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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan)
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Eclipse Marvel Universe
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Ficha de Personaje Alias: Eclipse Nombre real: Dragoslav Katich Universo: Marvel
Tema: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 8th Julio 2018, 16:17
"Has pasado por mucho Drago...Pero… Lo de Cassandra no es lo peor. Me refiero a que… Has vivido mucho y como tú bien has dicho, somos más fuertes que eso… Estabas comprometido y a punto de mudarte pero…. Si te soy sincera creo que también fuisteis muy rápido y… No va a venirte mal un tiempo para ti. Acostúmbrate al nuevo Dragoslav. Has estado viviendo muchos cambios repentinos desde finales del año pasado...y… Creo que te haría bien tener unos meses al menos donde te dediques a averiguar quién eres, qué quiere hacer Eclipse y cómo reencontrar tu camino a la felicidad".
Sasha Triger
Había tres cosas que a Drago le gustaban más que nada en el mundo; La primera de todas era, por supuesto, la música. La segunda, los paisajes naturales y el senderismo; y la tercera, conducir. De hecho, siempre se aseguraba de que los coches que conducía tuvieran cambio de marchas manual en lugar de automático, pues le parecía que la experiencia era más auténtica así, teniendo el control absoluto del vehículo.
Había decidido llevar a la práctica de inmediato el consejo que le había dado Sasha para dejar atrás el recuerdo de Cassandra, así que había iniciado su andadura el día después de dejarla en el aeropuerto y ya llevaba dos días recorriendo las carreteras y caminos del parque nacional de Cévennes con su Nissan Qashqai de alquiler que, paradójicamente, era mucho más nuevo y se encontraba en mejores condiciones que la vieja International Harvester que se había quedado aparcada frente a su destartalado apartamento del Bronx.
Había escogido aquél coche no porque fuera grande, nuevo ni bonito, elementos que para el bosnio carecían por completo de importancia, sino porque las características del vehículo le hacían apto para transitar por parajes naturales y, dentro de los SUV disponibles, era el más económico.
Después de un viaje de cinco horas por la A75 se había internado por aquella despoblada zona del sur de Francia siguiendo la N106 en dirección a Florac. La carretera estaba tan desierta como sus pensamientos conforme el día iba cediendo al atardecer. Apenas había casas por el camino y el paisaje era frondoso e intensamente verde, con espesos bosques y campos arados. Había tramos en los que no se veía rastro alguno de presencia humana en varios kilómetros. Aquello era para el bosnio, mientras escuchaba las hermosas suites de Bach, la definición misma de la serenidad, la tranquilidad y la paz. Una cura para su espíritu y su corazón herido. Lo último que deseaba era arruinar aquél estado mental con el ruido y el bullicio de la aldea, así que pasó de largo Florac y se detuvo en un pequeño albergue a las afueras. Era algo antiguo, pero la habitación tenía una terraza con unas vistas espectaculares de las Cevenas y no estaba mal de precio.
Al día siguiente volvió a subir al coche y emprendió el rumbo a las gargantas del Tarn, un estrecho y profundo desfiladero que recorría las aguas del río Tarn. Acababa de empezar la primavera y el clima era agradable, pero todavía no era temporada alta, por lo que apenas encontró turistas por el camino. La visión de la abundante naturaleza que se encaramaba sobre las paredes verticales le hizo recordar con añoranza a su perra. Era la primera vez que realizaba un viaje de aquellas características sin Luna, pero confiaba en que estaría bien cuidada con Sam.
En un momento dado tomó una desviación para bajar hasta el río. Cuando ya no pudo adentrarse más con el coche se detuvo y recorrió andando el resto del camino hasta llegar a las transparentes y claras aguas. A no mucha distancia se escuchaba el sonido de una cascada, así que por aquella zona el río discurría tan limpio que se veían las piedras del fondo. El agua no era demasiado profunda, y a no muchos metros de distancia, un matrimonio jugaba con su hijo a atrapar piedrecitas con una red.
Disfrutaba de unos instantes de paz a la orilla del río observando discurrir el agua entre las piedras cuando un súbito grito de espanto pasó a reemplazar las risas y chapoteos de la familia. Alarmado, se giró hacia ellos a tiempo de ver cómo el padre apartaba a su hijo de lo que parecía ser una culebra de escalera mientras la madre se salía corriendo del agua gritando: ¡Mátala, mátala!
- ¡No, no es necesario, es inofen...!
Pero antes de que pudiera terminar de formular su ruego el padre ya le había aplastado la cabeza con el mango de la red. Por un momento, Drago se quedó petrificado asimilando lo que acababa de ocurrir. Después, se volvió hacia el padre de familia.
- ¿Por qué ha hecho eso? -tan innecesario... tan gratuito-. La culebra de escalera no es venenosa y está en peligro de extinción.
- ¿Y cómo sabe usted eso? ¿Acaso es un experto en bichos? -exclamó irritado el hombre.
- No soy un experto, pero suelo salir mucho al campo y es conveniente saber qué clase de animales pueden matarte y cuáles no. Ese tipo de culebras son muy reconocibles y están protegidas...
- ¡Me importa un cuerno que estén protegidas o que no sean peligrosas! ¡No voy a dejar que una maldita serpiente se acerque a mi hijo! No estamos hablando de un animalito adorable, sino de una serpiente, ¡y las serpientes hay que matarlas!
Por alguna razón aquellas palabras le trajeron a la mente el recuerdo de la historia de Kurt Wagner, cuando su madre tuvo que arrojarlo desde lo alto de un acantilado siendo un bebé porque la perseguían los campesinos del pueblo para matarlos por su aspecto de diablo cuando posiblemente Kurt fuera una de las mejores personas que había conocido jamás, y junto con la suya, la de tantos otros compañeros que por el simple hecho de haber nacido mutantes eran a diario castigados con persecución, discriminación y violencia. Como profesor de la mansión había perdido la cuenta de la cantidad de niños que le llegaban cada año, expulsados y repudiados por sus familias tan sólo por ser diferentes.
- Ya veo... -musitó en un tono de voz inquietante. Poco a poco el agua del río dejó de ser transparente, oscureciéndose hasta dejar de mostrar las piedras del fondo, como si la corriente se hubiera transformado en obsidiana líquida, y sus ojos comenzaron a brillar con intensidad-. Deduzco entonces que usted forma parte de ese grupo de personas que consideran peligroso todo lo que no conocen y cuyo primer instinto es atacar y destruir en lugar de proteger y preservar la vida, que es lo más valioso que nos ha dado Dios. La clase de persona que empuña antorchas y horcas cuando aparece alguien con un aspecto diferente o amedrentador -tentáculos de oscuridad comenzaron a conformarse en su espalda, extendiéndose como alas sombrías, y sus puños se iluminaron-El río es grande. Podrían, simplemente, haberse apartado a otra zona. Dígame: ¿son esos los valores que pretende transmitirle a su hijo?
- ¡Aaahh! ¡Margot, coge al niño! ¡Es uno de esos monstruos! ¡Vamos, hay que salir de aquí!
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 28th Diciembre 2018, 03:49
Adquirir el patrocinio de los Shen Woo había sido más sencillo que erectar a un hombre y me abrió muchas más puertas. Si bien la familia no hacía demasiadas preguntas y May parecía consciente de que no iba a ocurrir el encuentro sexual que tanto ansiaba, tener que solicitar esa importante suma de dinero no era algo con lo que estuviese particularmente cómoda. Así que finalmente conseguí que dejase de restringirme el acceso a sus fondos y pude empezar a coger el dinero por mi cuenta y riesgo según lo necesitaba.
El viaje fue infernal, como todos los vuelos. Pisar tierra firme fue suficientemente reconfortante como para que mereciera la pena tanta turbulencia. Recorrimos el aeropuerto sin miramientos, necesitaba aire todo lo fresco posible. Poco a poco nos fuimos acomodando e instalando donde mejor pudimos. Comprendía que Rebecca no debía estar en mis condiciones y que ella sabía que yo en las suyas me incomodaba. Así que decidimos descansar cada una en nuestro ambiente, ella en el alojamiento más cercano y yo en la propia reserva. Era tranquilo. Por lo visto para los franceses el clima era demasiado frío como para hacer senderismo, y era de agradecer que sólo unos pocos humanos se encontrasen en la zona.
Uno de los días el sol brilló con mayor intensidad y quise adentrarme en el río. Esas aguas cristalinas me susurraban cada día y era un momento que llevaba tiempo esperando y no retrasé mucho más la oportunidad. El sol hacía que en los reflejos de la cascada brillase el arcoiris. No recuerdo cuánto tiempo pasó hasta que escuché el grito del niño y me asomé desde la parte superior de la montaña a averiguar si había sido una criatura o una mujer. Contemplé toda la escena con un nudo en el corazón, intentando imaginarme las múltiples maneras en las que Rebecca podría reaccionar ante ese asesinato completamente desmerecido e inútil.
La voz de un tercero me hizo alzar la vista mientras las ramas de los árboles me abrazaban y me deslizaban con gracilidad para situarme protegida pero en primera línea de la situación, con los pies en el suelo pero retirada y camuflada entre la maleza. Un hombre corpulento y de aura sombría reaccionó como pocos se atreven hoy en día, increpando la situación y, por lo visto, volcando un conflicto personal. Sus palabras tuvieron eco en mi pensamiento. “...consideran peligroso todo lo que no conocen…” Eso lo conocía muy bien. Toda mi vida había sido un eterno juicio sobre cómo aparentaba ser y no por cómo era. Nadie hacía un mínimo esfuerzo de empatía o se detenía a cuestionar por qué hago lo que hago.
El agua se tornó turbia y el brillo sobrenatural del cuerpo del hombre puso en alerta a la familia y a él dispuesto y preparado para atacar. Merecía la pena contemplar la posibilidad de huir… Pero mis pequeñas estaban en todas partes.
Por un lado, él tenía un motivo de peso si su deseo era acabar con la vida del asesino. Por otro, tenían una criatura y mis pequeñas estaban por cualquier parte. No sabía si la luz del hombre podría quemar, pero por la circunstancia no parecía un halo salvador y apaciguante. Respiré hondo y emané feromonas hacia el hombre con capacidades, para cubrir mis espaldas por si se torcía el guión. Adherí las hojas de hiedra que cubrían mi cuerpo a modo de body y salí a la luz, detrás de la familia mirando hacia el hombre de luces y sombras. Incliné mi cuerpo y recogí el cadáver de sangre fría, dejándolo reposar en mi brazo y acariciando lo que quedaba de su cabeza. -Puedes matarles. Seguramente te resulte fácil. Pero dejarás a un niño huérfano y harás mucho más daño a los seres que habitan este paraje si algo sale mal- Si tuviese media sospecha de que también pensaba matar al crío, tendríamos un problema. Alcé la vista buscando una mirada cómplice. Tal vez la mezcla de feromonas con entender que no era el único en esa situación le hiciera calmarse.
La madre puso una mano encima del pecho del pequeño -No os haré daño alguno. No sumaré un huérfano más a este mundo- el crío estaba atemorizado. De tener algo de orina en su sistema renal probablemente se lo hubiera hecho encima. -Siempre que recojan sus cosas y se marchen sin hacer ruido. No habrá próxima vez- y del suelo brotaron unas potentes espinas con el tamaño suficiente de atravesar sus pies si se acercaban a mí, invitándoles a salir bajo una amenaza de muerte.
