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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine]
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Rebecca Logan DC Universe
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Mensajes : 495 Fecha de inscripción : 24/05/2014 Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero! Empleo /Ocio : Criadora de Caballos Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!
Ficha de Personaje Alias: Cowgirl Nombre real: Rebecca Logan Universo: DC Universe
Tema: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 18th Octubre 2014, 00:33
[FDP: Esto comienza así. Cómo Wonder Woman va a ejercer allí, es cosa suya. Sloan, tu tienes la opción de venir en el helicóptero, imagino, o personarte directamente dada tu capacidad. Tened en cuenta que durante este post os vais a encontrar muchas cosas poco ortodoxas, así que id abriendo las mentes. Si alguien tiene alguna queja puede hablar conmigo libremente. De cualquier forma, todas las acciones que toméis tendrán repercusión sobre el futuro de la trama. Agarráos los machos, forasteros, porque esto empieza... Ya]
El rugido ensordecedor de las aspas, cortando el aire, se estaba volviendo acostumbrado. Sobrevolaban desde hacía unos minutos el espacio aéreo africano, y el calor había empezado a hacerse notar, incluso cuando la cabina estaba sellada para impedir que pasara el asfixiante aire cálido que, en cierto modo, tenía un atisbo similar al de su hogar. Al fin y al cabo, un vaquero pertenece al desierto, sea este cual sea.
Hacía unas horas habían salido de la sede central del B.P.R.D, que había visitado en alguna otra ocasión, las últimas de ellas siempre enfocadas al tema recurrente del que veía complicado distraerse, incluso mientras hacía sus quehaceres diarios acababa introduciéndose fugazmente en sus pensamientos, como una garrapata que pica, envenena y se alimenta, pero que eres incapaz de encontrar. Los malditos Jinetes del Apocalipsis. Había llevado a cabo muchas averiguaciones, había aprendido muchísimas cosas, incluso había permitido que Abe, del que por fin había recibido una presentación como era debido pero al que seguía llamando por cariñosa costumbre Azul, le diera unas cuantas lecciones sobre objetos y espectros con los que anteriormente se habían topado. También había demostrado mucho interés en conocer su versión de lo ocurrido, aunque estaba convencida de que él y Rojo habrían hablado del tema largo y tendido. No le pasaba desapercibido el hecho de que ambos se trataban mucho más allá de la camaradería propia de compañeros o amigos. Incluso antes de saberlo con certeza y de no ser tan diferentes en tantos aspectos, habría jurado que eran hermanos.
Durante todo el viaje, se había dedicado por entero a una severa introspección. Sus facciones estaban contraídas en una expresión de concentrada reflexión, mientras permanecía con los pies cruzados y apoyados en alto en una de las numerosas cajas de equipo que había apiladas en el interior. Todo lo que había podido hacer era estudiar a los caballos posibles, y considerar las diversas opciones de lo que podría pasar teniendo muy en cuenta lo que ya había vivido con Hambre. No le resultó demasiado agradable tener que oír por los pasillos de la organización el rumor de que, con toda seguridad, era el más débil de los cuatro hermanos, y que los que vendrían a continuación serían aún peores, pero por encima de todo esto había algo que intranquilizaba su espíritu indomable, como si su instinto se retorciera en el estómago dispuesto a salir hacia afuera para decirle algo. Ese algo era una sencilla pregunta a la que, por más conjeturas que hiciera, era incapaz de encontrar respuesta: ¿Si debió ser él el primero, porqué no había atacado todavía?
Algo la sacó de sus pensamientos y levantó la vista para encontrarse con ese hormigueo natural, propio del descenso. Se asomó por la ventana y contempló el paisaje árido, tan familiar en cierto sentido, pero que en realidad le era totalmente ajeno. Como quien recuerda un lugar de haberlo visto en una postal. Descendieron del aparato, tras tomar tierra, procurando alejarse lo antes posible, por la urgencia de sus oídos que la impulsaban a ir en contra de donde sonara ese ruido infernal. El clima era caliente como un horno, y un calor seco, del que arañaba la piel y cortaba los labios pegaba con fuerza. El ambiente, cargado de colores tierra, blancos, y con alguna que otra pincelada de color la sobrecogió por un momento, antes de organizarse y empezar a caminar. Se dirigían directos al "Templo de los originales", el lugar que había sido motivo de sus primeras sospechas, a recabar cuanta información les fuera posible. Había que empezar por algún sitio y teniendo en cuenta todas las pruebas que habían recabado en el resto de meses anteriores, no cabría duda de que tendrían algo que contarles.
Como se empeñaban en que fuera una operación encubierta, algo que resultaba hasta divertido teniendo en cuenta las facciones de los dos tipos que componían el eje central del B.P.R.D, habían optado por un "camuflaje" que vino de su misma mano. Rojo llevaba su gabardina acostumbrada, pero no la llevaba abierta, un poncho lateral cubría su mano de piedra y ocultaba su rostro tras un pañuelo y un sombrero de ala muy ancha. Cuando lo contemplo al completo, le dedicó una sonrisa, pero ni un sólo comentario. Parecía totalmente un forajido.
Azul había sido más complicado, sobretodo por lo que suponía su disfraz. Debido a que el calor le afectaba bastante más que a ellos dos, la manera de ocultar a un tipo como él llevando aquel armatoste que se ponía alrededor del cuello, que le proporcionaba oxígeno y agua fresca, no había sido del todo de su agrado. El problema es que eso era difícil de ocultar, y la sugerencia de Rebecca no había pasado desapercibida, para el disgusto de Azul, que se vió obligado a ponerse un Burqua del mismo color. Tendría que aguantar al menos hasta que se alejaran de la ciudad, o estuvieran en una zona segura.
A medida que se acercaban al templo, contemplaron que grupos de personas los observaban, sin prestarles verdadera atención. Aquello escamó a la vaquera. Incluso con sus disfraces, Rojo por su altura debía atraer más de una mirada, pero la gente continuaba con sus charlas, haciendo aspavientos y en ocasiones hablando en un tono más alto del habitual. Todos parecían airados y nerviosos. El ambiente parecía cargado por una extraña sensación de reproche que ella no pudo justificar, al menos, hasta que llegaron al templo...
Las puertas del edificio estaban abiertas, y allí un hombre al que ella reconoció como el dueño de las mismas, trataba de explicar a la policía del lugar, a un par de hombres trajeados y a todo un elenco de personalidades locales lo ocurrido. A Rebecca no le hizo ninguna falta aproximarse ni pedirle al intérprete una traducción. Las cuadras abiertas de par en par sólo podían significar una cosa...
Allí ya no quedaba ni un sólo caballo.
Última edición por Rebecca Logan el 17th Marzo 2015, 10:14, editado 1 vez
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Mensajes : 1081 Fecha de inscripción : 26/04/2014 Localización : Donde haya algún cabronazo Empleo /Ocio : Pateador de culos sobrenaturales a jornada completa Humor : ¡No juegues conmigo, mujer! ¡He estado bebiendo con esqueletos!
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 18th Octubre 2014, 15:48
Sede del B.P.R.D. Fairfield, Connecticut. 6 de junio de 2018. 07:00 A.M.
Hellboy se miró al espejo después de darse un poco de agua en la cara. Había llegado el momento. En unas pocas horas viajarían al otro lado del Atlántico en busca del segundo jinete del apocalipsis, Victoria. Habían dado con él hacía más de dos meses, pero desapareció sin dejar rastro. Por fin, había aparecido de nuevo. En el mismo sitio. Marrakech. El norte de África. Allí, según Rebecca Logan, estaba el templo de los originales, una antigua mezquita, convertida en la actualidad en una importantísima cuadra. En concreto, una raza conocida como arábigo, la más antigua de todas, residía allí. Victoria estaría buscado uno, de eso no había duda. O al menos así creía la vaquera, y el demonio confiaba en ella. Habían pasado muchas cosas últimamente. No estaban sólos. Ahora el B.P.R.D contaba con varios aliados que estarían dispuestos a echar un cable con cualquier problema que pudiese asolar el mundo de carácter apocalíptico. Al menos, cuando él no estuviese, siempre habría alguien dispuesto a mandar de vuelta al inframundo a aquellos que pretenden abandonarlo.
Azul entró en el cuarto de Rojo y se paró mirando a su compañero. Hellboy estaba serio. Sabía lo que se venía encima. No era un simple paseo por el campo, o una misión de rastreo. Una figura tan imponente como él les aguardaba para destruirlos sin dudarlo ni un segundo, especialmente después de lo que le habían hecho a su hermano Hambre. Por primera vez, en muchos años, echó de menos a su padre, el profesor Broom.
- ¿Qué te preocupa Rojo? ¿Tiene que ver con Victoria?- Abe no necesitaba preguntarle a su compañero realmente cuál era la razón de su rostro serio. Lo sabía. Después de todo, eran casi hermanos. Habían pasado años luchando juntos, riendo y llorando el uno con el otro, y además Abe era capaz de sentir las emociones y la naturaleza de aquellos que le rodeaban con una precisión casi perfecta. Pero le gustaba que su compañero fuese quien le explicase cuáles eran las razones que le preocupaban en el fondo. Al fin y al cabo, le respetaba. El demonio suspiró y se miró a sí mismo al espejo, pero dirigiéndose a Abe.
- ¿Nunca te has preguntado si algún día nos encontraremos con algo contra lo que no podamos luchar? Quiero decir, ¿crees que llegará el momento donde ni siquiera tus conocimientos y mi fuerza sean suficientes para frenar una amenaza?- Entonces se dio la vuelta, mirando a su compañero. El rostro de este apenas se inmutó, y pasó su mano suavemente por la comisura de sus azules labios. Los negros ojos parpadearon un par de veces y encogió levemente los hombros.
- Siempre existe esa posibilidad, desde luego. Sin embargo, te he visto luchar contra seres que serían capaces no sólo de destruir el mundo, sino el propio universo. Además, no estamos sólos. Ahora nos ayudan más personas y seres. Y tú también has mejorado en muchso aspectos. Ya no eres tan impulsivo como hace años. Tus habilidades en el combate son más precisas y mejores, y lo mismo podría aplicarme a mí mismo. Es posible que sientas miedo o tensión ante lo que se nos avecina, pero mientras estemos unidos... Dudo de que haya algo lo suficientemente fuerte o poderoso como para superarnos. La unión hace la fuerza. Y eres el hijo del propio diablo. Sea lo que sea, estoy convencido de que seremos capaces de frenarlo. Al fin y al cabo, eres un chico del infierno.- Y Abe sonrió antes de continuar con sus preparativos. Hellboy asintió levemente con una sonrisa y se miró al espejo.
Espacio aéreo Africano. Marruecos. 8 de junio de 2018.
Cuando llevaban a cabo una misión de cara al público, Hellboy y Abe solían llevar algún tipo de traje de camuflaje para evitar ser vistos. Un demonio rojo de más de dos metros acompañado de un extraño ser azul verdoso con apariencia de pez solían llamar la atención. Y aunque Rojo detestaba disfrazarse, en aquel viaje no le había tocado la peor parte ni muchísimo menos. El abrasador calor de Marruecos obligaba a Abe a llevar su dispositivo de respiración acuática para que pudiese refrescarse y no quemarse la piel, de manera que tuvo que ser vestido con un burqua azul que tapaba por completo su cuerpo. Rojo escuchaba con una enorme sonrisa a su compañero rechistar y decir que aquello le ahogaba y le impedía ver con claridad.
- ¡Necesito mis manos para ver! Lo sabéis. Estos guantes me están dando una información que no deseo tener. Sinceramente, al menos podríais haberme dejado traer unos míos. El último hombre que los llevó no era lo que se diga especialmente aseado...- Abe miraba sus manos recubiertas por unos guantes comprados en cualquier sitio con asqueo, aunque este no pudiese ser visto. Hellboy le dio una palmada en el hombro y rió.
- Relájate hermanito. Sólo lo llevarás puesto hasta que lleguemos al templo de los originales. O hasta que nos descubran. Lo que suceda primero.- Y luego el demonio se asomó por la ventana. A lo lejos se divisaba una gran ciudad con una enorme torre en medio que escalaba hacia el cielo. Marrakech. Llevaban toda clase de armamento y dispositivos para luchar contra Victoria si se diera el caso. Hellboy acarició su enorme revolver y su gesto se volvió serio. El helicóptero comenzó a descender. Los informes de los agentes desplegados en el templo de los originales indicaban que algo había sucedido ya. Luego miró a la vaquera, seria, oculta tras su sombrero. Ya había demostrado su valentía y habilidad en ocasiones anteriores. Sólo esperaba que no le ocurriese nada malo. La última vez que se habían enfrentado a un jinete la cosa podía haber acabado muy mal. Gracias a dios no fue así.
Se bajaron del helicóptero y comenzaron a avanzar hacia el enorme edificio. Había mucho revuelo en las calles, más del que generalmente solía haber. Cuando encontraro las puertas del templo abiertas y un montón de personas mirando entendieron la razón. Un par de agentes conversaban con el que parecía ser el dueño y un par de miembros de la guardia local. Se acercaron hasta ellos y el demonio miró a su compañero Azul. Ya sabía lo que tenía que hacer. Entrar en el templo y "ver" lo que había sucedido. Cuando se acercó uno de los policías le paró y le pidió que se mantuviese a la distancia de seguridad. Los hombres de traje hablaron con ellos y el que parecía ser el dueño le indicó que podía pasar. Ya le habían explicado quiénes eran y que el templo podía albergar información de carácter sobrenatural. Por fortuna para la organización, el dueño era alguien muy creyente y supersticioso, y en cuanto le fue mencionado por encima Victoria no dudó ni un segundo en permitir acceso total a las instalaciones. Mientras Abe entraba al templo y se quitaba los guantes, Hellboy se volvió a la vaquera.
- Bueno, ¿qué te parece? ¿Impresionada? Para ti esto debe ser como una especie de visita al Vaticano o a la Meca, ¿verdad?- Sonrió bajo el enorme pañuelo que cubría su rostro. Con el tiempo, había entendido que para la vaquera los animales, especialmente los caballos, eran algo más que
simples mascotas o seres de compañía. Para ella eran iguales. Los trataba y consideraba seres a la altur
a de un humano, y merecían el mismo respeto que ellos. Ver el templo abierto y vacío podía ser una escena algo cruenta para ella, pero también debía ser algo muy impactante. Uno de los lugares más importantes del mundo de la hípica se alzaba frente a sus ojos, proyectando una sombra casi sin fin. Le indicó que le acompañase a dentro, para que pudiese verlo. Abe movía las manos en círculo y en grandes arcos, recorriendo todo lo que podía con estas. Parecía nervioso y excitado al mismo tiempo, agitándose lévemente cada vez que tocaba una pared o una huella en el suelo.- ¡Eh, Azul! Tampoco lo disfrutes demasiado. En cuanto encuentres algo de información háznosla saber.- Y continuó maravillándose con la magnificencia del enorme templo, recorriéndolo con la mirada.
Mensajes : 692 Fecha de inscripción : 23/05/2014 Localización : Trono de Themyscira, Atalaya. Humor : Hey, Amigos.
Ficha de Personaje Alias: Wonder Woman Nombre real: Diana Universo: DC Universe
Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 18th Octubre 2014, 19:46
8 de junio de 2018. 3:14 AM.
Estoy de rodillas, sosteniendo una capa llena de rasguños y cortes, con una S dorada malgastada. Me arden las manos, los brazos los tengo llenos de cortes, y se me dificulta la respiracion. El suelo esta lleno de mis amigos... envueltos en golpes y heridas mortales, mientras todo se llena de una especie de humo negro. El cielo esta lleno de estrellas, limpio, pero la tierra esta llena de muertos. Veo a Superman, atravesado por estacas de Kryptonita; a Batman, con una espada clavada en el torso, y lo que su mascara permite ver de su persona, reducida a solo hueso y manchas de sangre. Hal Jordan esta en el suelo, sangrando por heridas de golpes, mientras su mano derecha, donde portaba orgulloso su anillo veo mas que una masa de huesos, sangre y carne. Mira hacia los lados y veo a mis amigos muertos, a mis compañeros de batallas que darian la vida por el mundo y por mi, y siento que fracase. Estoy en una isla, pequeña, arrodillada en el suelo mientras sostengo una capa llena de rasguños.
A mi izquierda, un Trirreme que portaba la bandera de Themyscira, retira a decaidas amazonas ante el fracaso, y veo a mi madre, a mi Reina Hipolita cerrar los ojos y derramar lagrimas de dolor. Intento gritarle, quiero que mi madre regrese, que me acompañe y ayude a mis amigos, pero no me escucha. Veo a mi derecha, y lo unico que encuentro es a un exodo de atlantes cabizbajos andar hacia las profundidades del Oceano, cargando el inerte cuerpo de Arthur, de su Rey.
Al frente, veo sentado a Hades, en un trono hecho de huesos, con una corona sangrante de craneos donde habitaban las almas. Cerbero, su perro de tres cabezas estaba a su lado, y en pequeños tronos, dos a cada lado, veo cuatro sombras embestidas en oro, plata, bronce y hierro. No puedo sostenerles las miradas, por vergüenza o por miedo, sin embargo, se que ellos me miran y se rien. Se que he fracasado, y bajo la mirada. "Perdonenme, por favor" pienso, dolida. Y una mano toca mi hombro, haciendo que me gire.
Envuelto en una toga blanca, con gesto duro pero orgulloso, estaba ahi, mi padre Zeus, padre de todos los dioses. Toma mi brazo, y me ayuda a levantarme para hacer que camine junto a el, de regreso al Monte Olimpo. No me dice nada, ni le digo yo algo, pero los dos sabemos que perdimos importantes cosas ese momento.
-La Tierra se ha vuelto a repartir entre mis hermanos y yo. Esta vez, Hades gano la Tierra y su Inframundo, Poseidon y yo nos quedamos con nuestros reinos... Asi, hasta que en unas eternidades se vuelva a reclamar esta batalla.
Despierto, sudando y llorando, desnuda en mi habitacion. Fue una pesadilla, simplemente eso. Me levanto, poniendome una bata para ir al baño y limpiarme la cara. Al verme en el espejo, simplemente niego y sonrio, esas cosas a veces pasan, pero debia de estar segura que no hubiese ningun tipo de problemas como lo que acababa de ver. Si Hades queria desatar su ira e intentar librar una guerra, Ares, Poseidon y todos los habitantes del Olimpo se meterian a la batalla para detenerle, o buscar sus intereses en una victoria. Me limpie las mejillas, y cuando estaba totalmente lista, tocaron la puerta.
Fui hacia la puerta, abriendola y encontrando que al otro lado estaba J'oon, personificado en su forma de detective norteamericano. Le sonrei y le abri la puerta para que pasara.
-John, ¿Que haces aqui? ¿Que necesitas? -Iba a tocar hace veinte minutos, pero... te escuchabas alterada. -Lo mire a los ojos y asenti con lentitud. -Si... Tuve una pesadilla, pero, no quisiera hablar mucho de eso. Probablemente pudiste verlo. -Me sente en uno de mis sillones, mirando a John a la cara- ¿Que te trae por Londres? -Espero recuerdes de nuestra investigacion acerca de lo acontecido en el Grand National en Londres hace unos meses. Las imagenes satelitales nos mostraron la zona afectada y el lugar donde se acontecio todo, junto con algunas fotografias de los implicados. Podemos distinguir a ese demonio rojo que conociste en Arizona y un civil junto a este. Los trabajos de campo que hizo Barry ahi fueron lo bastante buenos como para obtener muestras de la tierra y su composicion quimica en las bases de datos de la Atalaya Las predicciones de comportamiento quimico no responden a nada que conozcamos, parece una obra de magia y de poderes ajenos a nosotros, por lo que hoy me presente ante todos los miembros de la Liga para entregarles esto -Y John saco un sobre cerrado, que tome y empece a revisar. Eran las fotografias, graficas, datos, comunicaciones cifradas que se habian obtenido desde ese dia en relacion a ese desastre- Superman y Hal estan haciendo una revision en la atmosfera, Flash y Aquaman estan en Asia, Estados Unidos y Sudamerica esta bajo investigacion con los miembros de reserva. Billy y yo nos encargaremos de Europa, a ti te tocara ir a Africa a buscar tipos de actividades similares. -Esta bien, John. No quisiera decir que me lo esperaba, pero ahora mismo ire a los hangares por mi Jet. ¿Algo mas que deba saber? -Si... Si vas a la zona norte de Africa, ten cuidado con los creyentes musulmanes... Tu eres la que menos les gusta de nosotros. Te recomendaria que te disfrazaras con ropa... discreta. -No voy a alterar mi uniforme, pero agradezco tus sugerencias.
Y con un tosco serio de asentimiento, J'oon se desaparecio. Cerre la puerta, hice mi cama rapidamente y fui a mi armario, poniendome mi clasico uniforme de justiciera. Me puse mi diadema, enrolle mi lazo en mi cintura y corrobore que los comunicadores estuvieran en funcionamiento. Tras dejar todo cerrado, sali disparada de mi casa en Londres hacia los hangares del ejercito ingles para ir a por mi Jet.
Horas de viaje a altas velocidades me hicieron pensar mucho sobre lo que estabamos buscando, sobre que era lo que podiamos encontrar. Pero todo se quedo atras cuando pude ver las tierras del Africa ardiente, donde mi primera parada de busqueda seria Marruecos. Quizas encontraria ahi en los medios locales alguna noticia inquietante que me diera una pista en que parte del continente empezar a buscar.
Nota:
Yo aun no entro con ustedes, lo hare en mi siguiente turno.
Mensajes : 835 Fecha de inscripción : 20/04/2014 Localización : En Eldritch o en Gotham Empleo /Ocio : Erosionador escrotal a tiempo completo Humor : ¿Conoces la expresión "seamos amigos"? ¿No? ¿Seguro? Me dejé el horno dentro del pollo D8
Ficha de Personaje Alias: Project Nombre real: Sloan Jenkins Universo: Marvel
Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 21st Octubre 2014, 01:27
Las aspas del helicóptero hacía que los improvisados ronquidos de Sloan sonaran como lejanos suspiros... para los que no llevaban los cascos típicos en los helicópteros para hablar entre los pasajeros, porque el muy cazurro se había olvidado de quitárselos antes de ponerse a "dormir", y lo pongo entre comillas porque Sloan, en teoría y a la práctica le es imposible dormir. Descansar si, pero no dormir. O mejor dicho: coge su mente, se va de pícnic y se deja el cuerpo detrás, el cual descansa como si fuera una persona normal. Eso es lo más que se parece a dormir en el estado del moreno.
¿Por dónde íbamos? Ah si, las aspas de helicóptero. Perdido en su estado semi-vegetal, Sloan se preguntaba aun qué le había impulsado subir a dicho helicóptero. Marruecos le quedaba lejos de donde ahora tenía su casa, y como que no tenía ninguna intención de mudarse: Nueva York tenía demasiada chicha como para dejarla, así como sus alrededores y otras ciudades de Estados Unidos donde había estado (tal vez fuera por eso que siempre que se rueda una peli en Hollywood se basan en alguna ciudad de los EEUU). Entonces, ¿la petición de una simple mujer le había hecho cambiar de opinión y meterse de bruces en esa aventura que distaba de preocuparle lo más mínimo? Es posible. Se dice que los hombres hacen grandes tonterías por la palabra de una mujer, pero era porque esos hombres pensaban siempre con el pene y no con la cabeza. Sloan no era uno de esos, pero la tontería se la agenciaba. Al volver tendría una larga charla consigo mismo para ver dónde se había equivocado.
El golpe contra el suelo "despertó" al moreno, dando un fuerte ronquido, abriendo los ojos y mirando a los presentes como si acabaran de tirarle una bomba justo al lado y se acabara de enterar por estar muerto.
- ¿Ya hemos llegado? ... Hmmmmmmmmmmmmm... - como un gato maltés, se estiró hasta ocupar tanto espacio del helicóptero como pudo, se quitó los cascos y bajó de un salto del vehículo.
Su misión era llegar hasta un edificio de la ciudad conocido como el Templo de los Originales. Para ello tendrían que cruzar sus calles y caminar entre sus gentes, esquivando miradas raras y susurros preocupados. Hellboy podía disfrazarse todo cuanto quisiera que con esas pintas y ese tamaño llamaba tanto la atención como un americano pintado con los colores de su bandera y llevando un letrero escrito donde pusiera "fuck you, islam" en árabe. Abe aun se salvaba... pero ese burca no conseguía estilizar sus femeninas curvas. Sloan llevaba una túnica y la cabeza tapada con un turbante. Tal vez le faltaban unos cuantos tonos de moreno para pasar desapercibido del todo, pero algo era algo. Los primeros susurros y agitaciones llegaron cuanto más se acercaban al susodicho templo: la gente estaba algo alterada e incluso alguno que otro hablaba sobre la ira de Alá, seguido con algún rezo como "Alá es grande" para aplacar su ira. Sloan podía entender su idioma, pero no terminaba de comprender a qué venía tanta concordia hasta que llegaron a lo que sería el Templo de los Originales. En la puerta, un grupo de hombres hablaban como solían hacerlo por aquellas tierras: con voz alta y gesticulando mucho. El que no supiera el idioma le parecería que se estaban discutiendo o que alguien había atropellado el gato de alguien, lo cual no iría muy desencaminado dada la naturaleza de la discusión. Cuando Sloan escuchó la palabra caballos giró la cabeza hacia Rebecca. Tenía en la mirada un deje de frustración, odio, angustia, ira... un bálsamo de puta madre para que se le abra una úlcera. Estaba claro según las palabras del dueño que habían llegado tarde. Azul y Rojo se adelantaron, y por alguna razón les dejaron pasar. Tal vez alguno de esos fuese compañero de trabajo dada la magnitud de su empresa.
- Rebecca - la llamó Sloan agarrándola del brazo antes de que entrara al templo. - Yo me quedaré aquí fuera, para ver si escucho algo interesante y para hacer guardia. Además, si queda algún caballo rezagado ahí dentro no creo que sea buena idea que entre.
Con un guiño y una sonrisa, Sloan dejó el brazo de la sheriff para que acompañara a Rojo dentro del templo. El dueño seguía hablando por los codos, quejándose hasta de las palomas (¿palomas?). El moreno se quedó en un segundo plano, escuchando tanto al dueño como las demás conversaciones de los vecinos y los curiosos. Todos tenían una versión de los hechos pero lo que le interesaba a Sloan era ver si alguno de ellos había visto a alguien por la zona que llamara más la atención que Hellboy y su disfraz.
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En la cartera llevo...:
My other Me:
~Color darkgoldenrod~
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 17th Noviembre 2014, 00:24
La visión de aquella inmensa mezquita la dejó paralizada. Entró con reticencia, como si hubiese sido necesaria la aprobación de alguien para hacerlo, pero a pesar de todo, su cuerpo sentía esa tensión propia de la excitación. Porque estaba en un lugar al que siempre había deseado ir… pero que se mostraba, a sus ojos, devastado. La imagen del inmenso patio donde aún había briznas de heno, estiércol y algún que otro clavo propios de los caballos que habían sido herrados le produjo una sensación que le atenazó el cuerpo. Observó cómo Abe se quitaba los guantes para hacer esa “lectura” que hacía él y de la que habían hablado. Desde que se había mezclado con el B.P.R.D veía cosas de lo más insólitas, pero ahora más que nunca era capaz de creer que tales cosas existían. Como suele decirse, ver para creer.
Le dieron ganas de salir para decirle a Sloan que entrara. Estaba prácticamente convencida de que allí ya no quedaba ni un solo animal. Estaba debatiéndose entre algunos pensamientos, a cada cual más pesimista, que la estaban poniendo de un humor bastante negro, y como si lo hubiese olido, Rojo interrumpió esa conversación mental, distrayéndola de todo eso, lo cual, por cierto, le hizo mucho bien.
- Si, algo así… Solo que es más parecido a encontrarse en cualquiera de esos sitios después de que una bomba los haya reventado en mil pedazos. - dijo apretando los labios en un síntoma de contención.
Aunque no se notara mas allá de ese pequeño gesto, y el tono con que lo había afirmado no demostraba demasiada preocupación, no pudo evitar que la imagen de aquellas majestuosas cuadras privadas de sus animales le revolvieran las tripas. Imaginó lo frustrante que debía de ser para el dueño, y sobretodo, lo preocupado que estaría. Si estuviera en su pellejo, habría que verla a ella...
La vaquera echó las manos al cinturón y permaneció en silencio durante unos minutos, mientras Azul terminaba de inspeccionar, y ella paseaba junto a Hellboy por la estancia, dejando que sus ojos captaran detalles y posibles pruebas, mientras su mente divagaba. Había varios factores que no entendía, y eso no ayudaba a calmar esa sensación acuciante. ¿Si eso lo había hecho Victoria para llevarse un caballo, porqué cogerlos todos? ¿Porqué arriesgarse, si hasta entonces había permanecido en el anonimato, a pegar semejante golpe que podría llegar a salir incluso en los medios internacionales? Como se suele decir, cuando se roba a gente rica, el mundo entero se entera. No así cuando se roba al pobre. ¿Entonces porqué? ¿Se estaba dando a conocer? ¿Quería provocarles? ¿Y si eso quería decir que tenía algo preparado, algún truco o alguna trampa a la que les atraía sin remedio? Había demasiados detalles que no tenían el menor sentido, y no tenían tiempo para especular. Cuanto más se retrasaran, más ventaja tendría su adversario.
Sabía que la gente normalmente detestaba el olor acre propio de una cuadra, el estiércol y el aroma de los animales que solía ser muy fuerte, tanto que a quienes tenían esa sensibilidad olfativa que hasta causaba mareos podía llegar a empaparse los ojos de lágrimas. A ella sin embargo le resultaba traquilizador. Al aspirar, encontró esa rudeza aromática que le permitía mantener los pies en el suelo. Se detuvo durante un momento, los ecos de las airadas conversaciones externas aún rebotaban contra las paredes del templo. Ella lo restauraría. Traería a cada animal de vuelta, y todo recuperaría su curso natural.
- Creo que…- pero no llegó a acabar la frase.
Abe dio un respingo momentáneo y se echó una mano al pecho, y eso les sacó de su ensimismamiento. Respiraba con dificultad, como si jadeara, y pestañeaba mientras intentaba recuperar la compostura. Ella se acercó hacia él a la carrera. Daba la impresión de que le temblaban las piernas.
- Abe, ¿Qué ha pasado?- dijo, mientras le sujetaba sin ningún miedo de uno de sus brazos anfibios, y le acompañaba a la sombra. Esperaba que no fuera un golpe de calor. No tan pronto. Habían hablado de que Azul lo pasaba mal en lugares tan secos, pero si estaba mal dudaba que pudiera hacer mucho más cuando avanzara el día.
- He visto como… se los ha llevado. - Rebecca intercambió una mirada con Rojo, sus ojos pasearon hacia la salida, donde no sabía si encontraría a Sloan, y luego por fin se centró en Abe.
- ¿Cómo?- preguntó ella, sonando más calmada de lo que había estado hasta entonces. Como todos los Sheriffs, cuando el peligro está cerca, se templa el carácter.
- Son imágenes difusas… inconexas. Es como si me faltara información. Habitualmente suelo tener visiones muy certeras, es como si alguien quisiera ocultarme fragmentos o…- volvió a tomar aire, e intercambió una significativa mirada con rojo - Puede que me haya dejado ver esto a propósito. - añadió, inseguro de su propio planteamiento. Algo que era bastante raro en un hombre de las cualidades de Abe Sapiens.
Ella no le presionó, permitió que Rojo asumiera ese papel. Ya había estado con ellos en unas pocas ocasiones y se había percatado claramente de cuál era el rol de cada uno, algo que si lo pensaba, podía verse a simple vista, mirando el tamaño de la cabeza de uno, y de la musculatura del otro.
- He visto imágenes, sombras… Había… Gente encapuchada, un hombre con marcas en la cara, con los ojos en blanco. Luego he visto a un jinete enorme que montaba a caballo, reventar las puertas del templo de una patada y… los caballos le siguieron. Corrieron… - Abe se tomó un instante para respirar profundamente y continuó Corrieron…hasta… unas dunas de arena y… los lleva hasta un círculo… - Abe pestañeó, y su respiración se normalizó lentamente. Tenía pinta de que cuanto había visto le había dejado extenuado. Debió ser duro. ... Un círculo de invocación. - terminó, dejando que la información se adentrara bien en sus cerebros.
- ¿Y qué significa eso? - preguntó, encogiendo los hombros en un gesto rápido.
A pesar de que la vaquera se había esforzado por aprender y retener algunos datos, no sabía qué significaban algunas de las cosas, o más bien, hasta que punto significaban algo bueno o algo malo. Pero le bastó observar la cara de ambos para saber que algo se les había ocurrido, y que no era para nada divertido.
