Años de Omega |
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| Blanco y en botella? Es un gofre! No? Jo. [Batfamilia] | |
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143StephanieBrown
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Mensajes : 294 Fecha de inscripción : 06/03/2014 Localización : En Gotham, por suerte o por desgracia Empleo /Ocio : Soy una estudiante obediente... una hija devota... y un imán de problemas. Entre otras cosas. Humor : Por favor.
Ficha de Personaje Alias: Spoiler Nombre real: Stephanie Brown Universo: DC Universe
| Tema: Blanco y en botella? Es un gofre! No? Jo. [Batfamilia] 23rd Octubre 2017, 00:07 | |
| Gotham, al contrario que la mayoría de ciudades, es de todo menos silenciosa por las noches. En cuanto se pone el sol la ciudad multiplica su actividad y muchos dirían que es entonces cuando sus verdaderos ciudadanos despiertan y comienzan sus jornadas. Aun así las azoteas de los edificios parecían ser el único sitio donde todavía había tranquilidad y silencio a esas horas de la noche. O debería, al menos, si no fuera porque alguien estaba jugando al Candy Crush con el volumen muy alto. -¡Me cago en Batman!- exclamó una figura encapuchada, haciendo ademán de lanzar el teléfono móvil en el que estaba jugando después de perder por decimoquinta vez. Estaba siendo una noche lenta y Spoiler se aburría hasta el punto de estar dispuesta a gastar la batería del teléfono en tonterías como jugar al Candy Crush. Se podría haber ido a dormir a casa, pero todo el mundo sabía que volver a casa era llamar a los problemas y prefería quedarse la noche en vela encima de un edificio cualquiera que recibir una llamada de fuga en Arkham justo cuando acababa de quitarse el traje. No, la suerte no exisitía en Gotham, al menos no la buena suerte, así que era mejor no jugársela y perder el tiempo en cualquier tontería que a uno se le ocurriera.
Como la frustración estaba empezando a darle dolor de cabeza se levantó y se estiró. Necesitaba una dosis de azúcar y a ser posible conversación con un ser humano. Puntos extra si ese ser humano no iba encapuchado. Muchos más puntos extra si nadie apuntaba a nadie con un arma durante la conversación. Sabía que era difícil pedir algo así en Gotham a las dos de la madrugada, pero sabía un sitio donde podía conseguirlo todo. Se dejó caer del borde del edificio con teatralidad, por si alguien estaba mirando que una nunca sabía, y se dirigió a la tienda 24 de Abheek. El universo había querido que tanto la tienda como su dueño siguieran siendo los mismos en Omega y a Steph le había hecho más ilusión de la que podría explicarle a nadie. Abheek sonreía y no te juzgaba, Abheek te daba un café grande cuando habías pedido un mediano y te cobraba uno pequeño. A veces colaba algún dulce entre el cambio con todo el disimulo que era capaz. Abheek suspiraba exasperado cuando entraban a robarle y mantenía la sangre fría mientras le apuntaban con una pistola cargada en la cabeza. En resumen: Abheek era un santo. Por eso le impactó tanto verlo lívido, con cara de haber visto un fantasma.
-Hay... un paquete para ti- dijo con voz queda y a Spoiler se le cayó el alma a los pies. -Hace tictac-
No. No, no, no y mil veces no. ¿Por qué? ¿Por qué tenían que meter a un hombre inocente en todo aquello? Y no solo a un hombre, si le habían entregado una bomba podían llegar a hundir el edificio entero. Podía ser una catástrofe solo para llamar su atención. O a saber por qué. La caja estaba sobre el mostrador, probablemente donde la había dejado el sujeto que la hubiera llevado hasta allí y tenía SPOILER escrito en mayúsculas con permanente en la parte superior.
-Lo siento- murmuró la joven mirando fijamente la caja, entre enfadada y frustrada por la impotencia. -Lo siento mucho-
Y antes de que pudieran responderle, cogió la caja y salió corriendo del local. Si tenía una bomba no podía arriesgarse, lo mejor era buscar un sitio donde abrirla sin muchas repercusiones si llegaba a estallar.