El cuerpo inmóvil de la serpiente cada vez pesaba más en mi brazo y empecé a arrepentirme de mis palabras. -No tengo paciencia y tiendo a cambiar de opinión- clavé la mirada feroz en las pupilas del padre. -No habrá próxima vez. Largo. Ya- las espinas empezaron a crecer gradualmente hasta que alcanzaron a la altura de su cadera.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 15th Enero 2019, 12:22
Eventualmente, la visión del temor en los ojos del hombre y su familia, especialmente en los de aquél niño, habrían terminado por diluir su ira, reemplazándola por el regusto amargo que siempre le acompañaba cuando perdía el control sin pretenderlo. En aquélla ocasión, sin embargo, la transición fue mucho más rápida, y, en lugar del malestar acostumbrado, la sensación que le invadió fue sorprendentemente placentera y plena, como si la tierra hubiera desaparecido bajo sus pies para dejarle caer en una piscina de aguas frescas y plácidas. Se sentía... bien, como flotando en un limbo de serenidad y tranquilidad, con una sensación de paz que no había vuelto a sentir desde la ruptura con Cassandra.
Y, entonces, apareció ella.
Ella, una fuerza primaria de la naturaleza, envuelta en una exuberante lozanía vegetal, la hija de Alá.
- Alilat... -musitó, extasiado y completamente olvidado de la familia, que aprovechó la oportuna intervención para salir corriendo sin que él se percatara. ¿Cómo hacerlo, teniendo a una diosa como aquella ante sí? Sólo tenía ojos para observar los movimientos de la mujer, cómo se agachaba para recoger el cadáver de la culebra con extraordinaria delicadeza y dulzura, acariciando la fría cabeza aplastada. Cuando habló, su voz le traía reminiscencias del fluir de los arroyos y el canto de los pájaros, del sonido del viento al agitar la hierba y las hojas de los árboles, de la lluvia al caer sobre un sembrado.
>>Perdóname, oh, Diosa -dijo, hincando una rodilla en tierra, abrumado por el halo divino que irradiaba-. A veces me puede mi temperamento, pero tenéis que creerme si os digo que nunca jamás haría daño a un niño. Nada más lejos de mi intención que dejar un huérfano más en éste mundo.
Alilat era, según la mitología preislámica, una de las tres hijas de Alá. Era la diosa de la primavera, la fertilidad, el hogar, la naturaleza, la tierra y sus frutos, defensora de la justicia y de los niños; sus símbolos eran la luna creciente, la plata y las piedras blancas. Firme y sólida como la tierra que representaba, era considerada inquebrantable e inamovible. Los griegos y romanos la comparaban con Atenea, Démeter, Minerva y Afrodita. A pesar de ser mencionada en el Corán junto a sus dos hermanas, los escritores posteriores a Mahoma desterraron su nombre de los libros sagrados, pese a lo cual su presencia se mantuvo como guardiana del hogar, dadora de niños y protectora de todas las buenas y justas acciones.
Drago no era un hombre instruido, pero había dedicado buena parte de su vida al estudio del Corán en una manera de honrar a sus padres, y, por tanto, era conocedor de buena parte de la mitología árabe. En otras circunstancias, de no haber estado influido por las feromonas de Ivy y siendo como era un ferviente creyente del Dios único, posiblemente habría sido capaz de pensar de manera más coherente y se habría dado cuenta de que la mujer no era ninguna diosa, sino una mutante como él. Pero por desgracia, si bien en cuestión de fortaleza física sus capacidades eran envidiables, su mente, fracturada por numerosos traumas infantiles y por las torturas sufridas en Colombia, era la parte más vulnerable de su ser. Mentalmente era inestable, y dado a ceder ante la riqueza de su inconsciente, como cuando se había creído una encarnación del Ángel de la Venganza de Alá. Pero, precisamente a causa de ésta vulnerabilidad, las feromonas le afectaban quizá incluso más, haciéndola brillar como una diosa ante sus ojos.
Además, en el transcurso del último año había descubierto que las criaturas de los cuentos que siempre había considerado fruto de la imaginación humana existían realmente; había conocido al Lobo Feroz, a una mujer que bien podría haber sido un ángel, a una vampira, a una especie de Espectro de Venganza, y, para culminar el año, se había enfrentado a la mismísima diosa de la noche de las mitologías griega y romana. Si Una diosa como Nox existía, ¿por qué no podía hacerlo la venerada hija de Alá?
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 22nd Julio 2019, 03:53
La familia dejó de ser una molestia en el instante en el que se dieron la vuelta y echaron a correr despavoridos hacia el solar donde habían dejado la vieja ranchera del padre. Sonreí satisfecha, pero entonces escuché un suspiro de admiración junto a mí, saliendo de la boca de ese ser poderoso. Cuando ya nos encontrábamos solos, giré sobre mis talones y le vi, arrodillado ante mí. La idea de un hombre sometido por un poder que ni siquiera podían contemplar era algo que siempre me mantenía viva. Y sonreí durante un instante, más con los ojos que con los labios y enguanté mi mano con hojas. -No es necesario…- susurré mientras le levantaba la barbilla.
Corté la influencia de feromonas. O bien había calculado mal la cantidad o este ser estaba especialmente dispuesto a ellas. Tal vez la combinación con su genética era más acertada… El caso es que su sumisión fue tan entregada y genuina que aparte de halagadora, resulto fácil de manejar. Le levanté con suavidad desde su mentón hasta tenerle frente a mí mientras portaba aún el cadáver en la otra mano. -No conozco a esa tal Alilat… pero por cómo la respetas tiene pinta de ser una mujer muy interesante…- Poco a poco iría perdiendo esa devoción, de forma muy gradual de modo que se le haría natural, como un cambio de humor.
Le pellizqué la barbilla con suavidad analizando sus rasgos, contemplando el fondo de sus ojos claros, buscando algo más en su cuerpo… -Yo soy Pamela… Cuéntame.. ¿Tienes nombre?- Le sonreí buscando captar toda su atención -De acuerdo Dragoslav… ¿Y qué ha sido ese espectáculo de luces que me has enseñado antes?- No me preocupaba tanto la luz como el hecho de que había controlado el río. Eso, era lo principal para mí. -Porque lo del río ha sido un truco muy muy bonito…- resbalé la mano por su pómulo hasta colocarle el pelo detrás de la oreja en una caricia continua que pasó por su nuca y se deslizó a su cuello, separándose dedo a dedo ya en su pecho.
Mientras me iba facilitando toda la información, la tierra a nuestros lado formó un agujero circular apropiado para lo oportuno. Se veían las raíces de las plantas de alrededor, moviendo la tierra y haciendo un recubrimiento para que esta no se vertiese sobre el nuevo hoyo. Me deslicé hasta sentarme sobre mis rodillas e introduje el frío cuerpo del ofidio, enrollado sobre sí mismo en la tierra. Al sacar mis manos, las raíces volvieron a su lugar original y quedó así enterrada. Apoyé las manos en el mismo hueco y apreté para formar una superficie sólida. Cuando retiré las manos, lo hice separando una a cada lado y desde ese movimiento empezaron a emerger flores verdes en forma de espiral sobre la nueva tierra que ahora era un pequeño mausoleo en memoria del animal que había hecho que nuestros caminos se cruzasen.
- Me resultan muy interesantes tus impulsos, Dragoslav… ¿Cómo obtuviste tu don?- Poco a poco, la curiosidad para salvaguardarme se convirtió en curiosidad genuina por ese hombre que parecía no estar en su mejor momento. Le miraba con sed de satisfacción y conocimiento. Parecía tener un corazón puro por sus reacciones primarias, pero también tenía un comportamiento primario de violencia que, dependiendo de sus dones, podía ser un peligro potencial. ¿Quién era, qué hacía allí?
Alcé la vista hacia el saliente de la cascada. Varios musgos me advirtieron de la llegada temprana de Rebecca, supuse que los gritos habrían captado su atención. -Va a unirse una amiga a la conversación... espero que no te importe-
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 7th Marzo 2020, 22:24
La idea de marcharse ahora que había iniciado tantos proyectos no le seducía demasiado. Lo que de alguna manera sí lo hacía era pasar más tiempo con Ivy. Habían afrontado un final del año terrible, teniendo que enfrentarse a un jinete del apocalipsis y no sabía cuándo actuaría el siguiente. Se había planteado más de una vez olvidar todo ese tema, pero si había algo que tenía presente en su vida era que hay que acabar lo que uno empieza. Había seguido aquel caso de los jinetes desde el principio, y había sido de ayuda. Pero había requerido mucho más de lo que pudiera llegar a imaginar. Sabía que Hiedra se había visto forzada a sacrificar mucho ese día, y no podía agradecérselo lo bastante. Pero no podía apelar a su amistad para que llevara a cabo ese tipo de sacrificios.
Librarse de Victoria había sido un alivio, y había hecho que reconectara con ciertas sensaciones que se habían atenuado durante la posesión. Había ido a verla mucho más de lo que era habitual, siendo como era celosa de su propio espacio nunca se había sentido cómoda irrumpiendo a su antojo en el de su amiga. Pero ahora sentía la necesidad de verla, asegurarse de que se encontraba bien y no le faltaba nada. La situaciones tan peligrosas que vivían habían aumentado también la perspectiva de que podía perder a los pocos seres queridos que le quedaban, entre los cuales la mujer verdosa ocupaba un lugar muy importante.
Pensar que todo aquello se había originado de casualidad en una visita a Arkham parecía ahora inverosímil.
Así que se había decidido a acompañarla a la Reserva. Nada indicaba que ella no pudiera sacar a su vez provecho de la situación, y aprovechara para visitar a algunos de los criadores anónimos de las afueras. Porque si, estaba claro que había garantía en comprar animales de criaderos con renombre, lo que se perdía era la oportunidad de encontrar algunas joyas de pelaje sedoso y fuerza en las patas como para recorrer diez veces la frontera del desierto. Había dejado a Ivy en la reserva, y ella se había hospedado en una pequeña casa rural que había en la zona. Había empezado el día con un desayuno potente de huevos revueltos, y se había permitido comerse un croissant planchado. Lo que parecía ser una especialidad de allí. Luego había puesto rumbo a la reserva. La acercó por un módico precio el hijo del matrimonio dueño de la casa. La dejó en la puerta y le indicó que llegara hasta el río, donde solían ir los visitantes. No había quedado con Hiedra en ningún punto. No consideró que hubiera necesidad alguna. En un sitio como aquel tendría oídos por todas partes.
Avanzó con las botas con paso tranquilo y relajado, hasta que escuchó un grito en la lejanía. Quizá hubiera habido algún tipo de accidente. Echando la mano al lazo, ya que en europa no estaba permitido portar armas (que ellos supieran, y a la vista, claro) avanzo a buen paso a través de la espesura. Encontró varias piedras apiladas en un pequeño desfiladero. Estaban llenas de musgo y era peligroso descender por ahí. Pero poco más adelante había unos recovecos, como un pequeño cauce seco. Las piedras parecían menos sueltas, y la bajada era mas gradual, aunque debería dar un pequeño rodeo. Cuando llegó, su amiga estaba plantada frente a un hombre que la contemplaba con adoración. Había visto esa cara señalar en dirección a Hiedra Venenosa un millón de veces desde que la conociera. Lo que me preguntaba era porqué en ese momento. Podía ser tanto una herramienta de manipulación, como de negociación. O puede que le hubiera hecho algo para tranquilizarlo. O que el hombre se sintiera fascinado sin que ella hubiera hecho lo más mínimo. La cantidad de hombres que serían capaces de pasar por alto el color de su piel por no separar la mirada de sus curvas era mucho mas grande de lo que se pudiera imaginar.
