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| Tema: Prueba de rol : Cassie 16th Febrero 2019, 15:00 | |
| Otro nuevo día para la ciudad portuaria de Gateway City. Urbe conocida por contar con la mayor colección de artefactos griegos fuera de Grecia en los Estados Unidos de América. Esto se debía en su mayor parte por la recolección y los hallazgos que había realizado Helena Sandsmark para el museo de antigüedades. La arqueóloga e historiadora Sandsmark era una eminencia en el campo de estudios antiguos. Estaba especializada en la antigua y milenaria civilización griega. Para conseguir esta excelencia había dedicado gran esfuerzo y tiempo al estudio, documentación y análisis de los restos materiales que dejó esta cultura de antaño. Cassie sentía gran admiración por su madre. Porque no sólo había destacado como profesional sino que también sacaba tiempo para estar con ella cuidandola, criándola y dándola todo su amor y su apoyo.
Aquella mañana a la adolescente la había tocado levantarse y prepararse para el día de labor sin la compañía de su progenitora. Helena se había levantado temprano para atender un asunto urgente de trabajo. La mujer tenía plena confianza en su hija porque, aunque la muchacha estaba aún en esa edad de crisis que es la adolescencia, siempre había mostrado mucha responsabilidad. Después de asearse debidamente, con una revitalizante ducha, se vistió y se sirvió un tazón de cheerios. Desayunó calmadamente mientras pensaba en su horario lectivo y los libros que debía meter en su mochila. Ayer no había preparado la mochila. Había ido a un seminario y al volver a casa se encontraba demasiado cansada para preparar nada. Salió por la puerta de la casa y se dirigió al centro educativo.
Cassandra vivía su vida todo lo normal que le era posible al ser descendiente de una deidad griega, una madre obsesionada y especializada con la cultura ateniense y una fuerte vinculación con sus hermanas amazonas. La joven wondergirl entre semana acudía a su aburrida escuela privada y los fines de semana los dedicaba a reunirse con sus amigos héroes en la Torre de los Titanes de San Francisco y así, entrenar sus habilidades. Trataba de dar su máximo esfuerzo en los estudios y en su carrera como justiciera. Intentaba con gran ahínco no dejarse arrastrar por la confusión y el caos que muchas veces inundaba su vida.
Mientras caminaba pensaba en el aburrido día que iba a tener en clase. Suspiró pesadamente. No le apetecía estar seis horas escuchando lecciones aburridas que ya se sabía. Pero tenía que actuar de forma madura. Así que, a pesar de su falta de ganas terminó en el instituto. Atravesó los grandes arcos que daban acceso al edificio donde se encontraba su clase se sentó con desgana en su pupitre y mirando hacia la ventana dejó que los profesores fueran un a uno desfilando y contando sus disparatadas lecciones. La rubia empezó a pensar en la otra parte de su vida.
