sonando el despertador como cada mañana, taladrando mis oídos con su insoportable pitido. Había pedido fiesta en la comisaría para dos días, pero tenía que levantarme pronto igualmente.

Desayuné con tranquilidad mientras escuchaba las noticias de la mañana. No había nada interesante que destacar, así que en cuanto terminé me dirigí a la ducha, algo adormilado.

Una vez me despertó el agua fría, me puse el traje de chaqueta negro que me regaló Alfred para navidad y la corbata azul marino. Me miré al espejo durante unos instantes y admiré lo bien que me sentaba.

-Mira Dick, pareces alguien importante cuando dejas de ir arrastrado - comenté delante del espejo. Últimamente no tenía tiempo para vestirme decentemente, a excepción de cuando no llevaba el uniforme de policía. Y mucho menos tenía tiempo para ordenar el apartamento.

Terminé de hacer el idiota delante del espejo y abrí la puerta con intención de salir y bajar por las escaleras, cuando me acordé de algo. Retrocedí hasta la habitación y metí en la maleta cuatro cosas y las el traje de Nightwing. Nunca sabía cuando iba a necesitar las mallas.

Una vez cogí lo que quería, cerré la puerta con llave y bajé hasta el portal, donde a unos metros no muy lejos de allí, tenía la moto aparcada. Me coloqué el casco y encendí rápidamente la Wingcycle (camuflada de calle) para tomar la autopista en dirección a Gotham.



Llegaba algo tarde por culpa del atasco que había en la autopista. Esperaba un pequeña bronca por parte de Bruce, pero no tuvo casi tiempo de hablar, el hombre ocupado tenía prisa, para variar.

-Ya era hora - dijo con su eterno malhumor. Me hubiera bastado con un "Hola" o un "¿Qué tal Dick? ¿Todo bien por Blüdhaven? ¿Ya comes bien?". Eso era más típico de Alfred, pero estaría bien que Bruce lo dijera de vez en cuando.

Pasamos directamente al juzgado, a rellenar no se que papeles del banco que me implicaban. Tampoco es que me importara mucho, la verdad. Pero cuando Bruce me necesitaba ahí estaba yo, aunque me molestara que solo me llamara para eso o para temas sobre la "justicia".

Firmé los papeles y listo. Míster importante tenía que largarse lo más pronto posible para llegar a Metrópolis. Me apostaba que todo aquel rollo tenía que ver con la Liga de la Justicia, pero para variar, no me quería contar nada al respecto.

-Una última cosa, Dick - dijo antes de entrar en el taxi.

¿Iba por fin a decir algo amable? Ah, no, que estamos hablando de Batman.

-Damian se quedará solo en la mansión durante estos dos días que tengo que estar fuera. ¿Me harías el favor de cuidar de él? No me gustaría encontrarme la mansión patas arriba cuando vuelva.

-Claro- comenté desilusionado.

Pasaron unos segundos sin decir nada, y cuando empezó a subir la ventanilla dispuesto a irse, escuché un "gracias" antes de que el taxi arrancara y se perdiera por las calles Gotham.

¿Lo había oído bien?



Aparqué la moto al lado de uno de los Mercedes de Bruce y subí las escaleras hasta el recibidor. Allí me esperaba Alfred, con su infinita paciencia y una agradable sonrisa.

-¡Amo Richard! ¡Qué contento estoy de verle! ¿Cómo está? - comentó entusiasmado.

Le devolví la sonrisa y le abracé.

-Estoy bien, Alfred, gracias por preguntar- respondí - ¿Dónde está Damian?

-En la sala de entreamiento, señor, lleva allí toda la mañana.

-Este chico no pierde el tiempo - sonreí divertido.

Entré en la mansión y le dejé las cosas a Alfred para que me las subiera a mi antigua habitación. No tardé en bajar al mega gimnasio que Bruce tenía en el último piso, esperando encontrarme al muchacho.

Off Rol: Tranquila mujer xD ya se que andas ocupada, no te preocupes ;P

Al parecer Damian no tenía muchas ganas de verme. ¿Alguna vez tenía ganas de ver a alguien? Pero aquel gesto desagradable y sus ceño fruncido no me molestaron en absoluto. Todo lo contrario. Me parecía muy divertido ver al crío con esa cara de pocos amigos y me pensé que era un buen momento para meterme con él. Me apoyé en el marco de la puerta y continué observando al muchacho hasta que por fin dije:

-¿Entrenando con un simple saco de Boxeo?- pregunté pensativo, mientras trataba de pensar la mejor forma de encajar la siguiente frase para crispar al niño.- Así que Bruce no te ha enseñado todavía la verdadera sala de entrenamiento...

Mi amplia sonrisa me delataba, y empecé a contar los segundos que faltaban para que Damian me soltara alguna de sus frases bordes.

Había captado por fin su atención, al parecer la treta había funcionado. No era difícil provocar a Damian, aunque hubiera sido entrenado para ser una máquina de matar seguía siendo un niño de nueve años.

Dejé de apoyarme en el marco de la puerta y esta vez me acerqué al chico para hablarle más de cerca, sin dejar de cruzar los brazos.

- Bruce usa como sala de entrenamiento una zona de la Batcueva. Allí Batman entrenó personalmente a todos los Robins. Tiene máquinas programadas con IA, muñecos de entrenamiento y muuuuchas trampas mortales - dije intentando que Damian mostrara interés por lo que le contaba.- Incluso Batgirl la usó alguna vez.

-Pero claro, Bruce no está y supongo que te ha prohibido bajar a la Batcueva...- comenté con un tono burlón mirando al suelo.

Damian sabía que yo sí tenía permiso para entrar a la cueva y esperaba que el muchacho reaccionara a ello. En el fondo tenía muchas ganas de entrenarme con él, así que todo el rollo había sido una simple excusa para atraer su atención. 

Quería comprobar mis habilidades con Robin, estaba seguro de que había mejorado mucho después de que casi consiguiera rajarme de arriba a bajo con su katana.

-Supongo que Bruce no quería que le pusieras la sala de entrenamiento patas arriba, tal y como lo hiciste con su jardín. 

Recuerdo que Alfred se pasó casi todo el día podando para poder arreglar aquel estropicio. Ahora la jirafa era una tortuga y mejor no hablar de lo que le ocurrió al arbusto del elefante...

- Era una broma chaval - me reí divertido viendo como Damian se enfurruñaba cada vez más - Bruce me ha dicho esta mañana que te entrene un rato en la Batcueva, pero primero será mejor que te des una buena ducha. - dije, revolviéndole los cabellos.

El chaval estaba sudando a mares y con la cara manchada del saco de boxeo, así que si quería, le dejaría algo de tiempo para que se duchara, se cambiara y desayunara algo.

Una vez terminamos los deliciosos sándwich de pavo que había preparado Alfred, Damian me siguió hasta uno de los pasillos de la mansión. Moví un reloj de pie que descansaba en la pared izquierda, junto a unos retratos de la familia de los Wayne y esté se abrió como si de una puerta se tratara, revelando unas escaleras en la profunda oscuridad.

-Por aquí... - indiqué al chico para que me siguiera mientras bajábamos por las escaleras de caracol hasta la batcueva.

Una vez entre las oscuras y frías rocas de la cueva, dejé el maletín que había traído conmigo esta mañana encima de una mesa y admiré las vitrinas que había colocado Alfred con todos los trajes de los Robins. 

-¿Quieres entrenar con el que será tu nuevo uniforme?