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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Tema: Dos mujeres y un destino. (Gray Fox) 22nd Diciembre 2020, 11:51
11 de febrero del 2019.
No podía creerse que estuviera yendo de camino a tu Texas natal. No guardaba buenos recuerdos de ese lugar, pero algunas de las competiciones equinas más importantes de Estados Unidos se llevaban a cabo allí. Este último año, con todo el tema de la colisión había sido imposible salir a competir todo lo que hubiese querido aunque sus campeones seguían trabajando. Los que no estaban en venta activa competían en carreras, en salto o doma. También estaba en auge la venta de esperma, desde luego. Muchos estaban interesados en el semen de sus sementales y de ello había conseguido hacer un buen dinero en el último año. A pesar de que continuaba practicando echaba de menos la emoción de exhibir sus habilidades delante de sus posibles clientes y competidores.
Con lo que había acontecido, todo el tema de los jinetes y otras muchas cosas eso estaba empezando a extinguirse y no podía permitirlo. Si el mundo iba a volverse loco no pensaba dejarse arrastrar por él. Así que después de hacer los trámites necesarios y delegar en algunos de sus mejores hombres las tareas de logística, como el traslado y la preparación de sus animales, se decidió a acudir al concurso de caballos bailadores en Houston, Texas. Avisó a hiedra de su partida, y después su agente reservó sus billetes y su estancia. La vaquera tenía gustos sencillos, hasta en la hora de viajar. Así que se aseguró de no acabar metida en uno de esos hoteles de cinco estrellas en los que todo olía a desinfectante industrial y almidón. Le consiguieron un bonito bungalow a las afueras de la ciudad, lo bastante apartado para poder dormir en la tranquilidad que proporcionaba estar fuera del centro. Contrataron un conductor profesional que la recogiera y la dejara en la feria los 3 días, y que el cuarto se encargaría de volver a recogerla para llevarla al aeropuerto. Si hubiera tenido más tiempo, la vaquera habría preferido hacer el viaje en carretera para asegurarse de acompañar a sus animales, pero no le generaba preocupación la idea de que estuvieran siendo mal tratados. Sus hombres eran capaces y sabían lo que les podía pasar en caso de que se les ocurriera ni tan siquiera dar una voz injustificada a uno de los suyos.
Se instaló sin problemas, y acudió a la feria, donde percibió gran cantidad de actividad. Enormes estructuras habían sido construidas con todas las medidas posibles de seguridad donde la gente podría ver a los caballos exhibirse, donde se harían concursos, presentaciones y valoraciones por una serie de jueces elegidos por los organizadores del evento. Había una barbaridad de gente. Desde expertos, dueños de ganaderías, posibles compradores, interesados del mundo del caballo, curiosos, y otro sin fin de personas. La sheriff llamó por teléfono a su hombre designado, que contestó enseguida dándole las indicaciones oportunas para llegar hasta donde habían aparcado, y estaban descargando los animales. Recorrió la feria enfundada en sus pantalones de cuero a juego con el chaleco, su camisa de algodón, y un sombrero de ala ancha.Sus pistoleras a ambos lados de las caderas, con sus dos confiables Colt 45 y sus botas con espuelas resonando allá por donde pisaba, disfrutando del aroma de la comida, del bullicio, del polvo sobre las botas y el aroma del estiércol de caballo.
Si algo la hacía sentir en su hogar era todo aquello.
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Última edición por Rebecca Logan el 13th Enero 2021, 00:45, editado 2 veces
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Tema: Re: Dos mujeres y un destino. (Gray Fox) 9th Enero 2021, 14:02
Algunas personas eran incapaces de dormir si su cama no estaba bien hecha, si la humedad no era buena o inclusive si escuchaban el más mínimo ruido. A diferencia de ellos, Gray se encontraba ahora mismo en un profundo sueño… acostada en la paja de un establo, con el mugir de las vacas y los guarridos de los gorrinos que se revolcaban en el barro, haciendo que no solo fuera el sonido de los animales algo que podría distraer a alguien del sueño sino el olor también, el olor a sus excrementos y menos mal que la anciana estaba acostumbrada a dormir donde fuera, porque ningún ser humano sería capaz de dormir tan bien como ella en estas mismas condiciones.
