Un día en sus vidas (Savage) [06/01/2019]

Llevaba un mes viviendo en Gotham y había tenido ocasión de hablar de muchas cosas con Andy. Entre otras, el muchacho le había comentado que sería conveniente que saliera a pasear por la ciudad y la conociera mejor, ya que iba a vivir allí por algún tiempo, y es que en el mes que llevaba en su casa Raven apenas había abandonado el modesto hogar más que para sus visitas ocasionales a Azarath.

Andy se encontraba allí ahora mismo, practicando las enseñanzas de los monjes, pero no era el único que tenía cosas que aprender. Aquél sería el día que saldría de casa, decidió, y posiblemente visitar la universidad sería la mejor opción.

Cuando estaba en su universo acudía a la universidad de Manhattan, pero desde la Colisión no había vuelto a retomar sus estudios, y de los meses que había pasado allí recordaba que se trataba de un magnífico lugar de aprendizaje, todo un templo a la sabiduría y la erudición, así que posiblemente la de Gotham también lo sería. Si pensaba vivir en aquella ciudad por algún tiempo, quizá no estaría de más informarse. Ella no tenía dinero, pero Dick se había ofrecido a pagarle los estudios tras su reencuentro en Omega. No había aceptado todavía porque le sabía mal aprovecharse así de sus amigos, pero era cierto que en sus circunstancias actuales no tenía ninguna forma de trabajar para ganar dinero, pues debía dedicarse casi por completo al estudio y la meditación para mantener su mitad demoníaca bajo control.

Su primer impulso fue explorar la universidad a distancia empleando su ser alma, pero se lo pensó mejor: toda la idea consistía en salir de casa, ¿verdad? Así que se puso un sari de color granate con una blusa salmón, se dejó el cabello suelto y salió a pasear por la ciudad.

A medida que caminaba por las oscuras y retorcidas avenidas, Raven se daba cuenta de lo poco que sabía de aquella ciudad en la que había decidido vivir. Se había volcado tanto en Andrew y en su aprendizaje que había tardado en darse cuenta de que la opresiva y asfixiante sensación que la asaltaba a veces procedía de la propia urbe. Aquella ciudad estaba repleta de malas emociones y sentimientos negativos; rezumaban de cada ladrillo y cada loseta del suelo a un nivel que era prácticamente enfermizo. Aquella ciudad le era extraña, y de repente ya no estaba tan segura de que quisiera realmente mudarse allí por un tiempo prolongado. Si el entrenamiento con Andrew se alargaba, quizá debería pedirle que se trasladara con ella a Happy Harbor. Después de todo, no creía que a su madre fuera a importarle, y quizás podría convencer a Richard para que le dejara vivir en la base...

Pero, por el momento, necesitaba aprender, así que se dirigió con paso resuelto hacia el imponente edificio de estilo victoriano que se recortaba en el horizonte. Era increíble; era por la tarde y sin embargo el cielo estaba tan oscurecido por las nubes de contaminación que casi parecía de noche, como casi siempre en Gotham. De hecho el edificio tenía las luces encendidas.


La émpata subió las escaleras de la entrada principal y se dirigió a la zona de información, donde había una serie de folletos y anuncios colgados en los tablones. Cogió un folleto explicativo y lo leyó; al parecer se trataba de una de las universidades más antiguas y prestigiosas de América, y según decía la propaganda había dado lugar a algunas de las mentes más prestigiosas de la nación. Había sido fundada en 1898 y estaba considerada todo un referente en educación académica. Al parecer disponía de su propio banco y hasta de un museo.

- Hum... disculpe -le dijo a un muchacho moreno que pasaba por allí señalándole el folleto-. ¿Podría decirme por dónde quedan la biblioteca y el museo?

Ardía en deseos de comprobar si era verdad lo que decía la propaganda.

- Oh, ¿un tour? Gracias, pero...

Antes de que Raven pudiera decir que le extrañaba que le hubieran asignado un guía dado que no había informado a nadie de su llegada, el chico ya se había puesto en marcha para enseñarle la universidad, así que ella le siguió. Quién sabía, quizá tenían gente preparada para cuando alguien llegaba queriendo conocer las instalaciones. Era poco probable, pero Raven sabía tan poco de las costumbres de la tierra que en éstos casos ya optaba por callarse, porque además era extremadamente tímida y no quería ponerse en ridículo evidenciando su ignorancia.