No tardó en llegar a un descampado donde dejó la caja en el suelo y la observó unos segundos antes de decidirse a abrirla. Sin ver su contenido no podía estar segura de cuál debía ser el siguiente paso a tomar así que respiró hondo y abrió la tapa de un golpe rápido con el pie, lo bastante alejada como para tener una falsa sensación de seguridad (si realmente había una bomba y se detonaba cuando la abriera para empezar perdería la pierna, y depende de la fuerza... pues mucho más).
Pero no estalló nada. Contó hasta diez. Nada. En el silencio de la noche solo se oía su respiración entrecortada, el tictac del reloj y un perro ladrando a los lejos. Contó hasta diez otra vez. Nada. Se acercó a la caja con cautela, como si la lentitud pudiera salvarla.
En la caja había dos cosas, un smartphone y un despertador. Probablemente el despertador solo era para asustar a Abheek, para que creyera que era una bomba... era un truco demasiado infantil.
Steph abrió el móvil con manos temblorosas. La única aplicación en el móvil era Snapchat, con un círculo rojo indicando 2 nuevos mensajes.
El primero un video grabado en un lugar oscuro en el que solo se veía un contador de cuenta atrás que disminuía desde el 1:00:00 y un comentario “TicTac”
La siguiente, una hoja impresa en el suelo, estaba un poco desenfocado y aunque leerlo era difícil, consiguió más o menos descifrar qué era lo que ponía:
Apesta como un cementerio. Y aún así no hay ni un solo muerto. Una vez estás dentro nunca acaba tu tormento. Tiempo perdido, almas olvidadas Mentiras dichas megáfono, inventos para ocultar la verdad. Entras por voluntad propia pero nunca sales cuando quieres Tiembla mortal, olvida lo que creías. Aquí están tus nuevos dioses.
Spoiler se apresuró a sacar su movil y hacerle una foto a la pantalla, porque no tenía ni la más remota idea de cómo hacer captura de pantalla en ese móvil, ni si podría guardarla de modo que pudiera acceder a ella. Instantes después el mensaje desapareció de la pantalla.
Solo se le ocurrían dos personas que tenían ese modus operandi. Solo una que realmente pudiera tener razones para dirigirse a ella. (La otra podría, pero lo dudaba, solía tener una inclinación obsesiva con cierto murciélago) y si era él... si era él no sabía que hacer. Bueno, sí sabía qué hacer, lo había hecho antes pero la situación había sido distinta... ella había sido distinta. Además ni siquiera sabía los recursos ni la situación en la que estaría en ese universo. En el suyo había jugado con ventaja, por eso había ganado, pero allí... allí no tenía ningún tipo de privilegio. Se sentía como si estuviera jugando en el campo del equipo contrario.
Llevó una mano temblorosa al selector de canal de la radio. Hacía tanto tiempo que no usaba aquel canal encriptado que no estaba segura de que fuera a funcionar, ni siquiera sabía si en aquel universo ese canal funcionaba porque llevaba meses en completo silencio. Pero tenía que intentarlo, era su única esperanza. No podía seguir sola.
-¿Hola? ¿hay alguien?- Hizo una pausa en la que la radio solo le respondió con silencio. Se le quebró un poco la voz al volver a hablar -Necesito ayuda-.
Esperó unos segundos que se le hicieron eternos, pero no podía perder tiempo. No sabía cuánto le quedaba pero no debía de ser mucho. -Si me está recibiendo alguien que me conteste... o que acuda a la torre del reloj-. | |
| | | 141JasonTodd
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Mensajes : 202 Fecha de inscripción : 10/03/2014 Localización : ¿Y a ti qué cojones te importa?
Ficha de Personaje Alias: Red Hood Nombre real: J.P.T. Universo: DC Universe
| Tema: Re: Blanco y en botella? Es un gofre! No? Jo. [Batfamilia] 4th Noviembre 2017, 14:38 | |
| La verdad es que esta noche sí que hacía frío. Las últimas semanas parecía que el tiempo comenzaba a mejorar, pero Gotham, como siempre, iba a su aire. Había estado lloviendo todo el día, y el ambiente húmedo hacía que esos grados de menos se notaran muchísimo más. Dios, es que, tanto si te movías como si te quedabas quieto, era la misma mierda, te temblaban hasta los huesos. Cerré bien la chaqueta y tiré de las mangas, cubriendo el borde de los guantes, mientras esperaba a que me sirvieran el pedido.
