Hacia una noche perfecta para dirigirse hacia su nuevo objetivo. Había estado todo el día aburrida y deseando que cállese la noche sobre la ciudad para enfundarse en su negro traje y salir a la caza de alguna nueva joya o quien sabe, de un jovencito apuesto. Felicia Hardy era una autentica ladrona, al igual que su padre, y sus habilidades la habían permitido hacerse con grandes diamantes y joyas. No podía evitar esa tentación hacia las cosas lujosas, y en cierto modo no podía ser una heroína, siempre que lo intentaba, bueno… nunca le salía nada bien. Felicia se enfundó en su traje y se descolgó desde el balcón de su vivienda haciendo uso de su cable, que emplea siempre que quería moverse de un lado a otro entre los rascacielos.
-Hoy va a ser una noche divertida.-dijo mientras se dirigía balanceándose entre los tejados de las casas.
Cuando llego al lugar del objeto se encontró con la sorpresa de no ser la primera, así que se descolgó sobre una de las ventanas para observar a dos hombres dentro de la estancia, que habían conseguido desactivar la alarma y comenzaban a abrir las urnas para llevarse las joyas. Felicia uso sus afiladas gatas para marcar un círculo en el cristal y a continuación separarlo del resto de la ventana, para posteriormente resbalarse dentro del lugar.
-No os han dicho que robar está mal chicos.-dijo cuando estaba totalmente colocada encima de uno de los ladrones, el cual asustado miro hacia arriba para encontrarse directamente con la Gata Negra que salto sobre él, asestándole una patada que le dejo inconsciente.-vaya…. No puede ser tan fácil.-dijo mientras miraba la urna de cristal y el reluciente cristal que había dentro.
-No te muevas Gata Negra.-dijo una voz a su espalda.
-Ya decía yo que se me olvidaba algo.-dijo mientras se giraba para ver al otro ladrón, que la apuntaba con un arma.-tu compañero no ha puesto mucha resistencia.-le dijo para mirarle con una mirada felina.
Algo le decía que aquel hombre no bajaría el arma asique opto por saltar hacia atrás para comenzar a esquivar la oleada de balas que comenzaron a llegarle desde la lejanía. Cuando el ladrón la hubo perdido de vista, Felicia ya se encontraba justo detrás del ladrón, que al girar se encontró con la garra de la gata, que le desarmo, y le asesto una patada en el costado que hizo que el ladrón se hiciera hacia atrás. EL hombre arremetió contra Felicia nuevamente con un pequeño cuchillo que se sacó de la bota. Felicia esquivo el ataque y le agarro la muñeca, apretando esta para que soltase el cuchillo, y acto seguido le cogió del cuello, llevándoselo contra la pared.
-Disparar a una chica totalmente inofensiva es de cobardes ¿no crees?-dijo mientras le pasaba las afiladas uñas por la mejilla. El ladrón se desmayó cuando la gata acerco el rostro.-cada vez son más novatos… y a cada vez tienen más miedo.-dijo un tanto decepcionada por la facilidad.
Sin embargo el agudo oído de Felicia comenzó a captar rápidamente las sirenas de policía, lo que la hizo ponerse en guardia. Felicia se contoneo ágilmente hasta llegar a una de las vidrieras donde encontró un jugoso diamante que cogió, para segundo después salir de allí y ocultándose entre las sombras. La policía entro, encontrándose con dos ladrones abatidos y una joya desaparecida. Felicia se quedó sentada en uno de los resquicios de una azotea mientras observaba la hermosa joya.
-Sigues con las tuyas eh gatita… -se oyó a las espaldas de la gata, la cual sonrió al reconocer la voz de un amigo y vecino muy espacial.