[Minievento](Don't fear) the Reaper (Brian Bird, Artemis Crock, Dick Grayson)

Fecha:

Habían pasado ya tres días desde que Joanna había desaparecido en circunstancias misteriosas. Había ocurrido en la vuelta a casa, sin que nadie se explicase cómo ni por qué. Simplemente, salió del ayuntamiento camino a su piso, y no volvió a saberse de ella.

Al día siguiente, los trabajadores del ayuntamiento descubrieron con alarma que no estaba, y la secretaria casi tuvo un infarto cuando descubrió con horror que el teléfono de su jefa no daba señal. Casi una hora después, la aterrada griega se había puesto en contacto con el monte justicia explicando todos los detalles de la desaparición (es decir, más bien nada).

Por desgracia, aún no había pasado un día, por lo que no podían denunciarlo a la policía, pero la joven mujer conocía a la alcaldesa desde hacía años y sabía que jamás había llegado tarde al trabajo, y nunca se había dejado el móvil apagado. Más bien al contrario, era de las que no salían de la alcaldía a veces.

Las cosas no mejoraron cuando alguien encontró en el muelle el reloj de bolsillo de la señorita Hardins, con un trozo de tela desgarrado afianzado en su extremo.

Estaba claro que había sido un secuestro, pero... ¿Quién lo había hecho?

Funcionamiento:

El primer día Brian no se preocupó. Aunque las cosas habían recuperado su relativo cauce normal en Happy Harbor, Joanna estaba teniendo una cantidad monumental de trabajo en la alcaldía. Según ella misma le llegó a confesar, la gente no se percata la mitad de las veces que toda la calma que regresa tras el huracán se debe al esfuerzo de cientos de personas deslomándose tras el escenario. Era normal que, dado que ella no necesitaba dormir ni descansar, invirtiese más tiempo que nadie. Pero eso no quitaba que la echase de menos. Se moría de ganas de hablar con ella, de abrazarla, de contarle todo cuanto había hecho recientemente. Pero esperaría. Los dos sabían muy bien lo que significaba tener responsabilidades ineludibles.

No había hecho nada más allá de seguir atendiendo sus labores como Titan y participar en misiones menores, entrenar o matar el tiempo.

El segundo día se alarmó. Las noticias en el Monte Justicia se extendían como el humo, y siendo además su hijo adoptivo, Brian no tardó en enterarse de la desaparición de Joanna. ¿Pero dónde se habría metido? No tardó en temerse lo peor. ¿Se la habría tragado uno de aquellos agujeros interdimensionales que se abrieron durante la catástrofe? ¿O peor, habría caído en manos de algún villano? Pero si era así, ¿quién podría haber sido y por qué no dejaron pistas sobre su autoría?

No dudó en pedir a Nightwing hacerse cargo de la investigación, aunque el líder de los Titans se negó a enviarlo solo. Se presentó en la oficina de la alcaldía, donde fue justamente recibido como héroe e hijo adoptivo de Joanna (era uno de esos secretos a voces, especialmente en el entorno de trabajo de su madre). A pesar de lo vergonzoso que podría resultarle, Brian no dudó en trastear en el ordenador de Joanna, en busca de alguna pista que pudiese apuntar a su paradero, o el último lugar donde estuvo antes de desaparecer. Y, por supuesto, preguntó a la secretaria por la última conversación que mantuvo con ella antes de que le perdiesen la pista.

El tercer día, Brian estaba deseando romperle la quijada a alguien de un puñetazo. Encontraron la pista del reloj, con la tela desgarrada. Lo más probable fuera que Nightwing pudiese hacerle la prueba del ADN para rastrear cualquier posible indicio del secuestrador. ¿Pero no había nada más que pudiesen hacer?

Aquel día Nexus había decidido traerse consigo a Chel. Y decidió probar algo que había visto en las películas y los libros cientos de veces.

-¡Aquí, chica! ¡Busca!

Ni que decir tiene que la perrita olisqueó el trozo de tela, miró con curiosidad a Brian... y empezó a dar vueltas sobre sí misma, persiguiéndose la cola. El chico suspiró y se dio un palmetazo en la cabeza. ¿Por qué los malditos tópicos del cine nunca funcionaban en la realidad?

Cuando la secretaria de la señorita Hardins nos llamó, presentí que algo gordo había pasado. Normalmente Joanna hablaba directamente con nosotros, y muchas veces enviaba a Brian como su fiel mensajero cuando quería tratar algún tema importante o secreto.