La verdad, es que no hubiera dudado ni dos segundos en volverme a casa tras ajustar cuentas en el prostíbulo de la 67.
En casa había estado terminando de investigar a unos matones búlgaros, tirado en el sofá del salón, con una manta encima y un gato ronroneando a los pies, calientito y la mar de a gusto. Cuando me subí en la moto, pues, como obviamente iba a suceder, me había congelado hasta las pelotas, y aunque luego en el edificio había estado más o menos mejor, seguía destemplado. Había sido un trabajo fácil y rápido, podía volverme a casa, mandar un par de mails a mis contactos y quedarme hecho una bolita en el sofá el resto de la noche, total, Red Robin y Nightstar estaban cubriendo mis zonas. Quizás levantarme al amanecer a preparar desayuno para todo el mundo, y luego a dormir hasta mediodía o más tarde. Pero Mar’i me había escrito, preguntando si luego me iba a acercar a donde estaba ella, y era incapaz de decirle que no. Ahora era algo así como… ¿mi compañera? Obviamente no se iba conmigo (más bien, no le permitía que viniera conmigo, vamos a ser claros) cuando hacía trabajos como el de hacía rato, ni cuando me infiltraba, ni cuando iba a cobrar cada mes. Pero patrullábamos juntos. O más bien nos hacíamos compañía mutua. No, qué coño, patrullábamos juntos. Cuando hacía cosas más “ilegales” (ni que lo que hacemos normalmente no fuera ilegal. ¿Peligrosas más bien? Todo es peligroso cuando eres vigilante de una ciudad. Vamos, cuando mato peña, torturo y extorsiono a hijos de puta) me iba solo, pero el resto del tiempo pasábamos las noches juntos. Le había enseñado a tratar con los típicos gilipollas de Gotham, y alguna vez, ella sola se había encargado de vigilar los puertos. La chiquilla era rápida aprendiendo, y cuando se sentía con confianza, era como un tanque. Sí, seguía protegiéndola en muchas ocasiones, alejándola de los lugares donde realmente notaba peligros mayores, pero era consciente que no tardaría mucho tiempo más en salir de mis alas de mamá gallina. Porque no vamos a engañarnos, eso era en lo que me había convertido. En mi universo, Mar’i era solo una cría, una niña con la que disfrutaba comiendo helados y haciéndola chinchar. Aquí era prácticamente una mujer adulta, pero cuando Steph la trajo a casa estaba tan perdida, tan confundida y asustada… yo qué sé, no fue difícil ver a esa niña que llevaba a caballito en mis recuerdos. Pero tampoco puedo negar que se parece demasiado a su madre, y su madre es alguien de armas tomar. Mar’i también.
Norman, el dueño de una cafetería 24 horas a la que me tocó salvar más veces de las que debería durante mis primeros meses en Omega, me entregó una bolsa de papel con comida caliente que olía a puta maravilla, y, una vez más, hice el paripé de ir a pagarle y él me dijo que no hacía falta. Realmente no iba a pagarle, no suelo llevar dinero suelto encima, y menos cuando patrullo, pero Norman no es como los otros dueños de tiendas, aquellos que conocía en mi universo, aquellos a los que sabía de sobra que podía pedirles que me dieran toda la caja de la noche y ellos lo harían, porque confiaban en mí, y yo les debía protección. Norman es diferente. Él no es de otro universo, él se creó en Omega. Sí, lo sé, ya no estoy en guerra con todos aquellos que no son de mi universo, ni quiero matar a media ciudad (normalmente), pero el hecho de que este universo creara a sus propios individuos, personas que tienen recuerdos de acontecimientos de una vida que jamás ha sucedido… me cuesta procesarlo aún.
Había dejado la moto en casa, una decisión de la que aún no sabía si me arrepentía o no (ir en la moto me iba a terminar de congelar, pero yo estaba en la otra punta de Gotham y llegar hasta el centro me estaba enfriando aún más) y, extrañamente, desde los tejados de los edificios de la ciudad, parecía que estaba todo tranquilo. Raro, muy raro. No escuchaba ninguna sirena a lo lejos, ni gritos, parecía como si hasta las discotecas y garitos de mala muerte hubieran bajado el volumen. Aquella noche no parecía una noche de Gotham.