- ¿Hincar los codos? -inquirió, mientras admiraba la biblioteca con absoluta fascinación-. ¿Se trata de una metáfora para definir el acto de estudiar?

Pero entonces se giró hacia Shawn, pues el muchacho acababa de superar en interés el atractivo de la biblioteca.

- Te sientes avergonzado -evidenció. Podía notar que era tan tímido como ella, y que encontrarse en aquella situación le suponía un nivel de incomodidad parecido al suyo-. No lo estés, no tienes por qué. No tengo un nombre, al menos no en el sentido tradicional que le dais los terrícolas, pero en Azarath me pusieron Raven al nacer. Puedes llamarme así.

Sólo como un recordatorio de lo que ella era, pues el cuervo se había asociado desde siempre con el mal, la oscuridad y el diablo. De esa manera todos quedarían siempre advertidos de cuál era su ascendencia. No era raro, considerando que los monjes habían intentado matarla al nacer y que siempre le habían tenido miedo por ser la hija de Trigón, pero aunque era escaso el conocimiento que Raven tenía de las costumbres de la Tierra, la azariana sabía que los padres no ponían nombres a sus hijos como advertencia.

- Hay algo raro en ti... -musitó mirándole fijamente, con profundo interés, pues la turbación del muchacho no era lo único que había sido capaz de percibir-. Noto... ¿dos almas?

Después de todo, el arte de la mentira, el subterfugio o el disimulo eran otra costumbre de la Tierra que la azariana nunca había llegado a aprender. Para bien o para mal, ella siempre decía la verdad de una manera directa y concisa, sin tener en cuenta cómo podrían reaccionar los demás.

Sintió el repentino brote de violencia como si fuera el estallido de un volcán en una isla desierta, pero no era igual en las dos almas. Una era impetuosa, salvaje, llena de ira, pero la otra, aunque influida por la primera, era más noble y se notaba que intentaba controlar a la otra. A Raven le recordó su propia naturaleza dual, sólo que aquél muchacho parecía tener muchos más problemas para mantenerla bajo control.

Fiel a su concienzudo entrenamiento, apenas varió el gesto ante el brusco agarre del joven más que para esbozar una mínima y leve mueca de dolor. Cuando él la empujó contra la pared, se limitó a mirarle con sus enormes ojos grises muy abiertos, sin mostrar el menor amago de miedo, ira o indignación ante el trato. Simplemente se quedó allí, mirándole con una expresión de pura dulzura y bondad, como un ciervo que no es consciente del acecho del depredador.

- Por favor, suéltame -pidió en el mismo tono suave que había mantenido durante toda la conversación, sin alzar el tono de voz-. Me haces daño. No, ya veo que no lo harás -comprendió tras comprobar que las emociones de Shawn seguían en el mismo estado de agitación y tensión-. Entonces no me dejas otra opción...

La muchacha, de apariencia delicada y frágil, elevó la mano que tenía libre y rozó con la punta de sus dedos la frente de Shawn. De inmediato éste sintió cómo todas sus emociones negativas de ira, miedo, preocupación, temor, indignación, recelo, etc, desaparecían de un plumazo, como si las hubieran apartado de un manotazo, dejando en su lugar una aplastante sensación de placidez y calma. Un estado de extrema relajación se extendió por todo su cuerpo, sólo similar al que se experimenta cuando te han inyectado alguna clase de anestesia en el hospital. La mano que sujetaba a la mujer cayó por su propio peso y Shawn se encontró mirándola completamente inmóvil e incapaz de actuar o moverse.

- Tranquilo, no te preocupes -le tranquilizó ella, aunque Shawn estaba lejos de sentir cualquier tipo de preocupación en aquél instante-. Tan sólo he calmado tu violencia interior, estarás bien.

Aprovechando que se encontraban en un rincón alejado y solitario de la biblioteca, en una esquina cubierta de sombras, la hechicera hizo que ambos se desvanecieran en una mística nube de humo negro y azufre para reaparecer en un tranquilo y bucólico rincón apartado de lo que el estudiante reconoció como el parque Robinson. Aquél era el parque más grande de Gotham, y Raven había escogido una de las zonas más aisladas, por lo que era poco probable que fueran a tener compañía. Estaban completamente solos.


