Superman DC Universe
Bando :
Grupo :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 10 Fecha de inscripción : 13/12/2020
| Tema: Prueba de Rol de Superman Mar 12 Ene - 10:27 | |
| [OOC: He recibido ayuda para las intervenciones de Lex Luthor, ya que es un personaje demasiado complejo para mí. Muchas gracias al usuario que me ha ayudado a plantear la escena que quería para esta prueba de rol.]
Percibió unos sonidos entre el interminable pitido que se había convertido en un ruido ambiental ya desde hace meses. Su oído estaba dejando de ser lo que era, y aún así, su subconsciente sabía qué venía a continuación acorde a lo que se había convertido en una rutina que no le desearía a nadie. Fuera hacía un día soleado, una temperatura agradable y un porcentaje de humedad que convertían el cielo azul en una superficie perfecta para el vuelo. Solo que él, internado en aquella sala de hospital subterránea exenta de ventanas, lo ignoraba por completo. Otro motivo más de amargura sumado al hecho de que no volvería a ser capaz de alzar el vuelo nunca más. Había albergado esperanzas, pero estas se habían ido extinguiendo hasta dejar tan sólo el eco de una vela a punto de apagarse. Lo suficiente como para que la luz no desapareciera, pero no lo bastante para poder iluminar, dar calor o hacer algo que justificara que aún permaneciesen encendidas. Cuando el sonido de la silla metálica se colocó a su lado, él emprendió la tarea más titánica que había confronado hasta la fecha. Recordaba con amargura sus innumerables batallas contra ejércitos invasores, alienígenas, criaturas mutantes, supervillanos, e incluso, en las peores ocasiones, contra otros héroes.
Y sin embargo, nada de eso parecía poder compararse al esfuerzo que necesitaba ahora para algo tan simple como levantar sus párpados. Sus ojos rechazaron la luz blanca haciéndole fruncir un ceño ya de por sí bastante arrugado. Su piel cerúlea distaba mucho de la de alguien sano, algo que también podía adivinarse por una coloración verdosa enfermiza bajo sus ojos. A pesar de lo cual su barba platino estaba recortada con pulcritud. No le hacía falta observar bajo la sábana para saber que le habrían puesto de nuevo el característico traje con el que la leyenda había nacido.
Como la guinda en un postre de sabor macabro.
Ladeó la cabeza, moviendo con ella el pesado respirador y contempló con esfuerzo la silueta del hombre que le devolvía la mirada con una expresión de serenidad en el rostro. El nirvana descansaba en las comisuras de sus labios como en la pacífica expresión de un buda delgado.
- Buenos días ¿Cómo te encuentras hoy? - El tono de Lex Luthor fue cálido y agradable, cercano, como si estuviera viendo a un viejo amigo: - ¿Te están tratando bien? Bueno, no es como si pudieras saberlo...
La respuesta del hombre tendido en la cama se hizo esperar. Lex Luthor no podía estar seguro de si se trataría de la debilidad generalizada a causa de la enfermedad que padecía Superman, de la necesidad de aliento que el respirador le proporcionaba o si su espíritu estaba ya lo bastante quebrado como para convertir el gesto más pequeño en una agonía insoportable. Fuera cual fuera la respuesta, le satisfaría. Después de un prolongado instante, la débil voz como un crujido insufló una frase entre el sonido de aliento mecánico.
- ¿A qué has venido?
- He venido a charlar contigo, ya sabes que hay poca gente que pueda mantener una conversación coherente conmigo... O que pueda interesarme lo que tengan que decir... Tú en cambio... - Sonrió y miró al alienígena a los ojos, su mirada irradiaba orgullo, cómo si estuviera mirando un trofeo o un importante premio: - Te he traído un regalo, a pesar de lo maleducado que has sido conmigo... - Luthor le mostró una bolsa de papel que había traído: -... He intentado que hables conmigo, que me expliques cosas de ti... - Sacó poco a poco el contenido, mostrandole la tableta electrónica que llevaba dentro: - ... Y aunque te has negado en rotundo, hasta un niño sabe sumar dos y dos. Mira... - Encendió el aparato y apareció una transmisión de vídeo que mostraba una granja grabada desde el aire: - ...He pensado que te gustaría verla una última vez.
Nada de lo que pudiera salir de esa bolsa podía ser bueno para él. Como nada de lo que Luthor disfrazaba de regalo, muestra de aprecio o buena intención derivaba jamás en nada bueno para nadie que no fuera él mismo. Su egolatría se extendía más allá de lo imaginable. En su mente sólo había espacio para una persona, y esa era él. Lo que fuera que le mostrara sólo respondería a un deseo de satisfacer algún delirio privado. Si no hubiera estado a la fuerza postrado en la cama no se le habría ocurrido participar en modo alguno. Deseó con todas sus fuerzas tener la capacidad de encender su mirada láser una última vez para reducir esa tablet a una masa humeante, pero sólo consiguió que sus ojos parpadearan con un triste reflejo rojizo, como una lámpara que ha perdido contacto con los cables de los que depende para encenderse.