Aunque al principio cuando empiezas tus andares como justiciera todo puede parecer un lecho de rosas, no lo es. Las hermosas y fragantes rosas tienen punzantes espinas y cuando descuidas se te clavan en la piel causando un punzante dolor. Todo es muy divertido cuando ganas; cuando encierras a los malos, proteges al mundo, ayudas a los demás, salvas a los inocentes y recibes una ingente admiración. Pero cuando pierdes tu mundo se vuelve un profundo hoyo oscuro del que es muy difícil salir. Una amalgama de sentimientos negativos te impiden avanzar en tu vida y te sientes terriblemente perdido. Te culpas por no haber sido ni lo suficientemente buena para atrapar al villano, ni lo suficientemente lista para impedir la muerte de tu amigo ni lo suficientemente rápida para impedir que el pecho de uno de tus ídolos sea atravesado. Era increíble cómo cambia la realidad de las cosas cuando formas parte de ella. Antes miraba los actos heroicos de Wondergirl y Wonderwoman y pensaba que era tan loable, tan digno y ansiaba ser como ellas tan justas, admirables y valientes. Pensaba que todo eso era muy cool y que debía ser muy divertido apalizar a los malvados. Claro que era divertido asestar mamporros a villanos y machirulos cuando se lo merecían. La rubia se sintió terriblemente bien al fregar el suelo con el arrogante y presumido de Superboy utilizando su propia fuerza contra él. Las conversaciones inteligentes con Robin sobre planes y estrategias y los momentos cómicos con Kid Flash. Las conversaciones profundas sobre lo que depara el futuro y también las superficiales con Arrowette sobre sus compañeros de equipo y sobre héroes de la Liga. Esas cosas eran memorables. No obstante, nunca pensó en la otra cara de la moneda. La cara que te produce disgusto y desilusión. Las heridas, muertes y pérdidas que tienes que afrontar. Ese lado no tan grato que hace que por lo menos una vez a la semana pienses en abandonar. Sin embargo, esa vida era muy complicada de dejar. Ella lo había intentado varias veces. Como cuando no podía soportar el dolor por los fallecimientos de personas importantes de su grupo. Parar y tener una vida como la mayoría de la gente tiene; sin poderes, sin trajes engorrosos y sin males a los que vencer. Más siempre acudía al llamado de ayuda. No podía desentenderse de la obligación de ayudar cuando sus hermanas amazonas o sus amigos héroes o la ciudadanía estaba en peligro.
El sonido de timbre la sobresaltó y rompió su hilo de pensamiento. Las primeras clases habían terminado y daba el inicio de un receso de quince minutos. En vez de irse con el grupo de chicas que solía pasar los recreos, se encaminó a la biblioteca. Necesitaba conseguir un ejemplar del libro que su profesor de literatura había mandado leer. Tenía que hacer un comentario y un análisis de los temas que se trataban en El círculo de Dave Eggers.
Por mucho que le gustase ser Wondergirl, sabía que su vida civil era importante. Y más, cuando no tenias un rico benefactor que pagase tus gastos y facturas. No podía depender eternamente de su madre. Necesitaba forjarse un buen futuro. Era su último año de instituto por lo que necesitaba centrarse en sus estudios y reunir una gran cantidad de puntuación en destrezas de múltiples ámbitos para tener opción a presentar su candidatura a una buena Alma Mater. Tenía decidido ir a una buena universidad aunque no había aún decidido si seguiría la tradición familiar estudiando algo relacionado con la historia antigua. Le apasionaba el campo de la arqueología y los descubrimientos en excavaciones pero no estaba segura de encaminar sus estudios universitarios en este sentido.
Se acercó a uno de los ordenadores y consultó en qué sección se encontraba el libro que necesitaba. Rápidamente la hábil amazona localizó lo que andaba buscando. Una vez con el objeto en su poder se dirigió al mostrador para que le prestaran el libro. Sacó su carnet de estudiante mientras esperaba a que la biblioteca atendiera a otra chica que había llegado primero.
Miró la pila de libros devueltos y que estaban aún por colocar. Para sus ojos destacó la reluciente novela de Percy Jackson y suspiró con tedio. Mucha gente soñaba con ser hijo de un Dios. Fantaseando con los grandes poderes y las aventuras que te proporciona la herencia divina. En esa parte de la realidad estaban bastante acertados. Pero hay una parte en toda esa historia que nadie te cuenta: la vivencia de la total falta de conocimiento sobre tu progenitor y la negligencia de las paternidades y maternidades de los dioses. En especial, la de su propio padre. Zeus había sido un padre nefasto para todos sus hijos e hijas. Sólo hacía falta mirar a Hércules. La gran sensación de abandono y desapego emocional que sientes cuando no conoces en absoluto a tu padre. Sabes que tú no tienes la culpa de esa situación. Pero aún así, hay momentos en el que no dejas de pensar si eres la responsable de tener un padre irresponsable, distante y negligente. Cuando eres un joven adulto a veces no logras entender cómo la persona que se supone que debería protegerte y ayudarte a ser un adulto maduro y responsable se ha desentendido por completo de tí. En ocasiones no dejas de pensar si hay alguna tara en tí que haga que tu padre no te quiera como hija.
