Naraka 19/04/2019 (Batman)

Se me hace duro tener que abandonar Amritsar bajo el yugo de Trigón, pero no hay nada que yo pueda hacer por mí solo contra él, y menos sin contar con acceso a mi fortuna o recursos, pero al menos hice cuanto estaba en mi mano ayudando a escapar a los refugiados. Mi intención ahora es continuar camino en dirección a Bodh Gaya para tratar de detener al monstruo de piedra que se ha levantado allí y está matando a la gente de los templos, pero es difícil encontrar transporte, ya que la mayoría de refugiados están huyendo en dirección contraria, hacia la frontera con Pakistán

Yaipur es la capital del estado de Rajastán en donde me encuentro, y, como tal, es una de las ciudades más grandes de la región. Posiblemente unas tres veces más grande que Amritsar. Suponer, por tanto, que allí voy a tener mayores probabilidades de encontrar un transporte parece acertado, así que se convierte en mi primera parada.

La ciudad no sólo es grande, también es una de las mejor organizadas que me he encontrado hasta ahora en la India, con avenidas enormes y calles perfectamente distribuidas y reguladas. Sin embargo, mientras me desplazo por entre sus edificaciones de color rosado ataviado con las ropas que conseguí en Amritsar para pasar desapercibido (una camisa de lino azul oscuro y unos pantalones holgados negros de algodón) me llama pronto la atención el sonido de una gran agitación. Me dirijo en la dirección del sonido con toda la rapidez que me permite el arcón que arrastro tras de mí y me asomo desde detrás de una de las casas para encontrar una escena dantesca: un demonio enorme con cuernos de cabra y lengua y cola de serpiente, tan alto como la mayoría de los edificios, está causando una carnicería en la calle acompañado por varios de los perros alados de Trigón. Varios soldados luchan contra él, pero es inútil. Su sangre pronto se unirá a la que ya recubre el suelo si no hago algo para evitarlo.

Justo cuando me dispongo a colarme en el interior de un edificio en ruinas para prepararme, me llama la atención un llamativo borrón de color rosa y púrpura que aparece en el límite de mi campo de visión. Se trata de una combinación de colores poco usual en un escenario como éste, así que, sorprendido, me permito detenerme el tiempo suficiente para observar a la nueva participante en éste drama. Una mirada más detenida me confirma que su forma de vestir resultaría inusual incluso en países occidentales, pero la espada que lleva en las manos me indica que se trata de una guerrera, lo cual justificaría el atuendo. Después de todo, el spandex y el kevlar son algo habitual entre los que nos dedicamos a ésta línea de trabajo. Eso me hace preguntarme si la muchacha tendrá alguna clase de poder. Desde luego se la ve segura y confiada, y no parece asustada, pero necesito prepararme en caso de que necesite mi ayuda.

Con premura abro el arcón y me pongo la máscara antes que nada. No hay tiempo para la armadura completa, así que me pongo la coraza frontal, las muñequeras con las cuchillas, las botas y, por supuesto, el cinturón de utilidades. Después, dejo cerrado el arcón y, aprovechando que las criaturas tienen su atención focalizada en la mujer, utilizo la pistola de gancho para elevarme hasta un tejado adyacente, inadvertido para todos, me agazapo fuera de la vista y me dedico a estudiar el terreno y los oponentes para tratar de dilucidar el mejor curso de acción a seguir.

La manera en la que se enfrenta a los demonios confirma mi teoría inicial acerca de que se trata de una persona con capacidades especiales. Ningún humano corriente, por buen luchador que fuera, podría aguantar tales envites. Valentía no le falta tampoco. Resulta evidente que está tratando de atraer sobre sí misma toda la atención. Quizá pueda hacer algo para ayudarla... Hay una estatua grande con aspecto de ser muy pesada sobre las escaleras que suben al museo frente al que se desarrolla la batalla. Me descuelgo tras ella aprovechando que los demonios tienen la atención focalizada en la mujer y coloco un explosivo plástico de densidad suficiente para reventar la base. Utilizo la pistola de gancho para volver a elevarme hasta un tejado cercano, y después vuelvo a disparar apuntando a la cabeza de la estatua. El explosivo destruye la estructura de la base, impulsando la estatua hacia delante por la onda expansiva. Aprovecho el impulso para dar un tirón con toda la fuerza de la que soy capaz, y consigo que la estatua caiga por las escaleras y se desplome encima de la cabeza del demonio más grande, que justo empezaba a levantarse después del ataque de la heroína. La estatua impacta entre los cuernos con un sonido húmedo y desagradable cuando uno de los picos de la base de mármol se le incrusta en el cráneo. La criatura se desploma hacia atrás, fuera de combate. No estoy seguro de que esté completamente muerta, pero no creo que suponga una amenaza por el momento.

