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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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La Broma Asesina [Bruce Wayne, Joker, James Gordon, Barbara Gordon] (24 de octubre de 2018)
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Omega
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Mensajes : 349 Fecha de inscripción : 10/03/2014 Localización : En el último Universo Empleo /Ocio : Cronista Humor : Y, al final, todas las realidades son una...
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Tema: La Broma Asesina [Bruce Wayne, Joker, James Gordon, Barbara Gordon] (24 de octubre de 2018) 1st Octubre 2014, 14:24
Arkham Asylum Ciudad de Gotham 24 de octubre de 2018 9:02 pm
La lluvia caía sobre Gotham.:
Su repiqueteo era prácticamente el único sonido que podía oírse en las afueras del Asilo de Arkham, porque el motor del Batmóvil apenas emitía ruido.
El coche negro se detuvo, cerca del portal de hierro forjado por el que se accedía al manicomio. Una figura, oscura como la noche, salió de su interior, encaminándose hacia el edificio. El vaivén de su capa, pesada a causa de la lluvia, lo perseguía como una sombra. El Comisario Gordon, que aguardaba junto a su coche patrulla, bebió de un sorbo el café que le quedaba, entregándole al agente que se encontraba a su lado el vaso de plástico vacío.
El Caballero Oscuro había venido a ver a su némesis. El Comisario sólo estaba allí para asegurarse de que aquella reunión no superaba los límites de la cordialidad. Caminó detrás de Batman por los pasillos del Asilo; decenas de rostros se asomaron entre las rejas, contemplando con resentimiento, temor o burla la silueta del Murciélago. Todos tenían alguna cuenta pendiente con el protector de Gotham; todos habían probado su particular concepto de la Justicia. Y la mayoría ansiaba escapar de aquel lugar sólo para poder medirse con él de nuevo.
Pero Batman no tenía tiempo para ellos. El único preso que le interesaba aquella noche se hallaba tras la puerta de la celda 0801. El guardia de seguridad que la custodiaba dio un respingo cuando vio al recién llegado, buscando de inmediato la llave de seguridad para poder franquearle el acceso. La cerradura se abrió con un clic metálico, y el Caballero Oscuro contempló la silueta mal iluminada del hombre que se sentaba en la habitación, al otro lado de una mesa en la que se amontonaban las cartas de una baraja de póker.
Como si se tratara del segundo jugador, el Murciélago tomó asiento frente al pálido recluso. La puerta se cerró tras él. El Comisario Gordon permaneció al otro lado, respetando aquella tensa reunión. No oyó lo que Batman estaba diciendo al Hombre que Ríe, no hasta que el quedo monólogo del Caballero Oscuro se convirtió en un grito airado, y consideró que debía intervenir antes de que la situación se le fuera de las manos.
Al principio, creyó que el Murciélago había perdido la paciencia con su enemigo. Pensó que el Payaso lo habría provocado con alguno de sus chistes. Pero estaba equivocado. Batman aferraba el uniforme del hombre, cuyo maquillaje había manchado de blanco uno de sus guantes. En la otra mano del Murciélago había una maltratada peluca verde, arrancada de la cabeza del recluso que balbuceaba y chillaba reclamando sus derechos.
El preso de la celda 0801 era un impostor. El Joker había escapado de Arkham.
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Tema: Re: La Broma Asesina [Bruce Wayne, Joker, James Gordon, Barbara Gordon] (24 de octubre de 2018) 9th Octubre 2014, 08:56
La lluvia que rugia fuera del Asilo no podia oirse entre las paredes de la celda. La puerta cerrada a mis espaldas, la luz de la lampara, cenital sobre nosotros, sobre mis manos, sobre las de él. No habia hecho nada, no aun, no denuevo, pero de todos modos, consideraba que era el momento, uno de esos breves y unicos momentos donde la historia puede dar un giro, la historia mas simple, no la que determina al mundo, pero si la que determina mas de una vida. Joker y Batman, toda una historia de persecuciones, violencia desmesurada, peleas dramaticas, y claro, el de purpura acabando detras de las rejas, hasta que se determino que las rejas debian cambiarse por paredes acolchonadas. El quizas no lo veia, o si lo hacia, pero se regodeaba en ello, yo aun me aferraba a una ultima posibilidad, a una ultima esperanza de que todo acabara bien, de que no tuviesemos que llegar al final de la senda que él estaba marcandose, marcandome, marcandonos a ambos. Un disparo, quizas un golpe, quizas la hoja del batarang hundiendose en su frente, quizas un banderin reclamando para él mi corazon ya muerto, fuese lo que fuese, queria evitarlo, queria creer que aun habia algo, detrás de toda esa locura, que yo podia alcanzar.
Hola, vine a hablar...
Nada. No podia distinguir sus ojos entre las penumbras. El sonido seco pero cautivador de una carta golpeando a la otra cuando sus dedos blancos la soltaron abruptamente. Si él no iba a hablar, entonces tendria que seguir haciendolo yo.