- Los círculos de invocación son como puertas, permiten a seres demoniacos o de naturalezas ajenas a este mundo entrar aquí…- explicó Abe con su voz calmada, siempre dispuesta a esclarecer. Ella le contempló mientras se deshacía de su contacto, sujetándose por sí mismo, claramente mejor. - Creo que el hombre que ha derribado estas puertas es Victoria. Si ya tenía a su animal, no tiene motivos para robar otros excepto…- dijo haciendo una pausa un instante, valorando la posibilidad antes de compartirla en voz alta. La vaquera intercambió miradas entre ambos con cierta urgencia. El tiempo era precioso, no podían gastarlo en dudas. - Excepto… que pretenda usarlos como sacrificio, o incluso como receptáculos. - Azul le devolvió la mirada, y luego la centró en Rojo - Creo que pretende traer al resto. - añadió, en un tono severo.
El silencio se sucedió instantes después como si hubiera paralizado el tiempo por un momento. La vaquera sintió un estremecimiento. Pensó en lo complicado que había resultado vencer a hambre, incluso con todos esos efectivos. La idea de enfrentarse a la vez a más de uno le retorció las entrañas. Frunció el ceño, tratando de sacar de su mente todo lo que no tuviera que ver con su cometido. Pasara lo que pasara iban a vencer… TENIAN que vencer.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 17th Noviembre 2014, 14:47
- Ya... Bueno, tranquila. Resolveremos esto pronto. Como ya hicimos con Hambre.- Y guiñó un ojo a la vaquera. Ella le importaba tanto como Abe o Liz, y si podía hacer que se sintiese mejor acabando con Victoria lo haría. Además, era su trabajo. Eliminar cualquier amenaza contra la tierra de carácter sobrenatural. Mientras esperaban a que Abe les informase de la situación pudo ver las paredes y el techo del gigantesco edificio. El olor a cuadra y a animal invadía el ambiente, y aunque era fuerte no era especialmente molesto, no sería él quien se quejase estando la vaquera delante. ¿Otra razón para tomarle el pelo? No gracias, ya tenía suficiente con su mala puntería o lo de la beefmaster. Todo el edificio estaba totalmente patas arriba, y había signos de lucha por todas partes. Rebecca tenía razón cuando dijo que parecía un lugar devastado por una explosión.
De repente, Abe se sobresaltó, captando la atención de los dos. Se dirigieron a ver qué le pasaba, y comenzó a balbucear. Decía que había visto cómo se los había llevado, y la vaquera y él intercambiaron miradas. Las veces que Hellboy había visto así de conmocionado a Abe nunca eran buena señal. Significaba que era malo, muy malo lo que había pasado. Rebecca le ayudó a llegar a la sombra para que pudiese estar más tranquilo. Abe y los lugares calurosos y secos se llevaban mal. Aún recordaba todo lo de Arizona y cómo había tenido que llevar su traje especial para estos eventos. Después de todo, Abe era una especie de anfibio, y por tanto necesitaba agua para que su delicada piel no se secase por completo como si fuese un bacalao al sol. El demonio estaba frente a él esperando a que recobrase un poco el aliento. Las imágenes eran difusas, y decía que creía que tal vez el propio jinete le hubiese permitido ver sólo esos pequeños fragmentos de lo que había pasado, como una especie de trailer de una película.
- ¡Eh, eh! Tranquilo tío. Respira... ¿Qué es exactamente lo que has visto?- El demonio intentó tranquilizar un poco a Abe para que pudiese explicarse con calma y franqueza. Abe sabía que Rojo le protegería de cualquier peligro que los amenazase, y viceversa. Eran una especie de hermanos que se ayudaban mutuamente. Se calmó un poco y explicó lo que había visto. Cuando mencionó lo del círculo de invocación, el demonio apretó los dientes y frunció el ceño. Los círculos de invocación eran una auténtica puñeta. Dependiendo del poder que tenga quien lo realiza es capaz de traer algo más o menos poderoso, pero siempre algo. Y tratándose de un jinete del apocalipsis desde luego tenían razones para estar preocupados. Mientras Abe le explicaba a Rebecca qué eran los círculos de invocación y cómo funcionaban, el demonio sacó el Samaritano y lo cargó. No le apetecía que le pillase en mitad del combate sin poder disparar, y aunque no fuese el mejor tirador siempre se agradecía tener algo con lo que enfrentarse a media distancia. Giró el tambor y levantó el revolver justo al lado de su cara, apuntando al cielo.- Si quiere reunir a la familia, será mejor que nos pongamos en marcha antes de que empiecen sin nosotros. Ya sabes que odio perderme el aperitivo. Y no pienso tener que partirle la cara de nuevo a Hambre.- Y enfundó su enorme revolver.
El demonio activó su intercomunicador y se puso en contacto con la agente Corrigan, la cual pilotaba el helicóptero del B.P.R.D. Se dirigió a la puerta para buscar a Sloan y al resto de agentes. Lo encontró allí fuera, esperando a que saliesen. La luz cegó ligeramente al demonio que se paró justo al lado del moreno.
- Bueno, al parecer tenemos algo. Nuestro querido jinete viene con ganas de juerga. Se ha llevado a todos los caballos de aquí y parece ser que quiere abrir un círculo de invocación. Como nos meta aquí a un ejército de demonios va listo. Apenas acabamos de llegar y ya me está cabreando. ¿Alguna novedad por aquí?- Escuchó la respuesta de Kate por el intercomunicador.- Kate, tengo trabajo para ti. Al parecer nuestro querido compañero no está en la ciudad. Es posible que esté en los alrededores de esta, en la zona desértica. Necesito que estés al tanto por si te necesitásemos para llegar allí. Envía un grupo de vigilancia a ver si encontráis algo sospechoso. Cualquier información que tengáis avisadnos de inmediato. Rojo fuera.- Si era cierto lo del círculo de invocación, debían llegar allí cuanto antes y detenerlo. Que llenase el norte de África con un ejército de demonios y no muertos no era una idea que le agradase especialmente al demonio, y menos a pleno día. Cualquiera podría verlo y complicaría enormemente las cosas. Esperó a que Sloan le informase de cualquier cosa que hubiese visto y a que Rebecca y Abe saliesen del templo.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 19th Noviembre 2014, 01:07
Como odiaba el mundo islamico. Apenas empece a caminar por los lugares concurridos, la gente murmuraba cosas sobre mi cuerpo y me decia de todo tipo de cosas. "Inmoral, ramera, libertina". Todo por vestirme como me vestia. No iba a cambiar mi uniforme para nada, y mucho menos, por culpa de gente retrograda que seguia oprimiendo a las mujeres. Segui caminando, ignorando todo lo que escuchaba y sus miradas de odio, hasta que llegue a un puesto de periodicos. Ahi estaba la prensa del dia, y el dependiente que me vio pudo reaccionar.
-¡Oh! Usted es esa... ¡La mujer maravilla! Que alegria verla en este lugar -Al menos ese señor no me miraba con odio. Hablaba un ingles un poco lento, y a juzgar por sus rasgos, no era originario de la region - ¿Han venido los superheroes a investigar el templo de los originales?
-¿Que templo? ¿A que se refiere? -Y lo mire interesado, llevandome la mano izquierda a mi barbilla.
-Cerca de aqui esta el Templo de los Originales. Es un lugar para los caballos y algunos jinetes, famoso mundialmente. Algo raro se cuece por ahi, y hay algunos curiosos y buscadores de lo paranormal. Sabia que ustedes no tardarian en venir.
-No estaba enterada que hubiera algo ahi, pero gracias a usted, podre empezar buscando por ese lugar. Hmmm... tenga - Y le di cinco dolares y tome cualquier periodico para no irme sin comprar algo. El tipo rapidamente busco una camara, pero cuando la saco, ya me habia ido volando.
Lo primero fue ir volando al Jet, consultar donde estaba el templo y salir volando de regreso al lugar indicado. El templo estaba cerca de la ciudad, y al llegar, habia un fuerte operativo. Pude ver desde arriba los emblemas del B.R.P.D, unos helicopteros, la policia y gente curiosa charlando y tomando fotografias. Habia una camioneta tipo van a lo lejos con una antena giratoria. Me sonaba de otras busquedas paranormales ese tipo de camionetas, pero no le preste atencion. Aterrice suavemente frente al lugar, ante la mirada atenta de las personas y los guardias. Me acerque a uno de ellos, y con voz tranquila, dije:
-Soy Diana, Princesa de las Amazonas y miembro de la Liga de la Justicia. Me conocen como Wonder Woman, y es urgente hablar con tu superior. Permiteme el paso.
-Lo siento, no se puede entrar.
Necesito entrar, es posible que... -Y ahi, dandome cuenta, estaba el demonio rojo que habia conocido hacia un tiempo. Claro que era facil de reconocer, no todas las personas miden dos metros y medio y eran tan corpulentas como un vehiculo. Frunci el ceño, ya que detestaba a ese sujeto. Era un odioso, y con tan solo acercarme, mi olfato se irritaba por tanto tabaco. Era el equivalente de John Constantine en demonio, en lo que se refiere a fumar como si fuera el oxigeno que respiraba. - ¡Eh, usted! -Eleve la voz, lo suficiente para que Hellboy me notase- Necesito pasar y hablar con usted.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 19th Noviembre 2014, 13:26
- ¿Los caballos? ¿Qué pasa con los caballos? ¿Y mis cabras? ¿Quién me pagará por mis cabras? - ¡Ah! Glotón. Avaricias. ¡Los caballos son más importantes que tus estúpidas cabras! ¡Alá nos resguarde! - ¡Alá es grande! - ¡Alá es grande! - ¡MIS CABRAS! Yo necesito mis cabras, y se marcharon. ¡Se largaron! Esos caballos estaban malditos. ¡Malditos os digo! Corrieron como demonios del desierto, ¡y mis cabras se asustaron! - A nadie le importan tus cabras. - ¡A mí si! - ¿Y mi mujer? ¿Qué pasa con mi mujer? - ¿Qué pasa con tu mujer? - Eso pregunto yo. ¿Qué pasa con mi mujer? Hace tres semanas que quiero que tenga un hijo mío, pero no hay manera. ¡Seguro que tus cabras malditas tuvieron algo que ver! - ¡DEJA EN PAZ A MIS CABRAS!
Caballos malditos... cabras malditas... mujeres malditas... Sloan tenía lo que se podría considerar un dolor de cabeza tan grande como el hambre que tuvo Gandhi durante su lucha. Los de aquel país hablaban demasiado alto y demasiado rápido para su gusto. Cualquiera que no les estuviera escuchando pensaría que se estaban peleando o estaban discutiendo (cuando en verdad si, estaban discutiendo). Son tan enérgicos que cualquiera tiene un par de huevos de meterse en una conversación "civilizada" y no pensar en que lo van a linchar en la plaza mayor como diga algo que no debía decir. Por suerte para el moreno pasó desapercibido, escuchando no solo esa conversación, sino otras más calmadas y relacionadas con el Templo de los Originales. Muchos rumores apuntaban a un hombre de estatura grande y encapuchado. Decían que tenía malicia en la mirada y que Alá lo castigaría por lo que había hecho. Sloan dudaba horrores de que su "dios" hiciese algo contra un emisario que había mandado él mismo si sus teorías sobre el dios de la Tierra eran ciertas. Si fuera así...
La mole que representaba Rojo traspasó de nuevo las puertas, y parecía muy, muy alterado. De seguro habían encontrado algo. Más que Sloan seguro. Iba con su arma en la mano y eso solo podía significar una cosa: iban a repartirse toñas, y le tocaría recibir las primeras, como siempre. En ese mismo continente lo habían lanzado, empalado, destrozado, y otras cosas que acaban en -ado y hacen mucho pupa. Ésta vez se pondría a la espalda de Hellboy, que no estaba para trotes. Aún le rugía el estómago por no haber comido dos veces en lo que llevaban de día. Por suerte, se podía soportar.
- Cabras malditas y mujeres que no dan a luz. Por lo demás no dicen nada que no supiéramos ya: llega un tipo encapuchado, con malas pintas y se lleva los caballos. Nada más. ¡Oh! Y esperan que Alá lo fulmine. Me pregunto cómo fulminaría a su propio emisario... ¿Con un rayo, tal vez? ¿Gas? ¿Tal vez combustión?
Los pensamientos de Sloan se vieron interrumpidos con los gritos de una mujer que destacaba tanto como un virgen en una fiesta del playboy (más o menos...). Le gritaba a Hellboy, y por la forma en que se dirigía al gigante, le conocía de algo. Por su parte, Sloan no la conocía de nada, pero sabía a quién debía preguntar en éstos casos: a la experta de los tipos que llevan pijamas y vuelan.
- Pss. Rebecca - le susurró a la sheriff. - ¿Te suena de algo la animadora? - preguntó mientras la señalaba con toda impunidad.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 22nd Noviembre 2014, 18:45
[OOC: El video es para que os hagáis una idea del ruido y la magnitud]
No tardaron en ponerse en marcha. Hellboy comenzó a cargar el samaritano, mientras ella hacía lo propio con "La ingenua explosiva". Se había esforzado en aprender hasta el último recoveco de ese arma que le habían obsequiado, y había pasado algún tiempo valorando su capacidad de destrucción, su calentamiento, el tiempo de carga, e incluso el rango que, en función de la inclinación, era capaz de adquirir el lanza-granadas que había integrada en la misma. Había empezado a tomar por costumbre llevarla encima, e incluso había cosido a su funda unas correas que poder abrochar a las sillas de montar. Era una pertenencia demasiado valiosa para arriesgarse a que se la robaran. Al desenfundar el arma, permitió que ambos observaran su nuevo aspecto. La había limpiado a conciencia, asegurándose de que podía hacerlo hasta con los ojos cerrados, pero ahora, sobre la culata, había una pequeña escena que mostraba la mujer que le había dado nombre a su arma. Si uno la miraba por encima, podía confundirla con la misma Rebecca.
Una vez estuvieron listos para salir, encontraron a Sloan, que traía algunas nuevas bastante curiosas de escuchar, pero bastante inútiles a nivel informativo. En parte se alegraba de tener alguna pista y de pasar a la acción, porque si seguía allí pensando seguro que sólo iba a conseguir enfadarse o algo peor. Así ocuparía la mente con otras cosas. Una voz interrumpió el hilo de sus pensamientos y provocó que el grupo mirara en dirección a la mujer que estaba intentando llamarles la atención. La vaquera empujó su sombrero con el pulgar, alzando una ceja, incrédula. De entre todas las montañas, llanuras, mares y páramos, el último en el que habría esperado encontrarse con ella era en Marraquech. Sloan hizo que se centrara rápidamente, con aquella pregunta. La Sheriff le contempló un momento como si no diera crédito.
- Que me Aspen, hijo. ¿Es que no conoces a la mujer maravilla? - preguntó ella, con el ceño fruncido. Aunque no estaba recriminándole realmente. - Tienes que aprender de ella. Verla usar el lazo es todo un espectáculo. - añadió con una sonrisa, guiñándole un ojo y dándole un suave codazo amistoso.
La vaquera caminó hacia Wonder Woman, sacudiendo las caderas al ritmo de los tintineos de sus espuelas. Pasó al lado del hombre que le había impedido el paso, al que apartó posando una mano en el hombro y se plantó frente a Diana, a la que observó de arriba a abajo con una suave sonrisa, mientras sostenía apuntando hacia el suelo el cañón de "La ingenua Explosiva".
- Howdy, señorita. ¿Que la trae por aquí? - preguntó con una sonrisa, dando un toque a su sombrero - Esto le queda muy lejos de casa, ¿No es cierto? - añadió haciendo que su acento sonase con un claro tono sureño.
Luego le tendió una mano, dispuesta a estrechársela. A pesar de que había muchos chalados con mallas, ella era una de las pocas a las que si seguía con especial interés. No sólo porque era una mujer que se había ganado a pulso que la consideraran una heroína, cosa que resultaba muy complicada entre tantas montañas de testosterona embutidas en licra, si no porque además tenían en común cierto pasatiempo, que era a la vez una de sus mejores destrezas y un arma muy poderosa. El lazo.
- Me alegro de conocerte, aunque sea en estas circunstancias. ¿Qué...- pero no llegó a acabar la frase.
Un escalofrío recorrió por completo su columna vertebral. La vaquera se quedó congelada, durante un instante, y luego la sonrisa decidida que había mostrado al presentarse se disolvió en su rostro, dejando sólo una expresión severa, al tiempo que levantaba la cabeza como una bestia que oliese algo en el aire, dispuesta a atacar para defenderse si hacía falta. Para ella todo se detuvo durante un segundo, y a pesar de la algarabía general que había en la zona, pudo reconocer, muy a lo lejos, unos cuantos gritos de pánico. Miró en dirección a la calle, andando lentamente, un paso tras otro, alejándose de la entrada de la enorme mezquita reconvertida, y esperó. Durante unos segundos no se escucharon nada más que gritos lejanos que, poco a poco, fueron acallando el ambiente a medida que se hacían más evidentes. Contuvo la respiración mientras sus ojos se clavaban en un lateral de la calle, el pelo de su nuca erizado, preparándose para lo que fuera que llegara. Una ráfaga de aire, seca y caliente, le atizó en el rostro, trayéndole el indiscutible aroma a sudor de animal. Las botas, bien afianzadas sobre el suelo, le permitieron sentir la vibración claramente...
El sonido atronador era como un corrimiento de tierra, como una lluvia de piedras sobre un tejado de latón. Empezó a reverberar en las calles antes incluso de entrar en su campo de visión. Una gota de sudor se despeñó de su frente y cayó al lado de la bota, donde dirigió la mirada un momento. Allí, en el suelo, los guijarros bailoteaban por la vibración que causaba aquel ruido.
- Fuera de la calle...- murmuró en voz alta, con los ojos totalmente abiertos, antes de darse la vuelta y correr de nuevo hacia la entrada - ¡FUERA DE LA CALLE! ¡¡¡FUERA!!!- gritó mientras trataba de recorrer la distancia a la que se había alejado.
La gente observó hacia su dirección, como si estuviese totalmente loca. Entonces cogió la escopeta que pendía a un lado de su cadera, afianzó los pies en el suelo y disparó hacia el cielo. El sonido del tiro alertó a todos los que estaban a su alrededor. Algunos se agacharon al suelo, otros salieron corriendo o se encerraron en sus casas. Mientras andaba rápidamente hacia la entrada volvió a disparar disipando así a aquellos que aún dudaban...
Las figuras de los animales aparecieron entonces al final de la calle. Sus cabezas se contaban por docenas. Tal vez a cientos. El sonido atronador producido por los cascos, hacía que la estampida resultase todavía mas amenazadora. Los animales corrían a toda velocidad por las calles, sus melenas ondeaban al viento y sus relinchos se unían creando un sólo bramido salvaje que les hacía ver tan imparables como un maremoto o cualquier otro fenómeno de la naturaleza de titánicas proporciones. Se adentraron en la enorme avenida, a punto de chocar las cabezas unos con otros mientras se adaptaban al espacio, se llevaron por delante tiendas, puestos, vallados, saltando o coceando todo lo que les llegaba al alcance. Algunos gritos y golpes evidenciaron el hecho de que durante su frenética carrera, también habían arrollado a personas que habían tenido la desgracia de encontrarlos. Bajo sus patas una nube de polvo seco se extendía otorgándole una visión fantasmal, aunque en realidad era sólo la arena de la calle.
Por primera vez, Rebecca notó el peso de la escopeta y tuvo que cogerla, apretando la carrera. Vió las intenciones en los ojos de sus compañeros, y eso la hizo correr aún más deprisa.
- ¡SALID DE LA CALLE! ¡AHORA! ¡ENTRAD AL TEMPLO!- gritó ella sólo a unos metros de la puerta.
La manada de animales recortaba la distancia, convirtiendo su paso en una tormenta de ruido y arena. La proximidad del ruido de sus cascos le estallaba en la cabeza, como las bombas a un veterano del Vietnam. Vió que muchos de los miembros del B.P.R.D así como algunos transeúntes ya estaban refugiandose, adentrándose en el templo o en rincones colindantes, creando enormes tapones en las puertas. La Sheriff miró hacia atrás durante un sólo instante, viendo como el cuerpo de los primeros caballos estaba a apenas cinco metros de ella. Alargó la mano cuando estuvo lo bastante cerca de la puerta y alguien se la cogió, aunque no supo quien, tirando de ella, resguardándola bajo el arco de la entrada y sacándola del recorrido que seguía la imparable masa de animales.
La vaquera observó la marcha de gigantescas proporciones, con el corazón palpitando frenéticamente en su pecho, mientras trataba de recuperar el aliento. Notaba la frente y la nuca sudorosas, y jadeaba con la boca seca y la lengua pegajosa, por la sed. Los caballos continuaron pasando ante la incrédula mirada de todos ellos, provocando el caos, durante varios minutos. Ni siquiera era posible parar a los que habían quedado rezagados, aunque algunos lo intentaron. Cuando alguien se ponía en medio lo esquivaban y seguían corriendo tras el cuerpo principal, que continuaba la carrera a toda velocidad. Como impelidos por la fuerte necesidad de ir a algún sitio...
Cuando el último de los animales pasó, y tras unos instantes todo quedó en silencio. Aquel silencio sepulcral se rompió por los lamentos, y los movimientos de la muchedumbre que volvían a salir a la calle, temerosos, sin poder creer en lo que habían visto. Muchos de ellos empezaron a recoger cuerpos del suelo. Ella miró a sus compañeros durante un instante. Seguramente Rojo habría intentado detenerlos, tratar de calmarlos, pero habría sido imposible. Conocía a los animales lo suficiente para saber que el demonio podría haber muerto, por duro que se creyera.
- Nunca te enfrentes con algo así. Créeme. Sé lo que digo. Puede que puedas matar a diez mil, uno a uno. quizá incluso de dos en dos. Pero si diezmil se enfrentaran contra tí, estarías perdido. - puede que no quisiera creerla, o que fuese un terco. Pero sabía que llevaba razón.
Podría haber detenido a los diez primeros, pero sólo con que uno hubiese conseguido golpearle con sus cascos y hubiese acabado en el suelo, no importaba lo fuerte que fuese el demonio. Habría muerto aplastado. La vaquera observó la calle con gesto endurecido. Sintió un enorme pesar por esas criaturas. Lo había visto en sus ojos, en sus dilatados hocicos, en su manera de roncar... Estaban muertos de miedo.
- Van hacia él.
Aquello pilló de sorpresa a Rojo y a la vaquera, que observó a Abe con las cejas enarcadas. Él tenía la mano desnuda y ahora colgaba lánguidamente de un lado de la cadera. Al menos había sido suficientemente listo como para sacar algún provecho de la situación.
- Temen lo que pueda hacerles si no van... - Abe contempló a Hellboy y puso una mano en su antebrazo - Llama a Kate. Si nos damos prisa, podemos seguirles por aire.
La vaquera se retiró el sombrero, se enjugó la frente y volvió a calzárselo en su lugar. Tomó aire profundamente y apretó en sus manos la culata de su arma. Apretó los dientes, pensando en la mala influencia que estaba ejerciendo en las nobles criaturas aterradas que había visto y decidió que lo odiaba, quizá más aún que a Hambre.
- Vamos a por ti, Hijo de Puta. - gruñó la vaquera entre dientes, antes de salir por la puerta en dirección al helicóptero. Cuando quieras, vaquero...
A bailar.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 23rd Noviembre 2014, 12:48
- Ya, bueno, la gente de esta zona suele ser un poco... Exaltada, por decirlo de una manera suave. Si no se acuerdan de tus muertos y te maldicen cien veces no se van a la cama a gusto.- El demonio estaba al lado de Sloan y sacó un puro. Lo encendió con unas cerillas y dio un par de caladas. El ruido allí era infernal, además de que no paraban de pasar personas con jaulas bajo el brazo con gallinas, ovejas atadas con cuerdas y pájaros que no hacían más que graznar. Y los gritos de la gente eran insufribles. Esos gritos hacían que el demonio pusiese los ojos en blanco. ¿Acaso no sabían hablar como personas normales? Luego miró al moreno y alzó las cejas mientras le ofrecía unos puros.- ¿Quieres uno? Son cubanos. Lo mejorcito que hay.
Entonces escuchó la voz de una mujer sobre el resto del griterío y ruido. El demonio frunció el ceño y levantó la cabeza. Gracias a su altura tenía una vista perfecta de todo lo que sucedía a su alrededor. Intentó localizar quién gritaba así, y entonces la vio. Esa diadema dorada con una estrella roja, esos largos cabellos negros y toda esa carne expuesta a la vista. Hellboy suspiró y cerró los ojos.
- La que faltaba... Espera aquí Sloan, tengo que ir a cagarme en alguien un momento... ¡Qué sorpresa Diana! ¿Qué demonios te trae aquí? ¿La comida local? ¿Comenzar una guerra? Tía, que vayas enseñando las bufas por los Estados Unidos es una cosa. Pero enseñarlas aquí... ¿Qué quieres, que te aten y te lleven a la plaza del pueblo para apedrearte? Joder tía, menudos huevos que tienes. Al final conseguirás que te maten.- Y esque, detrás de ella, varios hombres la llamaban de todo menos guapa. Esa dichosa cultura de que las mujeres no son más que un objeto que debe estar al servicio del hombre. Menuda panda. El demonio suspiró y negó con la cabeza, pasando tras la princesa y dirigiéndose a la muchedumbre que la increpaba.- ¿No tenéis alguna alfombra que vender? ¡Largo de aquí antes de que me cabree!- Y movió su enorme brazo de piedra como si estuviese echando a unos perros sarnosos. Luego se volvió a Diana y le sonrió con el puro aún en la boca.- Perdona, no me gusta tener público cuando hablo. En fin Diana, ¿qué te trae por esta parte del mundo? ¿Estáis redecorando el hall de la Liga de la Justicia?
Rebecca apareció donde estábamos y saludó cordialmente a la princesa. Después de todo, ella era de su universo. Seguramente la conociese de más. Hasta habría apostado que la admiraba. Era comprensible. Diana era una mujer fuerte y valiente, que se había hecho un hueco en un mundo dominado por hombres, por así decirlo. La vaquera le tendió la mano y de repente se quedó petrificada. El demonio frunció el ceño mientras sacaba el enorme puro de su boca y la miraba ladeando ligeramente la cabeza. ¿Le habría dado una bajada de tensión? Lentamente, la vaquera fue girándose, al tiempo que un sonido atronador comenzaba a hacerse más patente y fuerte a su alrededor. Empezó como un simple murmullo, y de repente parecía que hubiese una tormenta sobre ellos. Gritos de pánico y pavor comenzaron a llegar desde el final de la calle, y una enorme nube de arena se divisaba a lo lejos, más allá de los últimos estantes visibles. La vaquera murmuró algo casi imperceptible, aunque no tuvieron que esperar mucho antes de oír a la perfección lo que decía. Se giró y Hellboy vio una mirada en sus ojos como nunca había visto. La vaquera estaba aterrada. Comenzó a gritar que todos abandonasen la calle, mientras corría hacia ellos y disparaba al cielo con su enorme escopeta. La gente se agachó asustada, tapándose la cara. El demonio vislumbró algo a lo lejos, y entonces lo vio. Una enorme estampida de caballos se dirigía hacia ellos a toda velocidad y sin freno, como una locomotora descarriada.
- ¿Pero qué...?- El demonio sabía que no tenían mucho tiempo. Frenar aquello era totalmente imposible. Lo único que podían hacer era meter a todo el que pudiesen dentro del templo y cerrar las enormes puertas. Desenfundó el Samaritano y comenzó a gritar.- ¡Todo el mundo al templo! ¡VAMOS! ¡Señora, deje eso!- dijo el demonio al tiempo que cogía a una mujer que intentaba recoger un par de monedas del suelo y la empujaba hacia el interior del templo.
- ¡MI HIJO! ¡POR FAVOR, QUE ALGUIEN HAGA ALGO!- Mucha gente ya entraba a la carrera en el enorme edificio, pero Rojo pudo ver a una joven asomarse entre la multitud mientras señalaba a la espalda del demonio y gritaba. Hellboy se dio la vuelta y vio un pequeño carrito situado entre él y la gigantesca estampida, a unos diez metros de él. Se lanzó a toda velocidad a por el niño, mientras los gritos y el retumbar de los caballos le rodeaban por todos lados. Un hombre le metió un empujón que provocó que su puro saliese volando y se perdiese entre la gente que no paraba de chillar. Ale, a la mierda otro puro cubano. Esto me está empezando a cabrear de lo lindo.- ¡MI HIJO! ¡RESCATELO!
- ¡Que ya voy señora! ¡No agobie!- El demonio cogió al crío con su enorme mano de piedra, meciéndolo como si fuese una cuna. Levantó la vista y vio a los caballos a apenas veinte metros de él. Los disparos de Rebecca resonaban a sus espaldas como truenos. La calle estaba sumida en una enorme nube de polvo y muerte, con todos los caballos cabalgando hacia ellos. El demonio comenzó a correr hacia las puertas mientras desenfundaba su revolver y apuntaba a la primera fila. Mala idea. Malísima. Si derribaba al primer caballo, todos los demás tropezarían con él, formándose un atasco imposible de frenar ni de arreglar.- ¡Maldita sea!
Hellboy enfundó el Samaritano y pegó un enorme salto para entrar en el templo justo antes de que las puertas se cerrasen, cayendo pesadamente contra el suelo, pero con el bebé intacto. La mujer recogió a su hijo y dio mil veces las gracias al enorme demonio, quien apoyó la nuca contra el suelo quedándose boca arriba.
- Mierda...- Se levantó como un resorte y se limpió la gabardina de polvo y arena. Todos parecían estar a salvo. Pudo ver a Rebecca y a Abe cerca de él y se dirigió hacia ellos.- ¿Se puede saber qué demonios ha pasado Abe? ¿No se supone que todos esos caballos estaban en el maldito desierto? Joder, casi nos matan. ¿Qué demonios hacían aquí arrollando toda la maldita ciudad?- El demonio estaba perdiendo la poca paciencia que tenía. Era muy resistente a los golpes y las palizas, pero que te arrolle una estampida de más de cien caballos no es agradable para absolutamente nadie. Las fuertes pisadas de los animales se escuchaban al otro lado de la puerta, y un murmullo generalizado resonaba dentro del enorme edificio. Las cosas se estaban empezando a poner mejor que nunca, y eso que no había hecho más que empezar.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 25th Noviembre 2014, 00:39
No me molestaba el sol, ni siquiera las miradas. Me molestaban esas palabras tan odiosas que me dedicaban, susurrandolas a mis espaldas, pero mi superoido me permitia escucharlas. No me querian aqui, y eso me dolia un poco. Solo venia a ayudarlos, no a hacer nada mas... Es decir, era una figura mundial, en practicamente todos los lugares del planeta habian oido acerca de mi y de los actos heroicos que habia hecho, no entiendo porque aun asi me siguen tratando mal. Esperaba entonces a Hellboy, cuando me empezo a hablar. Aunque el tenia razon, es decir... Si me descuidaba, me atacarian o me lanzarian piedras. No era como si me preocupase, pero seria muy molesto tener que romperle la cara a un arabe. Lo fulmine con la mirada, aunque, no le respondi nada feo.
-No, vine a investigar acerca de algun extraño suceso que acontecio en el Grand National... Me toco investigar en Africa... -Sonrei ligeramente, y luego vi algo que me encantaba: una vaquera. Yo tenia un traje de vaquera cuando me entere de lo que era ese trabajo. Y es que, habia visto una pelicula de vaqueros que aunque era machista, me gustaba sobre la tematica. Ese trabajo en el campo, sentarse en una mesedora con un trigo en la boca y con una pistola seria una vida curiosa. Bueno, dejando de lado mis gustos, ahi estaba esa vaquera, que me empezo a saludar. - La verdad es que me queda algo lejos, pero este es mi trabajo. -Cuando me dio la mano, senti que ella era una admiradora mia. Aunque sea un poco, le gustaba. Se la estreche, escuchando su platica hasta que se detuvo.
¿Que era lo que pasaba? Algo me llamo a mi la atencion un poco despues, lo escuchaba claramente, mi superoido me ayudo. Un sonido leve, un murmullo, algo como una brisa suave en un bosque. Algo habia, ¿Quizas un camion cargado de mercancias? No me era posible determinarlo, sin embargo, senti como todos nos tensamos, y mi cuerpo no fue la excepcion. Mis musculos se prepararon para cualquier cosa, mi mano izquierda me la lleve al lazo, y la derecha a la cintura, donde rapidamente podria aparecer mi espada. Estas situaciones previas a una situacion terrible siempre eran tediosas. A veces preferia a los villanos que se aparecian de una vez por todas sin mandar a ninguno de sus esbirros, causando lo que tenian que causar y siendo pateados donde debian ser pateados.