La extraña desaparición de la alcaldesa me inquietaba, no había prestado la suficiente atención cómo para saber si le había sucedido algo extraño estos días, si había hablado con alguien poco habitual o si la mujer no se encontraba bien. No había cuerpo, ni culpable... solo un reloj de bolsillo que encontró la policía tras buscar en los mulles.

Me pregunté en qué momento la habrían secuestrado. Podría ser que pasara por el puerto para ir a trabajar y que fuera asaltada por el camino, o incluso podría haberse citado con alguien antes de ir al trabajo. Tenía que empezar a moverme para ir descartando opciones, así que envié a Brian a la alcaldía para que se entrevistara con la secretaria, a ver si encontraba alguna pista útil.

No me gustaba meter a Brian en esto, por mucho que Joanna fuera su madre adoptiva y tuviera todo el derecho del mundo en ir a buscarla. Brian seguía siendo un niño, un niño que podía equivocarse y tomar una mala decisión en un momento importante por culpa de los fuertes sentimientos hacia su madrastra. No permitiría que un niño cargara con una responsabilidad tan grande.

Pero como no me hizo mucho caso pensé que lo mejor era ayudarle. Llamé también a Artemis para que nos echara un cable, estaba seguro de que iba a tomarse esta misión como algo personal. Una forma de compensar lo que no hicimos en el pasado. Pero esta pensábamos salvarla de verdad.

Salté de tejado en tejado hasta llegar al puerto en busca de más pistas. Si habían encontrado el reloj quizás habría alguna pertenecía más de la señora Hardins por los alrededores. ¿Qué me dices de su móvil? Si nunca lo tenía apagado podría estar hecho añicos en cualquier lugar o incluso haber acabado dentro del agua...

Busqué por las basuras y rincones del muelle para luego zambullirme en el agua. Esperaba encontrar algo más interesante que basura y plancton.

Si no encontraba nada lo mejor sería buscar testigos. Si la alcaldesa desapareció en el muelle habría una mínima posibilidad de que alguien hubiera visto algo. ¿Y quién podría ser mejor testigo que alguien que estuviera cerca de los muelles todo el día?

Vagabundos.

FDI: Dick ha mandado analizar el reloj y el trozo de tela para ver si encuentran alguna pista. Buscará en los alrededores del muelle, en la basura y buceará un poco por la zona. En el siguiente turno buscará a un vagabundo para interrogarle.
Preguntas:
¿El apartamento de Joanna queda muy lejos del puerto?
¿Cuando salió por la mañana de su casa Brian ya se había ido o todavía estaba allí?

Tras la misión de la búsqueda de Wally, Artemis había vuelto a hacer lo que siempre hacía; entregarse por completo al trabajo. Desde que los mundos habían colisionado, no habían faltado misiones para los Young Titans. Dick no necesitaba pedir voluntarios; Tigress siempre estaba dispuesta a ofrecerse la primera, casi sin pensar. Por eso, la rubia había estado fuera de Happy Harbor cuando todo empezó.

Cuando Dick la llamó con la noticia, Artemis estaba atando a uno de los matones a los que ella y su escuadrón acababan de dejar fuera de combate. La inquietud que sintió al oír lo que Nightwing tenía que contarle se tradujo en un tirón demasiado fuerte de la cuerda, lo que hizo que el tipo se quejara del dolor. Tigress lo ignoró y contestó a Dick con un escueto "voy para allí", dejando a Blue Beetle a cargo de la misión. Mientras corría hacia el transporte más cercano, Artemis pidió a Nightwing que le contara todos los detalles por el transmisor.

Le pareció que los Tubos Zeta eran lo más lento del mundo, probablemente porque los nervios hacían que su corazón latiera demasiado deprisa. ¿Joanna había desaparecido? ¿Cómo era eso posible? Aunque pacífica por naturaleza, la alcaldesa no se hubiera dejado atrapar tan fácilmente; era mucho más que una simple humana. Lo que de verdad inquietaba a Tigress era, además, el detalle del reloj. ¡Joanna jamás se hubiera separado de él por propia voluntad! O se lo habían arrancado durante un forcejeo (lo que explicaría el trozo de tela que habían encontrado con él, que Dick había mandado analizar), o bien ella lo había dejado atrás voluntariamente, en un intento de darles una pista. Tigress preguntó por el color y la naturaleza de la tela, tratando de recordar si pertenecía a alguna prenda que le hubiera visto puesta a Joanna alguna vez, o si más bien se trataba de un recuerdo de su secuestrador. Además, utilizó su móvil para tratar de llamar al número de la alcaldesa, sabiendo de antemano que no tendría suerte, pero queriendo comprobar por sí misma qué clase de señal daba el teléfono de Joanna.