- Antes que nada, te pido disculpas -dijo la mujer-. Ya debería estar acostumbrada al tema de las identidades secretas, pero nunca antes me había encontrado con alguien que, al igual que yo, tuviera dos almas, y no se me ocurrió asociar. Lo lamento. La respuesta a tu pregunta es simple: soy una émpata y puedo percibir las almas. Sé que dentro de tu cuerpo hay dos, y sé que una de ellas, la que en éste momento luchas por contener, es más agresiva que la otra. Yo he tenido que vivir durante toda mi vida con el mismo problema. Si lo deseas y quieres, podría tratar de ayudarte.

¿Podía ser posible tanta casualidad? Ahora Raven empezaba a pensar que era el destino el que la había llevado hasta Gotham. Quizá no debería plantearse la posibilidad de marcharse. Había tantas almas doliente allí, tanta gente necesitada de ayuda, necesitada... de ella.

Como Andy. Como Shawn.

El dolor y el sufrimiento la llamaban, y ella no podía negarse a acudir porque estaba en su naturaleza.

- Yo te comprendo, Shawn, pues he tenido que lidiar con esa maldición toda mi vida -asintió a las palabras del chico-. Mi padre es un demonio, uno de los más poderosos, pero mi madre era humana, así que me veo obligada a tener que contener y reprimir continuamente mi mitad demoníaca, pues, si no lo hiciera, liberaría sobre el mundo una maldad mucho mayor que la que percibo en ese ser que te acompaña. Así que, sí, te ayudaré. Respecto al cómo... ven, siéntate frente a mí.

La joven se sentó frente a Shawn adoptando la posición de loto, con la espalda completamente recta, la pierna derecha sobre la izquierda y los pies encima del muslo contrario. Las manos caían relajadas sobre el regazo, con los pulgares rozándose levemente.

- Relájate... Concéntrate en tu propia respiración, en la sensación que produce el aire al entrar y salir de tu cuerpo, y mantén tu atención en esa sensación durante un minuto, sin pensar en nada más. No te preocupes si no lo consigues a la primera, es normal.

>>Seguramente el alien tratará de interrumpirte, de invadir tus pensamientos. Trata de darte cuenta cuando eso suceda y preocúpate por separar tus pensamientos de los suyos, de redirigir la deriva mental. Es muy posible que las primeras veces ni te des cuenta, y que interiorices pensamientos suyos como si fueran tuyos. Una vez más, no te preocupes; es normal. Con el tiempo tu voluntad se irá haciendo cada vez más firme. Pase lo que pase, ocurra lo que ocurra, debes tener clara una cosa: tú no eres él, así que debes crear una distancia entre los dos. Cuando lo consigas lograrás una mayor libertad e independencia.

>>Vamos, inspira... espira. Cierra los ojos, sigue mi voz. La primera vez es muy raro que puedas alcanzar el estado de sueño profundo consciente al que necesito que llegues, pues emociones tales como la rabia o la inquietud lo imposibilitan. Deja, pues, que te guíe -la muchacha extendió la mano y rozó la mejilla izquierda de Shawn-. Ahora, abre los ojos.

Cuando el joven hizo lo que le decían se quedó de piedra, pues ya no se encontraba en el parque Robinson, sino en una bellísima cueva repleta de vegetación y césped. Frente a él, una densa catarata caía como un velo ocultando la boca de la cueva y llenando lo que parecía ser un estanque natural.


- La cueva es tu conciencia, Shawn. Eres tú. La catarata es el alien, cayendo con estruendo dentro de ti, invadiéndote -la émpata ya no estaba en su campo de visión, pero su voz seguía sonando dentro de su cabeza-. Necesito que quedes sentado detrás del torrente de agua y lo observes caer, pero sin acercarte, pues de lo contrario la corriente te arrastraría. No intentes no escucharle, pues sería inútil, ya que él está ahí y no va a marcharse porque dejes de prestarle atención. No, ésto no es una batalla. Aquello contra lo que te resistes, persiste -dijo, citando a Carl Jung-. Por el contrario, debes aceptarlo, aprender a vivir con él, pero sin dejarte arrastrar por la corriente, ¿lo entiendes?

Se puso rígida ante el abrazo. Todo su afán era mantener siempre la mayor distancia posible con respecto a los demás para evitar el surgimiento de posibles emociones potencialmente incómodas. Normalmente su actitud fría y distante bastaba para mantener alejada a la gente, pero Shawn debía de estar bastante agradecido, y por supuesto lo entendía...