-¡Hiedra!- La vaquera se aproximó con pasos seguros haciendo sonar sus espuelas. Llevaba unos vaqueros, una camisa ancha blanca metida en el interior, un poncho de lana que la abrigaba y un cinturón de cuero donde colgaban los dos lazos, una fusta, y un cuchillo de caza. Luego se detuvo al lado de la mujer. Había una construcción de espinas a sus espaldas, y una pequeña rueda de flores verdes en el suelo, tan perfecta que sólo podía ser cosa suya. Miró a uno y a otro. El hombre era un buen ejemplar, ancho de espaldas y de mirada cristalina. Reinaba un silencio entre ellos que le pareció que se había generado cuando había aparecido la Sheriff. Un ambiente solemne y un poco raro. - ¿Algún problema? ¿Quién es el forastero? - preguntó, sin que pareciera ser consciente de la ironía de que alguien con un inglés de acento cerrado propio de la zona Tejana hiciera esa pregunta en una campiña de francesa.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 19th Marzo 2020, 00:44
Se dejó manejar con la docilidad de un perro que reconoce a su dueña, permitiendo que ella le levantara y le acariciara.
Por lo general se mostraba reacio al contacto físico a causa de las torturas que había experimentado, y dicha reticencia era aún mayor con mujeres por la manera en que había sido educado, pero en éste caso el roce de sus dedos era como un bálsamo en los labios del herido, como agua fresca en el desierto. De hecho, cuando finalmente retiró la mano resultó decepcionante... casi tanto como descubrir que la mujer que tenía delante no era Alilat.
- Pamela -repitió. No era un nombre común, pero por alguna razón no parecía hacer justicia a su belleza. Parecía demasiado mundano para alguien tan especial como ella-. Yo soy Dragoslav.
Se vio recompensado doblemente, con su sonrisa y con su interés. Aquella mujer maravillosa quería saber más de él... de lo que era capaz de hacer.
- Soy un mutante -explicó, sintiéndose estúpidamente feliz por tener su atención-. Controlo la luz. Lo que has visto antes no ha sido más que una ilusión, pero pueden llegar a ser muy efectivas.
Sonrió ante el elogio. Durante toda su vida de mutante prácticamente lo único para lo que había usado sus ilusiones era para infundir terror, y, sin embargo, a ella le había parecido bonito lo que acababa de hacer... Era capaz de apreciar la belleza y la virtud de su don incluso en su faceta más peligrosa. Como el que sabe ver el atractivo letal de una serpiente.
Poco a poco la sensación de adoración absoluta se iba matizando lentamente, hasta dejar algo más parecido a lo que alguien experimentaría hacia un amigo muy querido, pero era tan sutil que apenas fue consciente del cambio ni de cómo iba recuperando el control de sus actos.
Observó fascinado cómo la tierra se abría y moldeaba para acoger en su seno el cadáver de la pequeña víbora como si tuviera vida propia, recolocando las raíces y la arena en un amoroso y tierno abrazo que le conmovió. Con asombro vio cómo apoyaba las manos sobre la tierra para terminar de darle forma a aquella improvisada tumba natural. Cuando las bellísimas flores verdes comenzaron a brotar a su voluntad desvió la mirada hacia ella, plena de maravilla y asombro.
- ¿Estás segura de que no eres una Diosa? -musitó, repleto de admiración reverencial.
Movió la cabeza ante su pregunta. La mayoría de las personas en su universo sabían lo que era un mutante, aunque sólo fuera por la sensación de alarma general que provocaban en la población. El hecho de que ella no lo supiera sólo podía significar que provenía del otro universo.
- Los mutantes somos una evolución del ser humano provocada por un gen concreto al que se ha dado en llamar Gen X -explicó-. Por lo general permanece latente hasta que alguna situación determinada lo activa. En la inmensa mayoría de los casos suele ocurrir en la pubertad, con la explosión hormonal, pero en otros casos el desencadenante suele ser un acontecimiento traumático.
No especificó a qué grupo pertenecía él. Su deseo de agradarla y complacerla se había mitigado, y aunque la tenía aún en la misma estima en la que tendría a una buena amiga, solía ser renuente a contar lo que le había ocurrido en Colombia, incluso ante sus mejores amigos.
Cuando le advirtió de la llegada de Rebecca desvió la mirada hacia la dirección en la que ella había mirado, anticipando su llegada incluso antes de que su amiga la llamara. La analizó en silencio mientras se acercaba. Las espuelas, los lazos, la fusta, el cuchillo... Parecía una vaquera de rodeo, pero, que él supiera, no había caballos salvajes en aquella zona de Francia, así que tales aparejos parecían fuera de lugar. Como un cowboy fuera de un western, como demostró en cuanto las primeras palabras salieron de su boca.
- Ningún problema, ya no -se excusó el mutante, algo incómodo por tener que volver a explicar la manera en la que había perdido el control. Xavier habría estado muy decepcionado de haber llegado a estar allí-. Era una culebra de escalera -explicó señalando el pequeño mausoleo que Ivy había hecho crecer para el ofidio-. Un padre de familia pensó que podría ser peligrosa para los suyos y la mató a pesar de que le dije que no son una especie agresiva. Actuó llevado por un temor nacido del desconocimiento, y supongo que puedo llegar a entenderlo, pero he pasado unas semanas bastante malas y no pude evitar que me recordara a la manera en la que los seres humanos reaccionan siempre ante lo que no comprenden: con odio y con violencia. Perdí el control y asusté a la familia con mis poderes. Tu amiga Pamela me devolvió la razón.
Su manera de hablar era tan curiosa como la de la propia Sheriff aunque por motivos diferentes, pues hablaba un inglés con una mezcla de acentos bastante extraña. El francés era muy reconocible, pero estaba atemperado por el matiz eslavo propio de su lugar de nacimiento dando como resultado una mezcla armónica muy particular que podía hacer algo difícil discernir de dónde procedía, aunque dicha ambigüedad se desvaneció en el mismo momento en el que extendió su mano y pronunció su nombre:
- Dragoslav Katich. Un placer.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 25th Marzo 2020, 11:30
Negar las obviedades resultaba absurdo, su comparación con una diosa me hizo sentir halagada y en parte recompuesta y motivada para continuar con el gran plan. Quién sabe… quizá nuestro destino pudiera verse entrelazado en un futuro y me encantaría tener de mi lado a un humano tan interesante como el que tenía enfrente. Bueno, mutante…
Sonreí con su reafirmación -Bastante convencida de que no…- Le observé por un instante, buscando marcas o hechos de una resistencia forzosa a todos los niveles técnicos y científicos, yo también era una mutante. Buscaba cualquier indicio de mutación forzosa, pero no la encontré. Claro que en mí también era difícil adivinarlo. Con el ceño fruncido le pregunté sin rodeos -¿Por voluntad propia?- clavé mi mirada en sus ojos buscando sinceridad. Esperaba haberle dado la suficiente confianza como para que fuese sincero. Tras su explicación sobre el gen de nacimiento, respiré hondo y cerré los ojos -Ah, naciste con tus capacidades… Resulta muy interesante, el cuerpo humano tiene genes que incluso se activan después de morir. Por lo que cuentas, parece tener un detonante hormonal…- Saludé a mi amiga con una reverencia leve con la cabeza.
-Katich es…¿Australiano?- Definitivamente el tipo no era francés, ni de acento ni de nombre.
Pocas veces, aunque van en aumento desde el incidente, se encuentran seres con tantísima carga de poder que tengan una naturaleza buena en su corazón. Que sean admirables, con un equilibrio digno de admirar y que se mantengan en control de sus poderes. Sí… él lo había perdido pero ¿quién no lo hace con la mayoría de humanos? Lo importante era que se había encontrado pronto a sí mismo y había sabido reorganizar sus sentimientos y su actitud. -Ha sido fácil, encontraste tu camino pronto… Dragoslav, esta es mi amiga Logan. No confíes en su juventud, es más mujer que muchas que lo parecen- dije señalando a mi amiga con la palma de la mano y luego buscándola con la mirada. Desvié las pupilas un instante al altar improvisado y luego a ella -Lo siento, pequeña… No llegué a tiempo-
Dejé que se presentasen y que Rebecca procesase la información. -Espero no haber interrumpido nada importante, sé que estás ocupada- y yo también. -Por cierto, ¿no estás herido, verdad?- volví a contemplar al mutante. Si necesitaba algo que yo pudiera darle, algún ungüento antiséptico o un buen cicatrizante, se lo daría sin dudar, aunque juraría que no le habían tocado.
Recordé lo que hacía antes de todo esto -Tengo que atender un asunto urgente aquí en la reserva, Podéis acompañarme. Puedo ofreceros té, fruta… Pero de verdad debo ir cuanto antes - observé la posición del sol para terminar de ubicar en qué hora nos encontrábamos. -Tengo que comprobar que mis hijos estén bien-
OOC: En caso de que aceptéis ir con ella, llegaréis a una especie de cúpula hecha entera con hojas translúcidas (que parecen casi transparentes) dentro hay plantas rarísimas, de todos los olores y todos los colores. Y se acercará a un cerco hecho con espinas en los que hay estos bebés correteando y mordiéndose los unos a los otros.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 10th Abril 2020, 05:28
Una expresión interrogante se dibujó en el rostro de la Sheriff cuando el hombre aseguró que no había problema alguno. "Ya no" hizo que su atención se centrara por entero en él. Aguardó la explicación que sobreviniera a esa afirmación, ya que estaba segura de que iba a clarificar los motivos por los que hubieran podido tener entre los dos cualquier encontronazo. Aunque ya parecía estar resuelto, pues no detectó ninguna señal de violencia entre ellos, y en medio del bosque, en caso de haberlas, por parte de Hiedra serían mas que evidentes.
En un gesto casual apoyó la mano en el pomo del látigo, sin ademán alguno de resultar amenazante. Mas bien como algo automatizado que hacía a menudo, por mera comodidad. Cuando escuchó las palabras de Drago su expresión cambió poco a poco, desvaneciendo la campechana sonrisa con que se había aproximado a ellos. A pesar de que sus facciones mostraban un rictus severo, se podía percibir que esa noticia le había producido cierta afectación. La mujer verde se disculpó, y ella negó con la cabeza, calándose el sombrero.
- Gracias por intentarlo. - les dijo a ambos.
De Hiedra lo hubiera esperado, seguro. Desde que se iniciara su relación habían profundizado mucho y ahora ambas, en cierta manera, apoyaban y defendían la causa de su respectiva compañera. No quizá con la misma pasión y fiereza que con la propia, pero si de un modo en el que era evidente que habían compartido sus preocupaciones y afectaciones. Sin embargo, era extraño encontrar a alguien capaz de arriesgarse para defender a una criatura que la mayoría habrían considerado un peligro, cuando no una amenaza.
- ¡Vaya! Eso es un buen nombre de forastero, si señor. - exclamó la vaquera, más animada, estrechando con fuerza y meciendo de arriba a abajo la mano con tal efusión que parecía capaz de descoyuntarle el hombro si continuaba ese contacto el tiempo suficiente. - No, no. Tranquila. No veré al criador hasta por la tarde. Además, que me aspen si no quiero saber en qué has estado trabajando. - sugirió colocando ambas manos en el cinturón, dispuesta a seguirla con paso firme allá donde fuera la mutante. - ¿Nos acompañas? - preguntó sin mas, con una genuina calidez y cercanía, haciendo un gesto con la cabeza en la dirección que marcaba su amiga.
Fuera lo que fuera lo que se traía entre manos, sería digno de asombro. Eso era seguro.