Sin necesidad de que Nightwing se lo dijera, Artemis hubiera ido al puerto en primer lugar. Era el lugar al que la política iba siempre que necesitaba pensar; allí se habían encontrado la arquera y ella varios meses atrás. En aquella ocasión era cuando Artemis se había fijado por primera vez en el reloj de bolsillo. También era la vez en que más cercana se había sentido a la alcaldesa; hacía mucho que no se abría tanto con una persona, y reconocer el dolor la había ayudado a madurar y a ser un poco más fuerte.

Artemis tomó el recorrido que iba de la alcaldía al puerto, buscando alguna señal de Joanna o de su teléfono móvil en el itinerario que ella solía escoger. Después, siguió el itinerario que ella seguía cuando iba del puerto hacia su casa; la propia Tigress lo había recorrido con ella una vez. Por el camino, se fijó bien en las cámaras de seguridad que veía en comercios, párkings y cajeros, llamando después a la policía e identificándose como miembro de los Young Titans para obtener la copia de todas aquellas grabaciones. Finalmente, Artemis regresó a la orilla del mar, encontrándose con un empapado Dick y uniéndose a él para la búsqueda de testigos.

Se separaron para cubrir más campo en menos tiempo. Lo cierto es que Tigress estaba demasiado nerviosa como para preguntar con cortesía; si encontraba a alguien que pudiera haber visto a Joanna, esa persona tendría que aguantar un duro interrogatorio por su parte.

Cuando terminara con el trabajo de campo, Artemis tenía pensado regresar al Monte Justicia. Con suerte, ya habrían llegado las grabaciones que había pedido. Ojalá pudiera encontrar alguna pista más en ellas.

Respuestas:

Por desgracia, Brian no pudo encontrar nada en la zona donde buscó, quizás porque Chell no era muy capaz de encontrar ninguna pista o tal vez simplemente porque no había nada que descubrir. Era como si su madre adoptiva se hubiese desvanecido... o se la hubiese tragado la tierra.

Las pruebas de la tela y el reloj tardaron varias horas en salir a la luz. En la práctica, ambos objetos eran más bien normales y mundanos, el reloj siendo algo antiguo, suizo y de buena manufactura, en cuyo interior se encontraba la fotografía de una Joanna joven de mirada inocente, una mujer de facciones delicadas y mirada muy fuerte y un hombre de aspecto adusto. No cabía duda que se trataba de la familia de Joanna antes de la muerte de ambos progenitores.

La tela por otro lado era basta y no podía pertenecer a un traje. De color negro, tenía el aspecto de haber sido arrancada, lo que daba a entender que se había producido un forcejeo. El espectrómetro indicó que el reloj estaba cargado de energía mágica residual, posiblemente un efecto secundario de encontrarse en todo momento en contacto con la alcaldesa.

Lo interesante era que también la tela negra indicaba rastros de energía mágica, pero no tenía la misma frecuencia que el del reloj. No sólo eso, si no que tenía restos de azufre y polvo de obsidiana, un par de materiales muy poco comunes en la superficie terrestre, y que no se daban en ningún lugar conocido de los EEUU.

Al rebuscar en la zona donde se encontró el reloj, no pudo encontrar nada en el callejón aledaño al lugar del hallazgo aparte de un par de cartones pertenecientes a un mendigo que aseguraba no haber visto ni oído nada, y que de haber visto que alguien intentaba hacer algo a la alcaldesa, lo habría degollado. De hecho, incluso exigió saber quién era el hijoputa que le había hecho daño para hacerse una jarra con su cráneo.

Afortunadamente, en el muelle sí que pudo encontrar algo con ayuda de Tigress: uno de los zapatos de la alcaldesa, y el bolso de esta, se encontraban reposando en el fondo del mar. Dentro del bolso se encontraba una agenda electrónica inservible y el teléfono de la mujer, aparte de un par de dólares mojados, unos cuantos centavos, pañuelos, un kit de maquillaje, un peine de viaje y unas cuantas tarjetas de visita convertidas en pulpa de papel. Obviamente, el teléfono de Joanna no daba señal al estar mojado y cortocircuitado.