He estado pensando, ultimamente, acerca de ti y de mi, acerca de que nos va a pasar al final...Nos vamos a matar mutuamente, ¿Cierto?
Otra vez ese sonido, comenzando a volverse inquietante. Cerre un poco mas mis puños. Tenia una manera muy particular de llegar a mis nervios, de tocar las cuerdas precisas para desatar mi ira, pero si queria llegar al grano, tenia que resistir.
Tal vez tu me mates, tal vez yo te mate, quizas pronto, quizás despues...
Se preparo para poner otra carta. Aun no lo hacia. Trague lentamente saliva, trate de serenarme. No estaba resultando, ni mi intento de dialogar, ni mi intento de mantenerme calmado. No importa, tenia que seguir adelante, decirlo completo, al menos esta vez.
Solo queria saber que hice un genuino intento de discutir las cosas y evitar ese resultado, solo...una vez
Otra vez el sonido de la carta recostandose con premura sobre su antecesora. No lo entendia: Todo con él siempre tenia que ser mas serio, mas oscuro, mas visceral que de costumbre. Parecia no tener fin su capacidad de arrastrarse a si mismo y a mi las profundidades del extremismo. No pude mas, y mi mano se fue con brusquedad sobre la suya, tomandola con fuerza. Lo habia conseguido, me habia dejado al borde de un arranque de ira, me quedan aun segundos antes de que Gordon lo note y rompa nuestra reunion, aun puedo tratar de hacerlo entrar en razón.
¿Me estas escuchando? Es acerca de vida y muerte lo que estoy discutiendo aqui, tal vez mi muerte...
Retiro su mano subitamente, lo deje ir, no tenia sentido salirme de control. El aun no habia dicho nada, quizas aun tenia oportunidad de oir algo medianamente coherente salir de su boca. Mi creciente molestia se habia notado en el tono de mi voz.
...Tal vez la tuya; No entiendo completamente porque lo nuestro debe ser una relación fatal, pero no quiero tu asesinato en mis...manos...
Y por fin regrese mis manos hacia mi, y lo note: Pintura blanca, maquillaje barato embarrando mis guantes. No era él. No pude evitarlo, algo en mi desperto por completo, y monte en cólera, levantandome de mi silla y tirando la mesa en el proceso, tomando al pobre desgraciado del cuello y poniendolo contra la pared que tenia detrás de él.
¡¿Donde esta?! ¡¿Te das cuenta de lo que acabas de liberar?!
¡Espe...ra! ¡No tienes derecho a...tocarme!
¡¿Donde esta?!
Aproveche la posición para darle un brutal golpe con mi cabeza, haciendo chocar la suya contra la pared y volver a su posición original. Comenzo a balbucear entre llantos maniacos cosas que no pude entender, pues la voz alzada de Gordon nos interrumpio con autoridad. Lo de siempre: Nada de maltratos excesivos a los prisioneros. Arranque su peluca de su cabeza y lo deje en el suelo, llorando pateticamente, arrojando la peluca verde a los pies del comisionado. Respire hondo, trate de recuperar mi talante serio y sereno.
Se escapó, este es un impostor...
Hasta hacia instantes, algo me habia estado removiendo el subconsciente. Tenia la inevitable sensación de que ya habia vivido esto antes, no como un deja vú, sino como quien rememora experiencias pasadas. El Fenomeno Omega tenia solamente meses de haber comenzado, y aun no entendia plenamente su naturaleza, no tanto como hubiera querido, pero no habia podido detenerme por completo a investigarlo. Gotham necesitaba a Batman. ¿Habria ya un Batman vivido todo esto? Al parecer, mi ultima acción habia roto el patrón, pues esa sensación me abandono cuando lo puse contra la pared. No tenia sntido dedicarle mas tiempo a ese pensamiento pasajero. Me acerque a James.
Evidentemente, no debe saber nada de su paradero, asique estamos sin pistas, aunque, conociendo su Modus Operandi, lo más seguro es que trate de atraerme hacia alguna clase de trampa, y no tardará en aparecer...
Camine alejandome de la celda junto con aquel que era mi amigo en el dia y en la noche, pero sin saber que lo era de una misma persona. Los pensamientos comenzaban a agolparse en mi mente, cabos difusos que ir atando y refinando con el tiempo, pautas ya conocidas que ir utilizando para rastrearlo. Cuando el me invitara a la trampa, yo ya estaria listo.
...No descarto una posible toma de rehenes, o el empleo de explosivos, pero sin ninguna pista sólida, no hay forma de determinar a ciencia cierta lo que hara...
Los guardias fueron abriendo las puertas a medida que discurriamos por cada nivel de seguridad de Arkham. Sus caras mostraban tan solo moderada sorpresa. ¿Tan usual se habia vuelto esto, que ya se habia convertido en un macabro ritual?