Despues, esa brisa se volvio como tormenta, el sonido era horrible. Podia sentir sobre el suelo como se movian causa de la violencia con la que se movian. La vaquera reacciono, empezando a gritar que salieramos de la calle. Los disparos empezaron a sonar, y la gente se alerto, saliendo todos en direcciones caoticas. Unos hacia el templo, otros hacia su casa, o hacia lugares que ellos consideraban seguros. Pero como en todas las estampidas de personas, habia los que se paralizaban y no entendian nada. Me eleve volando, rescatando a un anciano que iba pasando por ahi murmurando cosas sobre los agentes del B.R.P.D. Lo peor fue que cuando lo levante, empezo a gritar cosas acerca de mi, exigiendome que lo bajara, hasta que pudo ver a los caballos correr como locos en la calle. Lo deje, si, encima de una casa que habia cerca, y regrese volando a una velocidad asombrosa por algunos rezagados que quedaron en la calle, poniendolos a todos en el mismo techo hasta que pasaran los caballos. Practicamente, la gran mayoria habia salido del alcance de la estampida, y aunque pude ver al demonio rojo, yo no tenia tiempo de meterme al templo, asi que sali volando para quedarme en el techo mismo del edificio. Desde ahi pude ver semejante marcha.
Me recordo a las guerras de Troya, las carreras de carros de caballos en el hipodromo de Themyscira, sin embargo, multiplicado por diez. Era asombroso el brio con el que esos caballos huian, como si todos hubieran sido asustados por un demonio salido de lo mas profundo del Tartaro. ¿Tendria algo que ver con la presencia de todos estos agentes paranormales en el templo? En cuanto pasara la estampida lo averiguaria.
Vi como el ultimo de los caballos pasaba, siguiendo a la endemoniada procesion de equinos. El polvo y la tierra, levantado en una nube que no permitia mucha vista, se fue aclarando mientras las personas salian. Yo fui volando por la gente que habia dejado encima de la casa, y cuando termine, sali disparada hacia el templo, encontrandome con el hombre pez que habia visto hacia tiempo en Arizona, el demonio rojo y la vaquera.
-No se que demonios ocurrio, pero eso no fue normal... ¿Alguien podria resumirme todo lo que han averiguado hasta ahora y que hacen aqui?
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 25th Noviembre 2014, 12:52
Así que la Mujer Maravilla, ¿eh? Bueno, a simple vista ya se podía apreciar de dónde le venía el susodicho mote, aunque la mayoría de los habitantes de Marrakech no le tuvieran mucho cariño por ir enseñando de más. La vaquera lo dejó ahí tieso, con un golpe de codo como argumento para una posible continuación de la conversación. Se quedó con cara de panoli divagando si había sido un comentario de los de "aprende, y luego me lo enseñas" o "aprende, y luego lo practicamos~~", con toda la sensualidad posible. A saber. Solo pudo decir una cosa respecto a la tal Mujer Maravilla.
- Pues ni puta idea...
Tanto Hellboy como Rebecca estaban charlando con la morena, y Sloan se quedó en las puertas del templo, mirándolos, más o menos como aquel típico amigo por parte de los otros que no conoce a la susodicha tercera y que, cuando toca ir a saludarla, charlar con ella y tal se corta al ver que los demás si que la conocen y tienen mucho que contarse. Se ríen, hacen comentarios sobre momentos que compartieron y vuelven a reír. Mientras tanto, el cuarto en discordia se queda atrás, dándole patadas a las piedras o asegurándose de que la pared que tiene a sus espaldas no se caiga. Bueno, pues más o menos esa era la situación, salvo que se podía obviar todo lo referente al tímido que no sabe si entrar y conocerla o no entrar y que se la presenten. Sloan era de los más "brutos" socialmente hablando, pero en esa ocasión decidió esperar.
Las vibraciones bajo sus pies le hicieron reaccionar, al igual que su piel, que se puso de punta, haciendo que sus músculos se tensaran. Un instinto animal por así decirlo. Viró la testa hacia donde estaban los demás. No, en realidad la giró mirando más allá de la atónita vaquera. Pudo ver con sus ojos una humareda. ¿Humareda? No, más bien como una tormenta de arena en miniatura. Una nube de polvo que estaba muy muy lejos. Rebecca se giró, gritando que todo el mundo saliera de la calle y disparando para que se dispersaran. La cosa pintaba mal, muy mal, así que Sloan puso su granito de arena.
- Por favor señoras y señores, niños y niñas, dirigios a un lugar seguro, a vuestras casas si vivís aquí o, en caso contrario, al templo. No se dispersen. Vayan todos en orden. De uno en uno. De uno en uno. - Las normas de seguridad que había leído en un panfleto, junto con su tono cordial y calmada e incluso hablándoles en su idioma no parecía funcionar, lo cual le hizo pensar: ¿por qué escriben algo que no funciona? Es de locos... Aunque la locura no estaba en las normas, sino en las calles. Arriba y abajo había gente corriendo, gritando, empujándose unos a otros. La gran mayoría se metió dentro del templo y la gran minoría se quedaron pasmados, dándoles trabajo a los agentes del B.R.P.D., a Rebecca, al Rojo y a... ¡¿QUÉ COJONES?! ¡¿PUEDE VOLAR?! ¡PUEDE VOLAR!
La imagen de la mujer en bañador volando de un lado a otro hizo que se quedara quieto cual estatua de piedra, siguiéndola con los ojos y con una gran sonrisa. Tal vez le pidiera que le enseñara a volar pensó, mientras de forma automática iba metiéndose dentro del templo como todos los demás. Bajó la mirada y vio al gigante correr hacia él, adelantando a Rebecca por unos segundos y metiéndose dentro. Las puertas se estaban cerrando y Rebecca estaba aun lejos como para poder ponerse a salvo. Sloan corrió unos pasos para poder coger la mano que les tendía, tiró de ella y giró sobre sus pies, logrando meterla dentro antes de que se cerraran las puertas. Todo un éxito, salvo por un pequeño detalle: el moreno estaba al otro lado de las puertas.
- Oh oh... - Lentamente se giró a sus espaldas, justo a tiempo para ver el primero pasar a su lado y el segundo chocando contra su hombro. Un sonoro "CRACK" rechinó dentro del brazo de Sloan siendo impulsado contra el suelo. Segundos después tuvo que esquivar unas patas rodando, mientras notaba varios "CRACKS" más por todo su cuerpo. Con un movimiento rápido y sin pensar, alargó un brazo y se agarró a algo con pelo. Entonces salió despedido, levantándose del suelo. El otro brazo ya se había curado y pudo agarrarse mejor. Estaba cogido del costado de un caballo negro con manchas blancas bajo el cuello y las patas. - ¡LO SABÍA! ¡SABÍA QUE ME IBA A COMER LA PRIMERA OSTIA!
Los gritos de Sloan se alejaron del templo, de las calles de la misma ciudad. Estaba sujetándose lo mejor que pudo hasta que no pudo más y se cayó del caballo. Rodó hacia un costado para esquivar los demás caballos que venían tras él. Lo logró, quedándose en el suelo, tirado y cubierto de sangre y polvo.
- ¡Buf! Pa' habernos matao'... - Un ligero "teclec-teclec-teclec" se aproximaba desde donde venía la estampida. Un caballo con pintas de cansado y de ser el típico que se quedaba atrás cabalgaba hacia él. Parecía frenético por seguir a sus compañeros, y eso le dio una idea al moreno. Se puso de pie, y cuando el caballo pasó a toda velocidad, saltó y se agarró a su crin. Esperó a que el caballo reaccionara de alguna forma, pero no notó que se diera cuenta de su presencia. Se metió la mano bajo la túnica y sacó uno de esos comunicadores que les habían dado los de la B.R.P.D. junto con un transpondedor... no, espera, ¿cómo lo habían llamado? ¿Señalizador? ¿Baliza? Bueno, algo así como un GPS. - ¿Hola? ¿Hola? ¿Éste trasto funciona? Chicos, estoy algo lejos de la ciudad, cansado y montando uno de esos caballos locos que han cruzado la ciudad. ¿Cabría la posibilidad de que alguien pudiera venir a buscarme?... ¡Ah si! Cambio. ¡KGGG! - con efectos de sonido y todo. Claro que si.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 9th Diciembre 2014, 00:35
El hecho de que aquella mano que le había salvado la vida hubiese puesto también en peligro a su ayudante no le gustaba ni un pelo. Pero había visto a Sloan en acción y sabía de sobra que, a pesar de su nula puntería, era un cabronazo muy duro. Pensó que esa rara cualidad de espantar a los animales le daría una buena ventaja. Quizá fuese capaz de refrenar la estampida o, por lo menos, de que el miedo que todos los bichejos le tenían les hiciera apartarse de su camino. Sería absurdo decir que se había enterado de las heroicas acciones de sus compañeros, porque estaba ocupada corriendo para que no la aplastaran miles de atronadores cascos enfurecidos.
La señal de Sloan le llegó clara y meridiana, lo que le ayudó a hacerse una idea de hasta que punto estaban jodidos. Sloan montaba en un caballo. Si habría jurado que algo NO iba a pasar en el mundo, esa era una de las cosas que ocupaban los tres primeros puestos.
- Intenta mantenerte ahí, vaquero. Danos señales de tu dirección si puedes y disfruta el momento. No creo que tengas otro para disfrutar del placer de montar a caballo. - respondió la vaquera con su propio comunicador, tratando de quitarle peso al asunto, para tranquilizar a su ayudante. - Vamos a por tí. - añadió, con una seguridad que no dejaba lugar dudas.
Las puertas del templo volvían a estar abiertas de par en par, y muchos de los que se habían alojado allí salían corriendo hacia sus casas, algunos para encontrarse con sus seres queridos, otros para medir el nivel de estropicio de la estampida.
- Esos no son los que el ha robado del templo...- dijo Azul, mirando la estela de huellas, dirigiendo la palma hacia allí. A pesar de lo inexpresivo de su rostro, los gestos solían delatar al transparente Abe Sapiens - Son todos los demás.- aseveró, haciendo una pausa. Pestañeó, permitiéndose después un instante más de introspección, y luego cerró la mano de manera definitiva, mirando a sus dos compañeros- Eran los últimos. Se los ha llevado a Todos. No queda ni uno en toda la ciudad. - añadió, claramente sorprendido con sus averiguaciones.
Hubo unos momentos de silencio. La vaquera apretó la culata de la ingenua explosiva, tratando de reorganizar sus pensamientos a la velocidad a la que le fuera posible. Ni un solo caballo en toda la ciudad de Marrakesh. Aquello le produjo un escalofrío de puro odio.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la presencia embutida en barras y estrellas que volvió hacia donde ellos estaban, llena de preguntas, naturalmente. Si ella no hubiese pasado por lo mismo durante el Grand National, y no hubiera seguido manteniendo el contacto con Hellboy, seguramente habría acabado convencida de que esos recuerdos de seres sobrenaturales, demonios con coronas de fuego, y jinetes del Apocalipsis era mero producto de una noche muy larga de Whisky. Aún se preguntaba si no se levantaría en unos instantes con la boca con sabor a corcho, la cabeza embotada y al lado de alguien a quien desalojar a punta de pistola de su cama. Pero luego volvía a sentir el peso de las armas en sus manos, y su conciencia de Sheriff clamando justicia, y recordaba por qué estaba allí. Su obligación. Su deber. Extinguir a aquellos que falsamente se llamaban jinetes. Se plantó en dos pasos frente a la mujer maravilla, y la miró intensamente a los ojos, de un color azul celeste que denotaba carácter. Como dos icebergs, uno frente a otro, a punto de colisionar.
- El tiempo apremia, y yo disparo rápido, así que escucha y confía en que lo que te digo es verdad. Soy tejana. No mentiría delante de la Bandera Americana. - explicó dirigiendo una mirada fugaz al atuendo de la mujer, manteniendo un tono tranquilo pero firme.- Los jinetes del Apocalipsis han salido del infierno, y venimos a darles caza. Ahora mismo mi ayudante está por ahí a merced de una manada de caballos descarriados que han caído en algún engaño suyo. Te pondré al día de camino, pero quiero que respondas una cosa. ¿Cuánto eres capaz de volar?- preguntó ella, entornando los ojos en un leve gesto decidido.
No tardaron mucho en dirigirse hacia las afueras, donde Kate había empezado los preparativos, una vez se lo advirtieron, para poder llevarles siguiendo a los animales. Las comunicaciones de Sloan, además de no tener desperdicio alguno, no parecían salir del radio de acción de los comunicadores. Su idea había sido simple. En caso de que Wonder Woman estuviese convencida de que podía seguirles por el aire, eso haría. Rebecca le tendió su propio comunicador para poder ponerla al día de lo que habían descubierto y pasado en escocia, obviando desde luego lo acontecido en el espejo... Eso no le incumbía a nadie...
Salvo a Rojo.
Montaron en el helicóptero y sobrevolaron el espacio aéreo, buscando la estela de huellas inconfundibles que una caballada de esas proporciones dejaba tras de sí. Aprovecharon para repasar el equipo, y beber algo de agua. Iba a hacerles falta si seguían bajo ese sol abrasador. Con suerte, la Mujer Maravilla habría localizado a la manada y ahora podría guiarles así como vigilar a Sloan. De momento no pensaban intervenir. Ya habían valorado la posibilidad de que fuera una trampa, y tanto ella como Rojo tenían la misma opinión. Cuanto antes se encontraran con Victoria antes le pararían los pies, aunque claro, Azul habría querido matizar su modo de intervenir. Azul le había prestado su comunicador, para poder mantener la comunicación con Diana, y así explicarle todo lo sucedido.
- Durante el Grand National de Inglaterra, alguien liberó a un caballo sobrenatural en medio de la carrera, utilizando el cuerpo de un animal como entrada o lo que sea. Resultó que era Peste, la montura de Hambre, uno de los Jinetes del Apocalipsis convencido de que había llegado el fin del mundo, que ellos mismos iban a desatar. Huyó con su caballo hasta escocia y le perseguimos. Intentó destruirnos con todos los medios posibles, utilizando todos los monstruos que te puedas imaginar, esqueletos, niños malditos, y otro montón de mierda. Lo acorralamos y cuando creyó que nos tenía contra las cuerdas, le pudo el orgullo y lo mandamos de vuelta al agujero infecto del que nunca debió salir. - al decir aquella última frase, sus ojos se dirigieron instintivamente hacia rojo, con una llama ardiendo en el interior de sus iris azules. Una que solo podía hacer brillar la justicia cumpliendo con su deber. - El problema está en que hay otros tres como él, y seguramente a cada cual será peor. Pero acorde a las escrituras, Hambre debió ser el segundo en aparecer, no el primero, y varias investigaciones han apuntado hacia aquí. Creemos que Victoria, el primer jinete, está en esta zona. Pero no sabemos el motivo por el que se ha ocultado, y no ha aparecido hasta ahora. Puede que ese cabrón tenga un As bajo la Manga. - añadió, permitiéndose un largo silencio para que La Mujer Maravilla asimilara toda esa información. Sabía mejor que nadie que podía ser muy difícil de tragar. Al final, la vaquera cogió aire, y miró por la ventana, intentando ver si ya habían alcanzado su objetivo. - ¿Estas con nosotros? - le preguntó.
No es que dudara de las capacidades de sus compañeros. Ya habían demostrado con creces de lo que eran capaces, pero la verdad es que tenerla como aliada podía suponer una gran diferencia.
[FDP: Diana, en caso de que no quieras volar se entiende que vendrás en el helicóptero con nosotros, en cuyo caso nos comunicamos con los cascos internos. Si no, a través del comunicador del B.P.R.D que Rebecca te ha dado. Si tienes cualquier duda o algo mas que quieras saber sobre los jinetes, enviame Mp y aclaro los detalles. ¡A rolear, Vaqueros!]
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 9th Diciembre 2014, 21:09
Abe no pudo responder antes de que se escuchase a través de los intercomunicadores a Sloan... Subido a uno de los caballos de la estampida. Este tío estaba como una regadera. Aunque claro, tal vez no había tenido tiempo de entrar en el templo como el resto. No sabía si el moreno tenía idea alguna de cabalgar o de domar un caballo, pero con el galopar y enfado de estos lo más probable es que ni siquiera la vaquera hubiese sido capaz de tranquilizar a ninguno de esos animales. La rubia tranquilizó a su compañero y le dijo que en cuanto pudiesen irían a buscarle. A decir verdad, que Sloan estuviese entre los caballos les venía bien. Gracias al localizador del intercomunicador serían capaces de encontrar el sitio al que cabalgaban los animales con total precisión. Las palabras de Abe no fueron tan buena noticia. Esos no eran los caballos del templo de los Orígenes. Eran todo el resto de animales de la ciudad. Un ejército de más de doscientos caballos dirigiéndose a algún punto del desierto. Más les valía que no fuesen a estar cada uno de ellos montados por un soldado. Un ejército así sería casi imposible de vencer por ellos solos. Bien era cierto que cada uno podían acabar con varias decenas de ellos sin problema, pero teniendo detrás a Victoria necesitarían todas sus fuerzas si pretendían acabar con el jinete.
Las puertas se abrieron poco a poco, con un potente rechinar. Todo el mundo salió despavorido como si acabasen de ver a la muerte, y en parte era así. Mucha gente lloraba y gritaba. Era realmente desolador. Niños buscando a sus madres o padres, mujeres y hombres buscando a sus hijos e hijas... No se merecían aquello. Diana entró flotando hasta aterrizar ante todos los tres presentes, y aunque no había sido invitada por así decirlo a aquella contienda, el demonio se alegró de verla en buen estado.
- No está nada mal Diana. Sin embargo, lo que nos atañe aquí es un poco más complicado que intentar proteger a algunos civiles de una fuerte estampida.- Y acto seguido pidió explicaciones sobre lo que estaba pasando. La frase resaltando que una estampida de ese calibre no era normal provocó en el demonio un lento levantamiento de cejas y luego un fruncimiento del ceño.- ¿Que no era normal? ¡Gracias por la noticia Diana! Estoy seguro de que alguien aún pensaba que una estampida de esas dimensiones era el pan de cada día en este lugar. Tal vez un espectáculo mañanero para hacer entrar el apetito.- Pero Rebecca ya le estaba explicando la situación. El demonio aprovechó para mirar a Abe, quien asintió dándole a entender que él y la vaquera se encargarían de hablar con Diana. Hellboy salió del templo y apretó ligeramente el intercomunicador.- Kate, aquí Rojo. ¿Me recibes?
- ¡Alto y claro grandullón! Dime, ¿qué ha pasado en el templo?
- Al parecer nuestro querido amigo el jinete no sólo se ha llevado los caballos del edificio, sino todos los de la ciudad. Seguramente los hayáis visto. Una enorme humareda provocada por más de cien animales galopando como alma que lleva el diablo. Nuestro querido Sloan va montado en uno de ellos intentado no morir. Localizar su señal para seguirle. Nos vemos en el punto de aterrizaje. Lleva todos los juguetes. Vamos a necesitarlos. Rojo fuera.- Y se giró para ver a sus dos compañeros y Diana salir del templo. La princesa aún parecía desorientada, de manera que tal vez aún no le habían informado de todo. Aunque, a decir verdad, era bastante todo lo que tenían que informar.- Ya he avisado a Kate. Nos espera preparando todo lo necesario para dirigirnos a donde estén todos los caballos. Por suerte para nosotros podemos rastrear la señal de Sloan para alcanzarlos sin problema. En marcha.
Abe aceleró ligeramente el paso hasta ponerse a la altura del demonio.
- Rojo, creo que deberías ser un poco más amable con Diana. Ella no sabe cuál es nuestra situación y estoy convencido de que únicamente quiere ayudarnos.- Odiaba cuando Abe le reprochaba y tenía razón. Hellboy puso los ojos en blanco y movió la cabeza.
- Sí, sí, está bien. Seré más amable con ella... En cuanto deje de decir obviedades. ¡Claro que una estampida así no es normal! ¿Qué se pensaba, que era un número de magia o algo por el estilo? Ya sabes que los super héroes me cabrean Azul.- No existía una razón en particular para que el demonio odiase a los héroes con mallas. Simplemente pensaba que solían causar más problemas que soluciones. Especialmente por el hecho de que muchos de los villanos que asolaban el mundo eran consecuencia directa de la presencia de estos personajes. Pero claro, ¿qué podía decir él? Su nacimiento provocó que un hombre conocido por Gregory Rasputín intentase traer a la tierra a los Ogdru Jahad, los siete dioses del caos. La gran sierpe. Pero eso era agua muy pasada. Sus enemigos ahora eran todos aquellos que creían que podían esclavizar al mundo usando sus oscuros poderes. Y había muchos más de los que la gente se pensaba.
- Eso es lo de menos, querido Rojo. Ella no lo decía como una obviedad. Simplemente ha resaltado un hecho. Dudo enormemente que quisiera ser interpretada como lo has hecho. Ten paciencia. Puede resultar una fuerte aliada.- Y, tras un par de toques en el hombro, Abe regresó con las chicas para escuchar su conversación tranquilamente. Rojo negó para sí y suspiró. Lo que más rabia le daba de todo era que Abe tenía razón. Si algo le habían echado tanto Liz como su padre en cara era su mal carácter. Hasta Johann Krauss había resaltado que ese era su único defecto, lo cual no se tomó muy bien el demonio. Un fuerte puñetazo, y la escafandra del ser estalló como un globo. Afortunadamente para ambos, todo terminó en una cerveza perdida, un par de golpes con las puertecillas de los vestuarios, y una extraña canción alemana.
Cuando por fin llegaron a la pista de aterrizaje, Kate les esperaba con todo preparado. Varias cajas con el símbolo del B.P.R.D descansaban entre los asientos y la parte trasera del enorme vehículo. El sonido del motor calentándose y preparándose para despegar inundaba el aire, provocando que tuviesen que hablar casi a gritos para entenderse. Se pusieron unos cascos para poder hablar entre ellos durante el vuelo y subieron para seguir a los caballos. Hellboy dio dos golpes en el hombro de Kate con la mano izquierda indicándole que estaban todos listos. Las aspas comenzaron a girar, y el enorme helicóptero se elevó lentamente sobre el suelo. Una pequeña pantallita verde se encendió en el cuadro de mandos, y se dibujó un mapa de la ciudad. A las afueras, un pequeño puntito amarillento parpadeaba mientras se movía. La señal de Sloan. La piloto viró y se dirigieron a toda velocidad hacia el lugar de donde provenía esta.
Desde lo alto pudieron ver, a lo lejos, una enorme humareda que se alejaba de la ciudad. La estampida había recorrido una larga distancia durante el trayecto del templo al helipuerto. El demonio pudo escuchar cómo la vaquera ponía al día a Diana de todo lo acontecido en los pasados meses y de su aventura en Escocia tras el primero de los cuatro. Mientras lo contaba, el demonio no pudo evitar recordar el viaje entre el Grand National y las afueras del castillo en el norte, observando la tierra inglesa totalmente quemada y destrozada por aquel que se hacía llamar Hambre. Ahora, con una situación casi idéntica, pudo observar cómo las calles de Marrakesh humeaban por el paso de la gigantesca manada que arrasó absolutamente todo, tanto madera como piedra. Cuando la vaquera finalizó la explicación, el demonio volvió a mirar a los ocupantes del helicóptero.
- Aún no sabemos exactamente qué es lo que hacen aquí los jinetes. Hemos barajado toda clase de posibilidades, desde que el fin del mundo se ha adelantado debido al choque de universos como a que alguien está intentando provocar una masacre a escala mundial. Sea como sea debemos darnos toda la prisa que podamos. El resto del B.P.R.D está buscando a los otros dos jinetes, por si acaso estuviesen en algún otro punto del planeta. Cuanto antes acabemos con Victoria mejor para todos. Ha de saber princesa, que Victoria es un excelente tirador. Posee un arco mágico gracias al cual es capaz de acertarle en un ojo a una mosca a más de doscientos metros. Y no creo que lo que vaya a usar sean simples flechas. Vaya con cuidado, no nos gustaría que la hiriesen de gravedad.- Y el demonio sonrió. No había mentira en sus palabras. Lo más probable es que usase algún tipo de flechas encantadas que produjesen heridas incurables por métodos naturales, así que deberían doblar su precaución. Pero claro, ¿cuando sabes si tu precaución ha sido suficiente? Si no te alcanza una flecha, lo ha sido. Y sino... Esperemos que eso no suceda, pensó el demonio.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 16th Diciembre 2014, 06:23
Escuche sus explicaciones. La de la vaquera y la del demonio rojo. Sin embargo, la del segundo no me agradaba para nada. ¿Por que demonios me hablaba con ese tonito sarcastico de superioridad? Me ofendia ese insulto a mi inteligencia, y realmente, no pensaba aguantarlo. Lo mire, denotandole que me sentia ofendida, y cuando por fin se fue, suspire, volviendo con la vaquera. Su explicacion fue algo corta, sin embargo, el tiempo apremia y ya encontraran forma de explicarme. Asenti, saliendo a paso firme con orgullo del templo, y despues sonrei a la pregunta.
-¿Cuanto soy capaz de volar? No hay avion que me supere, realmente. -No es que precisamente volase a la velocidad de Superman, que llegaba a compararse con la luz, sin embargo, era muy rapida volando cuando la situacion lo ameritaba. Al salir, nos encontramos de nuevo con el demonio. Parecia que todo lo tenian preparado, a juzgar por su rostor.
No sabia quien demonios era Sloan, pero si tenia algo para rastrearle podia ayudar mucho a esta mision. Me pregunte si era necesario llamar a la Atalaya y pedir ayuda desde arriba, pero creo que estaba controlada la situacion. Si entendias que "controlada" es tener una horda de caballos dirigiendose a un punto desconocido con una amenaza biblica. Simplemente, tenia que concentrarme y seguir en la mision.
Los acompañe hasta la pista de aterrizaje donde estaban los soldados del famoso B.R.P.D, sin embargo, no me interesaba que estaban haciendo en este momento. Solo queria ver que se subieran al helicoptero, y ahi, acepte el comunicador que me dieron.
Cuando la maquina se alejo del suelo, me eleve en el aire lentamente hasta alcanzar su altura, y entonces empece a volar en vanguardia frente al helicoptero, buscando con la mirada las huellas o el rastro de polvo que dejaban los caballos. No fue dificil encontrarlo gracias a mi supervista, y cuando lo vi, descendi lentamente pero sin perder velocidad en mi vuelo para alcanzarlo. La explicacion continuaba, hasta que, una vez deje de escuchar el mensaje, chasquee la lengua. Tanto terror que deberia infundir solo hizo que mi espiritu se encendiese mas. Queria luchar y queria acabar con esas bestias malditas que atemorizaban al mundo
-Claro que estoy con ustedes. Ese tipejo no va a salir de esta, y lo vamos a detener. He enfrentado otras criaturas mitologicas creadas por dioses locos, y a todos hemos podido detener. No dude en mi colaboracion y... No se preocupen por la punteria de ninguno de esos jinetes. Soy la mejor deteniendo flechas. -Y me lamente de no tener mi arco. Solo esperaba que Artemisa me diese su bendicion para poder atrapar a esa presa junto a mis compañeros y salvar al mundo de ese peligro. - Espero no necesitar pedir apoyo a la base, pero la Liga puede ayudarnos desde arriba con tecnologia.
Y empece a volar mas rapido, dirigiendome a la cola de la horda que corria desenfrenadamente, dejando marcas de polvo y huellas de las pezuñas del caballo. No tarde en encontrar al unico jinete presente, y acercandome a su marcha, le puse la mano en el hombro con suavidad, sin dejar que la velocidad se rebajara. No tenia un lugar seguro de donde amarrarse, pero yo le rescataria si algo malo pasara. Tenia que seguir a esos caballos, y saber a donde es que quieren llegar.
-Eh, vaquero, ¿Necesita ayuda? -Sonrei con cierta gracia, y luego, girandome sobre mi misma, seguia volando al lado del caballo con la cara hacia arriba. Pude ver a los helicopteros seguirnos, y les levante la mano indicandoles que nuestro amigo estaba bien, despues, pude girarme a tiempo para evitar estrellarme contra un vehiculo destartalado, y segui con los brazos levantados para cortar el viento. -Ya lo tengo, nuestro amigo esta bien. Me acercare mas a la vanguardia hacia donde van los caballos para poder ver primero que es lo que nos espera. -Mencione en voz alta por el comunicador, y luego, pareciendo que rompia una barrera, me adelante para llegar por arriba de donde estaban marchando los caballos, siguiendolos a toda velocidad, mientras preparaba mi lazo dorado en la mano izquierda y la espada en la mano derecha
Mensajes : 835 Fecha de inscripción : 20/04/2014 Localización : En Eldritch o en Gotham Empleo /Ocio : Erosionador escrotal a tiempo completo Humor : ¿Conoces la expresión "seamos amigos"? ¿No? ¿Seguro? Me dejé el horno dentro del pollo D8
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 16th Diciembre 2014, 11:20
- Vale... esto... Roger roger, ¿no? O como se diga. ¿Sloan corto y cierro? Bah. - Apartó el comunicador y se lo volvió a guardar. No era un soldado, ni un agente, ni siquiera policía, y tampoco había jugado de pequeño con la radio con sus amigos, así que no sabía cómo iba eso de comunicarse por los altavoces esos ni lo que se tenía que decir para cortar una conversación.
Un giro brusco hizo que el moreno tuviera que agarrarse con ambas manos de la crin del caballo para no caerse, cuando todos esos animales viraron hacia la derecha sin motivo aparente. Corrían y corrían sin control pero si con cierto orden. No se empujaban entre ellos, ni relinchaban como locos. Ni siquiera parecían darse cuenta de la presencia de Sloan. Estaban hipnotizados o controlados por alguien o algo. No cabía otra explicación cuando vio como uno de los caballos que tenía delante trastabillaba, caía al suelo y los demás lo esquivaban como si lo hubieran visto venir. A esa velocidad y estando tan juntos lo más normal habría sido que se hubieran comido a su compañero y medio suelo en la caída. El tiempo que pasó sobre el caballo le dio tiempo para admirar el paisaje: arena. Arena por todas partes. Arena a la derecha, arena a la izquierda. Una duna allá al fondo, polvo y tierra dura bajo sus pies (o los del caballo), una ramita seca que sale del suelo que les saluda tímidamente.
Una petardada de aburrimiento. Se le pasó por la cabeza el tumbarse y darse uno de sus sueñecitos, pero no tenía cuerda con la que amarrarse y podría despertarse en el suelo con más heridas que cara.
La cosa cambió cuando notó una mano en el hombro. Al girarse se encontró con la morena de antes, volando de nuevo. ¿Cómo lo hacía? ¿Es que había un universo entero con gente que podía volar? Le levantó el pulgar en señal de que estaba bien, y levantó la vista al girarse la chica para ver el cielo. Ahí estaba el helicóptero, y seguramente Rojo y Rebecca. Al menos se le terminó el estar solo. La Mujer Maravilla impactó con algo que estalló y le puso el pelo hacia atrás a Sloan. Seguramente acabara de destrozar alguna barrera del sonido (pobres barreras...) y salió disparada hacia delante. El moreno por su parte miró hacia arriba y sonrió. Se puso de pie sobre el caballo, con las rodillas flexionadas y sujetándose de la crin. Notó como sus mellizos se movían, convulsionaban y se dividían en más músculos dentro de su cuerpo. Por fuera no se notaba pero si uno le ponía la mano encima, entonces si. Se soltó del caballo, saltó hacia un lado, impactó contra el duro suelo quedándose en sentadillas y despegó hacia arriba. La distancia era más larga de lo que se pensaba, y por eso el primer intento se quedó corto. Al bajar siguió multiplicando sus músculos ya no solo de los mellizos, sino también del resto de sus piernas. Volvió a quedarse en sentadillas y saltó, quebrando el suelo a sus pies y saliendo como un bala directo al helicóptero. Se agarró al pie del mismo y lo hizo desequilibrarse durante unos segundos. Después ya tenía medio cuerpo dentro, agarrándose como podía.
- ¡HOLA FAMILIA! ¡ESTOY EN CASA! ¡¿ME ECHASTEIS DE MENOS?!
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 27th Diciembre 2014, 13:01
A pesar de que trataba de mantener la mente fría, el hecho de que Wonder Woman les apoyara y se mostrara dispuesta a colaborar supuso todo un estímulo para ella. Siempre había querido verla en acción más allá de los periódicos y las noticias, y ahora iba a tener la oportunidad de luchas mano a mano con ella. A pesar de lo cual, el objetivo para ella seguía siendo claro y primordial. Detener a ese cabronazo que se hacía llamar jinete. Estaban sobrevolando la zona del desierto y a medida que pasaban los minutos la persecución se iba alargando una eternidad, a sus ojos. Todo ese tiempo de espera no contribuía, aunque algo le decía que una vez en marcha, la perspectiva de no tener un instante para pensar tampoco lo haría.
En ese mismo instante de introspección, oyó algo retumbar, y unas cuantas turbulencias después, Sloan apareció de la nada a un lateral. Iba a cabeza descubierta y tenía medio cuerpo colgando por fuera. La vaquera le miró incrédula, y luego se sujetó agarrándolo por la camiseta para ayudarle a subir.
- ¿¡ESTAS BIEN?!- preguntó tras subirle ¿¡COMO DEMONIOS HAS SUBIDO HASTA AQUÍ?!- gritó para que su ayudante le oyera, pero con el barullo era imposible, así que lo dio por perdido. Durante un rato volvió a sentarse y siguieron a los caballos… Hasta que Kate habló por los cascos a todos los presentes.