Avanzaron a través del paisaje a buen paso. De vez en cuando Rebecca le hacía alguna pregunta sobre una planta o un árbol, o se separaba un poco de los mutantes para observar con detenimiento algún rastro que encontraba de manera casual, pensando en qué tipo de animal podría dejar una huella semejante, y si podría ver alguno. Llevaban unos minutos en dirección a la reserva de Ivy, cuando la vaquera se giró hacia Dragoslav.
- ¿Y qué se le ha perdido al forastero por aquí? ¿Has venido a hacer algún estudio sobre la zona? ¿O a ver la mercancía antes de comprar? - preguntó con curiosidad genuina mientras le dirigía una juvenil sonrisa.
Se aproximaron a una de las construcciones de Ivy, y los ojos azules de la vaquera siguieron la estructura de semicírculo sustentada en la tierra, con un corte tan similar a una gran cabaña de estilo aborigen que cualquiera habría pensado que la había hecho alguien con la menor intención de crear un impacto en el terreno. Su superficie estaba hecha con hojas creando un tupido entramado que crecía con naturalidad, y se sustentaban en ramas de todo tipo. No habría dudas de que aquello se debía a una interacción humana, salvo que parecía que no hacían falta cuerdas, clavos ni elemento alguno para sujetarla. Aquello era un trabajo concienzudo de arquitectura vegetal, si es que tal disciplina existiera en un formato tan grande. Era una perfecta combinación de técnica y uso de los recursos naturales. Algo en lo que Hiedra era experta. Incluso ella se preguntaba qué habría ahí dentro, aunque estaba segura de que no deberían esperar mucho más para averiguarlo.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 24th Abril 2020, 00:47
Cambió su peso de una pierna a la otra, nervioso. La pregunta le hacía sentir incómodo porque le recordaba la manera en la que él mismo había descubierto sus poderes. Y no era una situación que le resultase cómoda de recordar.
- ¿Por voluntad propia? No -respondió, apartándose un mechón de pelo largo de la cara-. Nosotros no controlamos la manifestación del gen. Algunos nacen con características físicas diferenciadoras, pero otros se desarrollan como seres humanos normales en apariencia hasta que algún acontecimiento determinado lo activa, de manera totalmente inconsciente e irrefrenable. Por lo general es un detonante hormonal, sí, pero otras veces son sucesos traumáticos u otros motivos. Muchos no son siquiera capaces de controlar sus nuevas capacidades, y la mayoría no sabemos inicialmente cuáles son nuestros poderes, los límites de lo que podemos hacer y lo que no. Por desgracia es frecuente que se produzcan accidentes a causa de éste desconocimiento, así que la mayoría llevan encima una carga emocional intensa; sentimientos de culpabilidad, etc. Muchos incluso son expulsados de sus casas, rechazados por unas familias que temen lo que no comprenden. Lo he visto demasiadas veces, por eso he reaccionado tan mal con ese padre de familia cuando ha atacado a la pobre culebra sin saber siquiera si sería peligrosa o no, basándose sólo en sus prejuicios.
Hizo un gesto de pesar con la cabeza. Ahora que estaba más calmado lamentaba su pérdida de control. Exabruptos como el que acababa de protagonizar no hacían más que reforzar las opiniones de los que consideraban a los mutantes una amenaza para la sociedad. Con un escalofrío se dio cuenta de que la manera en la que se había comportado era exactamente lo que podría haberse esperado de uno de los discípulos de Magneto. Xavier estaría tan decepcionado de haber estado allí...
Dándose cuenta de que llevaba varios minutos en silencio regresó su atención a la mujer planta.
- Perdona, soy profesor en la Escuela del Profesor Xavier para Jóvenes Talentos, a las afueras de Nueva York. No sé si habrás oído hablar de nosotros. Nos dedicamos a acoger a todos esos niños y jóvenes mutantes rechazados y expulsados por la sociedad y les ofrecemos un lugar seguro para aprender, crecer y desarrollar de manera controlada sus poderes. Un lugar donde no se les juzga y en donde pueden encontrar toda la comprensión, cariño y aceptación que no supieron darles en su entorno, como un segundo hogar.
Normalmente no sería necesario dar tanta explicación, pues la Mansión X era de sobras conocida en su universo, pero si aquella mujer no sabía lo que era un mutante era probable que perteneciera al nuevo universo que había surgido con la Colisión, por lo que no estaba de más rellenar los huecos en blanco, sobretodo porque, si no era una diosa, había altas probabilidades de que fuese mutante. De hecho, ¿cómo demonios se le había podido ocurrir algo tan ridículo? Era especialmente vergonzoso viniendo de él, profesor en una escuela especializada en mutaciones y miembro de la Patrulla X, acostumbrado a entrenar y a luchar contra otros mutantes. No podía creer que hubiera cometido el mismo error que la tribu de las llanuras del Serengueti que había confundido a Tormenta con una diosa.
- ¿Australiano? No, soy bosnio, pero no es un apellido muy común.
Su acento era tan complicado que la gente no solía acertar al ubicarle, pero aquella era la primera vez que le situaban tan lejos de todo. Estudió a Rebecca cuando le saludó, extrañado por el énfasis que Pamela hacía en su juventud. No parecía tan joven, aunque como profesor estaba habituado a tratar con adolescentes que estaban mucho más desarrolladas que mujeres hechas y derechas (lo cual en ocasiones daba lugar a situaciones embarazosas, por cierto), así que supuso que sería uno de éstos casos, pero se abstuvo de preguntar. Tampoco era de su incumbencia.
Más curioso le resultó comprobar la losa que pareció caer sobre las dos cuando explicó lo que había ocurrido con la culebra, con la mujer verde disculpándose ante la vaquera y ésta dándoles las gracias por haberlo intentado. La mayoría de las personas no matarían gratuitamente a otro ser vivo sin un motivo real, pero tampoco le dedicarían más de un pensamiento a una culebra muerta. Para ellos no sería más importante que una hormiga que pisan inadvertidamente con su zapato. La mujer verde se recubría de hojas naturales, y ante sus ojos había hecho brotar espinas gigantes del suelo y creado un nicho de raíces para el ofidio. Si sus poderes estaban relacionados con el mundo natural, quizá sentía una mayor afinidad con los animales además de las plantas. ¿Significaba eso que la otra chica también era mutante?
- No, no estoy herido -descartó con un gesto que no pudo disimular la vergüenza que sentía hacia sí mismo en aquél momento-. Creo que yo era lo más peligroso que había en el río cuando esa familia huyó.
No quería pensar que podía volver a la época anterior a Cassandra, esa época en la que había permitido que sus impulsos más oscuros se adueñaran de él. La época en la que habría terminado en un psiquiátrico de no ser por Xavier. No había vuelto a escuchar a las voces, pero sabía, en su fuero interno, que era una persona inestable, y temía que los últimos acontecimientos pudieran hacer peligrar su autocontrol.
No tenía nada mejor que hacer, y a aquellas mujeres parecía importarles de verdad la naturaleza, así que las siguió cuando le ofrecieron acompañarlas.
- Oh, no, nada por el estilo -respondió a las preguntas de la llamada Logan durante el trayecto. "Forastero". Tenía una manera pintoresca de hablar que encajaba con su look particular-. Es sólo algo que solía hacer con mis padres. Mi familia era pobre, así que no había muchas cosas que nos pudiéramos permitir cuando llegaban las vacaciones y los puentes. Pero la naturaleza... la naturaleza era gratuita. Podíamos ir siempre que quisiéramos. Mi madre preparaba comida casera (Burek, Cevapi...) y nos íbamos a hacer senderismo o simplemente de picnic. Desde entonces, siempre que necesito relajarme o despejar la mente cojo la carretera y me voy lo más lejos posible. Estar en la naturaleza, así, me hace sentir como en casa. Aquí -hizo un gesto para abarcar su alrededor-, no hay nadie que te diga lo que tienes que hacer o quién tienes que ser. Me hace sentir... en paz. Tengo un pequeño apartamento en París, pero me han pasado una serie de cosas últimamente y simplemente sentí la necesidad de salir de la ciudad y marcharme sin darle a nadie ninguna explicación. Así que aquí estoy.
Finalmente llegaron a su destino, una especie de invernadero natural que Drago sólo podía pensar que había debido moldearse merced a los poderes de Pamela. Realmente eran poderes impresionantes. No podía hacer más que compararla con Tormenta una y otra vez. Quizá los poderes sobre el clima podían llegar a ser más llamativos, pero no cabía duda de que lo que la mujer verde era capaz de lograr podía llegar a ser igual de espectacular. Si pudiera convencerla para unirse a los X-Men... Podría llegar a hacer mucho bien en el mundo.
Dentro había plantas de lo más exóticas, muchas de las cuales Drago estaba convencido de que no eran oriundas de aquella zona, ni tan siquiera de aquél país, aunque tampoco era un experto en botánica. Su afición por la naturaleza venía más de la experiencia directa, así que tampoco había investigado más allá de lo que lo habría hecho cualquier aficionado a las actividades al aire libre. Pero, por encima de todo, lo que más le sorprendió fue lo que encontraron cuando se acercaron al nido de espinas. Su boca se abrió por la impresión y se quedó mirando a Hiedra con expresión de auténtica sorpresa. Y es que, cuando la mujer había mencionado la palabra "hijos", aquello era lo último que habría esperado encontrar...
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 5th Agosto 2020, 21:38
- Curioso… detonantes hormonales, trastornos y estallidos neuronales…- murmuré sopesando la información y buscando una conexión química posible dentro de esa reacción. ¿Oxitocina…? No creo que fuese tan sencillo. -Puedo entenderlo. Definitivamente los sujetos alterados muchas veces reaccionan mejor a las mutaciones. Soy un claro ejemplo de ello.- y Woodroe se aseguró de que así fuese. -Lamento si te he incomodado. Confío en la ciencia y en las preguntas que esta puede responder- pero sabía lo que era que alguien se metiese con esa parte delicada de tu vida. Supuse que le había incomodado demasiado por el largo silencio que postergó ese fragmento de conversación.
Con Logan nunca había decepciones. Su encanto natural, sus habilidades y su extraña pero tangible madurez hacían de ella una compañera impecable. Aún recuerdo cuando nos conocimos en Arkham. No puedo evitar pensar que no es la típica presa a la que me hubiese acercado de motu propio… Sin embargo, agradezco todos los días la casualidad de habernos encontrado. Su entusiasmo por mi trabajo siempre me animaba a continuar y en momentos como estos, con proyectos especialmente grandes, se agradecía. Le mostré dicha gratitud con una sonrisa ladeada y un gesto que mostraba transparencia con los ojos.
El camino se hizo sencillo, seguían mis pasos y no sólo eso sino que conversaban, había calma, entendimiento y sobretodo una sensación de familiaridad muy peculiar. Quizá fuese simplemente estar rodeada de las mías. Aproveché un silencio para manifestar una observación -Es un proyecto muy interesante, esa escuela de la que hablabas… Tengo debilidad por los jóvenes y entiendo que, bajo esas condiciones, necesitan más ayuda de la que se les pueda siquiera ofrecer. Había oído algo… pensé que era un rumor. Demasiado bonito para ser cierto, ¿Me comprendes?- Mi instinto grita: Desconfía. Todo aquel que quiere y reclama a los niños los reclama por y para algo. Pero lo cierto es que ese hombre, con esa actitud… parecía ser bueno. Bueno de verdad. Tal vez en esa escuela se tramase algo que ni siquiera él supiese… O fuese muy buen actor. -Muchos huyen de sus infiernos personales acudiendo a la madre naturaleza y sin embargo… tantos la maltratan. Tuvo que ser una infancia muy dura con tan poco recurso, por lo que cuentas. Espero que poco a poco tu vida haya tomado un sendero más claro-
Fui contestando una a una las preguntas de mi amiga, señalando propiedades, origen, nombre científico y nombre común… últimamente se me habían venido ciertas ideas a la mente y necesitaba desarrollarlas todo lo rápido posible. De ahí que viniese a continuar mi investigación a Europa. Necesitaba plantas invisibles, plantas a las que pudiese insuflar vida y que fuesen independientes con la funcionalidad de un humano, bestiales vegetales… Necesitaba todo tipo de creaciones imaginativas si quería que saliese bien. Y no pensaba rendirme.
