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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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"Hasta que la muerte os reúna" (Gwen Stacy) [Fecha a convenir]
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Peter Benjamin Parker Marvel Universe
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Mensajes : 10 Fecha de inscripción : 06/12/2022
Tema: "Hasta que la muerte os reúna" (Gwen Stacy) [Fecha a convenir] 3rd Enero 2023, 01:10
"HASTA QUE LA MUERTE OS REÚNA"
- Eh… dormilón… despierta ya…
La voz era suave como el terciopelo. Cálida como el abrazo de una madre. Teñida de una ternura inusitada. Era la voz del hogar.
Una voz, que Peter conocía muy bien.
- Vamos, "príncipe de Maine". Es hora de levantarse. Vas a llegar tarde al instituto.
Había escuchado muchas veces esas palabras. Aproximadamente, todas las mañanas de su vida hasta que cumplió los dieciocho años. Palabras melosas, algo cursis, como sacadas de una película. Las típicas que ya avergonzarían a un muchacho adolescente. Pero no provocaban ese efecto en Peter. Simplemente, se limitó a sonreír.
- Soy el mejor de la clase, tía May… creo que mi media se mantendrá si falto un día o dos…
- Eres el mejor, jovencito, precisamente porque no faltas nunca. Arriba.
Las sábanas volaron, exponiendo a Peter al frío de la mañana. Aún a medio camino entre la vigilia y el sueño, abrió los ojos, pero manteniendo la sonrisa en el rostro. Se frotó brazos y piernas con ahínco, dándose calor. Y, aunque el sol ya brillaba, no tenía una vista clara de la habitación. Tanteó la mesita con las manos, hasta palpar sus grandes gafas redondas. Y, al colocárselas… todo estaba tal y como lo recordaba. El orden nunca había sido una de las cualidades de Peter Parker. Y, aunque su tía May le excusaba alegando que “todos los genios eran desordenados”, sabía muy bien que su leonera particular la ponía de los nervios.
Tras un saludo protocolario al enorme póster del Capitán América y una leve reverencia al retrato de Reed Richards, se vistió con la ropa que su tía le había dejado preparada sobre la silla de su escritorio. Un jersey negro de punto, con una camisa azul, pantalones vaqueros del mismo color y zapatos marrones. No es que fuese precisamente a la última moda. Pero estaba recién planchada y calentita.
El desayuno estaba servido, aunque Peter no recordaba muy bien el trayecto desde su habitación hasta la mesa del comedor. Sólo existía el reconfortante olor de las tortitas recién hechas. Uno de los tentáculos mecánicos del Dr. Octavius, se apresuró a bañar las de Peter, delicadamente, con un poco de sirope. Mientras, con otro de sus apéndices, se acercaba el periódico de la mañana. En portada, el Bugle anunciaba que la ciudad de Nueva York, según los últimos datos aportados por la policía, gozaba del índice de criminalidad más bajo de su historia. Todo ello, debido a la captura de Wilson Fisk, apodado como el “Kingpin” del crimen en los bajos fondos. Por su inestimable colaboración en tan ardua tarea, el nuevo Fiscal del Distrito, Matt Murdock, recibiría la “llave de la ciudad”. Peter esbozó una sonrisa, pensando en cómo había mejorado la línea editorial del Bugle desde que Robbie Robertson asumiera las labores de editor debido a la jubilación de Jameson
- Hola Peter- saludó jovial el buen doctor- Parece que hoy se te han pegado un poco las sábanas. Dime ¿Querrías un poco de café?
- Yo… sí, claro… Muchas gracias, Dr. Octavius- respondió Peter con estudiada educación, dando cuenta, inmediatamente, de una de sus tortitas.
- Muchacho, por favor- susurró el científico con tono conciliador- No te pediré que me llames “tío”. Jamás me atrevería a suplantar a Ben. Pero, a estas alturas, creo que “Otto” será más que aceptable.
- Perdón Dr…- Peter se llevó la mano a la nuca avergonzado- Quiero decir… Otto.
- He pensado que, si no tienes muchos deberes, podríamos ir esta tarde a ver la presentación del nuevo saltador cuántico en el edificio Baxter. Tengo entendido que funciona con energía extraída de la Zona Negativa. Realmente fascinante ¿No crees? Ese Reed Richards… Si la astrofísica fuera mi campo, me sentiría hasta celoso. Bueno, joven ¿Qué me dices?
- Me… ¡¡Me encantaría Dr… digo… Otto!!
- No se hable más pues.
- ¿Zona Negativa?- May frunció el ceño- Parece algo un poco peligroso.
- Vamos querida…- reconvino Octavius a su esposa con tono cariñoso- El chico es un hombre de ciencia, igual que yo. No puedes pretender que se quede en casa mientras el mundo avanza. Lo que me recuerda… Peter, he hecho un pequeño experimento que tal vez te interese ¿Dónde demonios? Ah sí… espera- Otto se metió la mano por dentro de la americana para, al rato, mostrar en su palma una enorme araña de pelaje rojiazul- Un pequeño regalo para mi sobrino político. Espero que te guste. Perdona la inmodestia pero… creo que se trata de un hallazgo asombroso.
Peter se quedó perplejo. Tanto, que apenas notó como los tentáculos de Octavius lo rodeaban hasta que, con un movimiento súbito, lo prendieron por completo. Inmovilizándolo, ejerciendo una presión tal que sentía como si la columna le fuese a estallar.
- Peter, es por tu bien. Eres un chico tan delicado y enfermizo…- dijo, con una sonrisa desencajada, la tía May- No seas maleducado con Otto. Siempre ha sido muy bueno con nosotros.
La araña abandonó de un salto a Octavius, para recorrer rápidamente con sus patitas el brazo robótico, hasta posarse en el dorso de la mano de Peter.
- Sólo será un pinchacito de nada. Unos segundos de dolor… y tu vida jamás volverá a ser la misma.
La araña clavó sus afilados dientes en la carne de Peter, y este comenzó a aullar ante las miradas indolentes de Octavius y su propia tía. Se retorció de toda manera imaginable dentro del poco margen que le dejaba la presa del doctor. En varias ocasiones, sintió que estaba a punto de desmayarse. El cuerpo le ardía, como si por sus venas estuviese circulando hierro fundido en lugar de sangre. Fue en ese mismo instante cuando sonó el timbre de la casa. La tía May, a quien no parecía importarle la agonía de su sobrino, se apresuró a atender la llamada.
- ¡Oh cielos!- exclamó tras abrir la puerta- ¡¡Son los Stacy, cariño!! ¡¡Me olvidé de decirte que los había invitado a desayunar!!