- Eh, Chicos… deberíais ver esto. - dijo sin más cortando la comunicación e inclinando el helicóptero hacia un lado.
La vaquera se levantó y se asomaron por un lateral. Lo que vio la dejó con la boca abierta, y frunció el ceño, totalmente confundida.
La manada a la que seguían continuaba su inagotable marcha, pero mucho más adelante, una especie de nube de polvo se levantaba, como un tornado de arena que rozaba el cielo, a lo lejos. Incluso con los cascos puestos, el sonido de la caballada resultaba del todo atronador. Cientos, no, quizá miles de caballos corrían en la base de aquel extraño fenómeno, como un mar informe de colores y crines, dando vueltas sin parar…
En el interior del helicóptero empezaron a experimentar turbulencias, que les obligaron a agarrarse. Kate elevó el vuelo un poco más alto, para estabilizarlo y contemplaron la situación desde arriba. La vaquera buscó a Wonder woman, preocupada por que hubiera sufrido algún percance.
- ¡Wonder Woman! ¿Estás ahí? ¿Estás bien?- preguntó mientras trataba de localizarla. Poco a poco les llegaban pequeñas oleadas de arena que habían sido arrastradas por el viento que generaba aquel tifón.
Los relinchos de los caballos, totalmente muertos de miedo, se elevaron formando un solo grito desaforado y desgarrador, que pondría los pelos de punta incluso a Hellboy. Aquello no era humano, ni animal… era lo más antinatural que la Sheriff había oído jamás. Del núcleo mismo del pilar de arena emergió un rayo blanco que iluminó el interior, dejando ver una silueta. Más rayos se elevaron desde el suelo, torneando la tormenta de arena, cargando el aire de electricidad, y entonces les llegó una fuerte onda expansiva que hizo temblar el helicóptero y lo arrojó hacia atrás. Luego hubo otra, y otra más. EL aparato hizo un gutural chirrido metálico.
- ¡No podemos quedarnos aquí! ¡Tenemos que alejarnos! - grito Kate, que hizo uso de toda la pericia de que disponía como piloto, para estabilizar el helicóptero.
El aparato giró y se alejó de la tormenta, que parecía volverse cada vez más cruenta a medida que se sucedían los rayos. A mitad de la distancia que Kate consideraba segura, un fogonazo blanco les cegó a todos por un momento, incluso proviniendo de sus espaldas, el resultado fue una inmensa cortina blanca que permaneció así varios segundos. Cuando sus ojos pudieron contemplar de nuevo, la tormenta parecía desvanecerse, y la arena descendió sobre aquel círculo que formaban los caballos. No necesitó verlo de cerca para saber que ese debía ser Victoria…
Su blancura era tal que cegaba, como un pequeño sol. Su tamaño no era mayor que el de un caballo grande, pero aun así desprendía un fulgor dorado propio de las llamas, y no de un ser vivo. El caballo se alzó sobre dos patas, relinchando. El jinete era como una mancha sobre aquella visión albar. Entonces con un grito, la manada se puso en marcha, alejándose de ellos.
- ¡VICTORIA! ¡TIENE QUE SER EL!- gritó, sus sentidos agudizados por la perspectiva de la acción, y la adrenalina como un torrente bajo la piel, hormigueándole en los dedos - ¡DA LA VUELTA, KATE!- pidió a través de los cascos con urgencia.
Ahí estaba. Nada de pergaminos, papeles y profecías… Ahora ya era palpable. Ahora su enemigo era real.
Última edición por Rebecca Logan el 3rd Enero 2015, 16:00, editado 1 vez
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 29th Diciembre 2014, 20:12
- ¿Lo ves Rojo? Diana está de nuestra parte. Ella pretende ayudarnos, y sabes tan bien como yo que es una ayuda enorme la que podemos recibir de ella.- Abe miró inclinando ligeramente la cabeza hacia delante a su compañero. Tenía un libro ente las manos el cual hojeaba sin descanso mientras el viento intentaba arrancar las páginas de él. Era antiguo, con un tono marrón claro, idéntico al del papiro. De vez en cuando, Azul tomaba una pequeña anotación en un cuaderno que tenía y proseguía con su lectura.
- "¿Lo ves Rojo? Diana está de nuestra parte." Mimimimi mimimí. ¡Vale, vale! Ya me ha quedado claro.- No lo reconocería, al menos no de momento, pero era un alivio saber que un ser tan poderoso como la princesa de Themyscira estaba de su parte. Era famosa por su enorme fuerza, y además ya había vencido a otras criaturas sobrenaturales antes. El enorme demonio supuso que lo más probable es que se tratase de seres mitológicos griegos, como hidras, gorgonas, algún que otro cancerbero... Seres mágicos muy comunes a lo largo del planeta, y la mayoría nada sencillos de matar. Mientras sobrevolaban el arenoso desierto tras la pista de Sloan Hellboy pensaba en cómo podían frenar o matar a Victoria. Hambre había sido relativamente sencillo. Unos puñetazos, algo de agua bendita y un poco de fuerza. Pero estaba débil. Apenas hacía unas pocas horas que había llegado al mundo y todavía no había conseguido su cuerpo totalmente desarrollado. Pero victoria ya estaba en la tierra desde hacia meses, y a juzgar por su capacidad de reclutar prácticamente un ejército de caballos él solo su poder era mucho mayor que su hermano.
Un golpe seco en la parte baja del helicóptero le trajo de vuelta de sus pensamientos, y vio a Sloan agarrado como podía, intentando subir al enorme aparato. La vaquera le ayudaba, y el demonio le tendió la enorme mano de piedra para echarle un cable.
- ¿Qué tal te lo has pasado en el tiovivo? ¿Quieres otra vuelta? A esta invito yo.- Y el demonio sonrió mientras le alcanzaba unos cascos y un micrófono del propio helicóptero para poder comunicarse bien con él. Kate les llamó, y Hellboy alzó la vista. Lo que allí vio le dejó totalmente de piedra, no sólo la mano. Un gigantesco tornado de arena, de varias decenas de metros se elevaba en medio de una explanada. El sonido de los relinchos y los cascos golpeando contra el suelo era tal que incluso iba más allá de sus cascos. Una fuerte onda expansiva abandonó aquel fenómeno, golpeando con fuerza el helicóptero. Hellboy, quien se había desabrochado para poder ayudar a su compañero a entrar y a ponerle los cascos, casi se cae. Pero con la segunda onda expansiva, salió volando, agarrándose de la barandilla donde apoyaban los pies con la mano de piedra de milagro. Su cuerpo entero colgaba a unos cien metros del suelo, y la arena comenzó a meterse en sus ojos y nariz. Un fuerte relincho cruzó el cielo, seguido de unos potentes rayos blancos. La arena comenzó a cargarse con electricidad, mientras los rayos seguían elevándose hasta perderse en la lejanía. Un silencio de medio segundo, y una explosión casi atómica. El helicóptero sufrió un golpe tan fuerte que comenzó a dar vueltas sin rumbo. Kate comenzó a elevarse para alejarse de aquellas explosiones, pero otras dos consiguieron golpear el enorme aparato antes de que pudiesen alejarse lo suficiente. La barandilla comenzó a chirriar mientras varios tornillos saltaron por los aires.- ¡Qué cagarro!
Tenía dos opciones: o intentaba subir de un salto al helicóptero, o se dejaba caer y luchaba contra el jinete desde el suelo. La caída era bastante grande, pero había sobrevivido a cosas peores. Sin embargo, la mayor parte de su armamento estaba dentro del propio helicóptero, y lo necesitaba como agua de mayo. Se agarró de la barandilla con la mano izquierda, y otro enorme tornillo saltó por los aires. No le quedaba mucho tiempo. Una última explosión resonó y el demonio vio a Diana volando a lo lejos. Se columpió ligeramente, y de un fuerte empujón subió de nuevo al aparato, al momento en que el delgado trozo de metal se desprendía por completo y caía sin remedio hacia el suelo.
- ¡Muy bien, ahora sí que estoy cabreado!- Mientras Kate giraba en dirección a la estampida visible de nuevo, el demonio abrió un cajón situado en medio de todos los presentes. Comenzó a sacar piezas metálicas de color negro y a apilarlas a su lado mientras las sujetaba con el rabo. Una potente luz venía desde el centro de la tormenta, y quedó visible la figura de un jinete, blanco como la nieve, y brillante como el sol. El demonio fue armando lo que estaba sacando mientras miraba con el ceño fruncido y los ojos apretados a aquel ser. Rebecca gritaba a Kate mientras su mirada no dejaba de mirar a aquel extraño ser. Victoria... Vicleches en vinagre. Tanto caballo, tanta arena y tanta explosión tenían al demonio con un cabreo bastante serio. Además, casi se cae del helicóptero por culpa de aquel bicho. Sacó las últimas piezas del cajón y extrajo una pequeña cajita metálica. Abe le miró y se sobresaltó.
- ¡Rojo! ¿Qué demonios haces con eso?
Descansando sobre el brazo de piedra de Hellboy había un rifle de francotirador. Medía un metro y medio de largo, de color negro y con el símbolo del B.P.R.D grabado en la culata. Tenía una pequeña inscripción que rezaba "El Pacificador". Abrió el cargador de cerrojo, e introdujo una bala dorada de unos quince centímetros de longitud. Cargó el arma con un fuerte crujido metálico y se la pasó a la vaquera.
- Tú eres la que mejor puntería tienes de nosotros. Este juguete es capaz de atravesar una pared de hormigón sin apenas variar su trayectoria. La mirilla posee doce aumentos, así que serás capaz de darle en el ojo si te lo propones. Manda a ese cabronazo al infierno del que nunca debió salir.- La mirada del demonio denotaba seriedad. No estaba para juegos. Quería saber hasta qué punto el jinete era capaz de resistir un impacto de ese calibre y con ese arma. Cualquier ser vivo normal habría muerto al instante si el tiro era efectuado efectivamente. La bala en cuestión tenía un recubrimiento de oro bendecido y un núcleo con un dedo de santo. No sabía si lo mataría, pero daño le iba a hacer y bastante. Probablemente le frenarían, y sino ya buscarían alguna manera de enfrentarse a él.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 3rd Enero 2015, 05:23
Los caballos fueron avanzando en un imparable frenesi. Su galope imparable era facil de seguir en vuelo, pero a pie... Seria imposible si no tuvieras Supervelocidad o gran resistencia. La carrera llevaba muchos kilometros recorridos, y aun no habia pista alguna de nuestro enemigo. Empezaba a impacientarme, pues tenia que moverme lo suficientemente rapido para estar a su altura pero no pasarme, porque si no podrian girar bruscamente y perder un flanco rapidamente. Necesitaba todos mis sentidos en esto, y sobretodo, necesitaba ver a mi enemigo lo mas pronto posible.
Segui volando, hasta que, pude ver a lo lejos una nube de polvo gigantesca. Aun mas grande que la que los caballos dejaban al pasar. Grande como la peor de las tormentas de arena en el desierto. Parecia uno de los tornados tan horribles que se veian en Estados Unidos, pero esta vez, con toda la arena que el desierto proporcionaba. El viento era asombrosamente fuerte, por lo que tuve que ponerme totalmente firme, como si fuese a recibir un puñetazo de
La tormenta parecia aumentar a cada segundo. Sali disparada lejos, intentando cubrirme, pero arena entraba a mis ojos y no me dejaba ver. Vole erraticamente hasta que encontre una roca alta, donde aterrice y cubri mi espalda con esta. Cerre los ojos, y espere a que la tormenta bajara un poco. Mi cabello, mi ropa y mi cuerpo se empezaba a llenar de la arena que volaba, y si no fuera porque me resistia al viento, hubiese salido volando y me estrellaria contra el suelo de una manera muy dolorosa.
Llegue a escuchar una comunicacion que me hablaba, era la vaquera preguntandome si estaba bien. Apenas intente abrir la boca para responder, me llene de arena, por lo que empece a toser asqueada. ¡MALDITA SEA! Detestaba esa sensacion asquerosa de tener arena en la boca. Me recordaba a mis entrenamientos en las playas de Themyscira, donde a veces Ares me tiraba y tenia que literalmente, comer arena.
Me asome a ver que pasaba con la tormenta, pero, por todos los dioses, las cosas no hacian mas que empeorar. De pronto, empezaron a surgir rayos, como una mezcla entre la arena y la electricidad. ¡¿Zeus?! No, el no podia estar implicado en esto, era imposible. Cuando quise avanzar, sali disparada por una onda expansiva, estrellandome contra el suelo. Apenas me levante, otra onda me volvio a echar hacia atras, raspando mi espalda contra las piedras. Gruñi un poco adolorida, mientras las ondas seguian empujandome y raspandome contra el suelo.
Hice amago de mucha fuerza y me levante, para salir disparada hacia el cielo, alejandome de la tormenta que recrudecia a cada momento mientras los rayos no dejaban de caer. Mire que el helicoptero estaba bien, con severas turbulencias, pero estable. Aun no se desplomaria. Volvi a mirar hacia la tormenta, pero algo me dejo ciega por unos segundos. Una luz tan blanca como los brillos del olimpo llegaron a mis ojos, y cuando pude ver de nuevo, observe a la criatura, al monstruo brillar. Ese debia ser Victoria, y si no nos apurabamos, las cosas se pondrian bastante feas. Desenvaine mi espada y con mi otra mano tome mi lazo, lista para la accion.
-¡Muchachos, no sientan miedo, vamos a hacer que ese desgraciado se arrepienta de poner un pie sobre Gea! -Les grite a mis compañeros por los comunicadores, y despues, vole hacia mi enemigo.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 8th Enero 2015, 11:49
- ¡SI TE LO DIJERA, TENDRÍA QUE MATARTE!............................................. ¡ES COÑA! ¡UOOOOOOH!
El moreno casi vuelve al abismo de las arenas si no hubiera sido por la dura mano de Hellboy y el agarre de su camiseta por parte de la sheriff. Se pudo agarrar al interior del helicóptero y terminar de subir para al fin, ponerse a salvo (aunque lo de estar varios metros por encima del suelo no puede considerarse "estar a salvo"). Rojo le tendió unos cascos para poder comunicarse con ellos sin tener que gritar y dejarse media garganta en el proceso.
- Probando. Probando. ¿Éste chisme funciona? - Kate respondió a su pregunta con una sugerencia, la cual todos hicieron caso.
Al asomarse junto a Rebecca y Hellboy, pudo ver a lo lejos una nube de polvo gigantesca, con lo que parecía la fiesta del siglo en su interior, con rayos blancos y un claro mensaje: "no os metáis donde no os llaman". Por lo general la gente normal hace caso a dichos mensajes, pero ahí tenías a un demonio con malas pulgas, una vaquera de gatillo fácil y un glotón que no se achica ante casi nada. ¿Qué iban a hacer? Pasar del mensaje. Son de los que tiran el mapa y gritan "¡yo no necesito un mapa!" antes de perderse. Una fuerte turbulencia hizo que el vehículo diera unas fuertes sacudidas, y como resultado Rojo cayó por la borda. Sloan se abalanzó hacia la puerta para poder ayudar a su compañero el grandullón, pero una segunda, tercera y cuarta sacudida le obligaron a meterse dentro del helicóptero a la fuerza, aplastándose contra la puerta contraria y agarrándose a algo blandito (a saber lo qué era, pero tenía que agarrarse a algo y fue lo primero que pilló). Por la puerta volvió a asomar la cabeza descuernada del demonio, con un claro humor de perros. El helicóptero se estabilizó un poco más y de repente, el blanco puro. No sabría cómo describirlo pero estaba claro que esa luz no era "natural". Cuando pudieron volver a ver, Rebecca se asomó y les dijo lo que todo el mundo ya suponía: Victoria estaba allí. El moreno se asomó un poco para poder ver a ese ser que tanto jaleo había montado días atrás, y cuando lo vio...
- Tampoco es para tanto............... Rojo, ¿qué haces?
El demonio se presentó con un fusil de francotirador que había montado a sus espaldas y se lo tendió a Rebecca. Tenía más razón que un santo al decir que, de los que había allí ella era la que mejor puntería tenía, siendo Sloan el último en la escala. Se apartó un poco para que la vaquera tuviera sitio suficiente para acomodarse con el nuevo fusil. Y como había visto en varias películas, para evitar que la vaquera cayera del helicóptero (suele pasar cuando llevas un cacharro tan grande como tú y el helicóptero de repente pega una vuelta sin avisar), buscó dentro del helicóptero una de esas correas con doble agarre, uno por cada extremo. La encontró junto a unas cuantas correas más bajo uno de los asientos, dentro de una caja. Sin pedir permiso alguno, rodeó a Rebecca con un cinturón de seguridad y la enganchó a la correa. Estaba buscando dónde sujetarla cuando la voz de la chica fantástica (o como se llamara) les llegó a través de las orejas.
- Joder, menudo arrojo, ¿no? Me recuerda a cierta película donde la final morían todos. - Fue su último comentario antes de seguir buscando un lugar donde amarrarla. A malas siempre podría ser él mismo el que la sujetara.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 6th Febrero 2015, 14:27
[OCC: Siento mucho la tardanza. No sé si os contamos que no tenemos internet, pero vamos, que llevamos cinco meses así. A ver si se soluciona de una vez, o me lío a tiros.]
No parecía que hubiera forma de mantener a todos los ocupantes dentro del helicóptero. Sloan apenas había acabado de entrar cuando todas aquellas turbulencias que rondaban al desastre sacudieron aquel cacharro sacando a Rojo por la borda. Su ayudante fue incluso más rápido que los rayos que se desprendían de la criatura demoniaca, y la inmensa figura del demonio volvió a entrar en el maltrecho aparato. Hacía un calor asfixiante ahí dentro, y las gotas de sudor empezaban a perlar la frente de la Sheriff, cuya expresión era de la más absoluta frialdad. En su interior bullían sentimientos hacia aquella cosa que habrían escandalizado al mismísimo padre de Hellboy.
El hermoso chasquido de las piezas de metal encajando a la perfección completaron el hilo musical junto a los rugidos del aire, los cascos de los caballos, los relinchos y los inmensos movimientos de arena. El arma ocupaba una inmensidad, y cuando le fue ofrecida, sólo tuvo que posicionarse tras ella, al tiempo que Sloan buscaba la manera de atarla para mantenerla segura. No cruzó media palabra, ni tan siquiera una sola mirada con los presentes. No hubo apreciación, frase de ánimo o maldición alguna. La vaquera apoyó la V de metal en el suelo, que permitía una estabilidad inmensa que le venía de fábula, teniendo en cuenta que se encontraban en un lugar en continuo movimiento. No sería tan efectivo como estar fija en el sitio, pero era lo mejor a lo que podían recurrir. Afianzó las botas con sendos tintineos de las espuelas, que sonaron como un “pero” tras un “todo va bien”. Sujetó el arma, con la certeza de que era demasiado grande para ella, y paliando ese hecho de la mejor manera que pudo. Se acomodó a su peso y a su distancia como lo haría un amante experimentado, y comenzó todo el proceso de apuntar.
Su expresión denotaba una fiereza fría y concienzuda, como la de alguien que no está guiado por la ira de matar, ni por la obligación de seguir órdenes. No. En su expresión había algo mucho más profundo, un instante trascendental…
El más esencial y puro sentido del deber.
Se tomó un instante mientras Wonder Woman iniciaba su vuelo hacia el enemigo, y ella localizaba entre toda la masa de caballos al condenado. Localizó la inmensa figura y creyó que la luz que parecía emanar de él la cegaría, pero no fue así. Embutido bajo una especie de turbante de un intenso azul consiguió colocarlo dentro del punto de mira estable. Pero no se daba por vencida con asestarle un balazo en el cuerpo. No. Su ceño se frunció en gestos casi imperceptible, al tiempo que sus ojos se entrecerraban a medida que buscaba su objetivo. La abertura libre de sus ojos…
La voz repentina rebotó contra el interior de las paredes metálicas del helicóptero, como si la hubiesen dicho por el sistema, pero estaba segura de que todos compartían la certeza de que no había sido así. Sonaba gutural hasta un límite que sólo se debería permitir a las explosiones de los volcanes, o a los corrimientos de tierra.
- Marcháos… No os acerquéis…- fue su mensaje.
Es posible que aquello desconcertara por un instante a todo el mundo, pero la Sheriff continuaba centrada en su cometido. Había localizado la ranura. Ahora era cuestión de esperar al momento adecuado. Sería cuestión de una décima de segundo.
- Os lo advierto… Alejaos…. - aquellas palabras contenían una urgencia casi semejante a la que ellos tenían por destruir al propietario.
En ese mismo momento la cara de la criatura empezó a girar hacia ellos. El vaivén del helicóptero y de la violenta cabalgadura no alteraban el ritmo que había adquirido para solventar esos contratiempos. Cada vez que aparecía en la mirilla ceñía un poco el gatillo, dispuesta a disparar sin vacilar lo más mínimo cuando el instante fuese el oportuno.
-Por favor….- la voz comenzó a distorsionarse en ese punto, y se vio acallada de forma abrupta, como si le hubieran tapado la boca.
La Sheriff experimentó, como solía hacerlo al tomarse tanto tiempo para apuntar, la sensación de túnel, y tras ella, lo que solía llamar el “instante de vacío”. Era un momento fugaz, imposible de definir o compartir, en el que el mundo parecía detener el tiempo, eliminaba todo lo que no era esencial, toda imagen, toda luz, hasta que sólo quedaban dos cosas: El tacto del gatillo y el objetivo al otro lado de la mira. Tan drástico resultaba, que ni siquiera se detectaba el calor, el cansancio, ni el peso del cuerpo. Llegó en el mismo instante en que se encontraron, ojo a ojo, y ella pudo encajar el disparo en el diminuto marco negro del iris de su ojo, que relucía como un estandarte de horror entre aquella imagen blanca vestida de tuareg.
Accionó el gatillo.
La detonación rebotó en el interior del helicóptero como una pequeña explosión, y gracias a los cascos evitaron un terrible pitido. No apartó la vista. Si conseguía herirle, Wonder Woman podría acercarse al vuelo y dañarlo enormemente. Sería una oportunidad irrepetible...
Que no se daría.
En el mismo instante en que ella tiraba del gatillo, los reflejos de la criatura quedaron patentes, realizó un viraje de lo más arriesgado y desapareció en un haz de luz que surcó el cielo como una estrella fugaz, directo hacia ellos. Esquivó la bala, que se clavó en el suelo del desierto, abriendo una zona donde los caballos dejaron de cabalgar, bajo toda aquella arena brillaba un área blanca, que destellaba como si bajo la superficie de aquel desierto se escondiera una inmensa perla gigantesca. En menor tiempo de lo que dura un parpadeo, Wonder Woman se vio sin enemigo a la vista, y el helicóptero quedó atravesado por aquel rayo de luz cegador. Cada uno de los que estaban dentro de aquella máquina vieron, o quizá lo imaginaron, la figura de aquel jinete atravesando con la luz cegadora el casco de la inmensa máquina voladora, como si estuviese hecho de mantequilla. La hélice se desprendió con un crujido aún más horrible que el de los huesos al romperse.
Sobre la cúpula del cielo, un núcleo de rayos se proyectó hacia el suelo del desierto, y la forma del jinete volvió a materializarse a la cabeza de la estampida, que trató de reagruparse, mientras intentaban buscar rumbo a una nueva dirección, lejos de todos aquellos que ahora caían irremediablemente en picado…
[OOC: Recordad que se caiga el helicóptero no solo supone que nos caemos nosotros, si no también Abe y Kate. Otra cosa que debéis tener en cuenta es que, aunque vuestros personajes no lo saben, ninguno de nosotros va a morir por el golpe. El helicóptero va a ir cayendo haciéndose pedazos, las cosas quedarán desparramadas por el suelo, aterrizaremos en el desierto con la misma ligereza como quien se tropieza y se cae desde la altura de su propio cuerpo. ¡Si sois rápidos de reflejos, Victoria no habrá tenido tiempo de alejarse demasiado! La estampida estará cerca, ¡cuidado con los caballos!]
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 18th Febrero 2015, 14:30
- ¿Crees que funcionará?- Abe parecía preocupado. Había visto la manera en que Hellboy entregó a Rebecca aquel gigantesco fusil de precisión. Rojo era de esos a los que le gustaba hacer las cosas a su modo, en plan guerrero solitario y esas cosas, y era raro que cediese una carga tan importante como acertar a Victoria con un disparo. Si lo hacía, esque era muy consciente de la gravedad de la situación. Y creedme, cuando Hellboy es capaz de renunciar a su orgullo de machito es que la cosa está muy muy negra.
- ¿Qué otra opción tenemos? Este no es Hambre...- Esas palabras podían sonar casi absurdas en otros oídos. ¡Claro que no era Hambre! Era Victoria. Pero a lo que el demonio se refería era a que Hambre se había encerrado en un castillo abandonado en el norte de Escocia, y lo máximo que había hecho había sido invocar a algunos monstruos y extrañas criaturas para que se enfrentasen a los miembros del B.P.R.D. Sin embargo, Victoria, en cuestión de horas, había sido capaz de secuestrar a todos los caballos de aquella enorme ciudad y los había convertido en sus siervos, preparando lo que parecía un gigantesco ejército. Hambre, una vez alcanzado, no había supuesto mucho peligro. De hecho, al demonio le pareció hasta fácil (todo lo fácil que puede ser enfrentarse a uno de los jinetes del apocalipsis, entiéndase). Quería comprobar la astucia, velocidad y reflejos de Victoria. Este era capaz de acertar con una flecha el punto que se propusiese. Pero, ¿qué tal andaría de reflejos? Desde luego, por muy jinete que fuese, si aquella bala impactaba contra él iba a tener algo más que un simple moratón.
El helicóptero se meneaba cada vez más, y una profunda voz resonó alrededor de los presentes. Diana volaba intentando acercarse al ser blanco. Rebecca todavía no había efectuado su disparo, y Sloan terminaba de atarla. Abe no dejaba de mirar a la vaquera.
- ¿A qué espera? El helicóptero va a volar en pedacitos...- No era nerviosismo lo que denotaba Abe, sino una ligera impaciencia. El demonio levantó lentamente las cejas y miró a su compañero.
- ¿Estás nervioso, hermanito Azul? No te había visto así desde que viste por última vez a la chica de las flores.- La chica de las flores, la niña del pelo rojo, la chica del cristal... Le había puesto un montón de motes, pero no había conseguido averiguar su nombre. Abe había creado una especie de vínculo con ella que sólo había visto una vez, con la princesa del sub mundo. Abe negó con la cabeza las palabras de Rojo, y cuando iba a rebatir su argumento, sonó el disparo. La bala salió disparada cortando el viento como si fuese gelatina. Sin embargo, esta nunca alcanzó a su objetivo. Victoria se convirtió en una cegadora luz blanca que se disparó contra el helicóptero, atravesándolo y destrozando la hélice. Una microcentésima de segundo de silencio sepulcral, y el vehículo comenzó una caída libre desde casi un kilómetro de altura. Durante los primeros segundos, los ocupantes de este sintieron como si sus tripas se les subiesen a la cabeza, y la sensación de velocidad aumentó considerablemente. El helicóptero comenzó a deshacerse en trozos, acelerándose por segundos. El demonio no lo pensó dos veces y desató a la vaquera en un suspiro. Luego gritó, esperando que la Mujer Maravilla le escuchase.- ¡Diana! ¡Saca a Rebecca, Kate y Abe de aquí! ¡Y ponlos en lugar seguro!
Sabía de sobra que tanto él como Sloan sobrevivirían a la caída. Dolería, mucho, pero sobrevivirían. No era la primera vez que él caía desde un avión. Y Sloan había saltado desde el suelo hasta el helicóptero. Eran duros de pelar los dos. Liberó a Kate del cinturón también, pero en uno de los movimientos salió disparado del interior del vehículo. Intentó agarrarse al borde, en vano. Caía sin control dando vueltas y vueltas, intentando estabilizarse. Escuchaba a lo lejos el helicóptero caer, y le pareció ver a Diana recogiendo a los pobres de este. El viento le golpeaba con fuerza en la cara mientras caía, provocando que entrecerrase los ojos.
- ¡Ag, esto me va a doler! ¡Qué cagarro!- Pero cuando chocó contra el suelo, el impacto fue algo tan ligero como un tropezón. El demonio se quedó quieto unos segundos aún desorientado por este hecho. Se levantó y miró a su alrededor. El helicóptero yacía cerca de él, humeante, pero parecía haber caído con la misma ligereza que él. Los demás miembros del pequeño grupo yacían alrededor de él, aparentemente tan sorprendidos como el demonio. Todos parecían estar bien. Miró entonces al horizonte, donde vio a lo lejos el polvo levantado por los caballos que se alejaban de allí. Hellboy apretó dientes y puños.- Muy bien cabronazo, ya me has cabreado. Prepararos chicos, esto va a ir para largo... Kate, comunica con demás agentes Que localicen y sigan a Victoria. Este cabrón tiene las horas contadas. ¿Estáis todos bien, por cierto?
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 5th Marzo 2015, 05:22
OOC:
Perdonen la tardanza, en serio -_- La lista de post es larguisima.
Mientras volaba a toda velocidad hacia mi enemigo, con la espada y mi lazo por delante, pude escuchar el distinguible sonido de una bala ser disparada en contra del jinete. Pude girar a tiempo para ver como la trayectoria se desplazaba mas rapido que el sonido e impactaria contra la criatura, pero... En casi el tiempo de reaccion que me toma bloquear un proyectil, el jinete desaparecio sin dejar rastro alguno para de pronto, reintegrarse en una especie de relampago al principio de la estampida de caballos.
Me quede estatica un segundo, tratando de reaccionar, hasta que escuche el grito del demonio por mi comunicador.
¡Diana! ¡Saca a Rebecca, Kate y Abe de aquí! ¡Y ponlos en lugar seguro! -Voltee a ver al helicoptero, cuya helice estaba deshaciendose, y sali volando hacia el. Llegue antes de que se desplomara, poniendome debajo para frenar la caida haciendo fuerza de oposicion para que el golpe no sea tan abrupto. A la velocidad con la que iba, no me daria tanto tiempo para frenarlo. Normalmente, cuando un incidente de ese tipo ocurria, necesitaba unos cuanto segundos para poder cargar el helicoptero, o al menos, mas altura. Cuando me habia enfrentado a aviones desplomandose en el aire, el tener mas tiempo entre el suelo y el aire donde se encuentra la aeronave era bastante bueno, pues podia permitirme oponerme tanto a la caida como para levantar yo sola el avion y poder llevarlo a un lugar seguro donde la gente pudiese bajar sin problemas de seguridad.
Mientras le daba equilibrio al helicoptero para poder bajarlo al suelo, estaba alerta por si alguien caia del vehiculo y lo tuviese que agarrar con el lazo para evitar que se lastimara mas de lo necesario. Si el jinete era tan duro, lo mas importante era que la tropa estuviese integra para el combate y con suficientes energias como para encontrar a nuestro enemigo y patear su apocaliptico trasero.
Tras un forcejeo, estabilizando tanto como era posible la maquina, la solte sobre la arena, haciendo una abrupta caida, algo suave, como cuando tras el recorrido violento de una montaña rusa, se frena con fuerza y empieza a avanzar lentamente a la estacion para que los siguientes pasajeros entraran, los tripulantes del helicoptero pudieron salir. Abri la puerta de la cabina para sacar a Kate y revisar que todos estuvieran bien.
-¡Vamos! Despues lamen sus heridas, necesitamos llegar con ese desgraciado lo mas rapido posible. -Y me acerque rapidamente a Hellboy- ¿Cuanto tiempo de respuesta tiene tu organizacion para darles respuesta y traer otro helicoptero?
Mensajes : 835 Fecha de inscripción : 20/04/2014 Localización : En Eldritch o en Gotham Empleo /Ocio : Erosionador escrotal a tiempo completo Humor : ¿Conoces la expresión "seamos amigos"? ¿No? ¿Seguro? Me dejé el horno dentro del pollo D8
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 10th Marzo 2015, 23:46
La tensión dentro del helicóptero se podía cortar con una hoja de papel de esas que te venden en los chinos, que ni se puede pintar ni escribir sin que se deshaga. Rebecca se mantenía en su posición, bien pegada a su arma y la mira de la misma para poder acertarle al blanco. Sloan mantenía con fuerza la sujeción de la Sheriff, que no se cayera pasara lo que pasara. Demasiados accidentes había visto en su ya larga vida como terraqueo como para no saber qué podía pasar si de repente el helicóptero se descontrolaba porque si.
Cuando las cosas no podían estar más tensas, sonó aquella voz. ¿Quién era? ¿El propio jinete que se comunicaba con ellos? No parecía tal... ¿o si? Tal vez Sloan se había hecho una imagen muy diferente del tal Victoria. Tal vez incluso el mismo grupo se estaba equivocando respecto a Victoria. ¿Qué ser de gran poder le pide a otros que se marchen, "por favor"? Eso no lo había escuchado el moreno nunca de los labios de nadie que no fuera un humano. ¿Pero entonces...?
