Prueba para Speed

Tras una mañana aburrida, nada mejor que darle una patada a la apatía y hacer que tu tarde sea algo inesperada. Por lo que me tomé una soda fresca y salté por la ventana. Bajé hasta la calle por las escaleras de incendios y corrí por toda la avenida. Un sol radiante bañaba la ciudad, por lo que hacía un calorcito agradable, y al ser entre semana las calles no estaban tan abarrotadas, por lo que no me hacía falta estar esquivando a la gente. En serio, es muy desagradable eso de acelerar y comerte a una persona. Literalmente.

No tardé en llegar al centro, corrí por la acera, saltando de coche en coche por el asfalto, me subí a algún que otro bordillo, correr sin nada más era aburrido incluso para mí, y eso que estaba yendo de tranquis.

Me metí en el primer centro comercial que se apareció en mi camino y “cogí prestado sin intención de devolver” una bolsa de patatas fritas con sabor a chili, unos bollitos rellenos de chocolate y un pack de zumos de manzana. También acabaron "sin querer queriendo" un paquetito de post-it y un rotulador indeleble en mis bolsillos. Cosas que pasan.

Aceleré un poco y no paré hasta terminar en una playa de Carolina del Sur. ¿Myrtle Beach? Por ejemplo. Ni que fuera importante. Me senté en la arena y mientras abría la bolsa de patatas comencé a escribir número de teléfono random.

562-756-2233 Melanie, llámame y correr y metérselo en la mochila a un chico que pasaba por el paseo marítimo.

732-757-2923 Rob y ponérselo en la bolsillo de una chica que estaba haciendo la compra.

Total, no tardaba más de un segundo en dárselo a las víctimas de mi atroz y despiadada broma y regresar a donde estaban mis cosas. Y era divertido.

– Oye, te pareces mucho a Quicksilver, ¿sabes?

Un crío de no más de 7 años se me puso enfrente mientras me terminaba el segundo brick de zumo. Mira el crío, que listillo.

– Eso es porque soy albino.

– Ya, bueno, pues te pareces a él.

Tenaz. Ibas a llegar lejos, hijo.

– ¿Sabes? Tú te pareces a Iron Man – y al chiquillo se le iluminaron los ojos.

– ¿Si?

– Claro, pon cara de robot molón – y el enano me hizo caso y todo. Aunque no me acababa de quedar claro qué significaba para él poner esa cara, pero la mueca al menos era graciosa – ¡Mírate! ¡Igualito! – le dije, intentando no reírme.

– ¡Bien! ¿Sabes? – a ver con qué me sorprendía ahora – De mayor quiero ser un superhéroe.

– Pues vas a tener que entrenar mucho, ¿eh?

– ¡Ya lo hago! ¡Mira!

El niño tan mal no iba, seguro que sus padres le habían apuntado a karate o algo, la cosa es que como era tan pequeño era gracioso verle haciendo las posturitas y los estiramientos. Por no hablar de las patadas. No era culpa suya, pero era muy mono, y acabé riéndome.

– Va, pero así no vas a llegar muy lejos. Tienes que hacer más cosas en el entrenamiento para que este sea efectivo.

– ¿Y tú como lo sabes? – me soltó algo enfadado.

– Porque conozco a los Young Avengers.

Y el crío se emocionó tanto que se sentó a mi lado, cogió uno de mis bollitos de chocolate y comenzó a lanzarme pregunta tras pregunta. Y no podía dejar con la expectativa a mi joven público, así que comencé a contarle cosas de los entrenamientos y batallitas de las misiones, como si fuera un abuelillo.

Inesperada estaba siendo mi tarde, nadie podía negarmelo.

¡¡¡Prueba de rol superada!!!

Bienvenido a Omega, Speed ^^. ¡Sube tu ficha en cuanto quieras para poder empezar a rolear!