Prepara a tus hombres cuando te sea posible, en caso de que deba transmitirte la ubicación de Joker...
La puerta de salida se abrió, y nos recibio la misma lluvia torrencial que nos habia dado la bienvenida cuando llegué. Mire unos instantes al cielo, oscuro y nublado por completo, mientras alzaba mi mano y notaba el maquillaje lavarse de mis guantes, casi tanto como comenzaban a lavarse algunas de mis certezas. Un impostor no era uno de sus métodos usuales, por mas confianza que quisiera transmitirle a James de que tenia esto bajo control. ¿Tendrias mas sorpresas como esta preparadas? ¿Tramaba alguna nueva clase de crimen esta vez? Baje la mirada y se la dedique al viejo pero aguerrido policia.
Tu turno ha terminado por hoy, Jim, pero yo estaré trabajando toda la noche; No creo que haga ningún movimiento hasta mañana, pero cuando llegues a tu casa, estate atento, sabes bien cuan aleatorio puede llegar a ser Joker en su patrón de conducta...
Sentencié, mientras dejaba a James a las puertas de Arkham y me acercaba al Batmobile, llevando mi indice a mi mascara.
¿Estas en la frecuencia?
¿La pregunta va enserio? ¡Claro que si, Jefe!
La voz de Carrie me ayudo a terminar de sacudirme esa sensación de estar reviviendo un pasaje de otra vida. Era balsámico, odiaba el pasado.
Necesito que busques todo lo relativo a esta fecha en los expedientes de tu dimensión, Joker ha escapado de una forma inusual, necesito información solida...
¿De esta hora?
De todo el dia, no sabemos como afectarian las Ondas Z de puntualmente al flujo temporal de cada dimensión...
El silencio duró tan solo unos segundos.
¿Jefe? Tengo algo, solo necesito esperar que cargue todos los datos, me parece que he ubicado de que podriamos estar hablando aqui...
Excelente, apenas lo tengas, necesito que...¡Agh!
No oi nada mas. Lleve mis manos a mi cabeza con fuerza, mientras sentia mis rodillas golpear el frio y humedo pavimento. No sentia nada, tan solo oscuridad, y una lejana voz, que cada vez se hacia mas clara, en mi mente, pero a la vez, no en ella, como salida de la nada, como venida de otro tiempo, de otro lugar.
...Verás, no importa si me atrapas y me envias de vuelta al Asilo...
...Probé mi punto...
...He demostrado que no hay diferencia entre yo y alguien más...
...Todo lo que se necesita es un mal dia para reducir al hombre mas cuerdo a la locura...
...Asi de lejos está el mundo de donde estoy yo...
...Solo...
...un mal...
...Dia...
...¿Jefe...?...¡Jefe!
El sonido de la lluvia, el olor de la humedad, la voz de Carrie, todo volvia lentamente a mi, mientras regresaba a la realidad, a mi realidad. Estaba arrodillado, pero lentamente me puse de pie, notando como el dolor en mi cabeza se iba poco a poco, dejandome solo con esa voz, ese timbre ya tan conocido, diciendome palabras que aún no habia oido venir de él. Pero sabia bien que ese no era este, porque Joker no era telepata. Era otro Joker, quizas ya muerto, ya ido, diciendole cosas a un Batman fenecido, cosas que yo escuchaba como por la rendija de una puerta de memorias atrapadas en el subconsciente.
Estoy...bien...
Musité. Solamente una frase se me habia perdido, demasiado difusa como para entenderla. Creo que era en la que especificaba a quien habia reducido a la locura. Alguien cuerdo, alguien muy capaz de resistirse a Joker y su influencia demencial. Paradojicamente, ahora tenia un rastro que seguir.
¡Santo cielo! ¡Ya deja de meterte en problemas cuando no estoy ahi para...!
...Solo fue un dolor de cabeza, luego explicaré; ¿Tienes esos datos?
Acerca de esos datos...
...¿Si?
Vas a tener que venir a la Batcave, hay algo que tienes que ver...
Estaré ahi en unos minutos...
Corte la comunicación y abri mi brazal para presionar la combinación que abria la cabina del Batmobile y habilitaba todas sus funciones. Rodee lentamente el vehiculo negro y me subi de un salto a la cabina, deidcandole una ultima mirada a James Gordon. No habia tiempo que perder, tenia, mas de una cosa que pensar, y mas de un cabo que atar. Aprete el acelerador hasta el fondo, y con un alarido de la turbina trasera, el Batmobile salio disparado por el solitario camino que conducia a Gotham desde Arkham. Quizás la respuesta que buscaba estaria en los archivos de datos.