El tiempo para pensar se paró de golpe cuando Rebecca efectuó el disparo. Sonó como un cañonazo que retumbó por el helicóptero. Como esperaba, Sloan tuvo que arriar músculo para sujetar a la sheriff tras el disparo, pero lo que vino después si que no se lo esperaba: no supo de dónde vino, aunque pudo figurarse una suposición cuando un haz de luz perforó el helicóptero como si fuera una simple nube. Éste se desestabilizó y la piloto perdió el control. Sloan dejó la sujeción y agarró a la propia vaquera del cinturón para que no se cayera... cosa que le pasó a Rojo. Para evitar que le pasara lo mismo a Azul también lo agarró, hundiendo de un pisotón los pies al helicóptero. Las últimas palabras de Hellboy antes de salir disparado para pegarse la ostia de su vida fueron directas hacia Diana, la cual se encargó de que el helicóptero no se partiera en dos al chocar contra el suelo, integrantes incluidos.
- ¡Sujetaos! - gritó Sloan por si no era suficientemente obvio que debían hacerlo, pero no hizo falta alarmarse mucho ya que el helicóptero aterrizó sin más demora que un simple "¡UY! Casi tropiezo". El moreno dejó a Rebecca y Azul libres, que pastaran a sus anchas mientras por su parte intentaba sacar sus piernas de la chapa del helicóptero.
Al salir del trasto, Hellboy estaba ya preparándose para seguir a Victoria, pero a esa velocidad tardarían en pillarle de nuevo, y los helicópteros habían probado ser una jaula en forma de diana para ese ser. Sloan se apartó un poco de los demás, observando la estampida de caballos alejarse. Estiró brazos y piernas, dobló la espalda hacia atrás y se aseguró que lo llevaba todo bien sujeto.
- ¡Mmmmmmmmmmmmmmme adelanto! - gritó antes de salir disparado en dirección a los caballos. Llevaba consigo el rastreador que le había dado Hellboy, por lo que sería mucho más rápido ese sistema que esperar a que alguien de la base rastreara al susodicho jinete. No tardaría mucho en alcanzar de nuevo a los caballos.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 17th Marzo 2015, 17:50
[OCC: Vale chicos, vamos a alterar el turno de posteo para que pueda entrar Constantine como apoyo. Así que el proximo en postear debe ser él, y después, vuelvo a ir yo, y entonces se establece el siguiente ritmo de posteo: Yo, Rojo, Diana, Sloan y Constantine. En cualquier caso, si teneis dudas, remitíos a mi. ¿Todos listos? ¡Pues YEEEEHAAAW y a cabalgar, vaqueros!]
Hubo un instante de ingravidez, antes de comenzar la caída. En esa décima de segundo, la vaquera hizo un esfuerzo titánico por ponerle el seguro al inmenso rifle de francotirador. Después de hacerlo, sujetó con fuerza el arma y se dejó aferrar por Sloan, durante toda la caída. Los pensamientos que surcaron su mente eran difusos y demasiado rápidos como para darles importancia. Entonces, tras una caida que se detuvo con un choque seco, y un descenso cada vez mas gradual gracias a la intervención de la amazona, los que ocupaban el helicóptero volvieron a poner de nuevo los pies en el suelo. Ella estaba acostumbrada al intenso calor, pero debía reconocer que en esas circunstancias la ropa empezó a pegarsele a la piel por el sudor. El sombrero ayudaba, al menos provocando una sombrea suficiente sobre sus ojos que le permitiera ver con claridad. Contempló como su objetivo se alejaba de allí a gran velocidad, dejando solo una estela de polvo tras de sí.
- Creo que estamos todos bien. - dijo, alzando un poco el ala del sombrero, desconcertada.
Aquel golpe podía haberles salido muy caro, debía reconocerle a Wonder Woman que había tenido excelentes reflejos a la hora de reaccionar. Los trozos humeantes del helicóptero se hundían en el interior de las dunas de arena. La vaquera contempló un trozo metálico durante unos segundos y luego lo golpeó con fuerza, lanzandolo rodando unos metros mas allá. Rojo pidio refuerzos. Aquello no estaba saliendo bien. Nada bien. Un destello le golpeó en los ojos, obligando a parpadear un instante, para luego comprobar el lugar de donde venía. Allí donde había estado el resto carbonizado de la máquina, bajo la arena, había una especie de cristal, como una corteza blanca. La misma que habían visto desde el helicóptero. Entonces oyó la voz de Sloan y alzó la cabeza. Su ayudante salió a la carrera tras los caballos.
- ¡Espera! ¡No...- no tuvo tiempo de terminar la frase...
El fogonazo blanco de un nuevo rayo les cegó a todos durante un momento, y una onda de choque los desequilibró, y estuvo a punto de tirarlos al suelo. La arena se levantó con fuerza, metiéndose en sus ojos, en sus bocas y sus pulmones, arañandolos y cegándolos. Un tremendo estrépito sonó aproximándose al grupo, cada vez más fuerte, a medida que la recien teleportada manada volvía hacia ellos con tanto ímpetu como el que habían puesto en su marcha, esta vez en plena carga descontrolada hacia su dirección. La Sheriff tosió, con fuerza hasta hacerse daño, y se cubrió la cara con los brazos intentando evitar esa enorme tormenta de arena.
- Nuestro tiempo se agota...- cuando la arena se detuvo, su instinto le provocó un escalofrío, advirtiéndole del peligro. Era como el ojo del huracán, la calma antes de la verdadera tempestad. - No hay más que podamos hacer...- aquellas palabras resonaron en sus oídos, como un epitafio terrible.
Sus ojos se dirigieron a Sloan, que había echado a correr para alcanzarlos. El animal blanco se materializó a la cabeza de la manada, y lo embistió con una violencia descontrolada, pisoteándolo, y arrancando casi la mitad de su tórax en el proceso. El resto de su cuerpo fué pateado en el proceso, mientras seguían adelante, obviándole como si no hubiera sido mas que otra duna, otro accidente geográfico sencillo de superar. El resto del grupo apenas tuvo unos segundos para tratar de apartarse, pero fue inútil. Cargaron contra ellos con el estruendo de miles de cascos sobre la arena, atronadoras y con una fuerza devastadora. Rojo trató de cubrir a Kate y azul, mientras los caballos continuaban su irrefrenable avance. El jinete del caballo blanco fintó al enorme demonio, y a continuación a Diana, a la que, por un segundo, pareció dirigirse antes de cambiar de opinión. No todos los animales embestían, preferían pasar alrededor de sus obstáculos, con tal de no frenar. Con la rapidez del rayo, se precipitó sobre la vaquera a la que apenas le dió tiempo a desenfundar. Consideró que sería inútil, pero disparó prácticamente a quemarropa, al pecho del animal blanco.
El choque fue brutal.
El cuerpo de la Sheriff rodó por el suelo del desierto, en un amasijo inerte, el caballo plegó sus patas en extrañas posiciones mientras caía, y el jinete tuareg salió despedido, convirtiéndose los tres en una amalgama de figuras, miembros y extraña luz blanca.
Un rayo enorme partió el cielo y atravesó la tierra, despejando toda una zona de arena y dejando ver así la inmensa placa blanca y brillante, como una perla, bajo el suelo que pisaban. Estaba cargada de una extraña energía, en su interior había reflejos, rostros mosntruosos que cambiaban y se deformaban, como observando desde ahí abajo lo que sucedía. Estaba impregnada de una intensa aura demoníaca que hasta entonces no se había delatado.
En el horizonte ya se delataba la presencia de los refuerzos, preparados para intervenir en caso de que Rojo diese la señal, que se dirigían hacia allí a toda velocidad.
Un cuerpo emergió de esa extraña combinación de tres, rodando por la placa blanca, quedando tendido boca arriba. Entonces el rayo cesó y una carcajada inquietante emergió desde lo más profundo del desierto, mientras el jinete volvía a cobrar forma.
Al acercarse lo verían.
El cuerpo inerte sobre el suelo no era el de la vaquera...
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Ficha de Personaje Alias: El timador Nombre real: John Constantine Universo: DC Universe
Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 28th Marzo 2015, 14:13
John apartó los prismáticos de su rostro y se los acercó al conductor del vehículo sin mediar palabra, el inglés frunció el ceño mientras se llevaba un cigarro a los labios y lo encendía, estaba sentado en la parte trasera de un Jeep último modelo sin techo que era conducido por dos agentes del B.R.P.D. dos jóvenes que apenas llegaban a los 30 años y que no sabían que se estaban metiendo de lleno en la boca del lobo. Constantine recostó su espalda en el asiento del vehículo observando cómo se formaba una columna de luz que impactaba en la zona dónde estaban enfrentando a Victoria a unos 500 metros de dónde ellos estaban, se ajustó la camisa caqui que llevaba y luego, mientras daba una calada a su cigarro, observó la bolsa de piel marrón que reposaba a sus pies, le había costado horrores y tiempo, pero había forjado un arsenal capaz de patearle el culo al mismísimo Satanás:
- Bueno colegas, parece que la cosa se pone interesante…- Dio otra calada a su cigarro y dejó que el aire se llevase el humo del mismo: -¿Qué deberíamos hacer, señor Constantine? – Susurró Johan Krauss, la pecera andante que reposaba al lado del mago, el inglés no pudo evitar dibujar una sonrisa en sus labios, se preguntaba cómo se vería la situación desde fuera…Dio una calada al cigarro con calma mientras todos esperaban su respuesta, entonces, tiró el cigarrillo a la arena y dijo con firmeza:
- ¿Pues qué quieres que hagamos, amigo? Ir a patearle el culo, enciende este trasto y dale gas chico, el gigante rojo y sus amigos necesitan ayuda. – Notó como el motor se ponía en marcha y el vehículo empezaba a avanzar a toda velocidad, Constantine se puso en pie sobre el asiento sujetándose con el reposadero del asiento del conductor, que es el que tenía delante, se colocó la bolsa de piel cruzada sobre el pecho y se arremangó la camisa, aquel iba a ser un duro reto, pero estaba preparado para patearle el culo a ese mamonazo: - ¡Cuando estés a 20 metros aproximadamente, detén el coche y haced de apoyo a distancia! – Gritó el mago con fuerza mientras notaba como el aire y la arena le azotaban la cara, llevaba los ojos entrecerrados para que no cegarse y se tapaba la cara con la mano libre, al cabo de unos segundos el vehículo se detuvo.
John saltó rápidamente del Jeep al notar el parón brusco, estaba a unos 25 metros de todo el meollo, frunció el ceño y empezó a correr: - Maldito cabronazo…- Susurró para sí mismo mientras rebuscaba en su bolsa a la vez que corría hacia el objetivo, estaba encantada y en ella llevaba un gran arsenal de armas y amuletos, cuando estaba a apenas unos 10 metros, clavó la rodilla derecha en el suelo y sacó de la bolsa una enorme arma dorada, similar a una cruz en forma, aunque claramente era un arma de fuego, la apoyó sobre su hombro izquierdo y sacó un cargador del arma, contenía 7 balas de un gran calibre forjadas de reliquias religiosas santificadas, ese mastodonte era capaz de destrozar a cualquier demonio solo con rozarle, el mago buscó con la mirada al objetivo mientras cargaba el arma: - Muy bien capullo, ven a que te meta una de estas balas por el culo y te mande de nuevo al infierno… - Susurró al aire mientras apuntaba a diversas direcciones con su arma, buscando un objetivo.
Off: el arma es esta:
Como no has especificado el tamaño de la placa, no he puesto que Constantine esté dentro de ella, en caso de que así sea, ponlo cuando te toque turno Rebe
Spoiler:
Pd: Perdón por el retraso
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 9th Abril 2015, 00:30
[OCC: La placa es extremadamente grande para nosotros. El desierto del Sahara mide aproximadamente 9 065 000 km2, y aunque la zona revelada es pequeña, como de 300m. de diámetro, la placa mide como 50 km2. Espero que os guste, aunque sea un poco largo. En los Spoilers habrá vivencias paralelas, sois libres de leerlas.]
Esa risa se elevó, como un tóxico, en cada partícula del aire. Rebotó en las dunas, en sus cuerpos, entre los relinchos de los animales que ahora, roto el embrujo, salían dispersados hacia todas direcciones huyendo del núcleo del haz de luz blanca, que les provocaba ese visceral terror. La carcajada se acomodó en el interior de sus oídos, prometiéndoles futuras e inacabables pesadillas...
Spoiler:
“En algún lugar del inmenso vacío negro había un cuerpo. En el cuerpo, orgullosa, una estrella. Su mente quedaba muy, pero que muy lejana. Su cuerpo, temblaba.”
Constantine se vio obligado a apartarse del camino de la manada dispersa, era eso o morir pisoteado por los cascos de los animales. El cuerpo que había salido proyectado había quedado inerte sobre la arena. Toda precaución fue poca. Abe Sapiens, tras el Shock inicial, alargó su mano hacia el hombre, pero no sintió nada. Extrañado, se aproximó un poco más hacia él, acompañado por sus compañeros, que le cubrían. Alargó su mano, hasta casi tocar al tuareg.
Abrió los ojos.
La mano del hombre cubierto se alargó hacia la de Sapiens, y al asirla con fiereza, un intenso destello les envolvió. Un intenso dolor de cabeza y una creciente desorientación. Cada uno de los miembros del grupo escuchó los gritos de guerra, el entrechocar de las armas y contemplaron la cruenta escena que tenía lugar a su alrededor. Centenares, quizá miles de soldados armados se agolpaban unos contra otros en un baño de sangre inextinguible. Las vísceras cubrían la generosa capa de hierba del rico suelo fértil. Los gritos de dos idiomas distintos recreaban aún más la marabunta de violencia y barbarie. Los contendientes se atacaban sin cuartel. De piel morena unos, algo más clara los otros. El grupo se hizo partícipe del acontecimiento, si bien no tuvieron necesidad de pelear, pues realmente no estaban allí. Como fantasmas, contemplaban el tiempo pasar, sin permitírseles la intromisión. Las huestes morenas aplastaban a los contendientes, al grito de “Alá es grande” y todos fueron conscientes de su triunfo. Cada uno de ellos, Hellboy, Dianna, Abe, Sloan, Kate, Constantine, Krauss... les acompañaron en su delirio de conquista, y lo celebraron junto a ellos, cuando agolparon a los íberos cristianos contra las lindes de su propio territorio, ahora de su propiedad. Pronto todo sería suyo, gracias a la intervención de la mística criatura que, encabezando sus huestes, les proporcionaba todo cuanto pudieran necesitar para cumplir con su objetivo. El inmenso caballo blanco emergió de entre la marabunta de soldados, y con una carcajada, dio muerte al último de aquellos que no habían recurrido a la huída, presos del más absoluto pánico.
La escena cambió radicalmente. El inmenso edificio que encontraron frente a sí era de piedra. Sus huestes lo rodeaban, pero estaban inquietos. El invencible había desaparecido dos días antes, y nadie había sido capaz de encontrarla. Con ellos, se hicieron partícipes de la incertidumbre y el nerviosismo. Aguardaron la rendición, en las puertas de aquel templo dedicado al Dios Cristiano que debería abdicar, condenado a la extinción. Las puertas de la iglesia se abrieron, con un crujido… y la figura del ser blanco hizo desencajar de terror los rostros de sus antiguos aliados de piel morena. Al grito de “Por la gracia de Dios”, sus contendientes se lanzaron contra ellos, sembrando una estela de sangre, renuncia, reconversión y dolor.
Un torbellino de sensaciones se abrió paso en el interior de los presentes, fechas, visiones, emociones, les golpearon incesantemente a medida que recibían las vivencias y memorias de aquel a quien creían haber derribado. Había demasiada información como para poder comprenderla de una sola vez. Sin embargo, en toda ella, su presencia siempre recurrente se clavaba en sus retinas. Su figura misteriosa y la inmensa montura blanca, como la nieve…
Alemania, por primera vez. La triple alianza. Pero sus objetivos no estaban bien perfilados. Buscaba otra cosa…
Alemania, por segunda vez. Esta vez sí. La avaricia, el poder, la subyugación de todo a sus deseos. La triste desesperación del caído. Su impotencia, producida por su férrea voluntad de prevalecer. La satisfacción de la gloria, la aniquilación del enemigo. El maravilloso retrato colgado sobre el escritorio, mostrándolos a ambos dignos, poderosos, embriagados en el deleite de la conquista, y de su inamovible certeza.
Pero algo pasó entonces. Algo les interrumpió… Algo…
Volvieron en sí, al finalizar aquel intercambio de recuerdos y experiencias que el Tuareg, en un último esfuerzo, les había brindado. Todos sabían su nombre. Fares Abdennasser, en su idioma, ese nombre le convertía en “El caballero, siervo de la Victoria”. Todos comprendían cuál había sido su cometido, y el porqué de los tatuajes que ahora eran visibles en su rostro. Cómo había sido elegido desde su nacimiento como portador. Cómo se le había educado dentro de esa secreta agrupación, llamada “Los custodios del horizonte blanco”, había aprendido y desarrollado sus capacidades para cumplir con aquello que sus antepasados habían jurado corregir de sus antiguos errores, llevados por la codicia y la arrogancia. Ellos lo invocaron, y debían ser ellos quienes velaran por mantenerlo, hasta el día del juicio final, oculto en las sombras. Pero el momento no podía haber llegado peor. La colisión había desestabilizado toda posibilidad de preparar adecuadamente el ritual necesario. Su sucesor era aún inmaduro y joven. Él era demasiado viejo, y nada había podido hacer para evitar la catástrofe, más que advertirles. Pero sus peticiones no fueron escuchadas. Ahora dependería de ellos. Así exhaló su último aliento, justo en el preciso instante en que la risa cedía y se silenciaba. La luz se condensó sobre su nueva figura, y ante los presentes apareció, de nuevo, el Jinete.
Su aspecto había cambiado por completo, pero no lo suficiente como para dejar de reconocer a la Sheriff en él. Lo más destacable era su extraña figura andrógina, de anchas caderas, pero cuyos pechos habían desaparecido. La piel descubierta al sol se mostraba morena, pero colgaba a su espalda una inmensa trenza de cabellos dorados, firma de la imagen que ahora le contenía. Sobre su cabeza, un turbante la protegía del sol. Colgaba de uno de sus laterales un pequeño abalorio en forma de estrella de seis puntas. Su ropa había variado, limitándose a trozos de tela finamente decorada, colorida, portaba pulseras de oro, y brazaletes en torno a los tobillos de pies desnudos. Los tatuajes salpicaban su cuerpo en intenso color negro. Su boca había sido perforada, y una perla colgaba bajo sus carnosos labios. Pero lo más intenso, sin duda, eran aquellos ojos del color de la sangre, enmarcados en col, de larguísimas pestañas negras, que ahora contemplaban, plagados de apatía, al grupo. La figura montaba sobre un impresionante animal purasangre árabe, su color oscilaba debido a los flamígeros fuegos dorados que desprendían sus crines, y sus ojos, que se reflejaban en su pelaje albar, dotándolo de un embriagador aspecto espectral imbatible. De un lateral colgaba una alforja, en la que había atada una Shisha, de la cual parecía fumar. Su labio se deformó poco a poco en una sonrisa, cada vez más pronunciada, y atravesó con su mirada, uno a uno, a quienes tenía delante.
- ¿Alguien quiere decir algo? - su voz no sonaba ni remotamente parecida a la vaquera. Tenía un aire de suficiencia que rozaba lo insufrible. Una bocanada de humo salió de entre sus labios, perdiéndose en el color del cielo. - Sentíos libres de hacerlo, antes de que me vea obligado a destruiros.- aseveró, ladeando la cabeza, con una sonrisa amplia y educada. Se movía calmadamente, como si dispusiera de todo el tiempo del mundo.
De la parte de atrás de la silla, desató un arco , de apariencia básica y primitiva. Parecía hecho de algún tipo de extraña piel, y de una madera azulada, que daba la sensación de ser natural, no teñida, a pesar de que ningún árbol de la tierra luciera ese color. Con parsimonia, de su carcaj, aparentemente vacío, emergió de pronto una flecha, con plumas blancas y de punta negra. La colocó sobre la cuerda, como preparado, pero no apuntó. Aguardó, cediendo la oportunidad de preguntar a sus contendientes, pues siempre había sido partidario de conceder a los caídos unas últimas palabras...
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 9th Abril 2015, 11:38
- Sloan, no. ¡Espera!- Pero no pudo decir mucho más. La gigantesca estampida arremetió contra todos ellos con fuerza. El demonio cubrió como pudo a Abe y a Kate, puesto que eran los más cercanos a él. Sloan había sido arrollado brutalmente por toda la manada, la cual había aparecido ante ellos por arte de magia. Unas horribles palabras resonaron en sus oídos, profundas, guturales, infernales. Hellboy apretó los dientes mientras la arena les golpeaba con fuerza, rasgándole la piel como miles de pequeñas cuchillas. Pudo ver la cara de Kate y Abe, quienes le devolvían la mirada con el rostro preocupado, asustados por lo que estaba pasando. Un terrible trueno anunció la caída de un relámpago cerca de ellos, y el sonido de una roca moviéndose lo siguió. Debía ser enorme, tan grande como un edificio a juzgar por el ruido que hacía. Hellboy levantó la cabeza y miró por encima de su hombro, mientras la tormenta por fin cesaba lentamente. Bajo ellos, una enorme placa blanca como la nieve fue lentamente apareciendo, mostrándose a la luz del sol. Brillaba como este, sin presentar ninguna imperfección aparente. El demonio localizó a Diana, y vio que Constantine se había unido finalmente al grupo, pero no había ni rastro de Sloan ni de la vaquera. Un hombre yacía tumbado boca arriba en mitad de la placa. Rojo se levantó lentamente, frunciendo el ceño y con la boca entreabierta mientras observaba a ese hombre. Era un tuareg, de eso no había duda alguna. El turbante le envolvía la cabeza, y sus ojos estaban cerrados. Parecía estar muerto. Abe estiró la mano hacia él, frunciendo el ceño. Se acercó lentamente hacia él, preparado para tocarlo.- Abe, no, espera. ¡NO!
El hombre estiró el brazo, agarrando a Abe por el suyo, y abrió los ojos.
Un poderoso resplandor les rodeó, obligando al demonio a taparse los ojos para evitar quedar cegado. Un punzante dolor en la cabeza y la sensación de estar totalmente perdidos. Apretó los dientes, intentando aguantar el dolor que repentinamente les invadió. Cuando pudo abrir los ojos, vio soldados a su alrededor. Miles de ellos, luchando en una encarnizada batalla. Dos bandos cláramente diferenciados les rodeaban. Unos eran árabes, los otros parecían cristianos... Durante unos segundos el demonio no supo qué estaba pasando, qué era todo aquello ni qué representaba. Y entonces, lo entendió. Aquella era la batalla por la conquista de Al-Andalus, y Victoria avanzaba entre el ejército musulmán. Los gritos de un bando y otro se sucedían, mientras los íberos perdían lentamente la batalla. El último fue asesinado por el propio jinete, dándoles la victoria a los árabes. Los soldados desaparecieron como arena en el vieno y volvieron a aparecer, esta vez con un enorme edificio asediado. Era una iglesia, y cuando esta se abrió, fue Victoria la que salió de ella, encabezando a los cristianos contra los musulmanes que la asediaban. La reconquista había comenzado. Hellboy lo entendió. Victoria no era sólo un jinete, era la representación de todas las veces que alguien había vencido, que en una guerra un bando se había convertido en el ganador.
Nuevas guerras y batallas aparecieron ante ellos. Las batalla de las Termópilas, donde durante tres días los griegos frenaron a los persas liderados por Jerjes I; Anibal a las puertas de Roma; los cañones de los barcos resonando con fuerza en Trafalgar; la guerra de independencia en América; las dos guerras mundiales, donde Hellboy pudo ver una fugaz imagen de Rasputín, asegurando que este le devolvió una siniestra mirada... Todos aquellos acontecimientos históricos que en algún momento habían tenido lugar, y donde la victoria había llevado a alguno de los bandos a convertirse en los ganadores. Y siempre, en todas las imágenes, el jinete blanco allí estaba, acompañando a los que doblegaban a sus enemigos, con esa sonrisa ladina de supremacía. Los gritos, la muerte, la sangre, la desesperación de los caídos, la superioridad de los vencedores, alzados como reyes en el campo de batalla... Dolor, sufrimiento, todo alrededor de ellos no era más que miles y miles de imágenes del horror de la guerra y los enfrentamientos.
Cuando estas cesaron, ante ellos se alzaba Victoria, montando en un caballo de fiero y terrible aspecto, con los ojos brillantes y la piel oscura, pero que cambiaba con el resplandor de sus doradas crines que se movían como un fuego. El demonio miró a los ojos a aquella horrible figura que lo montaba. Los labios se entreabrieron y miró aquellos rojos ojos.
- R... ¿Rebecca?- Algo en aquel ser le hacía ver al demonio que se trataba de la vaquera. Tenía algunos rasgos suyos, otros no le pertenecían. La larga melena rubia, las pronunciadas caderas,... Sin embargo, sus pechos habían desaparecido, así como el tono blanquecino de su piel. Y, sobre todo, aquellos ojos azules como el cielo al medio día. Victoria les mostró una desagradable sonrisa, mientras fumaba de una Shisha que llevaba colgada en uno de los laterales del caballo que montaba. Miró a Hellboy ante sus palabras.
- ¡ERROR! Te quedan dos intentos. Prueba otra vez.- Y rió con aquella macabra y profunda voz llena de superioridad provocó que el demonio apretase los dientes y desenfundase su revolver, apuntándola a la cara.
- ¡A mí no me vengas con esa mierda! ¿Qué demonios has hecho con Rebecca? Y más te vale contestar algo que me valga de algo o te juro que te meto un tiro entre las cejas.- Una cosa era ponerse él en peligro, que sus enemigos le atacasen o se cebasen con él. Y otra muy distinta era que amenazasen a sus amigos y protegidos. Él habría muerto sin dudarlo por cualquiera de ellos, y la relación que mantenía con la vaquera era muy estrecha. No estaba dispuesto a permitir que aquel nauseabundo ser se saliese con la suya así como así. Abe saltó hacia Rojo y apoyó su mano sobre el brazo extendido de este, intentando bajarlo.
- ¡No, Rojo! Espera, no debes dispararle.
- ¡Ah! ¿Ahora soy yo el que tiene que esperar? ¡Antes os he dicho que estuvieseis quietos, ¿y quién me ha hecho caso?! ¡Nadie! ¡¿Por qué debería hacerlo yo ahora?!- El demonio apretaba los dientes y fruncía el ceño con fuerza, pero sin apartar la vista del jinete, quien lo miraba con curiosidad y casi humor, como si un pequeño insecto le estuviese amenazando.
- Porque es Rebecca...
- ¿QUÉ?- Hellboy se quedó mudo por completo. Sí que tenía rasgos de la vaquera como había observado antes, pero no podía ser ella. Ella nunca haría eso. No era tan cruel.
- No es solo ella. Victoria la ha poseído y la usa como receptáculo. Si matas a Victoria, la matarás a ella. Lo sabe, y por eso lo ha hecho.- Y una vez más, ahí estaba el gran problema de las criaturas sobrenaturales y los demonios. Siempre sabían perfectamente donde golpear para que el dolor fuese tal que dejase totalmente fuera de combate a quienes intentaban frenarlos. Victoria sabía que Hellboy de ningún modo sacrificaría a la vaquera, por mucho que esto acabase de un plumazo con el jinete. No podía. No iba a permitir que alguien a quien quería y apreciaba pagase por el capricho de un maldito monstruo cuyo único afán era vencer siempre. Sin embargo, el demonio no bajó el arma. Pensaba a toda velocidad qué podía hacer. Conocía demasiado bien a aquellos seres. Estaba seguro de que si disparaba, Victoria abandonaría el cuerpo de Rebecca para que fuese ella la que recibiese el balazo, y morir al instante. No, tenía que haber otra manera. Pero en ese momento era imposible pensar con claridad. El tiempo se les agotaba y pronto todo quedaría reducido a cenizas.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 5th Mayo 2015, 06:48
occ:
Primero que nada, una enorme disculpa. No tengo perdon de dios por la tardanza. Segundo, un aplaudo de pie a la narradora por el post. Increible todo.
El simún arreciaba. No habia tiempo para reparar la nave, y los refuerzos de Rojo tardarian un poco mas en llegar. Eramos solo nosotros, unos segundos de ventaja y nuestro enemigo. Estabamos en una situacion que no permitia error, ni siquiera, un parpadeo en falso. Seria impropio planear una estrategia fuerte, eramos solamente gente con poderes que podia detener a uno de las encarnaciones del caos que los cristianos adoran.
-¡Oye, espera! -Le grite al tipo que salio corriendo. Demonios, ¿Alcanzarlos a pie? Esperaria un si de personas con supervelocidad, como Superman o Flash. Pero no creia que el hombre de la barba pudiese alcanzar a todos esos caballos, encabritados por la magia del jinete albino. Di un paso hacia adelante, dispuesta a seguirle los pasos, cuando una luz cegadora me impidio detenerme.
De nuevo, estabamos frente a Victoria. Esta vez, sus hordas de monturas se lanzaron hacia nosotros, apareciendo literalmente de la nada. Gracias a mis reflejos, pude alzarme en vuelo lo suficiente para que los caballos no me tocaran, sin embargo, Hellboy y el hombre de la barba si tuvieron que sufrir con sus cuerpos los golpes de los animales. Tome mi espada cuando vi al jinete del apocalipsis cargar hacia mi, pero, en una finta digna de un torero, paso a lo largo. Cuando voltee, fue demasiado tarde. Habia chocado contra la rubia, y, a menos que tuviese una resistencia similar a la del demonio o a la mia, esas heridas estarian presentes durante un muy buen tiempo.
El viento ceso ligeramente, bajando la intensidad con que la arena golpeaba nuestros cuerpos. Los caballos no eran ya nuestra principal preocupacion, pero, bien sabiamos, habia algo raro. Constantine llego, con un arma lista para disparar, pero era demasiado tarde. Los refuerzos no podian contra una bestia de esta magnitud, aunque quizas tener a un hechicero de la talla del Ingles fuese algo que inclinase la balanza a nuestro favor.
-¿Que demonios pas...? -No pude terminar. Abe Sapiens toco el cuerpo del tuareg, y en una reaccion instantanea, nuestros sentidos empezaron a sufrir. La vista era nula, blanca como la espuma del mar. Los sonidos se callaron tras un largo ruido chillante, y no se sentia nada, como si de pronto, nos volviesemos etereos. Cuando todo volvio a la "realidad", estabamos en una batalla entre dos bandos. Empece a reaccionar, hilando cabos... Espera. Esto era un choque cultural, teologico y hasta espiritual indescriptible. ¿Como demonios estabamos involucrados en algo que se supone le atribuia a mi hermano Ares, pero que ahora estabamos atribuyendo a Victoria?
Ahi estaban, moros y cristianos, batiendose por la conquista de esta tierra. Cruzadas, la epoca oscura de la guerra santa, y el momento en que si no mal recuerdo, los reinos españoles recibieron las conquistas sobre sus tierras. La lucha, que por siglos se habia mantenido, repetia los cantos que por los años se han gritado: "Aláh es Grande". La lucha eterna por los ideales de los hombres, que nunca, nunca habia salido bien.
-¡Paren! - Parecia gritar al aire, a fantasmas que nunca escucharian las razones, pero que estaban condenados en la historia a pelear y a morir por sus reyes y sultanes. Los cristianos fueron perdiendo terreno, hasta que el ultimo de ellos fue asesinado por Victoria, el capataz de toda trifulca. Estaba ahi, alimentandose de la energia vital de los ganadores, de la sangre de los caidos. Queria reaccionar, alejarlo a golpes, pero no podia hacer nada.
En menos de un parpadeo, se estaba luchando de nuevo, esta vez en una iglesia. Parpadee, y estaba en medio de la guerra de las Termopilas, viendo como los espartanos fueron masacrados. La masacre se repitio, esta vez en el Sitio de Mileto con una de las figuras que mas admiraba de mis tiempos: Alejandro Magno. Mas muertes vi con Julio Cesar, en las Galias, para luego, ver la subyugacion de los francos y los godos. El saqueo de Roma fue precedido a la Batalla de Lepanto, para luego ver la conquista de los indigenas en America. Cada gota de sangre era una aberracion, un insulto a todo lo que creia como amazona.
"Ante la paz, sabiduria. Ante la guerra, firmeza" soliamos repetirnos en los barracones de Themyscira. Pero... esto... esto no era humano. No habia forma posible en que Ares encontrase diversion en esto, no podia caberme en la cabeza. Me asqueaba ver como grandes hombres hacian que pequeños hombres murieran, ver como habia una Waterloo y una guerra de secesion. Me asqueaba estas imagenes que mostraban como paulatinamente, el progreso de la tecnologia y la guerra fue aumentando. De ver como habia una Trafalgar para pasar a una de Stalingrado. Era simplemente macabro.