Uno de los demonios alados pasa volando debajo del tejado en donde me encuentro, así que salto y me aferro a él. El súbito e inesperado peso añadido le desequilibra, haciéndole descender y provocando que se dirija directamente contra un edificio. El demonio emite un chillido entre las fauces y trata desesperadamente de esquivar el edificio, pero le sujeto por el cuello y se lo tuerzo violentamente, de manera que termina estrellándose contra la pared con un ominoso crujido. Tan pronto se produce el choque vuelvo a disparar la pistola de gancho para elevarme al tejado del edificio, desde donde vuelvo a saltar para caer encima de otro de los demonios. Ésta vez el repentino aumento de peso le hace caer a plomo contra el suelo, donde me incorporo a horcajadas sobre él para cogerle la cabeza y golpearla con todas mis fuerzas contra el suelo.

La incapacitación del demonio me da algo de margen para analizar los modos de combate de la desconocida, permitiéndome completar el esquema mental de sus capacidades en mi mente. Parece que no sólo es una hábil espadachina, sino que su fuerza excede con mucho la media humana. Ya lo había deducido al ver cómo resistía los embates de los monstruos, pero ver cómo inmoviliza desarmada a uno de los demonios supera mis expectativas. Seguidamente utiliza lo que parece ser un japa mala bendecido para repeler a otra de las criaturas infernales antes de voltearlo sobre sí misma y estrellarlo contra el suelo, remarcando una vez más su fuerza sobrehumana. El repertorio de habilidades y recursos es bastante destacable. Me recuerda un poco a Diana, aunque con un estilo diferente, pero similar a su vez en cierto modo.

Repara en mi presencia y se dirige a mí, pero, al parecer, me equivoqué en mis cálculos anteriores, porque el demonio mayor se está levantando. Va a hacer falta algo más de lo que le hice para poder detenerlo. Su siguiente pregunta me llama la atención. No es frecuente que alguien con su nivel de poder recurra a mí, un simple humano, en busca de consejo o guía en la batalla si no me conoce personalmente, y ésa parecer ser la situación de acuerdo a su frase anterior. O es una persona bastante humilde o mi predecesor hizo un buen trabajo en labrarse una reputación, sin embargo, no es mucho lo que puedo hacer sin tener un listado completo de sus capacidades. Lo único que puedo hacer es intuir.

- Atácale de frente utilizando todo tu poder de ataque -le digo sin vacilar-. Utiliza preferentemente la espada y ataca a las piernas, tobillos, rodillos o corvas para tumbarlo.

Utilizo la pistola de gancho para quitarme de en medio de la trayectoria del demonio cuando vuelve a la carga. Tengo plena confianza en que la misteriosa guerrera podrá defenderse bien. Una vez a salvo, cargo la pistola de gancho con un explosivo plástico y apunto a la cabeza del monstruo, esperando que la mujer lo inmovilice el tiempo suficiente para conseguir un blanco certero.

Quienes me conocen saben que soy tajante respecto al asesinato y al uso de fuerza letal contra el enemigo, incluso siendo criminales. Pero dichas reglas no se aplican ante demonios, bestias y criaturas infernales, especialmente no cuando campan a sus anchas por mi planeta devorando y aniquilando la raza humana, así que mi dedo no vacila en lo más mínimo al apretar el gatillo de la pistola de gancho, y tampoco aparto la mirada mientras la cabeza de la criatura explota.

Una vez exterminado el enemigo, me deslizo de nuevo hacia la calle, donde los ciudadanos asustados están empezando a asomarse desde esquinas, ventanas y callejones, y me dirijo hacia la desconocida mujer.