Justo llegamos a la cúpula de hojas translúcidas. Se dejaba ver simplemente por una distorsión del paisaje que se encontraba tras y dentro de ella y solo si te fijabas muy de cerca, veías los nervios y filamentos de las enormes hojas que la componían. Se elevaron hacia dos laterales opuestos, formando un arco a través el cual se veía el interior más nítido. Entré y ofrecí con un sencillo gesto con el antebrazo que pasasen detrás de mí. Todo en esa cúpula, era lo nunca visto. Flores híbridas, plantas bioluminiscentes, flores de eterno secano, cáctus con las púas en su interior, cuyos orificios parecían fauces… -Aquí la humedad es mucho más elevada, quizá se os haga incómodo-
Giré para ver el pequeño redil donde estaban 7 crías, mi voz se volvió más dulce y aguda,como quien habla con un tierno bebé humano - Hola peques…- Pasé ambas piernas por encima de la verja improvisada y me senté con ellos. Automáticamente, con pequeños chillidos agudos, pero soportables, empezaron a lanzarse sobre mí y a subirse por mi pelo. -Con calma… ¡Salix, no! Magno, suelta a tu hermana ahora mismo…- Prácticamente hacía malabares con ellos para que no se hiciesen daño y evitar, a su vez, que no me hiciesen daño a mí. Eran aún muy jóvenes y aunque podía hacerles crecer, no estaba convencida de si su conciencia e inteligencia avanzaría con el crecimiento. La cosa poco a poco empezó a descontrolarse. Las crías se mordían entre sí y se pegaban como cachorros que no sabían medir sus fuerzas a la hora de jugar. -¡YA BASTA!- Me alcé desviando las manos a cada lado de mi cadera, desde el pecho. Las crías estaban en torno a mí, en un patrón demasiado regular para que la colocación fuese casualidad o libre albedrío. - Neah, llévatelos fuera, juega con ellos por favor- un espécimen más avanzado, de entre las hojas orbiculares que parecían estar arremolinadas sobre una piedra, dentro del recinto, surgió el cuerpo de un guepardo completamente vegetal que de un rugido les pastoreó hacia fuera, pasándolas sobre su cabeza por encima de la valla. -Gracias pequeña…- se frotó contra mi pierna mientras le acariciaba el lomo y salió la última por la apertura en la película translúcida que se cerró de nuevo detrás de ellos.
-Disculpad el desastre… ¿Té, café, agua de manantial… Algo de fruta?- me giré colocando los rizos de nuevo en su sitio buscando sus miradas.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 15th Noviembre 2020, 18:50
La vaquera se sintió identificada por lo que decía el mutante, aunque solo en cierto modo. Es cierto que la influencia de Posion Ivy había hecho que su amor por la naturaleza creciera de una manera desproporcionada en ese último año. Había aprendido a valorar el crecimiento de las plantas, su ubicación, lo imprescindible que era proporcionar a los pastos un periodo de barbecho que permitiera trabajar la tierra con nutrientes, abono y otros componentes que subían la calidad de los pastos y por tanto, influenciaban también en los animales y en todo lo que producían. Hasta el sabor de la leche le era mucho mas agradable desde que le daba consejos acerca de los mejores lugares para pastar. La sheriff había desarrollado sin saberlo un gusto personal por adentrarse en el bosque para buscarla, dormir alguna siesta bajo la frondosidad que había creado en los terrenos contiguos a su rancho, y su curiosidad acerca de los límites que alcanzaba el poder de Hiedra no paraba de crecer tanto como se acrecentaban sus descubrimientos y experimentos.
Pero había otra parte de su razonamiento que la vaquera sólo podía llegar a envidiar. La imagen que Drago había dado de su familia le dejaba una extraña sensación agridulce a la vaquera. Parecía una escena idílica pero sencilla, lo imaginaba como solían presentarse los picnics en el ideario tradicional americano. Un gran mantel de cuadros rojos y blancos sobre el frescor del verde césped, bajo un árbol, sacando la comida de una cesta, aunque la verdad era que no tenía idea de qué serían esos platos que había mencionado. Los tres pasando un rato agradable, comiendo, y siendo felices a pesar de que no les sobrara el dinero.
- Por todas las plumas de los apaches, ¿De qué se hacen esos platos que has mencionado? Es raro que algo con una pronunciación tan fuerte suene delicioso, aunque no sepa qué es. - le devolvió al hombre una carcajada franca seguida de una sonrisa curiosa.
Ella había tenido una experiencia casi opuesta. Una infancia llena de lujos, servicio y compañía de alto nivel. Iban a restaurantes, fiestas, reuniones, pero no recordaba ni una vez que sus padres hubieran querido hacer algo con ella a menos que hubiera otras personas delante o cámaras filmando. Tampoco creía que, de haberse dado, hubiese resultado una experiencia agradable. Su padre habría acabado durmiendo la siesta del borracho con su panza hinchada sobre el suelo, mientras su madre, siempre distraída y medio mareada dejaría salir de su boca un constante murmullo molesto acerca de lo mucho que le disgustaba estar llenándose de barro y estar rodeada de bichos. Nunca le había parecido el tipo de mujer que viviría feliz en un rancho.
Quizá precisamente por eso se dio a las pastillas.
- Suena a una época más sencilla y alegre que la que estas pasando ahora. Espero que mejoren las cosas para ti, forastero. - era un deseo sencillo y cálido, pero de corazón. - Aunque lo de irte sin avisar a nadie tiene sus riesgos. Como las botas te resbalen en uno de estos riscos sólo te encontrarían los buitres. - dijo elevándose por un momento el sombrero para dirigirle una mirada divertida. Antes de volver a calarse el sombrero y concentrarse en la marcha, acabó guiñándole un ojo. Pretendía ser un gesto próximo aunque sin ser consciente mostró cierta picardía.
Siempre había pensado que cuando la situación se vuelve más desesperada es cuando es mas sencillo cometer los errores mas estúpidos. Por el contrario, ese hombre había decidido dar un paso atrás y recurrir a algo que le proporcionaba algo de paz, y que de hecho, no hacía ningún mal a nadie.
Poco a poco se adentraron más y más en la zona, hasta llegar a la puerta de una de esas estructuras que sólo había visto desde que conocía a Hiedra Venenosa. Al entrar, tuvo que admitir que hasta la vaquera se sorprendió. Todo lo que tocaba se convertía en un vergel, pero aquello era una gama sin fin de colores, formas, armonías y púas. Los cactos encantaban a la vaquera. Se inclinó de manera cómplice hacia el hombre.
- "Un poco de humedad" quiere decir que la ropa se te pegará al cuerpo como una garrapata a un perro joven. - se rió de nuevo, mientras se dejaba fascinar por las creaciones de Ivy. - ¡Eh! ¿Aquí estan? - dijo emocionada mientras se asomaba y buscaba con los ojos al que llevaba el nombre que ella le había puesto. A veces Hiedra le permitía esas pequeñas diversiones, como probar algunos de sus descubrimientos o ponerles nombre. - ¿Cuál de ellos es pintón? - preguntó fascinada.
Se acuclilló colocando las manos sobre la pequeña cerca mientras seguía su actividad con la mirada. Era como ver a los cachorros cuando ya son capaces de correr y saltar tratando de jugar con su madre. Una de esas pequeñas bolitas rugosas cubiertas de corteza y con unos cuantos brotes corrió hacia las piernas de hiedra, tratando de escalar. En la parte trasera su corteza tenía unas cuantas coloraciones mas oscuras.
- ¡Es ese! ¿A que si? ¿Es ese? - no podía dejar de sonreír.
La expresión de Hiedra le pareció maternal y encantadora. Algo que si bien no era extraño, si era desconocido para casi todos los que no habían tenido la oportunidad de conocer a la mujer que había tras el apodo Poison Ivy. Juegueteó con ellos hasta que llevaron el juego demasiado lejos, y después invitó a un felino vegetal a pastorearlos fuera. La vaquera dirigió entonces una mirada al forastero. Siempre era divertido ver los rostros de las personas que desconocían sus habilidades cuando su amiga hacía gala de su poder.
- No te enfades con ellos. Parecen cachorritos malcriados, pero necesitan un poco mas de tiempo. - bromeé con ella, con una sonrisa cómplice. - Trae aquí ese agua, estoy sedienta. ¿Que tienes de fruta que esté para comer? - Se quitó el sombrero y el poncho, doblando este último y apoyándolo sobre la verja improvisada, para después abanicarse un poco con el sombrero. - Bueno, forastero. ¿Qué te parece? - le preguntó deseando oír la respuesta.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 25th Diciembre 2020, 20:05
Eclipse la miró con atención, parecía que sus sospechas se veían confirmadas.
- ¿Entonces también eres mutante? Por lo que veo, pareces tener una especie de afinidad natural por las plantas, ¿no es así?
De entre todos los tipos de mutación posibles, aquella resultaba particularmente hermosa, al menos para él. Debía de ser muy bonito experimentar esa suerte de conexión con la tierra. Él gozaba de una conexión semejante con la luz; podía percibir el espectro lumínico en toda su amplia gama de colores y matices, y sabía que era un espectáculo hermoso, pero no creía que pudiera compararse con tener una conexión con otros seres vivos.
- No, no me has incomodado, para nada. Es normal que surjan preguntas ante características genéticas como las nuestras. En la escuela de la que te hablado llevan años estudiando el fenómeno de las mutaciones a través de la ciencia, pues sólo siendo capaces de entenderlo de la manera más precisa posible se puede brindar a todos esos niños una atención adaptada a sus necesidades, así que estoy acostumbrado. La propia naturaleza de mis poderes fue un misterio durante mucho tiempo, empezando por mí mismo. Durante muchos años pensé que mi verdadero poder era el manejo y control de las sombras, ya que la manifestación de mis poderes se veía influenciada por mis estados anímicos, y digamos que no me encontraba en la mejor de mis circunstancias cuando mis poderes salieron a relucir.
Dado que le había explicado que los poderes mutantes se manifestaban, o bien en la pubertad, o bien por un desencadenante traumático, no debería ser difícil para Ivy imaginar que, en efecto, no debían de haber sido las mejores circunstancias para él.
Lo que le estaba contando ya era inusual; Drago no solía hablar de su pasado ni de la compleja red de factores que envolvían la naturaleza de sus poderes a menos que tuviera años de familiaridad y cercanía con la otra persona, y aunque la influencia aún remanente de las hormonas de Ivy le estaba induciendo a contar más de lo que sería normal para él, sus efectos se habían disipado lo suficiente como para que no le apeteciera entrar en los detalles más oscuros de su pasado.