Mar’i estaba sentada en el borde de un edificio de oficinas del City Hall, uno que daba de frente con el gran parque. Mirando su espalda, con la luz de las farolas iluminándola desde abajo, parecía más una escultura que habían colocado allí para decorar, una obra de arte para deleitar los ojos de aquellos que miraran hacia arriba. Me quité el casco, enganchándolo en la cintura, notando como el aire me traía el aroma de su cabello. Conocía ese olor de memoria, demasiadas veces había tenido su cabeza apoyada en mi hombro, o contra el pecho. Sonreí relajado, intentando olvidarme del frío que golpeaba mis mejillas, y caminé hasta ella, pasando la bolsa con la cena por encima de su cabeza, dejándolo sobre unas sorprendidas manos.
– No lo vayas a tirar, que bastante me he congelado viniendo hasta aquí como para que nos quedemos sin premio de consolación – me senté a su lado, dejando las piernas colgando sobre el vacío –. Además, te he traído un sándwich salado, uno dulce, chocolate caliente… vamos, te echarías a llorar si ahora hicieras lluvia con él sobre el asfalto.
¿Hola? ¿Hay alguien?
Tal cual terminé la frase, lo oí. El pequeño ruido al conectarse a una onda seguido de la voz de Steph. Mar’i y yo nos miramos unos segundos, sin saber muy bien qué es lo que había pasado.
Necesito ayuda.
No podía ser. Ese comunicador había pasado a Omega conmigo, pero no lo usábamos, no tenía sentido hacerlo. Lo llevaba encima porque… No lo sabía. Cada noche lo enganchaba en mi cinturón aunque tenía claro que sólo estorbaría más que otra cosa. Steph, Tim y yo usábamos ahora unos móviles especiales durante las patrullas, ¿para qué íbamos a querer un comunicador si ya no teníamos Oráculo que nos coordinara? Los contactos en policía, hospital y derivados, iban al listado de contactos del teléfono, podíamos acceder a internet, y a la propia intranet que Drake había creado para los 3. Pero la voz de Steph provenía de ese comunicador que se supone que debía estar apagado, que se supone que no podía sonar ya que ese canal encriptado había muerto junto con nuestro universo.
Si me está recibiendo alguien, que me conteste… o que acuda a...
–¿Qué coño haces usando este canal? – saqué el comunicador y me lo llevé a la boca, casi pegándolo contra mis labios. De pronto, ya no tenía frío – Spoiler, ¿qué mierdas te ha pasado para que estés hablando por aquí? Mierda, ¿por qué no has contactado conmigo como siempre? Mira, da igual, Nighstar y yo estamos frente a Robinson Park, manda ubicación y estamos allí enseguida. _________________ Holy water cannot help you now Thousand armies couldn't keep me out I don't want your money I don't want your crown See I've come to burn your kingdom down Seven devils all around me! Seven devils in my house! See they were there when I woke up this morning I'll be dead before the day is done | |
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| Tema: Re: Blanco y en botella? Es un gofre! No? Jo. [Batfamilia] 8th Enero 2018, 13:55 | |
| 21 de Febrero de 2019 Gotham City, Torre del Reloj Aquella noche había bajado a Gotham. El ‘Haven no necesitaba mi ayuda por hoy, y es que desde que Deathstroke y la familia mafiosa de los Aoki habían desaparecido del mapa, el vertedero de los Estados Unidos estaba más tranquilo que de costumbre. Era mejor así, ya tenía bastante trabajo en la comisaría durante el día, y la faena de los Titanes había ido aumentando progresivamente hasta hacerse insostenible. Wallace West había vuelto a la vida y con muchas ganas. Había decidido dejar de perder el tiempo, y se había casado con Artemis, la pupila de Oliver, pero aquello desencadenó inevitablemente malos momentos. Llevaba días peleándose con su primo Bart, quién echaba de menos a sus antiguos compañeros de la liga, y en especial a Tim. No podía decirle que había visto a Drake con vida, creía que lo mejor era que los dos hablaran antes de hacerle ilusiones al velocista, puesto que probablemente