- ¡¡No importa May!!- contestó Otto sin perder la sonrisa del rostro- ¡¡Que pasen!! ¡¡Aquí siempre hay comida como para un regimiento!!- Peter seguía retorciéndose de dolor. Y Otto lo acercó hacia sí con el tentáculo, hasta que sus rostros quedaron a escasos metros- Vamos muchacho… no exageres… Muestra un poquito de entereza. Tengo entendido que sientes algo por la chica Stacy. No querrás que te vea lloriquear como un crío…
Acto seguido, soltó a Peter sobre la silla quien, agarrándose la mano dolorida, seguía suspirando. No sólo era la picadura. Todo… todo su cuerpo estaba… cambiando. Notaba ensancharse sus músculos, su corazón acelerarse, toda su piel resquemaba con el mero roce de cualquier objeto. Por otro lado, el Capitán Stacy y Gwen entraron en la habitación. El padre saludó a todos afable, mientras la hija tomaba asiento junto a Peter.
- ¡Muchas gracias por la invitación! ¡Esto huele de maravilla! Otto ¿Serías tan amable de acercarme la cafetera? Sí, sin azúcar, gracias- el hombre colocó el brazo sobre el hombro de Peter y éste reunió todas las fuerzas a su alcance para no protestar- Parker ¡Muchacho! ¿Te ocurre algo? No tienes buena cara.
- ¡Oh!- exclamó Gwen acercándose al susodicho- Seguro que es una de sus bromas…- le dio un suave beso en la mejilla, uno que le ardió como la marca de un hierro al rojo- Tan serio que parece, y siempre está de cachondeo ¿A que sí, Pete? No finjas conmigo. Te conozco mejor que nadie, Peter Parker…
Peter esbozó una sonrisa temblorosa, pero notaba que su vista se nublaba de nuevo. Así que se quitó las gafas para… sorprendido, comprobar que veía con toda claridad sin ellas. A medida que el dolor remitía, miró aquella extrañísima escena, y el Dr. Octavius le hizo un pequeño saludo con la mano derecha. May, Otto, Gwen, el Capitán Stacy. Todos parecían disfrutar con tranquilidad de aquel desayuno tan… peculiar. Observó el reloj de la pared, y vio que se había detenido. Era… como si no discurriera el tiempo. Y eso sintió Peter, que el tiempo se detenía, cuando una sensación de completa alarma se apoderó de su cuerpo. El vello se le erizó al instante, y un subidón de adrenalina le hizo zumbar la cabeza. Un evento nuevo para él pero que, sin embargo, le resultaba extrañamente familiar.
Acto seguido, una de las paredes de la cocina explotó súbitamente. Ninguno de los presentes pareció alarmarse por ello. Siguieron centrados en sus platos y tacitas de porcelana. Hablando de temas banales. Completamente cubiertos de cenizas y pequeños escombros. Tampoco parecieron sorprenderse cuando Norman Osborn emergió del boquete, como una figura espectral entre la humareda, montado en su aerodeslizador y ataviado con su armadura de Duende a excepción de la máscara. Un poco más atrás, estaba su hijo Harry. Con la mirada perdida, visiblemente pálido y tembloroso. Parecía un fantasma.
- Buenos días, May- sonrió Osborn, mostrando una larga hilera de dientes amarillos- Espero que no le importe la intrusión. Pero las alabanzas a sus dotes culinarias han llegado incluso a lo más alto de las oficinas de Oscorp- dedicó la misma sonrisa a Peter, quien, sin embargo, no podía apartar la mirada de Harry- ¡¡Parker!! ¡¡Qué grata sorpresa!! ¡¡Mentiría si no confesase que estaba ansioso por verte!!
- Oh, Sr. Osborn. Por supuesto que…
- ¡¡De eso nada!!- bramó Octavius, y sus tentáculos se contorsionaron como cobras a punto de escupir veneno sobre su presa- ¡¡Nadie te ha invitado!! ¡¡Quimicucho de pacotilla!! ¡¡Arribista desvergonzado!! ¡¡Ladronzuelo corporativo!! ¡¡Tiburón desalmado y…!!
- Vamos Otto, no seas tan arisco… Sólo venía a saludar a mi buen amigo Peter. Ya sabes que lo quiero como a un hijo. Y… hablando de eso- Norman introdujo la mano en su bolsa de trucos y lanzó a Peter su máscara de Duende- Esto es para ti. Ahora, tienes un gran poder, chico. Y ya sabes lo que eso conlleva. Que puedes usarlo para tomar lo que te plazca… Que puedes ocupar tu legítimo lugar… a mi lado. Vamos… deja que sea un padre para ti. Este patético molusco andante ya ha cumplido su función. Sólo yo puedo ayudarte a liberar todo tu potencial. Eres lo que siempre he deseado… Valiente, ambicioso, trabajador… brillante. No como ese fracaso inútil que lleva mi apellido y que apenas puedo creer que comparta mi sangre.
Peter ignoró las palabras de Osborn y corrió junto a Harry quien, pese al insulto, seguía perdido en su nebulosa mental. Examinó el rostro de su mejor amigo, y el benjamín de los Osborn, se limitó a sonreír tímidamente.
- Tiene razón Pete. Soy un completo fracaso. Un inútil. Una basura. No hago nada bien ni sirvo para nada.
Un espasmódico escalofrío hizo tambalearse a Harry. Peter, apenas tuvo tiempo de sujetarlo.
- No… no deberías dejar que te hable así, hermano... Yo no… Por Dios… ¿Estás bien?
- Claro Pete… jejejejeje… Mejor que nunca. Sólo déjame- el chaval extrajo su teléfono móvil y, antes de que Peter pudiera darse cuenta, preparó varias rayas de cocaína sobre él. Con el pulso tembloroso, usando una brillante tarjeta de crédito con el logotipo de Oscorp- ¿Gusta, Sra. Octavius?- dijo dirigiéndose a la tía May, lo que a Peter le produjo un desagradable ardor en el estómago.
- Demasiado pronto para mí Harry- se carcajeó la mujer- Además, ya sabes que sufro del corazón.
Aquello… no tenía ningún sentido. Y las cosas se volvieron aún más extrañas cuando Otto y Osborn comenzaron a enzarzarse en una lucha sin cuartel. A medida que el Duende lanzaba sus bombas calabaza, Octavius las bloqueaba con sus tentáculos y, destrozando por completo la casa, arremetía contra su rival con el resto de sus robóticas prótesis.
- Desde luego… ¡¡Vaya par de gamberros!! ¡¡Jugueteando así!! ¡¡A su edad!!- suspiró divertida la tía May.