Nota:
Continuará en un tema que abriré en la Batcave, de manera de no andar roleando cosas de Batman en el tema donde están todos y que se mantenga el orden. Apenas lo abra, pasaré el link en esta misma nota
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"Todos los hombres tienen limites. Los aprenden y aprenden a no excederlos. Yo ignoro los mios"
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Ficha de Personaje Alias: Joker Nombre real: desconocido Universo: DC Universe
Tema: Re: La Broma Asesina [Bruce Wayne, Joker, James Gordon, Barbara Gordon] (24 de octubre de 2018) 12th Octubre 2014, 13:52
La lluvia caía, ligera, levemente empujada por la brisa. Las gotas repiqueteaban en los toldos rasgados y los desastrados tejadillos de las casetas y las atracciones. Aquel parque bien podía haber sido sacado de una ciudad en ruinas; tal era su estado. Un hombre se paseaba entre las ajadas instalaciones, calándose su gorro mientras caminaba. Procuraba no resbalar en el barro que ya se había formado a partir de la tierra suelta, aunque a veces patinaba un poco. Parecía que ni el suelo estaba ya en condiciones.
El hombre siguió su camino subiéndose la cremallera de la chaqueta. Más adelante, ofreciendo un fuerte contraste con el gris del cielo y los colores desvaídos de carteles y atracciones, otro individuo, enfundado en un llamativo abrigo morado aguardaba. El primer hombre le había estado buscando. Su socio se había quedado con los abogados (o eso dijeron ser) para comprobar la legalidad de los documentos, mientras que el interesado en adquirir la feria había salido para echar un vistazo. Ahí estaba, con su mano enguantada apoyada en el bastón. Se había quitado el sombrero y su vistoso cabello verdoso empezaba a mojarse. No apartaba la mirada de la noria y las diversas casetas que había en sus inmediaciones. El dueño se acercó.
-¡Ah, está ahí! ¿Ha inspeccionado ya toda la propiedad? ¿Ha decidido si es lo que busca?
Entre el cielo gris, el suelo embarrado y las atracciones descoloridas, la voz del hombre trajeado emergió con una intensidad extraña. No hablaba muy alto, pero su tono serio no parecía encajar en absoluto, lo que hacía que resaltara.
-Bueno, la verdad es que resulta chillón, feo y he visto que los holgazanes y borrachos lo usan de retrete. Varias atracciones se han desmoronado, son inestables o peligrosas y podrían matar o lisiar fácilmente a criaturas inocentes.
El dueño creyó que era un reproche y su cara lo reflejó. Había confiado en poder librarse al fin de aquel nido de ratas. Lo había comprado hace años, creyendo que sería un buen negocio, pero la feria había empezado a hacer aguas por todas partes y los exiguos beneficios no cubrían siquiera la mitad de las pérdidas. No aguantó abierta ni seis meses.
-Oh... Entonces, ¿no le gusta? - preguntó, preparado para renegociar el precio. Tal vez así...
-¿Que si me gusta? - respondió el hombre volviéndose hacia él, exhibiendo una amplia sonrisa -. Me vuelve loco de contento.
El dueño observó de nuevo aquella cara pálida, aquellos labios enrojecidos, el pelo teñido de verde y los grandes ojos risueños. Aquel tipo debía ser todo un extravagante para no quitarse el maquillaje de payaso fuera del trabajo. Cuando echó a andar entre las casetas, lo siguió. Las figuras de los fenómenos de circo en los carteles los seguían a su vez, con la mirada vacua de los dibujos. El dueño estaba sorprendido, muy sorprendido. Todavía no se explicaba cómo después de tanto tiempo aparecía de pronto alguien dispuesto a librarle de sus deudas.
-¿De verdad quiere comprarlo? ¿Y el precio que le dije no es demasiado alto...? - se interrumpió, pensando que quizá estaba metiendo la pata.
-¿Demasiado alto? Querido amigo, tal como yo lo veo, es una auténtica ganga...
El hombre se detuvo ante la caseta de la mujer más gorda del mundo. Unas letras chillonas debajo de la oronda figura rezaban “Alegraos, chicas, podríais ser vosotras”.
-... Además, el dinero no es problema. No últimamente.
Ese comentario, dicho por él mismo, despertó viejos recuerdos. Recuerdos de cuando el dinero sí era un problema. Los ojos del comprador se mantuvieron sobre el cartel, pero no así su mirada. Ésta vagaba entre recuerdos rotos de una vida perdida hacía ya tiempo. Una mujer gorda que le miraba con gesto ansioso, pero no era la mujer más gorda del mundo.
***
No; sólo estaba embarazada. Se apoyaba en una mesa mientras esperaba una respuesta de su marido, un hombre con el que el comprador había coincidido hacía ya mucho. Ahora ya no se parecía en nada.
-¿Bien? ¿Cómo fue la actuación? - dijo ella.
El hombre estuvo parado en el umbral de la cocina hasta que ella le vio y le hizo esa pregunta. Él se acercó y puso su chaqueta en el respaldo de una silla. Parecía abatido y ni siquiera la miró cuando contestó.
-Bueno, eh... Dijeron que me llamarían.
Ella siguió mirándole hasta que continuó.