fuera un Robin de diferente universo y a lo mejor no se llevaban bien. Roy iba a su bola completamente, y pocas veces se le veía por la base. Y Raven…bueno, la émpata estaba más silenciosa que de costumbre. Se veía con un chico, un tal Andy… pero pocas veces la Azariana hablaba de ella misma y de sus… “sentimientos”. Y a Garfield hacía meses que no se le veía el pelo, sobretodo después de la pelea sentimental que tuvo con Raven. En definitiva, los Titanes estaban de capa caída… e incluso yo no tenía ganas de ser el siempre optimista Grayson. Bruce y Carrie no respondían por el comunicador. Habían desaparecido del mapa, y ni siquiera habían dejado una nota, o una pista. Estaba terriblemente preocupado por ellos… pero lo que ahora llenaba mi cabeza de todo tipo de pensamientos contradictorios era la aparición de aquel misterioso niño: Damian Wayne. El hijo de Bruce y el heredero de los Wayne que había dejado la mansión patas arriba nada más llegar con su ejército de bat-animales. Aunque no estaba seguro de que Goliath entrara en la categoría de animal, pero lo que si que no me lo esperaba era eso de la Bat-vaca… Pensar en Damian… era casi como pensar en un viejo amigo, en un hermano perdido. Todavía tenía la cabeza revolucionada de recuerdos que no eran míos, pero sentía la nostalgia y el amor cada vez que miraba a aquellos enfurecidos ojos verdes. Estaba nervioso y me sentía un extraño, como si fuera incapaz de reconocerme a mi mismo. Como si ya no supiera quién es Dick Grayson y cuales son mis verdaderos recuerdos. Y siempre que tenía un problema... siempre que llegaba el momento en el que no sabía por dónde tirar o qué camino seguir… iba a ver a Barbara. El solo hecho de verla provocaba un gran alivio en mi interior, como si todos los problemas del mundo se esfumaran con su presencia y con sus palabras sarcásticas y lógicas. Ella era para mi como una taza de chocolate caliente en medio de una tormenta helada. Y nada más llegar a la torre del reloj y verla tan concentrada con sus cosas a través del cristal, ya conseguía que mis miedos y mis preocupaciones desaparecieran como el vapor del café que llevaba en las manos. La pelirroja ahora se hacía llamar Oráculo. Y gracias a sus conocimientos informáticos había logrado crear una red de comunicaciones que conectaba con los superhéroes que aún quedábamos con vida en Omega. Su debut fue en la noche de Fearland, cuando el profesor Jonathan Crane decidió fumigar Gotham con un gas del miedo mejorado por Hiedra Venenosa y financiado con el dinero del mismísimo Pingüino. Eso sin hablar de aquellas misteriosas entidades de la oscuridad, las pesadillas y la noche, que atacaron los cuarenta y ocho estados sin aviso. Vamos, una locura. Pero creo que a raíz de aquella pesadilla, Barbara reunió las fuerzas que le quedaban después del disparo del Joker, y se forjó una nueva identidad con la que poder ayudar a los vigilantes, y salvar miles de vidas. Estaba orgulloso de ella, y me alegraba poder verla de nuevo sin líos ni historias de por medio. Admito que a veces echo de menos su traje de Batgirl, pero esta versión de ella todavía me gusta más. —¿Café?— pregunté a su lado, dejándole la taza del Starbucks de la esquina encima de la mesa. Estaba bien cargado de cafeína, como a ella le gustaba. Y es que los dos dependíamos mucho de esa droga comercial. —¿Cómo vas?Como siempre y para variar, Oráculo estaba ensimismada mirando a las pantallas de su ordenador, y tecleando como si no hubiera mañana. Ya se había acostumbrado a mis sustos, y apariciones sin avisar, así que cerré la ventana y me quedé de pie, esperando. —¿Has encontrado algo sobre el paradero de Bruce? ¿Y sobre Damian? Yo también he estado buscando usando mis contactos, pero no he encontrado nada de nada… esperaba a que tú tuvieras más suerte...— le di un sorbo a mi café, y me acerqué a la pelirroja hasta quedar detrás de su cómoda silla, y asomé la cabeza por encima de su hombro con aire divertido. —Tenía ganas de verte… te echaba de menos...