Pero nada tenía de divertida la escena. Y menos, cuando uno de los tentáculos impactó contra el techo, dejando completamente sepultado bajo el derrumbe al Capitán George Stacy. Peter intentó apartarlo, pero otro de los brazos de Octavius le agarró del tobillo. No pudo hacer más que trastabillar, caer, y ver como las rocas se precipitaban contra el veterano policía. Con ojos llorosos, dirigió la mirada a Gwen. Pero, ésta, lejos de disgustarse, siguió comiendo tortitas y bebiendo café, como si nada estuviera ocurriendo.
- ¡HAHAHAHAHAHAHAHA!- se carcajeó Norman- ¿El suegro? ¿Crees que le harás daño con eso? ¡¡SIEMPRE SERÁS UN SEGUNDÓN OTTO!! ¡¡OBSERVA BIEN!! El guerrero astuto… ataca a lo más profundo del corazón…
De un segundo a otro, Peter se encontraba en lo alto del puente Brooklyn, ataviado con sus ropas de Spider-Man. La risa maníaca lo trajo de nuevo a la realidad. Aquella voz… burlona y sádica.
¡HAHAHAHAHAHAHAHAHAHA! ¿PUEDE SPIDER-MAN SALIR A JUGAR UN RATITO?
Osborn sostenía a Gwen con una mano y clavaba su mirada amarilla en la blanca de Peter. Ojos diabólicos y antinaturales, incluso sin su máscara de Duende.
- Tu última oportunidad, héroe… Peter Osborn no suena tan mal… ¿O te gusta más “Spider-Goblin”? ¡¡Tiene gancho!! ¡HAHAHAHAHAHA!
Y Gwen, mientras tanto, al filo de una caída mortal, se carcajeaba.
- ¿Peter es Spider-Man? ¡¡Venga ya!! ¡¡Eso es imposible!! ¿Es otra de tus bromas Pete? Como te gusta hacerte el graciosillo… No, tú no puedes ser Spider-Man. No me habrías mentido durante tanto tiempo. No habrías sido capaz de ocultarme algo tan importante. Con lo que significamos el uno para el otro… Señor Osborn, déjelo ya. No me asusta. Sé que él no me dejará caer. Peter me recogerá. Es lo que hace. Siempre recoge a todo el mundo…
Y se produjo la caída. Una que ocurría por primera vez pero que Peter sentía haber revivido cientos de miles de veces. La telaraña voló rauda de su muñeca. Gwen reía a medida que caía al vacío. El extremo de la red estaba a punto de tocar su bota negra. Y finalmente, se pegó a ésta. Pero no hizo su habitual twip. Hubo un sonido distinto esta vez. Uno demasiado familiar...
SNAP!!
Recogió la tela aunque, en el fondo de su corazón, ya sabía el resultado. Gwen, en sus brazos, cada vez se hacía más fría al tacto. Sin pulso… muerta. Y Peter, volvió a llorar sobre su cadáver, babeando como en el día de su nacimiento. Desconsolado… Se quedó ahí, durante un tiempo que parecieron años. Agarrando con fuerza el cadáver de la única mujer que había amado de verdad.
Vamos… Peter… Esto no es el final…
Esa voz… De nuevo, una voz conocida. Pero… nada que ver con la de May. Ésta era fría como un iceberg. Un viento gélido en una noche de tormenta. Una voz que parecía un ciento. Unidas en un coro diabólico. Una polifonía… que no era de este mundo. Y, mientras ésta reverberaba en su cabeza, un pataleo negro se distinguía a lo lejos. Como el de la araña de Octavius, pero conformado por cientos de ramificaciones que perdían y recuperaban su forma caprichosamente. La sustancia negra se agarró al cadáver de Gwen Stacy. Invadiéndola por completo. Dejando su esbelta figura cubierta de una brillante película azabache, a excepción del rostro. La chica se levantó en un movimiento antinatural. Contorsionando sus extremidades hasta que logró ponerse en pié, algo ladeada. La misma faz, pero con unos ojos fríos y carentes de toda vida.
- ¿Crees que algo tan estúpido como la muerte iba a separarnos, Pete?
El muchacho se levantó asustado y descubrió que, pese a seguir vistiendo su traje, ya no llevaba la máscara. Se apartó de Gwen aterrado, dando varios pasos hacia atrás, pero ella se acercaba a él con velocidad y gracia dantescas. Como una marioneta movida por un titiritero experto.
- Te quiero, Peter. Siempre te he querido. Lo sabes bien. Lo recuerdas. Recuerdas mi abrazo. Ven… abrázame como entonces. Únete a mí. Bésame…
Y Peter, movido por una irrefrenable atracción, besó los gélidos labios de Gwen Stacy. La extraña sustancia, abandonó el cuerpo de la chica, dejándola caer a plomo contra el suelo, como el cadáver que era. Y la entidad, cubrió el cuerpo del joven hasta el último recoveco. El negro se distorsionó, dibujando una enorme araña blanca en su pecho. Y Peter, se notó más fuerte que nunca.
Claro que lo recuerdas, Peter… Te quiero… Te necesito… Y tú a mí… Estamos hechos el uno para el otro… Somos iguales… ¿No te sientes mejor? ¿Más libre? ¿Más completo? ¿Más fuerte? Somos… uno…
Y Peter, borracho de poder, se hallaba ahora frente a un magullado Norman Osborn. Su cara era difícilmente reconocible. Una pulpa informe. El rojo destacaba incluso en los nudillos negros del joven. Mientras, el empresario gimoteaba en el suelo. Sus ojos ya no eran amarillos. Su expresión era sólo la de un hombre maduro, cansado… y derrotado.
- De… debes entenderlo Peter. No era yo… era… ¡¡Era el Duende!! Ayúdame… por favor…- El chico ignoró las palabras de Osborn. Lo agarró del cuello con fuerza. Sintió sus músculos contraerse. Invadido por una fuerza como nunca antes había sentido. Y por una rabia incontenible- Estoy… estoy enfermo, Peter. Estoy hundido… Recógeme, por favor. Tú… es lo que haces. Siempre recoges a todo el mundo…
De nuevo, el ardor en su estómago.
- Norman… No debiste decir eso.
SNAP!!
Pero el cuerpo sin vida que sostenía en su mano, ya no era el de Norman Osborn.
Sino el de Ben Parker.
…
Peter se despertó sobresaltado. Parecía que el corazón fuese a salírsele del pecho. Miró confundido a su alrededor. No se había despertado en Queens, en la acogedora casa de Forest Hills. O en el almacén de Oscorp. O en el puente. Tan solo su viejo y destartalado piso de Chelsea Street. Miró el teléfono móvil, al tiempo que se limpiaba con la mano un incómodo sudor frío que le recorría la frente.
Eran las once y media. El despertador había sonado, pero no lo había escuchado. Su aturdimiento aún era más que notable. Y las imágenes de su cabeza, de aquella terrible pesadilla, se negaban a abandonarlo. Ya se había perdido la clase del Dr. Sloan. Otra más… Y no tenía una sola foto que vender a Jameson.