Y como en una obra belica, con solo un Wagner faltante en el sonido, la vision concluyo en la mas macabra de las destrucciones: La bomba atomica, destruyendo Hiroshima.
Me sentia mareada, asqueada, queria vomitar sobre la arena, pero solamente podia mantenerme firme. Era momento de luchar, de parar esta aberracion y regresar a esa cosa al agujero de donde proviene. No tenia mas intencion que patear a Victoria varias veces en el craneo hasta que suplicase clemencia.
Frente a nosotros se encontraba una persona: No era Rebecca, aunque tenia cierto parentesco con ella. Es decir, tenia algunos rasgos en el rostro, el cabello rubio, casi la misma figura (salvo por los pechos, que ahora faltaban) a la vez que tenia rasgos opuestos, tales como su piel morena, los tatuajes y las perforaciones. ¿Que habia pasado? ¿Acaso...?
Mire a Rojo y al hombre-pez para que me explicasen. ¿Era en serio? ¿Rebecca estaba ahi? Si estaba poseida, estabamos en una situacion bastante fea. No podriamos derrotar al jinete hasta que derrotasemos al poseedor, y dado que no esperaba un juego limpio, nos haria que matasemos a la mujer antes de luchar contra nosotros. No sabia que hacer.
-¡Eh, tu! -Le dije, señalando con la mano que portaba el lazo a la mujer-demonio- Ten un poco de honor y lucha contra mi. -Su arco parecia peligroso, y segun me habia dicho Hellboy hacia poco, tenia una punteria impresionante. Bueno, no seria la primera vez que me enfrentaba a proyectiles infalibles. Darkseid disparaba esos rayos Omega que se impactaban contra su objetivo sin la capacidad de fallar y habia sobrevivido. Podria contra esto... - ¡Te reto a duelo!
Si luchaba contra ese tipo, podria amarrar con el lazo a Rebecca y dejar que los otros saquen al demonio. No podia pegarle sin temor a que realmente lastimase a la vaquera y esto se complicara mas de lo que ya estaba.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 5th Mayo 2015, 14:58
Hay momentos en que uno llega tarde, no importa lo mucho que se esfuerce. Llegar tarde es llegar tarde, ni más ni menos. No fue por parte de Sloan ya que se adelantó a los acontecimientos. No fue el fogonazo que les dejó a todos ciegos durante unos instantes, iniciando la implacable acometida. Fueron los avisos de sus compañeros los que llegaron tarde, por culpa de la impulsividad del moreno. Por ello, cuando en su mente estaba pensando que iba a atrapar la parte trasera de la manada, fue ésta la que vino a él, encabezada por el caballo blanco de Victoria quien lo tiró al suelo con la misma fuerza de un tren. Sloan sintió el dolor de las pisadas del caballo antes de sentir como su cuerpo se partía en dos. Era un dolor tan intenso, tan agudo que los gritos se estancaban en la garganta ahogándose en saliva y sangre. Y no contento con partir al moreno, la manada pasó por encima de su maltrecho cuerpo, destrozándolo a gran velocidad. La sangre y los trozos de carne salpicó la pequeña porción de aquel enorme desierto, pintando de rojo y negro las arenas. El polvo cubrió las pequeñas y grandes manchas, hasta que tan solo una mano rota y la parte de lo que parecía ser un cráneo ensangrentado marcaban el lugar como si fueran una lápida.
Los siguientes minutos transcurrieron como si nada hubiera pasado. Sloan estaba en un estado de muerte suspendida, con su cuerpo actuando de forma instintiva. No se enteró de lo que estaba pasando, de la llegada del inglés, de la posesión de su jefa la sheriff. La mente del moreno estaba en otro mundo, durmiendo un profundo sueño del que en algún momento despertaría. Pero ese momento tardaría en llegar, pues las heridas de su cuerpo eran monstruosas, y para poder rejuntar todas las piezas del puzle, para poder volver a tejer lo que una vez fuera su cuerpo el moreno tendría que gastar gran parte de sus energías en el proceso, lo que conllevaría el despertar de un enorme apetito, voraz y sin contenciones. La arena se movía, poco a poco, como si algo bajo ésta se desplazara, se moviera y creara agujeros bajo la superficie. Los trozos de carne palpitaban y se alimentaban con los granos de arena, buscando la tan ansiada energía para activar su cuerpo lo más pronto posible.
Si se llamaba al silencio, uno podría escuchar un sonido siseante procedente del interior de las arenas. Una cosa estaba clara, y es que quien lo escuchara sabría que no auguraba nada bueno... y no es que estuvieran ya en una situación tranquila y sin problemas.
Nota:
Mi post ha sido cortito porque necesito tiempo para recuperarme, que me han dejado hecho mierda XD
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 25th Junio 2015, 22:50
Todas las increpaciones no sirvieron más que para deleitar al jinete. Así los mostraba su aspecto, sus ojos entrecerrados, sus labios curvados en una sonrisa malévola que daba a entender hasta qué punto le resultaba deliciosa esa situación. Se hallaba en la mejor posición de todas, ya liberado del tedio que suponía prevalecer en el interior de su anterior portador. Ahora poseía un cuerpo nuevo, uno que además poseía capacidades que le serían muy útiles. Manos acostumbradas al peso de las armas modernas, a las miras y a los objetivos lejanos, plagado de juventud y sobretodo, de lo que le hacía falta. El siseo de la arena no le pasó desapercibido, y desvió la vista como si pudiera tomarse la libertad de hacerlo. Como si apartar la mirada de aquellos que habían jurado destruirlo no resultara ni el mas mínimo peligro. Su montura se removió en el sito, cabeceando, las crines refulgieron aún con mas fuerza, arrancando destellos a su moreno rostro.
- No sufras, Anung un Rama. Ella lo desea mas que yo. - aseguró el jinete, mientras paseaba una mano por su rostro, su hombro, su pecho y su cintura, antes de volver a colocarse sobre la pluma de la flecha que tenía colocada en la cuerda de su arco. Resultó tan obsceno en ese gesto que no fue difícil sentir que esa mano no le pertenecía, como si frente a ellos hubiera dos cuerpos en vez de uno. Uno inmovilizado y otro dispuesto a cometer las peores atrocidades con él. Pero si hubiera sido así su problema sería menor.
Spoiler:
"En la espesa negrura, pudo escuchar dos voces. Al principio eran tan difusas que parecían poco más que un murmullo, tan suave que podrían ser incluso sus propios pensamientos. Pero poco a poco cobraron fuerza y se fueron aclarando. Sus ojos enturbiados empezaron a aclararse, todo era borroso. Sentía la cabeza pesada, sus pensamientos, extremadamente lentos. Elevó apenas la cabeza, inconsciente de su propio peso. Ahí, ante el impasible Sheriff, dos figuras se recortaban a lo lejos.
Una, pequeña, miraba hacia arriba. La otra, mas grande, frente a esa, se arrodillaba."
La mirada de Victoria se aposentó entonces en la de la mujer maravilla. Sonrió, divertido por su comentario, como si no fuese más que una niña amenazando a un adulto. La observo de arriba a abajo con parsimonia, y entonces, encontró algo. Su expresión no delató cambio alguno, pero en su interior se revolvió la inquietud. El ansia guerrera de la mujer, le dio la solución al posible problema. Al oír sus palabras, su rostro moreno se iluminó, mostrando una sonrisa antinaturalmente blanca.
- ¡Perfecto!- respondió animado.
Toda la acción duró menos que un parpadeo. Con una fuerza inhumana, tensó el arco con un crujido aterrador, apuntó, y en el mismo instante en que pareció soltar las plumas con un sonido cimbreante el aire silbó de manera desmesurada, la flecha atravesó la cabeza de Wonder Woman partiendo su diadema, en el mismo centro de la estrella, de parte a parte, como un rayo blanco. Ni siquiera habían sido capaces de seguir la trayectoria, por su velocidad. Sus compañeros tuvieron una décima de segundo para ver la expresión vacía de Diana, mientras su cuerpo empezaba a caer, pero sólo pudo empezar, pues acto seguido, se desvaneció en el aire. Donde había estado no quedaba nada. Solo una pequeña cantidad de arena levantada que dejaba ver la superficie blanca que tenían bajo sus pies, como de perla gigante. El aire que se había levantado por el ataque volvió a pasearse sobre los miles de granos tostados de las dunas desérticas. Los rostros aterrados de los presentes se giraron hacia el Jinete, cuyo arco cimbreaba aún entre sus manos, mientras volvía a reposarlo sobre sus muslos.
- ¿Siguiente? - sonrió de lado, con sencilla dulzura. Si en algún momento habían comparado a Rebecca con esa criatura, ese gesto no les dejó duda alguna. Era casi como ver a la vaquera. Duró solo un instante antes de adoptar una mirada decidida y peligrosa. - No me lo digáis. Os gusta pelear en equipo. - se burló, pero con una expresión encendida de agresividad. Sus ojos refulgían como el fuego del infierno.
Sin previo aviso, tensó de nuevo el arco, apuntó hacia arriba, como si hiciera un tiro de aviso, y la flecha cimbreó en el aire. Se elevó, hasta casi perderse de la vista. Resultaba imposible creer que con un simple arco se adoptara esa lejanía. El Jinete silbó con fuerza, su caballo se elevó sobre dos patas y relinchó. Los cascos de los caballos que se habían dispersado se escucharon en la lejanía, como si se reagruparan de nuevo ante la llamada de la sobrenatural criatura blanca. Algo hizo explosión sobre sus cabezas. El cielo se oscureció. Así lo parecería al principio, antes de darse cuenta de lo que ocurría. El ruido silbante delató la amenaza . Centenares, miles de flechas cortaban el aire a punto de caer sobre ellos. Con una sonrisa triunfante, alzó las cejas en un gesto de placentero triunfo, antes de azuzar a su caballo y comenzar a correr. Recogería a su ejército equino y volvería a por los supervivientes, si es que los había.
El cuerpo de una mujer cayó sobre la arena a mas de 40 km de allí. Un grupo de cuatro tuaregs la vieron aparecer con un destello blanco. Su piel era blanca, su pelo moreno, y vestía de una manera bastante obscena una bandera americana. Se desplomó en el suelo, mareada por un instante, pero una vez recobrado el equilibrio, se daría cuenta de que se encontraba en perfectas condiciones. Los cuatro hombres se dirigieron hacia ella, hablando en un árabe un tanto antiguo, mientras llevaban una mano a sus alfanges, y otra hacia uno de los pliegues de su túnica. A pocos metros de ella se detuvieron, observándola con cuidado. Parecían esperar alguna cosa. Todos se quedaron juntos en una zona, sin avanzar más. Miraban el suelo con precaución, como si fuese a hundirse bajo ellos. Como si una barrera invisible les separara de su objetivo.
- ¿Quien eres, y qué haces aquí? - gritó uno de ellos, el que se mantenía frente a los demás. Los otros murmuraban algo ininteligible para la amazona, pero los tres hablaban al unísono. Parecían recitar.
[OOC: Como puedes ver, Diana, no has muerto. El motivo por el que no puedes esquivar, y para explicarlo rápido y mal, es por que esa flecha a ido a la velocidad de la luz, como quien dice. Los demás estáis en un apuro, pero no olvidéis lo que ha ido pasando en el post, y que contáis con refuerzos.]
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 1st Julio 2015, 16:04
Todo ocurrió demasiado deprisa como para darse cuenta de lo que sucedía. En apenas una fracción de segundo, mientras la amazona se había lanzado a toda velocidad a por Victoria, esta le había disparado una flecha con semejante maestría y precisión que fue incapaz de esquivarla, convirtiéndose en una nube de arena y desaparecer. El demonio abrió mucho sus ojos amarillos mientras el jinete les sonreía y preguntaba quién sería el siguiente. Apretó los dientes y respiró con fuerza. No podían luchar uno a uno. Era un suicidio. Si querían acabar con él, deberían usar la cabeza y luchar en equipo. De lo contrario, irían cayendo uno a uno. Ya lo había hecho Diana sin que pudiesen ayudarla de ninguna manera. ¿Acaso ese era el fin? ¿Habría alguna manera de evitar la muerte de todos ellos a pesar de lo fácilmente que había acabado con la amazona? No, no podía ser así. No podían permitir que semejante engendro cabalgase a sus anchas por el mundo sin que nadie le parase los pies. No al menos mientras a Hellboy le quedase una gota de sangre en su cuerpo.
- Escúchame bien cabronazo. Antes de que todo esto acabe, te cogeré, y te mataré. No tendré ni la más mínima piedad contigo y no habrá nada en este mundo que pueda salvarte de mí. Te lo aseguro.- Victoria ni siquiera se inmutó. Lanzó una flecha al aire y después silbó a su caballo. Este relinchó y se encabritó, y de nuevo aquel ruido como si de un terremoto se tratase les rodeó. El ejército se ponía de nuevo en marcha. La potente luz del sol que los golpeaba sin cuartel se atenuó ligeramente, y cuando levantaron sus cabezas pudieron ver tantas flechas como alcanzaba la vista. Era imposible contarlas. Habría miles de ellas, tantas como para oscurecer al astro rey. Victoria sonrió, azuzó a su caballo, y salieron a toda prisa de allí galopando.
- Oh, dios mío...- El labio inferior de Abe tembló ligeramente ante la ola mortal que se dirigía hacia ellos a toda velocidad. Pero antes de que se diese cuenta, Hellboy le había cogido por la cintura junto con Kate y corría a toda velocidad en dirección a Sloan. Dejó allí a Abe y a Kate y se dirigió a toda velocidad a por Johann y Constantine, aún sobre el jeep que les había llevado hasta allí.
- ¡Bajad del coche! ¡Ya! ¡Vamos, no tenemos todo el jodido día!- Cuando el demonio lo alcanzó, levantó el coche por encima de él y se dirigió a toda velocidad con él a donde se encontraban los otros tres, uno de los cuales no era más que un montón de carne y arena. Si no se daba prisa las flechas les habrían convertido en pinchitos morunos. Apretó los dientes con fuerza, dejando la parte inferior del auto mirando al cielo. A sus pies, Sloan seguía curándose las heridas y Abe miraba en todas direcciones. Kate estiró el brazo para ayudar a los dos restantes a ocultarse bajo el coche. Hellboy lo usaba como escudo contra las flechas de Victoria. Y si alguna conseguía atravesarlo, todo su cuerpo los protegería de los impactos.- ¡Adentro! ¡Vamos joder!-
Johann y Constantine entraron justo a tiempo. Las flechas por fin alcanzaron el suelo, y el repiqueteo del metal al chocar contra otro metal recordaban a los diluvios al chocar contra un tejado. Hellboy pudo notar como el coche era empujado por los centenares de pequeños proyectiles que chocaban contra él, empujándolo ligeramente contra su espalda. Sintió un par de dolores punzantes en la espalda que le indicaban que habían conseguido atravesar el duro automóvil en un par de puntos. Apretó los tienes y un pequeño hilillo de sangre recorrió su espalda y resbaló por su hombro, goteando sobre los presentes. Al cabo de unos segundos, la luz volvió a iluminar la arena, y el ruido de mil flechas al caer desapareció. El demonio lanzó el coche contra el suelo, dejándolo apoyado en uno de sus costados. De los asientos de este sobresalían muchas puntas afiladas como cuchillas. Algunas de ellas habían conseguido hacerse camino más allá, hiriendo al demonio en la espalda. La parte inferior del coche así como los neumáticos estaban totalmente llenos de flechas. El aceite y la gasolina terminaban de derramarse por el suelo, dejando dos pequeños charcos. El demonio comprobó que todos estaban a salvo, y miró a su alrededor. El paisaje era verdaderamente desolador. La arena blanca estaba cubierta casi en su totalidad por miles de flechas negras que ofrecían la parte de las plumas al cielo, como si fuesen cientos de miles de plantas podridas y secas. Un pequeño armario descansaba tumbado en la arena. Las flechas habían dejado pequeñas marcas en su superficie, pero ninguna lo había atravesado. Hellboy lo puso derecho, y pudieron observar dos pequeñas puertas que lo recorrían de arriba a abajo, con el símbolo del B.P.R.D sobre ellas. Las abrió dejando en cada puerta la mitad del símbolo. Dentro del armario pudieron ver varias armas de fuego, granadas y objetos explosivos, y algunos relicarios metidos en pequeños frascos. El demonio cogió un enorme lanzagranadas con el título "El Gran Bebé" y se lo colgó del hombro. Se llenó el cinturón de munición y se encendió un puro, justo cuando cerraba el lanzagranadas con un fuerte chasquido metálico tan reconocible de las armas de fuego.
- Ahí dentro tenéis todo lo que queráis coger de munición y armas. Ya me he cansado de este hijo de puta. Es hora de sacar la artillería pesada.-
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 1st Julio 2015, 19:17
¿Qué era eso? ¿Una risa? Una risa... Cascos... Un caballo... Cerca, muy cerca.
Una cuerda. Tensa. Un suspiro. Arena... Hace falta más arena. No es suficiente.
Hellboy había conseguido salvarlos de la lluvia de flechas. Bajo sus pies la arena seguía moviéndose. Se diferenciaba una mano. Se diferenciaba una parte de la espalda. La sangre ennegrecía la arena si uno echaba uno ojo al suelo. Pero ya faltaba poco... ya faltaba... Los caballos seguían al jinete como una manada sigue al macho alfa. Rojo y su equipo se prepararon para seguir con aquella pelea donde ellos eran el saco de boxeo. Pese a que eran una menos, no iban a desistir en destrozar aquel demonio y recuperar a la vaquera.
Destrozar...
El suelo bajo sus pies se movió. La sangre ennegrecía la arena. Si uno echaba un vistazo hacia abajo ya no distinguía la mano. Ya no distinguía la espalda. Sin embargo pudieron ver como las flechas a su alrededor se hundían bajo la arena al gran velocidad. Una por una, una a una. Desaparecían, literalmente. Se las tragaba la tierra. El suelo volvió a moverse. Un siseo, cortante como el viento y frío como un témpano de hielo. Un bufido bajo la arena. Un túmulo hizo que Kate se apartara y Abe se pusiera detrás del coche. Un estallido y del suelo emergió algo largo y tenso que agarró dos o tres relicarios. En un suspiro volvió aquella cosa bajo la arena y ésta se partió en dos cuando un cuerpo se desplazó a gran velocidad bajo ésta, persiguiendo al jinete haciendo zig zags, como si fuera una serpiente. Dejaba a su paso un rastro que al poco volvía a su forma sempiterna, como siempre habían hecho las dunas del desierto. A una velocidad horripilante, aquella cosa se dirigía directo hacia el jinete, dispuesta a lanzarse y tumbarlo de su silla. Corre, corre, corre, corre...
Gruñidos bajo el suelo.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 29th Julio 2015, 22:29
Esto no habia resultado como esperaba. No pude reaccionar lo suficientemente rapido como para parar la flecha con mis brazaletes, y cuando me dio en la cabeza, senti como si uno de las pistolas-guantes-de-boxeo del Joker me golpease la cara y me arrojase (espiritual, y despues, fisicamente) muy lejos. El golpe me habia dolido mucho, pues no solo habia sido el impacto de la flecha, si no el hecho de que estrello mi diadema contra mi frente. Senti perder el conocimiento unos segundos, sin recordar como es que, posteriormente, llegue a caer sobre la arena cerca de cuatro personas.
Levante un poco la cabeza y me lleve la mano a la frente, adolorida. Auch, eso me iba a dejar una jaqueca el resto de la semana. Abri y cerre los ojos lentamente, varias veces para medir la intensidad de la luz y del viento lleno de arena. Mire a los caballeros que estaban observandome, mientras desenvainaban sus espadas... Oh, vaya, otro episodio con gente que no comprendia que una mujer puede vestir como se le de la gana. Me levante lentamente, me estire y le clave la mirada al hombre que me grito.
-Señores, soy la mujer maravilla, miembro de la Liga de la Justicia y en estos momentos me encuentro ocupada con una mision. Mantenganse dentro de sus casas y eviten acercarse a todos los caballos que vean. -mencione, en un perfecto arabe. Tras dedicarles una pequeña sonrisa, me eleve en el aire y sali volando a gran altura, tratando de buscar alguna pista de hacia donde estaban mis compañeros. Realmente, estaba en un problema, y si no me apuraba, quizas Hellboy, la vaquera y el otro moreno estuviesen en una situacion peor a la mia.
Mientras volaba en direccion al este, sospechando que era el lugar adecuado, tome mi comunicador. Normalmente, no me gustaria involucrar a estas personas en esta mision, pero creo que la situacion lo ameritaba. Seguramente, estuviese en el Mediterraneo o con suerte, en Themyscira. Busque entre los contactos y llame en linea directa a Cassandra. Espere unos momentos en timbre, hasta que la chica contesto.
-¡Diana! Vaya, hacia tiempo que no me llamabas por el comunicador de Wonder Woman. ¿Que necesitas? -Cassandra, esto es urgente. Busca en la base de los titanes mi ubicacion e intenta venir a donde estoy yo. Necesito apoyo contra un monstruo terrorifico en el desierto, y tu ayuda me viene de perlas. ¿Donde estas? -Estoy en Francia, con los chicos de la Liga de Europa. ¿Quieres que vengan ellos tambien? -No, no creo que sea algo para ellos. Ven tu sola, y trata de apurarte. Usa los tubos de Ondas Z a una capital cercana. -Si, no tardo. ¡Esperame! -La chica corto la comunicacion y asenti. Para misiones tan peligrosas, no solia pedir el apoyo de Wonder Girl, pero un par de puños amazonicos vendrian perfectos para esta ocasion.
Segui volando, esperando no perderme en este desierto, mientras mi comunicador intentaba encontrar alguna pista cercana, una señal o un S.O.S que indicase donde estaban los hombres del B.R.P.D.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 2nd Septiembre 2015, 21:41
Las flechas atravesaron el suelo, y cada una de ellas impactó con la punta en el suave cristal blanco que parecía haber en el interior de la manta de arena, que a medida que se movían se iba despejando por zonas. A pesar de su fiero intento, Victoria apenas había conseguido dañar un poco a los integrantes del equipo. Su séquito cabalgaba tras él, levantando con los cascos una niebla densa capaz de escocer los ojos y arañar la piel si uno estaba lo suficientemente cerca. Azul y Kate se precipitaron hacia el armario, cogiendo todo el equipo que les era posible. El jinete volvió a la carga, acercándose hacia ellos. Una extraña fuerza se dirigió a toda velocidad hacia su ubicación, levantando la arena, como si una serpiente gigante se deslizara por debajo. Pudo ver aquella cosa dispuesta a cargar contra él, clavándose el sus retinas. Preparó el arco, tensando la cuerda con una nueva flecha. El impacto sería brutal...
Los hombres, antes de ver partir a Diana, dibujaron en su rostro expresiones de incrédula preocupación. Observaron su figura elevarse sobre las lindes del desierto, para luego esfumarse en dirección al este. Los tres que rezaban apretaron las empuñaduras de sus alfanjes, mirando al que había preguntado.
- Ha dicho...¿Caballos?- dijo entre dientes, entornando los ojos, siguiendo la estela de ese punto en el que se había convertido la mujer. Se giró observando con ojos decididos a los tres hombres. - Llamad al Profeta. - dijo, dándose la vuelta y corriendo hacia el lugar en que sus camellos estaban apostados, preparándolos para montar.
Sus ojos se despejaron entonces, dibujando claramente sus siluetas. Frunció el ceño, incrédula. La figura alta era la de una criatura andrógina, que parecía cambiar cuanto mas tiempo la contemplaba. Su piel desprendía un antinatural tono broncíneo, más propio del metal que de un ser humano. Estelas blancas refulgían allá donde debía poseer cabello, y sus ojos poseían una voluntad de supremacía inacabable. Eran ojos de poseedor. Ojos a los que nada podía ser negado.
Frente a esa figura, había una mucho más pequeña. Al principio, fué incapaz de reconocerla, pero después pudo comprobar que, a pesar de parecer mayor, sólo podría tratarse de la niña. Aparecía con el pelo revuelto, y en su rostro había señales de haber sido golpeada. Moratones cubrían sus ojos y su labio estaba partido, pero esta vez, estaba vestida con un vestido vaquero, aunque descalza. Aquella niña a la que estaba ligada y que la hostigaba desde que la viera en "La Caverna del Alma".
Trató de ponerse de pie, pero sus piernas no le respondieron. La sheriff contempló sus extremidades. Estaban dobladas bajo su propio peso, y no era capaz de percibirlas. La oscuridad parecía devorarlas poco a poco, como si la cubrieran de una capa semitransparente. Una de sus manos se dirigió hacia su pie... y fue incapaz de palpar nada. Sólo pudo percibir el hueso de su tobillo. Mas allá, sólo había vacío.
- Ah, veo que al fin has aparecido.- dijo una voz, igualmente andrógina, que le hablaba con un tono cálido. - Por favor, intenta estar tranquilo hasta que acabe el proceso. - añadió, como si fuese una petición razonable.
- ¿¡QUIEN DIABLOS ERES TU, BASTARDO SARNOSO!? - gritó el Sheriff con su tono mas amedrentador.
La figura le devolvió una suave sonrisa, mientras tendía una mano a la niña, que la estrechó, para empezar a acercarse hacia ella.
- Soy Victoria. - se presentó, con una suave inclinación, cortés. - Y ella se llama Rebecca. Ha accedido a ser mi nueva portadora. - dijo, señalando a la niña, que se resguardó detrás de él con una mezcla de miedo y timidez.
La expresión de la Sheriff se desencajó, denotando una expresión fría que dejaba entrever una furia ciega inimaginable. Contempló con sus ojos, como dos balas firmadas con sus nombres, a la chiquilla. Era como si le hubieran dado una paliza. Ahí estaba, temblando, a punto de llorar como una cobarde. Su mera imagen la asqueó, sin saber porqué.
- ¿Qué estas diciendo, maldito demente? - dijo señalándola. - Esa pobre diabla no vale nada. ¡No es mas que una cría acabada! - exclamó.
- Precisamente...- dijo, agachándose al lado de la pequeña. - ... por eso te creó. - añadió, posando una mano en torno a su hombro. La Sheriff sintió como su corazón se detenía. - Tú solo eras el medio de mantenerla sana y salva. Eras la que se enfrentaba al mundo por ella. Pero ya no tiene miedo. - dijo, pacificador, al tiempo que la estrechaba entre sus brazos, para cogerla. Dirigió una mirada miserable a la Sheriff, que la niña no fue capaz de percibir. - Así que ya no te necesita.- sonrió retorcido.
La Sheriff comenzó a sentir una sensación de frío atenazante elevándose por su pierna. La oscuridad... casi le llegaba a la rodilla...
En pleno vuelo, Diana recibió un destello cegador. Se detuvo, sorprendida por tal circunstancia. Intentó continuar, pero al llegar a un punto, su vista no respondía. Así que cambió de táctica. Intentó localizar aquello que le producía esos destellos, pero no había nada mas que arena del desierto hasta donde alcanzaba su vista. Viró, se elevó, descendió, pero no hubo modo. No al menos hasta que cambió de dirección. Continuó avanzando algo más, hasta verse obligada a virar de nuevo. Aquello era muy extraño.
- Diana.- escuchó dentro de sus oídos, como un eco que le traía el viento del desierto. - Ven, Diana. - volvió a murmurar. Era como... la voz de un anciano.
Vio como se acercaba la imagen de un oasis a toda velocidad. Desvió la mirada apenas un segundo. Fue como si se hubiera chocado de lleno contra un muro. Notó que su cuerpo descendía varios metros, y entonces, al pestañear, el rostro de un anciano ciego acosó su mente, sobresaltándola. Al abrir los ojos se encontró de lleno con él. Ella estaba tendida en la arena. Mantenía la cabeza de la amazona recostada sobre sus piernas cruzadas. Sus retinas vacías, lejos de asustarla, la tranquilizaron entonces, permitiéndola recobrar el conocimiento.
- Lo siento mucho. - murmuró el hombre, con los dedo índice y anular situados en sus sientes. - No he podido recurrir a otra manera para detenerte. Mi destello te cegó, te detuvo y te dejó inconsciente. Ellos te trajeron hasta mí. - dijo, señalando a los Tuaregs con quien se había encontrado, pero ahora eran muchos más. Todos estaban arrodillados, con las manos sobre sus rodillas, a prudencial distancia de ambos, rodeándolos. Mostraban sus caras, en las que se podían ver símbolos tatuados, como aquellos que llevaba el anciano que había muerto al cambiar Victoria de receptáculo, y adueñarse del cuerpo de la joven vaquera. - Soy Tâleb Khâlid. - se presentó a ella, retirando sus dedos, y liberándola así por completo. Su idioma era antiguo, su voz, sabia. A pesar de tener el rostro surcado de arrugas, y vestir una túnica ajada, poseía una apariencia venerable reservada solo a los dioses. - El eterno buscador de la verdad. Soy el profeta de los custodios del horizonte blanco. Pero por lo que he podido leer en ti, mi misión peligra. Debemos contener a Victoria, antes de que se convierta en una amenaza. No podemos permitir que abra la puerta .- explicó adoptando severidad en su viejo rostro. - Te otorgaré a ti, Diana de Themiscira, el poder para controlar a nuestras huestes. Te cederé un ejército mayor de lo que es imaginable, ya que tu y los tuyos lucháis por nuestra causa. Canalizaré mi poder a través de ti, y a cambio, tú serás mis ojos en el campo de batalla. - dijo el anciano colocó su mano haciendo que el meñique y el pulgar se tocaran. Posó el dedo índice, anular y corazón sobre la diadema en la frente de Diana, y entonces, los ojos de la amazona se enturbiaron, cubriéndose de una densa capa blanquecina, ocultando sus iris y pupilas. Sin embargo, no se vio privada de visión, si no todo lo contrario. Era capaz de ver bajo la capa de arena, incluso donde esta la cubría, los límites cristalinos de la superficie perlada. En ellas discernió millares, millones de caras que la miraban desde el otro lado. Comprobó como el viejo que tenía frente a sí aparecía con los ojos cerrados, como en trance. “Apenas queda tiempo. Has de reunirte con tus compañeros. Encuéntralos, ahora que puedes sentir el desierto” escuchó la voz en su cabeza. En la superficie, se dibujaban hondas, como las de un estanque, cuando caía una piedra. Sabía perfectamente en qué dirección se movían, de donde procedían. Cada perturbación, cada movimiento, llegaba a ella en forma de esas ondulaciones, de las que podía percibir a quien pertenecían.
Estaban a punto de impactar, aquello iba a ser como un choque de trenes. De pronto, todos los presentes sintieron un pálpito. Victoria soltó la flecha al percatarse de ello, y ésta golpeó en una zona, despejándola de tierra y causando con ella un extraño tornado de arena que enseguida se volatilizó en el aire, desapareciendo. Una figura informe salió disparada desde el suelo, dispuesta a golpearle. La hambrienta criatura casi podía sentir el calor templado que desprendía la montura del Jinete del Apocalipsis. Apretando los dientes y entornando los ojos, en el último segundo, su figura desapareció con un rayo de luz que surcó las dunas, materializándose al otro lado de la manada. Sloan impactó en una de las dunas, provocando que los caballos, incluso bajo el influjo del poder de Victoria, se dispersaran, saliendo despavoridos. El jinete comenzó a alejarse de ellos, pero en lugar de ir a la cabeza, permitió que algunos caballos le sobrepasaran, quedando así en el centro de la masa. No miró atrás. Parecía que quería pasar desapercibido entre toda la tormenta de cascos. Ese era un giro de los acontecimientos que quizá no se esperaran. Claramente el jinete estaba huyendo.
[OOC: Diana, en tu próximo post, si tienes duda de tu nueva percepción o de que puedes y no puedes hacer, escríbeme un Mp y yo te lo comentaré. Igualmente, me gustaría añadir que el Profeta hablará de vez en cuando a través de ti, proyectando su voz a través de tu presencia, de manera telepática.
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Última edición por Rebecca Logan el 21st Octubre 2015, 11:12, editado 1 vez
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 3rd Septiembre 2015, 11:07
Una vez más, ya ni sabían cuantas habían pasado, los caballos encabezados por Victoria volvieron a la carga. El humo del puro que fumaba el demonio serpenteaba ligeramente desde la punta del mismo, y este apretó los dientes y frunció el ceño. Se descolgó el enorme lanzagranadas y se preparó para disparar. Miró a su espalda, donde Abe, Krauss y Kate miraban la que se les avecinaba. Sloan seguía sin aparecer y la cosa cada vez pintaba peor con la desaparición de Diana. Se puso en posición de disparo, apoyando el lanzagranadas en su mano de piedra, y gritó por encima de su hombro.
- ¡Detrás de mí a la de ya! Esto va a ser la leche de jodido...- Los caballos cabalgaban a toda velocidad hacia ellos, y Victoria comenzó a cargar una nueva flecha apuntando hacia ellos. El coche estaba demasiado destrozado como para aguantar una nueva ráfaga, así que tendría que pensar en algo distinto para frenarlo... Joder, la cosa era complicada. El polvo que levantaba aquel ejército era cada vez mayor, convirtiéndose en una especie de ola gigante de arena. Una especie de golpe que vino de debajo de la tierra hizo que los presentes mirasen a su alrededor con cara de sorprendidos.- ¿Pero qué...?