-No sé, me puse algo nervioso y me lié en un chiste.
-Oh – fue toda su réplica. Pero bastó para que él saltara.
-¿”Oh”? ¿Qué quieres decir con “oh”?
-No... no quise decir nada.
-Sí, sí querías, por cómo has dicho “oh”. Un “Oh, ¿así que no conseguiste el trabajo?” Un “Oh, ¿cómo alimentaremos al niño?” ¿Crees que a mí no me preocupa?
Se alejó, dándole la espalda. La frustración y la necesidad se aunaban formando una gran nube de desesperación. Ni se había dado cuenta de que había alzado la voz. Apretó los dientes, presa de la rabia, y volvió a la carga.
-Tú... tú crees que no me importa, que para mí es todo como una gran broma o algo parecido. Dios, yo tengo que salir ahí, quedarme de pie, hablo y nadie se ríe, y te piensas que... que...
Se derrumbó. No podía pagarlo con ella. Sencillamente no podía. No era su culpa que fuera un incapaz. Fue hasta ella y arrodillándose, la abrazó. Les abrazó a los dos mientras murmuraba “lo siento” una y otra vez.
-Oh, cariño... - lo consoló ella.
-Perdona, no debí tomarla contigo. Ya lo pasas bastante mal casada con un fracasado. Sí, es verdad – dijo interrumpiéndola -. Es verdad. No puedo mantenerte. Oh, Jeannie, ¿qué vamos a hacer?
-Todo irá bien... Aún faltan tres meses para que nazca el bebé. La señora Burkiss dejará que le paguemos el alquiler más tarde. Siente lástima por mí.
-A mí me odia.
Las palabras salieron cargadas de resentimiento. No era sólo la casera la destinataria de su amargura. Él mismo era su propia víctima. No pasaba una noche en que no se atormentara cuando, al llegar, la vieja le frunciera el ceño, como acusándole de las condiciones de Jeannie. La casa apestaba a basura, a mierda de gatos y a viejo. No paraba de decirse que tenía que sacarla de allí antes de que naciera el niño.
-Sólo quiero lo suficiente para mudarnos a un barrio decente. Por favor, si hay chicas en la calle que ganan eso en un fin de semana y no cuentan un solo chiste.
Ella rió. El sonido resultaba fresco como el repicar de una campana. No se reía por compasión. Eso era cosa de los empresarios y los organizadores.
-Cariño, deja de preocuparte. Todavía te quiero, ¿sabes? Con o sin trabajo... eres bueno en la cama. Y siempre sabes cómo hacerme reír.
Sonrió, y le tendió la mano. Él alargó la suya...
***
... Y el reflejo en la vitrina de una máquina le devolvió dos imágenes. La cara de un muñeco de nariz roja, boca sonriente y ropa chillona... y su propia cara, deformada para siempre en un remedo de lo que había querido ser.
No lejos de allí, el dueño estaba subido a una máquina con forma de elefante rosa. No estaba en marcha, tal vez porque no había metido una moneda, o quizás porque ni con esas funcionaba. Parecía que no había dejado de hablar mientras el recuerdo se deshacía como las nubes.
-¿Sabe? Estoy seguro de que no se arrepentirá. El lugar no está tan estropeado después de todo. Algunas atracciones aguantan... Podría ser una feria estupenda.
El hombre del traje morado sonrió de nuevo.
-Oh, sin duda. Me cae usted bien. Gracias a su habilidad como vendedor me quedo con el lugar. Chóquela, amigo – dijo presentando su mano enguantada.
-Eh... claro, ha sido un placer.
El dueño titubeó ante lo inesperado del gesto, pero le estrechó la mano. En ese momento notó una punzada. La cara blanca del hombre trajeado se abrió en una sonrisa aún más grande, enmarcada en rojo.
-Sí que lo ha sido. Por supuesto, será una ganga dado que no pagaré nada. Mis... abogados han convencido ya a su socio para que firme los documentos... hará una hora. ¿Ve? Realmente la propiedad ya era mía mientras hablábamos. ¿A que se siente feliz de ahorrarse los trámites?
El ex dueño no respondió. Al igual que su interlocutor, abrió sus labios en una gran sonrisa que dejó al descubierto todos sus dientes. Los ojos, vidriosos, miraban al frente sin ver nada. El cielo gris se reflejó en ellos como si fueran los ojos de un pez muerto. No pudo ver cómo el hombre de morado se quitaba una gomita del guante, a la que estaba sujeto un pequeño inyector.
-Ya veo que sí. Y yo también. Cuando vea las mejoras que tengo pensadas para este sitio, se quedará sin habla, se lo garantizo. Se lo garantizo de por vida. Bueno – dijo dándose la vuelta -, debo irme ya. Hay equipo que debo comprar, tengo que buscar obreros que den una nueva imagen al establecimiento y... desde luego, conseguir mi atracción principal. Es libre de quedarse si quiere.