Tras una larga e infructuosa búsqueda, Brian optó por dirigirse hasta la posición de Nightwing y Artemis. Estaba terriblemente angustiado y nervioso. Su madre adoptiva había desaparecido y no tenían forma de averiguar cómo o por qué había sucedido. La impotencia lo devoraba. En ese momento se sentía pequeño, débil, insignificante. Como el Brian Bird que huyó del laboratorio en llamas y vagaba errante por las calles de Gotham, sin más guía que su propia hambre.

Llegó poco después de que éstos encontrasen más evidencias, y saludó con un gesto mudo de la cabeza. No sabía qué decir. Muchas ideas se agolpaban en su cabeza, principalmente el recuerdo del reencuentro con el espíritu de su verdadera madre. Había perdido a una, y estaba a punto de perder a otra. Y como la primera vez, no era capaz de hacer nada. Tenía ganas de gritar, de romper algo, de golpear a alguien. Con mucho gusto se habría ido a Gotham a patear caras de villanos y delincuentes.

Sólo deseó que Nightwing y Tigress le permitiesen unirse a la búsqueda. Y ya podría Dick ponerse como quisiera, él no pensaba quedarse de brazos cruzados mientras ellos iban a por Joanna. Aquella mujer le había dado una familia y amor incondicional. Brian no estaba dispuesto a no pagarle con la misma moneda.

Me sentí descolocado al tener entre mis manos pruebas que no demostraban casi nada. Cuando me encontré por fin con Tigress y con Nexus puse las cartas boca arriba.

- La Alcaldesa debió de levantarse por la mañana a su hora habitual y marcharse por la zona del puerto para dirigirse a edificio gubernamental... 

Comenté, a la vez que trazaba una línea con el supuesto camino que había recorrido la alcaldesa, deteniéndome en el punto dónde había desaparecido. Con el lápiz, señalé en el mapa de Happy Harbor dónde habíamos encontrado el resto de objetos.

- Joanna forcejeó con su agresor, y perdió el bolso, el reloj y arrancó un trozo de tela de su agresor. Pero entonces... ¿desapareció sin más?

Me quedé pensativo unos instantes mientras analizaba los restos de azufre y el polvo de obsidiana.

- Joanna ha sido claramente secuestrada por alguien con poderes, estoy seguro. Ninguno de los vagabundos que había por los alrededores ni vio nada ni oyó nada. No es posible que alguien desaparezca sin dejar casi rastro. Quizás usaron algún tipo de magia para llevársela, eso le daría sentido a la obsidiana y el azufre...

Azufre. Lo primero que se me vino en mente fue comentárselo a Raven o con Zatanna para averiguar más sobre el tema. Si había algo mágico detrás de la desaparición de la alcaldesa ellas dos tendrían que saber cómo buscarla.

-¿Qué decís vosotros? miré a mis compañeros, quizás a ellos se les ocurría alguna teoría mejor.

Off Rol:

Artemis mantuvo los ojos entornados mientras Dick reconstruía, en voz alta y con ayuda del mapa, los últimos pasos de la alcaldesa antes de su desaparición. Aunque sólo eran teorías, no le resultaba difícil imaginarse a Joanna caminando por la zona del puerto, reflexionando en soledad como tantas otras noches...

Tigress abrió los ojos con brusquedad al llegar a la parte del forcejeo; su mirada gris había adquirido la dureza y frialdad del acero.

- Azufre. - repitió - Eso me suena a demonios, con todas las letras. Y magia...

Artemis no podía evitar que un recuerdo le viniera con fuerza a la mente al pensar en demonios y Joanna a la vez. Aquel día en que los Titans habían llegado demasiado tarde para impedir el sacrificio de la alcaldesa a manos de Hermano Sangre.

- Tendríamos que hablar con Raven. ¿Y si alguien está intentando terminar lo que Hermano Sangre empezó? - casi sin esperar respuesta, Tigress se puso a andar hacia los Tubos Zeta. Era posible que la semidemonio estuviera en el Monte Justicia.

No podía ignorar la angustia que la dominaba, la impotencia que sentía cada vez que algo (alguien) se le escapaba de las manos. Tenía que encontrar a Joanna, aunque para ello tuviera que movilizar a la misma Liga de la Justicia.

No voy a fallarle de nuevo..., se prometió, tensando la mandíbula con fuerza.