Los caballos estaban ya a su altura y Hellboy comenzó a disparar. Cada explosión se llevaba por delante a varios de ellos, y tenía munición para tres disparos. Había creado dos enormes huecos alrededor de Victoria, pero si quería acabar con eso tenía que disparar al líder. Entonces, después de un pálpito que todos pudieron notarlo bajo sus pies. Algo se movió bajo la arena y repentinamente, una figura emergió de ella. Victoria soltó la flecha por la sorpresa, haciendo que se estrellase contra el suelo en forma de un pequeño tornado. La figura se dirigía a Victoria, quien desapareció y se materializó al otro lado de la caballería. La criatura se metió dentro de las dunas de nuevo, y de repente el caos reinó entre los caballos. Hellboy se colgó el lanzagranadas y corrió hacia ellos.
- ¡AHORA! Es el momento, están confudidos, no dejemos escapar a Victoria de nuevo, ¡vamos!-
Última edición por Hellboy el 4th Septiembre 2015, 10:38, editado 1 vez
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 3rd Septiembre 2015, 23:17
La visión de aquella flecha hizo que la criatura sintiera un escalofrío, pero no por ello detuvo su avance. Todos los músculos de su cuerpo le pedían a gritos que devorara aquel ser. Los dientes se le acumulaban por casi todo su cuerpo, dispuestos a destrozar huesos, carne y nervios. El jnete soltó la flecha y no impactó donde tenía que impactar. Eso le dio una oportunidad a la criatura para saltar a por su presa. Salió de debajo las dunas de un impulso, mostrando sus largas y afiladas fauces que cubrían casi todo su cuerpo. Un solo bocado de aquel ser podría llevarse por delante jinete y caballo a la vez. Sin embargo el objetivo desapareció ante sus narices, y en lugar de carne lo que tuvo entre sus fauces no fue más que arena, impactando contra un par de dunas que había tenido el jinete a sus espaldas. El ser volvió a meterse dentro de las dunas para iniciar de nuevo la persecución, pero algo le detuvo: fue como un pulso, una señal. Un pálpito venido de ninguna parte que despertó todos sus instintos. La naturaleza de la bestia le indicaba que saliera de ahí, que sobreviviera, pero el hambre era como una venda para sus sentidos. Bufó, creando una nube de arena allí donde tenía cubierto el cuerpo y volvió a la carrera.
Ésta vez no era sólo un caballo, sino muchos. Las pisadas de los corceles resonaban en su cuerpo como si se tratara de ondas en el mar. Su objetivo iba justo en medio de aquella estampida, subido a cuatro patas que trotaban con prisa furiosa. Sin embargo cesaron, metiéndose dentro de las demás patas para confundirse. Pero la criatura lo tenía en su punto de mira. Los demás caballos no serían un obstáculo. Salió un segundo de las dunas hacia la superficie para volver a meterse, pero aquel instante sería suficiente para provocar pesadillas a quien lo viera. Se hundió de nuevo bajo la arena y apremió la marcha, convirtiéndose en un cortador de dunas. Se acercaba directo hacia el grupo de caballos, hundiéndose más en la arena para no ser detectado. Sin embargo el grupo se fue diezmando a medida que Rojo disparaba su arma contra el grupo. Eso le facilitó a la bestia acercarse a su presa. En cuanto la tuviera encima, saldría de nuevo, sacando cuatro fauces en forma de pinzas llenas de dientes para destrozar al caballo y al jinete si lo alcanzaba.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 4th Octubre 2015, 23:43
Mientras volaba, buscando a mis compañeros entre la interminable arena del desierto, algo me sorprendio: Una especie de destello que paso por mi mirada, cegandome. ¿Acaso seria un espejo, o algun tipo de reflector de la luz solar que alguien hubiese puesto en el desierto? Estaba confundida, a decir verdad, por lo que decidi no avanzar mas. Mire hacia todos lados cuando recupere la vision para ver de donde venia esa luz, pero no encontraba nada. Decidi moverme para seguir buscando, pero tuve que virarme para encontrar de donde venia un murmullo.
-Diana... Ven Diana... -¿Como es que me estaban hablando? ¿Telepatia? El sonido era extraño, como si fuese solo un murmullo, pero estaba volando, no tenia sentido alguno. Mire hacia adelante de nuevo, cuando una imagen de un oasis se materializo ante mis ojos a una velocidad increible. No era posible que no hubiese visto, y cuando intente desviar la mirada, me encontre en una situacion aun mas extraña. Un simple "que" pudo salir como un murmullo de mi boca cuando la mirada de un anciano, una mirada terrible y misteriosa que parecia juzgarme por algo. Parpadee con sorpresa, y me senti caer.
Abri los ojos y estaba en el suelo, con la arena tocando mi traje y mi piel. La arena no se sentia tan caliente como esperaba, si no como si estuviese sentada en la playa en un gustito ligeramente fresco. Mi cabeza no tocaba la arena, estaba recostada en las piernas cruzadas de la persona que habia visto. Un anciano extraño, con unos ojos misteriosos que parecian tener una extraña calma, como la bruma de un barco que viaja lento por el mar... No saber que hacer, pero sentirte de alguna manera, a salvo de cualquier accidente. Me quede quieta, mirandolo a los ojos para luego levantarme con cuidado y sentarme frente a el. Habia mas personas cerca, pero no los reconocia a simple vista. Me sentia algo aturdida, quizas por la caida del vuelo.
El hombre empezo a explicarme porque estaba ahi. Al parecer, necesitaba atraerme de algun modo y la mejor manera que se le ocurrio fue noquearme cuando mis amigos estaban en peligro de morir por culpa de un maldito demonio. Suspire lentamente mientras miraba a los hombres que estaban cerca mio, y eran los mismos que habia visto hace un rato que me intentaron detener. Mire con duda al hombre, que me dijo su nombre. Taleb Khalid. ¿Un profeta? Vaya, eso si que no me lo esperaba. Me incline un poco hacia adelante, prestandole atencion cuando menciono con precision lo que estaba haciendo. Vaya, si no era un profeta, al menos era alguien muy conocedor en temas de magia, dado que acerto acerca de la lucha que se estaba librando contra Victoria.
El hombre me explico que a traves de mi, lucharian sus huestes que yo controlaria. El seria la vision, mientras que supongo, usaria mi estrategia militar y mi fuerza contra su enemigo en comun. Asenti lentamente, y el toco con sus dedos mi frente sobre la estrella de la diadema. Por unos momentos me vi con una vision reducida, casi como si me hubiese metido en un banco de niebla muy espeso. Pero ese efecto desaparecio a los pocos segundos, cuando de pronto, vi muchas cosas. Me maraville ver pequeños granos de arena rodar micras por el desierto, pequeñas estelas de humo en las pocas nubes que habia en el cielo... Las raices de algunas plantas, y los nidos de insectos venenosos. De pronto, mi vision que ya era buena se volvio superior. Me sentia que podia ver lo que alguien habia visto por eras.
-Hermanos...-Mencione, en general hacia mis camaradas. Parecian hombres de una naturaleza magica, pero que mantenian una esencia mortal -Muevanse tras de mi. Tomen sus armas, sus monturas, y todo su valor. Vamos a detener a Victoria... -Mi tono de voz era bastante solemne, y aunque no estaba hablando ingles, mi arabe mantenia una tonalidad bastante seria- ¡Vamos!
Sali disparada en el aire unos diez metros, lo suficiente como para que mi sombra se reflejase en el suelo y la pudiesen seguir sin necesidad de mirar al cielo (o si) y me movi, en direccion a donde sabia que estaba la lucha. El viaje fue rapido, dado que no tenia mucho tiempo que perder, pero sabia que el anciano podria guiar a sus huestes hasta donde yo estaba para luchar contra Victoria. Cassandra aun no me enviaba notificaciones de que estaba cerca, pero sentia que mi Wonder Girl vendria pronto a auxiliarme.
Al llegar, pude ver a Hellboy, pero no alcance a ver al moreno que antes estaba con nosotros. Sentia que habia algo extraño en la arena... Sumado, al caos que tenian los caballos entre si. Entre toda la lucha, vi hacia donde estaba Victoria. Tome mi diadema y la lance con toda mi fuerza contra el jinete tratando de golpearlo, para luego, viajar hacia donde estaba el demonio rojo.
-He conseguido refuerzos, creo que esto es mas importante de lo que pensabamos.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 21st Octubre 2015, 13:31
La figura de Diana surcó el cielo produciendo una sombra reconocible, convirtiéndose en el estandarte de sus nuevas e improvisadas tropas. Surcaron el desierto, subidos en sus camellos. A pesar de que podrían haberlo hecho a caballo no querían darle a Victoria la oportunidad de volver a sus monturas contra ellos, así que se quedaron en el Oasis, el único remanso que el Profeta conseguía tener a salvo de la corrupta influencia del jinete. Surcaron las arenas, mientras a varios kilómetros, se libraba una batalla campal que cubría la arena de sangre.
Las vísceras cayeron salpicando la arena, y haciendo resbalar a algunos de los caballos, obligándolos a rodar por el suelo, y pelear furiosamente con las patas para poder levantarse. Eso le permitiría a la criatura que surcaba la arena alimentarse un poco, si su furia y su ansia por alcanzar su objetivo no lo hacía imposible. La arena se removía, inquieta, mientras animales y arena volaban por los aires, impactados por la munición del lanzacohetes que rojo disparaba con la intención de buscar un hueco en la marabunta de pelajes y cascos. El jinete no parecía asustado por las armas de fuego, ni por la muerte de sus huestes. Se llevó la pipa a la boca y continuó cabalgando.
El mayor de sus problemas era la criatura que se avecinaba desde el suelo, que salía dispuesto a embestirle una y otra vez. Se detuvo, a propósito en el centro de la estampida, y esperó. A través de los cascos podía oír el murmullo y sentir su presencia. Cuatro pinzas estuvieron a punto de devorarle, pero en ese momento, la arena del desierto se impulsó, apilándose, generando una extraña ola que sepultó lo que quiera que fuese esa cosa con millones de dientes salida de una pesadilla retorcida. En ese mismo momento, Diana hizo su aparición, y lanzo la diadema, que quedó clavada en el vaivén de arena. El desierto se tornó un extraño mar, y desequilibró a todos los presentes, haciéndolos rodar. El ejército de apoyo que había conseguido diana descendió de sus camellos de manera accidentada, rodando por la arena del desierto. El jinete les observaba desde la cúspide que mantenía a Sloan atrapado, mientras su cuerpo era comprimido por una columna de arena enorme que no cesaba de moverse, confundiendo sus sentidos y su equilibrio.
- ¿No lo entendéis? - sonrió, como quien explica a un niño que el hada madrina no existe. - Este es mi desierto. Hará mi voluntad. - Incluso aunque se cubrieran, era inevitable que sus cuerpos se golpearan entre sí. El vaivén se hizo más violento. Victoria, sobre la columna, les miraba como quien ve el agua verterse por un sumidero.
- ¡Victoria! - bramó el anciano, y su voz resonó entre cada duna de arena.- ¡Frena esta devastación! ¡Esto solo puede generar más destrucción!- parecía de una obviedad inmensa. De algún modo todos fueron capaces de observar dentro de sus párpados al hombre que había socorrido a Wonder Woman, sintiendo su cercanía como si estuviese allí con ellos. Victoria les contempló, entrecerrando suavemente los ojos. Era demasiado pronto. Aquello iba a ponerlo todo en riesgo.
Maldito viejo.
- ¡NO! ¡ESTA VEZ SERÁ DISTINTO!- gritó, mientras cargaba el arco de nuevo, y disparaba hacia ellos, haciendo que la flecha se dividiera en cientos de miles de nuevo, esperando que en esta ocasión el desequilibrio les impidiera cubrirse.
La oscuridad estaba engulléndolo, haciéndolo desaparecer. Sus gritos quedaban silenciados a causa de las ponzoñosas palabras que Victoria vertía en la niña, que se acurrucaba contra su pecho. Con su enorme manos broncínea, cubría uno de sus oídos, apartando a la niña de la fría mirada del Sheriff. Evitaba que tuviera un momento de debilidad, y se replanteara lo que estaba haciendo. Para poder ser uno con él, debía renunciar a todo. Entregarse. Entonces, pudo percibir como la presencia de la voz anciana hacía mella en él. Su respiración se aceleró y apretó a la niña más contra sí.
- ¡No puedes esconderla de mi! ¡No puedes!- gritaba el Sheriff, incapaz de levantarse, con aquella nada que ya amenazaba sus rodillas hasta arriba. - ¡Si has sobrevivido hasta ahora es por mi! ¡Y TU LO SABES! - la niña tembló por un momento en el abrazo del Jinete.
- ¡CALLATE! - espetó el Jinete, con voz autoritaria. - Tranquila, Rebecca. Enseguida acabaremos. - le susurró a ella amorosamente.
Poco a poco, podía sentir como Victoria y ella se volvían uno. La sensación de supremacía era indescriptible. Tenía la certeza de que nada podría afectarla o dañarla mientras estuviera unida a él. Podría reclamar lo que quisiera. Nunca volvería a preocuparse de nada que no fuera el bienestar de aquellos que le importaban y... La niña abrió los ojos aterrada, mientras él le devolvía la mirada.
- Has disparado...- su voz sonaba desvalida como el maullido de un gato al que abandonan en una caja bajo la lluvia, en un vertedero. - contra los caballos.- gimoteó, mientras su infantil rostro se partía en una máscara de dolor.
El jinete se quedó tan desconcertado que no supo que decir. Ella empezó a revolverse entre sus manos, intentando alejarse de él, aunque sus esfuerzos fueron en vano.
- ¡Bajame! ¡SUELTAME! - lloró, intentando apartarse de él.
El Jinete la sujetó con ambas manos abrazándola con fuerza. Si conseguía hacérselo entender, aún podría funcionar. Sólo tenía que comprender que en batalla, había pérdidas. Que era normal tener que dejar cosas atrás para conseguir lo que quería.
- ¡NO LO ESCUCHES!- gritó la Sheriff, intentando arrastrarse hacia él. Pero no había forma. Estaba totalmente paralizada.
Con un repentino bandazo, todo cesó. La columna de arena quedó destruida, liberando a la criatura de su interior. La arena del desierto se detuvo, y todos los cuerpos quedaron extendidos en el suelo. Muchos caballos habían muerto. Estaban aplastados o asaeteados por Victoria. El Jinete había caído de lado, y el caballo intentaba levantarse ansiosamente, mientras él se mantenía de algún modo sujeto a la silla, desesperadamente. Desprendía una luminosidad intensa, mientras apretaba los dientes, como si algo malo le pasara.
-No habrá mejor ocasión. la voz resonó en sus cabezas, y dirigió los ojos de los presentes que se posaron en la cubierta de cristalina perla blanca - El demonio debe romper el cristal. Su mano de piedra abrirá la entrada del Horizonte blanco. El mayor ejército conocido se unirá a vosotros en la batalla.- Bajo la arena se veía esa extraña cubierta perlada, plagada de rostros deformados. - Pero debéis cuidaros, porque os advierto que si morís en su interior, vuestras almas quedarán apresadas en él. - la voz sonó apenada, por la carga que eso suponía. - Debéis tomar una decisión. O huir ahora, o arriesgaros a morir atrapados en una batalla sin final. - el anciano supo que no había tiempo para reflexionar, pero no podía negarles eso a quienes habían acudido a luchar por una causa que no les había sido encomendada.
Los tuaregs se recompusieron, salvo algunos de ellos, que estaban heridos o muertos. O bien asaeteados, o bien aplastados. Alcanzaron a Hellboy y sus compañeros y les ofrecieron cobertura, mientras tomaban su decisión, con expresiones decididas, y la pasión de la batalla templando su corazón. Toda su vida se habían dedicado a proteger al anciano. Ahora era el momento de cumplir su destino.
[OCC: Si alguien tiene dudas, ya sabéis donde estoy]
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 23rd Octubre 2015, 13:16
Ya poco le importaba al demonio su vida. Tenía que alcanzar a Victoria fuera como fuese, y si necesitaba empujar a todos los caballos que había entre él y su objetivo así lo haría. Los huecos que el lanzagranadas había provocado entre los caballos le ayudó a poder serpentear entre ellos. Su enorme tamaño le ayudaba a que los animales le esquivasen e intentasen evitarle, ya que lo veían como un gigantesco obstáculo que era mejor no saltar si podían sortearlo. Hellboy cargó su mano de piedra contra varios de los caballos para apartarlos, intentando no hacerles daño. La arena le golpeaba la cara con fuerza, como millones de pequeñas agujas. Pudo ver a lo lejos a Sloan luchando contra el jinete, intentando alcanzarlo por todos los medios. Escuchó la voz de Diana a su lado y se alegró de ver que estaba bien y de nuevo con ellos.
- ¡VAMOS! ¡NO HAY TIEMPO QUE PERDER!- Las dunas comenzaron a moverse como si se hubiesen convertido en las olas de un bravío mar, y el demonio escalaba los muros de arena como podía, clavando su mano de piedra en ellos para sujetarse con fuerza. Los gritos de Victoria se escuchaban alrededor de todos ellos, penetrando en sus oídos como si hablase a través de un megáfono. Los dientes de Rojo no podían estar más apretados, y su gabardina pesaba cada vez más debido a la cantidad de arena que los bolsillos comenzaron a acumular. Se encaramó hasta lo alto de una de las dunas y descendió por la loma deslizándose como un surfero. No podía ver al resto pero ahora no era tiempo de regresar. Eran listos, estarían bien, o eso quiso pensar. Abe sin duda estaría llevándose la peor parte, debido a la sequedad y claro que estaban sufriendo. Sloan parecía estar atrapado bajo una columna de arena que lo mantenía preso. El demonio necesitaba llegar hasta el jinete. Al menos un poco más cerca. No podría disparar desde aquella distancia y menos con toda la tormenta que les rodeaba.
Una voz potente y anciana surcó el cielo, ordenando a Victoria el cese de su poder. Esto la distrajo unos segundos y gritó con fuerza. Ya estaba cerca de ella, tan solo unas dunas más... Pero de repente Hellboy se encontró a si mismo en el aire, a unos seis metros sobre el suelo. Las dunas habían dejado de moverse, volviendo a su posición original, estáticas, tan solo mecidas en su superficie por el viento. Cayó con fuerza y un golpe sordo, quedando tendido sobre el suelo boca abajo. Se levantó poco a poco escupiendo arena y con los ojos entrecerrados.
- ¡Qué cagarro...!- La voz del anciano volvió a captar su atención, y automáticamente buscó con la vista la superficie blanca y a Victoria. Este último volvía a estar lejos, y Sloan, ahora libre, le atacaría sin dudar. El demonio corrió como alma que lleva el diablo hacia el cristal para romperlo. Sin embargo, se detuvo ante él, dudando. ¿Qué pasaría con Victoria? ¿Qué pasaría con Rebecca? ¿Eso la salvaría? ¿Y el resto del grupo? Se giró con el puño aún cargado buscándolos. Pudo ver que se encontraban bien, moviéndose entre arena y un montón de cadáveres de caballos. Los soldados también estaban levantándose y buscaban sus armas y animales para volver a la batalla. Hellboy no sabía qué hacer. Su mirada volvió a posarse sobre aquella perlada superficie pudiendo ver su aspecto. Tenía la gabardina llena de pequeños jirones y su piel llena de arena y polvo. Algunos granitos cayeron de su mano, perdiéndose por el cristal al rebotar contra este. No podía rendirse, no si tenía la oportunidad de salvar a todos... Y cayó el primer puñetazo. Todo tembló con un sonido sordo y seco. El segundo. El tercero. CAda vez que descargaba su mano de piedra, todo temblaba y resonaba con una fuerza atroz. La arena y piedras que descansaban sobre este saltaban con cada embite, creando pequeñas nubes de polvo por todo su alrededor. Con el quinto puñetazo, una grieta apareció frente a él. En cuanto se rompía la superficie de un objeto así ya se había hecho lo más difícil. Tres puñetazos más y el cristal se desquebrajó lentamente con ese sonido tan característico, salvo que mucho más grave y profundo, debido al tamaño de este. No sabía si caerían o qué pasaría, pero estaba a punto de averiguarlo. No olvidó las palabras del anciano. No podían morir. En cualquier caso, no pensaba morir. Al menos, no allí.
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Ficha de Personaje Alias: Project Nombre real: Sloan Jenkins Universo: Marvel
Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 26th Octubre 2015, 13:07
Las presas que sus tenazas atraparon no fueron suficientes para la criatura. Tenía un objetivo fijo y no cesaría hasta poder caer sobre éste y destrozarlo, devorarlo y digerirlo. Así era la mentalidad de aquel ser y no iba a cambiar. Pero aun le faltaban energías para poder atrapar su objetivo, y por eso se llevó a sus fauces los caballos que había atrapado antes, devorándolos con avidez y destrozándolos. Pequeños trozos de patas, pantorrillas y alguna cabeza suelta a medio comer. Convirtió en poco tiempo aquel mar de arena en una masa de sangre, antes de volver a la carga, buscando a su presa.
Cuando la tuvo encima de su cabeza no lo pensó dos veces y arremetió, saliendo a la superficie directo a devorarla. Poco le importaba que hubiera regresado Diana y trajera refuerzos. Poco le importaba el demonio y sus esfuerzos. Poco le importaba o mejor dicho, nada le importaba salvo acabar con su presa. Pero ésta era escurridiza, tenía trucos bajo la manga y usó uno de ellos, sacando una columna de arena, aplastando a la criatura y manteniéndola presa. El ser se retorció, chilló y sacudió sus pinzas, intentando deshacerse de aquella prisión. No le fue posible debido a la presión, al peso y por la posición en la que estaba. Intentó moverse pero aun estaba demasiado débil. Necesitaba comer más. Más energías. Si, necesitaba comer. Comer y comer. La columna se movió cuando el cuerpo de "él" se retorció, expandiéndose hasta que se vio alrededor de la columna un círculo de dientes que se multiplicaban. Creó varios círculos de esos dientes y empezaron a rotar en varias direcciones. La columna que lo aplastaba descendió según sus fauces iban "devorando" la arena compactada en aquella columna. Su objetivo ésta vez era destrozar la columna, alimentarse con ella y llegar hasta la carnaza. Su mente instintiva le impulsaba a devorar todo cuanto se pusiera en su camino, y cada vez era más y más insistente. El hambre lo dominaba por completo.
Y escuchó una voz en su cabeza.
Los dientes se detuvieron. La voz les habló a todos pero Sloan no la escuchó. Sólo sintió la calidez de ésta, el remanso de paz que acariciaba su psique. La anciana voz cubrió con su manto aterciopelado el instinto de la bestia, lo acarició y lo apaciguó. La criatura dejó de devorar la columna y acto seguido ésta desapareció, liberándola. Pero cuando cayó de nuevo sobre la arena no era esa cosa sin forma que había estado atacando sin control a Victoria: era un cuerpo humanoide el cual se puso de rodillas y agarró con sus enormes garras la arena bajo sus pies. Su cuerpo tembló por unos instantes, hasta que levantó la cabeza, devolviendo el control a su ego y no a su instinto. Bajo aquella carne endurecida y preparada para la batalla, la mente de Sloan volvía a su cuerpo, sabiendo lo que quería hacer.
La arena se esparció en un semicírculo cuando Sloan se impulsó con toda la fuerza de su actual cuerpo. Como una bala dirigida hacia su objetivo: Victoria. Pero ésta vez no quería destrozarlo. De su espalda y pecho surgieron fuertes tentáculos que se alargaron hacia el cambiado cuerpo de la Sheriff, buscando atraparlo. Iba a ser ahora su carcelero, cambiando las tornas. Y lo perseguiría hasta que lo consiguiese.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 23rd Noviembre 2015, 03:27
Cuando los refuerzos llegaron, esperaba que hubiese alguna ventaja sobre la que puediese trabajar, pero estaba tan mal como cuando me desaparecio de un flechazo. Ahora que estaba aqui, solo me quedaba luchar para ganar con una tropa detras de mi lo suficientemente grande como para poder imponer mis condiciones en el campo de batalla. Mi diadema no dio en su objetivo, pero volvio, manchada de arena a mi frente. Mi ropa se estaba llenando de arena, haciendome cosquillas por toda la piel, y el viento no ayudaba a que me sintiese comoda a la hora de pelear. Tome mi espada para arremeter, cuando la geografia del lugar empezo a cambiar.
-¡Maldita sea! -Senti el suelo bajo mis pies moverse, por lo que me eleve unos cuantos pies del suelo para no desequilibrarme. Mis aliados estaban rodando hacia abajo y hacia arriba, derribando jinetes al por mayor, mientras la arena se movia como un barco en medio de una tormenta. El viento soplaba e impedia que pudiese ver, y aunque mis supersentidos me ayudaban a mantenerme alerta e intentar por donde se avecinaba el siguiente golpe. Pude escuchar entonces la voz del hombre que me habia ayudado. -¡Si! ¡Vamos, pongamonos de pie! ¡Podemos lograrlo!
Me arroje hacia adelante, cuando escuche unas flechas salir disparadas. A todos iban dirigidas, pero solo pude reaccionar conmigo, levantando los brazaletes para reflejar el impacto. Cerre los ojos y al abrirlos, mis botas tocaron la arena de nuevo. No cai arrojada, si no arrastrada por el choque de fuerzas hacia atras y hacia abajo. Demonios, aun sentia el golpe en los brazaletes.
Busque con la mirada a mi enemigo, pero solo pude ver a su caballo luchando por mantenerse de pie, y al jinete brillando lastimosamente. Pase mi mano por la frente, limpiando el sudor, y corri por la arena hacia el objetivo. Sin embargo, me tuve que detener. La voz del anciano resono en mi mente, dandome a elegir entre sacrificarme por una lucha sin un final determinado, o huir... Bueno, nunca le he dicho que no a un combate, y esta no seria mi primera vez. Tome mi comunicador -Cassandra, si me escuchas... Bueno, las cosas estan dificiles por aqui. Voy a tener que irme a luchar, asi que... no te preocupes por mi, voy a volver en unas horas. Intenta ayudar a los que esten por donde mi ubicacion.-¿Cuanto me tardaria? No lo se, pero no dejaria que me acusaran de cobarde, ni permitiria que mis enemigos se llevasen el placer de haberme echado hacia atras. Camine, con un poco mas de calma, hasta que llegue con Hellboy golpeando un cristal.
-Bueno, muchachos... Per aspera ad astra -A traves de lo aspero se llega a las estrellas... Valor, eso era lo unico que necesitaba. Inhale aire, y di el paso para entrar con quien me fuese a acompañar para enfrentarnos ante el enemigo, y al menos, haber luchado directamente contra el mal y no esperar a que este viniese a ti.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 2nd Diciembre 2015, 20:52
Con un sólo golpe de su puño, el suelo retumbó con un sonido que se extendió a través de las dunas como una honda de arena que fue a más a medida que el cristal se rasgaba con los fuertes embates del puño de piedra, que también era la llave del apocalipsis. Mientras se resquebrajaba, los presentes sintieron como sus ojos se cubrían de una película blanca que les concedía las mismas capacidades visuales a las que Diana había accedido mediante su contacto con el Profeta. Con el último e impetuoso golpe, la superficie del cristal acabó por romperse, y un fuego blanquecino les cegó totalmente, mientras escuchaban gritos retorcidos, y un fragor que sólo los versados en el arte de la guerra habrían oído antes retumbar en sus oídos.
Mirándose entre ellos descubrieron que no eran mas que figuras espectrales, envueltos en algún tipo de fuego cegador. Los cuerpos de los caídos ya no eran visibles, y frente a ellos sólo se extendía un horizonte infinito de un blanco tan puro que haría llorar a los ángeles. Durante sus momentos de confusión, vieron aparecer en torno a ellos un sin número de formas que poco a poco fueron esclareciéndose, hasta formar figuras humanas de todo tipo de etnia y época. Soldados, guerreros, militares, gladiadores, todos reunidos en torno a Hellboy, que ahora mostraba la imagen de un cuerpo alado con unos cuernos inmensos y una corona ardiente entre ellos, Diana, cuyo cuerpo ardía con el fragor de los Dioses que la protegían y su cabello ondeaba apresado por un viento que lo elevaba de una manera sobrenatural, y Sloan que a pesar de poseer ese cuerpo mostraba ojos y dientes que emergían y volvían a desaparecer con un aura que se mezclaba con las de los demás, absorbiéndola, como si se alimentara de ella. Los tuaregs, de la misma forma, sucumbieron a las magias, igual que Kate, Azul y Krauss. Todos los presentes se habían convertido en esas formas espectrales. Las figuras que los rodeaban, que ni siquiera podían contarse por millares, miraron hacia donde se extendía el horizonte, y allí, frente a ellos, totalmente rodeado, se hallaba Victoria.
- Te lo dije, Diana. - la voz del anciano volvió a sonar tan pacífica como siempre, y su figura enjuta apareció como un espectro más entre ellos. - Un ejército mas grande de lo que ser alguno haya visto jamás. - abarcó con un gesto una extensión sin final de cabezas, hachas y yelmos que llegaban hasta donde alcanzaba la vista, incluso con poderes. El espacio allí parecía inverosímil. - Todos ellos sucumbieron, y todos fueron condenados a pagar por ello. Atrapados por siempre en el horizonte blanco. - explicó, apoyado en un viejo cayado. Sin necesidad de preguntarlo, el anciano vio las dudas en sus mentes, y rió negando con la cabeza. - Hay muchos destinos para nosotros, una vez trascendemos. Pero del mismo modo, hay muchos lugares en los que podemos perdernos. Quien sucumbe al engaño que otorga el poder y la supremacía, está obligado a batallar por siempre en favor de su causa. Para algunos es el cielo. Para otros, el infierno. - miró a través de la distancia totalmente blanca, mientras una nueva imagen se formaba con un grito desgarrador en el horizonte. - Nosotros también lo llamamos Tártaro. - finalizó mientras se giraba hacia donde se materializaba la nueva figura.
El caballo blanco desprendía de sus orificios nasales un terrible humo espectral verdoso, una figura femenina de prominentes curvas, pelo rubio y ojos azules se encontraba sentada sobre la silla con una expresión de total ausencia, y envolviéndola en un tamaño que casi la doblaba, había un aura de expresión retorcida y deformada, que los miraba desde dos rendijas de pútrido color pardo. Su rostro sin cara abrió una especie de linea abyecta, deformando el humo intangible en una repugnante sonrisa.
- No me ganaras con truquitos viejo. Esta vez no. - su voz sonaba igual de agradable pero condescendiente, a pesar de todo. Cuando dio la orden de cargar contra ellos azuzando su montura, todos se percataron de que las piernas era la única zona en la que la presencia espectral había desaparecido. Sólo hasta medio muslo.
- ¡Aún no está dentro de ella!- quien gritó aquello se abrió paso entre los soldados mudos que parecían esperar órdenes asiendo sus armas. - ¡Mirad sus piernas! ¡Sus piernas! - gritaba Azul.
Victoria observó entonces sus propias piernas y contempló lo que estaban gritando. Durante un instante que no pudo disimular hubo duda en las dos rendijas pardas de sus ojos y alzó la expresión para encontrarse con el ejército inacabable. Antiguos aliados o víctimas suyas, que le habían seguido, ciegos a causa de la fe con que iniciaba sus batallas. De la seguridad de tenerle de su lado. Pero la niña continuaba resistiéndose en el interior de su receptáculo, y no podía dominarla tan rápido como quisiera. Chasqueó la lengua pútrida, y entonces, el fuego espectral de su caballo se extendió a través del horizonte, construyendo figuras que empezaron a adquirir un tono rojizo, a medida que iban cobrando forma.
- Ya no podrá huir más. Necesita usar su magia para alimentar sus huestes. - el anciano apretó el mango de su bastón y se giró hacia ellos. - Quizá aún pueda salvarse, si podéis desmontarla de esa silla. - dijo, confiando con esa mirada blanca la suerte de aquella empresa a los héroes dispuestos a dar su vida a cumplir su causa. Cuando su figura desapareció, como restos de una hoguera con un montón de chispas, observaron el ejército de criaturas monstruosas que había al otro lado. Tras una última mirada desafiante, los gritos se alzaron sobre los demás. A una mera orden de Diana, las huestes espectrales golpearon sus mazos contra sus escudos, produciendo un estruendo atronador. Gritos y gruñidos mas propios de bestias llegaron desde el otro lado, mientras comenzaba la carga, y con una explosión monstruosa, ambos ejércitos se encontraron en el centro. Torsos caían sobre el suelo blanco inmaculado, sin impregnarlo de gota de sangre, tan sólo desvaneciéndose en el aire. Pero el número de guerreros era casi infinito, y allí donde uno era masacrado, otros dos aparecían para dar muerte a quien lo había provocado. Los gritos, golpes metálicos y crujidos como de hueso destrozado cubrían la extensión del campo de batalla, sin tregua.