El dueño no se movió. Siguió sentado en el elefante rosa, mirando al vacío. Antes de irse, el hombre de morado puso una moneda en la ranura, y el elefante empezó a cabecear y balancearse con un traqueteo. Sobre él, su jinete parecía asentir a todo cuanto había escuchado. Aunque nadie necesitaba ya su consentimiento.
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"¿No entiendes que la vida no es más que un gran gag? ¿¡Entonces porqué no te ríes?!"
045JamesGordon
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Mensajes : 11 Fecha de inscripción : 07/05/2014 Localización : Departamento de Policía de Gotham City Empleo /Ocio : Comisario de la GCPD Humor : Al borde de un síncope permanente
Tema: Re: La Broma Asesina [Bruce Wayne, Joker, James Gordon, Barbara Gordon] (24 de octubre de 2018) 4th Noviembre 2014, 20:41
Siempre lo mismo.
Cuando creía que las cosas habían regresado a su cauce normal, que por fin podría sentarse y tomarse el resto del día libre, aprovechar para pasar un día tranquilo con su hija, como hacía demasiado que no había podido hacerlo...
Cuando creía cobrarse su derecho a un día de paz, todo se iba al diablo.
-Cómo odio esto...
Como solía pasar, todo lo que tenía que ver con los "inquilinos especiales" de Arkham ocupaba la primera plana. Gordon arrugó el entrecejo, como tantas otras veces, mientras sostenía el ejemplar del Gotham Examiner y recortaba la fotografía de Batman junto a la de la mesa de interrogatorios del psiquiátrico, justo encima del gran titular: Escándalo en el Asilo Arkham: un psicópata se da de nuevo a la fuga. Él había estado allí: sabía de quién se trataba.
-La gente ya está exigiendo buscar un sustituto urgente para Arkham, y no les puedo culpar. Cada vez que le encerramos allí rezo a Dios por que no vuelva a salir. ¿Y para qué? Para que se vuelva a dar a la fuga y nos deje a todos rezando de nuevo por que no haga algo demasiado horrendo esta vez.
Aunque se encontraba tranquilamente sentado en el sofá del salón de su casa, en compañía de su hija, estaba tan tenso como si estuviese en su oficina de la comisaría. No importaba cómo se organizara el tiempo, la responsabilidad de su cargo lo perseguía como una losa.
-Cómo odio esto... -repitió mecánicamente y con pesadumbre.
Casi ni hizo caso a Barbara cuando llegó con una bandeja con café para los dos. Estaba demasiado concentrado recortando la fotografía para después pegarla en la lámina correspondiente del álbum. Era su forma de llevar al día los informes de los super-criminales de su ciudad. Un método anticuado y a menudo criticado por Babs, pero él era perro viejo y le venía de lujo. Aún se preguntaba dónde habría ido a parar el álbum de Catwoman, la última vez recordaba haberlo visto entre el del Pingüino y Máscara Negra.
Pegó la fotografía con firmeza, aunque usando pegamento de más. Cerró el álbum para aplastar bien el recorte y que se adheriese. Justo en la primera página pudo ver la fotografía del primer caso relacionado con el criminal sin identidad conocido simplemente como El Joker.
Vigilante disfrazado de murciélago hiere gravemente a un criminal. El homicida ha ingresado en el hospital con graves heridas en el rostro.
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Porque no es el héroe que Gotham se merece... Pero sí el que necesita.
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Tema: Re: La Broma Asesina [Bruce Wayne, Joker, James Gordon, Barbara Gordon] (24 de octubre de 2018) 29th Noviembre 2014, 13:02
-Cómo odio esto...
La voz de papá, cargada de frustración, llegó desde algún punto al otro lado del Gotham Examiner. Armado con sus tijeras favoritas, el Comisario se disponía a actualizar uno de sus álbumes de recortes. Papel y cola en la era de la información; era tan propio de él... Siempre aprovechaba cualquier oportunidad para recordarle la existencia de los ordenadores, algo a lo que papá solía responder refunfuñando, y con alguna excusa del estilo "si hubiera un apagón, estos libros de recortes serían lo único que tendríamos para encontrar a los criminales". Claro que habría que encontrar esos álbumes primero, teniendo en cuenta su gran tendencia a perderse por casa.
- Papá, sólo por una vez, ¿podrías dejar el trabajo en la oficina y relajarte? Te he preparado chocolate... - dije, acercándome a él con la bandeja en las manos.
Estaba segura de que el Comisario Gordon moriría el día que tuviera que retirarse; era absolutamente incapaz de desconectar. Es cierto, a nadie le gustaba descubrir que el Joker había vuelto a escapar, pero estaba segura de que Bruce podía detenerlo antes de que acabara la noche, antes de que tuviera tiempo de hacer daño a nadie. Había sido así la mayoría de veces. Para los gothamitas, el hecho de que los criminales escaparan de Arkham era un poco el pan de cada día. Les tenían miedo, sí, pero solían limitarse a encerrarse en sus casas y esperar a que Batman o la Policía (lamentablemente, el primero solía tener más éxito que los segundos) capearan el temporal. Al fin y al cabo, no era como si el Joker fuera a venir a llamar a sus puertas.