- Pensaba, de hecho, que absorbía la luz de los demás. No fue hasta el pasado Halloween, cuando la diosa Nyx sumió Nueva York en la oscuridad más absoluta, que descubrí que tenía la capacidad de generar luz en mi interior, controlarla y manipularla. Las sombras las generaba en realidad al extinguir las fuentes de luz, y los demás efectos no eran más que ilusiones que generaba de manera inconsciente. Fue Xavier, el fundador de la escuela para jóvenes mutantes, el que me ayudó a aprender y controlar por completo mis poderes.
Además, el hecho de revelar aquella parte de sí mismo cumplía con una función concreta: ayudar a disipar las dudas que le pudieran quedar a la mutante acerca de las virtudes de la escuela para incrementar su número de aliados.
- Si de verdad te parece un proyecto interesante, ¿quizás podrías pasarte un día por allí para conocer a los chicos y hablarles de tu experiencia? A raíz de la Colisión hemos perdido a muchos de nuestros profesores, y toda ayuda siempre es bienvenida. Piénsatelo -dijo mientras le ofrecía una de las tarjetas de la escuela con la dirección y el teléfono anotados.
Se encogió de hombros cuando le habló de los rigores de su infancia.
- Bueno... éramos pobres pero tampoco conocíamos nada más. Puedo afirmar sin género de dudas que no he sido nunca tan feliz como lo era en aquellos tiempos.
Antes de la guerra. Antes del asedio y la masacre que siguió después. Antes de que toda su vida se convirtiera en un infierno.
Su cuerpo se estremeció involuntariamente ante el recuerdo de las memorias que Elissa Stavridis había sacado a flote durante la terapia justo antes de volverlas a enterrar profundamente, sólo para que Arión, el mago atlante, las rescatara de nuevo dos semanas atrás. La pregunta y el tono afable y jovial de la vaquera le ayudó a apartar aquellos desagradables recuerdos enfocándose en otros mucho más placenteros que dibujaron una sonrisa en sus labios.
- El burek es una especie de empanada hecha con láminas de pasta y rellena de carne picada que después se enrolla sobre sí misma. Es como canelones sin bechamel ni queso, aunque en ocasiones se hace rellenándolo con requesón y espinacas o con queso. El cevapi es un estofado de ternera especiada que se sirve en pan de pita con cebolla picada y una salsa especial. La cocina bosnia tiene muchos paralelismos con la cocina mediterránea.
No podía negar que la siguiente observación de la vaquera tenía su punto... pero no sería la primera ni la última vez que se embarcara en una aventura en solitario. Los años de aislamiento cuando había pensado que su poder hacía daño a los demás habían enraízado profundamente en su ser, y, además, había adquirido un hondo desprecio por la hipocresía y la falsedad de la vida en sociedad. Las plantas y los animales nunca mentían.
- Bueno... estoy bastante acostumbrado a estar solo. La verdad, casi lo prefiero, y en concreto ahora era lo que necesitaba, un tiempo para reconectar conmigo mismo y sanar. Soy consciente de los riesgos, pero los viejos hábitos son difíciles de cambiar.
Drago no lo sabía, pero las palabras de Rebecca eran una premonición de lo que habría de ocurrirle en menos de un mes... La gente a su alrededor estaba tan habituada a sus costumbres solitarias que nadie se daría cuenta de lo que le había sucedido hasta que fuese demasiado tarde. Por fortuna, todo aquello estaba aún lejos, y lo inmediato era algo que el mutante nunca podría haber imaginado.
Ya la cúpula constituía un prodigio en sí misma, con aquellas enredaderas de hojas translúcidas delicadamente entretejidas como un milagro natural. Parecía imposible que aquella preciosidad se sostuviera por sí misma, y Drago no pudo evitar acercar levemente la yema de sus dedos a una de las hojas para rozarla con suavidad mientras observaba el fino entretejido lleno de admiración.
Dentro, le aguardaban plantas que no había visto jamás, algunas que podía más o menos reconocer y otras que le resultaban absolutamente desconocidas y maravillosas. No pudo evitar una expresión de asombro que se intensificó al llegar al pequeño nido. Con absoluta fascinación se acuclilló a su lado y observó las interacciones que tenía Ivy con los pequeños seres, que parecían brotes sensibles e inteligentes con capacidad de desarrollarse de manera independiente a las raíces de la tierra. La manera en la que Ivy se dirigía a ellos era exactamente igual que la que se habría esperado de una madre humana, y Drago no pudo evitar preguntarse cómo se habrían generado exactamente aquellos pequeños. ¿Eran partes de su cuerpo, de manera semejante a cuando cortas una rama de un árbol y la vuelves a plantar, o habían sido generados de una manera más parecida a la humana? Tenía que reconocer que no tenía la más mínima idea, y podía imaginar la curiosidad científica que habría experimentado Bestia de haber estado allí.
El comportamiento de los pequeños brotes parecía también similar al de los bebés humanos, hasta que llegó el punto en el que la mujer tuvo que pedir la ayuda de una especie de constructo vegetal con la forma de un guepardo.
- Guau -musitó, admirado, mientras se apartaba con reverencia para dejarle pasar. No tenía ni idea de si podría llegar a ser tan letal como el animal cuya efigie emulaba, pero era preferible no arriesgarse.
Estaba tan sorprendido y maravillado ante lo que acababa de ver que le resultó imposible concentrarse en algo tan trivial como las necesidades fisiológicas del cuerpo humano. ¿Quién podía pensar en comer o beber cuando acababa de ser testigo de un prodigio semejante?
- No tengo palabras -respondió ante la pregunta de la vaquera antes de volver a centrar su atención sobre la mutante-. Tu poder es más... mucho más... de lo que había inicialmente imaginado -dijo con franca admiración-. No sólo sientes afinidad con las plantas, sino que eres capaz de crear... ¿vida? ¿Eres consciente de lo increíble y maravilloso que es eso?
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 4th Febrero 2021, 19:43
Observaba con calidez a ese hombre desconocido. Por algún motivo la naturaleza de su corazón le generó curiosidad, conexión, misterio… Y quería seguir conociendo sobre él. -Así es…- dijo suspirando - Esto es fruto de una mutación artificial… Más que una afinidad es una conexión… difícil de explicar. Puedo comunicarme con ellas, sentir lo que son, lo que sienten, lo que anhelan…- acarició distraída una hoja que estaba a punto de desprenderse y tras su caricia pareció fortalecerse.
Genuinamente lamentó la circunstancia del mutante, no podía imaginarse una versión más joven de él pasando por tanto suceso traumático y tanta violencia… ¿Cómo no iba a responder hoy en día con tanta facilidad si su entorno había favorecido un comportamiento de defensa? - Una grata sorpresa que finalmente seas un ser de luz… ¿Tienes control sobre los rayos solares?- preguntó curiosa, esperando una respuesta que detonase la dinamita de posibilidades que había montado en su cabeza.
Cuando habló de Halloween se le heló la sangre y se le secó la garganta. Tragó con lentitud… Ni siquiera se le había pasado por la cabeza al estar fuera de Estados Unidos, pero tal vez después de aquello pudiese conocerla por el engaño de Espantapájaros… Se quedó atrapada en ese pensamiento hasta que recibió la tarjeta, la miró con algo de confusión y la guardó. No sería una buena idea… por mucho que le gustase. Agradeció, para disipar esa triste melancolía, que la vaquera y él entablasen una conversación durante la cual pudo quedarse pensativa y en silencio.
A la villana le resultaba fascinante la facilidad con la que había congeniado con la Sheriff. Ya desde un inicio ella mostró interés en sus emociones, les dio un peso y un valor que un hombre nunca le hubiese dado. Sacrificó parte de sí misma para salvar algo de ella sin siquiera conocerla y desde entonces su entrega y empatía siempre la sorprendían y hacían que su corazón pareciese un lugar más acogedor. Sonrió de medio lado mientras observaba de refilón la sonrisa genuina de la rubia buscando a su ahijado cuando justo le escaló a la mujer por la pierna. -Aquí le tienes… no puede estar más feliz de verte- reposó en los brazos de Hiedra un instante antes de pasar a petición con las manitas al pecho de Rebecca. -Es temporada de manzana, plátano, banana, pera, fresas, Kiwi, aguacate, mango…- se detuvo sonriendo - Aunque sabes que puedo darte cualquier cosa- acuñó con confianza recolocándose el pelo con confianza tras el caos infantil.
Sirvió lo que sus invitados pidieron y tres sillones de madera enredada y flexible, a modo de mecedoras, aparecieron encaradas unas frente a otras. Ella tomó asiento cruzando las piernas con un gran coco partido a medias, disfrutando de su agua y luego observó al fascinado europeo con una sonrisa de orgullo pero una mirada repleta de tristeza. -De poco sirve crear vida si el ritmo de destrucción del resto de la humanidad te sobrepasa… Me gustaría poder ayudar al mundo sin ser cuestionada pero ahora hay tantas trabas y tan poca gente dispuesta a sacrificarse que mis métodos son cuestionados constantemente. Y me encantaría poder recuperar el planeta que poco a poco muere agónico en nuestro emponzoñoso modo de vida…- acarició el pelo del coco con el pulgar. Luego recuperó en su mente el plan para el que se estaba preparando y sonrió más tranquila. -Pero tarde o temprano lo entenderán. Comprenderán que de nada vale todo lo que tienen si su propia creación hace que su tiempo de vida sea finito- Y más satisfecha con la imagen clara de lo que pasaría en las semanas venideras, respiró hondo y se relajó. Parecía ligeramente agotada.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 14th Febrero 2021, 16:32
Comprendía muy bien las decisiones del mutante. Algunas personas son capaces de ayudarse a sí mismas mientras otras tienen que buscar ayuda para conseguir comprender qué les aflige. En su caso personal, no le desagradaba pasar tiempo sola siempre y cuando pudiera ocuparlo en hacer algo que le gustara. Como limpiar un arma. Aunque si tenía que ser sincera, solía resolver mejor sus propias inquietudes cuando estaba disparándola. Había algo sobre mantener la atención en un punto tan concreto que generaba una instantánea sensación de paz en la vaquera, algo de lo que no solía disfrutar tan a menudo como cabría esperar. La vida en un rancho podía ser bastante mas ajetreada de lo que parecía a primera vista.
Al parecer Dragoslav no era como Ivy. Ella había pasado por una serie de sucesos catastróficos que la habían convertido en quien era, mientras que el bosnio había nacido así, pero lo había descubierto a raíz de algún tipo de suceso traumático. Se preguntó qué habría vivido él para desencadenar algo así, y en cierto modo agradeció que no le hubiera pasado algo similar a ella. Dentro de la retorcida historia familiar había conseguido salir con poco más que un registro de enfermedad mental que en cualquier caso no era importante para ejercer su profesión. De haber sabido todo por lo que había pasado el mutante habría tenido que iniciar una cruzada en la que dar caza a los desgraciados que le habían llevado a eso, placa en mano y con las pistoleras llenas de muerte.
Pronto la conversación giró en torno a derroteros más gratos. Jugueteó con su ahijado mientras este se comportaba de una manera infantil y resuelta. Pensó durante un momento antes de decidirse por un clásico. Le vendría bien un poco de plátano y las fresas que hacía Ivy eran dulces y jugosas. Aunque habían tenido alguna que otra situación curiosa cuando habían probado la variante llena de hormonas que había convertido el trabajo en algo mas sencillo y menos estresante para los animales. Nos gustaba llamarlas "fresomonas".
- Fresas y plátano son mi combinación ganadora. - comentó la mujer mientras dejaba escapar a Pintón, antes de que este siguiera al resto de sus congéneres.