Así que, se levantó con dificultad de la cama, observó la ciudad a través de su pequeña ventana, y decidió despejarse con un paseo en red. Eso, siempre le ayudaba a recuperarse.
Balancearse.
Volar entre los edificios.
Y así lo hizo, aunque la inercia y el viento no provocaron el efecto acostumbrado. Ni las piruetas. O los pequeños pliegues de su ajustado traje golpeándole la espalda. Tampoco los ocasionales aplausos y vítores de algún ciudadano que aún no se había dejado lavar el cerebro por Jameson.
No había nada.
Y, cada vez que su lanzatelarañas se activaba, un ruido muy distinto al habitual, golpeaba sus oídos.
SNAP!!
SNAP!!
SNAP!!
Gwen Stacy Marvel Universe
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Mensajes : 679 Fecha de inscripción : 06/08/2015
Ficha de Personaje Alias: White-Spider Nombre real: Gwendolyne Stacy Universo: Marvel
Tema: Re: "Hasta que la muerte os reúna" (Gwen Stacy) [Fecha a convenir] 14th Febrero 2023, 14:37
Había quedado dentro de una semana para resolver el conflicto del plagio por parte del grupo de Aidan Doyle. Muy a mi pesar no podía quedarme en casa, como llevaba haciendo cada vez que podía desde lo de papá. Mi material para el grupo estaba bastante desgastado y estropeado y no podía esperar para unas baquetas nuevas, la sustitución de los remaches y las membranas y diversos recambios. Así que fui a una de las mejores tiendas de música de Nueva York. El grupo era lo único en lo que no me importaba invertir dinero.
Preparé la mochila con lo necesario, incluyendo el traje. Ya que iba a salir de casa al menos podría sacar un rato para volar y despejar la cabeza, tal vez a la vuelta. Dirección a la tienda sin embargo salí en autobús, tenía que dejar brooklyn justo para cruzar el puente Manhattan y prefería ir con los cascos puestos y en transporte público, como una persona cualquier día normal. El autobús cruzó el puente y me bajé, ahí estaba la enorme tienda. Había un poco de cola en la entrada y me coloqué en la fila. Yo no me di cuenta, pero en ese preciso momento había dos ojos, justo encima del puente Manhattan que me observaban con incredulidad, aunque yo no pude percatarme.
La tienda se expandía por un espacio diáfano, ocupaba toda la planta del edificio. Los instrumentos estaban colocados por tipos, percusión, cuerda ,viento madera, viento metal… Y cada sección ocupaba un espacio considerable, había de todo. Yo entré directa a percusión, a una sala semicerrada donde estaban las baterías, cubiertas por tres paredes de pladur. - ¿Puedo ayudarte? - La voz de una amable dependienta pelirroja me sacó de mi trance. Me quité los cascos y le sonreí - No te preocupes, voy directa a por recambios para mi batería, sé lo que busco. - ¿Y a mí, preciosa, puedes ayudarme? - El instinto me erizó la piel y me hizo darme la vuelta a toda prisa, me zumbaba el oído.
Cuando me di la vuelta pude ver a un tipo robusto que sujetó el brazo de la dependienta y apoyó la mano en su espalda, seguramente sujetando algún tipo de arma. Para mi desgraciada suerte no me dio tiempo a ver si se trataba de un arma de fuego, un cuchillo o si simplemente estaba de paripé. Levanté las manos despacio. Mis ojos se clavaron en los de la mujer buscando transmitirle tranquilidad - T..tranquilo…yo… - Dale lo que sea, tu vida merece más la pena.- Chica lista, haz caso a la rubita y vacíame la caja aquí dentro-
El tipo se la llevó forcejeando hasta la línea de cajas y soltó una bolsa de viaje sobre el mostrador de cristal. En ese mismo momento otros dos tipos que fingían ojear la tienda sacaron una pistola cada uno y dieron un tiro de aviso hacia el techo. Nope, no estaban de paripé. Todos los clientes se agacharon o se tiraron al suelo entre gritos. Esa vez sí que había tenido suerte, a mí no me consideraron una amenaza y al alejarse con la dependienta, me había quedado sola.
Eché un vistazo rápido a las cámaras de seguridad de la tienda. Ninguna apuntaba tras los tres paneles de pladur. Tenía sentido, nadie podía robar una batería montada sin que se diesen cuenta. Me agaché entre el resto de los clientes y aproveché el momento para quitarme la ropa a toda prisa y terminar de abrocharme el traje. Zapatos, capucha, listo.
Tiré mi mochila con todas mis pertenencias dentro en la parte interior de un bombo y salí con un plan. Desarmo al que está más cerca de mi, esquivo los dos tiros siguientes y me aproximo a rescatar a la pelirroja. Pero según me asomé al resto de la tienda escuché un cristal roto y vi una silueta atlética colarse por una de las ventanas. Observé el contorno de aquel hombre en colores rojo y azul a contraluz lo mejor que pude durante apenas un par de segundos antes de que mi instinto empezase a zumbar como loco. Me agaché como si me hubiesen dado con un platillo en la cabeza. -¡¡AGH!!- Zumbaba, pitaba, vibraba, era insoportable. Desde los oídos hasta el interior de la cabeza, me erizó la nuca y el resto del cuerpo. Llevé una mano a mi cabeza, tratando de contener la locura y los pitidos.
Escuché la voz de mi padre. “No importa dónde estés metida, si hay armas de fuego deshazte de ellas primero”.
Con la mano libre lancé una telaraña a la mano del hombre que estaba más cerca de mí. Pegué un tirón fuerte, haciendo que la pipa acabase enterrada en una de las estanterías expositoras.
El efecto agudo se reducía, aturdiéndome cada vez menos. Agité la cabeza. ¿Qué demonios…?
Cambio de planes. Me libro de las pistolas y voy a por el tipo nuevo.
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Mensajes : 10 Fecha de inscripción : 06/12/2022
Tema: Re: "Hasta que la muerte os reúna" (Gwen Stacy) [Fecha a convenir] 18th Febrero 2023, 01:18
Los cristales de la máscara se le pegaban a la cara mientras descendía en caída libre desde lo alto del Chrysler. A unos veinte metros antes de tocar tierra, la mano derecha de Peter se extendió, y un rapidísimo hilo de telaraña se pegó a uno de los edificios cercanos, impulsándolo hacia delante. Casi había rozado el cemento con la pierna, pero la elasticidad del material, unida a la inercia del balanceo, lo despidió hacia arriba como si lo hubieran disparado con un cañón. No le hizo falta una segunda tela para sobrevolar el edificio de enfrente. Dio un par de volteretas frontales en el aire y, tejiendo dos redes, se precipitó hacia lo alto de un poste para usarlo como trampolín, entrando ya en Park Avenue.