- Sabes, encontré ese álbum de recortes de Catwoman que dijiste que habías perdido... - aproveché para actualizarlo, mientras le tendía su vaso de chocolate - Estaba detrás del armario.
Cogí mi propio vaso, mientras añadía:
- Algún día, me dejarás trabajar en un sistema de archivos decente, como el que tenemos en la Biblioteca...
"... o en la Batcueva", añadí, para mis adentros.
No era una pregunta, era una afirmación. Tenía que ponerme a ello en algún momento, o mi amenaza de informatizar a papá sería siempre eso, una amenaza.
Iba a hacer algún comentario más, probablemente acerca de lo perdidos que iba a ponerse los pantalones si seguía usando tanta cola, cuando el timbre de la puerta nos hizo alzar la cabeza a ambos.
- Ya abro yo, es para mí... - estaba esperando a una amiga que tenía que recogerme. Llegaba algo pronto, pero así tendría derecho a compartir mi chocolate caliente - Guarda ese álbum, ¿quieres? Tenemos compañía... - le recordé a papá, que estaba repasando el libro titulado "Joker" con el gesto de un anciano nostálgico, antes de tender mi mano para girar el pomo de la puerta.
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Tema: Re: La Broma Asesina [Bruce Wayne, Joker, James Gordon, Barbara Gordon] (24 de octubre de 2018) 30th Diciembre 2014, 17:29
Off: Tuve una confusión. Paso a aclarar que pueden seguir roleando sin respetar mis turnos, ya que abrire un tema aparte que linkeare, y Bruce estará en la Batcave. Continuen saltando mi turno.
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Ficha de Personaje Alias: Joker Nombre real: desconocido Universo: DC Universe
Tema: Re: La Broma Asesina [Bruce Wayne, Joker, James Gordon, Barbara Gordon] (24 de octubre de 2018) 13th Enero 2015, 20:28
Los preparativos estaban casi listos. Ya sólo quedaban algunos retoques menores, y todo estaría preparado para recibir a la atracción principal. Y al público, algo no menos importante. Todos habían cumplido con su papel a la perfección. Era una suerte que Gotham, a pesar del empeño de algunos, siguiera siendo el mismo agujero corrupto donde la mayoría vendía su alma por algo de dinero o tratando de obtener poder, por precario que fuera. Gracias a ciertos ahorros que los agentes nunca se preocuparon de buscar en su última detención, la figura trajeada de lavanda estaba feliz. No había más que ver su cara. Los que antes se habrían dedicado al atraco a mano armada de tiendas o viandantes habían trabajado codo con codo para la reconstrucción y preparación de su próxima gran obra. Claro que aún los necesitaba para algo más. Nunca venían mal unos cuantos brazos fuertes.
El despacho estaba, eso sí, casi igual de ruinoso. Todos los esfuerzos habían sido dedicados al escenario donde tendría lugar el espectáculo. Mientras cavilaba, sus dos socios, los mismos que le habían asistido en la "compra" del recinto, entraron en la habitación con gesto serio. El hombre feliz se levantó.
-Bien, muchachos, estoy contento de vosotros. Habéis trabajado bien. Ahora sólo queda una última labor y tendréis la paga prometida. Con lo que os corresponde, podríais ir de vacaciones a algún lugar bonito durante un tiempo. Ya sabéis, hasta que las aguas se calmen.
El hombre se levantó del sillón ajado y dio la vuelta al escritorio, aún pensativo. De hecho... Claro, ¿por qué no? En el fondo, para él eso también eran unas vacaciones. Había conseguido lo que muy pocos lograban, incluso los muy ricos. Sí, la mayor parte de ellos seguía siendo esclavo de su trabajo hasta mucho después de jubilarse, y a pesar de sus ingentes sumas de dinero amasadas a placer aplastando a sus currifichantes, nunca estarían satisfechos. Por eso les había superado él: su trabajo era su diversión.
Ante la mirada de los dos sicarios, empezó a tararear una cancioncilla pegadiza mientras desaparecía tras un biombo que en tiempos debía haber sido blanco, pero ahora era una pantalla amarillenta como la cera de una vela. Pronto su elegante chaqué y sus pantalones colgaban del mismo, y cuando reapareció lo hizo con unos pantalones cortos, una camisa de estilo hawaiano, una cámara de fotos y unas gafas de sol y un sombrero que ocultaban su mirada enervante.
-Sí, es hora de unas buenas vacaciones. En concreto, me apetece un... safari fotográfico. Pero no será necesario salir de Gotham para conseguir la instantánea perfecta - dijo, encaminándose hacia el coche.