No le quedó otro remedio que asomarse a la imagen que le ofrecía el aparato. La vieja granja Kent, en Smallville. El lugar en el que había sido adoptado por sus padres, donde había recibido las lecciones más importantes de toda su vida. Donde había comprendido lo que era la familia, el amor, la justicia y la preocupación por los demás. Donde se había forjado en realidad el héroe. Jhon y Martha... los dos habían fallecido ya a causa de la avanzada edad, pero ahí estaba su granja, con su inmenso granero pintado de rojo, y sus ventanales azules. La había conservado como el tesoro de su infancia. Como el epicentro de una felicidad que decidió dejar atrás en una toma de responsabilidades en un camino sin retorno. Sus ojos volvieron hacia el rostro lleno de felicidad inmerecida de Lex Luthor. El hombre que había hecho lo imposible por acabar con Superman.
El hombre que ahora estaba viviendo la realidad de un sueño que creía cumplido.
-¿Que...- no pudo acabar la frase sin intercalarla con una respiración forzosa que delataba el intenso esfuerzo que era para él mantener una conversación. - ...vas a hacer?
- Lo que voy a hacer, amigo mío, es quitarte todo lo que eres, todo lo que alguna vez has representado... - Sonrió satisfecho mientras apagaba la tableta y la guardaba de nuevo, ya era suficiente: -...Destruir todo lo que eres hasta el punto en que mi victoria sobre ti sea completa ¿Sabes? Mientras hablamos... - La habitación temblo: - ... Una invasión a gran escala ha empezado, el mundo tal como lo conocemos se acabará ¿Y sabes qué? En su último suspiro, la gente de este país pensará ¿Por qué Superman no nos ha salvado esta vez? - Dejó la bolsa en el suelo, sin quitarle los ojos de encima: - La vieja granja de los Kent seguirá en pie, me he asegurado de ello, es mi regalo para ti. - De repente se apoyó sobre el cuerpo moribundo del hombre, sus rostros estaban muy cerca y en su cara brillaba una sonrisa de lunático, desesperada: - Dímelo, Kal-El... Quiero oírlo de tus labios, dímelo...Te he vencido. - Esperaba ansioso oírlo, escuchar aquellas palabras, había postrado a su enemigo, sabía su identidad y ahora mismo unos alienígenas, aquellos seres que su enemigo les había dicho a todos que no debían temer estaban arrasando el planeta... Había destruido todo lo que él simbolizaba, pero aún faltaba el último detalle, la guinda del pastel.
El hombre postrado cerró los ojos. El demente se zambulló en sus delirios de poder, en su necesidad de aplastarlo. A Kal-El se le acababa el tiempo. Quien había activado el cronómetro era Lex Luthor que le enfrentaba con una expresión desencajada. Había sido capaz de contactar con una especie alienígena que le había proporcionado una tecnología con la que los planetas más avanzados sólo teorizaban. Traspasó lo inimaginable para conseguir vaporizar la kryptonita creando un gas de rápida absorción que le permitiera introducirla en su sistema nervioso.
Al principio, tras exponerse al gas, pensó que iba a ser algo temporal, como el resto de exposiciones. Ese había sido su mayor error. El componente le produjo una reacción descontrolada en el cuerpo, debilitándolo con el tiempo como lo haría una enfermedad autoinmune. Se esparció hasta que sus poderes quedaron reducidos, y después gracias a una maniobra orquestada por Luthor, había sido capturado y le habían impedido la exposición a la luz solar. Eso sólo le había ayudado a empeorar cada vez más, hasta ver sus poderes mermados casi por completo. La mayor parte del tiempo permanecía sedado. Sólo se le permitía estar despierto para asistir a las periódicas visitas del maníaco que le mantenía con vida para su propio disfrute.
Pero como sucede con todos los que sueñan con ser Dioses, nada nunca es suficiente.
Con una tos renqueante, Kal-El trató de cargar sus pulmones todo lo posible. Una nueva amenaza se avecinaba, y no tenía nada que ver con la invasión. Se trataba de un último gesto cargado de poder y voluntad. Elevó una de sus manos de títere hacia el respirador, y lo retiró de su boca sabiendo que desde ese momento, cada respiración sería como sostener el peso del planeta sobre sus hombros. Respecto a la invasión, sabía que no podría evitarlo, por mucho que lo deseara. No había nada que le hiciera perder la esperanza... y continuaba sin perderla. Lex Luthor se dio cuenta con lentitud de que parte de esa tos era demasiado rítmica. Las comisuras de Kal-El eran las que se habían curvado con una sonrisa propia tan sólo del conocimiento y la experiencia que otorga la vejez.