Tampoco no existe ningún campamento mestizo que te ayude a lidiar con tus poderes ni dónde conocer a tus perdidos hermanos o hablar con personas en tu misma situación. No hay ningún sitio que tu padre haya diseñado para ayudarte, educarte y protegerte del mundo. No hay un oasis en el que puedas ser mejor para el día en que te reencuentres con tu progenitor. Los semidioses se enfrentan, si tienen suerte como ella, al cruel mundo tan sólo con su progenitor humano. la verdad es que había tenido mucha fortuna al contar helena como madre. También al haber conocido a Diana que siempre la había ayudado tanto y la había remitido a Artemis para ser entrenada y educada como amazona. Sin olvidar a su querida " hermana" Donna siempre tan a la protectora y afectiva.
Por fin fue atendida. Una vez con El Círculo en su poder se dirigió al patio. Al mirar al cielo y ver el refulgente sol sobre su cabeza no lo pensó dos veces. Cassie salió volando del colegio, en busca de un lugar más entretenido. era una buena estudiante, tu historial académico no se vería dañado por faltar unas cuantas horas. Aterrizó en un centro comercial a cincuenta kilómetros del colegio. Miraría un par de cosas en las tiendas, se divertiría y distraerse un rato y luego volvería a casa. Se acercó a un puesto de batidos y se compró uno grande de cookies con vainilla. Luego se puso a mirar unas deportivas. Alguien tocó su hombro y se giró para encarar a la persona que la estaba llamando.
Ante sí se encontraba un hombre alto, elegante, de proporciones esbeltas y atractivas. Su pelo vestía canas pero su mirada azul fuerte y penetrante le seguía dando una intenso sex-appeal. Estaba vestido de forma elegante con unos pantalones de traje gris, una camisa blanca rodeada por una corbata negra y una estilosa gabardina larga. A pesar de no haberle visto nunca con esa apariencia humana pero sabía quién era. El hombre le hizo un gesto para que le siguiera. Cassandra le siguió hasta un apartado rincón del exterior.
-¿Papaito? ¿Papi? ¿Papá? - Cómo llamas al progenitor que no ha estado en prácticamente ningún momento de tu vida y ni siquiera ha intentado criaste. Sabía que su madre hablaba con Zeus de vez en cuando. Que el principal dios griego se preocupaba y la protegía en la sombra. La única vez que había hablado con el todo poderoso señor del Olimpo, él le había dicho directamente que no era seguro para ninguno de sus vástagos que estuviera implicado en sus vidas. Entonces, ¿Qué hacía allí?
Zeus se enfadó con su comentario y adquirió una forma divina monumental y furiosa. Un esbelto y atractivo coloso con largos cabellos blancos, barba y vestido con una túnica que dejaba ver su atlético torso griego. de sus ojos salían airados rayos. Cassandra se apartó para no recibir la ira de su progenitor.
- Era una broma. Dale un fuerte abraza a tu viejo.- Abrió los brazos en busca del contacto con la joven mientras Cassandra le miraba atónita. ¿Cómo esperaba Zeus que tuviera esa afectividad si esta era la segunda vez en su vida que se veían? - ¿Cómo le va la vida a mi hija favorita?- habló con desparpajo.
-No sé, no la conozco.- comentó un poco desconfiada. Si algo tenía seguro es que nunca puedes fiarte de la repentina aparición de un dios griego. Se cruzó de brazos esperando a que Zeus continuase hablando.
- Supongo que ese mal humor viene de familia.- dijo en actitud bromista. Bien era sabido que los doce Olímpicos eran algo rencorosos.
-¿Ha muerto alguien?- preguntó un poco preocupada.