A pesar de su agradable ensueño, fue despertada con un “hey” que provenía de la puerta del establo, que se abrió para dejar entrar la luz. Se frotó los ojos, viendo a su viejo colega, el granjero John Gallaha, entrar a despertarla con una gran sonrisa en el rostro y muy bien sabía ella que eso significaba algo; de todo el tiempo que llevaba conociéndolo, sólo le vio sonreír las veces que quería conseguir algo
-Mi querida Red, amiga ¿Cómo has dormido?- le pregunto con una sonrisa bajo su lechoso bigote -Yo te dije que dormiria mejor en la casa, pero tu preferiste dormir aquí
La anciana asintió con la cabeza, quitándose el pelo de la cara y la paja que se le pegó en el cabello, poniendo los brazos en las caderas y mirando a su colega con una ceja alzada, sabiendo que estaba a punto de pedirle un favor
-Ah, como me conoces- admitió John -Veras, ahi una feria y tenía que llevar a mi caballo pero mi chico que va con él se ha puesto un poco enfermo… ¿Me harias el favor de
No pudo ni terminar su pregunta; Gray le puso la mano en el hombro y asintió enérgicamente; hacer un viaje junto a un caballo le parecía algo fantástico y más aún si al llegar a su destino se iba a encontrar con más caballos todavía. Su colega le cedio algo de ropa limpia, un conjunto de ropa vaquera; sombrero, camisa, pantalones y zapatillas, siendo, en ese mismo orden, de color marron, azul claro, azul oscuro y marrones, con esas pintas iba a resaltar bien poco.
El trayecto se le hizo muy corto, viajar con animales ayudaba a que se disfrutara aún más los viajes. Se bajó del vehículo, dando paso al encargado que tenía John en la feria a que se ocupara del caballo, dejando que Gray saliera del vehículo a darse un voltio por la feria. Claro que, ya estaba donde quería estar; en la zona en la que estaban descargando todos los caballos para llevarlos a la feria, no podía estar en mejor lugar.
Vio a una mujer con unos ropajes que le alegraron la vista acercarse a la escenario, como la anciana era muy extrovertida no tardó en acercarse a la mujer con una sonrisa, pensado que si estaba ahí era por ser dueña de unos de los caballos que se estaban descargando
-Ey- la llamo, haciendo un movimiento de barbilla- ¿Zon tuio arguno de eto cabaio?- le pregunto con una sonrisa en el rostro -Po que zo ma hermoso quer atadeshe en la pradera
No se estaba refiriendo a ninguno en específico, todos los animales que alcanzaba a ver su vista le resultaban hermosos incluso si estaban tan lejos que solo los veía borrosos. Claro que no era nada comparado a ver manadas de caballos salvajes cruzar las praderas a trote… que lastima que esa visión haya ido poco a poco desapareciendo, aunque al menos podía disfrutar de ferias así donde se podía hartar de ver a esos hermosos animales
-Un coega mio le’cataria ata aqui, ama a lo cabaio ma que a na en er mundo
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Tema: Re: Dos mujeres y un destino. (Gray Fox) 13th Enero 2021, 01:13
Sus caballos comenzaron a descender y aunque el ambiente estaba cargado de ruido y también de acción no parecieron darle la menor importancia. Algunos animales se habituaban antes que otros a ese tipo de jaleo. Del mismo modo otros eran capaces de aprender las órdenes y memorizar trayectos con más facilidad que otros. No distaban nada de las personas. Cada uno tenía talentos naturales que se podían perfeccionar con la práctica. Sonrió dando suaves palmadas a los cuellos de los animales, que cabecearon de alegría al verla buscando unas cuantas caricias en el morro y tal vez ser recompensados con un rico trozo de zanahoria o brote verde. No los hizo esperar, dándoles un trozo a cada uno, que mascaron mientras sus mozos se aseguraban de que se encontraban en perfectas condiciones. El viaje, acorde a lo que le había dicho su responsable, había pasado sin el menor incidente. Habían mantenido a los caballos hidratados, bien alimentados, y los viajes no habían excedido el tiempo acordado. Habían podido dejar que descansaran durante las noches, lo cual era primordial.
En ese momento observó como una mujer vestido con un estupendo conjunto vaquero se aproximaba hacia ella con un peculiar acento que, sin embargo, no se le hizo en absoluto difícil de entender.