- De lo que dijiste antes deduzco que sabes quién soy. Bien. Eso ahorrará tiempo. Tenemos que sacar a toda ésta gente de aquí. Imagino que estás al tanto de cuál es la situación en la India. Hace dos semanas, el dios demonio Trigón invadió Amritsar, a 700 kilómetros de aquí, cerca de la frontera con Pakistán. De momento los demonios no han llegado aún al país vecino, por lo que he estado dedicando todo mi tiempo a tratar de evacuar a los refugiados en dirección a Pakistán. Yo me dirijo a Bodh Gaya para detener al Coloso de piedra que está aplastando a los sacerdotes de los templos. Necesito saber quién eres y cuáles son tus capacidades o poderes para ver en qué medida puedes ayudar. Disculpa que sea tan directo, pero en la situación en la que estamos no hay lugar para otra cosa.

Es curioso cómo a pesar de haber conocido a Diana, Superman, que es prácticamente un dios en la Tierra, y haber tenido trato directo con Hades y otros olímpicos, sigue resultándome extraño estar frente a frente con otros dioses. No me gusta. Me cuesta mucho confiar en seres tan poderosos como para aplastarnos con un simple gesto, sobretodo después de lo que he vivido en mi universo, pero tampoco es como si tuviéramos muchas opciones ahora mismo. De hecho, dada la situación actual es lo que mejor nos viene.

- No había escuchado nunca hablar de ti, Juri.

Lo cual es raro, porque me conozco a la mayoría de dioses de los principales panteones, y, por lo general, aquellos encargados de representar la luz suelen figurar entre los más elevados. Quizá ésta diosa no exista en mi universo. Eso lo explicaría. Lo que sí me suena es el nombre de su supuesto transporte.

- Garuda -repito-. Un pájaro mítico considerado un semidiós en el hinduismo y en el budismo. Tiene el aspecto de un águila gigante y antropomórfica, y se dice que es tan grande que puede tapar la luz del Sol -me meso la barbilla, pensativo-. Si éste ser realmente existe nos puede ser de mucha utilidad en la lucha contra los demonios. Dime, Juri: ¿Sabes algo del demonio Trigon? Si realmente estás comprometida con la liberación de la India ve con los demás dioses y habla con ellos. Sé que por lo general los dioses no se involucran en asuntos humanos, pero es importante que ésta vez tomen partido. Los dioses se nutren de la adoración humana, ¿no es cierto? Si los demonios erradican la humanidad no quedará nadie para creer en ellos.

Hago una pausa, analizando las reacciones de su rostro, comprobando hasta qué punto puedo contar con su colaboración en ésto. No puedo permitirme hacerme ilusiones vanas. En el pasado, la mayoría de mis planes contra Superman fracasaron, incapaces de sobrevivir al encuentro con la realidad, y en ésta ocasión la situación es incluso peor. Mi experiencia con los olímpicos no fue buena en aquél entonces. Sólo espero tener más suerte con el panteón hindú.

- Brahma, Shiva y Vishnú son los dioses principales en tu panteón. Si conseguimos convencerlos tenemos alguna posibilidad de ganar ésta batalla. Habla también con Kali. Ella es cazadora de demonios, no puede parecerle bien lo que está ocurriendo en la Tierra. ¿Puedes conseguirme una reunión con ella? ¿Alguna de tus armas podría conseguir algún efecto contra un demonio mayor? Si no es así, trata de conseguir armas mágicas y divinas, reúne todas las que puedas y reúnete de vuelta conmigo para organizar el contraataque. Infiero que una diosa tendrá maneras para localizarme, si no es así dímelo y trataremos de establecer una.

En realidad ésta última afirmación es una prueba. Si realmente es una diosa, no debe tener el menor problema para encontrarme. Si me dice que no le es posible sabré que ha estado mintiendo todo el tiempo.

- Yo ahora me dirijo a Bodh Gaya para detener el ataque del Buda gigante. Si puedes, trata de limpiar el camino de demonios en dirección contraria, hacia Turquía, para facilitar la evacuación de los refugiados -avanzo hacia ella y la miro con seriedad a los ojos, poniéndole la mano en el brazo-. No me falles, Juri. Confío en ti.