— susurré con dulzura, cerca de su oído. Y entonces, una voz conocida se escuchó por el altavoz del monitor de Babs. —¿Steph?— parpadeé dos veces, y la pelirroja dejó lo que estaba haciendo a un lado, y ajustó la frecuencia de radio para escuchar mejor a la rubita. Aquello me sorprendió bastante; Spoiler estaba usando un canal de comunicación que la Batfamilia no usaba desde hacía siglos… de hecho… desde que el primer Batman había desaparecido en la Colisión. ¿Cómo era posible aquello? —Voy a subir a la azotea a comprobar si es ella y si está bien. Te mantendré informada, aunque imagino que no lo vas a necesitar...— le dije a Oráculo, y es que estaba seguro de que tenía cámaras de vigilancia por toda la Torre del Reloj. Definitivamente, la encapuchada estaba agachada en el tejado temblando de frío, con la mirada perdida y susurrando entrecortadamente por el comunicador de la Batfamilia. —¡Spoiler!— la alerté desde lejos, para que no se asustara al verme llegar. —¿Estás bien?—me agaché a su lado y la rodeé con los brazos con el fin de reconfortarla en un estrecho abrazo. —Barbara está abajo conmigo… ¿Por qué no vamos al piso, te tomas algo calentito y nos cuentas qué ha pasado?_________________ | |
| | | Mar'i Grayson
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Mensajes : 26 Fecha de inscripción : 25/01/2017
| Tema: Re: Blanco y en botella? Es un gofre! No? Jo. [Batfamilia] 20th Febrero 2018, 16:00 | |
| Aún a riesgo de citar una muy trillada película de Disney, a Mar’i el frío nunca la molestaba. Quizá fuese porque su temperatura corporal era más alta que la de los humanos, de hecho, probablemente fuese eso. Sentada en la azotea de aquel edificio, en pantalones cortos, ni siquiera se estremecía.
Aquella noche patrullaba una de las zonas que estaban bajo la vigilancia de Jason, que había tenido un trabajo aquel día. Sin embargo, no había podido resistirse a mandarle un mensaje y preguntarle si quería acercarse a donde estaba, ya no sólo para no estar tan sola, que también, sino para asegurarse de que se encontraba bien y no le había pasado nada grave. A pesar de que poco a poco iba sintiéndose con más confianza en aquel universo alejado de la mano de X’hal en el que nada era lo que parecía, y que en muchos aspectos era capaz de apañárselas sola en las calles de Gotham, Jason seguía siendo la única persona que la reconocía, que de verdad sabía quién era ella. Aunque no fuese el mismo Jason de su universo, ni ella, claramente, la misma del de él. Pero seguía siendo lo más parecido que tenía a una familia en un lugar en el que ni siquiera su padre sabía quién era.
Balanceando las piernas, una mala costumbre que mantenía desde que era pequeña, observó con atención las calles iluminadas que había bajo sus pies en busca de algo que requiriese de su intervención. Uno nunca tenía suficientes ojos en aquella ciudad. Pero lo que Mar’i no tenía, por desgracia para ella, eran ojos en la nuca, y cuando vio una bolsa flotando frente a su cara dio tal respingo que su trasero quedó flotando sobre el bordillo en el que había estado sentada hasta ese momento. Eso sí, por suerte, logró atrapar la bolsa.
-Fácil decirlo, ¡vaya susto me has dado! -dijo, aunque al ver que se trataba de Jason una sonrisa adornó su rostro, y le dio un abrazo antes de abrir rápidamente uno de los sándwiches y darle un gran bocado.
Y entonces escuchó la voz.
Jason y ella se miraron confundidos al oírlo, pero claramente era la voz de Spoiler… aunque Mar’i no sabía de dónde venía. Jason parecía alarmado, y no parecía que fuese sólo por el hecho de que Stephanie estuviese pidiendo ayuda. Algo iba muy mal. Y en cuanto le escuchó decirle a Spoiler que mandase ubicación e irían al momento, la chica se levantó, dejando olvidada la comida en un rincón. Había que darse prisa. | |
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