- ¡Yeeeeehaaaaw! Buen día para cabalgar. - saludó de vuelta la Sheriff con su cálido y vivaracho tono, de buen humor. - ¡Por la suave voz de Roy Rogers que lo son! Todos y cada uno, desde la crin a los cascos.- aseveró la vaquera, saludando a la mujer que parecía tener ya una edad cuando le otorgó un bonito cumplido acerca de sus animales. Agarró con dos dedos el sombrero haciendo una breve inclinación. - Nadie que ame a los caballos debería perderse un acontecimiento como éste. - añadió palmeando el lomo de uno de sus caballos, que piafó de pronto como si quisiera apoyar el estamento que había hecho su dueña instantes antes.
La Sheriff se permitió un instante para mirar mejor a la mujer, tratando de ubicarla. Tal vez se tratara de alguna de sus antiguas contrincantes aunque no le sonaba demasiado. Su acento particular le habría hecho acordarse de inmediato. Seguro.
- Rebecca Logan. - se presentó tendiéndole una mano que estrecharía si le correspondía con efusividad y firmeza. Siempre había creído que el modo en que uno saluda dice mucho de una persona y por eso mantenía siempre una sensación de energía y fuerza en ese primer contacto que, por sencillo, se trataba de un modo perfecto de comprender a su posible interlocutor. Tanto si se trataba de negocios, amistades, o cualquier otra relación. - ¿Has venido a disfrutar del espectáculo o a competir? - le preguntó con encendida curiosidad.
En ese caso, ella había ido con todo. Tenía dos caballos para inscribir en doma, uno mas en salto, dos en exhibición y la estrella de ese año, un precioso caballo Morgan llamado Corchea, un ejemplar de estructura ósea increíble, una cruz alta estilizada y cuyo pelaje arrancaba matices al sol que iban desde el café tostado hasta el negro zahíno. Ese era el que la vaquera mantenía cerca, acarrado desde el bocado. Lo interesante es que había estado entrenando con él, y estaba inscrito en el concurso que más atraía a los presentes. El de "Caballo Bailador".
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Última edición por Rebecca Logan el 14th Febrero 2021, 15:13, editado 1 vez
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Tema: Re: Dos mujeres y un destino. (Gray Fox) 31st Enero 2021, 22:57
Sonrió ante el agradable recibimiento de la joven rubia, su grito de cowboy le traía buenos recuerdos; le gustaba ver que en el sur aún se mantenían las buenas costumbres. Con esos modales le dejó bien claro a la anciana que se trataba de una tejana de pura cepa como ella… bueno, como ella no ya que de sureña ella tenía el acento y ya está, considerando de donde provenían sus padres, de todos modos vivió gran parte de su vida en Texas, así que era una tejana honorífica. Sonrió cuando le dijo que todos los caballos le pertenecían y arqueo una ceja cuando dijo aquello de que ningún amante de los caballos se perdería algo así
-A mi me gutan ma velo corre libre po lo capo, zabe?- dijo, señalando a las praderas que se podían ver en el horizonte -vele corre libre como er vento, zin neheida de que len ten cabargado nadie… ¿A probado a i zi zilla?
Le hizo esa pregunta ya que todas las veces que ella cabalgó sobre un caballo nunca usó un sillín, debido a quien le enseñó a montar; los nativos americanos con los que estuvo hace años… y ahora que se ponía a pensarlo, puede que fuera la misma tribu de donde provenía su madre. En fin, ellos le enseñaron a montar un caballo como lo llevaban haciendo toda la vida; sin sillín y algunos, que decían tener una conexión más espiritual con su caballo, incluso sin riendas, solo les bastaba un suave tirón del cabello del animal o un suave roce en el caballo para decirle que hacer
Otra cosa que demostraba la sangre cien por cien tejana de la mujer era que consiguió entender sin problema el acento de la anciana, que no era algo muy sencillo de lograr con las letras que se comía y las palabras que no sabía ni pronunciar. Le devolvió el apretón de manos con firmeza, pero no demasiada ya que si se pasaba aplastaría la mano de la mujer como si fuera un trozo de papel mojada, claro que a Rebecca le pareció un apretón de manos muy fuerte, la anciana no estaba usando nada de fuerza
-Weno yo taba de pazo, la veda- le dijo sonriente -voi a dode me lleve lo pie y mira tu po dode.. He acabo aqui- dijo señalando a su alrededor con los brazos, aunque estaba ahi por ayudar a un colega, pero lo mismo era -Y no veo mejo zitio en er que eta
Mientras las dos mujeres tenían esa agradable y casual conversación, algo estaba sucediendo que era desconocido no solo para ellas, sino para todas las personas que se encontraban en esos momentos en la feria. Entre el personal del ferial se encontraban un grupo de veterinarios, contratados para comprobar el buen estado de los caballos que se encontraban en el establo, tras haber sido preparados para participar en los diversos concursos de la feria, lo que nadie sabía es que los veterinarios fueron apresados cuando venían hacia allí por unos ecoterroristas que les quitaron sus credenciales y se hicieron pasar por ellos a fin de entrar en el recinto.