Normalmente disfrutaba de aquello.
Normalmente, era el mejor momento del día, hasta que alguien decidía hacerle daño a alguien.
Tras un giro apurado, en la esquina de un bloque de apartamentos, correteó por la pared para, posteriormente, impulsarse de nuevo al centro de la acera y reanudar el balanceo. Iba sin rumbo fijo, sin un objetivo claro. No tenía, literalmente, nada que hacer. En condiciones normales habría agradecido aquello. Tras la pesadilla bizarra de aquella noche, suplicaba por algo que lo distrajera de sí mismo.
Cuando quiso darse cuenta, ya había cruzado en red el puente de Manhattan y había dado la vuelta. A sus pies, el tráfico iba y venía. Las gentes seguían con sus vidas.
Aquel no había sido el lugar.
SNAP
De hecho, Peter lo había evitado deliberadamente en su balanceo. Había tomado cualquier ruta que lo alejase del puente de Brooklyn y… aún así, en lo alto, se detuvo. La risa de Osborn le rodeó, como si lo tuviese delante, pavoneándose en su aerodeslizador.
SNAP
Peter decidió sentarse, con la pierna izquierda flexionada, la rodilla sobre su barbilla, la derecha colgando del puente. Osborn estaba muerto. Gwen estaba muerta. Y ese, ni siquiera era el puente… Aunque se le parecía. El chico se dedicó a mirar a la gente. A observar a todos aquellos cuya vida no se había detenido en un microsegundo. Que podían seguir avanzando. Y entonces… bajando del autobús… la vio…
SNAP
Peter alejó de su cabeza los pensamientos más angustiantes y… fantasiosos. Era imposible que fuese ella. La distancia, sugestión… Tan sólo era una chica que se le parecía. De hecho, era posible que ni se le pareciese. Sólo era una chica rubia, con una diadema negra ¿Cuántas de esas podía haber en el barrio? ¿En la ciudad? ¿En el país? En el mundo… El muchacho negó con la cabeza. No había sido una buena mañana. Los fantasmas de la noche le habían acompañado durante la vigilia. Sólo eran eso… fantasmas. Y… él no era un loco. No era una especie de acosador, o algo así. No iba a ponerse a seguir desde las alturas a una chica cualquiera por…
Cuando quiso darse cuenta, la estaba viendo entrar en la tienda de música.
¿Ves, estúpido? No puede ser ella. Gwen nunca estuvo interesada en la música. Bueno, le gustaba, como a todo el mundo. Pero esa es una tienda especializada, de instrumental. Tendrá un grupo, o irá al conservatorio o va a comprar unas cuerdas nuevas para… ¡Bah!
El enmascarado giró la cabeza, negándose a sí mismo la tentación de seguir mirando. Iba a volver a casa. A fin de cuentas, nadie parecía necesitar la ayuda de Spider-Man. Y no alejaría sus pesadillas dando vueltas por la ciudad, eso le había quedado claro. Lo mejor, sería regresar a su apartamento y tal vez estudiar un poco, o trabajar en ese nuevo prototipo de granada de telaraña. Completamente de espaldas a la tienda, se dejó caer al vacío y, tras unos segundos, lanzó una nueva telaraña para perderse de nuevo entre las calles de Nueva York. Sin embargo, apenas había comenzado el balanceo cuando su Sentido Arácnido se activó. No tardó en descubrir por qué. Se trataba de un disparo.
Venía de la tienda de música.
En mitad del aire, Peter dio la vuelta con una voltereta y, impulsándose con una telaraña, regresó al lugar. Encaramado a la pared del edificio de enfrente, pudo observar a los tres hombres tras la cristalera. Los peatones, mitad curiosos y mitad aterrados, se habían detenido. Agachados tras sus coches, los buzones o las bocas de incendios. Tres, sin duda. El contorno negro de las lentes se ensanchó. La imagen ampliada era evidente. Tres tipos… armados… en una tienda llena de gente. No pensaba darles más tiempo.
El escaparate se quebró por el peso de Spider-Man, como un falso cristal de azúcar, como el atrezzo de una película. Peter, agachado, alzó la mirada a los atracadores.
- Una banda de delincuentes en una tienda de música… Normalmente, tendría como veinte chistes para una situación así. Pero no me habéis pillado de buen humor- se levantó- Tirad las armas, y puede que no os zurre demasiado.
No pudo escuchar la respuesta de aquellos tipos. Su Sentido Arácnido se puso a zumbar como loco. Una sensación poderosa… casi abrumadora… pero muy distinta a nada que hubiese sentido antes a través de aquel peculiar instinto. No le advertía del peligro. Era otra cosa… Aún así, no pudo evitar un grito
¡¡AGH!!
Sin embargo, el nuevo zumbido había enmascarado otro: PELIGRO. El tipo de la caja apuntó su arma contra Spider-Man. El movimiento fue instantáneo, reflejo… no pensó. Simplemente giró el cuerpo y la bala le pasó rodando por el hombro izquierdo. Después vinieron los gritos.
Si hubiese estado atento, habría pensado quince formas distintas de desarmar a aquel tipo sin heridos. Doce de desviar la bala. Ocho de bloquearla. Cuatro de noquearlo incluso antes de disparar. Pero no… ahora tenía gritos. En el exterior de la tienda. Peter se giró, y los ojos de la máscara se pusieron prácticamente blancos. Había una mujer en el suelo, y otras cinco rodeándola. Su corazón empezó a retumbar. Se disparó como las campanillas de un reloj-despertador.
- Di… Dios… ¿Está bien?- no pudo más que mascullar.
Los siguientes segundos le parecieron horas.
- ¡¿Está bien?!
La mujer se levantó al poco y, junto a quienes la socorrieron, huyó del lugar agazapada. El tiro no le había dado. Se había tirado al suelo, por el susto de la detonación. Peter suspiró aliviado, aunque no por ello su corazón bajo el ritmo. Pudo sentir como el resto de atracadores también suspiraban aliviados. Era normal. Puede que aún les quedara algo de conciencia. Puede que no quisieran que la muerte de un peatón les complicara mucho más las cosas. Peter se giró. Clavó la vista en el hombre que había efectuado el disparo. Tenía tan pocos ojos para cualquier otra cosa que ni siquiera advirtió cómo un hilo de telaraña desarmaba a otro de los atracadores. Sólo tenía ojos para él…
- Muy bien… Primer intento, asqueroso. Te doy un segundo. Venga, te juro que no pienso apartarme.
El atracador miró a sus colegas con desconcierto. Volvió a apuntar con la pistola, pero antes de apretar el gatillo, Spider-Man ya le había sujetado la mano y se la había arrebatado. Con simplemente cerrar el puño, el arma se convirtió en un amasijo de metal informe.
