Hacía rato que había amanecido, unos pocos rayos de sol entraban por la ventana del baño, cuya puerta estaba entreabierta.
La noche anterior fue dura, una partida ilegal de cartas, cinco mil dólares a la basura y litros y litros de licor corrieron por los vasos de aquel bar. Tras eso, Logan se marchó tambaleando al cercano motel para dormir la borrachera.
A decir verdad, Logan fue el único que pudo salir por su propio pie del bar, nadie aguantaba tanto como él. Los demás quedaron borrachos en inconscientes en el suelo. Pena que no hubiese conseguido que se emborracharan antes de quedarse sin posibilidades de ganar en la timba, el resultado habría sido muy distinto, pero son cosas que pasan, hay que aceptarlas. A cambio le invitaron a las bebidas.
Al menos le quedaron un centenar de dólares para poder dormir en aquel motel de mala muerte.
El rayo de sol alcanzó la cara de Logan, sus ojos, y eso le despertó.
Se incorporó en la cama, aún tenía un poco de dolor de cabeza, así que caminó hasta el baño y abrió el grifo para remojarse la cara. El agua salió turbia…
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¡Joder, si en esta pueblo de mierda el agua tiene más color que el moonshine que sirvieron anoche!.-
A pesar del color, se remojó la cara.
Salió de la habitación tras un rato, la claridad ya era mayor, así que se puso las gafas de sol.
Se llevó las manos al bolsillo, pero no encontró lo que buscaba allí. Volvió a la habitación y buscó, tampoco estaba, ¿dónde habría dejado los puros?...quizá me los olvidé anoche en el bar. Así que hacia allí caminó.
El aire frío le hizo bien, ya se encontraba mejor, pero ahora lo que más le apetecía era un puro.
A cincuenta metros de la puerta del bar, vio a dos camareros limpiando en el exterior. Su oído hiperdesarrollado le hizo escuchar la conversación inadvertidamente.
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Vaya como quedó todo anoche.-
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Se alargó mucho la cosa, hasta hace veinte minutos no hemos conseguido desalojar al último. Acabaron como cubas.-
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Casi mejor habérmelo perdido, no me gusta tratar con borrachos.-
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Ni a mí, pero el jefe paga bien las noches de timba, ya sabes, la mejor forma de conseguir fidelidad es pagando bien.-
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¿Y cómo fue la cosa?.-
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Muy bien, el jefe les sacó todo, al final ninguno se dio cuenta.-
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¿Cuánto sacó?.-
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Calculo que unos cinco mil a cada primo.-
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Hay gente a la que parece que le sobra el dinero.-
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Para eso estamos aquí, para que venga, beban, se despisten, el jefe les vacíe las carteras y de paso nosotros nos llevemos nuestra parte por hacerlo posible.-
Logan fue escuchando la conversación y fue refrenando su paso al acercarse, la ira le iba invadiendo, pero a duras penas consiguió aguantarla.
Al llegar frente a la puerta, les saludó, intentando fingir normalidad y jovialidad.
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Hola, creo que anoche me dejé mis puros aquí, ¿los habéis encontrado?.--
Oh, hola, ¿puros?, sí, antes encontré unos, los tengo guardados en la barra.- Entraron los tres en el salón y se dirigieron a la barra. Uno de ellos fue tras ella y sacó los puros.
Logan recogió los puros, los guardó salvo uno. Mordió la punta y la escupió en el suelo. -¿Tienes fuego?.-
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Disculpe, no se puede fumar aquí.-
Logan sonrió socarronamente, -
Anoche no parecía ningún problema con fumar aquí.-
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Bueno, ya sabe, dado lo que hicimos anoche aquí, nuestro último problema hubiera sido que encontrasen a alguien fumando dentro.-
Logan se puso serio, sujetó el puro entre los dedos,
-¿Y qué se supone que hicimos anoche aquí?.-, volvió a morder el puro y soltó una risotada, -
¡Nada, no hicimos nada!.-
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¡Jajaja, claro, aquí anoche no pasó nada!.-
Logan, con toda presteza, empujó la cabeza del camarero que tenía al lado contra la barra dejándolo inconsciente y con la otra mano sujetó al de enfrente levantándolo del suelo.
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Y ahora me vas a decir dónde está tu jefe, que creo que tenemos que hablar del timo de anoche.-
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¿¿¿Titititimo???.-
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Aunque no te lo creas os he escuchado antes y más vale que no lo niegues o te vas a gastar el dinero que ganaste anoche en el dentista.-
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¡El jefe está arriba, por esa escalera!.-
Logan le soltó en el suelo, -
Yo de ti me iría, porque cuando tu jefe se entere ¿a quien va a echar la culpa de haberse ido de la lengua?.-
El camarero salió corriendo como alma que lleva el diablo del bar.
Logan subió la escalera. Sólo había una puerta la planta superior. Llamó a la puerta “toc-toc”, nadie respondió. Insistió dos veces más, más fuerte. Una voz se escuchó desde dentro:
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¡Dejadme en paz, estaba durmiendo, me duele la cabeza!.-
“El dolor de cabeza va a ser lo que menos te preocupe en unos segundos”, pensó Logan, y volvió a golpear la puerta dos veces, fuerte.
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¡Iros u os despido!-.
Otros dos golpes.
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¡Os voy a hacer tragar los dientes!.-
Se oyeron los pasos acercándose, Logan hasta podía oler ese olor a alcohol y sudor rancio que despedía el dueño del bar acercándose a la puerta cerrada.
Cuando sintió la presión del pomo de la puerta para abrirse, Logan la empujó con todas sus fuerzas, llevándosela por delante y haciendo que esta golpease al hombre lanzándolo hacia atrás.
En un movimiento felino, Logan, se puso de rodillas junto al hombre, sujetándole del cuello, impidiendo que se incorporase.
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¿Qué decías de unos dientes?.-
El hombre no pudo responder.
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Vamos a acortar todo esto para no perder el tiempo, sé que anoche hiciste trampas, no te puedo obligar a que devuelvas todo el dinero, pero lo mío me lo voy a llevar, así que ya sabes, dime donde lo tienes.-
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No está aquí.-
Sonrió, le soltó del cuello y sacó una sola garra de su otra mano, y lentamente la dirigió a la entrepierna del hombre, empezando a presionar la tela del pantalón. -¿No te he escuchado, dónde?.-
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Tras ese cuadro, la caja fuerte.-
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Ah, ya me parecía a mí.-
Logan se levantó, fue hacia el cuadro, lo retiró, una buena caja fuerte…¡SNIIIKT!, abriéndose la caja fuerte como mantequilla al contacto de sus garras. Cogió 5000 dólares, dejando lo demás en el interior.
Vio un encendedor en la mesa, lo cogió, encendiendo su puro.
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Toma, doscientos pavos por las bebidas.- lanzando unos billetes al hombre que aun temblaba en el suelo de la impresión.
Salió del bar, dejando el silencio en su interior, alejándose en dirección al cercano bosque, apartándose del ruido que cada vez más se escuchaba en ese pueblo que comenzaba su actividad diaria. Se alejó hacia lo salvaje.