Cuando los dueños de los caballos se marcharon, los terroristas entraron en acción sacando de sus maletas de veterinarios unas jeringas llenas de un líquido rojo que, una vez inyectado en los animales, los volvería furiosos y prácticamente incontrolables ¿Su razonamiento para hacerle eso a los animales que, según ellos, querían proteger? Bueno, si los caballos destrozaban la feria y se escapaban, al final todo habría valido la pena incluso si tienen que drogar a los caballos, algo así como “el fin justifica los medios”, vamos que no eran los más brillantes de su casa.
Aun así su plan fue un éxito; los caballos drogados se escaparon del establo, asustaron a los que no fueron drogados, por que no se encontraban en el establo en ese momento, haciendo que estos salieran despavoridos, fue una reacción en cadena que provocó cientos de caballos corriendo por las instalaciones, atropellando a la gente y dando coces a diestro y siniestro, mientras que los terroristas tomaban esa oportunidad para ir hacia el sistema de sonido de la feria, para mandar su “mensajito”.
La anciana y la vaquera no pudieron ignorar el alboroto que se acaba de montar; el sonido del galope de los caballos, sus relinchos embravecidos por la droga, todo eso lo podían escuchar incluso desde el aparcamiento donde se encontraban en ese instante. Uno de los caballos sustos corrió hacia ellas y si no fuera por la fuerza sobrehumana de Gray, les habría atropellado; la anciana se colocó delante y sujeto con fuerza al animal para que se detuviera, acariciando con suavidad el lomo a fin de tranquilizarte
-Eh, shh, shh, traqueo mushasho, quita pasao? Po que ta azutao?
Le pregunto con cariño mientras le seguía acariciando, calmando poco a poco al animal que dio otro relincho más, sacudiendo la cabeza de lado a lado. Fue entonces cuando, por los megáfonos colocados por los postes de la feria, los ecoterroristas lanzaron su mensaje
-Damas y caballeros, somos un grupo a favor de la libertad de los animales ¡Ha llegado el fin de utilizar a los caballos como un espectáculo y como animales de carga!- gritó una voz que, a decir verdad, sonaba bastante molesta, daban ganas de atizarle con tan solo oírle -¡Hoy serán liberados y de vuestra horrible feria no quedarán más que pedazos, arrepentíos de vuestras acciones contra los animales!