- Veo que eres diestro…
El brazo del atracador se dobló de una forma completamente antinatural. Sus gritos se sobrepusieron al hilo musical de la tienda. Sólo el silencio de los rehenes era más ensordecedor que sus quejidos. El otro, el que aún no había sido desarmado, tiró la pistola al suelo.
- Va… vale tío. Tú ganas… No merece la pena por unos pavos… Me rin… ¡¡Hmpfff!!
La telaraña le había tapado la boca, y Spider-Man se dirigía hacia él con paso lento pero decidido.
- Te… ¿Hmpff? Perdona, no te he entendido- Lo agarró del pecho, alzándolo un metro del suelo, mirándolo directamente con sus enormes ojos blancos- No… no puedo entenderte ¿Sabes? Creo que el disparo de tu amigo me ha dejado un poco sordo.
Y, con el criminal en sus manos, una imagen regresó al cerebro de Peter Parker…
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Tema: Re: "Hasta que la muerte os reúna" (Gwen Stacy) [Fecha a convenir] 26th Abril 2023, 18:21
Debían quedar cinco tipos, el tipo de rojo y azul se estaba encargando de ellos con rapidez. Pude ver como aplastaba una de las armas con el puño. Nota mental: También tiene super-fuerza. Quedaban dos para mí. Uno de ellos me encañonó rápido, pero no tanto como la patada que lo desarmó - ¿Tengo exámenes finales la semana que viene, sabes? Y me acaban de conceder una beca, ¡No puedo faltar!- La beca de mi vida, de hecho.
Una pirueta sobre mis manos en el suelo y llegan dos patadas nuevas, una a la mandíbula que le aturdirá lo suficiente, y otra en el diafragma para que tarde en recuperar el aire.
Cuando quiero darme cuenta, el tipo ha hecho un barrido espectacular entre los atracadores. Estaban todos inconscientes o inutilizados, por eso me sorprendió la escena que vi a continuación. Había leído noticias de Spiderman en el Bugle, sólo dios sabe lo agradecida que estoy de que el Jameson de este mundo esté obsesionado con él y no conmigo. Lo que me sorprende es que salvo por ese detalle, parecen el mismo J.J.
Vi cómo usaba su lenguaje corporal para intimidar. Todo su cuerpo se movía lentamente saboreando un ansia peligrosa. Sus músculos (que no eran pocos, el chaval parecía un modelo de anatomía cubierto de licra) se movían de forma plenamente consciente para dar todo el cague posible.
Pero pronto eso se fue a un quinto plano y centré toda mi atención en lo que mis ojos no podían creer. Con los otros había actuado igual que yo. Desarme, noqueos, luxaciones.. No hacía daño letal… pero tuve la sensación de que eso estaba a punto de cambiar.
Sentí un nuevo escalofrío que me erizó de pies a cabeza. Su lenguaje, los ojos blancos, la voz de no tener nada que perder…
Salté lo más rápido que pude esquivando los cuerpos y las armas del suelo, apoyándome en la punta de los pies, girando sobre mi propio eje y di una nueva patada, dirigida al codo de la araña. Un golpe a contradirección de la articulación sería suficiente para despertarle el nervio de la risa y que le flojease la fuerza, más si estaba tan concentrado en el otro como para verme venir. ¿Había sido cosa mía o había intentado esquivarme a pesar de que yo estaba en un ángulo muerto para él? Me pregunto si también tendrá esa sensación de peligro…
El cuerpo pesado del atracador cayó al suelo y una nueva red, esta vez mía, le retuvo contra el suelo. Interpuse mi cuerpo entre la nueva araña y el hombre. Sentí con medio segundo de anticipación que me venía un puñetazo por parte de la otra araña. Seguramente un gesto instintivo, al fin y al cabo, como Han Solo, yo disparé primero.
Alcé el brazo para detener el puño con la palma de la mano. Lo detuve en seco, lo que CLARAMENTE me hizo darme cuenta de que se estaba conteniendo. Clavé los ojos blancos sobre los suyos, a mala ostia - Ya es suficiente - No aceptaría quiebros. Apreté sus nudillos bajo los míos.
Las sirenas empezaron a sonar a lo lejos, cada vez más cerca de forma inminente, como si se acercasen en línea recta. - Tenemos que irnos - La luz roja iluminó el interior de la tienda, intercalada con ráfagas azules. - ¡Ya!- corrí al bombo donde había dejado la mochila, la cargué sobre mis hombros y corrí hacia la ventana que él había roto. Me frené en el último metro, tambaleándome en una sola pierna. - Wowowow… Espera - Miré hacia el mostrador, donde descansaba la caja de los registros de seguridad. Parecía un router pero con más conexiones. Lancé una nueva red y de un tirón salió disparado hacia la carretera. Primero lo atropelló un coche de policía y detrás de él una ambulancia.
Había entrado como Gwen, no como white-spider. Cualquier idiota con tiempo y un mando a distancia con los botones “play” y “pause” podría seguirla el rastro revisando el archivo de seguridad. Me quedé mirando a través del hueco de cristal. - ¿Crees que será suficiente? - ¡POLICÍA DE NUEVA YORK! TODO EL MUNDO CON LAS MANOS EN ALTO - Oh, joder… -
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Tema: Re: "Hasta que la muerte os reúna" (Gwen Stacy) [Fecha a convenir] 5th Junio 2023, 02:41
Ya es suficiente...
¡¡Ya es suficiente Flash!!
Tenemos que irnos...
¡¡En otro momento, banda!! ¡¡Pero creo que Peter y yo tenemos que irnos!!
¿Crees que será suficiente?..
Y... con este hacen quinientos carteles... Igual me he quedado corta ¿Crees que será suficiente?
Yo conozco esa voz...
Los mejores de Nueva York les apuntaban con sus armas. Les ordenaban levantar las manos. Peter Parker estaba estupefacto. Casi como si acabase de despertar de un sueño. Uno vívido, casi indistinguible de la realidad. De esos que son casi más auténticos que la vida pero que, sin embargo, empiezas a olvidar a los pocos segundos de despertar.
El tipo al que había agarrado... estaba en el suelo. Pegado al suelo con telaraña, concretamente, pero no era la suya. Había sido aquel relámpago blanco y negro. Se rascó el brazo... recordando el hormigueo. Aquella chica... sí... era innegable que era una chica. Tan rápida como para poder golpearle incluso con la advertencia de su sentido arácnido ¿Qué había venido luego? Se apretó los nudillos enguantados... El puñetazo... Por mero instinto. Una respuesta a la agresión. No con toda su fuerza... Llevaba el tiempo suficiente en aquel negocio como para controlarse incluso en esas circunstancias. Contra una persona normal... no se quería ni imaginar qué podían hacerle sus puños a plena potencia a una persona normal.