El ambiente era grato a pesar de la humedad, y el espacio que Hiedra había preparado con los sillones, la fruta y el agua, que bebió directa de una flor de cala que creció a su lado, llenando el interior con el líquido transparente a una temperatura inmejorable. Cuando soltó la flor esta se meció con suavidad de un lado a otro, mientras el cono de su pétalo se plagaba de nuevo de rocío. La vaquera se sentó sin mucho cuidado. Cualquiera habría podido pensar que las plantas sufrían bajo el peso, pero Hiedra era una experta en hacer trenzados tan resistentes como para sostener un peso increíble.
- Hiedra se cabrea bastante con el tema medioambiental. La verdad es que me sorprende que haya aguantado en Gotham tanto tiempo. Es un agujero infecto donde no se ve el sol ni de día por culpa de la polución. Ahora imagina eso siendo capaz de interactuar con el poco entorno natural que queda allí. - la vaquera negó con la cabeza cogiendo una de las fresas y admirando el color rojo que calificaba un punto de maduración excelente. - Hace tiempo le ofrecí unos terrenos, y ni te imaginas lo que hay allí ahora. Si cogieras un bosque y una jungla y los unieras, aún tendrías la mitad de vegetación que Ivy ha sido capaz de germinar allí. Es un milagro natural. Tendrías que venir a visitarlo alguna vez. - le sugirió a Dragoslav, que aún parecía impresionado. Aquello lo era, pero si eso bastaba para alucinarle de ese modo, ver su hogar sería como estar toda la vida disparando un revólver, y que te enseñaran por primera vez una Gatling. - Oye, no quisiera importunarte, pero quisiera pedirte algo, Dragoslav. ¿Me enseñas como haces eso de la luz? - Hiedra había alcanzado a ver en acción los poderes de Dragoslav, pero la vaquera no. En el último año había entrado en contacto con criaturas de lo más extravagante, y eso había generado en ella una reacción que no esperaba. Genuina curiosidad.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 2nd Marzo 2021, 02:23
Una mutación artificial... Entonces no poseía el gen X, era lo que se conocía como "metahumana", alguien que había sufrido una mutación a raíz de causas externas, como había sido el caso de Spiderman o Hulk.
- Aún así me parece un poder precioso -le dijo con sincera y cálida devoción. Asintió ante su pregunta-. Puedo manipular cualquier clase de luz, pero sería sólo la luz. Podría hacer una ilusión simulando un día de playa, pero el sol sería un constructo inerte y frío. Lo que sí puedo hacer es amplificar y concentrar la luz de mi interior jugando con la reflectancia hasta generar láser -al decir ésto abrió su palma y sobre la misma apareció una pequeña llama de color azul que oscilaba con los movimientos de su mano-. No es exactamente como el fuego y siempre es lesiva. Lo único que puedo hacer es amortiguar su capacidad letal para que sea únicamente aturdidora, pero jamás podría recrear los agradables efectos de un rayo de sol. Tampoco controlo la electrícidad; podría hacer que la luz de una habitación desapareciese, pero no se interrumpiría el suministro eléctrico, de manera que, al marcharme, la iluminación regresaría.
No se le escapó la sutil tensión que invadió a la mujer verde al hablar del pasado Halloween, pero le pareció natural. Si se había vivido en el resto del mundo el mismo horror que había invadido Nueva York era natural que los recuerdos no fuesen placenteros. De hecho, se le ocurrían pocas cosas más nefastas para una planta que la total ausencia de luz.
Cuando escuchó las frutas que Ivy podía ofrecer, cambió de parecer.
- Hum... Una manzana fresca sería perfecta ahora mismo, gracias...
Cuando la metahumana se la ofreció tomó asiento en las improvisadas butacas y la mordió, disfrutando de su increíble sabor. Posiblemente sería la mejor manzana que había probado en su vida, y había comido muchas...
- Entiendo cómo te sientes -respondió, asintiendo con amargura al recordar las persecuciones a las que se veían sometidos continuamente los suyos-. La capacidad destructiva del ser humano parece no tener límites.
Sin embargo, lo que dijo a continuación le hizo ponerse levemente en alerta, pues le había recordado demasiado a la manera de hablar de un viejo enemigo de la Patrulla...
- ¿Puedo preguntar qué metodos son esos? -inquirió con cautela.
Rebecca fue la primera en responder a su pregunta con una resuelta afirmación:
- Hiedra se cabrea bastante con el tema medioambiental. La verdad es que me sorprende que haya aguantado en Gotham tanto tiempo. Es un agujero infecto donde no se ve el sol ni de día por culpa de la polución. Ahora imagina eso siendo capaz de interactuar con el poco entorno natural que queda allí.
Drago se inclinó hacia adelante, acariciando con las yemas de los dedos la tersa y brillante piel de la manzana, pensativo.
- Mi ex-novia es de Gotham.
Guau. Después de dos semanas al fin había sido capaz de ponerle nombre al estado de su relación con Cassandra. Aquella era la primera vez que se refería a ella como lo que era actualmente, y le había salido casi sin pensarlo, aunque no por ello resultó menos doloroso. De hecho, definirlo con palabras lo volvió más tangible, más real, como si fuera algo que se hubiera estado negando todo ese tiempo, multiplicando por mil el dolor, no sólo por la ruptura en sí, sino por las circunstancias en las que se había producido y la manera en la que ella le había abandonado después del descubrimiento que había sacudido todo su mundo... Tomó una honda bocanada de aire antes de continuar:
- He pasado bastante tiempo en la ciudad y tengo que admitir que sí, posiblemente habría sido el último lugar del mundo que habría escogido para vivir.
Y, sin embargo, había estado a punto de hacerlo, porque sabía que Cassandra no la habría abandonado nunca, así que había estado dispuesto a renunciar a su trabajo y forma de vida por ella. Aunque, por otro lado, la oscuridad que infectaba Gotham iba más allá de la contaminación ambiental: era la oscuridad del alma la que campaba a sus anchas, y él había dedicado su existencia a combatir aquella clase de oscuridad.
- Debe de ser bastante terrible vivir allí para alguien como tú... -miró a Ivy-. ¿Nunca te has planteado trasladarte a otro lugar? Seguro que habría muchísimos sitios en el planeta que podrían agradecer tus dones.
- Hace tiempo le ofrecí unos terrenos, y ni te imaginas lo que hay allí ahora. Si cogieras un bosque y una jungla y los unieras, aún tendrías la mitad de vegetación que Ivy ha sido capaz de germinar allí. Es un milagro natural. Tendrías que venir a visitarlo alguna vez.
- Me encantaría, la verdad -dijo, haciendo girar la pieza de fruta entre sus dedos antes de darle un nuevo mordisco-. Pero preferiría esperar un tiempo. La ruptura con mi novia es aún muy reciente y temo que regresar a Gotham me recordaría demasiado a ella.
Finalmente Rebecca le planteó su última petición y él asintió.
- Claro -dijo, dejando la manzana en el reposabrazos del asiento y poniéndose en pie para activar de nuevo su poder mutante.
Ante la mirada de las dos mujeres, un intenso y cálido resplandor se encendió en su pecho, pasando a recubrir rápidamente todo su cuerpo con intensas oleadas de luz azulada. Dos pozos de intenso fulgor ocupaban el lugar donde un segundo antes habían estado sus ojos, y la luz que emanaba de él gravitaba a su alrededor como satélites estelares. Drago unió sus manos en forma de cuenco y pudieron ver cómo la luz de su pecho palpitaba con mayor fuerza, emitiendo una pulsación que recorrió sus brazos hasta emerger en sus palmas en la forma de una hermosa flor de loto hecha de pura luz. La flor se elevó flotando en el aire, se acercó a las mujeres y después se deshizo en una miríada de mariposas que se alejaron volando.
- Puedo moldear el espectro lumínico para generar ilusiones, espejos, o, simplemente, crear luz -explicó.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 22nd Julio 2021, 17:10
La científica escuchaba con atención la descripción y limitaciones de su poder, valorando opciones y descartando otras según la explicación se iba desarrollando. Quería preguntarle más, hacer pruebas, test, teorías, hacer un informe exhaustivo de todo lo que pudiese ser importante… Pero sabía que no era el momento y que su sed de conocimiento muchas veces resultaba asfixiante y pudo contenerse.
Le había sorprendido la facilidad con la que el mutante había encajado su aspecto verde y el peculiar rol de su amiga. Qué no estaría acostumbrado a ver para no querer hacer preguntas sobre ello. También la cogió desprevenida el hecho de que pareciesen poder hablar de cualquier cosa. Con un desconocido se habían puesto temas muy serios sobre la mesa y nadie parecía especialmente incómodo con esa situación.
Una vez los adultos se acomodaron Hiedra se relajó, disfrutando con los ojos cerrados de la conversación. Agradeció la aclaración de su amiga, el recuerdo de cómo empezó todo en Relinchos al Rojo. Su mente viajó incluso a esa pequeña florecilla perdida de arkham que anidó en su sombrero. El rostro de la pelirroja emanaba paz y tranquilidad, con una sonrisa pasiva en las comisuras que la delataba por completo.
Pero Dragoslav tenía un pequeño secreto que no resultaba agradable -Siento mucho que te traiga malos recuerdos… La invitación queda en el aire para cuando te sientas libre de regresar- Ivy se llenó los pulmones, mirando a través de la película translúcida la luz que entraba, notando cómo el calor se repartía por su piel. -Yo soporto Gotham… Porque no es donde quiero estar, pero sí donde se me necesita. Y no puedo negarle el auxilio a una ciudad que está tan perdida- Nunca jamás lo reconocería en voz alta, pero sus raíces ya estaban allí. Para cualquier Gothamita el sueño era escapar, pero cuando ya consigues un nombre y cierta reputación formas tanta parte de la ciudad como las farolas y edificios que la mantienen con vida. Toda su historia había transcurrido en esa emponzoñada ciudad. Y algo dentro de ella no quería marcharse.
Se incorporó lentamente cuando su amiga le preguntó sobre el mecanismo de luz que el bosnio era capaz de emplear. Giró todo su cuerpo revelando así el interés genuino que tenía en él. Si no lo hacía la vaquera, tarde o temprano le preguntaría ella. Se puso en pie con él y se acercó para poder observar desde un punto de vista más privilegiado, dejando su espacio para actuar.
El espectáculo comenzó. Su cuerpo pareció por un instante no ser material, haberse descompuesto en fragmentados fractales de luz que viajaban con una consciencia orgánica por todo su ser. Ivy no pudo ocultar el brillo en sus ojos ni la sed en su garganta. Estaba absolutamente fascinada, obnubilada y perdida en la demostración improvisada que el hombre les estaba ofreciendo. Siguió con la mirada y la boca entreabierta la bella flor que había creado. -Nucifera…- La siguió, tentada de tocarla hasta que se esparció para convertirse en las mariposas que extinguirían la ilusión. El rubor verde en las mejillas de la metahumana se intensificó aún más. Sentía verdadera excitación por sus capacidades. ¿Qué no sería capaz de hacer si podía modificar algo a lo que todos los mortales estaban expuestos?
-Es precioso…- ¿Pero cuán útil sería? -¿Cuál es tu límite?, ¿Podrías utilizar la luz solar que estamos recibiendo ahora mismo?, ¿En caso de usarla, transportas también los rayos que emite?- frente a los pies de Dragoslav, en el suelo, brotó un girasol que creció hasta llegarle a la altura del ombligo. - Este Helianthus está preparado para responder de manera inmediata a los cambios solares… ¿Podrías conducir su cabeza usando la propia luz de nuestro alrededor, aislando al resto de esa luz?- Si la respuesta era sí, había descubierto una importante clave para el desarrollo de sus plantas… Si con sus modificaciones genéticas podía potenciar el aguante al sol de las plantas, y con su poder mutante podía alimentarlas aún más de luz, sólo tendría que regarlas con mayor frecuencia y las plantas podrían experimentar un crecimiento acelerado de forma totalmente natural y sin forzar el proceso con sus poderes. Era simplemente brillante.