La reacción de la anciana fue… bueno, suspirar y frotarse los ojos centrando su pulgar y su índice en el tabique de la nariz como lo haría una persona cansada de tanta gilipollez
-Me caguen en to, eto tene pita dee ze ma toto que un conejo dadohe un baño en er mizizipi- volvio a suspirar, apretando los puños; incluso si ella también opinaba que los caballos eran mas hermosos libres, nadie tenia derecho a obligar a nadie a hacer nada, mucho menos deshacerse de un animal con una conexión tan fuerte con las personas como eran los caballos -Weno que… ¿Aiudamo a lo pobre caballo? Creo que lo toto ezos lo han pueto nerviozo o argo, eto no er norma
Dejó el caballo a cargo de una de las muchas personas que, como ellas dos, se libraron del caos producido en el corazón de la feria por estar alejado del epicentro del caos, mas cuando entraron a ver lo que de verdad estaba ocurriendo… se quedaron atónitas; caballos corriendo enloquecidos sin ton ni son, gente en el suelo retorciéndose de dolor por las pisadas y las coces de los caballos, vallas rotas… era todo un caos completo y tenían ellas dos, la sheriff y la “renegada”, que poner el orden… ¿Como? Eso mismo se preguntaba Gray
-Como ashemo eto? Zon musho caballo, no ze zi voi a pode con to
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Tema: Re: Dos mujeres y un destino. (Gray Fox) 14th Febrero 2021, 19:27
La mujer tenía un acento muy cerrado. Tal vez de la zona sur de Texas, donde había varios pueblos pequeños que habían creado sus propias entonaciones a la hora de hablar. A pesar de todo la vaquera era capaz de comprenderla sin problemas. Había acudido a suficientes fiestas de tejanos de pura cepa como para saber interpretar todas las posibles variaciones que les pudieran ocurrir del mismo idioma. Algunos hasta eran aún mas inteligibles que la mujer. Lo que le resultó raro a la Sheriff es que no se presentara después de haberlo hecho ella. Lo más habitual era responder con un nombre al que dirigirse, aunque sólo fuera para facilitar el continuar la conversación. Según dijo, era una apasionada de los caballos aunque prefería tenerlos en libertad. De todos los tipos de doma que había, Rebecca había desarrollado siempre la menos invasiva procurando dejar tiempo al animal para que se acostumbrara a los diferentes aperos, como la silla, las riendas, etc. Conocía a algunas personas que llevaban a cabo monta sin silla, aunque eran las menos. Llevar silla ya resultaba en trayectos medios largos lo bastante incómodo como para dificultar un buen agarre. Se podía hacer pero no era lo ideal para ninguno de los dos a largo plazo. El jinete estaba menos estable y por lo tanto podían darse situaciones de peligro que acabaran con él en el suelo. La había practicado durante la doma antes de que el caballo se acostumbrara a la silla, pero no en campo abierto donde podía resultar peligroso para los dos.
- Si, alguna que otra vez. Nunca en viajes largos. El diferente. - admitió, mientras contemplaba a la mujer darle palmadas amistosas a Corchea.
El revuelo comenzó a levantarse poco después. Se escuchaba a los animales piafar, alguno podía ser que relinchara, pero el jaleo que se escuchaba en nada tenía que ver con eso. Los gritos de las personas no parecían emocionados, o animados. Eran muy diferentes. La vaquera entornó los ojos a tiempo para ver como una improvisada manada de media docena de caballos salía corriendo por un lateral tirando a las personas que había apoyadas en la verja que había salido volando por lo violento de la carga. Dos de los trabajadores que estaban cerca devolvieron la mirada a Rebecca de inmediato, y se dispusieron a cargar de nuevo a los caballos en sus compartimentos. No iba a tolerar que sus animales cayeran presa de lo que fuera que estaba sucediendo ahí dentro. El griterío se hizo aún mas intenso, a medida que el caos total se apoderaba de la feria y todos los presentes. Los caballos fuera de control a causa de la droga habían comenzado a correr como locos, generando una ola de destrucción que se había llevado por delante a hombres, mujeres y niños. Se escuchaban los llantos de las personas aquejadas. Otros ya no volverían a escucharse más. Comenzó a sonar entonces el sistema de audio y se llenó con una voz horrenda que clamaba la libertad de los equinos. No les había importado nada realizar toda esa destrucción en la que los mismos animales se destrozaban los cascos, se mordían, y golpeaban a sí mismos contra las cosas a causa del miedo.
La mujer se ofreció a ayudar en la situación, aunque iba a ser muy complicado. Hacerse cardo de un caballo descontrolado ya era complicado. No se podía obviar que eran bestias de entre 500 y 1000 kg dependiendo de la raza. Meterse en medio de aquello era como intentar detener un tractor. Miré a la mujer mientras intentaba realizar un plan de contingencia oportuno, aunque iba a resultar muy, muy complicado.
