Vuelta a las andadas (Auto conclusivo - Fecha a determinar)

Un ruido proveniente de la cocina despertó a Globum de su apacible sueño, sus ojos miraron fijamente a la oscuridad del techo, cómo una presa que ve venir a su depredador, tenía el cuerpo paralizado de miedo, hacia semanas que oía rumores, alguien estaba cazando a los suyos, a todos los seres mágicos de la ciudad, de la noche a la mañana desaparecían sin dejar rastro y no se volvía a saber de ellos: - Joder…- El gnomo tembló en su cama, pero finalmente cogió aire armándose de valor y salió de la cama.

Sus apenas 100 centímetros de altura, junto con su ausencia de barba para pasar desapercibido y la camiseta oversize (por el tamaño de su portador) de Led Zeppelin hacían que el tipo se viera como un niño asustado que acababa de tener una pesadilla…Buscó por su habitación, adaptada a su tamaño, la cajonera de la cama palpando a oscuras y sacó un revolver, que le quedaba curiosamente grande en su pequeña mano: - S-sea quien sea…Estoy armado ¿Me oyes? – Salió al pasillo y encendió la luz, era un piso muy pequeño, el pasillo apenas tenía un metro de largo y daba a un comedor estrecho, con una pequeña ventana en la parte superior de la pared, Globum llevaba trece años viviendo en un sótano del Upper East Side y regentando una pequeña tienda de joyas y minerales mágicos importados de Europa, para lo que algunos sería un cuchitril (aquel pequeño piso semi sótano tenía apenas 14 metros cuadrados) era para él un hogar, y el ambiente de las últimas semanas en el país le había hecho temer que dejara de serlo cualquier día…

Cruzó el comedor dejando atrás un sofá roñoso que había visto días mejores (y también algunas de las depravaciones que al gnomo le gustaba hacer de vez en cuando con una trabajadora de ‘’la casa de sombreros’’ que había a dos calles de allí) y tuvo que contener la respiración cuando vio que alguien estaba rebuscando en su nevera (a la que él llegaba subiéndose a un taburete que tenía al lado): - ¡Arriba las manos o te vuelo la puta cabeza! – Globum levantó el revolver exageradamente, apuntando a donde suponía que estaba el pecho de la persona que se escondía detrás de la nevera: - Vamos Globum, no me jodas, los dos sabemos que esa mierda es de foguero. –

La puerta de la nevera se cerró y Edward miró al gnomo a los ojos con una sonrisa, tenía un paquete de pan de molde en la mano derecha y cheddar en lonchas en la otra: - ¿Un sándwich? – Puso los ingredientes sobre la isla de la modesta cocina y empezó a prepararse un bocadillo cómo si estuviera en su casa: - Me cago en todo Edward ¿Se puede saber que coño haces aquí a estas horas? – El gnomo tiró el revolver de foguero al suelo y suspiró aliviado de ver una cara conocida, trepó cómo pudo a uno de los taburetes blancos que rodeaban la isla y miró al mago, su aspecto dejaba bastante que desear, iba despeinado, tenía unas ojeras muy marcadas y parecía muy cansado: - ¿Qué has estado haciendo últimamente? Hace mucho que no sé de ti. – Cogió el sándwich que el hombre había estado preparando y le dio un mordisco, todo aquel susto le había abierto el apetito: - Fienef un afecto de miedfa. – Edward sonrió mientras preparaba un segundo sándwich y le daba un bocado: - He tenido días mejores…-

Dejó el bocadillo sobre la isla y sacó su pitillera, se llevó un cigarro a los labios y luego sacó un encendedor: - ¿Cómo te trata a ti la vida Globum? – Encendió el cigarro y dio una calada, el gnomo le miró con una mezcla de asco y lástima, nunca había entendido esa obsesión de los humanos por auto lesionarse de esa forma con el alcohol y el tabaco: - La gente viene cada vez menos a la tienda, las cosas están revueltas Edward, aunque bueno, seguro que tu ya lo sabes, siempre estás al corriente de estas mierdas. – Globum dio otro mordisco al sándwich mientras el mago daba una calada al cigarro, mirando distraídamente cómo la luz de una farola se abría paso a través de la pequeña ventana del comedor: - Si…Por eso venía a verte. – Unos pies cortaron brevemente la luz de la farola, un grupo de personas, todos usando unas botas militares pasaron por la calle a la que daba la ventana:

-Se vienen cosas…Globum, cosas muy jodidas…- Edward dejó su cigarro en la pica del gnomo: - No hay otra solución. – Cogió su sándwich y le dio un mordisco mientras alguien tiraba la puerta del piso debajo de una patada: -¡No se mueva! – Cuatro tipos con ropa oscura militar entraron en el inmueble armados con unas porras que despedían una luz morada: - ¿Qué…? – Agarraron rápidamente al gnomo de los brazos y le pusieron unas esposas hechas de energía que despedían el mismo destello que las porras: - Johns…Puta rata ¡Traidor! –

Edward dio otro mordisco al bocadillo con indiferencia y les hizo una señal a los soldados: - Lleváoslo. – El gnomo intentó defenderse como pudo, pero aquellos soldados le superaban en varios aspectos, antes de que se lo llevaran por la puerta el ser mágico escupió al suelo y murmuro una maldición en su antigua lengua: - Mal rayo te parta Johns, nos veremos en el infierno. –

El mago hizo caso omiso mientras terminaba su sándwich y los soldados del G.E.C.M.A se llevaban a su antiguo amigo a rastras…Tiró el sándwich a medio comer del gnomo a la basura y suspiró, la luz de la farola de la calle se apagó y él se sentó en la oscuridad, a mirar la nada en silencio.