- De nada -musitó, algo azorada mientras le apartaba suavemente de sí-. Es lo menos que podía hacer... Permíteme un consejo para ayudarte las próximas veces cuando lo hagas solo: procura mantener siempre tu conciencia alerta y presente, para percibir cualquier sensación que entre por cada uno de tus sentidos así como los pensamientos y sensaciones que provengan del alien, pero tratas de hacerlo de una manera objetiva y neutral, sin enfadarte ni perder la calma.

La mujer alzó la mirada hacia una pareja de estorninos que emitían sonidos de lo más peculiares desde lo alto de un árbol, aunque bastante poco musicales.

- El canto de los pájaros no es ni bonito ni feo, ni molesto ni agradable, simplemente es, y tú lo percibes como tal. Eres conciencia y nada más. Si te acostumbras a realizar éste simple ejercicio de objetividad te resultará más sencillo aprender a no dejarte influenciar por las cosas que te diga o te sugiera el alien.

>>Después, cuando hayas aprendido a concentrarte sobre cosas simples y desprovistas de emoción, como la llama de una vela o tu respiración, trata de hacer lo mismo con algo más complejo -se llevó ambas manos al corazón en un gesto simbólico-: Los sentimientos. Trata de visualizar imágenes o recuerdos hermosos, como... abrazar o besar a un ser querido, como un amigo íntimo o un miembro de tu familia -guardó silencio un momento pensando en su madre, que se había sacrificado por ella, por el mundo. La echaba de menos...-. Evocar sentimientos que son fuente de felicidad, amor, compasión o bondad puede ayudarte también a combatir la ira y aplacar el odio. También pueden servirte frases cortas que tengan algún significado especial repetidas una y otra vez. Los mantras no son más que eso.

Como el que ella usaba: "Azarath Metrion Zinthos". Le recordaba a su hogar, al igual que la esencia de jazmín que usaba siempre para meditar, y tales recuerdos evocaban en ella, por asociación, la misma paz y tranquilidad que había tenido siempre cuando estudiaba en el Templo.

- De todas formas supongo que nos seguiremos viendo por la universidad, y te podré seguir ayudando. Las clases no empiezan hasta septiembre, pero había pensado en asistir como oyente hasta entonces. También necesitaría algo de ayuda... En mi dimensión de origen yo era estudiante de Filosofía en la universidad de Manhattan, pero ahora ni siquiera sé si mis estudios previos constarán en este nuevo universo, si tendré que empezar de cero o si existe alguna forma de convalidarlos en ésta universidad. ¿Podrías ayudarme con el papeleo? -inquirió sentándose en el saliente de la fuente-. No soy de aquí, y aunque llevo ya un año en la Tierra, todavía me pierdo mucho con ésta clase de cosas.

Richard había prometido que la ayudaría, pero Richard estaba en Blüdhaven y además no le había hecho gracia que se fuera a vivir con Andy, así que prefería no tener que molestarle para algo como aquello.

- Estupendo. Ésta es mi dirección actual -tan confiada e ignorante del engaño y la maldad humana como siempre, Raven tomó una hoja del cuaderno había llevado consigo para tomar notas durante su visita a la universidad y escribió en ella la dirección de la madre de Andy-. Es la casa donde vivo con mi discípulo, Andrew. Le enseño autocontrol y meditación. Puedes ir a verme siempre que gustes o necesites ayuda o consejo. Estaría bien que Andrew y tú os conociérais, aunque ahora él está pasando un tiempo fuera, así que podríamos entrenar juntos. Seguro que será más tranquilo que la universidad.

Se puso de pie, abrazando el cuaderno contra su pecho.

- En cualquier caso ha sido un placer conocerte, Shawn, y como mínimo nos veremos en la universidad. ¿Quedamos el lunes para ir viendo el tema de las convalidaciones?

Tras acordar una fecha, la émpata ofreció a Shawn llevarle de vuelta a la universidad. Habían quedado para el siguiente lunes, pero no sería la última vez que los dos jóvenes se vieran, y poco a poco fueron constuyendo una peculiar amistad que poco imaginaban que habría de verse puesta a prueba de manera intensa y dramática no mucho tiempo después...