- Tendríamos que intentar retenerlos en el ruedo de algún modo. Si no acabarán corriendo por todas partes y generarán mas problemas en el pueblo. Intentar cogerlos de uno en uno nos va a llevar una eternidad.- le indicó a la mujer mientras se dirigía a sus dos hombres, que habían guardado todos los caballos excepto dos que sabían que necesitaría. - Les diré a todos que guarden a sus animales, antes de que cunda más el pánico. Tú avisa a todos de que hay que sellar por fuera el recinto. Eso nos facilitará las cosas a la hora de atrapar a los que se han escapado. - respondió mientras le cedía las bridas de un confiable Saddlebread americano.- Te confío a uno de mis animales. Espero que lo trates con respeto. - la vaquera no le habría dejado un caballo a cualquiera, y menos si acababa de conocerlo. Aquello era una emergencia, y ese animal estaba entrenado para volver a uno de sus silbidos especiales. Podría pincharle cuanto quisiera. Al final volvería. También tenía un localizador puesto en una de las patas, así que si a la anciana se le ocurría cualquier idea rara, le costaría bastante deshacerse de eso.
De cualquier forma, no se lo recomendaría en absoluto. La Sheriff tenía una opinión muy concreta sobre los ladrones de caballos.
- Vuélvete a reunir conmigo aquí en cuanto hayas terminado de organizar a la gente. Habrá que entrar a rescatar a los heridos, y a encontrar a esos desgraciados. - señaló el interior con un gesto de la cabeza. Su mirada se había vuelto fría y serena, como el brillo de un revólver cuando dan las tres de la tarde y hay duelo. Ensilló y se aproximó a un grupo cercano dando las señales oportunas.
El deber la llamaba.
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Tema: Re: Dos mujeres y un destino. (Gray Fox) 8th Mayo 2021, 01:41
El caballo que le dejó la tal Rebecca le pareció hermoso, bueno para ella todos eran hermosos, claro que la situación le impidió disfrutar de aquel estupendo ejemplar. Aun asi, le paso la mano por el lomo, no le gustaba mucho que le dieran ordenes, de hecho la mayoría de las veces que alguien que acababa de conocer le mandaba hacer algo, acababa con cuatro dientes menos y la nariz rota, sin embargo, ella le confió un caballo que, visto lo visto, era importante para ella… con ese gesto, ya tenía ganada a la anciana
-Tranquia, io zempre trato bien a lo animale
Y se montó en el caballo, haciéndole un saludo con el sombrero como despedida a la mujer, cabalgando a dentro de la feria buscando a alguien que le dijera dónde se escondía todo el mundo, por suerte, apoyado en una verja, se encontró a su colega John, que parecía herida. La anciana freno y se bajó del caballo, sujetando sus riendas para que no decidiera escapar si veía uno de esos caballos nerviosos
-John, ¿ta bien?- le pregunto Gray a su colega, pero al ver que solo tenía rasguños en la pierna, suspiro tranquila -meno ma… ¿Zabe onde ta la gete?
El hombre asintió y, tras subirse en el caballo con Gray, la guió hasta el estadio en donde se celebraban los rodeos y los espectáculos, como las gradas eran bastante altas, los pobres visitantes de la fiera se escondieron ahí arriba de los animales enloquecidos. Los tres llegaron al estadio, la anciana haciendo saltar al caballo la valla para entrar, viendo a los aterrorizados visitantes escondidos en los asientos
-Tranquioh, que eto lo vamo a solusionar ¿Hay aqui argun encargao der reshinto?
Y de entre la asustada multitud se irguieron varias personas, vestidas con uniformes que les identificaban como ayudantes en la feria
-Weno, amo a sherrar er reshinto po fuera pa que no se ecapen lo cabashio, azi que mentra uno ashudan a zali a la gente, otroh que ze vengan conmigo a sherrar to eto- hubo un momento de silencio incomodo, asta que Gray volvio a pronunciarse -¡Amo conio, que no tengo to er dia!
Y con ese grito se pusieron en marcha; la gente que se escondía en el estadio fue evacuada por el personal del recinto y Gray cerró cuando salieron con ayuda de los demás, no sin antes enterarse de que consiguieron encerrar a algunos de los culpables en la torre de comunicaciones, pero como nadie sabía si estaban armados no se atrevían a entrar a por ellos. Después, se reunió, ella y el caballo prestado, con Rebecca, bajandose de el poniéndole la mano en la suave piel del caballo, acariciándosela con cuidado para tranquilizarle
-Ya ta sherrao, pero… man disho que lo que han esho eto tan ensherrao en la torre de comunicasiones- fruncio el ceño, pero a la vez mostró una sonrisa algo picara, la sonrisa de alguien que quería ponerse a repartir tortas como panes -¿Que me ishe joven, vamo a patea a ezo mamone?