Las cautelas eran innecesarias. Ella... no era una persona normal. Su fuerza... era difícil calcularlo dadas las circunstancias. Pero había muchas posibilidades de que fuese tanto o más fuerte que él. No quería averiguarlo. En aquel momento, simplemente, giró la cabeza. Observando con detenimiento a su inesperada... ¿Aliada?
La telaraña, el traje, la postura, su fuerza, su agilidad... y aquella extraña sensación activada por su sentido arácnifo hacía tan sólo unos minutos. Sin duda... era como él. Otra Spider... persona, a falta de un término mejor. Y la voz... Estaba amortiguada por la máscara, y apenas la había escuchado decir un par de frases. Además, estaba bastante aturdido mientras le hablaba. Pero Peter... Peter estaba seguro de que conocía esa voz...
- Oh joder...
Sí.
Joder.
No estaba prestando atención a lo importante. Bueno... tal vez no a lo más importante pero, desde luego, a lo más urgente. Los chicos de azul, al otro lado del cristal. Peter echó una mirada rápida a los techos y paredes de la tienda. Tras unos pocos segundos, una tela de araña salió volando de su muñeca derecha para pegarse en una de las rejillas de ventilación. Con un rápido ademán, como quien espanta una mosca, la tapa se desprendió y dejó a la vista el hueco.
Tenía algo así como doce chistes sobre obstrucciones en el sistema de ventilación. Sin embargo, no decidió usar ninguno. Simplemente se pegó a la pared, junto al conducto. Antes de introducirse en él, miró a la chica enmascarada.
- Parece que quepo bien, así que tú deberías tener aún menos problemas para salir. A tres manzanas de aquí. En la azotea del edificio alto junto al restaurante chino con el gato blanco en la puerta. Seis minutos.
...
Muy tenue... completamente sutil... Un aterrizaje perfecto. De no ser porque la estaba esperando ni siquiera se habría dado cuenta de que acababa de llegar. Por eso, y por otro pequeño pinchazo de su sentido arácnido. No tan potente como la primera vez, pero era la misma sensación. No parecía ningún peligro. así que simplemente extendió la mano y con ella su sandwich de pollo...
- Si eres como yo... te estarás muriendo de hambre. Y... perdona por lo de antes. No estoy muy acostumbrado a trabajar en equipo... ni a que me den patadas por sorpresa... ¿Quieres?
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Tema: Re: "Hasta que la muerte os reúna" (Gwen Stacy) [Fecha a convenir] 23rd Agosto 2023, 22:28
La situación era urgente y por lo poco que acaba de conocer de mi coleguita arácnido, era un poco impredecible. No podíamos permitirnos quedarnos ahí quietos y me consoló un poco ver que compartíamos una relación poco cordial con la policía. Alcé las manos despacio sobre mi cabeza por instinto y me giré lentamente. De un sólo vistazo reconocí a Rodríguez, Hill y Dunn. Dos de ellos, hombres de mi padre.
Mierda.
El sonido metálico y una vibración leve del sentido arácnido me hizo esquivar la tapa del sistema de ventilación que acababa de caer. Asentí con la cabeza tras su orden y de un salto me pegué por dentro de las delgadas paredes metálicas de los conductos. Seguí su ruta por el sistema de ventilación y permití algo de distancia entre nosotros. Cuando llegué a la azotea del edificio me detuve unos instantes antes de empezar la marcha.
Vamos a pararnos un momento a pensar, Gwen. Es otro Spider, habías oído algo pero no estaba confirmado. Ahora lo está. Si lo es, ¿Quieres colaborar con él? Desde luego podría ser útil, podríais enseñaros cosas mutuamente. Parece que hoy no está teniendo un buen día, al menos la charla de ahora no te matará y quizá puedas subirle un poco el ánimo. ¿Tengo la máscara bien puesta? Tengo la máscara bien puesta. Respira hondo… Vamos.
No fueron más de siete saltos. Siete saltos amplios, de estos en los que puedes permitirte unos segundos en suspensión en el aire que nunca son lo suficientemente largos antes de caer. El balanceo siempre me relajaba, notar el frío, la calma, los músculos trabajando, la libertad de movimiento, volar…
Llegué a la azotea del edificio junto al restaurante chino, pero no vi a nadie. Antes de desistir y dar por hecho que me habían dado las calabazas más extrañas de mi vida, me asomé a la escalera de incendios y ahí estaba, sentado con las piernas colgando, comiéndose un sandwich. Lancé una telaraña a los remates de la cornisa y descendí lentamente sin hacer ruido al apoyar mis pies en la rejilla metálica. Pero el sentido arácnido me avisó, así que también tuvo que advertirle a él. No tan fuerte como la última vez. Me habló, aún de espaldas. - Ah no te preocupes, no teng- Un rugido sonoro, largo y lento, proveniente de mi estómago interrumpió el diálogo - … - Sonreí por la nariz - Tal vez un poco… - Cogí el sandwich, partí un trocito y le di el pedazo más grande, guardando para mí un par de bocados. Tomé asiento junto a él y levanté la máscara justo por encima de la nariz.
La luz del sol hacía que la ciudad pareciese más viva que nunca.
Di un bocado al sandwich y respiré hondo, relajándome y balanceando los pies en la misma postura que él, a su lado derecho como San Pedro.No pude evitar fijarme en lo que sobresalía de su muñeca cuando me tendió la comida.Le agarré de la muñeca derecha para movérsela y verle mejor el dispositivo. - ¿Qué es esto?- dije enfocando los ojos en el relieve que descansaba sobre los tendones de su antebrazo. Estaba convencida de que notaba el viento especialmente fresco en la ventana de nuestro rostro que la máscara dejaba respirar. Él no llegó a esbozar una sonrisa pero sí algo que se le parecía. Presionó con los dedos anular y corazón hasta lanzar un hilo de telaraña. Lo agarró con la mano y me lo tendió. - Se disuelve en dos horas. Creo que tú también tienes de estas ¿Verdad? ¿Qué base usas? - ¿Base? ¿Cómo que base? Ni a través de la máscara fui capaz de camuflar el gesto de sorpresa. ¿Cómo que se disuelve...? Parpadeé un par de veces mirando hacia su muñeca y el hilo.Creo que incluso dejé de masticar. Lo agarré con dos dedos y lo estiré comprobando la elasticidad. - Ah… - Terminé de tragar lo que le había robado de almuerzo, recoloqué la máscara y por toda respuesta alcé mi muñeca, en la que sólo se veía mi antebrazo cubierto por el traje y un par de aperturas que coincidían con las dos salidas de los conductos por los que yo desprendía mi tela, completamente orgánica. - ¿Qué utilizas para pegarte a la pared, film de Geko? - pregunté como una broma con curiosidad entre risas girándole la mano entre las mías, buscando la palma de su mano.