Victoria cargaba contra las huestes enemigas, aplastando bajo sus cascos a muchos de ellos con gritos de terror, mientras bramaba millones de batallas épicas en un sólo grito triunfal. Incluso aunque fuese su enemigo, a muchos de ellos les atormentaría aquella visión fantasmagórica durante mucho tiempo, pues poseía una convicción y una fuerza que haría ensombrecer la de los Dioses, y era tan monstruoso como bello. Pero ahora ya no poseía esa energía que le permitía hacerse intangible, o trasladarse de un lugar a otro. Ahora, los cuerpos de ambos ejércitos le entorpecían la carrera, y sus rivales eran poderosos. Pero jamás se rendiría. No podía permitirlo. No ahora que estaba tan cerca. Ahora que podía conseguir la libertad.
- ¡ACABAD CON ELLOS! ¡QUE NO QUEDE NI UNO!- alentaba a sus propias tropas, que se lanzaban con un afán imparable a por los contrincantes. Sin embargo, comenzó a verse atrapado por el número de gente, hasta que le resultó complicado maniobrar. No podía prescindir de su montura. Entonces, como traído por el viento, una masa de tentáculos se acercó hacia él, dispuesto a rodearlo. Con una destreza envidiable, su arco se posicionó frente a él, y airado con la furia que provocaba la necesidad de defenderse, lanzó flechas que al contacto con cada uno de ellos estallaron, dispuesto a dejar a la criatura sin ellos, pero se fueron haciendo más y mas numerosos. Aquel enfrentamiento duró lo suficiente como para posicionarlo aún peor, centrado en el único objetivo de que no le hicieran prisionero entre esos apéndices, sus propias huestes lo cerraron más y más, hasta que se vio privado de espacio. En la retirada estratégica, procuró pasar, si hacía falta, aplastando a sus propios guerreros, pero su número lo hizo imposible, y cuando aún trataba de abrir camino, un tentáculo asió con fuerza la pata trasera de su caballo, tirando de él, produciendo que el animal coceara y chillara, totalmente aterrorizado.
- ¡NOOOOOOO! ¡TODAVIA NO! - grito, con una voz que apenas alcanzó unas notas de frustración. Miró con ira la figura informe de la criatura. Podría renunciar a sus huestes, podría renunciar a su contenedor... pero no a su montura. Jamás. - ¡SUELTANOS!- gritó colérico, mientras cargaba una flecha con el único objetivo de destruir a aquella cosa pertinaz que no paraba de darle problemas. Pero los movimientos erráticos de su montura no le permitían apuntar bien. Soltó una ráfaga de flechas que estallaron, mientras el resto de los héroes se acercaban a su posición. - ¡FUERA! ¡APARTAOS!- gritaba, mientras golpeaba con las piernas a sus siervos, buscando hacerse sitio y mirando con ansiedad cómo los enviados del profeta se acercaban más y más a él, sin descanso.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 2nd Diciembre 2015, 23:16
El último golpe partió por completo aquella inacabable superficie blanca. Unas llamas blancas envolvieron al demonio, quien se intentó cubrir con sus brazos mientras gritaba entre dientes, cerrando los ojos inconscientemente. Todo fue muy rápido. ¿Acaso eso era la muerte? No, el anciano les había asegurado... Poco a poco, fue recobrando la vista, la cual ahora era distinta. A su alrededor había cientos y cientos de soldados, miles de ellos, tantos que no habría podido contarlos en una vida. Sin embargo, se percató de que muchos de ellos le miraban, atónitos, con una sonrisa en la cara. Se sintió extraño, con un poder que jamás había sentido en su vida. Fue a levantar la mano y sintió un pequeño peso en ella. Cuando miró el origen de ello, encontró una enorme espada de color dorado en su puño de piedra. Era brillante como el sol, sin muesca ni mella. Emitió una fuerte luz y más soldados comenzaron a alzarse a su alrededor mientras murmuraban las palabras "Amung Em-esh ett tu Anung Un Rama... Amung Em-esh ett tu Anung Un Rama...". Hellboy apretó el arma y lentamente, unas gigantescas alas negras fueron abriéndose en su espalda. Ya no tenía una gabardina, ni un cinturón, ni su arma de fuego. En su lugar, una coraza cubría sus piernas y la parte baja de su vientre, así como unos brazaletes le recorrían el brazo izquierdo por completo. La verdadera forma del hijo del Caído exhalaba una densa nube rojiza con cada respiración, y la corona de oro y fuego giraba lentamente sobre su cabeza.
El Tártaro. El infierno para muchos, había mostrado la verdadera esencia de cada uno de ellos. Sloan constantemente cambiaba de forma, mostrando miles de aspectos y caras. Diana era la más hermosa y preparada guerrera que jamás viesen los ojos de ningún mortal. Victoria mostraba el aspecto de Rebecca unido a aquella podredumbre que caracterizaba al jinete del Apocalipsis. Gritó, asustado y consciente de que podía volver a caer. Sloan fue el primero en avalanzarse sobre aquel infeliz. Azul indicó al demonio que su mayor miedo a la hora de acabar con Victoria podía no cumplirse. Aún no había ocupado por completo el cuerpo de la vaquera. Todavía existía una posibilidad de salvarla. Todavía podían traerla de vuelta. Una opción que el demonio no dejaría escapar. Con un fuerte bramido estiró el brazo hacia delante, quedando la espada como una enorme flecha que apuntaba hacia el ejército enemigo. Todos los soldados, encabezados por él y la amazona, avanzaron lentamente pero sin frenos. No había nada que pudiese retrasar la marcha. Rojo alcanzó la primera fila antes que el resto, y de un solo golpe hizo volar a casi un centenar de soldados. Sus espadazos eran letales, y a diferencia que a la hora de usar un arma de fuego, las armas de cuerpo a cuerpo eran una de sus especialidades. Era grande y tosco, pero tan rápido con las espadas como el más diestro espadachín. Debía llegar hasta el jinete y ayudar a Sloan. No podían dejarle huir.
Los soldados intentaban encontrar el liderazgo de su señor, el cual había desaparecido oculto tras el miedo que sentía y su afán de huir de allí. Sus propios soldados le cortaron la retirada, y tuvo que intentar aplastar a su propio ejército para poder evitar los tentáculos que apresaban a su corcel. Aquello se volvía cada vez más negro para la criatura ancestral. Cada vez era más consciente de que daba igual lo que hiciese, su hora había vuelto a llegar. La victoria que jamás conseguiría. Una nueva derrota para su colección. El demonio avanzaban como una locomotora a través de los soldados y caballos que se deshacían con cada golpe, con cada mandoble. Sus ojos eran más amarillos que nunca, y cualquiera que hubiese visto al príncipe del infierno habría caído al suelo, rendido ante los temores más internos y antiguos de la humanidad. El propio Victoria gritaría de puro pavor cuando viese al que debía traer el fin al universo avanzar sin temor ni piedad hacia él. Ya no era Hellboy. Era Anung Un Rama, heredero al trono del infierno, hijo de humana, pero también de demonio. Sus pasos dejaban un rastro de fuego y sombra, sumiendo a todos sus enemigos en una agonía insoportable. Cada vez estaba más cerca. Un verdugo que se dirige a impartir justicia, a impartir un equilibrio en la balanza. Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para que le oyese, se detuvo, apoyando la espada sobre su hombro, con el rostro serio y silencioso. Levantó la espada y un rayo de fuego salió disparado de ella alcanzando el cielo, donde unas nubes comenzaron a arremolinarse con rayos rojos y amarillos. El sol poco a poco fue ocultándose tras ellas, y un fuerte vendabal fue levantándose alrededor de todos. Mas el demonio no se inmutó, como si su presencia fuese el mismísimo ojo del huracán. Bajó la hoja, apuntando al jinete, y entrecerrando aún más los ojos.
- Se acabó Victoria... No puedes frenarnos... Ahora paga por tus pecados... Liberala, o te juro que te perseguiré hasta el último rincón del infierno y haré que jamás olvides lo que has hecho... Tu hora ha llegado. Ahora, muere.-
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 8th Diciembre 2015, 16:26
No lo alcanzaba. No podía. Era demasiado rápido y, a pesar que su cuerpo se modificaba a sí solo para poder moverse con más gracilidad y adelantarse a los movimientos de su presa, ésta siempre era demasiado rápida. ¿Era esa la diferencia entre un jinete liberado y un dios exterior sellado? ¿Era esa la libertad que con tanta ansia buscaba su parte exterior, que incluso roía con saña el rostro de su parte humana para que perdiera su ego y así volver a ser lo que siempre había sido?
Esas preguntas quedaron mudas tras aquel fogonazo blanco a su espalda.
La criatura se agitó. Gritó. Mutó. El fuego. Fuego destructor. Miedo. Ira. Rabia. Supervivencia. El fuego se propaga. Quema. Muestra lo que uno es y será.
Pero las llamas no quemaron su cuerpo. En su lugar lo envolvieron en una manta espectral, que se metió en lo más profundo de su ser y despertó su verdadera naturaleza. Aquello que tanto tiempo había sido guardado, confinado. La esencia surgió de su cuerpo, deshaciendo la carne y mostrando lo que escondía.
En medio de aquel amasijo de formas podía verse una figura humana que crecía y crecía, que se difuminaba con las curvas, los tentáculos que nacían y morían de nuevo en aquella carne espectral. Dos, tres ojos surgieron de una cabeza amorfa que mostró una sonrisa afilada que crecía de un lateral de dicha cabeza y giraba hacia arriba, mostrando varias hileras de dientes que temblaban con la agitación del hambre. Se cerró un ojo y tres más grandes se abrieron en unos enormes tentáculos que rodearon al cuerpo principal, vigilando el perímetro que había a su alrededor. Pudo ver la espectacular figura de Diana y al ya conocido demonio en su forma de regente, de gobernante de los infiernos. De entre los tres él, el ser, era el más monstruoso y seguramente el más salvaje de todos ellos. Poseía un conocimiento universal, surgido a partir del nacimiento de las primeras estrellas y de los rincones tortuosos de las dimensiones plegadas y los cinco, seis egos a los que estaba dividido. Y aún así, era la bestia. Era instinto puro y, como tal, fue el primero en actuar.
Cuando tuvo a Victoria en su punto de mira no lo dudó: cinco garras dieron impulso a su cuerpo, y los tentáculos se levantaron dividiéndose en seis, doce, veinte. Victoria llamó a su ejército de engendros, de almas perdidas y atormentadas. Hellboy cargó al frente con los demás soldados espectrales que habían surgido para disputar aquella batalla surgida de las páginas perdidas del libro de las profecías cristianas. Se metió de lleno en la batalla pero el ser que era Sloan no tenía ningún interés en el ejército de su enemigo. Los tentáculos golpearon el suelo y la criatura se alzó formando un prominente arco, cayendo de lleno en medio de las tropas de Victoria. Dos ojos que no parpadearon se fijaron en Victoria, y el cuerpo de la criatura empezó a moverse, creando un tornado de tentáculos, garras y fauces abiertas en cada uno de sus apéndices, destrozando a los guerreros que se cruzaran en su camino. Era la opción más fácil y directa: crear un camino desde su posición hasta donde estaba Victoria, apartando/aplastando todo cuanto encontrara en su camino. No tardó mucho en estar a una distancia plausible para alargar su cuerpo espectral, sin un sólo rugido ni un sólo siseo. En un silencio total, mortal y atenazante mientras el resto de su cuerpo seguía diezmando las huestes bajo sus pies. Victoria no tardó en percatarse de los tentáculos, que se dividían cada vez que no miraba. Sus flechas eran certeras, pero el cuerpo de Sloan era eterno. Surgieron más y más. Pronto la presión de la bestia acercándose junto al encierro que se había creado él mismo dieron sus frutos, apresando a la montura de Victoria. El desasosiego se dibujó en su mirada y la criatura reconoció su "victoria". No le costaría atrapar al cuerpo original del jinete y aun así, sería capaz de no acabar con el portador: el ego que aun regía parte de su ser se lo comunicó, se lo dijo.
"Rebecca debe vivir".
"Atrapar a Victoria. Que se encarguen los demás. Cuida tu hambre".
Cuerpos y más cuerpos a su alrededor. Saciarse no sería un problema. Su ego sólo esperaba que terminaran lo más pronto posible, antes de que el hambre aplastara la espera.
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 14th Diciembre 2015, 22:02
Del caos surgio la vida de mis ancestros, los dioses y los titanes. Y pense que no me adentaria en el caos alguna vez en mi vida, pero supongo que siempre hay lugar para una primera vez en esta vida. Cerramos los ojos, y al abrirlos, estabamos listos, en un plano lejano, infinito y abstracto donde todos brillaban destacandose entre los espiritus muertos que mostraban las epocas por las cuales murieron: Soldados, fusileros, caballeros, arqueros, esclavos de los primeros reyes y guardianes de las primeras tribus. Era interesante ver cuantas personas habian muerto en el campo de la Victoria, acompañados por las gracias de sus dioses, de sus familias y de sus imperios... Todos ellos me parecian similares, como quien mira a un camarada del ejercito con el que ha luchado en varios campos. La guerra era algo natural para mi, y yo estaba mas que preparada para enfrentarme ante todo lo que esta representase.
Mire mis manos, que brillaban con un toque casi divino, en un amasijo de colores que variaba desde un rojo sangre, hasta el azul del oceano profundo. Mi piel era como un opalo y el sudor que me habia quedado de nuestra estancia en el desierto caia como pequeños diamantes sobre el suelo etereo que me acompañaba. No me sentia cansada, ni me sentia con algun temor, pese al desolador ambiente en el que me encontraba. Mis compañeros eran representaciones aun mas oscuras de lo que podia verse, con el demonio encarnado y la criatura oscura que antes fue... ¿el tipo que estaba con nosotros? Aun no me sabia bien su nombre.
-v... -abri la boca y senti una suerte de aliento llameante, como si hubiese consumido el fuego de Prometheo. Mi voz era ardiente, y sabia que podia guiarme ante las mismas puertas del inframundo. Apollo me tendria envidia cuando le contase lo que habia pasado. Sonrei un poco mas- ¡Vamos! -Y las fuerzas marcharon.
Chocaron ambos ejercitos, pero no habia sangre, no habia un ruido de calamidad y de sufrimiento propio de un campo de batalla. Era como ver una pintura, o como escuchar una cancion en medio del apocalipsis. No importaba nada, solamente sabias que tenias que seguir avanzando, contra tu enemigo o contra la adversidad, no importaba. Y mi enemigo, por mas fuerte, por mas temible... Iba a perder. Tome mi lazo, le di varias vueltas y me eleve en el aire, evitando la lucha innecesaria contra el otro ejercito. El lazo brillaba con las estrellas de Atenea, y brillaban con el fuego de la verdad que siempre ganaba. Lo empece a azotar como un latigo contra algunos enemigos que veia, pero no me detenia, yo iba directo a por el enemigo. Mi vuelo paso por encima del campo de batalla como una roca arrojada por una catapulta, o la bala de un cañon saliendo disparada desde lo alto de una colina.
El ser oscuro que nos acompañaba, el que no era Hellboy ni ninguno de los demas extendia unos extraños apendices contra el jinete, y Hellboy se acercaba dando espadazos a diestra y siniestra. Yo solamente aproveche y estire mi lazo hacia las piernas del caballo para amarrarlo y tratar de jalarlo hacia mi y se detuviese. Tenia que pararlo, y no me importaba si tenia que matar a la montura con tal de detener al que la montaba.
-¡Vamos! ¡Sueltala, maldito engendro! -El lazo brillaba mas fuerte entre mas intentaba apretar, pero la bestia se movia, y no pararia hasta que lo matase a puñetazos o algo por el estilo... Ojala no tuviese que llegar a eso. Solamente tenia que mostrar conviccion, mientras el miedo se apoderaba de mi enemigo. Ahi, el fracasaria, y nosotros encontrariamos los laureles de la victoria.
Mensajes : 495 Fecha de inscripción : 24/05/2014 Localización : ¡Yiha, vaquero, mi hogar esta allí donde tengo mi sombrero! Empleo /Ocio : Criadora de Caballos Humor : ¡Hay una serpiente en mi bota!
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Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 16th Diciembre 2015, 23:23
Presintió el final desde el mismo momento en que la criatura tentacular agarró con fuerza la musculatura de su montura, que por mucho que luchara con su fuerza sobrenatural, no era capaz de deshacer el agarre que la mantenía atrapada entre esos poderosos tentáculos que parecían reproducirse y que en algunas zonas prometían convertirse en una sierra dentada que acabaría despedazándole. El miedo por lo que pudiera sucederle se transfirió a su jinete, mientras a velocidades supersónicas, la amazona se alzaba sobre el gentío volando y doblaba el agarre con su látigo de la verdad. Al hacerlo, la forma verdadera de Victoria se vio privada aún mas de su fuerza, y entonces pudieron comprobar, ante sus asombrados ojos, cómo montura y jinete eran una sola cosa. No había limites, era difícil averiguar si se trataba de dos mentes en perfecta unión, o una sola demasiado compleja como para llegar a comprenderla.
- No te quedan mas opciones, Victoria. Llegarán hasta el final, si es necesario. - se escuchó la voz del anciano, por cada recoveco del desierto. - Vuelve conmigo. - susurró, al tiempo que la terrible invocación demoniaca se acercaba hasta él con la impresionante visión de su cornamenta, su corona llameante y su espada dorada. Volvió el tiempo blanco nubes de rayos y azufre, puro fuego que por un momento amenazó con hacerlos arder hasta convertirlos a todos en ceniza.
- ¡Tu me repudiaste! ¡No eres nadie!- gritó es ese momento, pero la voz no salió de la supuesta figura del jinete, si no del rostro del caballo.
En esos ojos dorados como el núcleo mismo del sol ardía una fuerza superior a la que pudiera conferir el amor, o el odio. Había un dolor en ellos mas propio de una traición, de un pecado imperdonable que era imposible redimir de ningún modo. Unas lágrimas de eléctrico color azul se despeñaron por el rostro de la criatura, y mientras caían, se deshicieron en el aire.
- Victoria...- susurró la anciana voz su nombre en el viento. - Por favor...- su voz adaptó una vejez como de miles de años
- ¡Sé que puedo hacerlo! ¡NO VOLVERÉ CONTIGO!- piafó, al tiempo que intentaba erguirse sobre sus dos patas traseras, y los fuegos fatuos que lo envolvían chocaban con los cuerpos de todos los presentes, levantando el aire, y haciendo que las nubes formaran un remolino que descendió hacia ellos, amenazando con tragárselos a todos. El relincho se elevó como un grito de furia, y con todas sus fuerzas, el animal intentó un último envite, dispuesto a dejarlos a todos atrapados en la frontera blanca del tártaro, incluso aunque eso le costara la propia vida.
Spoiler:
Mientras la niña se enredaba entre los brazos cada vez más apretados de él, el jinete parecía desesperado. Jadeaba, mientras su rostro se volvía ausente, dejando claro que sus preocupaciones estaban muy lejos de allí.
- No puedes hacer nada. - la voz del Sheriff se tiñó como de cruenta satisfacción. - Si es necesario, la matarán. - sonrió, ante la idea de deshacerse por fin de ese tumor.
El Jinete la miró con la expresión desencajada del que se ve sin salida.
- ¡No es verdad!- respondió él, escupiendo las palabras.
- Si lo es. - asintió. Ahora que estaba perdiendo su fuerza, había recobrado la facultad de moverse. Con total decisión, una de sus manos se dirigió a sus caderas, de las que pendían los revólveres y un vacío donde antes habían estado sus piernas. - Y si no lo hacen ellos. ¡LO HARÉ YO!- gritó, al tiempo que percutía el arma, tirando del gatillo. Se escuchó una detonación en esa nada vacía, y después, un grito...
Con un grito desesperado, el tornado que amenazaba con formarse, plagado de rayos y miasma gris se desvaneció en el aire. El caballo blanco formado de fuego fatuo comenzó a titilar, mientras parecía perder fuerza, y de su hocico expiraba aliento entrecortado que desaparecía en el aire. Roncaba como si acabara de correr la carrera mas devastadora de todas, y sus músculos se hubieran separado de su cuerpo. Sus orificios nasales se dilataban con cada renqueo, y como si fuese a caer hacia delante, contempló las formas naturales de quienes se habían aunado para detenerlo. Sus ojos dorados adquirieron un brillo momentáneo, y se fueron opacando poco a poco, hasta que una película blanca los cubrió eclipsando el dorado fantasmagórico que habían mostrado hasta entonces.
- Una retirada a tiempo...- dijo con un cabeceo, al tiempo que todo su cuerpo volvía a brillar.
- ¡MATADLO!- gritó el anciano entonces, resonando como un trueno en medio de un mar en calma. - ¡MATADLO!- suplicó al viento.
Pero sus peticiones no fueron escuchadas. Al tiempo que Hellboy alzaba la espada, y parecía a punto de hundirla entre las dos patas delanteras del animal, dispuesto a atravesar su torso y poner fin a su vida, tanto Diana como Sloan pudieron percibir como lo que habían agarrado parecía desaparecer. La carne se replegó a pocos milímetros del filo que Hellboy empuñaba, hasta que desapareció con una cegadora luz blanca...
Cuando abrieron los ojos sus cuerpos estaban tendidos sobre las dunas del desierto. Sobre ella, restos de sangre, y cuerpos cercenados descansaban salpicados de arena por culpa el viento. El cielo volvía a ser azul, y la cubierta terrestre, de un color tostado. Confusos, contemplaron la única figura erguida que había, que observaba con expresión entristecida a la mujer rubia de generosas curvas que estaba tirada en el suelo. Atraídos por su presencia, algunos acudieron a mirarla. Los tuaregs intercambiaron miradas con el custodio, mientras éste se agachaba y acariciaba el rostro blanco como la leche, que tenía los labios secos, sangrantes y agrietados, y una expresión ausente. Intercambiando unas palabras en árabe antiguo, se miraron entre ellos, e intercambiaron expresiones compungidas. Muchos de ellos comenzaron a rezar en silencio, mientras el resto de los contendientes vivos acudían. El profeta observó a los héroes que habían dispuesto sacrificarse por ganar esa batalla.
- Lo siento mucho. - se disculpó, dirigiendo sus ojos blanquecinos a cada uno de ellos. - Victoria siempre ha sido... muy impulsivo. No es malo. Sólo demasiado obcecado. - dijo hablando de él con cierto matiz paternal, como si sintiera pena por él. - Desde que decidí meditar sobre nuestro propósito en la vida, consideró que le abandoné. Lleva desde entonces buscando a alguien que pueda reemplazarme. Pero no quiere dejarse doblegar, si no ser él quien doblegue a los demás. - dijo afligido, negando con la cabeza. Sus ojos blancos se posaron en los amarillos del demonio. - Conozco la responsabilidad que cargas, Anung Un Rama. Nadie debería cargar con las consecuencias de lo que somos, pero no es posible evitarlo. Es la única verdad que el tiempo nos ha desvelado. - sonrió fugaz el anciano, al tiempo que abría su túnica, y descubría en el centro de su pecho un inmenso círculo rúnico, haciéndolo brillar con una intensa luz roja que encendió el puño de Hellboy, evidenciando su cometido. - Algunas llaves son capaces de abrir todas las puertas. - susurró, suspirando como si aquello le produjera un intenso dolor. Siempre había que empezar por el principio, desde el momento en que sus destinos habían sido ligados, el de el uno con el otro. - Por eso le vigilo. Por eso entreno a sus jinetes, para que lo controlen, hasta el día en que por fin, estemos preparados para cabalgar juntos, el uno con el otro. - añadió apretando los labios, contemplando de nuevo a la mujer en el suelo. - Ahora, es él quien por primera vez ha huído. Y no se... que consecuencias pueda tener. - guardó silencio, mientras las lágrimas se desprendían de sus ojos ciegos. - Hubiera preferido perderlo, antes que esto. - sus palabras fueron sinceras. A pesar de que por el tono daba la impresión de que eso le hubiera costado aún mas que su propia vida.
Con un sonido silbante, los pulmones de la mujer rubia se hincharon haciendo que abriera la boca haciéndola sangrar aún mas y sus ojos se abrieron hasta casi salirse de sus órbitas, provocando un susto a los que a su alrededor conversaban pacíficamente. Sin darles tiempo a la reacción, su cuerpo comenzó a temblar y con un grito desgarrador, que debió hacerle sangrar las cuerdas vocales se agarró su propio pecho como si algo fuera a salir de su interior, partiéndolo. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y algo les convenció de que si no hacían nada, Rebecca moriría de dolor. Siendo mas rápida que sus compañeros, Wonder Woman se agachó, y con decisión, golpeó con el puño cerrado el rostro de Rebecca, dejándola inconsciente. Entre jadeos, se miraron entre ellos.
- Puedo verle allá donde vaya, pero no podré hacer nada por él mientras siga en el interior de la mujer. Allá donde la llevéis, él la acompañará. - dijo ofreciéndoles un relicario, que mostraba la imagen de un ojo. Imitándoles, algunos de los tuaregs les ofrecieron los suyos al resto, con un asentimiento de camaradería. - Yo no puedo abandonar el horizonte. Es la misión a la que he sido encomendado hasta que se desate el fin del mundo. Pero contaréis con los custodios, si llega el momento. - aseveró, haciendo que sus ojos vacíos adquirieran una seguridad que parecía demasiado fuerte en alguien de apariencia tan frágil. - Quizá esta experiencia le sirva para aprender, y encuentre la sabiduría en lo que tenga que vivir sólo. - murmuró, despidiéndose con una suave caricia sobre la frente, enjugando también la sangre que empapaba los labios de la mujer rubia con la túnica. Se levantó sobre sus piernas y volvió a contemplar a todos los héroes. - Marchad, guerreros de la humanidad. Que Álá os proteja y os sonría siempre. - deseó, mientras los tuaregs besaban sus pulgares y alzaban sus puños al aire con un grito. Más figuras aparecieron por el horizonte, y se aproximaron hasta el campo de batalla, donde ayudaron a coger a los heridos y muertos, dispuestos a velarlos como a héroes caídos. Tras la despedida, comenzaron una marcha por las dunas del desierto, hasta que el calor los convirtió en un espejismo.
Bajo la arena, aún se veía una cubierta cristalina que volvía a estar entera. Tras hablar con el anciano, Hellboy levantó a la mujer entre sus brazos, y todos se reagruparon, mientras hacían las llamadas pertinentes y contemplaban la masacre, dispuestos a hacerse cargo de sus propios agentes caídos. En esa situación, quizá la criatura hambrienta podría engullir los restos de unos cuantos caballos, aplacando así en algo su hambre. Azul, que se sostenía en el hombro de Kate, y estaba aquejado de magulladuras, heridas, y muchas molestias a causa del calor, alcanzó a Rojo y trató de colocar una mano de Rebecca sobre su vientre. Al hacerlo, sufrió un escalofrío.
- Hay que volver al B.P.R.D enseguida. - dijo con tono cansado, pero alterado. Krauss se acercó a ellos, contemplando el cuerpo inerte, mientras Azul agarraba un girón de tela de los pantalones vaqueros y tiraba de ellos hasta romper un trozo, dejando al descubierto parte del muslo de Rebecca. En él había unas extrañas ramificaciones de un color azul verdoso, que todos fueron capaces de reconocer como algo sobrenatural. Los agentes intercambiaron unas miradas preocupadas entre ellos.
Qué iba a suceder ahora ninguno lo sabía, pero les quedaba el consuelo de saber que habían salvado a la humanidad de una extinción que muchos ni siquiera llegarían a creer aunque lo vieran con sus propios ojos. El mundo seguía a salvo, gracias a ellos. Aunque su único testigo fuese la silenciosa arena del desierto...
[OOC: Bueno chicos. Pues con esto damos el tema por acabado. Tenéis un último turno para decir lo que os apetezca, poner conclusiones, qué hacéis después, o si queréis hacer alguna pregunta o indagar más, os responderé. Si estáis conformes, mandadme un mp pasando turno, o dejadlo aquí escrito. Muchísimas gracias a todos. Ha sido un placer, de verdad. Espero veros en otra ocasión.]
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Ficha de Personaje Alias: Hellboy. Nombre real: Anung-Un-Rama. Universo: Marvel
Tema: Re: Algo Apesta...[MINI-EVENTO] (hellboy, Sloan Jenkins, Diana de Themyscira, Constantine] 17th Diciembre 2015, 13:45
Todo cesó repentinamente, como la calma que precede a la tempestad, como el fin de un maremoto con los primeros rayos del astro rey colándose entre las nubes. Victoria estaba derrotada. No fue capaz de escapar de los tentáculos de Sloan, quien tenía apresado al caballo con una fuerza descomunal. Sería imposible para ella huir ya. Estaba acorralada. El demonio, la amazona, el anciano de piel tostada... Todos la rodearon, sin dejarle otra opción que aceptar que una vez más, había perdido. Sin embargo, un inesperado giro provocó que fuese el caballo quien hablase. Esto sorprendió a más de uno, pues todos esperaban que fuese el extraño ser que lo montaba quien articulase las palabras de rendición. El demonio había sido capaz de verlo en su nueva forma, y seguramente también lo habría hecho Diana gracias a los poderes que el anciano le había concedido. Este y el caballo se conocían, de eso no había duda alguna. El diálogo que intercambiaron fue suficiente para ver la relación que guardaban. Él era Triunfo, el auténtico jinete del caballo Victoria. Sin embargo, eligió una vida contemplativa para entender su función en el mundo y aprender cómo debía tratarlo. Victoria, sintiéndose repudiada, buscó durante años y años un nuevo jinete que cabalgase sus lomos, sin encontrar a nadie que satisficiese sus ansias de mando sobre este. Sus delirios de grandeza le llevaron a cambiar tantas veces de montura que jamás pudo encontrar a nadie con quien se pudiese entender. El anciano gritó al cielo que acabase con el caballo antes de huir. El demonio levantó su arma, dispuesto a acabar con la poderosa criatura de una vez por todas. Pero tan solo una nube de arena y luz blanca quedó en el lugar en que antes se encontraba el majestuoso animal, cegando a todos los presentes.
Rebecca apareció entre ellos, respirando de una manera tan violenta y tan desesperada que si no la frenaban acabaría quemándose su propia garganta. Fue la amazona quien tomó el testigo, golpeándola con un puñetazo certero y rápido. Quedó inconsciente, y el demonio, de nuevo con su apariencia habitual, la recogió en brazos como una muñeca rota, tapando sus ropas rasgadas con cuidado. Su corazón se encogió al ver a su compañera en aquel estado. Se sintió culpable, dolido. Él había sido el causante de que la vaquera estuviese en ese estado. Él había sido quien le había pedido que le acompañase a enfrentarse al segundo de los cuatro, pues pensó que, tal vez, al igual que sucedió con Peste, todos saliesen airosos. Y ahora allí estaba. ¿En qué había pensado? No era más que una adolescente que tenía toda la vida por delante. Y él la había condenado posiblemente para siempre con aquella misión. Una lágrima perdida salió de los ojos de Hellboy, quien tras asentir al anciano y sus palabras, y mirar con miedo y repulsión el símbolo que le mostraba, se volvió hacia Abe, el único que podía saber a ciencia cierta cómo se encontraba la joven. Este dijo que inmediatamente debían llevarla al B.P.R.D. Sloan, quien había recobrado también su aspecto humano dijo que se unía a la comitiva que viajaría hasta la base en los EEUU sin dudarlo ni un segundo. El demonio asintió, diciendo a otro agente que le facilitasen unas ropas al moreno. Abe cargó entonces con la joven a petición del demonio, la cual era mucho más ligera de lo que su compañero habría imaginado. Rojo se volvió a la amazona con el rostro serio.
- Gracias por ayudarnos Diana. Siento haberte juzgado mal antes de todo esto. Eres posiblemente la guerrera más noble que he conocido nunca, y sin ti no creo que hubiésemos sido capaces de frenarlo. Desde hoy eres una aliada del B.P.R.D, y para mí una amiga. Si alguna vez necesitas algo, no dudes en llamarme. Respondo a muchos nombres, pero puedes llamarme Hellboy. Si necesitas que te llevemos a algún sitio, ahora mis compañeros irán hasta la capital y de ahí cogeran un jet a los Estados Unidos. Ha sido un placer luchar a tu lado Diana, princesa de las amazonas.- Y el demonio tendió su mano izquierda a la valiente guerrera, la cual desde aquel día sería alguien de confianza para él. Algo que muy pocas personas podían decir. Se volvió de nuevo hacia su equipo y avanzó hacia un helicóptero que se preparaba para aterrizar con el símbolo de la organización secreta dibujado en el lateral. No disponían de mucho tiempo, pero al menos Victoria había sido vencida... Por el momento.
OCC:
Tal y como ha dicho Rebecca, gracias por participar. Victoria ha sido vencida, y el próximo será Guerra. Como ambos participaréis en ella nos veremos allí. Abriré un epílogo a esto donde se verá algo que sucederá en Guerra. Por mí postead lo que queráis y ya lo cerramos después.