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Rebecca Logan DC Universe
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Tema: Re: Dos mujeres y un destino. (Gray Fox) 10th Octubre 2021, 04:07
Las dos mujeres se separaron, cada una con su propósito. Gray entró en el interior. Consiguió apañárselas para localizar a los trabajadores del recinto y que éstos le ayudaran a cerrar lo que les fuera posible evitando así que más caballos desbocados salieran en tropel llevándose por delante todo a su paso, causando mas caos y evitando que otros salieran heridos durante el proceso. Utilizando las gradas como parapeto para evitar que les alcanzaran los animales que seguían desbocados en el interior del recinto consiguieron con la ayuda de unas cuantas personas que se habían quedado encerradas en el interior, y que habían utilizado la altitud de las zonas de asientos para protegerse de la estampida, sumarse a los esfuerzos de todos aquellos a los que la Sheriff, por su cuenta, iba avisando desde fuera.
Montada en Corchea, rodeó el recinto al trote, un paso rápido pero que le permitía comprobar la situación y tener tiempo para reaccionar en caso de que hubiera alguna situación imprevista, cosa que dadas las circunstancias era muy probable que ocurriese. Tuvo que esquivar a unas cuantas personas, y frenar en seco en dos ocasiones para permitir el paso. En otra ocasión no le quedó mas remedio que desviarse, pues había hombres y mujeres en el camino que trataban de sujetar las bridas de sus caballos para retenerlos o guiarlos de nuevo al interior de sus remolques.
- ¡Guardad a los animales en los vehículos! ¡no tratéis de retener a los que están en estampida! ¡Ayudad a cerrar las puertas de inmediato y después asistid a los heridos!- iba gritando indicaciones aquí y allá a medida que avanzaba, y se detenía sólo para ayudar a cerrar las puertas, o quitar a un par de personas inconscientes de en medio.
Aunque hizo lo posible por controlar la situación que se le presentaba, sabía que no podía demorarse en tareas de auxilio mas allá de lo indispensable. Tenía que encontrarse con la mujer, que tendría una idea mas aproximada de lo que estaba pasando en el interior. Se encontraron frente a la puerta por la que la Sheriff habría tenido que pasar cuando le tocara el turno de presentar a sus caballos para el concurso de baile montado. Algo que ya no sucedería, a causa de las circunstancias. Aún montaba el caballo cuando la permitieron un pequeño paso para poder salir. Le devolvió al animal y le puso al tanto de la situación. El jamelgo jadeaba, y una espesa baba había empezado a formarse en torno al bocado. Les habían pedido una buena carrera en poco tiempo, y entre el tiempo seco y el polvo, era normal que salivaran de más. Le tendió las bridas a sus muchachos, que atenderían a los dos animales y los guardarían en sus respectivos remolques hasta que pasara el peligro. Esos dos hombres cuidarían a los animales con sus vidas, por la cuenta que les traía.
- Así que están en la torre de comunicaciones. - repitió la Sheriff en voz alta, levantando el sombrero para localizar la torre por encima de la construcción de las gradas. Era un punto muy alto, y podrían controlar bien la situación si apostaban un par de buenos tiradores. - Tu has estado dentro. ¿Hay alguna manera en la que podamos entrar sin ser vistos? Si tienen armas y tiradores allí arriba nos llenarán de plomo si intentamos entrar por la plaza como si nada. - dijo la vaquera, agarrando el pomo de los revólveres que reposaban en sus pistoleras, en un gesto mecánico que le proporcionaba serenidad. - ¿Tu tienes armas?- preguntó, sin miramientos.
No tenían tiempo como para estar perdiéndolo en cortesías que allanaran el camino a las preguntas realmente importantes. No le parecía prudente ni inteligente meterse a por unos hombres que podían estar armados hasta los dientes con alguien desarmado que no podría cubrirla si lo necesitaba.
- Tendríamos que ver si los servicios de emergencia están de acuerdo en darnos apoyo. Si no, desde fuera podrían confundirnos y dispararnos creyendo que somos alguno de esos sucios cuatreros.