- ¿Es que un padre no puede querer ver a su hija sin que haya una muerte por medio?- la amazona miró a su padre con un gesto incrédulo. -Cassie eres mi hija y me preocupo por tí- hizo un pausa y tomó un cariz más serio - Sólo quiero que estés preparada para lo que está por llegar. Que sepas cómo usar tus poderes en caso de que tuvieras que tomar el relevo en el panteón.- Abrió su la mano y se la tendió a su progenie. En la palma estaba un medallón dorado con una gema púrpura que refulgía con fuerza. - Esto es tuyo, tu derecho de nacimiento como hija de Zeus. -
- No lo quiero, gracias.- lo más sensato sería preguntarle a Diana sobre aquel objeto que le ofrecía Zeus. Ya había cometido el error de aceptar el lazo de Ares y tenía miedo de las consecuencias.
- Esta ingratitud proviene de tu parte humana. - comentó sulfurado y casi con asco. No estaba acostumbrado a que nadie le dijera que no y eso le enfureció.
- Tendrás que lidiar con eso, viejo. Los hijos nunca salen como los padres esperan. Deberías saberlo. Seguro que tienes más descendientes que nadie en el universo.-
El antiguo dios desapareció en un instante no sin antes hacer que el viento le susurrase a su hija: acabarás implorandome que te lo entregue.
No quería que las deidades acabasen controlando su vida. Sabía que involucrarse con divinidades sólo traía desgracias porque los dioses sólo manipulan a los humanos para conseguir sus propios fines. Ella quería construir su propia vida y tomar sus decisiones, no quería dejarse envolver y cegar por el brillo del poder. La historia estaba llena de buenas intenciones que habían sido aprovechadas por deidades para conseguir sus caprichos; la Guerra de Troya era un claro ejemplo de eso.
Un día notó como especie de perturbación. Una sensación extraña que se achaca siempre a los malos augurios. Percibió como algo se le revolvía por dentro; no en su cuerpo, su mente o su alma sino como si algo tocase su sustancia misma y modificase en su interior todo lo que era. Pensó que no era nada extraño. Esas sensaciones de que algo malo o raro está ocurriendo son muy comunes y son simples falsas alarmas. Por lo que creyó sería por cualquier cosa no relevante. Pero al pasar los días fue notando los efectos y sintió que debería haber hecho caso a sus impulsos iniciales. La gente empezó a olvidarse de su identidad heroica. Como si nunca hubiera sido Wondergirl. Como si el universo hubiera girado de pronto y se hubiera olvidado de su tiempo como justiciera adolescente. Nuevos recuerdos e imágenes empezaron a emerger en su cabeza. Todas y cada una de esas Cassies con sus diferentes caminos, con sus decisiones, con sus defectos, con sus errores, con todos esos sentimientos singulares y con toda su confusión y su caos; eran ella. En ese momento ya no había lugar a dudas. Había acontecido un cambio y había afectado tanto al mundo como a ella misma. Los cambios habían sido graduales y al principio pasaron casi inadvertidos, pero con el tiempo se fueron haciendo cada vez más notables. Llegó un día en que todo el mundo le pareció completamente nuevo. Se preguntó dónde había estado durante todo ese proceso de cambio. Cómo no se había dado cuenta de ese giro de ciento ochenta grados. Estaba tan centrada en no caer en una contradicción, en llevar una vida lo más racional y organizada posible que no había visto el borde hasta haberlo traspasado. Tal vez la que su padre había dicho era cierto. Quizá le debió hacer caso cuando le dijo que el universo iba a experimentar un fuerte colapso y que muchas cosas no volverían a ser igual. Suspiró con resignación. Intentaba calmarse pero no lo conseguía. Una arranque de ira se hizo presa de ella y golpeó a lo primero que se cruzó en su camino, que resultó ser una farola. Por el puñetazo la larga rama de metal salió volando y la justiciera se dio prisa para interceptarla antes de que causara daños a los civiles. Cuando recuperó la farola, la dejó en el suelo y sin saber muy bien a quien pidió disculpas.
- Lo siento.- |
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| Tema: Re: Prueba de rol : Cassie 16th Febrero 2019, 23:54 | |
| ¡Prueba de Rol Superada! Felicidades Wondergirl, ya puedes subir tu ficha. PD: Me ha gustado mucho la comparativa a los libros de Percy Jackson, ha sido divertido de leer._________________ | |
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