La mujer miraba a los profundos ojos de él sin retirarse un instante. Estaba totalmente deslumbrada por su presencia y por sus capacidades.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 12th Octubre 2021, 23:48
La existencia de Rebecca Logan había cambiado drásticamente en el transcurso de apenas un año. Mudarse a Gotham había supuesto el inicio de un giro en su vida que le habría costado imaginarse aunque alguien lo hubiera jurado sobre su estrella de Sheriff. La ciudad tenia la cualidad de atraer a todo tipo de personas, desde esos millonarios peripuestos dueños de prácticamente todo sobre lo que jamás daba el sol que se dedicaban a soltar billetes para que otros les movieran la basura de la que ellos no querían encargarse, hasta gente sin miramientos capaz de acabar con la vida de cualquier pobre diablo por medio dólar. Hacía un caldo de cultivo perfecto para que tuviera por un lado la apariencia de un lugar respetable de cara a los acaudalados niños ricos de otros sitios, porque sobre esa tiniebla llena de tejemanejes se movía lo que gente como pingüino llamada "La Crême de la Crême". De que el resto del mundo se enterara de eso ya se encargaban los medios de comunicación. Disfrazaban las apariciones de verdaderos lunáticos como si fueran poco mas que un atractivo turístico. Una extravagancia llena de riesgo y aventura, cuando la realidad es que se trataba de criminalidad severa oculta tras un apodo pegadizo con uniforme y antifaz. Mientras, por el otro lado, casi todos los que residían en sus altos y angostos edificios plagados de gárdolas sabían que Gotham era como un montón de estiércol que cubres con diamantes. No había lujo o riqueza que pudiera enmascarar el olor.
La metáfora era mas que acertada teniendo en cuanta que tanto Hiedra como ella tenían algo en común. A ninguna de las dos les parecía particularmente desagradable el olor del estiércol fresco. Una vez sucedía eso, uno era capaz de hacerse a la vida allí con la misma comodidad que en cualquier otro sitio.
Cuando el hombre mentó a su ex-novia, la joven vaquera intercambió una mirada cómplice con Hiedra mientras se calaba el sombrero, como si su ala fuese capaz de ocultar el imprevisto momento incómodo que habían sufrido. No era muy ducha en asuntos de seducción o amoríos, pero hasta ella sabía que el tono que había utilizado el hombre delataba una tristeza difícil de digerir.
Por suerte la conversación continuó transcurriendo, volviendo al ambiente sosegado que habían mantenido con anterioridad. A la Sheriff le resultaba curioso haber encontrado a ese hombre allí, pero le resultaba aún mas curioso que Hiedra se mostrara tan dispuesta a compartir sus cosas con él. No había que ser un genio para darse cuenta de que en general, los de sexo masculino despertaban en ella poca o ninguna simpatía.
La vaquera alargó la mano hacia un plátano, lo peló dividiendo la piel en tres partes con un suave crujido que demostró que estaba en su punto y se comió la mitad de un bocado sin delicadeza. Recordaba a ese modo de hacer de los niños, que se comportaban guiados por instinto y apetencia, más que por como dictaba la educación o la corrección.
Cuando el hombre se levantó para mostrarle eso que decía hacer con la luz, se percató de que su compañera se levantaba de los asientos. De algún modo le hizo adivinar que merecería la pena aproximarse lo posible para contemplarlo, así que la imitó. Cuando el cuerpo del hombre comenzó a brillar, se vió en la obligación de pestañear varias veces para acomodar sus ojos al estallido de luces. Recordaba haber jugado con un caleidoscopio de pequeña, en el que al rotar el pequeño cañon, se sucedían imágenes de colores. Aquello era un efecto parecido, pero en cierto modo, debía admitir, mucho mas hermoso. Parecía fluir como lo hacía un río sobre su piel, llenándolo de miles de colores antinaturales.
La vaquera silbó de aprobación, antes de mirar a Hiedra. Pensó que respondería su gesto, pero la mujer parecía aún mas impresionada que ella. Desvió la mirada de nuevo hacia la palma de la mano del hombre brillante, que se convirtió en una flor como las que Ivy le había enseñado en su estanque.
- ¡Que me aspen!- ese fenómeno la había fascinado de tal modo que ni siquiera se le ocurrió ninguna de sus habituales expresiones del viejo oeste. Cuando Ivy adelantó la mano para tocarla, se convirtió en cientos de pequeñas mariposas que parecieron sobrevolarlos hasta desvanecerse en el aire.
La vaquera las siguió con la mirada. Su rostro iluminado por la iridiscencia de esas luces que flotaban a su alrededor tenía una sonrisa que muy poca gente había llegado a conocer. Era cálida, llena de una dulzura inocente que le hacía recobrar el espejismo de una infancia que no estaba rota. Contempló las pequeñas mariposas dejando un pequeño espectro de luz cada vez que aleteaban.
Saboreó el momento en silencio, hasta que se desvanecieron todas y cada una. Si algo sabía hacer Rebecca era sacar partido a esos pequeños instantes de la vida en los que se podía observar la verdadera belleza.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 3rd Noviembre 2021, 00:37
- Puedo entender el sentimiento -asintió el bosnio-. Precisamente yo escogí vivir en el peor barrio de Nueva York porque sentía que la luz es más necesaria allí donde hay más oscuridad. Sin embargo Gotham... -negó con la cabeza, meditabundo-. Es una atmósfera tan opresiva que da la sensación de que la luz no tiene cabida allí.
Y era verdad en todos los sentidos, porque con lo territoriales que eran los murciélagos difícilmente le habrían permitido campar a sus anchas por allí sin más.
- No sé -se encogió de hombros-. Supongo que después de todo éste tiempo me he acostumbrado a Nueva York. Siempre pensé que cada ciudad tiene su propia música, y Nueva York es como una gran sinfonía. El caminar interminable de la gente en "la ciudad que nunca duerme" sería la percusión, el sonido de los pájaros los instrumentos de viento, y el eterno quejido de los claxons de los coches serían los instrumentos de metal.
>>Lo cierto es que no he llegado a explorarlos nunca -contestó a la mujer planta cuando le preguntó por sus límites.
Gracias al entrenamiento con Planaria había descubierto que era más poderoso de lo que inicialmente habían supuesto, pues no sólo era capaz de generar su propia luz, sino que además podía utilizarla a modo de campo de fuerza para protegerse, pero nunca había tenido la necesidad de ir más allá.
- Pero sí, puedo absorber cualquier clase de energía lumínica mientras sea lo suficientemente poderosa e intensa, como la luz eléctrica o la luz solar, y manipular el espectro lumínico. Si tuviera que depender únicamente de la iluminación natural nocturna lo pasaría bastante mal.
Escuchó atentamente sus indicaciones y se acuclilló para observar la planta, ajeno por completo a la manera en la que le miraban las dos mujeres. Concentrándose un momento, absorbió parte de la energía del sol, focalizándola en su mano diestra, que empezó a relucir y resplandecer.
- ¿Conocéis la leyenda del girasol? -inquirió con suavidad, sin apartar la mirada de la planta-. Se dice que Helios, el Dios del Sol, que todo lo ve, fue testigo de la infidelidad de Afrodita cuando traicionó a su marido para acostarse con Ares, y se lo reveló a Hefesto. Se dice también que, en venganza, Afrodita le pidió a su hijo, Eros, que hiciera que Helios se enamorara perdidamente de una doncella mortal, Leucótoe, a pesar de tener ya una amante, la ninfa Clitia, la cual, llevada por los celos, denunció la aventura ante el padre de la muchacha, el rey Órcamo, quien la mandó matar. Resentido por haber sido la responsable de la muerte de Leucótoe, Helios abandonó a Clitia, la cual, perdidamente enamorada de él, dejó de comer y permaneció día tras día en el prado, viéndole moverse por el cielo hasta que se transformó en el girasol -mientras narraba la historia, su mano se movía llevando consigo la luz del sol y, con ella, la atención ciega de la planta que encarnaba el trágico mito griego.
Drago nunca había sido propenso a la literatura fantástica; para él, los libros eran algo eminentemente práctico, una fuente de saber y conocimiento a la que recurrir ante las necesidades de la vida, pero se había puesto a investigar sobre la mitología clásica cuando había empezado a sentirse atraído por Elissa, sabiendo que aquello era tan importante para ella como para él las creencias de sus padres.
Rememorar ahora aquello le traía sentimientos encontrados; por una parte culpaba a la psicóloga por haberle manipulado mentalmente y haberle empujado sin pretenderlo a los brazos de alguien que había terminado haciéndole daño, pero, por otra... por otra lamentaba que su estúpido orgullo le impidiera coger el teléfono para hablar con la mujer a la que de verdad amaba.
- Eso sí, tendría que ir haciéndolo planta por planta, y llevaría tiempo -explicó mientras se ponía en pie.
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan) 19th Mayo 2022, 21:19
Pamela era una mujer pasional, de fuerte impulso emocional y reactiva a su entorno, pero había una sensación en concreto que no podía ignorar. La curiosidad. En este caso le picaba más de la cuenta teniendo en cuenta que se trataba de otro ser poderoso, que podía sacarle partido y que completaba una fuerte sinergia con su campo de estudio. Los ojos se le empañaron mientras contemplaba la belleza y utilidad del metahumano que acababa de conocer.
- Es increíble… - Suspiró desde lo más profundo de su pecho. Buscó la mirada de su amiga para sentir el apoyo y expresar algo tan sentido con alguien que la conociese con anterioridad. Luego su vista volvió a la mano del hombre. Acercó ligeramente para notar el calor que emanaba su potencia.
Observó con toda su atención los movimientos que hacía, sus gestos, la dirección de la luz, cómo y cuánto tardaba en reaccionar la flor. Mentalmente había generado una decena de notas diferentes que debía apuntar antes de que se le olvidasen - Un segundo- dijo antes de despegarse para correr y hacer anotaciones en uno de los blocs que descansaban sobre la mesa. Escribió muy rápido y muy precisa, como un médico y cuando hubo terminado volvió al lado de los humanos.
-Tus poderes, Dragoslav… tienen un potencial inimaginable. Con algo así seríamos capaces de reducir la contaminación hasta un setenta por cierto, filtrar las aguas del mar con muchísima más eficacia, reducir los tiempos de barbecho de las cosechas, solucionar el hambre en el mundo…- sus mejillas rosadas y sus ojos brillantes acompañaban en entusiasmo a una respiración acelerada, casi ansiosa. Su mente viajaba por cientos de fórmulas poniéndole cifras concretas a todos esos planes.
- Debo trabajar. Tengo que seguir con el trabajo, hacer nuevos cálculos.- estiró la mano a una esquina de la hoja del cuaderno que partió, donde apuntó su número de teléfono y el nombre “Ivy”. Se lo tendió al moreno con una sonrisa feliz y entusiasmada en el rostro. .- Podemos hacer grandes cosas Dragoslav Katich… sólo depende de ti-
La pelirroja no necesitaba una respuesta inmediata, aunque fuese lo que más deseaba en ese instante. Así que le tendió el trozo de papel y finalmente se despidieron.
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You don´t need a sword to cut two roses...
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Tema: Re: La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan)
La naturaleza humana [20/23 - 03-2019] (Poison Ivy, Rebecca Logan)