La travesía por la ciudad, gris y y aún triste de la lluvia que había estado azotando la región desde hacía casi una semana, fue corta. Los tres hombres sabían muy bien a dónde iban. El conductor paró el coche en un callejón, no lejos de un edificio de apartamentos. Los tres se bajaron del sedán oscuro en el que habían llegado y se dirigieron, sin más, hacia la puerta. Un tramo de escaleras más tarde llegaron a la puerta deseada. Él iba delante, como siempre, con su recién estrenado aspecto de turista. Se escuchaban voces del otro lado de la puerta. Cuando llamó, una réplica femenina se oyó claramente a medida que alguien se acercaba a abrir.
-... me describías su cara blanca y su pelo verde siendo niña. Me asustabas mucho.
-Pensaba que te interesaría... - contestó una voz grave.
-Sí, tuve unas pesadillas muy interesantes...
Su sonrisa se ensanchó aún más.
-La historia se repite, entonces.
Ella abrió. La hija del comisario esperaba sin duda a otra persona. Desde luego, ver a un sujeto vestido con una camisa llamativa de palmeras, pantalones cortos y sombrero no habría encajado en la lista de diez visitas más esperadas por nadie en un día lluvioso y frío como aquel. Pero lo que más la dejó sin habla no fue lo estrafalario del atuendo, o los dos hombres malcarados que venían detrás. No; fue esa piel blanca. Ese pelo verde. La pistola en su mano.
El estampido del disparo atronó el apartamento entero. La joven, alcanzada de lleno en el abdomen, cayó hacia atrás, golpeando la misma mesa en que su padre había estado ordenando unos recortes de prensa. Eran sobre Batman. Qué adecuado. La mesa saltó en pedazos desiguales, reflejando cada uno una perspectiva igualmente repentina, inesperada y letal. La sangre empapó el cristal, la alfombra, los recortes. Todo bajo la incrédula mirada del comisario. Éste fue hacia ella, apenas capaz de pronunciar su nombre. El temor agitaba su mano como una hoja cuando la tendió hacia la herida. Detrás, la voz despreocupada de un turista quitaba hierro al asunto.
-Oh, no se preocupe. Es una simple enfermedad psicológica que afecta a las bibliotecarias con exceso de trabajo. Se cree que es una edición de sobremesa. Claro que en este caso el volumen no está en muy buen estado. Tiene un agujero en la cubierta - continuó, mientras se servía con descaro una copa del mueble-bar - y el lomo está dañado. Hasta parece que se le ha corrido un poco la tinta.
El comisario se dio la vuelta y trató de abalanzarse contra él. Apenas había dado dos pasos cuando los dos gorilas se le echaron encima. Mientras él hablaba, el comisario trataba inútilmente de resistir mientras uno tras otro los sicarios le golpeaban hasta reducirle.
-No andará mucho por las estanterías en ese estado. De hecho, la idea de que ande por cualquier sitio me parece sumamente remota. Claro que eso es lo que pasa con las ediciones baratas. Oh, bueno... Estas discusiones literarias son demasiado aburridas. Cuando acabéis con nuestro amigo ya sabéis dónde llevarlo. ¡Pero con cuidado! Debe encabezar nuestro cartel.
Se volvió hacia ella. Aún vivía. El disparo había sido deliberado; no la mataría de inmediato. Si acaso, lo haría la pérdida de sangre, pero estaba seguro de que no sería así. El revólver no era precisamente un arma silenciosa. Alguien habría llamado ya a la policía. El hombre de la camisa hawaiana sonrió dejando al descubierto las dos filas de dientes mientras sus manos enguantadas manipulaban la cámara y le quitaban el protector del objetivo. Casi parecía conciliador cuando le habló.
-Es una pena que se pierda el próximo debut de su padre, señorita Gordon. Ese lugar no se construyó pensando en los minusválidos. Oh, pero no se preocupe. Le sacaré unas fotos para que él no la añore.
Ella le miró. Había sido el objeto de sus pesadillas cuando era una cría. Había estudiado sus antecedentes y su modo de actuar. Nunca habría esperado algo así. Tan directo. Era incomprensible, como siempre, pero esta vez había ido más lejos que nunca.
-¿P-po... por qué... haces... esto? - preguntó, luchando contra el dolor.
La sonrisa se mantuvo en aquella cara blanca coronada de pelo verde. Era como mirar un cuadro enloquecedor. La ilusión sólo se rompió cuando una mano acercó la copa a sus labios, mientras la otra empezaba a desabotonarle la blusa.
-Para probar algo. El crimen...
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"¿No entiendes que la vida no es más que un gran gag? ¿¡Entonces porqué no te ríes?!"
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Tema: Re: La Broma Asesina [Bruce Wayne, Joker, James Gordon, Barbara Gordon] (24 de octubre de 2018)
La Broma Asesina [Bruce Wayne, Joker, James Gordon, Barbara Gordon] (24 de octubre de 2018)