- Lo que tú quieres... ningún hombre puede dártelo...- le respondió en un susurro doloroso. - Lo que Superman es... nadie puede quitármelo. Nunca me ha pertenecido. Les pertenece a ellos...- dejó caer la cabeza sobre la almohada cerrando los ojos por un momento. - Cuando no responda a la llamada... otros lo harán. Mirarán al cielo y en lugar de esperar, actuarán. - su mano inerte resbaló hacia el lateral de la cama, dejándose caer sin fuerzas. Una mano que en otro tiempo había sido capaz de arrastrar estrellas. - Ellos serán... sus propios héroes.
Lex cerró su puño con rabia ¿Después de todo aún seguía negando la verdad? Después de haberle destruído en todas sus formas... Se separó lentamente del alienígena sin quitarle la vista de encima: - Lástima... - Se puso en pie lentamente y cogió la bolsa de papel, se fue alejando con calma aunque en su interior estaba lleno de rabia homicida ¿Cuanto le habría gustado en ese instante aplastar el cráneo del hombre de acero? Ni el mismo era consciente de cuánto: -... Nadie va a escuchar tu llamada, te pudriras aquí, Kal-El, sabiendo que lo último que pudiste hacer por la humanidad fue no ahogarte en tu propia tos, alejado del mundo y olvidado. – Volvió a sacar de la bolsa la tablet colocándola sobre la mesita auxiliar. La granja ya no aparecía en la pantalla. La panorámica de metrópolis apareció con un presagio de muerte, siendo sobrevolada por docenas de naves que descendían inexorables sobre la silueta de la ciudad recortada contra un cielo azul iluminado por el sol. Un cielo perfecto para volar. Lex Luthor abrió la puerta de la habitación y le dedicó una última mirada: - Nunca fuiste un Dios, ni siquiera un hombre. - Y con esa sentencia final cruzó el umbral y cerró la puerta, dejando a Superman solo, abandonado y olvidado.
No tardarían en administrarle la sedación de nuevo, pasaría el resto de sus días postrado en esa cama hasta que la enfermedad que le aquejaba se lo llevase por delante. Kal-El observó la figura de su némesis saliendo a través de la puerta, con la certeza de que no alcanzaría la satisfacción que deseaba ni el mismísimo día que su cuerpo dejase escapar su último aliento. Había sido capaz de destruir su propio mundo si con eso podía destrozarle a él. Con esa decisión, Lex Luthor había dejado atrás todo lo que tenía algún valor. Renunciaba a su humanidad arriesgando a sus congéneres, a su patria entregándola a quienes les deseaban mal, practicaba el egoísmo mas exacerbado para conseguir un objetivo que solo él deseaba, y aplastaba la moralidad por un anhelo personal de poder.
A cuántos hombres y mujeres había visto morir a lo largo de los años... buenas personas que habían recibido el final demasiado pronto, y otros tantos que lo habían hecho con una crueldad que muy pocos llegaban a imaginar. Cuántos se habían extinguido en una vorágine sin sentido de violencia... como la que se avecinaba.
”Todos morimos solos. A todos nos olvidarán con el tiempo... pero no todos morirán habiendo sido amados.” sus respiraciones eran pesadas y rítmicas, a pesar de no llevar el respirador puesto. Lex llevaba razón, salvo en una cosa. Algo esencial que le otorgaba a Kal-El la tranquilidad que necesitaba para poder dejar todo ir, ahora que ya no tenía el control ni de sí mismo. Responderían. Lo harían con la determinación y la fuerza que eran capaces de mostrar en los peores momentos. Ellos salvarían su propio mundo. “En mis últimos momentos, me marcharé igual que todos ellos. Siendo sólo un hombre.”
La enfermera aparecería pronto. Volverían a colocarle aquel respirador y caería de nuevo en ese sueño agitado que le produciría la imagen de la tableta flotando en su subconsciente, el sonido de las explosiones y los gritos...
Qué extraña era para él esa sensación de fragilidad. | |
|
Dick Grayson DC Universe
Bando :
Familia :
Grupo :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 2393 Fecha de inscripción : 12/11/2013 Localización : Blüdhaven Empleo /Ocio : Heredero de Industrias Wayne Humor : ¿Alguna pelirroja por ahí?
Ficha de Personaje Alias: Nightwing Nombre real: Richard John Grayson Universo: DC Universe
| Tema: Re: Prueba de Rol de Superman Jue 14 Ene - 12:19 | |
| ¡PRUEBA DE ROL SUPERADA! ¡Un texto muy interesante, señor de acero! Ya puedes subir la ficha cuando quieras. _________________ | |
|