Él terminó de comer, se ajustó la máscara y los dispositivos de las lentes me dieron algo parecido a una expresión de extrañeza mientras focalizaba la imagen en mis muñecas.- N... no... es... Lo hago yo... es… - "Fim de Geko"... parecía tener conocimientos científicos, al menos aplicados - Es... algo parecido a atracción molecular... Puedo hacerlo con todo el cuerpo... ¿Cómo lo haces tú?-
Su aturdimiento me dejó más tranquila, pensé que era la única en confundirse como una estúpida con el equipamiento del otro. Ojeé su mano de arriba a abajo pero no parecía tener nada tecnológico, con su respuesta terminó de guiarme a la solución - Ah sí, una mutación en el cerebelo. Yo también controlo el flujo de atracción interatómica entre el límite molecular de lo que toco. Evito la repulsión de electrones de forma consciente... - Mis ojos no se habían despegado ni de su mano ni del lanzaredes. Ni siquiera me di cuenta de que me había puesto en plan nerd
- ¿Qué me estás contando entonces, esto lo has hecho tú? ¿No tienes telarañas orgánicas? Mi capacidad depende de lo que como, así que… gracias. - dije haciendo referencia al sandwich - ¿Te pasa igual, son por si acaso, para tener un respuesto? La verdad es que está bien pensado ¿De qué están hechas? - Empecé a observar el componente más de cerca, adherido a mis dedos blancos. - ¿Metal-Z?- Gwen, la verborrea.
Fue la primera vez en esa mañana que Spiderman se permitió sonreír y cuando él lo hizo, yo lo hice también por alguna razón. ¿Eso era lo que sentían los demás cuando hacía sus preguntas de cerebrito? - Polímero plástico y tracción mecánica... Los cartuchos de fluido se cambian automáticamente cuando se agotan, pero también puedo rotarlos dando dos toques ligeros con el corazón y el anular. Es como el tambor de un revólver ¿Entonces tus telarañas son orgánicas? Uau... Yo... es un rollazo... tengo que fabricarlas en un laboratorio... Y sí, necesito bastante calorías, pero no puedo generar… - Hizo un gesto con las dos manos, como si "sacase algo de dentro".- Mis propias telarañas… - Se le escapó al fin la risa. Sí, definitivamente era otro nerd.- Wow... no está nada mal...¿Le has metido algo que reaccione con la radiación solar para su disolución? - Observaba de cerca y con atención sus explicaciones - Probé lo de la energía solar con las primeras fórmulas pero la poli tenía muchos problemas cuando atrapaba a un tipo en interiores. Oxidación... oxígeno hay en todas partes y... Bueno, no tengo que explicarte qué es el oxígeno... apúntame también a lo del club de los empollones. Al principio se disolvía en una hora, pero he conseguido prolongarlo. Los chicos de azul se toman su tiempo a veces.- Y que lo digas…- (Lo siento, Papá) -Oxidación... es muy bueno - Me quedé pensativa un instante mientras asentía perdida en mi cabeza y en la tabla periódica considerando la combinación de elementos que harían que los tiempos de oxidación pudiesen variar para hacer tejidos distintos acorde a la necesidad. ¿Significaba entonces que era especialmente sensible al fuego?
Su voz me sacó de mi trance científico - Parece que las arañas radiactivas están mejor dotadas allá de donde vengas... Aunque parecen tener siempre debilidad por los empollones (no te ofendas) Bueno, eso fue en mi caso - levantó la mano para dejarla caer - Araña radiactiva…- Mantuve la sonrisa cuando me llamó empollona - Llevo escuchándolo toda la vida... no me ofendo - Hice un gesto con las manos para restarle importancia al comentario. Después levanté la mano derecha, donde recibí la picadura. - Eh! Araña radiactiva también! - Y cargué para chocar con él en el high five más raro de mi vida. - ¿Tienes también el....? - Y llevé el índice a mi sien describiendo círculos con el dedo para intentar referirme al sentido especial de peligro.
Él no pudo evitar reírse de nuevo cuando chocamos las cinco y volvió a sentir en su palma la fuerza de las manos de acero de aquella chica. - Oye... no podré generar telaraña orgánica, pero es mejor que el envenenamiento por radiación…- Me encogí de hombros con su resolución sobre la radiación - Que se lo digan a Curie... - ¿En serio Gwen, chistecitos de ciencia, en este contexto?
- Y sí... tengo el... es una suerte que lo tengas también... Es muy difícil de explicar ¿No? Yo lo llamo - se restregó la mano libre por la máscara. Nunca había pensado en lo absurdo que sonaba - Lo llamo "Sentido Arácnido", de hecho, he... tenido una reacción muy rara cuando estábamos…- Se frenó en seco. Todas las imágenes del atraco le vinieron a tropel a la cabeza. - Sentido...arácnido - me rasqué la barbilla. Mal no sonaba, - Sigue siendo mejor que "esa cosa que me ocurre que me avisa del peligro". Así lo llamo yo, y sí, yo también lo he sentido. Pero ya no. ¿Tú sí? -
Me sorprendió que se alejase. Dio un salto corto y se acuclilló en una cornisa, observando la ciudad - Oye... siento lo de ahí dentro... Yo… - bajó la cabeza - No sé que habrás leído de mí por ahí... no tengo muy buena prensa. Pero yo no suelo ser así. No... no iba a hacerle nada a ese tipo. Sólo... perdona. Sólo estoy teniendo un mal día. -
Intenté llevarle desenfadada a otro punto, pero se centró en la culpa de lo que había pasado dentro. Lo cierto es que me sentí aliviada. Si no sacaba él el tema, lo iba a sacar yo. Intentó darme la espalda pero antes de que pudiese darse cuenta le rodeé y de puntillas bajo la misma cornisa me quedé mirándole de brazos cruzados, en perpendicular al sentido de la pared. - He visto que Jameson en este universo está más obsesionado contigo que conmigo y lo siento, pero es un peso menos sobre mis hombros - Pero no era suficiente. Esta no era una de esas situaciones donde un poco de risa desenterraba la mala vibra. Caminé en vertical hasta colocarme a su altura y apoyé la espalda y los talones en la pared, intentando darle compañía pero mirando a la ciudad con él, dándole algo más de espacio pero recuperando la postura original, junto a él - Todos tenemos días malos…. - Me encogí de hombros y agaché la cabeza y vi una galería carteleada con mi máscara pintada y letras rojas que parecían sangre describían las letras "Spider-Killer". Le di un codazo al chico y se lo señalé. - No somos lo que la se dice de nosotros, sino lo que hacemos en realidad... - Palabras de papá..
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